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Camino hacia Dios

María, mujer En base a esta afirmación del Santo Pa-


dre podemos preguntarnos: ¿Qué rela-
eucarística ción tiene María con la Sagrada Eucaris-
tía? ¿La Madre participó en la Última
Cena cuando Jesús instituyó este sacra-
mento o, en todo caso, en las celebracio-
nes eucarísticas de la primera comunidad
cristiana? ¿Está presente la Madre en
todas las ceremonias eucarísticas de la
Iglesia? ¿Qué puede enseñarnos María
respecto a nuestro amor al Señor Jesús
El Papa Juan Pablo II, en sacramentado?
su reciente encíclica Siguiendo las reflexiones del Santo Padre
Ecclesia de Eucharistia, ha lo primero que debemos decir es que en
propuesto a toda la Iglesia toda la Sagrada Escritura no se menciona
reflexionar sobre el explícitamente la relación entre María y
vínculo existente entre la Eucaristía. «A primera vista, el Evan-
María y la Eucaristía. gelio no habla de este tema. En el relato
Efectivamente, en el de la institución, la tarde del Jueves San-
2
capítulo VI de la to, no se menciona a María» . Sin embar-
mencionada encíclica, go sabemos, siguiendo el relato de los
intitulado En la escuela de Hechos de los Apóstoles, que María perse-
María, Mujer “eucarística”, veraba en la oración con la primera comu-
nos dice que Ella «puede nidad en espera del Espíritu Santo3. Así
pues, la presencia de la Madre «no pudo
guiarnos hacia este
faltar ciertamente en las celebraciones
Santísimo Sacramento
eucarísticas de los fieles de la primera
porque tiene una relación generación cristiana, asiduos “en la frac-
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profunda con él» . ción del pan”»4.

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Pero, más allá de la participación de María en en sí lo que en cierta medida se realiza sacra-
las primeras misas, «la relación de María con mentalmente en todo creyente que recibe, en
la Eucaristía se puede delinear indirecta- las especies del pan y del vino, el cuerpo y la
mente a partir de su actitud interior. María es sangre del Señor»12.
mujer “eucarística” con toda su vida»5. Co- En un hermoso pasaje cargado de sentido
mo nos dice Juan Pablo II en su carta apostó- teológico y poético nos enseña el Papa pere-
lica Mane nobiscum Domine, Ella «encarnó grino: «Ese Cuerpo y esa Sangre divinos, que
con toda su existencia la lógica de la Eucaris- después de la consagración están presentes
tía»6. Podemos decir pues que la espirituali- en el altar... conservan su matriz originaria de
dad de María es una espiritualidad netamen- María... En la raíz de la Eucaristía está, pues,
te eucarística. De esta forma «la Iglesia, la vida virginal y materna de María... Y si el
tomando a María como modelo, ha de imi- Cuerpo que nosotros comemos y la Sangre
tarla también en su relación con este santísi- que bebemos son el don inestimable del
mo Misterio»7. Señor Resucitado para nosotros viadores,
Ante el misterio eucarístico lleva también consigo, como Pan fragante, el
sabor y el perfume de la Virgen Madre»13. De
En la Eucaristía «está el tesoro de la Iglesia, el esta forma «María está presente con la Iglesia,
corazón del mundo, la prenda del fin al que y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras
todo hombre, aunque sea inconscientemen- celebraciones eucarísticas»14.
te, aspira. Misterio grande, que ciertamente
nos supera y pone a dura prueba la capacidad La Eucaristía en la vida de María
de nuestra mente de ir más allá de las apa- El Pan eucarístico que recibimos es el verda-
riencias»8. dero Cuerpo nacido de María Virgen. Jesús es
La Eucaristía es un misterio de fe. Sin embar- «carne y sangre de María»15. Podemos descu-
go, «... el hombre está siempre tentado a redu- brir de esta forma una semejanza profunda
cir a su propia medida la Eucaristía, mientras entre el hágase de María y el amén que cada
que en realidad es él quien debe abrirse a las fiel pronuncia antes de recibir el Cuerpo de
dimensiones del Misterio»9. En el momento Cristo. A María le pidió el ángel creer que
de la celebración de la Eucaristía la fe es pues- Aquel que nacería de su seno era el Hijo de
ta a prueba, pues como dice Santo Tomás de Dios y a nosotros se nos pide de manera aná-
Aquino: «visus, gustus, tactus fallitur, sed audi- loga creer que es el mismo Señor Jesús quien
tu solo tuto creditur (la vista, el gusto y el tacto está presente de forma verdadera, real y sub-
se engañan, solamente el oído cree todo)»10. stancial bajo la apariencia del pan.
Nadie como María puede educarnos en esta En la visitación de María a su prima Isabel
virtud para reconocer, más allá de las apa- podemos descubrir a la Madre como «el
riencias sensibles, a Cristo Vivo. ¿Y cómo ha primer “tabernáculo” de la historia»16 donde
vivido María su “fe eucarística”? el Señor Jesús, todavía oculto a los ojos y
«En cierto sentido, María ha practicado su fe oídos de los hombres, «se ofrece a la adora-
eucarística antes incluso de que ésta fuera ción de Isabel, como “irradiando” su luz a
instituida, por el hecho mismo de haber través de los ojos y la voz de María»17. María es
ofrecido su seno virginal para la encarnación verdaderamente la “Custodia viva del Se-
del Verbo de Dios»11. ¿Por qué? El Papa nos ñor”, el «admirable ostensorio del Cuerpo de
responde: «María concibió en la Anuncia- Cristo»18.
ción al Hijo divino, incluso en la realidad Podemos también releer el magnificat en
física de su cuerpo y su sangre, anticipando perspectiva eucarística. Tanto la Eucaristía
como el cántico de María son una acción de nuevo en su crucifixión y lo reconociese
gracias a Dios que se complace en la humil- resucitado, realmente presente según su pro-
dad y obediencia de su Siervo, Jesús, y de su mesa: «Yo estoy con vosotros todos los días,
Sierva, María. Como en el per ipsum de la hasta el fin del mundo24».
misa, María alaba al Padre por Cristo, con Él y «Recibir la Eucaristía es entrar en profunda
en Él, en la unidad del Espíritu Santo, dándole comunión con Jesús. “Permaneced en mí, y
todo honor y toda gloria, por los siglos de los yo en vosotros” (Jn 15,4). Esta relación de
siglos. Así pues, «¡La Eucaristía se nos ha íntima y recíproca “permanencia” nos per-
dado para que nuestra vida sea, como la de mite anticipar en cierto modo el cielo en la
María, toda ella un magnificat!»19. tierra»25. ¿Cuándo más podemos decir sino
La actitud de la Madre ante el nacimiento de en el momento mismo de la comunión:
su Hijo es también modélica: su mirada «Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero
extasiada contemplando el rostro del Niño ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí»26?
Jesús, tomándolo en sus brazos con todo el He ahí el ideal que anhela nuestro corazón,
cariño de su amor maternal ¿no será acaso el la plenitud de todas nuestras aspiraciones, el
modelo en el que ha de inspirarse cada fiel al sentido último de nuestras vidas: ¡la comu-
recibir la comunión eucarística o al adorarlo nión eterna!
presente en el sagrario?
Dinámica eucarística de la existencia
Cuando unimos nuestra mente y nuestro
corazón al sacerdote que repite el gesto y las El encuentro con Cristo, profundizado con-
palabras de Cristo en la Última Cena, en tinuamente en la intimidad eucarística,
cumplimiento de su mandato «¡Haced esto suscita en la Iglesia y en cada cristiano la
en conmemoración mía!»20, respondemos a la exigencia de evangelizar y de dar testimonio.
vez a la invitación de María en las bodas de Recibir continuamente el don de la comunión
Caná para obedecerle fielmente: «Haced lo sacramental implica también acoger el memo-
que Él os diga»21. rial de la Cruz, donde el Hijo nos entrega a su
Madre, encomendándole la misión de velar
María hizo suya la dimensión sacrificial de la por nuestra configuración con Él: «María guía
Eucaristía con toda su vida, especialmente al a los fieles a la Eucaristía»27.
pie de la cruz: «Preparándose día a día para el
Calvario, María vive una especie de “Eucaris- El cristiano auténtico reconoce en el misterio
tía anticipada” se podría decir, una “comu- eucarístico la raíz y el secreto de su vida espi-
nión espiritual” de deseo y ofrecimiento, que ritual, el sacramento vivo de la gracia de
culminará en la unión con el Hijo en la pa- Cristo y, por eso, siente que sólo puede pagar-
sión y se manifestará después, en el período lo con la entrega de sí mismo.
postpascual, en su participación en la cele- Así mismo las visitas al Santísimo han de ser
bración eucarística, presidida por los Apósto- un momento para profundizar en la gracia de
les, como “memorial” de la pasión»22. ¿Qué la comunión y de la reconciliación sacramen-
habrá experimentado la Madre al escuchar de tal y revisar nuestro compromiso con la vida
boca de Pedro, Juan y los demás apóstoles las cristiana; la confrontación de cada uno ante
palabras de la Última Cena: «Éste es mi cuer- la Palabra de Dios, o en el silencio de la ora-
po que será entregado por vosotros»23? Para ción, permaneciendo ante Él y desplegándo-
María recibir la Eucaristía debía ser una nos en el amor, debe impulsar a contrastar la
experiencia singularmente paradójica, pues- verdad de la oración que siempre mueve a la
to que es como si de nuevo acogiera a su Hijo conversión personal y al encuentro con los
en su corazón y en su vientre, participara de hermanos, dando con todo ello gloria a Dios.
Citas Preguntas para el diálogo
1. ¿Por qué podemos afirmar que María
para la oración es una “Mujer Eucarística”?
2. ¿Qué cosas concretas descubres en la vi-
da de Santa María que pueden ayudar-
te a crecer en tu piedad eucarística?
  El Señor Jesús instituyó la eucaris- 3. ¿Tiene la Eucaristía un lugar central
tía para quedarse por siempre con en tu vida? ¿Qué medios concretos
nosotros: Mt 26,26-29; 28,20; pondrás para crecer aún más en tu
Mc 14,22-25; Lc 22,14-20. amor a la Eucaristía?
  Semejanza entre el Hágase de 4. ¿Qué actitud tiene Santa María ante el
María en la Anunciación- misterio de la Eucaristía? ¿Y qué acti-
Encarnación y el amén que cada tud sueles tener tú?
fiel pronuncia al recibir la comu- 5. ¿Eres realmente consciente del inmen-
nión: Lc 1,26-38. so don que significa recibir al Señor
Jesús Sacramentado? ¿Sueles preparar-
  María es el primer “tabernáculo” de
te adecuadamente para ello? ¿Cómo
la historia: Lc 1,39-45. puedes mejorar aún más esta prepara-
  Relación íntima entre la eucaristía ción?
y el magnificat: Lc 1,46-55.
  Actitud “eucarística” de la Madre
Notas
1. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 53.
ante el nacimiento de su Hijo: 2. Lug. cit.
Lc 2,1-20. 3. Ver Hch 1,14.
4. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 53.
  Relación entre las bodas de Caná y 5. Lug. cit.
la eucaristía: Jn 2,1-5. 6. Juan Pablo II, Mane nobiscum Domine, 31.
7. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 53.
  María hizo suya la dimensión 8. Allí mismo, 59.
sacrificial de la eucaristía con toda 9. Juan Pablo II, Mane nobiscum Domine, 14.
10. Himno Adoro te devote.
su vida, especialmente al pie de la 11. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 55.
Cruz: Jn 19,25-27. 12. Lug. cit.
13. Juan Pablo II, Meditación a la hora del
  Recibir la eucaristía es entrar en pro- Ángelus, 5/6/1983.
funda comunión con Jesús: 14. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 57.
15. Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 20.
Jn 15,1-17. 16. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 55.
  La visita al Santísimo debe ser un 17. Lug. cit.
18. Juan Pablo II, Mensaje en la conclusión del
momento fuerte para revisar nues- mes mariano, 28/5/1997.
tro compromiso con la vida cristia- 19. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 58.
na: Jn 14,21.23. 20. Lc 22,19.
21. Jn 2,5.
  Participar de la eucaristía nos per- 22. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 56.
mite anticipar en cierto modo el cie- 23. Lc 22,19.
24. Mt 28,20.
lo en la tierra: Gál 2,20; Jn 14,6-7. 25. Juan Pablo II, Mane nobiscum Domine, 19.
26. Gál 2,20.
27. Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 44.

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