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10. Teoría de la voluntad.

Descartes, pensaba que si podías comprender la voluntad entonces podías comprender la


motivación. La voluntad iniciaba y dirigía la acción, elegía si actuaba y qué hacer cuando
actuaba. Las necesidades corporales, las pasiones, placeres y los dolores ciertamente
creaban impulsos a la acción, pero tales impulsos sólo excitaban la voluntad.
La voluntad consistía en una fuerza de la mente que controlaba los apetitos y pasiones
corporales en aras de la virtud y la salvación mediante el ejercicio de sus poderes de
elección y de lucha. Sin embargo, tras dos siglos de análisis resultó que la voluntad era una
Facultad de la mente que surgía a partir de una acumulación de capacidades innatas,
sensaciones ambientales, experiencias vitales y reflexiones acerca de sí misma y de sus
ideas. Tan difícil de explicar como la propia motivación.

11. Teoría del instinto.

Para Darwin (1859) el comportamiento animal parecía ser principalmente no aprendido,


automático y mecanicista, por lo que para explicar el comportamiento adaptativo
preestablecido, Darwin propuso el instinto, y afirmaba que los instintos surgen de una
sustancia física, a partir de una herencia genética por lo que estaban en los genes y por lo
tanto existían como una tendencia innata para actuar en una forma especifica. Dada la
presencia de los estímulos apropiados, los instintos se expresaban a si mismos a través de
reflejos corporales innatos:” el ave construye un nido, la gallina pone un huevo y el perro
caza, todo porque cada uno de ellos posee un impulso que surge en forma biológica y esta
genéticamente heredado para hacerlo así”.
William James (1890) dotó a los seres humanos con un generoso número de instintos
físicos (succión, locomoción) tanto como los mentales (imitación, juego, sociabilidad).
Todo lo que se requería para traducir un instinto en un curso especifico de comportamiento
dirigido hacia una meta era la presencia de un estimulo apropiado.
Por otra parte, McDougall (1908) pensaba que los instintos eran fuerzas motivacionales
irracionales e impulsivas que orientaban a una persona hacia una meta particular. El instinto
“determina que su poseedor perciba, y ponga atención a objetos de una cierta clase,
experimenten una excitación emocional de una calidad particular al percibir tal objeto y
actuar en consonancia con él en una forma particular o, al menos, experimente un impulso a
tal acción”
Sin instintos, los seres humanos no iniciarían ninguna acción. Sin estos “motores
primarios”, los seres humanos serían masas inertes, “tablas rasas”, cuerpos sin impulso
alguno para acción.

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