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Queridos educadores

… Debemos educar en la totalidad; es decir, en la


totalidad de la humanidad que también tiene la
dimensión de trascendencia. Educar humanamente,
pero con horizontes abiertos a una Cultura del
encuentro —El Papa Francisco en sus discursos hace
referencia a la ruptura de los vínculos entre la escuela,
la familia y otras instituciones de la sociedad. Y nos
invita muy a menudo para vivir personalmente una
cultura del encuentro.
-¿Qué significa esto para las personas comprometidas en la promoción de la educación?

Es cierto que no solo los vínculos educativos están rotos, sino que la educación se ha vuelto
demasiado selectiva y elitista. Parece que tienen derecho a la educación solo la gente o las
personas que tienen un cierto nivel o una cierta capacidad; pero ciertamente no tienen derecho a
la educación todos los niños, todos los jóvenes. Esta es una realidad global que nos avergüenza. Es
un hecho que nos lleva a una selección humana y que, en vez de unir a las personas, las aleja; aleja
también a los ricos de los pobres; aleja a una cultura de la otra... Pero esto también ocurre en
nuestro ámbito: el pacto educativo entre la familia y la escuela se ha roto. Hay que volver a
empezar. Incluso el pacto educativo entre la familia y el Estado está roto. A menos que haya un
Estado ideológico que quiera aprovecharse de la educación para promover su ideología, como las
dictaduras que vimos en el último siglo. El pacto educativo está roto. Y aquí viene nuestro trabajo
de búsqueda de caminos nuevos. Se tratar de hacer lo que hizo Don Bosco, en los días de la peor
masonería en el norte de Italia, buscó una “educación de emergencia”. Y hoy se necesita una
“educación de emergencia”; es necesario centrarse en la “educación informal”, ya que la educación
formal se ha empobrecido debido al legado del positivismo. Concibe solo un tecnicismo intelectual
y el lenguaje de la cabeza. Y por ello se ha empobrecido. Tenemos que romper ese esquema. Y hay
experiencias con el arte, con el deporte... ¡El arte y el deporte educan! Es necesario abrirse a
nuevos horizontes, crear nuevos modelos... Hay tantas experiencias… que busca abrir el horizonte
a una educación que no solo es de conceptos en mi cabeza. Búsqueda de caminos nuevos en la
educación Hay tres lenguajes:

- el lenguaje de la cabeza,
- el lenguaje del corazón,
- el lenguaje de las manos.

La educación debe moverse en estos tres caminos. Enseñar a pensar, ayudar a sentir bien y
acompañar en el hacer, o sea, que los tres lenguajes estén en armonía; que el niño, el
muchacho, piense y sienta lo que hace, sienta lo que piensa y hace, haga lo que piensa y siente.
Así, la educación se convierte en inclusiva porque todos tienen su lugar; inclusiva también
humanamente.
El pacto educativo se ha roto por el fenómeno de la exclusión. Nos centramos en los mejores, en
los más selectos —sean los más inteligentes o los que tienen más dinero para pagar la escuela o la
universidad mejor— y dejamos a los demás a un lado. El mundo no puede seguir con la educación
selectiva, porque no hay un pacto social que una a todos. Y este es un reto: encontrar caminos de
la educación no formal. Las artes, los deportes, muchos, muchos... Un gran educador brasileño
decía que en la escuela —en la escuela formal— había que evitar caer solo en una enseñanza de
conceptos. La verdadera escuela debe enseñar conceptos, hábitos y valores; cuando una escuela
no puede hacer esto en conjunto, esta escuela es selectiva, exclusiva. Creo que la situación de un
pacto educativo roto, como la de hoy, es grave. Es grave debido a que lleva a seleccionar los
“superhombres”, pero solo con el criterio de la cabeza y solo con el criterio del interés. Detrás de
esto, siempre existe el fantasma del dinero — ¡siempre!—, que arruina la verdadera humanidad.
Algo que ayuda es una cierta informalidad respetuosa y sana, esto es bueno en la educación.
Porque se confunde formalidad con rigidez. Donde hay rigidez no hay humanismo, y donde no hay
humanismo ¡no puede entrar Cristo! ¡Tiene las puertas cerradas! El drama de la clausura comienza
en las raíces de la rigidez. La gente quiere algo distinto, y cuando digo “la gente”, quiero decir las
personas, todos nosotros, las familias... Quieren convivencia, quieren el diálogo; pero cuando el
pacto educativo está roto y hay rigidez, no hay lugar para el diálogo: yo pienso en lo mío, tú
piensas en lo tuyo, yo hago lo mío y solo interesa lo mío, así no hay lugar para la universalidad y la
fraternidad. En las dos experiencias que he realizado aquí en el Vaticano, hablando,
relacionándome con los estudiantes de los cinco continentes — vi la necesidad de la unidad; y hoy
el proyecto que se ofrece es el de la separación, no el de la unidad. Incluso el de la selección.

- “¿Qué significa esto para las personas comprometidas en la promoción de la educación?”

Significa arriesgarse. Un educador que no sabe arriesgarse, no sirve para educar. Un padre y una
madre que no saben arriesgar, no educan bien al hijo. Arriesgar de una manera razonable.

- ¿Qué significa esto? Enseñar a caminar. Cuando enseñas a un niño a caminar, le enseñas
que una pierna debe permanecer firme en el suelo que pisa, y que la otra debe ir adelante.
Así que, si resbala, puede defenderse. Educar es esto. Debes dar un paso más. Quizás
resbales, pero te levantas y sigues adelante.

COLEGIO SEMBRADORES DE AMISTAD


BACHILLERATO

SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P A 23 DE agosto de 2019


EL PAPA FRANCISCO HABLA SOBRE LA EDUCACIÓN
- Publicado el febrero 28, 2014por religionennavarra

DISCURSO DEL SANTO PADRE


-
FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA PLENARIA
DE LA
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA
- Sala Clementina
Jueves 13 de febrero de 2014
- La educación católica es uno de los desafíos más importantes de la Iglesia,
dedicada hoy en realizar la nueva evangelización en un contexto histórico y
cultural en constante transformación. Desde esta perspectiva, deseo que
prestéis atención a tres aspectos.
- El primer aspecto se refiere al valor del diálogo en la educación. Habéis
desarrollado recientemente el tema de la educación en el diálogo
intercultural en la escuela católica, con la publicación de un documento
específico. En efecto, las escuelas y las universidades católicas son
frecuentadas por muchos alumnos no cristianos e incluso no creyentes. Las
instituciones educativas católicas ofrecen a todos una propuesta educativa
que mira al desarrollo integral de la persona y responde al derecho de todos
a tener acceso al saber y al conocimiento. Pero de igual modo están llamadas
a ofrecer a todos, con pleno respeto de la libertad de cada uno y de los
métodos propios del ambiente escolástico, la propuesta cristiana, es decir, a
Jesucristo como sentido de la vida, del cosmos y de la historia.
- Jesús comenzó a anunciar la buena nueva en la «Galilea de las gentes»,
encrucijada de personas de diferentes razas, culturas y religiones. Este
contexto se parece por ciertos aspectos al mundo de hoy. Los profundos
cambios que han llevado a la difusión cada vez más amplia de sociedades
multiculturales exigen a quienes trabajan en el sector escolar y universitario
implicarse en itinerarios educativos de confrontación y diálogo, con una
fidelidad valiente e innovadora que conjugue la identidad católica con las
distintas «almas» de la sociedad multicultural. Pienso con aprecio en la
contribución que ofrecen los institutos religiosos y las demás instituciones
eclesiales mediante la fundación y la gestión de escuelas católicas en
contextos de acentuado pluralismo cultural y religioso.

- El segundo aspecto concierne a la preparación cualificada de los


formadores. No se puede improvisar. Debemos trabajar seriamente. En el
encuentro que mantuve con los superiores generales, destaqué que hoy la
educación se dirige a una generación que cambia y, por tanto, todo educador
—y toda la Iglesia que es madre educadora— está llamado a cambiar, en el
sentido de saber comunicarse con los jóvenes que tiene delante.
- Quiero limitarme a recordar los rasgos de la figura del educador y de su
tarea específica. Educar es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es
exigente, pide utilizar los mejores recursos, despertar la pasión y ponerse en
camino con paciencia junto a los jóvenes. En las escuelas católicas el
educador debe ser, ante todo, muy competente, cualificado y, al mismo
tiempo, rico en humanidad, capaz de estar en medio de los jóvenes con estilo
pedagógico para promover su crecimiento humano y espiritual. Los jóvenes
tienen necesidad de calidad en la enseñanza y, a la vez, de valores, no sólo
enunciados sino también testimoniados. La coherencia es un factor
indispensable en la educación de los jóvenes. Coherencia. No se puede hacer
crecer, no se puede educar sin coherencia: coherencia, testimonio.

- Por eso el educador necesita, él mismo, una formación permanente. Es


imprescindible, pues, invertir para que los profesores y los directivos
mantengan su profesionalidad y también su fe y la fuerza de sus
motivaciones espirituales. Y también en esta formación permanente me
permito sugerir la necesidad de retiros y ejercicios espirituales para los
educadores. Es hermoso organizar cursos sobre este o aquel tema, pero
también es necesario organizar tandas de ejercicios espirituales, retiros, para
rezar. Porque la coherencia es un esfuerzo, pero, sobre todo, es un don y una
gracia. Y debemos pedirla.

- El último aspecto atañe a las instituciones educativas, o sea, las escuelas y


las universidades católicas y eclesiásticas. El 50º aniversario de la
declaración conciliar, el 25º de la Ex corde Ecclesiae y la actualización de
la Sapientia christiana nos inducen a reflexionar seriamente sobre las
numerosas instituciones formativas esparcidas por todo el mundo y sobre su
responsabilidad de expresar una presencia viva del Evangelio en el campo de
la educación, de la ciencia y de la cultura. Es preciso que las instituciones
académicas católicas no se aíslen del mundo, sino que entren con valentía en
el areópago de las culturas actuales y dialoguen, conscientes del don que
tienen para ofrecer a todos.
- Queridos hermanos, la educación es una gran obra en construcción, en la
que la Iglesia desde siempre está presente con instituciones y proyectos
propios. Hoy hay que incentivar ulteriormente este compromiso en todos los
niveles y renovar la tarea de todos los sujetos que actúan en ella desde la
perspectiva de la nueva evangelización. En este horizonte, os doy las gracias
por todo vuestro trabajo e invoco, por intercesión de la Virgen María, la
constante ayuda del Espíritu Santo sobre vosotros y sobre vuestras
iniciativas. Os pido por favor que recéis por mí y por mi ministerio, y de
corazón os bendigo. Gracias.

- Fuente: www.vatican.va

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