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Alfonsina Storni
Maryse Condé, escritora antillana, nos presenta en su novela La colonial del nuevo mundo
unos personajes increíbles en la medida en que se presentan como seres de otra época, por
fuera de los patrones y convenciones sociales que los rodean, los cuales, a su vez, se hallan
inmersos en una circunstancia que los mantiene una encrucijada que imposibilita la
realización de sus deseos. La indecisión de los personajes se aúna a la desesperanza. De la
novela de Conde en diálogo con los textos de Nelly Richard, Adrienne Rich y Bettina
Pacheco nos acercaremos a la escritura femenina como característica particular de la
literatura de mujeres.
El presente texto se realiza como un ejercicio de diálogo abierto entre las autoras Maryse
Condé, Nelly Richard, Bettina Pacheco y Rich. En el texto permitiremos la polifonía de
voces de estas autoras en relación a la escritura femenina. El interés por la temática surge
de la clase de Letras II en la Universidad de la Salle. Donde se aborda la temática de la
escritura femenina y su importancia en relación al canon tanto literario como el de la
universidad misma.
Escritura femenina:
Considerar la producción literaria y cultural de las mujeres en las últimas décadas como un
ejercicio de conocimiento y un ejercicio profesional puede desconocer en cierta medida las
luchas libradas por las mujeres para acceder y mejorar sus condiciones de vida, frente a una
sociedad que las relega y les sitúa un orden preestablecido. Tanto las concepciones
religiosas como el patriarcalismo fijan a las mujeres una imagen esencial de sí mismas. De
manera que es importante conocer y reconocer la escritura femenina como aporte a las
trasformaciones sociales y culturales relevantes de y en la actualidad. Richard (1994) sitúa
una diferencia y un vínculo entre la literatura de mujeres y la escritura femenina:
Por su parte Rich (1971) revela como un grupo de académicas feministas entre las que se
cuentan profesoras, escritoras editoras y publicistas han venido propiciando
subversivamente el redescubrimiento de trabajos de mujeres que habían sido escondidos o
enterrados, facilitando una nueva historia literaria como la crítica (p. 45).
En consonancia con Richard, Rich también plantea la importancia de los canones literarios,
en que el machismo se articula a través del lenguaje y nombra, y el feminismo articula tanto
a mujeres, mujeres negras, lesbianas y otras orientaciones en la idea de identidad sexual. De
manera que tanto en Richard como en Rich identificamos aquella necesidad de abordar la
escritura de mujeres, de releerlas y reencontrarlas en su diferencia genérico-sexual como en
su especificidad. Las mujeres han tenido que sostener luchas por lograr desarrollarse en la
sociedad. De manera que estas autoras proponen además del canon una función
trasformadora que se ejerce desde la escritura femenina en términos de reestructuración de
la identidad. Reconocerse mujer, escribir como mujer para mujeres, leerse mujer,
comprenderse y validarse como mujer es un ejercicio que permite reflexionarse desde la
literatura de mujeres.
En relacion con la novela de Maryse Condé (1995) podemos reconocer algunos personajes
y sus relaciones tanto con los otros hombres como con las mujeres, para ello analizaremos
algunos aspectos de la novela en que podamos pensar esa relación hombre-mujer y como se
articula la novela en relación a la reflexión que realizan tanto Rich como Richard en torno a
la escritura femenina.
Vemos como en la comunidad de haitianos las mujeres superan las restricciones sociales
sobre la vida sexual, se entregan en la comunidad del Saint-Amour principalmente al
hombre al que consideran su líder: Ramosé. Las mujeres siguen estando en posesión de los
hombres, la hostilidad entre Ramosé y Thoutmès se libra en torno al deseo de poder en las
decisiones del grupo y el poder sobre las mujeres. “Antes, no sin cierto desdén, le había
dejado las hazañas sexuales, envaneciéndose con su papel de padre espiritual de la pequeña
comunidad y de su poder sobre las dos mujeres.” (p. 126)
Si pensamos en el prototipo de mujer que describe Condé en relación a Tiyi una mujer
hermosa, de buena familia, pero de raza negra, hecho que le resta a su estima y le
imposibilita poder desarrollar su deseo de ser actriz. Tiyi así mismo, siendo la mujer de
Atón se obliga a ser un ejemplo moral, debe ser madre, mujer sumisa y fiel a su esposo.
Pero los rigores a que se somete la comunidad a las ideas religiosas de Aton, frustan a Tiyi,
quien no renuncia a su deseo sexual. De manera que sus aventuras sexuales con otros
hombres, se convierten a la larga, en cargas morales que ejercen un efecto de culpabilidad.
Se exige de la mujer una excelencia moral, un prototipo de virtud, una excelencia moral.
Tiyi reconoce sus amoríos e infidelidades. Ella vive su infidelidad con culpa, cree que la
muerte de su bebe es un signo de los pecados anteriores. Tiyi vive sus deseos sexuales con
culpa frente a una responsabilidad social que le exige amar a su esposo y serle fiel, que le
promueve como ejemplo moral de sus hijas y le exige perfección moral y virtud.
Las relaciones de los haitianos si bien superan algunos condicionantes culturales y sociales
en torno a la sexualidad, mantienen los patrones de dominio y poder de los hombres. La
relación de Ramosé y Thoutmès son hostiles por mantener el dominio del grupo, tomar las
decisiones y mantener el dominio de las mujeres en lo sexual.
¿Pero dónde comenzó todo?. Cada una de estas mujeres termina relacionada con la La
Colonia del nuevo mundo de un modo diferente y a la vez sin sentido. ¿No ha sido el
hastió el culpable?. Por lo menos cada una de ellas parece ceder sus decisiones y su destino
a las decisiones de un hombre. Su vida parece miserable y triste, de manera que prefieren
dejar su ser, someterse a las decisiones y determinaciones que toma un otro masculino. Pero
esta misma decisión no ha sido su peor carga. Rich (1971) en relación a la vida doméstica
de las mujeres cuestiona: “Pero el ser humano hembra, tratando de cumplir las funciones de
las hembras en forma tradicional esta en conflicto directo con las funciones subversivas de
la imaginación (p. 58)
No terminaron todos los personajes femeninos aceptando un rol predeterminado, una
exigencia sobre su cuerpo y su ser. No eran acaso madres, hijas, “mujeres de…”, no se les
media y exigía de otra manera a ellas. De acuerdo con Betina Pacheco (2006) relacionando
a uno de los personajes de Condé en la novela Barlovento, Razyé es un personaje de una
virilidad portentosa que ejerce una atracción masoquista en las mujeres, lo que, para Betina
Pacheco, puede leerse como crítica tacita a la sumisión de éstas. Rich (1971) cuestiona en
tono autobiográfico, también su sumisión y falta de amor propio, que le conlleva a un
sentimiento de culpa frente a las personas más cercanas y frente a su propio ser. Los
personajes principales hombres de La Colonia, no sobresalen por esta personalidad viril y,
sin embargo, las mujeres siguen siendo sumisas.
Tanto los personajes femeninos como los masculinos se ven envueltos en contradicciones e
imperfecciones. La indecisión de Aton y su obstinada idea del culto al Dios-sol, mantiene a
los personajes en una esfera de penuria y miseria que el mismo, aunque reconoce, no
remedia. Se ve en los personajes un desespero por las religiones de origen africano, como
por aquellos de influencia blanca. Tanta las tradiciones rituales africanas como el
cristianismo resultan falsos. Pero en su lugar surge la esperanza en nuevas comunidades
religiosas que se cree cambiarán el mundo. La desesperanza es mayor cuando la nueva
religión no cambia nada y trae peor miseria y hambre a quienes las practican. Hombres y
mujeres se someten a la religión y a sus contradicciones.
Finalmente, podemos concluir, como lo afirma Richard, que la literatura de mujeres articula
un canon a partir de la especificidad genérico sexual y, que es a partir de este canon, que se
puede realizar el ejercicio de búsqueda y caracterización de la escritura femenina como un
ejercicio que permite subvertir sentidos hegemónicos e imposiciones culturales, en un
movimiento de fuerzas masculinas-femeninas que articulan la subjetividad en torno a la
movilidad del signo.
BIBLIOGRAFIA
Richard N. (1994) ¿Tiene sexo la escritura? Debate feminista. Volumen (9). 127-139.