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Segundad I McLuhan I RedI CapitallSmO MundlalltD


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b ib liot ~ t: § d l~ ii ir ~d~

i1lql por Gu id o Indij

I".J OTA DE ENVío


Ibiblioteca de la mirada surge de la intención de agrupar aquellos textosque pasan
por el escritorio de

la marca
y que a pesar de pertenecer a los más diferentes géneros
n (I'.lpt r, ensayo,arte, crítica, pop, antología teórica, fotografía, manifiesto, revista, et c¡etera)
n.. 110 S sirven para reflexionar sobre el urgente lugar de la recepción en la sociedad finisecular.

LI bre - «JJ/CO!
(AlilPo Cho)

Si existe un común denominador para los libros que integran es-


ta biblioteca, resultará inútil buscarlo en el formato, los criterios
de diseño, el color de tapa . ..

I.~l()s textos no hablan necesariamente


(al menos directamente)
, -¡(1 1mmedios. Su objetivo es político, en tanto intentan señalar
dI' 111\ más diversas maneras-

m
10\ mecanismosde la percepción.

biblioteca de la mi rada
lodo A p unto tal, que incluso cuando el partido era criticado
111l 1!.
estructuralista, de todos modos carecía de 11 1111 1("11
11 m lu iu por afirmar que, a pesar de todo, estaba en lo correcto,
1 ralismo. Varios meses después, Piaget publico 1I1J II h['
J'I "ti desp ué s de Argelia, esta especie de adhesión incondicional se describía como un teórico que carecía de un n ll:'l ll'l l
11 'lh'" y se acercaba a su punto álgido, Por supuesto, no era fácil ras. Exactamente lo contrarío de lo que el cs u uhun
en unc iar esta nueva posición critica, precisamente porque no se Usted comprende que cuando un discípulo y m ues: ro Il ll
co ntaba con el vocabu lario apropiado, considerando que nadie poner de acuerdo sobre qué significan estructura y e,;. I uc uu
iueria empicar el que proven ia de los conceptos de la derech a. la discusión se vuelve completamente falsa e inútil. N I IlIq ll
1~n realidad, todavía no nos hemos librado del problema. Y creo criticas de mis libros sabían exactamente de qué cs tnhan IlIIhlll /l
q ue esa es una de las razones por las cuales muchas cuestiones se Entonces, traté de explicar que mis trabajos giraban en ">l
/1 .. 11 It

h ac ían complicadas y los debates teóricos terminaban tan violenta serie de problemas del mismo tipo: o sea, ¿cómo era p osil ilr' 111 11111
y confusamente, Me refiero a que cuando se reflexionaba sobre el zar ese objeto particular, las producciones discursivas, tan ro I I1 '111
stalinismo, la politica de la Unión Soviética, o las oscilaciones del leyes internas como en las condiciones de aparición o surginueu r«
PCF, en términos criticas, y al mismo tiempo se trataba de evitar el En vista de todo esto, nació La arqueología del saber,
lenguaje de la derecha, se ca ía en una compleja operación, que
creaba dificultades. ¿No es quizás lo que ocurre aún hoy?
~1 discurso sobre el poder!
I )Iria LlU C sí. Pero a propósito de «vocabulario'>: cuando escribió La arqucolo-
ilo .lc! saber, usted creó otro cambio en cuanto a la adquisición conceptual de Ile sde comienzos de 1970 hasta hoy, su discurso sobre el «poder» ha erncrui-
1:-' 0; «cp isrerne s» y "formaciones discursivas», por medio de la noción de lo do más claramente en artículos, entrevistas y diálogos con estudiantes, j óvc-
«enunciado» como la condición material o institucional del discurso científi- nes militantes, izquierdistas e intelectuales. Esa serie de pensamientos fue
l ll , ¿N o cree que este notable cambio de rumbo -que me parece que todavía
posteriorm ente resumida en algunas páginas de La voluntad de saber (Historia
d d~ llc el campo actual de sus investigaciones- se debía también, en parte, al .l« la sexualidad ¡J, Ha surgido todo un cúmulo de críticas con distintos enfo-
1 lim a , a los movimientos under, teóricos y prácticos, que se estaban confor-
ques, por lo menos aproximadas al discurso que usted mismo ha iniciado,
mu ndo entre los años 1968 y 1970? sobre el poder y las relaciones de poder. Permítame preguntarle: ¿estamos en
presencia de un nuevo principio para explicar la realidad, como muchos han
No, yo había escrito La arqueología del saber antes de 1968, aunque obser vado, o se trata de algo más?
no fue publicada sino hasta 1969. Trataba esencialmente de dar
respuesta a todos esos debates sobre el «estructuralismo», que yo Ha habido tremendos malentendidos, o me he expresado incorrec-
consideraba que habían mezclado y confundido una serie de tamente: nunca he pretendido decir que el «poder» fuera algo que
conceptos. Por este motivo, no me parece correcto tratar de relacio- pudiera explicarlo todo. No era mi intención sustituir una explica-
nar el sentido del libro con el Mayo francés, o con los sucesos del ción basada en la econornia por una basada en el poder. Traté de
añ o 1968 en general. En cambio, pensemos en la confusión gene- coordinar y sistematizar los distintos análisis y enfoques formula-
ra da por el término «estru c tu ra lism o», Usted evocó la temprana dos con respecto al poder sin despojarlos de lo empírico, o sea, de
crí tica que me hiciera Piaget. Bueno, yo recuerdo que en ese alguna manera, algo que aguardaba ser clasificado. Para mí el poder
tiempo uno de sus alumnos me envió uno de sus textos, en el cual es aquello que debe ser explicado, Toda vez que reflexiono sobre las
explicab a cómo yo, mientras hacía un análisis esencialmente éxperíencias vívídas en las sociedades contemporáneas, o sobre las

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siempre vinculados con temas locales y particulares, Pero yo me
IJ wl:sligad on es que he realizado, siempre me encuentro frente al pregunto: ¿cómo se podría hacer de otro modo, por ejem plo, en el
tema del «poder». Es algo a lo que ningún sistema teórico -ya sea caso de la locura y las instituciones psiqu i átr icas? Si quere mos
una filosofía de la historia o una teoría general de la sociedad o de plantear problemas de m an era coñci sa, cQ.ll _p~cisi ól1 l"¿l1o Jd)err~I!10s
la política- ha podido alguna vez responder. ¿Quién está en condi- tratar de encontrarlos en sus form as m ~ IJ fll:!lLlI1:l ~.ll..Y. <;.!HKn;las?
d ones de explicar estos mecanismos de poder, estas relaciones de Yo 10 creo asi. Añt es que nada, porq ue me par ece que ni nguno de
poder (que también he visto e incluido en mi trabajo) que existen los discursos más salientes que pu eden p ro d u c ¡rSl' con re ... pcct o a
dentro de los problemas de la locura, la medicina, la prisión, etcé- la sociedad puede ser tan convincente CO IIIO pn rn se r \ rcidu ; v si
tera? He tratado de afrontar esta, todavía poco clara, sucesión de uno realmente quiere construir algo lluevo y l ll k r n l ll". o rn
problemas relativos a las «relacion es de poder», como si eso fuera cualquier caso, si uno quiere que los gr nud rs S I' " <': 11111'1 1111 .11 11 11." 11 1<.:
algo que requiriera ser explicado. Y con certeza no como un princi- se abran a algunos problemas dctcrminnd us, c'" 1ll'l'L· ..." 1 1(l l-usc ur
pio de solución para todo el resto. Por esa razón, me esfuerzo por los datos y los interrogantes en los que se esco nden (i n l l ) n ll' ~ l no
avanzar progresivamente , siempre teniendo como objetivo propor- estoy convencido de que los intelectuales CII IJH:Z:l l ldo p U l S lIS
cionar la respuesta más apropiada y general. Pero me encuentro investigaciones librescas, académicas y crud ilas JlllI' d n I 1 ¡' lI l u C'1l/
sólo al principio de mi trabajo; por supuesto que no he finalizado los problemas esenciales de la sociedad en la 411 l ' VIVl'/I . l ' Ul el
aún. Por esta otra razón, también, no comprendo lo que se ha contrario, uu.a d e las principales oportunidad es de co luburnr 1 0 1
afirmado con respecto al hecho de que para mí el poder es una los «no intelectuales» está en escuchar sus problemas y L'n I rnhaJlir
suerte de principio abstracto, que se imponía a sí mismo como con ellos para dilucidar estas pregunt.!!,s: ¿qué opinan los L' n r;:' l llIus
tal, y por el que, después de todo, yo no respondía. ¿Por el que yo mentales? ¿Cómo es la vida en un hospital psiquiátrico? ¿ClI al es 1"1
no respondía? Pero si nadie, nunca, ha respondido por él. trabajo de una enfermera o enfermero? ¿Cómo reaccionan III S
Al encarar problemas tan intangibles, es conveniente avanzar paso en fer m os?, etcétera,
a paso, examinando diferentes campos, uno por uno, de manera de
ver cómo una teoría del poder podría ser elaborada. 0, mejor aún, Ouiz ás no me expresé con claridad. Yo no niego la necesidad de plantear los
ya que éste es mi verdadero problema, cómo podríamos formular problem as locales, incluso de manera radical, si es necesario. M ás aun,
uE. en un ciad o ge n eral de las relaciones entre la const itución dCUñ vomparto lo que opina sobre el trabajo intelectual. Sin embargo a mí me pare-
saber, y el ejercicio de un poder. Y como le decía, estoy rec ién al le que ese modo de encarar los problemas particularizándolos, termina por
comienzo. in hibir la posibilidad de coordinarlos con otros problemas en una visión gene-
r.rl de una situación histórica y política determinada.
Una de las observaciones que podrían ser hechas sobre el modo en que usted
rho rd a el tema del poder es ésta: la extrema fragmentación o «localiz aci ón » de La localización de los problemas es indispen sab le, p or razones tcóri-
lns cuestion es termina por impedir la transición de una dimensión que hasta cas y políticas. Pero eso no significa, no obstante, que no sean
Jlodríam os llamar «corporativa », a una visión de la totalidad dentro de la cual problemas generales. A fin de cuentas, ¿qué es más general en una
1 p n .blem a particular se inserta. sociedad q ue el modo en que de fine su relación con la loc ura, (' l'¡
modo en que la sociedad es reconocida como fa-;racTOña liJ acl ~
l~sa es una objeción que me hacen a menudo: usted presenta proble- personificada? ¿Y por qué es que la sociedad confiere _p oder f1 111
mas locales, pero nunca se sitúa a sí mismo en relación con un «(razón», ya su propia «razón» ? ¿Por qué se hace que esta racionalidnd
conjunto de posibilidades. Sí, los problemas que expongo están

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e consid ere «(razón') en general, y por qué, en nombre de la «razón», Si prefiere, formularé la cuestión de o tro m.u u-ru
el poder de algunos hombres puede ser establecido sobre otros? grandes aparatos teóricopolíticos que organ izan I 111I' !i I r
(""':()mo ve, este es uno de los probl emas más generales que se definen los criterios de consenso no han re aCl IlI IlIHI" Il ll
podrían presentar a la sociedad: es una indagación sobre su funcio- los problemas realmente generales que tan vchcrucn rcu
namiento y su historia. Más aun, ¿cómo se distingue lo que es legal tratado de esclarecer? Cuando presenté el prob lem a ,1 (' lit
de lo que no lo es? El poder qu e se le confiere a la~..L.no pre sen- que es un problema general en cualquier socied ad . y m uv Il llpll
ta quizás el problema de los efecto s de la d ivisión desinte ración tante en la historia de la nuestra, ¿por qué la primera n',H' 11' 11 h
querareyprü uce en e cuerpo e a so ciedad? Estas son algunas de silencio y, por momentos, de condena ideológica? '1 "ti 11 v1.1 111
cre las muchas preguntas que se encuentran dentro de las más gene- ¿sabe cómo respondió el PCF cuando yo, junto con orrus, 11, 11¡l l l l "
rales que se pueda imaginar. Es muy cierto que localizo los proble- de plantear el problema de las prisiones en Francia . lil' Ill tll l "
mas, pero considero que esto me permite hacer que emerjan otros concreto, trabajando al lado de quienes estaban por ahnn.Ioruu 11'
problemas que son más generales, o por lo menos tan generales prisión, de los guardias y de las familias de los prisioneros? l I u o ti
como los que así se juzgan de acuerdo a la práctica habitual. ¿No sus periódicos locales, de los suburbios parisinos, se prcguur.ibu
es la ley de la razón por lo menos una cuestión tan general como la por qué nosotros, quienes estábamos llevando adelante este I lfl h Jl
de la burguesía? jo, no habíamos sido puestos todavía en prisión, y cuáles SC IIIII I
nuestras conexiones secretas con la policia, ya que nos tolerab an ..
Cuando aludí a un visión general me estaba refiriendo esencialmente a la nos permitían continuar con nuestra tarea.
dimensión política de un problema, y a la necesidad de su articulación en una Por eso es que digo, ¿cómo puede alguien acusarme de no abord ar
acción más amplia o programa que al mismo tiempo se vincule a ciertas problemas generales, de no tomar una posición con respecto u los
condiciones históricopolíticas. interrogantes más importantes formulados por los partidos politi
cos? De hecho, cuando propongo problemas generales, soy blanco
La generalidad que pretendo hacer visible no es del mismo tipo que de anatemas; luego, cuando se advierte que el anatema no ha surti-
las otras. Y cuando se me culpa de localizar los problemas, se crea do efecto, o cuando se reconoce alguna importancia a los temas
confusión entre el carácter local de mis análisis y una idea de gene- presentados, se me reprocha no ser capaz de desarrollar toda u na
ralidad similar a la usualmente tratada por historiadores, sociólo- gama de cuestiones en - si- términos «generales». Pero yo rech azo
gos, economistas, etcétera. ese tipo de «generalidad» que sobre todo, a medida que es elabor
No presento problemas que sean menos generales que los que los da, tiene como efecto inicial el de condenarme por mi modo d l'
que usualmente proponen los partidos políticos, o algunos grandes presentar los problemas o de excluirme de mi trabajo. Yo soy 1:1 qu e
sistemas teóricos. Nunca se ha dado el caso de que el Partido les presenta un problema a ellos: ¿por qué rechazan los prob lcruu-,
Comunista o los socialistas hayan puesto en su agenda de trabajo, generales tal como yo los propongo?
por ejemplo, la definición del poder que la «razón» detenta sobre la
«sinrazón». Ésa no es probablemente su tarea. Pero si no lo es, N o estoy muy familiarizado con el episodio que acaba de mencion a: ( ' (I l1l I I
menos aún me conciernen a mí sus problemas. niente a su trabajo sobre el problema de la prisión. Sin embargo. 1111 U ,! ! 111
intención referirme a sus relaciones con la política francesa, y en P ,Il I I1 11 1 11 ,
l' lI II C d ice es perfectamente aceptable. Pero parece confirmar una especie de con la del PCF. Estaba aludiendo a una cuestión mucho más gc l\l." ,11 1' ,1 1
" '111 ~( hez, 11 reticencia a abrir su discurso claramente al nivel de lo «politico» . cada problema local, siempre se enfrenta la necesidad de hall.u "Il d l l l ll ll l

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IItll lll l " \ 11 1 IH\ lVisorias O remporarias- en términos políticos, De esto se
le "1" "1 11 11 lu necesidad de cambiar el propio modo de ver las cosas, desde un delito, la locura y el sexo, q ue atañen a la vid a Vlllldl , III , I ,Il 11 !'II I' d cll
p:lrl icu!ar al examen de las posibilidades reales, dentro de las que
i ll ,¡/ h l "
ser fácilmente resueltos. ~c::~ere años, dccll~Ja'l d i' l . ¡IhllJ" Il l '\'ll d "
1'I1l d i' uvanz ur un proceso de cambio y transformación. En ese equilibrio a ca bo a nivel de las bases, c2,n la gente dir cl'I:III Il'IIII' 1 IIII11" " 111l 11
ru n In suuuci ón local y el panorama general es que se pone en juego la da; el d erecho a exp resarse y a tener im ag inaclllll JHdllh 11 In d
IlIll llltlll «p olíti ca». ser devuelto, Quizás entonces cierto estad l!...-J e ;t1~,,,, Jll ll ' d
cambiado; mientras que en los términos a través <k JI I~ 1 11:1 "" n I I
¡'~sa también es una observación que con frecuencia se hace sobre siendo propuesto hoy, sólo se puede concluir en un C a ll 1l1 l1 l '01 11 ... d,
mi pensamiento: usted jamás dice cuáles podrían ser las solucio- da. Me cuido much o de no establecer la ley. Más bien, / 111' 1" 1' 1\1 11
nes concretas a los problemas que plantea; usted no formula po de d efinir los temas, de descubrirlos, de revelarl os dl'/ II I 11 " 1 1111
propuestas. Los partidos políticos, por el contrario, están obliga- marco de complejidad tal, que tape la boca de los p r u /¡,' U1 'l v iI Jo' .
dos a tomar una posición con respecto a los acontecimientos parti- ladores: todos esos que hablan por otros y por encima de 111. 11'\ r ',11
culares: usted no colabora con ellos con su actitud. Yo les respon- ese momento es que la complejidad del problema POdr:1 111111 11 "
dería de este modo: por razones que fundamentalmente tarse en relación con la vida de las personas; y en cOnSl'CUI:IIl1I1 In
conciernen a mi criterio político, en el sentido más amplio de la legitimidad de una empresa común podrá mostrarse a Ir:l Vc '; 1dI
palabra, de ninguna m an era voy a desempeñar el pape! del que cuestiones concretas, casos dificilcs, movimientos revoluc íon.u 11l~ ,
prescribe soluciones. Yo considero que el rol del intelectual en la reflexiunes y evidencias. Si , el ob'etivo es proceder poco a P O ('II ,
actualidad no es el d e-establecer leyes o proponer solucion es o para introducir m odificaciones ue si no so n su ICIentcs p a ra
prot'ei:iZar, ya que haciendo eso sólo se p u ede contribuir al funcio-=- alcan zar soluciones, or lo menos lo sean para cam biar os d aro s
n amiento de una determin ada situación de poder, que en mi op i=- del pro ema .
ni ón de b e ser criticada. Se trata de una emp~a social. Me gustaría facilitar esta tarea, con
Yo comprendo por qué los partidos políticos prefieren tener víncu- sus problemas particulares, trabajando dentro del cuerpo de la so cie
los con los intelectuales que ofrecen soluciones, o las proponen, dad; y ~gygaria ode r anici ar personalmente en esa cm p resn
porque de esa manera los partidos pueden establecer relaciones de sin delegar 1 res onsabilidad a un es ecialista, y m uch o menos, a mi
igual a igual con ellos. El intelectual hace una propuesta, el partido mismo. Lo que importa es hacerlo de m an era tal que dentn~ 1 k 111
la discute o formula otra; pero yo rechazo e! rol de alter ego o de sOCIedad los problemas puedan ser modificados, y las im pllsSt's set u I
doble y al mismo tiempo de coartada de un partido político. abiertas. En una palabra, es necesario terminar con los voceros,

Sin embargo, ¿no considera que tiene un «rol», de todos modos, dado por sus Q uisiera darle un ejemplo concreto, Hace algunos años, la op in i ón p uhl"
esc ritos, sus artículos y ensayos? ¿Cuál sería? italiana fue sacudida por el caso de un niño que había matado :1 ~II 1' :1I11l
clcspu és de una trágica historia de gol pizas y humillaciones qu e Iw hlfl '.111' (11
JY1.i rol es el de encarar los problemas efectiva, concretamente,--y lad o junto a su madre. ¿Cómo puede ser juzgado el homicidio l'Olllllhll o 11IJ'
plantear los con el mayor rigor posib~e, en toda su complejidad y 1111 menor que, en este caso particular, había llegado allim ilc: de IlI l a ~t' l ll d"
dificulta d , de modo que la solución no se origine de 01 e or el act os de increible violencia infligidos a él por su progenitor> 1.01 ClJ l l l 1 :~l:l h:1
pensamiento de algún reformador o e cnteno de un partido polí- en un aprieto, la opinión pública muy dividida, las disc lIsio n('., ele vnhal l su
t'iCO:L:os problemas que yo trato de enfocar, la complejidad del l ona. Aquí tenemos un episodio para el cual la solución, a un I'llIbll'lIl l1 iuuv
d elicad o, debe ser hallada, aunque sea temporarial1lc'II!l; , y al/U ! 'H: p O I I C' d e

,.9
decisiva del «equilibrio» y el criterio «político». El niño
l hll ll l l( "1" 1.1 IIIII\.:IÓ /l por ejemplo. El problema es mucho má s cOIII I' I(' I" V 1'1"1111111 <1 J ,\
1"1 1111 11 " 1\ "U padre fue condenado, si bien no con mucha severidad, dado el da sentido, no sólo al campo de las relacion es l' 1I11T 1,1 n ud u.in u
I " d l~~" penal existente; y, naturalmente, el caso todavia hoy está en discusión. la justicia, si~bién al de las relaciones C11I n: lu It-y y I I 'lll h~' 1
JI ' l" ' la necesario tomar una posición en casos como éste?
I
esto es, el modo en que el conocimiento cienti ficlI p Ul'd ,' 1111 11 i"
n ar dentro de un sistema qu e es, en sí mismo, un p rod u. 111 d e 1.1
Algun o italianos me pidieron que diera mi opinión sobre este epi- ley. Es un problema enorme, gigantesco. Entonces dig»: ~ q ll
sodio. Contesté que no sabía nada sobre él, que no estaba en semido tiene reducir el peso, asignándole a este o a aq uel k~ l!l la
condiciones de exp resarm e. En ese mismo período, se produjo un dar -no importa si es un filósofo, un político, etcétera-la ta ren d('
ca so análogo en Francia. Un hombre de treinta años, después de redactar una nueva ley? L o más importante es que este confl icto
matar a su esposa, cometió sodomía y asesinó a un niño de doce entre ley y saber que es tan difícil de solu cion ar sea examin;ld o 1
años con un martillo. El asesino había pasado más de quince años c~eva profun d am ente a la sociedad, a punto tal que la m ism a
en instituciones psiquiátricas (más o menos, desd e la edad de diez soci ed ad perm ita q ue un nuevo eq uil ib rio d e rela ciones surja p ur
años a los veinticinco) : la sociedad, los psiquiatras y las institucio- si m ismo.
nes médicas lo habían declarado no responsable y lo habian
tomado bajo su custodia, haciéndolo vivir en terribles condicio- Yo no sería tan op tim ista acerca de estos «automatismos» que usted espera,
nes. Después de salir, y antes de que se cumplieran dos años, que se supone conducirían a un nuevo equilibrio entre ley y sab er, por medio
cometió ese horrendo crimen. Éste es el caso de una persona que de un movimiento dentro de la sociedad civil.
hasta ayer había sido declarada no responsable y se vuelve
responsable de repente. Sin embargo, lo más sorprendente de No he hablado sobre la sociedad civil. Y ha sido a propósito, porque
todo el episodio es que el asesino declaró: «es cierto, soy respon- sosten go que la oposición teórica entre el estado y la sociedad civil,
sable de lo que ocurrió: ustedes hicieron un monstruo de mí, y en que la teoría política tradicional se esmera en elaborar, no es muy
consecuencia, ya que soy un monstruo, córtenme la cabeza». Lo fructífera .Y ésta también es una de las razones por la cual soy lleva-
sentenciaron a cadena perpetua. Como yo he trabajado en años do a plantear la cuestión del poder, detectándolo d onde es ejercido
anteriores con grupos de investigación sobre los problemas de los y manifestado, sin tratar de encontrar enunciados fundamentales o
exámenes psiquiátricos, uno de los abogados del asesino me pidió generales; sin considerar, por ejemplo, la presencia de un estado
que hiciera declaraciones a la prensa y tomara posición en este que sería el poseedor del poder, que ejercería su soberanía sobre
caso. Contesté que no. Había cometido el acto aterrador de una sociedad civil, que por sí misma no sería la depositaria de
destrozar la cabeza del niño y yo no tenía la solución en mi bolsi- procesos análogos de poder. Por estas razones, aunque más no
llo. ¿Qué sentido hubiera tenido, entonces, empezar a profetizar, fuera , creo que la oposición teórica entre el estado y la sociedad
o a desempeñar el rol de la censura? No, no aceptaré que se me civil no es pertinente.
atribuya un rol «político».Yo hago mi papel cu ando doy a conocer
los roblemas, con toda su complejidad, provocando dudas e Sea como fuere, ¿no cree que a largo plazo, evadiendo de alguna numera la
iriccrtidumbre y emandan o cambios profundos. Es una tarea dimensión «política», su propuesta corre el riesgo de representar unu especie
exten u ante, que persigue producir cambios mucho más radicales de «distracción», considerando los valores contingentes y complejos en juego,
que lo que obtendría si se me pidiera que esquematizara una ley que se asignan a la sociedad, pero que tienen su refleje inmediato a nivel de
que regulara, a corto plazo, la cuestión del examen psiquiátrico, instituciones y partidos políticos?

111 41
( 11 i , 1 \ Ii In ucu snci óu : que yo recojo problemas particulares a fin de
.I. ',I I"IH·' la .ucuci ón de otros temas, que son generales y esenciales, dent ro del estado y las diversas instituciones. En este S¡'lIlido, .1 1~~ l lI l' l l Il a n/ u
I l' n -p rro : aq uello de lo que me ocupo es general, quizás lo es más ruado que el poder para usted sería, digamos, algu siu '11 \/1 0 , 0 1111111" (" (' 1111

'1l1 l'lod o lo otro, Vivimos en un universo social en el que la forma- ¿N o habría diferencia entones, supongamos, entre IUI r{'g 11 I 11 '11 0' " 10 111 .11 11' '' V
1011 . la divulgación y la utilización del conocimiento presentan una «dem ocrático»?
11110

c ue stión fundamental. Si la acumulación de capital ha sido una


Ilota esencial de nuestra sociedad, la acumulación de conocimien- En Vigilar y castigar traté de ilustrar cómo cierto lJp.' d I pod t J , '1 11
to no lo ha sido en menor medida. Pero el ejercicio, la producción era ejercido sobre los individuos durante su educación• •1 l' av.' " di' Ji!
y acumulación de ese conocimiento no pueden ser disociados de formación de sus personalidades, estaba ligado en O L:l. l llc-lll l' ir! ' la. I
los mecanismos de poder, existen complejas relaciones, que deben miento, no sólo de una ideología, sino también a UI1 r¿'gu 111' 11 .Ic- IIJ" I

ser analizadas, A partir del siglo XVI, siempre se ha considerado liberal. En otros sistemas políticos y sociales -la monarqlll:l II h!\olll
que el desarrollo de las formas y los contenidos del conocimiento ta, el feudalismo, etcétera- no hubiera sido posible un e/ LTI l' l' 1 \ (,

es una de las mayores garantías de la liberación de la humanidad. poder análogo sobre los individuos. Siempre analizo fel1"1I11l'1l0" 11111 \
Es un postulado de nuestra civilización occidental, que ha adquiri- precisos y localizados: por ejemplo, la formación de sistem as d l ~ 1 IJ tll
do carácter universal, aceptado en mayor o menor grado por todos. narios en Europa en el siglo XVI. No lo hago para afirmar 4 11l' la l l \' 1
Es un hecho, sin embargo -yo no fui el primero en afirmarlo- que lización occidental es una «civilización disciplinaria» en tod os " ti
la formación de los grandes sistemas de pensamiento también ha aspectos, Los sistemas de disciplina son aplicados por un g r upu
tenido efectos y funciones de sujeción y regulación. Esto nos lleva sobre otro. Existe una diferencia entre gobernar y ser gobernado,
a replantearnos casi en su totalidad el postulado según el cual el Enfatizo eso. Luego, me pongo en la dificil situación de explicar ad e
desarrollo del conocimiento es, sin duda, la garantia de la libera- cuadamenre por qué esos sistemas surgieron en un determinad, 1
ción . ¿N o le parece a usted, en todos sus efectos, un problema período, en qué país , y en respuesta a qué necesidades; consecuent e-
general?' ¿Cree que tal discurso es una distracción con respecto a mente, no hablo de sociedades que no podrían ser particularizndn..
los problemas expuestos por los partidos politicos? Por supuesto, en tiempo y ubicación geográfica. Realmente, no comprendo CÚ I11( I
uno está trabajando con cuestiones que no son inmediatamente alguien puede afirmar que yo no establezco diferencias, por ejem plo,
asimilables o capaces de ser integradas, debido también a que los entre los regímenes totalitarios y los que no lo son. En el siglo XV I
partidos políticos, cuando todo está dicho y hecho, aceptan sólo los estados totalitarios, en el sentido moderno de la palabra, no cxi suun
generalidades que concuerdan con un programa, sirven como
factores de unidad y consenso, o son apropiadas a esta o aquella Si se deseara considerar su investigación como una «exp eriem in, 1 le I:i
ocasión táctica. modern idad, ¿qué enseñanza podría extraerse de ella? Del recient e :t 1l: i1I' ,J " , 111
Pero no puede aceptarse que ciertos problemas sean definidos reconsiderar las grandes cuestiones no resueltas sobre la rcl aci óu 1' 11111 1 I
como locales o provocadores de distracción sim plem en te porque poder y el conocimiento, tanto en sociedades «d e m oc r át ic ns» co ru« "!ll l tl lI . 1
no pasan a través del filtro de las generalidades que son aceptadas rías», no se desprende una diferencia sustancial entre una for ma v 0 11d foil
y codificadas por las exigencias de los partidos políticos, otras palabras, los mecanismos del poder que usted analiza S O I I 1l 11 11111 11' " "
casi lo son, en cualquier tipo de sociedad en el mundo mode rno
.uando aborda el tema del «p oder') parece que lo hiciera sin referirse direc-
lam en te a la distinción entre los «efectos» con los que ese poder se manifiesta Cuando se hacen este tipo de objeciones en mi C O U I J'l I. 1111' rcc ur r
da a esos psiquiatras que, después de leer Hist oria de la IlIlIIm (q ue

Il
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a re m as relativos al siglo XVIII) dijeron: Foucault nos está ata-
Il UI I lt' acuerdo. Pero pensemos un momento en la fun cro nuh.l.ul 1I' 1l1l11l llo, ("1\
Ind o, No era mi problema si ellos se reconocían a sí mismos en lo II IS resultados de su discurso en la formación del «sentid o 1 1'1111111 . Ji.1 1I 111I 1J
que yo escribía. Esto probablemente sólo prueba que una suma de 1i'1 riguroso y muy delimitado de las tecnologías del po der, ¿ I U I lI1\h ... 11 11 1 . \
tncro rcs no ha cambiado. Cuando escribí el libro sobre las prisio- III ll1 suerte de reacción de indiferencia con respecto a los valo res y 111 " 1' 111111
n es, por supuesto que no hice referencia a las prisiones de las p nlcs posibilidades de los diferentes sistemas políticos y '~ ll ' lI"I O l l "
d em ocracias populares de la Unión Soviética; estaba aludiendo a . untcm p or án eos ?
Francia en el siglo XVIII. El análisis culmina en 1840, a la vista de
procesos determinados; y se hubiera podido extender. Pero enton- Hay una tendencia -a la que yo no le daría mucho crédito a nh'w l
ces, alguien dice: ¡por lo tanto, no distingue entre un régimen tota- ver a un régimen político de sus responsabilidades en el nom b re l k
litario y uno democrático! ¿Y qué los lleva a pensar así? Una reac- los «principios) que lo inspiran. Es la democracia -o mejor aun , l' l
ció n de esa naturaleza sólo prueba que las cosas que digo están liberalismo que maduró en el siglo XIX- que ha desarrollado t écn i
siendo reconocidas, al final, como con temp or áneas . Se las puede cas extremadamente coercitivas que, en cierto sentido, se h an
ubicar en la Unión Soviética o en un país occidental, eso no inte- transformado en el contrapeso de una determinada «libertad» eco-
resa. El caso es que se están reconociendo. Yo soy el que hace el nómica y social. Los individuos, ciertamente, no podrían ser «lib e-
esfuerzo de mostrar, por el contrario, que se trata de cuestiones rados» si no se los educara de determinada manera. No veo por qué
que están claramente situadas hi st óricamente en un determinado daría lugar a malentendidos sobre la especificidad de la democra-
período. Los otros, sin embargo, demuestran con su reacción que cia decir cómo y por qué necesita, o necesitaba, una red de técni-
no captan las diferencias. cas de poder. Si estas técnicas son adoptadas por regímenes de
Una vez que eso está aclarado, me gustaría decir que es muy cierto signo totalitario, bueno: ¿por qué la individualización del hecho y
que las tecnologías del poder pueden ser transferidas de un campo su puesta en evidencia debería cancelar la diferencia entre las dos
a otro en el transcurso de la historia . Su historia es relativamente realidades y los dos regímenes? De todas maneras, la diferencia de
autónoma con respecto a los procesos económicos qu e se desarro- «valor» no puede ser sostenida si eso no puede ser articulado (,'1)11
llan. Pensemos en las técnicas utilizadas en las colonias esclavistas un análisis, o una diferencia analizable. No es cuestión de decir esto
latinoamericanas, que pueden encontrarse también en Francia o es mejor que aquello si no se dice primero de qué se trata esto (1
Inglaterra en el siglo XIX. Como digo, se da una autonomía relati- aquello. Yo no deseo, como un intelectual, actuar de moralistn ti
va, no absoluta. Pero yo nunca he sostenido que un mecanismo de profeta. No quiero decir que las sociedades occidentales son m ero
poder es suficiente para caracterizar a una sociedad. res que las del bloque oriental, etcétera. Las masas han mad urad ..,
¿Qué se puede decir de los campos de concentración? Son una política y moralmente. Ellas son las que deben elegir individ uul v
invención inglesa. Eso no significa, no obstante, ni tampoco auto- colectivamente. Lo que cuenta es decir cómo funciona un r1I' I " ll ll l
riza a decir que Inglaterra es un pais totalitario. Por supuesto que nado régimen, en qué consiste, de manera tal de preveni r W clll 1I11,'
los campos de concentración han sido uno de los instrumentos gama de manipulaciones y engaños. Pero son las m asas las q u
principales de los regímenes totalitarios: aquí tenemos, entonces, deben hacer su elección.
un ejemplo de la transposición de una técnica de poder. Pero nunca
he dicho, ni se me ocurriría decir, que la existencia de campos de Hace un par de años, se difundió en Francia la moda de los N lI C' v \I 'I 1,'11 11'\1.
concentración tanto en países democráticos como totalitarios signi- ros, una corriente cultural que, para ser breves, diremos qu e se: hasnbu , 11 ,,(
fica que no haya diferencia entre las dos realidades. «rechazo de la política». ¿Cuál fue su actitud y su opinión sobre ello

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() no conozco mucho sobre los Nuevos Filósofos; he leído muy ru-rales que están en juego ... » Un planteamiento de (' \,1 1.' IIp'' 11 \ 1 , h-1Wfll l
p oco sobre su trabajo, Sin embargo, sé que se atribuye a ellos la 1,,·II'm ico, o dirigido a campos de análisis muy abarcurivos v , 1 1111 " 1 11 11 111111 1
I n de interlocutores, «arrojando luz», digamos, «sobre las d ll l' l l ' ll ll ll 'l 1(11 1' 111
tesis según la cual no puede haber alternativa: el «amo» es siempre
el «a m o », y nosotros estamos atrapados, no importa lo que pase. Yo ' l 'OI mn y por lo tanto, sobre las dimensiones de la invcsuu.u r.u« "\lo Jl,11'"
1 1.1 pregu ntarle: ¿cuál es el sentido, si lo puede especificar, de 1'...1d pi\I Jl I I
no sé si ésa es realmente su tesis fundamental. De todas formas, es
11 va7
exactamente opuesta a la mía, ya que yo trato de desarrollar análi-
sis precisos y diferenciales con la intención específica de indicar
cómo se transforman las cosas, cómo cambian y se modifican, etcé- Bueno, se trataba de enfatizar ciertos temas como ba se de 1111 1'1I'.lh lt
tera. Al estudiar los mecanismos del poder, procuro analizar su debate: en verdad, me parece que a través de la actual (" n "' l~ n 111111
carácter específico: nada es más extraño a mí, que la idea de un mica y las marcadas oposiciones y conflictos que se cvidcn cmn 1 1111
«Amo» que impone su propia ley. Antes que indicar la presencia de las naciones «ricas» y las «pobres» (entre las naciones ind usn íulil.'lIll1'.
un «amo», me preocupa la interpretación de los mecanismos y las no industrializadas) se puede ver claramente cómo, en Inll mil 11 )
concretos de dominación; y lo hago de modo tal que aquellos que nes más desarrolladas, ha comenzado una crisis de «gobiern o», Y 1'''1
se encuentran insertos en algunas relaciones de poder, quienes «gobierno. quiero significar el conjunto de instituciones y pr:1 L! ll' flS
están implicados en ellas, puedan escapar de ellas a través de sus por medio de las cuales la gente es «conducida», de la adminis traci ón
acciones de resistencia y rebelión, puedan transformarlas de modo a la educación, etcétera. Esta serie de procedimientos, técnicas
que no estén sometidos ya más. Y si nunca jamás digo qué debe métodos, que garantiza el «gobierno» del pueblo, me parece que cstu
hacerse, no es porque piense que no hay nada que hacer. Por el en crisis en la actualidad. Esto es válido tanto para el mundo ucci
contrario, es porque creo que hay miles de cosas por hacer, por dental como para el socialista: creo que en ambos mundos, la gen te
inventar, por forjar, por parte de aquellos que, reconociendo las está sintiendo más y más insatisfacción, contrariedad e impacicnci
relaciones de poder en que están inmersos, hayan decidido resistir con respecto al modo en que son «conducidos». Este es un fenóme-
o escapar de ellas. Desde ese punto de vista, todas mis investigacio- no que tiene efectos en la vida cotidiana, y que se expresa a sí mismo
nes se basan en un postulado de optimismo absoluto. Yo no encau- en formas de resistencia específicas y difusas, a veces como U II II
zo mis análisis con miras a decir: así es como son las cosas, miren revuelta debida a temas relativos, dicho sea de paso, a la vida coti di
cuán atrapados están. Digo algunas cosas sólo en la medida en que na, como también a otras cuestiones más generales (tomemos corn o
creo que pueden hacer posible la transformación de la realidad. ejemplo, las reacciones producidas por los problemas nucleares, 11 In.
relativas a las posibilidades de ubicación en este o aquel bloque \'1 '11
JV\e gustaría recordarle ahora el contenido de una carta que envió a L'Unu áel nómico). Creo que en la historia de Occidente podemos ide/llifjl 'f\l
1" de diciembre de 1978. En ella expresaba, entre otras cosas, su intención de un periodo que, en algunos aspectos, se asemeja al nuestro, nu nq uc ,
euconrrarse con los intelectuales comunistas italianos, para discutir variados por supuesto, los hechos no se repiten, ni siquiera las tragcd ins rn
Il' ¡W1S. Yo extraje los siguientes: «el funcionamiento de los estados capitalistas
forma de comedia. Me estoy refiriendo al periodo siguient e a In Ild:1I 1
v socialistas, el tipo de sociedades que caracteriza a estos distintos tipos de Media. Desde el siglo XV al XVI, tuvo lugar una complctu J'l' ''q':llI l1
Illlíses, el éxito de los movimientos revolucionarios en el mundo, la organiza- zación del «gobierno» del pueblo: el Protestantismo, el d C" IIf1 \1 lh . ti
I 11'111 Y cst ratcgia de los partidos de Europa Occidental, el desarrollo parcial de
las grandes naciones-estado, la formación de las mon nrq u lns 111 l . '11
111, !1J >:IJ'a Il 1s de represión e instituciones de seguridad nacional ampliamente
tarias, la administración de territorios, la Contrnrrcfou nn, 11111 "
11' 11< lirlo, la dificultad de relacionar los conflictos locales con los temas
representaron una alteración en el equilibrio entre la I RIC' '1lll ( , III 11IIl 11

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"1 resu I del mundo. Todos estos factores cambiaron el modo de italianos se inclinan más a abarcar todo lI ll ' ."1111111111 .l e pI" hk lll.1
d rrigir y gobernar a la gente, tanto en sus relaciones individuales que están relacionados, por ejemplo, con la mcdu u in, " d 1l 1l111
co rn o en las políticas y sociales. Me parece que hoy no estamos muy miento local de cuestiones sociales y económ icuv, tl' /lHIt¡ 'llI l' , .... 1'11I
lejos de un periodo similar. Todas las relaciones están nuevamente mi parte, también he tratado de abordar en 1111" 11 \\' \" ,11" 1' 111/1
siend o cuestionadas, y los primeros en hacerlo no son obviamente los Tomemos como ejemplo, la relación entre k gi s hu:ll111 v d.·.• '1"1 11 .1
qu e dirigen y gobiernan, si bien ellos no pueden evitar darse cuenta miento en las sociedades contemporáneas: es un p rll J',1o-1 1l1I ~I 111'1 .11
de las dificultades existentes. Estamos, creo yo, al comienzo de una pero con efectos muy precisos y localizados, Pienso '1/1 ,' 111111 h" .. d
enorme crisis, de una reevaluación en gran escala del problema del los intelectuales comunistas italianos está dispuest os 11 I n 111111•• 1 1'1
«gobierno». Por mi parte, yo siempre he tratado de enunciar proble- interés e importancia de esta problemática. Entonces, I P" I ' 11H ' 1111
mas, aunque sean particulares. Pero pienso que no obstante las polé- tratarla conjuntamente?
micas que han surgido con respecto a todos estos acontecimientos,
no estamos en condiciones aún de tomar medidas para el futuro. Los Pero, a propósito de polémicas, ha expresado claramente que 1111 k .I~:l. l d I
partidos políticos, por ejemplo, no parecen captar la generalidad de no aceptará ese tipo de discusiones en las que se «hace mímica de 111 ~' I I I I I. 1
las cuestiones en discusión. una parodia de la justicia». ¿Podría explicarme más claramente cual 1 1 1
sentido al decirlo?
I ':n una investigación como ésa, usted ha observado que «los instrumentos
.!c análisis son inciertos -si es que no son completamente inexistentes-». Y Lo que me fastidia de las discusiones ideológicas es que UIlO, 1\l' C!'
.iertos análisis pueden ser desarrollados a partir de muy distintos puntos de sariamente, se deja arrastrar por el «modelo de guerra». Lo q ue
purt.ida, y las orientaciones y criterios pueden ser determinados. Por otro significa que cuando uno se encuentra frente a alguien con idea
lado , usted desearía que se produjera un encuentro que pudiera superar las distintas de las propias, uno siempre es llevado a identificar a CSIl
polémicas .. . persona como un enemigo (de su clase, su sociedad, etcétera) . ...
sabemos que es necesario combatir al enemigo hasta triunfar soh r
Lo que he dicho o declarado con frecuencia ha sido atacado, inclu- él. Este gran tema de la contienda ideológica, realmente me 111I
so a veces violentamente, por ciertos intelectuales comunistas perturbado, En primer lugar, porque las coordenadas teóricas dt·
franceses, y también por algunos de sus correligionarios italianos. cada uno de nosotros, con frecuencia, no, siempre, son confusas v
Como yo no hablo italiano, desafortunadamente, no he podido fluctuantes, especialmente, si son observadas desde su gén csl!
entender el significado de sus criticas y nunca he respondido a Más aun, esta «lucha» que uno trata de sostener con el «cncnuz«
ellas. Pero lo que se ve hoy, cada vez en más sectores, es un deseo ¿no podría ser simplemente una manera de hacer que lino d ' !," I II .1
de abandonar ciertos métodos de debate teórico. Lo que quiero trivial, sin mayor importancia, parezca más seria de lo qu e ••-uln 11' 11
decir es esto: en lugar de aceptar la situación en que una persona te es? A lo que me refiero es: ¿no intentan ciertos inl l' k ll llld.
dice algo y otra la denuncia como un «ideólogo de la burgueosia», ganar con su «lucha ideológica» mayor peso político qu« I I '1' 1
como un «enemigo de clase», etcétera, ¿no podríamos intentar enta- tienen? Un libro se consume rápido, ya se sabe, U II .u t u uh i .
blar un diálogo serio? Todo lo que he pensado sobre la crisis de la bueno ... ¿Qué es más dificil : tomar parte en una luchu ¡ "1111 1 , 1
«gobern abilidad» se reduce a esto: si reconocemos que ese es un «enem igo», o investigar, juntos o separadamente qll i zll f" 1.,'1i IlI lIhl.
problema importante, ¿por qué no podemos comenzar desde allí a mas importantes que se plantean? Entonces, le digo • ,,",,"1 . 111 I ', 11
ampliar nuestro debate? Además, creo entender que los comunistas «mod elo de guerra» no sólo un poco ridículo, sino 111111 hu 1\ 11.. .1 1111,

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pl' \igrn so. Porque como uno dice o piensa «estoy peleando contra Media, durante la cual estuvieron en una especie de equilibrio ... y
el enem igo», si un día uno se encuentra en posición de superiori- despué s del siglo XVII, fue el sexo.
dad, y en una situación de lucha real, frente al odiado «enemigo»,
¿no se lo trataría realmente como si así lo fuera? La adopción de ese 11 1 c n ib a r go, el segundo volumen de Historia cf(~ I,} scxuu h. l.u], J: I /IS O ' / 1' (os
camino conduce directamente a la opresión, no importa quién lo " U'S , trata casi exclusivamente, para decirlo \"lH I ¡; 1:II It! a d , lit- St')\ll
tome: ése es el peligro real. Yo comprendo lo placentero que puede
ser para algunos intelectuales, pretender ser tomados en serio por Si, una de las numerosas razones po r las qu e tu vv t 1111 111 11i1b ll ICl con
un partido o una sociedad, actuando como en una «guerra» contra ese libro fue que primero escribí UIl libro 1>0 1111' ,,¡'XO, !JUl' dl'll' de
un adversario ideológico: pero eso es muy perturbador, más que lado. Después escribí un libro sobre el yo y (ns t éllll l'h ~, l k l Vil, d l.', a
nada, por lo que podria provocar. ¿N o seria mucho mejor, en pareció la cuestión del sexo. Y por ter cera vez 1111.' V I ohllg ndll n /l' l' "
cambio, pensar que aquellos con los que se disiente posiblemente cribir un libro para mantener el equilibrio en tre U II I I y 011"11 1I IlI II ,
estén equivocados; o quizás, que no se ha entendido bien lo que Como ve, lo que yo quería hacer en el segunda volumen d i 11 /1 /<1' /(1
intentaban decir? de la sexualidad era mostrar que existe casi el mismo cú d l ~o 1":" 11 i
tivo, el mismo código de prohibiciones en el siglo IV n( . en I llll
moralistas y doctores de comienzos del imperio. Pero p ic n s« q lH el
Sobre la genealogía de la ética" modo en que se integran esa s prohibiciones en relaci ón CIl Il UI H \
mismo es completamente diferente. No creo que pueda encont rar-
l ~I primer volumen de Historia de la sexualidad fue publicado en 1976 , y desde se ningún intento de disciplinarniento, digamos, en la ética estoi ca.
entonces han aparecido otros dos . ¿Considera aún que entender la sexualidad La razón es que , según creo, la meta principal, el objetivo principal
'S central para entender quiénes somos? de esta clase de ética era de tipo estético. En primer término, este
tipo de ética era sólo una cuestión de elección personal. En segun-
Debo confesar que estoy mucho más interesado en los problemas do término, estaba reservada a unas pocas personas de la población ;
sobre las técnicas del yo y otros temas semejantes que en el sexo .. . no se trataba de dar un patrón de comportamiento para todos. Era
el sexo es aburrido. una elección personal para una pequeña élite. L a razón para reali-
zar esta elección era el deseo de vivir una vida bella, y dejar a los
I'arcceria que los griegos tampoco estaban muy interesados. demás recuerdos de una existen cia bella. No creo que podamos decir
que esta clase de ética fuera un intento de disciplinar a la poblaci ón.
No, no estaban muy interesados en el sexo. No era un tema muy La continuidad de los temas de esta ética es algo realmente 11:lIl1 a
importante. Comparemos, por ejemplo, lo que decían sobre el tivo, pero creo que detrás, debajo de esta continuidad hubo ulgu-
lugar de la comida y la dieta. Creo que es interesantísimo obs ervar n os cambios, que yo he tratado de identificar,
el movimiento, el muy lento movimiento desde la predilección por
la comida, que era avasalladora en Grecia, hasta el interés p or el En otras pal abras, ¿el equilibrio de su trabajo se ha desplazado Ikl scx « a lus
sexo . La comida era mucho más importante que el sexo tod avia tccnicas del yo?
durante la primera época del cristianismo. Por ejemplo, entre las
reglas para los monjes, el problema era: comida, comida, comida. Me preguntaban cuáles eran las tecnologías del yo an tes dd crtstiu-
l ~1ltonce s , podemos ver un cambio muy lento durante la Edad nisrno, o d ónde se originaban las tecnologías cris tianas del YIl, Y

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