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Carlos María de Borbón


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Carlos de Borbón y Austria-Este (Laibach, Carniola, 30 de
marzo de 1848 - Varese, 18 de julio de 1909[1]), autotitulado «duque de
Madrid» y «conde de la Alcarria», fue un pretendiente carlista al trono
de España bajo el nombre de Carlos VII entre 1868 y 1909. Desde el año 1887
también fue Jefe de la Casa de Borbón y pretendiente legitimista al trono de
Francia.

Carlos de Borbón y Austria-Este

Duque de Madrid
Carlos, duque de Madrid circa 1880.

Pretendiente al trono de España

3 de octubre de 1868-18 de julio de 1909

Predecesor Juan, conde de Montizón

Sucesor Jaime, duque de Madrid

Información personal

Nombre secular Carlos María de los Dolores Juan Isidro José Francisco Quirino Antonio
Miguel Gabriel Rafael de Borbón y Austria-Este

Otros títulos Conde de la Alcarria, duque de Anjou

Nacimiento 30 de marzo de 1848


Laibach, Imperio austríaco

Fallecimiento 18 de julio de 1909 (61 años)


Varese, Italia

Entierro Catedral de Trieste

Himno real Marcha Real

Familia

Casa real Casa de Borbón

Dinastía Dinastía Capeta

Padre Juan, conde de Montizón

Madre María Beatriz de Austria-Este


Consorte Margarita de Parma
María Berta de Rohan

Descendencia Infanta Blanca


Jaime, duque de Madrid
Infanta Elvira
Infanta Beatriz
Infanta Alicia

Firma

Escudo de Carlos de Borbón y Austria-Este

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BiografíaEditar
InfanciaEditar
Nació el 30 de marzo de 1848 en Laibach (hoy Liubliana)[2] —parte en aquel
entonces del Imperio austriaco—, al hallarse sus padres de paso para Viena.[3]
Fue bautizado con los nombres Carlos María de los Dolores Juan Isidro José
Francisco Quirino Antonio Miguel Gabriel Rafael de Borbón y Austria-Este, y era
hijo de Juan, conde de Montizón, y de María Beatriz de Austria-Este. Tras la
separación de sus padres, Carlos se educó con su madre en Módena, siendo
sus preceptores monseñor Galvani y el P. Francisco Ignacio Cabrera y
Aguilar.[3]
Su tío el duque Francisco V de Módena le dio ingreso en su ejército, del que fue
nombrado teniente de artillería el 19 de marzo de 1859.[3] Pasó la
adolescencia en las ciudades de Praga, Venecia y Viena.
Pretendiente a la Corona de EspañaEditar
Al morir en 1861 Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, su
padre Don Juan reconoció a Isabel II como reina de España, pero la princesa
de Beira, María Teresa de Braganza, abuela de Don Carlos, protestó de este
acto y publicó en 1863 su célebre Carta a los españoles, en la cual proclamaba
a su nieto, llamado por sus partidarios Carlos VII, como legítimo heredero de
los derechos de Carlos Luis. Únicamente su madre se negaba a patrocinar
semejante idea, pero cedió finalmente ante los decididos propósitos de Don
Carlos,[3] quien empezó a recibir la visita de los personajes carlistas más
significados (Marichalar, Algarra, Tristany, Mergeliza, etc.), publicándose poco
después un manifiesto suyo en La Esperanza. En una conferencia con Vicente
de la Hoz se estudiaron los medios de reorganizar el partido carlista.[4]
En 1866 escribió a su padre declarándose jefe de los carlistas y en 1868
presidió en Londresun Consejo con las principales figuras del carlismo para
relanzar el movimiento, aprovechando la crisis del régimen isabelino. En dicha
junta se trazó un plan político y administrativo, se fijó la línea de conducta a
seguir, se preparó el manifiesto el siguiente año dirigiría a los españoles, y
tomó el título de duque de Madrid.[3]
Tras la Revolución de Septiembre, se dirigió a París, donde el 3 de octubre de
1868 su padre abdicó en su favor, aunque buena parte de los carlistas ya lo
tenían como su rey desde 1864, cuando la princesa de Beira así lo proclamó,
como el rey legítimo, en la citada Carta a los españoles. Inmediatamente Don
Carlos dirigió cartas al Papa Pío IX y a todos los soberanos de Europa, y
empezó los trabajos de reorganización de su partido.[3]
Disfrazado, Don Carlos se adentró en España a través de los Pirineos,
acompañado de Rafael Tristany, el marqués de Vallecerrato y el marqués de
Benavent,[3] hospedándose el 11 de junio de 1869 en la rectoría de Montalbá,
pueblo en el que oyeron misa. Poco después el pretendiente entraba, por
primera vez en su vida, en territorio español. Llevaba puesto un gorro catalán,
que arrojó con gran alborozo al aire al grito de ¡Viva España!. Comieron y
brindaron en el campo y sobre una roca que servia de mesa, se levantó acta de
aquel suceso, e hizo nombramientos de comandante para su hermano Alfonso,
que servia en Roma, de ayudantes de campo y de órdenes, para Tristany,
Vallecerrato y Benaven, y de mariscal de campo para Plandoli. Por la noche
regresó a París.[5]
El 30 de junio de 1869 publicó una Carta-Manifiesto, conocida como Carta de
Don Carlos a su hermano Don Alfonso, en la que manifestaba que aspiraba a ser
Rey y no jefe de un partido. Esta carta fue redactada por Antonio Aparisi y
Guijarro y fue reproducida por la prensa carlista, repartiéndose centenares de
miles de ejemplares en hojas volanderas.[6] Poco después se produjo
un primer intento de alzamiento a favor de Carlos VII, que fracasó.

Junta de Vevey (Suiza) de la Comunión Católico-Monárquica en 1870.

En octubre de 1869, Don Carlos entregó la dirección político-militar del


carlismo a Ramón Cabrera, quien dimitió en marzo de 1870 debido a
discrepancias con el pretendiente y con notables figuras del movimiento
carlista. En abril, Don Carlos decidió asumir personalmente la jefatura del
carlismo tras una conferencia que tuvo lugar el 18 de abril de 1870
en Vevey (Suiza) en la que reunió a los notables carlistas,[3] creando una junta
central del partido que actuaba legalmente en España, la Comunión Católico-
Monárquica, que presidía el marqués de Villadarias y que tenía como
secretario a Joaquín María de Múzquiz y juntas locales en los ayuntamientos
donde el carlismo tenía implantación. Se organizó también una red periódicos,
casinos y centros carlistas para promover el ideario tradicionalista, estrategia
que se probó exitosa, ya que en las elecciones de 1871 el carlismo consiguió
50 diputados en el Congreso de los Diputados.
Programa de gobiernoEditar
Acerca del programa de gobierno de Don Carlos, en 1873 el carlista Leandro
Herreroafirmó en una obra titulado El gobierno carlista: lo que es en teoría y
práctica que el carlismo era sinónimo de monarquía cristiana, y que su
fundamento esencial era el derecho divino, además de la legitimidad
monárquica. La monarquía era vista por los carlistas como una institución
paternalista, en la que el rey cristiano debía ejercer como padre bondadoso de
su pueblo,[7] aunque también mandar y ser obedecido.[8]
El pretendiente Carlos VII reconoció que, aunque se proponía restaurar «la
España antigua», el Antiguo régimen no podía volver tal como había sido
antes, sino que necesitaba grandes reformas.[9]

Leandro Herrero

En el Estado carlista, la familia debería ser una institución sacramental, de


origen divino, sin posibilidad de matrimonio civil ni de divorcio, y el padre de
familia tenía que ejercer como patriarca.[10] Aunque manteniendo
la propiedad privada,[11] la monarquía debería procurar la justicia social,[12]
proporcionando a las familias el derecho a la asistencia religiosa, a la
beneficencia, a la instrucción y al trabajo.[13] El programa carlista defendía
desde el comienzo la descentralización[11] y la reducción de la administración
pública, en la que incluso el rey debería tener unos ingresos razonables y no
excesivos.[14]
En cuanto a la Iglesia, los carlistas pedían su libertad e independencia.[15]
Proclamaban la unidad católica,[16] es decir, la prohibición de otras religiones,
pero sin restablecer el tribunal de la Inquisición.[17] La Iglesia debería ejercer
principalmente su misión docente y caritativa.[16] Los liberales eran
considerados por los carlistas como enemigos de la fe y de la patria,
identificándolos con los moros y los franceses, aludiendo a que estos ya
habían sido derrotados en el pasado. Para vencer a «los enemigos de España»,
los españoles debían «tomar todos la cruz».[18]
De acuerdo con sus partidarios, el programa carlista defendía derechos
fundamentales como el derecho a la vida, el derecho a la enseñanza ya la
beneficencia, el derecho de reunión y asociación, el derecho a la publicidad del
pensamiento, el derecho a la justicia y el derecho a la representación del reino
congregado en Cortes.[19] Sin embargo, estos derechos deberían estar
limitados, ya que por encima estaría, según Herrero, el precepto de que
«ningún hombre tiene derecho a degradarse».[20]
Según había manifestado Carlos VII, las bases de la ley fundamental del reino
debían ser:
 La unidad católica regida por la Iglesia.
 La monarquía de derecho divino, símbolo de la paternidad real.
 La fraternidad cristiana formando el Estado cristiano.
 La consagración de los derechos del hombre con las limitaciones impuestas por la
religión y por la conciencia.
 La institución de Cortes, congregadas por estamentos, como representación genuina
de todas las clases del país.
 La responsabilidad de todos los poderes ante el rey.[21]

Tercera Guerra CarlistaEditar


Artículo principal: Tercera Guerra Carlista

Perra chica acuñada en 1875

Para tratar de alcanzar el poder, finalmente prevaleció la vía militar, al dar


Carlos a sus partidarios la orden de sublevarse el 21 de abril de 1872, en lo
que fue el comienzo de la Tercera Guerra Carlista. Buena parte de Navarra,
Cataluña, las Vascongadas y el Maestrazgo, se levantaron en armas por Don
Carlos y lo que éste simbolizaba.[4] El 2 de mayo cruzó la frontera francesa
por Vera de Bidasoa y se puso al frente del alzamiento, pero el 4 de mayo el
general Domingo Moriones entró sorpresivamente en el campamento carlista
en Oroquieta y el pretendiente tuvo que cruzar precipitadamente la frontera
francesa, con lo que puso fin, momentáneamente, a la insurrección en el País
Vasco y Navarra, firmándose el Convenio de Amorebieta.
El 16 de julio de 1873, el pretendiente volvió a entrar en España
por Zugarramurdi y se movió por todo el País Vasco y Navarra con su ejército,
aunque la corte residía sobre todo en Estella y Durango. El 3 de julio de 1875
juró los Fueros ante el Árbol de Guernica. El 28 de febrero de 1876, marchó de
nuevo al exilio tras la definitiva derrota de las fuerzas carlistas.
ExilioEditar

El pretendiente Carlos VII, en un dibujo de la revista británica Vanity Fair de 1876.

Al terminar la guerra, pasó a Francia, desde donde fue a Inglaterra e hizo un


viaje a América. En 1877 visitó Bulgaria y Rusia, asistiendo a la toma
de Nicópolis e ingresando en el cuartel general de Carlos I de Rumanía. Tomó
parte en las batallas de Plevna, donde cargó con un regimiento de caballería,
por lo que fue condecorado con la cruz del valor militar.[3]
De regreso a París, fue expulsado de Francia en julio de 1880 y partió
nuevamente a Inglaterra, desde donde hizo un viaje a
la India, Egipto y Túnez empleando el título de Conde de Dicastillo. Fijó
definitivamente su residencia en Venecia en el palacio de Loredán.[3]
En 1879 había nombrado a Cándido Nocedalcomo su representante en
España, pero la política de aquel llevó a disputas y malestar entre los carlistas
españoles. Por ello, tras su muerte en 1885, el pretendiente asumió
directamente la dirección del carlismo hasta 1890.
El 20 de mayo de 1886 y con motivo del nacimiento de Alfonso XIII, publicó
su Manifiesto a los españoles, y el 20 de mayo de 1887 dio nueva organización
a su partido, haciendo, además, un segundo viaje por América.[3] En 1890
delegó la jefatura del partido carlista en el marqués de Cerralbo.
En 1896 acudió al Congreso antimasónico de Trento, donde obtuvo un
recibimiento cuasi regio de los participantes y fue aclamado.[22]
Falleció el 18 de julio de 1909[2] en Varese y le sucedió su hijo Jaime al frente
de la dinastía carlista. Sus restos reposan en la catedral de Trieste.
Matrimonios y descendenciaEditar

Don Carlos de Borbón y familia (1886)

En 1867, Carlos se casó con la princesa Margarita de Borbón-Parma, una


pariente lejana, hija del duque Carlos III de Parma y de la princesa Luisa de
Francia, que le dio cinco hijos[23]:
 Blanca de Borbón y Borbón-Parma (1868–1949), casada en 1889 con el
archiduque Leopoldo Salvador de Austria, príncipe de Toscana; con descendencia.
 Jaime de Borbón y Borbón-Parma (1870–1931), jefe carlista bajo el nombre de Jaime
III; no contrajo matrimonio.
 Elvira de Borbón y Borbón-Parma (1871–1929), soltera, con descendencia.
 Beatriz de Borbón y Borbón-Parma (1874–1961), contrajo matrimonio en 1897 con
el aristócrata Fabrizio Massimo, príncipe de Roviano y duque de Anticoli Corrado,
nieto de María Carolina de Borbón-Dos Sicilias (1798–1870), nuera de Carlos X de
Franciay madre del pretendiente francés Enrique de Francia, Conde de Chambord;
acabaron separándose. Con descendencia.
 Alicia de Borbón y Borbón-Parma (1876–1975); contrajo matrimonio en 1897 con el
príncipe Federico de Schönburg-Waldenburg, del que se divorció en 1903; en 1906 se
casó nuevamente con Lino del Prete. Tuvo descendencia de ambos matrimonios.

Tras enviudar en 1893, Carlos volvió a contraer matrimonio, esta vez con la
princesa María Berta de Rohan (1860-1945), con quien no tuvo descendencia.
Ancestros
Escritos
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Sucesión

Discusión

Última edición hace 13 horas por Mdeazpeitia

PÁGINAS RELACIONADAS
 Carlos Hugo de Borbón-Parma
 Legitimismo (Francia)
 María Carolina de Borbón-Dos Sicilias (1820-1861)
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