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Estos principios explican las normas que rigen en el Corpus iuris sobre
transmisión y sustitución:
Justiniano pone remedio al mal, creando el beneficium inventarii (C. 6, 30, 22).
Merced a este recurso, el patrimonio personal del heredero queda exento de
responsabilidad por las deudas hereditarias, si a su debido tiempo aquél procede a
inventarizar los bienes de la herencia; dentro de los treinta días de tener
conocimiento de la "delación", debe comenzar el inventario y haberlo terminado
antes de transcurrir otros sesenta. En este caso, sólo responde de las deudas
hereditarias con la herencia, es decir, hasta donde alcance el activo de ésta,
quedando, además, autorizado para ir pagando gradualmente a los acreedores, a
medida que se presenten. Responde –según la opinión predominante entre los
pandectistas– cum viribus hereditatis –es decir, con los bienes que figuren en el
inventario, sin asumir, por tanto, el riesgo de su pérdida– y no pro viribus hereditatis,
o sea hasta donde alcance el valor inventarizado, porque esto significaría hacerle
responsable, hasta ese límite, con todo su patrimonio. Su responsabilidad queda
acotada cualitativa y no cuantitativamente, cesando al agotarse el activo de la
herencia.
Pluralidad de herederos
Principios generales
Si varias personas son llamadas a heredar conjuntamente, cada una adquiere una
parte de la herencia, y los derechos y obligaciones del causante se reparten entre
todas de un modo proporcional. Los bienes hereditarios pasan a ser copropiedad
de los coherederos por partes alícuotas –communio pro indiviso–, pudiendo cada
uno disponer libremente de su participación. Los créditos y deudas divisibles –es
decir, susceptibles de ejecución parcial–, disponen ya las XII Tablas que se
repartan ipso iure entre los coherederos, atribuyendo a cada uno un crédito o deuda
mancomunados –sobre una parte de los capitales o una cuota de propiedad de las
cosas–: "nomina ipso iure divisa sunt". Los créditos y deudas indivisibles –como
son, por ejemplo, los que versan sobre la constitución de una servidumbre predial –
se transfieren íntegramente a cada heredero, formándose, pues, entre todos ellos
una obligación solidaria.
Para liquidar entre sí los derechos hereditarios y poner fin a la indivisión, disponen
los coherederos de la actio familiae erciscundae, que tiene por objeto la partición de
toda la herencia. Respecto de los créditos y deudas que formen parte del haber
hereditario, ya hemos visto que no es necesario proceder a la división. La principal
finalidad de la acción de partición de herencia es, pues, poner término al estado de
copropiedad de los bienes hereditarios, corolario de la comunidad de herencia, y
liquidar los derechos y obligaciones recíprocos –praestationes personales– por ella
engendrados.
Deber de colación
Puede existir este deber cuando concurran a heredar varios descendientes, y
consiste en aportar a la herencia los bienes adquiridos del causante en vida.
Colación antigua
Fue el pretor quien introdujo en el Derecho antiguo el deber de colación, empezando
por aplicarlo al hijo emancipado –collatio emancipati–. Cuando uno de estos hijos
solicite abintestato la bonorum possessio unde liberien concurrencia con los sui, el
pretor le exige que "colacione"; es decir, que aporte a la herencia los bienes
adquiridos desde la emancipación, puesto que estas adquisiciones, de haber
seguido –como los sui– sujeto a la patria potestad, pertenecerían al padre, y por
consiguiente figurarían en el caudal hereditario. En otro caso, le deniega la bonorum
possessio. Por tanto, el hijo emancipado debe traer a colación todo lo que sin la
emancipación hubiera adquirido para su padre, que originariamente eran todos sus
bienes, ya proviniesen del propio padre o de un tercero; en cambio, la colación del
Derecho justinianeo se concreta a las adquisiciones procedentes del padre.
Inspirándose en las mismas ideas, el pretor obliga luego a la hija o a la nieta que
concurra a heredar abintestato como sua, a traer a la herencia lo recibido en dote –
collatio dotis–, siempre que tuviese derecho a exigir, llegado el momento, su
restitución, sin distinguir entre la dos profecticia, constituida por el padre mismo, y
la adventicia –naturalmente, si el derecho a la dote fuese ya exigible, formaría parte
de la herencia del padre o abuelo–. Como durante el matrimonio la dote pertenece
al marido, la hija o nieta no puede traer a colación en efectivo los bienes dotales,
sino simplemente el derecho a reclamar, en su caso, la restitución. El fin que se
propone esta colación pretoria es nivelar –cuando concurran a heredar varios
descendientes– las desigualdades existentes en punto a la capacidad adquisitiva
de los hijos, compensando la capacidad a que los sui se han hallado sujetos. He
aquí por qué los obligados a colación, según el Derecho pretorio, no tienen que
aportar solamente lo adquirido del padre, sino todos los bienes, aun los provenientes
de tercero. Y he aquí también por qué la colación tan sólo favorece a los sui y no a
los emancipados que puedan concurrir a la herencia.
(4) La hereditatis petitio sirve también para reclamar cosas que el causante tuviese
sólo en custodia, por ej. como depositario, mandatario, comodatario, etc., siempre
que el demandado las detente por virtud del derecho hereditario que se arroga –
como possessor pro herede–.
(5) Poseer pro possessore dicen las Fuentes del que, al ser preguntado por qué
posee, contesta: quia possideo; es decir, del que no invoca ningún título posesorio,
universal ni singular. Contra estos poseedores, ambas acciones pueden ejercitarse;
la de petición de herencia y la singular –no les asiste la exceptio praejudicii (cfr. lo
que sigue)–. La significación histórica de las normas que rigen la possessio pro
possessore no está muy clara aún. Las últimas investigaciones son las de R.
LEONHARD, Der Erbschaftsbesitz (1899), ps. 46 ss. y W. STINTZING, Beitr. z. röm.
Rechtsgesch. (1901), ps. 62. ss.
Herederos en la actualidad
En el Derecho, la herencia es el acto jurídico mediante el cual una persona que
fallece transmite sus bienes, derechos y obligaciones (deudas) a otra u otras
personas, que en conjunto se denominan herederos. Heredero/heredera es
la persona física o jurídica que tiene derecho al total o a una parte de los bienes de
una herencia. El régimen jurídico que regula las herencias es el derecho de
sucesiones.2 Las reglas de herencia difieren entre las distintas sociedades y se ven
modificadas por los cambios legislativos viéndose además sujetas a la
correspondiente legislación sobre el impuesto sobre sucesiones y donaciones.
Aunque aún no existe legislación al respecto, se llama herencia digital al conjunto
de los bienes digitales (perfiles, archivos en redes sociales, cuentas, correos,
documentos en la nube, fotografías, vídeos, archivos o accesos) que una persona
tiene y que debería poder decidir sobre ellos cuando muera.34 Facebook usa el
término contacto de legado para referirse a la persona a la que cada usuario puede
nombrar para la administración de sus bienes digitales, en caso de fallecimiento.5
Aspectos históricos de la herencia
La antropología del parentesco es fundamental para conocer los mecanismos y
tipos de transmisión de la herencia. En muchas sociedades la herencia tiene
carácter patrilineal, donde sólo los hijos varones pueden heredar, otras sociedades
emplean la sucesión matrilineal, donde la propiedad sólo puede pasar a lo largo de
la línea femenina, más comúnmente va a los hijos de la hermana del difunto, o a las
hijas de la madre. Otras sociedades utilizan la primogenitura (hijo mayor varón) y
el mayorazgo para establecer la herencia. La distribución de la riqueza heredada es
muchas veces desigual. La mayoría puede recibir poco o nada y un heredero recibir
la mayor cantidad. Generalmente las hijas recibían globalmente menos que los
hijos. La primogenitura favorece al varón de manera evidente. La dote y
el ajuar para la boda son sistemas anticipados de herencia. La desigualdad en la
herencia se mantiene en muchas sociedades actuales.6
Algunas sociedades antiguas y la mayoría de los Estados modernos emplean la
herencia igualitaria, sin discriminación de género ni de orden de nacimiento.67
También aparecen los bienes comunes como patrimonio de la comunidad o
sociedad y sobre los que se preserva su carácter comunal, si bien pueden heredarse
los derechos de uso si se cumplen una serie de condiciones.8 La herencia se abolió
legalmente durante la Revolución de octubre de 1917 en Rusia, aunque
posteriormente dicha abolición se derogó, en 1926. En la Constitución de la Unión
Soviética de 1936, se admitía el derecho a heredar la propiedad personal.910
El Derecho hereditario y su fundamentación
Aunque puede indicarse que los principios en los que se asienta el derecho
hereditario son la institución familiar, la propiedad privada y la autonomía de la
voluntad es el Estado de Derecho el que sostiene su legitimidad y eficacia.1 Los
principios de familia, propiedad privada y autonomía de la voluntad chocan con
consideraciones del mismo corte liberal que las sostiene y que propugnan la
abolición, modificación o corrección del derecho hereditario argumentado que
constituye una fuente de desigualdad social, que es contraria a la iniciativa
particular, la libre empresa y el acicate por el trabajo.9
La justificación de la propiedad y su herencia en las sociedades contemporáneas
están inspiradas en la ideología liberal de autores como Locke.1
Pero no todos los autores defienden la naturalidad (derecho natural) de la herencia;
por ejemplo, el liberal utilitarista Jeremy Bentham, refiriéndose concretamente al
derecho a la propiedad y la herencia, afirma su contraposición a la libertad, en contra
de la afirmación del liberalismo, pues implica que se parte de situaciones desiguales
que impiden a otros ejercer la plena libertad. John Stuart Mill, discípulo de Bentham
y utilitarista liberal propuso una defensa de la igualdad más allá de la mera igualdad
ante la ley, la denominó igualdad de oportunidades, término de notable éxito en todo
el espectro de la filosofía política -desde el liberalismo al socialismo-. Para Stuart
Mill, los individuos deberían tener las mismas oportunidades en la vida para
realizarse a sí mismos o para alcanzar las mismas metas.1
La fiscalidad sobre la herencia y también sobre la propiedad privada supone una
reconciliación entre el derecho a la herencia y la necesidad de garantizar cierto
grado de igualdad social. En este sentido, el economista francés Thomas Piketty11
expone, en su libro El capital en el siglo XXI,12 publicado en el 2013, cómo la
concentración de la riqueza y su distribución durante los últimos 250 años crece
más rápido que la economía, lo que provoca un aumento de la desigualdad. Para
este autor, es necesario evitar lo que denomina capitalismo patrimonial en el que la
herencia es un componente importante.13 Piketty propone la instauración a nivel
global de impuestos progresivos y un impuesto mundial sobre la riqueza.14151611
En relación con las consecuencias de la desigualdad, el libro Desigualdad: Un
análisis de la (in)felicidad colectiva, de Richard Wilkinson y Kate Pickett, concluye
que existen efectos sociales perniciosos de la desigualdad que pueden y deben
corregirse.1718 El economista Miles Corak19 habría establecido la relación
indirecta entre desigualdad de ingresos y movilidad social intergeneracional,
destacando la importancia que tiene la riqueza y la herencia de los padres en el
futuro de los hijos en las sociedades más desiguales. Así, cuanta mayor desigualdad
económica sufra los padres menos movilidad social tendrán sus hijos.
Quienes son herederos los herederos forzosos
Para saber qué personas van a suceder a otra fallecida, deben distinguirse dos
situaciones:
Si el fallecido ha hecho testamento, serán herederos:
Los herederos voluntarios: Son aquellos que figuran como tales en el testamento y
suceden al testador en la titularidad de los bienes y derechos que componen su
patrimonio.
Los herederos forzosos: Son aquellos a los que la ley reconoce el derecho a
heredar, al menos, un tercio del patrimonio del fallecido, llamado legítima.Son
herederos forzosos, en primer lugar, los hijos (tanto naturales como por adopción,
matrimoniales y no matrimoniales) y descendientes y, en su defecto, los padres y
ascendientes.Por su parte, el viudo / a heredará en la forma que se establece
legalmente.
Si no existen herederos forzosos, los voluntarios pueden adquirir la totalidad de la
herencia, y si concurren con los anteriores, podrán adquirir todo lo que exceda del
tercio de legítima.
Junto a los herederos (forzosos y voluntarios) pueden concurrir en la herencia
los legatarios que heredan tan sólo objetos o bienes determinados de la herencia
(por ejemplo, «el apartamento X de la calle tal», el «coche matrícula X», etc)
Por otro lado, si el fallecido no ha hecho testamento, se abrirá la sucesión legal,
también llamada intestada o ‘abintestato’.
Quienes heredan cuando no hay testamento
En defecto de testamento, la ley determina quiénes son los herederos del fallecido.
A esta sucesión legal se la denomina sucesión legítima, intestada o ‘abintestato’ y
tiene lugar cuando, por ejemplo:
Alguien fallece sin testamento.
Cuando por testamento no se dispone de todos los bienes del testador, los
que restan se distribuyen como si no existiese el testamento.
Cuando en el testamento no se indica quiénes son los herederos o éstos
fallecen antes que el testador.
Cuando la herencia se repudia por el que ha sido nombrado heredero o no la
acepta dentro del plazo.
Cuando el heredero es incapaz de suceder.
Cuando el testamento no aparece o se ha destruido.
Cuando en el testamento no se han incluido a todos los herederos forzosos
o cuando se consideró forzoso a alguien que no tenía esta condición.
Cuando el testamento es nulo.
La ley también señala el orden por el que deben suceder al fallecido sus familiares
y en defecto de estos, el Estado. Así:
Los descendientes: Los hijos y sus descendientes suceden a los padres y
demás ascendientes sin discriminación por razón de sexo, edad o filiación;
no se distingue por tanto, entre hijos naturales y por adopción, hijos
matrimoniales y no matrimoniales teniendo todos ellos los mismos derechos
hereditarios.