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El conde lucanor

INTRODUCCIÓN
La obra narra la historia de un conde, un hombre bueno y honrado que siempre
busca el bienestar de su pueblo por lo que a veces le pide ayuda a su consejero el
cual es un hombre de confianza que siempre busca la manera correcta, adecuada
y fácil para que el conde entienda ciertos aspectos de la vida, problemas y dudas
que tenga; él le narra historias, fábulas y cuentos en los que al final siempre
tienen una moraleja que el conde tiene que descubrir para encontrar lo que busca
al pedir ayuda y al final cuando cada historia termina el conde saca una moraleja
que todos entendieran y hacía que lo anotaran en este libro. Cada historia tiene
diferentes personajes en diferentes tiempos y lugares. A veces historias crueles,
divinas, bonitas, absurdas, pero que al final lograron que el conde asimilara
muchas cosas y creciera en su vida moral y espiritual; por lo que es un libro que
ayuda a que cualquier hombre, niño o mujer que lo lea para que pueda entender y
aprender cosas que generalmente no razonamos ni pensamos en ellas y nos hace
falta tenerlas en mente para la vida diaria.
El libro de los ejemplos del conde Lucanor y Patronio construyen un clásico de la
literatura española y representa fielmente el espíritu del humanismo cristiano del
siglo XIII.
La obra de don Juan Manuel, creada durante sus años de madurez espiritual,
integra extraordinariamente la sabiduría práctica derivada tanto del cristianismo
como de las fábulas; de las tradiciones caballeresca como del mundo islámico. El
autor escoge los más altos principios morales de cada tendencia para
estamparlos en sus ejemplos, con los que estos adquieren un carácter universal
que les otorga vigencia hasta nuestros días.

RESUMEN
CAPITULO I De lo que aconteció a un rey con uno de sus privados.
Una vez el conde Lucanor estaba hablando con Patronio, su consejero, y le dijo,
un gran hombre de esta tierra muy honrado y muy poderoso, es su voluntad
marcharse de aquí y no volver de ninguna manera, me quería dejar toda su tierra,
en parte vendida y en parte encomendada, aconsejadme vos lo que os parece en
este hecho. Patronio le contó una historia al conde sobre lo que le paso a un rey
con uno de sus privados y al final el conde aprendió la siguiente moraleja: No te
engañes ni creas en lo regalado, nadie hace por otro su propio daño. Por la
misericordia de Dios y por el buen consejo se libra el hombre de aflicción y
cumple su deseo.

CAPITULO II De lo que aconteció a un hombre bueno con su hijo.


Otra vez acaeció también que el conde Lucanor hablaba con Patronio, su
consejero, y le dijo como estaba muy preocupado por un hecho que quería hacer,
pues si por ventura lo hiciese, sabia que muchos se lo reprocharían y que si no lo
hiciese, el mismo entendería que se lo reprocharía con razón. le contó cuál era el
hecho y le rogó que le aconsejase lo que entendía que en aquello debía hacer.
Patronio al tratar de ayudarlo le contó algo sobre un hombre bueno y su hijo
cuando Patronio el conde aprendió lo siguiente: Por lo que digan las gentes
-Siempre que no sea a mal- al provecho para, mientes y haces esto.

CAPITULO III Del salto que el rey Ricardo de Inglaterra dio en el mar contra los
moros.
Un día se aparto el conde Lucanor con Patronio su consejero., y le dijo así; me
crié y viví en grandes guerras, a veces con cristianos, a veces con moros, y
cuando la tuve con cristianos me cuide de que no se provocase por mi culpa, no
se pudo evitar que recibieran gran daño muchos que no lo merecían., según el
estado que tengo, penséis y me aconsejéis la mejor manera para que yo pueda
hacer enmienda a Dios de los yerros que contra Él hice y pueda recibir gracia.
Patronio le contó sobre el rey Ricardo y el salto que hizo contra los moros por lo
cual el conde asimiló lo siguiente: “Quien por caballero se mantuviera más debe
desear este salto, que si en convento se metiese o se encerrase en muro alto"

CAPITULO IV De lo que un genovés dijo a su alma cuando se quería morir.


Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta manera: -yo
tengo, loado sea Dios, mi hacienda en bastante buen estado y en paz. Algunos me
aconsejan que comience un hecho de mucho riesgo y peligro pero no lo quise
empezar hasta hablar con vos y rogaros que me aconsejaseis que hacer.
Patronio le dijo lo que un genovés que era muy rico le dijo a su alma cuando
estaba apunto de morir y el conde comprendió que "Quien bien se siente, no se
levanta. "

CAPITULO V De lo que aconteció a un zorro con un cuervo que tenía un pedazo de


queso en el pico.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio y le dijo así: Un hombre que dice
ser muy amigo mío, comenzó a alabarme mucho dándome a entender que había
en mí muy cumplida honra y poder muchas bondades, me propuso un convenio
que me parece que me es provechoso. Patronio comprendió el engaño que yacía
escondido bajo las palabras hermosas, Por eso le dijo al conde. Lo que le sucedió
a un cuervo que por confiar en un zorro perdió todo a lo cual el conde respondió
que había entendido que "Quien te alabare con lo que no hay en ti sabed que
quiere llevar lo que hay en ti".

CAPITULO VI De lo que aconteció a la golondrina con las otras aves cuando vio
sembrar el lino.
El conde Lucanor hablaba un día con Patronio, y le dijo; -Patronio me dicen que
unos vecinos míos, que son más poderosos que yo, se andan reuniendo y
haciendo muchas artimañas con que puedan engañar y hacer mucho daño, pero
por el buen entendimiento que tenéis os quiero preguntar, que debo hacer algo
sobre esto, -Señor conde Lucanor -dijo Patronio- le contaré sobre una golondrina y
lo que le sucedió con las otras aves al ver sembrar el lino después de escuchar a
Patronio el conde comprendió que "En un principio debe le hombre apartar el
daño para que no le puedan alcanzar. "

CAPITULO VII De lo que le sucedió a una mujer a quien llamaban doña Truhana.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Un hombre me dijo una
cosa y me mostró de que manera se podría aprovechar y os digo que tantas son,
que no sé si Dios quiere que se haga como él me dijo, Patronio le relató lo que le
sucedió a una mujer llamada Truhana, de lo cual Don Juan entendió que “A las
cosas ciertas encomendaos y de las esperanzas vanas alejaos”.
CAPITULO VIII De lo que aconteció a un hombre a quien le debían limpiarle el
hígado.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio así; Sabes aunque Dios me hizo mucha
merced en muchas cosas, ahora estoy muy apretado por falta de dineros;
entiendo que habré de vender una de mis heredades o hacer otra cosa que me
sería de tanto daño como esto; y he de hacerlo ahora para salir de esta miseria y
de esta angustia en que estoy, y por buen entendimiento que Dios puso en vos, os
ruego que me digáis lo que os parece que debo hacer de esto. Antes debe saber
lo que le pasó a un hombre al cual tenían que limpiarle el hígado; después de
escuchar el relato de Patronio el conde comprendió que "Si no sabes qué debes
dar, en gran daño se podrá tornar”.

CAPITULO IX De lo que sucedió a los dos caballos con el león.


Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Hace mucho
tiempo que tengo un enemigo de quien he recibido mucho daño y también él de
mí, y ahora sucede también otro hombre mucho más poderoso, que nosotros está
empezando a hacer algunas cosas de que cada uno de nosotros recela, aquel
enemigo me envía decir que nos preparemos juntos para defendernos de aquel
que quiere estar en contra nuestra; pues si ambos estuviésemos unidos nos
podríamos defender de él. Por otra parte, entiendo que si no fuésemos amigos tal
cual él me lo envía a rogar, puede sobrevenir gran daño por lo que os he dicho.
Patronio le aconsejó que tomara una decisión después de escuchar otro más de
sus relatos Al final Don Juan compuso los siguientes versos: "Preocúpate de no
ser conquistado por un extraño manteniendo lo tuyo libre de daño. "

CAPITULO X De lo que aconteció a un hombre que por pobreza comía altramuces.


Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Patronio, reconozco que
Dios me ha hecho más merecedor de lo que yo puedo servir, pero muchas veces
me encuentro en tanta pobreza, que deseo más la muerte que la vida. -Señor
conde Lucanor- seria muy útil que supieseis lo que sucedió a dos hombres que
habían sido muy ricos pero al final uno llego a tan gran pobreza que comía
altramuces. Después de esto el conde escribió lo siguiente: “Por pobreza nunca
flaquees, pues otros más pobres que tú encontrarás”.
CAPITULO XI De lo que aconteció a un deán de Santiago con Don Illán gran
maestro de Toledo.
Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta manera;
Patronio un hombre vino a rogarme que lo ayudase y me prometió que en
retribución haría por mí todas las cosas que contribuyeron a mi honra y provecho,
pero antes que su problema estuviese solucionado del todo, aconteció algo en
que él podía ayudarme. Le rogué que lo hiciese, el puso una excusa. Y aquel
asunto, por él que me rogó aún no ha sido resuelto, ni se resolviera si yo quisiere,
os ruego que me aconsejéis qué hacer. A lo que Patronio le contó una historia
cuyo mensaje era que “El que ayudes y no te lo agradezca menos ayuda te dará
cuando la gran honra tenga.”.

CAPITULO XII De lo que acaeció a un zorro con un gallo.


El conde Lucanor hablaba con Patronio, su consejero de esta manera; -Patronio,
vos sabéis que mi tierra es muy grande y no está toda junta, tengo lugares que
están muy apartados de la tierra en que yo tengo mayor poder. Y cuando tengo
contienda con loa más poderosos que yo amigos y otros consejeros, aconséjame
que de ningún modo me quede en aquellos lugares apartados, si no que me
refugie y esté en los lugares muy fuertes y que están bien en mi poder. Por lo cual
Patronio le platicó lo que le había sucedido a un zorro y aun gallo; Don Juan como
vio que era un buen ejemplo reflexionó sobre lo siguiente: “No te espantes por
algo si razón, mas defiéndete bien como varón”.

CAPITULO XIII De lo que aconteció a un hombre que cazaba perdices.


Hablaba otra ves el conde con Patronio, su consejero y le dijo: algunos hombres
de gran calidad, y otros no lo son tanto, me causan algunas veces ofensas y
daños en mi hacienda y en mis gentes, y cuando se hallan ante mí, dan a
entender que le pesó mucho tener que hacerlo, y que siempre lo hicieron por
mucha necesidad y con gran aflicción y que no lo pudieron evitar. Y Patronio le
comentó lo que le pasó a un hombre que cazaba perdices. Y entendiendo don
Juan que este ejemplo era bueno, lo mando poner en un libro e hizo estos versos;
"De quien te hace mal mostrando gran pesar, busca cómo te puedas de él
guardar."

CAPITULO XIV Del milagro que hizo, santo Domingo cuando predicó sobre el
logrero.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero y le dijo; Algunos
hombres me aconsejan que junte al mayor tesoro que pudiere, y que esto me
conviene más que nada para cualquier cosa que acontezca. os ruego que me
digáis qué es lo que os parece en este hecho, Patronio le habló del milagro que
hizo Sto. Domingo y Don Juan comprendió que debes "Ganar el tesoro verdadero
y guardarte del perecedero.”

CAPITULO XV De lo que aconteció a don Lorenzo Suárez en el sitio de Sevilla.


Hablaba el conde Lucanor, con Patronio su consejero de esta manera; -Patronio
me sucedió que tuve por enemigo a un rey muy poderoso, ambos concertamos de
avenirnos para provecho nuestro.
Algunos de sus caballeros y otros de los míos me meten mucho miedo y me dicen
que quiere buscar pretextos para estar contra mí. Pero al escuchar la historia de
Patronio sobre Don Lorenzo Suárez entendió que “Por congoja no os hagan herir
que siempre vence quien sabe sufrir”.

CAPITULO XVI De lo que aconteció al conde Fernán González con Nuño Laínez.
El conde Lucanor hablaba con Patronio de esta manera: -bien entendéis que yo no
soy ya muy joven sabéis que pase muchas dificultades, hasta aquí y bien os digo
que de aquí en adelante quisiera hogar, cazar y evitar loa afanes y molestias.
-dijo Patronio, me gustaría que supieseis lo que dijo una vez el conde Fernán
Gonzáles a Nuño Laínez. “Si por deleite y holganza la buena fama perdemos, la
vida muy poco dura; agraviados quedaremos”.

CAPITULO XVII De lo que aconteció a un hombre que tenía mucha hambre a quien
otros convidaron muy negligentemente de comer.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio, y le dijo así: Un hombre vino a mí y me
dijo que haría por mí una cosa que me convenía mucho, y negligentemente, que le
agradaría mucho si yo evitase de tomar aquella ayuda. A lo cual Patronio le
comento lo que le paso a un hombre al cual dieron de comer negligentemente y
entendiendo don Juan que este era buen ejemplo, lo mandó escribir en este libro,
e hizo estos versos que dicen así: En lo que tu provecho pudiereis hallar, nunca te
hagas mucho de rogar.

CAPITULO XVIII De lo que aconteció a don Pedro Meléndez de Valdés, cuando se


quebró la pierna.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio un día y le dijo: -Sabéis que tengo
contienda con un vecino mío que es hombre muy poderoso y muy honrado y entre
ambos hemos concertado la apuesta de ir a una villa. Cualquiera que vaya
primero se quedara con la villa, y perderá el otro, pero ahora estoy impedido, por
este accidente que me sucedió, y aunque me es gran pérdida lo de la villa os digo
que me considero más lastimado por el menoscabo que recibo y por la honra que
él alcanza, que por la pérdida. Patronio le comento lo que le aconteció a don
Pedro Meléndez de Valdés, cuando se quebró la pierna de lo cual el conde
entendió que: “No te quejes por lo que Dios hiciere, que por tu bien sería cuando
Él lo quisiere”.

CAPITULO XIX De lo que aconteció a los cuervos con los búhos.


Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo así: -Patronio, tuve una
contienda con un hombre muy poderoso que tenía en su casa un pariente suyo,
criado por él y hombre quien había hecho mucho bien. por cosas que sucedieron
entre ellos, aquel enemigo mío le causó gran daño y aquel hombre que tanto le
debía, se vino a mí.
Yo juzgo que es de gran provecho para mí, pues éste me puede desengañar y
prevenir de qué manera puedo más fácilmente hacer daño a aquel enemigo mío-
Señor conde Lucanor-dijo Patronio- usted debe entender que “Al que tu enemigo
suele ser, nunca quieras en él mucho creer”.

CAPITULO XX De lo que acaeció a un rey con un hombre que le dijo que le haría
alquimia.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Un hombre vino a
mí y me dijo que me haría cobrar gran honra y provecho y para esto que supiese
algo de lo mío para empezar aquello, pues cuando estuviese terminado, por cada
dinero tendría diez. Patronio le contó la historia de un rey al cual lo engaño un
hombre que supuestamente era alquimista después de esto don Juan asimiló lo
siguiente: “No aventures mucho tu riqueza por consejo de quien está en gran
pobreza”.

CAPITULO XXI De lo que aconteció a un rey joven con un filósofo a quien lo había
encomendado su padre.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: me sucedió que yo tenía
un pariente a quien amaba mucho que murió dejando un hijo pequeñito a quien yo
crié. Pero aunque el mozo tiene buen entendimiento y confió en Dios que será
muy buen hombre, como la juventud engaña muchas veces a los mozos y nos lo
deja hacer lo que es conveniente, me agradaría que a él no lo engañase tanto.
Cuando Patronio termino de contarle la historia de un joven al cual lo había
criado un filósofo El rey supo que la moraleja que le había dejado era que: “No
enseñes al mozo maltratándolo, mas dile que vayan agradándolo”.

CAPITULO XXII De lo que sucedió al león y al toro.


El conde Lucanor hablaba con Patronio y le dijo así: Yo tengo un amigo muy
poderoso y muy honrado, y aunque hasta aquí nunca hallé en él si no buenas
obras, ahora me dicen que no me quiere tan rectamente como solía y aun que
anda buscando motivos para ponerse en contra mía, y ahora estoy en dos grandes
preocupaciones, la una es por que temo que si por ventura quiere estar en mi
contra, me puede ocurrir gran daño, la otra es que temo si entiende que tengo
esta sospecha y me cuido de él, el también hará lo mismo, y así irán creciendo,
poco a poco la desconfianza y el desamor, hasta que lleguemos a enemistarnos,
Después de escuchar una fábula sobre un toro y un león aprendió lo siguiente:
“Por falso dicho de hombre mentiroso no pierdas amigo bueno y provechoso”.

CAPITULO XXIII De lo que hacen las hormigas para mantenerse.


Hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero de esta manera; -Gracias a
Dios soy bastante rico y algunos me aconsejan que pues lo puedo, hacer, no me
tome otro cuidado, si no el de divertirme, comer, beber y holgar, que bastante
tengo para vivir y aunque para dejar buena herencia a mis hijos. -Señor conde
Lucanor le contaré lo que pasó a las hormigas para lograr mantenerse- dijo
Patronio al final de la historia aprendió que: “No comas siempre de lo que has
ganado y vive una vida tal que mueras honrado”.

CAPITULO XXIV De lo que aconteció a un rey que quería probar a sus tres hijos.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio así: -En mi casa se crían muchos mozos,
unos de elevada condición y otros que no lo son tanto, y veo en ellos extraños
comportamientos, por el gran entendimiento que tenéis os ruego que me digáis
cuanto vos entendáis de que manera podré conocer qué mozo llegará a ser mejor
hombre. Entonces Patronio le contó sobre un rey que puso a prueba a sus hijos, y
la enseñanza que sacó de aquel relato fue que: “Por las obras y maneras podrás
conocer a los mozos, cuales mejores han de ser”.

CAPITULO XXV De lo que aconteció al conde de Provenza y de cómo fue librado


de prisión, por el consejo que le dio Saladín.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Un vasallo mío que el
otro día que quería casar a una parienta suya, me pedía por merced que le
aconsejase lo que yo entendía, como éste hombre que yo quisiera que acertase
muy bien os ruego que me digáis vuestro parecer. Y porque a don Juan hallo en la
historia del conde Provenza que era buen ejemplo lo mandó escribir en un libro y
compuso estos versos: “Quien hombre es, hace todos los provechos: quien no lo
es, menoscaba todos los hechos”.

CAPITULO XXVI De lo que aconteció al árbol de la mentira


Hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo así; -Sabed que estoy muy
disgustado con unos hombres que me malquieren
y son tan revoltosos y embusteros, que nunca hacen otra cosa si no mentir,
aumentan su poderío y enfurecen a la gente contra mí, que actitud he de tomar
con estos hombres; al saber del problema del señor conde le contó un relato
acerca de la única vez en que el bien y el mal se unieron de la cual la moraleja
que quería compartir era: “Seguid la verdad y de la Mentira huid pues su mal
acrecienta quien usa el mentir”.

CAPITULO XXVIII De lo que aconteció a don Lorenzo Suárez Gallinato cuando


descabezó al capellán renegado.
El conde hablaba con Patronio: un hombre vino a mi para ofrecerme sus
servicios, y aunque yo se que es buen hombre, algunos me han dicho que a hecho
algunas cosas sin razón. Entonces Patronio mediante la historia de Don Lorenzo
le transmitió la moraleja de que: “Muchas cosas parecen sin razón, cuando el
hombre bien las sabe, en sí buenas son”.

CAPITULO XXIX De lo que aconteció a un zorro que se tumbó en la calle y se hizo


el muerto.
Hablaba otra ves el conde Lucanor con Patronio y le dijo así; Un pariente mío
vive en una tierra donde no tiene tanto poder, allí verían con agrado que hiciese
algo que sirviese de excusa para estar contra él.
Y gracias al anécdota que escucho de un zorro que fingió estar muerto hizo estos
versos: “Sufre las cosas en cuanto debieres aleja las otras en cuanto pudieras”

CAPITULO XXX De lo que acaeció al rey Abenabet de Sevilla con la reina


Romayquia, su mujer.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; con un hombre me
sucede que muchas veces, me pide y me ruega que le ayude, y le de algo de lo
mío, en cuanto hago aquello que él me ruega, da a entender que me lo agradece,
si me pide algo que yo no hago. Se irrita y da entender que no me agradece y que
ha olvidado todo lo que por él había hecho.
semejasen nieve. Patronio le contó una historia al conde sobre lo que le paso a un
rey con uno de sus privados y al final el conde aprendió la siguiente moraleja:
“Por quien desconoce tu bien hecho no dejes de buscar tu provecho”.

CAPITULO XXXI Del fallo que dio un cardenal entre los clérigos de París y los
frailes menores.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Tengo un amigo
y quisiéramos hacer una coda que es gran provecho y honra de ambos y yo podría
hacerla, pero no me atrevo hasta que él llegue; Patronio al tratar de ayudarlo le
contó algo sobre un hombre bueno y su hijo cuando Patronio el conde aprendió lo
siguiente: “En lo que gran provecho para ti fuere, no lo dejes correr tanto que se
perdiere”.

CAPITULO XXXII De lo que aconteció a un rey con los burladores que hicieron el
paño.
El conde Lucanor hablaba otra vez con Patronio y le dijo;-Un hombre vino a mí y
me dijo una cosa importante y me da a entender que mi provecho será muy
grande, pero me dice que no lo debe saber ninguna persona por mucho que en
ella confíe, a alguien lo digo y descubro, que toda mi hacienda y mi vida se hallan
en gran peligro de perderse. Entonces Patronio le contó sobre un rey y de unos
burladores Y viendo don Juan que este ejemplo era bueno , lo mandó escribir en
este libro, e hizo estos versos: Quien te aconseja esconderte de tus amigos sabed
que te quiere engañar sin testigo.

CAPITULO XXXIII De lo que aconteció a un muy buen halcón, que era del infante
don Manuel, con un águila y una garza.
Hablaba otro día el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Muchas veces
me veces me ha sucedido de tener contienda con muchos hombres, y después de
que ésta ha terminado, unos me aconsejan que huelgue y quede en paz, mas
otros que empiece guerra y pelea con los moros. Por tal motivo Patronio le platicó
al conde acerca de un halcón, un águila y una garza
Y entendiendo don Juan que este ejemplo era bueno, y provechoso para quien lo
quisiere aprender y usar hizo estos versos: Si de bienes te diese seguridad, pugna
por ganar la cabal felicidad.
CAPITULO XXIV De lo que aconteció a un ciego que guiaba a otro.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Patronio, un
pariente y amigo de quien mucho me fió y estoy cierto que me ama
verdaderamente, me aconseja que vaya a un lugar de que sospecho y me dice que
no tenga ningún temor, que antes recibiera, yo daño alguno. Ahora os ruego me
aconsejéis en esto. Patronio le aconsejó mediante la historia de un ciego cuya
moraleja era: Nunca te metas donde puedas recibir desgracia aunque tu amigo te
de toda la fianza.

CAPITULO XXXV De lo que aconteció a un joven que se casó con una mujer, muy
fuerte y muy violenta.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo: -Un criado
mío me dijo que le proponían casamiento con una mujer muy rica y de más
alcurnia que él. Que el inconveniente es que aquella mujer era la cosa más feroz
y violenta del mundo. Para que Don _Juan le pudiera dar un buen consejo a aquel
sirviente Patronio le contó la historia de un hombre que se casó con una mujer
igual. Después de eso el conde le dio el siguiente consejo: “Si al comienzo no
muestras quien eres, nunca podrás después cuando quieras”.

CAPITULO XXXVI De lo que aconteció a un mercader cuando encontró a su mujer


y a su hijo durmiendo juntos.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y estaba muy preocupado;
por algo desagradable que le habían contado y le afectaba grandemente su
honra, dijo que quería hacer un escarmiento tan grande que se recordase
siempre: para lo que Patronio le platicó lo que le había sucedido a un mercader
que descubrió a su esposa siéndole bien con su hijo y entendiendo don Juan que
este era buen ejemplo escribió estos versos: “Si con arrebato gran cosa hicieres
creo que es justicia si te arrepintieres”.

CAPITULO XXXVI De la respuesta que dio el conde Fernán Gonzáles a sus gentes
después que hubo vencido en la batalla de hacinas.
Una vez venía el conde Lucanor de una batalla muy cansado, lacerado y pobre; le
llegó aviso apresurado de otro hecho, sus gentes le aconsejaron que holgase
algún tiempo y después haría lo que fuese conveniente. El conde preguntó a
Patronio y él le dijo; Tened esto por cierto, pues es verdad probada que honra y
vicio grande no tienen una morada.

CAPITULO XXXVIII De lo que aconteció a un hombre que iba cargado de piedras


preciosas y se ahogo en el río.
Un día dijo el conde a Patronio que tenía muchas ganas de estar en cierto lugar
porque allí le habían de dar una partida de dinero y pensaba hacer mucho en
provecho suyo, pero tenía también mucho temor de que si allí se detenía, podría
sobrevenirle gran peligro, que le rogaba le aconsejase que hacer en esto. Patronio
le aconsejó mediante la historia de un hombre que se ahogó por avaricioso cuya
moraleja era: Quien por gran codicia de riqueza se aventura, maravilla será si el
bien mucho le dura.

CAPITULO XXXIX De lo que aconteció con las golondrinas y el gorrión.


Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta forma:
-De ninguna manera puedo evitar contiendas con uno de los dos vecinos que
tengo, pues sucede que el más cercano no es ahora tan poderoso, y el más
poderoso no está tan cerca y os ruego me aconsejéis qué debo hacer en este
caso: - Si de todos modos pelea hubieres de tener, toma lo demás lejos, aunque
sea de mayor poder- le sugirió Patronio.

CAPITULO XL De las razones por las que perdió el alma un senescal de


Carcasona.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio -como yo se que la muerte, no se
puede evitar, quisiera que después de mi muerte dejase alguna cosa señalada
que sirviese a mi alma y quedase para siempre. Os ruego que me aconsejéis.
Patronio le aconsejó que Hiciera bien con buena intención en toda tu vida si
quería ganar la gloria cumplida.

CAPITULO XLI De lo que acaeció a un rey de Córdoba a quien decían Alhaquem.


Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio: -Vos sabéis que yo soy muy buen
cazador, y he hecho muchas casas nuevas, que nadie hizo nunca, y aun he hecho,
y añadió en las pichuelas y los capillos de las aves, algunas cosas muy
provechosas. Y ahora los que quieren hablar de mí hablan de burla, como haré
para que no se me ofendan por la buena obra que hice. Patronio le aconsejó
mediante la historia del rey de Córdoba y la moraleja era: Si algún bien hicieres,
que muy grande no fuere, haz mayores si pudieres, que el bien nunca muere.

CAPITULO XLII De lo que aconteció a una beata hipócrita.


Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Patronio, yo y
otros muchos estábamos, hablando y nos preguntábamos cual es la manera, que
una persona mala podría tener para hacer, mayor daño, siendo revoltoso, y
malhechor, por tener mala lengua y ser calumniador, os ruego me digáis de cual
de estas personas, podría sobrevenir mayor daño a las gentes. Patronio le
aconsejó mediante una historia de un beata hipócrita que atendiera a las obras y
no a sus apariencias si quería protección de malas experiencias.

CAPITULO XLIII De lo que aconteció al bien y al mal y al cuerdo con el loco.


Hablaba el conde Lucanor con Patronio. me sucede que tengo dos vecinos, uno
de ellos es hombre a quien mucho quiero, muchas veces me causa algunas faltas
y agravios que me producen gran enojo. El otro no es hombre con quien tenga
grandes obligaciones ni gran amistad , me hace algunas cosas que no me
agradan, os ruego me aconsejéis que hacer.
En su afán por ayudar al conde Patronio le relató sobre lo que le sucedió al bien y
al mal y al cuerdo y el loco. El conde tuvo por buenos ejemplos: Siempre el Bien
vence con bien al Mal hacer sufrir al hombre malo de poco vale.

CAPITULO XLIV De lo que aconteció a don Pedro Núñez, el Leal. a don Rui Gómez
Zaballos y a don Gutierre Ruiz de Blasquillo con el conde don Rodrigo de Franco.
El conde Lucanor hablaba con Patronio:
-Yo he tenido grandes guerras del modo , que cuando yo estaba en la mayor
necesidad, a quienes crié y a quienes había hecho mucha bien me dejaron y aun
se enseñaron en causarme descontento, que debo hacer en esto. Posteriormente
escuchó el relato de Patronio del cual aprendió que:” Aunque algunos te hayan
dañado, nunca dejes de actuar aguisado”.

CAPITULO XLV De lo que acaeció a un hombre que se hizo amigo y vasallo del
diablo.
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio -Un hombre me dijo, que sabía
muchos modos, tanto de agüeros, con lo que yo podría conocer lo que ha de
suceder y por las que podría hacer muchas artimañas, con que aprovechar mi
hacienda, os ruego me aconsejéis. Inmediatamente le comentó lo que le había
sucedido a un hombre amigo del diablo cuyo mensaje era que: “El que en Dios no
pone su esperanza, morirá de mala muerte, tendrá malandanza”.

CAPITULO XLVI De lo que aconteció a un filósofo que por accidente entró en una
calle donde vivían malas mujeres.
Hablaba otra vez el conde Lucanor: -Patronio, vos sabéis que una de las cosas del
mundo porque el hombre más se debe esforzar es conseguir buena fama, ruego
que me digáis de que manera podré acrecentar mi fama. A lo que Patronio le
respondió: “ Has siempre el bien y guárdate de sospecha y siempre será tu fama
derecha.”

CAPITULO XLVII De lo que aconteció a un moro con una hermana suya, que daba
a entender que era muy medrosa.
Un día hablaba el conde Lucanor: -Patronio, sabed que yo tengo un hermano
mayor que yo, y como es mayor que yo entiendo , que lo he de tener en lugar de
padre-El tiene fama de ser buen cristiano y muy cuerdo, yo soy más rico y
poderoso que él y aunque no lo daba a entender que no lo hace por que sería
pecado. os ruego que me aconsejéis. -Señor conde me parece que la manera, que
vuestro hermano usa con vos se asemeja mucho a lo que dijo un ,moro a su
hermana. Al concluir el relato de Patronio Don Juan compuso estos versos: “Si no
quieres hacer lo que te vaya a favorecer tú no quieres lo tuyo por él perder”.

CAPITULO XLVIII De lo que aconteció a uno que probaba a sus amigos.


Hablaba otra vez el conde Lucanor -Patronio, según mi parecer, yo tengo muchos
amigos que me dan a entender que ni por temor de perder los cuerpo ni los que
tienen, dejarían de ser lo que me conviniese, os ruego me digáis de que manera
podría yo saber si estos amigos mía harían por mí tanto como dicen. para que vos
podáis saber cual es el amigo verdadero, agradaría me que supieses, lo que
aconteció a un hombre el cual le enseño a su hijo como saber quien era su
verdadero amigo; al terminar el relato Don Juan que era el conde escribió lo
siguiente:“Nunca nadie podrá tan buen amigo encontrar
como Dios que lo quiso con su sangre comprar”.

CAPITULO XLIX De lo que aconteció al que echaron en la isla desnudo, cuando le


quitaron la señoría.
Hablaba otra vez el conde Lucanor: -Patronio, muchos me dicen que, puesto soy
tan honrado y poderoso, que haga cuanto pudiere por tener gran riqueza, poder y
honra, pues esto es lo que más me conviene y corresponde; y como yo sé que
siempre, os ruego que me digáis lo que viereis que mas me conviene es esto;
-Agradaría me mucho que supieseis lo que aconteció a un hombre a quien
hicieron señor de una gran tierra.
El conde tuvo éste por buen consejo y entendió que este era buen ejemplo “Por
este mundo perecedero, no pierdas el que es duradero.”

CAPITULO L De lo que aconteció a un rey cristiano que era muy poderoso y muy
soberbio.
Otra vez hablaba el conde Lucanor.
-Patronio, muchos hombres me dicen que una de las cosas por que el hombre más
se puede ganar a Dios es siendo humilde; otros me dicen que los humildes son
menospreciados, os ruego que me aconsejéis cual de estas dos cosas me es
mejor o qué debo hacer. Me agradaría que supieseis lo que aconteció a un rey que
era muy poderoso y muy soberbio- dijo Patronio- cuando concluyó el rey dijo que
la moraleja que le había dejado era que “A los derechos y humildes, Dios mucho
les ensalza; a los que son soberbios, hiéreles peor que maza”.
PERSONAJES
Conde Lucanor protagonista: Era un hombre bueno, sensible, respetuoso honrado,
buen gobernante ya que se preocupaba por el bienestar de su gente, gentil, se
preocupaba por los demás, no era nada avaricioso y buscaba la manera de
solucionar sus problemas de la mejor manera para todos.
Patronio personaje secundario: Un hombre bueno que le gusta ayudar a los
demás, hombre confiable, mejor amigo y consejero del conde. Siempre buscaba la
manera de ayudar a las personas que se lo pedían de una manera para que todos
lo entendieran.
Algo del Autor
ð Don Juan Manuel nació en Escalona en 1282 y murió en Córdoba 1348,
duque de Peñafiel y Marqués de Villena, es una de las más grandes figuras de la
letra española. Fue nieto de San Fernando y sobrino de Alfonso X el Sabio. De su
padre, el infante don Manuel, hereda del cargo de Adelantado de Murcia, y
participa activamente en la política de su tiempo. Contrae matrimonio
sucesivamente con doña Isabel, infanta de Mallorca, con doña Constanza de
Aragón y con doña Blanca Núñez. En sus últimos años, se retira al monasterio de
Predicadores de Peñafiel, donde vive consagrado al estudio.

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