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CONTRATO POR
ADHESION
Ley No 19.496

Editorial Jurídica de Ghile

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Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reprodu-
cida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico,
químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocoPia, sin permiso previo del editor.
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@N4AURICIO TAPIA RODRIGUEZ


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JOSE MIGUEL VALDIVTA OLTVARES
O EDITORIALJURIDICA DE CHILE
Ahumada 131, 4s piso, Santiago
Registro de Propiedad Intelectual
Inscripción Ne 110.212, año 1999
Santiago - Chile

Se terminó de reimprimir esta primera edición


en el mes de noviembre de 2014

IMPRESORES: Dimacofi Negocios Avanzados S. A

IMPRESO EN CHILE,/ PRINTED IN CHILE

ISBN 95G10-137&9
ry. INTERPRETACION DEL CONTRATO
PORADHESION

A. REGIAS GENERALES DE INTERPRETACION


DEL CONTRATO POR ADHESION

32- concepto. En atención, por una parte, a que las reglas for-
males y el control material del contrato por uáh.sión hán sido
regulados débilmente por laLey, otorgando una precaria pro-
tección al bien jurídico que los justifica y, por otfa, a la pobre
jurisprudencia sobre los criterios de buena fe y abuso áe de-
recho, es natural que ésta sufra la tentación de intervenir el
contenido de este contrato con la excusa de interpretar su sen-
tido.
Por loables que parezcar. los motivos de esta intervención,
no son suficientes para violentar la naturaleza de la interpre-
tación, que ni siquiera bajo el pretexto de restablecer un equi-
librio razonable entre las prestaciones puede sustituir ,.1^
partes en el contrato. Esta conclusión, lejos de esconder un
apego irreflexivo a los conceptos, se funda en las incertidum-
bres que generaría un control encubierto clel contrato, por
la carencia de criterios uniformes y, por consiguiente, d.e^re-
visiones a la corrección del razonamiento de lcxjueces.
Por el contrario, la interpretación del contrato por adhe-
sión debe perseguir exclusivamente la determinación del al-
cance de las obligaciones de las partes, y por ello no difiere
de la interpretación del contrato libremeñre discutido, que,
de acuerdo a las reglas del derecho ciüI, debe indagar ta in-
tención de los contratantes o, como ha sostenido finamente

127
128 CON'I'I{A'I'O POI{ ADI{ESION

BET"I'I,reconstruir un acto de ra voluntad. por medio de la in_


r
versión de su proceso creador.s3T
Estas reglas del derecho ciül atienden preferentemente
¿ [¿
voluntad común de las-partes, que en el contrato por uah.rión,
según se expuso en el párrafo 9, puede inferirse de l¿rs cláu_
sulas de la esencia. sin embargo, esta rud"imen tariavoluntad
común, sumada a las expectativas del adherente, transforr¡¿ r1

a las reglas objetivas vincuradas a la naturaleza del contrato


en particularmente relevantes.
Por último, como también se expuso, la naturaleza del
contrato por adhesión hajustificado la aplicación de algunas
reglas particulares que se han mostrado apropiad^ pJru .,.
interpretación, como son la que ordena preferir el ientido
m:ís perjudicial para el redacror de la cHúsuh ambigu a y Ia
que dispone la prevalencia de la condición particula^otr"
la general.
ii

33- Naturaleza de las reglas aplicables al contrato por adhe-


sión. La atribución de distinta naturalezajurídica al contrato
por adhesión ha originado la discusión á....u. de las reglas
de interpretación que le serían aplicables. Desde luego,"no
es siquiera sostenible que deban interpretarse d.e forma simi-
lar a las normas emanadas del poder público.338 Del mismo
modo, la doctrina que asigna al contrato por adhesión una

337
En tmno a una teoría generar d,e ta intelnvtac,ión, Bogotá, Reüsta de
la uni-
versidad Exrernado de colombia, 1966, volumen vII, NE t,
iags. 93 y ss. BETTr
se refiere a la interpretación en otros estudios. sin duda.i;á;
impártante de
éstos es la Tbmia generale della interlretaziane, Mllán,Istituto di Teoria della Inter-
pretazione, Dott. A. Giuffré Editore, 1955. Thmbién en Intupretaziane
deila legqe
e degli atti giuridici" Mlláq Dott. a Giuffré Editore,
338
lgz\,z'edición.
Digz-Ptcazo: "El contrato y laley son reglas jurídicas, pero mientras
la.ley es ura regla abstracta y general, el'contrató "r..,
precepto concreto; y
mientras la ley es un precepto heterónomo, el contrató ",
., ,r' precepto de
autonomía prirrada... ello lleva a la conclusión de que mientras
I

cign a¡ la ley debe estar orientada en ord.en ..., ,.,io general,


li interpreta_
la interpreta-
¡
ción de la regla contractual debe hacerse en una conexión mayor á'
:i el
propósito de sus autores, entre quienes va a surtir su efecto obligaário,,.
I Fun_
damentos..., op. cit., pág. 369.

L.
w. INTERPRETACION DEL CONTRATO PORADHESION 129

naturaleza norrnativa tiene el grave inconveniente de "atribuir


al juez un poder de apreciación más amplio que aquel del
que goza a propósito de los contratos libremente discutidos...
de este modo, el contrato por adhesión no sería estrictamen-
te obligatorio para el juez";3'n y, .r consecuencia, el propósi-
to de reducir las incertidumbres se vería frustrado por esta
desvinculación a la voluntad de las partes.
A pesar de que la voluntad del adherente se reduce a la
simple aceptación de las condiciones generales, tal como se
concluyó en el párrafo 6, es su consentimiento el que desen-
cadena sus efectos. Por ello, si se cuestiona la existencia de
una voluntad común en este contrato, no debe olvidarse que,
tal como señala DERnuX, al menos es presumible que en él
existió consentimiento sobre las cláusulas de la esencia, de las
cuales es posible extraer una cierta intención de las partes,34o
:
que sería objeto de la interpretación. En consecuencia, es pro-
cedente interpretarlo de acuerdo a las reglas consagradas en
el derecho civil para el contrato libremente discutido.
Adicionalmente, existen dos razones de prudencia para
afirmar la inviabilidad de un sistema particular de intelpre-
tación del contrato por adhesión, promovido por quienes sus-
tentan un supuesto "derecho del consumo". En primer lugar,
porque tratándose de un tipo contractual no previsto en el
Código Civil, es preferible reconducir su tratamiento a insti-
tuciones con alguna tradición;y, en segundo luga6 porque si
se pretende innovar habría sido necesario introducir reglas
claras de hermenéutica, lo que es fantasioso, por cuanto la
Ley, a diferencia de las leyes comparadas, ni siquiera repro-
duce la norma de interpretación contra el redactor prevista
en ese código.3a1

33e
LópEz, Sisternas..., op. cit., pág. 136.
uno
op. cit.,pá,g.l9o.
3al
¡" todas formas, aunque la reprodujera, ésta no es una norma her-
menéutica que permita construir un sistema de interpretación autónomo, sino
que es una regla de simple preeminencia de uno de los intereses frente a am-
bigüedades insaly¿bles.
r
ii

130 (loN I'RIYI'O POt{ AI)[IL,SION

Siendo las regla-s de interpretación contractual inequívq-


camente aplicables al contrato por adhesión, debe definirse
si ellas obligan a lajurisprudencia o sólo constituyen sugeren-
l
cias que podrá utilizar, pero que no la inhiben de recurrir a
:
otras, cuestión que ha sido permanentemente discutida por
i
la doctrina. Lz teoría que niega fuerza vinculante a estas re-
t.

ii
glas fue elaborada por los comentadores del Código de \¿_
l:
t'

lt
poleón, sustentándose en la jurisprudencia de la Corte de
ii
i'
Casación fiancesa, que afirmaba que ellas no son norrnas, sino
I meros consejos a losjueces.342 un reconocido defbnsor de esta
tr
posición es Giorgio Gtoncl, quien atribuyó a una confusión
histórica del legislador francés la inclusión de estas normas
en el Código Civil, pues habrían sido tomadzrs por PorHmR
de las Inst.ituciones y de las Pandecras, libros que son en par-
te códigos y en parte recopilaciones doctrinales, siendo mas
propizrs las reglas de interpretación a esta última disciplina.3as
Considerar a estas reglas como meros consejos tiene el grave
inconveniente de entregar ala prudencia de losjueces no sólo
la búsqueda del sentido del contrato, sino también la elección
de los medios y propósitos que debe perseguir la interpreta-
ción, es deciq equivale a dejar a su arbitrio la determinación
de su contenido; cuestión que ha sido repudiada desde la co-
dificación.344 Por otra parte, las reglas de interpretación cons-

342
Así lo sostiene CIÁ,RO, quien con su extenso conocimiento de la doctri-
na francesa de la época, cita como autores que acogieron esta teoría a: Toulr.rn&
MERLIN, DnmNrr y Corounr on Sevrnnn¡, I-AROMBIERE, DEMOLoMBE, Huc,
BnunRv-l-acaNrnvÉnrn y BARDE, r-AURENT, AusRv y Rau. Explicaciones..., op. cit.,
tomo XII, volumen III, pá9. 5 y nota 2. Brrrt cita, además, a MAT-üRoro. Tbu
ría general dzl negocio..., op. cit., pág.246 (nota 1). Alguna jurisprudencia ha re-
cogido esta tesis: corte suprema, 13 de junio de 1949, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, 1949, tomo XIVI,2u parte, sección 14, pág. 566.
7az
Ttoría de las obligaciones m el derccho moderno, Madrid, Editorial Reus,
1930, traducción de la 71 edición italiana de la Revista General de Legisla-
ción yJurisprudencia, 2q edición española, volumen ry 1Bb. Estas reglas ha-
bían sido enunciadas también por Douan. véase López, Los contratos..., op. cit.,
tomo II, pág. 437.
3aa
BETTI, 'Ibmía gennal del negocio..., op. cit., pág. 242. Este autor cita, ade-
más, como defensores de esta teoría a MESSINA, cenNerurTl y GRASETTI. Tám-
bién Cr¡no, Explicaciones.., op.c'it-,tomo XII, volumen III, pág. 16.
!:
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I IV. IN'I'EI{PRE'IACIO N DEL CONTRATO POR AD HES ION 131


i,

I
i.
tituyen en gran medida, según ha expuesto l¿nENZ, principios que
:
por su propia fuerza de conücción pueden jrxtificar decisiones
jurídicas.3a5 gtt ese entendido, Pam BET-fl, su carácter imperativo
no deriv¿ de su nahrraleza legal, sino de su sr.Lstancialidad, Pues
el principio que las fundamenta es "idóneo de por sí p^ara deter-
minar htonáucta de las partes, o la deljuez al menos".346
La conclusión de que estas reglas son vinculantes para los
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I
I
¡ jueces es aun más categórica en el contrato por adhesión. La
ai
búsqueda de la intención comrin de los contratantes, a que
3
l obligan las normas legales, es una protección Para ambas par-
tes: para el adherente, al evitar una hermenéutica que dé pre-
I
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I

l
eminencia al sentido de la declaración del redactor y, para el
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I

empresario, al impedir que disposiciones inequívocas, por
:
ejemplo, se interpreten en su corttta-347
Por último, también una razón procesal permite concluir
1

i
que en el derecho nacional las normas de interpretación son
1
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vinculantes para los jueces, por cuanto es procedente su revi-
I
tI sión mediante el recurso de casación en el fondo cuando se
348
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I desnatur aliza al con trato.
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I
34. Propósito de inteqpretación del contrato por adhesión. Las
La
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I
reglas de interpretación contractual persiguen la voluntad sut>
1 jetiva de los contratantes, o bien, la obtención de su significado
I
1
bb¡.tirro en un determinado momento.34e Desde la perspectiva
i
subjetiva, la interpretación se orienta a indagar la verdadera vo-
l
1
'l
I
3a5
Metodología de la ciencia del derecho, Barcelona, Editorial Ariel, 1980, tra-
.l
:! ducción de la 4i edición alemana de Marcelino Rodríguez, pág. 418.
'j 3a6 op. cit., pág- 247
Tesrío gennal d,el negocio..., -

1 3a7
Es posible citar a este respecto la memoria de prueba de Mario C.eNCl-
i NO: "corriéntemente lajurisprudencia ha ¡ iliTado la excusa de la ambigúedad
i para valorar el contenido contractual, separarrdo una cláusula injusta pero cla-
ra e interprerándola del modo más conveniente al adherente". Luego transcri-
be los cas^os citados por AtraRo para apof¿r su posición. Las cortdiciunes general'es
cle cuntratación y bs-aspectos uyntiactual¿s d,e la pu¿rticidai,^S^an:dago, memoria de
prueba, Faculád de lierecho, Universidad de Chile, 1992, pág' 58'
^ ¡q¡ Según la doctrina de Cr-q.no. Véase el extenso estudio que efectúa Ló-
PEZ en Los contratot..., oP. cit., tonto II, págs. 507 y ss'
3oe
Respecto de esias interpretaciórrés, Bnfl, Tburía gmnal del negocio"',
op. cit., págs. 255 y ss.

1
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ii.
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t32 CON'I'RAfO POR ADHT.]SION

luntad de los contratantes que, según ha señalado modernzlmen-


teJorge LÓIFZ, se transforrna en una "voluntad virtual"cuando
no es posible hallarla.350 En cambio, desde la perspectiva objeti-
va, según I-ARENZ, su propósito es buscar el "significado jurídi-
camente decisivo", protegiendo la confranza del receptor de la
declaración, de modo que es "decisivo" aquello que se encuen-
tra en el "horizonte de io-pt.ttsión del receptor".35l
En esta discusión subyace la disputa acetca del valor que
debe otorgarse a la declaración de voluntad frente a la volun-
tad interna, siendo ambas posiciones determinantes en legis-
laciones comparadas. El sistema subjetivo, Proveniente de
PorurnR, inspiró al Código de Napoleón y a todos los códigos
influidos por é1. Por su parte, el sistema objetivo de interpreta-
ción, atribuido a Erich DANZ, fue trascendental en la aplicación
.jurisprudencial de los artículos L33 y 157 del BGB.352
Desde una perspectiva pragmática, no puede desconocer-
se que las normas sustanciales de interpretación contenidas
en el Código Civil, y que son aplicables al contrato Por adhe-
sión, atienden preferentemente a la búsqueda de la voluntad
común; en cambio, otras apelan a la naturaleza del negocio
que celebraron las partes y no pueden recond"ucirse a esa vo-
luntad.353 En el contrato libremente discutido se ha entendi-

350 Los contratos..., op. cit., tomo II, págs. 419 y ss. Véase sobre esta Pers-
pectiva, entre otros,DiEZ-PlcAzo, Fundamtntos---, op- cit., págs.369 y ss.; y Gton-
Gr, op. ciú., volumen IV, págs. 179 y ss.
351
Metodología..., oÍt. cit., pág. 295.
352
Las reglás del BGB sobre la interpretación se reducen a dos: el pará-
grafo 133: "En la interpretación de una declaración de voluntad será necesa-
áo investigar la voluntad real sin atenerse aI sentido literal de las palabras"; y
el panígrafo 157: "Los contratos deberán interpretarse como exige la buena
fe y h intención de las partes, determinada según costumbre". Tiaducción
de Alejo GnnCÍn MORINO, 'fexto y cornmtario al código ciail del impnio alemán,
Madrid, Centro Editorial de Góngora, 1897, págs.44y 48.
353
¡tr este sentido, el artículo 1563, que atiende a Ia naturaleza del con-
trato y a las cláusulas de uso común. Comentando normas italianas análogas
a las reglas del Código CiüI, GALGANO ha sostenido que "los criterios de in-
terpretación enunciados por la ley son de dos tipos: unos, llamados criterios
delnterpretación subjetiva, se basan en la investigación de la intención co-
mún de las partes... otros, llamados de interpretación objetiva, se aPoyan en
IV. INTERPRETACION DEL CONTRAI'O PORADHESION 133

do que las primeras tienen preeminencia sobre las segundas,


las que se deben utilizar con el propósito de desentrañar la
intención común. En el contrato por adhesión es discutible
que esfas reglas "objetivas" tengan una mera función auxiliar
en la interpretación, pues la voluntad común que se infiere
de las cláusulas de la esencia es rudimentaria, siendo las ex-
pectativas del adherente, que se deducen precisamente de la
naturaleza del contrato, las que debe utilizar la jurispruden-
cia para completar su sentido. Además, la interpretación de
acuerdo a reglas objetivas presenta la ventaja de conseguir
cierta uniformidad, útil para la reducción de incertidumbres
en este contrato,

35. Consideración de las circunstancias en la interpretación del


contrato por adhesión. Una vez definido que las reglas de in-
terpretación del Código Civil, que son aplicables al contrato
por adhesión, atienden preferentemente a la búsqueda de la
intención común de los contratantes, debe determinarse si se
prestará atención a las circunstancias de la relación (que es pro
pio de una interpretación subjetiva) o se tendrán en cuenta
únicamente elementos que se encuentren en la situación típi-
ca (posición más cercana a una interpretación objetiva).
No cabe duda que en un contrato libremente discutido,
con negociaciones preliminares y en el que ha existido un in-
tercambio de declaraciones entre las partes, la interpretación
no puede efectuarse exclusivamente en consideración al tipo
contractual, sino que debe tomar en cuenta precisamente esas
circunstancias. En el contrato por adhesión, y teniendo pre-
sentes sus funciones de seguridadjurídica y de racionalización
de costos, es razonable esperar que sólo excepcionalmente se
consideren circunstancias especiales de la relación contrac-
tual; aunque al estar sometido a las reglas generales y no ha-
berse pronunciado laLey, eljuez está legalmente autorizado

el concepto de la buena fe contractual o de otros elementos objetivos que no


pueden ser reconducidos a la intención de las partes". El negocío..., op. cit., pág.
427 . También, DÍ¡z-Pr cAZo, Iündamentot..., oP. cit., Pág- 369 -
t34 CONTRA I'O POR ADI{ESION

pzfa.emplear catla una de las circunstancias que rodcaron su


ielebración. Por ello es esperable que lajurisprudencia, me-
d.iante la introducción de algunos criterios, limite de manera
prudente el espectro de las circunstancias que deberán ser
tomadas en cuent^ pa;ra la interpretación del contrato por
adhesión, con el objeto de reducir las incertidumbres que
pueden provenir de su consideración indiscriminada. Así, de-
bieran Valorarse las circunstancias cuando, entre otros Casos,
sean típicas de esa relación o la otra parte haya podido esPe-
r'¿t tazorrablemente su ocúrrencia-

36. Regl¿rs generales de interpretación. Las reglas de inter-


pretación aplicables a este contrato están contenidas en los ar-
tículos 1560 y siguientes del Código Civil y en el inciso 2q del
artículo 17 de la Ley. En este pártafo se examina la aplicabili-
dad de estas reglas del derecho civil al contrato Por adhesión,
y en loS dos títulos siguientes, las reglas Particulares de her-
menéutica de este contrato.
a) Intención común. "Conocida claramente la intención
de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de
las palabras" (artículo 1560 del Código Civil). Clano ha se-
ñalado que esta regla hace referencia al propósito de la in-
terpretación contractual, siendo las demás auxiliares al fin de
desentrañar la voluntad común.35a Si bien es efectivo que este
es el propósito de las reglas de interpretación, en el contratq
por adhesión, por el cañcter rudimentario de la voluntad co-
*ún, se debe completar el sentido de las obligaciones de las
partes con las expectativas del adherente que derivan de la
naturaleza del contrato.r,Por lo demás, aplicar rígidamente esta
regla al contrato por adhesión implicaría en gran medida ele-
valr z"voluntad común" la mera declaración del redactor-

b) Interpretación auténtica. Las cláusulas del contrato


podrán interpretarse "por la aplicación práctica que hayan

35a
Explicaciones... ap. cit., tomo XII, volumen III, pá9. 19
Fl--
ti

!
IV. INI'ERPRE'IACION DEL CONTRATO POR AD HESION 135

l.

hecho de ellas ambas partes, o una de las partes con aPro-


bación de la otra" (artículo 1564 del Código Civil) . DiYz'
Plcazo ha sostenido, justificando esta regla, que la
interpretación del contrato puede efectuarse a través de un
nuevo acto jurídico, o bien, puede inferirse del "conjunto
de actos realizados por las partes en ejecución del contra-
to".355 El riesgo que presenta esta regla en el contrato por
adhesión es que si el redactor ha impuesto las condiciones
senerales puede, de la misma manera, imponer condicio-
nes interpretativas, en cuyo caso debe concluirse que éstas
no podrán desconocer la voluntad común que y^ce en la
esencialidad del contrato, conforme a los criterios de con-
trol del contenido que han sido expuestos. Por lo demás,
la doctrina del derecho civil siempre ha repudiado la inter-
pretación unilateral del contrato por medio de la actuación
o declaración de una parte.356
c) Natural extensión del contrato. "Por generales que sean
los términos de un contrato sólo se aplicarán z la materia so-
bre que se ha contratado" (artículo 1561 del Código Civil).
POfHmR señala que confonne a esta regla no es posible ex-
tender los efectos de una declaración a circunstancias no Pre-
vistas por las partes al momento de contratar.357 Ello adquiere
especial importancia en el contrato por adhesión, Pues sus
estipulaciones usualmente son cláusulas tipo aplicables a un
número indeterminado de relaciones contractuales, no sien-
do procedente extender la usual generalidad de sus términos
más allá de la materia particular sobre la que contrataron las
partes.

355
lünrJamentos..., op. cit., págs. 376 y ss. También GloRGI, op' cit', volumen
M pág.
^
186;y Cuno, ibidem-
rs6 Bn este senrido Cr¡no, Ibidern, pág. 20. También Lópyz, que agrega:
"El principio según eI cual nadie puede crearse un título para sí mismo, im-
pidÉ que ál intérprete tome en consider¿ción la ejecución unilateral que haya
podido recibir .ottttuto". Sistemas..., op. cit.,pág-97'
357 "f
Op. cit., pág. 86. Sobre esta regla, véase Corte Suprema, 13 de diciem-
bre de tétg, néuirta cle Derecho y.|urisprudencia, 1921, tomo XVIII,2a par-
te, sección 1n, pág. 279 (considerandos 36y 37,14 instancia)'

---a
136 CON'TRATO POR ADI I[.]SION

d) conservación de los efectos de [a cláusula. "El sentido


en que una cláusula pueda producir algún efecto, deberá pre_
ferirse a aquel en que no sea capaz de producir efecto algu_
no" (artículo L562 del Código Civil). Si una disposición
contractual es susceptible de dos o más sentidos, esto eS, si es
posible deducir más de una consecuencia de sus términos,
debe elegirse el que otorga algún efecto jurídico a la disposi-
ción y no el que la convierte en innecesaria.3s8 Si bien se fun-
da en una presunción de razonabilidad de las estipulaciones
introducidas por las parter,uo'y en el principio de la conser-
vación de sus efectos, evidentemente sólo es posible aplicar
esta regla cuando la cláusula del contrato por adhesión no
se encuentre afecta a un vicio de invalidez, pues de lo con-
trario la búsqueda de sentido vulneraría normas legales de
orden público.360
e) Naturaleza del contrato. "En aquellos casos en que no
apareciere voluntad contraria, deberá estarse a la interpreta-
ción que mejor cuadre con la naturaleza del contrato" (artícu-
lo 1563 del Código Civil). Esta regla alude a la búsqueda del
sentido de la relación contractual mediante la remisión a la
naturaleza del negocio celebrado ,uu' y se vincula a los artículos
L444y 1546 del Código Civil, que describen los elementos de

358
¡" forma coherente, Iajurisprudencia ha sostenido en reiteradas oca-
siones que si el sentido de la cláusula es "claro y preciso" no es aplicable esta
'1
regla: Corte Suprema, 10 de diciembre de 1931 y 24 de noviembre de 1932, i

Revista de Derecho yJurisprudencia, 1933, tomo XXX, 21 parte, sección 14,


págs. 130 y ss.; y Corte Suprema, 24 de agosto de 1937 , Revista de Derecho y :

Jurisprudencia, T9ST , tomo XXXIV, 2a parte, sección la, págs. 515 y ss.
35e
Dinz-Ptcezo, Fundamentos..., op. cit., pág. 377; y Cu,no, Explicaciones.-.,
oft. cit., tomo XII, volumen IIl, pág.23.
360 gn
este sentido, Corte Suprema, 21 de octubre de 1933, Revista de De-
recho,yJurisprudencia,1934, tomo XXXI,2a parte, sección 1n, págt. 178 y ss.
361
G¡t cANo señala que "las expresionés que puedan tenei más de un
signifrcado, en la duda, deben 'ser entendidas en el sentido más conveniente
a la naturaleza y al objeto del contrato', es decir, dando relieve a la función
económica-social objetiva de aquel tipo contractual determinado". El negocio...,
op. cit., pág. 433. Támbién Dtnz-Prcezo, Fundammtos..., op. cit., pág. 278; y Cr,tr-
xo, Explicaciones.-., op. cit., tomo XII, volumen III, págs. 23 y ss.
IV. INTERPI{E'IAC]ON DEL CONTRATO POI{ ADHISION 137

la naturaleza que se entienden incorporados a la relación y


que obligan z las partes. Como se ha insistido, tiene enorme
importancia en la interpretación d.el contrato por adhesión,
por cuanto cle las cláusulas de la esencia usualmente no po-
drá deducirse una intención común que otorgue sentido a
todas las estipulaciones, debiendo recurrirse a las expectati-
vas del adherente, que descansan en esta natutaleza, Pzrra
completarlo. De manera adicional, la consideración de la na-
turaleza del contrato presenta la ventaja de reducir las incer-
tidumbres vinculadas a la interpretación, por cuanto el
empresario puede prever los costos que envuelven las reglas
dispositivas del derecho civil que determinan esa naturaleza.
La naturaleza del contrato alude a la distribución equili-
brada entre los derechos, obligaciones, responsabilidades y
riesgos de l¿rs partes prevista por las nonnas dispositivas del
derecho civil. Si bien no es posible concluir que la "intención
común" de las partes en este contrato haya sido aceptar cons-
cientemente cada una de esas normas dispositivas, al menos
puede presumirse que el adherente confió que el sentido del
contrato no sería radicalmente distinto al otorgado por esas
normas.
En el derecho comparado esta regla ha sido vinculada al
principio de buena fe, aunque su examen muchas veces se
confunde con la integración del contrato, hipótesis que está
fuera de los alcances de la interpretación y que corresponde,
según se expone en el párrafo 53, a un efecto necesario de
su nulidad parcial.
Una aplicación de esta regla es la norma contenida en el
inciso 2a del artículo 1563: "las cláusul¿rs de uso común se Pre-
Sulnen aunque no Se expresen". Según ésta, deben entender-
se implícitas en el contrato por adhesión las cláusr-rlas usuales
y no sólo las norrl¿ls dispositivas previstas en el derecho ci-
nil,'ut aun cuando la.iurisprudencia ha sido reticente a apli-
car los uSoS en los contratos, Por cuanto sólo se les reconoce

362
Lópr.z, Las contratcts..., op. cit-, tomo II, págs- 451 y ss.

L
138 CON'I'I{AI'O POI{ ADI IESION

un valor dependiente de la ley que ordena expresamente co¡-


siderarlos.363
Esta regla de interpretación se relaciona indirectamente
con la teoría que atribuye la validez de las condiciones gene-
rales a su carácter de usos comerciales, que fue analizada e¡
el párrafo 6. La transformación de estas condiciones en usos
tiene el riesgo que se desvinculen de la voluntad de las par-
tes, resultando aplicables con independencia de ésta.36a No
obstante, debe distinguirse entre los usos normativos que im-
ponen determinadas cláusulas como si se tratase de un man-
dato legal (hipótesis de integración del contrato), y los usos
interpretativos que sólo sirven de elemento de hecho para pre-
cisar Ia naturaleza del negocio, y que son aplicables al con-
trato por adhesión en virtud de esta norma.
f) Interpretación sistemática. "Las cláusulas de un contrato
se interpretzrán unas por oü?s, dándose z cada una el sentido
que mejor convenga al contrato en su totalidad" (artículo 1564
del Código Civil). BBrn llamó a esta interpretación el "canon
hermenéutico de la totalidad", y según Drrz-Ptclz,o "es una con-
secuencia de la unidad lógica del contrato e impone la evitación
o superación de contradicciones y antinomias y la determinación
de las disposiciones de carácter principal fiente a las accesG.
t1^r.365 A pesar de la existencia de esta regla de interpretación,
en el contrato por adhesión debe entenderse, como ha señala-
do Drnrux, eue el sentido de las cláusulas accidentales se en-
cuentra determinado por la esencialidad del contrato. Si estas
cláusulas accidentales contradicen abiertamente esa esencialidad,
su represión constituye una aplicación del control de conteni-
do del contrato y no de la interpretación de su sentido.

363
¡o
obstante, Lóvxz, acogiendo la teoría de que los usos son diferen-
tes a las costumbres por no tener necesariamente la generalidad de éstas ni
la opinio iuris (corno sostuvieron ALESSANDRI y Souanruve), concluye paradó-
jicamente que loi usos pueden emplearse en la interpretación del contrato.
Ibidem, pág. 453.
36a
¡B C,¡srno advierte estos riesgos. Las condiciones..., op. ci,t., pág. 310.
365
Fundamentos..., op. ci,t., pág.374.
i

IV. INTERPREfACION DEL CONTRAI'O PORADHESION 139

i
I
1

Puede discutirse cómo debe aplicarse esta regla si alguna


de las cláusulas del contrato por adhesión está afecta a vicios
de nulidad. La doctrina ha concluido que sólo puede darse
significado a las restantes cláusulas si el contrato mantiene su
sentido sin las úciadas, y que en caso contrario debe optarse
por su ineficaciatotal, como se expone en el párrafo 52.zao
g) Uso de ejemplos. "Cuando en un contrato se ha expre-
sado un caso para explicar la obligación, no se entenderá por
sólo eso haberse querido restringir la convención a ese caso,
excluyendo los otros a que naturalmente se extienda" (artícu-
lo 1565 del Código Civil). Cuno señala que "la enunciación o
inclusión en la letra del contrato de uno de los casos a que es
aplicable puede provenir de motivos diferentes, sea del temor
de las partes de que se suscitaran dudas respecto de la aplica-
ción del contrato al caso expresado, sea de la importancia atri-
buida por las partes a dicho caso, sea simplemente a título de
ejempio explilativo del alcance de la obligación".367 Por ello
concluye que a su respecto "el argumento a contrario es peli-
groso y ordinariamente inexacto; y no es, por lo mismo, aceP-
table".368 En el contrato por adhesión debe aplicarse con
prudencia esta regla, pues es corriente que las condiciones ge-
nera-les contengan también ejemplos senerales, debiendo in-
terpretarse esa cláusula de acuerdo a la voluntad común o la
naturaleza del contrato, según corresponda'

366
CLA,RO, Explicaciones..., op. cit-, tomo XII, volumen III, pág. 26- Este au-
tor cita como sostenedores de esta telis a Bauony-L¡cnNrINÉRrn y Bannn. Este
mismo artículo contiene otra regla de interpretación sistemática: "Podnin tam-
bién interpretarse por la de otro contrato entre las mismas partes y sobre la
misma materia". Según Lópsz, "la convención susceptible de ser considerada
en la interpretación puede ser anterior o posterior al contrato objeto del liti-
gio, pues lo que interesa es la comprobación de la voluntad interna de las
portét, debiendo aprovecharse todo elemento capa7, de revelarla". Sin embar-
go, regla es de menor importancia en el contr¿to por adhesión, Pr.res no
"tta
es conciliable con la naturaleza de la contratación en masa, emincntemente
impersonal e instanlánea. Los co'ntratos.-., olt- cit-, tomo II, pág' 448'
367
lbidem, pág.27.
368
[bidem, pág.28.

¿
7
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I

l:,

: 140 CON'TRA]'O POR ADHESION


:

':
j
B. REGTA DE, IA
INTERPRETACIOI{
i,l

i,l
COI{TRA EL REDACTOR

iil 37. Artículo 1566 del código civil. Este arrículo contiene dos
11

Il reglas de interpretación, subsidiarias a las anteriores tanto


:i
l:l
i1 en el contrato libremente discutido como en el contrato por
t¡,
i¡l'
lt
adhesión:,"No pudiendo aplicarse ninguna d.e las reglas pre-
ilt
cedentes de interpretación, se interpretzrán las cláusulas im-
l] biguas a favor del deudor. Pero las cláusulas ambiguas que
[i
lt,
i,: hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea
i.¡
l.il
rj
acreedora o cleudora, ,se interpretarán contra ella, siempre
!::
¡i
que la ambigüedad provenga de la faltz de una explicación
¡; que haya debido darse por ella".
ii
I
!t
i\.
En los párrafos siguientes se trata en forma sucesiva: ori-
$i gen histórico, justificación, naturaleza de la regla de interpre-
E,

Ii tación contra el redactor, los conceptos de ambigüedad,


Fi,
redactor, perjuicio y beneficio.
ffr

fr.
38. origen histórico. La regla del inciso Iq del artículo 1b66,
fri
según cIoRcI, tiene origen en el derecho romano, que en los
t{t
rir
ft;
contratos de venta y alquiler "quería que la duda se resolvie-
ilt;
I:! se siempre contra el vendedor y contra el alquilador".36e La
l;'
expresión "in dubio contra stipulatorern" es una generalización
I de los glosadores.3T' Est' regla corresponde a una de las for-
lil
l,r
fi
Lli
uu' Op.ciú.,
I'i volumen IV, pág. 192. En este mismo sentido, BETTI: ,,Este
lrl
t:'
modo de considerar la oposición de cada una de las partes contrayentes res-
[:'
ponde a la concepción romana, según la cual la iniciativ¿ de la declaración
Iiil
contractual incumbe a la parte a cuyo favor se crea una obligación de la con-
fi
traria, mientras a ésta corresponde el asentir; así, la iniciativa se atribuye, en
iti
i..
la stipulatio al stipulator, en la venta y arrendamiento de fund.os al vendedor y
iir arrendado¡ los que solían, al parece4 dictar las respectiuas leges contractus. La
jurisprudencia romana reconocía a cargo de éstos un criterioáe autorrespon-
¡r
sabilidad, que se justificaba con la posibilidad y por tanro, el deber de hablar
en forma abierta e inequívoca". Tbrría general d.el negocio..., op. cit., pág. 266.
370
WACKE, citado pbrArrano, Las condicuner...lop. clt.,$ag.32b
óoa ga).
En este capítulo se utiliza de este último autor el trabajo denominad o La in-
ter(tretación de las condiciones gmerales de los contrafos, Madrid, Revista de Dere-
cho Mercantil, 1987, Ns 183-184, págs. 7 y ss., y el capítulo cuarto de Las
condiciones..., op. cit.
!

ry. INTIiRPRETACION D EL CONTRATO POI{ ADFII SION l4l


I

t'
I

i
muladas por PorHJERsTl y fue tomada por el artículo I162 del
:
Código Civil francés, que dispone: "En la duda, la convención
se interpreta contra aquel que ha estipulado y en favor de
aquel que ha contraído la obligación". Arreno concluye acer-
tadamente que en los códigos modernos "tiene el inconve-
i niente de que, dado que el que hoy estipula no es siempre,
t como ocurría en el Derecho Romano, el acreedor de la pres-
I
tación, la regla puede beneficiar al predisponent.u.sT2
Por su parte, la regla del inciso 2q de este artículo tam-
¿

! bién tiene origen en el derecho romano, aun cuando en éste


no se desvinculaba de la regla anterior, y por ello su fuente
I

,}
inmediata parece más bien encontrarse en las Siete Partidas:
.i
I "Et si alguna destas razones eljudgador non pudiere catar nin
1 veer, estonce debe interpretar la dubda contra aquel que dixo
?
la palabra 6 el pleyto escuramente, á daño dél et á pro de la
t otra parteu.373 H Código Ciül francés no la contempla, aun-
l.
,i que como señala LÓpnz, "su existencia actual no es dudosa"
),

l
4 en la jurisprudencia.3Ta El Código Civil italiano, en cambio,
c

t
además de reconocer la regla anterior, f1jó una norrna espe-
¡
J cialmente aplicable al contrato por adhesión: "Las cláusulas
I

371
: Regla séptima: "En caso de ducla, una cláusula debe interpretarse con-
tra aquel que ha esüpulado alguna cosa y en descargo del que ha contraído
¡ la obligación... Al acreedor debe imputarse el no haberse expresado mejor...
1 Por ejemplo, si por un arriendo de tierras se hubiese dicho que el arrenda-
I
dor entregará al propietario, en cierto tiempo, una cantidad de trigo de la
; finca anual, sin que se especificara en qué punto la entrega había de tener
I
lugar, la cláusula debe entenderse en ese sentido, que deberá hacerse en la
j
I
casa del arrendador y a aquellos que vendrán a buscar el trigo de la parte del
1
propietario, por lo mismo que ese sentido es el más ventajoso para el arren-
J
dador que ha contratado la obligación. Cuando el hacendado quiera que el
trigo sea entregado en su granero, debe especifi.carlo en la contrata". Op.cit.,
:
págs. 85 y ss.
372
Lot condiciones..., op. cit., pág. 318.
373
7^ Siete Partidas del llq don Alrfonso Et Sabio, Parüda Séptirna, T'ítulo
XXXIII, Ley II, edición de la Real Academia de la Flistoria, glosadas por Grc-
gorio López,París, Lecointe y Lasserre Editores, 1843, tomo IV pág. 718. Por
eso, no es efectivo lo afirmado por Lót'tiz, que atribuye la originalidad de esta
disposición al Código Civil.los contrato.t..., oft. cit., tomo I, pág. 15r2 y nota 192.
37a
Sistemas..., op. cit., pág. 744.
142 CONI'RAI'O POI{ ADHESION

insertas en las condiciones generales del contrato o en for_


mularios dispuestos por uno de los contratantes se interpre-
tarán, en casos de duda, a favor del otro" (artículo 1370¡.zts

39. Justificación. La justificación de las reglas conrenidas en el


artículo 1566 es histórica y conceptualmente diversa. La del in-
ciso 14, según ha expuesto GIoRGI, tiene origen en el derecho
romano que ordenaba interpretar contra el vendedor o el arren-
dador en las estipulaciones. con posterioridad, la codificación,
influenciada por el principio de la autonomía de la voluntad,
presumió que lo normal es la ausencia de relaciones obligato-
rias que limiten la libertad del individuo. El contrato consrirui-
ría una excepción a este principio general, pero evidentemente
sólo da origen a obligaciones si su sentido es meridianamente
claro, pues de lo contrario la presunción de inexistencia de obli-
gaciones prevalece y pe{udica al acreedor.376
La regla del inciso 2q, según BETTI, "manifiesta una parti-
cular aplicación del principio que impone la carga de hablar

375
M,EssINEo, Doctrina..., op. ,it., tomo [I, pág. 4S7. La ley italiana, que modi-
ficó el código Civil, contiene también una norrna aniloga (artículo 146óquater).
En el derecho español ,la Ley 26/84 establecía: "Las dudas en la interprét^.ión
se resolverán en conüa de quien las haya redactado" (artículo 10.2 inciso 2n
).La
Ley 7 /98 reemplazó esta norma por la siguiente: "En caso de duda sobre el senti-
do de una cláusula prevalecer:í la interpretación más favorable para el consumi-
dor" (artículo 6.2). 1,a t¡sdificación obedece a la necesidad de coherencia con
la Directiva 93/73: "En caso de duda sobre el sentido de una cláusula, prevalece-
rá lainterpretación más f,avorable para el consumidor" (artículo bn ).
"'o cI-¡\Ro concluye que "nadie es presumido obligarse; la ribertad es de
derecho común; y para que haya obligación o para agravar la obligación, lo
que constituye una restricción impuesta a la libertad natural del deudo4 es
preciso que éste lo haya aceptado y se pruebe su aceptación; en la duda debe
concluirse que la obligación o su agra\¡ación no existe: la duda debe inter-
pretarse a favor del deudor". Explicaciones..., op. cit., tomo XII, volumen III,
págs. 29 y ss. En ese sentido se ha pronunciado claramente lajurisprudencia:
"Existiendo dudas sobre si los intereses de un saldo adeudado y que debe pa-
garse por períodos anuales, corresponden al saldo total o a cada período, se
declara que el interés corresponde a cada período por ser éste el sen[ido más
claro de la cláusula y que al propio tiempo favorece al deud.or". Franklin orn-
po, concordancias y jurisprudmcia del código ciuit chileno, santiago, casazamo-
rano y Caperán, 1928, tomo IV, págs. 230 y ss.
V-
FJI
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EL CON'I'I{A'I'O POIT AD HLS ION t43
il,'l IV. IN1'[I{PI{E1'ACIO N D

lj
!,i
I'i
[]
t1
liii
t.; claro a quien lleva la iniciativa de una declaración contrac-
tt2zl" -377 bOf*nnn reconoce este fundamento, Pero no inde-
I ,.
i,i
pendiza su natural ezz de la regla anterior: "al acreedor debe
I
ii
ii
i-prrOrre el no haberse expresado mejor".378 Como se indi-
có, en el derecho moderno no siempre el acreedor es el re-
i:
::
:l
li
i: dactoE lo que ha conclucido a que esta regla se aPlique con
i: prescindencia de ese catáctet-37')
.i
i1 Esta regla que atribuye la responsabilidad de la redacción
:: al emprer-io ,ro r. fundamenta en la presunción de excep-
'2
I

cionaiidad cle las obligaciones, sino en el principio de que


t!
i!
;:l
nadie puede valerse de su proPia torpeza Para obtener una
¡! ventajá. GtORCt afirma que la "duda deberá resolverse contra
eI que empleó expresiones obscuras o ambiguas"'' porque
debe culpárse a sí mismo de no haberse expresado mejor,;
,i

'.) no puede perjudicar ala otra parte con su Lulpa propia".3so


I

No bbstante que la doctrina ha firndado esta regla en un prin-


,1
.l
cipio de resptnsabilidad, no será necesario acreditar la cul-
ll
,,i
i.l 377
7-ro¡o gmnal del nesocio..., crlt. cit., pág. 265.
u7a oF. cit.,pá'g.86.
cit', tomo XII, volumen III' pág' 29; y LÓ-
"o 6'na¡¡6,'Eí¡thcrtt:iortrr..., oP'
Sistemas..., oP. cit-, P^g- 144.
-PLZ,'380 142 y ss'
Op. cit.,uot,r-"r, iV, pag. 191. También Lópnz, Ilñdem, págs.
"Existiendo dudas so-
La jurispiudencia se ha pronunciaclo de esta Inanera:
br"'1. irrtetpr"tl.ión de una cláusula de ñanza consútüda en un contrato'
se
por haber redactado él el contra-
irrt"rp."tu ái.n. cláus,la contra el liador,
to,,.
..Flabiendo ambigüeclacl u oscuridad .tt ,rtt contrato redactado por el de-
su contra"' "Se
mandante, las cláuilas oscuras deben i'terpretarse en
de un con-
interpreta un poder contra su redactor". "Las cláusulas ambiguas
cit'' pá-gs,
trato se interpretan contra la parte que las redactó"' OTERO' op' 130
y ss. "Deben interpretan. .o,tttu la Compañía demandada' que redactó
:t f":
de una falta de
mulario contenido en la póliza; y tal u-tig.,"dod provendría
suprema, 6 de aeosto de
expticación que debió dar dicha compañíá". corte
tg'32, Reüsdd" D.r".ho yJurisprudtncia, 1932, tomo xxIX, 2'parte, sec-
;ió" i', págs. 557 y ss. En tallo ui¡ittal de la Supexintendencia de Isapresdel
se
..Que en un Contrato de adhesión..., el alcance de las cláusulas
Sostuvo:
mismo clc quien las redacta' conforme a lo dispuesto en
"r;-"rpo.rrubiliclad 1997, Memorándum
el artículo 1566 rtel código civil". oficina coordinador¿,
extraüada que- el propósito
Nq 113. Carlos PIZARR() átir-u cle manera muy
u r¡bscuras" ' Con'
del artículo 1566 es "reprimir las cláusulas abusir¡¿s ambiguzts
Santiago' memoria de
dicio'nes gennales de la cor¿¿rata'ción 1 cláuxtlas abusiuas'
p..,"b.,'hucultacl de Derecho, Univcrsidacl cle Chile' 1996' páu' 207'
r44 CON'I'I{A'I'O PO R AD I{ES ION

pa del redactor para atribuirle los efectos de la ambigüedad,


pues la alegación de no ser culpable de la mala redacción
debe ser desoída en virtud del principio de buena fe que ir¡_
pide desconocer las consecuencias de los actos propios.38l
ALFARo, quien según Dírz-Prcazo estudió el tema "con_
vincentemente",38z sostiene que esta regla establece "una dis-
tribución equitativa del riesgo contractual: en concreto el
adherente, que no ha participado en la elaboración de las
cláusulas contractuales, no tiene por qué compartir los ries-
gos de una defectuosa formulación".383 De esta forma, puede
también afirmarse que el empresario, al ofrecer contratar en
determinadas condiciones asume el riesgo de las deficiencias
de su redacción. Esta conclusión es coherente con la teoría
económica que estima que el empresario tiene ventajas com-
parativas para redactar el contrato en términos claros y pre-
ver los costos que suponen eventuales ambigüedades.
En todo caso, en el contrato por adhesión su justificación
parece ser más cercana a lo que constituye, parz"BET-ü, un sim-
ple mecanismo legislativo que obliga a los empresarios a expre-
sarse claramente cuando estipulen en su favor: "lajustificación
práctica de este criterio es clara y plausible: es interés y carga
del proponente formular claramente las cláusulas insertas a su
favor; si no lo ha hecho, debe soportar las consecuencias".s84

381
DÍsz-PtcAZO sostiene que "una consecuencia muy importante del prin-
cipio de buena fe en materia de interpretación es la regla llamada de la inter-
pretatio contre stipulatorem... Así enunciada Ia regla parece ante todo una
sanción. La sanción consiste en no ser favorecido con la interpretación. Pero
si bien se mira, hay, además, un fin de protección de intereses impuesto por
la buena fe: no favorecer al causante de la oscuridad quiere decir favorecer a
su adversario". Fundamentos..., op. cit., pág.373.
382
lbide*, pág. 386.
uuu
Lot condiciones..., op. cit., pág. 319.
38a 'feoría
general del'negocio..., op. cit., pág. 266. Por otra parte, como seña-
la GIoRcI, no es posible relacionar esta norma, como hacen algunos autores,
con la que atribuye la carga de la prueba en eljuicio a una de las partes. Esto
por una razón muy sencilla: "quienquiera que se presente como actor en jui-
cio y alegue un hecho, debe probarlo" y quien alega no necesariamente será
el redactor del contrato. Op.cil., volumen IV, pág. 190.
IV. INTERPRETACION DEL CONTRATO PORADHESION 145

40. Naturaleza de la regla de interpretación contra el redac-


tor. La regla del inciso 2e del artículo 1566 del Código Civil,
según lo expuesto, obedece a una antigua práctica de inter-
pretación contra el redactor- A pesar de estar contenida en
.l
ól título del Código Civil que regula la interpret.ación de los
contratos, no es propiamente una regla hermenéutica. En
I
I
t
t
i
! efecto, no persigue desentrañat la voluntad común de lzrs par-
;l
tes, sino establece una valoración entre dos intereses' optan-
do por castigar a quien ha redactado imperfectamente el
1
1
1

i
J
contrato. Su propósito es dirimir un problema de interpreta-
i
ción insalvable con las reglas a que se ha hecho referencia,
: por ello sólo es procedente cuando el sentido del contrato
1
,ro pr..d. extraerie Por medio de éstas.385
rl
ri según lo concluido en el párrafo 33, las reglas de inter-
i
:t
i
pretación son vinculantes para los jueces y, en atención a
I
é11o, no es posible recurrir a reglas de interpret.ación distin-
tas con el objeto de evitar la aplicación de esta interpreta-
ción contra el redactor. Sin embargo, en el contrato por
j
J

'i:l
adhesión, como consecuencia de la regla del inciso 2e del
i artículo 17 d,e la Ley, el juez deberá previamente buscar la
. intención de los contratantes privilegiando aquellas condi-
I

l
l
:

385 CLA.RO: "Cuando existe para los tribunales un medio legal cualquie-
ra de descubrir la voluntad de las partes, no les es permitido fundar su de-
cisión en las reglas del art. 1566. No pueden por lo mismo atenerse a estas
reglas para favorecer al deudor a expensas del acreedor. No puede eljuez
q"l fru comprobado la existencia de una obligación, o q-ue tiene el medio
d" .o-proÉarla, desconocerla so pretexto de equidad". Exltlicaciones"',
op. cit., ámo XII, volumen III, pág. 31. También en este sentido Lop¿2, Si.s-
t)mas..., op. cit., pág. 144; y ALraRo, Las condiciones"', op' cit', pág' 325' La ju-
risprudencia nacional también se ha pronunciado en este mismo sentidtl:
Corte Suprema, 6 de agosto de 1992, Reüsta de Derecho yJurisprudencia,
1992, tomo LXXXIX, iu purt", sección 14, págs. 115 y ss. No es correcta la
consecuencia que deriv¿ FIZ,*RO del carácter subsidiario de esta regla: "Esto,
obviament", ."itu eficacia a su aplicación como mecanismo de control" ' Con-
rliciones..., oft. cit., pág.204. No resta eficacia porque' es insostenible Prcten-
der aplicarü cuando las cláusulas no son ambiguas. Tampoco, y por nineún
moti'Jo, puedc considerarse que ésta es una norma cle cc¡ntrol, tal como se
concluye en este caPítulo.
146 CON'I'RA]'O POt{ ADI'IESION

ciones particulares introducidas por sobre las condiciones


generales, y sólo si no es posible aplicar esta regla deberá
interpretar contra el redactor.3to

41. Ambigüedad. Etimológicamente este término hace refe-


rencia a que la cláusula pueda entenderse de varios modos,
dando motivo a incertidumbres. La doctrina comparada ha
sostenido que este concepto tiene dos acepciones: en un sen-
tido amplio, es aquella redacción que da lugar a dudas o in-
certidumbres y, en un sentido estricto, es ambigua sólo
cuando esas dudas o incertidumbres son producto de las di-
versas interpretaciones de que es susceptible el texto.387 Aun
siendo didácticas estas precisiones terminológicas, la ambi-
güedad de la cláusula debe juzgarse de manera prudencial. i
i
Si es indeterminado su supuesto de hecho, incierto su tenor ..1
1

.l
literal o susceptible de varias interpretaciones, es un fuerte ,1

I
argumento para sostener que esa cláusula es ambigua y que .1

,l
deberá interpretarse contra el redactor, pero no es posible I
,.i

inferir una conclusión categórica de ello. Así, por ejemplo,


puede que el incierto tenor literal de la cláusula se disipe si
se considera la naturaleza del negocio, o que sólo uno de
los sentidos posibles responda ala frnalidad perseguid.a por
las partes.

386 AlpaRo: si "la duda puede resolverse aplicando la regla de la prevalen-


cia, debe renunciarse a utilizar la regla contra proferentem". Ibidern, pág. 325.
387
Ibidem, pág. 320. En un sentido amplio, según Ar-FARo, que sigue en
esta materia a CessotrANA, parala aplicación de esta regla es necesario que
la cláusula sea "dudosa", por alguna de las siguientes razones: i) Porque es
indeterminada: "no delimita con precisión su supuesto de hecho, es decir,
eI adherente no puede deducir con exactitud en qué casos se va a aplicar
la condición general y en cuáles no". ii) Porque es incierta cuando la duda
"proviene del tenor literal de la cláusula que no proporciona suficiente in-
formación sobre su ámbito de aplicación". iii) Porque es ambigua en senti-
do estricto si "utilizan palabras o expresiones polisémicas, esto es, con varios
significados admiúdos". Págs. 322 y ss. La amplitud que le otorga a este con-
cepto AlreRo está en gran medida influida por las expresiones que utilizan
los artículos de la Ley 26/84 de España ("duda") y del Código Civil español
("oscuro").
JT
:. I
l:
i:

IV- INf 'ERPRETACION DEI, CONTRA'I'O POR ADHE SION 147

Una cuestión distinta es si la cláusula se limita a reprodu-


cir una norma legal, pues en tal caso el redactor no resPon-
de de la ambigüedad de la estipulación, pues es imputable al
legislador.3ss Del mismo modo, es imposible aplicar esta re-
gla cuando se trate de disposiciones que contienen simples
megos o avisos sin establecer derechos ni obligaciones Para
las partes.3Be
Por otra parte, a propósito de este concepto, se ha sos-
tenido que existe una aparente contradicción entre dos re-
glas distintas, tal como se indicó en el párrafo 18. Según
el inciso 1a del artículo 17 de laLe¡ pzrz- que seaválida la
cláusula debe redactarse en términos "legibles", requisito
sin el cual no se entiende incluida en el contrato. En cam-
bio, según el inciso 2q del artículo 1566, si la cláusula es
ambigua se considera comprendida en el acuerdo, Pero
perjudicará a su redactor.3e0 At FARO, pragmáticamente, pro-

388
ALFARo, ibidem, pág.324. Advierte que "este supuesto sólo se produce
cuando el predisponente sólo se limita a reproducir la norma aplicable y no
cuando expone su contenido con sus propias palabras". Sin embargo, aun-
que el redactor proponga cláusulas que reprodüzcar' no[nas legales, alterando
su redacción, es posible aceptar Ia exclusión de la interpretación contra el
redactor siempre que las palabras utilizadas sean usuales y permitan desen-
trañar fácilmente su sentido. Así, la Directiv¿ 93/13 de la Comunidad Eco-
nómica Europea dispone: "Las cláusulas contractuales que reflejen disposi-
ciones legales o reglamentarias imperativas, así como las disposiciones o los
principios de los convenios internacionales, en especial en el ámbito de los
transportes, donde los Estados miembros o la Comunidad son parte, no esta-
rán sometidas a las disposiciones de Ia presente Directiv¿" (artículo 1.2). En
lajurisprudencia nacional, a propósito de un recu-rso dS-pf-"1*e-.-giÓ¡ interpues-
to contra un banco que unilateralmente cerró una cuenta bancaria, recurso

Ns 402, págs. 213 y ss.


38e
¡u jurisprudencia alemana conoció el caso de un aviso colocado en
un supermer.uá.r, que solicitaba "Por favo¡ abran sr¡^s bolsos espontáncamente
al llegar a la caja". AI-FARo, ibidem, pág. 118 (nota 15).
3eo
lbidem, págs. 285 y ss.
148 CON-I'ITA'I'O POIT ADI.IES ION

pone reservar "la no inclusión y consiguiente ineficacia


para los casos más graves de falta de claridad y aplicand.o
la regla contra proferentem a los demás supuestos de cláu-
sulas dudosas".3el
El texto del inciso 2q del artículo 1566 señala que se in-
terpretan contra el redactor las "cláusulas ambiguas", sin pro-
nunciarse acerca de si la ambigüedad afecta a una cláusula o
puede también extenderse a todo el contrato. En el fondo,
la ambigüedad del contrato surgirá cuando de sus cláusulas
no sea posible inferir una estructura coherente de los dere-
chos y obligaciones que nacen para las partes. En términos
generales, parece poco prudente interpretar el contrato to-
talmente contra el redactor si se d"esconoce el propósito inte-
gral de las partes. La existencia de un contrato absolut¿mente
incomprensible, además de ser poco probable, hace imposi-
ble su ejecución. De acuerdo a La Ley, es más rzzonable su-
poner que si el contrato en su totalidad es ambiguo, carecerá
de valor por ser "ilegible".3e2
Finalmente, tratárrdose de una cláusula o de una expre-
sión dentro de una cláusula que disponga la regulación de
una determinada materia en forma ambigua, es indiscutible
que resulta aplicable esta regla. Si existen varias cláusulas am-
biguas debe examinarse si pierde o no el contrato toda razo-
nabilidad al interpretar cada una d.e ellas contra el redactor,
debiendo en aquel caso optarse por su invalidez totzl, según
se indica en el párrafo 52.

42. Redactor. Esta regla exige que las estipulaciones sean "ex-
tendidas o dictadas por una de las partes", refiriéndose a

3e1
ütidem, pág. 286. Continúa: "Tiasladando esta idea al campo que nos
ocupa, podemos afirmar que la mayor gravedad -y, por lo tanto, la no inclu-
sión- se produce en los casos de incomprensibilidad, y la menor gravedad -y
la consiguiente aplicación de la regla contra proferentem- en las hipótesis
de simple ambigüedad".
3e2
lbidem, pág. 321. No lo ha entendido de esta forma la Corte de Casa-
ción italiana, como expone GercaNo, El negocio..., op. cit., pág. 434 (nota 11).
IV. INf 'EIU' RTiI'ACIO N D EL CO N I'ITAI'O POR AD FI]iSION 149

quien propone y redacta materialmente los términos del con-


trato. A pesar de que la redacción debe provenir de una de
.1 las partes del contrato, es evidente que se aplica aun si ha sido
!

extendida por un tercero por encargo del empresario, por lzrs


I
siguientes razones: i) El riesgo de la mala redacción es asu-
i
mido por el empresario, independientemente de quien haya
i
1
I
sido el autor de la ambigüedad, porque el derecho supone
I
I

que es imputable a éste el no haber tomado los resguardos
,t
I
suficientes para impedir su ocurrencia.3e3 ii) La utilización de
j
i
la defectuosa redacción para obtener una ventaja es una ac-
-j
I
I
tuación de mala fe del empresario, porqlle es de su cargo la
I
¡
custodia de la adecuada redacción que debe efectuar el ter-
cero. iii) Si se aceptara la posición opuesta, se estaría autori-
1
,{
zando una excusa general del empresario para eludir la
J
:i
l
aplicación de esta regla.3ea
¡q

¿
i
43. Perjuicio y beneficio. Cuando la ambigüedad se debe a
.,t la falta de explicación que ha debido dar el redactor, debe
i;
t interpretarse la cláusula contra éste. Desde esta perspectiva,
1 la interpretación se presenta más como una sanción al redac*
1
l
i
tor que como una protección a los intereses del adherente.
a
fuí, la regla se aplica cuando la ambigüedad se debe a una
.t

t
explicación deficiente y no cuando proviene de otras causa^s,
¡

:
como por ejemplo, de la particular incapacidad de compren-
t sión del adherente.
Que se interprete contra el redactor significará que de los
,

;
:
varios sentidos razonablemente posibles deberá elegirse el
:
menos favorable a sus intereses. Así, si de la redacción de la
¡

-r
.l
cláusula surgen incertidumbres si nacen o no derechos pa;ra
,
i

3s3
ALrARo, ibidem, pág. 323.
3ea
lbidr*, pág.32O (nota 83). También en ese sentido, E.-IL PERRT,AU,
Cláusulas manuscritas y cláusulas impre.sa.s, Sanüago, Reüsta de l)erecho yJuris-
prudencia, 1927, tomo XXIV la parte, pág. 122. Este último autot a pesar
de no relerirse explícitamcnte al contrato por adhesión, extrae criterios de
la antigua jurisprudencia fr¿ncesa que resultan aplicables a estc contrato in-
cluso en ia actualidad.
150 CON'I'RAI'O POR ADFI!]SION

el redactor, deberá interpretarse que no' y si se cuestiona si


nacen o no obligaciones para éste, deberá interpretarse que
existe la obligación. Asimismo, deben interpretarse extensi-
vamente uq.té[^ estipulaciones que impongan gravámenes
y cargas pti. el redactor y de fbrma restrictiva cuando esos
gruua-"res y cargas sean del consumidor.3ss Por último, a las
cláusulas eximentes o limitativas de responsabilidad deberá
otorgarse el sentido más restrictivo posible, de forma de ha-
cer responsable al emPresario-
Dei hecho que se interprete contra el redactor no se in-
fiere lógicameni" q.l. se beneficie al adherente,ya que a éste
puede Jerl. indiferente ese sentido. Es así que la Ley 7 /98
ie España, al igual que la DirectivagS/I3, hz señalado ex-
presamente que esta interpretación debe efectuarse en favor
det adherenté;3e6 aunque en la generalidad de los casos, r?-
turalmente, existirá una vinculación entre el perjuicio para
una de las partes y el beneficio Pzr^la otra'3e7
Finalménte, si se pretende determinar si una cláusula se
encuentra en alguno de los supuestos sancionados por el ar-
tículo 16, deberá efectuarse la interpretación más perjudicial
para el adherente y la más favorable P^ra el empresario, por-
q,t. d" esta forma se beneficia en último término al adherente

3e5 Ar FARO, siguiendo a Utltfn, señala que "las cláusulas dudosas que im-
pongan obligacioáes o riesgos al adherente se interPretarán restrictilamente
que le ."áorror.^r, derechos Io serán de modo extensivo"'
-i"it*, qr.é 1.. De forma coherente, la jurisprudencia arbitral de Ia super-
Ibid.em, pa[. zzr.
intendencla de Isapres ha señalado que los contruttos de salud constituyen con-
tratos por adhesiótr .r.y.r cláusulas de exclusión deben interpretarse
restrictivamenre. véase, por ejemplo, fallo de 16 de abril de 1997, Oficina
Coordinad ora, 1997, Memorándum Ne 1 13'
3e6
lArtículo 6.2.) A diferencia de la antigua disposición que repetía
la regla de interpretación contra el que haya "redactado" (artículo 10'2
inciso 2q).
3e?
Bn el recurso de protección aludido en la nota 388, el voto de mino-
ría del ministro MiltonJuica, quien estuvo Por acePtar el recurso, señala que
por trat¿rse de un .orr"t*to pór adhesión debe interpretarse en favor de la
p.r,. -"nos favorecida, y por eso en este caso se debería exigir al menos una
causal para poner término aI contrato'
t.
f' I V. IN'I'E RPRE'IACIO N DE L CO N]'Iq-I'O PO R AD rIE SI ON l5l
I
i

lil:'
ll
a. al considerarla nula, siempre que ello no involucre un con-
i,
¡
trol encubierto del contenido del contrato.3e8
i
t
'l

C. REGIA DE I-A PREVALENCIA DE IA


CONDICION PARTICUI-AR
!
.t
i
.,i

l
J
I 44. Arúculo 17 inciso 2e de la Ley. LaLey carece de normas ge-

I
nerales de interpretación y ni siquiera repite, a diferencia de la
t
_l

1
legislación comparada que le sirvió de fuente material, la regla
I de interpretación contra el redactor. Sin embargo, este artículo
t
sugiere un criterio que lajurisprudencia debe seguir en la inter-
pretación del contrato por adhesión: "En los contratos impresos
en formularios prevalecer.in las cláusulas que se agreguen por
sobre las del formulario cuando sean incompatibles entre sí'.
t
Esta regla presume que al agregarse cláusulas al formula-
'1
t
I
rio, las cond.iciones generales dejan de reflejar la voluntad de
¡
l las partes y debe dárseles preferencia cuando sean contradic-
a
.]t
I
¡
torias. Constituye una evolución en el derecho de contratos,
t
pues de ella, así como del resto de las nornas de la Ley objeto
:

de este análisis, es posible concluir que en el derecho nacio-


1 nal se acepta la validez de las cláusulas de estilcl y, en general,
¡
la utilización de formularios o condiciones generales de con-
tratación en la suscripción del contrato por adhesión.
,t

i 45. Origen histórico. En un principio se discutió la validez de


i
los contratos redactados mediante formularios.3ee En materia
-l
I
i
3e8
At¡aRo, Las y ss. Cita como autor de
condic'iones..., op. cit., págs. 326
:1
,i
esta técnica a ScrrLossgR, e indica que cuenta con el apoyo de Ut¡,trn. Ad-
!
vierte, esta "ingeniosa transformación de la regla contra proferentem es acl-
misible siempre que se evite el peligro de utilizarla pare- realizar un control
:

encubierto del contenido. A tal fin, debe tenerse en cuenta sobre todo que
l
l
la regla sólo es aplicable cuando la cláusula sea realmente dudosa y el predis-
ponente haya incurrido en responsabilidad por la formulación".
3ee
PnRREeu señala que el debate se disipó "desde que, celebrando im-
portantes empresas gran número de contratos de esta naturaleza, tenía vcn-
tajas para facilitar su conclusión y Fljar la norma y PrePar¿r de antern¿rno un
gran número de fbrmularios". Op- cit., pág. 109.
152 CONI'RA I'O I'OR AD I,IF]SIO N

de seguros marítimos el uso de formularios impresos, que in-


cluso contemplaban disposiciones que derogaban leyes, se re-
monta al siglo XVIII. Paralelamente a su nacimiento, surgieron
las aprensiones contra esta prácticay la defensa de las estipu-
laciones manuscritas, pretendiendo su prevalencia por sobre
las condiciones generales, fundado en la creencia de que re-
flejaban de mejor forma la voluntad de las partes.a0O
Esta norma no proviene del Mensuj",nor su incorporación
al artículo 17 se debe a una indicación promovida por el di-
putadoJorge Schaulsohn en conjunto con los diputados Gui-
llermo Yunge y Andrés Chadwick,a0z quienes la copiaron de
la Ley 26/84 de España.ao3

400
Así, en una disposición calificada por PotuIER como "muy sabia",
"l'Amirauté du Palais, por reglamento de 7 de diciembre de 17b7, prescribió
que todas las cláusulas derogatorias de la ordenanza de la marina, y en ge-
neral del derecho común, fuesen manuscritas en las póIizas de seguro, y que
carecerían de valor en caso de estar impresas". Ibidem, pág. 110.
a'l Sesión 324 ordinaria, Legislaturá Ordinaria,
21 de agosto de 1gg1, Cá-
mara de Diputados, pág.3067.
a02 yu
indicación es la siguiente: "sin perjuicio de lo dispuesto en este
artículo, en los contratos impresos en formularios prevalecen las cláusulas que
se agreguen por sobre las del formulario, cuando son incompatibles entre sí,
aunque éstas últimas (sic) no hayan sido canceladas". Las razones de su in-
corporación, según sus autores, son las siguientes: "Muchas veces se negocia
entre las partes, lo que deriva en que éstas aceptan condiciones que no esta-
ban en el contrato original, pero que se anotan en el actual. ¿Cuáles cláusu-
las prevalecen? Proponemos una norrna que favorezca la verdadera intención
de las partes, y por eso se dice que en los contratos impresos en formularios
las cláusulas que se agreguen prevalecen por sobre las del formulario, por-
que, norrnalmente, esas cláusulas son fruto de la negociación, y existe la pre-
sunción de que v¿n a favorecer a la parte más débil. Las impresas, en cambio,
representan el criterio del que las elaboró. Se parecen más a un contrato de
adhesión". sesión 194 ordinaria, Legislatura ordinaria,2o dejulio de 1993,
cámara de Diputados, págs. 7755 y 1788. Tres observaciones es posible efec-
tuar de la historia de esta regla: i) Los legisladores consideraron que permite
desentrañar la voluntad común de las partes, argumento utilizado poi lr. doc-
trina para afirmar que constituiría una auténtica regla de interpretación. ii)
Los legisladores presumieron que la cláusula que se agrega favorece ala par-
te más débil. como se expondrá, esta norma no contiene la prevención, que
sí contempla la Ley 26/84, que prevalece la cláusula agregada sólo cuando
beneficia al adherente. iii) En la norma aprobada en definitiva por el legisla-
:

ry. INTERPRETACION DEL CONTRATO PORADHESION


153

46. Justificación. La obligación del intérprete, tratándose de


un contrato de libre discusión, es "conciliar las disposicio_
nes contradictorias de la convención",4Oa según dispone el
artículo 1564 del código civil. En cambio, en el Contrato
por adhesión, sobre la base de los artículos lb60 de ese mis-
mo código y 17 inciso 2n de laLey, debe darse preferen cia a
la cláusula particular, por cuanto debe "consiáerarse la ge-
nuina expresión de la voluntad común, yv que se introduce
en el texto contractual en el momento mismo de su conclu-
sión y generalmente de puño y letra de ras partes".4,5 Desde
una perspectiva económica, esta regla se justifica en su apti-
tud para evitar los costos que envolvería para el emprer-io
Ia revisión exhaustiva de cada contrato al momento de su
suscripción.

: 47 .Naturaleza de esta regla. constituye una auténtica regla


: de interpretación, po.qrré persigue dltermin ar lavoluntad
: cornún de los contratantes, presumiend.o que ella está refle-
j j.da de-manera más fiel en las cláusulas agregadas que en
i l^ condiciones generales;406 teniendo en cuenta además que
éstas son repetidas en el contrato ordinariamente por mero

dor se suprimió la oración final de la indicación: "aunque estas últimas


no
hayan sido canceladas". En realidad er¿ perfectamen te prescindible,
porque
eüdentemente si las condiciones generales han sido "canceladas" no eústirá
contradicción con las cláusulas que se agreguen, sino que las partes
habrán
manifestado claramente su intención de suprimirlas.
403 *Las
dudas en la interpretación se resolverán en contra de quien las
haya redactado, prevaleciendo las cláusulas particulares sobre las condiciones
generales, siempre que aquellas sean más benefi.ciosas que éstas,' (artículo
10.2
inciso 2). Por su parte, la Ley 7/98 d.e España r.p.od,r." esa misma
regla:
"Cuando exista contradicción entre las coridiciorr"l g"rr.rales
y las concliáio-
nes particulares específicamente preüstas para ese contrato,
pievalecerán és-
tas sobre aquéllas, salvo que las condiciones generales resulten
más
beneficiosas para el adherent" qr." las condiciones párdculares,, (artículo
6.1).

aqa
LopEZ, Si.stema.s..., op. cit., págs. 146 y ss.
a),L
tUaem, pág. 147. f'ambiérrprnru¡u, op. cit., pág. 118.
'106ALI.-ARo, Contrad.icción...,
cir-, pág. gZ0.
"p.
154 CON-I'RAI'O POI{ A-DHESION

formulismo, no deteniéndose las partes en el examen de su


alcance-ao7

48. Supuestos de aplicación. Sobre la bixe de los comentarios


que se han ef-ectuado acerca de normas análogas del derecho
comparado, es posible concluir que esta regla de interpreta-
ción de la Ley exige las siguientes condiciones P^ra su apli-
cación:
a) Condición general y condición particular. Se Presume
que la condición introducida prima por sobre las cláusulas im-
presas, porque representa una estipulación que las partes han
consentido en consideración al negocio en particular. El que
se requiera que las cláusulas del contrato consten en "formu-
larios impresos",y z pesar de que usualmente ocurrirá de esa
forma, puede generar incertidumbres cuando las condiciones
generales estén contenidas en una forma distinta. Como el sen-
tido de esta disposición es preferir una cláusula que ha sido
t
introducida para ese contrato en particular, deberá entender-
ii
I
se que resulta en todo caso aplicable esta regla.
l,
il b) Carácter de la contradicción. La contradicción que
I debe existir entre las cláusulas no es necesario que sea "abier-
I
ta, sino que basta con que la condición general conduzca a'
I una modificación de los derechos y obligaciones recogidos en
I
el acuerdo individual".408 Esta conclusión es evidente en la
i
Le¡ que sólo exige que sean "incompatibles", requisito que
t
se cumple si no tienen aptitud para concurrir en un mismo
contrato. La cláusula que se agregue podrá ser incompatible
con alguna de las condiciones generales o con el contrato en

Lópnz, Sistemas..., op. cit., pág. 146. A este respecto es útil tener Pre-
a07

sente la definición citada por Lóeez, tomada de la obra de André LECoMPTE,


La clause de style: "La cláusula de esúlo es una cláusula que hgura en la fór-
mula habitual de la especie de contrato al que se refiere, y que las partes re-
producen en su propio contrato, inspirándose en la fórmula, sin que su
contenido haya sido ni previsto ni querido por ellas". Pág. 148.
a08
AI-FARo, Las condiciones..., op. cit., pág.300.
IV. INTERPRE1ACION DEL CONTRAI'O POI{ ADHESION
155

su totalidad, pero, como es obvio, si contradice a otra cláusu-


la particular, no podrá aplicarse esta regla.aOe
c) validez de ambas cláusulas. para la aplicación de esta
norma se requiere que ambas cláusulas incompatibles sean
eficaces.4l0 Puede ocurri¡ sin embargo, que la ciáusula parti-
cular adolezca de un vicio de invalidezy deba aplicarse la con-
dición general, que puede ser menos favorable ul .onr.r.-idor.
Si la cláusula agregada es anulable, la alternativa es aplicar,
según AtrARo, las normas del derecho dispositivo, p.ré,
-.-
diante la condición particular quisieron apartarse dé las con-
diciones generales;4l1 solución que constituye una hipótesis
de integración del contrato que excede los propósitoi de la
interpretación contractual. En este sentido, la legislación es-
pañola introdujo la prevención que esta regla sólo procede
cuando las cláusulas particulares resulten más benéfi.ior^
para el adherente.4l2 En la historia d.e esta norma de la Ley
existen antecedentes que permitirían sostener, de lzr misma
fbrma, que sólo operaría si la cláusula particular favorece a
"la parte débil".413 No obstante, tal .o-b se indicó en el pá-
mafo 9, esta prevención desconoce que el fund.amento de eita
regla está en el respeto a la voluntad de las partes, al extre-
mo de insinuar una intervención encubierta del contenido
del contrato.
d) Formalidad de la condición particular. La Ley no exi-
ge que las cláusulas que se agreguen por sobre las impresa^s
sean manuscrit^, y por ello podrán serlo incluso en forma
oral. obviamente, cuando no sean escritas el problema esen-
cial radicará en su prueb", glre deberá efectuarla, según las
reglas generales, quien lo alega.ala Pueden plantearse dudas

aoe
PERREAU, olt. cit., pág. 120.
u10
ALFARo, La.s cond,iciones..., op. cit., párg. Z0l .
alt lbidqn.
412
Artículo 10.2 inciso 2o de la Ley 26/84 y artículo 6.1 cle la Ley 7 /gS.
al3
Véase nota 402.
araALlARo, Las cond,icio,nes,
op. cit., pár.. Z0Z.
!|.
I (]ON-I'I{,A
li-rG I'O POR ADI.IESION

si las condiciones senerales exigen que cualquier variación a


su sentido se efectúe por escrito. La regla general en el dere-
cho comparado estima que tal estipulación no impide a las
partes ef'ectuar modificaciones por cualquier medio.als
e) Poder d.e representación. De acuerdo a las norm¿x del
derecho común sobre poderes aparentes, debe afirmarse la
oponibilidad de las modificaciones inrroducidas por los auxi-
liares del empresario, salvo en cuanto acredite que sus actua-
ciones desvirtuaron ese efecto (como por ejemplo, si ha
publicado advertencias sobre el alcance de los poderes).416 En
el derecho nacional resulta aplicable el artículo 328 del Có-
diso de Comercio, que prevé ciertas hipótesis en que los apo-
derados, a pesar de obrar a su propio nombre, se presurne
t que lo han hecho "por cuenta de sus comitentes". Así ocurre
I cuando "el contrato corresponda al giro ordinario del esta-
tJ blecimiento que administraÍr" y "si el resultado de la nego-
ciación se hubiere convertido en provecho del comitente". En
;
estas situaciones las condiciones agregadas obligan al empre-
li
sario, y los adherentes pueden, a su elección, dirigirse contra
éste o contra el dependiente.alT
f) Oportunidad de la modificación. La Ley dispone que
i estas cláusula-s deben "agregarse", pero puede ocurrir que las
I
i
i ar5
lbidem, págs. 303 y ss. Como se expuso, el artículo 1564 del Código
j
i civil obliga a considerar en la interpretación la ejecución que las partes ha-
yan hecho del contrato.
a16
Br. este sentido Al¡eno concluye que son inoponibles a terceros los
pactos sobre limitación de poderes que se encuentren en una situación de
apariencia. Ibidsrn, págs. 305 y ss.
417
En un estudio acerca de los poderes aparentes, A¡turo pRe¡o descri-
be los requisitos para que una situación de apariencia obligue: i) La situa-
ción aparente debe ser objetiva, presentando exteriormente las características
de una situación jurídica verdadera. ii) El tercero debe actuar de buena fe,
confiando en la existencia y suficiencia del poder. iii) En virtud de esa situa-
ción se produce la imputación de lo actuado al verdadero titula¡ por crite-
rios de culpa o de riesgo. Distinción conceptual entre los poderes aparvntes y los
podnes tácitos: un ensayo de aplicación alfactor o gerente, en BAnRos coordinado¡
Contratos, op. cit., pág. 84.
IV. INI'E RPRE'IACION DEL CONTRATO POR AD FIES ION 157

modificaciones sean discutidas en el proceso de negociación.


Según ALFARO, éstas deberían entenderse incluidas, pues lo
normal es que al contrato se incorporen todos los acuerdos
a que llegaron las partes con anterioridad a su celebración.al8
Pnnnneu plantea distinguir tres casos: "o bien las diferentes
estipulaciones impresas y manuscritas están impresas en un
solo y mismo acto; o bien una oferta manuscrita interviene
posteriormente a una convención impresa; o, en fin, una pu-
blicación impresa sobreviene al acuerdo definitivo celebrado
por escrito o en otra formu".4re En el primero, es usual que
los contratos contengan normas que solucionen esta contra-
dicción, como en los contratos de seguro que prevén la apli-
cación de las condiciones generales en defecto d.e convención
especial.az0 Si no existe regla en el contrato, deberá preferir-
se la cláusula particular en atención al respeto ala voluntad
común. En segundo lugar, cuando es posterior a las condi-
ciones generales, "parece que su fecha posterior a la de las
enunciaciones impresas debe bastar pa:ra asegurarle su pre-
¡¡ ¿191
eminencia".*" Por último, según este autor, no es posible
modificar el contenido de las condiciones particulares me-
diante una condición general posterior "sin una aceptación
formal de su destinatario".422

418
Las condiciones..., op. cit., pág. 310.
n1s
oF. cit., p^g. 7\7.
a20
lbidem. Agrega este autor: "las póIizas contra incendio terminan por
una cláusula manuscrita en que el asegurador se oblisa a responder por uno
u otro de estos riesgos ordinariamente excluidos".
a2t
lbidr*, pág. 119.
n22
ft,ide*, pág.120.

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