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“Hecha la ley, hecha la trampa”.

Por: Giovanni Andrés Ramírez Ríos

Máxima tan antigua como inmortal, ya


existía en latín: Inventa lege, inventa fraude.

En 1734, el primer Diccionario de la Real


Academia Española, el llamado Diccionario
de Autoridades, ya registra la expresión y
dice: “Hecha la Ley, hecha la trampa: Frase
con que se explica, que el aumentar nuevas
leyes, especialmente en el comercio y trato,
suele dar ocasión para que discurran
maliciosamente trampearlas, o evadirse de
la carga que imponen”.
https://refranenmano.blogspot.com/2016/05/hecha-la-ley-hecha-la-trampa.html

Al parecer como muchas de nuestras leyes están basados en el Derecho Romano,

se pensaría que desde aquel tiempo ya muchas leyes fueron creadas con

intenciones ocultas para beneficiar a unos pocos. Este pensamiento es tenido como

“valido” en algunos sectores de la sociedad, y en algunos casos las instituciones

bien sean de carácter público o privado son el reflejo de estas prácticas sociales

que obedecen a colectivos de individuos, y con ello sus comportamientos

particulares generan dificultades de orden político, ético, moral y social. “La ética y

la política son, para Aristóteles, ciencias prácticas, saberes que investigan el modo

recto de comportarse los agentes humanos capaces de decidir libremente sobre sí

mismos.” Si se quieren transformar los preceptos tenidos como “validos” en el

ámbito social, se debe primero posibilitar condiciones en donde el fin común deba

estar por encima del interés particular, y los individuos deben generar competencias

humanas, técnicas, pragmáticas enmarcadas en fundamentos éticos, morales,


profesionales que les permitan tomar decisiones acorde a los preceptos postulados

en contextos de legalidad, independencia, respeto y equidad generando retos

relevantes para los propios individuos, las familias, las comunidades, la escuela, la

política; “podríamos afirmar que el tópico más popular en los corrillos políticos, en

los pasillos de las instituciones académicas y hasta en las conversaciones de

sobremesa de los latinos es, precisamente, el fraude y la corrupción. Al parecer,

todos tenemos una idea de qué es, cuáles son sus causas, cómo nos afecta, cuánto

cuesta o a quién achacársela. Aunque las explicaciones sean divergentes, las

metodologías para fijar sus parámetros puedan ser por lo menos cuestionables, o

las posturas carezcan de fundamento objetivo, se ha vuelto un lugar común incluir

alguna reflexión sobre este tema a la menor provocación.”

https://www.auditool.org/blog/fraude/3753-reflexiones-de-un-auditor-sobre-el-

fraude-y-la-corrupcion

Si bien el contexto en el que nos desenvolvemos esta permeado por este tipo de

situaciones, es nuestra responsabilidad ética, profesional, moral, política y social;

potenciar en nosotros y en las personas que nos rodean valores como la

responsabilidad, la ética, la moral, la disciplina, la independencia; generar

conciencia crítica en las personas de que no todo es válido ni que no todo está

permitido y que si queremos desarrollar conciencia social desde lo público y lo

privado el fin no justifica los medios. La transformación en este cambio de

paradigma tendría efectos positivos importantes en el desarrollo de las funciones a

nivel profesional, en lo que a nosotros compete en La Contaduría Pública y en los

trabajos de auditoría, vivenciado efectivamente lo contenido en la “ley 43 de 1990


Artículo 7o. De las normas de auditoría generalmente aceptadas. Las normas de

auditoría generalmente aceptadas, se relacionan con las cualidades profesionales

del Contador Público, con el empleo de su buen juicio en la ejecución de su examen

y en su informe referente al mismo. Las normas de auditoría son las siguientes…en

lo referente a las normas personales, relativas a la ejecución del trabajo y relativas

a la rendición de informes.” El comportamiento humano es la manifestación de

procesos decisorios complejos originados en el interior del individuo. Estos

procesos, aunque desarrollados internamente, están condicionados por los

ambientes externos en los cuales se encuentran inmersas las personas. En este

sentido la sociedad en general es responsable de generar conciencia crítica que

inculquen en los individuos respeto por ellos mismos, por las comunidades, por las

instituciones, por las normas y leyes que rigen los procesos y las conductas

humanas; con ello se lograría que las decisiones que se tomen desde el punto de

vista individual tengan la consciencia crítica que la afectación será colectiva. Reitero

para un adecuado desempeño profesional se debe potenciar ante todo valores y

comportamientos éticos, morales, y profesionales de carácter individual. Generar

conciencia individual que permee lo social desde lo público y lo privado, que

establezca parámetros internos de que no todo está permitido y no todo es válido,

donde se comprenda que las normas ayudan a compensar los desequilibrios

sociales.

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