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EL DESIERTO ES NECESARIO

Base bíblica: Lucas 1:80; 5:15-16


“Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día
de su manifestación a Israel.” (Lc 1:80)

“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les
sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lc 5:15-
16)

INTRODUCCIÓN
Recuerdo que en la escuela dominical me enseñaron que el desierto en la Biblia significa
“lugar de muerte”; y está bien, pero no es toda lo que hay que decir sobre este término.
En la concepción bíblica el “desierto” tiene diversas connotaciones:

1. Proceso o preparación: peregrinación de Israel por el desierto (Ex - Dt)


2. Autoconocimiento: lugar de los demonios, enfermedad, impureza y muerte
3. Lugar santo: manifestaciones de Dios en el desierto (Elías al huir de Jezabel, Horeb
y el Sinaí)

En este sentido la etapa que todos ustedes están por comenzar es un desierto en todo el
sentido de la palabra. ATKINSON será un lugar de preparación, un lugar de mucho
autoconocimiento y, lo más importante, un lugar de encuentro con Dios.
Por esto, me atrevo a decir que el desierto es necesario.

DESARROLLO

1. El desierto es necesario para prepararnos

“El éxito depende de la preparación previa, y sin esa preparación es seguro que será un
fracaso” (Confucio)

“La primera regla del éxito es una buena preparación” (George B. Shaw)
- El desierto fue la preparación del pueblo de Israel para entrar a la tierra prometida
- Juan el Bautista estuvo en el desierto, preparándose, hasta el día en que comenzó su
ministerio
- Jesús, antes de iniciar su ministerio público, también estuvo en el desierto

Antes de iniciar cualquier proyecto, ocupa tiempo para estar en el desierto: prepárate,
practica, aprende de otros; etc.

Ningún proyecto se lleva a cabo de la noche a la mañana como por arte de magia, de tras
una casa hogar, detrás de una iglesia prospera, detrás de un buen líder o un profesor
destacado; hay años y años invertidos en preparación.

ATKINSON será tu desierto por los siguientes cuatro años, aquí podrás aprender
muchísimas cosas y vivirás procesos increíbles; mi recomendación más sincera es:
aprovecha al máximo tu desierto.

2. El desierto es necesario para encontrarse con uno mismo

“Conócete a ti mismo” (Sócrates)

“Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán
costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque
formará tu destino; y tu destino será tu vida”. (Gandhi)

- En el desierto el pueblo de Israel vivió sus pruebas más duras, ese era el tiempo de
demostrar quienes eran
- Juan el Bautista, en el desierto comprendió que su propósito era el de preparar el
camino y que él no era el Mesías
- En el desierto Jesús, al vencer al diablo, demostró que él era el Mesías esperado
En el desierto, parte de encontrarse con uno mismo es demuestra el verdadero carácter,
manifestar de qué estamos hechos y que es lo que hay en nuestro corazón.

Encontrarse con uno mismo también es enfocar o redirigir tu ministerio o tu proyecto de


vida (experiencia personal).

Y, además, encontrarse con uno mismo en el desierto es ser capaces de enfrentar a los
demonios que intenten desviarnos de nuestro propósito.

Aprovecha tu tiempo en ATKINSON para encontrarte contigo mismo: detecta las áreas de
oportunidad en tu carácter, aquellos hábitos que te gustaría cambiar y lo que te gustaría
mantener; aprovecha para ir enfocando cada vez mejor tu proyecto ministerial o profesional
y, también, mantente apercibido y haz lo necesario para vencer a tus demonios.

3. El desierto es necesario para encontrarse con Dios

“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les
sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lc 5:15-
16)

- Fue en el desierto donde el pueblo de Israel pudo ver a Dios como nunca
- En el desierto Juan el Bautista aprendió a depender de Dios: “estaba vestido de pelo
de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y
miel silvestre.” (Mc 1:6)
- Jesús no perdió el piso por la fama o la aceptación social, aún en la cima de su éxito
él seguía procurando el desierto para orar y encontrarse con el Padre

Cuando vengan los días buenos, cuando sientas que el éxito ha llegado a tú vida; por favor,
no te olvides que el desierto sigue siendo necesario.
El día en que tu iglesia esté llena, el momento en el que te esté yendo muy bien en tus
clases, el momento en el que todo marche de maravilla; siempre recuerda, que es necesario
volver al desierto y encontrarse con Dios.

“Para dejar huella primero hay que mantener los pies en la tierra” (Anónimo)

Nunca cambiemos el llamado o los beneficios de éste, por el Dios que nos dio el llamado.
No cometamos el error de vivir haciendo cosas para Jesús, pero sin estar en el desierto con
Jesús. “La oración hará que nuestro corazón esté en el cielo y nuestros pies en la tierra”.

CONCLUSIÓN
El desierto debe ser una constante en la vida del ministro y del teólogo. La preparación,
el autoconocimiento y los tiempos de encuentros con Dios siempre serán necesarios dentro
del ministerio y para la vida en general.
Todo buen proyecto requiere de un tiempo adecuado de preparación, para desarrollar un
ministerio efectivo como el de Juan el Bautista o como el Jesús; primero es necesario pasar
por el desierto, estar dispuesto a aprender.
Además, es necesario pasar tiempo en el desierto para conocerse a uno mismo y poder,
como Jesús, vencer a los demonios que estén intentando desviarnos de nuestro propósito.
Pero, sobre todo, antes de desarrollar cualquier proyecto personal, antes de emprender
cualquier desafío en el ministerio; antes de que usted llegue la fama, es importante que
primero haya estado con el Padre en los “lugares desiertos”.
Y, además, cuando estemos en los mejores momentos del ministerio: cuando lleguen los
aplausos, cuando la agenda esté llena, cuando nuestros sermones estén siendo escuchados
por cientos o miles de personas, cuando los libros que hayas escrito se estén vendiendo
“como pan caliente”; recuerda a Jesús quien “se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (Lc
5:16).
El desierto, hermanos y hermanas, siempre será necesario. Ya sea en los mejores
momentos, como en las situaciones complicadas; no debemos olvidar que sólo
funcionaremos mientras estemos conectados con aquel que nos llamó.

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