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La aplicación de la sociología
Para intentar comprender el comportamiento social, los sociólogos utilizan un tipo
de pensamiento creativo poco usual. Un destacado sociólogo, C. Wright Mills, describió
ese pensamiento como la imaginación sociológica: una conciencia de la relación entre un
individuo y la sociedad. Esa conciencia nos permite a todos (no sólo a los sociólogos)
comprender las conexiones entre nuestros escenarios sociales y personales inmediatos
y el mundo remoto e impersonal que nos rodea y contribuye a determinar nuestra
identidad.
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Lo que distingue a la Sociología, como el estudio del comportamiento de los seres
humanos en sociedad, de las demás Ciencias Sociales de las que podría decirse que
hacen lo mismo (economía, historia, ciencia política, psicología social, antropología), es
que dicha ciencia “trata de desarrollar una teoría analítica de los sistemas de acción social
en la medida en que estos sistemas pueden ser comprendidos de acuerdo con su
propiedad de integrarse alrededor de valores comunes” (Chinoy, 2008). Por otra parte, la
actividad propia del sociólogo requiere dar rienda suelta a la imaginación sociológica,
esto es, “que seamos capaces de ‘pensar distanciándonos’ de las rutinas familiares de
nuestras vidas cotidianas para poder verlas como si fueran algo nuevo” (Giddens, 2010).
Es decir, hacerse consciente y luego distanciarse del sentido común incorporado en el
investigador como miembro integrante también de una sociedad dada para liberar, en la
medida posible, su entendimiento de los prejuicios sociales internalizados, con miras a
acceder a los múltiples significados que una acción social, a primera vista simple y poco
interesante, puede asumir. Desde una perspectiva que reconoce tanto la influencia de los
condicionamientos contextuales sobre la conducta del hombre, como la propia voluntad
y capacidad de acción de este último, la Sociología se aviene asimismo a evaluar “lo que
la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos” (ídem), y también
de la sociedad. Es decir, observa los comportamientos que se han hecho rutinarios y, por
Introducción a la Sociología tanto, estructurados de los individuos viviendo en sociedad,
los que, a modo de instituciones y reglas (estructuras) tanto habilitan y estimulan ciertas
conductas como desalientan y reprimen ciertas otras. Pero, asimismo, toma en cuenta el
modo en que los propios agentes pueden a su vez modificar en cierta medida tales
estructuras, instituciones, rutinas, usos y costumbres.
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El arquitecto sería el que anticipa el sentido mismo de lo social puesto que para el
que se dedica a bosquejar y ejecutar construcciones edilicias, cualquiera sea su
característica, no deja de ser un visionario social. “No es fácil pensar la arquitectura en
las ciudades sin tener algún tipo de pensamiento levemente profético”, asegura
González. También comenta que en lo simbólico impregna las calles y las construcciones
urbanas, a tal punto que cualquier incidente, transformación y hasta, incluso, tragedia,
están marcados por las líneas arquitectónicas de una ciudad. (Unidiversidad, 2016)
Sin embargo Montigny (1992) insiste en que con Simmel estamos en presencia de
una verdadera sociología urbana en la medida en que se trata de lograr la comprensión
de un segmento de la vida social: la que se lleva a cabo en las grandes ciudades. Simmel
no se conformó con considerar que la sociología de la ciudad es una contribución a la
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edificación de una sociología general (como lo pensaba Durkheim), sino que se trata de
una rama especializada de la disciplina. También así pensaba Halbwachs. Para él, el
fenómeno de urbanización era tan importante, extendido y presente que resultaba posible
considerar la sociología urbana como un campo de pleno derecho. Más tarde Raymond
Ledrut contribuyó en forma también notable a enriquecer los estudios sobre la ciudad. Su
reflexión sobre el espacio social considerado como organización es uno de los elementos
más importantes de su obra. Percibe el barrio no como una unidad administrativa sino
como una realidad en el corazón de los procesos de estructuración y desestructuración
sociológicos. La diferenciación en el espacio social urbano la hacen efectivamente los
barrios, los vecindarios delimitados cotidianamente, dice Ledrut. La aportación del
sociólogo es el análisis de la ciudad como espacio, pero también y sobre todo como una
agrupación de poblaciones y símbolos; la sociología urbana es el estudio de un conjunto
integrado donde viven ciudadanos.
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En qué consiste el proyecto urbano
El proyecto urbano llega a un nivel mucho más específico y preciso que el que puede
tener un plan general, nivel que no se consigue con normativas cuantitativas que no
consideran detalladamente la forma, es decir, que se consigue sin llevar a cabo el
ejercicio de proyectar. Es inconveniente pasar del plan general [como el Plan de
Ordenamiento Territorial en el contexto colombiano] a los proyectos de edificación, o al
diseño del espacio público, sin dar el paso intermedio, aquel en el que se estudien la
forma y los contenidos de unas áreas de menor tamaño, cuya identidad las convierta en
unas áreas específicas. (Bohigas, 2004)
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Bibliografía
Giddens, A. (2009). Sociología. Madrid: Alianza editorial.
Lamy, B. (Enero de 2006). Estudios demográficos y urbanos. Obtenido de Sociología urbana o sociología
de lo urbano: https://www.redalyc.org/pdf/312/31200108.pdf
Lupiáñez, R. P. (2004). El proyecto arquitectónico. El rigor científico como instrumento poético . Obtenido
de Tesis Doctoral Vol. 1: http://oa.upm.es/1789/1/RAFAEL_PINA_LUPIANEZ.pdf
Chinoy, Ely, Introducción a la Sociología. Conceptos básicos y aplicaciones, Buenos Aires, Paidós, 2008.
Cortés, F. (2002). Tendencias del Nuevo Urbanismo Europeo. Escala, No. 191/192, Año 40, p. 5-10.