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Que es la Pachamama
No se puede hablar del hombre andino sin relacionarlo con la tierra. Se
pierde en el tiempo la historia de su vida que lo relaciona con ella y con el
cosmos, con el “todo” que lo rodea. Pacha, palabra de origen quechua que
significa tiempo y espacio, Mama significa Madre, entonces Pachamama se
interpretaría como la Madre Tierra haciendo referencia no solo a un pedazo
de tierra o al planeta Tierra sino al “todo”, al cosmos y con él al tiempo
cíclico.
El hombre de la tierra andina domesticó plantas silvestres y logró con
ingeniería la papa, el maíz y todas sus variedades que aun hoy se producen.
En la vida cotidiana, casi todas sus actividades, estaban muy relacionadas
con el cosmos, es así que él se sentía parte de ese “todo” y a ese “todo” lo
sentía e incluía a él. Una gran unidad. Respetó lo macro de la naturaleza,
trasladándolo a lo micro, no desafió a la Madre Tierra, sino que la respetó
y se adaptó a ella. Es en esa unión de respeto el hombre andino en un
momento especial del ciclo anual, en el inicio de la preparación y siembra
de la tierra, demuestra con sumo respeto a través de una ceremonia su
comunión con la Pachamama, agradeciendo al “todo” ser parte de él.
Los rituales a lo largo de los andes son muy similares, pero no iguales, han
variado según las épocas y tienen diferentes matices según las regiones. La
fecha principal siempre fue el primero de agosto como inicio del mes en el
que se prepara la siembra o también como el mes donde, según los
mayores, las piedras macho y hembra cruzan, se multiplican, esto en
palabras de los abuelos. La familia en esta región del norte argentino espera
en unidad en el seno del hogar la llegada del mes recibiéndolo con
sahumerios de coa del campo y chayan con diferentes bebidas en un lugar
especial de la casa, un ritual que da la bienvenida a un tiempo muy especial,
donde, dicen los que saben, no hay que pelear, ni renegar, un tiempo donde
se debe transitar con sumo cuidado por los caminos y senderos de la tierra.
La ceremonia a la Pachamama
En la región del norte de Argentina se acostumbra, en este mes, a dar de
“comer” a la Madre Tierra Pachamama algunos lo hacen a primera hora del
día, otros al medio día o a la noche.
Se preparan comidas especiales denominadas tijtinchas que consisten en
carnes hervidas sin sal, mazorcas de maíz hervidos, habas secas hervidas,
cabezas de cordero, carnes de llama, etc. también se preparan guisos de
mote, de quinua, machorra y otras comidas regionales.
El día de la ceremonia, casi siempre el primero de agosto, se sahúma toda
la casa y sobre todo un lugar ya elegido especialmente de la casa que puede
ser en el centro del patio, allí arrodillado, el padre de casa o el abuelo,
solicita permiso a la Madre Tierra, clava un puñal y cava un pozo que llaman
la “boca de la Madre Tierra”, mientras cava con instrumentos rústicos de
madera y quita la tierra van, los presentes, observando con mucho
detenimiento como “comió la tierra” en la ceremonia del año anterior y con
ello, al observar y analizar los componentes extraídos de la tierra, pueden
llegar a predecir cómo será el nuevo ciclo agrícola y tomará todas las
precauciones necesarias para que sea positivo, prácticas que ahora solo lo
saben y hacen los agricultores.
Ese día, la familia se reúne con gran entusiasmo y juntos rodeando la boca
de la Madre Tierra realizan el ritual, mirando todos hacia el sol naciente,
pasan en parejas y dan de comer y beber a la tierra por esa boca, las bebidas
principales son la chicha de maíz, el alcohol, el vino y la cerveza que no
deben faltar, también se le da de coquear depositando hojas de coca y
observan como caen en el pozo para hacer una lectura de la suerte, se le da
de fumar y como símbolo de riqueza y productividad se depositan semillas
de quinua, por último se hecha papel picado alrededor de la boca de la
Pachamama como símbolo de alegría. Las oraciones que cada uno hace
pueden ser pidiendo por bienestar y salud, pero lo principal es el
agradecimiento por todos los “frutos” brindados en el año y el pedido de
perdón por algunos errores cometidos. La ceremonia varia de familia en
familia y puede llegar a ser un poco diferentes, actualmente existe un
sincretismo entre lo católico y lo espiritual andino, se persignan, rezan,
echan agua vendita, invocan a algún Santo Patrono y hasta invitan a algún
cura.
Para empezar a cambiar esta realidad cada vez más pachamamistica, deben
ser los herederos de esta cultura, el hombre y la mujer andina, los que
tienen que reflexionar profundamente para poder recuperar el verdadero
sentido de esta ceremonia y enriquecerlo, y no caer en el error de ser ellos
mismos los promotores desatinados y proclamados por otros de un ritual
intimo que tiende a folclorizarse en banal y místico, en superficial y
comercial. El pueblo andino debe evitar caer en el pachamamismo en lo
folclórico que lo distrae y entretiene y sobretodo lo aleja de la realidad.
Recuperar y resignificar este ritual, no solo pidiendo y agradeciendo sino
actuando consecuentemente con el sentir y ser andino plenamente.
Lo que debe caracterizar al pueblo andino es la unidad como pueblo, como
nación. No puede el hombre de esta tierra amar a la Pachamama y luego
despotricar, influido por un neo nacionalismo argentinizado, contra un kolla
boliviano o peruano o contra un kolla “argentino” que reclama por el
derecho a su tierra, así se cae en la mas brutal contradicción, se ama a la
Pachamama y luego no hay ni una mínima intención de respeto a las
necesidades y reclamos indígenas, a muchos , incluidos indios kollas, no les
interesa que por ejemplo las escuelas de las provincias tengan una
Educación Intercultural Bilingüe, se habla de cultura andina, Pachamama y
sorprendentemente no se les entrega las tierras a sus verdaderos dueños,
los políticos sahúman, chayan, dan de comer a la Madre Tierra y luego
implementan políticas para evitar atender gratuitamente en los hospitales
públicos a los hermanos bolivianos, esas actitudes son incomprensible y
contradictorias.
El hombre y la mujer andina deben primero reflexionar y luego de lavar su
blanqueada conciencia para proyectarse con su cultura más allá de lo
espiritual y folclórico, deben proyectarse también y en armonía, hacia lo
político y social para recuperar el poder y con él, el orden natural del tiempo
y del espacio. La Pachamama tiene que ser eso, encuentro con el cosmos
para ser lo que debimos y no nos dejaron, encuentro además de espiritual
pragmático.