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20155484
Para todos aquellos quienes buscaban ese “futuro” tan anhelado del país del cual
formaban parte, el proyecto de “forjar patria” propuesto por Gamio resultaría el
camino a tomar para alcanzar ese objetivo. Este proyecto, además, se presentaba
de manera “amigable”: no buscaba simplemente transformar a los indígenas en
mestizos, sino integrarlos, con sus diferencias, dentro del país, preservando de
esa manera sus diferentes rasgos culturales propios. Gamio pone el ejemplo de
México y reconocía la existencia de pequeñas patrias al interior de México, pero
que por motivos de las relaciones con el resto de la sociedad mexicana o con el
exterior, se habían mantenido separados intencionalmente, ya que no existe aun
lo que se quiere fomentar: un “verdadero sentimiento de nacionalidad” (p. 28).
En resumen, por más altruista que haya podido parecer la propuesta de Gamio,
esta resultaba tener matices etnocentristas y evolucionistas rechazando la
autonomía de las minorías indígenas sobre su propio futuro y su desarrollo
cultural particular. De esta manera, Bonfil destaca que existía una red de
relaciones asimétricas entre las etnias indígenas minoritarias y el resto del país.
Para poder entender cómo es que ha sido posible que surja una antropología que
avale ese tipo de prácticas y que no haya considerado sus implicancias es
importante entender que en los 1920’s, cuando Gamio hizo la propuesta, la
disciplina estaba aún en sus primeras décadas y no lograba consolidarse ni
desarrollar suficiente autocrítica sobre sí misma como para poder generar
reflexiones más profundas. Precisamente por esto es que es necesario hacer aquí
un salto a los 1960’s aproximadamente, cuando la disciplina ya se había
difundido más a lo largo del mundo para explicar una propuesta de cómo se
podía entender al proyecto de Gamio de acuerdo al contexto en el que se
encontraba.
Como mencioné previamente en una cita de Warman, la antropología propuesta
por Gamio sirvió como brazo del imperialismo en México, tanto a nivel interno
como externo. Aquí resulta apropiado considerar el panorama de Matos Mar
sobre las relaciones de dependencia entre países, en el cual refiere justamente a
una dominación tanto externa como interna. Por una parte, la dominación
occidental se reprodujo a través de narrativas y prácticas desde el exterior hacia
el México, en este caso, y, por otro lado, se reprodujo también una dominación
desde los sectores más occidentalizados, “modernos” y mestizos sobre las
minorías indígenas, consideradas como inferiores.
Como Matos Mar indica: “La dominación interna funciona así dentro de una
sistema bastante rígido que se manifiesta en cada relación social, cultural,
económica y política (1969: 32).”; esta dominación interna en los diferentes tipos
de relaciones queda evidentemente demostrada en el proyecto de “forjar patria”
de Gamio: inserción al mercado capitalista, castellanización, inferiorización y
exotización, así como el mismo hecho de que el mismo Estado tenga la potestad
de permitir o no permitir la injerencia de la antropología en las poblaciones
indígenas de “su” territorio.
Explicado esto anterior, resulta posible asemejar los contextos de México y del
Perú, salvando sus diferencias particulares. En ambos contextos se dan procesos
similares de una dominación interna como externa, en ambos casos respecto a las
mismas potencias imperialistas, en ambos casos existe una gran cantidad de
población considerada como indígena y la posición de las autoridades sobre esta
población indígena ha sido la de inferiorizar e imponer, tomando como eje de
referencia las prenociones impuestas de igual manera desde las potencias
occidentales. Por este motivo, si se busca continuar el proyecto de “forjar patria”
desde la antropología en el caso peruano, es muy importante tomar en cuenta las
falencias y críticas del caso mexicano.
Si se tiene que decir algo sobre las comunidades indígenas, ya no son importantes
ahora las discusiones sobre cómo lograr una integración exitosa y preservando
su autonomía, sino ahora interesan más los temas de resolución de conflictos en
relación a industrias extractivas o cómo fomentar de manera óptima el turismo,
entre otros asuntos neoliberales. Sin embargo, es notorio que no existe siquiera
un ideal de nación compartido entre los mismos peruanos. La auto-identificación
con el hecho de ser parte de la patria que es el Perú tiende a ser variable en
diferentes contextos dentro del mismo país como consecuencia de las relaciones
asimétricas expuestas por Bonfil y por la falta de una inclusión de las
comunidades indígenas por parte del Estado.
Por otra parte, la prioridad de la antropología, así como de otras disciplinas que
se caracterizan por desarrollar producciones académicas, se encuentra más en
publicar en revistas, publicar libros, incluso ser negociador/persuasor de
indígenas en favor de industrias y demás nichos de mercado que destacan la
producción antropológica por sí misma y por el valor que puede tener o dar a
quienes producen.
Pero esta crítica al neoliberalismo debe ser pensada no solo en función al objeto
de estudio de la disciplina, sino también sobre la práctica misma y con mayor
énfasis en el rol que tengan los mismos antropólogos dentro del sistema del que
son parte inherentemente.
Como conclusión, quiero enfatizar en que, por más antiguas y desfasadas que
puedan parecer pretensiones tan modernas como la Gamio sobre el proyecto de
patria, resultan muy importantes de tomar en cuenta.
A pesar de que estas situaciones de violencia sean tan explícitas, son de igual
manera ignoradas por muchas personas e incluso hasta reproducidas por estas
mismas. Ahí es que resalta la antropología como un herramienta para no solo
tener acceso a la experiencia humana, sino también tomar una postura crítica
sobre estas situaciones de violencia y desigualdad de modo que se busque la
igualdad que se pregona y, a través del respeto por la autonomía tanto de
comunidades indígenas como de individuos, en un contexto donde deje de ser
normalizada la violencia, se camine hacia la forja de una Perú en el cual sí exista
oportunidades para todos los peruanos de desarrollarse de la más óptima manera
posible.
Bibliografía
Gamio, Manuel (1916). Forjando Patria (Pro nacionalismo), México: Porrúa, pp. Viii-
42
Matos Mar, José (1969). “El pluralismo y la dominación en la sociedad peruana.
Una perspectiva configuracional”. En: Dominación y cambios en el Perú
rural. Lima: IEP, pp. 23-59.