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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrado Ponente: PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

Consta en autos que, el 17 de mayo de 2006, los ciudadanos FRANCISCO


CROCE PISANI, CARLOS SÁNCHEZ y FELIPE AYALA, titulares de las cédulas de
identidad nos 4.774.636, 5.301.722 y 5.532.808, respectivamente, mediante la
representación del abogado Luis Enrique Ortega Ruíz, con inscripción en el I.P.S.A. bajo el
nº 41.515, interpusieron, ante esta Sala, solicitud de revisión de la sentencia nº 96 de 21 de
marzo de 2006, de la Sala de Casación Penal de este Tribunal Supremo de Justicia, para
cuya fundamentación denunciaron la violación a los derechos a la tutela judicial efectiva, al
debido proceso y a que no se sacrifique la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales que acogieron los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
Luego de la recepción del expediente de la causa, se dio cuenta en Sala por
auto del 18 de mayo de 2006 y se designó ponente al Magistrado Pedro Rafael Rondón
Haaz.

I
DE LA PRETENSIÓN DEL RECURRENTE
1. Alegó:
1.1 Que “…la causa que dio origen a la presente solicitud de revisión,
se inició con motivo de la denuncia formulada por el ciudadano ROMERO ACOSTA
MARCOS EUDALDO, quien expuso, que desde hace varios años Clínica Vista Alegre
C.A., mantiene una relación comercial con LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS
VISTA ALEGRE C.A., mediante la cual la primera le proporciona la exclusividad de los
exámenes médicos a los pacientes de la segunda, obteniendo una ganancia del treinta y
cinco por ciento (35%) del monto total ordenado, debiendo entregar la cantidad restante
es decir, el sesenta y cinco por ciento (65%) al laboratorio en cuestión, siendo el caso que
la clínica mencionada ha recibido ingresos por este concepto por el orden de los ciento
sesenta millones de bolívares (Bs. 160.000.000,oo) aproximadamente, sin que hasta la
fecha haya cumplido con la obligación de cancelar más de cien millones de bolívares (Bs.
100.000.000,oo) que le adeuda a LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA
ALEGRE C.A.”.
1.2 Que “…el Ministerio Público y la identificada víctima presentaron
formal acusación contra los ciudadanos CROCE PISANI FRANCISCO RAFAEL,
SÁNCHEZ CASTRO CARLOS ALBERTO y AYALA LAFEE FELIPE, por la comisión del
delito de Apropiación Indebida Calificada, previsto y sancionado en el artículo 470 del
Código Penal en grado de continuidad”.
1.3 Que, “…el 13 de julio de 2005, el Juzgado Decimonoveno de
Primera Instancia en función de Control del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, en el acto de Audiencia Preliminar, una vez oídas a las partes,
apreció que los hechos en que se fundan ambas acusaciones, no se estructuran los
supuestos de hecho configurativos del delito de Apropiación Indebida Calificada, debido a
que tanto los hechos denunciados como el objeto de la investigación estaban referidos al
‘incumplimiento de una obligación contractual de carácter netamente mercantil’,
sosteniendo dicho juzgador que al existir una negativa de pago, la misma no podía ser
considerada dolosa y configurativa del delito de Apropiación Indebida Calificada, por lo
que al no existir bases ciertas para solicitar un juicio de reproche en contra de los
ciudadanos CROCE PISANI FRANCISCO RAFAEL, SÁNCHEZ CASTRO CARLOS
ALBERTO y AYALA LAFEE FELIPE, en virtud que (sic) los hechos no revisten carácter
penal, lo ajustado a derecho, como acertadamente lo decidió el Juez de Control, era
declarar con lugar la excepción opuesta, y en consecuencia DECRETAR EL
SOBRESEIMIENTO DE LA PRESENTE CAUSA, conforme lo estatuye el artículo 33
numeral 4 del Código Orgánico Procesal Penal ”.
1.4 Que “…contra dicha decisión ejercieron recurso de apelación los
abogados (…), en su carácter de apoderados judiciales de la empresa Laboratorios de
Análisis Clínicos Vista Alegre, C.A. y el (…) Fiscal Octavo del Ministerio Público de la
Circunscripción Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, siendo el punto álgido
de dicho recurso que el Juez de Control para decretar el sobreseimiento de la presente
causa había usurpado funciones de juicio; a dichas apelaciones dio contestación el (…)
defensor de los imputados ”.
1.5 Que “…la resolución de los recursos de apelación correspondió a la
Sala 4 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas, quien luego de resolver motivadamente cada uno de los puntos sometidos a su
conocimiento declaró sin lugar los recursos de apelación confirmando así la decisión
dictada por el Juez Décimo Noveno de Primera Instancia en funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, mediante la cual decretó el
sobreseimiento de la presente causa seguida en contra de los prenombrados ciudadanos,
por no revestir los hechos carácter penal, de conformidad con lo dispuesto en los artículos
28 y 33 numeral 4° ambos del Código Orgánico Procesal Penal, así como la condenatoria
en costas de conformidad con lo dispuesto en el artículo 265 del Código Orgánico
Procesal Penal”.
1.6 Que “…el punto neurálgico de la decisión de la Corte de
Apelaciones y que fue atacado como motivo principal en el recurso de casación, es el
atinado análisis que realizó sobre la importancia de la función del Juez de Control en la
fase intermedia, específicamente en el acto de la Audiencia Preliminar”; sin embargo, la
Sala de Casación Penal nada dijo al respecto y se limitó, con “exigua motivación”, a
declarar con lugar el recurso.
1.7 Que “…llama poderosamente la atención a (esa) defensa, que
siendo la Sala de Casación Penal de este Máximo Tribunal tan rigurosa en la aplicación
de las técnicas recursivas que deben emplearse en la interposición del recurso de
casación, haya admitido el presente recurso en contradicción con las exigencias
establecidas en las múltiples jurisprudencias (sic) dictadas al respecto, tal y como se
advirtió en la oportunidad de dar contestación al recurso, cuando se indicó que el recurso
de casación estaba dirigido específicamente contra la decisión del Juez de Control y no
como lo señaló el artículo 459 del Código Orgánico Procesal Penal, que debe ser
interpuesto contra la sentencia de la Corte de Apelaciones que de manera motivada
resuelve las pretensiones de los recurrentes, pero que dicho pronunciamiento no satisfizo
las pretensiones de los mismos, ese descontento o inconformidad no es motivo para
recurrir en casación”.
1.8 Que “…los argumentos esgrimidos por la Sala de Casación Penal
para declarar con lugar el recurso de casación, no sólo carecen de relación con lo
decidido por el Juzgado de Instancia, sino que efectúa aseveraciones que no constan en la
decisión dictada por el Juzgado de Control”.
1.9 Que “…consideró la Sala de Casación Penal que el Juzgado
Décimo Noveno de Control en la Audiencia Preliminar entró a resolver el fondo de la
causa, al resolver la excepción opuesta, ‘analizando la prueba del contrato’ suscrito
entre la CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A. y la empresa LABORATORIO DE ANÁLISIS
CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A., prueba esta, que fue promovida por el Ministerio
Público y los representantes de la víctima en sus respectivas acusaciones y que –según el
criterio errado de la Sala de Casación Penal- en esta etapa del proceso (fase preliminar)
no está permitido para el juez analizar y valorar pruebas, pues es materia de fondo que
debe ser debatido en el juicio oral”; sin embargo, “…de la simple lectura tanto del escrito
contentivo de la denuncia formulada por el ciudadano ROMERO ACOSTA MARCOS
EUDALDO, como de los respectivos escritos de acusación del Fiscal del Ministerio
Público y de la víctima querellante, se puede apreciar que son idénticos ‘los hechos’ que
dieron origen a la presente causa al estar referidos única y exclusivamente a
un INCUMPLIMIENTO DE CONTRATO suscrito entre CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A. y
la empresa LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A., con base a
ello la Sala de Casación Penal de manera errónea interpretó que el Juzgado de Control
valoró una de las pruebas de las tantas promovidas como lo fue el contrato, sustentando su
decisión en dos (2) jurisprudencias (sic) que nada tienen que ver con los hechos allí
señalados, por cuanto el sobreseimiento se dictó como consecuencia de que los hechos no
revisten carácter penal, tal facultad está explícita en las causales que hacen procedente el
sobreseimiento, previstas en el artículo 318 ordinal del (sic) Código Orgánico Procesal
Penal, y en estas circunstancias no es necesario la celebración de un juicio oral y público,
porque es una declaratoria de mero derecho, lo cual no sucede en los casos en los cuales
dictaron las decisiones en las que se apoya la sentencia de la Sala de Casación Penal,
siendo que, una de ellas está referida a que el hecho no le puede ser atribuido al imputado,
y en segundo caso, un sobreseimiento por concurrir una causal de justificación en la
Audiencia Preliminar”.
1.10 Que “…decretar el sobreseimiento de la causa con el fundamento de
que los hechos no revistan carácter penal, no es una cuestión propia del juicio oral y
público que merezca contradicción e inmediación, sólo se requiere del análisis de los
hechos objeto de proceso y de efectuar una subsunción de los mismos en alguna norma de
nuestro ordenamiento jurídico penal, si ello no sucede es evidente que no puede realizarse
fundadamente un juicio de reproche contra persona alguna”.
1.11 Que la verdadera función del juez de control en la fase intermedia,
tal como lo reconoció esta Sala mediante sentencia n° 1303 de 20 de junio de 2005, es
“…efectuar el control material de la acusación para evitar de esta forma ordenar el pase a
juicio con acusaciones arbitrarias e infundadas, que no conllevarán al resultado que se
pretende, sino que se conduciría a un imputado a un juicio oral y público bajo el
pronóstico de una sentencia absolutoria”.
1.12 Que “…la Sala de Casación Penal con la decisión de declarar la
NULIDAD ABSOLUTA de la decisión del Juez de Control que decretó el sobreseimiento de
la causa por considerar, luego de una revisión y análisis de los hechos presentados en los
respectivos escritos de acusación, que los mismos no revisten carácter penal, no sólo, no
acató una decisión vinculante que se dictó en ejercicio de la jurisdicción normativa que
posee la Sala Constitucional, (…) sino que dictó una nulidad en perjuicio de los acusados,
lo cual les causa un gravamen irreparable al someterlos a lo que en doctrina ha
denominado la ‘pena de banquillo’, conduciéndolos a un juicio oral y público con unos
hechos que no pueden ser dilucidados en sede penal, por cuanto el conocimiento de los
mismos corresponde a la jurisdicción Civil y Mercantil, y que evidentemente el pronóstico
no es precisamente una sentencia condenatoria, que es el fin que persigue con la fase
intermedia, precisamente el motivo de la audiencia preliminar”.

2. Pidió:
“…se le dé a la presente solicitud, la tramitación procesal correspondiente y
en definitiva se revise y deje sin efecto la sentencia de la Sala de Casación
Penal antes mencionada”.

Como medida cautelar solicitó:


“…mientras se lleva a cabo el procedimiento y resuelva definitivamente la
presente demanda de revisión constitucional, que al ser admitida se dicte
con la urgencia del caso una medida cautelar constitutiva de efectiva tutela
constitucional anticipada, de conformidad con la potestad que confiere el
artículo 27 de la Constitución de la República, suspendiendo
provisionalmente los efectos de la decisión dictada por al Sala de Casación
Penal en fecha 21 de marzo de 2006, Exp. 05-0503, N° 096, objeto de la
presente solicitud de revisión constitucional”.

II
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA
El cardinal 10 del artículo 336 de la Constitución le atribuye a la Sala
Constitucional la potestad de: “revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por
los tribunales de la República, en los términos establecidos por la ley orgánica
respectiva”.
Tal potestad de revisión de decisiones definitivamente firmes abarca
aquellas que hayan pronunciado las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia así como
los demás tribunales de la República (Vid. ss. S.C n° 77 de 09-03-00, caso: José Alberto
Zamora Quevedo, n° 520 de 07-06-00, caso: Mercantil Internacional, C.A. y n° 93 de 6-02-
01, caso: Corpoturismo), pues la intención final es que la Sala Constitucional ejerza su
atribución de máximo intérprete de la Constitución, según lo que establece el artículo 335
del Texto Fundamental.
En el presente caso se solicitó la revisión del fallo No. 96 de 21 de marzo de
2006, que emitió la Sala de Casación Penal de este Tribunal Supremo de Justicia que
declaró con lugar el recurso de casación que incoaron el Ministerio Público y los
apoderados judiciales de la supuesta víctima ( Laboratorios de Análisis Clínicos Vista
Alegre C.A.) contra el acto decisorio de la Sala Accidental de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, de 12 de agosto de 2005, que
declaró sin lugar la apelación que habían interpuesto contra el acto de juzgamiento del
Juzgado Décimo Noveno de Primera Instancia en funciones de Control del mismo Circuito
Judicial Penal, del 13 de julio de 2005, mediante el cual, después que hubo resuelto la
excepción que fue opuesta por la defensa, decretó el sobreseimiento de la causa a favor de
la supuesta agraviante (Clínica Vista Alegre C.A., en la persona de sus accionistas
Francisco Croce Pisani, Carlos Sánchez y Felipe Ayala), razón por la cual esta Sala declara
su competencia para el conocimiento de la petición de autos. Así se decide.

III
DE LA SENTENCIA OBJETO DE CASACIÓN
El veredicto que pronunció la Sala Accidental de la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, el 12 de agosto de 2005, fue
expedido en los términos siguientes:
“Esta Sala ha resumido los puntos centrales en los que se fundan las
apelaciones de las partes, de la siguiente manera:
1. Que el Juez de Control actuó usurpando funciones del Juez de Juicio.
2 Que los hechos no revisten carácter penal.
3. De la condenatoria en costas.
4. Que existe una segunda decisión en la cual se identifican como
víctimas las ciudadanas MARÍA BELSITA BARROS CORTIZO y LIZ
CAROLINA TORRES BARROS, cuando realmente es la empresa
LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE.
En relación al punto N° 1.- A los fines de establecer si el Juez de Control al
determinar que los hechos no revisten carácter penal usurpó funciones del
Juez de Juicio, esta Sala considera necesario señalar cual es la importancia
de la fase intermedia en el proceso.
Dado que la conducción de la fase investigativa o mejor dicho de la fase
preparatoria del proceso, corresponde al Ministerio Público, es
extremadamente importante que el órgano ajeno a la investigación del hecho
e identificación del autor o autores, controle la acusación presentada por el
Ministerio Público, y muy en particular la solicitud de apertura del juicio
oral peticionada por el representante fiscal.
Es evidente, que el Ministerio Público quien ha realizado la investigación, se
incline a prejuzgar y a defender a ultranza los resultados de ella, y por ello
no es posible que sea el fiscal quien determine el enjuiciamiento, sino que
dicha labor es exclusiva del Juez de Control, y no durante la etapa
preparatoria sino en la intermedia, al realizar la audiencia preliminar.
Esta facultad de controlar la acusación que tiene sin duda alguna el Juez de
Control se desdobla en una doble garantía: para el imputado, en el examen
de los extremos de la acusación, analizando sus fundamentos fácticos y
jurídicos, con el fin de evitar su pase a juicio oral y público con base en una
acusación carente de fundamento, y para la sociedad, en el sentido de (…)
garantía de control de la legalidad del ejercicio de la acción penal, y una
barrera para que en el Estado no se produzcan o sucedan esfuerzos
innecesarios, con los consecuentes costos, y sobrecargas inútiles en el
sistema de administración de justicia.
La fase intermedia, o su acto central, la audiencia preliminar, tiene una
función de filtro, y su objetivo funcional es determinar si de la acusación
emerge fundamento serio para el enjuiciamiento público del imputado
(artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal), es decir, si del resultado
de la investigación fiscal existe la alta probabilidad de una sentencia
condenatoria.
Ahora bien, esta Sala observa que el Juez Décimo Noveno de Control
declaró con lugar la excepción opuesta por la defensa, desestimó la
acusación y sobreseyó la causa de conformidad con el artículo 318, numeral
1° del Código Orgánico Procesal Penal, señalando lo siguiente:
‘…Primero: En lo referente a la excepción alegada por la defensa de los
imputados de autos de conformidad con lo establecido en numeral 4 literal
C del artículo 28 del Código Orgánico Procesal Penal, con el objeto de que
los hechos objeto de acusación fiscal no revisten carácter penal, este
Juzgado al efectuar el control formal y material a la acusación presentada
por el ministerio público, así como la acusación particular propia de la
víctima (…), advierte este juzgado que los hechos que dieron origen a la
investigación y posteriormente a las acusaciones presentadas no guardan
correspondencia con los preceptos jurídicos invocados, circunstancia esta
por la cual este tribunal en ejercicio de las facultades de control judicial y
regulación judicial, previstas en los artículos 104 y 282 del Código
Orgánico Procesal Penal, procede a efectuar las siguientes
consideraciones: Analizada como ha sido la acusación presentada por los
representantes del Ministerio Público, así como la presentada por el
acusador privado, las cuales al confrontarse con las actas contentivas de la
investigación, se aprecia que los hechos que la originan están referidos a un
contrato de naturaleza mercantil el cual se celebró entre CLÍNICA VISTA
ALEGRE C.A., y la empresa LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS
VISTA ALEGRE C.A.. Ese contrato consistió en que la empresa
LABORATORIOS DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A. tenía la
exclusividad para realizar los exámenes médicos a los pacientes de la
CLÍNICA VISTAALEGRE C.A.. En dicho contrato se estableció un reparto
de beneficios de un 35% de las ganancias para la
CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A. y un 65% para LABORATORIOS DE
ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A., los cuales le debían ser
cancelados a los cinco (5) días siguientes de ser presentadas las
facturaciones quincenales. Se aprecia que los hechos que dieron origen a
las acusaciones presentadas en la presente causa están referidas al
incumplimiento del pago por parte CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A..
Igualmente puede verificarse que los hechos objeto de la presente causa
obedecen a una negativa de cumplimiento a una obligación de una relación
contractual (…), estamos en presencia del incumplimiento a una obligación
contractual netamente mercantil.(…) En mérito de las consideraciones
expuestas, considera quien aquí decide que en el presente caso, los hechos
objeto de la presente causa (…) no pueden subsumirse en el hecho punible
por el cual acusó el Ministerio Público: Debido a que tal y como se ha
advertido los hechos son producto de una relación eminentemente mercantil
entre las partes, representada y regida por un contrato, tal y como se
expuso en la denuncia, y como se apreció en la exposición efectuada en el
escrito de acusación. Resultando lógico que ante el incumplimiento de las
obligaciones derivadas de ese contrato, pueden originarse acciones civiles,
tales como la demanda de cobro de bolívares o la resolución del contrato –
que de hecho ya han sido propuestas ante los órganos jurisdiccionales con
competencia civil-, sin poder desprenderse de tales hechos la comisión del
hecho punible por el cual acusa el Ministerio Público. En consecuencia,
habiéndose verificado que los hechos objeto de la investigación no son
constitutivos de delito, este juzgado declara con lugar la excepción alegada
por la defensa y en consecuencia de conformidad con lo establecido en el
artículo 33 del Código Orgánico Procesal Penal se acuerda el
sobreseimiento de la causa.
SEGUNDO: De conformidad con el artículo 265 del Código Orgánico
Procesal Penal, se condena en costas a la parte querellante (…).
(...)
Como puede evidenciarse, sin ningún género de dudas, nuestro
ordenamiento procesal penal vigente faculta al Juez de Primera Instancia
en funciones de control, para decretar el Sobreseimiento de la causa en la
fase intermedia, de verificarse una o diversas de las causales que lo hacen
procedente.
Ahora bien, en las acusaciones presentadas tanto por los representantes del
Ministerio Público, como por el acusador privado (…), por el delito de
apropiación indebida Calificada, están basadas en la negativa de darle
cumplimiento a su obligación contractual de cancelarle los servicios
prestados.
(...)
En tal sentido aprecia el tribunal que el Código Penal (derogado) en el cual
se efectúa la acusación establece lo siguiente en lo referente al delito de
apropiación indebida (…):
(...)
Como puede observarse de la trascripción que antecede, los objetos
confiados o entregados han de ser en razón de la profesión, industria,
comercio, negocio, funciones o servicios del depositario, o en el caso que lo
sean por causa del depósito necesario y el tiempo de la pena es superior, o
sea de uno a cinco años y el enjuiciamiento ha de ser de oficio.
(...)
Aprecia quien aquí decide, que en la presente causa las ciudadanas
TORRES BARROS LIZ CAROLINA y BARROS CORTIZO MARÍA BELSITA
en ningún momento han efectuado depósito de cosa alguna o dinero a los
ciudadanos CROCE PISANI FRANCISCO RAFAEL, SÁNCHEZ CASTRO
CARLOS ALBERTO y AYALA LAFEE FELIPE. Los hechos en que se funda
la investigación, no se encentran dados los elementos configurativos del
delito de Apropiación Indebida Calificada, los hechos denunciados y objeto
de investigación están referidos al incumplimiento de una obligación
contractual de carácter netamente Mercantil. El hecho de existir una
negativa de pago no puede ser considerada dolosa y configurativa de los
delitos de Apropiación Indebida Calificada, en razón de lo cual considera
quien aquí decide que en la presente causa no hay bases ciertas para
solicitar un juicio de reproche (…) en virtud de que los hechos no revisten
carácter penal, siendo en consecuencia procedente DECRETAR EL
SOBRESEIMIENTO DE LA PRESENTE CAUSA, conforme lo estatuye el
artículo 33 numeral 4 del Código Orgánico Procesal Penal. Y ASÍ SE
DECLARA’
Considera la Sala, que la acusación fiscal como acto formal debe cumplir
impretermitiblemente los requisitos del artículo 326 del Código Orgánico
Procesal Penal (…):
La acusación no es solamente imputar la comisión de un hecho punible, sino
que implica explicar, razonar, dar cuenta de los soportes de la misma, lo que
necesariamente conlleva la expresión de los elementos de convicción que
motivan ese razonamiento, ese proceso lógico de imputación.
En este contexto, observa la Sala, que ciertamente en las acusaciones
presentadas tanto por el Representante del Ministerio Público, así como la
presentada por la víctima-acusadora no existe una exposición que no se
refiera al hecho objeto de la acusación al incumplimiento de una relación
netamente mercantil. No existe una explanación de hechos distinta al
incumplimiento de las cláusulas referidas al contrato que regía dicha
relación, de lo cual advierte la Sala en la lectura efectuada al detalle de las
actas que conforman la presente causa, que la víctima acusadora antes de
elegir satisfacer su pretensión en sede penal acudió a los órganos
jurisdiccionales competentes en materia civil para buscar el cumplimiento
del contrato objeto de la pretensión penal, el cual tal y como se aprecia fue
anulado por la Sala Constitucional al advertir la subversión procesal en el
procedimiento incoado, al no notificarse como ha debido ser a la
Procuraduría General de la República, tal y como se aprecia en las actas que
conforman la presente causa.
Hecho este por el cual al existir identidad en las pretensiones incoadas tanto
en sede Civil como en sede Penal, resultó lógica y acertada la decisión
dictada por el Juez Décimo Noveno en Funciones de Control quien al
efectuar el control material de la acusación presentada constató al igual que
lo hace esta Sala que los hechos por los cuales acusaron tanto el Ministerio
Público como la Víctima Acusadora no podían subsumirse en el tipo penal
invocado, así como en ningún otro tipo penal, resultando forzoso concluir
que los hechos objeto de la investigación no revisten carácter penal.
Todo lo cual conlleva a esta Sala en justa correspondencia con la doctrina el
resaltar que el Juez de Control no es un receptor mecánico de la petición
fiscal o del querellante, por ende es a él quien corresponde analizar el hecho
que le ha sido presentado a los fines de determinar si de la acusación emerge
un fundamento serio para ordenar la apertura del juicio oral y público contra
los imputados.
De lo que se colige que el Juez de Control no actuó en la presente causa
usurpando funciones del Juez de Juicio, ya que su actuación y sus
pronunciamientos estuvieron ceñidos a lo establecido en los artículos 28 y
33 numeral 4 del Código Orgánico Procesal Penal.
En razón de lo cual esta Sala debe declarar Sin Lugar el recurso de
apelación interpuesto por este motivo. Y ASÍ SE DECLARA.
Con relación al punto N° 2, referido al pronunciamiento que lo hechos no
revisten carácter penal, esta Sala considera:
(...)
Ha constatado la Sala, al revisar exhaustivamente las actas que conforman la
presente causa, que la víctima en momento alguno confió o depositó valor u
objeto mueble a los imputados, situación ésta por la cual en atención del
principio de legalidad de los delitos y las penas no se materializó el delito
imputado tanto por el Ministerio Público como por la víctima.
(…). Al no poder subsumirse la conducta en el verbo rector del delito
imputado o en ningún otro delito es evidente que estamos en presencia de
hechos que no revisten carácter penal, tal y como es el caso de autos, donde
tanto el Ministerio Público como la Víctima pretendieron que el Juez de
Control relajara o hiciese extensivo el principio de legalidad antes referido.
Situación esta inaceptable desde todo punto de vista, debido que tal y como
se aprecia del hecho denunciado el cual dio inicio a la presente
investigación, así como del hecho explanado por el Representante del
Ministerio Público en su acusación y de la acusación particular propia en
procura del ius puniendi, están única y exclusivamente referidas al
incumplimiento de un contrato de naturaleza mercantil entre las partes,
conducta ésta que no puede subsumirse en el tipo penal por el cual se
acusaron a los imputados de autos.
Evidentemente los hechos objeto del presente proceso no revisten carácter
penal, ya que su conocimiento es exclusivo de la Jurisdicción Mercantil,
siendo en consecuencia procedente declarar Sin Lugar el recurso de
apelación interpuesto por este motivo. Y ASÍ SE DECLARA.
Respecto del punto N° 3. Referido a la condena en costas.
(...)
Se aprecia que la decisión dictada por el Juez Décimo Noveno en Funciones
de Control, al declarar el sobreseimiento de la causa, la misma le puso fin al
proceso, hecho por el cual, de manera coherente y ajustada a nuestra
normativa adjetiva procedió a condenar en costas a la parte querellante.
Advierte la Sala, no obstante la consideración anterior, aunado a los
pronunciamientos anteriores efectuados, que desde un primer momento se
aprecia en la presente causa un ejercicio distorsionado o mal entendido del
derecho de acción, tal y como ha sido el pretender ventilar en sede penal un
asunto ajeno a esta Jurisdicción.
(...)
Finalmente con respecto al punto N° 4.- referido a que en criterio de la
víctima acusadora existe una segunda decisión, donde además se identifican
como víctimas a las ciudadanas MARÍA BELSITA BARROS CORTIZO y
LIZ CAROLINA TORRES BARROS, cuando realmente es la empresa
LABORATORIO DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE, considera
esta Sala.
(...)
La Sala observa, que el Juez de Control en la Audiencia Preliminar, al
escuchar a todas las partes, debe resolver en presencia de éstas lo
conducente, lo que indica que el Juez debe decidir en audiencia, y por auto
separado deberá dictar el auto fundado correspondiente, que bajo las
circunstancias descritas debe consistir en una decisión donde explane los
fundamentos de hecho y de derecho en que se fundan los pronunciamientos
dictados.
(...)
En el auto de fecha 13 de julio de 2005; el Juez Décimo Noveno de Primera
Instancia en Funciones de Control, dio a conocer mediante el auto los
fundamentos de hecho y derecho a las partes para que pudiesen atacar dicho
pronunciamiento por vía del recurso de apelación, ya que es impretermitible
su interposición mediante escrito fundado y, para ello es preciso conocer los
fundamentos de hecho y de derecho en que se funda la decisión que se
pretende impugnar.
En el caso en examen, bajo ningún concepto puede estimarse que el auto
fundado puede considerarse como una segunda decisión.
(...)
Ahora bien, considera esta Sala, que habiendo resuelto todos los puntos
controvertidos en los recursos de apelación interpuestos tanto por la víctima
acusadora como por el Representante del Ministerio Público, y en atención
los fundamentos jurídicos esgrimidos, se declaran Sin Lugar, los recursos de
apelación interpuestos (…) en contra de la decisión dictada en fecha 13 de
julio de 2005, y motivado por auto de dicha decisión, por el Juzgado
Décimo Noveno de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que decretó el
SOBRESEIMINETO de la causa seguida en contra de los ciudadanos
CARLOS SÁNCHEZ CASTRO, FRANCISCO CROCE PISANI y FELIPE
AYALA LAFEE, y en consecuencia se Confirma la decisión dictada por el
Juez Décimo Noveno de Primera Instancia en funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas mediante la cual
decretó el sobreseimiento de la presente causa seguida en contra de los
prenombrados ciudadanos, por no revestir los hechos carácter penal, de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 28 y 33 numeral 4 ambos del
Código Orgánico Procesal Penal. Y ASÍ SE DECIDE”. (cursivas de la Sala)

IV
DE LA SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN
La decisión cuya revisión se pretende, juzgó, con el voto salvado del
Magistrado Héctor Coronado Flores, en los términos siguientes:

“…DECLARA CON LUGAR la presente denuncia de casación interpuesta


por los Apoderados Judiciales de la víctima acusadora (LABORATORIO
DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE, C.A.); ANULA los fallos
dictados por la Sala Accidental de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas y el del Tribunal Décimo
Noveno de Primera Instancia en lo Penal en Funciones de Control del
mismo Circuito Judicial Penal, de fechas 13 de julio de 2005 y 12 de agosto
de 2005, respectivamente; y ORDENA la reposición de la causa al estado
de que se celebre una nueva Audiencia Preliminar, prescindiendo del vicio
que dio lugar a la nulidad de los fallos señalados”.

Para la fundamentación de su pronunciamiento, el acto de juzgamiento cuya


revisión se peticionó estableció que:
“…Ahora bien, del análisis que realiza esta Sala a las anteriores
sentencias, estima que a los Apoderados Judiciales de la parte acusadora
les asiste la razón, en virtud de que el mencionado Juzgado de Control
en la Audiencia Preliminar entró a resolver el fondo de la causa, al
resolver la excepción opuesta, analizando la prueba del contrato suscrito
entre la CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A. y la empresa
LABORATORIO DE ANÁLISIS CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A.,
prueba esta, que fue promovida por el Ministerio Público y los
representantes de la víctima en sus respectivas acusaciones y que en esta
etapa del proceso (fase preliminar) no está permitido para el juez analizar
y valorar pruebas, pues es materia de fondo que debe ser debatido en el
juicio oral.
Esta actuación fue convalidada por la Sala Accidental Cuatro de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana
de Caracas, cuando DECLARÓ SIN LUGAR los recursos de apelación
interpuestos tanto por el representante del Ministerio Público como por
los Apoderados Judiciales de la víctima, confirmando el
pronunciamiento dictado en primera instancia y violentando así el
artículo 329, infine del Código Orgánico Procesal Penal.
(...)
En consecuencia, esta Sala de Casación Penal al constatar que el vicio en
el cual incurrió el Juzgado de Control fue convalidado por la
SalaAccidental de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas, estima procedente declarar CON
LUGAR el recurso de casación interpuesto por el Apoderado Judicial de
la parte acusadora y ORDENA REPONER LA CAUSA al estado de que
se celebre una nueva audiencia preliminar ante un tribunal de control
distinto al que dictó el fallo anulado, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 467 del Código Orgánico Procesal Penal. Así se decide”.

V
MOTIVACIÓN PARA LA DECISIÓN
En el caso bajo examen se pretende la revisión de la sentencia número 96
de 21 de marzo de 2006, que emitió la Sala de Casación Penal que declaró con lugar el
recurso de casación que interpusieron la representación fiscal y los apoderados
judiciales de la víctima contra el veredicto que expidió la SalaAccidental de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, el 12 de
agosto de 2005, que confirmó el fallo que pronunció, el 13 de julio de 2005, el Juzgado
Décimo Noveno de Control del mismo Circuito Judicial Penal, mediante el cual decretó
el sobreseimiento de la causa que se interpuso contra los ciudadanos Francisco Croce
Pisani, Carlos Sánchez y Felipe Ayala, por cuanto los hechos que fueron imputados no
revestían carácter penal.
Para su decisión, esta Sala Constitucional estima que es pertinente la
expresión de las siguientes consideraciones:
1. En relación con las excepciones susceptibles de interposición por
las partes como medios de oposición a la persecución penal, el Código Orgánico
Procesal Penal preceptúa lo siguiente:
“Artículo 28. Excepciones. Durante la fase preparatoria, ante el juez de
control, y en las demás fases del proceso, ante el tribunal competente, en
las oportunidades previstas, las partes podrán oponerse a la persecución
penal, mediante las siguientes excepciones de previo y especial
pronunciamiento:
1. La existencia de la cuestión prejudicial prevista en el artículo 35;
2. La falta de jurisdicción;
3. La incompetencia del tribunal;
4. Acción promovida ilegalmente, que sólo podrá ser declarada por
las siguientes causas:
a) La cosa juzgada;
b) Nueva persecución contra el imputado, salvo los casos dispuestos
en los ordinales 1 y 2 del artículo 20;
c) Cuando la denuncia, la querella de la víctima, la acusación fiscal,
la acusación particular propia de la víctima o su acusación privada, se
basen en hechos que no revisten carácter penal;
d) Prohibición legal de intentar la acción propuesta;
e) Incumplimiento de los requisitos de procedibilidad para intentar
la acción;
f) Falta de legitimación o capacidad de la víctima para intentar la
acción;
g) Falta de capacidad del imputado;
h) La caducidad de la acción penal;
i) Falta de requisitos formales para intentar la acusación fiscal, la
acusación particular propia de la víctima o la acusación privada, siempre
y cuando éstos no puedan ser corregidos, o no hayan sido corregidos en
la oportunidad a que se contraen los artículos 330 y 412;
5. La Extinción de la acción penal; y
6. El indulto.
Si concurren dos o más excepciones deberán plantearse conjuntamente”.

“Artículo 30. Trámite de las excepciones durante la fase


intermedia. Durante la fase intermedia, las excepciones serán opuestas
en la forma y oportunidad previstas en el artículo 328, y serán decididas
conforme a lo allí previsto.
Las excepciones no interpuestas durante la fase preparatoria podrán ser
planteadas en la fase intermedia”.

“Artículo 33. Efectos de las Excepciones. La declaratoria de haber


lugar a las excepciones previstas en el artículo 28, producirá los
siguientes efectos:
1. La del número 1, el señalado en el artículo 35.
2. La del número 2, remitir la causa al tribunal que corresponda su
conocimiento;
3. La del número 3, remitir la causa al tribunal que resulte
competente, y poner a su orden al imputado, si estuviere privado de su
libertad.
4. La de los números 4, 5 y 6, el sobreseimiento de la causa”.

“Artículo 282. Control judicial. A los jueces de esta fase les


corresponde controlar el cumplimiento de los principios y garantías
establecidos en este Código, en la Constitución de la República, tratados,
convenios o acuerdos internacionales suscritos por la República; y
practicar pruebas anticipadas, resolver excepciones, peticiones de las
partes y otorgar autorizaciones”.
“Artículo 318. Sobreseimiento. El sobreseimiento procede cuando:
1. El hecho objeto del proceso no se realizó o no puede atribuírsele
al imputado;
2. El hecho imputado no es típico o concurre una causa de
justificación, inculpabilidad o de no punibilidad;
3. La acción penal se ha extinguido o resulta acreditada la cosa
juzgada;
4. A pesar de la falta de certeza, no exista razonablemente la
posibilidad de incorporar nuevos datos a la investigación, y no haya
bases para solicitar fundadamente el enjuiciamiento del imputado;
5. Así lo establezca expresamente este Código”.

“Artículo 321. Declaratoria por el Juez de Control. El juez de control,


al término de la audiencia preliminar, podrá declarar el sobreseimiento si
considera que proceden una o varias de las causales que lo hagan
procedente, salvo que estime que éstas, por su naturaleza, sólo pueden ser
dilucidadas en el debate oral y público”.

“Artículo 328. Facultades y cargas de las partes. Hasta cinco días


antes del vencimiento del plazo fijado para la celebración de la audiencia
preliminar, el fiscal, la víctima, siempre que se haya querellado o haya
presentado una acusación particular propia, y el imputado, podrán
realizar por escrito los actos siguientes:
1. Oponer las excepciones previstas en este Código, cuando no
hayan sido planteadas con anterioridad o se funden en hechos nuevos;
2. Pedir la imposición o revocación de una medida cautelar;
3. Solicitar la aplicación del procedimiento por admisión de los
hechos;
4. Proponer acuerdos reparatorios;
5. Solicitar la suspensión condicional del proceso;
6. Proponer las pruebas que podrían ser objeto de estipulación entre
las partes;
7. Promover las pruebas que producirán en el juicio oral, con
indicación de su pertinencia y necesidad;
8. Ofrecer nuevas pruebas de las cuales hayan tenido conocimiento
con posterioridad a la presentación de la acusación fiscal”.

“Artículo 328. Facultades y cargas de las partes. Hasta cinco días


antes del vencimiento del plazo fijado para la celebración de la audiencia
preliminar, el fiscal, la víctima, siempre que se haya querellado o haya
presentado una acusación particular propia, y el imputado, podrán
realizar por escrito los actos siguientes:
1. Oponer las excepciones previstas en este Código, cuando no
hayan sido planteadas con anterioridad o se funden en hechos nuevos;
2. Pedir la imposición o revocación de una medida cautelar;
3. Solicitar la aplicación del procedimiento por admisión de los
hechos;
4. Proponer acuerdos reparatorios;
5. Solicitar la suspensión condicional del proceso;
6. Proponer las pruebas que podrían ser objeto de estipulación entre
las partes;
7. Promover las pruebas que producirán en el juicio oral, con
indicación de su pertinencia y necesidad;
8. Ofrecer nuevas pruebas de las cuales hayan tenido conocimiento
con posterioridad a la presentación de la acusación fiscal”.

“Artículo 329. Desarrollo de la audiencia. El día señalado se realizará


la audiencia en la cual las partes expondrán brevemente los fundamentos
de sus peticiones.
Durante la audiencia el imputado podrá solicitar que se le reciba su
declaración, la cual será rendida con las formalidades previstas en este
Código.
El juez informará a las partes sobre las medidas alternativas a la
prosecución del proceso.
En ningún caso se permitirá que en la audiencia preliminar se planteen
cuestiones que son propias del juicio oral y público”.

“Artículo 330. Decisión. Finalizada la audiencia el juez resolverá, en


presencia de las partes, sobre las cuestiones siguientes, según
corresponda:
1. En caso de existir un defecto de forma en la acusación del fiscal o
del querellante, estos podrán subsanarlo de inmediato o en la misma
audiencia, pudiendo solicitar que ésta se suspenda, en caso necesario,
para continuarla dentro del menor lapso posible;
2. Admitir, total o parcialmente, la acusación del Ministerio Público
o del querellante y ordenar la apertura a juicio, pudiendo el Juez
atribuirle a los hechos una calificación jurídica provisional distinta a la de
la acusación fiscal o de la víctima;
3. Dictar el sobreseimiento, si considera que concurren algunas de
las causales establecidas en la ley;
4. Resolver las excepciones opuestas;
5. Decidir acerca de medidas cautelares;
6. Sentenciar conforme al procedimiento por admisión de los
hechos;
7. Aprobar los acuerdos reparatorios;
8. Acordar la suspensión condicional del proceso;
9. Decidir sobre la legalidad, licitud, pertinencia y necesidad de la
prueba ofrecida para el juicio oral”.

2. Esta Sala, mediante sentencia n° 1303 de 20 de junio de 2005


(caso: Andrés Eloy Dielingen Lozada), que fue dictada con carácter vinculante, expresó,
respecto de la función del juez de control durante al celebración de la audiencia
preliminar, lo siguiente:
“Debe esta Sala señalar previamente, que la fase intermedia del
procedimiento ordinario, es de obligatorio agotamiento en el marco del
actual sistema procesal penal venezolano. Dicha fase se inicia mediante
la interposición de la acusación por parte del Fiscal del Ministerio
Público, a los fines de requerir la apertura de un juicio pleno.
En tal sentido, esta segunda etapa del procedimiento penal, tiene por
finalidades esenciales lograr la depuración del procedimiento, comunicar
al imputado sobre la acusación interpuesta en su contra, y permitir que el
Juez ejerza el control de la acusación. Esta última finalidad implica la
realización de un análisis de los fundamentos fácticos y jurídicos que
sustentan el escrito acusatorio, fungiendo esta fase procesal entonces
como un filtro, a los fines de evitar la interposición de acusaciones
infundadas y arbitrarias.
Es el caso que el mencionado control comprende un aspecto formal y
otro material o sustancial, es decir, existe un control formal y un control
material de la acusación. En el primero, el Juez verifica que se hayan
cumplido los requisitos formales para la admisibilidad de la acusación –
los cuales tienden a lograr que la decisión judicial a dictar sea precisa-, a
saber, identificación del o de los imputados, así como también que se
haya delimitado y calificado el hecho punible imputado. El segundo,
implica el examen de los requisitos de fondo en los cuales se fundamenta
el Ministerio Público para presentar la acusación, en otras palabras, si
dicho pedimento fiscal tiene basamentos serios que permitan vislumbrar
un pronóstico de condena respecto del imputado, es decir, una alta
probabilidad de que en la fase de juicio se dicte una sentencia
condenatoria; y en el caso de no evidenciarse este pronóstico de condena,
el Juez de Control no deberá dictar el auto de apertura a juicio, evitando
de este modo lo que en doctrina se denomina la ‘pena del banquillo’.
Sobre la importancia de esta fase intermedia, ROXIN, haciendo
referencia a la legislación procesal penal alemana, la cual es una
importante fuente de inspiración del sistema procesal penal venezolano,
enseña lo siguiente:
‘La importancia principal del procedimiento intermedio reside en su
función de control negativa: discutiendo la admisibilidad y la necesidad
de una persecución penal posterior por un juez independiente o por un
tribunal colegiado en una sesión a puertas cerradas, se pretende
proporcionar otra posibilidad de evitar el juicio oral, que siempre es
discriminatorio para el afectado. (...)
Por otra parte, la importancia del procedimiento intermedio reside en
que, una vez comunicada la acusación, el imputado recibe nuevamente la
posibilidad de influir en la apertura del procedimiento principal a través
de requerimientos de pruebas y objeciones’. (ROXIN, Claus. Derecho
Procesal Penal. Traducción de la 25ª edición alemana. Editores del
Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 347)

Esta fase intermedia comprende varias actuaciones, las cuales se pueden


sistematizar en tres grupos fundamentales, dependiendo del momento
procesal que les corresponda. Así, tenemos actuaciones previas a la
audiencia preliminar, como lo son la acusación, y el ejercicio por parte
del Fiscal, de la víctima –siempre que se haya querellado o haya
presentado acusación particular propia- y del imputado, de las facultades
que les otorga el artículo 328 del Código Orgánico Procesal Penal. En
segundo lugar, tenemos la audiencia preliminar, cuyo desenvolvimiento
se encuentra regulado en el artículo 329 eiusdem; y por último, los actos
posteriores a la audiencia preliminar, que son los distintos
pronunciamientos que puede emitir el Juez de Control al finalizar dicha
audiencia, con base en los artículos 330 y 331 de dicha ley adjetiva penal.
En lo que se refiere a la audiencia preliminar, debe destacarse que es en
ésta donde se puede apreciar con mayor claridad la materialización del
control de la acusación, ya que en la misma, es donde se lleva a cabo el
análisis de si existen motivos para admitir la acusación presentada por el
Ministerio Público y la de la víctima, si fuere el caso. En este sentido, en
esta audiencia se estudian los fundamentos que tomó en cuenta el Fiscal
del Ministerio Público para estimar que existen motivos para que se
inicie un juicio oral y público contra el acusado, realizando el Juez el
mencionado estudio, una vez que haya presenciado las exposiciones
orales de las partes involucradas en el proceso penal.
Igualmente, se debe analizar en dicha audiencia, entre otras cosas, la
pertinencia y necesidad de los medios de prueba que ofrecen las partes
para que sean practicadas en la etapa del juicio oral y público, así como
las excepciones opuestas por el defensor conforme a lo señalado en el
artículo 328 del Código Orgánico Procesal Penal.

Con relación a la audiencia preliminar, esta Sala, en sentencia N°


452/2004, del 24 de marzo, estableció lo siguiente:
“...es en la audiencia preliminar cuando el Juez de Control determina la
viabilidad procesal de la acusación fiscal, de la cual dependerá la
existencia o no del juicio oral. Es decir, durante la celebración de la
audiencia preliminar se determina –a través del examen del material
aportado por el Ministerio Público- el objeto del juicio y si es “probable”
la participación del imputado en los hechos que se le atribuyen...”
Respecto a los pronunciamientos que el Juez de Control puede emitir al
final de la audiencia preliminar, cabe señalar que el artículo 330 del
Código Orgánico Procesal Penal le confiere una amplia gama de
potestades en este sentido, entre las cuales se encuentra la de
pronunciarse sobre la admisión total o parcial de la acusación del
Ministerio Público o del querellante y ordenar la apertura a juicio
(numeral 2); así como también decidir sobre la legalidad, licitud,
pertinencia y necesidad de las pruebas ofrecidas para el juicio oral
(numeral 9), estableciéndose en el artículo 331 eiusdemla figura del auto
de apertura a juicio, a los fines de canalizar ulteriormente tales
pronunciamientos, entre otros aspectos.
(...)
Ahora bien, el fallo al cual se encuentra referido la última parte del
artículo 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, es aquel en el cual el Juez, una vez examinados los
argumentos de las partes y el acervo probatorio, ha obtenido un grado de
certeza y con base en ello ha construido y declarado la culpabilidad del
acusado. Para tal declaratoria, el órgano jurisdiccional debe haber
previamente comprobado que el hecho es sustancialmente igual a la
descripción fáctica establecida en la ley penal como presupuesto para una
consecuencia jurídica (pena o medida de seguridad). Ello no es otra cosa
que la operación mental denominada SUBSUNCIÓN, es decir,
la vinculación de un hecho con un pensamiento, a los fines de verificar si
los elementos del pensamiento se reproducen en ese hecho. Claro
está, la SUBSUNCIÓN deberá exteriorizarse y plasmarse
en la MOTIVACIÓN de la sentencia. Debe señalarse que lo anterior,
además de ser una exigencia de seguridad jurídica, es un modo de
garantizar el derecho a la defensa de los ciudadanos.
En el campo del Derecho Penal, dicha operación mental se materializa
encuadrando un hecho concreto bajo las categorías de la Teoría
General del Delito, a los fines de comprobar si ese hecho concreto
ostenta las características esenciales de todo delito, claro está, una vez
que se haya determinado cuál es el tipo de la parte especial del Código
Penal -o de la legislación penal colateral-, que deba aplicarse al caso
concreto.
(...)
Visto lo anterior, debe concluirse que la disposición contenida en el
artículo 331 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual establece la
prohibición expresa de apelar contra el auto de apertura a juicio, está en
perfecta armonía con lo dispuesto en el artículo 49.1 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, toda vez que
dicho auto no es un acto en el cual se declara la culpabilidad del acusado;
al contrario, es un auto que simplemente denota un pronóstico de
condena contra dicho acusado, pudiendo ser desvirtuado tal pronóstico en
la fase de juicio, o ser convertido en una verdadera declaratoria de
responsabilidad penal, dependiendo del caso. Debe recordarse que el auto
de apertura a juicio es una actuación propia de la fase intermedia, la cual,
tal como se señaló supra, tiene por finalidad, esencialmente, depurar el
procedimiento, comunicar al imputado sobre la acusación que se ha
interpuesto en su contra, y permitir el control sobre tal acusación”.
(subrayado de la Sala)

El anterior criterio jurisprudencial, había sido expresado ya por esta Sala


en fallo n° 452 de 24 de marzo de 2004 (caso: Leiro Rafael Rodríguez), en el cual se
determinó:
“(...)
Por otra parte, con relación a lo decidido por el Juez de Juicio, en el
presente caso, se observa que es en la audiencia preliminar cuando el juez
de control determina la viabilidad procesal de la acusación fiscal, de la
cual dependerá la existencia o no del juicio oral. Es decir, durante la
celebración de la audiencia preliminar se determina –a través del examen
del material aportado por el Ministerio Público- el objeto del juicio y si
es “probable” la participación del imputado en los hechos que se le
atribuyen; siendo así se estima que, tal como lo apreció el Juez de Juicio,
en caso planteado se causó un perjuicio al imputado al no pronunciarse el
Juez de Control sobre la acusación fiscal” (subrayado de la Sala).

Asimismo esta Juzgadora, en decisión n° 2811 de 7 de diciembre de


2004 (caso: Jaime Emilio Millor Millor), determinó:
“(...)
La audiencia preliminar tiene como objetivo, entre otros, resolver si
existen motivos para admitir la acusación presentada por el Ministerio
Público y la de la víctima, si fuere el caso. Esa resolución es
consecuencia del estudio de los fundamentos que tomó en cuenta el fiscal
del Ministerio Público para estimar que existen motivos para que se
inicie un juicio oral y público contra el acusado, y lo hace el juez una vez
que presencie las exposiciones orales de las partes involucradas en el
proceso penal.
Igualmente, se debe analizar en dicha audiencia, entre otros aspectos, la
pertinencia y necesidad de los medios de prueba que ofrecen las partes
para que sean practicadas en la etapa del juicio oral y público, así como
las excepciones opuestas por el defensor conforme lo señalado en el
artículo 328 del Código Orgánico Procesal Penal.
En fin, en esa audiencia se resuelven todos aquellos obstáculos que
puedan existir antes de que se ordene, en caso de ser procedente, la
apertura del juicio oral y público, por lo que se precisa que ante la
posibilidad de interponer recurso de apelación contra la decisión que
admite la acusación, se debe incluir, además, la impugnación de todo lo
resuelto en la audiencia preliminar (vid. sentencia N° 2562, del 24 de
septiembre de 2003, caso:Ovidio Tocuyo Ford)”. (subrayados de la Sala)

3. En la sentencia que se sometió a revisión, la Sala de Casación


Penal determinó que el Juez Décimo Noveno de Primera Instancia en funciones de
Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas había actuado
fuera de su competencia, cuando “…entró a resolver el fondo de la causa, al resolver la
excepción opuesta, analizando la prueba del contrato suscrito entre la
CLÍNICA VISTA ALEGRE C.A. y la empresa LABORATORIO DE ANÁLISIS
CLÍNICOS VISTA ALEGRE C.A., prueba esta que fue promovida por el Ministerio
Público y los representantes de la víctima en sus respectivas acusaciones y que en esta
etapa del proceso (fase preliminar) no está permitido para el juez analizar y valorar
pruebas, pues es materia de fondo que debe ser debatido (sic) en el juicio oral”.
Respecto de tal afirmación, la Sala debe expresar las siguientes consideraciones:
3.1 Del contenido de las normas que fueron transcritas y de la
jurisprudencia de esta Sala, se determina que, contrariamente a lo que suele afirmarse
algunos tribunales penales, el Código Orgánico Procesal Penal no establece una
prohibición absoluta, al juez de control, de que falle sobre cuestiones que son propias
del fondo de la controversia. Lo que prohíbe la referida ley es que el juez de las fases
preparatoria e intermedia juzguen sobre cuestiones de fondo que son propias y
exclusivas del juicio oral. De allí que materias como la pertinencia, legalidad y
necesidad de la prueba, las excepciones relativas a la extinción de la acción penal
(prescripción de la acción, cosa juzgada), el sobreseimiento (atipicidad de los hechos
que se investigan, concurrencia de una causa de justificación, de inculpabilidad o de no
punibilidad, la inexistencia del hecho objeto del proceso o la no atribuibilidad del
mismo al imputado), son, indiscutible e inequívocamente, materias sustanciales o de
fondo sobre las cuales el juez de control tiene plena competencia para la valoración y
decisión.
3.2 En el asunto bajo estudio, tanto el Juez de Control como los
Jueces de la Corte de Apelaciones dejaron claramente establecido que, tanto la
acusación fiscal como la querella, estaban sustentadas, exclusivamente, en el contrato
mercantil que fue perfeccionado entre los imputados y la supuesta víctima y en el
incumplimiento en el que los primeros habrían incurrido cuando no hubieron satisfecho
las obligaciones a las cuales se habían comprometido mediante el referido vínculo
contractual; de modo que, para la determinación de la viabilidad de la acusación fiscal y
de la acusación privada, era imperativo para el Juez de Control, durante la audiencia
preliminar, que analizara el referido contrato y así pudiera controlar la acusación. Por
otra parte, la defensa de los imputados, había opuesto la excepción que establece el
artículo 28.4, letra c, porque consideró que, tanto la acusación como la querella, estaban
basadas en hechos que no revestían carácter penal.
Así las cosas, el Juez de Control no podía hacer otra cosa que el análisis
del referido contrato para la determinación de si la conducta que fue desplegada por los
imputados se subsumía dentro del tipo penal por el cual habían acusado, tanto el
Ministerio Público como la víctima, o en algún otro delito, lo cual le permitió al a quo
penal el arribo a la conclusión de que los hechos que imputó la acusación no eran de
naturaleza penal, pues el comportamiento que se les atribuyó a los imputados era un
mero incumplimiento de obligaciones contractuales, cuya solución debían ser ventilada
en los tribunales mercantiles, como en efecto la parte querellante había hecho, ya que
fue, justamente, la vía jurisdiccional mercantil la que primero transitó, en octubre de
2002, cuando solicitó el cumplimiento del contrato de servicios profesionales ante el
Juzgado Octavo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y de Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, como quedó advertido en
el fallo de esta Sala, número 2935 de 13 de diciembre de 2004 (caso: CLÍNICA VISTA
ALEGRE, C.A.). Se concluye en consecuencia, que, contrariamente a lo que se juzgó en
el acto jurisdiccional que se revisa, el Juez de Control actuó dentro de los límites de su
competencia y con plena conformidad jurídica, cuando hizo valoración de cuestiones de
fondo, esencial para la conclusión sobre la naturaleza penal de los hechos que fueron
imputados y, por consiguiente, sobre la admisibilidad de la acusación, tal como se lo
ordenan los cardinales 2 y 3 del artículo 330 del Código Orgánico Procesal Penal. Así
se declara.
Por lo que antes fue expuesto, esta Sala Constitucional aprecia que la
Sala de Casación Penal infringió los derechos constitucionales a la tutela judicial
efectiva y al debido proceso de los ciudadanos Francisco Croce Pisani, Carlos Sánchez
y Felipe Ayala; asimismo, que el fallo que es el objeto de la presente revisión se apartó
de la doctrina que esta Sala, de manera consistente, ha expresado en relación con la
competencia material del Juez de Control, en los términos que contienen las decisiones
de esta juzgadora que fueron transcritas ut supra, razones por las cuales estima que el
referido acto jurisdiccional se encuentra subsumido en las hipótesis que esta Sala fijó en
su sentencia número 93 de 6 de febrero de 2001, (caso: CORPOTURISMO), respecto de
la revisión de sentencias definitivamente firmes que preceptúa el artículo 336.10 de la
Constitución de la República, en los términos siguientes:

“Sólo de manera extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional,


esta Sala posee la potestad de revisar lo siguiente:
1. Las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de
cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de
Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del país.
2. Las sentencias definitivamente firmes de control expreso de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas por los tribunales de la
República o las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia.
3. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las
demás Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del
país apartándose u obviando expresa o tácitamente alguna interpretación
de la Constitución contenida en alguna sentencia dictada por esta Sala
con anterioridad al fallo impugnado, realizando un errado control de
constitucionalidad al aplicar indebidamente la norma constitucional.
4. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las
demás Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del
país que de manera evidente hayan incurrido, según el criterio de la Sala,
en un error grotesco en cuanto a la interpretación de la Constitución o
que sencillamente hayan obviado por completo la interpretación de la
norma constitucional. En estos casos hay también un errado control
constitucional”.

Estima igualmente la Sala que la decisión que se revisa constituye un


desacato a la doctrina que estableció dicha juzgadora, a través del fallo que, con fuerza
vinculante, expidió, el 20 de junio de 2005, bajo el n.o 1303; asimismo, que la nulidad
que decretó, respecto del auto por el cual el Juez de Control declaró, dentro de su
competencia, el sobreseimiento de la antes señalada causa penal, lesionó derechos
fundamentales, como la tutela judicial eficaz y al debido proceso, que reconocen los
artículos 26 y 49 de la Constitución, porque dicha decisión obligó a una reposición que,
por ilegal, se subsume en el concepto de inutilidad de tal reposición; asimismo, porque
el efecto de continuación del proceso penal, que derivó del decreto de nulidad del
sobreseimiento en referencia obligó a las partes a una igualmente ilegal e innecesaria
actividad procesal para la sustentación y tramitación de sus respectivas pretensiones y
defensas, todo lo cual implica un grueso error judicial, razón por la cual esta juzgadora
estima que la sentencia que es objeto de la presente revisión, contiene un errado control
de constitucionalidad y, por ello, constituye la actualización del cuarto de los supuestos
que, de acuerdo con la doctrina que, con efecto vinculante, expidió esta Sala, a través de
su precitado fallo n.o 93, el 06 de febrero de 2001, constituyen motivos de activación de
la potestad revisora que el artículo 336.10 de la Constitución confiere a esta Sala. Así se
declara.

VI
DECISIÓN

Por las razones que fueron expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia,
en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la Repúblicapor autoridad
de la Ley, declara que HA LUGAR a la solicitud de revisión constitucional que
intentaron, el 17 de mayo de 2006, los ciudadanos FRANCISCO CROCE PISANI,
CARLOS SÁNCHEZ y FELIPE AYALA contra la sentencia número 96 que
pronunció la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, el 21 de marzo
de 2006. En consecuencia, ANULA el referido fallo y REPONE la causa al estado de
que la Sala de Casación Penal dicte nueva decisión respecto del recurso de casación que
incoaron la representación del Ministerio Público y la víctima, con estricta sujeción a la
doctrina que queda establecida en la presente decisión.
Se ORDENA la remisión de copia certificada de la presente decisión a la
Sala de Casación Penal.

Publíquese y regístrese.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 03 días del mes de
agosto de dos mil seis. Años: 196º de la Independencia y 147º de la Federación.

La Presidenta,
LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO
El Vicepresidente,

JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO

Los Magistrados,

PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ


Ponente

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN


…/

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

PRRH.sn.ar.
Exp. 06-0739

Quien suscribe, Magistrado FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO


LÓPEZ, salva su voto por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora,
con base en las siguientes consideraciones:

En el fallo del cual se disiente se declaró ha lugar la solicitud de revisión de la


sentencia n° 96 dictada el 21 de mazo de 2006, por la Sala de Casación Penal, en la que
se declaró con lugar el recurso de casación interpuesto por la víctima acusadora contra
la sentencia dictada el 12 de agosto de 2005 por la Sala AccidentalCuatro de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, fallo este
último en el cual, a su vez, se declaró sin lugar el recurso de apelación ejercido contra el
auto de sobreseimiento dictado el 13 de julio de 2005, por el Juzgado Décimo Noveno
de Primera Instancia en Función de Control de ese mismo Circuito Judicial Penal.

En efecto, en el punto 3.1 (página 27) de la motivación del proyecto, se afirma


que “… materias como (…) el sobreseimiento (atipicidad de los hechos que se
investigan, concurrencia de una causa de justificación, de inculpabilidad o de no
punibilidad, la inexistencia del hecho objeto del proceso o la no atribuibilidad del
mismo al imputado), son, indiscutible e inequívocamente, materias sustanciales o de
fondo sobre las cuales el juez de control tiene plena competencia para la valoración y
decisión”, y con base en tal afirmación, se declaró ha lugar la solicitud de revisión
planteada.

Ahora bien, quien suscribe no comparte tal resultado decisorio, toda vez
que tal criterio expuesto por la mayoría sentenciadora no resulta acorde con el diseño
del actual proceso penal. En otras palabras, no se considera acertado, a la luz de la
teleología de la fase intermedia del procedimiento ordinario, afirmar libremente y de
forma absoluta que ciertos tópicos que constituyen causales de sobreseimiento, tales
como la atipicidad de los hechos que se investigan, la concurrencia de una causa de
justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad (reflejados todos ellos en el artículo
318.2 del Código Orgánico Procesal Penal), la inexistencia del hecho objeto del proceso
o la no atribuibilidad del mismo al imputado (artículo 318.1 eiusdem), puedan ser
examinados sin discriminación alguna por el Juez de Control en la mencionada fase, ya
que el último aparte del artículo 329 del Código Orgánico Procesal Penal, establece
expresamente la prohibición de plantear en la audiencia preliminar cuestiones propias
del juicio oral y público.
Los aspectos antes referidos pertenecen al ámbito del Derecho penal sustantivo
(por ejemplo, la categoría dogmática de la tipicidad), cuyo examen amerita
necesariamente, en la mayoría de los casos, la realización del debate probatorio, a los
efectos de precisar si tal categoría del edificio conceptual del delito se ha configurado o
no en el caso concreto (por ejemplo, la verificación de la concurrencia de algún
elemento formal del tipo, la determinación de la imputación objetiva de la conducta o
del resultado; o la verificación del tipo subjetivo, a saber, si se ha configurado el dolo o
la culpa). La oportunidad para tal actividad probatoria sólo se puede materializar en la
oportunidad del juicio oral y público, toda vez que es la fase natural del proceso para la
recepción y la valoración de la prueba, no siendo ello posible en la fase intermedia

El fundamento de ello estriba en que el control material de la acusación no


puede comprender el análisis de las referidas cuestiones de fondo, ya que, como se
señaló supra, las mismas implican un debate probatorio, el cual no puede realizarse en
la fase intermedia del proceso.

En este orden de ideas, en sentencia n° 1.303/2005, del 20 de junio, publicada


en la Gaceta Oficial n° 38.219, del 30 de junio de 2005, se estableció que la fase
intermedia del procedimiento penal tiene por finalidades esenciales lograr la depuración
del procedimiento, comunicar al imputado sobre la acusación interpuesta en su contra, y
permitir que el Juez ejerza el control de la acusación.

Respecto a la última de dichas finalidades, cabe referir que en el mencionado


fallo se asentó que el control de la acusación tiene una configuración bífida, a saber, se
materializa conceptualmente en un control formal y en un control material. Es el caso,
que el control material de la acusación implica el examen de los requisitos de fondo en
los cuales se fundamenta el Ministerio Público para presentar la acusación, en otras
palabras, si dicho pedimento fiscal tiene basamentos serios que permitan vislumbrar un
pronóstico de condena respecto del imputado, es decir, una alta probabilidad de que en
la fase de juicio se dicte una sentencia condenatoria; y en el caso de no evidenciarse este
pronóstico de condena, el Juez de Control no deberá dictar el auto de apertura a juicio,
ello a los fines de evitar la interposición de acusaciones infundadas y arbitrarias.

La oportunidad procesal donde puede palparse con mayor claridad


el mencionado control de la acusación, es la audiencia preliminar, ya que
en ésta es donde se lleva a cabo el análisis de si existen motivos para
admitir la acusación presentada por el Ministerio Público y la de la
víctima, si fuere el caso. En este sentido, en esta audiencia se estudian
los fundamentos que tomó en cuenta el Fiscal del Ministerio Público para
estimar que existen motivos para que se inicie un juicio oral y público
contra el acusado, realizando el Juez el mencionado estudio, una vez que
haya presenciado las exposiciones orales de las partes involucradas en el
proceso penal.

Dicho lo anterior, llama poderosamente la atención a este Magistrado, la


interpretación que, al parecer, se le ha querido dar al criterio jurisprudencial antes
expuesto. En tal sentido, debe aclararse, en aras de evitar futuras confusiones respecto a
los alcances de tal criterio, que el hecho de que el control material de la acusación
implique el examen por parte del Juez de Control de los fundamentos fácticos y
jurídicos que sustentan tal acto conclusivo, no implica que a través del mismo puedan
dilucidarse cuestiones de fondo que ameriten un debate probatorio; sino que, por el
contrario, dicho control tiende a evitar acusaciones infundadas, como lo sería, por
ejemplo, aquella en la que se pretenda solicitar el enjuiciamiento de una persona y el
acusador no aporte ninguna prueba, o que aporte pruebas, pero éstas evidente y
claramente carezcan de la suficiente solidez para generar un pronóstico de condena en
contra de aquélla; o aquella en la que se solicite el enjuiciamiento de un ciudadano por
la comisión de una figura punible inexistente en nuestro ordenamiento jurídico-penal.
Tales supuestos no ameritan un debate probatorio, y por ende el Juez podrá ejercer
respecto a ellos, en la audiencia preliminar, su facultad de control a los fines de evitar la
vulneración que una condena dictada en esos términos, podría ocasionarle a los
principios de presunción de inocencia y de legalidad penal, cristalizándose y
concretándose tal interdicción de la arbitrariedad en la potestad jurisdiccional de dictar
el sobreseimiento de conformidad con el artículo 321 del Código Orgánico Procesal
Penal, el cual reza de la siguiente forma:

Artículo 321. Declaratoria por el Juez de Control. El juez de control,


al término de la audiencia preliminar, podrá declarar el sobreseimiento si
considera que proceden una o varias de las causales que lo hagan
procedente, salvo que estime que éstas, por su naturaleza, sólo pueden
ser dilucidadas en el debate oral y público (Resaltado del presente
voto).

Esta norma debe concatenarse con lo dispuesto en el último aparte del artículo
329 eiusdem, según el cual:

Artículo 329. Desarrollo de la audiencia. El día señalado se realizará la


audiencia en la cual las partes expondrán brevemente los fundamentos de
sus peticiones.
Durante la audiencia el imputado podrá solicitar que se le reciba su
declaración, la cual será rendida con las formalidades previstas en este
Código.
El juez informará a las partes sobre las medidas alternativas a la
prosecución del proceso.
En ningún caso se permitirá que en la audiencia preliminar se
planteen cuestiones que son propias del juicio oral y
público (Resaltado del presente voto).

Del contenido de las citadas disposiciones normativas, se desprende entonces


que las cuestiones de fondo que evidentemente sí ameriten un debate probatorio sólo
podrán ser objeto de análisis en la fase de juicio del proceso, toda vez que es en ella
donde se manifiestan en su esplendor los principios deinmediación, concentración,
contradicción y oralidad que informan el proceso penal venezolano. En caso contrario,
es decir, que se trate de cuestiones que no ameriten tal manifestación de la actividad
probatoria, podrán ser resueltas en la audiencia preliminar, y en caso que el examen de
las mismas genere en el Juez un estado de certeza negativa, podrá dictar el
sobreseimiento, clausurando así el proceso respecto al beneficiario de este
pronunciamiento jurisdiccional.

En el presente caso, el aspecto a dilucidarse es la tipicidad (la configuración o no


del tipo objetivo), específicamente, si el hecho que inició la investigación es
sustancialmente igual a la descripción fáctica establecida en la ley penal como
presupuesto para una consecuencia jurídica, siendo que en el caso de autos, dicha
hipótesis es la que corresponde al delito de apropiación indebida calificada previsto y
sancionado en el artículo 470 del Código Penal vigente para la época de comisión del
hecho.

A los efectos de verificar lo anterior, el órgano jurisdiccional debía llevar a cabo


la subsunción de los hechos en la norma (la subsunción es la operación mental en virtud
de la cual se vincula un hecho con un pensamiento, a los fines de verificar si los
elementos del pensamiento se reproducen en ese hecho), y para ello, vistas las
particularidades y la complejidad que presenta el caso de autos, resultaban
imprescindibles la revisión y la valoración judicial del acervo probatorio, así como
también el respectivo debate –ello para garantizar la vigencia del principio de seguridad
jurídica y del derecho a la defensa-, lo cual sólo podía realizarse, de conformidad con lo
antes señalado, en la fase de juicio, no encajando tal supuesto en el ámbito del control
material de la acusación propio de la audiencia preliminar –tal como lo estimó la
mayoría sentenciadora-.

Por otra parte, en el fallo del cual se disiente, se señaló que es doctrina
consistente de esta Sala, la competencia del Juez de Control para revisar aspectos de
fondo. Quien suscribe estima que no resulta acertado formular tal afirmación, ya que tal
criterio no es doctrina consistente, ni pacífica, ni reiterada de esta Sala, lo cual puede
evidenciarse, por ejemplo, de la sentencia n° 1.655/2005, del 25 de julio. (Resaltado del
presente voto)

Siendo así, y con base en las anteriores planteamientos, quien suscribe no


comparte el resultado decisorio al cual se arribó en la presente decisión, razón por la
cual se considera que la sentencia de la Sala de Casación Penal se encuentra ajustada a
derecho, y por ende, la presente solicitud debió ser declarada no ha lugar.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut supra.

La Presidenta,
LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO
El Vicepresidente,

JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO

Los Magistrados,

PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ


Disidente

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

FACL/
Exp. n° 06-0739
SALA CONSTITUCIONAL
Exp. N°11-0272

Magistrado Ponente: JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

Exp. 11-0272

El 16 de febrero de 2011, los abogados Pedro Jesús López y Jimis Edixón


Chaparro, inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los Nros:
143.707 y 145.799, respectivamente, en su carácter de defensores de los
ciudadanos MARÍA ROSMARI JAIME y VICTOR MANUEL LUQUE JAIME,
titulares de las cédulas de identidad Nros: V-5.386.364 y V-20.519.564,
respectivamente, interpusieron ante esta Sala acción de amparo constitucional contra la
decisión dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas, el 17 de enero de 2011, mediante la cual
declaró sin lugar el recurso de apelación ejercido por los prenombrados defensores
contra el auto del 03 de noviembre de 2010, en el cual el Juzgado Primero de Primera
Instancia en Funciones de Control del señalado Circuito Judicial Penal, entre otros
pronunciamientos, decretó medida de privación judicial preventiva de libertad contra
sus defendidos y declaró sin lugar la solicitud de nulidad del acta policial suscrita por
los funcionarios policiales aprehensores.

El 22 de febrero de 2011, se dio cuenta en Sala del expediente relativo a la acción


ejercida, designándose como ponente al Magistrado quien, con tal carácter, suscribe el
presente fallo.
Realizado el estudio del caso, pasa esta Sala a dictar sentencia, previo análisis de las
consideraciones siguientes:

ANTECEDENTES DEL CASO

El 29 de octubre de 2010, la Fiscal Décima Cuarta del Ministerio Público de la


Circunscripción Judicial del Estado Barinas de conformidad con lo establecido en el
encabezamiento del artículo 373 del Código Orgánico Procesal Penal, presentó ante el Juzgado
Primero de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal de la señalada
Circunscripción Judicial, a los ciudadanos Víctor Manuel Luque Jaime, María Rosmari Jaime y
Nelber Manuel Moreno Rodríguez, quienes habían sido aprehendidos por funcionarios
adscritos a la Zona Policial Nro. 03 de las Fuerzas Armadas Policiales del Estado Barinas, por la
presunta comisión de los delitos de ocultamiento ilícito de sustancias estupefacientes y
psicotrópicas y resistencia a la autoridad y, en consecuencia, solicitó la calificación de
flagrancia de dicha aprehensión, la aplicación del procedimiento ordinario y el decreto de
privación judicial preventiva de libertad.

El 30 de octubre de 2010, se celebró la audiencia oral de presentación de los imputados


y, una vez finalizada la misma, la Juez del referido Juzgado Primero de Primera Instancia en
Funciones de Control dictó -entre otros- los pronunciamientos siguientes: 1) calificó la
aprehensión de los ciudadanos Víctor Manuel Luque Jaime, María Rosmari Jaime y Nelber
Manuel Moreno Rodríguez, como flagrante de conformidad con lo establecido en el artículo
248 del Código Orgánico Procesal Penal; 2) decretó la medida de privación judicial preventiva
de libertad solicitada por la representación del Ministerio Público, por la presunta comisión de
los delitos de ocultamiento ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y resistencia a
la autoridad; 3) acordó la aplicación del procedimiento ordinario; y, 4) declaró sin lugar la
solicitud de la defensa de la nulidad del acta policial suscrita por los funcionarios
aprehensores. Asimismo, acordó que el auto fundado contentivo de los pronunciamientos
antes reseñados se publicaría dentro del lapso legal, lo cual consecuentemente se efectuó el
03 de noviembre de 2010.

El 10 de noviembre de 2010, los abogados Pedro Jesús López y Jimis Edixón Chaparro,
en su carácter de defensores de los ciudadanos María Rosmari Jaime y Víctor Manuel Luque
Jaime, de conformidad con lo establecido en el artículo 447, numerales 4 y 5, del Código
Orgánico Procesal Penal, ejercieron recurso de apelación contra el referido auto del 03 de
noviembre de 2010, con fundamento en lo siguiente:

(…) El día de la celebración de la Audiencia de Calificación de Flagrancia (sic) se le


solicitó a la Jueza la Nulidad (sic) de las actuaciones practicadas por los
funcionarios (…) adscritos a la fuerzas armadas policiales (sic) por no cumplir con
los requisitos esenciales para su ejecución (…). En el presente caso nos
encontramos con un caso de nulidad absoluta e insaneable (sic) que fue
previamente solicitada ante la Juzgadora de Control (…)

La (…) Jueza califica flagrante la aprehensión de la ciudadana MARÍA ROSMARI


JAIME, en el presente caso, contra la referida ciudadana no se dan los supuestos
de flagrancia que establece el artículo 248 (…) cuando se procede a la
aprehensión de un ciudadano en flagrancia, debe entenderse que todos los
elementos que se tienen hasta ese momento son suficientes para el
esclarecimiento de la verdad de los hechos (…) de lo contrario, la privación de
libertad que ocurra en esos casos se encuentra viciada de nulidad absoluta por
violación a las garantías constitucionales sobre (sic) la libertad y el debido
proceso (…). Por ello estimamos que la privación de libertad que pesa sobre la
ciudadana (…) se encuentra viciada de nulidad absoluta (…). En este mismo
orden de ideas, al ser una prueba ilícita apreciada para decretar una flagrancia al
ciudadano VÍCTOR MANUEL LUQUE JAIME, se viola la disposición contenida en el
artículo 197 del Código Orgánico Procesal Penal sobre la licitud de la prueba (…)
la decisión dictada, carece de motivación suficiente para decretar una medida
cautelar privativa de libertad y he allí la errónea apreciación de un elemento de
convicción viciado de nulidad absoluta, del cual (sic) fue solicitado y negado en la
misma oportunidad, además de ello la recurrida solo se limita a transcribir los
elementos de convicción traídos por la Fiscalía del Ministerio Público sin hacer el
análisis respectivo de ellos, sin establecer el porqué con cada uno de esos
elementos de convicción le establece responsabilidad penal a nuestros
defendidos, lo que la jueza no hizo, incurriendo por ello en el vicio de
inmotivación de lo cual toda decisión debe carecer (sic) (Mayúsculas de los
apelantes)

El 09 de diciembre de 2010, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la


Circunscripción Judicial del Estado Barinas, vista la certificación suscrita por la Secretaria del
Juzgado Primero de Primera Instancia en Funciones de Control del señalado Circuito Judicial
Penal, de los días de despacho transcurridos a partir del 30 de octubre de 2010, oportunidad
en la cual se llevó a cabo la audiencia oral de presentación de los imputados, hasta el día en
que fue ejercido el recurso de apelación, declaró inadmisible, por extemporáneo, dicho
recurso de apelación por cuanto los defensores privados lo interpusieron: (…) “el día diez (10)
de Noviembre (sic) del mismo año, es decir, a la octava audiencia”.

El 10 de diciembre de 2010, la defensa de los hoy accionantes de conformidad con lo


establecido en el artículo 444 del Código Orgánico Procesal Penal, interpusieron recurso de
revocación contra el auto que declaró inadmisible el recurso de apelación, debido a que la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas
había incurrido en un error cuando efectuó el cómputo de los días de despacho transcurridos.

El 16 de diciembre de 2010, la Corte de Apelaciones referida declaró con lugar el


recurso de revocación interpuesto, revocó por contrario imperio el auto en el que declaró
inadmisible el recurso de apelación ejercido y, en consecuencia, admitió dicha apelación, con
fundamento en las consideraciones siguientes:

(…) esta Corte considera que el recurrente interpuso dentro del lapso legal el
recurso de apelación (…) ya que si contamos, a partir del día siguiente desde la
publicación del auto, comenzaría a transcurrir el lapso de apelación desde el día
cuatro (04) de noviembre de 2010 (primero), cinco (05) de noviembre de 2010
(segundo), ocho (08) de noviembre de 2010 (tercero), nueve (09) de noviembre
de 2010 y (sic) diez (10) de noviembre de 2010 (quinto) siendo interpuesto el
recurso de apelación el día quinto que fue el 10.11.2010 (sic), estando dentro del
lapso legal. Asimismo, se observa que el recurrente interpuso el recurso de
apelación el día quinto (…) de donde infiere esta Sala que la apelación fue
interpuesta dentro del lapso legal establecido; sin embargo, se evidencia el
interés procesal del recurrente de impugnar el acto que le causa agravio, por lo
que no debe declarar extemporáneo, como justo reconocimiento y respeto al
principio de la tutela judicial efectiva.

El 17 de enero de 2011, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la


Circunscripción Judicial del Estado Barinas declaró sin lugar la apelación ejercida contra
el auto del 03 de noviembre de 2010, mediante el cual el Juzgado Primero de Primera
Instancia en Funciones de Control del señalado Circuito Judicial Penal -entre otros
pronunciamientos- decretó medida de privación judicial preventiva de libertad contra
los ciudadanos María Rosmari Jaime y Víctor Manuel Luque Jaime y negó la solicitud de
nulidad del acta policial suscrita por los funcionarios policiales aprehensores y, en
consecuencia, confirmó el referido decreto judicial.

II

DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL

En el escrito de solicitud de amparo, los defensores de los accionantes refirieron lo


siguiente:

Que, la acción de amparo constitucional a su criterio: (…) “es la única vía, como
expedita y necesaria, en virtud de la Declaratoria Sin Lugar (sic) en fecha 17/01/2011 del
Recurso de Apelación (sic) del auto interpuesto por esta Defensa (sic) en fecha 10/11/2010”.

Que, la decisión dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas, incurre en una serie de violaciones al debido
proceso y a la tutela judicial efectiva, por lo cual la defensa la consideró: (…) “como aberrante y
un adefesio jurídico”.

Asimismo, puntualmente manifestaron lo siguiente:

El artículo 450 del Código Orgánico Procesal Penal, señala tácitamente, que
cuando el recurrente promueve pruebas, la alzada debe señalar en el auto de
admisión si las admite por considerarlas pertinentes o por el contrario no las
considera pertinentes ni útiles; en el primer caso, de ser admitidas, la corte de
apelaciones (sic) debe fijar una audiencia y en el segundo supuesto no es
necesaria. Siendo este artículo de tal connotación, que el mismo debe aplicarse
de manera taxativa cuando se promuevan pruebas; en el presente caso se violó
el debido proceso por cuanto se evidencia del auto de admisión, que la Corte de
Apelaciones no dijo nada en cuanto a las pruebas ni mucho menos fijó audiencia
(sic) a que se refiere este artículo.

Que, conforme a lo textualmente indicado por la defensa:

Por otra parte, el mismo artículo señala que cuando se apela en relación al
ordinal 4º (sic) de la Norma Adjetiva Penal (sic) los lapsos, es decir, de diez (10)
días deben reducirse a la mitad; es decir, a cinco (05) días, por cuanto hay
personas privadas de su libertad, pudiéndose observar que al igual la Corte de
Apelaciones obvió reducir el lapso a la mitad, pronunciándose que se dictaría la
respectiva decisión dentro de los diez (10) días siguientes al acto de admisión.

Que, tal y como se reproduce del escrito de amparo:

Con tal decisión los jueces de la accionada se apartaron del procedimiento


establecido en la ley que ordenaba, en presencia de las pruebas promovidas por
esta defensa, emitir pronunciamiento y fijar la oportunidad para la celebración
de la audiencia oral, y nos colocó en total estado de indefensión, pues nos
cercenó el derecho a evacuar las pruebas promovidas, como lo autoriza en el
caso, el artículo 450 del Código Orgánico Procesal Penal (…). En el caso concreto,
la inobservancia anotada, relativa a la falta de pronunciamiento sobre la
estimación (sic) o desestimación de las pruebas promovidas por esta defensa, y
de la fijación de la audiencia oral (…) implica la violación del derecho
constitucional a la defensa (…).
Que, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del Estado Barinas, incurre en una evidente violación del domicilio protegido
constitucionalmente, por cuanto, conforme lo expresó puntualmente la defensa:

(…) la violación aludida surgió del hecho de que la accionada no tomara en


cuenta las pruebas promovidas en el recurso de apelación de autos (sic), pero
que si tomó en cuenta los supuestos elementos de convicción traídos al proceso
por la representación fiscal, entrando además a analizarlos como si fuese un
Tribunal de Primera Instancia resolviendo y adelantando opinión con respecto a
la privación y considerando llenos los extremos del artículo 250 del Código
Orgánico Procesal Penal, violentando con ello, entre otras cosas (sic) el Principio
de la doble Instancia (sic) que todo Justiciable (sic) merece (…).

Igualmente señaló la defensa que la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de
la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, incurrió en un error judicial por las razones
siguientes:

La accionada hace referencia al (sic) recurso de apelación, entre otras cosas,


incurriendo en errores graves, al hacer consideraciones de fondo que solo le es
dado al Tribunal de Primera Instancia quien es el que tiene la inmediación y
conoce por ende de los hechos objeto de todo el proceso penal en la fase de
investigación (…). La accionada afirma que se trató de una persecución en
caliente de dos ciudadanos aprehendidos, cuando primero señaló que uno de
ellos fue aprehendido; es más si se trató de la persecución de dos ciudadanos,
entonces porqué convalido la aprehensión de la ciudadana MARÍA ROSMARI
JAIMES? (…). La accionada viola el principio de la Doble Instancia (sic) al afirmar:
“…Por otra parte se desprende de las actuaciones cursantes a la compulsa que
existen fundados y suficientes elementos de convicción para estimar la autoría
o participación de los ciudadanos (…) que de hecho sirvieron de base al fiscal
del Ministerio Público para la presentación de los mismos ante el Tribunal A-
Quo (sic)…”. Es decir; ya se les condenó (Mayúscula y negritas de la defensa).

De esta manera, quienes intentan la acción de amparo denuncian ante esta Sala la
violación de los artículos 26 y 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
por cuanto la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del
Estado Barinas no se pronunció sobre las pruebas promovidas y no se obtuvo una adecuada
respuesta en cuanto a los medios de prueba ofrecidos.

III

DE LA DECISIÓN ACCIONADA

El 17 de enero de 2011, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la


Circunscripción Judicial del Estado Barinas, declaró sin lugar el recurso de apelación
ejercido por la defensa de los ciudadanos María Rosmari Jaime y Víctor Manuel Luque
Jaime, contra el auto del Juzgado Primero de Primera Instancia en Funciones de Control
del señalado Circuito Judicial Penal, del 03 de noviembre de 2010, en el cual, entre
otros pronunciamientos, decretó medida de privación judicial preventiva de libertad
contra los prenombrados ciudadanos y negó la solicitud de nulidad del acta policial
suscrita por los funcionarios policiales aprehensores.

La referida Corte de Apelaciones abordó los motivos de la impugnación, señalando


textualmente lo siguiente:
(…) el allanamiento de la vivienda donde residía la ciudadana Maria Rosmari
Jaime, fue producto de una persecución en caliente de dos ciudadanos
aprehendidos en fecha 28-10-2010, cuando los funcionarios policiales se
encontraban en labores de patrullaje, estos ciudadanos se introdujeron a la
vivienda de la ciudadana Maria Rosmari Jaime, dándose a la fuga por la parte de
atrás de la casa, logrando aprehender al ciudadano Nelber Rodríguez,
realizándole una inspección de personas amparados en el articulo 205 del
Código Orgánico Procesal Penal, a quien le incautaron sustancia ilícita, de allí
devino la revisión del inmueble, ya que los funcionarios observan un rancho en la
parte de atrás de la vivienda que funge como cocina y en presencia de dos
testigos incautaron sobre una silla once (11) envoltorios de la presunta droga
denominada cocaína y dos (02) envoltorios de marihuana, siendo aprehendida la
ciudadana María Rosmari Jaime quien se encontraban en la vivienda. Así mismo,
se puede observar que el referido allanamiento fue ejecutado a los fines de
evitar que los elementos de prueba desaparecieran, en este sentido los
funcionarios policiales están facultados para aprehender en situación flagrante,
practicar revisiones, así como cualquier otro acto previo de verificación. En este
punto especifico conviene destacarse, que los organismos de investigación en el
presente caso actuaron amparados en la excepción que contempla el artículo
210 del Código Orgánico Procesal Penal, que se restringe a dos situaciones, entre
ellas: 1.- para impedir la perpetración de un delito ya que en el caso bajo estudio
se encontraba realizando labores de patrullaje y se encuentran estas personas
en situación de flagrancia. Debiendo dejar constancia que efectivamente el
allanamiento realizado, contó con la presencia de dos testigos hábiles, y cumplió
con su función toda vez que fue incautada la sustancia ilícita.
Es necesario traer a colación, que efectivamente la legislación venezolana
garantiza el derecho a la inviolabilidad del domicilio, lo cual garantiza el ámbito
de privacidad de las personas dentro de un espacio individualmente delimitado y
las protege contra las agresiones de otras personas, incluso de la autoridad
pública, sin embargo se debe dejar constancia que la inviolabilidad del domicilio
tiene sus excepciones, establecido en el articulo 210 del Código Orgánico
Procesal Penal, es por ello, que la denuncia planteada en estos términos debe
ser declarada sin lugar y así se declara.

Seguidamente en lo referente a la denuncia de la improcedencia de la calificación de la


detención de la ciudadana María Rosmari Jaime, como flagrante, expresamente indicó lo
siguiente:
Exponen que en la calificación de flagrancia (sic) en la aprehensión de la
ciudadana María Rosmari Jaime, no se dan los supuestos que establece el
artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal, en este mismo sentido alegan,
que la privación de libertad que pesa sobre la ciudadana ya citada se encuentra
viciada de nulidad absoluta, por violación a las garantías constitucionales sobre
libertad y debido proceso. La Sala, para decidir, observa: El artículo 248 del
Código Orgánico Procesal Penal establece: “Para los efectos de este Capitulo se
tendrá como delito flagrante el que se esté cometiendo o el que acaba de
cometerse. También se tendrá como delito flagrante aquel por el cual el
sospechoso se vea perseguido por la autoridad policial, por la víctima o por el
clamor público, o en el que se le sorprenda a poco de haberse cometido el hecho,
en el mismo lugar o cerca del lugar donde se cometió, con armas, instrumentos u
otros objetos que de alguna manera hagan presumir con fundamento que él es el
autor…”

…omissis…

De lo anteriormente transcrito se deduce que (…) dentro del supuesto de


flagrancia la simple sospecha de que se esté perpetrando un delito; y con
respecto al mismo, se observa que en el presente caso, el Tribunal de Instancia
consideró que la sospecha deviene de que los funcionarios actuantes se
encontraban realizando labores de patrullaje por la calle 10 Avenida 2 del Barrio
José Gregorio (sic), del Municipio Pedraza del Estado Barinas cuando observan
dos ciudadanos quienes al notar la presencia policial, uno de ellos hizo un
movimiento llevándose su mano al bolsillo, tratándose de sacar algo, al mismo
tiempo que ambos se introdujeron corriendo a una vivienda, ingresaron al
inmueble amparados en el articulo 210 ordinal 2° (sic) del Código Orgánico
Procesal Penal, estos ciudadanos salieron por la parte de atrás logrando los
funcionarios aprehender a Nelber Rodríguez, a quien al efectuarle la inspección
de personas amparados en el articulo 205 ejusdem (sic) lograron incautarle la
presunta droga. Así mismo quedó aprehendida la ciudadana María Rosmari
Jaime por cuanto al hacer la revisión del inmueble amparados en el articulo 210
ordinal 2° (sic) en presencia de dos testigos incautan sustancia ilícita (droga)
sobre una silla de plástico; de allí considero el a quo que se configuró la sospecha
de que dicha ciudadana es propietaria de la presunta droga.

Así las cosas, observa esta Alzada que (…) no le asiste la razón a la recurrente al
manifestar que la decisión judicial se basó en elementos realizados en
contravención a normas y garantías constitucionales.
Finalmente la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Estado Barinas, indicó lo siguiente:

(…) En cuanto al punto de denuncia relacionado con que (sic) la decisión dictada
carece de motivación suficiente para decretar una medida cautelar privativa de
libertad, sosteniendo que existe la errónea apreciación de un elemento de
convicción viciado de nulidad absoluta (…) corresponde a esta Alzada determinar
(…) si le asiste o no la razón a la (sic) apelante

…omissis…

El delito de OCULTAMIENTO ILÍCITO AGRAVADO SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES


Y PSICOTROPICAS (sic) no se encuentra evidentemente prescrito y de
conformidad al segundo aparte del artículo 149 de la Ley Orgánica de Drogas
(sic) merece una pena privativa de libertad de Ocho (08) a Doce (12) Años de
Prisión (sic), y el mismo fue admitido por el Jueza de Control en la Audiencia de
Presentación de los Imputados (sic) como la calificación jurídica aplicable a los
hechos.

Por otra parte se desprende de las actuaciones cursantes a la compulsa que


existen fundados y suficientes elementos de convicción para estimar la autoría o
participación de los ciudadanos Maria Rosmari Jaime y Víctor Manuel Luque
Jaime, que de hecho sirvieron de base al Fiscal del Ministerio Público para la
presentación de los mismos ante el Tribunal A-quo (sic), tales como:

…omissis…

Aunado a los elementos de convicción señalados, cabe observar el tercer


requisito establecido en el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal,
referido al peligro de fuga, en este sentido el delito de OCULTAMIENTO ILÍCITO
AGRAVADO DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTROPICAS, de
conformidad al artículo 149 en su segundo aparte, establece una pena de prisión
de Ocho (08) a Doce (12) años (sic), pudiendo entonces estimarse la presunción
de peligro de fuga, así como de obstaculización, poniendo en peligro la
investigación, la verdad de los hechos y la realización de la justicia (…).

Al respecto del anterior señalamiento, cabe destacar que la presente causa se


encuentra en etapa de investigación, por lo cual debemos apegarnos a las
actuaciones cursantes al expediente, y corresponderá en el transcurso de Íter
Procesal (sic) determinar sobre la culpabilidad o no de los imputados de autos
(…) en el presente caso, dada la pena que podría llegar a imponerse, el delito
presuntamente cometido y el bien jurídico tutelado, lo ajustado a derecho es
mantener en contra de los ciudadanos María Rosmari Jaime y Víctor Manuel
Luque, la Medida de Privación Judicial Preventiva de Libertad (sic) que les fuera
decretada en fecha 03 de Octubre de 2010 por el Tribunal Primero de Primera
Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Barinas.

Avista la Sala que, ante la decisión del Tribunal Primero de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Barinas, de decretar
la Medida de Privación Judicial Preventiva de Libertad (sic) a los ciudadanos
Maríaa Rosmari Jaime y Víctor Manuel Luque, la defensa dispone de los
mecanismos procesales respectivos para obtener la sustitución de la medida de
coerción personal que actualmente cuestiona, aunado a que, los imputados de
autos (las veces que así lo deseen) y su defensa disponen de la posibilidad de
solicitar la revisión de la medida que pesa en su contra, tal como lo dispone el
artículo 264 del Código Orgánico Procesal Penal, con lo cual no se vislumbra la
existencia del gravamen irreparable mencionado por el recurrente como base de
su recurso ya que la decisión dictada por el Juzgado A-Quo (sic), no es definitiva,
sino que por el contrario puede ser sometida a examen y revisión a petición de
parte e incluso de oficio por parte de la Jueza en el devenir del proceso
(Mayúsculas de la Corte de Apelaciones).

IV

DE LA COMPETENCIA

Corresponde a la Sala pronunciarse respecto de su competencia para conocer de la


presente acción de amparo constitucional, para lo cual observa que conforme al artículo 25,
numeral 20, de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, esta Sala es competente para
conocer de las acciones autónomas de amparo constitucional contra: “las decisiones que
dicten, en última instancia, los juzgados superiores de la República, salvo contra la de los
Juzgados Superiores en lo Contencioso Administrativo”.

Atendiendo a dicha normativa, y a lo dispuesto en el artículo 4 de la Ley Orgánica de


Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, visto que la sentencia contra la cual se
ejerce la presente acción de amparo fue dictada por una Corte de Apelaciones en lo Penal,
concretamente, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del Estado Barinas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia resulta
competente para conocer en primera y única instancia de la acción interpuesta. Así se declara.
V

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Determinada la competencia, pasa la Sala a pronunciarse sobre la admisibilidad de la acción de amparo


constitucional interpuesta y, al efecto, observa lo siguiente:

Tal y como antes se señaló, la presente acción de amparo constitucional tiene


por objeto la decisión que, en alzada, dictó la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, el 17 de enero de 2011, que
declaró sin lugar la apelación ejercida por los abogados Pedro Jesús López y Jimis
Edixón Chaparro, en su carácter de defensores de los ciudadanos María Rosmari Jaime
y Víctor Manuel Luque Jaime, contra el auto del Juzgado Primero de Primera Instancia
en Funciones de Control del señalado Circuito Judicial Penal, del 03 de noviembre de
2010, en el cual, entre otros pronunciamientos, decretó medida de privación judicial
preventiva de libertad contra los prenombrados ciudadanos y negó la solicitud de
nulidad del acta policial suscrita por los funcionarios policiales aprehensores.

Los prenombrados abogados sustentaron la acción ejercida en la violación de los


derechos a la defensa, al debido proceso y a la tutela judicial efectiva que se configuró,
a su criterio, cuando la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas, supuestamente agraviante, al momento de
dictar su decisión, no cumplió con el procedimiento establecido en el artículo 450 del
Código Orgánico Procesal Penal relativo a la admisibilidad de la apelación de autos,
incurriendo, además, en el vicio de inmotivación de la sentencia.

Ahora, del análisis de la demanda de amparo se pudo determinar que la misma


cumple con los requisitos exigidos en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así mismo, no existe ninguna de las
causales de inadmisibilidad previstas en el artículo 6 “eiusdem”, y se ha acompañado
con dicha demanda, copia certificada de la decisión objeto de la acción de amparo
interpuesta, todo lo cual conlleva a su admisibilidad, así como tampoco están presentes
las causales de inadmisibilidad establecidas en el artículo 133 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, y así se declara.

Ahora bien, como quiera que el amparo se ejerció contra un acto que emana de un
órgano jurisdiccional, la acción de amparo interpuesta es la prevista en el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, que establece:

Artículo 4. Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la


República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u
ordene un acto que lesione un derecho constitucional.

En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un Tribunal


Superior al que emitió el pronunciamiento, que decidirá en forma breve, sumaria
y efectiva.

Atendiendo a lo dispuesto en dicha norma, esta Sala estima necesario reiterar una vez
más el criterio referido sostenido en sentencia N° 1.019 del 11 de agosto de 2000,
caso: “Nardo Antonio Zamora”, en cuanto a los presupuestos especiales para la procedencia
de este tipo de amparo, sentencia en la que se estableció lo siguiente:

Del análisis del artículo transcrito, y buscando salvaguardar la integridad de la


cosa juzgada y, por tanto, la seguridad jurídica, la jurisprudencia patria ha
señalado que para que proceda la acción de amparo contra actos
jurisdiccionales deben concurrir las siguientes circunstancias: (i) que el juez del
cual (sic) emanó el acto presuntamente lesivo haya incurrido en una grave
usurpación de funciones o abuso de poder (incompetencia sustancial); aunado a
ello, (ii) que tal proceder ocasione la violación de un derecho constitucional
(acto inconstitucional), lo que implica que no es recurrible por amparo aquella
decisión que simplemente desfavorece a un determinado sujeto procesal; y,
finalmente, como requisito adicional (iii) que se hayan agotado todos los
mecanismos procesales existentes, o que los mismos resulten inidóneos para
restituir o salvaguardar el derecho lesionado o amenazado.
Este criterio fue reiterado en las sentencias Nros. 1250 del 7 de octubre de 2009,
caso: “Jesús Alberto Mena” y 1009 del 26 de octubre de 2010, caso:“Francisco Jiménez
Villalba”, conforme a lo cual esta Sala, en innumerables decisiones, ha señalado que la
solicitud de amparo incoada, con base en el citado artículo 4, debe precisar no sólo la
actuación que se encuentre fuera de la competencia del órgano jurisdiccional denunciado
como agraviante, sino que, además, debe indicar de qué manera dicha actuación vulnera
derechos constitucionales del accionante.

En el presente caso, aprecia la Sala que la parte accionante denunció una supuesta
inmotivación del fallo de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas, así como el presunto incumplimiento del trámite
establecido en el artículo 450 del Código Orgánico Procesal Penal, específicamente porque no
se pronunció respecto a las pruebas ni convocó a una audiencia oral.

Al respecto, esta Sala observa que del texto de la sentencia accionada se evidencia que
la referida Corte de Apelaciones actuó dentro de los límites de su competencia y sin abuso de
poder, toda vez que conoció en alzada del recurso de apelación contra la decisión de primera
instancia, señalando las razones de hecho y de derecho por las cuales desestimó las denuncias
formuladas en dicho recurso, siendo que respecto a las pruebas promovidas resulta para esta
Sala –como instancia constitucional- la evidente previsión de que la audiencia será fijada
cuando ello sea necesario y útil, y en el caso planteado, si bien no existe una indicación
expresa respecto a las pruebas promovidas, lo cierto es que dicha audiencia no era necesaria
por cuanto se promovió como documentales las actas del expediente, sobre las cuales se basó
la decisión accionada, como se desprende de los folios 191 al 199, en específico al referirse a
las actas señaladas en los folios 195 y 196, siendo que respecto a las testimoniales promovidas,
es forzoso indicar que dicha apelación tenía por objeto la medida de privación judicial
preventiva de libertad, siendo lo pertinente que las mismas sean promovidas en la audiencia
preliminar para su valoración en el juicio oral correspondiente, por ser la calificación de
flagrancia y la adopción de tal medida privativa de libertad del conocimiento del juez de
control.

De allí que en el presente caso, la Sala observa que no existe la denunciada violación a
los derechos al debido proceso, a la defensa e igualdad, aducida por la parte accionante, en los
términos del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, en consecuencia, se declara improcedente “in limine litis” la acción de
amparo constitucional ejercida. Así se declara.
Finalmente, esta Sala estima pertinente advertir a la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, que en lo sucesivo, ante la
promoción de pruebas por las partes en un recurso de apelación, emita pronunciamiento
expreso.

VI
DECISIÓN

Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley
declara IMPROCEDENTE IN LIMINE LITIS la acción de amparo constitucional
interpuesta por los abogados Pedro Jesús López y Jimis Edixón Chaparro, en su carácter
de defensores de los ciudadanos MARÍA ROSMARI JAIME y VICTOR MANUEL
LUQUE JAIME, contra la decisión que dictó la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, el 17 de enero de
2011.

Publíquese, regístrese, y archívese el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, en Caracas, a los 04 días del mes de abril de dos mil once (2011). Años:
200° de la Independencia y 152° de la Federación.

La Presidenta de la Sala,

Luisa Estella Morales Lamuño

El Vicepresidente,
Francisco Antonio Carrasquero López

Los Magistrados,

Marcos Tulio Dugarte Padrón


LA MAS ACORDE

Ponencia de la Magistrada Blanca Rosa Mármol de León.

Corresponde a este Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Penal


pronunciarse sobre la desestimación o no del recurso de casación interpuesto por la
abogada VIOLETA MONTEZUMA, en su condición de apoderada de la parte acusadora,
WILLIANS ARMANDO HURTADO, padre del occiso, contra la sentencia dictada por el
Tribunal No. 1 de Juicio de Primera Instancia en lo Penal, Extensión Calabozo del Circuito
Judicial Penal del Estado Guárico de fecha 15 de febrero del año 2001, la cual tras un
veredicto de inculpabilidad emitido por la mayoría 7-2 de los jurados, DECLARO NO
CULPABLE al ciudadano MIGUEL ANGEL LANDAETA ORTEGA, venezolano, titular de la
cédula de identidad No. 13.820.004, de la acusación formulada en su contra por el delito
de HOMICIDIO CALIFICADO, previsto y sancionado en el artículo 408 ordinal 1° del Código
Penal en perjuicio de DEIVIS ARMANDO HURTADO.

El recurso en cuestión fue contestado en su oportunidad por la defensa del imputado.

Recibido el expediente en el Tribunal Supremo de Justicia, se dio cuenta en Sala,


correspondiéndole la ponencia a la Magistrada quien con tal carácter suscribe la presente
decisión.

La Sala para decidir observa:

Antes de pronunciarse la Sala sobre la desestimación o no del recurso de casación


interpuesto en la presente causa, es importante hacer algunas consideraciones en torno al
sistema de impugnación que rige nuestro proceso penal.

Como es bien sabido, el derogado Código de Enjuiciamiento Criminal se


fundamentaba en el sistema inquisitivo, en el cual el juez era al mismo tiempo acusador,
defensor y juez.
Nuestro nuevo Código Orgánico Procesal Penal se fundamenta en el sistema
acusatorio, basado en los principios de oralidad, inmediación, concentración, continuidad,
contradicción, publicidad, presunción de inocencia, libertad e igualdad.

En razón de este cambio de sistema y con base en estos principios, nuestro legislador
estableció las normas recogidas en el Código Orgánico Procesal Penal, adecuándolas a las
normas constitucionales y tratados suscritos por la República de Venezuela vigentes.

En el Libro Cuarto del Código Orgánico Procesal Penal el legislador recogió los
lineamientos relativos a las modalidades de los recursos en materia penal, a
saber: disposiciones generales, el recurso de Revocación, el de Apelación, de Casación y de
Revisión, cada uno por títulos, a los fines de sistematizar la forma o modo de recurrir contra
las decisiones judiciales.

En tal sentido los artículos 425 y 426 del Código Orgánico Procesal Penal, establecen:

“Artículo 425. Impugnabilidad Objetiva. Las decisiones judiciales serán


recurribles sólo por los medios y en los casos expresamente establecidos.

Artículo 426. Legitimación. Podrán recurrir en contra de las decisiones judiciales


las partes a quienes la ley reconozca expresamente este derecho.

Por el imputado podrá recurrir el defensor, pero en ningún caso en contra de su


voluntad expresa”.

De los artículos transcritos se concluye que las decisiones judiciales sólo


podrán ser impugnadas por los medios y en los casos expresamente establecidos. Si no
se encuentra el recurso que se pretende ejercer entre los taxativamente previstos no se
podrá impugnar tal providencia.

De igual modo, si la ley no otorga a una de las partes expresamente la posibilidad de


recurrir contra determinada decisión, aún existiendo el recurso, no sería posible tal
impugnación.
De las modalidades de impugnación previstas en el Código Orgánico Procesal Penal no
se encuentra ninguna norma que prevea recurso alguno contra las sentencias absolutorias
del Tribunal de Jurados, con esto se ratifica una vez más la intención del legislador al
redactar la ley, la cual se basa en los derechos y garantías establecidos en la Constitución y
Tratados suscritos por la República.

El artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal establece los motivos por los
cuales puede ejercerse el recurso de casación contra las sentencias dictadas por tribunales
de jurados, pero única y exclusivamente, respecto a decisiones dictadas tras un veredicto de
culpabilidad, bien sea por unanimidad o por mayoría.

Cabe señalar que no está dada la posibilidad de llenar un supuesto vacío o laguna del
legislador en relación con este punto, toda vez que el legislar en materia penal compete a la
Asamblea Nacional.

Lo anterior se encuentra establecido en los artículos 156 numeral 32 y 187 numeral 1°


de nuestra Constitución de la República vigente que es de la competencia del Poder Público
Nacional, entre otras, legislar en material penal y de procedimientos, por órgano de la
Asamblea Nacional.

En el campo penal la interpretación debe ser restrictiva, cuando se trata de normas


que representen perjuicio o desventaja para el enjuiciado, y de manera extensiva cuando lo
favorece, no así para el Fiscal o la víctima, puesto que si se interpreta de manera extensiva a
favor de éstos se perjudica al procesado, violentándose el principio de seguridad jurídica, y
ese no fue el fin perseguido por el legislador al establecer el precepto contenido en el
artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal.

La Sala consciente de la situación que se presenta en relación con el derecho a

recurrir por parte de las víctimas, cuando se ha dictado al imputado una decisión

absolutoria, considera que la impugnabilidad contra esos fallos absolutorios dictados


por tribunales de jurados debe ser objeto de revisión para la inminente reforma del

Código Orgánico Procesal Penal.

Y por cuanto el presente caso se recurre contra la sentencia dictada por el

Tribunal Penal Cuarto de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Trujillo,

constituido con jurados, cuyo veredicto fue la absolución del ciudadano MIGUEL

ANGEL LANDAETA ORTEGA, a quien se le acusó por la comisión del delito de

HOMICIDIO CALIFICADO, en razón de las consideraciones antes planteadas, el

presente recurso de casación debe ser

DESESTIMADO POR INADMISIBLE, por no existir una norma

dentro del Código Orgánico Procesal Penal que regule la forma de recurrir contra la
sentencia absolutoria emanada del Tribunal constituido con Jurados, conforme a lo
dispuesto en el artículo 458 ejusdem. Así se decide.

DECISION

Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley, DESESTIMA POR INADMISIBLE el presente recurso de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 458 del Código Orgánico Procesal Penal.

Publíquese, regístrese y bájese el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de


Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas a los DIEZ días del mes de JULIO del
año dos mil uno. Años: 191° de la Independencia y 142° de la Federación.
El Presidente de la Sala,

Rafael Pérez Perdomo

El Vicepresidente,

Alejandro Angulo Fontiveros

La Magistrada Ponente,

Blanca Rosa Mármol de León

La Secretaria,

Linda Monroy de Díaz

BRMdL/rder.

RC EXP. No. 01-0292

VOTO SALVADO

El Magistrado Doctor ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS, lamenta


disentir de sus honorables colegas, Magistrados Doctores RAFAEL PÉREZ
PERDOMO y BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN, en relación con la opinión
sostenida por ellos en la decisión que antecede en la que se declaró inadmisible el
recurso de casación interpuesto por la apoderada judicial de la parte acusadora,
ciudadano WILLIANS ARMANDO HURTADO, (padre del occiso), contra la decisión
del Tribunal Nº 1 de Juicio de Primera Instancia en lo Penal del Circuito Judicial Penal
del Estado Guárico (Extensión Calabozo), constituido con jurados, que declaró por
veredicto mayoritario la inculpabilidad del ciudadano MIGUEL ÁNGEL LANDAETA
ORTEGA en la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO. Opinión
mayoritaria que el Magistrado disidente respeta pero no comparte, por lo cual se permite
salvar su voto basándose en las razones siguientes:

La Sala de Casación Penal considera que en el Código Orgánico Procesal Penal no existe
norma relativa a recurso alguno contra las sentencias absolutorias del tribunal de jurados,
pues sólo se prevén en el artículo 454 los motivos que pueden viciar la sentencia condenatoria
que dicte dicho tribunal. Así mismo la Sala declara la necesidad de que sea objeto de revisión
para la reforma del citado código adjetivo el derecho de recurrir que debe poseer la víctima y
el Ministerio Público.

Ahora bien: no sólo estoy consciente de la necesidad de que se le permita a la víctima


el derecho a recurrir del fallo absolutorio del tribunal de jurados, sino que sostengo que es
inconstitucional el artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal, tal y como lo he sostenido
en anteriores votos salvados míos, en los cuales dí una serie de razones que reproduciré mas
tarde en este escrito.

En el sistema alemán sí tienen derecho a los recursos, en paridad de condiciones,


tanto el acusado, como la Fiscalía y la víctima:

El renombrado autor alemán CLAUS ROXIN, en su recentísima obra "Derecho Procesal


Penal", puntualiza lo siguiente:

"Los recursos. ... Admisibilidad. Legitimación activa. (...) También la


fiscalía está facultada para la interposición de recursos con la misma
amplitud que el imputado y, por cierto, también a favor del imputado, lo
que resulta de su posición imparcial. Junto a la fiscalía se permite
también interponer recursos al acusador privado (...)” (Ediciones del
Puerto, Argentina, 25a. edición, agosto del año 2000, págs. 446,447 y
448) (subrayados míos).

El autor español JUAN LUIS GÓMEZ COLOMER, en su obra "El proceso penal alemán.
Intruducción y normas básicas" (que cuenta con el aval dé ser prologada por JESCHECK),
asegura esto:

"Los medios de impugnación en el proceso penal alemán. Para que el


Ministerio Fiscal o el acusado puedan intentar, y lograr en su caso, una
variación de la resolución que consideran injusta o perjudicial, tienen que
hacer uso de los medios de impugnación previstos en las leyes, sin
excepción. (...) Admisibilidad. Legitimados para recurrir están, en primer
lugar, el inculpado (...) En segundo lugar, y en la misma extensión que el
inculpado, está legitimado también el Representante del Ministerio
Fiscal, incluso en favor del inculpado. A su lado pueden recurrir,
asimismo y en su caso, el actor privado y el actor accesorio. Por último,
también pueden recurrir las personas afectadas directamente por la
resolución, (...) En cuanto a la Fiscalía, existe siempre gravamen cuando
no se haya decidido conforme a Derecho, dada su posición de
imparcialidad (...)" (Editorial Bosch, Barcelona, España, págs. 187 a la
190) (subrayados míos).

Y en la misma España, JUAN MONTERO AROCA, al oponerse a que las sentencias


absolutorias no sean recurribles, expresa en su obra "Principios del proceso penal. Una
explicación basada en la razón", lo siguiente:

"Se estaría desconociendo un principio que para nosotros es esencial en


todos los procesos, incluido el penal, en principio de laigualdad de las
partes, que hace a la esencia misma de nuestra noción de proceso, en el
que no puede admitirse la existencia de impugnaciones privilegiadas.

El derecho al recurso que reconoce al condenado el artículo 14.5 del


Pacto no puede interpretarse aisladamente, sino que ha de integrarse en
el sistema español. Para éste la igualdad de las partes es
consustancial a la naturaleza del proceso, de modo que concedido por
el Pacto el derecho a una de ellas, de la misma Constitución ha de
derivarse la concesión de ese mismo derecho a todas las partes. En
último caso podría sostenerse que el reconocimiento de un derecho al
condenado, no tiene que significar la concesión del mismo derecho al
Ministerio Fiscal, si bien debe significarlo para las partes acusadoras
particulares y populares, pero ni siquiera esta interpretación debe ser
admitida si se sostiene, como hacemos nosotros, que el Fiscal en el
proceso penal ha de ser considerado simplemente una parte, por lo que
no puede tener más derechos procesales que las otras, pero tampoco
menos. (En el sistema español de aplicación del Derecho penal en el caso
concreto, esto es, en nuestro sistema procesal, las garantías de las
partes de las partes y, sobre todo, los principios de contradicción y de
igualdad, impiden de modo claro el reconocimiento de privilegios
procesales a favor o en contra de cualquiera de las partes. Es cierto que
las garantías procesales constitucionalizadas adquieren mayor
virtualidad cuando se trata del acusado, y por razones obvias, pero ello
no puede suponer que esas garantías no se reconozcan también a los
acusadores, sobre todo cuando éstos son el ofendido o el perjudicado por
el delito o quien ejercita la acción popular. Más aún, algunas de esas
garantías son, por su propia naturaleza, exclusivas del acusado
(presunción de inocencia), pero otras no pueden dejar de reconocerse
también a los acusadores. Estos tienen también derecho al juez
ordinario predeterminado por la ley, a un proceso público, con todas las
garantías y a utilizar los medios de prueba pertinentes. Desde esta
perspectiva tan absurdo sería decir que el acusador no tiene derecho a
recurrir, como que no tiene derecho a recusar al juez.)”. (AROCA, JUAN
MONTERO, Edita: Tirant Lo Blanch, Valencia-España,1.997, Págs. 170-
171) (subrayados míos).

No se trata de negar los aciertos que sin discusión tuvo el Código Orgánico Procesal
Penal (los cuales también hubiera podido lograr sin llegar a los lamentables extremos que llegó
por otra vertiente), pero infortunadamente está signado porque parteó un sistema de
impunidad en muchos aspectos. Y éste que motivó mi voto salvado es uno de ellos.

Considero inconstitucional el artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal, en cuya
disposición se basaron mis distinguidos compañeros de Sala para declarar inadmisible el
recurso de casación interpuesto por la parte acusadora. Y como tengo el deber de rango
constitucional (artículo 131 de la Constitución) de cumplir y acatar la Constitución y todo acto
dictado contra ésta es nulo (artículo 25 constitucional), me veo en la necesidad de salvar mi
voto.

En efecto, el artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal dispone lo siguiente:

“Veredicto y sentencia del tribunal de jurados. Si el veredicto de


culpabilidad es pronunciado por la unanimidad de los jurados, el recurso
sólo podrá fundarse en un quebrantamiento u omisión de formas
sustanciales que cause indefensión, o cuando la inobservancia o errónea
aplicación de un precepto legal consista en que el juez presidente declaró
en la sentencia como ilícito un hecho lícito, o incurrió en un error de
derecho al calificar el delito, la participación del acusado o al aplicar la
pena.

Si el veredicto fue emitido por mayoría, el recurso podrá fundarse,


además, en la insuficiencia de prueba, o errónea apreciación de la
realizada, que evidencie la existencia de una duda razonable sobre la
culpabilidad del acusado.”.

Aseveré con anterioridad que el artículo 454 del Código Orgánico Procesal Penal es
inconstitucional porque vulnera de modo injusto los derechos humanos de las víctimas de los
delitos al establecer "sine iure" una discriminación respecto a ese grupo de ciudadanos que
no pueden litigar en condiciones de igualdad, ya que carecen de las mismas oportunidades de
los imputados y por tanto no pueden ejercer su derecho a defender los diversos bienes
jurídicos que les han sido conculcados. Así que cuando tales ciudadanos, que fueron con
anterioridad víctimas de unos delitos, pretenden del modo más justiciero concurrir a un juicio
penal en términos igualitarios respecto a sus contrapartes y emplear los mismos recursos -el
de casación en este caso- a los que sí tienen derecho esas mismas contrapartes e imputados,
resulta que no pueden y por consiguiente son hechas víctimas otra vez y, más grave aún, esta
vez por parte del Estado, que aprobó una disposición adjetiva injusta pues rompe el clásico
principio de la igualdad entre las partes y establece privilegios a favor de una de tales partes
litigantes.

Las razones que me convencen de tales asertos son las siguientes:

El desiderátum de la justicia es la imparcialidad. Imparcialidad que tendría que


principiar por dar a las partes litigantes una equitativa igualdad de oportunidades, puesto que
de lo contrario sería evidente "ab initio" que habría de antemano un designio a favor de una
de las partes y en obvio perjuicio de la otra.

Pues bien: el citado artículo quiebra ese ideal equilibrio procesal y la igualdad entre las
partes, al establecer que sólo los condenados pueden recurrir en casación y no así las víctimas
de los delitos, ya que no proceden los recursos de casación contra las sentencias absolutorias
provenientes de un tribunal de jurados y dictadas por unanimidad.

En otras palabras: el Código Orgánico Procesal Penal ofrece ahí la oportunidad de


ejercitar el recurso de casación únicamente a una de las partes y no a la otra. ¿Qué clase de
justicia es la establecida en semejante disposición procesal? La verdad es que no es ninguna
justicia sino, para expresarlo en palabras (su poema “intermedio”) del altísimo poeta
venezolano ALFREDO ARVELO LARRIVA, "la injusticia brutal de la Justicia".

Esa parcialización en pro de los imputados viola las ocho disposiciones de rango
constitucional siguientes: ARTÍCULOS 1, 2, 3,7,19, 21, 26 Y 30 DE LA CONSTITUCIÓN.

Reproduzco íntegramente aquí los argumentos que dí (en torno a la


inconstitucionalidad que denuncio) en mi voto salvado del 31 de octubre del año 2000, en
relación con el expediente N° 00-1116.

Toda esta escandalosa serie de violaciones constitucionales constituye además una


violación a tratados internacionales sobre derechos humanos que deben ser respetados por
imperativo del artículo 23 constitucional, que a su vez también ha sido desconocido al
establecer semejante desigualdad procesal e impedir a las víctimas defender sus derechos
humanos a la propiedad y hasta a la vida, como acaeció en este juicio. Dichos tratados
consagran el derecho a la vida como el derecho humano fundamental y consagran
la igualdad para hacer valer tales derechos en estrados. Esos tratados son los siguientes:

I. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS


HUMANOS

II. DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL


HOMBRE

III. “RESOLUCIÓN APROBADA POR LA ASAMBLEA GENERAL


DE LAS NACIONES UNIDAS (DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS)

IV. CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (PACTO DE


SAN JOSÉ)

En ese anterior voto salvado, también se copiaron sus articulados o disposiciones más
atinentes a la materia hoy discutida en la Sala de Casación Penal.

Sin embargo, es el literal “h” del numeral 2 del artículo 8 de la Convención o Pacto de
San José, lo más decisivo y hasta lapidario en esta materia:

“Artículo 8. Garantías Judiciales

2. Toda persona inculpada de delito tiene derechos a que se presuma su


inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante
el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantías mínimas:

(...)

h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. (...)”.


(Subrayados míos).

Pero esta diáfana disposición ha sido tergiversada por analistas venezolanos y


extranjeros (argentinos y españoles al menos), ya que se pretende atribuirle una única
concesión de derechos a los inculpados, por lo que –según tales analistas– aquel literal “h”
solamente se refiere –según la exasperada interpretación– ¡a los inculpados! Mas eso no es así
porque el numeral 2 distingue clarísimamente dos supuestos: el primero de índole particular y
referido sólo a los inculpados. Y el segundo de índole general y referido a todas las
personas. Por lo tanto no puede tener cabida esa despiritada versión.

Es oportuno oír al insigne procesalista penal FRANCESCO CARNELUTTI, quien en el


tomo IV (páginas 123 y 124) de su obra “El Proceso Penal” (Ediciones Jurídicas Europa-América,
Bosh y Cía Editores, Chile 1.950, Buenos Aires), afirma:

“Se ha dicho que la inmutabilidad de la decisión es, un último análisis,


una renuncia a la busca ulterior de la verdad, a la cual los hombres se
adaptan por amor a la certeza. Se ha dicho también cómo y por qué esta
renuncia, si tiene por sí misma muchas buenas razones en cuanto al
proceso civil, no las tiene en absoluto en cuanto al proceso penal...”.

También es oportuno citar esta opinión del autor español BERNARDINO J. VARELA
GÓMEZ, que en su obra “El Recurso de Apelación Penal” (Editorial Tirat Lo Blanch, Valencia
1.997), expresa:
...Con independencia de ello, el derecho a recurrir debiera corresponder a
todas las partes por igual (art. 14 CE), incluso a las acusadoras cuando
ha recaído sentencia absolutoria. Es más, determinados supuestos de
sentencia absolutoria implican un gravamen también para la parte
acusada, por lo que no debieran quedar fuera de la posibilidad de
recurso, como aquellos en que no recae condena merced a un
indulto.” (Pág. 107).

Es procedente ahora (y ya en el tema procesal con el muy autorizado criterio de


CARNELUTTI) formular algunas consideraciones concernientes al enjuiciamiento criminal en
relación con la nueva y tan discutible y discutida ley adjetiva.

Negar la admisibilidad del recurso de casación que se interponga contra una decisión
que contenga un veredicto de inculpabilidad de un tribunal de jurados, implica reconocer que
en el Código Orgánico Procesal Penal existen dos concepciones del mismo principio "ne bis in
idem". En efecto, respecto a las decisiones pronunciadas por los tribunales unipersonales y
mixtos, sí existe la posibilidad de su impugnación por parte del Ministerio Público y de acuerdo
con lo que establecen los artículos 425, 426 y 443 "eiusdem", así como también la posibilidad
de ejercer el recurso de casación en los casos señalados en el artículo 451 del mencionado
código adjetivo.

Contra los veredictos de inculpabilidad contenidos en sentencias absolutorias y


provenientes del tribunal de jurados, no existiría el recurso extraordinario de casación, dado
que la supuesta vigencia del "principio de impugnabilidad objetiva" así lo establecería. Digo
"supuesta" porque, como expresóse con antelación, semejante disposición procesal viola
principios y disposiciones constitucionales tanto de la propia Constitución como de
convenios internacionales sobre derechos humanos, que también tienen rango
constitucional por expreso señalamiento de nuestra ley fundamental. Pero al no existir una
disposición en el Código Orgánico Procesal Penal que permita recurrir de esas sentencias, éstas
aparecen como inimpugnables.

Ahora bien: ¿cuál es el fundamento de aquella diferenciación? ¿Por qué existe la


bilateralidad del recurso (porque pueden intentarlo las dos partes) ante decisiones
pronunciadas por los tribunales unipersonales y mixtos y no respecto a las absolutorias
provenientes de los tribunales de jurados? En torno a estos últimos y basándose en
interpretaciones extraviadas tanto de los tratados internacionales (a los que algunos se han
empeñado en atribuir que sólo conceden derecho a recurrir a los imputados condenados),
como de lo que es el recto principio que imposibilita la doble persecución penal, se ha
pretendido que la impugnación del fallo conduciría a la revisión del mismo y a la posibilidad de
entablarse una nueva persecución estatal contra el imputado. Esto -según tales intérpretes- se
traduciría en una nueva o segunda persecución y en que las disposiciones que regulan la
materia de recursos en la nueva ley adjetiva penal concebirían el efecto del recurso y la
revisión por parte de la alzada como una "nueva persecución". Por consiguiente, el
fundamento para negar la recurribilidad de los fallos absolutorios pronunciados por tribunales
de jurados sería el evitar el quebrantamiento de la prohibición de la doble persecución. Esta
posición es absurda e injusta, porque lo que clásicamente se ha proscrito en el Derecho Penal
liberal es que un ciudadano sea enjuiciado dos veces (en dos juicios, desde luego) por los
mismos hechos; pero es inconcebible que se considere cada fase de impugnación como un
nuevo enjuiciamiento, cuando sencillamente se trata de indefectibles revisiones habidas en un
mismo juicio. Esta posición está amadrigada en la desorbitada idea que ve en el legítimo “ius
puniendi” una espuria “violencia” estatal: este mismo calificativo denuncia -por erróneo y
tendencioso- lo equívoco e injusto de semejante creencia, ya que a la "violencia" se le debe
suponer un componente de ilegitimidad e injusticia, que naturalmente no es posible endilgar
a la justiciera reacción estatal en la necesarísima lucha contra la criminalidad. Y en ese orden
de ideas opinan con distorsión que para enjuiciar a un imputado, se le debe dar al Estado una
única oportunidad y que después no, porque “ya el Estado tuvo su oportunidad”.

No obstante, cuando se estudia el contenido de los artículos que permiten la apelación


de sentencias absolutorias pronunciadas por los otros tribunales y las disposiciones que
regulan el recurso de casación contra ellas, se observa que frente a esas determinaciones
judiciales se admite la bilateralidad del recurso, es decir, que se legitima (para interponerlo)
tanto al fiscal y al querellante cuanto al imputado. (Véanse el ordinal 8° del artículo 117 y los
artículos 426 y 429, en concordancia con los artículos 443 y 451, todos del Código Orgánico
Procesal Penal).

En el artículo 453 "eiusdem" se ratifica la bilateralidad del recurso, cuando se expresa:

"Garantías del acusado. La violación de garantías que solamente hayan


sido establecidas a favor del acusado, no podrá hacerse valer por el
Ministerio Público con la finalidad de obtener una decisión en perjuicio
de aquel" (resaltados míos).

Las disposiciones transcritas evidencian que frente a estas últimas decisiones no es el


imputado o acusado el único con derecho a recurrir. Puede hacerlo también quien ejerza la
función de acusar dentro del proceso, bien sea el fiscal o el querellante, y lo podrá hacer
cuando la sentencia sea absolutoria o cuando, siendo condenatoria, menoscabe la pretensión
que estas partes hayan podido tener dentro del proceso. Lo anterior resulta por demás claro
para establecer de manera concluyente que conforme a estas últimas disposiciones del Código
Orgánico Procesal Penal, la impugnación que haga la víctima o (en todo caso) contraparte del
imputado, no debe entenderse como una nueva persecución: de no ser así, esas disposiciones
habrían negado al fiscal y al querellante la posibilidad de apelar de fallos absolutorios o
condenatorios que les produjera gravamen.

De allí que el Código Orgánico Procesal Penal establecería dos interpretaciones a la


prohibición de la supuesta doble persecución. Al referirse a las decisiones absolutorias
(producto del veredicto de inculpabilidad del tribunal de jurados) negaría el recurso por
estimar que la actuación de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia
configuraría ¡una nueva persecución! Paradójicamente, para las decisiones dictadas por el
tribunal unipersonal o mixto, existiría una concepción diferente del "ne bis in idem", esto es,
respecto a la prohibición de una doble persecución, porque en tales casos sí se permitiría
someter al imputado a una nueva persecución que se materializaría en una revisión del fallo
absolutorio y que podría conducir a una sentencia condenatoria.

Esta posición resulta absolutamente grave. Normalmente los tribunales unipersonales


conocen de delitos cuya pena máxima no excede de cuatro años. Las decisiones absolutorias
que pronuncien pueden ser impugnadas por el Ministerio Público para lograr una revisión por
parte de la Corte de Apelaciones. La institución de la flagrancia permite que estos mismos
tribunales conozcan de unos delitos que, de no existir la flagrancia, serían conocidos por
tribunales de jurados. Ante las sentencias absolutorias de un delito de homicidio calificado
que se tramitara por el procedimiento especial de la flagrancia, el Ministerio Público podría
interponer el recurso de apelación y subsecuentemente el de casación. Sin embargo, si ese
mismo hecho punible y por no ser flagrante, fuere objeto de una decisión absolutoria de un
tribunal de jurados, la decisión no tendría recursos de ninguna naturaleza. Evidentemente que
tal posición resulta insostenible porque frente a casos iguales se estarían dando
dos soluciones –para recurrir– distintas en lo procesal penal. Se debe reiterar -con suma
preocupación- que la decisión del juez unipersonal que absuelve al acusado por homicidio
calificado sería impugnable por parte del Ministerio Público, pero que la del tribunal de
jurados aparecería como firme una vez que se pronunciara.

En el caso del tribunal mixto, cuya competencia (artículo 61 del Código Orgánico
Procesal Penal) es para conocer de los delitos cuya pena mínima sea superior a cuatro años y
su límite superior no exceda los dieciséis, todas las decisiones absolutorias que ellos
pronuncien serían recurribles en términos de apelación y casación, según lo establecido en los
artículos 443 y 451 del Código Orgánico Procesal Penal, respectivamente.

En síntesis, del análisis anterior es obvio que al haber dispuesto el Código Orgánico
Procesal Penal que las decisiones absolutorias del tribunal de jurados son inapelables y que las
de los tribunales unipersonales y mixtos sí son recurribles, se creó una
paladina contradicción sobre el significado de lo que debería ser la doble persecución en el
ordenamiento procesal penal venezolano. Esto último traduciría materialmente una
situación grave en extremo. En efecto, habida cuenta de que el tribunal de jurados conoce de
los delitos con penas más graves, es decir, de aquellos cuyas penas en su límite máximo
excedan los dieciséis años,resultaría que las decisiones absolutorias relativas a tales
gravísimos hechos no podrían ser revisadas por la alzada, mientras que las sentencias
absolutorias dictadas en casos de los delitos menos graves (los que conocen los tribunales
mixtos y usualmente los unipersonales), asombrosamente revestirían una mayor
importancia para el Estado porque éste, aunque las penas fueran menores, estaría
interesado en que dichas decisiones fueran revisadas una o más veces y en trance de
apelación y casación.

Por otra parte, si el homicidio calificado fuera "in fraganti" y la decisión la dictara un
tribunal unipersonal, contra ella sí existiría recurso de apelación y eventualmente el de
casación. No ocurriría lo mismo si el fallo lo pronunciara un tribunal de jurados porque en
tales casos y según la tesis que se adversa, aparecería firme después de su publicación.
De no cambiarse el criterio respecto a tan inconstitucional disposición adjetiva y de no
hacérsele la congrua modificación, ello conduciría a la necesidad de aplicarla a todos los demás
fallos absolutorios que produjeran los tribunales unipersonales y mixtos. Aparte de lo ilógico
que resulta esa disposición en sí misma, tampoco resulta coherente que se impida la
impugnación del fallo absolutorio de un tribunal de jurados con base en que la revisión
constituye una nueva persecución y que sí se admita para los tribunales unipersonales y
mixtos. Indudablemente que ante las decisiones absolutorias que estos últimos produzcan,
bien podría aseverarse –de acuerdo con la extraña disposición– que también la apelación del
fiscal generaría una revisión que configuraría ¡una nueva persecución! e indudablemente una
violación de la prohibición de esa doble persecución.

En principio, aparece como indiscutible que el Código Orgánico Procesal Penal


establece el principio de "impugnabilidad objetiva" en su artículo 425 y cuando señala:

"Impugnabilidad objetiva. Las decisiones judiciales serán recurribles


sólo por los medios y en los casos expresamente establecidos".

En ese mismo código y al conjugar esta disposición con el contenido de los artículos
426 y 429 “eiusdem” se aprecia que, aunque las decisiones le causasen agravio, el Ministerio
Público no podría apelar de ellas si expresamente la ley no le hubiera atribuido tal posibilidad.

Empero, en el Código Orgánico Procesal Penal no se estableció de manera ordenada


cuáles sentencias podían ser objeto de impugnación: en forma dispersa el legislador estableció
los recursos a ejercerse contra ellas. El artículo 105 de dicho código indica las facultades del
Ministerio Público y en su ordinal 11° establece:

"Ejercer los recursos contra las decisiones que recaigan en los juicios en
que intervenga".

Por otra parte, en el ordinal 8° del artículo 117 del Código Orgánico Procesal Penal, se
establece como derecho de la víctima lo siguiente:

"Impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria, aun cuando no


hubiere intervenido en el proceso, siempre que el fiscal haya
recurrido" (resaltados míos).
La interpretación concatenada y conjunta de ambas disposiciones y de
las previamente citadas, permite deducir lo que sigue:

1) El fiscal puede interponer recursos contra las decisiones que le causen gravamen o
le perjudiquen, en los procesos en que intervenga.

2) La impugnación de la sentencia absolutoria por parte del Ministerio Público


permite a la víctima interponer recursos.

3) La sentencia absolutoria susceptible de ser impugnada por el Ministerio Público


puede ser cualquiera, porque el legislador no la limitó al no expresar si sólo
procedía la impugnación cuando esa sentencia fuera de un tribunal unipersonal,
mixto o de jurados. El artículo 117 "eiusdem" usó el término "impugnar" (que es
un género) y facultó al Ministerio Público para interponer el recurso de apelación o
de casación contra los fallos absolutorios que estimare injustos.

El afirmar que la decisión absolutoria del tribunal de jurados no puede tener recurso,
alegando que si la Sala de Casación Penal dictara nueva decisión y hubiera un fallo
condenatorio se violaría el derecho a recurrir porque las decisiones del máximo tribunal no son
recurribles, sería ignorar que una situación igual podría ocurrir cuando al interponerse recurso
de casación contra una decisión de la Corte de Apelaciones (que mantuviere incólume la
decisión absolutoria de primera instancia) se obtuviere un fallo condenatorio en
casación: tampoco en este caso podría el acusado recurrir del respectivo fallo.

El aceptar que el recurso contra las decisiones absolutorias de los tribunales de jurados
podría conducir a un nuevo juicio y que ese nuevo juicio llevaría a una doble persecución,
constituye un absurdo: se daría un trato desigual a situaciones semejantes y se crearía una
situación desproporcionada: habría más benignidad frente a criminales -o al menos posibles
criminales- de alta peligrosidad, que respecto a los autores de delitos menos graves. Esta
última situación se daría en el caso de unas decisiones absolutorias de tribunales
unipersonales o mixtos y en los casos en que se anulara el fallo por una Corte de Apelaciones o
por la Sala de Casación Penal. Y en relación con estas decisiones, los nuevos juicios producirían
una "segunda persecución" ¡que estaría legitimada por el Código Orgánico Procesal Penal!

Así mismo surge un trato desigual respecto al artículo 533 "eiusdem", que establece lo
siguiente:
"Competencia transitoria. Durante los dos años siguientes a la entrada
en vigencia de este Código, el tribunal de jurados conocerá de las causas
por delitos cuya pena privativa de libertad, en su límite superior exceda
de veinte años. En este mismo término, los delitos cuya pena en su
límite superior exceda de dieciséis años y sea menor de veinte, serán de
la competencia del tribunal mixto".

Haciendo la conexión de esta disposición con las que se toman como fundamento para
negar el recurso a las decisiones absolutorias del tribunal de jurados, resulta que hasta
mediados del año 2001 el Ministerio Público tendrá posibilidad de impugnar por vía de
apelación o de casación, según sea el caso, las decisiones absolutorias de tribunales mixtos que
hayan tenido por objeto acusaciones por delitos cuya pena sea superior a dieciséis años de
privación de libertad, pero inferior a veinte, y que después de mediados del año 2001 esas
mismas decisiones no podrán ser impugnadas por el Ministerio Público porque su
conocimiento corresponderá al tribunal de jurados.

En síntesis: admitir que las decisiones absolutorias de los tribunales de jurados no


tienen recurso, conduce a que ante decisiones absolutorias de tribunales mixtos o
unipersonales, los acusados puedan oponerse con éxito a la apelación fiscal y fundándose en
que en tales casos la prohibición de doble persecución se estaría violando. Y esto sería una
aberración aún mayor.

De modo que no sólo razones de índole substantiva permiten desvirtuar esa


inconstitucional disposición adjetiva, sino que también razones procedimentales ¡y extraídas
del mismo código! causan un efecto idéntico.

Incluso hay otro motivo, de pareja índole procesal y hasta jurisprudencial, que
permitiría el no aplicar esa inconstitucional disposición adjetiva: menudean las decisiones de
las Cortes de Apelaciones que consideran inadmisibles las apelaciones contra algunas
decisiones de Tribunales de Juicio y sobre la base de lo establecido en el Código Orgánico
Procesal Penal. Pero resulta que también a menudo -y siempre que se presenta esa situación-
la Sala Penal actual y porunanimidad ha venido haciendo caso omiso de lo así establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal y aplicando el último aparte del artículo 451 “eiusdem”, con
el muy loable propósito de permitir la revisión íntegra de las causas penales y propender a una
justicia más indiscutible. ¿Por qué no hacer lo propio en este caso? La circunstancia es muy
similar, porque no sólo las condenatorias sino también las sentencias absolutorias ponen fin al
juicio e impiden su continuación.
Desde otro punto de vista, de singular importancia, puede argüirse en ese mismo
sentido y con una jurisprudencia emanada (9/3/2000, Exp. N° 00-0145) de la Sala
Constitucional y por tanto de fuerza vinculante porque se refiere a una materia de
orden constitucional:

"DE LA COMPETENCIA. Debe previamente esta Sala determinar su


competencia para conocer de la presente consulta, a la luz de las nuevas
atribuciones conferidas por el Texto Constitucional al Tribunal Supremo
de Justicia y, en especial, de las funciones que en materia constitucional
recaen sobre la misma.

A tal efecto observa:

El artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías


Constitucionales, atribuye el conocimiento de las apelaciones o consultas
de amparo constitucional al Tribunal Superior respectivo. La remisión
correspondiente se venía realizando en razón de la jerarquía de los
Tribunales, de acuerdo a la afinidad de sus competencias con los
derechos constitucionales denunciados en el caso concreto, esto en
virtud de la inexistencia de un Tribunal especial, en el cual se concentrara
la materia constitucional.

Ahora bien, con la creación de esta Sala, vértice de la jurisdicción


constitucional, el propio Texto Fundamental determinó su propósito
esencial, cual es garantizar la supremacía y efectividad de la
Constitución, así como velar porque los preceptos constitucionales se
interpreten y apliquen correctamente. Este control lo ejerce -entre otras
atribuciones- a través de las revisiones, bien obligatorias -entre las
cuales se encuentran las consultas o apelaciones a que hace referencia el
aludido artículo 35- o facultativas, cuando se haya agotado la doble
instancia. Así lo entendió la Sala, cuando en fecha 20 de enero del año
2000 (caso Domingo Ramírez Monja), interpretó la facultad revisora que
le atribuye el Texto Constitucional en su artículo 336 numeral 10, según
el cual: "Son atribuciones del la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia: (omissis)... revisar las sentencias de amparo constitucional y
de control de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por
los tribunales de la República en los términos establecidos en la Ley
Orgánica respectiva (subrayado añadido).En el presente caso, se
consulta una decisión emanada de un Tribunal Superior, el cual conoció
en primera instancia de un amparo constitucional contra la decisión
dictada por un inferior jerárquico, motivo por el cual, esta Sala,
congruente con el fallo mencionado ut supra, se declara competente
para conocer de la presente consulta, y así se decide.

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR


De la lectura del fallo consultado se evidencia que los argumentos
esgrimidos por el sentenciador para declarar sin lugar la acción de
amparo intentada son: l) que el legislador no atribuye a la víctima, por
el solo hecho de serlo, cualidad para actuar y tener acceso a la
investigación; 2) que no teniendo el accionante el carácter de
procesado o imputado, mal puede concedérsela acceso a las actas; y, 3)
que para ser parte, debía querellarse en la forma establecida en la
Sección Tercera, Capítulo II, Libro Segundo del Código Orgánico Procesal
Penal.

Al respecto pasa la Sala a formular las siguientes precisiones:

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en sus artículos


21 y 49, los cuales se corresponden con los artículos 61, 68 y 69 de la
derogada Constitución de la República, consagran el principio de
igualdad de las partes ante la ley así como el derecho al debido proceso
y a la defensa.

El principio de igualdad entre las partes aparece también consagrado


en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San
José de Costa Rica -aplicable dentro de nuestro ordenamiento jurídico,
con rango constitucional, por así disponerlo el artículo 23 del texto
fundamental- el cual establece en su artículo 8 lo siguiente:

"Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías dentro
de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente
e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación
de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter".

En justa correspondencia con lo anterior, el Código Orgánico Procesal


Penal, en su artículo l° consagra:

"Nadie podrá ser condenado sin un juicio previo, oral y público,


realizado, sin dilaciones indebidas, ante un juez imparcial, conforme a
las disposiciones de este Código y con salvaguarda de todos los
derechos y garantías del debido proceso, consagrados en la
Constitución de la República, las leyes, los tratados, convenios y acuerdos
internacionales suscritos por la República". Partiendo de las premisas
anteriormente anotadas, las cuales determinan el contenido y alcance
como expresión del derecho a la defensa, pasa a esta Sala a del derecho
a la igualdad procesal de las partes examinar las motivaciones de la
sentencia consultada, expuestas precedentemente, y en tal sentido
observa:
En cuanto a la primera afirmación, según la cual el legislador no atribuye
a la víctima, por el solo hecho de serlo, cualidad para actuar y tener
acceso a la investigación, es menester señalar que el artículo 313 del
Código Orgánico Procesal Penal establece que las actuaciones sólo
podrán ser examinadas por el imputado, las demás personas a quienes
se les haya acordado intervención en el proceso y a los defensores.

Tal artículo no excluye a la víctima, pues ésta, de conformidad con lo


previsto en el artículo 117 del Código Orgánico Procesal Penal, puede
ejercer diversos actos dentro del proceso.

En efecto, de acuerdo a la citada disposición, la víctima tiene derecho a


querellarse, ser informada de los resultados del proceso, adherirse a la
acusación fiscal ser notificada de la resolución del fiscal que ordena el
archivo de los recaudos -derecho este reproducido en el artículo 322
eiusdem- ser oído por el tribunal antes de la decisión de sobreseimiento o
de otra que ponga término al proceso o lo suspenda condicionalmente,
entre otras actuaciones. En razón de lo anterior, no comparte la Sala con
el argumento esgrimido por el a quo por considerar que la víctima sí
tiene la cualidad necesaria para intervenir en el proceso penal, y así se
declara.

En cuanto a la afirmación según la cual, el accionante por no tener el


carácter de procesado o imputado, mal podía concedérsele el acceso a
las actas; debe señalar esta Sala, como se expuso precedentemente, que
este derecho no corresponde exclusivamente al imputado y su defensor
sino también a la víctima. En la fase preparatoria, la víctima tiene el
máximo interés debido a la lesión que recibe; en todo caso, debe dársele
un trato igual que al imputado, sobre todo cuando la ley no lo
prohibe (SIC), sino que por el contrario lo consagra el artículo 12 del
Código Orgánico Procesal Penal.

Finalmente, debe esta Sala pronunciarse sobre el criterio expuesto en el


fallo consultado, en el sentido de que la víctima, para ser parte, debió
querellarse. Al respecto, ha de señalarse que tal afirmación carece de
fundamento por cuanto no es indispensable que la víctima, para
intervenir en el proceso, deba tener tal carácter, ya que, el Código
Orgánico Procesal Penal, al referirse a los derechos de ésta, en su
artículo 115, prevé:

"La protección y reparación del daño causado a la víctima del delito son
objetivos del proceso penal (...) Por su parte, los jueces garantizarán la
vigencia de sus derechos y el respeto, protección y reparación durante el
proceso. Asimismo, la policía y los demás organismos auxiliares deberán
otorgarle un trato acorde con su condición de afectado, facilitando al
máximo su participación en los trámites en que deba intervenir".
Conforme a lo anterior, la víctima no necesariamente debe querellarse
para intervenir en el proceso, ya que la misma, tal como lo dispone el
artículo 117 del Código Orgánico Procesal Penal y la norma antes
reproducida, puede participar dentro del juicio.

De todo lo anteriormente expuesto se evidencia en el caso de autos,


que el accionante, como víctima, estaba facultado para acceder a las
actuaciones cursantes en el expediente, a los fines de ejercer los
derechos que como tal le son inherentes, y al negársele el acceso a
ellas, se le violó el derecho a la igualdad, defensa y debido proceso,
motivo por el cual debe revocarse la sentencia consultada, y así se
declara.

DECISION

Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, en nombre de la República y por autoridad de la
ley, REVOCA la decisión dictada por el Juzgado Superior Decimoctavo en
lo Penal de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas,
la cual declaró sin lugar la acción de amparo constitucional interpuesta
por el ciudadano ANTONIO JOSÉ VARELA, contra la ciudadana FANNI
JOSE MILLAN BOADA, Juez Titular del Juzgado Duodécimo de Primera
Instancia en lo Penal y de Salvaguarda del Patrimonio Público de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, y el
ciudadano CARLOS JAVIER VARGAS YEYES, Secretario Titular del referido
Tribunal. En consecuencia se ORDENA a los funcionarios antes
mencionados o a cualquier otro Tribunal de la República que conozca del
proceso penal a que se ha hecho referencia, permitir al accionante su
participación en el mismo, con todas las garantías de igualdad y
defensa que le consagra el ordenamiento jurídico.

Publíquese, regístrese y notifíquese. Remítase el expediente. Cúmplase


lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a los nueve (9) días del
mes de marzo del año dos mil. Año: 189° de la Independencia y 140° de
la Federación.

El Presidente-Ponente

Iván Rincón Urdaneta." (Subrayados míos).

El modelo de jurado inglés (aplicado por el Código Orgánico Procesal Penal)


sólo existe en Inglaterra y fue proscrito en Europa a raíz de las múltiples y serias
críticas contra dicho modelo, que también existen en los Estados Unidos de América y
también allí ha sido y es hoy sobre todo muy duramente cuestionado: el estadounidense
MARVIN FRANKEL, mientras era Juez Federal de Distrito, escribió ("Partisan
justice", 1980) que las investigaciones para el establecimiento de la verdad en las salas
de audiencias, con frecuencia fracasan en demasía: "nuestro sistema acusatorio aprecia
muy poco los valores de la justicia, frente a las instituciones a las cuales están
supuestas a servir". H. J. ROTHWAX, conspicuo Juez de la Corte Suprema del Estado
de Nueva York, afirma ("The collapse of criminal justice", 1997) que "la manera en
que nuestro sistema acusatorio trabaja, disminuye la posibilidad de la verdad pero
nutre los excesos por parte de los abogados. El objetivo es ganar los juicios, no
obtener la verdad". OLIVER WENDELL JR., Juez de la Corte Suprema de los Estados
Unidos entre 1902 y 1932, expresó en unos de sus numerosos votos salvados lo
siguiente: "El hombre que desea un jurado, es porque sabe que tiene un mal caso".
RUDOLPH GIULIANI, actual Alcalde Mayor de Nueva York, célebre por el muy
exitoso y recentísimo combate (basado en la tesis de la "cero tolerancia" a ningún delito
y ni siquiera a las simples faltas) contra la criminalidad y su gran disminución,
opinó: "... está demostrado lo que mucha gente sabe: que nuestro sistema judicial-
penal se ha convertido en un casino".

Después de un extenso trabajo de campo sobre la inoperatividad de las


deliberaciones de los jurados, HARRY KALVEN, jr., y HANS ZEISEL en "The
american jury", 1996, llegan a las siguientes conclusiones: 1) En nueve de diez casos,
las deliberaciones no tienen ningún efecto sobre el veredicto final; 2) La real decisión
de los jurados es tomada con anterioridad al veredicto; 3) Las deliberaciones no
cambian el veredicto a través del razonamiento, pero sí a través de la intimidación entre
los mismos jurados.

El Doctor DEANNA KUHN, investigador de la Universidad de Columbia,


Nueva York, advertía en su obra "Psychologial science", 1984, que substanciales
números de jurados saltan a las conclusiones, para después buscar en forma vehemente
los fundamentos de las mismas. Estos "decision makers",como los llama KUHN, son
"inmunes a cualquier proceso de deliberaciones". En igual sentido ROTHWAX, en su
obra ya mencionada, sostiene: "La errática e irracional conducta de los jurados hacen
que sus veredictos sean un juego de dados. Pero un juicio por jurados es también un
campo minado donde la investigación por la verdad puede ser falseada y derribada por
una multitud de reglas que no sirven a tal propósito". Esto de los dados o el casino de
que habló el Alcalde de Nueva York o, en definitiva, del alea, se demostró aquí ha poco
cuando un jurado condenó a un homicida y después ¡se arrepintió! Este inaudito hecho
acaecido en Caracas fue registrado en noticias y artículos de prensa, sobre los cuales se
basó la información anterior sobre el jurado. Incluso por distinguidos abogados como
OMAR ESTACIO (acerca de lo anterior) y ROGELIO PÉREZ PERDOMO, quien
advirtió: "Del jurado sus proponentes esperan grandes cosas (...) Hay un pequeño
problema: es un sistema complejo de administrar. En la práctica, en los Estados Unidos,
Inglaterra y aún en Alemania, las partes hacen todo lo posible para evitar que el proceso
llegue a la llamada etapa de juicio, en la cual debe actuar el jurado, y prefieren una
justicia negociada. (...) Los estudios de los cuales disponemos muestran que el sistema
hace infelices a muchos que se consideran realmente inocentes, pero que ante el peligro
de sentencias desproporcionadas (como en el reciente caso de la joven inglesa en los
Estados Unidos) prefieren declararse culpables. El amedrentamiento de jurados por
delincuentes organizados o especialmente violentos es un peligro que en nuestra vecina
Colombia llevó al cambio del sistema hace algunos años. Por último, para que la
institución del jurado funcione se requiere una ciudadanía dispuesta a colaborar. En
España, donde se hizo esta reforma hace algunos años, ha habido serias dificultades por
esta causa. (...) Pero las objeciones que ha tenido el texto aprobado por el Congreso
hace sospechar que se siguen construyendo Repúblicas Aéreas y no hay mucha
intención de incorporar al proceso legislativo lo que nos enseña la ciencia de la
legislación o la sociología del derecho (SIC). La eficiencia con la cual la Comisión
Legislativa quiere manejar el proceso legislativo no debe ser contraria a que se apoye
en estudios serios y en la consulta y participación ciudadanas".

En Estados Unidos de América la de "consultores de jurados" es una legal y


floreciente industria subproducto de este sistema judicial. Se trata de investigadores
dedicados a escudriñar antecedentes personales, para descalificar a los candidatos en la
etapa previa del juicio. Por supuesto que existe la sospecha de que esa información sea
utilizada en las etapas ulteriores del proceso para presionar a los jurados. JOHNNIE
COCHRAN, uno de los abogados de O.J. SIMPSOM, declaró al concluir el llamado
"proceso del siglo" en Estados Unidos, que "los verdaderos héroes del caso habían sido
los consultores de jurados...".

Todo lo anterior demuestra lo cuestionable que puede ser el sistema de jurados.

Para colmo, la misma condición intrínseca de los jurados (personas que


componen un tribunal no profesional) es harto dudosa: El artículo 255 constitucional (y
antes el 207 "ídem") ordena que los jueces deben ser idóneos, es decir, preparados en
Derecho para poder juzgar con la ciencia del Derecho. Esa capacidad científica, en
Venezuela, la tienen por ley únicamente los abogados, cuyo título es indefectible para
suponer que una persona es apropiada y se adecua para ejercer la judicatura. En el
Código Orgánico Procesal Penal se impusieron "jurados" (jueces legos) que, por no ser
abogados e ignorar el Derecho, son inidóneospara juzgar su objeto y lograr su altísimo
fin (la justicia y el bien común). El Derecho Penal es la rama más científica del
Derecho e invocar el empirismo implica su desprecio. La apriorística falta de
suficiencia e ineptitud de los legos, que tampoco serían los jueces naturales que
manda el numeral 4 del artículo 49 constitucional (antes 69), vicia
de inconstitucionalidad su postulación: esos iletrados no son idóneos y nadie puede
ser juzgado sino por sus jueces naturales (idóneos).

Se pretendió que los profanos juzgarían acerca del hecho y no del Derecho; pero esta
distinción es casi un imposible en la realidad fáctica. Además los hechos del hombre no son,
como los de la naturaleza, fortuitos e imprevisibles (como la caída de un meteorito).
Los actos humanos tienen un disvalor porque son previsibles y por tanto ordenables a un fin.
Esto motivó el surgimiento de la escuela finalista y la recentísima tesis de la imputación
objetiva de la culpabilidad, cuyas bien complicadas esencias (que afectaron hasta el
conocimiento en la teoría de la causalidad) son de muy difícil comprensión. ¿Es posible que
quienes no tengan una sólida formación jurídica valoren debidamente estos hechos? Peor aún
es, como se ha propuesto y pretendido hacer aquí, ponerlos a juzgar "sólo acerca de si alguien
es culpable o inocente", como si fuera poco, pues la culpabilidad es la materia más delicada
del Derecho Penal y por tanto versa sobre una imponente y substancial cuestión jurídica, por
lo cual es falso que sólo juzgarán "hechos".
Un sistema justo y garantizador de libertad, tiene como característica indefectible que
los jueces den muy formal razón de su convicción y de por qué condenan o absuelven. Pero
el Código Orgánico Procesal Penal pretende que unos ignorantes del Derecho solucionen de
repente el más tremendo problema de la ciencia criminal ("culpable o inocente") y sentencien
sin razonamiento de ninguna índole. Y son de esos jurados las sentencias absolutorias de las
cuales no tienen las víctimas ni nadie derecho a impugnar con un recurso de casación.
Respeto mucho a las personas de los jurados en cuanto tales personas; pero tengo derecho y
razones para dudar de sus juicios por ignorantes del Derecho. Y conste que no los califico así
con "animus injuriandi" o con algún deseo de lastimar u ofender: me considero ignorante en
muchos aspectos, como por ejemplo para operar como cirujano y practicar una
apendicectomía. Tampoco tuvo intención injuriosa el notable procesalista venezolano BORJAS
cuando enseñó que el recurso es "una garantía pública contra los errores de la ignorancia,
los abusos de la arbitrariedad y la falibilidad del criterio del hombre".

¿Cómo se podrá justificar que se prive a las víctimas de tan esencial "garantía pública"
y del recurso de casación en aquel caso?

No hay discusión posible (pese a todo lo anterior) en cuanto a que las sentencias de
los jurados son perfectamente legales, pues así lo dispone el Código Orgánico Procesal
Penal. El problema estriba en qué debe hacerse -o en por qué algunos creen que no debe
hacerse nada- ante la imposibilidad de recurrir en casación contra las sentencias absolutorias
que los jurados dicten por unanimidad. En mi sentir esto es inconstitucional y por tal motivo
salvo mi voto.

Quedan así expresadas las razones de mi voto salvado.

Fecha "ut-supra".

EL PRESIDENTE DE LA SALA,

RAFAEL PÉREZ PERDOMO

EL VICEPRESIDENTE,

ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

(MAGISTRADO DISIDENTE)
LA MAGISTRADA,

BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN

LA SECRETARIA,

LINDA MONROY DE DÍAZ

Exp. No. RC-01-0292

AAF/jm


"Violencia" es "cualidad de violento" y "violento" es lo "que se ejecuta fuera de razón y justicia".
SEGUNDA MUY INDICADA POR SER MAS RECIENTE

Venezuela, Caracas, martes 25 de octubre de 2016

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EN SALA CONSTITUCIONAL
Exp. N° 14-0485

MAGISTRADA PONENTE: CARMEN ZULETA DE MERCHÁN


El 16 de mayo de 2014, fue recibido en esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, proveniente de la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, el oficio N° 295-14 del 8 de
mayo de 2014, mediante el cual se remitió el expediente signado con el N° 3261-14
(numeración de esa Corte), contentivo de la acción de amparo “sobrevenido” ejercida, el
14 de abril de 2014, por los ciudadanos ILDEMARO SALAS ESPINOZA, ALOHA
DEL CARMEN ISEA FLORES, ESTEBES DE JESÚS RIVAS BALZA, ISABEL
CRISTINA RODRÍGUEZ HURTADO y WINDER JOSÉ REINOSA
CALDERÓN, titulares de las cédulas de identidad nros. 5.300.487, 5.300.656,
9.413.857, 3.671.529, 12.059.913, respectivamente, asistidos por el abogado defensor
Julio Rafael Lara Guzmán, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo
el N° 76.631, contra la decisión dictada, el 27 de marzo de 2014, por el Tribunal
Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de Juicio del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar la excepción
prevista en el artículo 32.2 del Código Orgánico Procesal penaly opuesta en la apertura
del Juicio oral y público, en el proceso penal que se le sigue a los accionantes por la
presunta comisión del delito de lesiones culposas graves.
Dicha remisión se realizó en virtud del recurso de apelación que intentó, el 6 de
mayo de 2014, el abogado Julio Rafael Lara Guzmán, contra la decisión dictada, el 22
de abril de 2014, por la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró inadmisible la demanda
de amparo propuesta.
El 21 de mayo de 2014, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la
Magistrada Doctora CARMEN ZULETA DE MERCHÁN.
El 30 de mayo de 2014, el abogado recurrente presentó escrito ante la Secretaría
de esta Sala Constitucional mediante el cual formalizó el recurso de apelación ejercido y
consignó copias certificadas correspondientes al expediente del proceso penal que se le
sigue a sus representados.

Realizado el estudio individual del expediente, esta Sala procede a decidir,


previas las siguientes consideraciones:
I
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL

Los ciudadanos Ildemaro Salas Espinoza, Aloha del Carmen Isea Flores, Estebes
de Jesús Rivas Balza, Isabel Cristina Rodríguez Hurtado y Winder José Reinosa
Calderón, asistidos por el abogado defensor Julio Rafael Lara Guzmán, interpusieron
acción de amparo “sobrevenido” contra la decisión dictada, el 27 de marzo de 2014, por
el Tribunal Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de Juicio del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar la excepción
prevista en el artículo 32.2 del Código Orgánico Procesal penal y opuesta en la apertura
del Juicio oral y público, en el proceso penal que se les sigue por la presunta comisión
del delito de lesiones culposas graves, bajo los siguientes argumentos:
Que “… el día 11 de diciembre de 2003 en ejercicio de nuestras respectivas
profesiones de médicos cirujanos y anestesiólogos, durante la realización de una
intervención quirúrgica en el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo con sede en Caracas
en el marco de la política del Alto Gobierno denominada Plan Bolívar 2000; creada
para atender a las personas con menores recursos económicos del país; el ciudadano
Marcos Toledo, producto de una reacción idiosincrática o atípica a la anestesia
inducida; presentó una bradicardia severa que derivó en un paro cardio-respiratorio;
siendo por esta situación atendido adecuadamente y oportunamente con el empleo de la
ciencia, equipos, fármacos y de toda experiencia de los médicos anestesiólogos, sin
embargo; lamentablemente por de (sic) dicha situación presentó el Sr. (sic) Marcos
Toledo encefalopatía hipoxica producto de paro cardio-respiratorio que le ocasionó
una lesión cerebral que disminuyó sus facultades físicas y mentales”.
Que “… sin considerarnos en momento alguno como responsables
individualmente ni mucho menos en equipo; por actos de acción y omisión que
pudieran ser reprochados a cada uno de nosotros por la conducta individual o en
equipo desplegada en la ocurrencia de este lamentable hecho. Los familiares del Sr.
Marcos Toledo presentaron Querella en contra nuestra, la que fue admitida el 22 de
diciembre de 2004; y luego se aperturó (sic) investigación penal por parte de la
Fiscalía Nro. 63 del Área Metropolitana de Caracas, con fecha 17 de enero de 2005;
siendo imputados entre el 27 de enero de 2010 y el 8 de febrero de 2010, por el delito
de Lesiones (sic) Culposas (sic) Graves (sic) de acuerdo a lo establecido en el artículo
420, cardinal 2° concatenado con los artículos 414 y 415 eiusdem; dejando constancia
que en fecha de febrero y marzo 2005 fuimos citado (sic) e interrogados por la Fiscalía
sobre los hechos denunciados en nuestra contra, sin notificarnos que estábamos siendo
objeto de una investigación penal, lo que violó el debido proceso. Que
posteriormente el 17 de julio del año 2011, la Fiscalía Nro. 63 presentó su acto
conclusivo de Acusación por el delito de Lesiones (sic) Culposas (sic) Graves (sic). Que
de igual forma el 26 de mayo de 2013 se realizó la Audiencia Preliminar en el tribunal
9° en Funciones (sic) de Control del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de
Caracas, en la cual se ordenó pase a juicio oral y público y se declaró sin lugar la (sic)
Excepciones (sic) Opuestas (sic) por la defensa, entre otras la prevista en el artículo
28, cardinal 5° del Código Orgánico Procesalpenal; Extinción (sic) de la
Acción (sic) penal (sic) por Prescripción (sic); y finalmente que el 19 de febrero de
2014, se llevó a cabo la apertura del debate del juicio oral y público en sede del
Juzgado 22 en Funciones (sic) de Juicio del Circuito Judicial penal del Área
Metropolitana de Caracas, instancia donde se Opuso (sic) la Excepción (sic) del
Artículo (sic) 32, cardinal 2° del Código Orgánico Procesal penal, vigente; La
extinción de la acción penal por prescripción, siendo la misma declarada sin lugar.
Acotando que en ambos casos se planteó la Prescripción (sic) Judicial o
Extraordinaria”.
Que “… la Prescripción (sic) Judicial o Extraordinaria no es susceptible de ser
interrumpid[a], que es de Orden (sic) Público (sic) e irrenunciable debiendo
comenzar a computarse desde el día de la perpetración del hecho, tal como (sic) lo
prevé el principio de la legalidad previsto en el artículo 109 del Código penal…”.
Que “… es doctrina pacífica de la Sala Constitucional que en virtud de la
seguridad jurídica y confianza legítima de las partes, los nuevos criterios
jurisprudenciales o doctrinarios, producto de la evolución jurisprudencial de cada Sala
del Máximo Tribunal, deben ser aplicados siempre hacia el futuro, vale decir, a los
asuntos que con posterioridad a la sentencia que establece el nuevo criterio, sean
sometidos a su conocimiento. (Sala Constitucional Sentencia Nro. 1898 de fecha 11 de
febrero de 2008 Magistrado Ponente Arcadio Delgado Rosales)”.
Que “… el presupuesto de la no retroactividad de la Ley, se encuentra
plasmado en el artículo 24 constitucional…”.
Que “… son estas las razones en virtud de las cuales INTERPONEMOS
ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL SOBREVENIDO contra la decisión
tomada por el Juzgado Vigésimo Segundo AMC (sic), con fecha 27 de marzo de 2014,
durante la Audiencia (sic) de Juicio (sic) Oral (sic) y Público (sic); según consta en
Acta (sic) de Continuación (sic) del debate de la cual acompañamos copia
certificada…”
II
DE LA SENTENCIA APELADA
El 22 de abril de 2014, la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas declaró inadmisible la acción de
amparo constitucional interpuesta por los ciudadanos Ildemaro Salas Espinoza, Aloha
Del Carmen Isea Flores, Estebes De Jesús Rivas Balza, Isabel Cristina Rodríguez
Hurtado y Winder José Reinosa Calderón, asistidos por el abogado defensor Julio
Rafael Lara Guzmán, bajo los fundamentos siguientes:
“CONSIDERACIONES RESOLUTIVAS
Los derechos y garantías fundamentales y aquellos inherentes a todo ser
humano, se encuentran tutelados efectivamente en nuestra Carta Magna, y
para ello se contempló una acción con características excepcionales para la
restitución expedita y eficaz de éstos, la cual es la acción de amparo
constitucional, siendo un medio judicial breve y expedito, a través del cual se
protegen derechos fundamentales que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela reconoce, operando sólo cuando se dan las
condiciones establecidas como necesarias de esta institución de conformidad
con la ley que rige la materia.
La acción de amparo constitucional como medio procesal breve y sumario,
establecido en la Constitución y en la Ley opera para que cualquier persona
que vea amenazado o lesionado alguno de sus derechos o garantías
constitucionales, pueda acudir ante el órgano jurisdiccional competente a los
fines de que éste, previo cumplimiento de los requisitos de admisibilidad y una
vez constatada la existencia de la amenaza o violación denunciadas, proceda
a ordenar el cese o restablecimiento de la situación jurídica infringida,
mediante las medidas solicitadas por el accionante, o en la forma que estime
más adecuada al caso concreto.
Es así como la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela lo
consagra en el artículo 27 en los siguientes términos:

Ahora bien, con relación a la procedencia de la acción de amparo
constitucional la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha
sostenido lo siguiente:

De igual forma se encuentra consagrado en el artículo 1 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales de la forma
siguiente:

Así mismo contemplan los artículos 2 y 5 ejusdem lo siguiente:

Ahora bien, en el presente caso, según afirman los accionantes, su defensa
activo (sic) el mecanismo procesal de los medios de obstaculización del
proceso, en el caso en concreto excepciones, por cuando había transcurrido
un lapso holgadamente superior al previsto por el legislador para que
operara la prescripción de la acción penal en el presente caso, y en
consecuencia la extinción penal, procediendo el a quo a declarar sin lugar
dichas excepciones y continuar el juicio.
En el caso que nos ocupa el profesional del Derecho JULIO RAFAEL LARA
GUZMAN (sic), quien ejerce la defensa de los ciudadanos ILDEMARO SALAS
ESPINOZA, ALOHA DEL CARMEN ISEA FLORES, ESTEBES DE JESUS
RIVAS BALZA, ISABEL CRISTINA RODRIGUEZ (sic) HURTADO Y
WINDER JOSE (sic) REINOSA CALDERON, lejos de activar el mecanismo de
impugnación objetiva previsto en el artículo 423 del Código Orgánico
Procesal penal, acudió a la acción de amparo constitucional para adversar la
decisión que considero (sic) le fue desfavorable, al insistir que en el proceso
seguido a sus representados la acción penal se había extinguido.
En este sentido, se ha reiterado en doctrina y jurisprudencia de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia el carácter esencial de la
acción de amparo y el problema que constituiría el otorgarle un carácter
sustitutivo de los demás mecanismos judiciales, los cuales al ser parte de un
sistema jurídicos homogéneo, se presentan como garantizadores y protectores
de los derechos y garantías constitucionales.
De tal manera que debe agotarse el recurso ordinario preexistente antes de
solicitar la tutela constitucional de los Derechos fundamentales, la cual, de
realizarse a la inversa se correría el riesgo de innovar un nuevo
procedimiento, sustituyendo así los recursos ordinarios por acciones de
amparos (sic) constitucionales (sic), en este sentido no podría los accionantes
interponer la acción de amparo sin recurrir en contra de (sic) la decisión en
caso de optar por la vía de amparo, y no de la apelación, deberá expresarlo
formalmente en su escrito de acción de amparo, lo cual no hicieron.
No resulta posible sustituir a través de la acción de amparo el ejercicio de
los recursos ordinarios para los cuales el legislador consagró un
procedimiento especial donde se otorgan garantías procesales a las partes,
por lo cual, es en el procedimiento ordinario en donde debe analizarse la
inconstitucionalidad del acto impugnado (Sala Constitucional, sentencia N°
438 de fecha 15-03-02, caso Michelle Brionne).
Así mismo respecto al particular tratado ut-supra, la citada Sala
Constitucional ha precisado lo siguiente:

En el caso sub-lite constata esta Corte, revisado como ha sido el Escrito
(sic) contentivo de la acción de amparo constitucional interpuesto por los
ciudadanos ILDEMARO SALAS ESPINOZA, ALOHA DEL CARMEN ISEA
FLORES, ESTEBES DE JESUS RIVAS BALZA, ISABEL CRISTINA
RODRIGUEZ (sic) HURTADO Y WINDER JOSE (sic) REINOSA
CALDERON debidamente asistidos por el profesional del Derecho JULIO
RAFAEL LARA GUZMAN (sic), que los mismos lo hacen en contra de (sic) la
resolución judicial emitida por el Tribunal Vigésimo Segundo (22) De (sic)
Primera Instancia En (sic) Funciones (sic) De (sic) Juicio Del (sic) Circuito
Judicial penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana De (sic)
Caracas, en fecha 27-03-2014, mediante la cual declaró sin lugar las
excepciones opuestas.
Es así como ante la interposición de una acción de amparo constitucional, se
debe verificar si en el proceso originario fue agotada la vía ordinaria o fueron
activados los mecanismos de impugnación, independientemente de la parte
que lo haya ejercido, y en caso de constatarse ello, la consecuencia debe ser
la inadmisión de la acción propuesta, sin entrar a analizar la idoneidad del
medio procedente, pues tal carácter tutitivo que la Constitución atribuye a las
vías o medios procesales ordinarios les imprime la potestad de conservar o
restablecer el goce de los derechos y garantías fundamentales, por lo que su
agotamiento, es un presupuesto procesal de inadmisibilidad de la acción de
amparo (Vid. Sentencia N° 3021 del 14-12-2004, Sala Constitucional).
Al respecto el artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales prevé lo siguiente:

Según la norma anteriormente transcrita, para que resulte admisible la
acción de amparo constitucional, es menester que la presunta lesión
denunciada haya agotado previamente las vías judiciales preexistentes, en el
presente caso como lo establece el artículo 32 del Código Orgánico
Procesal penal.
Como corolario de lo anterior, advierte esta Corte que en el presente caso
los accionantes pretenden, mediante la acción de amparo constitucional, la
reposición de la causa a los fines que otro juez dicte una nueva decisión,
siendo el caso que aun cuando el profesional del Derecho JULIO RAFAEL
LARA GUZMAN (sic) interpuso escrito de excepciones por ante (sic) el
Tribunal 22° de Primera Instancia en funciones de Juicio de este Circuito
Judicial penal, dicha pretensión le fue declarada sin lugar, no obstante el
mismo, dispone del mecanismo de impugnación objetiva que prevé, en el caso
en (sic) concreto, el artículo 32 ultimo (sic) aparte del Código Orgánico
Procesal penal, el cual constituye un medio efectivo e idóneo para obtener la
revisión del fallo cuestionado por parte de la Corte de Apelaciones como
Tribunal de Alzada y a través del principio de la doble instancia, sobre las
denuncias planteadas en la pretensión constitucional.
En este orden de ideas, para este momento procesal en el presente caso se ha
producido una causal de inadmisibilidad, la cual, es la prevista en el numeral
5 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, vale decir, que los accionantes no han agotado los recursos
ordinarios en forma previa a objeto de determinar si efectivamente hubo
violación del derecho que presuntamente se conculcó, en efecto, este Tribunal
Colegiado no puede atender el reclamo de quebrantamiento o de violación de
actos u omisiones de carácter constitucional durante el proceso sin haber
agotado la vía ordinaria correspondiente.
En consecuencia, estima esta Corte actuando en sede constitucional, que al
no haberse agotado con anterioridad del recurso de apelación como medio de
impugnación establecido en texto (sic) penal adjetivo (artículo 32), la presente
acción de amparo constitucional resulta inadmisible, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 6 numeral 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales. Y ASÍ SE DECIDE”.

III
DE LA COMPETENCIA

Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer de la


presente apelación, y a tal efecto observa que conforme al contenido del artículo 25,
numeral 19, de Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, esta Sala Constitucional
es competente para conocer las apelaciones contra las sentencias que recaigan en los
procesos de amparo constitucional autónomo que sean dictadas por los Juzgados
Superiores de la República, salvo que se incoen contra la de los Juzgados Superiores en
lo Contencioso Administrativo.
Ahora bien, en el caso sub iudice la sentencia apelada fue dictada, el 22 de abril
de 2014, por la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial penal del
Área Metropolitana de Caracas, actuando en funciones constitucionales como Tribunal
de primera instancia, con respecto a la acción de amparo interpuesta contra la decisión
del Tribunal Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de Juicio de ese
Circuito Judicial penal, y tomando en cuenta la reiterada jurisprudencia sobre este
aspecto, así como lo señalado en la vigente Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia y el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, esta Sala resulta competente para conocer de la presente apelación, y
así se declara.
IV
FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN
El 6 de mayo de 2014, el abogado Julio Rafael Lara Guzmán, ejerció recurso de
apelación contra la decisión dictada, el 22 de abril de 2014, por la Sala N° 9 de la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, que
declaró inadmisible la acción de amparo, bajo los siguientes alegatos:
Que “[e]n el caso que nos ocupa la Apelación (sic) contra la decisión dictada
por la Sala Nueve (sic) de la Corte de Apelaciones de Caracas (sic); de acuerdo a
nuestra opinión la apelación tiene suficiente motivos y soporte para hacerlo; y la
realizamos so pena de querer convalidar la violación de los derechos y garantías
constitucionales de mis defendidos”.
Que “… el caso que ha generado la Acción (sic) de Amparo (sic) y ahora la
apelación contra la declaratoria de inadmisibilidad de la misma, se relaciona con una
causa penal abierta y seguida a mis representados por un lamentable hecho ocurrido el
03 de diciembre del año 2003, donde en el transcurso de una intervención quirúrgica
realizada en el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo en Caracas; producto de un paro
cardio-pulmonar consecuencia de una reacción atípica a la anestesia; el ciudadano
Marcos Toledo resultó con una lesión cerebro cortical que lo dejó con sus capacidades
físicas e intelectuales severamente disminuidas. Este hecho fue calificado como un
delito por los familiares del paciente y luego de presentar querella; siendo admitida en
diciembre de 2004, en contra de (sic) todos mis defendidos, ello conllevó a que el
Ministerio Público diera su orden de investigación penal en enero del 2005, para luego
después de una prolongación injustificada del proceso con fecha de enero de 2010
imputara formalmente a mis defendidos; y no conforme con todo lo ocurrido presentó
sus (sic) acto conclusivo de acusación con fecha (sic) /*de julio de 2011 por el delito de
lesiones culposas graves, tipificado y sancionado en el artículo 420 del Código penal,
vigente. Concluyendo todo este periplo procesal con la realización de la audiencia
preliminar el 28 de mayo de 2013 y la apertura al debate del juicio oral y público el 19
de febrero de 2014. Es decir, después de 10 años y 3 meses de haber ocurrido el
lamentable hecho para nada reprochable a la conducta desplegada por mis
defendidos”.
Que “… suficientemente castigados por un proceso exageradamente prolongado
sin que en ello haya responsabilidad de mis defendidos; con justo derecho se planteó
con la (sic) formas y en los tiempos establecidos por la Ley, la Extinción (sic) de la
Acción penal por Prescripción (sic). Esta Excepción (sic) fue declarada sin lugar tanto
por el Juez Vigésimo Segundo en Funciones (sic) de Juicio del mismo Circuito
Judicial penal, y con esta decisión se agotó la posibilidad de impugnar la decisión
tomada por el A quo, por cuanto la misma norma adjetiva prevista en el artículo 32 del
Código Orgánico Procesal penal, así lo dispone…”.
Que “… ante esta situación procesal; e igualmente; frente a los argumentos
utilizados por el Juez Vigésimo Segundo en Funciones (sic) de Juicio del Área
Metropolitana de Caracas; quien fundamentó su decisión con la aplicación de criterios
jurisprudenciales y doctrinarios de manera retroactiva; lo que vulneró las garantías
procesales consagradas en los principios de Expectativa (sic) Plausible (sic), Seguridad
(sic) Jurídica (sic), y por efecto inmediato conculcó de igual manera el Debido (sic)
Proceso (sic); al obviar que el instituto de la Prescripción (sic) es una protección
constitucional que atañe al Orden (sic) Público (sic); por lo que ante su materialización
debe ser declarada de Oficio (sic) por el juzgador del cual se trate”.
Que “… no existiendo la posibilidad de recurrir del fallo a los efectos de que se
cumpla la garantía procesal de la doble instancia por imperio del artículo 32 del
Código Orgánico Procesal penal, vale decir, no existiendo un medio procesal breve,
sumario y eficaz acorde con la protección constitucional, y ante la indefectible figura la
convalidación de la violación de los derechos y garantías constitucionales delatados
por la vía del consentimiento de la parte agraviada; se decidió interponer la Acción
(sic) de Amparo (sic) Constitucional (sic); la cual fue declarada inadmisible por el Juez
Constitucional, vale decir, la Sala Nueve (sic) de la Corte de Apelaciones de Caracas
(sic); quien convalidó con su decisión las violaciones y vulneraciones de los derechos y
garantías constitucionales de mis defendidos con la decisión que tomara el 27 de marzo
de 2014 el tribunal (sic) Vigésimo Segundo en Funciones (sic) de Juicio del Área
Metropolitana de Caracas”.
Que “… de la lectura de la decisión mediante la cual el A quo (sic)
constitucional declaró inadmisible nuestra acción de amparo, se desprende que la
honorable Sala Nueve (sic) de la Corte de Apelaciones de Caracas (sic) erró en cuanto
a la interpretación del contenido y sentido de la acción de amparó (sic) interpuesta
como en la aplicación de la norma; sin embargo su error de juzgamiento ha hecho
nugatoria la Constitución…”.
Que “… en la decisión de la Corte de Apelaciones para declarar lo (sic)
inadmisibilidad de la Acción (sic) de Amparo (sic) interpuesta abunda lamentablemente
la contradicción e ilogicidad; por cuanto no se puede exigir el agotamiento de la vía
ordinaria o el ejercicio de mecanismos legales ordinarios preexistentes para impugnar
la decisión cuestionada cuando éstos no están disponibles. Tal hecho constituye un
error de juzgamiento que vulnera los derechos y garantías constitucionales de los
agraviados”.
Que “… no pretendemos subvertir el orden procesal con la interposición de una
acción de amparo para impugnar una decisión que ni siquiera ha sido objeto de la
aplicación del principio de la doble instancia, que si este fuera el caso estaríamos
convirtiendo la figura del amparo constitucional que prohíbe el ejercicio del recurso
ordinario de apelación; lo cual se podrá efectuar con la definitiva que resulte del
juicio; sin embargo; de acatar pacíficamente esta disposición estaríamos convalidando
la vulneración y violación de los derechos y garantías constitucionales; lo que no
tendría sentido alguno de reclamar posterior a la sentencia definitiva por cuanto nunca
podríamos retrotraernos a la situación jurídica infringida”.
Que “[n]osotros no denunciamos la decisión dictada el 27 de marzo de 2014 por
el Tribunal 22 de Juicio por el hecho de haber declarado sin lugar las excepciones
opuestas para obstaculizar la persecución penal; excepciones más que fundamentadas
por el injustificable retardo procesal experimentado por la causa seguida a mis
defendidos, 10 años y 4 meses; sin que se les pueda reprochar el inefable retardo
procesal. Asimismo, entendemos en cuanto a la impugnabilidad objetiva y la autonomía
del juez, que ante cualquier decisión que no favorezca a una de las partes en un
proceso penal, la Ley prevé la posibilidad cierta de recurrir por vía ordinaria o
extraordinaria”.
Que “… denunciamos (omissis) la violación de derechos y garantías
constitucionales, el debido proceso y la inobservancia de principios fundamentales que
informan el ordenamiento jurídico constitucional, tales como: Principio de la
Legalidad (sic), de la Expectativa (sic) Plausible (sic) o Legítima (sic), de la no
aplicación de normas o criterios jurisprudenciales o doctrinarios de manera o con
carácter retroactivo a menos que favorezca al reo. Y esto ocurrió con la decisión
tomada por el Juzgado 22 en Funciones (sic) de Juicio del Área Metropolitana de
Caracas. Violaciones y vulneraciones que el A quo constitucional convalidó con su
decisión de declarar inadmisible nuestra acción de amparo”.
Que “… otros de los requisitos fundamentales para la admisión y procedencia
de la acción de amparo constitucional, además de la inexistencia de vías o recursos
ordinarios y de que lo denunciado se refiera a derechos y garantías constitucionales, o
al orden público; lo constituyen el hecho o circunstancia que la violación o amenaza de
violación sea actual o inminente y que se pueda restituir la situación jurídica
constitucional delatada. Y ese es nuestro caso”.
Que “… la situación se resume en lo siguiente: la declaratoria sin lugar de la
excepción prevista en el cardinal 2° del artículo 32 del Código Orgánico
Procesal penal, de la manera como fue tomada, debidamente descrita supra; sin la
posibilidad de contar con un mecanismo actual, breve, idóneo y eficaz para garantizar
la protección constitucional, conllevaría al consentimiento de la violación de los
derechos denunciada (sic), vale decir; que de continuar con el juicio al final del mismo,
no tendrá sentido denunciar que los agraviados fueron sometidos a un juicio oral y
público, con conocimiento de que sus derechos constitucionales fueron violados y
consintieron en ello, lo cual valido (sic) la delatada violación que de acuerdo al
numeral 4° del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales es una causal de inadmisibilidad. Este es el fundamento medular de
nuestra acción de amparo; mas no el simple hecho que hayan declarado sin lugar la
excepción opuesta. Por ello ratificamos que el a quo constitucional erró al juzgar
nuestra pretensión y por ello apelamos al fallo mediante el cual se inadmitió la acción
de amparo interpuesta”.
En virtud de lo anterior, solicitan que la presente apelación sea declarada con
lugar en todas sus partes; que se declara admisible la acción de amparo constitucional
interpuesta contra la decisión dictada por el Juzgado Vigésimo Segundo de Primera
Instancia en funciones de Juicio del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de
Caracas, con fecha 27 de marzo de 2014, y que se proceda a restituir la situación
jurídica infringida al hecho de que en aplicación y respecto del orden constitucional el
juez competente decida lo conducente para que se restablezca el derecho presuntamente
vulnerado y se impida la violación de éste.
V
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Preliminarmente, debe la Sala pronunciarse sobre la tempestividad o no de la
apelación interpuesta y, al respecto, se observa lo siguiente:
De las actas que conforman el expediente se evidencia, al folio sesenta y
nueve (69) que el abogado Julio Rafael Lara Guzmán se dio por notificado el 2 de mayo
de 2014, acerca de la decisión dictada, el 22 de abril de 2014, por la Sala N° 9 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas que
declaró inadmisible la acción de amparo interpuesta, contra la cual interpuso recurso de
apelación el 6 de mayo de 2014, con lo cual transcurrieron dos días calendarios
consecutivos, verificándose que su interposición es evidentemente tempestiva. Así se
declara.
Ahora bien, es necesario precisar previamente que los accionantes interpusieron
el amparo constitucional calificándolo de “sobrevenido”, motivo por el cual es
necesario reiterar el criterio de esta Sala en cuanto a que el amparo sobrevenido se
interpone contra hechos u actuaciones de cualesquiera de los sujetos que de una u otra
forma actúan en el juicio principal, esto es, las partes, los terceros, los jueces
comisionados, los auxiliares de justicia, etc., pero no contra las decisiones o actuaciones
procesales del juez que conoce de la causa, pues éste se encuentra impedido de revisar
sus propias actuaciones, en virtud de lo cual, la acción interpuesta es un amparo contra
sentencia, el cual es conocido por el superior jerárquico de aquél (ver sentencia dictada
el 20 de enero de 2000, caso:Emery Mata Millán).
En el presente caso, los accionantes interponen su pretensión concretamente
contra la decisión dictada, el 27 de marzo de 2014, por el Tribunal Vigésimo Segundo
de Primera Instancia en funciones de Juicio del Circuito Judicial penal del Área
Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar la excepción prevista en el artículo 32.2
del Código Orgánico Procesal penal, circunstancia que conduce a precisar que
efectivamente la acción interpuesta es un amparo contra sentencia.
Precisado lo anterior, esta Sala observa que los alegatos esgrimidos en el recurso
de apelación interpuesto por el abogado Julio Rafael Lara Guzmán, se fundamentan en
la presunta violación de los artículos 24 y 49.1 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, con ocasión a la decisión dictada por la Sala N° 9 de la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, que
declaró inadmisible la acción de amparo ejercida contra la decisión dictada, el 27 de
marzo de 2014, por el Tribunal Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de
Juicio del Circuito Judicialpenal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin
lugar la excepción prevista en el artículo 32.2 del Código Orgánico Procesal penal y
opuesta en la apertura del Juicio oral y público.
Al respecto, esta Sala observa que la Sala Accidental N° 9 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, actuando
como tribunal a quo constitucional, declaró inadmisible la acción de amparo
constitucional interpuesta al considerar que los accionantes disponían del recurso de
apelación, como medio ordinario para obtener el examen de la decisión dictada por el
Tribunal Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de Juicio del referido
Circuito Judicial penal.
En este sentido, es propicio señalar que, entre otras cosas, la referida Alzada en
su sentencia estableció lo siguiente:
“... para que resulte admisible la acción de amparo constitucional, es
menester que la presunta lesión denunciada haya agotado previamente las
vías judiciales preexistentes, en el presente caso como lo establece el artículo
32 del Código Orgánico Procesal penal.
Como corolario de lo anterior, advierte esta Corte que en el presente caso
los accionantes pretenden, mediante la acción de amparo constitucional, la
reposición de la causa a los fines que otro juez dicte una nueva decisión,
siendo el caso que aun cuando el profesional del Derecho JULIO RAFAEL
LARA GUZMAN (sic) interpuso escrito de excepciones por ante (sic) el
Tribunal 22° de Primera Instancia en funciones de Juicio de este Circuito
Judicial penal, dicha pretensión le fue declarada sin lugar, no obstante el
mismo, dispone del mecanismo de impugnación objetiva que prevé, en el caso
en (sic) concreto, el artículo 32 ultimo (sic) aparte del Código Orgánico
Procesal penal, el cual constituye un medio efectivo e idóneo para obtener la
revisión del fallo cuestionado por parte de la Corte de Apelaciones como
Tribunal de Alzada y a través del principio de la doble instancia, sobre las
denuncias planteadas en la pretensión constitucional.
En este orden de ideas, para este momento procesal en el presente caso se ha
producido una causal de inadmisibilidad, la cual, es la prevista en el numeral
5 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, vale decir, que los accionantes no han agotado los recursos
ordinarios en forma previa a objeto de determinar si efectivamente hubo
violación del derecho que presuntamente se conculcó, en efecto, este Tribunal
Colegiado no puede atender el reclamo de quebrantamiento o de violación de
actos u omisiones de carácter constitucional durante el proceso sin haber
agotado la vía ordinaria correspondiente…”.

Ahora bien, debe esta Sala previamente hacer referencia a la sentencia N° 247
del 15 de febrero de 2007 (Caso: Oscar Sanguino Solano), que estableció lo siguiente:
“… las excepciones declaradas sin lugar en la audiencia preliminar pueden
plantearse nuevamente en la etapa de juicio del proceso, por ende, tal como lo
ha establecido esta Sala la defensa del accionante contaba con la oportunidad
para impugnar nuevamente y obtener el restablecimiento de la situación
jurídica presuntamente infringida y, si en esta etapa fuese declarada
nuevamente sin lugar dicha excepción, cuentan con el recurso de apelación, el
cual puede interponerse conjuntamente con la sentencia definitiva.” (Negrillas
del presente fallo)

En atención al criterio establecido por esta Sala, las excepciones declaradas sin
lugar en la etapa de juicio, cuentan con el recurso de apelación diferido, toda vez que su
impugnación se interpone conjuntamente con la sentencia definitiva.
En tal sentido, observa esta Sala que, en el presente caso, los accionantes
disponían del referido recurso de apelación contra la decisión dictada por el Tribunal
Vigésimo Segundo de Primera Instancia en funciones de Juicio del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas, de conformidad con el trámite
indicado en el artículo 32 del Código Orgánico Procesal penal.
De las consideraciones previas, se desprende, entonces, que la acción de amparo
interpuesta resulta inadmisible de conformidad con el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
En atención a los razonamientos expuestos, esta Sala declara sin lugar el recurso
de apelación interpuesto por el abogado Julio Rafael Lara Guzmán, y confirma la
decisión dictada por la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial penal del Área Metropolitana de Caracas que declaró inadmisible la acción de
amparo interpuesta. Y así se decide.
VI
DECISIÓN

Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala


Constitucional, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la
Ley, declara:
PRIMERO.- SIN LUGAR la apelación interpuesta por el abogado Julio Rafael
Lara Guzmán, apoderado judicial de los accionantes.
SEGUNDO.- CONFIRMA la decisión dictada, el 22 de abril de 2014, por la
Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial penal del Área Metropolitana
de Caracas, que declaró INADMISIBLE la acción de amparo constitucional interpuesta
por los ciudadanos Ildemaro Salas Espinoza, Aloha Del Carmen Isea Flores, Estebes De
Jesús Rivas Balza, Isabel Cristina Rodríguez Hurtado Y Winder José Reinosa Calderón,
asistidos por el abogado defensor Julio Rafael Lara Guzmán, contra la decisión dictada,
el 27 de marzo de 2014, por el Tribunal Vigésimo Segundo de Primera Instancia en
funciones de Juicio del referido Circuito Judicial penal, que declaró sin lugar la
excepción prevista en el artículo 32.2 del Código Orgánico Procesal penal y opuesta en
la apertura del Juicio oral y público.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de origen.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 04 días del mes de agosto de dos mil
catorce (2014). Años 204º de la Independencia y 155º de la Federación.
La Presidenta,

GLADYS M. GUTIÉRREZ ALVARADO


Vicepresidente,

FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ


Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN


Ponente

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER


El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

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