Sei sulla pagina 1di 10

LA ONTOLOGIA DE DIOS

PRESENTADO POR:

SANTIAGO MORALES RUIZ

PRESENTADO A:

YULIANA ROCHA

NOVENO GRADO

FILOSOFIA

COLEGIO GONZALO JIMENEZ DE QUESADA

CARTAGENA D.T. Y C. AGOSTO DE 2019


JUSTIFICACION

La pregunta sobre el origen del mundo y de los seres humanos se ha acompañado


de una serie de razonamientos filosóficos que han impactado toda una
organización cultural. Han sido muchos los argumentos que desde las tradiciones
más clásicas de la filosofía intentan probar la existencia de un ser divino. Entre
otras cosas, estos argumentos se han establecido alrededor de la siguiente
pregunta: ¿cómo podría probarse la existencia de un Dios, si por definición, “Dios”
se crea a sí mismo?

Lo anterior solo ha podido responderse a través de premisas que intentan


demostrarse a sí mismas. Es decir, argumentos que no utilizan otras formas de
justificación más allá de la idea central que se defiende.

Por esta razón el presente trabajo pretende conocer apreciaciones ontológicas en


cuanto a la existencia de Dios para al menos conocer en parte los pensamientos o
ideologías que dan a entender algunos autores a lo largo de nuestra existencia.
INTRODUCCION

La ciencia de “Ontología” viene de la palabra griego οντος, genitivo del participio


del verbo ειμι, que significa “ser”, “estar”, y de λóγος, que significa “ciencia
(conocimiento)”estudio, teoría. La ontología es tal vez considerada como una de
las más importantes disciplinas filosóficas, que estudia lo “que es” en tanto “que
es” y “existe” como substancia de todo fenómeno. (Vea Ontología -La Teoría de
Existencia).
En el desarrollo de este trabajo se pretende dar a conocer argumentaciones que
permitan entender la existencia de Dios desde el punto de vista ontológico,
entendiendo que siempre estará amarrado la subjetividad del autor que se
investigue.
LA ONTOLOGÍA DE DIOS

La ontología es la rama de la metafísica que analiza las diferentes entidades


fundamentales que forman componen el Universo. Muchos de los interrogantes
pertenecientes al pensamiento filosófico se corresponden con este estudio;
algunos ejemplos son la eterna búsqueda de la verdad acerca de la existencia de
Dios, de las ideas (entidad de tipo mental) y de los números (entidad abstracta).

Dicho de otra manera al hablar de ontología estamos dando a entender un


concepto muy subjetivo de la apreciación que tiene alguna persona sobre algún
tema en particular de acuerdo a la experiencia y las vivencias que tenga de
acuerdo a ese tema.

En ese orden de ideas la ontología de Dios es un razonamiento apriorístico, esto


significa que se establece sobre un conocimiento independiente de la experiencia,
y por una anticipación que pretende probar la existencia de Dios empleando
únicamente la razón.

Esta explicación es basada según la terminología de Immanuel Kant, el filósofo


alemán famoso por su filosofía de la ilustración. Ya que se propone que existe un
Ser Divino, sobrenatural, espiritual e invisible, el razonamiento apriorístico de un
conocimiento independiente de la experiencia es necesario. El argumento es
válido al ser igual que cualquier otro argumento que pretenda probar la existencia
de cosas abstractas o trascendentes, como los números, la matemática, los
pensamientos, la lógica, etc.

Este es un argumento clásico que usa premisas analíticas, a priori y necesarias


para concluir que Dios existe. Dentro del contexto de las religiones Abrahámicas,
el argumento ontológico fue propuesto por primera vez por el filósofo medieval
Avicena (El Libro de la Curación), aunque el planteamiento más famoso fue en el
siglo 11 por el teólogo Anselmo de Canterbury.

La versión moderna del argumento de Anselmo podría reformularse en las


siguientes proposiciones:

1. Dios es, por definición, el mayor ser que se puede imaginar.


2. Hay más grandeza en la existencia tanto en la realidad como en el
entendimiento, que en la existencia únicamente en el entendimiento de uno
mismo.
3. Dios debe existir en la realidad, pues si no existiera, no podría ser el ser
mayor que pudiera imaginarse.
Esta es una versión reducida del primer argumento de Anselmo.

1. Dios es aquella entidad tal que nada mayor pueda ser.


2. El concepto de Dios existe en el entendimiento humano.
3. Dios existe en la mente de uno mismo pero no en la realidad.
4. Si Dios existiera en la realidad, sería algo mucho más grandioso que la
existencia de Dios en la mente propia.
5. Según la primera premisa, se sigue por la cuarta premisa, que Dios realmente
debe existir.

Y aquí hay otra versión:

1. Dios es dicho ser tal que nada mayor puede ser concebido.
2. Es mayor ser necesario que no serlo.
3. Dios debe de ser, por tanto, necesario.
4. Si Dios es necesario, debe necesariamente existir.

Este argumento que ha sobrevivido tantos años necesita una inyección de


vitalidad para variar el punto de vista e incrementar su impacto. No hay necesidad
de transferirlo fuera de la ciencia ontológica, ya que la ontología no es capaz de
tratar con pensamientos abstractas. Pero pienso que se puede integrar lo
abstracto, lo conceptual y lo físico, y de esta manera cerrar la mayor cantidad de
puertas y ventanas para la persona que intente salir negando o mintiendo que su
imaginación es incapaz de concebir el significado y la descripción básica de la
palabra Dios.

Hasta los ateos conceden que si hubiera una mínima y remota posibilidad de la
existencia de un Dios, que el significado coincide con un ser mayor imaginable por
el ser humano. En las religiones del pasado con panteones de dioses, siempre
había un Dios sobre todos los otros, es a este Dios que le corresponde el
significado, ya que sin el mayor Dios, los otros semi-dioses no existieran.

A menudo, la metafísica es confundida con la ontología, y aunque la ontología


forma parte de la metafísica, la metafísica trata con lo que existe más allá de lo
físico. La ontología trata con la teoría del “ser”, es decir, el estudio de todo lo “qué
es”, “cómo es” y “cómo es posible”. Y es responsable por la definición del “ser” y
de todo lo que “es” y de establecer las categorías fundamentales o modos
generales de ser y de las cosas que son a partir del estudio de sus propiedades.

La ontología se ocupa de cuestiones como la existencia de los “entes”, de cómo


estos entes pueden ser clasificados dentro de una jerarquía, y subdivididos de
acuerdo a similitudes y diferencias. Y es una espina en el costado de los teoristas
modernos. Ya que muchas de las teorías modernas de origen que insinúan la
existencia de fluctuaciones o multi-versos son ignorantes y le asignan poca
importancia a la posibilidad y descripción ontológica de lo que intentan decir que
existe, y totalmente ignoran que una fluctuación o un multi-verso también necesita
una razonable explicación del origen de su existencia.

Debemos entender que buscamos repuestas de todo lo que existe, de entidades,


objetos, de personas, de conceptos, de ideas, de cosas y substancias etc. En
cierto modo, la ontología reflexiona sobre las concepciones de la realidad, sus
relaciones con otras cosas que existen y sus características. No es suficiente decir
que un fenómeno existe, simplemente porque la persona le da la gana decirlo sin
proveer datos relacionados con su existencia.

Se debe obtener la mejor descripción posible de “algo” que “existe”, para poder
categorizar su naturaleza. Esto incluye lo que llaman una “evaluación abstracta”,
que es solo una palabra técnica que indica que cada porción de una substancia en
existencia debe ser evaluada. Esto es igual a pelar una cebolla, capa por capa
hasta llegar al centro, y si es necesario, continuar hasta sus minúsculas partículas
sub-atómicas.

Este método interrogativo obligatorio para todo ontólogo, es lo que permite


explicar las propiedades, atributos, elementos, etc., y poder responder preguntas
sobre el género, especie, clase, tipo, color, peso, forma, tamaño, etc., de algo en
existencia, aunque lo existente sea abstracto. Si hablo de un círculo, hablo de una
forma abstracta, pero describo la abstracción por la forma geométrica más
razonable, y no insinuó que nadie puede saber si el círculo es redondo, porque sé
que la lógica no permite que sea cuadrado o triangular.

El ateo es satisfecho con su versión de la existencia de “alguna fuerza abstracta” y


muy cómodo con su argumento que presupone que esta fuerza no identificable
tenga la posibilidad de ser responsable por la generación espontánea de todo lo
que existe. Algunos han criticado mi intento en el pasado, hasta que le demostré
que lo que hago es envolverme en el juego del evolucionista con el siguiente
concepto en mente:

Hebreos 11:3 RV95 Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Cuando un argumento entra en a la dimensión “de lo que no se ve”, obviamente
trata con lo invisible, algo que normalmente no puede ser observado por el ser
humano. Pero lo importante es que los dos oponentes se encuentran
argumentando sobre una fuerza abstracta, lo que falta es analizar ambos
argumentos para determinar cuál propone la mejor explicación. Al jugar el juego
con las mismas reglas, eliminamos la posibilidad de la existencia de un abstracto,
para reemplazarlo con uno mejor, más profundo y con más poder explicativo.

Ambos campos opuestos argumentan que una fuerza es responsable por la


generación espontánea del cosmos y la primera vida. Los teístas proponen que
esta fuerza es personal, ya que Dios es una persona incorporal, quien se describe
ontológicamente a sí mismo en las escrituras y podemos distinguir sus atributos
por medio de la información que El provee. Los teoristas evolutivos proponen una
fuerza impersonal, similar al magnetismo, la electricidad o la gravedad, que no se
puede describir ontológicamente.

Podemos formular un argumento ontológico modificado de esta manera:

1. Todo lo que existe debe ser apropiadamente identificado y sus características


deben relacionar con sus propiedades y atributos.
2. Las teorías de origen del universo y de la primera vida biológica proponen que
ambos ocurrieron espontáneamente sin necesidad de una causa o algún agente
externo no relacionado con la naturaleza.
3. Un principio de la Metafísica es que “dela nada, nada sale”, y la ontología
demanda una definición y descripción de todo lo que existe aunque esta sea
abstracta. Para que una generación espontánea sea posible, es necesario que
exista un generador, y esta sería la fuerza abstracta insinuada por las varias
teorías de origen.
4. Las teorías de origen no pueden definir, identificar o describir las características
o propiedades y atributos de tales fuerzas abstractas que surgen de la naturaleza
para espontáneamente generar algo a la existencia.
5. Desde luego, las teorías de origen no tienen explicación científica para la
supuesta aparición espontanea del universo y de la primera vida biológica.
6. Por lo tanto, la mejor explicación de esta fuerza abstracta es Dios.

Usando la teoría del Big Bang como ejemplo final, podemos establecer una base
para luego hacer las preguntas apropiadas. Si en el principio no hay “nada”, y
luego ocurre una “Singularidad”, que luego causa una gran explosión que los
científicos llaman el “Big Bang”, entonces las siguientes preguntas deben ser un
criterio ontológico, aunque el argumento de los científicos se encuentre en un
ambiente abstracto y metafísico:
1. ¿Qué existe antes de una singularidad en un ambiente de la “nada”?
2. ¿“Qué” genera o “Cómo” se genera la supuesta singularidad que luego causa la
explosión del “Big Bang”?
3. ¿Cómo se identifica, clasifica y categoriza la ignición o el combustible que
causa la explosión?
4. ¿Cuál es la explicación más lógica por la existencia de una singularidad “antes”
de causar la explosión?
5. ¿Existen propiedades, atributos, y elementos antes de la explosión?
6. ¿Si la causa de la singularidad existe “antes” de la explosión, y “nada” natural
existe hasta “después” de la explosión, entonces no es la causa de la singularidad
sobrenatural?
7. ¿Cómo se produce algo físico de un abstracto, desde un principio donde no hay
“nada”?

La mejor arma del apologista es la curiosidad investigativa que lo guía a la


interrogativa, y las preguntas son su munición. Todo esto debe finalizar con una
conclusión lógica, y si una persona no cree en Dios y resulta que “Dios no existe”,
entonces no tiene nada que perder. Pero si resulta ser lo contrario y “Dios existe”,
entonces arriesga la perdida de todo.
CONCLUSIONES

La demostración de la existencia de Dios es uno de los problemas más antiguos y


reales planteados por la humanidad cuando partimos de premisas lógicamente
justificadas, aunque la historia nos ha mostrado que partir de un argumento a priori
da por hecho que él existe, y sólo se está probando lo que se quiere comprobar:
Dios existe.

Lo que no podemos poner en duda es el hecho de que el argumento de San


Anselmo, al definir a Dios como aquello mayor que lo cual nada puede ser
concebido, da los frutos de cómo la razón reconoce que es imposible poder definir
un ser desde nuestra dimensión terrenal. En ese sentido, el argumento ontológico
de San Anselmo tiende más a ser una mostración que una demostración por sí
misma.
BIBLIOGRAFIA

 González, V. (1950). El argumento ontológico en Descartes. Revista Cubana de

Filosofía. 1(6): 42-45.

 Isea, R. (2015). El argumento ontológico sobre la existencia de Dios, Parte I.

Revista razón y pensamiento cristiano. Recuperado 18 de julio de 2018.

Disponible en http://www.revista-rypc.org/2015/03/el-argumento-ontologico-sobre-

la.html.

 https://psicologiaymente.com/cultura/argumento-ontologico-dios

 http://apologos.net/arg%20ontologico.html

Potrebbero piacerti anche