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Facultad de Humanidades
Departamento de Letras
Literatura Española II
PERSPECTIVISMO Y REALIDAD/FICCIÓN EN
Monografía final
por
Emmanuel Vallejos
Profesor a cargo:
Mgtr. Rafael Ernesto Costarelli
Auxiliar:
Prof. Marcela Giménez
2019
ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………………pág. 3
2. Desarrollo………………………………………………………………….pág. 6
3. Conclusiones……………………………………………………………..pág. 25
4. Bibliografía………………………………………………………………pág. 27
2
Introducción
Sobre este último aspecto se pueden desplegar varias aristas dignas de mención,
pero para este trabajo me centraré en una, y que considero permite el despliegue de la
discusión o debate interno en la obra sobre la realidad/ficción, el perspectivismo. Esta
técnica o estrategia narrativa consiste en mostrar por parte del narrador las diversas
perspectivas que presentan los personajes sobre un mismo hecho o sobre lo que
consideran realidad o ficción, como es el caso de Alonso Quijano, don Quijote, en la
novela de Cervates, y asimismo, el mismo narrador incluye su perspectiva (y la de otros
narradores) sobre los hechos que él mismo narra, dotándolo al texto de una polifonía
compleja que hasta el momento de la aparición de este texto no se había realizado.
1
de Riquer, Martín. Aproximación al Quijote.1970. Versión PDF. Disponible en:
https://letrasiessalinas.files.wordpress.com/2017/03/martin-de-riquer-aproximacion-al-quijote-98-
pgs.pdf
2
Bloom, Harold. El canon occidental. 1994. Versión PDF. Disponible en:
http://assets.espapdf.com/b/Harold%20Bloom/El%20canon%20occidental%20(11703)/El%20canon%20
occidental%20-%20Harold%20Bloom.pdf
3
escritor español, sino en sus proyecciones literarias, esto es en las
evocaciones/continuaciones/influencias que suscita en la narrativa de otros escritores de
los siglos siguientes, particularmente en un autor y una de sus novelas: Juan Marsé en
Últimas tardes con Teresa publicada en el año 1966.
3
Martínez de Antón, D. Transducción, tradición literaria y contraescritura. IES Severo Ochoa, Alcobendas
(Madrid)
4
idealizan, considerando que en la consumación de una relación afectivo amorosa
hallarán sus respectivos objetivos: Manolo busca el ascenso social que le
permitirá salir de Monte Carmelo y dejar atrás su vida de ladrón, razón por la
cual alimentará la ficción que Teresa ha montado sobre su persona, pues ella
cree que Manolo es un obrero que anhela la revolución del proletariado y será
quien la lleve a la consumación de sus objetivos políticos.
2 El narrador de Últimas tardes con Teresa se presenta y narra desde diversos
puntos de vista a lo largo de la obra. Sin dejar de asumir la omnisciencia -que
caracteriza al narrador en tercera persona, propio de la novela decimonónica en
la cual la obra de este autor halla también influencias- juzgando, parodiando,
incluso burlándose de las situaciones y de los personajes.
5
lectores, que conduce a nuevos textos ya sean interpretativos o puramente literarios,
permanecerá viva y presente (...) cada concreción del proceso comunicativo literario que
se prolonga en un nuevo texto producirá una serie de transformaciones que se verán
plasmadas en ese segundo texto.”4. Esta idea en torno a concebir la literatura no ya
como un palimpsesto, particularmente el fenómeno de la intertextualidad, en la que
Genette lo define como “toda relación que une un texto B (que llamaré hipertexto) a un
texto anterior A (al que llamaré hipotexto)”5, sino como un proceso de transducción
tiene como distinción la posibilidad de la “reelaboración activa de un “mensaje” sobre
el que su fuente ha perdido el control”6 y esto implica necesariamente la participación
de un lector activo que utilice el sentido, el ejercicio de la hermenéutica sobre una
determinada obra, y lo vuelva escritura. O en palabras de Martínez de Antón: “(si la)
lectura se prolonga en la escritura de un segundo texto, tenemos el fenómeno de la
transducción literaria en funcionamiento. Por tanto, este segundo texto guardará una
serie de relaciones con el primer texto: se ha producido primero una transformación
―en la reconstrucción― y después una transmisión ―escritura del segundo texto―.”7.
Juan Marsé es un declarado lector fanático de la obra cervantina y del cine, por
ello en sus novelas, sobre todo en la que se centrará este trabajo, las influencias del
escritor renacentista y del séptimo arte son muy fáciles de reconocer. Ahora bien
considero que, en Últimas tardes con Teresa, a diferencia de otra de sus obras
populares- me refiero a La muchacha de las bragas de oro (1959 donde explota
magistralmente el tópico “realidad/ficción”-, abordará la técnica discursiva del
perspectivismo que inundará y guiará todo el entramado de la novela, logrando una
prosa que trenzará una historia complejísima en donde el juego de las apariencias estará
4
Op.cit. pág.5
5
Genette, Gerard. Palmimpsestos. Editorial Taurus. 1989. Pág. 14
6
Op. Cit. Pág. 6
7
Op. cit. pág. 7. Los paréntesis son míos.
6
mediatizado por el narrador, quien como un titiritero moverá los hilos narrativos de los
personajes a su antojo. Por esta razón, es necesario ahondar en el concepto de
perspectivismo y en sus alcances discursivos, pues como se verá más adelante, esta
técnica es indisoluble de la trama y las miradas/creencias de los actantes novelísticos.
Lo antes mencionado es útil en tanto nos sitúa en un marco desde donde partir
hacia una idea de lo que se considera perspectivismo en la .literatura. En principio y
relacionado con lo anterior -que soslayaba aspectos filosóficos y sociológicos-, se
podría establecer como primera aproximación conceptual la idea de que se entiende por
este término como “el uso de diversos puntos de vista dentro de la narración a fin de
mostrar la complejidad de lo que se intenta describir”9. Ahora bien, esta definición o
delimitación conceptual del término al campo literario abre la puerta a la discusión de
quiénes son los que detentan los puntos de vista: ¿el narrador, los narradores, un mismo
personaje o varios?
8
Ortega y Gasset, José. El tema de nuestro tiempo. Santiago de Chile: Ediciones Nueva Epoca, 1932.
9
Varios autores. Glosario de términos útiles de la literatura española. Disponible en:
https://glosarios.servidor-alicante.com/terminos-utiles-literatura-espanola/perspectivismo
7
Como se ha dicho al principio, en la obra de Cervantes el perspectivismo marca
un antes y después en toda la literatura occidental, pues a través del juego con los
diferentes puntos de vista de distintos narradores va trazando líneas hermenéuticas que
configuran un mundo posible literario ambivalente que oscila entre la realidad y la
ficción. Así como el narrador cambia a lo largo de la novela, la realidad novelística y la
concepción de lo que es real y no lo es también se ve afectada. Tal vez recurrir a uno de
los tantos estudiosos de la obra cervantina pueda aclarar este planteo. Américo Castro
afirma que “en lugar del es admitido e inapelable, Cervantes se lanzó a organizar una
visión de su mundo fundada en pareceres, en circunstancias de vida, no de unívocas
objetividades. (…) Cada observador posee un especial ángulo de percepción, en función
del cual varían las representaciones y los juicios. En ciertos casos, lo que a Cervantes le
interesa es el mero espectáculo de esa oscilación ideal…”10.
El autor del Quijote introducirá este perspectivismo por medio de la figura del
narrador o, mejor dicho, de narradores que irán construyendo un relato donde las
versiones de un mismo hecho variarán. El claro ejemplo de esta estrategia se observa a
partir del capítulo VIII de la primera parte con la introducción del narrador Cide
Hamete, Gerli, dice al respecto:
10
Castro, Américo. El pensamiento de Cervantes. Versión PDF. Pág. 623
11
Oliveira Costa, Aziele Cristina. El barroco Quijotesco: El perspectivismo barroco en la novela del Curioso
Impertinente. Versión PDF. Disponible en:
http://www.ufjf.br/revistagatilho/files/2009/12/quixoteAziele.pdf
8
importancia del estilo verbal, o la manera en que se interpreta la realidad a través
de las palabras. Este primer encuentro entre el hidalgo manchego y el escudero
vasco es seguido por una pormenorizada descripción en tercera persona de la
batalla; una lucha que será descrita en menos de cinco páginas de texto cuatro
veces, desde cuatro perspectivas diferentes, cada una con su propio estilo”12.
Por otra parte cabe mencionar el estudio de Leo Spitzer sobre otro tipo de
perspectivismo presente en la obra cervantina que es el lingüístico. El crítico plantea
que el perspectivismo no solo tiene asidero en los hechos narrados, sino en la forma de
nombrar a los personajes de la historia. Así pues, por ejemplo la esposa de Sancho a lo
largo del relato tiene muchos nombres (Juana Gutiérrez, Juana Panza, Teresa Panza,
entre otros) y que “no son fallas artísticas que manifiesten el poco control que el autor
ejerció sobre su creación, sino aciertos suyos que expresan una cosmovisión y un punto
de vista esencialmente perspectivisticos”13.
12
Gerli, Michael. Estilo, perspectiva y realidad : «don Quijote». Versión PDF. Disponible en:
http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/37/TH_37_002_166_0.pdf
13
Spitzer, Leo. Perspectivismo lingüístico en el Quijote. Versión PDF. Disponible en:
https://cvc.cervantes.es/literatura/quijote_antologia/spitzer.htm
9
Análisis de Últimas tardes con Teresa
Estaría, tal vez, de más decir que si hay alguna proyección clara en la obra de
Marsé es el tópico presente en la narrativa cervantina, a saber: el de realidad/ficción que
es el que moviliza la historia del Quijote. Un hidalgo venido a menos que de tanto leer
libros de caballerías queda preso de ese mundo de antaño, respecto de su realidad
inmediata. En Últimas tardes con Teresa el proceso no es parecido y son dos los
personajes involucrados, pero el resultado es el mismo: Manolo es un personaje
proveniente de la clase baja y que ha recurrido a la vida de ladrón con el propósito de
poder en algún momento salir de su situación social y del lugar donde reside; Teresa en
cambio, es una chica de clase alta, estudiante universitaria y con un ferviente interés por
las ideas de izquierda. Ambos idealizarán, o como se expresará más adelante
“mitificarán”, en el otro la concreción de sus deseos. Manolo verá en ella la oportunidad
de salir al fin de su status social, Teresa creerá que él es un obrero, revolucionario, a
quien poder acompañar y realizar sus ideales de izquierda. En este sentido cabe
mencionar el estudio realizado por Gundín Vázquez, el cual proporcionará aportes
analíticos interesantes sobre la temática que aquí nos ocupa.
Lo primero que hay que mencionar es que Manolo, personaje principal, proviene
de los barrios bajos, por ende también de clase baja, de Barcelona. Él persigue el
objetivo de salir para siempre de su status social y para ello solía colarse en las fiestas
10
de las clases altas con el fin de conquistar alguna chica “bien”. En efecto, en el capítulo
dos se infiltra a una fiesta donde conocerá a Maruja y por medio del narrador podemos
determinar que el muchacho fingía sobremanera para conseguir sus fines. En dicho
capítulo donde conoce a Maruja, criada de la familia de Teresa, a quien seduce, se
produce un inconveniente donde la dueña de casa lo interroga por ser un desconocido en
la fiesta, y el narrador nos deja entrever lo forzada de su actuación para mezclarse con
una clase social ajena a él:
Este esfuerzo casi sobrehumano para aparentar lo que no es refleja que este
personaje, así como más adelante se observará en Teresa Serrat, no quiere pertenecer al
mundo de donde en verdad proviene. En palabras de Gundín Vázquez: “…se plantea en
toda la literatura del novelista barcelonés: el conflicto del hombre con la sociedad y con
el tiempo. Los protagonistas de esta novela, por diferentes razones, no están cómodos en
su mundo y anhelan salir de él…”15
Para llegar a ser quién era Manolo en los tiempos narrativos en que ocurren los
hechos, el narrador nos cuenta cómo en el Pijoaparte se fue configurando cierto
imaginario. Así el personaje principal develará en las primeras páginas cómo construyó
el ideal de un mundo donde sale al fin del barrio pobre de Carmelo. En efecto, quien
cuenta la historia que nos ocupa explica que la vida del murciano en su infancia había
sido más que difícil:
De su diario trato con el hambre le quedó una luz animal en los ojos y una
especial manera de ladear la cabeza que sólo los imbéciles confundían con la
sumisión. Muy pronto conoció de la miseria su verdad más arrogante y más útil:
14
Marsé, Juan. Últimas tardes con Teresa. 1966. Versión PDF. Pág. 11.
15
Gundín Vázquez, J. L. La novela de Juan Marsé: Análisis de las tendencias y de las técnicas narrativas.
Universidad Nacional de Educación a Distancia. 1999. Versión PDF. Pág. 192
11
que no es posible librarse de ella sin riesgo de la propia vida. Así, desde niño
necesitó la mentira lo mismo que el pan y el aire que respiraba.16
12
Estaba en el cuarto de una criada.18
Por lo expuesto es que este personaje se decepciona al saber que Maruja es tan
pobre como él y por ello más adelante se empeñará en conquistar una mujer como
Teresa Serrat: joven, hermosa, familia adinerada, elegante; en fin miembro de las clases
sociales pudientes. En este sentido Gundín Vázquez aporta que estamos en presencia de
la búsqueda de la concreción de un mito:
18
Op. Cit. Pág. 26.
19
Op. Cit. Pág. 192.
20
Op. Cit. Pág. 208.
13
A partir de lo expuesto y según avance la novela, luego de que Maruja tenga el
accidente con la consecuencia del coma en principio que culminaría en la muerte de la
criada, al entablar los primeros contactos con Teresa, Manolo como Alonso Quijano
aparentará ser un galán de cine que pretende conquistar a la bella doncella de clase alta.
Tal es así, que cuando Teresa va en busca del murciano a Monte Carmelo, el narrador
explora la fantasía de este personaje:
Una vez que Manolo y Teresa empiecen a salir, el primero creerá que esa
quimera está al alcance de su mano. Tal es así que cuando se encuentra en la casa de los
Serrat el narrador nos expresa los pensamientos y deseos del Pijoaparte:
21
Op.cit. pág. 92
22
Op. Cit. Pág.
14
Pero como acota Bullón Aguilera “el Pijoaparte no ve lo que ve: sabe que hay
diferencias sociales y que debe de jugar de determinada forma pero sabe que no puede
ser él, tiene que hacer literatura de su propia vida…”23; y por esta razón es que debe
encarnar un personaje que no es: el galán de cine de los años ’30 y ’40 del siglo pasado.
En consecuencia en sus ensoñaciones actuará, como hemos visto ,el papel del héroe que
salva siempre a la bella doncella en peligro y en el trato diario con Teresa se mostrará
como dicho galán, lleno de misterio, indescifrable para la rubia Serrat, hasta que ya se
vuelva insostenible porque no puede escarpar de “la suerte negra que lo perseguía”24.
Estas diferencias sociales se harán más patentes en los hechos aunque solo al
final de esta historia, pasados dos años, el murciano comprenderá luego de su fallida
relación con Teresa, debido a que los padres de la rubia la enviaran lejos del Pijoaparte,
que todo no fue más que una quimera. Solo en ese momento ocurrirá el proceso de
desmitificación en Manolo que también experimentará, tal vez más temprano, la hija de
los Serrat.
En efecto, en el último capítulo, luego de haber salido de la cárcel tras dos años
de encierro por haber robado una moto y ser denunciado por la hija del Cardenal,
despechada por enterarse de que solo era usada por el murciano para conseguir sus
fines, Manolo entrará a un bar y se encontrará con Luis Trías, ex compañero de Teresa,
quien ante la pregunta del murciano de si ella se había enterado de su encarcelamiento,
el joven universitario le responderá:
¿Quieres saber lo que hizo Teresa cuando lo supo? Bueno. Luis Trías le puso
una mano en el hombro. “Se echó a reír, Manolo. Como lo oyes. Creo que
todavía se está riendo.”25
23
Op. Cit. Pág. 114.
24
Op. Cit. Pág. 102.
25
Op. Cit. Pág. 214.
15
Margery, plantea como un ciclo propio de la novela desmitificadora; esto es:
desplazamiento mítico – deterioro mítico – retorno al status.26
26
Op. Cit. Pág. 192.
27
Op. Cit. Pág. 208.
16
En efecto, en las primeras entrevistas con Maruja donde la rubia le pregunta por
su amante ésta hará caso omiso a lo que trata de decirle la criada y esbozará su quimera:
Manolo Reyes es un obrero revolucionario. El narrador nos dejará clara esta
equivocación o, mejor, ficción:
Así pues, Teresa erigirá un mito que tratará de concretarlo o creerá que lo va
concretando a medida que avance su vínculo con el murciano. En este sentido Gundín
Vázquez acota que “…a partir de la enfermedad y muerte de Maruja conoce a Manolo y
enseguida ella comprende que el mito perseguido está ahora a su alcance.”29 Entonces a
medida que avance la novela los equívocos se harán más evidentes: su amado obrero no
es más que un ladrón de motocicletas, Manolo le hablará de Bernardo, ella creerá que
Bernardo es un gran revolucionario y no su secuaz en el robo de ciclomotores, el Monte
Carmelo será el paraíso donde vive el obrero y no un barrio venido a menos por la
ausencia del Estado donde vive la gente más pobre de Barcelona.
Este idilio la seducirá sobremanera, aún antes de establecer algún contacto con el
Pijoaparte:
—Es un obrero ¿no? Estaba segura. —No tenía ningún interés en oír la respuesta
(…) Por algún motivo, acaso porque de pronto notó la presencia sobrehumana
del joven obrero, se subió los tirantes del bañador precipitadamente.30
28
Op. Cit. Pág. 79.
29
Op. Cit. Pág. 208.
30
Op. CIt. Pág. 81.
17
El equívoco es evidente y llevará a la rubia hasta reprocharse ciertas actitudes o
emociones que ocurrían en los encuentros con Manolo:
¿Dónde estaba aquella alegría directa y sana de los bailes populares? Un olor a
sobaco, eso era todo.34
18
para entrar en este deterioro del mito. Así es que en ese encuentro el narrador nos
expresará que para Teresa:
En casa se han empeñado que pase aquí en la Villa lo que queda de mes, hasta
que empiece el curso.38
35
Op. Cit. Pág. 171.
36
Op. Cit. Pág. 216.
37
Op. Cit. pág. 217.
38
Op. Cit. Pág. 197.
19
Y más adelante en la misma carta ella le confiesa que todo es culpa de la familia de
donde proviene:
A pesar de todo lo expuesto, del amor que siente la rubia por el Pijoaparte a
pesar de que no es quien creía que era, su abolengo, su ascendencia de clase la forzará a
que se olvide de aquel amor de verano que tuvo más tintes quiméricos que reales.
Finalmente, las palabras de Luis Trías citando a Teresa al final, cuando le cuenta
qué dijo o qué hizo Teresa al enterarse de que el murciano había caído preso por robar
una motocicleta, recordemos que Trías le dice que su amada se echó a reír y que lo hizo
de tal forma que aún lo debe estar haciendo, nos confirma que para la rubia universitaria
solo fue eso: un idilio de verano, un mito que jamás sería realidad.
39
Op. Cit. Pág. 198.
20
responde al modelo que definen Friedman como "editorial omniscience" (1955:1169) y
Dolezel "rethorical narrator" (1967:549), pues el grado de intervención del narrador es
muy alto y son muchos los ejemplos de lo que denomina Genette "focalisation O"
(1972:206)”40. Sin embargo cabe destacar que este alto grado de intervención está
mediatizado por ironías, sarcasmos y burlas sobre los personajes, teniendo como efecto
la complicidad del lector. Como ejemplo podemos leer algunos de estos comentarios
hechos sobre Manolo y Teresa en cuanto a su verdadero sentir o en cuanto a lo que en
verdad está ocurriendo y que los personajes ignoran completamente.
Qué poco me conoces, pensó él. El culo se me ruboriza a mí. Pero lo que dijo
fue:
—¿Es que quieres impresionarme, niña, te las das de intelectual?42
El lento deterioro del mito trajo sus delicias, a pesar de todo: Teresa veía, tocaba
y luego creía.43
40
Op. Cit. Pág. 196.
41
Op. Cit. Pág. 102.
42
Op. CIt. Pág. 104.
43
Op. Cit. Pág. 182.
21
Gundín en su trabajo nos plantea que la intención de Marsé ante esta burla
evidente de los personajes “busca la sonrisa cómplice del lector mediante diversos
procedimientos entre los que destacan la hipérbole, la parodia, y la ironía, (...) un uso
particular del lenguaje que Marsé había utilizado ya con intención de buscar la
complicidad del lector y provocar su hilaridad.”44
El efecto de esta técnica narrativa, eco de Miguel de Cervantes, tiene como
resultado un entramado de perspectivas que podemos plantear de la siguiente manera: 1)
el mundo en que viven los personajes y se desarrollan los acontecimientos, en síntesis la
ficción que viven los protagonistas; 2) la burla de dicha ficción develando la realidad
con sus comentarios por parte del narrador y 3) la complicidad en el plano metaficcional
con el lector como efecto del uso de este recurso narrativo.
Por otra parte cabe mencionar el trabajo de Leo Spitzer sobre el perspectivismo
lingüístico en el Quijote, quien afirma tras un análisis de la obra cervantina que a lo
largo de las peripecias del Hidalgo el narrador debate y nombra de diferentes maneras a
sus personajes, recuérdese que al principio del Quijote el narrador lo nombra de varias
maneras “Quijada, Quesada o Quijana”, ya que Cervantes, de acuerdo con Spitzer,
perseguía “un deseo de destacar los diferentes aspectos bajo los que puede aparecer a
los demás el personaje en cuestión.”45
En relación con este planteo realizado por el estudioso cervantino, hay en esta
novela un claro uso de este perspectivismo lingüístico. Esto es, Marsé “transduce” la
estrategia narrativa del perspectivismo hasta en la manera de nombrar sus personajes.
Para ilustrar este planteo los ejemplos abundan en la obra Últimas tardes con Teresa,
pues el narrador para profundizar el contraste entre lo que aparenta Manolo y lo que en
verdad es a lo largo de la novela le dará ciertos epítetos que profundizarán el efecto
burlesco y la comicidad. Así leemos que el murciano es nombrado como "altísimo
señor" y "legendario caudillo". Sin embargo, considero que el apodo de Pijoaparte es el
que destaca mejor este perspectivismo lingüístico, pues este término solo lo utilizará el
narrador para referirse al murciano. Para los personajes de la novela, es decir en el plano
de la diégesis no existe el Pijoaparte como tal, sino tan solo Manolo Reyes, pero para el
lector nuevamente cómplice de las valoraciones del narrador este término denota
etimológicamente y connota, por ende, el carácter real del murciano.
44
Op. Cit. Pág. 202.
45
Op. Cit. Pág. 135.
22
Vázquez retoma el apodo de este personaje y citando a Marraco nos habla de la
etimología de este epíteto: pijo dentro del lenguaje coloquial significa persona que
quiere aparentar, darse ínfulas o estar a la última (1984:60).”46De este análisis se
desprenden las interpretaciones de lo que en verdad es nuestro protagonista: un farsante
que pretende aparentar lo que no es para escalar socialmente. De esta manera, Marsé
degrada a sus personajes, ya sea mostrándolos como inocentes idealistas ilusos en el
caso de Teresa, por ejemplo o, como verdaderos rufianes aprovechadores y
manipuladores como en el de Manolo.
Por último, me gustaría abordar la crítica que encierra, a mi entender y en
consonancia con Gundín Vázquez, el uso de este tipo de narrador con alta intervención
dentro del relato, tanto que pareciera ser el que propicia los equívocos entre realidad y
ficción.
En el Quijote Cervantes explaya por medio del tópico realidad/ficción una dura
crítica a los tiempos que corrían por el siglo XVI. En “La razón crítica de Cervantes a
través de la locura de Don Quijote” de Frei Betto (2005) retomando los trabajos de
Américo Castro y otros estudiosos de la obra cervantina afirma que “Don Quijote no es
una novela picaresca, sin embargo está repleta de pícaros. Es una sátira inconformista
que arranca la máscara del imperio español, mostrando que no hay héroes ni caballeros,
hay sí malos escritores, soldados indisciplinados, inquisidores disfrazados, médicos
incompetentes, bandidos, asaltantes, campesinos y pastores.”47De igual manera
considero que Juan Marsé por medio del mismo tópico manejado por el perspectivismo
del narrador de Últimas tardes con Teresa, también critica a ciertos pareceres y planteos
que corrían por los años 60 del siglo pasado en que se publica esta novela.
“Cuando era joven y del partido comunista en París, tenía las ilusiones a flor de
piel (...). Mis ilusiones eran a más largo plazo, pero me desengañé pronto. ( ... )
46
Op. Cit. Pág. 213.
47
Betto, Frei. La razón crítica de Cervantes a través de la locura de Don Quijote. Versión ONLINE.
Disponible en: https://www.voltairenet.org/article125271.html
23
Mis propias relaciones emotivas con el partido, en las que solían confundirse la
realidad con el deseo me propusieron un ajuste de cuentas conmigo mismo.”48
48
Op. Cit. Pág. 186.
49
Op. Cit. Pág. 149.
24
Conclusiones
25
ya que al final terminará preso y lejos de su amada Teresa. Así es como este actante
atravesará la mitificación y desmitificación.
Teresa, por su parte, es una chica rica e idealista revolucionaria y su experiencia
de la dicotomía que nos ocupa es más parecido a la que transita Alonso Quijano en la
obra cervantina, ya que su incredulidad llegará hasta casi el final de la historia. La hija
de los Serrat al conocer a Manolo creará una imagen del murciano, totalmente contraria
a la realidad, pues verá en él la encarnación de todos sus ideales de izquierda, creerá que
es con quien podrá quitar a este mundo la maldad ejercida por el capitalismo y las clases
dominantes. Para que este personaje pueda caer en la realidad, es decir desmitifique el
mito, será necesario que atraviese diferentes situaciones bastante deshonrosas para ella y
para su clase, baste nombrar el episodio en que se entera de quién en verdad es el
supuesto aliado revolucionario de Manolo, Bernardo Sanz, o en el mismo episodio el
“olor a sobaco” cuando va a un baile que le quita el áurea romántica que envolvía su
idilio amoroso con el murciano. Si bien es cierto que ante la verdad, que Manolo no es
más que un mocetón pobre y que solo es un ladrón de motocicletas, ella intentará
ayudarlo a su amante, pero el retorno a su status y consiguiente desmitificación será
inevitable, no por ella, sino por la familia Serrat, que se encargará de alejarla del
murciano.
Por último, en cuanto al perspectivismo presente en la obra, entendido éste como
el uso de diversos puntos de vista dentro de la narración a fin de mostrar la complejidad
de la obra en su conjunto, cabe mencionar la labor que tiene el narrador en esta
estrategia, pues por medio de su alto grado de intervención será quien se encargue no
solo de los procesos de mitificación y desmitificación de los personajes, sino que a
partir de esta figura narrativa el autor realizará una crítica mordaz a los movimientos de
izquierda, que corrían por los años en que se publicó la novela. Asimismo el alto grado
de intervención en los acontecimientos de la trama permitirá la complicidad en el plano
metaficcional con el lector de la obra, baste recordar en este sentido el efecto
perspectivístico que se genera con el epíteto “pijoaparte” con el que nombra a Manolo,
logrando no solo un alto nivel de complicidad con el lector, sino esgrimiendo una burla
sobre sus propios personajes.
26
Bibliografía
27
Ortega y Gasset, José. El tema de nuestro tiempo. Santiago de Chile: Ediciones
Nueva Época, 1932.
Spitzer, Leo. Perspectivismo lingüístico en el Quijote. Versión PDF. Disponible
en: https://cvc.cervantes.es/literatura/quijote_antologia/spitzer.html
Varios autores. Glosario de términos útiles de la literatura española. Disponible
en:https://glosarios.servidor-alicante.com/terminos-utiles-literatura-
espanola/perspectivismo
28