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Luciano Astudillo

Escritura Histórica
HIS4003-2
La dificultad de entender las categorías de género y raza en su totalidad; y cómo la clase
dominante modifica la significancia de estas categorías a su favor

La raza y el género son categorías que se han mostrado tendientes a mutar en sus definiciones a
lo largo de su devenir. Lo negro y lo blanco (entre otros casos), lo masculino y lo femenino; son
estereotipos cambiantes. Tal aseveración es probada por la empiria. Es por ello, que definirlas sin
caer en lo indeterminado e impreciso pareciera de extrema dificultad, pues ante tal mar de
posibles interpretaciones, se vuelve complejo quedarse solo con una. Es esa la intención de este
ensayo, dar cuenta de la diversidad y complejidad de entender estos términos, con su pasado
adjunto incluido; además de precisar cómo la clase dominante ha utilizado esta facultad, la de ser
capaz de definir palabras y hacerlas mediáticas dado su posición y poder, para afianzar la
subyugación sobre los sectores menospreciados, tales como la mujer o el hombre de color.

La relevancia de analizar estos problemas, recae en que estos términos se usan a


recurrentemente en la discusión del mundo actual; grandes grupos utilizan a diario las
definiciones que se le dan a raza y género, sin realmente interesarse por hacer un análisis
realmente concienzudo del tema; por ello es de suma importancia mostrar la mutabilidad de sus
banderas de lucha. Si les expresamos al mundo el pasado de por lo que se manifiestan, sus luchas
serán más válidas e integras, pues entenderán más de la totalidad y menos del discurso acotado,
que es el popular.

Para este ensayo, los autores que serán utilizados como fuentes son: Gabriela Cano y su aporte
en la obra “Género, poder y política en el México posrevolucionario”; Frantz Fanon en “Piel negra,
máscaras blancas”; Silvia Rivera en “Violencias (re)encubiertas en Bolivia”; Joan Scott en “Género
e historia”; y Peter Wade en “Raza y etnicidad en Latinoamérica”. Los cinco susodichos autores
son relevantes para ayudar a responder el problema que presenta este texto argumentativo; pues
sus obras trabajan la temática que se abordará y, en definitiva, darán nuevas visiones, las que se
podrán contrastar para llegar a una respuesta final.
Luciano Astudillo
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“Porque las palabras, como las ideas y las cosas que significan, tienen una historia.”1De esta forma
comienza el desarrollo de este ensayo, pues es esta aseveración la que reafirmará todo lo que
sigue.

Primeramente, se explicará la cuestión referida al género. Esta categoría es entendida como la


construcción cultural que define lo femenino y lo masculino, el ser un constructo humano hace
que sea variable, pues depende de los contextos, las lógicas e idearios colectivos. “(el género)
Denotaba el rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de términos como sexo o
diferencia sexual”2, en esta cita de Scott da cuenta de la acepción corriente de la palabra

Con la siguiente cita se introducirá la siguiente problemática: “Emiliano Zapata y, en medio de las
rudezas de la guerra, se forjó una identidad social y subjetiva masculina.”3, de esta forma, lo que
era masculino en el México posrevolucionario no es lo mismo que hoy en día se entiende por
masculino, lo mismo ocurre cuando se habla de lo femenino. Es en esta cambiante percepción
donde se imbuye la sociedad actual. Eso por ello que, para entender el género en su totalidad, se
recae obligatoriamente en la necesidad de hacer un estudio profundo sobre lo que un grupo
humano entiende y entendió por cada estereotipo; esa tarea parece ser titánica, ya que cada
sociedad tiene muchos grupos con particularidades dentro de sí, y eso grupos particulares
también poseen otros grupos con características y entendimientos propios; lo que en última
instancia nos lleva a tener que analizar necesariamente el individuo. Pero hacer aquello hace que
se pierda el sentido de estudiar un estereotipo, pues realizar un estudio tan mínimo es poco
provechoso por no decir nulamente provechoso. Es a este bucle sin fin, la búsqueda infinita, lo
que realmente merma la posibilidad de entender lo masculino y lo femenino en su integridad,
reafirmando la complejidad de su estudio ya comentada en la introducción.

Con lo anterior podemos afirmar lo siguiente: El hombre a lo largo de la historia ha usado su


facultad de dominancia para cambiar lo que entendemos por cada género. Un ejemplo sería: La

1
Joan Scott «El género: una categoría útil para el análisis histórico». En Genero e Historia. (México: FCE-UACM,
2009), 48.
2
Scott, «El género: una categoría útil para el análisis histórico», 49.
3
Gabriela Cano, Mary Kay Vaughan y Jocelyn Olcott. «Inocultables realidades del deseo». En Genero, poder y
política en el México posrevolucionario. (México: FCE, 2009), 39.
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mujer femenina en la edad media, era lo que le interesaba al hombre medieval que fuera su
mujer. El patriarcado utiliza y utilizó su capacidad de ser mediático, para transformar a la mujer
ideal, es decir el estereotipo de fémina, que al final es el género femenino. La raza, cómo ya
veremos, funciona por el mismo mecanismo.

Como pasa con el género, lograr dilucidar y entender la raza en forma total es complejo, además
de llegar a ser incluso más enrevesado que el género, pues la definición de género es algo
moderno, mediático y generalizado; mas la raza pareciera no tener una lógica clara, además de
ser un constructo mucho anterior al de género, por ello resolver esta disyuntiva se muestra de
índole más oscura. Cada ser tiene distintas interpretaciones y valoraciones de cada “raza”
(dependiendo asimismo de lo que ellos entiendan por raza), eso nos lleva a la misma conclusión
que la ya expresada en lo referido a género: hacer un análisis profundo e integro de los
estereotipos es cercano a la imposibilidad.

“raza y etnicidad en sus contextos históricos, y proponer que ambos se han de considerar como
parte de una empresa de conocimiento, la cual se situó (y aún se sitúa) dentro de las relaciones
de poder”4

La intención de definir y valorar los estereotipos y la raza misma, a favor y por las elites
dominantes, fue algo que se ha advertido a simple vista a lo largo de la historia; es decir, el
poderoso ha dado a entender lo que es raza, lo que es negro y lo que es blanco, que implica ser
de piel oscura y que implica ser de piel blanca. Es como si al hacer esto, hubiese una permanente
búsqueda de crear estereotipos peyorativos sobre al que se busca dominar; “El negro en su tierra,
en el siglo XX, desconoce el momento en el que su inferioridad pasa por el otro”5, es tal cual como
expresa la cita, que lo negro sea entendido como inferior es solo gracias a que un “superior”
definió lo negro a su favor. Rivera da cuenta de cómo esto fue una realidad: “Al igual que en el
caso de la escuela, a través de la cual se accede al reconocimiento social, pero pagando el precio

4
Peter Wade, «El significado de raza y etnicidad». En Raza y etnicidad en Latinoamérica, 11-72. Ecuador: Ediciones
Abya-Laya, 1997.
5
Frantz Fanon, «La experiencia vivida del negro». En Piel negra, máscaras blancas. (Madrid: Ediciones Akal, 2009),
111.
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de la autonegación, el sindicato como modalidad única de organización significaba introyectar la
herencia clientelista, populista y homogeneizadora del modelo ciudadano y negar en los hechos
el pluralismo cultural y organizativo de las sociedades indígenas reales”6.

A forma de concluir este texto, se saca la siguiente conclusión: El género y su significancia sobre
lo masculino y femenino, es algo que se forma de maneras variadas en cada sociedad; al ser así
es algo complejo de entender, pues lo que se crea colectivamente tiene sus matices individuales,
siendo esas individualidades imposibles técnicamente de conseguir estudiarlas, pues habría que
analizar a cada ser que pensante. Por otro lado, es quien domina quien puede con mayor facilidad
modificar estas significancias para su favor y beneficio; es claro que el género con el patriarcado
y la raza con el hombre blanco, han utilizado con creces y a lo largo de toda su historia esta
estrategia. Además, se puede aseverar como punto final, que la tesis planteada al inicio se
reafirma satisfactoriamente.

De este modo, las siguientes preguntas quedan para la posteridad: ¿Algún día se podrá clarificar
esta discusión? ¿Será posible llegar a un consenso? ¿Acabará todas estas disputas en el futuro
próximo?

6
Silvia Rivera, «Pachakuti». En Violencias (re)encubiertas en Bolivia. (Panamá: Editorial Otramerica, 2010), 58.
Luciano Astudillo
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Blibliografía:

1. Cano, Gabriela, Mary Kay Vaughan y Jocelyn Olcott. Genero, poder y política en el México
posrevolucionario. México: FCE, 2009.
2. Fanon, Frantz. Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Ediciones Akal, 2009.
3. Rivera, Silvia. Violencias (re)encubiertas en Bolivia. Panamá: Editorial Otramerica, 2010.
4. Scott, Joan. Genero e Historia. México: FCE-UACM, 2009.
5. Wade, Peter. Raza y etnicidad en Latinoamérica. Ecuador: Ediciones Abya-Laya, 1997.

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