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Joven 4: Nos vamos a dejar acompañar por el Papa Francisco para descubrir la
acción del Espíritu Santo que trabaja duro para que cada uno de nosotros
alcancemos la santidad en el ambiente en el que vivimos ordinariamente y para que
la iglesia rejuvenezca.
Joven 1: «El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel
de Dios, porque “fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no
aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo,
que le confesara en verdad y le sirviera santamente”» (GE, 6). Por eso les damos la
bienvenida a todos ustedes.
Joven 2: Muchos tienen la idea equivocada que los católicos estamos amargados. Y
algunos católicos a la Iglesia «quieren avejentarla, esclerotizarla en el pasado,
detenerla, volverla inmóvil» (ChV 35).
Joven 3: Tengamos en cuenta que la Iglesia «Es joven cuando es ella misma, cuando
recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia
de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día» (ChV 35).
Joven 4: Hoy vamos a disfrutar de esta Vigilia. Vamos a darnos la bienvenida con ritmo
y alegría, pero primero pongámonos de acuerdo en unos movimientos:
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Canto: Porque en más de dos
(En este segmento lo dirigen dos jóvenes hombre y mujer, así como también algunos
que introducen símbolos).
(Desde la puerta del templo un lector entra haciendo el siguiente anuncio, con énfasis,
detrás de él vienen dos chavos con el cuadro de la Santísima Trinidad.)
L1: «Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo. Es Él quien está
detrás, es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio, es Él
quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en
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esa alegría si lo dejas actuar. El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y
desde allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibes, el Espíritu
Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre
más de su amor, de su luz y de su fuerza (ChV 130).
Por eso te invito a que recibas la imagen de la Santísima Trinidad. De pie y mirando al
pasillo central.
L2: Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la
experiencia del gran anuncio. ¿Por qué no? No te pierdes nada y Él puede cambiar
tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor. No te mutila, no te quita nada, sino
que te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor manera.
¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás,
poseyendo a otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente
te hará feliz ¿Buscas intensidad? No la vivirás acumulando objetos, gastando dinero,
corriendo desesperado detrás de cosas de este mundo. Llegará de una forma mucho
más bella y satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo. (ChV 131)
Vamos te invito a que invoques el Espíritu Santo conmigo:
(Un portador entra con un corazón rojo, desde la puerta del atrio y junto a él un lector
haciendo el siguiente anuncio, con énfasis)
L3: ¿Buscas pasión? Como dice ese bello poema: ¡Enamórate! (o déjate enamorar),
porque «nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu
imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo
que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué
empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón y
lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo
será de otra manera». Este amor a Dios que toma con pasión toda la vida es posible
gracias al Espíritu Santo, porque «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones con el Espíritu Santo que nos ha sido dado» ( Rm 5,5).
(Un portador entra con una planta frondosa alta o un árbol, desde la puerta del atrio
y junto a él un lector haciendo el siguiente anuncio, con énfasis)
L4: Él es el manantial de la mejor juventud. Porque el que confía en el Señor «es como
un árbol plantado al borde de las aguas, que echa sus raíces en la corriente. No
temerá cuando llegue el calor y su follaje estará frondoso» (Jr 17,8). Mientras «los
jóvenes se cansan y se fatigan» ( Is 40,30), a los que esperan confiados en el Señor «Él
les renovará las fuerzas, subirán con alas de águila, correrán sin fatigarse y andarán sin
cansarse» ( Is 40,31).
Joven 1: Ahora vienen ante ustedes varios adolescentes y jóvenes con mensajes de
ánimo para invitarnos a ser santos:
A1: Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad.
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A2: Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra
vez.
A3: No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible,
y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Ga 5,22-23).
A4: Cuando sientas la tentación de enredarte en tu debilidad, levanta los ojos al
Crucificado y dile:
A1, 2, 3, 4, 5: «Señor, yo soy un pobrecillo, pero tú puedes realizar el milagro de
hacerme un poco mejor».
A5: En la Iglesia, santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas
para crecer hacia la santidad.
Joven 1: El Señor la ha llenado de dones con la Palabra, los sacramentos, los
santuarios, la vida de las comunidades, el testimonio de sus santos, y una múltiple
belleza que procede del amor del Señor, «como novia que se adorna con sus joyas»
(Is 61,10) (GE 15). Por eso los invitamos a cantar:
Canto: Acércate
L. y M. Hugo Oviedo
Joven 1: Ahora otros adolescentes y jóvenes nos compartirán algo con nosotros:
¿Cómo se mide la santidad?
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A1: «La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado
como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la
suya»[25]. Así, cada santo es un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de
Jesucristo y regala a su pueblo (GE 21).
A2: Esto es un fuerte llamado de atención para todos nosotros. Tú también necesitas
concebir la totalidad de tu vida como una misión. ¿Pero cómo le hacemos?
A3: Inténtalo escuchando a Dios en la oración y reconociendo los signos que él te da.
Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada momento de tu
existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el lugar que eso ocupa
en tu propia misión. Y permítele que forje en ti ese misterio personal que refleje a
Jesucristo en el mundo de hoy (GE 23)
Joven 2: Hoy cada uno de nosotros es un mensaje que Dios ha enviado al mundo a
través de nuestra vida ¿Cómo la haremos para comunicarlo?
Joven 1: Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que eso sea posible, y
así tu preciosa misión no se malogrará. El Señor la cumplirá también en medio de tus
errores y malos momentos, con tal que no abandones el camino del amor y estés
siempre abierto a su acción sobrenatural que purifica e ilumina (GE 24).
Joven 2: Que nos quede claro, el Señor nos da su Espíritu para que nos parezcamos a
él y así comunicarle al mundo entero que ser como Cristo es posible:
Sacerdote o religiosa: Muchas veces pensamos que si pretendemos ser más santos,
entonces seremos menos humanos. Eso no es cierto.
Joven 1: No tengan miedo de apuntar más alto, de dejarse amar y liberar por Dios.
Joven 2: No tengan miedo de dejarse guiar por el Espíritu Santo.
Joven 3: La santidad no los hace menos humanos, porque es el encuentro de nuestra
debilidad con la fuerza de la gracia. (GE 34)
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Canto: Si el Espíritu de Dios guía mi vida
Int: Silvia Mariella
G: Muchas veces tenemos una imagen equivocada de los santos, pensamos que son
aburridos, secos, amargados, serios, demasiado serios, pero no es así.
L1: Ser santo no implica tener un espíritu apocado, tristón, agriado, melancólico, o un
bajo perfil sin energía. El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor.
L2: El mismo Jesús «se llenó de alegría en el Espíritu Santo» (Lc 10,21) Cuando Jesús
pasaba, «toda la gente se alegraba» (Lc 13,17). Después de su resurrección, donde
llegaban los discípulos había una gran alegría (cf. Hch 8,8).
L3: A nosotros, Jesús nos da una seguridad: «Estarán tristes, pero su tristeza se convertirá
en alegría. […] Volveré a verlos, y se alegrará su corazón, y nadie les quitará su alegría»
(Jn 16,20.22).
«Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a
plenitud» (Jn 15,11) (GE 124).
L4: Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un Espíritu positivo y esperanzado.
Ser cristianos es «gozo en el Espíritu Santo» (Rm 14,17), porque «al amor de caridad le
sigue necesariamente el gozo, pues todo amante se goza en la unión con el amado
[…] De ahí que la consecuencia de la caridad sea el gozo»[99].
G: Muchos dirán, pero cómo logramos hacerlo. Anoten esto:
L5: Hemos recibido la hermosura de su Palabra y la abrazamos «en medio de una gran
tribulación, con la alegría del Espíritu Santo» (1Ts 1,6).
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L6: Si dejamos que el Señor nos saque de nuestro caparazón y nos cambie la vida,
entonces podremos hacer realidad lo que pedía san Pablo: «Alégrense siempre en el
Señor; se lo repito, alégrense» (Flp 4,4). (GE 122)
G: La Virgen María, supo descubrir la novedad que Jesús traía, cantaba: «Se alegra mi
Espíritu en Dios, mi salvador» (Lc 1,47) y (GE 124).
L1: María era la chica de alma grande que se estremecía de alegría (cf. Lc 1,47), era
la jovencita con los ojos iluminados por el Espíritu Santo que contemplaba la vida con
fe y guardaba todo en su corazón de muchacha (cf. Lc 2,19.51). Era la inquieta, la
que se pone continuamente en camino, que cuando supo que su prima la necesitaba
no pensó en sus propios proyectos, sino que salió hacia la montaña «sin demora» ( Lc
1,39) (Ch V 46).
L2: Y si hacía falta proteger a su niño, allá iba con José a un país lejano (cf. Mt 2,13-
14). Por eso permaneció junto a los discípulos reunidos en oración esperando al
Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Así, con su presencia, nació una Iglesia joven, con sus
Apóstoles en salida para hacer nacer un mundo nuevo (cf. Hch 2,4-11) (ChV 47).
G: Ahora, les invito a recibir con alegría a una mujer que supo del gozo, de la acción
de gracias, a la Virgen María. Les pido un fuerte aplauso para la causa de nuestra
alegría, la mujer que tiene el alma llena de gozo: La Virgen María. Cantemos para
darle la bienvenida:
(Entra la imagen de la virgen arreglada con flores. Por el Pasillo central traída por
adolescentes y jóvenes mujeres).
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Canto: María tú
6.1 Descripción 1
L1: La santidad es parresía: es audacia, es empuje evangelizador que deja una marca
en este mundo. Para que sea posible, el mismo Jesús viene a nuestro encuentro y nos
repite con serenidad y firmeza: «No tengan miedo» (Mc 6,50). «Yo estoy con ustedes
todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20). Estas palabras nos permiten
caminar y servir con esa actitud llena de coraje que suscitaba el Espíritu Santo en los
Apóstoles y los llevaba a anunciar a Jesucristo.
L2: Audacia, entusiasmo, hablar con libertad, fervor apostólico, todo eso se incluye en
el vocablo parresía, palabra con la que la Biblia expresa también la libertad de una
existencia que está abierta, porque se encuentra disponible para Dios y para los
demás (GE 129)
L3: El Papa dice a los jóvenes: «No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te
narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses. Atrévete a ser más, porque
tu ser importa más que cualquier cosa. No te sirve tener o aparecer. Puedes llegar a
ser lo que Dios, tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho.
Invoca al Espíritu Santo y camina con confianza hacia la gran meta: la santidad. Así
no serás una fotocopia. Serás plenamente tú mismo« (ChV 107).
G: Por eso los invito a cantar que con el Señor, las cosas son distintas:
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Canto: Contigo
Estación Cero
Sólo tú Rap:
*sabes quién soy Contigo me pierdo en todo lo que
Para dónde voy es amor
Sabes que sin ti yo me muero Encuentro el camino, encuentro
Me pierdo y me condeno la dirección
Y yo contigo sé que sólo quiero estar rendido a
me elevo hasta el infinito y me voy tus pies
pa’l cielo (*2) No puedo temer, si alumbras mi ser
Pienso en todo lo que significa amarte
YO ME VOY, YO ME VOY, YO ME doy toda mi vida entera para adorarte
VOY PA’L CIELO (X3) Yo puedo sentirte en cada rayo de sol
IEEEEEE, IEEEEEE Dame de tu calor, toma tú el control.
Ooh.
Contigo, contigo veo las flores
el mundo de mil colores Sólo tú
poemas en mi canción *sabes quién soy
contigo, contigo mi llanto es risa Para dónde voy
el tiempo se paraliza Sabes que sin ti yo me muero
mi vida baila tu son Me pierdo y me condeno
Y yo contigo
Sólo tú me elevo hasta el infinito y me voy
*sabes quién soy pa’l cielo (*2)
Para dónde voy
Sabes que sin ti yo me muero YO ME VOY, YO ME VOY, YO ME
Me pierdo y me condeno VOY PA’L CIELO (X3)
Y yo contigo IEEEEEE, IEEEEEE
6.2 Descripción 2
Segmento 7: El discernimiento
G: ¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el Espíritu del
mundo o en el Espíritu del diablo?
L1: La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una buena
capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que pedir.
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L2: Si lo pedimos confiadamente al Espíritu Santo, y al mismo tiempo nos esforzamos
por desarrollarlo con la oración, la reflexión, la lectura y el buen consejo, seguramente
podremos crecer en esta capacidad espiritual (GE 166).
L3: Cuando aparece una novedad en la propia vida, y entonces hay que discernir si
es el vino nuevo que viene de Dios o es una novedad engañosa del Espíritu del mundo
o del Espíritu del diablo.
L4: En otras ocasiones sucede lo contrario, porque las fuerzas del mal nos inducen a
no cambiar, a dejar las cosas como están, a optar por el inmovilismo o la rigidez.
Entonces impedimos que actúe el soplo del Espíritu.
L5: Únicamente el Espíritu sabe penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y
tener en cuenta todos sus matices, para que emerja con otra luz la novedad del
Evangelio (GE 173).
G: Los invitamos a todos a ponerse de pie e invocar al Espíritu Santo.
La página que hoy leeremos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, es continuación
de la que leíamos el domingo pasado, con el episodio de la Ascensión, y nos narra el
gran acontecimiento que supuso para la primera comunidad la venida del Espíritu.
Muchos fueron los testigos del poder del Espíritu Santo, llegados a Jerusalén de
diferentes partes del mundo.
Nos unimos al salmista para clamar juntos a Dios que envíe sobre nosotros su Espíritu
Santo y renueve la faz de la tierra.
Segunda Lectura (1 Corintios 12, 3b-7. 12-13)
San Pablo, en su primera carta a los corintios, describe los dones y carismas tan
variados que hay en una comunidad, sobre todo en una comunidad de Grecia,
famosa por su sabiduría. Pablo atribuye todos estos dones al único Espíritu, que es el
que tiene que mantener unida a la comunidad.
En el día de Pascua, después del saludo de paz, que llena de alegría al grupo de
discípulos, Jesús les envía como él había sido enviado por el Padre, y para que puedan
cumplir esta misión les da su mejor ayuda: les comunica su Espíritu.
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Oración universal
Hermanos, dejémonos conducir por el espíritu de Dios y pidamos con confianza por
nuestras necesidades.- A cada intención respondemos:
Escúchanos, Señor
1. Por la Iglesia, comunidad de creyentes reunidos por el Espíritu Santo, para que
fortalecida y conducida por el mismo Espíritu sea un signo para el mundo del Dios
bueno y providente. Oremos.
2. Por nuestro Obispo (N.), para que en su ministerio pastoral resplandezca el amor de
Dios que busca la unidad de todos los creyentes. Oremos.
3. Por nuestros gobernantes, para que, dejándose guiar por el Espíritu Santo,
encuentren soluciones justas y equitativas a las dificultadas por las que atraviesa
nuestra sociedad. Oremos.
4. Por quienes se unen a la Cruz de Jesús, por medio del sufrimiento o el dolor, para
que el Espíritu de Dios que mantuvo de pie junto a la Cruz a María Santísima, colme
sus corazones y haga descubrir el sentido de su dolor. Oremos.
5. Por nuestros adolescentes y jovenes, para que el espiritu santo nos haga verdaderos
discupulos de su palabra para que juntos sigamos construyendo la civilización del
amor.
6. Por nosotros, para que renovados por el Espíritu Santo nos abramos a la obra nueva
que Él quiera realizar en nosotros mismos y así podamos ser espejos vivientes de
Cristo. Oremos.
Ofrendas
Presentamos señor el documento final del sinodo de los obispos. Asi como tambien la
exortación apostolica Christus Vivit para que sea tu espiritu santo el que nos guie y
oriente para seguir construyendo la civilización del amor.
Te presentamos tambien los dones de Pan y Vino, ofrezcamos también al Señor los
frutos del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Final
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo», nos ha dicho
el Evangelio de este domingo. Hoy vayamos al mundo a ser testigos de la presencia
del Espíritu Santo en cada uno de nosotros.
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