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LA VIDA DE LOS HEBREOS

En sus orígenes eran pastores nómades del desierto de Arabia. Luego


se trasladaron a la región de Ur, en la mesopotamia. Se organizaban
en pequeños grupos de familias al mando de un jefe o Patriarca que
poseía una autoridad absoluta.

Para conocer a este pueblo debemos referirnos a "La Biblia", libro que
contiene las narraciones tradicionales que fueron contadas de padres
a hijos a través del tiempo. En la actualidad "La Biblia" contiene 2
partes:

El Antiguo Testamento, que tiene una versión sobre la historia del


mundo y del pueblo hebreo desde su creación hasta antes del
nacimiento de Jesús.

El Nuevo Testamento, que cuenta la vida de Jesús y fue escrito unos


años después de su muerte.

1º Período: Los Patriarcas...

De acuerdo al Antiguo Testamento el Patriarca Abraham, que vivió


unos 1900 años a. de C., por mandato de Dios, reunió a su pueblo y
marchó desde Ur a Egipto buscando la "tierra prometida". el pueblo se
quedó cerca de la península del Sinaí hasta que uno de sus
sucesores, Jacob, decidió mudarse a Canaán y José, uno de sus 12
hijos, fue vendido con su pueblo por sus hermanos a Egipto y allí los
tomaron como esclavos.
Moisés y la "tierra prometida":

Moisés fue el caudillo que sacó a los hebreos de Egipto (1460-1400) y


los guió a través del desierto del Sinaí hasta la "tierra prometida". En el
viaje, Moisés consolidó el monoteísmo religioso (hace que su pueblo
crea en un solo Dios) al recibir, según "La Biblia", los 10
mandamientos de Jehová en el monte Sinaí.

Documento "Los 10 Mandamientos"

Yo soy Yavé tu dios, no hagas imágenes de lo que hay arriba ni


adores otros dioses.

No tomes en vano el nombre de Yavé, tu Dios (usarlo, jurar y no


cumplir, blasfemar y nombrar a Dios sin una razón importante).

Descansa el séptimo día de la semana para santificarlo y consagrarlo


a Yavé.

Respeta a tu padre y a tu madre para que se prolongue tu vida sobre


la tierra.

No mates.

No cometas adulterio.

No robes.

No des falso testimonio contra tu prójimo.

No codicies la mujer de tu prójimo.

No codicies la casa de tu prójimo ni sus bienes ni nada de lo que le


pertenece.
2º Período: Los Jueces...

Moisés murió antes de entrar en Canaán, la "tierra prometida". Josué


guió al pueblo en su conquista ya que estaba ocupada por otros
pueblos. Los hebreos lograron tomar posesión en el siglo XII a. de C.
conducida cada tribu por un jefe militar y religioso llamado Juez.
Adoptaron la forma de vida sedentaria formando pueblos y ciudades.

3º Período: Los Reyes...

Samuel, el último Juez, logró unir a las 12 tribus para lograr una mayor
resistencia frente a los otros pueblos. Los hebreos nombran un Rey
como autoridad máxima. el primer Rey fue Saúl y le siguieron David y
Salomón. David logró derrotar a los enemigos del pueblo hebreo y
fundó la ciudad de Jerusalén, creando así el Reino Hebreo. con
Salomón los hebreos elevaron su poderío. Se dedicaron al comercio
compitiendo con los fenicios. Pero en sus últimos años de reinado
elevó los impuestos creando descontento en el pueblo además de
ciertas formas de vida que llevaba no apropiadas para el Rey de los
hebreos.

4º Período: Crisis, cisma o división...

Roboam, hijo de Salomón, no accedió a bajar los impuestos y 10 tribus


se separaron formando el Reino de Israel con capital en la ciudad de
Samaria (932 a. de C.). Jerusalén fue la capital del Reino de Judea
formado por las 2 tribus restantes. Los hebreos divididos se
debilitaron. Israel fue conquistado por los mesopotámicos en el año
722 a. de C. y, en el 587 a. de C., cayó Jerusalén en manos de los
caldeos que tomaron prisionera a la mayoría de la población
llevándola cautiva a la ciudad de Babilonia.

Los Profetas:

Durante este período de decadencia surgen los profetas, los que,


según "La Biblia", inspirados por Dios, se encargaron de defender la
pureza de la religión monoteísta. Numerosos pueblos tomaron
contacto y hasta dominaron militar y políticamente a los hebreos pero
la religión constituyó su unidad espiritual y evitó que desapareciera
como nación. Los que más se destacaron entre los profetas fueron
Elías, Amós, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel que vivieron entre el
siglo IX a. de C. y el siglo VI a. de C..

De esta concepción religiosa derivan el cristianismo y el islamismo


que, junto al judaísmo, son algunas de las religiones más importantes
de la historia de la humanidad y del presente.

PROPOSITO DEL LIBRO

Propósito de la Escritura: El desaparecido Dr. Walter Martin, fundador


del Instituto de Investigación Cristiana y escritor del libro “El Reino de
los Cultos”, dijo sarcásticamente en su acostumbrada manera de
hablar, que el libro de Hebreos fue escrito por un hebreo para otros
hebreos, diciéndoles a los hebreos que dejaran de actuar como
hebreos. Realmente, muchos de los primeros judíos creyentes,
estaban volviendo a caer en los ritos y rituales del judaísmo, a fin de
escapar de la creciente persecución. Entonces, esta carta es una
exhortación para que estos creyentes perseguidos continuaran en la
gracia de Jesucristo.

AUTORES DEL LIBRO

Aunque algunos incluyen al libro de Hebreos entre los escritos por el


apóstol Pablo, la verdadera identidad del autor sigue siendo un
enigma. Aquí falta el acostumbrado saludo, tan común en sus otras
epístolas. Adicionalmente, la sugerencia de que el escritor de esta
epístola se basa en el conocimiento e información provista por otros
que realmente fueron testigos presenciales de Jesucristo (2:3) hace
que la autoría Paulina resulte dudosa. Algunos le atribuyen su
escritura a Lucas; otros sugieren que Hebreos pudo haber sido escrito
por Apolos, Bernabé, Silas, Felipe, o Aquila y Priscila.
Independientemente de la mano humana que sostuvo la pluma, el
Espíritu Santo de Dios es el divino autor de toda la Escritura (2
Timoteo 3:16). Por tanto, Hebreos habla con la misma autoridad
canóniga que los otros sesenta y cinco libros de la Biblia.

DESTINATARIOS

Los estudiosos bíblicos están actualmente de acuerdo en que el título


"A los hebreos" no es original, sino una adición hecha en época
posterior por alguno de los copistas del texto,14 que interpretó que los
destinatarios de la carta eran hebreos (o sea, judíos conversos al
cristianismo) porque uno de sus temas principales es la cuestión de la
vigencia del culto judío según el Antiguo Testamento.15
Los destinatarios son sin duda cristianos, y lo son además desde hace
tiempo (Hebreos 3:14;5:11-12), puesto que han perdido ya a sus
primeros dirigentes (Hebreos 13:7). No puede determinarse si son o
no cristianos procedentes del judaísmo,16 aunque sí parece que se
trata de comunidades en las que la influencia cultural de los
judeocristianos era fuerte (Hebreos 13:9).16 Son indicios en este
sentido el uso de la palabra griega λαος (pueblo), que hace pensar
que el autor solo se refiere al pueblo de Israel, ya que nunca usa εθνοι
(los gentiles); y el constante uso del Antiguo Testamento y las
referencias a la Alianza: el pacto de Dios se da con el pueblo de Israel,
incluso el nuevo pacto. No obstante, el Antiguo Testamento era
considerado una escritura sagrada por todos los cristianos, incluidos
los procedentes del paganismo, por lo que éste no resulta un dato
concluyente.17

Se ha destacado que es poco probable que los destinatarios sean los


cristianos de la comunidad de Jerusalén, ya que el autor les dice que
han sido generosos aliviando la pobreza de otros (Hebreos 6:10), y la
comunidad de Jerusalén era especialmente pobre, según se sabe por
las epístolas de Pablo (2 Corintios 8;9).14

Al parecer el motivo de la carta es motivar a la comunidad ante una


cierta pérdida de su fervor inicial que se manifiesta en el descuido
(Hebreos 6:1-24;12:1-15) y la no asistencia a las reuniones (Hebreos
10:25). El autor advierte que este relajamiento puede llevar a la
apostasía pero que actuando la fe y la esperanza podrán volver al
amor inicial (Hebreos 6:17-20). Es posible que los destinatarios estén
viviendo una época de persecuciones (Hebreos 10:32-34), aunque sus
problemas pueden deberse solo a una crisis interna.
FECHA

Estrechamente relacionada con el tema de la autoría está la cuestión


de la datación de la epístola. No puede darse una fecha precisa, y el
tema se discute, aunque hay en general acuerdo en cuanto a que fue
compuesta en la segunda mitad del siglo I. Los distintos autores
interpretan las evidencias de diferentes formas, con lo cual para
algunos su redacción data de los años 60 del siglo I, con lo que sería
contemporánea de la predicación de Pablo, mientras que para otros la
fecha de composición debe atrasarse hasta 80-90.

Está generalmente aceptado que el autor de la Primera epístola de


Clemente, que puede datarse con cierta precisión en el año 96,
manejó la Epístola a los Hebreos (por ejemplo, 1 Clem 36, 1-5 alude a
Hebreos 1:3,5,7,13). Siendo así, está claro que la epístola fue
redactada antes de esta fecha, que se maneja como terminus ad
quem.

Hay motivos para pensar que fue escrita antes de la destrucción del
Templo de Jerusalén, que tuvo lugar en el año 70, aunque esta idea
no es aceptada de forma unánime. En la carta no se menciona la
destrucción del Templo, y, de haberse producido, al autor podría
haberle resultado útil utilizar este hecho en su argumentación (por
ejemplo, el autor de la Epístola a Bernabé la utiliza para reforzar su
argumento de que el sacrificio levítico ha quedado obsoleto).7 De
hecho, en Hebreos 10:1-4 se dice, utilizando el presente de indicativo,
que los sacrificios se celebran anualmente:
[La Ley mosaica] no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios
que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a quienes se
acercan a ellos. De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al
no tener ya conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez
purificados? Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de
los pecados, pues es imposible que la sangre de toros y cabras borre
los pecados.

Si la destrucción del Templo ya se hubiera producido, parecería


extraño que el autor no mencionase este hecho en su argumentación.
En otro pasaje (Hebreos 8:13), al comparar la antigua y la nueva
alianzas, se afirma que la antigua (es decir, la Ley judía), está "a punto
de desaparecer", y no dice que haya desaparecido ya.7 Existe, sin
embargo, una frase que algunos autores5 han interpretado como una
tenue alusión a la destrucción del Templo (Hebreos 9:8):

De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no estaba


abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda.

Hay ejemplos de autores cristianos que, escribiendo después de la


destrucción del Templo, utilizaron el presente para describir el culto
que se llevaba a cabo en el mismo (por ejemplo, 1 Clem. 41; Diogm.
3). También lo hace así Flavio Josefo en su obra Antigüedades judías
(Ant. 3.102-50; 3.151-87), e incluso textos judíos mucho más tardíos
de la Misná y el Talmud.5

En conclusión: no hay unanimidad en cuanto a la fecha. La


Enciclopedia Católica considera que la epístola fue redactada entre los
años 62 y 67, e incluso precisa como fechas más probables "la
segunda mitad del año 64 o los comienzos del 65".3 Barry Smith, sin
precisar tanto, considera que es anterior a la destrucción del Templo.7
Rubio Morán es partidario de datarla entre 65 y 70.8 Edgar
Goodspeed la data poco antes del año 95.4 Antonio Piñero, por su
parte, la sitúa entre los años 80 y 90.

MARCO HISTORICO

El énfasis en el sacerdocio Levítico y en los sacrificios, como también


en la ausencia de cualquier referencia a los gentiles, apoyan la
conclusión de que una comunidad de hebreos era la destinataria de la
epístola. Aunque estos hebreos era primordialmente convertidos a
Cristo, probablemente había un número de incrédulos en medio de
ellos, quienes fueron atraídos por el mensaje de salvación, pero
quienes aún no habían hecho un compromiso total de fe en Cristo.
Una cosa es clara a partir del contenido de la epístola: la comunidad
de Hebreos estaba enfrentando la posibilidad de una persecución
intensificada (10:32-39; 12:4). Conforme confrontaban esta posibilidad,
los hebreos estaban siendo tentados a deshacerse de cualquier
identificación con Cristo. Quizás consideraron reducir a Cristo de ser el
Hijo de Dios a un mero ángel. Tal precedente ya había sido
establecido por la comunidad Qumrán de judíos mesiánicos viviendo
cerca del Mar Muerto. Ellos se habían dado de baja de la sociedad,
estableciendo una comuna religiosa, e incluyeron la adoración de
ángeles en su rama de judaísmo reformado. La comunidad Qumrán
había llegado al punto de decir que el ángel Miguel era más alto en
estatus que el Mesías venidero. Este tipo de aberraciones doctrinales
podrían explicar el énfasis en hebreos capitulo uno de la superioridad
de Cristo sobre ángeles.

Posibles lugares de los destinatarios de la epístola incluyen Palestina,


Egipto, Italia, Asia Menor y Grecia. La comunidad que fue la
destinataria primaria pudo haber circulado la epístola entre aquellas
áreas e iglesias de trasfondo hebreo que se encontraban a su
alrededor. Esos creyentes probablemente no habían visto a Cristo
personalmente. Aparentemente, habían sido evangelizados por
aquellos que “oyeron” a Cristo y cuyos ministerios habían sido
certificados “con señales y prodigios y diversos milagros” (2:3, 4). De
esta manera, los destinatarios podrían haber estado en una iglesia
afuera de Judea y Galilea o en una iglesia en aquellas áreas, pero
establecidos entre personas en la generación siguiendo aquellos que
habían sido testigos oculares de Cristo. La congregación ni era nueva,
ni le faltaba instrucción (“debido ser ya maestros”) sin embargo
algunos de ellos aún necesitaban “leche, y no alimento sólido” (5:12).

“Los de Italia” (13:24) es un referencia ambigua debido a que podría


significar o aquellos que habían partido de Italia y estaban viviendo en
otros lugares, o aquellos que aún estaban en Italia y estaban siendo
señalados como residentes oriundos de ese país. Grecia o Asia Menor
también deben ser consideradas debido al establecimiento aparente
que se llevó a cabo mucho tiempo atrás, por parte de la iglesia ahí,
debido al uso consecuente e la LXX.

La generación de hebreos recibiendo esta epístola había practicado


los sacrificios levíticos en el templo en Jerusalén. Judíos viviendo en
exilio habían substituido la sinagoga por el templo pero aún sentían
una profunda atracción por la adoración del templo. Algunos tenían los
medios para llevar a cabo peregrinajes regulares al templo en
Jerusalén. El escritor de esta epístola enfatizo la superioridad del
cristianismo sobre el judaísmo y la superioridad del sacrificio llevado a
cabo por Cristo de una vez por todas sobre los sacrificios levíticos
repetidos e imperfectos observados en el templo.
CLAVE

Palabra Clave: Mejor o Superior. al seguir estas palabras, el lector


descubrirá la principal corriente de pensamiento.

CARACTERISTICAS

Carácter y objetivo de la epístola

En el prólogo de la llamada Epístola a los Hebreos (=Heb) leemos:


«Dios... [que en tiempos anteriores había hablado por medio de los
profetas]... en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo» (1.1–2).
Sobre este testimonio de fe, lugar permanente de referencia para la
totalidad del escrito, su autor plantea desde el propio comienzo el
fundamento teológico de la exposición que va a abordar en seguida.
Su objetivo es proclamar la universal supremacía de Jesucristo, la
Palabra de Dios encarnada en la realidad inmediata del ser humano
(cf. Jn 1.14).

Sin embargo, el carácter de Hebreos es principalmente exhortatorio.


Así es como lo concibe el autor (13.22), que a lo largo de toda la carta
entreteje las enseñanzas teóricas con consejos y recomendaciones
prácticas, a fin de afianzar la fe de sus lectores cristianos en medio de
los desalientos, temores y sufrimientos de la vida presente.
Teología de Hebreos

El discurso teológico de Hebreos se desarrolla a través de una


constante evaluación del sentido del AT a la luz de la persona y la
obra de Jesús, quien mediante su sacrificio en la cruz trae la salvación
al mundo (Jn 3.16–17). En Cristo, Dios culmina su revelación, la cual
ya antes había iniciado al hablar «de muchas maneras a los padres
por los profetas» (1.1); porque Cristo es la Palabra eterna, la Palabra
misma dicha por Dios a los antepasados.

La Epístola a los Hebreos pone de relieve el carácter único de Jesús,


el Hijo de Dios, y su categoría superior a cualquier otra (1.2–4), ya sea
de los ángeles (1.4–2.18), de Moisés (3.1–4.13) o del sacerdocio
levítico (4.14–7.28). Solamente Jesús es el «gran sumo sacerdote que
traspasó los cielos» (4.14) y que por medio de su sangre nos abrió un
«camino nuevo y vivo... para entrar en el Lugar santísimo» (10.19–20).

Frente a la ley de Moisés y al culto del Antiguo pacto, con su


complicado ceremonial y sus sacrificios, Cristo entrega su propio
cuerpo como ofrenda hecha «una vez para siempre» (9.26–28; 10.10,
14). De este modo se constituye en «fiador» (7.22), esto es, en prenda
y garantía de un pacto nuevo y definitivo.

Un amplio espacio de Hebreos está dedicado a describir el sistema


cúltico y la institución sacerdotal de Israel, a señalar sus limitaciones y
su caducidad (7.18–19, 23, 27–28; 8.13; 9.9–12; 10.1) y a
contraponerles la persona de Jesucristo, de cuya muerte profética
«para quitar de en medio el pecado», y solamente en ella, el
sacerdocio levítico y las ofrendas y sacrificios rituales prescritos por la
ley mosaica alcanzan la plenitud de su sentido.
Jesucristo es el Sumo sacerdote perfecto, a quien Dios constituyó, no
«conforme a la ley... meramente humana, sino según el poder de una
vida indestructible,... sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec» (7.16–17). Cristo es el único que «con una sola ofrenda
hizo perfectos para siempre a los santificados» (10.14).

A medida que desarrolla su pensamiento, el autor de Hebreos va


anotando recomendaciones y advertencias concretas, de aplicación
actual a la vida de los creyentes, de tal modo que en ningún momento
se pierde la índole exhortatoria del texto. Véanse a este respecto los
pasajes siguientes: en unos se previene contra la infidelidad, la
apostasía, la desobediencia y la recaída en el pecado (2.1–4; 3.7–19;
4.11–13; 5.11–6.20; 10.26–39); en otros se anima a mantener firme la
fe y no desmayar (10.19–25; 12.1–13), y en otros se aconseja acerca
de la conducta cristiana, de la pureza de la doctrina y de la necesidad
de la intercesión fraternal (13.1–19, 22).

Las exhortaciones que leemos en esta epístola sugieren que las


comunidades cristianas para las que fueron originalmente redactadas
estaban padeciendo situaciones conflictivas, en parte nacidas de su
propio seno y en parte provocadas por la presión moral del medio
ambiente. Y no es, probablemente, que se dieran casos concretos de
persecución, pero sí que se hiciera sentir en las iglesias como una
difusa hostilidad del entorno social (12.1–2, 4). En cualquier caso,
debido a una u otra causa, lo cierto es que algunos creyentes estaban
cayendo en el desánimo y el abandono de la fe (2.1–4; 5.11–6.12;
10.23–27, 32–39; 12.1-).
DATOS ESENCIALES DEL LIBRO DE LOS HEBREOS

PRESENTADO POR

BEATRIZ ELENA LOCARNO R.

PRESENTADO A

LWDBY PASTRANA

GRADO 3°

IGLESIA CRISTIANA CUADRANGULAR CENTRAL


SEPTIEMBRE 23 DE 2015
CIENAGA MAGDALENA

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