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AGUSTÍN SIERRA
Trabajo
Director
1
Biblia de Jerusalén, 1 Timoteo 1: 12
años de ministerio la describe como la más grande de las gracias recibidas “algo
extraordinario” al lado de su hermano tarquino quién compartió la misma felicidad de
ordenación. Manifiesta que la alegría de los tarqueños era inmensa al tener dos nuevos
sacerdotes en la Iglesia y que estos fueran hermanos hijos de Tarqui motivaba la vida
vocacional de muchos jóvenes que optaban por el seguimiento de Cristo en el ministerio
sacerdotal. Su trabajo pastoral bajo la administración de Monseñor Gerardo Martínez
Madrigal lo inició el 16 de Agosto de 1958 como párroco de Colombia-Huila hoy
perteneciente a la diócesis de Neiva, luego trascurrido solo tres meses de ordenación, ahí en
Colombia su primera parroquia recuerda con mucha memoria una de sus primeras
anécdotas que han marcado su vida a lo largo de su ministerio sacerdotal, afirma: cuando
llegué a Colombia estaba triste, como desconsolado porque en aquel lugar solo se miraban
cardos y espinas, pero una vez estando allá me amañé hay veredas muy buenas” este lugar
abandonado, apoderado por los grupos al margen de la ley, atemorizaba la comunidad y era
él, el pastor que daba consuelo y esperanza a sus feligreses, muchas son las anécdotas que
cuenta Monseñor Agustín, como por ejemplo una noche que se hospedó en una vereda,
tarde de la noche ingresaron bandidos a la habitación donde se encontraba y lo requisaron
en búsqueda de supuesta arma que el Padre Sierra cargaba. Estas experiencias a poco
tiempo de ser ordenado, afianzaban su vocación y servicio con valentía y con la fe puesta
en cristo continuaba su ministerio sacerdotal con empeño y fortaleza.
Su trabajo pastoral continúo en 1960 nombrado como Vicario parroquial de San José del
Altico-Neiva el 7 de julio hasta el año 1962 puesto que recibió nombramiento esta vez
como Párroco de Nuestra señora del Carmen de San Vicente de Paúl en Neiva, el 23 de
Marzo de 1962, donde le correspondió la construcción del templo de quebraditas bajo la
mano del arquitecto Bladas Basiluscas.
Bajo la administración de Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez, en marzo 9 del año
1966, lo nombran párroco de San Vicente en Neiva, donde además le correspondió hacer
las veces de Capellán de medio tiempo en el SENA. Él 1 de febrero de 1967, lo nombran
capellán del Colegio Departamental de Neiva, donde orientaba materias, una de ellas
Religión. En agosto 28 de 1966 lo nombran miembro del consejo presbiteral y miembro del
consejo diocesano pastoral y consultor diocesano de la Diócesis de Garzón en palabras de
él “cosas muy serias” tarea que desempeñó con servicio, responsabilidad y dedicación.
El Obispo pasó hacer Monseñor Libardo Ramírez Gómez y por tanto su cercanía y
dirección apostólica motivaba el trabajo del clero Diocesano; uno de ellos Monseñor Sierra
quién así lo expresa con mucho agrado. En la administración de Monseñor Libardo recibió
el 12 de febrero de 1987 el primer decreto que lo nombraba párroco del Rosario de Garzón,
junto a la prolongación del trabajo de tesorero diocesano; siendo párroco impulsó la
remodelación de la casa de lomachata, junto a ello gracias a una benefactora llamada
Rosalía, quien le regaló dinero para sus necesidades personales, lo dedicó a la compra de un
lote para la construcción de viviendas, él quiso que el barrio llevara el nombre de Rosalía
por haber recibido de ella tanta generosidad, pero insistían los fieles que debía llevar el
nombre de Agustín sierra. En diciembre 26 de 1990, lo nombran párroco de la catedral de
Garzón hasta 1997, aquí en la casa Madre de la Diócesis permaneció durante siete años.
Después es nombrado párroco de San Sebastián de la Plata, del primero de enero de 1998
hasta el año 2001 y posterior a ello el 9 de diciembre del 2002 lo nombran vicario general
de la Diócesis. La administración de Monseñor Libardo luego de 16 años llegaba a su
culmen, y para el regreso del siguiente obispo, se debía esperar el nuevo nombramiento del
Papa, por tanto la diócesis necesitaba de un administrador, cargo en que el consejo
Diocesano eligió el 18 de septiembre del año 2003 a Monseñor Agustín sierra.
Luego con la llegada de Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez y su nueva
administración, el 21 de febrero del año 2004 el nuevo obispo ratifica a monseñor Agustín
de vicario general de la Diócesis solo hasta el nuevo nombramiento del 3 de marzo en que
lo nombran integrante del consejo de consultores, consejo de pastoral Diocesano y
delegado de la pastoral presbiteral. Su trabajo incansable por Cristo y el bien de la Diócesis
le impulsaba y animaba como el mismo lo corrobora, a aceptar con obediencia cada uno de
los traslados a los que le era confiado. El 20 de enero del año 2005, lo nombran delegado de
reformas de partidas, y el 17 de febrero del 2005 lo nombran administrador de la jagua
hasta mayo del mismo año, último nombramiento de Monseñor Rigoberto, puesto que el
obispo abandonaba la diócesis, compromiso que el consejo diocesano nuevamente le
pediría como Administrador de la diócesis, hasta la llegada de Monseñor Fray Fabio Duque
Jaramillo que lo mantiene en el cargo de Vicario General. Actualmente Monseñor sierra
con 88 años de vida no presta ningún cargo puesto que su trabajo ha sido fuere y sus
fuerzas así lo apremian, sin embargo con el amor y celo por las almas no deja de celebrar
todos los días junto con las personas que lo acompañan la celebración de la eucaristía en la
capilla del palacio episcopal. “Velad y orad para no caer en la tentación” son las palabras
que Monseñor sierra luego de una larga vida ministerial subraya, puesto que la falta de
vigilancia es trágico en el sacerdote. Además siempre en su experiencia de fe y la santidad
de vida que ha alcanzado con el favor de Dios, no escapa en sus palabras el amor por la
santísima Virgen María.
Yo a Monseñor Agustín Sierra lo defino como el hombre que ha dejado que Dios actué en
su vida, el hombre que ha trabajado incansablemente por el anuncio del Evangelio y que ha
querido conservarse sin que se le eleven los humos, sin querer aparecer, sin querer ser
señalado como importante, al contrario Él habiendo permanecido siempre al servicio de
esta Iglesia particular en cargos importantes, ha sabido conservar también el decoro, la
humildad el vivir estando como dice el apóstol Pablo “con una vida escondida con Cristo
en Dios”. Él ha ocupado en esta la diócesis de Garzón el máximo cargo que puede ocupar
un sacerdote, haber sido el administrador Diocesano en dos ocasiones es decir, el que en
sede vacante hacía las veces de Obispo, desde hace muchos años es el “alter ego” del
Obispo, el vicario general. Siempre el hombre prudente, el hombre callado, no vociferante,
el hombre que en el fondo ha dado testimonio de que por el camino de la humildad el Señor
hace cosas grandes en nosotros, es el hombre que no se ha apropiado la obra de Dios sino
que ha dejado que los demás podamos percibir en él, la obra de Dios y más ahora en sus
años de debilidad, en su ancianidad, en sus años donde se ha tenido que guardar un poco
más precisamente por la debilidad de la enfermedad, sigue testimoniando a Jesucristo en
todos los campos, monseñor Agustín sobresalió en el campo de la Evangelización, en el
campo de la santificación del pueblo de Dios ejerciendo su ministerio correctamente y
presidiendo fielmente las celebraciones litúrgicas sin esnobismos, en el campo de la caridad
de la acción social, sirviendo indispensablemente al pueblo de Dios es decir, en Monseñor
Agustín el señor nos ha dado un testimonio completo de lo que es un Pastor, y yo esto se lo
agradezco a Dios y le pido que no lo conserve el tiempo que Él no lo quiera conservar, que
sean muchos años, para que sea testimonio de las nuevas generaciones.
Monseñor Agustín sierra es un hombre de fe, muy tranquilo, un hombre de paz, que da
testimonio de santidad, un hombre sabio en sus decisiones, trabajador, pendiente de las
personas, un enamorado de su ministerio Sacerdotal. Un seguidor de la palabra de Dios,
primero está su oración y su Eucaristía, un consejero, hombre presente en la familia,
pendiente de sus familiares, cuando él estaba en parroquia sacaba tiempo aunque muy
cortas pero siempre estaba en las eventualidades familiares. Para nosotros como familia,
Monseñor es la bendición de Dios, que ha traído consigo unión y fraternidad dentro de los
internos familiares. La palabra con la cual enmarcamos las virtudes de Monseñor, aunque
sean muchísimas de manera especial la humildad, un hombre de serenidad interior que en la
familia ha ocupado la vocería ante las decisiones y proyectos, en todo siempre le hemos
obedecido porque en él está la obra y voluntad de Dios.
En nuestra vida cristiana tenemos grandes hombres que han hecho de su vida una entrega
absoluta y confiada en la intervención del plan de salvación y de Monseñor Agustín Sierra
aprendemos eso, ha comprendido la esencia de su Bautismo, nos enseña que el camino de
la humildad ante la obra tan grande que el señor le ha confiado se sostiene simplemente en
aquel que nos fortalece.
Anexo Fotográfico
Mons. Agustín sierra Lozada junto Al Obispo Emérito de Garzón Mons. Libardo Ramírez.