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Las Señales de ios Tiempos

•iiiiiuiiin .,i„„„ iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiintiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiii iiniiiiini

c orno e reciente tecpemoto d e opnia, dejo

es Cu
ta parte d e La C i u d a d d e v ^ o m p t o n . C o m p : o n . VV e a s e e

ap tpos sobpe a qt u a t i d a d e s
cícuLo: La cpeación gime, y o

Precio: 3 O céntimos.
mos verdaderamente en tiempos extraordinarios-
LA CREACIÓN GIME y es natural que nos preguntemos: "¿Qué significa^
estas cosas?"
Los días 10 y 11 de marzo, h u b o violentos te- El profeta Isaías escribió hace más de veinticinco
rremotos en toda la parte meridional de California. siglos lo siguiente: "Alzad a los cielos vuestros ojos-
Causaron la muerte de más de cien personas y des- y mirad abajo a la tierra: porque los cielos serai)
trucción material p o r valor de más de 500 millones deshechos como h u m o , y la tierra se envejecerá
de pesetas. M á s de cíen ciudades y pueblos sufrieron como ropa de vestir, y de la misma manera perece'
los efectos de los terremotos. El niimero de heridos rán sus moradores; mas mi salud será para siempre'
fué m u y elevado. C o m o es siempre el caso en tal si- mi justicia no perecerá." (Isaías 5 1 : 6 . )
tuación, la angustia de la gente fué extraordinaria Estas palabras señalan un tiempo en que la tie'
y un gran pánico se apoderó de muchos. rra habrá envejecido, y se desprende también d^
Si estos terremotos de California son los más ellas que en este tiempo de envejecimiento de ¡a
violentos habidos en los pocos meses que h a n trans- tierra se establecerá el reino de Dios. Esto signiñ'^^
currido ya de este año, sin embargo, no fueron los que vivimos actualmente en el tiempo del fin. Los
únicos. Casi cada día, los periódicos señalan seísmos numerosos terremotos de hoy son el preludio ¿e.
registrados por los sismógrafos. Es posible que n o las conmociones finales de este globo, conmociones
sean terremotos violentos; sin embargo, n o dejan que describe el mismo profeta Isaías de la siguiente
de ser temblores de tierra, y constituyen una prueba m a n e r a : "He aquí que Jehová vacía la tierra, y 1^
alarmante del envejecimiento de la tierra. P o r q u e desnuda, y trastorna su haz, y hace esparcir sns
lo que sucede tan a menudo en estos últimos años m o r a d o r e s . . . Quebrantaráse del todo la tierra, en'
acontecía m u c h o menos frecuentemente antes. Es- teramente desmenuzada será la tierra, en gran ma-
tadísticas fidedignas demuestran que h u b o 26 te- nera será la tierra conmovida. T e m b l a r á la tierra
- rremotos violentos del año 1 0 3 8 al año 1 8 7 5 , o vacilando como un borracho, y será removida co-
sea en ochocientos treinta y siete años, mientras que m o una choza; y agravaráse sobre ella su pecado, í
h u b o 2 8 desde 1875 hasta 1 9 2 3 , o sea en cuarenta caerá, y nunca más se levantará." (Isaías 2 4 : i '
y ocho años. De estos 2 8 , 18 tuvieron lugar desde 19, 20.)
el año 1 9 0 5 , y la lista de éstos es como sigue:
T a m b i é n Jesucristo predijo nuestro tiempo en
1 9 0 5 , K a n g r a ; 1 9 0 6 , San Francisco; 1 9 0 6 , las siguientes palabras: "Habrá pestes, y hambreS'
Valparaíso; 1 9 0 7 , Jamaica; 1 9 0 7 , T u r k e s t á n ; y terremotos en varios lugares." (Mateo 24:7._)
1 9 0 8 , Messina-Reggio; 1 9 1 0 , Costa Rica; 1 9 1 1 , Y añade: "Pero t o d o esto n o es más que el princi-
Turkestán; 1911, Luzón; 1912, Turquía; 1912, pio de los males." C o m o acabamos de decirlo: cons-
.Méjico; 1 9 1 3 , Guatemala; 1 9 1 4 , J a p ó n ; 1 9 1 4 , tituye el preludio de las conmociones finales. Po"*
Italia; 1 9 1 5 , Italia; 1 9 2 0 , C h i n a ; 1 9 2 2 , Chile; tanto, estas manifestaciones extraordinarias de lo^
1923, Japón. elementos, en vez de disminuir irán más bien en
Parece que, en siglos pasados, u n o de los más a u m e n t o hasta que se produzca el gran terremoto
terribles terremotos fué el de Lisboa en 1 7 5 5 , en final predicho en Apocalipsis 1 6 : 1 7 - 2 0 : " Y ^]
el cual murieron unas 5 0 . 0 0 0 personas. Pero, fuera séptimo ángel derramó su copa p o r el aire; y salió
de aquél, los que más muertes causaron se produje- una grande voz del templo del cielo, del t r o n o , di-
ron todos en el siglo X X . 1 0 0 . 0 0 0 personas perecie- ciendo: Hecho es. Entonces fueron hechos relám-
ron en el terremoto de Messina, Italia, en 1 9 0 8 . El pagos y voces y truenos: y h u b o u n gran tembló''
seísmo tan desastroso de C h i n a en 1 9 2 0 m a t ó a de tierra, u n terremoto tan grande, cual n o fué ja'
1,80.000 personas. C o m o consecuencia del terre- más desde que los hombres han estado sobre
m o t o del 1 de septiembre de 1 9 2 3 en el J a p ó n , tierra. Y la ciudad grande fué partida en tres partes-
murieron también más de 1 5 0 . 0 0 0 personas. y las ciudades de las naciones cayeron; y la grand^
Babilonia vino en memoria delante de Dios, par^
Se podrían mencionar otros importantes terre-
darle el cáliz del vino del furor de su ira. Y toda
motos registrados en diferentes lugares desde el año isla h u y ó , y los montes n o fueron hallados."
1 9 2 3 . La lista es larga y el n ú m e r o de víctimas bas-
tante elevado. El apóstol San P a b l o escribió: " P o r q u e sabemo'
que la creación entera gime." E n los terremoto^
Además de los terremotos hay otras manifesta-
oímos sus gemidos que nos señalan la p r o x i m i d a d de'
ciones violentas de las fuerzas de la naturaleza. Los
fin y nos invitan a prepararnos para el eterno rein"
volcanes siembran también la desolación y son una
de Jesucristo.
amenaza constante. Hace precisamente u n año que
dé repente, ocho volcanes andinos entraron en vio- R . G.
lenta actividad. Sus erupciones de cenizas cubrie-
ron millones de kilómetros cuadrados, sembrando
al m i s m o tiempo el terror en millares de corazo-
nes.
Se multiplican también los huracanes, los tifo-
nes, las inundaciones y otras manifestaciones des-
tructoras de los elementos desencadenados. Vivi-

PÁGINA DOS
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^- GERBER PRECIOS

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R E V I S T A M E N S U A L En el eitranjero . .

MADRID NúM. 5

U n 11amado especial a nuestra éeneración^*^


por Marcelo I. Fayard

tro rnu'^ H*^" l o m a t e r i a l c o m o en lo espiritual, nues- t i a n a " , cuya fundadora, la señora M a r í a Baker-
•-onfus'' °Tr^''^ p a s a n d o p o r u n período de intensa E d d y , negaba la realidad de la enfermedad y de la
Serrad'^'^ todos los países la sociedad está des- muerte.
que en^'^°'^ tendencias políticas opuestas. Se afirma P e r o la guía desechada y despreciada—la Sagra-
•^tansic'^ ^'^°"°i"''c° estamos p a s a n d o m o m e n t o s de da E s c r i t u r a — e s la única q u e ofrece u n mensaje
males ^ reajuste. M i e n t r a s t a n t o imperan los de certidumbre a esta generación aturdida, t a n t o
°^tinac^^^"^'''°^°^ '^^ superproducción y la des- p o r las ilusorias promesas de bienestar material q u e
para todas las privaciones consiguientes le ofrecen los apóstoles comunistas o los caudillos
La , y millones de seres h u m a n o s . nacionalistas, c o m o p o r las teorías del espiritismo,
P'aza misma revisa sus teorías y las reem- de la teosofía, de la "ciencia cristiana", del moder-
difí(.ji^°'^ ° t r a s con t a n t a rapidez que resulta m u y n i s m o católico y protestante, o de cualquier o t r o
coirip. "^^ntenerse al día con ellas. H a descartado m o v i m i e n t o espiritual que n o a d m i t a sencilla e ínte-
sostenr^t?^"'"'^ las que respecto del origen de la vida gramente todas las verdades reveladas en la Biblia.
adelant^ j " algunos lustros, y confiesa n o haber Hacer oír el mensaje de certidumbre, el l l a m a d o
lUa. ] ^ " a d a en la solución del secular proble- especial de las Escrituras a nuestra generación, y h a -
^"tifusió"^^"^'''' ^^^^ esfera t a m b i é n reina la cérselo o í r con v o z clara y segura, es el único objeto
de la organización munciial de los adventistas. E n
P'tifuj/"^^'^''^.s'2 tiota desconcierto en el d o m i n i o es- seguida veremos que esta afirmación se basa en ar-
nuestro ° "^^l'g'oso. A la verdad, nunca h a o í d o gumentos sólidos, matemáticos, p o r así decirlo.
ducjjj^ "^tindo t a n t a s voces q u e pretendiesen c o n - Efectivamente, e n c o n t r a m o s bosquejada en las
tendg ° m^zta de la felicidad. P o r q u e como las Sagradas Escrituras toda la lucha entre el bien y el
cont-iy^^.'^^ "materialistas, seguidas hasta sus lógicas
mal, desde su principio r e m o t o hasta su cercano des-
y el ^ ° dejan tras sí m á s q u e la desilusión
Xiasf.' - ^ j u i i 1.Í.CIO j i i a i QUE i d u e s i i u & i u i i enlace; pero, entretejida con el relato de esta m a g n a
PV^. "aStlO, s o n r r , „ , - U ^ „ 1 1 1 — -
^^"^^eino v' nitichos los q u e se vuelcan al o t r o lucha que se riñe en el universo, va la historia de
^^tado . : predicando u n esplritualismo e x a - nuestra H u m a n i d a d . A la verdad, h a y en la Biblia
' Cos V''^''^^'^^'°- profecías que h a n tenido su c u m p l i m i e n t o asom-
genera^- frutos de los desaciertos de las broso, profecías q u e se referían a periodos defini-
lares /^"^"^s pasadas. T a n t o en las religiones p o p u - dos que e m p e z a b a n y t e r m i n a b a n con sucesos des-
cos^ se°f"° círculos q u e se l l a m a b a n científi- collantes en la historia de las naciones.
qu¿ ^ r e c h a z a n d o la única revelación de D i o s
critujg^^" recibido los h o m b r e s — l a s Sagradas E s - Buen n ú m e r o de estas profecías convergen c o m o
la po,,^! y» PO'- t a n t o , n o q u e d ó n o r m a segura para u n h a z de rayos l u m i n o s o s sobre nuestra época y la
pP;^itualidad. señalan c o m o "el t i e m p o del f i n " .
D e m a s i a d o extenso resultaría estudiar aquí t o -
lüces 1 p o d i d o florecer en nuestro siglo de
das estas profecías en sus detalles, y referir, p o r
el s¡gj^^ teorías más fantásticas y absurdas. P o r esto,
ejemplo, c ó m o u n a de ellas, dividiendo toda la era
hiciero^ ^^'^ visto nacer nuevas religiones, q u e
cristiana en seis períodos, hace principiar el sexto
hastj " /^abla rasa del sentido c o m ú n y llegaron
con el espantoso t e r r e m o t o de 1 7 5 5 y l o j a l o n a con
8óri(-,^ basarse en creencias q u e contradecían cate-
otros acontecimientos inconfundibles, c o m o el día
do^ j , í-^ la experiencia diaria, c o m o h a sucedi-
oscuro de 1 7 8 0 y la caída de meteoros de 1 8 3 3 . N i
ejemplo, con la así llamada "ciencia cris-
t a m p o c o p o d e m o s explicar a q u í c ó m o el m i s m o Jesús
indicó q u e dichos sucesos e x t r a o r d i n a r i o s señala-
'Tenjr.i ^^^urnen de una conferencia pronunciada en el •rían la inminencia de su s e g u n d a venida, y a ñ a d i ó
P o Adventista de Buenos Aires. otra inequívoca señal: la "angustia de gentes", q u e

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h o y es tan intensa y general que están realmente ser proclamado a todos los habitantes del mundo-
"secándose los hombres a causa del temor y expec- El ángel decía en alta v o z : " T e m e d a Dios, y dad^-
tación de las cosas que sobrevendrán a la redondez le h o n r a ; porque la hora de su juicio es venida.
de la tierra" (Lucas 2 1 : 2 6 ) . Los adventistas creemos lo que anunció el apóstol
Sólo intentaremos explicar aquí una de esas p r o - Pablo a los incrédulos, atenienses; a saber: que Dio^
fecías relativas al "tiempo del f i n " ; a saber: la que "ha establecido u n día, en el cual ha de juzgar al
presenta la proclamación del mensaje adventista en m u n d o con justicia, por aquel V a r ó n al cual deter-
todo el m u n d o como una señal evidente de que se m i n ó ; dando fe a todos con haberle levantado d^
acerca el fin de la lucha entre el bien y el mal. los muertos" (Hechos 1 7 : 3 1 ) . A u n más, creemos
E n su gran discurso profético, Jesús declaró: que las profecías bíblicas revelan este día "estable'
"Este evangelio del reino será predicado en toda la cido", en el cual debía empezar el juicio del mundo
tierra habitada, para testimonio a todas las nacio- por Jesucristo. Y aunque seamos, de entre todos lo*
nes, y entonces vendrá el ñ n " (Mateo 2 4 : 1 4 V . M . ) . cristianos, los únicos en proclamar esta doctrina'
Mas el Apocalipsis, o sea la revelación que dio Je- sostenemos que en la fecha indicada por la profecía
sús a su siervo J u a n , se refiere a la forma especial de los dos mil trescientos días o años (Daniel 8 : l 2 '
que asumiría la predicación del evangelio hacia el 1 4 ) , es decir, en 1 8 4 4 , Jesucristo abrió en el cielo
final de la dispensación cristiana. Dice el vidente: las sesiones del gran juicio investigador que debe
" Y vi o t r o ángel volar p o r en medio del cielo, que preceder su segunda venida a esta tierra para traer
tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que consigo "el g a l a r d ó n " .
m o r a n en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua Desde 1 8 4 4 , fecha en que se organizó el puñado
y pueblo, diciendo en alta v o z : T e m e d a Dios y de adventistas cuya fe en la segunda venida pernia'
dadle h o n r a , porque la hora de su juicio es venida, necia incólume a pesar de que ese año no apareciera
y adorad a Aquel que ha hecho el cielo, y la tierra, el Mesías como lo h a b í a n anunciado miles de soS
y el mar, y las fuentes de las aguas" (Apocalip- hermanos, ha venido proclamando este pueblo (¡^^
sis 1 4 : 6 , 7 ) . había venido "la hora del juicio", y que era tiem'
H a y en esta profecía unos cuantos detalles que po de "dar gloria a D i o s " . ¿Será coincidencia q«^
deben tenerse en cuenta, porque permiten'identifi- esta proclamación se haya iniciado en la misma f^'
car al pueblo que le da cumplimiento. E n primer cha anunciada por la profecía, para ir en aumento
lugar, la palabra "ángel" significa mensajero, y hasta realizarse h o y en 4 5 5 idiomas, en casi todos
como la predicación del evangelio fué confiada, des- los países de la tierra, por miles de heraldos y nie'
de el principio, a los seres h u m a n o s solamente, de- diante millones de páginas impresas?
bemos descartar la intervención directa de ángeles M a s esto no es todo. El ángel ordenaba: " A d o '
liteirales en este esfuerzo final para amonestar a la rad a aquel que ha hecho el cielo, y la tierra, Y f
H u m a n i d a d . El ángel que volaba "por en medio del mar, y las fuentes de las aguas." E n u n mund"
cielo", así como los otros dos que le siguieron bajo m i n a d o por las teorías de la evolución, cuando n"
los ojos del vidente, simboliza a los mensajeros h u - sólo la ciencia descartó a Dios, sino cuando las nií^'
manos organizados con el fin preciso de llevar su rnas religiones a b a n d o n a r o n la idea de la creació''
mensaje a t o d o rincón del G l o b o . T a l fué el fin con directa por el O m n i p o t e n t e , los adventistas se deSj
que se organizó el m o v i m i e n t o adventista. tacan p o r su fe en el relato textual del Génesis. &
' - E n segundo lugar, a u n q u e encargado de procla- Dios a cuya adoración invitan h o y a "toda nacióla'
mar mensajes especiales para esta época, el pueblo y tribu, y lengua, y p u e b l o " , es el D i o s que hiZ^
adventista tiene en la m a n o "el evangelio eterno". todo lo que existe por la omnipotencia de su P*'
Presenta las verdades reveladas a la H u m a n i d a d des- labra.
de su mismo nacimiento. Para nosotros, el evange- Y para el pueblo adventista, la adoración del Dí^^
lio empieza con el Génesis, con la promesa de re- creador entraña la fe en todas sus palabras, Y
dención que fué hecha a nuestros primeros padres, transformación realizada por el evangelio de JeS^"'
al ser pronunciada la sentencia que merecieron por cristo se mide por la armonía de la vida con los pí^'
su transgresión; y la revelación de Jesucristo, el ceptos de la gran ley moral, en cuyo centro se haH^
Salvador prometido, corre como un hilo de oro por la orden de reposar el séptimo día o sábado. "P""^'
todos los libros del A n t i g u o T e s t a m e n t o . P a r a nos- que en seis días h i z o Jehová los cielos y la tierí*;
otros, Jesús fué el Mesías anunciado por Moisés y la m a r y todas las cosas que en ellos hay, y repo*,"
los profetas. Pero es u n Mesías que n o sólo fué cru- en el séptimo día; por t a n t o , J e h o v á bendijo el d'^
cificado y resucitado, sino que ascendió a los cielos del reposo y lo santificó" ( É x o d o 2 0 : 1 1 ) . Obed^j
para ser allí el único Mediador entre Dios y los h o m - cer el m a n d a t o que empieza así: "Acordarte has dj
bres. Pero es también el Mesías que de allí volverá día del reposo", viene, pues, a ser como el sello "
en gloria y majestad, según lo prometió, para con- la fe adventista en la creación divina que se proclal^
sumar la redención de la Humaniclad y para ser Se-. sin la menor vacilación en un m u n d o agitado í>°
ñ o r de señores y Rjey de reyes por toda la eterni- dudas de todas clases. i
dad. N u e s t r o mensaje es verdaderamente "el evan-
gelio eterno". P e r o los sistemas religiosos que permitieron ^'
nacimiento de estas dudas, por haberse apartado s"
A h o r a notemos, en tercer lugar, una fase espe- dirigentes de los sencillos principios del evangel'"'
cial del mensaje que en "el tiempo del fin" debía y sobre t o d o p o r n o haber c o n t i n u a d o predican^l

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en ^jS^"2"ción que sólo el evangelio puede realizar dio de t o d a la confusión que reina sabemos leer "las
nuab^H^- • ^^^'^^^ recibir su sanción. C o n t i - señales de los t i e m p o s " , y por esto estamos organi-
le sigu- - T?'^^' efecto, el vidente: " Y o t r o ángel zados en una acción vigorosa para invitar a cada
Babii ° p r i m e r o ] , diciendo: H a caido, ha caído ser h u m a n o a renunciar a la confusión del pecado,
bilonT"'^ ^^P°ealipsis 1 4 : 8 ) . La palabra "Ba- a salir de ella y a unir sus actividades al esfuerzo
eonfu^'' ^'^"'fiea confusión y se refiere aquí a la final que traerá el p r o n t o y eterno t r i u n f o del bien
dono '•^l'g'osa creada en el m u n d o por el aban- en este planeta.
de fe ^ Sagradas Escrituras como única n o r m a Pero como si esta misericordiosa invitación n o
hubiese de resultar suficiente para decidir a los seres
teina"° f o n d o toda la confusión que h u m a n o s . D i o s ha añadido u n a cláusula más a su
•cómico" diversas esferas, en lo científico, eco- l l a m a d o especial para esta generación, y n o sería-
sa; 3 °J político, reconoce la misma causa religio- mos fieles a este llamado si calláramos esta cláusula
decirse^ repudio de la filiación divina, puede final. Se refiere, entendemos, al día de reposo, que
el an, '^^^ Babilonia es h o y el m u n d o entero. Y es el sello de nuestra fe en el Creador o m n i p o t e n t e .
mund / ° Babilonia ha caído, de que el O, mejor dicho, se refiere al día de descanso que las
es tiei^ ^ " e a s a d o al separarse de D i o s y de que potencias sembradoras de confusión h a n levantado
P o r e l f ° - " ^ ^ "^"^ '^^^^ confusión, va reforzado en lugar, del día santo de Dios, o sábado. Para t o d o
Salid j " ' ^ ' " ^ ° n l o de "otra v o z del cielo que decía: aquel que observe o t r o día que el sábado es p r o -
pantes d Pueblo m í o , porque n o seáis partici- nunciada la amonestación más solemne que con-
gas" í& pecados, y que n o recibáis de sus pla- tengan las Sagradas Escrituras. Son palabras ter-
Apocalipsis 1 8 : 4 ) . ^ minantes las que e n c o n t r a m o s registradas en este
gura ° " mensaje adventista la única voz se- capítulo X I V de Apocalipsis c o m o procedentes del
que ] ^ " ^ ^e oye en esta época de dudas. El pueblo tercer ángel que siguió a los d o s anteriores, "dicien-
tal. u '^'^•°'^'^"ma es, en medio de la confusión gene- d o en alta v o z : Si a l g u n o adora a la bestia, y a su
arnoj. f '^•l^'^Plo de cohesión, de organización y de imagen [símbolos adecuados de las potencias crea-
solo '^^'•^™al- U n i d o s t o d o s sus miembros por un doras de la confusión material y e s p i r i t u a l ] , y tom,a
vidad!"^°^°^^^° c o n t i n ú a n intensificando sus acti- la señal en su frente, o en su m a n o , éste también
Ptesas ^ ^ -^^^^"^ C u a n d o las demás em- beberá del v i n o de la ira de Dios, el cual está echa-
sus u "^'^'oneras h a n tenido que replegarse y retirar do p u r o en el cáliz de su ira, y será a t o r m e n t a d o
han s°lv^'^" ^^^^^ '^^ recursos, los adventistas con fuego y azufre delante de los santos ángeles y
ros ha^ a u m e n t a r sus sacrificios, sus misione- delante del C o r d e r o " (Versículos 9, 1 0 ) .
los rn " P'''^"ianecido en sus puestos y el n ú m e r o de . T a l es, en sustancia, el triple mensaje que D i o s
^ ° n v e r s o s ha a u m e n t a d o . envía al m u n d o en este tiempo. T o d o aquel que
tanip°o(!° teferimos por espíritu de jactancia, como quiera ser salvo cuando termine el gran juicio inves-
ciar la ^^^^ m o t i v o que nos mueve a d e n u n - tigador y Jesucristo baje por segunda vez a la tie-
feras j^P^^'^^lón que impera h o y en las diversas es- rra, esta vez, c o m o R e y de reyes y Señor de señores,
'lamad Este se halla a t u r d i d o al oír los debe reconocer al Creador y poner su vida en a r m o -
ritua|g^°^ "ítie le dirige la m u l t i t u d de maestros espi- nía con sus santas leyes. E s t o está implicado en el
contrad'^"^. P'^^g°iman infinidad de doctrinas resultado que ha de obtener la proclamación del
bilioso Se halla d e s l u m h r a d o por los mara- mensaje de D i o s p a r a este tiempo, según la declara- •
ciento ^ • materiales que en estos ú l t i m o s ción que el vidente hace inmediatamente después de
fin" , " " c u e n t a años, es decir, en "el tiempo del transcribir el triple anuncio de los ángeles: " A q u í \
ducij n^'^i^''^?, puestos en sus m a n o s . Y se deja se- están los que g u a r d a n los m a n d a m i e n t o s de D i o s ,
miten "espíritus de d e m o n i o s " que n o le per- y la fe de Jesús" (Versículo 1 2 ) . Y los presenta
suicjjjj^'' ^ ^ ' ^ estos recursos otra aplicación que el luego disfrutando b i e n a v e n t u r a n z a eterna, después
Pero placeres frenéticos o la guerra, de haber pasado p o r las pruebas finales del conflicto
cierna ,'"^"^tie el m u n d o esté confuso y n o dis- entre el bien y el mal.
contg'"^ Pl,an divino en el c o n j u n t o de la historia P o r q u e si bien todos los que rechacen la invita-
Sabem para los adventistas ello es claro, ción a ser regenerados y sellados p o r el p o d e r del
sopigjj^j.^'^e sobre u n m u n d o que a b a n d o n ó a D i o s evangelio quedarán finalmente destruidos, j u n t a -
nuestr . ^ ° l l c o s "vientos de d o c t r i n a " , y q u e en mente con el pecado que n o quisieron a b a n d o n a r ,
feta- °. j ^ e m p o se cumple esta apostrofe del p r o - con el instigador del pecado. Satanás, y con el esce-
Porqyg ,^ de los moradores de la tierra y del m a r ! nario del pecado, esta tierra, ella saldrá de las llamas
do „ ^ ei diablo ha descendido a vosotros, tenien- purificada, renovada, t r a n s f o r m a d a para servir de
(Apo '^y ira, sabiendo que tiene poco t i e m p o " hermosa y eterna m o r a d a de t o d o s aquellos que aquí
a n í i n " . ^ ! ^ 1 2 : 1 2 ) . Sabemos también p o r qué aprendieron a p o n e r su vida en a r m o n í a con las
cia ser° "^i tiempo del fin" "la cieñ- leyes divinas engendradorás de orden, de belleza y
en nue^f^^'^'^^'^^da", y que todos los inventos que deJelicidadL^
tinado^ época se h a n a c u m u l a d o n o estaban des-
fac¡li[ ^ ^ m a t a n z a de los seres h u m a n o s , sino a
toda proclamación del "evangelio eterno a
"ación, y tribu, y lengua, y p u e b l o " ^ E n me-

PÁGINA CINCO!
LA O R A C I Ó N
N o oremos solamente en previsión de las cosas de
la vida, mas vivamos según lo que o r a m o s : en otros
términos, que n o sea ésta sólo u n medio, sino u n de la risa burlesca que sacude a los espectadores d^'
fin; no sólo un remedio, sino u n ornamento. Que una comedia estúpida, después de conversaciones
la oración nos parezca tan bella, que vale la pena de burlonas, escépticas, después de leer una novela qu^
prepararse a ella, de orientarse en su dirección, de envenena la conciencia hasta el p u n t o que cerrando
organizarse en su favor, así como se combina t o d o el libro n o distinguimos el límite entre el bien y el
en una sala para que la luz favorezca u n cuadro; mal?
como se dibuja un jardín, de m o d o que reciba los
¿Podemos orar, en una palabra, cuando la exci-
rayos del sol,
tación interior, la pasión, nos impide literalmente
¿En qué consiste la preparación a la oración? Es recogernos en nosotros mismos? ¿Podemos orar,
necesario vivir de m o d o que la oración sea la p r o - cuando nos agrada el error y el pecado, cuando se
longación normal de nuestra vida. N o podemos consiente, aunque fuese solamente en imaginaciónr
orar, en el sentido evangélico de la palabra, sino en disfrutar de la compañía de hombres y mujeres
cuando hemos hecho el silencio en nuestro interior, alegres, cuando rehusamos obedecer al Espíritu San-
el recogimiento. N o se puede orar en estado de to? ¿Podemos orar cuando mentimos al decir: "Ven-
ebriedad. El odio, la sensualidad, el orgullo, into- ga tu r e i n o " ; o aun m á s : "Perdónanos como nos-
xican. ¿Estamos en disposición de orar, después de otros p e r d o n a m o s " ; o t o d a v í a : " L í b r a n o s del mal"-
u n acto de injusticia o de dureza, después de una
La verdadera preparación a la oración es la acep-
disputa que enardece la sangre, o después de una
tación franca y definitiva del ideal que nos es prO'
cena demasiado copiosa que nos adormece, después
puesto en la oración dominical, a saber: que noS'
otros aquí no vivimos para nosotros mismos, sino
para la salvación del c o n j u n t o , para el triunfo
Dios en la h u m a n i d a d p o r el Espíritu de Jesús.
Cualquiera que sea nuestra teoría acerca de 1^
oración, es necesario orar. La experiencia universa'
demuestra que la oración no puede ser reemplazada-
por ella se realiza una obra que n o se realiza de nin'
guna otra manera. Del m i s m o m o d o que n o respi'
ramos p o r el cerebro, que n o pensamos con nuestro*
pulmones, así tampoco oramos cuando trabajamos-
a pesar del dicho popular. O r a r es una cosa, hace^
lo bueno es o t r a ; orar es una cosa, leer un hermos"
libro, estudiar, es otra; orar es una cosa, escucha'
u n sermón, t o m a r parte en conversaciones piadosas-
es o t r a ; orar es una cosa, meditar acerca de DíoS-
t o m a r santas resoluciones, es otra. La oración tien^
un papel especial que desempeñar; es la llave q^^^
abre una cierta cerradura. Es p o r ella que penetra'
mos directamente al corazón de las realidades etef'
ñas, y que soltamos, p o r decirlo así, energías esp''
rituales inutilizadas...
Oremos, pero hagámoslo en un espíritu de amol-
de fe, de sumisión, dejando que el supremo aventa'
d o r distinga entre el grano y la paja.
Sí, oremos, con el candor sublime de los enfe""
mos y de los pecadores que invocaban al Salvadot'
¿ C ó m o se expresaban ellos? "¡Señor, ten piedad
m í ! — ¡ S e ñ o r , no tengo a nadie! — ¡ S e ñ o r , sáWa'
nos, que perecemos! — ¡ S e ñ o r , aquel que tú ama*'
está enfermo! — ¡ S e ñ o r , enséñanos a orar! —¡S"^'
ñor, a u m é n t a n o s la fe! •—¡Creo, Señor, ayuda n^'
incredulidad! — ¡ S e ñ o r , acuérdate de m í ! "
Cristo oraba m u c h o . WiLFREDO MONOD.

PÁGINA SEIS
CRISTO COMO CENTRO Y EXPIACIÓN
por J u a n Orts González

T o m a d o de s u interesante libro * E 1 D e s t i n o de los P u e b l o s Ibéricos»

No
-^o creemos que n i n g u n o de nuestros lectores se desde P a b l o hasta el ú l t i m o de los grandes santos
atreva a negar que el C r i s t i a n i s m o verdadero deoe de la Iglesia Cristiana, todos h a n visto m á s la C r u z
tomar a Cristo c o m o maestro, c o m o centro, c o m o como expiación divina que n o c o m o ejemplo o
inspiración y guia. , inspiración estimuladora. T o d a iglesia que ha per-
El Cristianismo, más a ú n que el b u d i s m o , o el dido el concepto de que la C r u z del Calvario es u n a
"mahometismo, o el confucionismo, o el b r a h a m a - expiación necesaria, ha perdido su eficacia santifi-
"ismo, o el teosofismo, es la o b r a de su f u n d a d o r cadora y su fuerza de expansión en la H u m a n i d a d .
E n las otras religiones p r e d o m i n a el credo, las A l g u n o s protestantes contemporáneos, p o r falta sin
enseñanzas y las instituciones; pero en el C " ^ ^ ' ^ ' duda de buena preparación filosoficoteológica, h a n
nismo no lo fué asi en sus comienzos, m 1° P ! í ^ ^ visto en este concepto de expiación u n a teoría pri-
si se mantiene p u r o y fiel al f u n d a d o r de el. i o mitiva, casi salvaje, para m u c h o s blasfema. Si co-
la vid, v o s o t r o s los sarmientos. S m m i n a d a nocieran mejor la biografía de los grandes santos
podéis hacer". Son p a l a b r a s que la Iglesia Cristiana del pasado y de los mejores cristianos del presente,
« p e t i d o y debe repetir en t o d o s los tiempos J verían que todos ellos, sin excepción que sepamos,
í ^ d e s , " Y o soy el camino, la verdad y la vida , e n c o n t r a r o n a los pies de la C r u z expiadora de
f.'jo Cristo, y t o d a la Iglesia verdaderamente cris- Cristo la certeza de su p e r d ó n y la fuerza impulsa-
tiana debe recordar estas enseñanzas y estas paia- dora de su santificación y el fuego ardiente que des-
"^ras como n o r m a . , pertó en ellos el a m o r y sacrificio. El pecado más
^ E n las experiencias místicas y en la vida de los gravísimo del p r o t e s t a n t i s m o contemporáneo, ha
^'^^ndes santos p a l p a r e m o s esta m i s m a verdad es sido haber repudiado la C r u z como expiación. U n a
C."sto viviendo en ellos, más que el credo la litt^r- reforma nueva que n o restablezca la C r u z con la
f o prácticas religiosas. C r i s t o en su E v a n g e l i o eficacia expiatoria que t u v o para P a b l o y los após-
dió más ejemplo que doctrina. Haced lo que toles, así c o m o para Francisco y Teresa de Jesús, n o
f §0- Imitadme. Seguidme. T e n e d fe en ini .Venid será j a m á s aceptada p o r los pueblos ibéricos, t a n
POS de m i . C a r g a d vuestra cruz y seguidrne. A n - acostumbrados al Cristo crucificado. Si estos pue-
^ijo- y o os digo ahora, etc. E l con - blos h a n exagerado la nota dolorosa y trágica de la
"^'^o principal del E v a n g e l i o está en que nos tije- C r u z , n o ha s i d o p o r q u e en dicha n o t a n o h a y a u n a
en Cristo c o m o guía, c o m o c a m i n o , c o m o ver-
y que le sigamos. .^ , ,^ (Sigue en la página 11.)
t s más. E l s u p o n e que esta clase de vida n o na ae
7 fácil, que la c r u z que E l i m p o n e n o es ligera, que
e ' ' " ^ i " o p o r d o n d e encarga a los suyos que v a y a n
áspero, y p o r eso dice a los s u y o s ; V e n i d a m i
n! ' que estáis cargados y trabajados, que ^ o
os aliviaré. ^Llevad ' mi y u g o sobre vosotros, y
'P'^^nded de
^ón- " " í "e mí que soy m a n s o y h u m i l d e de cora-
C u ^ l^^ll^réis descanso para vuestras a l m a s . "
los A n ' ° Evangelio pasamos a los Hechos de
Cólicas .'^ de los Hechos a las Cartas A p ó s -
de XJ-erminamos con el Apocalipsis, el ú l t i m o
Cristo °^ del N u e v o T e s t a m e n t o , veremos que
Apost-?.'"^P^ el centro. T o d o se mueve en la Iglesia
la pro°i ^ ^" t o r n o de Cristo, con fe en Cristo, en
de su ""larnación de C r i s t o y en el establecimiento
•gj espíritu y reino en la H u m a n i d a d ,
ya apóstol de los gentiles n o s d i r á : " V i v o , n o
da m ' ^"^^ ^ive C r i s t o en m í . " N o quiere saber na-
hecbo^^ que Cristo, y a éste crucificado. N e g a r este
nismQ ""^'"^inante es m i n a r p o r su base el Cristia-

0 1 0 ^ " * ° ^e habla h o y de la C r u z y de Cristo co-


divi^^^P^ración y estímulo, como luz misteriosa y
tro guía por su imitación a formar nues-
expj^ ^^eter cristiano; pero poco, m u y poco, c o m o
e i o n necesaria para nuestro p e r d ó n . C o n t o d o .

PÁGINA SIETE
Más de u n miUóh de firmas reunidas en favor de la paz por mujeres checoeslovacas, que, colocadas en u n cofre de madera,
enviaron a la conferencia del desarme en Ginebra. C o n todo, n o hay paz; sin embargo, no h a y que desechar toda esperanza.

LA ESTRELLA DE ESPERANZA po, e . Baa«).


N i n g ú n ser h u m a n o ha padecido t a n t o como salvación, que culminará en Su segunda venida e''
Jesús. E s el principe de los sufridores. Sus sufri­ gloria. La muerte en la cruz proveyó la base ii^'
mientos no fueron casuales, sino más bien consti­ dispensable para el gran final del drama, que ten­
tuyeron una parte esencial de Su misión. Para t o ­ drá lugar en Su segundo advenimiento. Además de
dos los demás hombres, el dolor y la muerte son t o d o esto, es la seguridad plena de ese regreso lo q^^
acontecimientos de los cuales deben resguardarse, irradia una resplandeciente esperanza, que de otr°
empleando todos los medios posibles. Para el H i j o m o d o quedaría sumida en impenetrable oscuridad'
de Dios la muerte era el objeto de Su misión terre­ La Venida de Cristo en gloria es la estrella de eS'
na!, una meta que El perseguía intencionalmente. peranza que vierte sus rayos saludables sobre l^S
Era la cima hacia la cual Su vida se encaminaba sombras del Calvario; que brilla sobre la losa de
resueltamente. Los hombres se complacen pensan­ cada sepulcro y sobre los céspedes de todos los ce­
d o que h a n venido al m u n d o para gozar de la vida. menterios, en que yacen los fieles en brazos de 1^
Consideran la muerte como u n incidente que debe muerte.
evitarse p o r t a n t o tiempo como sea posible. Jesús,
El relato evangélico revela, sin la más leve dud^-
p o r el contrario, nació en este m u n d o para poder
que fué este pensamiento de Su regreso en gloria-
morir. " P o r q u e el H i j o del H o m b r e tampoco vino
para redimir a los Suyos, lo que Le dio aliento Y
para ser servido, mas para servir, y dar Su vida en
consuelo para sostener la copa de la salvación cuan­
rescate p o r m u c h o s . " Marcos 1 0 : 4 5 .
d o ésta vacilaba en las manos del H i j o del Hombre-
U n veterano francés, a su regreso del campo de en el h u e r t o de Gethsemaní, y lo que Le h i z o ap^^'
batalla, se encuentra con u n amigo. "Siento m u c h o , rarla hasta las heces en esas mortales y postrera*
Mauricio, que hayas perdido u n b r a z o en las t r i n ­ horas de angustia. Las escenas de Su pasión se acen­
cheras." El soldado responde sin vacilar: " T e equi­ t ú a n con destellos de luz que fulguran momentá­
vocas, J u a n , n o lo perdí. L o d i . " De la misma ma­ neamente en las tinieblas, como los rayos del sol a
nera, el H i j o de Dios n o perdió la v i d a — l a dio de­ través de densas nubes.
liberadamente—. "Nadie Me la quita, mas Y o la Le vemos participar con los discípulos en la n'"
p o n g o de M i m i s m o . " J u a n 1 0 : 1 8 . tima cena. La sombra fatídica del Calvario se cierna
Debe recordarse que aunque la muerte era para sobre El. Su alma se encuentra " m u y triste has^a
Cristo el t é r m i n o de Su vida en la tierra, la cruz la muerte." M a t e o 2 6 : 3 8 . Entrega a los discípulo*
fué apenas una parte menor del gran drama de la los símbolos de Su muerte—el pan y el v i n o ^ '

PÁGINA OCHO
t¿^g°"ces, cual_ percibiendo u n destello de gloria fu- g a m o s a negar la certeza de la P a l a b r a de Dios,
ij,^ ' ^"^<^e: "Os digo, que desde ahora n o beberé debemos esperar el día en que terminará el presente
lo te ''^^ ^^c^' ^^^^2 2quel dia, c u a n d o estado de cosas y se establecerá u n nuevo régimen.
dp ele beber nuevo con vosotros en el remo Si n o llega ese día, la P a l a b r a de D i o s carecerá de
de Mi P a d r e . " M a t e o 2 6 : 2 9 . veracidad; el sacrificio realizado en el Calvario ha-
la tr^ "lamino hacia G e t h s e m a n í anhela disipar brá sido infructuoso, y el Evangelio quedará redu-
de Q.^^^^^ cjue, en esos m o m e n t o s , se ha apoderado cido a u n a gran empresa que nunca p u d o finali-
sigí,- ^eres amados. Le oímos confortarlos con las zarse.
tro .^"^es palabras alentadoras: " N o se t u r b e vues- P o r consiguiente. Cristo debe regresar u ocu-
En ] ° " ^ ° n : creéis en D i o s , creed t a m b i é n en M í . par u n lugar en las numerosas filas de los que p r o -
o t r a ^ casa de M i Padre muchas moradas h a y : de meten y n o cumplen, puesto que tenemos Su p r o -
paraJ^^'^era os lo hubiera d i c h o ; v o y , pues, a pre- mesa: " V e n d r é otra vez."
rejar l ^^^^ vosotros. Y si M e fuere, y os apa-
niisrn •cendré otra vez y os t o m a r é a M í
h\¿r, ° ' para que d o n d e Y o estoy, vosotros t a m -
''^estéis." Juan 14:1-3. EXTRAORDINARIA VELOCIDAD
rece°a'\^ ^°'^as después, el H i j o del H o m b r e compa- E s extraordinaria la velocidad a la cual llegan
Parent" daifas. Se le conjura a que sostenga Su los hombres al viajar p o r aeroplano o p o r a u t o m ó -
sumo divino. Bajo las burlas infamantes del vil. Se perfeccionan siempre más los aparatos, hasta
e s p u t o ? a f r e n t a s , los golpes y los que llegan a ser verdaderos bólidos. Ú l t i m a m e n t e ,
SUndo A p o p u l a c h o , indica serenamente Su se- M o l l i s o n atravesó el A t l á n t i c o en aeroplano en
béis d ^ enimiento en gloria: "Desde ahora ha- dieciocho horas en su viaje a América del Sur.
de la ^ ^^"^ ^} ^ ' J o del H o m b r e sentado a la diestra Sir M a l c o l m Campbell procura a u m e n t a r siem-
cielf^ ,P°'-encia de D i o s , y que viene en las nubes del pre la velocidad en a u t o m ó v i l . El había llegado ya
a 4 0 8 , 7 2 0 kilómetros p o r hora. Pero el 2 2 de fe-
duda^ ^^Peranza de "aquel d í a " fué, sin la más leve brero de este a ñ o batió su propia marca, llegando a
cuaii¿ sostuvo al H i j o del H o m b r e la extraordinaria velocidad de 4 3 7 , 9 0 8 kilómetros
sido n° ciirigía hacia el Calvario. "Habiéndole por hora.
do 1 P'^opuesto gozo, sufrió la cruz, menosprecian- A u n en la vida práctica de cada día es posible ir
^l'^ergüenza." Hebreos 1 2 : 2 . con siempre más rapidez de u n lugar a o t r o . T o d o
Pecie b° ^^'^'•e esa esperanza, la historia de la es- esto es debido a los progresos del conocimiento, y
^utüra n^^'^^-'^^eda Prl^ada de t o d a perspectiva esto m i s m o es u n a prueba de que vivimos en el
"•antes P^és de seis mil años de esfuerzos cons- tiempo del fin. E l profeta Daniel escribió las siguien-
destin ^^'^^ poner en orden su casa, y determinar su tes palabras que le fueron dichas p o r parte de D i o s :
días s ° ^ ^"erza de h a z a ñ a s , el h o m b r e de nuestros " T ú , empero, ¡oh, Daniel!, cierra estas palabras y
los as^ enfrenta a u n fracaso irremediable en todos sella el libro hasta el t i e m p o del fin. M u c h o s corre-
conqyP^etos de sus labores. A u n detrás de aquellas rán de aquí para allá y la ciencia será a u m e n t a d a "
raz6n^^'^^^' '^^ cuales puede enorgullecerse con (Daniel 1 2 : 4 V . M . )
destru'- T encuentran fuerzas ocultas q u e a m e n a z a n Este siglo de maravillas está c u m p l i e n d o la p r o -
tar el''' filosofía y la ciencia n o pueden evi- fecía bíblica, d e m o s t r a n d o claramente que hemos
puro clesastre. La respuesta para el investigador llegado al tiempo del fin señalado p o r el profeta
tra en'^i^^ "^esee librarse de la destrucción se encuen- Daniel.
trina b seguridad del regreso de C r i s t o — u n a doc- O t r a señal del t i e m p o del fin es la predicación
grad, recalcada en numerosas partes de las Sa- del evangelio p o r todas partes, pues Cristo d i j o : " Y
Tj-^s hscrituras. este evangelio del reino será predicado en t o d o el
^1. r Eva
i a y nc,-,
°'^''r - •ineludible del regreso de Cristo, m u n d o h a b i t a d o , para testimonio a t o d a s las na-
ívar
na. " u ^ ^ e l r o nos promete u n a época de p a z eter- ciones, y entonces vendrá el fin" ( M a t e o 2 4 : 1 4
cabrij. el lobo con el cordero, y el tigre con el V . M . ) . E s t o se está c u m p l i e n d o t a m b i é n ante
doQ-'^.^e acostará: el becerro y el león y la bestia nuestros ojos, y a esta proclamación del evangelio
rá. v ca a n d a r á n j u n t o s , y u n n i ñ o los pastorea- c o n t r i b u y e n los medios rápidos de t r a n s p o r t e . ¡Oja-
iHont° ^"^rán mal ni d a ñ a r á n en t o d o M i s a n t o lá contribuyesen siempre m á s a tal o b r a de p a z y
de j V Parque la tierra será llena del conocimiento de buena a r m o n í a entre los h o m b r e s , en vez de em-
Ij.g^ °"^á, como cubren la m a r las aguas." Isaí plearse en la guerra para destruir el género h u m a n o !
n' • las
,^unca h a h a b i d o en el m u n d o , desde el h o g a r
edén
;^enico, condiciones como las actuales. E l crimen,
violencia, la guerra; la miseria, la pobreza y la
Regeneración se enseñorean de la h u m a m d a d . L a s
tempestades, las inundaciones y los terremotos se
^lian a la vejez, la enfermedad y la muerte, p a r a
•recordarnos el carácter incierto de esta vida. iNo
existe p a z en el m u n d o . A m e n o s que n o s dispon-

PÁGINA NUEVE
r

JUICIOS EDITORIALES
LA DEMENCIA EN NORTEAMÉRICA
Vemos por tanto, que una proporción bastant'^
elevada de los dementes es debida al a l c o h o l i s m o ^
He aquí algunos datos t o m a d o s de la crónica
al vicio sexual. Es natural, pues, que la conclusión
médica del periódico El Sol, de Madrid, de los días
sea: "Luchar contra la avariosis y el alcoholismo
12, 13 y 15 de abril de este año, en cuanto a la de-
y la epilepsia en sus fases iniciales, será ir en busca
mencia en Norteamérica y sus causas:
del medio triunfo." Pero, por mal camino van ei^
" E n la última década, el n ú m e r o de enfermos
Norteamérica en cuanto al alcoholisrno al abolir la
mentales se ha duplicado en dieciocho Estados de
prohibición. Y el vicio sexual lo vencerá solamente
Norteamérica. E n los restantes, el aumento, si n o
la regeneración moral del h o m b r e p o r el Evangeb"
tan extraordinario, ha sido lo suficientemente in-
de Jesucristo.
tenso para despertar h o n d a s inquietudes.
"Nueva Y o r k , en el año 1 9 3 1 , gastó 4 7 millo-
nes de dólares en sus 7 3 . 0 0 0 alienados. Esta cifra CALAMIDADES
representa u n alza de 3 5 0 p o r 100 sobre la del
año 1 9 2 1 . E n el Estado de Massachusetts, los ma- A u n q u e no haya pasado todavía la tercera par^-
nicomios absorben el 20 p o r 100 de la suma total de este año, ha h a b i d o ya muchas catástrofes. Ap^'
de los impuestos. ñas empezado el año, se incendió el trasatlántica
francés L'Atlantique. El 10 de febrero, la ciudad de
" L a v o z de alarma ha salido de la p l u m a de u n
Neukirchen, en la cuenca del Sarre, quedó medí"
periodista y a n q u i . T r a s u n concienzudo acopio de
destruida por la explosión de u n gasómetro,
datos, acaba de lanzar al pueblo y a n q u i la siguiente
esta tragedia murieron más de 5 0 personas y hub^
advertencia: "Si la locura continúa propagándose
centenares de heridos. El 2 0 de febrero, una expl^'
en la proporción actual, en tres cuartos de siglo
sión de depósitos de gasolina en Shanghai (China)
habrá afectado a la mitad de los habitantes de la
causó la muerte de 81 personas, hiriendo, además, a
U n i ó n (E. U . ) . La otra mitad tendrá que dedicar
otras 100 personas.
t o d o el fruto de su trabajo al entretenimiento de
este pueblo de alienados." M a r z o fué el mes de los terremotos, ya que e^
"La amenaza es demasiado seria para no inquie- dicho mes h u b o u n o que provocó una fuerte marea
tar a los Poderes públicos. Los Gobiernos de los que devastó la costa oriental del J a p ó n . H u b o 2.50^
Estados n o p o d í a n ofrecer más que u n a solución: muertos. U n a s 5 . 0 0 0 casas quedaron destruidas.
"Que la ciencia luche contra la locura." terremoto de California h a b l a m o s ya en otra página-
Pero, para que la ciencia pueda luchar eficaz- A l principio de abril tenemos la catástrofe de'
mente contra la locura, es necesario que conozca las dirigible Akron, destruido en América. Se habla de
causas de tanta demencia. " Y diversas comisiones más de 70 muertos en esta tragedia.
visitan los grandes establecimientos manicomiales, ¿Son todas estas calamidades el resultado de_l^
en los que se hallan catalogadas todas las "mues- casualidad? ¿ O debemos buscar en ellas algún síg'
tras" de la demencia. Quieren ver las cifras parciales nificado especial?
de las diversas formas de locura, y, en la medida de E n algunas de estas catástrofes peritos estudia'
lo posible, averiguar las causas primeras de los esta- ron t o d o lo relacionado con el suceso y no pudieron
dos demenciales". averiguar la causa. Q u e d a r o n perplejos. Sin ePi'
¿Qué pudieron saber estas comisiones en c u a n t o bargo, la lógica exige que n o acontezcan sin causa-
a las causas de la locura? "Las estadísticas norte- ¿Cuál puede, entonces, ser la causa de tan tamaño*
americanas aseveran que el grupo de los "pacíficos" efectos?
constituye el 25 por 100 de los dementes. Su locura N o s o t r o s vemos en ello el dedo de Dios. La H^l'
es de origen alcohólico o epiléptico, o p o r debilidad m a n i d a d vive sin Dios. Se jacta de su independencia
de espíritu". de la Divinidad. Se atribuye la gloria de los ade'
Luego hay la categoría de los neurosifilíticos. lautos de la ciencia y la industria. Cree que la civ>'
"La enfermedad se instaló en los centros nerviosos lización actual es enteramente obra de sus mano*-
y pasa ya por sus últimas fases paralíticas. Son ali- Y su lenguaje es semejante al del antiguo rey N a '
mentados con sonda, ya que la parálisis les impide bucodonosor, de Babilonia, que, al contemplar 1^
hasta el m o v i m i e n t o de los maxilares. Los enfer- hermosa ciudad de Babilonia, decía: " ¿ N o es ésta
mos de esta categoría representan u n 10 p o r 100 la gran Babilonia, que y o edifiqué para casa de
del t o t a l " . reino, con la fuerza de mi poder y para gloria d___

PÁGINA DIEZ - . . .
nvi grandeza?" (Daniel 4 : 3 0 j . D i o s castigó y h u - habla como algo absolutamente necesario, sino co-
nidló al rey por esta jactanciosa actitud. m o algo potestativo y más conforme al criterio m o -
El Señor interviene t a m b i é n en la H u m a n i d a d ac- ral de Dios. Para el que esto escribe, entonces y a h o -
tual. Recuerda a los h o m b r e s que, en ú h i m o aná- ra, tal teoría n o se conforma ni con el concepto di-
lisis, todo lo deben a E l : la vida, la inteligencia y vino de la justicia eterna de Dios, ni con los anhelos
todas las demás facultades que les permiten realizar del corazón h u m a n o . E n D i o s todos los a t r i b u t o s
•a diario nuevos adelantos en las ciencias y la i n d u s - son igualmente infinitos en su comprensión e igual-
tna. " T o d a buena dádiva y t o d o d o n perfecto es mente sustanciales. La justicia es tan infinita y sus-
^e lo alto, que desciende del P a d r e de las luces,_ en tancial como la misericordia, y una y otra igual-
% cual no hay m u d a n z a ni s o m b r a de variación mente eternas e inflexibles en sus d e m a n d a s . U n rey
líiantiago 1 : 1 7 ) . P a r a bien de los h o m b r e s , D i o s puede i n d u l t a r a u n criminal sin que sufra la co-
permite que juicios los alcancen de c u a n d o en cuan- rrespondiente condena o castigo, p o r q u e el rey n o es
do, "porque luego que h a y juicios t u y o s (de D i o s ; la justicia sustancial y eterna; pero n o así Dios.
en la tierra, los m o r a d o r e s del m u n d o aprenden j u s - D i o s n o puede dejar de ser D i o s ni puede trastrocar
ticia" (Isaías 2 6 : 9 ) . , , , lo que l l a m a m o s esencias eternas de las cosas, p o r
Deseamos que la v o z de los elementos y de las ejemplo, qué u n a cosa sea y n o sea a la vez; así
catástrofes que suceden tan a m e n u d o sea oída de t a m p o c o puede perdonar el pecado, sin que la j u s -
"luchos para salvación de sus almas. P e d i m o s a D i o s ticia quede satisfecha. E s t o n o supone, como necia-
qiie por este medio despierte la conciencia de los mente pretenden algunos ignorantes en T e o l o g í a y
hombres y los salve de sus pecados. N o ignoremos Filosofía, que D i o s es de carácter vindicativo. D i o s
llamamiento del Señor. L o inspira su misericor- n o puede contradedecirse a sí m i s m o , ni destruir
<^ia. y si acudimos a E l con fe nos dará la vida eterna. n i n g u n o de sus atributos.. N o nos p r o p o n e m o s en-
trar en disquisiciones teológicas, ló único que nos
p r o p o n e m o s es recalcar que en la N u e v a Reforma
(Continuación de la página 7.) aceptable para los pueblos ibéricos, es preciso que
le,
«Clon profundamente evangelicohumana, como Y^ aparezca conspicua, como lo era en tiempos de los
,^ió Miguel de U n a m u n o , sino p o r q u e debieron apóstoles, esta enseñanza de que el pecador puede ser
^ la vez recordar que Cristo vive victorioso de la p e r d o n a d o y de hecho es p e r d o n a d o , p o r q u e Cristo
p ^ t t e y del dolor a la diestra del Padre. E n cam, m u r i ó p o r él. Este p e r d ó n ni lo merece el pecador
el protestantismo c o n t e m p o r á n e o nos h a b l a r a ni lo puede obtener p o r sus esfuerzos y obras, sólo
^^elusivamente del C r i s t o glorioso, c o m o si n o n u - se da de misericordia y p o r fe en quien m u r i ó para
J'^se sido la C r u z y crucifixión la peana y t r o n o redimirle. La fuente más perenne de arrepentimien-
°"de radica y descansa su gloria. . to, de a m o r y de sacrificio para los santos h a sido
^ E que esto escribe j a m á s olvidará que su p r i m e r esta convicción de impotencia para merecer y obte-
•í"flicto religioso surgió p o r q u e S a n t o T o m a s de ner el p e r d ó n , y de la misericordia costosísima de
e q u i n o , al hablar de la C r u z como expiación, n o Cristo en recabarlo para ellos. Eclipsar esta ense-
ñ a n z a , es eclipsar el sol más glo-
rioso de la santificación cristiana,
es secar la fuente más fecunda del
amor, gratitud, sacrificio y heroís-
mo cristiano.

E l barco «L'Atlanti^ue» en llamas.

PÁGINA ONCE
E l miedo en los niños
El miedo puede ocasionar m u y graves estragos en
el sistema nervioso de los niños. Es en la familia
donde el n i ñ o es m a y o r m e n t e victima del miedo, y
del círculo familiar es de donde recibe con frecuen-
cia los temores más funestos para su equilibrio ner-
vioso.
De una manera general, el miedo es el resultado
de una turbación producida p o r la imaginación.
T o d o aquello que tienda a hacer trabajar la imagi-
nación contra la eficacia de la verdad debe, pues, ser
descartado de la vida del n i ñ o . E n t r e los agentes ac-
tivos de los enemigos de lo real, la oscuridad ocupa
ciertamente el primer lugar. Sin embargo, tengamos
en cuenta las debilidades individuales, que inducen a
ciertos niños a experimentar en pleno día u n h o r r o r
casi instintivo hacia ciertos animales, tales como el
ratón, el escarabajo o la araña. H e m o s visto a una estragos son graves, que el sentimiento de horf^^
nena de cuatro años detenerse bruscamente en una que d o m i n a ese pequeño cerebro irá creciendo, Y
escalera porque dos hormigas iban inocentemente a atormentará tan p r o n t o como se encuentre solo
lo largo de la pared. L a niña se quedó parada, gri- la oscuridad. ,
t a n d o , levantando los brazos en u n ademán de terror Las tinieblas son, para e l n i ñ o miedoso, creao
y con el rostro crispado. N o se animaba a dar un ras de dolor, como el frío es creador de enferi"!
solo paso más. dades para el cuerpo mal protegido. C u a n d o un
¡ C u á n t o s adultos h a n conservado u n terror in- ganismo es delicado empezamos p o r protegerlo ^
fantil de la araña, u n a repugnancia enfermiza fren- ropas de lana, y así cubierto le autorizamos
te a u n gusano encontrado en u n a fruta! ¿ Y qué arrostrar los rigores de la temperatura. Esta aut^^
decir del miedo legendario a los reptiles? E n todos rización es hasta condicional; no aceptaríamos, P
los casos, el miedo es la consecuencia de una imagi- ejemplo, u n a inmovilidad peligrosa.
nación a b a n d o n a d a p o r el poder de la razón, y a O b r e m o s del mismo m o d o con nuestros pe^i^
m e n u d o perturbada p o r sustos de la j u v e n t u d . ños miedosos que tiemblan. Empecemos protegió
El ambiente familiar puede hacer mucho, t a n t o d o sus nervios frágiles, su r a z ó n vacilante, su i^^'
para i n m u n i z a r contra el miedo como también, en ginación instable contra las agresiones del error
el sentido contrario, para agravar su intensidad. las fantasías de nuestra propia necedad. Recha*^
H e aquí, p o r ejemplo, u n a nena que p o r la n o - mos las necias ideas de cucos, brujas y lobos,
che quiere jugar y n o tiene prisa para dormir. La todas las historias de espectros. N o es raro oír co ^
amenazan con las asechanzas del cuco. O bien un tar historias de muertos que h a n vuelto a v i s i t a ^ ^
supuesto h o m b r e feo y m a l o debe pasar con una sus amigos y conocidos, dejados en los t o r m e n ^ ^
bolsa llena de arena, que tirará a los ojos recalci- de nuestras penas terrestres. T o d o s los oídos iB
trantes. L a madre cree haber realizado u n a conquista abren para escuchar esos cuentos extravagantes. •
cuando ha vencido la resistencia del niño con la mientras se graban en la mente, aceleran la cir'^jB
ayuda de este fantasma. P e r o , ¿habrá medido la a m - lación sanguínea hasta en l a s arterias más endui^B
p l i t u d del estrago causado en la imaginación? ¿Qué cidas. Callen, pues, dichas personas si h a y n i " ^
va a suceder ahora en ese pequeño cráneo desenga- que las escuchan.
ñ a d o , escondido debajo de sus frazadas, a b a n d o n a - N o envenenemos su cerebro demasiado débil c"^^
d o a la soledad de la noche? una alimentación que puede ser saludable para '
O í m o s con frecuencia amenazar a los niños con adultos, pero nociva para las criaturas. El mie"^ \
el castigo de las brujas, de los duendes o de los lo- con sus garras aceradas, es una bestia peligrosa.
bos. Las cuentistas maliciosas se divierten y delei- jada en todos los rincones tenebrosos, en los lug'''
tan en explotar la credulidad infantil con las m a l - oscuros; amenaza la niñez y con frecuencia destf^^
dades, las m o r d e d u r a s ; en u n a palabra, lo m a l o de za sus nervios. Sepamos proteger a nuestros
que son capaces todos esos seres espantosos, todas por la reserva, p o r la sabia reflexión, por el ^°
esas hadas estúpidas que llenan los sueños. Se juega tacto con la sana verdad. T o m e m o s u n ejemplo - ^
con la debilidad, se pone el misterio delante de la Si el n i ñ o ha olvidado un juguete en el J3'''v,f
inocencia impotente, y luego. ., ¡parece sorpren- oscuro, si tiene miedo de ir a buscarlo porque te^
dente que el miedo haya echado sus garras crueles la venida del lobo emboscado, n o procuremos_ 1'.'
en el n i ñ o ! Y sucede después que se burlan del mie- cerlo r a z o n a r y enviarlo solo a arrostrar esas tin ^
d o s o ; lo p o n e n en ridículo después de haberlo per- blas tan temidas: sería j u g a r con sus nervios. ^
judicado. O l v i d a n que el miedo es u n mal cuyos mosle más bien la m a n o , para que su debilidad

PÁGINA DOCE
fo?? nuestra resistencia; protejámosle con la verdad y fortalezcamos su debilidad con la justa
naleza de nuestro compañerismo, y v a y a m o s de- observación de las realidades : h a y que acercarse,
^ ^ " o al blanco. Acostumbrémosle a darse cuenta tocar, darse cuenta, hasta que el miedo, vencido,
engaño de sus i! USIONES. conduzcámosle a la h a y a hecho lugar a la serena r a z ó n .

plan consiste en reducir la cantidad de alimentos


LA O B E S I D A D productores de energía (grasas, almidones y azú-
cares) , de m o d o que la persona pueda rebajar de
La corpulencia o excesiva acumulación de grasa medio kilo a dos kilos p o r semana. L o s alimentos
*n el cuerpo, parece ser producida, generalmente, proteicos o nitrogenados n o deben reducirse en p r o -
por-dos factores; p r i m e r o , u n defecto constitucio- porción a los demás. M u c h a s veces es necesario re-
11^1. en el cual la capacidad de los tejidos en c u a n t o ducir la cantidad total de alimentos ingerida en el
a consumir día a 1.200 calorías o menos. E n esta cantidad, la
las sustancias alimenticias absor
proteína debe estar representada p o r 2 5 0 ó 3 0 0 ca-
es menor que la n o r m a l , y en la cual h a y t a m b i é n
lorías.
lina tendencia, a m e n u d o hereditaria, a almacenar
en el cuerpo estas sustancias alimenticias en forma Es b u e n o que gran parte de la dieta consista en
grasa; la otra, u n defecto gastronómico, en que alimentos de los llamados protectores, especialmen-
la persona está dispuesta a comer m á s de lo que ne- te frutas y verduras.
'^^ila o puede utilizar en sus funciones o r d i n a - Es sorprendente notar con cuan poca cantidad
rias.
de comida pueden bastarse las personas obesas sin
. L a s condiciones que predisponen, pues, a la obe- perder peso. E n ellas queda reducida la disipación
f d a d son la herencia, la edad (la edad m a d u r a ) , e del calor p o r la espesa capa de grasa que h a y debajo
l'f (mis a m e n u d o en las m u j e r e s ) , los habías de la piel, y como necesitan menos combustible
cálibo"""'' t e m p e r a m e n t o flemático y u n c h m a para mantenerse con calor, disminuye la p r o d u c -
ción de calor en el cuerpo. P a r a a y u d a r a vencer
Las causas excitantes son. especialmente, el uso esto el ejercicio es i m p o r t a n t e . L a obesidad tiende a
excesivo de alimentos proveedores de e n e r g i a — a i - reducir la inclinación a hacer ejercicio, y los que
"iidon, azúcar y g r a s a s — , con falta de ejercicio. sigan esta inclinación e x p e r i m e n t a r á n debilitamien-
^ Algunos casos de obesidad parecen deberse a u n to y consunción de sus músculos v o l u n t a r i o s . C o -
J a s t o r n o de la función de las glándulas tiroides y m o es en los músculos d o n d e se lleva principal-
pituitaria. mente a cabo la oxidación, éstos deben, pues, estar
.•S'nfomas.—Fuera de ciertos inconvenientes, la bien desarrollados y activos para c o n s u m i r el exceso
J e s i d a d n o va a c o m p a ñ a d a de s í n t o m a s al p n n - de grasa. Debe hacerse ejercicio que requiera acción
!^PiO-
SE C o n el transcurso del t i e m p o , sin e m b a r g o . de los grandes músculos, c o m o andar, remar, partir
o aserrar leña. Si no es posible hacer esto, recúrrase
inientr p r o n u n c i a d a la sensación de carga
entonces al ejercicio sistemático con aparatos y a
hacer T ^-^ trabaja. L o agitado de la respiración al
diversas m a n i o b r a s gimnásticas que se p u e d a n prac-
y cjgj^j^i ejercicio se debe a u n corazón v o l u m i n o s o
ticar convenientemente en casa.
Parede ' ,estorbado diafragma y al peso de las
flojos t j°''ácicas. L o s músculos están a m e n u d o Las personas ancianas que padecen de alta pre-
Za y J, "falles. Las palpitaciones, dolores de cabe- sión de la sangre y labios oscuros, y a quienes falta
hay ^ r t i g o s son frecuentes y, en m u c h o s casos, el aliento al hacer u n poco de ejercicio, deben p r o -
las afe^"^-^^*^^ tendencia a dormirse. S o n comunes ceder más bien con cautela y elegir únicamente las
ejccesiv'''''^"^^ cutáneas, como el eczema, sudores formas m á s ligeras de ejercicio p o r tener debilitado
os, p r u r i t o y pérdida del cabello, el músculo del corazón. Deben depender m á s del tra-
trastor ^^'^^^'^^^ obesas p r o p e n d e n a sufrir diversos t a m i e n t o dietético. M u c h a s personas gordas n o
en neurálgicos y reumáticos, de m o d o que, quieren a d m i t i r que comen con exceso, y es cierto
articujg^^ a su peso excesivo, sufren molestias en las que si t o m a m o s c o m o n o r m a el t é r m i n o medio de
las personas, la m a y o r í a de los obesos n o será cul-
pable. Sin e m b a r g o , t o d o s comen m á s de lo que
"^o p ^ o ^ l ^ ' " ' ^ " ' ^ " " — e s satisfactorio el t r a t a m i e n -
necesitan, p o r poco que ésto sea; y a fin de rebajar
rnente ."medicinas, p o r lo general. Son positiva-
de peso deben reducir la c a n t i d a d p o r u n t i e m p o .
recibej-Perjudiciales algunos de los específicos que
C o n u n a u m e n t o en la actividad muscular y u n a
rnás in, Ptil'licidad. El t r a t a m i e n t o dietético es el
reducción en el peso del cuerpo, a u m e n t a n las fa-
y si SE {^""^^^"te. Puede aplicarse a todos los casos,
cía eva a cabo debidamente y con perseveran- cultades de oxidación.
1 ^lene RAE.; „; - •. » •. I- •-
la dipf ^ / a s i siempre éxito. A u n q u e , de ordinario; M u c h o s pacientes que h a n t e n i d o éxito en c u a n t o
j cajjg
de ''ÍLA debp
^ e *•-
trazarse para satisfacer <• 'las condiciones
j - - - a reducir su peso p o r el ejercicio y la dieta debida,
Pétente individual y p o r alguien que sea com- tienen el g r a t o placer de n o t a r que sus dolores reu-
Persnl^' '^^ general, c u a n d o se da el caso de u n a máticos, neurálgicos y de cabezai desaparecieron
salüd '^^''Pulenta que goza en otros sentidos de j u n t a m e n t e con el exceso de gordura, y que su efi-
m u n y desea perder peso, lo esencial en su ciencia física y mental a u m e n t ó grandemente.

PACSINA T R E C E
hacer o no hacer, y a lo que debemos aspirar. Es 1"
HACIA LA LUZ que dice el Salmo 1 1 8 : "Vuestra Palabra es «"3
lámpara a mis pies y una l u z en mi camino." Pf'^'
V severad, pues, en la lectura y meditación de las ES'
crituras, andad según la ley de Dios, mostrad ce]°
En Gante un domingo por la tarde en la lectura de la Escritura Santa y nunca os dejé'*
desviar de ella."
La lectura de la Biblia. ¿Han oído ustedes hablar de J e r ó n i m o , que TRS'
dujo las Santas Escrituras del hebreo y del grieg"
al latín? ¿Saben lo que escribía más o menos en
El doctor V a n den B e r c h e . — L o que usted acaba
año 3 8 2 ?
de decir, Aquiles, corresponde exactamente a las
palabras que T o m á s de Kempis, el gran doctor de "Deberíais leer las Santas Escrituras con asidu''
la iglesia, escribió cerca del año 1 4 5 0 . Son unas d a d ; sí, nunca deberíais abandonarlas." ,
notas que tengo en mi libreta y v o y a leérselas: P e r o no es necesario ir hasta el cuarto siglo, j^,
"La ignorancia de las Santas Escrituras es el cardenal Mercier, en nuestro propio país, publí'^"
origen de t o d o s los errores, la puerta de la perdi- una pastoral en el a ñ o 1 9 1 4 , en la que decía, entf^
ción. Hace perder el h o n o r , la virtud, la salvación. otras cosas:
P o r q u e en la palabra de Dios y en las enseñanzas "San Crisóstomo decía un día al pueblo de A'''
de Cristo encontramos la l u z de la vida, la salva- tioquía: "Me da pena y me hace sufrir de verda''
ción del m u n d o , la puerta del cielo, el alimento cuando pienso en el gozo y ánimo que me propc""'
del alma y u n gozo verdadero para el corazón que ciona el estudio de las epístolas de San P a b l o y 1'"^
ama a D i o s . " veo a mi alrededor personas que ni siquiera sabe"
G u s t a v o . — ¡ E s t o está m u y bien! cuántas epístolas ha escrito el apóstol.
El doctor V a n den B e r c h e . — Y el cardenal G i b - " ¡ H e r m a n o s míos! ¿qué os parece? ¿Se enco^'
bons, muerto hace poco tiempo, dijo en u n dis- trarían aun dieciocho siglos después, en u n pa'^
curso : como el nuestro, que es, sin embargo, u n o de 1"'
"Escoged las Santas Escrituras con preferencia a más católicos del m u n d o , personas fieles, piadosa*'
todos los demás libros. U n a gracia especial acom- celosas, que no sabrían qué decir si se les hiciese cst'
paña a la lectura de este santo libro. D a r á a vuestra sencilla pregunta de Crisóstomo: ¿Cuántas ep'*'
alma una piedad fuerte, sólida y sana. P o r la me- tolas escribió San P a b l o ? "
ditación de la Sagrada Escritura alimentaréis vues- El doctor V a n den Berche.—Oiga usted, A q " ' '
tras almas con el pan de la vida." les, ¿sabe usted cuántas epístolas escribió San P^'
Pero, ahora pienso que mi hermana tiene una blo?
vieja Biblia. V o y a buscarla. A q u i l e s . — N o , por cierto.
El doctor regresó con u n libro de unos treinta El doctor V a n den B e r c h e . — ¿ Y usted, Gusta-
y nueve centímetros y medio p o r veinticinco, y unos vo, lo sabe?
ocho de espesor. Bien debía de pesar cinco kilos, y Gustavo.—^Nunca las he leído; ni siquiera la*
tenía grabados antiguos. Se leía que aquel libro lo he visto.
había traducido del latín el holandés monseñor Si- El doctor V a n den B e r c h e . — M u y bien. Vea"
m ó n , con la aprobación de M a t í a s Costerling, p r o - lo que dice ese mismo C r i s ó s t o m o :
tonotario apostólico, censor de libros, e impreso "Creéis que la lectura de las Sagradas Escritura*
p o r T e o d o r i o van den Linde, en Utrech, a ñ o 1 7 1 7 . sólo es para los sacerdotes, cuando a vosotros °^
— M i r e n — d i j o el d o c t o r — , esto es una Biblia hace más falta que a ellos. P o r q u e los que viven s'"
católica, aprobada p o r la iglesia. V o y a leer algunas disciplina en el m u n d o están expuestos cada día
líneas del prefacio sobre la utilidad de la lectura las heridas de la vida, y tienen m á s necesidad d^
de las Sagradas Escrituras. N o puedo leerlo todo, curación... ¿ N o oís al a p ó s t o l P a b l o decif;
pues tiene varias páginas; pero escogeré algunas que " T o d o está escrito para nuestra edificación"? Y f"
están subrayadas p o r mi padre: siquiera queréis tocar con el dedo el evangelio cuai^-
"San Bernardo escribía en el a ñ o 1 1 1 5 : "La d o os lo dan. ¿Por qué despreciáis así las
lectura de las Santas Escrituras es u n a necesidad Sagrada*
para nosotros, porque nos enseña lo que debemos Escrituras? Estos sentimientos vienen del diabla-
Quiere impedirnos de echar nuestra mirada a est^
PÁGINA CATORCE
tesoro para que n o p o d a m o s sacar de él t o d o lo m a t e r n a l , según dice el catecismo g a n t e s ) , y n o p o n e
bueno que encierra." obstáculos a ella. Si n o se puede negar que algunos
Ese gran doctor de la iglesia habla severamente, aclesiásticos h a n impedido esa lectura bajo diferen-
¿verdad? Crisóstomo considera como u n acto dia- tes pretextos, h a y muchos, sin e m b a r g o , que la
bólico el impedir la lectura de la Biblia. P e r o , espe- a n i m a n . Y se trata n o sólo de la lectura de los E v a n -
ren un poco. He visto u n o o dos libros mas eri la gelios, sino también de otras partes del N u e v o T e s -
biblioteca de m i h e r m a n a , de los cuales quisiera t a m e n t o . Quiero probárselo leyendo u n fragmento
leerles u n pasaje o dos. de una carta de monseñor de H u l s t , arzobispo de
Durante la ausencia del doctor, Aquiles dijo a su París, publicada en u n a obra que se t i t u l a : " L o s
nermano:
pueblos m o d e r n o s y la Escritura S a n t a " , T o l o s a .
Aquiles.—¡Ves, y o tenía r a z ó n al decir que p o - I m p r e n t a católica de San C i p r i a n o . Escuchen:
dramos leer la Biblia, y q u e t o d o s los h o m b r e s " H o y día la gente se contenta, p o r lo general,
piadosos de a n t a ñ o lo afirman 1 i Q u é lástima que n o del Breviario, que no tiene más que unas partes del
nos hayamos preocupado de ello antes! N u e v o T e s t a m e n t o , sin relación, y que reunidas,
. G u s t a v o . — Y o ya n o entiendo nada. Desde n i - n o f o r m a n m u c h o más que la quincuagésima parte
nos h a n enseñado que n o debíamos leerla, y del N u e v o T e s t a m e n t o . A ello se j u n t a n algunas
^bora, con nuestros p r o p i o s ojos, leemos en u n vre- páginas del a n t i g u o . La consecuencia de ello es que
^aeio de las Santas Escrituras, que son de gran p r o - se conocen m u y poco los Evangelios y los Hechos
''eeho. ¿Qué 32 debe creer? , de los Apóstoles, las epístolas y el Apocalipsis, y
Aquiles.—Pues h a g a m o s lo que ensenaron Núes que se ignora completamente el A n t i g u o T e s t a m e n -
tro Señor y los apóstoles; así n o nos p o d e m o s equi- to. El que se atribuyese el derecho de p r o c l a m a r or-
vocar.
denanzas de la iglesia que justificasen semejante
U n o s instantes después regresaba el doctor t r a - . ignorancia, se conduciría como u n enfermo a quien
yen^do algunos libros. el médico prescribiese ciertas clases de alimentos,
El do pero que p o r testarudez se dejase m o r i r de h a m b r e .
del etor V a n den B e r c h e . — Q u i e r o leerles algo
A p ó ! . ' ^ " ^ al S a n t o Evangelio y Hechos de los La Biblia es u n o de los medios más poderosos para
QoZ • ' ' ' ^ " ° n San J e r ó n i m o , L y o n , 1 9 1 0 . fortalecer la fe y para dar a los h o m b r e s u n carácter
" £ I Pneden ver, es u n a edición m u y reciente, cristiano. Esta era también la convicción de t o d o s
existe ^ ^ ^ " S e l i o es el mejor libro de piedad que los Padres de la iglesia, y de t o d o s los santos...
este lib n | n n a lectura puede edificarnos más qtie "Es, pues, evidente que t o d o esfuerzo que tienda
Perfect'^°' nos presenta a Jesús como el más a limitar la lectura de la Santa Escritura resulta ser
cisiój^ h' "l°'í^elo de v i r t u d , n o sólo con gran pre- una innovación en la iglesia, y debe, p o r t a n t o , des-
sinipj- .^^'-°rica, sino con u n a tal frescura y delicada aprobarse. Además, la experiencia h a d e m o s t r a d o
su ense~ " ° tienen igual. A l l í e n c o n t r a m o s ya las tristes consecuencias que tiene en el pueblo la
fotas d^"í^' elevada en su sencillez, llena de metá- privación de las Santas Escrituras. L a lectura regu-
y t o d o t ^ hermosas parábolas t o m a d a s de lo vivo, lar de la Biblia ha sido en algunos países el sólido
^°nale ^"^ '^'^^^ como su misma persona. Nada puede f u n d a m e n t o del cristianismo en el círculo familiar
lectura ^ '^^^ sentimientos religiosos como la y en la sociedad, mientras que la supresión de esta
nuestrj ^ P^^ditación del Evangelio. Puede ser que práctica ha sido entre los católicos una causa de la
que ba'^^*^^ religiosa sea endeble y n o exista más debilidad de su fe."
UN ijijy? ^na forma miserable: la causa estriba en — E s t o me parece u n a autorización suficiente, p o r
nos da ^^^ente conocimiento del Evangelio, el cual n o decir u n incentivo para leer la Biblia sin pedir
traza u ^ " r ^'^^nde y atrayente idea de D i o s , nos otros p e r m i s o s — a ñ a d i ó el doctor.
Pero n'^^ nea de conducta dulce y severa a la vez, Hacía u n cuarto de hora que Aquiles daba seña-
cousjjj^e duramente condena t o d o farisaísmo, ya les de impaciencia, y varias veces había c o n s u l t a d o
en hipocresía o en estrechez de espíritu." su reloj.
^apa p-'^^'v ^nego en este prefacio u n a carta del — G u s t a v o , tenemos que irnos a casa, para orde-
bernia cardenal Casetta, p r o t e c t o r de la ñ a r las vacas; ya sabes que h o y nadie está en la casa
espajej^j ^ de San J e r ó n i m o , c u y o p r o p ó s i t o es para hacer nuestro trabajo. T o d o s se h a n ido de ex-
"Es' Santos Evangelios. L e o u n e x t r a c t o : cursión a la "Casita S a g r a d a " .
San Je^'^^-''^^ pedir a los m i e m b r o s (de la sociedad de — H a c e s bien en recordármelo, Aquiles. Y a n o
CELO, p n i r n o ) que persigan su p r o p ó s i t o con m á s ! pensaba y o ni en vacas ni en polluelos. Y dirigién-
deseo d °] muestro celo habéis despertado el gran dose al médico p r o s i g u i ó :
Parciej,j eer el E v a n g e l i o ; satisfaced ese deseo es- — M e alegro de saber lo que usted acaba d e decir,
Vará fi-y° n^últiples ejemplares; vuestro trabajo Ue- doctor. Bien puedo creer que la debilidad de nuestra
Uiien^Q d° •'rntre otros, hará desaparecer ese pensa- fe deba atribuirse al hecho de que n o leemos la B i -
de las g "binante 'iue la iglesia prohibe la lectura blia. Pero le aseguro que, desde ahora, empezaré a |
Procuj^'^'-''^ Escrituras en el idioma nacional, o que leerla. -j
Esta obstáculos a su lectura." E l d o c t o r V a n den B e r c h e . — E s t a es u n a resolu-1
ellas da^ Palabras son del m i s m o P a p a P í o X , y en ción, G u s t a v o , de la cual nunca se arrepentirá usted.,!
tura de f entender que la iglesia n o p r o h i b e la lee- Sin embargo, he e n c o n t r a d o m u c h a s personas que j
la Biblia en el idioma nacional (o idioma e m p e z a r o n la lectura de la Biblia, pero que p r o r i t o ]

PÁGINA QUINCE
la a b a n d o n a r o n p o r q u e n o la entendían m u y bien. — ¡ Q u é estúpidos somos! ¿verdad, Gustavo?
Al principio se necesita alguna ayuda para familia- aprendido más oyendo al médico durante esta t a r *
rizarse con este libro. C o m o pienso estar todavía que en cien predicaciones. Si y o hubiese sabido toa"
unas semanas en casa de mi hermana, y mientras esto antes, n o hubiese sido u n T o m á s incrédul"
t a n t o dispongo de t o d o mi tiempo, me gustaría que t a n t o tiempo.
pudiésemos h a b l a r alguna vez. Me gustaría ense- — Y yo he aprendido, Aquiles, que la increduü'
ñarles a bien'conocer la Biblia. dad hace al hombre desgraciado, y que no exis^^
— C o n m u c h o gusto, doctor—contestaron a la dicha real fuera de la verdadera religión. Pero 1"
vez ambos h e r m a n o s — . ¿ N o querría usted devol- que también sé es que de alguna manera hemos
vernos la visita que le hemos hecho, viniendo a nues- hacernos con un ejemplar de la Santa Escritura 1
tra casa, entre Gante y la "Casita Sagrada"? leerlo asiduamente. A m b o s seremos fortalecidos ef
— C o n m u c h o placer—contestó el d o c t o r — . Iré, nuestra fe, y podremos responder mejor a los incr«'
pues, a verles, si Dios quiere, y si hace buen tiempo, dulos.
el d o m i n g o que viene p o r la tarde. — D a m e la m a n o , Gustavo. Y o también me do^
—Perfectamente, doctor; le esperaremos. cuenta de ello.
C u a n d o se hubieron alejado, Aquiles habló el
primero;
(Continuará.)

Lea la Sacra Escritura; allí h a l l a r á verdades érandiosaí


Miguel de Cervantes
Don Quijote

LA S A N T A BIBLIA
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