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Diana Tagliafico V25.013.

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Liliana Nava V20.410498

Stephanie Azuaje V25.231.258

La Etnografía imantada a la vida

Todos sabemos que es el imán, o lo deducimos a través de nuestra memoria


fotográfica, ese pedacito de piedra que nos mandan en nuestra niñez para
hacer un regalo, ese pedacito de piedra natural o artificial que simplemente
nos muestran para ver la capacidad que tiene de atraer con gran fuerza a
otros metales.

Pues así va la etnografía con la atracción personal a una realidad que


queremos palpar, saborear, visitar con todos nuestros sentidos, ver, oír, y
extasiarnos completamente de esa extraña seducción que sienten muchos
estudiantes de la escuela de Antropología, y digo mucho, porque he
escuchado a pocos entre pasillos “ No me agrada el trabajo de campo”; pero
si bien es cierto, por muy predispuesto que este ese estudiante, siempre está
la simple curiosidad del futuro antropólogo, de observar otros grupos sociales
e integrarnos más a fondo, interactuando para tener perspectiva propia de
saber si lo que dicen es verdad, si lo que hablan en los libros desde ese
punto de vista tan objetivo es real; planteándonos interrogantes como: que se
sentirá explorar ese ambiente no habitual?, como las costumbres, la religión
o simplemente una cultura diferente a la nuestra.

Sabemos desde el primer semestre o por medio de textos que antes de


hacer un trabajo etnográfico debemos empaparnos un poco o mucho, mejor
dicho de todo el material que nos ayude a introducirnos a ese suelo extraño,
y cuando hablamos de extraño va desde el lenguaje hasta lo nuevo que aun

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no sabemos y que estamos a punto de aprender a través de diferentes
fuentes y experiencias.

“El etnógrafo es, a un tiempo, su propio cronista e historiador; sus fuentes


son, pues, sin duda, de fácil accesibilidad pero también resultan sumamente
evasivas y complejas, ya que no radican tanto en documentos de tipo
estable, materiales, como en el comportamiento y los recuerdos de seres
vivientes. En etnografía hay, a menudo, una enorme distancia entre el
material bruto de la información —tal y como se le presenta al estudioso en
sus observaciones, en las declaraciones de los indígenas, en el calidoscopio
de la vida tribal— y la exposición final y teorizada de los resultados”
(Malinowski, 1986, p.21).

Siguiendo el tema “La Etnografía imantada a la vida”, sabemos que la


antropología no es una piedra magnética y menos nuestra razón y
curiosidades, pero hablando metafóricamente nuestras curiosidades de
estudiantes y la etnografía llegan a ser como dos objetos que se atraen por
efecto natural; tan natural que llega ser una pasión cuando te involucras de
tal manera como lo hizo La antropóloga Martiya van der Leun y hasta su
mismo Padre, amantes de ese mundo ajeno al que pertenecían.

Esta novela se sitúa en el contexto de fin del siglo XX e inicios del siglo XXI.
Fue escrita por Mischa Berlinski, autor americano graduado de la Universidad
de Berkeley, según su biografía trabajó como periodista en Tailandia y
actualmente reside en roma. Por un lado, cuando se habla del objeto de
estudio de un antropólogo al realizar un trabajo de campo, es importante
mencionar que el trabajo de campo se puede resumir en: introducirse
investigar participar escribir partir.

● Introducirse: Alojarse con la tribu que se es investigada.

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● Investigar: De acuerdo con el objeto de estudio, observar las conductas o
hábitos y hacer anotaciones.

● Escribir: Interpretar y organizar todos los datos que han sido recopilados
por el investigador.

● Partir: Abandonar el rol de formar “parte” del objeto que se es estudiado.


Bien pareciera por todo lo anterior, que cuando en 1974, Martiya Van der
Leun viajó a vivir con los Dyalo comenzó a presentar cierto tipo de obsesión
por los Dyalo o fue un shock cultural que la atrajo a continuar estudiando
todo lo que podía aprender acerca de ellos y eso ciertamente fue lo mismo
que la llevó a terminar en la cárcel de mujeres de Chiang Mai, claro esto, y el
asesinar con una escopeta y dos tiros al misionero David Walker después de
haberlo dejado 2 días bajo un un río según la información que le dijeron a la
madre de David. Con esto en mente, el caso de la antropóloga americana
Martiya Van der Leun, no aplicaría totalmente ya que desde el momento en
cual se le fue otorgada la beca para realizar un trabajo de investigación de
tipo etnográfico acerca de la tribu Dyalo (agricultores de tala y quema) el
único fin era escribir una tesis. Por otro lado, se dice que la familia Walker
era tan cercana a la tribu Dyalo, que sabían tanto de ellos, como si formaran
parte de la tribu. Sus aportes iban desde el invento del alfabeto Dyalo hasta
traducir la biblia al dialecto de dicha tribu. Y por qué la biblia? Los Walker
eran misioneros, más que eso, cristianos que difundieron y daban charlas
acerca de su religión y la biblia pero, al mismo tiempo respetaban a quienes
no “seguían” al cristianismo y esto se demuestra cuando Mischa Berlinski
que al realizar su investigación acerca de Martiya, viaja hasta Chiang Mai,
Tailandia, en donde viven y había vivido la familia Walker durante varias
generaciones y eran descritos por las personas a quienes Berlinski les había
preguntado cómo eran y había recibido la descripción de “las mejores
personas del mundo, la sal de la tierra, que vivían entregados a la obra de

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dios” con esta descripción Berlinski esperaba encontrarse con personas
bondadosas y así fue. Mischa Berlinski en su texto de “Dioses lejanos”, como
antes fue mencionado, nos muestra un poco acerca de cómo Martiya según
los Walker “fue poseída por los demonios a los que estaban atados los
Dyalo” (Berlinski, 2008, p.100) y esa era la misma razón por la cual la habían
perdonado por asesinar a un miembro de su familia: David Walker. Llevando
el misticismo de la religión cristiana y lo sobrenatural de la cultura de los
Dyalo a un mismo punto que terminó siendo Martiya. A modo de colofón, se
puede decir que en la novela “Dioses lejanos” se transmite el arduo trabajo
de un antropólogo, cuando se lleva la curiosidad al límite en el trabajo de
campo y se puede apreciar que la metodología de etnografía es clave en
esta narración. Recapitulando un poco, Martiya Van der Leun luego de haber
pasado una condena en la cárcel de Chiang Mai recibió la visita de Josh
O'Conner, un compañero de Berlinski que se había licenciado en la
Universidad de Brown pero, que estaba viviendo aventuras en Tailandia, fue
contactado por Elena Van der Leun la tía de Martiya, para informarle que el
tío había fallecido y que en consecuencia de esto se le había dejado una
cantidad de dinero como herencia. Al serle entregado el dinero a Martiya,
O’Conner se despide de ella y al cabo del tiempo recibe una carta en la que
Martiya le agradece por su tiempo y por haberle llevado la encomienda ya
que gracias a esto, ella pudo finalizar una investigación acerca de la
organización económica de una cárcel femenina en Tailandia y adjunto con
el agradecimiento se encontraban dichos manuscritos. Esto, dejó a O’Conner
con la curiosidad de por qué al ser tan buena escritora e investigadora,
Martiya había acabado en la cárcel, es decir, una mujer de unos 55 años,
talentosa, nada fuera de lo normal en la cárcel. Consiguiente a esto, él
realiza una investigación y no se logra encontrar nada de Martiya y O’Conner
decide llamar a la cárcel y dicha llamada le informan que Martiya se había
suicidado. Por último, O’Conner empapa a Berlinski en su historia y este

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decide iniciar una investigación acerca de, quién había sido Martiya Van der
Leun y porqué había terminado muerta en una cárcel de mujeres de
Tailandia.

Martiya ante su decisión de irse a una comunidad dyalo sugerida por su tutor
de tesis Joseph Atkinson, cargaba ideas a base de su experiencia en su
comunidad natal en donde su expectativa hizo que se sintiera de cierta forma
confiada referente a conocer otra cultura, dando por sentado una cantidad de
hechos y sucesos que viene implícitos en la ejecución de un trabajo de
campo. Creyendo en mitos, convirtiéndola en una antropóloga inocente.

"Comprender el punto de vista del nativo, su relación con la vida, percatarnos


de su visión con su mundo" (Malinowsky citado en Berlinski, 2008, p.212)
partiendo de esta noción antropológica, Martiya construye una interpretación
idealizada de la realidad que viven dichas comunidades, vistas en algunos
casos desde una perspectiva distorsionada llena de exotismo, como luego
demuestra al rechazar las prácticas cotidianas y al no poder entender las
mismas, perdiendo así, datos importantes para la interpretación del
fenómeno a explicar, en este caso la cultura dyalo.

Tuvo ciertos complejos debido a que ella no pudo entender el aspecto de la


lengua, ya que ella tenía un ejemplo como su padre que era lingüista y no
quería rebajarse ante la idea de ser incapaz de comunicarse y desenvolverse
en la comunidad "Aislada por su incompetencia lingüística, con frecuencia
poco interesada en el pueblo que debía estudiar...empezó a obsesionarse
con la historia de Kathy la esquimal" (Berlinski, 2008, p.221) ya que por el
contenido del relato, se identifica con lo expuesta y afectada que se llega a
sentir esta antropóloga, la cual dejó a flote su incompetencia en su trabajo de
campo con los esquimales.

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Todo idealización se dio por el hecho de dar sentado el estudio de una
cultura por su sólo su manejo teórico y su falta de experiencia.

El choque con el que se encontró Martiya tuvo que ver con las condiciones
materiales en las que vivía esa comunidad, tales aspectos, estaban ya
naturalizadas por la misma. Aparte de esto, la ineptitud de la formulación de
las preguntas, resalta el hecho de que no pudo comprender ciertos
comportamientos y su dimensión lingüística. No supo cómo explicar la
realidad de las costumbres de esa cultura más que todo por su falta de
conocimiento y destreza referente a la lengua de esta localidad "su principal
problema consistía en que era incapaz de articular los sonidos que aquella
lengua requería. La lengua dyalo era una lengua tonal..." (Berlinski, 2008,
p.230) y esta falla conllevó a que se le bloqueará al inició y se le complicará
más involucrarse en esta rara cultura para ella.

No supo como convivir con las personas de su nuevo entorno lo que suscitó
a pensamientos despectivos respecto a ellos cargados de prejuicios, se
sentía desconcertada y extraña en una cultura a la cual no esta
acostumbrada lo cual es normal en todo proceso de adaptación a nuevas
costumbres, pero, al caer en círculos viciosos respecto a su ineptitud en el
campo falla como antropóloga a mi parecer, ya que , con todas sus
decepciones y prejuicios pierde información importante para explicar los
procesos culturales que la rodean.

Lo distinto de esa cultura le causó incomodidad por el hecho de no buscar


reflexionar y entender rasgos culturales de la comunidad, sino quejarse de la
misma.

También su, intolerancia sale a flote, cuando empieza a extrañar las


comodidades de la cultura occidental.

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En lo que se puede observar del comportamiento de Martiya, es que estuvo
lleno de predisposición. Su actitud ante su trabajo de campo a llevar a cabo
con la comunidad dyalo en Dan Loi estuvo sumergida en prejuicios.

Aunque hay que destacar que pasar por el shock cultural es un proceso
importante que todo etnógrafo incipiente experimenta en el trabajo de campo,
el cual significa asumir la nueva realidad cultural y ponerla en contraste con
la cultura nativa del etnógrafo, así le permite detallar rasgos que dentro de la
cultura están naturalizados.

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Bibliografía

Berlinski, M. (2008). Dioses lejanos. ed. Alfaguara.

Biografía de Mischa Berlinski (s.f) Recuperado el 06 de Marzo de 2016, de


https://www.bookbrowse.com/biographies/index.cfm/author_number/1425/
mischaberlinski

Malinowski Bronislaw. (1986). Los argonautas de Pacifico occidental I.


España: Planeta-Agostini.

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