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Estratégica
Frente los desafíos que plantea el entorno social y político, luego de las recientes
elecciones en España y sus implicaciones económicas, una acertada decisión
gerencial que sepa interpretar las expectativas del mercado requiere antes,
responder la pregunta correcta: ¿Cuál es el futuro de la empresa?, frente las
nuevas realidades, o más bien, ¿Cuál es la empresa del futuro?, que puede
aprovecharlas y superarlas con éxito.
Más allá del juego de palabras: ¿Cuál es el futuro de la empresa? es la pregunta que
podría conducir decisiones orientadas por la especulación emocional, cuyas
variables no están bajo el control de nadie; mientras, ¿Cuál es la empresa del
Futuro?, es mirar racionalmente hacia adentro, abriendo un espacio a la re-
interpretación de la estrategia, los mensajes, las habilidades y el governance o
modelo de gobierno de la empresa, en procesos de gestión que aseguren la
nivelación informativa interna de la empresa, la alineación gerencial de sus
ejecutivos y su direccionamiento estratégico para alcanzar sus objetivos.
Responder oportunamente las exigencias de la “empresa del Futuro” requiere una
organización consciente de la realidad y sus impactos en el mercado y los equipos
de gestión, donde la “comunicación” no resuelve problemas de “organización”, la
“organización ser resuelve con buena gerencia. Estrategias que aseguren la
sostenibilidad que exige respuestas gerenciales.
La actuación empresarial debe ser revisada a la luz de aquello que hace la empresa
e influye en su reputación, aquello que las personas dicen que hace la empresa y
que la predisponen, pero también aquello que cada quien percibe y experimenta
que es la realidad y la RSE o actuación sostenible de la empresa, humaniza la
relación y reconstituye el tejido de confianza social. No hay nada más real que una
percepción y ella es guía de los apoyos o la crítica a la empresa, siendo la
comunicación estratégica la herramienta de gestión para la confianza.
Esta primera década del nuevo siglo, se ha caracterizado por una profunda y
compleja discusión de lo “político”, reflexiones que en la incertidumbre buscan
explicaciones al dramático cambio ideológico regional y local. Mientras la realidad
de lo “económico”, da vida a los planes de negocios del mundo corporativo, el
pensamiento empresario busca modelos que hagan sostenible el negocio, más allá
de la coyuntura donde nuevamente el tema “político” forma parte de los
interrogantes que surgen. Solo la energía creativa del líder emprendedor, es capaz
de encontrar novedosas aproximaciones que garantice la sostenibilidad a su
negocios, reflexiones que nos ubican mas allá de lo “político”, generando un nuevo
estado de conciencia que nos indica nítidamente que el desafío esta en el “modelo
social” de la relación empresa-sociedad.
El camino más corto de la sostenibilidad, sin duda será atender lo social para
viabilizar lo económico, lo que permitirá espera mejores ambientes políticos en
beneficio de todos. Modelar con nuestra actuación, trasciende la misión y visión
corporativa y nos re-descubre el “valor social” de los valores empresariales;
modelar es crear referencias responsables, transparentes y sostenibles. Exigencias
como estas, son las que están replanteando la visión de la Escuelas de Negocios en
el mundo entero y que se resumen en una profunda reflexión que le escuchara en
Diciembre del 2006, al líder de la Fundación Don Cabral de Brasil, en la IV
Conferencias de Responsabilidad Social Empresarial del Banco Interamericano de
Desarrollo en Salvador de Bahía: “El rol de las Escuelas de Negocios no es formar…
es transformar” y con respeto, me permito complementarlo: las buenas escuelas de
negocios son aquellas que lideran una “reingeniería del pensamiento”, -título de
uno de mis libros-, modelando lideres dispuesto a asumir cambios profundos en la
concepción de un modelo de negocio consciente de la realidad de nuestros países,
modelos que encuentren un justo equilibrio entre lo económicos y lo social, que de
forma oportuna armonicen los legítimos intereses de la empresa, sus trabajadores
y la comunidad a la que sirven, para ello el Comunicador Estratégico tiene una
protagonismo fundamental como traductor, guía y coach de ese proceso.
El respeto por los trabajadores, sus familias y los diferentes públicos interesados
en la empresa, se ha convertido en un importante desafío social para nuestra
convivencia en armonía y la sostenibilidad de un mejor ambiente que satisfaga las
expectativas de todos. Derechos humanos, derechos laborales, respeto por el
ambiente y la lucha contra la corrupción, son hoy parte de los compromisos del
milenio para la ONU y en forma particular un mandato para aquellas empresas que
han firmado el Pacto Mundial promovido por el PNUD. Hoy más que nunca es
valorada la consistencia del esfuerzo por armonizar los intereses de la empresa y
los de la comunidad a la que sirve.
Las técnicas aprendidas en las universidades y las escuelas de negocios son muy
útiles, pero el verdadero secreto del líder que conduce un área de Comunicación
Organizacional, está en el desarrollo de un pensamiento estratégico alineado con el
plan de negocios de la empresa para la cual presta sus servicios. Ello exige una
mente clara y sistemática, que piense en procesos y no en un listado de acciones
expresadas en un “plan” sin objetivos claros, ni rendición de cuentas responsable y
oportuna. Todo lo demás que requiere la empresa, es la capacidad de esfuerzo y la
creatividad de sus colaboradores.
Un líder de hoy, “no necesita dirigir más, sino mejor, porque confía en que los
gerentes y sus equipos trabajan por convicción propia en bien de la empresa,
aportando su inagotable creatividad para solucionar problemas de una forma
simple, acertada y veloz”, sostiene Carlos Llano, en su libro “La amistad en la
empresa”.
Las anteriores, son las tres condiciones del éxito: nivelar información para ser
consistentes, alinear pensamiento para ser coherentes y direccionar la actuación,
con miras a alcanzar los objetivos definidos en el Plan de Negocios.
Pero, tal como asegura Daniel Goleman, creador del concepto de “inteligencia
emocional”, no basta con ser listos; también el dominio sobre uno mismo, la auto-
motivación, la perseverancia, la capacidad de entusiasmarse y entusiasmar a otros
y, sobre todo, el carisma, son condiciones de liderazgo.
El Liderazgo, en tiempos como los que nos ha tocado vivir, debe buscar tiempo
para pensar, reflexionar y encontrar un justo balance que le permita comprender.
Debe tener humildad para aceptar y habilidad para armonizar; aunque ello exija
reparar, muchas veces, los daños psicológicos que el ambiente y nuestras
actuaciones han generado dentro y fuera de la empresa. Sólo así, renovará con brío
nuestras reservas de recursos emocionales y recalibrará, con profunda honestidad,
nuestra brújula moral, modelando el entorno donde queremos competir de
manera responsable y garantizando la sostenibilidad de nuestro proyecto
profesional y personal, dentro y fuera de la empresa.
Más allá del esfuerzo por conformar equipos de trabajo orientados y motivados al
logro, del dominio efectivo de herramientas tecnológicas y la mejora continua de
nuestras habilidades gerenciales, de la voluntad creativa para hacer de la
innovación una cultura de trabajo y crecimiento; el foco de todo esfuerzo
Hoy más que nunca es valorada la consistencia del esfuerzo colectivo por
armonizar los intereses de la empresa y los de la comunidad a la que sirve, esto
abrió un duro, y con frecuencia, confuso debate del rol de la empresa en la
sociedad, convirtiéndose en una muy perversa expresión que se escucha y afirma
que: “la Responsabilidad Social Empresarial está de moda”.
Así como un niño cuando nace no sabe el impacto de lo que hace cuando lanza un
objeto, el niño tiene que empezar a vivir su etapa de madurez para darse cuenta
como son interpretadas sus acciones y cuántas de ellas contribuyen con el
desarrollo de su vida, entonces eso sucede en un intercambio entre el entorno que
rodea al niño y el niño, ese estado de conciencia es un proceso que va
evolucionando en el tiempo, el estado de conciencia no se detiene en ningún
momento de su edad cronológica, vas desarrollando nuevos estados de conciencia
porque el entorno va cambiando y te va obligando a hacer reflexiones que no las
habías hecho antes.
Hay una gran confusión de cuál es el rol de la empresa, en líneas generales, más
aún de la empresa en términos sociales. Responsabilidad es un estado de
conciencia individual, al agregarle la dimensión social, la Responsabilidad Social es
un estado de conciencia del impacto que tu produces, positivo o negativo. Como ser
humano, lo que te hace responsable es haber alcanzado un estado de conciencia,
que en la práctica se traduce en desarrollar nuevas referencias para tu desempeño
individual frente a los diferentes públicos y situaciones donde te relacionas. Pero,
cuando hablas de Responsabilidad Social en la dimensión Empresarial no solo te
refieres al impacto positivo o negativo de tus actuaciones individuales, sino que
has evolucionado a un nuevo estado de conciencia, ahora colectivo, en la que te
sientes parte de una organización y responsable de aquello que hace o deja de
hacer la empresa como la suma de todos aquellos que la integran.
El gran desafió de las ONGs, y ya sin espacio en la columna para poder profundizar,
es preservar la confianza que ha sido gravemente afectada, desde hace muchos
años, cuando la misión social dejó espacio para la maniobra electoral y la evasión
de procesos transparentes que contradicen con la característica de ser
instituciones sin fines de lucro.
En la práctica, las empresas para que pudieran existir durante muchos años,
debieron haber desarrollado acciones que en la mayoría de los casos nunca las
entendieron en la dimensión de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que
hoy conocemos, pero en la realidad se trataba de un trabajo voluntario que tomada
en cuenta los derechos al trabajo, a la salud y a la educación, y que en muchos
casos pasaron a convertirse en leyes.
El ser una empresa socialmente responsable significa que sus relaciones laborales
están fundamentadas en confianza y equidad, significa que los vínculos con el
ambiente están marcados por el respeto y la tolerancia, significa que su
desempeño está marcado por la transparencia.
Más allá de preocuparnos por adaptarnos a las exigencias del entorno competitivo
actual, debemos ocuparnos de modelar, en forma responsable, ese entorno donde
deseamos actuar y de hacerlo con visión de trascendencia, sin sacrificar el largo
plazo por decisiones que respondan a la coyuntura, o lo inmediato. Esta visión
sustentable, fue el punto de partida del trabajo doctoral que presenté el año 2008
en España y que generosamente fue calificado para ser publicado en ese competido
mercado, bajo el titulo “De la Responsabilidad Social Empresarial a la Empresa
Socialmente Responsable: comunicación estratégica para el Fortalecimiento
Institucional”. En las siguientes páginas comparto una síntesis de este trabajo de
investigación cuyo libro ya está siendo distribuido en el país.
Esta lógica para el análisis de los procesos de gestión y las condiciones del
liderazgo que debe acompañar a la empresa responsable en tiempos complejos y
confusos como los que estamos viviendo, me permitió diseñar una metodología de
trabajo, -desde la perspectiva de la comunicación-, que se resume en un Modelo de
Actuación para Empresas Socialmente Responsables, como propuesta final de mi
tesis doctoral, parcialmente compartida en esta síntesis. A este fin, un punto de
partida fundamental es comprender la Comunicación Estratégica como una
herramienta gerencial que garantiza el logro de un objetivo, pero que no es -ni
debe ser-, un objetivo en sí misma. Comunicar no es el fin, es el medio para lograr
llegar a donde queremos. No es cuestión de “medios de comunicación”, es asumir
el reto de combinar una estrategia apropiada, los mensajes correctos, la habilidad
necesaria, el modelo de organización que facilite el proceso y todos ellos bajo el
liderazgo gerencial que debe tomar la decisión oportuna y acertada. Esta visión, en
detalle, esta publicada en mis libros: “La Reingeniería del Pensamiento” y “El
poder de la Comunicación Estratégica, reflexiones de un evangelizador
corporativo”, donde afirmo que la Comunicación no resuelve problemas de
organización, sino con buena gerencia.
Necesitamos asegurarnos de que todo lo que hagamos para cumplir con la visión y
misión empresarial sea replicable y que, para ello, tenga permeabilidad a todos
nuestros empleados y forme parte estructural de nuestra cultura de trabajo1. Estoy
hablando de un “modelo” alineado con procesos internos y externos que hagan
sustentable a la empresa, y que permitan facilitar el pensamiento estratégico de su
liderazgo, la visualización de un estilo propio de trabajo que la diferencie de otras
organizaciones y que, además, se convierta en una guía que haga posible replicar
procesos de actuación, institucionalidad y generación de confianza.
1
PIZZOLANTE NEGRÓN, Italo: Gestión de la Comunicación en las organizaciones, en sus
capítulos de “Gobierno Corporativo, la Revolución de la Transparencia” y “Portavocía”. Editorial
Ariel. Barcelona, España, 2004.
A este fin, es fundamental conocer las diferentes audiencias con las que la empresa
debe comunicarse. Un análisis estratégico nos lleva a comprender de una sola
mirada la realidad de la empresa, y los factores que influyen en el negocio.
Diferentes procesos de análisis y metodologías para graficar la información, nos
permitirán construir mapas (herramientas que forman parte del “modelo de
actuación”, en la esfera de Estrategia). Me refiero a los “Mapas de Fortalecimiento
Institucional”, MFI, una interesante metodología desarrollada al interior de
PIZZOLANTE Comunicación Estratégica, que ha sido adelantada por nuestro Líder
de Cuentas Agustín Beroes4.
4
Líder de Cuentas de PIZZOLANTE Comunicación Estratégica, Caracas, Venezuela.
El desarrollo de una visión gerencial alineada, que haga viable alcanzar los
objetivos que se propone la empresa, requiere que el líder socialmente
responsable, es decir consciente del impacto de su actuación, logre armonizar los
diferentes intereses que conviven dentro de la empresa, y también los de aquellos
públicos externos con los cuales se vincula, en el complejo mercado de la opinión
pública y sus percepciones. Intereses que deben transformarse en mensajes
sencillos y concretos, que permitan traducir y hacer comprender nítidamente el
estilo de la empresa, sus intenciones, la fuerza de su visión y la coherencia con los
valores que predica; mensajes éstos que permitirán alimentar una red de
relaciones fundamentada en confianza. Me refiero a construir Capital Social.
A partir de aquellos aspectos que son usualmente evaluados por los diferentes
stakeholders de la empresa -y que impactan positiva o negativamente la
reputación empresarial-, es fundamental desarrollar una agenda temática alineada,
entre aquellos que lideran la empresa; pero, sobre todo, debemos contar con
información sobre los temas de la empresa, suficientemente nivelada a través de
las diversas áreas que la componen. “Lo que no se comunica no existe”, suele
5
Serán desarrollados en la Esfera del Modelo de Actuación: Habilidades.
6
Comentarios de Gayle Cotton de Circles of Excellence Inc. durante un panel de la Organización
de Presidentes de Empresa (YPO).
Cross – cultural training videos & corporate training programs: Circles of Excellence Inc .
[Documento en línea] http://circlesofexcellence.com/products.html [Disponible: 9 de junio,
2008]
Es fundamental hacer notar que los “procesos” de gestión requieren una forma
estratégica de ser “gobernados”, con la misma profesionalidad y formalidad de
otros procesos. No me refiero a la existencia o no de planes o programas de RSE; el
proceso de gestión” es fundamental dentro de la empresa, a los fines de garantizar
certidumbre en los equipo, foco en el logro de los objetivos y sustentabilidad; es
decir, largo plazo.
A manera de conclusión:
Tal como he dicho antes en este capítulo, las nuevas reglas del juego para
competir, obligan a la rápida adaptación de modelos de buen gobierno que vigilen
la “transparencia” más allá de lo que dicen las empresas; y que se reflejen en
aquello que deciden y comunican las organizaciones, a través de lo que hacen.
En este sentido, el máximo reto que enfrentan las empresas, tanto públicas como
privadas, se reduce a lograr una estrecha conexión entre lo que se dice y lo que se
hace, en términos de las relaciones con sus públicos. En otras palabras, luce
impostergable la adopción de prácticas de Buen Gobierno Corporativo que
garanticen la armonía entre los intereses de la empresa y sus stakeholders.
Pero para que este proceso sea sostenible, debemos alinear los objetivos de
negocio, a los objetivos de la sociedad donde actuamos. Construir esta visión,
requiere de ese tiempo que pocos tienen, o están dispuestos a invertir. En
cualquiera de los dos casos, ser partícipes de una verdadera revolución de la
transparencia, es el camino que luce más despejado hacia un exitoso crecimiento
de la organización, su reputación, el país y sus ciudadanos.
Concluyo con una frase pronunciada por el presidente del Banco Interamericano
de Desarrollo, Enrique Iglesias, durante la I Conferencia Interamericana de
Responsabilidad Social de la Empresa, celebrada entre el 26 y 28 de octubre de
2003, en la ciudad de Panamá: “La responsabilidad social de la empresa, debe
considerarse como un instrumento más del arsenal estratégico de la organización,
y debe formar parte de su cultura empresarial”.
Bibliografía
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