Sei sulla pagina 1di 10

Facultad de ciencias Contables, Económicas y Administrativas

Departamento de contaduría publica

Trabajo de Lectura y Escritura


Ensayo
“El maltrato infantil en Colombia”

Estudiantes
Paola Fernanda Chimborazo
Andrés Felipe Cañar

Docente
Carlos Arbey Tosse Collazos

22 de marzo del 2019


Popayán – Cauca.
EL MALTRATO INFANTIL EN COLOMBIA

Actualmente, la sociedad ha incurrido a la violencia y al maltrato ya sea para


imponer autoridad o sacar provecho del dolor y sufrimiento de los demás. Las
personas que actúan de esa manera, creen que van a tener el control de todo y
todos. Y aunque Colombia sea un país que se ha visto afectado por actos violentos
desde su historia hasta hoy en día, no podemos permitir que esto siga con las
siguientes generaciones; todos podemos contribuir y generar conciencia para no
llegar a tales extremos y que estos actos viles y crueles hacia los demás y en
especial, hacia nuestros niños, quienes son el futuro de nuestro país, sean
erradicados de nuestra sociedad.

Del mismo modo, podemos notar la problemática que se ha venido presentando


frecuentemente en nuestro país y es el maltrato infantil; han llegado a tales extremos
en que los niños “pagan los platos rotos” por parte de los adultos y en el que se ha
pasado por alto, la protección de los derechos fundamentales en estos seres
inocentes y vulnerados en el contexto social que se vive hoy en día. Ahora bien, el
impacto que genera el maltrato hacia los niños es muy degradante, ya que se
pueden ver afectados emocional y psicológicamente; esto conlleva a que se vea
interrumpido su crecimiento y desarrollo a nivel familiar, escolar y social.

A continuación, se profundizará acerca del tema para dar a conocer la raíz de esta
problemática que, por lo general, ocurren en los hogares y pasa desapercibido.
Para empezar, hay que definir el concepto de lo que viene siendo el maltrato infantil;
aunque nos encontramos con distintos puntos de vista acerca de su definición.

Podemos citar el concepto dado por la Convención de los Derechos de los Niños de
las Naciones Unidas en su Artículo 19, se refiere al maltrato infantil, como: “Toda
violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos
o explotación, mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de
un tutor o de cualquiera otra persona que le tenga a su cargo.

Para el Código de Infancia y Adolescencia que establece las normas para la


protección y garantía de los derechos y libertades de la niñez en Colombia, el
maltrato infantil se define como “toda forma de perjuicio, castigo, humillación o
abuso físico o psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos tratos o
explotación sexual, incluidos los actos sexuales abusivos y la violación y en general
toda forma de violencia o agresión sobre el niño, la niña o el adolescente por parte
de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona” (Código de la
Infancia y la Adolescencia, 2006)

Asumiendo este último concepto como el más acertado e idóneo por parte de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) es el siguiente: El maltrato infantil “se
define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años,
e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención,
negligencia y explotación comercial o de otro tipo que pueden causar un daño a la
salud, desarrollo o dignidad del niño y además poner en peligro su supervivencia,
en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.

Entonces tenemos que maltrato infantil se define como cualquier tipo de acto que
atente contra la integridad de cualquier infante tanto a nivel físico, psicológico y
moral; pero lo que nos interesa aquí no es tanto las causas sino las consecuencias
que se deriva de esto, que en algunos casos pueden llegar a ser irreparables
durante el transcurso de la vida del menor afectado.
En efecto, es una situación que no puede continuar desapercibida ante la sociedad
y menos aún en un país como el nuestro que presenta cifras alarmantes. Durante
los primeros nueve meses del año 2018, cada día en Colombia se presentaron 68
casos de violencia a los menores de edad, cifra que viene en aumento en
comparación con el año pasado (2017) cuando se registraron 66 casos. Así lo dio a
conocer la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Juliana
Pungiluppi.

Al llegar a este punto cabe mencionar las circunstancias más recurrentes que se
presentan dentro del maltrato infantil, tales como el abuzo sexual, negligencia de
los padres o acudientes y la explotación infantil ya sea, trabajo forzado o
prostitución; cada uno de ellos con un alto grado de violencia y perjuicios hacia el
menor.

Es oportuno mencionar las cifras que refleja la situación tan devastadora que trae
consigo Colombia, en cada uno de los aspectos que se dio a conocer anteriormente.
En ese sentido, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar señaló que la cifra de
los casos diarios consolidó un total de 18.617 registros de violencia contra los
menores en lo corrido del año. De estos el abuso sexual registró 10.534 casos,
seguido del maltrato por negligencia 5.878, físico con un total de 1.573 y psicológico
399 casos.

Al respecto conviene decir que el Estado no ejerce bien su labor respecto a velar
por los derechos de los niños, de brindarles protección, educación, salud y vivienda.
No aplican la justicia, porque cuando se encuentran casos como los que se
mencionó anteriormente, y llegan a dar con el culpable no le ponen una pena justa
o solo por contactos y dinero, los dejan sueltos como si nada hubiese pasado.
Nuestro país, se realizan más penas injustas que justas, no miran el sufrimiento y
las grandes secuelas que dejan en la vida del menor. esto se ve reflejado en las
estadísticas presentadas anteriormente. Esto se ve reflejado en las estadísticas
presentadas anteriormente.

A continuación, presentaremos un caso en particular sobre esta problemática para


fundamentar lo planteado hasta ahora:
En la ciudad de Medellín, encontramos el caso del menor Cristian Camilo Gómez
quien se vio afectado directamente por parte de su padre, debido a que este lo
obligaba a realizar trabajos forzados. Las condiciones del infante eran bastante
degradantes, ya que se levantaba diariamente desde muy temprano para ir hasta
“su lugar de trabajo”, en el que tenía que actuar para sobrevivir y cumplir con la
obligación impuesta por parte de su progenitor; mientras él estaba inmerso en el
licor.

Teniendo en cuenta, que el menor tan solo tenía 10 años de edad. Tal situación era
totalmente inaceptable por la simple razón de que él debería tener acceso a la
educación en vez de estar buscando su sustento diario detrás de un semáforo.

Asumiendo este caso como se debe, la justicia seria el elemento primordial para
empezar a disminuir estos actos viles a nuestros niños; el segundo elemento seria
ayuda psicológica y continuando, por último, el apoyo de sus familiares y de su
entorno social.

Esto es una clara muestra de que esta situación se mantiene constante en nuestro
país y, es más, sigue aumentando con el paso del tiempo, cuando todos y cada uno
de los miembros de esta sociedad somos conscientes de que tales índices deberían
indiscutible y obligatoriamente ir en descenso.

“El maltrato es una cruda e inexplicable realidad y sus consecuencias son claras.
Las cifras de violencia contra niños, niñas y adolescentes demuestran que la
mayoría de las situaciones se presentan al interior del hogar. Los agresores
principales son familiares y conocidos, y en muchos casos la misma madre o padre.
Es urgente realizar acciones de prevención que reivindiquen la importancia de
garantizar los derechos de los niños”. (Ordoñez, No mas golpes, corrigeme sin
pegarme, 2013)

De manera análoga, el maltrato infantil es un acontecimiento no solo de hoy en día,


sino que ya se ha venido dando desde tiempos atrás, y quizá, se mantuvo oculto
por miedo o temor a hablar del tema, por indefensión de los menores hacia sus
verdugos.
He aquí una incógnita respecto a lo mencionado hasta ahora ¿Es justo el maltrato
a unos seres inocentes? ¿los gritos, golpes y abusos son los métodos adecuados
para corregir el comportamiento de un niño o bien, ejercemos poder sobre ellos
como si fuesen una propiedad absoluta de los padres o acudientes?

Es evidente que no, ya que la etapa de la infancia no se debe ver interrumpida por
ningún tipo de circunstancias como las mencionada anteriormente, sino que por el
contrario “La infancia es un período de la vida para educar estructurando la mente
(Organización Neurológica) y ello tiene lugar a través del movimiento, el juego y la
vivencia afectivo-emocional (no a través de escolarizar). La imaginación, el
descubrimiento, el asombro y la creatividad son sus armas, y la familia su espacio
natural: ayudar a la familia es evitar maltrato infantil”. (García, Maltrato Infantil, 2017)

Si profundizamos más sobre este dilema en el contexto familiar, existen diversos


elementos que contribuyen a que se dé el maltrato hacia los menores. El primer
elemento que puede influir es la pobreza (factor que se ve hoy en día y que lo
padecen la mayoría de los colombianos) en el cual, son familias que tienen poco
nivel educativo y que piensan que corregir o enseñar a sus hijos es a través de
gritos, palabras soeces y llegar hasta el maltrato. En lo personal, pienso que se les
hace una situación normal y siempre salen con la excusa o afirmando: “son mis hijos
y los educamos a nuestra manera; nadie tiene que intervenir en ello”. Son palabras
que se escuchan hoy en día y pretenden esconder la verdadera realidad que se vive
en sus hogares.

Por otro lado, puedo decir que el papel malvado no siempre lo llevaran los padres
de familia, ya que por carencia de recursos económicos algunos tienen que salir a
trabajar para poder subsistir y brindarles lo mejor a sus hijos; por ende, buscan algún
familiar o vecino, amigo o conocido para que cuiden y estén pendientes de los
menores. Y es en tal situación, donde también ocurren casos de maltrato ya que no
va a ser el mismo cuidado, les dan poca importancia porque claro, no son sus hijos,
sino de otros u otras; “se los trata como sea”.

Otra situación, que se puede observar este aberrante problema es en las madres
adolescentes. En su mayoría, abandonan a sus hijos a la intemperie; otras, quizá lo
tienen, pero a la hora de encargarse y hacerse responsable, no les brindan buen
trato, les incomoda su presencia y lo tienen en mal estado. ¿Porque? Son jóvenes
que no desearon tener un hijo y puede verse casos extremadamente en el que lo
abortan. Para nos desviarnos del tema, el hecho es que los recién nacidos no
deseados reciben mal trato por su madre sin importarle su bienestar.

En el contexto escolar, se puede observar que ocurren casos de maltrato hacia


nuestros menores y más en los establecimientos educativos como lo son las
Guarderías; si son de gran importancia no solo para los padres de familia que tienen
que trabajar y no tienen alguien más para dejar al cuidado de sus hijos sino también
para los niños, porque es ahí donde empieza su proceso de aprendizaje y al igual
los favorece en su proceso de socialización. Desafortunadamente, en algunas
guarderías no respetan la integridad del menor y, lo más sorprendente o degradante
son las personas que propician el maltrato verbal y físico en estos lugares, ya que
en su mayoría son madres comunitarias y a la misma vez, son madres de familia.
No son conscientes de sus actos y no ejercen su rol como debe ser.

Aquí conviene detenerse un momento con el fin de hablar un poco más del rol de
las madres comunitarias en las Guarderías y sus actos tan despreciables ante la
sociedad. No pienso hablar en general, de todas las madres comunitarias y mujeres
que ejercen esta labor, porque no son todas las que actúan de esta manera. La
mayoría de estas mujeres no se detienen a pensar si les gustaría que les trataran
así mismo a sus hijos o que estos lo hicieran con otros seres inocentes.
Análogamente, cabe preguntarse ¿Por qué actúan de esa manera, si para ello se
capacitaron para tener todas las herramientas y visualizaciones acerca del cuidado
y atención al menor? Es la triste realidad de hoy en día, pero los padres de familia
deben asesorarse de con quien están dejando a cargo sus hijos.

Continuando en la gran problemática que incurre también en el contexto social, los


maltratos van más allá hacia los menores como el trabajo forzado, el abuso sexual
o la prostitución, entre otros.

Es increíble ver en las calles niños trabajando y deambulando con unos dulces para
poder recibir algo de dinero, en lugar de que estuvieran con un libro en sus manos,
recibiendo una buena educación en las Instituciones competentes y preparándose
para ser profesionales asegurando un buen futuro. Del mismo modo, podemos ver
casos tan crueles como un abuzo sexual, por parte de los mismos miembros de su
familia o personas cercanas; dejando secuelas en estos seres tan inocentes o
cuando se trata de prostituirlos, vendiendo su dignidad sin importarles su integridad.
Claro, como solo les interesa explotarlos laboralmente y sacando provecho de su
inocencia.

Es necesario recalcar que todos estos aspectos sirven para tomar conciencia con
nuestros menores, para poder ayudarlos y de paso protegerlos de esta sociedad tan
enferma. Para ello, conviene distinguir una serie de indicios que demuestran que el
niño está siendo víctima de maltrato infantil. Tales como:

 Señales físicas
 Señales respecto a su comportamiento
 Señales emocionales
 Señales psicológicas
 Signos de abuso sexual

No obstante, se debe tener en cuenta que estos signos o señales deben ser tratados
a tiempo y para ello, se necesita acudir a cualquier entidad o Institución que maneje
este tipo de problemáticas. Aquí he de referirme también a la importancia de tratar
con algún especialista y ayuda psicológica para poder examinar de raíz los distintos
indicadores de maltrato infantil.

Avanzando en el tiempo encontramos diferentes Instituciones de Apoyo contra esta


problemática. A continuación, mencionaremos las principales entidades a las que
podemos acudir en caso de manifestarse algún tipo de violencia al menor.

 Bienestar Familiar
 Policía Nacional
 Asociación Afecto
 UNICEF
A mi modo de ver al respecto, pienso que nuestro país ha ido implementando más
herramientas para atenuar esta compleja situación que vive la sociedad, en especial
nuestros niños. Cabe señalar que, en tiempos antiguos, las victimas preferían
callarse y seguir atado a sus victimarios; no había Instituciones y/o entidades que
atendieran estos enigmas que hasta ahora son muy cuestionables. No obstante,
falta mucho por hacer y no solo por parte del Estado sino también la colaboración
de la sociedad en general. Conviene advertir que la posibilidad de combatir este
problema forma parte de una cuenta regresiva frente al aumento de casos
degradantes, pero todo es posible si la víctima se pronuncia.

Para concluir, el maltrato infantil es un problema que se debe combatir de raíz


empezando por nuestros hogares y por lo tanto se debe reflexionar, concientizar a
la sociedad al buen trato hacia nuestros niños para seguir la cadena con las
generaciones futuras. Por lo expuesto del tema, debemos preguntarnos lo siguiente:
¿Qué herramientas o conocimientos tenemos para manejar y enfrentar una
situación como esta? ¿Si son los progenitores que fomentan una educación
mediante correcciones violentas, que se puede esperar del futuro de nuestros hijos?
Y, por último, ¿Si destruimos su inocencia con el maltrato, como podemos avanzar
en sociedad hacia un futuro mejor?

No tengo nada más que mis palabras para poder atenuar el dolor profundo que
siento cuando alguien que se define a sí mismo como ser humano asesina, maltrata,
abusa de o esclaviza a un niño. El pasado viernes, una criatura de ocho años murió
en un hospital de Zaragoza como consecuencia de la paliza recibida el día anterior
por una alimaña disfrazada de tío carnal, y mis palabras no son suficientes para
curar la impotencia sin medida que siento ante este hecho. Escuchar esta noticia
hace que sienta que ya no hay esperanza. No hay justicia en ningún lugar de la
Tierra que pueda reparar esta atrocidad. No hay justicia en ningún lugar de este
mundo que pueda reparar tantas atrocidades que se cometen en tantos lugares
contra los niños. ¿Es que el ser humano no tiene límite en su capacidad para el mal
y la perversión? (Rivero, Solo tengo mis palabras, 2017)
Referencias
García, I. (26 de Diciembre de 2017). Maltrato infantil. Opinión, pág. 3.

Ordoñez, M. (28 de Septiembre de 2013). No mas golpes, corrigeme sin pegarme. La Semana,
pág.2.

Rivero, L. M. (11 de Julio de 2017). Solo tengo mis palabras. El País, pág. 1.

Potrebbero piacerti anche