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La Eucaristía: Presencia Real de Jesucristo, camino de Sanación y Liberación.

Me gustaria comenzar esta Jornada diciendo que la Eucaristía es el regalo de Amor


más grande de Dios a la humanidad. Jesús es el regalo y nosotros somos quienes
recibimos ese regalo. Cuando lo recibimos, en gracia, adquirimos una Presencia más
íntima de Dios como si hubieramos vivido al lado de Cristo siempre.

Siempre me ha gustado afirmar y sin temor a equivocarme de que cuando recibimos


el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo nos convertimos en Sagrario donde Él habita.
Tabernáculo de la Trinidad porque ahi donde está el Hijo se encuentra el Padre y el
Espíritu Santo. He ahi el regalo más bonito que Dios nos ha podido hacer, darnos de
comer el Cuerpo de su Hijo, por lo tanto comemos CARNE DVINA, que tiene la
capacidad de transformarnos, sanarnos liberarnos. La eucaristía fue especificamente y
exclusivamente creada para el genero humano. Ni los Ángeles ni los Árcángeles, ni
Querubines ni Serafines pueden recibir la Eucaristía

Cuando más recibamos la Eucaristía más desarrollaremos una amistad profunda con
Jesús. Más venceremos el pecado y la muerte porque establecemos una intima unión
con el Vencedor. El Santo Padre decía hace poco que “ni en las brujas, ni en el tarot,
ni en nosotros mismos está la Salvación sino solamente en Jesús”, esa es una gran
revelación que por gracia de Dios nos llega para que podamos entender y comprender
que el Padre ha dispuesto desde siempre regalarnos tan inmenso Don y digo don
porque la Eucaristía se da gratuitamente como todos los regalos que vienen de Dios.

La Eucaristía trae consigo la Salvación y ¿porqué decimos eso? Por que la Eucaristía
es el MISMO JESÚS. Jesucristo es el Salvador del mal fundamental que ha invadido la
intimidad del hombre a lo largo de la historia y que se llama pecado. Jesús anuncia el
Reino pero tambien elimina el pecado obstáculo que impide llegar Reino y causa de
toda enfermedad y esclavitud. Dios ha creado al hombre para la plena felicidad
y por ello le busca y le ofrece ser participe de su plan de Salvación.

La Eucaristía es alimento de los santos, de los pecadores que quieren llegar a la


santidad; de los creyentes agobiados, cansados, enfermos e incluso de los que ansían
la libertad porque se sienten eclavos. Estoy convencido de que Dios quiere sanar toda
clase de enfermedades ya sean psiquicas, fisicas, emocionales y espirituales que nos
aquejan. Y escuchen bien lo que dije “quiere” el verbo está en presente porque no
dudo de que su poder sanador quiere manifestarse en cada uno de vosotros.

Muchas personas han sido sanadas y liberadas por el poder de la Sagrada Eucaristía
porque ella misma es Jesús. Queriendo significar con fuerza que él es la Eucaristía y
no solo que está en la Eucaristía, como si ella fuera un simple contenedor del
Salvador. Él está ahi con toda su humanidad y con toda su divinidad.

En la Santa Misa es donde más experimentamos esta sanación y liberación. Por el


Poder de su Palabra nos sana de la ignorancia y recibimos el alimento que nos prepara
para la Vida Eterna y ¿esto porqué? Porque la Eucaristía tiene la fuerza vivificante y
eterna de Dios que nos engendra no solo para esta vida sino para la Vida Eterna.

Recuerdo a personas que por acercarse a la Santa Eucaristía han sido transformados
en todas sus dimensiones. Comungando nos hacemos el mejor de los regalos que
podemos hacernos ya que cuando comemos a Jesucristo es Él quien nos toma a
nosotros y nos sumerge en el corazón misma de la Trinidad, es decir en el Misterio del
Amor por excelencia... por lo tanto afirmamos que la Eucaristía es la muestra del
Amor preferencial que el Padre tiene por nosotros. Esta Presencia y Amor de Jesús en
la Eucaristía nos ha sido confirmada por el mismo Jesús: “El que come mi Carne y
bebe mi Sangre” No dice que comemos como si fuera su carne y sangre sino MI
CARNE Y SANGRE por lo tanto somos alimentados por Carne y Sangre Redentoras.

En mi experiencia de Capellán de Hospital muchas veces soy testigo de lo que significa


para los laicos la Eucaristía para ellos. He podido ver con qué devoción reciben al
Maestro y con cuanta unción agradecen, piden, alaban. Hay que motivar a que los
Enfermos que comulgan sacramentalmente pidan con fe y con todo el corazón a
Jesús, un encuentro verdadero y profundo que nazca del Amor.

Esto tambien es una invitación para todos y cada uno de vosotros, desear que cada
vez que recibimos se produzca en nosotros un Encuentro tan profundo con el Señor
que todas las barreras caigan sean de la índole que sean. Cuando celebro la Santa
Misa y Jesús va a ser recibido por los fieles les recuerdo el MILAGRO que en ellos
ocurrirá. Él se ofrece a todos los que quieren ser habitados por Él. Se ofrece al niño, al
joven, al adulto, al enfermo, al moribundo absolutamente a todos.

Ese ofrecimiento se hace dentro de la Eucaristía. Ese ofrecimiento es una ACTITUD de


Amor por ello es necesario recibirle con devoción, con humildad, con fe, con
esperanza pero sobre todo con Amor. Hay que darle a Jesús la posibilidad de que
haga su obra en nosotros por eso al recibir la Santa Eucaristía siempre aconsejo
establecer un dialogo amoroso con Dios donde el corazón del creyente es tomado por
el Corazón Eucarístico de Jesús que si bien es tomado no es fusionado al punto de
desaparecer en Él sino que nuestro corazón es sumergido en su Corazón.

Dos grandes sacramentos que recibieron un ataque feróz fueron justamente el Orden
Sagrado como la Eucaristía. Si miramos la historia de la Iglesia y nos preguntamos
¿porqué en tantos países hubo tantos martires por el Sacramento del Orden y de la
Eucaristía? Indudablemente porque están unidos y en ellos radica la fuerza de Dios
que actúa fuertemente. El acontecimiento mas importante fue cuando Dios mandó a
su Hijo, y no habrá otro acontecimiento más importante que éste: la Pasión. La
Muerte, la Resurrección y la Ascención de Jesucristo. Dios nos ha salvado por el
Sacrificio de Cristo y él planeó que Él elegiría a hombres que a lo largo de la historia
del mundo hicieran presente a Jesús por las palabras de la consagración. Cada vez
que celebramos la Santa Misa estamos presente en el Sacrificio de la Cruz. Es tan
importante la Eucaristía que a lo largo de la historia de la Iglesia los distintos Papas
remarcaron su importancia. No es tan importante como el Sacrificio Eucarístico. La
Eucaristía es uno de los privilegios que tenemos como sacerdotes por eso hay que
celebrarla con unción, en gracia de Dios porque nadie tiene derecho a atentar contra
la belleza de la Eucaristía. El segundo privilegio que tenemos es que la Eucaristía
establece una comunión intima, personal e inigualable con Jesucristo. Nos
encontramos con Jesucristo ofreciendo su Sacrificio... somos testigos del Sacrificio de
Cristo al Padre. En la Santa Misa el centro es Él no tú. Atraes a la gente hacia Jesús no
hacia tí por eso debemos tomar conciencia de que solo somos instrumentos. Tú eres
quien trae a Jesús al altar y ésta es tu dignidad. Hau que hablar del Poder de la
Eucaristía. Dile a la gente que vengan a Jesús.

Los católicos cuando vamos a la Santa Misa no vamos a un servicio, ni "a cumplir",
vamos a un sacrificio de Salvación donde nos encontramos con Jesucristo de manera
personal. Los sacerdotes damos a Jesús y he aquí la belleza del Sacerdocio. La
Eucristía nos pone en la optica de Jesús. Siempre debemos preguntarnos ¿hoy estuve
en el Sacrificio de la Salvación cómo he vivido este momento al recibir o tocar a
Jesucristo con mis manos, al beber su Sangre? ¿A cambiado algo en mí? ¿Cuan
importante es Jesús es mi vida?

Hoy quiero haceros una invitación: en la consagración centrate en Él. Es muy


importante pedirle al Espíritu Santo que nos haga ver lo que está sucediendo en ese
momento.

El Rey Balduino solía decir " Puedo ser un rey pero tiemblo ante el poder que se le
entregó al Sacerdote". La Eucaristía tiene que ser el centro de nuestra vida Espiritual,
pidamos al Padre que no nos acostumbremos a celebrar la Eucaristía. Supliquemosle
que Celebremos con el corazón, roguemos que nos de un gran amor a la Eucaristía
porque amar a la Eucaristía es amar a Jesús.

Significado de la EUCARISTIA

Vamos a utilizar un acrostico para explicar el significado y hacerlo facilmente


comprensible.

La “E”: la E representa ETERNIDAD. “El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene
vida eterna, y Yo lo resucitaré el último dia”. La vida eterna es un deseo en el corazón
de cada persona. Santo Tomás de Aquino dice que Dios no puso ese deseo allí adonde
no iba a ser llamado. Esa promesa es una realidad. Cada vez que comemos el Cuerpo
y bebemos la Sangre del Señor recibimos la promesa de nuestra futura salvación de
vivir para siempre y por siempre.

La “U”: representa la UNION CON JESUCRISTO “El que come mi carne y bebe mi
sangre permanece en Mi y Yo en él” (Jn 6,56). Ahora bien la unión con Jesús nos
compromete a luchar por la unidad con la familia y con los hermanos de la fe. La
unión con Jesús se intensifica cada vez que recibimos la Santa Eucaristía.

La “C” representa a CRISTO JESUS REALMENTE PRESENTE. Existen algunos que


niegan la presencia real de jesús en la Eucaristía, para nosotros los católicos es una
gracia muy grande reconocer a Jesús presente realmente en la Eucaristía. Esa
precensia real es reconocida y vivida cuando hacemos la Adoración Eucaristica.
Quienes reconocemos a Jesús vivo y presente en la Eucaristía sabemos que existe una
sanación espiritual inmensa y fuerte por estar justamente Jesús, ahí, sando,
liberando, bendiciendo.

Un a ex-bruja contaba que cuando el enemigo quería insultar o blasfemar a la


Santísima Trinidad no enbviaba a sus emisarios a la iglesia episcopal, ni protestante, o
a la iglesia metodista sino a la Iglesia Católica para conseguir una Eucaristía
consagrada por un sacerdote católico. El sabe que el demonio cree en la presencia
real y sabe que la mejor manera de insultar a Jesús es hacerlo en su real y auténtica
presencia. Resulta muy llamativo que existan católicos que no crean en la presencia
real de Jesús en la Eucaristía y sin embargo los demonios saben que están. La ex
bruja dijo que ella nunca podría haber escapado del ocultismo sino hubiera sido por la
Misa diaria y la Santa Eucaristía.

La “A” significa ALIVIO. Al recibir a Jesús muchas personas angustiadas, cargadas,


enfermas experimentan alivio ante la Divina Presencia de Jesús en la Eucaristía. El nos
dice en la Sagrada Escritura “ Venid a mi los que estáis cansados y agobiados y yo os
aliviaré”. Yo he sido testigo del “milagro” esperimentado por un paciente de SIDA.
Decidido a ser bautizado, hacer su primera Comunión, recibir la Confirmación ante
peligro de muerte es bendecido por el Alivio de la visita de Jesús. Sus defensas
experimentan un notable aumento y aún hoy sigue con vida quien ya se encontraba a
las puertas de la muerte. Deshauciado por la medicina se confía a Jesús y Él no le
defrauda.

La “R” representa la RECONCILIACIÓN. La Eucaristía conduce a la reconciliación y la


reconciliación a la Eucaristía. Se hace necesario ir hacia el sacramento de la
Reconciliación para poder estar limpios y recibir dignamente a la Sagrada Eucaristía.
El sacramento de la Reconciliación purifica no solo nuestro espiritu sino tambien
nuestra mente y nuestro corazón promoviendo así la conversión y el perdón. Hay que
descubrir el poder terapeútico del Sacramento de la Reconciliación. Muchas personas
que por años no se han confesado al hacerlo experimentaron tal alegria que
exclamaron “yo debí haber hecho esto hace muchos años”. Descubren el poder
sanador de la Eucaristía y se convencen de que cada vez que venimos a Él por medio
de la Santa Comunión, Jesús sana. ¿Porqué no nos damos cuenta? Creo que por
nuestra falta de atención a lo que acontece cuando recibimos al Maestro

La “I” representa la INTIMIDAD. “Permaneced en Mi como Yo permanezco en


vosotros” (Jn 15,4). Algunas personas neo-conversas experimentan la fuerza y la
importancia de la Eucaristía porque se sienten plenas. Para ellos la Eucaristía no es
“algo” sino que es “ALGUIEN”, sienten senciblemente la Presencia de Jesús. El
Catecismo de la Iglesia Católica dice que “la presencia eucarística de Jesús comienza
en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies
eucarísticas”. El P. Robert de Grandis dice “deseo que todas las personas puedan
sentir el poder y el amor de Jesús emanando del sagrario y reconocer como su gracia
afecta sus vidas”.

No existe hermanos una relación más personal con Jesucristo que la Eucaristía. Los
sacerdotes deberiamos predicar más sobre este hermoso regalo y las religiosas
deberian conducir, a los fieles, al encuentro de su Esposo.

La “S” representa SACRIFICIO. Pienso que para ser santos hay que pasar por el crisol
del Amor. Ese crisol puede ser muchas veces dolorosos pero es que se trata de entrar
en un proceso dinámico. Aprender y desaprender puede suponer un verdadero
sacrificio. Nuestro sacrificio unido al Sacrificio de Cristo en el altar nos abre un camino
hacia la santidad. No desconozco, sin embargo, que muchas personas no unan sus
dolores a los sufrimientos de Cristo y se queden en el lamento y sin encontrar ni
darles un sentido a ese profundo dolor que sienten. El sufrimiento desgasta y
deberiamos pedirle a Jesús que nos ayudara a no caer en el desgaste. Que nos
enseñara a entregarlo para que Él pueda llevarlo al Padre. No olvidemos que nuestro
sacrificio unido al Sacrificio de Cristo tiene sentido.

La “T” representa TRANSFORMACION. Los cristianos que nos precedieron y que


vivieron su fe con seriedad han sido transformados. Esa transformación comienza
desde adentro y se manifiesta hacia el exterior, es que la Eucaristía “afecta” la vida de
quien devota y reespetuosamente la recibe. Cada uno de nosotros estamos llamados a
ser transformados y si nos preguntamos ¿transformados en qué? La respuesta es
simple en SANTOS porque Él es SANTO. Detengamonos un momento durante el dia a
considerar este pensamiento ¿qué ha transformado la vida de los santos? La
Eucaristía porque ni uno solo de ellos ha dejado de experimentar la fuerza
transformadora de Jesús presente en ella. ¿Qué ha llevado a que los grandes
pecadores se convirtieran? Exactamente lo mismo que acabo de mencionar: La
Eucaristía.

La “A” por ultimo esta A respresenta el ABANDONO. Pero no un abandono pasivo sino
totalmente activo, es aquel abandono adonde dejo que Dios actue en mí sin ponerle
ningún tipo de limitaciones. Cuando Jesús dice abandono nos da el ejemplo perfecto
viniendo a la Eucaristía dejándose comer y hasta dejarse faltar el respeto cuando se lo
recibe indignamente; Él cumple su promesa de permanecer ahí hasta las ultimas
consecuencias.

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