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LA PERCEPCIÓN
Es un proceso cognitivo que comienza en la recepción de la información proveniente
de los sentidos externos (oído, vista, olfato, tacto y gusto). En ella intervienen además
de los sentidos (sensaciones), las relaciones afectivas sensibilidad) y todo lo
aprendido y experimentado.
Recordemos que la percepción auditiva implica escuchar, sentir y pensar o sea que
requiere de actividades sensoriales, sensitivas y cognitivas, estas últimas se ocupan
de leer, analizar interpretar y valorar lo percibido.
Por la Gestalt hemos aprendido que vemos las cosas como conjuntos, como
estructuras. Sin embargo hoy se sabe que este resultado totalizante ha sido precedido
por etapas pregestálticas que son demasiado rápidas como para percibirlas. Objetos
que nos parecen unidades o conjuntos no siempre fueron experimentados como tales,
fuese en la evolución del individuo como en el de la especie. Spitz (1965) ha
demostrado que un bebé de tres meses no percibe todo el rostro de su madre sino
sólo su frente, ojos y nariz. estos forman un preobjeto materno al cual reacciona.
La imagen
En contraste con la percepción, que depende de los sentidos y aparatos externos, la
imagen es exclusivamente una representación mental. El tipo visual de imagen es el
más fácil de comprender y describir.
Cierro los ojos y veo a mi madre. La imagen está basada en las huellas de la memoria
de percepciones anteriores. Mi madre adquiere así una realidad psíquica que no
depende de su realidad física.
La imagen es la forma más primitiva de la función simbólica.
Una imagen no sólo evoca lo que no está presente, sino que también capacita a un ser
humano a retener una disposición emocional hacia un objeto ausente. La imagen de
mi madre puede evocar el cariño que siento por ella. De este modo la imagen se
vuelve un sustituto del objeto externo (que puede estar ausente). Es un producto de mi
mente, es un objeto interno.
Los seres humanos no nacen con la capacidad de formar imágenes. En los seis
primeros meses de vida el bebé responde sólo a percepciones y signos. Sólo en el
séptimo u octavo mes de vida puede elaborar imágenes.
También hay que considerar la inversa: que la imagen es la productora del deseo y
crea una necesidad ( por ejemplo las imágenes publicitarias que generan necesidad
de consumir un determinado producto).
Muchos deseos y necesidades psicológicas no se mantendrían si no fuera por la
fuerza de las imágenes que las sostienen y renuevan.
Junto con el deseo de reproducir lo que está ausente, está el deseo de reproducir lo
que nunca existió. La imaginaria es un modo de enfrentarse a lo ausente, de darle una
presencia o existencia psicológica. La imaginaria puede producir también lo que nunca
estuvo presente. Debe crearlo. Poseer lo ausente en una forma de representación
mental puede satisfacer los deseos, tanto cuando existió el objeto que ahora está
ausente como cuando nunca existió el objeto.
Si la imagen reproduce algo deseable que existe pero que no está a nuestra
disposición, el individuo puede verse motivado a actuar gracias a la imagen, a buscar y
encontrar el objeto deseado.
Si el objeto deseado no existe, el individuo puede ser motivado por la imaginaria a
crearlo. Si el individuo no puede encontrarlo ni crearlo, puede ensoñar con él y recibir
así satisfacción.... S. Arietti
U.N.Cuyo Fac. de Artes y Diseño La Percepción
Grupo.de Carreras Musicales Prof. Silvia S. Perez
Cátedra: Didáctica de la Música 2006
Vigotsky: LA IMAGINACIÓN Y EL ARTE EN LA INFANCIA
Como todas las otras, la percepción auditiva es subjetiva, es decir que no sigue pura y
simplemente las leyes de la física. Es así como prestamos atención a sonidos leves
porque tienen para nosotros un significado, aunque, físicamente hablando, estén
cubiertos por sonidos de mayor intensidad, por ejemplo un cazador percibe el sonido
casi imperceptible de la hierba que indica la presencia de la presa.
El interés desempeña una función importante en la percepción auditiva. Niños que
permanezcan en la proximidad de un aeropuerto en el que trabajan muchos de sus
parientes sienten interés por los sonidos que producen los motores de los aviones, así
por ejemplo ocupados en jugar o pintar dicen: “escucha un booing”.
Para que el individuo pueda extraer de la percepción auditiva todos los placeres de
orden estético que la música puede procurarle, es necesario que obtenga desde la
más temprana edad, los beneficios de una educación con tal fin.
Oir y Escuchar
Sin duda no es inútil interrogarse acerca del sentido preciso de estos dos verbos que
el niño oye utilizar como si fueran sinónimos.
La docente dice: iEscucha lo que te digo! ¿no oyes cuando te hablo?. El niño, si
entendiera lo que ocurre, podría responder :
Oigo demasiado bien pero el sentido de las palabras se me escapa porque no escucho
por diversas razones:
- estoy ocupado en una actividad que me parece importante y no presto atención a lo
que se
dice acerca de mí
- oigo bien pero voluntariamente hago “oídos sordos” porque sé que esas frases me
sacarían
de mi quietud actual
- no escucho porque no sé escuchar bien y escuchar torpemente no me permite una
comprensión suficiente de lo que el adulto que emplea términos que no me son
familiares me
quiere expresar.
Por lo tanto oír no significa escuchar, como lo cree demasiado a menudo el adulto
cuando se dirige al niño.
Oír es el acto por el cual recibimos impresiones sensoriales por medio del sentido del
oído.
Escuchar, es prestar atención para oír mejor.
Oír supone un material preexistente a nuestra percepción y la integridad del sistema
auditivo.
Escuchar supone además de oír el prestar atención, cuanto más nos interesa,
sorprende, indigna o trastorna lo que escuchamos, más nos interesa y más nos
olvidamos de los que no es objeto de audición, Toda maestra que observa a los niños
encuentra en la vida en clase esos diversos grados de atención por ejemplo si llegada
la hora del cuento, la historia cautiva a los niños ellos serán “todo oído” y parecerá
que no escuchan el sonido del timbre que anuncia la hora de salida. Por el contrario si
la historia es banal y la maestra no alcanza a captar la atención de los niños, éstos
escuchan con poca atención y al sonar el timbre se escuchará inmediatamente
“señorita ya es la hora”.
ESCUCHAR SUPONE
Sin duda no es posible abordar una “pedagogía de la audición” sin haber intentado
antes investigar las características de la audición infantil. La misma se presenta como
global y fragmentaria a la vez.
Cuando se trata del lenguaje del adulto o de los sonidos que lo rodean, el niño no
puede analizar finamente su contenido, por ejemplo si se pide al niño que escuche los
sonidos de la calle y luego los relate, por medio de la expresión verbal o los imite por
medio de distintos objetos, el primer ensayo es muy pobre en relación a la realidad.
Los identifica globalmente. A la pregunta ¿qué es lo que oyes? responde: Oigo unos
automóviles, y de hecho él los oye, allí donde el adulto atento distingue un motor de un
auto que se detiene, la aceleración de otro que marcha rápidamente, el sonido
característico de un motor que se ahoga, etc.
Pero si dentro de esa audición de “unos autos”, el niño percibe la sirena de una
ambulancia, dirá
oigo la ambulancia, tomando la parte por el todo. Así su audición superficial, global, lo
conduce a una audición fragmentaria que sólo retiene las señales de mayor
intensidad.
La audición sea global o fragmentaria, es subjetiva, de allí que tanto el niño como el
adulto pueda interpretar situaciones sonoras conocidas por haber sido vividas es decir,
aquellas que han sido registradas como imágenes sonoras.
Sin referencia a una situación conocida, o al menos imaginable a partir de elementos
conocidos, la audición no pasa de ser un mero acto auditivo. Así por ejemplo: si la
maestra les hace reconocer una situación conocida por todos los niños contestarán:
es el jardinero que está cortando el césped, si no fuera conocida los niños intentarán
identificar por comparación: son gotas de agua que caen
La audición subjetiva varía también según el estado psicológico del niño, como por
ejemplo aquella niña cuya mamá había partido para una larga convalecencia y que
identificaba todo sonido rítmico con el tren que “se lleva a las mamás”.
En la actualidad se observa que las posibilidades de audición son reducidas, por
ejemplo: quien no ha observado la aparente sordera del peatón al que el automovilista
alerta con bocinazos, o el descubrimiento de grandes pérdidas de agua porque las
primeras gotas no fueron oídas por los ocupantes del departamento. Esta reducción de
las posibilidades de audición, en oposición a las primeras que el niño pequeño
manifiesta por ejemplo cuando a la espera de su mamá, a pesar de todos los
esfuerzos de la maestra por sacarlo de su angustia, se muestra atento a cualquier
indicio sonoro que pueda ser reconocido como la voz de la madre, el paso familiar e
incluso el tintineo de un manojo de llaves, se deben a la inexistencia de mediaciones
que posibiliten el desarrollo de las capacidades de percepción auditiva.