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Roberto Esposito .

>
Communitas
MUTAClnNES

Puede afirma rse qu e ning ún tema es tan cent ral en el deb ate fi-
losófico intcrnacional como el de la comunidad: desde el COI11U-
nitarismo am erican o hasta la ética de la comunicación de H aber-
1: mas y Apel, y el deconsrruccionismo francés de Derrid a. No obs-
S tant c, en nin gun o de estos casos se ha examinado el concepto de
comunidad a partir de su ori ginal significado etim ológico : Cll III 11l111lUJ. Esto se pro-
erto Esposito
pone Roberto Esposito, a través de una original «contra-historia» de la filosofía

política, referid a no sólo a la obra de Hobbes, Rou sseau, Kant , H eidegger y Ba-
taille, a quienes dedica los capítulos principal es, sino también a la de Holdcrlin y
Nietzsche, Freud y Ca netti, Arendt y Sartre.
mmurutas
El result ado de esta extraordinaria trama conceptual y léxica es una inversi ón ab- y destino de la
soluta de las interpretacione s actuales de la comunidad: la idea filosófica de co-
munidad no se refiere a las pequeñas patrias a las que dirigen la mirada nostálgi- ' lild
camentc los viejos y nue vos comunita rismos.

La comunidad no es una propiedad, una plenitud, un terri torio qu e se debe de-


fender y sepa rar de los que no son parte su ya, sino un vacío, una deuda, un don
(estos son los significados de munusí en relación con los otro s, que nos remite a la
vez a nuestra constitutiva alteridad también respecto de nosotros mismos.

ROBEKlD Esrosrro es profes or de Historia de las Doctrinas Políticas y Filosofía


Moral en Nápoles . Entre sus obras podemos mencionar ealegurir deli'impoliiico
(1988); Nove pensieri sulla politica (1993) y L'origine della politica. Hannali Arendi o
Simone Weil (1996), y ha tenid o a su cargo una compilaci ón de ensayos de Leo
Strauss, Gcrusalemme ed Atene (1998).

ISBN 950-518-714-9

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Colección Mutaciones
Com m un itas . Origine e destino delta comunita , Roberto Esposito Indice general
© Giulio Einaudi editare, Tur ín, 1998
Tr aducción: Car io Rodolfo Molin ari Marotto
Primera edici ón en castellano, 2003 ; primera r eimpresión, 2007
© 'Ibdos los derechos de la edi ción en castellano r eservados por
Arnorrortu editores S.A., Paraguay 1225, 7° piso - C1057AAS Buenos Aires
Arnorrortu editores España S.L., C/San Andrés, 28 - 28004 Madrid
www.amorrortueditores.com
La reproducción tot al o parcial de este libro en forma idé nt ica o modificada
por cualquier med io mecánico, elect rónico o informático, incluyen do foto- 9 Conloquium, Jean-Luc Nancy
copia, grabación, digitali zación o cua lquie r sistema de almacenam iento y
recuperación de información, no autorizada por los editores, viola dere-
chos r eser vados.
21 Nada en común
Queda h echo el dep ósito que previ ene la ley n° 11.723
51 Comrnunitas
Industria argen tina . Mad e in Arg entin a
ISBN 978- 950 -5 18-714-0
53 1. El miedo
ISBN 88-06-143 57-3, Turín , edi ción original
83 2. La culpa
112 3. La ley
146 4. El éxtasis

Esposito , Roberto
183 5. La experiencia
Com muni tas : ori gen y destino de la comunidad .- l a ed., 1" reimp . -
Buenos Aires : Arnorrortu, 2007 .
216 p. ; 23x 14 cm.- (Mutaciones)

Trad ucci ón de : Carla Rodolfo Molin ari Marotto

ISBN 97 8-950 -518-714-0

1. Filosofía Política. 1. Molinari Marotto, Carlo R., trad. n. Título


CDD 190

Impreso en los Tall eres Gr áficos Color Efe, Pa so 192, Avellaneda, provin-
cia de Buenos Air es, en enero de 2007 .
Tiru da de es ta edi ción: 1.500 ejemplares.

7
Conloquium
Jean-Luc Nancy

Al título de este libro respondo con otro título la-


tino: después de todo es la lengua más común entre un
italiano y un francés, y aquí nos mantenemos unidos
en el espacio de lo común. La elección de esta lengua
también permite a Roberto Esposito separarse, desde
un principio, del término «comunidad» (o «com unitá» ),
y así mantener alejadas las tentaciones de un pensa-
miento fácil y los riesgos de una interpretación equi-
vocada que este término disemina insidiosamente a
su alrededor, según nos hemos venido ilustrando des-
de hace algún tiempo.
Respondo con la palabra conloquium, de la que
elijo la forma más clásica, la de César o Cicerón (con-
loquia amicorum absentium: todos los escritos lo
sonj.! para evitar las resonancias académicas yes-
peculadoras de la palabra «coloquio», y con el propó-
sito de señalar que ocupo aquí el lugar de prologuista,
no para presentar un libro, o servir de introducción a
un libro, que como todo libro legítimo sólo se presenta
por sí mismo, sino para continuar, con Esposito y, por
su intermedio con algunos otros, un intercambio (una
communicatio, un commercium, un commentarium'f
antiguo pero no por ello anticuado, que necesaria-
mente nos interesa, y entiendo estas palabras en sus
sentidos más fuertes, puesto que se trata de nosotros
(todos) y de 1.9 gue ahora está ent~enosotros.
1 In Marcum Antonium. orationes Philippicae, 2, 7.
2 Un a puesta en común, un intercambio de hic-m-s, una concentra-
ción de pensamiento(s).. .

9
Communitas despliega el movimiento de un traba- el orden de la cantidad -pero en grado tal que los tér-
jo en curso desde hace por lo menos quince años: me . minos «exterminio» o «destrucción en masa» convier-
refiero no sólo al propio trabajo de Roberto Esposito, ten a los números en absolutos o en infinitos- yen el
cuyas etapas, marcadas por otros tantos libros.i' ja- orden de la idea o del valor, puesto que desgarró la
lonan un camino que se mantiene inalterado hasta frágil nervadura del «hombre» mismo, tan reciente
hoy, sino a todo un trabajo común (llamémosle así, después de todo, y cuya excelencia dependía también
rápida y provisoriamente) que, primero en Europa de la fragilidad.
(de manera singular en Italia y en Francia), luego en De hecho, la comunidad de los hombres había que-
otras partes del mundo (y sobre el «mundo».. J, se ha dado librada a sí misma, una vez desligada del víncu-
consagrado a la que se ha dado en llamar cuestión de lo religioso que le había conferido su consistencia
la comunidad (o, es más, como estos trabajos han in- (jerárquica, hierática y transida de miedo), e iniciada
citado a decir con mayor frecuencia, la cuestión del una historia de la autoproducción, necesariamente
«ser-en-común» o del «ser-juntos»). común, de la humanidad tanto genérica como singu-
Si bien afirmo que Roberto Esposito despliega este lar. Pero todo sucedió como si la historia no pudiera
trabajo, no quiero por cierto decir que lo completa y lo esperarse a sí misma, como si no pudiera diferir la
termina. Lejos de ello, contribuye a reiniciarlo con producción de la figura por venir y se apresurara a
presupuestos nuevos. Pero a la vez destaca, por la acuñar su medalla, como la de un prototipo ya dado,
vastedad de las referencias que su libro pone en jue- un símbolo disponible para fijar la medida común.
go, la amplitud de una tarea de pensamiento que se Que la obra de muerte -sustrayendo de hecho la
ha impuesto a (todos) nosotros en los últimos dece- muerte misma su dignidad, en la aniquilación- se
nios. Se ha tratado, simultáneamente, de releer de haya llevado a cabo en nombre de la comunidad
otro modo algunos momentos decisivos de nuestra - a quí la de un pueblo o una raza autoconstituida,
tradición (entre otros, Rousseau, Hegel, Marx, Hus- allá la de una humanidad autotrabajada-i-" es lo que
serl, Heidegger, Arendt, Bataille: aquí se los reencon- ha puesto fin a toda posibilidad de basarse sobre
trará a todos) y de comprometerse de maneras diver- cualquier forri"ia de l o dado del ser común (sangre,
sas, concordantes y discordantes, a pensar la que de- sustancia, filiación, esencia, origen, naturaleza,
viene nuestra existencia en común (que equivale a consagración, elección, identidad orgánica o mística).
decir nuestra existencia a secas). E incluso es, en verdad, lo que ha puesto fin a toda po-
Este trabajo de pensamiento se impuso por un mo- sibilidad d_e_p~_e_n ~ser común..!'egún el m _o_de_l_o,
tivo terrible, que la historia de nuestro siglo (dado que sea cual sea, de un «ser» en general. El ser-en-común
es el nuestro) no ha cesado de brindarnos, a tal punto
que su recuerdo de tan agobiante se torna inevitable: 4 No hay que dejar de subrayar, sin embargo, la disimetría entre los
en nombre de la comunidad, la humanidad -ante to- fascismos, que proceden de una afirmación sobre la esencia de la co-
do en Europa- puso a prueba una capacidad insospe- munidad, y los comunismos, que declaran que la comunidad es una'
praxis y no una sustancia: ello constituye una diferencia que ninguna
chada de autodestrucción. Dio esta prueba a la vez en mala fe puede suprimir, lo cual no es razón para olvidar las cifras de
las víctimas. .. (ni las proposiciones sustancialistas, comunitaristas ;
a Especialmente Categorie dell 'impolitico , Bolonia : 11 Mulino, 1988. racistas, disimuladas aquí y allá en el cornunismo llarnado «real»).

lo 11
preocuparnos por la posibilidad de estar, precisamen-
más allá del ser pensado como identidad, como estado
f y como sujeto, el ser-en-común que afecta al ser mis- te, con-juntos y de decir «nosotros», en el momento en
l mo en lo más profundo de su textura ontológica: esta

I fue la tarea que se puso en evidencia.


que esta posibilidad parece desvanecerse en un «se», o
-
S lJI1 «yo» , @1PQ.S igualmente lJ}onstru-.2.so§..X ~ni -
mas, y en verdad intrincados por completo entre sí.
Como sabemos demasiado bien, el pavoroso re-
¿Cómo decir «nosotros» sino como un «se» (= todos
curso a lo dado de una comunidad no cesá-de desenca-
y nadie), como un «yo» (= una sola persona, lo que
élen ar masacres que parecen organizadas dentro de
también sigue siendo nadie...)? ¿Cómo ser en común,
un orden mundial cuyos efectos de derecho, cuando
entonces, sin hacer lo que la tradición entera (per o
no simplemente impotentes, pueden valer a justo
con todo reciente, es decir, tributaria del Occidente
~1 título como efectos perversos de una dominación sin
que se consuma difundiéndose) llama una comunidad
rostro que mueve unas contra , otras las supuestas
i~ cuerno d~...i~~BJM ªd , u]laj gtensidad _d~ p'rop'ie ­
identidades.
dad, una intimidad de naturaleza)?
Una actualidad abrumadora -Bosnia, Kosovo,
Es evidente que '1.0sotros somos juntos (de otro mo-
Congo, Timar, Chechenia, Pakistán, Afganistán,
do no habría nadie para leer esto,-que tampoco sería
Irlanda, Córcega, violencias intercomunitarias en In-
escrito, menos aún publicado y, por ende, comunica-
dia, Indonesia, Africa, etc. - revela que hemos sido
do). Es evidente que nosotros existimos indisociables
~ap.~c"es de desmantelar o de desalentar los recur-
sosalas esencias, c9munitarias, Y que más bien los
de
--.- nuestra
- . sociedad, s;
-- ~i ~~tiende por ello no nues-
tras organizaciones ni nuestras instituciones, sino
hemos exacerbado: las intensidades comunitarias 'Il;_ .
_
"""'-: "' ~

que tenían sus regímenes y sus distinciones, han sido ...... -- _


nuestra sQ..Qación,
...... la- cual
- es ..mucho más que una aso-
ciación y algo muy distinto de ella (un contrato, una
llevadas por nosotros a la incandescencia por el efecto
de indistinción- en un- proceso mundial donde la 1 0-
- - - --- - --
-----
éonveñción_.., , un
"",
agrupamiento, un colectivo o una
- colección),
---...-.... es una condición coexistente- que nos es co-
mogeneizació9- i~!a pare ~~ ?!TasJqrr consi go--.!ode,
esencial. Resulta incluso evidente que cuando digo:
~oexistencia 9-.§fini da . Esto significa que aún no he-
«n osot r os existimos indisociables de nuestra socie-
mos podido comprender o inventar una constitución y
dad», esta proposición es aún muy insuficiente, por-
una articulación del ser-en-común, decididamente
que supone una disociación entre «nosotros» por un
distintas.
lado (donde se entiende a cada uno aparte) y la «socie-
La exigencia así creada es lo que impulsó el trabajo
dad» por el otro, cuando se trata precisamente de
del que hablo, trabajo común, por cierto, es decir, en
enunciar que de ningún 1ll0dQ. un término va sin el
nada colectivo (por más que las interacciones, los
otro. Es evidente entonces que hay para nosotros una
intercambios hayan crecido con los años, como puede
:Profu n da hesitación semántica y pragmática en la
seguirse a través de la densa red de remisiones que
enunciación de un «nosotros» (instantáneamente ato-
Esposito efectúa aquí, a la que incluso podrían hacer-
mizado o por el contrario aglutinado.. .).
se agregados), pero trabajo impuesto en conjunto a ta-
l dos nosotros (sin que sepamos a ciencia cierta qué es
y sin embargo tampoco deja de existir, subyacente,
más o menos latente y sorda, una evidencia de nues-
el «conjunto» pensante de una «época») de tener que

12 13
manera general, se presta para señalar toda clase de
tro ser-juntos, una evidencia nuestra y que precede a proximidades'' complejas, móviles, lejos de reducirse
toda otra evidencia tanto como la existencia social de a la mera yuxtaposición (que ya por sí misma, sin
Descartes precede lógica y cronológicamente a la po- duda, no es indiferente): conversar con, casarse con,
sibilidad de enunciación del ego sum, que por otra divorciarse de, enojarse con, comparar con, identifi-
parte, al enunciarse, se enuncia al menos a un otro (al carse con,jugar con (que tiene más de un sentido), ce-
menos a ese otro en él que difiere de él mismo.. J, de nar con (y se puede cenar con alguien mientras se ce-
modo que, puede decirse, todo ~RQ..ml.'ItJ~JUJillg!Lc.Y..m na con un risotto.. J, levantarse con el alba, olvidar
(o mecum, o nobiscum). ~s.1o es evidente y nos es evi- con el tiempo. Es siempre una proximidad, no sólo de
te. trato sino de acción recíproca, de intercambio, de rela-
Pero tal vez esta evidencia nunca esté más pre- ción o al menos de exposición mutua. No es pura con-
sente, ni sea mejor conocida, que cuando no pensamos comitancia: decir «con el atardecer acuden otros pen-
en ella, como para Descartes en el caso de la Wlión del samientos» no equivale a decir «al atardecer acuden
alma y el cuerpo, que conocemos perfectamente por otros pensamientos». El mit alemán y el with inglés,
nuestra existencia cotidiana sin tener que mostrarla si bien tienen otro origen, comparten características
ni, menos aún, ciertamente, demostrarla. Somos jun- similares, que en gran medida ya pertenecían al cum
tos y sólo ahí, o así, podemos decir «yo» : yo no diría
;---=-- -
«yo» si estuviera solo (otra versión: nosotros no diría-
latino."
El cum es lo que vincula (si es un vínculo) o lo que
~lo» si !WAQtros estu'yiéril-lll~;S_~olo(s): ..), pues ~j. junta (si es una juntura, un yugo , una yunta) el mu-
~estuvter2 solo no ~end:r.:ia naga de lo 9.~ hubiera de
nus del communis cuya lógica o carga semántica Es-
ili.stingui~ Si me distingo -si nos distingÚimos-==- posito ha reconocido y desarrollado tan bien (es el eje

~
es que somos varios: habría que entender «ser varios»
con valor distributivo y al mismo tiempo con el mismo 6 La palabra proviene de apud hoc, cerc a de esto, y sus primeras
;:.alor g~en «ser-en-el-mundo». formas eran av oec, avaic, avuec.
7 Se la s reencuentra en una parte de los valores del meta griego , de
dond e se hace derivar a veces el mit alemán, y cuyo primer sentido es
Si me distingo, es de [d'avecllos otros.f D'avec [lite- más bien «en el medio » , «entre" - «entre nos.. es también una expre-
ralmente: «de con»] es en francés una expresión nota- sión que da que pensar-, mientras que otros valores se reencuentran
ble: con ella puede expresarse que WlO se separa de en sun , el cual permite precisamente xu 6, tocar (frota r, ra spar, ras-
car), y en el «avec..hay contacto o, al menos, una proximidad o una vir-
alguien, o que WlO discierne el bien del mal, es decir, tualidad de cont acto (pero el contacto mismo es ya del orden de lo cer-
WlO se aparta de una proximidad, pero este apartarse cano/apar ta do, del apartamiento que está en el corazón de lo cercano).
supone la proximidad en la que, en definitiva, la sepa- En cuan to a koinos (-común» en griego: cf. en Esposito la koinon ia de
Aristóteles), o bien se lo vin cula al ca-occidental en gen eral (al que se
ración o la distinción aún tiene lugar. Hay una proxi- vin cula también a veces el prefijo germánico ge- , con valor conju ntivc
midad de la proximidad y de la separación. Avec, de o colectivo, que se encuentra, entre otros, en gemein, donde mein , en
cambi o, no está emparentado con munus ), o bien al kei6n griego homé-
5 Por otra parte, los otros no son sólo los demás hombres, sino los de- rico "lo qu e hiende, lo que parte... Hay siempre conjunción y disyun-
más entes en general. Ha y una filosofía de la na turaleza - si aún ción , disconjunción, reunión con divisi ón, cercano con lejano, concor-
puede llamársela as í- qu e está completamente por hacerse, como dia discors e insociable sociabilidad. . . Esta disconj unción es nuestro
unn filosofía de la coexistencia. Algunos piensan al respecto (por ejem - problema por lo menos desde Rousseau: Esposito insiste en ello.
plu, Murinnne Thomat trabaja un doctorado en este sentido).

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14
de todo el libro): el reparto de una carga, de un deber o Sobre todo no hay que magnificar el ser-juntos (es
de una tarea, y no la comunidad de una sustancia. El uno de los efectos discretamente perversos del traba-
ser-en-común se define y constituye por una carga, y jo reciente sobre la comunidad, haber reavivado por
en último análisis no está a cargo de otra cosa sino del aquí o por allá cierto énfasis cristiano y humanista en
mismo cum. Estamos a cargo de nuestro con, es decir, el «reparto», el «intercambio», el «prójimo»: pero es
de nosotros . Esto no significa que hay que apresurar- también precisamente lo que lleva a Esposito a de-
se a entender algo como «responsabilidad de la comu- sear inmunizarnos -descargarnos- con relación a
nidad» (o «ciudad», o «pueblo» , etc.): significa que te- los pensamientos comunitarios o comunitaristas). Es
nemos para hacernos cargo, para realizar una tarea una condición antes de ser un valor (o un contra-va-
-pero eso equivale a decir «para vivir» y «para ser»- lor), y si debe ser un valor, no puede serlo sino en el
el con --o el entre- en el que tenemos nuestra exis- sentido de lo que no se valoriza, lo que va más allá de
tencia, es decir, a la vez nuestro lugar o nuestro medio toda valorización. En cambio, la cuestión que se no]
y aquello a lo que y por lo que existimos en sentido plantea es la de pensar esta condición de otro modo
fuerte, es decir, estamos expuestos. que como derivada de un sujeto, sea individual o co-
Cum es algo que nos expone: nos pone los unos lectivo, y, por el contrario, no pensar ningún «sujeto»
frente a los otros, nos entrega los unos a los otros, nos más que a partir de ella y en ella. Ser-juntos no es un
arriesga los unos contra los otros y todos juntos nos coñju.nto de ser-sujetos, y tampoco es él mismo un su-
entrega a lo que Esposito (el bien llamado expuesto) jeto: lo que quiere decir que no vuelve sobre sí mismo"
llama para concluir «la experiencia»: la cual no es otra aunque no vaya a otro lugar.
sino la de ser con... Esto requiere sin duda pensar, como invita a hacer
Esposito, que el «con» no es nada: ninguna sustancia
Cum pone juntos o hace juntos, pero no es ni un y ningún en-sí:pára-sí. Siñ"'e"inbargo este «n ada »no es
mezclador, ni un ensamblador, ni un afinador, ni un exact amen te nada: es algo que no es una cosa en el
coleccionista. Es un respecto, como se advierte cuando sentido de un «da do-present e-en-algún lado~). Ñ¿-;stá
«con» significa también «con respecto a»: «est ar bien! et
eñ"uñ}ú gar, porque es más bien lug;r mismo: la
mal con alguien», «estar/no estar en paz con uno capacidad de que al~~~ iñáS'bí'em;rg;n as
mismo». Este respecto (que puede ser también un cosas, y algunos, estén ahí, es decir que ahí se encuen-
hacia - «bien dispuesto hacia alguien»- un estar- tr en los unos con los otros o entre elIoS;-siendo el con y
vuelto-hacia) es un tomar en cuenta, una observa- el eñtre, precisamente, no otra cosa sino el lugar mis-
ción, una consideración (pero en un sentido que no es mo, el medio o el mundo de existencia,
necesariamente de deferencia), es una mirada de Semejante lugar se denomina sentido. Ser-con es
atención o de interés, de vigilancia también, en espe- tener sentido, es ser en el sentidoosegÍm el sentido,
cial de desconfianza o de circunspección, o incluso de «sentido» que no es en-absoluto un vector orientado
inspección, pero puede ser también de simple regis- hacia la epifanía de una significación, sino la circula-
tro: menos que un tomar en cuenta, un tomar nota, un fión de la proximidad en su alejamiento propio, y d~
habérselas-con (este transeúnte que me cruzo, por alejamiento en su proximidad: la dcvol ución o el rebo-
ejemplo), ~d-e ~iximo en próximo por el cual un mundo hace

1(-) 17
t¿n mundo, algo distinto que un montón o un punto <:s~ , gue lo <wr~ ~l mi~!ll0 o CJue hace su apertura: la
nulo. La «nada» del sentido no es un no-sentido (sim- de una circulación de sentido.
ple revés de una significaciÓnepifáñ."ica) más de lo que • Pe~ aq~-además hab';"á que desconfiar sin cesar
es una sobreesencia puesta sobre el modo de una de las pías resonancias de lo «abierto», como de las de
teología negativa: no indica una nada mística, sino la «comunidad». «Abierto» no es simplemente ni ante
simplemente el ~x que hq.cg, la..§xposición de la ~xjs­ todo generosidad, amplitud en la hospitalidad y lar-
ten cia . No se trata de nada = alguna cosa, sino de na- gueza en el don, sjp.Q..en principio la condición de co-
1da = la cosa misma del paso y del reparto, entre nos, I existenci~ g~si ngJ:11 arjsI aJl.~!' .fini tas ,r.$ñtrel} a~ ~uales
de nosotros a nosotros, del mundo al mundo. • - 'l12.lé!rgQ._ªl borde, en los límites, entre «afuera» y
" Así el Mitsein o mejor el Mitdasein del que Heideg- «adentros-e-
ger eludió o vació el análisis (Esposito habla de ello) -circula
- indefinidamente la posibilidad de
--~

sentido.
no debería comprenderse como un «ser ahí con» (en la
habitación, en el tren, en la vida) sino cqmo un ser-con Septiembre de 1999
da ¡ es decir en l~ abierto, ~i~mpre por lo !.aTIt o en otro
lado, en un sentido (y de conformidad con lo que pien-
§-ª .~fe .§llo §~ Y.. tiempo). El s~r modalizado mit-da
-su única modalización, tal vez, pero al mismo tiem-
po indefinidamente plural-, es el ser que comparte o
se cQmpalt~~~ etda, que se esfuerza por designa¡:
lo «abierto», lo «abierto»de lo eX-2uest~ De suerte que
ser-con es lo mismo que ser-lo-abierto (Dasein, ser
r abierto, se@!:..~me.nte,..§gr_e:lfp.~~s1o, pero siendo la
-a)2ertura
- - - misma,- -
o la exposición,
_. - --según lo que se po-
dría_plant~ar30mo_axioma general d~ est~ pensa-
) ~nt.º : ~ser «sí Illi§"Illo» es ~~pQ.nerse!.. ~s ex-pone~
~~e» ) . Mitdasein sería así una suerte de tartamudeo o
de tautología del pensamiento (que encubre todo lo
que nos es dificil pensar): ser-con o ser-abierto o ser-
lo-que-abre o ser-a-secas. O también (que se me per-
done la pesada insistencia) ser abierto al con pero
-
siendo con l enJjo abierto. Pero en todos los casos un
- - - __ o • -

con que no es sino el efecto de un abierto, y un abierto


que no es sino el efect;de un -;;;;; Y fináiñieñte:un
se
ábierto / con g~;no agrega al «ser» , qu e no lopredi-
~ª~ si~o que p7;r -J conJ~~s"{i~üje~süJetosín
s ustancia Q. §,in ~p"orte; sin otro soporte que una r~la:
ci ón l. Es decir también: un abierto / con que afecta al

) t)
)!)

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