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LOS GRUPOS
Buscamos incluir a cada creyente de la iglesia en un grupo de encuentro bíblico. Estos
grupos tienen el propósito de estimular, acompañar y guiar al creyente en su lectura diaria.
El grupo será de un número reducido de seis a doce personas, que se reunan en casas
particulares, preferentemente. En tanto sea posible, es buena la presencia de nuevos
creyentes en los grupos, como también de jóvenes, tanto para el bien de ellos como de todo
el grupo.
Los que lean rápidamente lo harán dentro de los 15 minutos de cada día, y en una semana la
leerán siete veces. ¿Puede imaginarse el beneficio moral y espiritual que se recibirá al leer
Santiago siete vexes en el curso de una semana? Podría ser que, habiéndola leído un para de
veces, luego lo haga más lentamente para una mejor reflexión y aplicación.
A otros mienbros del grupo les llevará dos o tres días leer todo el libro.
Pero en siete días lo habrán podido leer tres o dos veces, y lo más lentos quizás una sola
vez. Lo importante es que al llegar la hora del encuentro, todos habrán leido el libro entero,
cada uno tendrá algo para compartir. Lo que hemos puesto en bastardilla, será el resultado
de haber cumplido con el compromiso de dedicar 15 minutos diarios como mínimo, para
leer la Biblia; y será la condición para que el grupo funcione eficazmente. Será conveniente
que los líderes hagan hincapié constantemente en esto, porque los grupos de encuentro sólo
tienen razón de ser en cumplir un objetivo: Cada creyente un asíduo lector de la Biblia. La
reunión del grupo tiene el propósito de estimular, acompañar y guiar al creyente para que
logre leer comprensivamente la Biblia.
El evangelio de Mateo se lee en tres semanas: 1.Semana del capítulo 1 al 8; 2.Semana del 9
al 18; y 3.Semana del l9 al 28. Es importante que las porciones no sean demasiado cortas,
porque el objetivo es leer extensamente; además, aquí se presentan alternativas para
lectoras veloces: pueden leer todo el libro de Mateo durante la semana, repitiendo su lectura
total en las tres semanas. O pueden repetir la lectura de los capítulos previstos para cada
semana.
1- El líder del grupo es la persona clave. Debe haber cumplido con la lectura asignada, y en
lo posible haber dedicado algo más de tiempo a la reflexión y consideración de pasajes
difíciles. Es decir, el líder deberá ser el primer “asiduo lector de la Biblia”.
2- Debe asegurarse que los miembros hayan leído el material de la semana, y ver si algunos
lo han leído más de una vez. Insistirá en la importancia de dedicar por lo menos los 15
minutos diarios previstos. Por supuesto que no es cuestión de exigirlo, sino de proponerlo
como la meta del grupo. La experiencia demuestra que se comienza con entusiasmo, pero
después de algunas semanas comienza a disminuir el trabajo. El líder vigilará esto,
procurando mantener el interés del grupo.
3- Hay que evitar que un miembro domine la conversación, aunque sea el lídr mismo.
Siempre hay hermanos que son más comunicativos y ayudará a estimular al grupo, pero es
importante que el líder procure la participación de todos. Habiendo leído todos la sección
semanal cada uno habrá recibido alguna ayuda e iluminación y todos deben ser animados a
participar.
4- El estímulo a cada miembro puede hacerse por medio de preguntas adecuadas a cada
serie de lecturas, como: ¿Qué te pareció el libro – o pasaje? ¿encuentras algún problema?
¿cuál parece ser el tema principal? qué enseñanza ha sido de ayuda? ¿has hallado
advertencias -o promesas- importantes? ¿podría ser modificada tu vida a la luz de lo que
has leído? y otras que el líder considere oportunas.
6- El líder deberá atender a cada miembro del grupo: es su pastor. Hemos encontrado que
estos grupos que incorporan a muchos miembros de la iglesia, facilitan mucho la tarea
pastoral.
7- Si un grupo no puede reunirse, no por eso se suspende la lectura diaria. Si por cualquier
causa es necesario suspender una reunión, el líder debe insistir en que los miembros sigan
con la serie siguiente de lectura, y en la próxima reunión del grupo, trataran los dos pasajes
para las dos semanas.
OBJETIVO PROPUESTO
“Por tanto, nosotros todos (los cristianos), mirando (en la medida en que miramos) a cara
descubierta como en un espejo en la gloria del Señor (Jesús), somos trasformados de gloria
en gloria en la misma imagen (de Jesucristo) como por elo Espíritu del Señor”. (2 Corintios
3.18)
En sístesis, este es el fin perseguido. Es el designio divino que todos los cristianos
lleguemos a la madurez: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo” (Efesios 4.13).
Para lograr este objetivo es necesario que seamos transformados, y el instrumento que Dios
utiliza para lograrlo, es la renovación del entendimiento: “No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12.2). La lectura
continua y amplia de la Biblia, como Palabra de Dios vivo es el factor determinante, por la
operación del Espíritu Santo, en este proceso de renovación y transformación.