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LA REVOLUCIÓN TRAICIONADA

Iván López Espejo

ivan@ilopez.es

Comienzo a escribir estas lı́neas tumbado en una cama de el terreno de la justicia social que serı́a torticero negar, como
una antigua casa colonial ubicada en la calle San Nicolás, en la Ley de Reforma Agraria o la alfabetización de la práctica
pleno Centro Habana, a unos pasos del mundialmente cono- totalidad de la población.
cido Malecón habanero. La casa tiene la distintiva marca con Dicho lo anterior, mis vivencias en la isla me generan cier-
las palabras ((arrendador divisa)). De acuerdo con mi plani- ta desazón, mucha más de la sentida durante mi visita a Corea
ficación inicial, hoy deberı́a encontrarme en la población de del Norte, paı́s este último más disciplinado, a imagen y se-
Cienfuegos. Sin embargo, las altas temperaturas y humedad mejanza de sus vecinos orientales. También me parece justo
del mes de agosto, unidas a alguna clase de virus que me ha reseñar que tal desazón comparativa hay que relativizarla al
producido ciertas molestias como fiebre, han hecho que deci- hecho de que en Corea del Norte no tuve la libertad de movi-
da evitar el aún más caluroso oriente del paı́s ası́ como per- miento que sı́ tengo en Cuba.
manecer en la capital de la mayor de las Antillas.
Antes de la Revolución, Cuba, donde abundaban el juego
Tras esta somera puesta en situación y dado el tı́tulo del y la prostitución, era el parque de recreo de los norteame-
escrito que necesariamente, aunque no premeditadamente, re- ricanos. ¿Y ahora? El turismo es fundamental para el man-
cuerda a Trotsky, el lector puede figurarse el sentido de estas tenimiento a flote de la isla. La inteligente estrategia de la
palabras. Insisto, no se trata de ningún guiño a Trotsky, sino doble divisa utilizada con los visitantes extranjeros trata de,
que, sencillamente, no encontré un tı́tulo más apropiado. En mı́nimamente, dado el devaluado peso cubano, salvar algo los
definitiva, estas breves lı́neas surgen de las tripas más que de efectos de la Ley Helms-Burton, es decir, del criminal blo-
la cabeza, pues no reúno la información necesaria para emi- queo económico impuesto por los Estados Unidos. En suma,
tir un juicio justo que, a priori, se antoja muy complejo. No la estrategia de la doble divisa contribuirı́a al tan necesario
obstante, las considero perfectamente válidas. aumento de la liquidez del Estado que tan injustamente se
Cuba es un paı́s inusitadamente pacı́fico y seguro en re- ve asfixiada. Ası́, salvando las distancias, tras sesenta años
lación al resto de Latinoamérica. Uno puede disfrutar de ca- de Revolución, Cuba sigue siendo un parque de recreo para
minar tranquilamente por cualquier calle a cualquier hora del extranjeros. Cubanos conducen preciosos coches antiguos de
dı́a y charlar con sus gentes rebosantes de amabilidad y sim- los años cincuenta, en su momento expropiados, para el goce
patı́a. Eso sı́, hay que ser ciertamente precavido con la viveza y disfrute de turistas foráneos, los cuales se afanan por lograr
de algunos cubanos, es decir, con esa suerte de sutil engatusa- el mejor posible de los recuerdos gráficos para sus redes so-
miento que no siempre puede ser tildado de engaño como tal ciales en su culto a la superficialidad. Servicio de taxi, venta
y que tiene por objeto la obtención de alguna clase de benefi- de toda clase de productos de dudosa autenticidad, servicio de
cio por parte de quien lo practica. La habilidad con que estos restauración, droga (marihuana, cocaı́na, etc.) y prostitución
isleños manejan la palabra resulta envidiable. Sin embargo, la se ofertan a todo visitante extranjero de un modo continuado
práctica demostración de la viveza tiene, por lo general, un allá donde vaya en La Habana dentro de un marco de pre-
trasfondo de necesidad material, y he aquı́ el problema. cios descontrolado y cuasi anárquico. Todo el tejido social
La revolución culminada en los albores de 1959 fue un cubano, es decir, desde el Estado hasta el más mı́sero de los
triunfo innegable para el avance de la humanidad. En un paı́s individuos que ha de recurrir al ejercicio de su viveza para,
en el que sectores estratégicos de la economı́a eran explota- corrupción mediante, obtener algo que llevarse a la boca, gol-
dos privadamente por corporaciones norteamericanas mien- pea al unı́sono en relación al visitante extranjero. Encontrar
tras el pueblo era relegado a la más absoluta miseria material en el criminal bloqueo económico norteamericano la respues-
y moral, la revolución era insoslayable. Cabe tener presente ta a todos los males y la justificación a estos hechos, un chivo
que tal revolución tuvo una motivación esencialmente nacio- expiatorio, es muy tentador por su sencillez y efectividad, y
nalista y antiimperialista compuesta de elementos ideológicos eso bien lo sabe el Gobierno cubano, que lo esgrime en su
transversales. De hecho, el Partido Socialista Popular (comu- defensa. Aunque es cierto que las posibilidades del paı́s son
nista) cubano no apoyó el movimiento guerrillero sino hasta altamente limitadas por el hecho de, por ejemplo, ser una is-
1958. Tras el triunfo de la Revolución cubana y ya a través la, ¿qué clase de esfuerzos se han realizado en sesenta años
de la vı́a socialista, impresionantes progresos acontecieron en de Revolución de cara al desarrollo de un mercado interno
que favoreciera una mayor independencia de las acometidas Guevara se les revolverı́an las tripas al comprobar la deriva
del imperio yanqui y del contexto internacional en general? de la Revolución, de esta revolución fracasada por haber sido
Me temo que esta no ha sido una preocupación del Gobierno traicionada.
cubano.
Pero especialmente doloroso fue no sólo descubrir sino
percatarme de la omnipresencia de la ya mencionada prostitu-
ción en Cuba. Basta con dar un paseo por Centro Habana o La
Habana Vieja para que mujeres locales, generalmente de muy
bajos recursos económicos y algunas de ellas incluso menores
de edad, le ofrezcan a uno su compañı́a. También los proxe-
netas, quienes ofrecen mujeres como el que vende fruta, cam-
pan a sus anchas. En una sociedad socialista la prostitución ha
de estar efectivamente abolida (en particular, la vertiente ca-
pitalista objetivada en la figura del proxeneta). Sin embargo,
¿dónde está en Cuba el ((hombre de nuevo tipo)) del que ha-
blaban los teóricos socialistas? Más aún, ¿cómo va a existir un
((hombre de nuevo tipo)) cuando las condiciones materiales de
una parte nada desdeñable de la sociedad son de miseria y tal
parte se tiene que esmerar en sobrevivir del modo que sea? Y,
al margen de las sanciones impuestas por los Estados Unidos,
¿jugó algún papel el Estado en la generación del ((hombre de
nuevo tipo)) durante los treinta y dos años en que vivió las fa-
cilidades derivadas de la existencia del campo socialista? La
respuesta es claramente negativa, pues, de aquellos polvos,
estos lodos. Por el contrario, el mal denominado socialismo
pareciera ser una simple excusa para sostener los privilegios
de la clase gobernante cubana.
Finalmente, cabe mencionar que me apabulló hasta la
náusea, hasta humedecerme los ojos la tristeza, la miseria de
Centro Habana. Miles de personas pasan la vida en esta zona
de la ciudad en condiciones infrahumanas. La pestilente ba-
sura en las calles se amontona, las verdosas aguas estancadas
por el penoso estado del pavimento y del alcantarillado son
foco de infecciones, las fachadas de las viejas viviendas se
caen a pedazos, el ruinoso estado del escaso mobiliario que
uno atisba cuando echa un ojo al interior de las casas produce
pena, etc. Un compañero cubano con el que charlé me decı́a
que el cubano no tiene recursos económicos suficientes como
para hacer frente tamañas reformas, ası́ como que el Estado
no se preocupa en absoluto. ¿Cómo puede ser esto? ¿Dónde
está el Estado si la esencia del socialismo y del comunismo
es el humanismo? En un paı́s denominado socialista en el que
continúa operando la ley del valor, y, reflejo de ello, es la in-
versión privada para la construcción de hoteles de lujo, ¿cómo
es posible que no se encuentren resortes para proporcionar a
la población trabajadora unas condiciones de habitabilidad hi-
giénicas y dignas en general? Una población trabajadora que,
a más inri, sufre unos niveles de desprotección e inseguridad
en el ejercicio del trabajo que en cualquier Estado de Europa
Occidental constituirı́an una violación de la ley. Y, para mues-
tra, decir que cinco trabajadores fallecieron recientemente en
la restauración de la imponente cúpula del Capitolio haba-
nero, joya del turismo. Ası́ las cosas, estoy convencido de
que, de vivir hoy, tanto a Camilo Cienfuegos como a Ernesto

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