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Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Arte Arquitectura y


Diseño
Principios Sociológicos para el Proyecto Arquitectónico y Urbano
Profesor Norberto Ledesma Maldonado
Nombre: Pulido Tobias Carolina
Tarea #1
1. Conceptos
La sociología: es el estudio de la vida social humana, de sus grupos y sociedades.
Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro propio
comportamiento como seres sociales. El ámbito de la sociología es extremadamente
amplio, y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle
hasta la investigación de las relaciones internacionales y las formas globales de
terrorismo. (Giddens, 2009)

La aplicación de la sociología
Para intentar comprender el comportamiento social, los sociólogos utilizan un tipo
de pensamiento creativo poco usual. Un destacado sociólogo, C. Wright Mills, describió
ese pensamiento como la imaginación sociológica: una conciencia de la relación entre un
individuo y la sociedad. Esa conciencia nos permite a todos (no sólo a los sociólogos)
comprender las conexiones entre nuestros escenarios sociales y personales inmediatos
y el mundo remoto e impersonal que nos rodea y contribuye a determinar nuestra
identidad.

La Sociología nos invita a plantearnos interrogantes sobre cuestiones de nuestra


vida cotidiana pero desde un punto de vista diferente y más abarcador: por qué somos
como somos y actuamos como lo hacemos. Como se ha visto en el anterior capítulo, “nos
enseña que lo que consideramos natural, inevitable, bueno o verdadero puede no ser así,
y que lo ‘normal’ de nuestras vidas está enormemente influido por fuerzas históricas y
sociales” (Ídem).

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Lo que distingue a la Sociología, como el estudio del comportamiento de los seres
humanos en sociedad, de las demás Ciencias Sociales de las que podría decirse que
hacen lo mismo (economía, historia, ciencia política, psicología social, antropología), es
que dicha ciencia “trata de desarrollar una teoría analítica de los sistemas de acción social
en la medida en que estos sistemas pueden ser comprendidos de acuerdo con su
propiedad de integrarse alrededor de valores comunes” (Chinoy, 2008). Por otra parte, la
actividad propia del sociólogo requiere dar rienda suelta a la imaginación sociológica,
esto es, “que seamos capaces de ‘pensar distanciándonos’ de las rutinas familiares de
nuestras vidas cotidianas para poder verlas como si fueran algo nuevo” (Giddens, 2010).
Es decir, hacerse consciente y luego distanciarse del sentido común incorporado en el
investigador como miembro integrante también de una sociedad dada para liberar, en la
medida posible, su entendimiento de los prejuicios sociales internalizados, con miras a
acceder a los múltiples significados que una acción social, a primera vista simple y poco
interesante, puede asumir. Desde una perspectiva que reconoce tanto la influencia de los
condicionamientos contextuales sobre la conducta del hombre, como la propia voluntad
y capacidad de acción de este último, la Sociología se aviene asimismo a evaluar “lo que
la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos” (ídem), y también
de la sociedad. Es decir, observa los comportamientos que se han hecho rutinarios y, por
Introducción a la Sociología tanto, estructurados de los individuos viviendo en sociedad,
los que, a modo de instituciones y reglas (estructuras) tanto habilitan y estimulan ciertas
conductas como desalientan y reprimen ciertas otras. Pero, asimismo, toma en cuenta el
modo en que los propios agentes pueden a su vez modificar en cierta medida tales
estructuras, instituciones, rutinas, usos y costumbres.

La aplicación de la sociología en la arquitectura


El sociólogo Horacio González opina que “la arquitectura es un sistema de
conocimiento basado en la existencia de ciudades”, en una de sus conferencias aseguró
que "el pensamiento abstracto supone la probabilidad de que ocurra un hecho inesperado
común en una ciudad”. Esto, haciendo alusión a las características propias de una ciudad
cosmopolita y de la influencia directa que tiene la arquitectura en la ideología y conductas
de sus habitantes.

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El arquitecto sería el que anticipa el sentido mismo de lo social puesto que para el
que se dedica a bosquejar y ejecutar construcciones edilicias, cualquiera sea su
característica, no deja de ser un visionario social. “No es fácil pensar la arquitectura en
las ciudades sin tener algún tipo de pensamiento levemente profético”, asegura
González. También comenta que en lo simbólico impregna las calles y las construcciones
urbanas, a tal punto que cualquier incidente, transformación y hasta, incluso, tragedia,
están marcados por las líneas arquitectónicas de una ciudad. (Unidiversidad, 2016)

La aplicación de la sociología en el urbanismo


Varios autores han ofrecido recientemente buenas síntesis de las primeras
aportaciones al estudio de la ciudad desde una perspectiva social.

Los historiadores actuales de la sociología urbana reconocen como iniciador de esta


especialidad a Georg Simmel (1858-1918). Según él, la ciudad tiende a sustituir las
formas tradicionales y cohesivas de la sociedad por un mundo anónimo, complejo y de
distancia entre individuos.

Para otros autores es Maurice Halbwachs (1877-1945) el sociólogo que introduce


en las ciencias sociales el estudio de las ciudades (en 1909). El tema de su trabajo es un
problema de morfología urbana: los cambios de forma de una gran ciudad. Estudió las
expropiaciones, puesto que dan, según él, el sentido verdadero del movimiento social
que expresan, ya que enseñan la adaptación a la presión que ejercen las necesidades
de la población sobre los propietarios. En su opinión las transformaciones de la ciudad
no resultan sólo de los mecanismos económicos, ni de las decisiones individuales, ni
tampoco de razones políticas, sino de las tendencias sociales y de las necesidades
colectivas, consecuencias de los cambios demográficos. También Halbwachs abordó la
memoria colectiva en relación con el espacio. Según sus análisis, el lugar recibe la huella
del grupo y éste de aquél. La memoria reconstituye y adapta los eventos memorizados al
encontrar un contexto espacial, una imagen, un ambiente de esos momentos pasados.

Sin embargo Montigny (1992) insiste en que con Simmel estamos en presencia de
una verdadera sociología urbana en la medida en que se trata de lograr la comprensión
de un segmento de la vida social: la que se lleva a cabo en las grandes ciudades. Simmel
no se conformó con considerar que la sociología de la ciudad es una contribución a la
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edificación de una sociología general (como lo pensaba Durkheim), sino que se trata de
una rama especializada de la disciplina. También así pensaba Halbwachs. Para él, el
fenómeno de urbanización era tan importante, extendido y presente que resultaba posible
considerar la sociología urbana como un campo de pleno derecho. Más tarde Raymond
Ledrut contribuyó en forma también notable a enriquecer los estudios sobre la ciudad. Su
reflexión sobre el espacio social considerado como organización es uno de los elementos
más importantes de su obra. Percibe el barrio no como una unidad administrativa sino
como una realidad en el corazón de los procesos de estructuración y desestructuración
sociológicos. La diferenciación en el espacio social urbano la hacen efectivamente los
barrios, los vecindarios delimitados cotidianamente, dice Ledrut. La aportación del
sociólogo es el análisis de la ciudad como espacio, pero también y sobre todo como una
agrupación de poblaciones y símbolos; la sociología urbana es el estudio de un conjunto
integrado donde viven ciudadanos.

En qué consiste el proyecto arquitectónico

De acuerdo con la cuarta acepción, el proyecto es un objeto en el que se concentra


una información múltiple y diversa cuya finalidad consiste en determinar la configuración
de un artefacto arquitectónico. No obstante, debe advertirse la importancia que la acción
tiene en las definiciones que se refieren. El proyecto es algo que “se forma para” o “se
hace para”, es decir, acción y fin forman un binomio interno e inherente a la propia idea
de proyecto. Con esta observación se quiere señalar que la idea de proyecto lleva
implícita también la acción de proyectar. En cierto modo, el proyecto es en sí una
actividad, que comprende una doble naturaleza teórica y práctica, es decir, el proyecto
constituye una praxis, entendida como conjunción de actividades cognoscitivas y
actividades productivas con un fin único basado en la voluntad de transformación de la
realidad. La palabra latina de la que procede –proiectus- significa extensión, que es la
acción y el efecto de extender o extenderse, lo que vendría a apoyar la idea del proyecto
como actividad, por otra parte recogida en el verbo proyectar. Esa actividad, la de
proyectar, abarca, como se ha dicho, un conjunto complejo de procesos intelectuales,
operaciones transformadoras y prácticas gráficas, escritas, etc., desarrolladas en un
curso temporal, que se engloban en lo que puede definirse como “proceso del proyecto”.

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En qué consiste el proyecto urbano

El concepto de proyecto urbano se refiere, principalmente, a una manera particular


de intervenir y gestionar la ciudad. Consiste en una forma de construir la ciudad de
manera más operativa que normativa y se plantea una posición alternativa al urbanismo
tradicional, cuya naturaleza normativa basada en la zonificación, ha dominado las
maneras de planificar el territorio.

Este tipo de intervención urbana, “[…] se fundamenta en la definición de un proyecto,


estableciendo claramente las características y condiciones del espacio público, la
configuración del paisaje, la definición del espacio urbano y la localización precisa de las
actividades, del plan de masas con su predominancia en el manejo del vacío, entendido
éste no como espacio residual sino como elemento estructural de la ciudad.” (Cortés,
2002)

El proyecto urbano llega a un nivel mucho más específico y preciso que el que puede
tener un plan general, nivel que no se consigue con normativas cuantitativas que no
consideran detalladamente la forma, es decir, que se consigue sin llevar a cabo el
ejercicio de proyectar. Es inconveniente pasar del plan general [como el Plan de
Ordenamiento Territorial en el contexto colombiano] a los proyectos de edificación, o al
diseño del espacio público, sin dar el paso intermedio, aquel en el que se estudien la
forma y los contenidos de unas áreas de menor tamaño, cuya identidad las convierta en
unas áreas específicas. (Bohigas, 2004)

Concluyendo, el proyecto urbano no es un plan urbanístico, ni es un proyecto


arquitectónico; puede decirse que es un intermedio en el que se define la forma y el
contenido de un fragmento de ciudad, en lo que se refiere a su espacio público, sus
características funcionales y simbólicas, y arquitectura. En el proyecto urbano se
especifican formas esenciales con la debida flexibilidad normativa; en términos precisos,
la idea es que a partir de él se pueda iniciar una sucesión de proyectos hasta su completa
ejecución. “[…]. El Proyecto Urbano impone una predisposición morfológica y funcional
decisiva, pero, al mismo tiempo deja una puerta abierta a los proyectos sucesivos y
sobrepuestos”. (Bohigas, 2004)

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Bibliografía
Giddens, A. (2009). Sociología. Madrid: Alianza editorial.

Lamy, B. (Enero de 2006). Estudios demográficos y urbanos. Obtenido de Sociología urbana o sociología
de lo urbano: https://www.redalyc.org/pdf/312/31200108.pdf

Lupiáñez, R. P. (2004). El proyecto arquitectónico. El rigor científico como instrumento poético . Obtenido
de Tesis Doctoral Vol. 1: http://oa.upm.es/1789/1/RAFAEL_PINA_LUPIANEZ.pdf

Unidiversidad. (Octubre de 2016). La arquitectura con mirada sociológica. Obtenido de La arquitectura


con mirada sociológica: http://www.unidiversidad.com.ar/la-arquitectura-con-mirada-
sociologica-horacio-gonzalez

Chinoy, Ely, Introducción a la Sociología. Conceptos básicos y aplicaciones, Buenos Aires, Paidós, 2008.

Bohigas, O. (2003). Contra la incontinencia urbana: reconsideración moral de la arquitectura y la ciudad.


Barcelona: Electa.

Cortés, F. (2002). Tendencias del Nuevo Urbanismo Europeo. Escala, No. 191/192, Año 40, p. 5-10.

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