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Las Señales detosTiempos

La aviación ha íraído grandes beneficios a la Humanidad. S»n


bargo, por el papel importanfe que desempeña, en la guerra m em--
perfecciona cada día más para poder hacer una obra destructorase

Precio: 3 0 céntimos.
N O T I C I A S C O M E N T A D A S
E n muchos países h a y superabundancia de co- parecer, le h a n sentado excelentemente, pues, como
mestibles. C o n la debida organización y u n poco hemos dicho, ha fallecido a la ya avanzada edad de
de caridad, todos los habitantes de este m u n d o ten- setenta y cinco a ñ o s . "
d r í a n cada día la necesaria comida. P o r desgracia, n o A d o p t e m o s , pues, la costumbre de t o m a r baños
es así. La caridad o la abnegación n o entran en los frecuentemente.
cálculos del comerciante que quiere tener u n cierto
margen de ganancia y que para ello fija precios de-
masiado elevados para estar al alcance de todos. P o r L a Hoja Oficial, de M a d r i d , del lunes 9 de m a y o
t a n t o , reina m u c h a h a m b r e en diferentes partes del publicó lo siguiente:
m u n d o , y la civilización actual no ha p o d i d o re- " E n el día de ayer las parroquias de M a d r i d ce-
solver todavía esta situación. E n realidad, parece lebraron la festividad llamada del D i o s Grande. C o n
que en muchos sitios va agravándose considerable- tal m o t i v o fué administrada a domicilio la c o m u n i ó n
mente la situación;, debido al p a r o obrero y a otras a los enfermos que previamente lo h a b í a n solicita-
causas, y h a y casos que nos recuerdan el h a m b r e d o , y se dio en M a d r i d u n ejemplo de gran toleran-
terrible que reinaba en ciudades sitiadas d u r a n t e cia por católicos y n o católicos.
m u c h o tiempo p o r ejércitos enemigos. He aquí u n " L o s " a u t o s " que ocupaba el clero oficiante, ador-
ejemplo relatado- hace pocas semanas p o r los perió- nados con flores, recorrieron las calles de M a d r i d
dicos de lo que ocurrió recientemente en P o l o n i a : rodeados de fieles, sin que en m o m e n t o a l g u n o fue-
" U n campesino, cuya miseria le obligó a vender sen éstos molestados p o r el elemento n o creyente, que
t o d o su g a n a d o , decidió vender a su hijo, m u c h a - iba confundido con ellos a sus quehaceres.
cho de dieciocho años, fuerte y r o b u s t o para el " D i c h o s actos de culto católico se efectuaron sin
trabajo. El campesino y "su mercancía" fueron al b o a t o ni ostentación alguna. D o s guardias de Segu-
mercado, y allí el padre h i z o proposiciones de ridad iban entre los concurrentes en funciones de
venta a m u c h o s otros campesinos. F i n a l m e n t e , en- orden. N o h u b o colgaduras, y sólo en las casas a que
contró u n o que se avino a comprarle el muchacho, h a b í a n de acudir los sacerdotes a dar la c o m u n i ó n se
que adquirió después del correspondiente regateo. p o n í a n colgaduras, que eran retiradas apenas el clero
A p e n a s había el padre percibido el dinero p o r la volvía a encontrarse en la calle. L a circulación de
venta de su hijo llegó la policía, que deshizo la peatones y automóviles n o se i n t e r r u m p i ó en n i n g ú n
venta y encarceló al p a d r e . " instante, y los mismos asistentes a las procesiones
facilitaban el t r á n s i t o , d e j a n d o libres en las para-
T r i s t e episodio, p o r cierto, del h a m b r e que exis-
das que frecuentemente hacía el séquito las aceras y
te, n o en u n país salvaje, sino en u n país de E u r o p a .
bocacalles.
Hace comprender la situación difícil que atravie-
san h o y ciertas naciones. E n realidad, en esto vemos " C u a n d o las procesiones t e r m i n a r o n , lo m i s m o
el c u m p l i m i e n t o de las Sagradas Escrituras, que pre- los que h a b í a n asistido a ellas que los qae las h a b í a n
dijeron h a m b r e s para nuestro t i e m p o . Y los h a y presenciado c o m o curiosos, y a u n los indiferentes y
en m u c h o s países. Son u n a señal inequívoca de la contrarios al culto, elogiaban la amplia libertad de
p r o x i m i d a d del fin del m u n d o y de la segunda ve- que se había hecho demostración ayer p o r una y otra
nida de Cristo. parte, y que había evitado incidentes desagradables
merced a n o haberse exteriorizado la m e n o r i n t r a n -
sigencia."
Se reconoce la importancia de u n cuerpo sano pa-
ra que la mente sea sana también. Pero, para tener L a Hoja Oficial publicó este suelto con el t í t u l o :
u n cuerpo sano, es necesario que sea limpio. Sin aseo "Respeto y tolerancia". Y es con este espíritu que
n o puede haber buena salud. P a r a que los diferentes se puede tener la verdadera libertad de cultos. D e b e -
ó r g a n o s del cuerpo p u e d a n funcionar bien, el cuer- mos respetar las ideas de los demás, y dejarles seguir
p o ha de ser limpio. P o r t a n t o , t o d o el m u n d o de- libremente sus convicciones religiosas, puesto que
bería tener la costumbre de t o m a r b a ñ o s de limpieza t o d o s queremos que los demás obren de esta manera
m u y a m e n u d o . E s t o contribuiría a u n a buena sa- para con nosotros. Y si n o estamos dea cuerdo con
lud y n o la perjudicaría, como a veces se piensa. La las creencias y prácticas religiosas de los demás, sin
prensa h a b l ó recientemente de u n caso, algo extraor- e m b a r g o , debemos mantener una conducta de amplia
d i n a r i o en este respecto. tolerancia hacia ellos. T a l actitud m a n t u v o el pue-
" U n singular "record" p u d o adjudicarse el señor blo m a d r i l e ñ o el día 8 de mayoi, y si en todas partes
P i k c , fallecido recientemente a los setenta y cinco se hiciera lo m i s m o , n o t e n d r í a m o s nunca que la-
años de edad. Llegó al África del Sur, procedente de m e n t a r incidentes desagradables p o r este m o t i v o .
Inglaterra, hace treinta y cuatro años, y se colocó Cada cual debe tener u n a plena libertad de creer lo
allí, en Mossel Bay, como empleado de Correos. D u - que a él le parece bien, y con la misma libertad debe
r a n t e esos treinta y cuatro años n o se ha pasado n i poder practicar lo que cree. Además, t o d o s deben
u n solo día sin que P i k e tomase su b a ñ o de mar. respetar esta libertad.
E n total h a t o m a d o m á s de 1 5 . 0 0 0 b a ñ o s , que, al
R. G.

PÁGINA DOS
Redactor:
R. GERBER
Administración;
JLAS S E D A L E S PRECIOS

Núinero suelto .
PTAI.

. 0,38
Covarrubias, 28
Teléfono 34155
MADRID
DE IOS TIEMPOS Sastripción inual
Espaíia . .
en
3.50
REVISTA M E N S U A L
En el extranjero . . 4 oro

\Ñc 1932 MADRID


NúM 6.

^Adonde v a la H u m a n i d a d ?
Por- Salvador- M. Iserte^

<Los hombres s o n cual naves que pasan en la noche..


¡Adonde van, aáóndel*
AMADO ÑERVO.

Si a n d a m o s p o r las calles de las grandes ciudades


del m u n d o y nos fijamos en los rostros de los se-
res h u m a n o s que p o r ellas corren, nos vienen a la
mente preguntas como estas: ¿qué pensamientos de-
voran los cerebros de estos hombres y mujeres?
¿ A d o n d e van? ¿Cuál será para ellos la cuestión su-
prema de la vida? ¿Qué anhelarán? L o m i s m o d a
que estemos en la Plaza de la Opera, en C h a r i n g
Cross, en la G r a n V í a , en las R a m b l a s o en W a l l
Street: p o r doquiera la misma gran cuestión se
presenta vivida ante nuestros ojos, extasiados ante
esos ríos de gentes: ¿Qué r u m b o llevan t o d o s estos
Monsieur P a u l D o u m e r , presidente de lá
mortales? ¿Qué b r ú j u l a les guia? ¿Qué p u e r t o les
República francesa, vilmente asesinado
acogerá? ¿Adonde van? hace poco.
¿Adonde?
Y esta v o z h o y debe despertarnos como el " ¿ D ó n -
1." E L PARÓ OBRERO
de estás?" de J e h o v á c o n m o v i ó a A d á n después de
haber pecado. ¿ A d o n d e vais? n o s p r e g u n t a D i o s .
Y nos lo p r e g u n t a h o y p o r q u e vivimos en el tiem- Esta es u n a avenida trágica p o r la cual camina
p o del fin, que, p o r fin, h a llegado a nosotros a la h u m a n i d a d y de la cual es cada vez más difícil
pesar de todas las burlas del pasado. H o y , c u a n d o de escapar. L a crisis m u n d i a l del trabajo preocupa
los potentes a l d a b o n a z o s de los signos de los tiem- h o n d a m e n t e al m u n d o entero. D e 2 5 a 3 0 m i l l o -
pos h a n resonado con fuerza en nuestros oídos, nes de h o m b r e s a g u a r d a n en los mercados de la
h o y "el m u n d o está en el m a y o r p e r í o d o de t r a n - T i e r r a que alguien los contrate. L a gigantesca lu-
sición que j a m á s ha c o n o c i d o " , como dijo el M a r - cha entre el C a p i t a l y el T r a b a j o se agudiza p o r
qués de L o t h i a n , subsecretario británico para la m o m e n t o s . L a s huelgas .aumentan. E l fantasma del
India, en el New York Times, el 3 de enero ú l - c o m u n i s m o t o m a cuerpo. E l n ú m e r o de p a r t i d a r i o s
timo. de la a n a r q u í a crece. L o s técnicos de Basilea, a cu-
LAS AVENIDAS TRÁGICAS yas instancias se convocó la aplazada conferencia
de Lausana, h a n d i c h o :
E n cualquier orden de cosas en que fijemos nues- " L o s acontecimientos se h a n precipitado. Hacia
tra atención n o s c o n f r o n t a m o s siempre y a cada fines de 1 9 3 1 , la crisis h a e m p e z a d o s i n g u l a r m e n t e
paso con avenidas trágicas. Avenidas trágicas con-
y h a desquiciado, u n a tras otra, a la m a y o r p a r t e
vergentes. Convergentes en u n p u n t o c o m ú n , colo-
de las m o n e d a s . L a s dificultades se a c u m u l a n y si
sal, que es como el p u n t o de u n gran signo de inte-
n o se aplica remedio, se p r e p a r a n o t r o s t r a s t o r n o s .
rrogación.
E l p a r o h a a u m e n t a d o . . . E l declinamiento e c o n ó -
Pasemos u n vistazo rápido a estas avenidas que mico manifestado desde hace d o s a ñ o s y la miseria
se estrechan p o r m o m e n t o s indicando la i n m i n e n - creciente, que h a sido su consecuencia, h a n p r o d u -
cia de u n gran acontecimiento, que t o d o el m u n d o
cido u n a inestabilidad política q u e el m u n d o sufre
presiente, pero que pocos c o m p r e n d e n de veras.
de m á s en m á s . " ( C i t a d o p o r Luz, 2 2 - 1 - 3 2 . )

PÁGINA TRES
2." L A S E N F E R M E D A D E S CRÓNICAS
tentativas de suicidio. Y a n o se aprecia la vida h u -
El número de enfermedades y de enfermos ha mana. ¿Y por qué no suicidarse cuando no se tiene
a u m e n t a d o m u c h o . Las enfermedades nerviosas es- esperanza, cuando la vida es dura y amarga, cuan-
tán haciendo estragos. Los hombres ya no tienen do no se encuentra amor en el m u n d o y cuando
nervios. Son los nervios que los tienen a ellos. E n no se contempla en lontananza más que el m a y o r
una sola nación h a n muerto en dieciocho meses cataclismo de los siglos?
por accidentes de automóvil, 5 0 . 9 0 0 personas. U n ¿Nos suicidaremos todos?
aumento de 2 9 8 por 100 sobre 1 9 1 6 . El desorden moral que existe en el m u n d o es es-
U n autor dice que la m o r t a n d a d por la diabetes pantoso. Vivimos en medio de u n a epidemia de
ha aumentado en un 5 0 p o r 100 en diez años; crimen, u n a epidemia originada n o en las selvas
y p o r la arterioesclerosis en un 2 5 0 por 100 en el salvajes, sino en los focos de civilización. E s t o es
mismo período. Porque lo más notable en esta ave- lo curioso. Sed de dinero y sed de sangre es lo que
nida ha sido el crecimiento alarmante de las enfer- vemos diariamente. El espíritu del crimen que flo-
taba en el aire ha t o m a d o forma en u n a organiza-
medades crónicas. E l cáncer ha a u m e n t a d o en los
ción poderosa, como hemos visto en el caso recien-
ú l t i m o s cincuenta años en u n 5 0 0 p o r 1 0 0 . Y n o
te del hijo de Lindberg.
hablemos de la locura, que es la enfermedad de
moda de los países más civilizados. Sólo en Esta- 4.»
dos U n i d o s el Estado sostiene 2 5 0 . 0 0 0 dementes y LOS P R E P A R A T I V O S P A R A L A G U E R R A .
5 0 . 0 0 0 entran anualmente p o r las puertas de sus
Estamos en la cuarta avenida. Los escollos son
manicomios. U n a sola enfermedad crónica bastará
más gigantescos. T o d o s los pueblos temen y se re-
en pocos años, siguiendo su curso actual, para
celan unos de otros. N o nos engañemos. N o se des-
acabar con la h u m a n i d a d . Y si se reúnen varias, a r m a n . Se arman más, sea por "seguridad nacio-
como el cáncer, la locura, la tuberculosis, entonces n a l " o por cualquier otra causa o excusa.
sí que no habrá remedio para esta pobre h u m a -
M i r a d a Alemania pidiendo la igualdad de ar-
nidad.
mamentos. Si Alemania no puede esquivar u n a
¿Adonde vamos, pues? catástrofe fascista o comunista las consecuencias pa-
ra el m u n d o seráii gravísimas. L a clave de la cri-
3." E L A U M E N T O D E L CRIMEN
sis europea está allí. J a p ó n teme a Rusia. Rusia está
en guerra con t o d o el m u n d o . C u a n d o el tiempo
Esta avenida sí que es trágica y horrorosa. P o r
sea propicio, el gran Ejército R o j o se movilizará y
ella, el coche h u m a n o marcha a toda velocidad.
su primera meta será China. E n el desfile del l."
Si nos asomamos a las ventanillas no vemos más
de m a y o en Moscou, habían varios miles de t a n -
que despeñaderos a los lados y el precipicio enfren- ques y cañones de largo alcance, a fuer de 5 0 0 avio-
te. Los conductores se preparan para d o m i n a r el nes de bombardeo. Es verdad lo que ha dicho en
vehículo al llegar a la curva inminente. Pero n o sus coplas César Alvajar:
podrán. El peso es demasiado, la velocidad es ate-
rradora. N o pueden detenerlo. ¿Dónde se estre- " H o n d a s inquietudes
llará? al m u n d o a t e n a z a n ,
T a m b i é n aumenta el número de suicidios y de de una n u e v a guerra
se agita el f a n t a s m a . "

"Los armamentos no caerán hasta que exista la


confianza", decía el 2 5 de febrero el delegado es-
pañol, Sr. Madariaga, ante la Comisión General
del Desarme, y añadió ante la Conferencia: " E n
las actuales condiciones del m u n d o internacional,
¿creéis que la confianza puede germinar y florecer
y sea capaz de producir u n desarme inmediato?
Es preciso renunciar a ese sueño."
Cada día se inventan nuevos procedimientos más
mortíferos. Se afirma que se ha terminado, en todos
sus detalles, u n invento que permitirá, p o r medio
del empleo de ondas hertzianas, enviar sobre ciu-
dades situadas hasta a 1.600 kilómetros de distan-
cia toneladas de bombas. Y n o hablemos de los
horrores de la guerra química o de gases, porque
entonces sí que nos quedaríamos cortos. La pobla-
ción civil de las ciudades moriría en pocos m i n u t o s ,
sin respeto n i n g u n o a la vida de las mujeres y de
los niños.
Solemnemente nos volvemos a preguntar: ¿Adon-
H a y más crímenes que nunca. de, adonde vamos?

PÁGINA CUATRO
5.» E L I N C R E M E N T O D E L VICIO
Diecinueve siglos h a que el G r a n Príncipe des-
P o r esta avenida la h u m a n i d a d corre presurosa cribió la misma escena. " H a b r á señales", dijo Cris-
sin detenerse y sin pensar en d ó n d e va a parar. Sólo to, "y sobre la tierra angustia de naciones perplejas",
se busca la satisfacción pasajera. Se h a a d u e ñ a d o y a ñ a d i ó "desfalleciendo los h o m b r e s de temor, y
de todos u n a sed insaciable de placeres. M u y pocos en expectación de las cosas que h a n de venir sobre
escapan de ella. E l p a r o obrero, las enfermedades la tierra h a b i t a d a " . (Lucas 2 1 : 2 5 , 2 6 , V . M . )
crónicas, el crimen p o r doquiera, los preparativos ¡Qué asombrosa semejanza de p a l a b r a s !
bélicos, t o d o ello lejos de detener la ola del vicio, L a profecía h a dejado de ser profecía, es historia;
n o hace m á s que empujarla con más fuerza. E l historia que se escribe cada día en los anales del
h o m b r e se agota p o r la vida artificial. C u a n d o es mundo.
joven, ya es viejo. Pero, ¿qué va a ser de nuestra U n paso más y estaremos en el precipicio.
raza? Pero lo q u e n o ha dicho el príncipe de Gales en
6." TERREMOTOS Y VOLCANES 1 9 3 2 lo dijo el Príncipe de la P a z c o n t i n u a n d o su
profecía anterior: " Y entonces, verán al H i j o del
¡ C u á n t o s horrores c o n t e m p l a m o s en las regiones h o m b r e q u e vendrá en u n a n u b e con potestad y m a -
p o r d o n d e pasa la sexta avenida! T e r r e m o t o s como jestad g r a n d e . " (Vers. 2 7 . )
el de Nicaragua, inundaciones como la de C h i n a , ¿Es verdad que estamos al b o r d e del abismo?
tifones como el de Filipinas, volcanes como los de V e r d a d es.
América del Sur, nos avisan de que la maldición P e r o sobre el abismo y en letras resplandecientes,
se avecina. Y n o olvidemos que "la maldición sin c o m o grandioso anuncio l u m i n o s o q u e contrasta con
causa nunca v e n d r á " . (Proverbios, 26 : 2.) la oscuridad de la noche, está escrito el mensaje su-
A continuación va u n a pequeña estadística de lo blime:
que h a n hecho los grandes terremotos solamente en "LA V E N I D A D E L SEÑOR SE A C E R C A . "
estos últimos veinticinco años, c o n t a n d o nada m á s ¡Se acerca! ¿Puede ser verdad?
lo que se ha calculado: Sí. E s i n m i n e n t e .
5 0 0 . 0 0 0 muertos. Después de la m a y o r catástrofe vendrá la m a y o r
2 5 0 . 0 0 0 heridos. renovación.
1 . 4 0 0 . 0 0 0 sin albergue. Este es el remedio. E s u n remedio d i v i n o . E s el
5 1 0 pueblos destruidos. único remedio. H a y factores superiores a las fuerzas
1.400 millones de pesetas de pérdidas. h u m a n a s . C o m o h a dicho recientemente Miguel C l e -
E n verdad, la T i e r r a misma tiembla. menceau, el h i j o de " E l T i g r e " : "Algo fundamental
de la naturaleza humana ha de cambiarse antes de
7." ATEÍSMO E IRRELIGIOSIDAD que p o d a m o s esperar ver el fin de la guerra." Ese
algo es el corazón h u m a n o , que necesita ser regene- ^
El cuadro se completa con esta avenida. E l ateís- rado p o r el poder de D i o s .
m o hace estragos en las filas religiosas. L a s mismas
naciones "cristianas" h a n perdido de vista al C r i s t o " V e n i d a m í " , C r i s t o dijo. Y sus brazos, querido
de la Biblia. Parece c o m o si legiones de d e m o n i o s lector, a ú n están abiertos para recibirte.
P e r o el t i e m p o es corto.
hubiesen i n v a d i d o las mentes de los h o m b r e s , q u e
h a n desterrado a D i o s de sus vidas. ¡ O h , r e s p o n d a m o s a su l l a m a m i e n t o ! H a g á -
moslo p r o n t o . Y c u a n d o p r o n t o el m u n d o se des-
N o hemos exagerado el cuadro. Sólo hemos es-
p l o m e en el precipicio, entonces los b r a z o s de Jesús
b o z a d o la realidad, la triste realidad. Si estudiamos
n o s recogerán y n o s salvarán de la r u i n a eterna. P e r o
p o r separado cada u n o de estos siete p u n t o s com-
para q u e él n o s recoja en aquel día h e m o s de es-
probaremos q u e las palabras anteriores n o s o n m á s
t a r con él h o y .
que u n a s pinceladas de u n cuadro trágico. N o hemos
V a y a m o s , pues, a Cristo.
hecho más que elevarnos sobre la ciudad para tener
u n a visión más clara del c o n j u n t o . Después de m i - Vayamos A H O R A mismo.
rar cada árbol p o r separado, hemos subido a la
cumbre de la m o n t a ñ a para ver el bosque en su t o -
talidad. Paro obrero — ^
¿CUÁL ES L A SOLUCIÓN?
Enfermedades crónicas >•
El príncipe de Gales, dirigiéndose en el A l b e r t
H a l l a la j u v e n t u d de la raza británica de t o d o el Aiitnentn HPI rrlm^p
-—»
m u n d o , el 2 7 de enero, decía:
" T e n e m o s delante de nosotros u n m u n d o enfer-
m o de pavorosa d u d a , a b r u m a d o p o r continuas des-
ilusiones; u n m u n d o de naciones t u r b a d a s , cuya ne-
Preparativos para la guerra

Incrementn HAI u;^¡,^


>•

9
cesidad vital es fe intrépida las u n a s en las otras. E s
u n a era de a b u n d a n c i a potencial, c u a n d o la confian- Terremotos y volcanes ,
z a debería ser suprema, y , sin e m b a r g o , vemos e x -
tenderse p o r t o d o s los países la calamidad y la per- Ateísmo e irreligiosidad *•
plejidad."
Las avenidas trágicas.

. _ PÁGINA CINCO
LA REVELACIÓN NATURAL
ES INSUFICIENTE
Por el Profesor- H. W. Clark.

La revelación de D i o s en su P a l a -
bra ka de añadirse a la revelación de
, D i o s en la naturaleza, para tener u n
cuadro completo del Soberano del
Universo.

E l naturalista y el científico tienen la ventaja de


tener como campo de estudios las admirables obras que n o haya moralidad en la naturaleza, sino que
del A r q u i t e c t o del Universo. P o r todas partes se la moralidad es el resultado del reconocimiento de
encuentran revelaciones del poder divino, y sea cual ciertas leyes y reglas que están por encima de lo
fuere el r a m o de la ciencia n a t u r a l que estudien, se físico y de lo fisiológico. N o se conoce la m o r a l i -
encuentran cara a cara con la Inteligencia suprema. d a d en el m u n d o inferior. D e la misma manera en
El naturalista llega a conocer m u c h o del carácter que n o existe el pensamiento en los minerales, t a m -
del Creador p o r la sencilla observación de sus obras. poco existe la moralidad en los animales. P e r o las
Pero la revelación de la naturaleza n o es suficiente. relaciones de la h u m a n i d a d están por encima del
M u c h o s ateos h a n aceptado la revelación de la na- p l a n o animal y ha de haber u n a revelación directa
turaleza, pero se h a n opuesto a t o d o lo que repre- de la verdad moral si la moralidad del h o m b r e h a
senta el cristianismo. T o m á s Paine, con todos los de ser algo más que la animalidad exaltada.
ataques que dirigió contra la religión cristiana, era La moral cubre el campo de las relaciones h u m a -
u n creyente en D i o s y en la naturaleza como reve- nas, pero el h o m b r e reconoce que tiene ciertas obli-
lación de Dios. Si el cristianismo tiene algún va- gaciones hacia u n poder superior, y así es posible
lor, ha de descansar sobre algo más que u n a base la vida espiritual. P a r a esto n o h a y explicación ni
científica, sobre algo de más alcance que la reve- idea en el m u n d o inferior. Los animales nada saben
lación n a t u r a l . de u n código abstracto de leyes basado sobre p r i n -
El estudio de la Q u í m i c a revela u n a parte del ca- cipios; el h o m b r e comprende l a ' i m p o r t a n c i a de las
rácter de Dios, su grandeza en las cosas p e q u e ñ a s ; leyes, de la ética, de la espiritualidad, porque tiene
la A s t r o n o m í a revela su minuciosidad en las cosas en sí u n a partícula de la divina naturaleza que los
grandes; la Botánica y la Zoología demuestran su animales n o tienen, y p o r medio de esta divina na-
poder m a n t e n i e n d o las intrincadas relaciones de la turaleza siente su parentesco con su Creador. Las
materia orgánica. T o d a s estas ramas de investiga- \ verdaderas cosas de la vida n o son las cosas que
ción enseñan lecciones i m p o r t a n t e s , pero sólo pue- se ven, sino más bien los lazos invisibles que u n e n
den ser lecciones objetivas para ilustrar verdades a los h o m b r e s entre sí y con su Dios. T o d a Socie-
más p r o f u n d a s que la mente ha de comprender. Las dad, G o b i e r n o o Religión, y de hecho t o d a organi-
leyes que gobiernan las relaciones físicas y químicas zación, dependen de ese poder que tiene la mente
h u m a n a de reconocer la existencia de principios b a -
no bastan para el gobierno de seres h u m a n o s pensa-
sados en verdades más sublimes que las que p r o -
doresi, n i pueden t a m p o c o las leyes fisiológicas dar
duce el m u n d o n a t u r a l .
la r a z ó n de las verdades espirituales y morales, a u n -
que esas leyes p u e d a n ilustrar graneles verdades es-
pirituales. LA ESPIRITUALIDAD DEL HOMBRE

POR QUÉ SE R E V E L A DIOS Si n o fuésemos más que animales, n o sería posi-


ble la revelación de Dios, a menos que se mostrase
La presencia misma en este m u n d o de seres ra- corporalmente. Si viviésemos solamente en el mis-
zonables, morales, espirituales, d e m a n d a que el Ser m o p l a n o que los animales, o en u n bajo nivel de
que aquí los h a colocado tenga con ellos alguna co- inteligencia h u m a n a , poca revelación sería posible,
municación. Además, esta comunicación ha de ser y ésta tendría que obtenerse p o r una instrucción ar-
adecuada a la inteligenca de aquéllos. Se negaría el bitraria. P e r o , siendo que el h o m b r e tiene extensas
principio f u n d a m e n t a l del universo, el p e n s a m i e n t o posibilidades en su naturaleza, se le pueden revelar
inteligente, al decir que u n a Inteligencia S u p r e m a verdades morales y espirituales. Y tal revelación tie-
creó seres razonables y pensadores para dejarlos ne que hacer D i o s si quiere obrar con rectitud para
aprender luego su v o l u n t a d en cuanto a ellos por con sus criaturas.
u n proceso lento y tedioso. H a de haber u n a reve- Siendo que el h o m b r e es u n ser esencialmente es-
lación más elevada que la que se obtiene p o r el es- p i r i t u a l y D i o s es u n Ser espiritual, la revelación de
t u d i o de hechos científicos. Esta revelación ha de D i o s al h o m b r e h a de ser de n a t u r a l e z a espiritual.
ocuparse de la verdad m o r a l y espiritual. P a r a ser del orden más elevado, tiene que ser d i -
La naturaleza es a m o r a l . N o quiere esto decir recta, h a b l a d a por D i o s a sus seres creados. E l E s p í -

PÁGINA SEIS
ritu de D i o s ha de hablar directamente al espíritu o de principios, su inspiración del E s p í r i t u de D i o s
del h o m b r e . Esto n o ha de ser difícil de compren- hace que diga la verdad, n o i m p o r t a cuáles sean las
der. C u a n d o h a b l a m o s directamente, de corazón a teorías h u m a n a s . Basados en este principio, los que
corazón, de mente a mente, usamos los medios di- creen en la creación consideran la lectura del Géne-
rectos de lenguaje como los más efectivos que cono- sis como el relato de hechos veraces y n o como fá-
cemos para comunicar nuestras ideas. Así hemos de bulas o como cuentos de hadas. A u n q u e no pode-
esperar que Dios use el lenguaje h u m a n o como el mos leer en la narración del Génesis lo que n o está
medio más directo de entrar en contacto con nos- allí, encontramos que puede interpretarse de acuer-
otros. Las ideas que el Espíritu de Dios quiera im- d o con los conocidos datos científicos. E s el his-
primir en la mente h u m a n a h a n de ser expresadas tórico relato de u n suceso, a u n q u e n o pretende ex-
en lenguaje h u m a n o , ya sea escrito o h a b l a d o . plicar todos los hechos científicos que contiene.
¿Qué encontramos, pues, en este m u n d o que dé El creyente en la creación n o tiene la libertad de
a entender que es la palabra o la expresión de la insertar teorías h u m a n a s en la narración del Géne-
v o l u n t a d de Dios en las cosas espirituales? Buscad sis; él tiene que t o m a r l o tal c o m o está y leer el in-
donde queráis y n o encontraréis nada fuera del forme de los hechos tal como es d a d o . E l único p u n -
canon de las Sagradas Escrituras que soporte las to en que la crítica científica desempeña su papel
pruebas que esa revelación demanda. O t r a s reli- es en el de dar a conocer las leyes que gobiernan los
giones tienen sus escritos sagrados, pero n i n g u n o fenómenos naturales allí citados, y así a y u d a r n o s
de ellos puede ofrecer pruebas razonables de que a comprender dicho relato.
tienen la P a l a b r a de Dios al h o m b r e . A l g ú n lec- Basados, pues, en este f u n d a m e n t o filosófico p o -
tor puede a primera vista sentirse inclinado a m o - demos seguir edificando la ciencia de la creación. Si
dificar esta declaración; pero al tal sólo p o d e m o s al fin nuestras conclusiones resultan erróneas, será
aconsejarle u n estudio cabal de las evidencias in- por haber puesto u n a base errónea a nuestra cien-
ternas de la Escritura, c o m p a r á n d o l a con otros cia. P e r o , ya que los ateos y los escépticos n o h a n
escritos sagrados. L o que la Biblia pretende ser y p o d i d o d a r n o s u n a interpretación de la ciencia des-
su consistente representación de los principios de de el p u n t o de vista mecanicista o impersonal, em-
la verdad divina, la h a r á n sobresaliente como el pezaremos con la verdad f u n d a m e n t a l de u n D i o s
único libro que puede mantenerse contra toda crí- personal, y con la Biblia como P a l a b r a de D i o s .
tica. Edificando sobre su inspirado relato de la creación
u n estudio científico de la tierra y su vida, procura-
UN LIBRO INFALIBLE remos llegar a todas nuestras conclusiones de acuer-
d o con nuestros asertos fundamentales. •
El cristianismo se basa en la Biblia, y, o la Bi-
blia es verdadera o el cristianismo es u n fracaso, u n
engaño, u n fraude. Y es cosa universalmente a d m i -
tida por cristianos y n o cristianos que la Biblia
contiene el código más elevado de la verdad m o r a l
y espiritual que existe en el m u n d o . El cristianismo
es la más alta manifestación de espiritualidad entre
los h o m b r e s . Si n o es verdad, si la Biblia n o es la
P a l a b r a de D i o s a los hombres, n o h a y otro sitio a
d o n d e mirar. H e m o s de t o m a r la Biblia o negar
toda revelación directa.
L a aceptación de la Biblia como revelación direc-
ta de Dios al h o m b r e , es u n a de las afirmaciones
fundamentales de los que creen en la creación, de
los que creen que D i o s crió este m u n d o tal como las
Escrituras aseguran que lo h i z o . Es tan imposible
comprender la ciencia, si n o es como obra de las
m a n o s de D i o s , como es imposible comprender la
religión si n o es como una verdad revelada. Estos
son dos principios básicos, y sobre ellos se edifica la
ciencia de la creación.
La Biblia n o es u n libro de t e x t o científico;
pero al h a b l a r lo hace de acuerdo con la verdad
científica, p o r q u e su A u t o r es t a m b i é n el A u t o r de
la ciencia. Es cierto que g r a n parte de la Biblia
esta escrita en u n lenguaje comprensible de aquellos
a quienes iban dirigidos sus mensajes, y a la luz de
tal hecho, n o p o d e m o s esperar que use los m o d e r n o s
E l kombre es muy superior al animal en el sentido moral, por-
términos científicos. Pero, c u a n d o habla de sucesos que el animal n o tiene n i n g u n a idea de obligaciones morales.

PÁGINA SIETE
Elpapa P í o X I al dirigirse, en s u silla gestatoria, a la Basílica de S a n Pedro para la canonización de In» I, » T - T. .
Catalina T h o m a s . "^^^ ^ " " ^ Fílippini y

Respuesta de los A d v e n t i s t a s del Séptimo D í a a la encí-


clica del p a p a P í o X I «Lux Veritatis»
C o n grave formalidad y dignidad de expresión, Consideramos la preservación de las doctrinas
propias de aquel que pretende ser el Vicario de de la Biblia, inalteradas por cualquier acción ecle-
Cristo, el Sucesor de San Pedro, cabeza de la única siástica, e incorruptas por la tradición o por soplo
verdadera iglesia de D i o s en la tierra. P í o X I , el alguno de herejía, como de mayor importancia que
Papa de R o m a y el rey del Estado Vaticano, ha la mera unidad exterior de una organización, y p o r -
publicado de nuevo, oficialmente, algunas de las que estamos firmemente convencidos que el credo
elevadas arrogaciones y enseñanzas dogmáticas de del Concilio de T r e n t o , interpretado y p r o m u l g a d o
la iglesia católico-romana. Nosotros, que represen- por la autorizada enseñanza de la iglesia católica,
tamos el cuerpo de cristianos conocidos p o r " A d - sobre todo en el "Catecismo del Concilio de T r e n -
ventistas del Séptimo D í a " , le concedemos pleno t o " , constituye una grave desviación de la "fe u n a
derecho de hacerlo, como u n libre ciudadano del vez dada a los santos", nos permitimos expresar en
m u n d o habitado. H e m o s leído atentamente su E n - los siguientes párrafos lo que consideramos como
cíclica Lux Veritatis, publicada en el decimoquinto verdades fundamentales del verdadero cristianismo,
centenario del Concilio Eucuménico de Efeso, y re- y nuestro disentimiento de las enseñanzas y prác-
conocemos la forma cortés en que se refiere a los ticas de la iglesia católico-romana en cuanto a estos
"muchos que se han separado de la Seda Apostólica asuntos.
hermanos e hijos m u y queridos de nosotros". 1. Las Sagradas Escrituras compuestas del A n -
C o m o protestantes, no incluidos entre los miem- tiguo y del N u e v o T e s t a m e n t o según el C a n o n p r o -
bros de la iglesia católico-romana, y sin embargo testante, son la única autoridad infalible en asun-
creyentes sinceros de la deidad de Jesucristo, que tos de fe y práctica. P o r consiguiente, n o p o d e m o s
aceptan su misericordia perdonadora y su gracia sal- aceptar las declaraciones ex-cathedca del Papa, ni los
vadora como única esperanza, consideramos p r o - decretos de los concilios, n i las tradiciones de la
pio dar una respuesta a la invitación del Papa "Que iglesia r o m a n a c o m o una razón suficiente para des-
todos vuelvan a n o s o t r o s " . Y , aunque p o d a m o s viarnos de las sencillas enseñanzas de la Palabra de
usar la misma sencillez de lenguaje que él en su Dios.
Encíclica al referirse a A r r i o como el "más nefario 2. E l eterno H i j o de D i o s asumió la naturaleza
destructor de la unidad católica", queremos hacerlo, h u m a n a para "venir a ser misericordioso y fiel P o n -
sin embargo, en el amor de la verdad y con el de- tífice en lo que es para con Dios, para expiar los
bido respeto hacia aquellos que difieren de nos- pecados del p u e b l o " . Así "tenemos tal Pontífice que
otros. se asentó a la diestra del t r o n o de la Majestad en

PÁGINA OCHO _
los cielos; ministro del santuario, y del verdadero tela de juicio la suficiencia de " u n M e d i a d o r " , y
tabernáculo que el Señor asentó y n o h o m b r e " , el priva al suplicante del libre acceso a su Salvador.
cual es "sacerdote para siempre según el orden de 6. Justificación p o r la fe es la expresión del
Melchisedec", "el cual n o es hecho conforme a la evangelio, que lo abarca t o d o , y " p o r las obras de
ley del m a n d a m i e n t o carnal, sino según la virtud la ley n i n g u n a carne se justificará". "Pero en la raíz
de vida indisoluble". Así que "teniendo un gran misma de la relación de las criaturas con Dios, y
Pontífice que penetró' los cielos, Jesús el H i j o de para que Dios admita a la criatura en su c o m u n i ó n ,
D i o s " , n o podemos aceptar al Papa como pontífice, está la obediencia". Esta obediencia, sin e m b a r g o , es
n i a n i n g u n o de los que p o r su autoridad h a n sido el testimonio de la autenticidad de la fe que justi-
ordenados como sacerdotes en lugar del Sacerdote fica más bien que el m o t i v o de la justificación. L a
celestial, ni podemos aceptar t e m p l o alguno con sus justificación verdadera la obtiene directamente por
servicios de orden terrenal, en lugar del t e m p l o ce- la fe el pecador arrepentido. N o podemos, pues,
lestial con su servicio de orden celestial. aceptar la doctrina de los méritos de las buenas
3. Siendo que nuestro Pontífice ha "ofrecido obras, ni el valor de las penitencias.
u n solo sacrificio para siempre", "ofreciéndose a sí 7. L o s méritos de Cristo s o n lo único y lo su-
m i s m o " , n o p o d e m o s aceptar n i n g u n a repetición ficiente para que el pecador sea acepto de D i o s . La
de este sacrificio. Así c o m o bajo el sacerdocio de doctrina de las "superabundantes satisfacciones de
A a r o n , aunque divinamente ordenado, "la sangre los santos" y de la a u t o r i d a d de t o d o sacerdote h u -
de los toros y machos cabríos n o p o d í a q u i t a r los m a n o o congregación de sacerdotes de disponer de
pecados", m u c h o más imposible es que u n sacrificio ellas, es u n a invención sin a u t o r i d a d alguna de la
o r d e n a d o tan solo por autoridad h u m a n a pueda P a l a b r a de Dios.
quitar los pecados. N o podemos aceptar la preten- 8. Según las enseñanzas de las Escrituras, D i o s
sión que el poder creativo haya sido conferido a dio a su H i j o p a r a ser "cabeza sobre todas las cosas
n i n g ú n ser h u m a n o capacitándolo para transfor- a la iglesia, la cual es su c u e r p o " , y, p o r consiguien-
m a r el pan y el vino en el verdadero cuerpo y san- te, n o estamos dispuestos a aceptar a h o m b r e a l g u n o
gre de Cristo para ofrecerlo a Dios, "para represen- como cabeza de la iglesia. H a y sólo u n " P a d r e San-
tar y c o n t i n u a r el sacrificio de la c r u z " ( 1 ) . Siendo t o " , aquel a quien Jesús llamó así. P o r t a n t o , n i n -
"obediente hasta la muerte, y muerte de c r u z " , g ú n h o m b r e tiene el derecho de sentarse en el tem-
nuestro b e n d i t o Señor t e r m i n ó con t o d o s los sacri- plo de D i o s , y, apropiándose el divino t í t u l o de
ficios terrenales, "porque con una sola ofrenda h i z o P a d r e S a n t o , ponerse en lugar de D i o s .
perfectos para siempre a los santificados". E s t a m o s
9. Desde el día de Pentecostés, el E s p í r i t u San-
de acuerdo con la Enciclopedia!, C a t ó l i c o - R o m a -
to, la tercera persona de la T r i n i d a d , el E s p í r i t u del
na (2) "que la Misa es el a s u n t o m á s conspicuo de
D i o s - h o m b r e ha sido el verdadero Vicario de C r i s -
la religión católica", pero afirmamos que es u n a ce-
to en la tierra. La enseñanza que el P a p a es el V i -
remonia irrazonable y que n o está de acuerdo con
cario de Cristo, es u n a subversión de la verdad, y
la Escritura.
si se acepta, priva lógicamente al pecador de la di-
4. La P a l a b r a de Dios declara positivamente vina e interna presencia del Espíritu S a n t o , tan esen-
que h a y " u n M e d i a d o r entre D i o s y los hombres, cial para u n a verdadera experiencia cristiana.
Jesucristo h o m b r e " , y que "por él los unos y los 10. L o s que dejan esta vida e n t r a n en u n esta-
otros tenemos entrada p o r u n m i s m o E s p í r i t u al do inconsciente de reposo, representado en las Escri-
P a d r e " . P o r consiguiente n o p o d e m o s admitir n i n - turas como sueño, y así quedan hasta el día de la
guna mediación de parte de sacerdotes, santos o la resurrección. P o r consiguiente, n o p o d e m o s aceptar
virgen M a r í a . C o n agradecimiento p o d e m o s decir; las prácticas católico-romanas de orar ni a l o s santos
"Bendita tú entre las mujeres", y designarla c o m o ni a la virgen M a r í a , ya que están en u n estado de
madre de nuestro Señor en la carne, pero n o encon- inconsciente reposo. La doctrina del p u r g a t o r i o , se-
t r a m o s base alguna en la Escritura para venerarla gún la cual, existe " u n lugar de sufrimiento en el
como madre de D i o s . cual las almas de los j u s t o s completan la expiación
5. E n v i r t u d de la muerte propiciatoria de de sus pecados antes de entrar en el cielo" (3) es
C r i s t o en el Calvario, tenemos "libertad para entrar contraria a las Escrituras, y es u n a atrevida perver-
en el santuario p o r la sangre de Jesucristo, p o r el sión de la justicia de D i o s . R e c h a z a m o s , pues, en
c a m i n o que él n o s consagró, nuevo y vivo, p o r el a b s o l u t o esta doctrina católico-romana.
velo, esto es, p o r su carne". T o d o el que cree en 11. D i o s ha d a d o al h o m b r e libertad de con-
Jesús puede, p o r consiguiente, llegarse "confiada- ciencia, y n i n g u n a iglesia tiene el derecho de i n v o -
mente al t r o n o de la gracia" en el n o m b r e que es car o usar el poder del E s t a d o p a r a gobernar la fe
sobre t o d o n o m b r e . Siendo que " D i o s estaba en o la práctica religiosa de u n i n d i v i d u o cualquiera.
Cristo reconciliando el m u n d o a s í " y nuestro M e - P o r t a n t o , n o p o d e m o s aceptar la doctrina católico-
diador es D i o s - h o m b r e , n o h a y necesidad alguna r o m a n a de la u n i ó n de la iglesia y el E s t a d o , con la
de mediadores h u m a n o s . U n a doctrina tal pone en iglesia encima del E s t a d o , y sus lógicas consecuen-
cias, que son la persecución de los herejes a reque-
(i ) "Manual of Christian Doctrine". Por un profesor de Se-
minario, Imprimatur. Patritius Joannes, Arzobispo de Filadelfia, rimiento de la iglesia. C o n s i d e r a m o s este m o d o de
p. 438.
(3) "Manual of Christian Doctrine". Por un profesor-de Se-
(2) The Mass. T . IX, p. 8 0 0 . minario, p. 145.

PÁGINA NUEVE
obrar como subversivo de los mejores intereses de
la iglesia y del E s t a d o y del t o d o contrario al espí- ¡TENED FE E N DIOS!
ritu y enseñanzas de Jesús, quien, cuando los dis-
cípulos sugirieron que se pidiera que el fuego del Por- G. W. Schubert
cielo cayese sobre aquellos que n o querían recibirles, La mayor parte de los hombres sufren en esta
les reprendió. vida. El dolor, la enfermedad, la desilusión, la muer-
12. El séptimo día de la semana, comúnmente te, n o retroceden ante el palacio del rico, ni ante la
llamado Sábado es el descanso del cuarto m a n d a - choza del pobre. L a adversidad, como la miseria,
miento, que conmemora la creación del m u n d o . parecen ser el destino de muchos millones de seres
Cristo y sus discípulos lo observaron, como tam- h u m a n o s , que habían esperado en su juventud, algo
bién las iglesias cristianas primitivas. El cambio de mejor de la vida. Los acontecimientos imprevistos,
la observancia al primer día de la semana, c o m ú n - las desgracias, las circunstancias criticas, la mal-
mente llamado d o m i n g o , ha sido establecido en dad de los hombres perversos, la falta de experien-
firme por una decisión de la iglesia católico-roma- cia en los distintos factores de la vida pueden hacer
na, y los escritores católico-romanos lo presentan perder la confianza en la vida y en los hombres.
como una señal de la autoridad de aquélla. N o p o - Alguien se encontrará en presencia de su dicha
demos aceptar acuerdo tal ni conformarnos a la en- destruida y preguntará: ¿Por qué? ¿Por qué debo
señanza o práctica de la iglesia romana en este y o sufrir todo eso? Esta pregunta puede ser justi-
respecto. ficada; sin embargo, lo importante es que reciba la
P o d r í a m o s referirnos a otras vitales doctrinas verdadera respuesta. Y si tiene tan sólo u n p o q u i t o
bíblicas, cuya creencia por parte nuestra nos impide de fe en el Dios viviente, fe como u n grano de m o s -
aceptar la invitación del Papa de entrar en la iglesia taza, entonces hallará también u n a contestación a su
católico-romana; pero n o es necesario desarrollar pregunta que le hará fuerte, confiado y contento
más extensamente nuestra posición. Es perfecta- en todas las circunstancias adversas. A todos aque-
mente claro, aun para el lector casual, que es tan llos que "piden" y "buscan", se dirige especialmen-
imposible para nosotros ser miembros de la iglesia te la promesa: "Buscad, y hallaréis; llamad, y se
romana como para el Papa ser miembro de nuestra os abrirá."
iglesia, siendo que nuestras doctrinas están en abso- ¡ T e n fe en D i o s ! Ve con todas tus cargas y dolo-
luta oposición. Nuestro más ferviente deseo es de res a él. El tiene una respuesta para todo. T ú le
"guardar la unidad del'Espíritu en el vínculo de la perteneces porque él te creó. T ú eres su propiedad
p a z " ; pero no podemos aceptar una unión que im- en doble medida porque te redimió. "Porque de tal
plica la violación de nuestras concienzudas convic- manera a m ó Dios al m u n d o , que ha dado a su H i j o
ciones en cuanto a la verdad del evangelio. unigénito, para que todo aquel que en él cree, n o
se pierda, mas tenga vida eterna." Es posible que en
la lucha de la vida, en tu amor a costumbres peca-
minosas, en tu apego al m u n d o , n o hayas prestado
oído a la v o z sutil del Espíritu de D i o s que a m o -

r
nesta, y has inclinado tu corazón a las cosas fútiles
de este m u n d o . Pero Dios te ama como Padre o m -
nisciente, y mientras t ú perseguías egoístamente tus
propósitos m u n d a n o s , el bondadoso Padre celestial
anhelaba t u eterno bienestar.
Los caminos de D i o s n o son los nuestros, y sus
pensamientos n o son nuestros pensamientos; de ahí
viene la cruz que llevamos en el camino de nuestra .
vida. Los pensamientos y caminos de Dios son pen-
samientos y caminos de paz. Y en todo sufrimiento,
el h o m b r e que tiene fe en Dios oye la v o z consola-
dora de la gracia divina en las palabras que encie-
rran esta promesa: "Porque yo sé los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensa-
mientos de paz, y n o de mal, para daros el fin que
esperáis." (Jeremías 2 9 : 11.) Estas palabras fueron
dirigidas a los israelitas cuando, por causa de su
desobediencia contra Dios y sus disensiones, fue-
ron arrancados de Jerusalén y de sus país como cau-
tivos, y se hallaban en Babilonia. T o d a s las a m o -
nestaciones dadas por los profetas para mantener al
Guardia pueblo de Israel en el camino recto y cerca de J e -
s u i z o del hová, n o sirvieron de nada. El fuerte azote de la
Vaticano
guerra y las calamidades consiguientes debían sobre-
de m e d i a
áala. venir a ese pueblo rebelde y obstinado. Después que
se h u b o cumplido t o d o lo que los profetas h a b í a n

PÁGINA DIEZ
predicho, y que el pueblo n o babía querido escuchar, m o despierta en los débiles en la fe ese anhelo por
quedó aclarado el propósito de tales vicisitudes. L o su misericordia y a y u d a . E l solo deseo que infunde,
que parecía ser una gran desgracia nacional, fué, en es una obra especial de la gracia divina en el cora-
la m a n o de Dios, u n medio de bendición. Sí, la tri- z ó n h u m a n o . E l Padre celestial anhela intensa-
bulación es bendición divina. Le semilla de la mise- mente dar su a y u d a a sus hijos que la necesitan,
ricordia y de la palabra divina halla u n terreno bien así como u n a madre socorre a sus criaturas.
preparado en el corazón enternecido por el dolor y Buscad primeramente el reino de D i o s y su j u s -
la aflicción, y el h o m b r e .alejado de Dios por el pe- ticia, y t o d o lo demás os será añadido. L o "de-
cado es de nuevo atraído a él mediante esa eficaz p o - m á s " nos parece con frecuencia a nosotros, h u m a -
tencia. La primera bendición que entraña la aflicción nos, ser lo más i m p o r t a n t e . I n v e r t i m o s a m e n u d o
está expresada por las palabras del profeta: "Jehová, el orden real de las cosas. P o r esa r a z ó n nos vienen
en la tribulación te buscaron: derramaron oración también todas las dificultades, que llegan a ser, en
c u a n d o los castigaste." (Isaías 2 6 : 16.) T e n e d , las m a n o s de D i o s , medios eficaces para conducirnos
pues, fe en Dios, vosotros los que sufrís. al camino recto. El h o r n o de la aflicción es u n
El poder creador de Dios está o b r a n d o por el h o r n o de depuración, en el cual el oro de la fe se
evangelio, que es "potencia de D i o s para salud a purifica separándose de la escoria del m u n d o y del
t o d o aquel que cree." ( R o m a n o s 1 : 16.) T o d o lo pecado. C u a n t o más largo sea el proceso de la fun-
que el h o m b r e débil necesita para librarse de los dición, t a n t o más p u r o será el oro. Así es que toda
lazos del pecado y de Satanás, es la fuerza de lo prueba de los creyentes está relacionada con opi-
alto. P o r t a n t o , tened fe en Dios, vosotros los que mas bendiciones. Pues lo que nos hace dignos de
tenéis un conocimiento de la v o l u n t a d divina, vos- entrar en el reino de la gloria es u n carácter seme-
otros los que queréis ser librados de las pasiones y j a n t e al de Cristo. La redención significa una per-
pecados que esclavizan vuestro espíritu y cuerpo. E n fecta reproducción de la imagen de D i o s en los
el evangelio h a y ayuda para vosotros. N ó os deses- h o m b r e s . L a fe cabal p o r u n a parte, y la gracia de
peréis porque el enemigo os h a y a derrotado en u n D i o s en el corazón h u m a n o p o r otra,, son los dos
factores que o b r a n j u n t a m e n t e para alcanzar el
m o m e n t o de inadvertencia. Creed en la p r o m e s a :
blanco. E l sufrimiento, el dolor y la tribulación
"La ley empero entró para que el pecado creciese;
de toda clase ejercen su benéfica influencia sobre
mas c u a n d o el pecado creció, sobrepujó la gracia."
aquellos que confían en D i o s en todas las circuns-
( R o m a n o s 5 : 20.)
tancias, que no m i r a n lo visible, sino más bien lo
¡ T e n e d fe en Dios vosotros, los enfermos y dé-
invisible, la gloria suprema. " P o r q u e las cosas que
biles! Leed el relato de Bartimeo el ciego. (Marcos
se ven son temporales, mas las que n o se ven son
10 : 4 6 - 5 2 . ) P o d e m o s aprender m u c h o de este
eternas." (2 C o r i n t i o s 4 : 18.)
h o m b r e . Sabemos que se presentan m u c h o s obs-
táculos y dificultades en el camino de u n ciego. P o r t a n t o , ¡tened fe en D i o s !
Además, el h o m b r e era pobre y mendigaba. A p a -
rentemente era u n o de los casos más desesperados,
pues t o d o s los ojos estaban fijos en el Salvador, y
nadie pensaba en el ciego. D e t o d o el gentío que
vino de Jericó a c o m p a ñ a n d o al gran Médico, nadie
había aconsejado al ciego que se dirigiera a Jesús.
Sin embargo, los ciegos tienen generalmente una
vida interior m u y intensa. B a r t i m e o buscaba a
Dios, y cuando supo que Jesús de N a z a r e t pasaba,
se acordó de t o d o lo que había o í d o acerca de él.
¡ A h o r a o n u n c a ! pensó Bartimeo, y empezó a cla-
m a r en alta v o z : "Jesús, H i j o de D a v i d , ten m i -
sericordia de m í . " E m p e z ó a clamar sin ser incitado
por nadie. Su imperiosa necesidad era u n a r a z ó n su-
ficiente. Era consciente de lo que le faltaba, y sabía
que sólo el Señor podía devolverle la vista. T u v o ,
pues, la iniciativa de dirigirse directamente al Salva-
dor sin esperar u n a invitación especial. Puede haber
causado u n a gran confusión en la calle el que el
ciego comenzara a clamar tan fuertemente; con se-
guridad muchos h a b r á n encontrado fuera d e ' l u g a r
que gritara con t a n t a vehemencia, y quisieron h a -
cerle callar. P e r o B a r t i m e o gritaba a ú n más, pues
sabía c u á n t o dependía de ese clamor. A p r o v e c h a b a
la o p o r t u n i d a d que se le presentaba. L a oposición
de la gente parecía duplicar su energía. E l Salva-
dor lo o y ó , y m a n d ó llamarle. " Y l l a m a n al ciego,
diciéndole: T e n confianza: levántate, te l l a m a . "
El Señor conoce cada alma que le busca. El mis-
Los enfermos t e n í a n fe en^Cristo y en s u poder para sanarlos.

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LOSiiSÍNTOMAS

DE'ILAS

ENFERMEDADES

Tomando el pulso.

Los Síntomas son indicios o signos de enferme- síntomas pueden ser bien considerados como seña-
dad. Es esencial que la madre o enfermera aprenda les de advertencia que han de atenderse y no des-
a descubrir las condiciones excepcionales o desviacio- truirse.
nes de lo normal. E n caso de enfermedad, los cam- Dolor.—Este síntoma indica que algo anda mal.
bios leves pueden significar mucho, y la enfermera U n a persona sana no sufre dolor. El dolor es una
observadora aprenderá a notarlos correctamente y cosa real; n o puede imaginarse, y se siente solamen-
a dar u n informe exacto de ellos al médico que te mientras se tiene conocimiento. Su intensidad es
atienda al enfermo. N o deben pasarse por alto los conocida solamente por el que lo siente, y n o puede
síntomas, porque, aun cuando sean triviales, pue- siempre describirse exactamente. Algunos, especial-
den tener u n significado i m p o r t a n t e ; pero ha de mente los pacientes histéricos, pueden exagerar su
ejercerse sumo cuidado para n o mostrar alarma ni agudez, mientras que otros que pueden soportarlo
excitar al paciente o a sus allegados. mejor, la reducen. E l observador puede notar en
C o m o una o n z a de prevención vale más que una parte su efecto, ya sea porque causa inquietud, o si
libra de curación, así el tratamiento temprano es es peor en u n a posición que en otra, si se acrecienta
mejor que el tardío. E n el curso de la enfermedad, p o r el calor o el frío, y qué relación tenga para con
los síntomas son los indicios del progreso hecho las horas de comer y para con la clase de alimento
para bien o para mal. Ellos también indican común- ingerido. El dolor puede ser descrito de diversas ma-
mente la clase de tratamientos que se necesitan. neras. Puede ser p u n z a n t e , palpitante, sordo, agudo,
espasmódico, continuo, leve o fuerte. La enfermera
Debe observarse cierta precaución, a saber: que debe t o m a r cuidadosamente nota del carácter del d o -
sólo una persona bien preparada debiera atreverse a lor y otras observaciones, e informar al médico con
diagnosticar la naturaleza de la enfermedad por los la m a y o r exactitud posible.
síntomas manifestados. N u n c a debe tomarse como
guía un solo síntoma, sino que todos los síntomas E n los dolores abdominales el paciente tiende a
han de ser considerados j u n t o s en su relación el u n o encoger las piernas para relajar o aflojar los múscu-
con el otro. El médico es el más autorizado para in- los. Si el dolor es en la cabeza, puede que el paciente
terpretar su significado. Los síntomas pueden ha- levante la cabeza para impedir que afluya hacia ella
llarse m u y distantes del verdadero centro de la di- demasiada sangre. Los dolores punzantes son origi-
ficultad. U n dolor de cabeza, por ejemplo, puede nados comúnmente por enfermedad de los tejidos
indicar algún trastorno pélvico, indigestión o una nerviosos o por presión causada sobre el nervio por
afección nerviosa. N i n g u n a persona sin preparación algún crecimiento o cuerpo extraño. El dolor palpi-
debiera ponerse a diagnosticar u n mal o prescribir tante es constante, pero más agudo con cada pulsa-
el remedio que le sea adecuado. ción, debido a la presión sanguínea ejercida sobre los
filamentos nerviosos por cada latido del corazón. Se
El paciente no debe participar en la observación presenta en los diviesos o forúnculos. U n dolor
de los síntomas. Estos deben ser notados por la en- " h o r a d a n t e " se debe generalmente a una presión, y
fermera como parte de su trabajo diario. cesa cuando ésta desaparece.
N o hemos de hacer de los síntomas el verdadero Pérdida del apetito.—Este síntoma n o es nece-
propósito del tratamiento y tratar de detenerlos o sariamente grave. E s a m e n u d o la protesta de la
reprimirlos como tales. Ellos nos indican q u e . h a y naturaleza contra la alimentación excesiva, y se
una dificultad en alguna parte y están presentes ú n i - impone tal vez u n corto a y u n o . L a pérdida del ape-
camente porque existe una causa. C u a n d o es quitada t i t o va generalmente acompañada de escasez de j u -
la causa, los síntomas desaparecen. Podemos acallar gos digestivosv por lo cual es mejor n o introducir
la v o z de los síntomas sin quitar la causa, como ocu- alimento en un estómago que no está preparado para
rre al calmar un dolor de cabeza con polvos, o ali- recibirlo. Pero si la pérdida del apetito se prolonga,
viar otro dolor con alguna preparación de opio. Los llega a ser un asunto grave, especialmente si va acom-

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p a n a d a de vómitos u otros indicios de trastornos nía y tuberculosis. La temperatura n o r m a l de casi
digestivos. U n a persona enferma puede quejarse de todas las personas es de 37° C.
n o tener apetito porque el alimento n o le llama la Pulso.—Otro indicador i m p o r t a n t e del funcio-
atención. E s t o puede remediarse mediante una cui- n a m i e n t o del cuerpo es el pulso. L a s pulsaciones
dadosa elección de alimentos tentadores, delicada- normales en u n a d u l t o ascienden a u n a s 7 2 p o r
mente presentados. La secreción de los jugos diges- m i n u t o ; en los niños pequeños, a u n a s 1 0 0 . Las
tivos y el apetito en general pueden estimularse me- pulsaciones de a l g u n o s adultos son más de lo n o r -
diante alimentos atrayentes, de aroma apetitoso, o m a l ; en otros, menos. L o s p u n t o s principales que
p r o b a n d o alguna cosa agradable al gusto. debiera observar la enfermera en las pulsaciones son
Los escalofríos indican a m e n u d o el ataque ini- su frecuencia, su fuerza o v o l u m e n y su regularidad.
cial de la fiebre, en el cual la sangre es atraída de la Las pulsaciones a u m e n t a n en el dolor, la fiebre, la
superficie al interior del cuerpo. P o r lo común, cuan- excitación, nerviosidad y el esfuerzo. E n el curso de
d o el paciente siente escalofríos, la temperatura inter- la enfermedad, si el pulso se vuelve rápido y débil,
na es más elevada que la n o r m a l y continúa eleván- ello tiene u n significado grave y debe notificarse en
dose. Es u n a advertencia, especialmente en tiempo seguida de ello al médico.
de epidemia de influenza u otra enfermedad, y el pa- Respiración.—El n ú m e r o de respiraciones reali-
ciente deberá ponerse en cama sin demora. A l g u n a s zadas por u n a d u l t o oscila entre 16 y 2 0 p o r m i -
veces u n escalofrío indica que se está f o r m a n d o pus n u t o ; en los niñosi, entre 30 y 3 5 . Este n ú m e r o
en alguna parte del cuerpo. puede ser a u m e n t a d o por la excitación, el esfuerzo
El insomnio puede ser causado p o r algún dolor, o la enfermedad. Además de la frecuencia, debe o b -
comezón o alguna otra molestia, o por congestión servarse si la respiración es trabajosa, penosa, rui-
cerebral debida a alta presión de la sangre. Puede dosa o superficial. Este es u n s í n t o m a i m p o r t a n t e y
a c o m p a ñ a r a alguna enfermedad infecciosa; y en debe ser observado y registrado al m i s m o tiempo
ciertos desórdenes mentales y nerviosos es m u y per- que el p u l s o y la temperatura.
sistente. El i n s o m n i o es frecuente en los ancianos, y Cómo se toma la temperatura.—La temperatura
va generalmente a c o m p a ñ a d o de somnolencia d u - puede ser t o m a d a en la boca, la axila o el recto.
rante el día. A l g u n a s veces es también resultado de T r a t á n d o s e de adultos, y a menos que estén m u y
indigestión. U n a persona n o r m a l puede n o d o r m i r i n t r a n q u i l o s o delirantes, o que existan otras c o n d i -
bien después de haber oído noticias malas o excitan- ciones que i m p i d a n el tener la boca bien cerrada p o r
tes. Las personas que llevan consigo a la cama las algunos m i n u t o s , generalmente se t o m a la tempera-
preocupaciones de sus negocios o trabajos, o se le- ratura en la boca. Si la boca está m u y seca, se t o m a
v a n t a n en las primeras horas de la m a ñ a n a t r a t a n d o en otra parte. T r a t á n d o s e de niños pequeños, n o
de resolver algunos de los intrincados problemas del debe tomarse en la boca.
día, necesitan u n descanso y u n cambio. L a enfer- P a r a t o m a r la temperatura por la boca debe la-
mera debe t o m a r nota de la naturaleza del sueño; si varse bien el t e r m ó m e t r o , sacudirse para que baje el
es éste p r o f u n d o , ligero, sosegado o i n t r a n q u i l o . mercurio y colocarse el b u l b o debajo de la lengua,
d o n d e se m a n t e n d r á d u r a n t e tres m i n u t o s con los
La tos puede ser sencillamente u n esfuerzo para
labios bien cerrados. Quítese el t e r m ó m e t r o y a n ó -
expeler el p o l v o o mucus de la garganta y p u l m o n e s ,
tese la temperatura antes de lavarlo con agua y lue-
o puede acompañar a la b r o n q u i t i s , p u l m o n í a o t u -
go con alcohol. El paciente n o debe t o m a r nada ca-
berculosis. Es m u c h o mejor cerciorarse de la causa
liente ni frío d u r a n t e , por lo menos, veinte m i n u -
de la tos y tratarla que intentar meramente repri-
tos antes de tomársele la temperatura.
mir la tos. Debe observarse si la tos es continua o
espasmódica, si es penosa o va acompañada de ex- E n la axila: Seqúese bien el sobaco, sacúdase el
pectoración y si el esputo tiene u n a apariencia fuera t e r m ó m e t r o para que baje el mercurio, coloqúese el
de lo c o m ú n . b u l b o en la axila, manténgase el b r a z o bien j u n t o
al cuerpo y sosténgaselo así p o r espacio de cinco m i -
Fiebre.—La temperatura t o m a d a en la boca que n u t o s . La temperatura t o m a d a en la axila es gene-
pase de 37° es significativa en proporción al grado ralmente medio g r a d o m e n o r que la t o m a d a en la
de su elevación, pero más significativa en caso de boca.
a d u l t o s que de niños. E n los niños la fiebre se p r o -
duce y desaparece de repente p o r causas leves. U n E n el recto: Esta es p r o b a b l e m e n t e la tempera-
a u m e n t o de u n grado en la temperatura de una per- t u r a menos variable y es medio g r a d o más elevada
sona de sesenta años es c o m ú n m e n t e más grave que que la temperatura t o m a d a en la boca. P a r a t o m a r l a
una elevación m a y o r en u n n i ñ o . U n a piel caliente y debe tenerse u n t e r m ó m e t r o separado. Debe aceitarse
seca es generalmente el c o m p l e m e n t o de las fiebres. el b u l b o del t e r m ó m e t r o , insertarse de tres a cuatro
U n a piel fría y h ú m e d a es u n s í n t o m a más grave. centímetros y conservarse así p o r tres m i n u t o s . N o
Las enfermedades infecciosas van casi sin distinción se suelta nunca el t e r m ó m e t r o , especialmente en caso
a c o m p a ñ a d a s de fiebre. U n repentino descenso en de niños o pacientes delirantes, pues p o d r í a n darse
la temperatura es de graves consecuencias. El curso vuelta y el t e r m ó m e t r o p o d r í a romperse en el recto.
de la fiebre es característico en algunas enfermeda- Pulso.—Comúnmente el p u l s o se t o m a en la m u -
des, tales c o m o el p a l u d i s m o , la tifoidea, p u l m o - ñeca. Puede hallárselo en el frente de la muñeca del
lado del p u l g a r . El paciente debe estar acostado y

PÁGINA TRECE
cruzar el brazo sobre el pecho, en una posición fácil tarse sin que él se dé cuenta de ello, puesto que la
y relajada. La enfermera o persona que le ayuda respiración se halla parcialmente bajo el d o m i n i o de
debe, sin cambiar la posición del brazo del paciente, u n o y podria acelerarse o refrenarse perceptiblemente
colocar dos o tres dedos (nunca el pulgar) sobre el al fijar el pensamiento en ella. U n a ocasión m u y
pulso y contar durante u n m i n u t o entero o medio propicia para contarla es en seguida después de con-
m i n u t o . Para tomar el pulso y la respiración, se usa- tar el pulso, antes de quitar los dedos de la muñeca.
rá u n reloj con segundero. El paciente podrá entonces pensar que todavía se
Respiración.—La respiración debe contarse cuan- le está t o m a n d o el pulso y no notará que se está
d o el paciente está durmiendo o cuando puede con- observando su respiración.

Tristes consecuencias de la faltaíjde Konradez


- ¿ Y a acabó de revisar la cuenta, Santiago? cosa en los negocios. Pocos días después que San-
-Sí, señor. tiago examinara la cuenta, se presentó para liqui-
- ¿ H a l l ó algún error? darla u n empleado de la casa que la había m a n -
-Sí; dos. dado. El muchacho, que estaba presente, esperó
-¿A ver...? P e r m í t a m e . con interés para ver si el señor Castro hablaba del
El joven entregó a su p a t r ó n la larga cuenta que error. Pero n o lo mencionó. E x t e n d i ó u n cheque
éste había colocado sobre su escritorio para que la por la suma establecida y recibió el recibo corres-
revisara. pondiente.
— E n el cálculo h a y u n error en perjuicio de
Santiago se p r e g u n t ó ; "¿está bien?" Su con-
ellos, y otro aquí en la suma. ciencia le decía que n o ; y el hecho de que el señor
— ¿ T a m b i é n en perjuicio suyo? Castro hubiese procedido así le preocupaba.
— S í , señor.
Su p a t r ó n tenía con él modales que conquista-
El comerciante sonrió de una manera extraña, ron en seguida su corazón, y naturalmente, ello
que llamó especialmente la atención del joven. tendía a hacer de él un juez parcial de toda la con-
— V e i n t e pesos en perjuicio p r o p i o — d i j o con ducta de aquél.
grata sorpresa—. ¡Qué buenos dependientes han de
— ¡ O j a l á hubiese corregido aquel e r r o r — p e n s ó
tener!
más de una vez, cuando consideraba su buena
-—¿'Corrijo las faltas?—interrogó el joven.
suerte de haber encontrado ese empleo, y de tener
—^De ninguna manera. Corrijan ellos sus p r o -
u n p a t r ó n tan b u e n o — . N o parece justo, pero tal
pios errores. N o s o t r o s no revisamos las cuentas
vez se haga así en los negocios.
para beneficio ajeno. H a b r á tiempo de corregir esos
Cierto día, se le envió a cobrar un cheque en el
errores cuando ellos los descubran.
Banco. El cajero le entregó de más un billete de
T a n inesperada observación chocó al delicado
cincuenta pesos, el cual devolvió en seguida.
sentimiento moral del joven. Era hijo de u n a p o -
—^El cajero me pagó cincuenta pesos de más
bre viuda, quien le había enseñado que era deber
— d i j o al señor Castro al entregarle el dinero.
del hombre ser justo.
— ¿ D e veras?—replicó éste, iluminándosele el
El señor Castro, comerciante a cuyo servicio
semblante, y contó rápidamente los billetes; pero
estaba desde hacía pocos meses, era u n viejo amigo
su animación se desvaneció al llegar al ú l t i m o .
de su padre y una persona en quien depositaba la
—^No h a y error, Santiago—-dijo con voz que
m a y o r confianza. E n realidad, Santiago le había revelaba desilusión.
considerado siempre como u n h o m b r e modelo y
cuando había convenido en tomarle a su servicio, — ¡ O h ! y o le devolví el billete, ¿no hice bien?
se consideró m u y afortunado. — G r a n d í s i m o estúpido—fué la respuesta—.
¿ N o sabes acaso que nunca se corrigen los errores
— "Corrijan ellos sus propios errores." Estas
de u n Banco?
palabras hicieron una fuerte impresión en la men-
te de Santiago Alsina. C u a n d o fueron por primera Santiago quedó confundido y avergonzado. A
vez pronunciadas, y con el significado que enton- m e n u d o ocurre que se siente más vergüenza p o r
ces encerraban, ello le chocó, como dijimos; pero al u n error que por u n crimen. E n este caso el joven
meditar luego en ellas relacionándolas con la per- sintió u n a especie de mortificación por haber hecho
sona a quien su madre tenía en tan elevado con- lo que el señor Castro se complacía en llamar u n a
cepto, empezó a creer que era permisible hacer tal estupidez y decidió n o incurrir otra vez en ella.

PÁGINA CATORCE
U n o s dos meses más tarde se le pagó cincuenta Estaba bien a la vista que esa carta había desper-
centavos de más al entregársele el sueldo de la tado sospechas. ¡Cuan amargamente se arrepen-
quincena. Su primer impulso fué devolver la can- tía ahora ante el temor de que se le descubriese y
tidad, cuando se presentaron a su mente las inol- castigase! La publicidad de su falta le arruinaría
vidables palabras: "Corrijan ellos sus propios erro- a él y hundiría a su madre viuda hasta el mismo
res", y le hicieron vacilar. Argüir con el maligno sepulcro.
es ir a la derrota.
— ¿ N o estás bien esta noche?—le preguntó la
— P e n s a r é en ello—se d i j o — ; si era correcto en señora Alsina cuando, frente a él en la mesa, n o t ó
u n caso, lo será en o t r o . Si el señor Castro n o corri- su rostro cambiado y su falta de apetito.
ge los errores que se hacen en su favor, tampoco se — i Me .duele la cabeza!
puede quejar cuando la regla obra en su contra. — E l descanso te hará bien.
El muchacho estaba lejos de sentirse cómodo. — M e acostaré un rato en el sofá de la sala.
Sin embargo, n o p u d o resolverse a devolver el di- La señora Alsina le siguió, y sentándose a su la-
nero, a lo menos entonces. Dejó pasar el tiempo y do, le colocó su m a n o sobre la frente. ¡ A h ! se nece-
al fin lo gastó. El incidente se repitió y el joven sitaba más que la presión amorosa de la m a n o de
no vacilaba ya en gastar los cincuenta centavos una madre para mitigar el dolor que sufría. El con-
adicionales. "Corrija él sus propios errores", pen- tacto de esa m a n o pura acreció su pena hasta lo in-
saba para tranquilizar su conciencia. Esta se fué decible.
acallando, y permitió que en su corazón se i n t r o - — ¿ T e sientes mejor?—preguntóle su. m a d r e .
dujera u n mal consejero: el espíritu de codicia —^No mucho—replicó él, y levantándose aña-
— l a t e n t e en casi cada ser h u m a n o — , que le hacía d i ó — : voy a dar u n paseíto.
desear aquello que n o le era posible alcanzar. — N o salgas, Santiago—dijo la señora Alsina,
Santiago era inteligente, y tenía buenas apti- presa de inquietud.
tudes comerciales, por lo cual el señor Castro lo as- — C a m i n a r é unas pocas m a n z a n a s , tal vez me
cendía rápidamente, y antes de cumplir los dieci- haga bien—respondió Santiago, mientras salía a
ocho años, ocupaba el puesto más importante de la calle, dejando a su madre con la impresión de
la tienda. Pero, además del arte comercial, San- que le aquejaba algo más que u n dolor de cabeza.
tiago aprendió de su p a t r ó n a ser poco h o n r a d o . D u r a n t e media hora, Santiago caminó sin p r o -
N u n c a olvidó la primera lección recibida en esta pósito alguno, a n o ser el de escapar a la presencia
mala ciencia, y no sólo la aplicó una vez, sino cen- de su madre. Al fin, su caminata le llevó cerca
tenares de veces en perjuicio del señor Castro. Y a n o de la tienda del señor C a s t r o ; y al pasar le sorpren-
esperaba que se hiciesen errores a su favor, sino dió ver luz adentro.
que los provocaba en los varios y complicados ma- — ¿ Q u é querrá decir esto?—se preguntó, asal-
nejos de una tienda en la cual se le tenía plena con- tado por u n nuevo temor que le impulsó a escu-
fianza. Se hizo hábil y malicioso, siempre alerta, char j u n t o a la puerta y las ventanas; pero no oyó
siempre listo para despistar cualquiera tentativa nada.
que pudiese conducir al descubrimiento de su fal-
— A l g o h a de ocurrir—se d i j o — . Si esto se des-
sedad para con el patrón, quien continuaba tenién- cubre, ¿en qué acabará? ¡En la ruina! ¡Pobre
dole en la m a y o r estima. madre!
T o d o siguió sin contratiempo hasta que el j o - El desgraciado joven siguió caminando durante
ven t u v o veinte años, época en que fueron desper- dos horas, y volvió a su casa. Su madre le estaba
tadas las sospechas del comerciante por u n a carta esperando con mal disimulada ansiedad; y le pre-
que le hablaba de un joven que no andaba en m u y g u n t ó si. se sentía mejor. El le respondió que sí,
buenas compañías, y gastaba el dinero en una for- pero de u n m o d o que no hizo sino aumentar la in-
ma desproporcionada a su mediano sueldo. Para quietud que ella ya sentía, y pasó rápidamente a su
aquel entonces, Santiago ya había llevado a su pieza.
madre a vivir a una casa cómoda y proveía gene- A la m a ñ a n a siguiente, el rostro alterado de San-
rosamente a todas sus necesidades, lo cual había tiago sobresaltó a su madre. El guardaba silencio
convencido a la buena señora de que, después de y evadía todas las preguntas. Mientras estaban sen-
tan penosa lucha con el m u n d o , habían llegado para 'tados a la mesa para el desayuno, alguien llamó a la
ellos días mejores. puerta. Era u n caballero que deseaba hablar con
Santiago estaba en su escritorio cuando el señor Santiago. E l joven se levantó instantáneamente, y
Castro recibió la carta. Este miró a su empleado fué al vestíbulo, cerrando la puerta del comedor al
después de leerla, y vio cambiar repentinamente pasar. La señora Alsina permaneció esperando la
su fisonomía. La volvió a leer, y el muchacho vio vuelta de su hijo. Le o y ó regresar, pero n o entró
que su contenido le causó mal efecto. El señor Cas- en el comedor, sino que volvió a la calle, y c u a n d o
t r o m i r ó hacia el escritorio y sus ojos se encontra- h u b o cerrado la puerta t o d o quedó silencioso. C u a n -
r o n ; t o d o fué cuestión de u n m o m e n t o , pero la do ella salió a ver, Santiago se había ido con la per-
mirada que percibió Santiago alteró los latidos de sona que viniera a buscarlo. T r i s t e partida, por
su corazón. cierto.
D u r a n t e el resto del día h u b o en los movimien- El señor Castro había pasado la noche exami-
tos del señor Castro algo que perturbaba al joven. n a n d o las cuentas de Santiago y descubrió fraudes

PÁGINA QUINCE
que ascendían a miles de pesos. Ciegamente indig- el señor Castro me había p a g a d o cincuenta centavos
n a d o , m a n d ó u n oficial a arrestarlo a la m a ñ a n a de más. Estaba p o r devolvérselos cuando recordé
t e m p r a n o , y fué con este oficial con quien se alejó su observación y me dije: "Corrija él sus propios
el muchacho del lado de su madre, para n o volver errores", y guardé injustamente el dinero. E l error
más. se repitió en otras ocasiones, y y o n o vacilé en a p r o -
—^¡Este picaro yacerá en la cama que él mismo vecharlo. T a l e s fueron mis primeros pasos en la
se ha t e n d i d o ! — e x c l a m ó el señor Castro indigna- senda que me condujo aquí. Si el señor Castro h u -
dísimo. biera m o s t r a d o misericordia para conmigo, p o d r í a
H i z o u n a exposición completa de los hechos, haber callado sin defenderme.
ante el T r i b u n a l , y presentó tantas pruebas que el E l joven se sentó y cubrió su rostro con las m a -
j u r a d o n o podía sino pronunciarse contra el cul- nos. Su madre, que estaba cerca, estalló en sollozos
pable. y extendiendo sus m a n o s las colocó sobre la cabeza
La madre de Santiago estaba presente y sollozó del muchacho, mientras decía:
en v o z alta al escuchar las pruebas de la culpabili- — ¡ P o b r e hijo m í o !
dad de su hijo. El juez de t u r n o dio o p o r t u n i d a d P o c o s . o j o s secos había en la sala del T r i b u n a l .
al joven para expresarse antes de p r o n u n c i a r su Después de u n corto silencio el señor Castro h a b l ó :
condena. T o d a s las miradas se dirigieron ai pálido — ¿ S e permitirá que m i reputación quede m a n -
y agitado muchacho, que se puso entonces de pie chada p o r la palabra de u n delincuente, señor juez?
con esfuerzo, y d i j o : — p r e g u n t ó — . ¿Es justo?
— ¿ Q u i s i e r a su señoría pedir a mi acusador que — S i usted j u r a solemnemente que n o es verdad,
se acerque u n poco más para que yo pueda ver a los n o sucederá tal cosa—dijo el juez.
dos a la vez? Era la única o p o r t u n i d a d del desgraciado m u -
Se accedió al pedido de Santiago, y después de chacho y el j u r a d o se sintió h u m a n a m e n t e inclina-
mirar p o r unos instantes al señor Castro, se volvió d o a oírle. Santiago se puso de pie de u n salto, y
al juez, y con calma d i j o : volviéndose pálido y con mirada escrutadora hacia
— L o que quiero decir a su señoría es esto, y tal el señor Castro exclamó:
vez disculpe en algo mi delito, a u n q u e nunca p o - — ¡ J u r e usted, si se atreve!
drá justificarlo: entré en la tienda de este h o m b r e E l señor Castro consultó en v o z baja a su a b o -
siendo u n m u c h a c h o inocente; si él hubiese sido gado, y salió.
h o n r a d o , h o y n o me vería en la obligación de com- Después de u n a breve conferencia con sus co-
parecer en vuestra presencia c o m o reo. legas, el juez dijo, dirigiéndose al acusado:
El señor C a s t r o apeló al T r i b u n a l para que lo — C o n s i d e r a n d o vuestra j u v e n t u d y la tentación
protegiese contra semejante declaración, pero se le a la cual en tiernos años os visteis desgraciadamen-
o r d e n ó que guardara silencio. Santiago siguió di- te sometido, el T r i b u n a l os aplica la sentencia más
ciendo con v o z firme: leve, u n a ñ o de prisión. P e r o permitidme que os
— P o c a s semanas después de ingresar en su tien- amoneste solemnemente contra cualquier paso u l -
da, repasé, p o r orden suya, u n a cuenta en la que en- terior en el camino que habéis t o m a d o . E l crimen
contré u n error de veinte pesos. n o puede tener excusa válida. Es m a l o a la vista de
El señor C a s t r o se s o n r o j ó notablemente. D i o s y del h o m b r e ; y sólo conduce al sufrimiento.
— V e o que usted recuerda el incidente, y y o ten- C u a n d o volváis a salir, después de vuestro breve
go m o t i v o s para recordarlo mientras viva. Le pre- encarcelamiento, sea con la resolución de morir a n -
gunté si debía corregir el error, pero usted contes- tes de cometer u n delito.
t ó : " D e n i n g u n a m a n e r a ; corrijan ellos sus propios C a y ó el telón sobre esta triste escena de la vida
errores; nosotros n o revisamos las cuentas para be- del m u c h a c h o .
neficio ajeno." C u a n d o se volvió a levantar, y salió de la cár-
Esa fué m i primera lección en la falta de h o n - cel, su madre había m u e r t o . N u n c a la volvió a ver
radez. V i liquidar la cuenta, y el señor C a s t r o se desde aquel día en que se borrara de su vista su ros-
a p r o p i ó de veinte pesos que n o le pertenecían. Q u e - t r o pálido, al salir de la sala del T r i b u n a l .
dé estupefacto; tal proceder me pareció m a l o . P e r o D i e z años después, el mismo m u c h a c h o , ahora
poco más tarde él me llamó estúpido p o r haber hecho u n h o m b r e de rostro calmoso y serio, m a r -
devuelto cincuenta pesos que me h a b í a n d a d o de cado p o r las huellas del sufrimiento, se hallaba
más en el Banco al p a g a r m e u n cheque, y e n t o n - leyendo en u n diario u n a noticia que le h i z o ex-
ces... clamar:
— S o l i c i t o la protección de la c o r t e — i n t e r r u m - — ¡ A l fin se le ha hecho justicia! C o n v i c t o de
pió el señor C a s t r o . la culpa de insolvencia, y enviado a la prisión del
— ¿ E s cierto lo que dice el joven?—^preguntó el E s t a d o . E r a lo que le correspondía al h o m b r e que
juez. en mis t e m p r a n o s a ñ o s me dio las primeras leccio-
El señor C a s t r o quedó confuso. T o d o s , jueces, nes de fraude. P e r o , gracias a D i o s , he recordado
abogados y espectadores estaban convencidos de que las otras lecciones. H e seguido el consejo que me
era culpable de haber hecho descarriar al infeliz diera el j u e z c u a n d o leyó m i sentencia, y con la
joven. a y u d a de D i o s l o seguiré hasta el fin.
— P o c o después, al recibir mi salario hallé que Imp. de A . M a r z o . — S a n Hermenegildo, 3 2 . — M a d r i d .

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