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Síndrome de Estocolmo:

amigo de mi
secuestrador

El término hace referencia al robo de un banco que se produjo en Estocolmo,


Suecia, en Agosto de 1973. El ladrón secuestró a 4 personas (tres mujeres y un
hombre) durante 131 horas. Cuando los secuestrados fueron liberados, habían
establecido lazos emocionales con el secuestrador. Como simpatizaban con
éste, explicaron a los reporteros que veían a la policía como los enemigos y
sentían sentimientos positivos hacia el criminal.
El síndrome fue mencionado por primera vez por Nils Bejerot, un profesor de
medicina que se especializó en investigación sobre adicciones y trabajó como
psiquiatra para la policía sueca en el caso del robo en el banco.

Los expertos no se ponen de acuerdo


El Síndrome de Estocolmo es considerado un mecanismo de defensa, una
reacción que nuestro cuerpo manifiesta ante una situación traumática que
sucedió, y los expertos no están completamente de acuerdo en los factores que
hacen más vulnerable a una persona a la hora de sufrir el este síndrome. Son dos
las causas de este desacuerdo. Primero, que no sería ético probar las teorías sobre
este síndrome mediante la experimentación. Los datos que se han obtenido hasta
el momento por parte de las víctimas difieren considerablemente.
La segunda causa hace referencia a qué relación tiene este síndrome con otros
tipo de relaciones abusivas. Muchos investigadores piensan que el Síndrome de
Estocolmo ayuda a explicar algunas conductas de los supervivientes de los
campos de concentración de la II Guerra Mundial, las reacciones de los
miembros de las sectas, la permisividad de las mujeres maltratadas y los abusos
psíquicos o emocionales a niños.
Javier Urra, doctor en Psicología y Enfermería, explica en el diario ABC: “Lo
que sorprende es que la persona secuestrada parece ponerse de parte del
secuestrador y no de los rescatadores, que le darán la libertad. Posiblemente
ocurre porque su captor ha estado muy próximo y no le ha matado, aunque podía
haberlo hecho, le ha dado de comer y le ha hecho un lavado de cerebro. El rehén
llega a un cierto pacto de no agresión, pero en el fondo, sin saberlo, lo que busca
es salvar su vida”
Pese a las discrepancias que existen entre los expertos, la mayoría coinciden en
tres características del Síndrome de Estocolmo:

 Los secuestrados tienen sentimientos negativos hacia la policía y las autoridades


 Los secuestrados tienen sentimientos positivos hacia el captor
 El captor desarrolla sentimientos positivos hacia los secuestrados

¿Quién desarrolla el Síndrome de Estocolmo?


El Síndrome de Estocolmo no afecta a todos los rehenes o secuestrados. De
hecho, un estudio del FBI que realizó a 4.700 víctimas de secuestros concluyó
que el 27% de los secuestrados desarrollaron este trastorno. Después, el FBI
realizó entrevistas a empleados de vuelo de varias aerolíneas que habían sido
tomados como rehenes en diferentes secuestros. Los datos revelaron que son tres
los factores necesarios para desarrollar este síndrome:

 El secuestro dura varios días o periodos más largos (semanas, meses)


 Los secuestradores siguen en contacto con los secuestrados, es decir, no los
aíslan en una habitación separada
 Los captores son amables con los rehenes o los secuestrados y no les hacen daño

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