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PORQUE ES NECESARIO CLASIFICAR LOS SERES VIVOS

La vida se expresa de infinitas formas diferentes, y a la gran variedad de formas


de vida la llamamos biodiversidad. Ésta incluye a todos y cada uno de los seres
vivos que habitan el planeta Tierra, incluyendo a los ecosistemas de los que ellos
forman parte.

Por múltiples razones es necesario e importante ordenar toda esa enorme


diversidad, y para hacerlo, primero es importante clasificarla. Desde el punto de
vista biológico, clasificar no es otra cosa que ordenar a los seres vivos en grupos,
basándose en características que tengan en común. Pero para poder incluir un
organismo dentro de un grupo, primero hay que describirlo. Una vez hecho esto,
se comparan sus características con las de otros seres vivos conocidos y se
incluye al ejemplar junto a aquellos que tengan características comunes.
Finalmente, se da un nombre que lo identifique, que es el nombre de la especie,
llamado nombre científico. Este nombre les permite a los científicos saber de qué
organismo se trata. Nosotros, nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros
vecinos, los italianos, los asiáticos y los africanos, todos, pertenecemos a la
misma especie: Homo sapiens. La especie representa a un grupo de individuos
semejantes y con antepasados comunes.

La taxonomía, la ciencia de la clasificación

La ciencia encargada de nombrar y clasificar a los organismos en categorías


organizadas jerárquicamente se denomina Taxonomía; es una subdisciplina de la
Biología Sistemática, la cual estudia las relaciones de parentesco de los seres
vivos y su historia evolutiva o filogenia.

La pregunta central de la filogenia es: ¿Quién está relacionado con quién?

Los métodos para responder esta pregunta son una parte importante de los
sistemas de clasificación filogenético. Un método, el cladístico, agrupa las
especies en base a sus caracteres compartidos, los cuales son cuantificables y
heredables. Un carácter puede ser una caracteristica morfológica, fisiológica o un
rasgo a nivel molecular, entre otras. Debido a que cada especie tiene muchas
características, los agrupamientos cladísticos suelen diferir de acuerdo a qué
característica se tenga en cuenta.
Desde hace miles de años, los seres humanos se dieron cuenta de que había una
gran cantidad de organismos y que era difícil conocerlos a todos ellos. Algunas
personas buscaron procedimientos para facilitar su estudio. Con ese propósito,
Aristóteles (384-322 a.C.) trató de agruparlos y crear una forma especial para
nombrarlos; para ello, consideró su grado de sencillez o complejidad y su
comportamiento; también pensó que había seres inferiores y otros superiores,
entre ellos el ser humano.

Al paso del tiempo, las agrupaciones que propuso Aristóteles no resultaron


prácticas, pero hasta la fecha se le reconoce el mérito de haber mostrado la
necesidad de ordenar el conocimiento de los seres vivos, formando grupos, en los
que un grupo mayor abarcaba a todos los otros. Después de él, otros personajes
crearon otras agrupaciones, fijándose en la apariencia, la función y hasta la
utilidad de los organismos. Algunos más los agruparon por la semejanza del
ambiente donde vivían o por lo que comían.

En el siglo XVIII, Carlos Linneo (1707-1778) tomó en


cuenta las semejanzas en la forma y la estructura que
un organismo tenía con otras formas de vida. Creía que
los animales que eran más parecidos en su forman
pertenecían al mismo grupo, y los que eran menos
parecidos podrían ser parte de grupos diferentes. Llamó
a cada grupo grande de organismos, reino; esta división
incluía a otras más pequeñas, hasta que casi todos los
organismos ocuparon un lugar en su sistema de
organización. También pensó en la importancia de dar
un nombre específico a cada organismo.

Carlos Linneo

A este sistema de agrupación le llamaron clasificación, y muchos de sus


procedimientos siguen vigentes en la actualidad, aunque con algunas
modificaciones.

Durante mucho tiempo, la clasificación más conocida fue la que agrupó a todos los
seres vivos en animales y plantas. Pero al inventarse aparatos como el
microscopio, se descubrieron algunos organismos que mostraban características
propias, diferentes a esos dos grupos.
Después de 200 años de las investigaciones de
Linneo, los científicos han elaborado una
clasificación que agrupa a los seres vivos en cinco
reinos: el de los animales, el de las plantas, el de
los hongos, el de las bacterias y otro organismo
que, al igual que las bacterias, no son considerados
ni animales ni plantas. Muchos de los organismos
de los tres últimos grupos son de un tamaño tan
pequeño, que sólo se ven con el microscopio, por
eso se les llama microscópicos o microbios.

Esta clasificación es más complicada que las


que se hicieron antes, pero tiene la ventaja
de que además de considerar las
características físicas o anatómicas de los
organismos, también toma en cuenta sus
etapas de desarrollo y la presencia o
ausencia de ciertas sustancias químicas en
las células de los mismos.

No obstante, la clasificación en cinco reinos, en ocasiones resulta insuficiente,


debido a que existen formas microscópicas cuyas características no permiten
incluirlas en los grupos anteriores. Algunos de los microbios que hacen necesario
un nuevo reino son los virus; éstos no pueden moverse, ni crecer, sólo son
capaces de reproducirse cuando están dentro de una célula viva. Estos microbios
son la causa de muchas enfermedades que padecemos. También resulta difícil
clasificar a las algas, algunas de ellas tienen mucho parecido con las plantas pero
se reproducen de manera diferente.

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