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Los escribas o copistas: aquellos encargados del cuidado de las Escrituras y otros textos
En los siglos antes de Cristo, había judíos encargados de guardar, escribir y trasmitir los
textos sagrados. A ellos se les llamaba (Soferim Escribas), Copistas o Masoretas.
Se copiaban los textos letra por letra, contando cada letra para ni perder ni agregar ninguna.
En caso de equivocarse en una sola letra, se tenía que destruir completamente toda la copia y
empezar de nuevo. Eso fue pesado porque podrían tardar semanas o meses en hacer una sola
copia de la Escritura. Hoy en día sabemos cuál es la Escritura hebrea qué está hasta la mitad de
la Biblia, y otros detalles como ese, por el trabajo de los escribas en contar cada letra de cada
palabra.
Desde tiempos antiguos, algunos detalles se incluyeron en los textos escritos. Por ejemplo,
unas pocas escrituras tienen letras mal formadas, o sea chiquitas, torcidas o con algún otro
defecto, y los escribas tuvieron que copiar tales irregularidades tal cual. También en algunas
partes aparecen puntitos extras arriba o debajo de una línea de texto, y los escribas conservaron
cuidadosamente todo de la misma forma que en la copia anterior. También hay algunos casos
de errores ortográficos de copistas muy antiguas, y no se corregían, sino que se preservaron
fielmente y sin interferencia.
La palabra masoreta tiene su raíz en la palabra hebrea mesoret ()תרוסמ, que quiere decir
'tradición' y cómo estaba pasando a lo largo del tiempo. Llegó a usarse para referirse a las notas
que los masoretas pusieron en los textos. Estas notas generalmente tenían información sobre
como deletrear palabras, pronunciación, palabras con letras perdidas.
También se aplica el nombre de masoreta a la doctrina rabínica que seguían para conservar la
pureza de los textos. Los judíos que perpetuaron la tradición concerniente al texto del Antiguo
Testamento han sido llamados masoretas, de Masora, el término técnico hebreo para la
“tradición remota en cuanto a la forma correcta del texto de las Escrituras”. Estos hombres
se esforzaron por asegurar la transmisión exacta del texto a las generaciones futuras y
consignaron los resultados de sus labores en monografías y en anotaciones hechas a la Biblia.
Puesto que el hebreo había sido una lengua muerta durante siglos - reemplazada
completamente por el arameo como lengua viva - existía el peligro de que su pronunciación se
perdiera enteramente con el correr del tiempo. Por esa razón los masoretas inventaron un
sistema de signos vocálicos que se añadieron a las consonantes hebreas. Así se simplificó la
lectura de la Biblia hebrea y se garantizó la conservación de la pronunciación que existía
entonces. Sin embargo, no debiera pasarse por alto que la pronunciación conocida a través del
texto común de la Biblia hebrea es la de los masoretas del siglo VII de la era cristiana que,
como lo sabemos ahora, varía algo de la del período del Antiguo Testamento.
Los masoretas también inventaron dos complicados sistemas de acentos, uno para los libros
en prosa y otro para los Salmos y Job. Los acentos consisten en muchos signos diferentes
añadidos al texto con el propósito de indicar los diversos matices. Los masoretas establecieron,
además, reglas detalladas y exactas que debían aplicarse en la producción de nuevas copias de
la Biblia. Nada se dejó a la decisión de los escribas, ni el largo de las líneas y columnas, ni el
color de la tinta a emplearse. Se contaban las palabras de cada libro y se fijaba la palabra que
quedaba a la mitad a fin de poder comprobar la exactitud de las nuevas copias. Al final de cada
libro se añadía una nota que daba la cantidad total de palabras contenida en el libro, que decía
cuál era la palabra que estaba en la mitad y que además daba otras informaciones estadísticas.
Pronunciación y énfasis. Cada vez que los masoretas creyeron que algo debía leerse en forma
diferente de la que estaba escrita en el texto, colocaron en el margen los cambios sugeridos,
pero no cambiaron el texto mismo.
¿Qué dice Cristo del Antiguo Testamento? Mt. 5:17, 18 “que ni una jota ni una tilde iban
a pasar”
No penséis que yo he venido para destruir la ley o los profetas: no soy venido para destruir, sino
para cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que pase el cielo y la tierra, ni una jota ni un
tilde pasará de la ley, hasta que todas las cosas sean cumplidas.
¿A qué pueblo pues fue confiada la Sagrada Escritura? En Rom. 3:1-4 se nos dice que
Dios confió a los judíos su palabra, él mandó a los Levitas que hicieran copias cuando fuera
necesario Deut.17:18, 19; Vemos entonces que es el deber del pueblo de Dios el encargado de
proteger y velar porque las Escrituras no sean cambiadas por aquellos ladrones sin escrúpulos
que le añaden y le quitan a la palabra de Dios con fines de lucro sin importarles que con ello se
acarrean maldición sobre sí mismos como se nos advierte en Rev. 22:18,19
Se sabe acerca de los cristianos de los primeros siglos como los Valdenses, Albigenses, Ana-
bautistas y otros grupos; como ellos mismos hacían sus propias copias de las Escrituras y las
resguardaban de los mercaderes fraudalentos y de sus falsas doctrinas, era el deber de la iglesia
el de velar que las Escrituras fueran copiadas correctamente como la verdadera palabra de Dios
y no aceptar alguna otra escritura algo parecida a ella, es por eso que hoy contamos con un sin
fin de Biblias adulteradas que se dicen ser la palabra de Dios. La Biblia en inglés KJV 1611 se
ha mantenido pura hasta nuestros días porque ha tenido defensores a través de los años lo que
no fue así con nuestra Biblia castellana de Valera 1602, la cual cayó en manos de ladrones
como las Sociedades Bíblicas y otros grupos que la han cambiado
como han querido con fines de lucro sin importar que con ello
confundan o desvíen a otros al quitar doctrinas fundamentales de ella
como la Salvación por gracia, la Sangre expiatoria de Cristo, la
Deidad de Cristo y otras más. Que tengamos celo por la palabra pura
de Dios como esos Masoretas que Dios usó para defender el Antiguo
Testamento libre de errores o como aquellos cristianos de los primeros
siglos que defendían la Biblia pura libre de errores aún que con ello les
costara la vida. Que podamos levantar la Biblia en el púlpito cada vez
que predicamos y que podamos
con verdad decirle al pueblo de
Dios “Así dice el SEÑOR.”
Es por eso que en nuestra iglesia tuvimos esa carga de
restaurar la Biblia que Dios dio al mundo hispano la
Biblia basada en textos fidedignos como lo son el Texto
Masorético de Jacob Ben Chayím, y Texto Recibido de
Erasmo de los cuales se basó Cipriano de Valera para
hacer la Valera 1602 y ahora tenemos la Biblia Valera
1602 Purificada y como dijo Moisés “¿Quién es del
SEÑOR? Júntese conmigo.” Éx. 32:26