Sabio samurái del Clan del Dragón, me viene a la mente un acertijo:

Si algo es pequeño, ¿puede ser también grande?

La respuesta es tan única para cada uno de nosotros como el camino que seguimos a lo largo de la
vida que vivimos. Mi respuesta hoy es afirmativa: las cosas distantes, vistas desde un lugar alto, son
pequeñas. Los problemas de un imperio pueden parecer pequeños desde nuestra lejana ubicación,
pero son cualquier cosa menos eso. A medida que uno desciende a los valles meridionales, estos
problemas revelan su verdadera magnitud. La estimada Mirumoto Hitomi encabeza un ejército de
nuestros hermanos a Otosan Uchi. Allí se enfrentará a lo que pronto sucederá y los verá como los
acontecimientos trascendentales que serán en realidad. La acompaña el sabio y terrenal Togashi
Mitsu, haciendo lo necesario para proporcionar asistencia a una marcha tan larga y ardua. Ha
obtenido derechos de paso por las tierras de otros clanes, como el León, que están mucho más cerca
de estos acontecimientos grandes y fatídicos, y por ello son incapaces de verlos con la claridad y
perspectiva de la que nosotros disfrutamos.
Puede ser que leáis esto y digáis, pero ¿qué hay de las cosas que están cerca de mí? Esos proble-
mas lejanos pueden ser de gran magnitud, pero no se ciernen sobre mí de la manera en que lo hacen
los que me afectan de cerca. Podríais preguntaros qué pasa con nuestros hijos, que son tan pocos.
¿No tienen acaso mayor importancia? ¿Y qué hay de aquellos que profesan abiertamente la igual-
dad de todos en la senda de la vida, tanto samuráis como plebeyos? Tal individualismo es el núcleo
que nos define... pero también podría ser una senda falsa, que nos haga dar vueltas sobre nosotros
mismos y nos aleje de nuestro verdadero destino. ¿No deberíamos abordar estas cuestiones, resolver
estos enigmas, antes de enfrentarnos a los que están tan lejos?
Como respuesta, os digo: somos Dragón. En nuestra devoción a la verdad del mundo, vemos
todas las cosas como son y nos ocuparemos de ellas como corresponde. Nuestros hijos son pocos, por
lo que la vida de cada uno de los samuráis de nuestro clan es preciosa y no debe ser desperdiciada.
No podemos consentir ciegamente a aquellos que dicen primero que todos tienen un camino que
seguir, y luego prometen que todos esos caminos llevan inevitablemente a la Iluminación. Debemos
estar dispuestos a enfrentarnos a estas realidades, pero no a costa de no enfrentarlos a esos otros
acontecimientos de gran envergadura que se avecinan.

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 Algo trascendental se acerca al Imperio. Incluso ahora, se eleva desde el mar de confusión que
baña las paredes de Otosan Uchi. Muy pronto, descenderá, de repente y sin previo aviso, y traerá
amenazas, oportunidades y cambios sin precedentes. Hitomi, Mitsu y el resto de nuestros hermanos
estarán allí cuando eso ocurra, pero no deben hacerlo solos. Vos estáis destinado a uniros a ellos.
Ahora debéis seguir vuestra senda y aprender a ver todas las cosas como realmente son, no importa
cuán cerca o lejos estén. Es una senda que solo nosotros, los Dragón, podemos recorrer.
Que los Cielos nos protejan a todos.

Togashi Yokuni,
El Iluminado, Señor de la Gran Casa de la Luz y Campeón del Clan del Dragón.

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