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DE LA CONQUISTA
En Bernal Díaz del Castillo
y Garcilaso de la Vega

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Teresa Piossek Prebisch


MUJERES EN CRONICAS
. DE LA CONQUISTA
En Bernal Díaz del Castillo
y Garcilaso de la Vega

@ Teresa Piossek Prebisch


Primera edición de la autora 1997
Segunda edición de la autora 2008

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


1.s.B.N.950.43.8274-6

Este libro, sus ilustraciones y sus mapas no pueden ser reproducidos,


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Teresa Piossek Prebisch


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También hubo música y entonces se desató la danza: allí vencedores. Ocurría que un arma, no tenida en cuenta por
se vio bailar a la vieja María de Estrada que gozaba plena- los mexicas, había entrado silenciosamente en acción para
mente de esa vida que dos veces eshlvo a punto de perder. contribuir al surgimiento del nuevo mundo hispanoindí-
A la otra vieja Isabel Rodríguez, a Francisca de Ordaz, a gena: la flecha de Cupido.
una señora hermosa llamada la Bermuda, a Humana Gómez Un signo del advenimiento de nuevos tiempos fue que,
y hasta a la algo anciana Mari Hernández. Quizá también producida la victoria, varias españolas llegaron a Méjico
participaran del festín María del Rincón, María Rías, Cata- en pos de mejor fortuna, favorecidas por el hecho de que
lina de Loaiza más la Monjaraza, la Medina y la Mwiiz per- las mujeres de Castilla se "cotizaban" muy alto por ser.esca-
sonajes del montón en esta historia. En cuanto a la bella sas. Unas venian a buscar marido y otras a reunirse con el
esposa del soldado Portillo, por estar viuda no la sacaron a la que ya tenían o les habían adjudicado. Se desencadenó, en-
fiesta: su esposo había muerto en los bergantines durante el tonces, una verdadera ola de desposorios pues los conquis-
sitio de Méjico-Tenochtitlán... tadores, por su parte, aeseaban comenzar la nueva etapa
de poblar la tierra conquistada para lo cual el paso básico
,
,. era formar hogar, preferentemente con española.
Así, un tal Orduña el Viejo... después de ganado Méjico,
Comienzan nuevos tiempos tn/jo unas hijas que casó muy honradamente.
También el tesorero de Cortés, Alonso de Estrada casó
muy convenientemente a las dos suyas.
Entre la ola de casamientos merecen citarse especialmente
N la ciudad semidestruida la vida comenzó a
dos: el de una hija legítima de Moctezuma bautizada Isa-
renacer, aunque sobre la base de cambios irre-
bel, -doña Isabel- que se casó con el caballero español
. versibles,algunos muy profundos porque se pro-
Alonso de Grado. ¿Sería la misma que el emperador ofreció
~ duCÍanen la intimidad de las personas, como el
a Cortés por esposa, poco tiempo antes? El segundo es de
que ocurrió con varias mujeres mexicas.En el doloroso mo-
otra india noble, hija del señor de Tezcuco (Texcoco)bautiza-
mento de la derrota muchas fueron tomadas por los nue-
da Ana -doña Ana"':' que se casó con el español Juan de
vos dueños de la ciudad, y tranScurridos los días, al apaci-
Cuéllar.
guarse el ambiente, un grupo de señores principales
La portuguesa Felipa de Arauz o Carauz, llegó para ca-
emparentados con ellas, encabezados por Cuauhtémoc,
sarse con Cristóbal de Olid, uno de los mejores capitanes
pidió a Cortés que las hiciera devolver. Cortés -nos cuen-
de Cortés -aunque después se rebeló contra él- quien
ta el cronista- diales licencia para que las buscasen ... y un
aguardaba con ansias su llegada porque era moza y hermo-
mandamiento para que/ soldado que las tuviese que luego se las
sa.
diesen, y si las indias se querían volver de buena voluntad. Y
Otro caso es el de un tal Cárdenas a quien Cortés dio
andaban muchos principales en busca de/las de casa en casa...
trescientos pesos para que trajese a su mujer e hijos de España.
Las ubicaron a todas, pero se encontraron con la sorpresa
"-f Mientras todo esto sucedía, el conquistador pasaba una
de que había muchas mujeres que no se querían ir con sus pa-
de las etapas mejores de su vida. Su fama cundía por el
:i dres, ni madres, ni maridos, sino estarse con los soldados con ~,.
Nuevo y por el ViejoMundo; vivía corno un rey en un anti-
1
1 quien estaban y otras se escondían, y otras -ya convertidas al
guo palacio azteca mientras construía el definitivo, de esti-
! cristianismo- decían que no querían volver a [ser} idólatras, y
lo español, en la ciudad de Méjico. Su romance con
aun algunas dellas estaban ya preñadas, y desta manera no lle-
Malintzin había alcanzado la plenitud con el nacimiento
varon sino tres de todas las que habían sido tornadas por los
rl
de un hijo varón. Pero de pronto, inesperadamente, de la Otra señora casada que llegó fue la española Isabel de
costa llegó un mensajero para comunicarle que había arri- Ojeda que Díaz del Castillo menciona no por algún mérito
bado, procedente de Cuba, su esposa Catalina Juárez. Las especial, sino por ser esposa de Antonio de Villareal,a quien
malas lenguas comentaron que, desque lo supo ... le había pe- tocó desempeñar una interesante tarea de educador. Cor-
sado mucho; no obstante, mandó que en todos los pueblos tés lo designó ayo de un joven de la nobleza de Texcoco
del camino, entre el puerto y Méjico, la recibiesen con gran- convertido al cristianismo, para le... industriar en las cosas de
des honras, corno también lo hizo él. Pero la suerte no esta- nuestra santa fe y ponelle en toda pulicía, y que deprendiese
ba del lado de Catalina. No sólo nunca se había sentido nuestra lengua. El muchacho era su ahijado y, al recibir el
realmente amada por su cónyuge, ni había tenido hijos que bautismo tomó el nombre de Hemando Cortés, al que, por
la alegraran, sino que, a causa de su frágil salud, le queda- su cuna, anteponía el don, título que el conquistador ambi-
ba muy poco tiempo para gozar de la posición y fortuna cionaba, pero que le estaba vedado por no ser noble.
que, corno esposa del conquistador, le correspondla: Dende El extraordinario tríunfo que fue la conquista de Méjico
a obra de tres meses que hobo llegado oímos decir que la halla- despertó la codicia de muchos que arribaron con pretensio-
ron muerta de asma una noche, e que habían tenido un banquete nes territoriales. En uno de estos casos es cuando aparece,
e/ día antes, en la noche, y muy gran fiesta ... y otras personas lo como pieza de trueque, la figura de la mestiza Catalina
dijeron más claro y abiertamente en pleito acusando a Cortés Pizarra, hija de Cortés y de una india de Cuba, cuya boda
de haberla asesinado, cargo que nunca que se pudo pro- con el hijo de un posible competidor en un área de conquis-
bar. El, para demostrar su inocencia y que siempre había ta se concertó mediante una dote de gran cantidad de pesos
respetado a su esposa y a su familia política, se valió del de oro y otras conveniencias. Esta historia deja en el lector
recurso que tenía a mano: casó su cuñada ..., porque no le acu- un sabor triste, ya que cuando esto se concertaba dispo-
sasen la muerte de su mujer, con un caballero de apellido niendo de la persona y futuro de Catalina, ella era apenas
Barrios al que había favorecido en el reparto de tierras. una niña, mientras que el elegido para esposo aparentemente
Esa y otras acusaciones hacían a Cortés, una de ellas, no era el mejor de los candidatos. Una vez más, y ya no
que había juntado muchas hijas de grandes señores [indios] entre indios, sino entre españoles, una joven mujer desem-
para las casar con españoles, y se las piden hombres honrados peñaba el papel de objeto útil a los intereses masculinos.
por mujeres, y que no se las da por tenerlas por amigas ... Uno
de los que murmuraba era un tal Rodrigo de Albornoz por-
que le demandó una cacica, hija del señor de Tezcuco, y no se la
quiso dar porque ... la casó con una persona de calidad...
Nos cuenta Díaz del Castillo que con la difunta Catalina Una novia para Hernán Cortés y una hechicera en aprietos
Juárez Marcaida llegaron muchas señoras casadas. Una era
la llamada la Zambrana, que vino acompañada de su ma-

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rido e hijos y aún [de] la agüe/a. Y luego, corno esforzándose NTRETANTO, el viudo Hernán Cortés que habría
por hacer memoria, agrega: y aún me parece que entonces de llevar durante seis años luto por la Juárez
vino Elvira López.la Larga, mujer que entonces era de un Juan Marcaida, obtenía otro triunfo: Carlos V lo nom-
de Palma ... que murió ahorcado, y después fue mujer de un bró Capitán General y Gobernador de la Nueva
Argeta. Es decir, que Elvira pronto se volvió a casar ya que, España. Entonces encargó al duque de Béjar,su protector y
en ese tiempo y lugar, la viudez de las españolas no duraba fiador en la corte, la selección de una nueva esposa .digna
-ni debía durar- mucho tiempo, como más adelante ve- de su alto cargo y del boato real con que vivía. La seleccio-
remos. nada resultó doña Juana de Zúñiga, a quien el novio no
!
1
conocía pues residía en España. Era una joven no~~~,sob:.i- ,
¡
Caos en Méiica y nupcias obligadas
na de un influyente prior llamado don Juan de Zuruga, hija
del conde de Aguilar y hermana de uno de 19s caballeros y ¡
privados del emperador. Pero varias cosas iban a pasar y ,
1

rI
TRO foco de rebelión estalló en actual Honduras
mucho tiempo transcurrir antes de que se consumara el t
y Cortés envió al capitán Cristóbal de Olid a
casamiento. ; f,
., sofocarlo, pero ést,e,que hasta entonces le hab~a
La caída de Méjico-Tenochtitlán no significó la adhesión, } sido fiel, se rebelo contra su autondad. Cortes
I" a Hernán Cortés, de la totalidad de lo que había sido terri- ,."
t decidió, entonces, ir en persona a poner orden, llevando a
torio imperia!. Por el contrario, hubo revueltas en algunos Malintzin como intérprete en lengua maya. La campaña
lugares, por ejemplo, en Chiapa. Allí, durante una b~t~lla, t fue extremadamente sacrificada y lo mantuvo lejos y des-
se produjo un hecho muy curioso, aunque .de final tragr~o, conectado de Méjico más de dos años durante los cuales la
protagonizado por otro personaje fememno ~ecundano. , ciudad se transformó en un caos. Esto prod ujo gran satis-
l'
Esta vez es una india, pero dejemos hablar a Dlaz del Cas- facción en los españoles pescadores en río revuelto y tam-
¡
tillo que fue testigo del episodio: , bién en los mexicas de la resistencia que creyeron llegado el
Los indios rebeldes traían en medía de sus escuadrones una \
momento de aniquilar a los conquistadores. Para peor, co-
india algo víeja y muy gorda, y, según decían,... la tenían por su rrió la voz de que Cortés y todos sus hombres habían muer-
diosa y adivina, y les había dicho que ansí como ella llegas.e
adonde estábamos peleando, que luego habíamos de ser vencI-
to.
i
.
Quien tornó el poder supuestamente acéfalo, fue el fac-
dos... La mujer venía con todos sus atributos mágicos, traía tor Gonzalo de Salazar, hombre desbocado y tiránico que
en un brasero unos sahumerios y unos ídolos de piedra, y venía impartió una orden terminante: mandó que todas las mujeres
pintada todo el cuerpo y pegado algodón a las pinturas ... Sabía que se habían muerto sus maridos en compañía de Cortés, que
que el ejército español contaba con un batallón compuesto hiciesen bien por sus ánimas y se casasen... Dada la violencia
por indios amigos y como conocía la mentalidad supersti-
ciosa de los de su raza, decidió comenzar por ellos su tarea
hechiceri!. Pensaba que se desbandarían de temor, con lo
del mandante, la orden era prácticamente imposible de
desobedecer aunque las esposas no tuvieran certeza abso- 1
1
luta de si sus maridos habían muerto o no. Díaz del Castillo_ ~:
que el ejército español quedaría muy debilitado, reducido a
fácil presa de los rebeldes, pero, corno a continuación vere-
mos, equivocó totalmente sus cálculos: envuelta en el humo
cuenta lo que ocurrió en dos casos. Uno fue el del soldado
Alonso Yáñez al que se le casó la mujer con otro marido, y '!
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cuando volvió no quiso tomar a su mujer. Otro, el de una
del sahumerio, roja del calor que emanaba del brasero, car- r mujer vuelta a casar a la que, para su desesperación, un "

gada con el peso de los ídolos y de su. propia humanidad: t


,. viajero proveniente del lugar donde andaban Cortés y sus
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impulsada por osadía suicida y sm mzedo nmguno se metlO ,


, ¡
expedicionarios le dijo que por qué se había casado, que cierta- .¡
entre los indios nuestros amigos, que venían hechos un cuerpo
con sus capitanías. Estos, en vez de desbandarse aterrados,
r,,. mente era vivo su marido.
í Simultáneamente, muchos se apoderaron de las propie-
se le abalanzaron furiosos, entonces ella comprobó su error, f.: dades de los supuestos difuntos. Díaz del Castillo, hablan-
pero ya no tenia escapatoria. Díaz del Castillo da fin a la
anécdota con unas pocas y expresivas palabras: luego fue ,
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do por él y otros varios damnificados, se queja así: nos han
"Ir robado y vendido nuestra hacienda y tomado los indios, y los . ¡
despedazada la maldita diosa. que... estaban casad~s:... nisa~en de sus mujeres e hijos. . .,_"..
i

t! Pero hubo un caso de desobediencia a la orden del tac-


tor Salazar que constituye otro episodio sabroso de ésta his-
~:
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Los años finales de Malintzin la niñez, ce:r~ndola con ~enerosidad y altura. Por otra par-

DI URANTE la marcha hacia Honduras se produjo


la separación definitiva de la pareja cuando
Cortés, no obstante haber enviudado de Catali-
te, son las ultrmas que Dlaz del Castillo recogió de ella' es
decir, son la pincelada final de la pintura de una persor,'ali-
dad, aquella que traza su grandeza moral.
Con Jaramillo tuvo, en 1526, una hija llamada María
.

otro fruto de la nueva raza mestiza quien, en 1547,presen-


tó la Probanza de...servicios ... de la famosa doña Marina, que
. na Juárez Marcaida, casó a Malintzin con un
capitán de su ejército llamado Juan Jaramillo. La boda tuvo se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla. De
lugar en el pueblo de Huiloapán situado en el Valle de ella se desprende que Malintzin murió a poco de nacer la
Orizaba, y la celebró hacia noviembre del mismo año de niña, cuando contaba unos 25 años.
1524 el renombrado franciscano Juan de Tecto. No sabe- Así termina la biografía de esta mujer excepcional, hija
mos si Cortés había dejado de amarla, pero lo que sí sabe- notable de la raza aborigen. Ubicada en un momento de
mos es que tenía importantes planes para el futuro que le trascendente significado místico para la tradición de su
exigían buscar una esposa española y de alcurnia. La acti- raza, en una coyuntura histórica única marcada por la
tud de ella ante la determinación fue realista; la vida le ha- abru~ta transición entre una época muriente y otra naciente,
bía concedido cuatro años verdaderamente luminosos en asumIó, desde su condición femenina y americana, el desa-
los que conoció la plenítud de la vida, un regalo que a muy ~ío inédito que ello significó. Lo hizo plenamente en alma,
pocos seres humanos les es dado gozar, y si ahora llegaba mtelecto y cuerpo como sólo a una mujer le es dado hacer-
el fin, nada ni nadie podría quitarle el tesoro de sus recuer- lo, por lo que es paradigma del encuentro de dos mundos
dos. Así recogió Díaz del Castillo las palabras que en esa para generar uno nuevo, en la consumación de una profe:
ocasión pronunció: que Dios le había hecho mucha merced de cía y según los misteriosos designios de la Historia.
'quitarla de adorar ídolos falsos ... y ser cristiana, y tener un hijo
de su amo y señor Cortés, y ser casada con un caballera como
era... Juan Jaramillo ...; que en más tenía servir a su marido e a
Cortés, que cuanto en el mundo hay. .
En su marcha, la expedición llegó a Guazacualco pro-
vincia a la que pertenecía Painala, y allí Malintzin protago-
nizó esta escena que muestra otra faceta de su carácter:
Cortés ... -cuenta Díaz del Castillo- envi6 a llamar a... los
caciques de aquella provincia ... y ... vino la madre [de MalintzinJ
y su hermano ..., claramente era su hija porque se le parescía
mucho. Tuvieron miedo della, que creyeron que los enviaba ha-
llar para matallos, y lloraban. Y como ansí los vio llorar ... les
consol6 y les dijo que no hobiesen miedo, que cuando la traspu-
sieron con los de Xicalango que no supieron lo que hacían y se lo
perdonaba, y dio muchas joyas de oro y ropa, y que se volviesen
a su pueblo. Las palabras de Malintzin -que conservaba
intactos su prestigio y autoridad- son las de alguien que
quiso poner fin a una situación amarga, arrastrada desde

"
ropa basta...; la fina tejían los hombres. Es decir, que este tipo con la segunda' y tercera hasta tenerlos. El propósito funda-
de producción textil era para abastecer a la gente necesita- mental de esta leyera mantener la limpieza de sangre cuyo
da y a los integrantes del gobierno y ejército imperial; sin origen era divino por haber sido Manco Cápac y Mama
embargo, la ropa fina, aquella que puede admirarse en los Ocllo hijos del Sol y de la Luna.
museos y que el Inca usaba o daba en obsequio, era obra El segundo tipo de mujeres era el compuesto por las con-
exclusiva de las escogidas. cubinas parientas suyas dentro y fuera del cuarto grado, los
Las acllahuásis provincianas también funcionaban como hijos de las cuales eran tenidos por legítimos porque no te-
reserva de doncellas de las que, contrariamente a lo que nían mezcla de sangre ajena. '
ocurría con las Vírgenes del Sol, de Cuzco, el Inca podía El tercero, el de las concubinas alienígenas cuyos hijos
disponer a voluntad porque las hacían (las educaban)... para eran considerados bastardos.
él y no para el Sol. Por lo tanto, podía tomarlas para sí o bien De manera que el Rey Inca -concluye Garcilaso- tenía
obsequiarlas: cuando él las pedía, sacaban las más hermosas tres suertes de hijos: los de su mujer, que eran legítimos para la
para llevárselas donde e1 estaba para concubinas. Aquellas que herencia del Reino; los de las parientas, que eran legítimos en
obsequiaba, por lo general no eran de sangre real, sino hijas sangre; y los bastardos, hijos de las estranjeras. Cabe señalar
de otros capitanes y de otros curacas... y sólo raras veces [obse- que todas las concubinas eran respetadas como madres del
quiaba] mujeres bastardas de sangre real. En este caso, su in- heredero del trono quien, a su vez, las respetaba como a
tención para con los obsequiados era tanto hacerles merced tales y las llamaba por ese nombre.
como obligarles con ella a que le fuesen leales vasallos. El hecho de que el Inca pudiera disponer de tantas con-
La voluntad individual de las escogidas era ignorada, cubinas como quisiese, en cualquier momento y lugar, ex-
como lo era en el caso de las de Cuzco. La diferencia radi- plica que algunos hubiesen llegado a tener doscientos y
caba en que mientras para las cuzqueñas su Acllahuasi era hasta trescientos hijos, como lo consigna el cronista. Por
sinónimo de reclusión perpetua, las de las casas provincia- otra parte, el que estas concubinas hubieran sido cuidado-
nas contaban con la oportunidad de un cambio, de salir samente seleccionadas entre las niñas más hermosas de cada
algún día del encierro y tener esposo e hijos. Es decir, te- lugar y que estuvieran bien alimentadas y cuidadas, expli-
nían la esperanza de poder llevar una vida normal, dentro ca por qué los de sangre real se distinguían por su hermo-
de las limitaciones que les imponía la ley. sura. Esto lo afirma Garcilaso y lo expresa, por ejemplo, al
referirse al Inca Atahuallpa, de quien dice que era gentil-
hombre de cuerpo y hermoso rostro, para luego acotar como 10
eran comúnmente todos los Incas y Pallas ... De hecho se trata-
Categorías de las muieres e hijos delinca ba de una selección natural de la que se obtuvo una casta
real sobresaliente por su belleza física.
Las concubinas del Inca, una vez que éste había perdido
N cuanto al Inca, esa ley lo autorizaba a tener el interés por ellas, como ya corntptas no podían volver la a
tres tipos de mujeres. Una, la legítima, la desti- casa [de las Escogidas]. Pasaban, entonces, a ser considera-
nada a madre del heredero del trono que debía das como madres del príncipe sucesor con el título de
~ ser la mayor de sus hermanas, hija de los mis- Mamánchic o el mismo de Mamacunas que se daba a las vír-
mos padre y madre. A falta de esa hermana, se casaba con genes ancianas, que les correspondía con más propiedad,
la parienta más cercana al árbol real, prima hermana o sobrilla o porque ya eran madres.
lía... Si el príncipe no había hijos en la primer hermana, camba Algunas de ellas servían en la casa real como damas o cria-

n,
das de la Reina hasta que las jubilaban. La jubilación consistía a poseerlas. Ef cronista menciona la conocida versión de
en una generosa gratificación por la que podían regresar a que el indio Felipillo, único intérprete entre los conquista-
su tierra de origen donde se les daba casas y heredades y las dores del Perú y Atahuallpa, intencionalmente falseaba las
servían con gran veneración; porque era grandísima honra de palabras de éste para indisponerlo con los españoles y con-
toda su nación tener consigo una mujer del Inca. No volvían a tribuir a su ejecución porque se había enamorado de una .1
casarse porque, dedicadas una vez para mujer del Inca ... no era escogida y s610 podría tenerla si el soberano moría. Igual-
lícito bajarlas de aquel estado ni se permitía que, siendo mujer mente cuenta el caso del indio Don Francisco Cañari que
de un particular, dijesen: "Esta fue mujer del Inca". no sólo quitó la lealtad a los Incas para volcarse al.'bando
Garcilaso cuenta que, en ciertos casos, al fallecer el sobe- español, sino que mató con tósigo, según fama pública, a Don
rano, se mataban y se dejaban enterrar vivos los criados más Felipe Inca, hijo de Huayna Cápac... Confirmóse la fama porque
favorecidos y las mujeres más queridas, deseosas de continuar poco después casó con la mujer de Don Felipe, que era muy her-
sirviendo a su rey y concubina en el más allá. mosa, y la hubo más por fuerza que de grado ...
También solía ocurrir que, por algún motivo, algunas de
las escogidas no llegaban a ser concubinas del Inca, lo que no
las eximía de continuar siendo propiedad suya razón por
la que se quedaban en la casa hasta muy viejas. Unicamente
entonces recuperaban su libertad de decisión, aunque para Bodas múltiples
usarla en sólo dos opciones: regresar a su tierra natal O que-
darse en la Acllahuasi y allí aguardar la muerte.
En estos conventos o Acllahuasis de provincia había, tam- L Inca, dueño de la vida de las escogidas, tam- I,
bién, muchas mujeres de la sangre real que... vivían en recogi- bién intervenía en la existencia de las que no lo
miento y honestidad, con voto de virginidad, aunque no de clau- eran del siguiente modo: cada año o cada dos, I
sura pues podían salir y hacer vida social. Yo -escribe reunía a todos los mozos y mozas casaderas que en
Garcilaso- alcancé a conocer una déstas en su última vejez, la ciudad de Cuzco había de su linaje, formaba parejas y los I
que no se había casado: llamábanla Ocllo; algunas veces visitaba declaraba casados. Las mozas desposadas en esa ceremo-
a mi madre y, según entendí, era su tía, hermana de sus abuelos. nia tenían la categoría de mujeres legítimas de sus maridos.
¿Y qué sucedía si alguna de las escogidas delinquiese con- Los recién casados de este linaje no se preocupaban por la
tra su virginidad? Escuchemos lo que dice Garcilaso: Había vivienda porque se la construían indios asignados por el
ley que la enterrasen viva, y al cómplice mandaban ahorcar... Estado, a tal efecto.
[y] matar con el delincuente su mujer y hijos y criados, y tam- Una vez que los j6venes de sangre real estaban desposa-
bién sus parientes y todos los vecinos y moradores de su pueblo dos, un funcionario casaba a los restantes mozos de Cuzco
y todos sus ganados, sin quedar mamante ni piante, como dicen. cuidando que ambos pertenecieran al mismo sector de la
Derribaban el pueblo y lo sembraban de piedra .. y ... quedaba ciudad que Manco Cápac, en atenci6n a la geografía del
desierta y asolada, y el sitío maldito y descomulgado, para que valle, había dividido en Hanan Cozco y Hurin Cozco, esto es,
nadie lo hollase, ni aun los ganados, si ser pudiese. Cuzco alto y Cuzco bajo.
Corno vernos, la ley preservaba con rigor a las escogidas En cuanto a los casamientos en el resto del imperio, tam-
de toda intromisión varonil extraña, lo que no evitaba que bién intervenía el Inca. Cuenta Garcilaso que desde la ciu-
los que deseaban una de estas mujeres, o también alguna dad imperial salía por todos los reinos su mandato para que
de sangre real, se valieran de métodos siniestros para llegar cada gobernador en su distrito, juntamente con el curaca de la
provincia, casase los mozos y las mozas que hubiese para ca-
sar... Aparentemente había un consentimiento previo tan- vio y sus mayores amigos, y con esta condici6n concertaban el
to de los novios como de los padres pues, en otra parte de casamiento y así la recibía después el marido.
su obra, Garcilaso escribe que los casamientos sin consenti- De las mujeres de la tribu Manta señala lo mismo:
miento paterno no eran válidos y que los hijos nacidos de Casábanse debajo de condici6n que los parientes y amigos del
ellos eran considerados ilegítimos. No obstante, si los pa- novio gozaban primero de la novia que no el marido.
dres aceptaban finalmente la unión, tanto ésta como los Al margen de este tema sobre prácticas sexuales, habla
hijos pasaban' a considerarse legítimos. de otras costumbres que involucran mujeres, observadas
,. en pueblos conquistados por los incas. Menciona la'hechi-
cería y escribe que Hubo también hechiceros y hechiceras, y
este oficio más ordinario lo usaban las indias que los indios:
Virginidad femenina, prócticas sexuales y otras temas muchos lo ejercitaban solamente para tratar con el demonio ...
Otras mujeres lo usaron para enhechizar más a hombres que a
mujeres, o por envidia o por otra malquerencia, y hacian con los
o evidente de todo lo visto es que la cultura inca hechizos los mismos efectos que con el veneno ...
otorgaba gran valor a la virginidad femenina. Respecto de los habitantes de los Antis, nombre con que
Esto se manifiesta en el tono con que Garcilaso en el imperio se designaba a la vertiente oriental, selvática
se refiere a las prácticas sexuales de diferentes de la Cordillera, Garcilaso transcribe al P. BIas Valera quien
pueblos considerados salvajes por los incas, antes de haber cuenta que practicaban la antropofagia con los cautivos de
sido conquistados por ellos y sometidos a su legislación. guerra y, al referirse a la parte que en esto les cupía a las
Respecto de los indios chiriguanos, menciona el liberti- mujeres, dice lo siguiente: Las mujeres (más crueles que los
naje de las prácticas sexuales de los varones: En aquellos varones) untan los pezones de sus pechos con la sangre del des-
pueblos y habitaciones gobernaba el que se atrevía y tenía ánimo dichado para que sus hijuelos la mamen y beban en la leche.
para mandar a los demás, y luego que señoreaba trataba los En el Libro Octavo de la obra, cita el dato interesante de
vasallos con tiranía y en/eldad, sirviéndose dellos como de es- mujeres guerreras, algo que no se daba entre los incas, se-
clavos, usando de sus mujeres y hijas a toda su voluntad. gún la división del trabajo establecida en su organización.
De tribus que no identifica, pertenecientes al área Menciona el hecho al explicar por qué al río Amazonas se
amazónica, señala la promiscuidad de las relaciones entre le dio tal nombre: Fue porque Orellana y los suyos vieron que
varones y mujeres: Muchas naciones se juntaban ...como bes- las mujeres por aquellas riberas peleaban con ellos tan
tias, sin conocer mujer propia, sino como acertaban a toparse ... varonilmente como los hombres ... más no porque haya amazo-
Más adelante agrega que en otras provincias era lícito y nas en aquel río.... .
aun loable ser las mozas cuan deshonestas y perdidas quisiesen, Al hablar de los indios de la provincia de Huancapampa,
y las más disolutas tenían más cierto su casamiento ... Como cuenta que estaban divididos en muchas comunidades, que
ejen:plo da el de las comunidades que constituían las pro- guerreaban entre sí y que tenían por premio de los vencedores
vmc¡as del Callao, que consentían ... que las mujeres, antes. de las mujeres y hijas de los vencidos que les quitaban todas las que
casarse, podían ser cuan malas quisiesen de Sl/S personas, y las podían haber ...
más disolutas se casaban más aína, como que fuese mayor cali- Pero este apropia miento no siempre era violento, sino
dad haber sido malísimas. resultado de una entrega voluntaria de individuos del sexo
.... e . En 'olras provincias ~ó:intinúa Garcilaso- corrompían la femenino ...,.,-incluso hijas y hermana~c: que hacían los va-
vzrgen que se había de casar los parientes más cercanos del no- rones del bando derrotado, a los triunfadores. Garcilaso

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menciona el caso de los indios Musus que, ante el avance apacentara el ganado del Sol, pensando que este castigo
del ejército de los incas les dieron sus hijas por mujeres y amansaría su áspera naturaleza. Transcurridos tres años
holgaron con el parentesco ... de este suceso que conmovió y llenó de dolor a todo el nu-
Esta práctica no debió haber llamado la atención del cro- meroso grupo familiar real, el príncipe desterrado, se pre-
nista ya que su práctica era muy generalizada en las comu- sentó al palacio aduciendo que tenía muy importantes co-
nidades aborígenes del Nuevo Mundo, no sólo en las primi- sas que decir a su padre. Este lo recibió de mala voluntad,
tivas, como la de los Musus, sino entre las más evoluciona- pero lo escuchó. Lo que el príncipe le dijo fue lo siguiente:
das. Ya vimos, a través de Díaz del Castillo, que la practi- Solo Señor, sabrás que estando yo recostado hoya mediodía
caban mayas y aztecas, y el propio Garcilaso nos muestra (no sabré certificarte si despierto o dormido) debajo de una gran
que era usual entre los incas. Es, quizá, la muestra más elo- peña de las que hay en los pastos de Chita, donde por tu manda-
cuente de que la mujer, en general, en esas sociedadés, es- ,
l'
to apaciento las ovejas de Nuestro Padre el Sol, se me puso de-
taba considerada como un ente sin voluntad ni sentimien- lante un hombre estraño, en hábito y figura diferente de la nues-
tos propios, criada en el sometimiento al varón, en disponi- tra, porque tenía barbas en la cara de más de un palmo y el
bilidad para lo que éste deseara hacer de ella. vestido largo y suelto que le cubría hasta los pies. Traía atado
por e! pescuezo un animal no conocido. El cual me dijo: Sobri-
P

no, yo soy hijo de! Sol y hermano del Inca Manco Cápac y de la
Coya Mama Oello Huaco, su mujer y hermana, los primeros de
Las Cayos de la dinastía tus antepasados; por lo cual soy hermano de tu padre y de todos
vosotros. Llámame Viracocha Inca; vengo de parte del Sol, Nues-
tro Padre, a darte aviso para que se lo des al Inca, mi hermano,
largo de su obra Garcilaso cita los nombres cómo toda la mayor parte de las provincias de Chinchasuyu

mi
LO
~ de las Reinas o Cayas que hubieron en la dinas- sujetas a su imperio, y otras de las no sujetas, están rebeladas y
tía incaica, a partir de la soberana fundadora, juntan mucha gente para venir con poderoso ejército a derribar-
en adelante. De ellas da sólo los nombres, Mama le de su trono y destruir nuestra imperial ciudad de Cozco. Por
Cara, Mama Caua, Mama Cuca, Mama Curiyllpay, Mama tanto vé al Inca ... y dile... que se aperciba y prevenga y mire por
Mícay, Mama Chímpu Oello, pero hay una a la que le dedica lo que conviene acerca deste caso.. Y en particular te digo a tí
un espacio algo mayor que nos permite vislumbrar, como que en cualquier adversidad que te suceda no temas que yo te
al paso y a través de una ventana entreabierta, un momen- falte, que 'en todas ellas te socorreré como a mi carne y sangre.
to muy especial de su existencia. Por tanto no dejes de acometer cualquiera hazaña, por grande
Se trata de Mama Chicya, madre del Inca Viracocha, que sea, que convenga a la majestad de tu sangre y a la grande-
aquél destinado a dar el gran impulso expansionista al im- za de tu Imperio, que yo seré siempre en tu favor y amparo y te
perio, a quien menciona en una sola escena que adquiere buscaré los socorros que hubieres menester." Dichas estas pala-
una gran carga emotiva cuando se conoce los acontecimien- bras (dijo e! príncipe) se me desapareció el Inca Viracocha, que
tos que la precedieron: no le vi más. Y yo tomé luego e! camino para darte cuenta de lo
Viracocha, hijo primogénito de Yáhuar Huácac, sépti- que me mandó te dijese.
mo Inca, tuvo desde niño un carácter bravo y belicoso. Esto Yáhu,¥ Huácac no sólo no le creyó, sino que lo cOlunínó
. d.isgust¡¡J,a a ~u padre qu~ ..intentó inútilmente moderarlo, a regresar a su destierro so pena de la muerte, pero no trans-
!i

',:.- 'hasta que, éansado de sus arrestos; cuando contaba dieci- currió mucho,tiempo antes de que, por otras vías, se ente-
nueve años lo echó del palacio y lo desterró al campo, a que rara de la veracidad del anuncio: había estallado una rebe-
lión en los pueblos conquistados del norte, a los que se ha- cuenta- estaban tan enteros que no les faltaba cabello, ceja ni
bían UIÚdootros independientes. Al comprender que ya no pestaña. Estaban con sus vestiduras como andaban en vida; los
tenía margen para convocar un ejército y organizar la de- llautos en las cabezas, sin más ornamento ni insignia de las rea-
fensa de la ciudad de Cuzco, la abandonó pensando hacer- les. Estaban asentados, como suelen sentarse los indiqs y las
se fuerte en el sur, en el Collasuyu. El príncipe se enteró del indias: las manos tenían cruzadas sobre el pecho, la derecha so-
desamparo de la capital imperial y decidió asumir él su bre la izquierda; los ojos bajos, como que miraban al suelo.
defensa.
Así lo hizo y después de una guerra larga y cruel, triun-
fó sobre los rebeldes. A partir de entonces, la gente dejó de
mencionarlo por su nombre propio, que quedó en el olvid~,
para llamarlo Viracocha. Regresó a Cuzco, a donde entró La conquista del Tahuantinsuyu
victorioso a la cabeza de su ejército. Escribe Garcilaso que
no lo hizo en guando o andas, síno a pie, para mostrarse sol-
dado más que no Rey; .decendió -euenta- por la cuesta abajO
de Carmenca, rodeado de su gente de guerra, en medio de sus
dos tíos, los maeses de campo, y los prisioneros en pos dellos.
Fue recibido con grandísima alegría y muchas aclamaciones de
la multitud del pueblo,
fjJ í1'1.f'
LOlargo de la obra de Garcilaso campea el tema
de la conquista, hecho de la historia humana
.que, al margen del pueblo que lo lleve a cabo,
siempre significa guerra y, ésta, a su vez, sufri-
miento para los hombres que guerrean y también para la
Entre quienes salieron a darle la bienvenida engesto en población civil. Así ocurrió durante las guerras de conquis-
el que se adivina el orgullo materno ante la relvmdl~aclón y ta de las que surgió el Tahuantinsuyu, promovidas por di-
triunfo del hijo, estaba su madre, la Caya Mama Chlcya que versos Incas con la justificación de que cumplían la misión
durante largo tiempo habría sufrido en silencio su destierro civilizadora encomendada por el Sol. Al respecto, resultan
y humillación. También salieron las mujeres más cercanas en muy expresivas las palabras de un mensaje a un pueblo
sangre al príncipe, como hermanas, tías y primas hermanas y rebelde, que Garcilaso adjudica al Inca Mayta Cápac: El
segundas, con otra gran cantidad de. Pallas.:. con cantares .de Inca [dijo] que su padre el Sol no lo había enviado a la tierra
fiesta y regocijo. Después de esta entrada tnunfal, se reume- para que matase indios, sino para que les hiciese beneficios sa-
ron el príncipe y su padre a solas. En secreto, hablaron muy cándoles de la vida bestial que tenían, y les enseñase el conoci-
largo y al cabo de la conversación Yáhuar Huácac abdic¿ el miento del Sol su Dios, y les diese ordenanzas, leyes y gobierno
trono a favor de Viracocha que de esta manera comenzo su para que viviesen como hombres y no como brutos; y que por
histórico reinado. cumplir este mandamiento andaba de tien'a en tierra, sin tener
El Inca Viracocha tomó una hermana por esposa legíti- necesidad de ellos, atrayéndo los indios al servicio del Sol; y que
ma y Garcilaso nos habla de ella con cierto detenimiento como hijo suyo, aunque ellos no lo merecían, los perdonaba y
para contamos sobre una caracte.rística s~ya, singular: se mandaba que viviesen, y que de la rebeldía que habían tenido le
llamaba Mama Runtu [que] qUIere deCIr: madre huevo; había pesado al Inca por el castigo riguroso que su padre el Sol
llamáronla así porque esta Coya fue más blanca de color que lo había de hacer en ellos, como lo hizo; que de allí adelante se
son en común todas las indias, y por vía de comparación ... qui- emendasen y fuesen obedientes a los mandamientos del Sol, que
sieron decir madre blanca como el huevo, Agrega Garcilaso con sus beneficios viviesen en prosperidad y descanso.
que vio su momia,.como también la de.la Coya madre de. Durante los períodos de guerra, los varones en edad ac-
Hu.aymi Cápac, el último gr¡i.Ii..'emperador.Los cuerpos _ tiva eran reclutados y en los'.pueblos quedaban los muy
ancianos como para ir a pelear, los muy niños como para

.''1
Comienzo lo etapa hispano-indígena. pañolas. Dos hijas legítimas de Huayna Cápac, Doña Leo-
Concubinatos, matrimonios y mestizoción nor Coya y Doña Beatriz Coya, se casaron con españoles.
Aquella, dos veces. Esta, tres veces; la primera con Mancio
Sierra de Leguizamo; la segunda con un español noble lla-
mado Pedro de Bustincia y la tercera -no con muchas ga-

11
UANDO el primer sacudón del encuentro entre
nas, como veremos más adelante- con Diego Hemández.
incas y españoles se aquietó, comenzó el aco-
Figura en varios capítulos de la obra y el cronista la conoció
rnado de un nuevo orden social con el surgimien-
mucho pues la casa de la dama estaba al poniente de"la de
to de una comunidad hispano-indígena absolu- su padre.
tamente inédita en la historia del ex Tahuantinsuyu. La
Todas las mencionadas eran indias nobles, de sangre real,
manifestación inicial de ese surgimiento fue la mestización
que en la sociedad hispano-indígena ocupaban una alta
favorecida por tres factores. Primero, la inusitada libertad
posición, pero el mestizaje no se redujo a ellas, sino que fue
de acción que, por ausencia de controles, el varón español
un fenómeno generalizado que se dio entre las indias de
encontró en América. Segundo, la difundida costumbre
todo nivel social. Ocurría que la gran mayoría de los espa-
aborigen de obsequiar mujeres a los vencedores. Tercero, el
ñoles llegaba al Nuevo Mundo sin mujeres por lo que aquí
hecho de que la generalidad de las comunidades aboríge-
buscaban la compañía de las indias. Algunos eran solteros,
nes practicaba la poligamia.
pero otros habían dejado la esposa en España, hecho que
Era aceptado corno normal que un varón tuviera una
revestía gravedad pues significaba la separación de los cón-
esposa principal y una o más concubinas, categoría que si bien
yuges y, a menudo, el disloque de las familias pues los va-
era inferior a la primera, no conllevaba deshonor alguno
rones solían aquerenciarse con la compañera que habían
para la mujer. De allí que, dentro de términos honorables
encontrado aquí -ya fuera india o española- y evitaban
según las normas indígenas, el Marqués Don Francisco
la reunión con la mujer legal. Sin embargo, se daban casos
Pizarra tuvo relación con tres indias de sangre noble, que le
corno el de Gonzalo Martel de la Puente que, habiéndose
dieron tres hijos. Una era una hija que Atahuallpa le obse-
hecho una buena posición corno vecino de Cuzco, hizo ve-
quió, bautizada Doña Angelina que Í1.1e madre del niño Dml
nir de España a su esposa e hijos, lo que para éstos significó
Francisco. Otra era hija de Huayna Cápac; se llamó Doña
la tremenda prueba de emprender y aguantar el sacrifica-
Beatríz Huayllas Ñusta y fue madre de la niña Doña Fran- do viaje que duraba un año o más.
cisca. La tercera fue una señora india, hermana de Atabáliba
también obsequiada por él, de la cual dejó un hijo l/amado
don Gonzalo que murió a los catorce años.
Por su parte, Gonzalo Pizarra, el hermano del Marqués,
fue padre de Hemando Pizarra hijo de otra india de sangre Preservar la estructura familiar:
real. Finalmente, una Ñusta sobrina del Inca Huayna Cápac una cuestión de Estado
y nieta del Inca Túpac Yupanqui, la princesa Chimpu OdIo
bautizada Isabel, se unió al capitán español Sebastián
Garcilaso de la Vega y fue madre de nuestro cronista y de

[IJ
STE desmembramiento de las familias y la adhe-
una niña.
sión del varón esp.añal a las liberalidades de las
"Pero también, tempranamente, se dieron casamientos costumbres aborígenes, se transformó en una
interraciales celebrados por la Iglesia según las normas es~ fuente de 'preocupación para la"Corona cons-

11&
"1 -.
i
ciente de que la labor de colonización de las tierras con-
da por el varón español que la india, como se colige del
quistadas no podría llevarse a cabo sin tener a la familia
siguiente párrafo referido a las costumbres privadas de dos
como institución básica, cimiento de la nueva sociedad. Por
conquistadores del Perú, Diego de Almagro y Francisco
este motivo sentó legislaciónsobre dos puntos: uno, que todo
español casado que hubiese venido al Nuevo Mundo sin su Pizarra: Ambos ... -escribe Garcilaso- fueron igualmente
abstinentes y templados, así en el comer y beber como en refre-
esposa, transcurridos dos años debía traerla o regresar a
nar la sensualidad, especialmente con mujeres de Castilla (es-
España. El otro punto, mencionado por Garcilaso, era que
pañolas) porque les parecía que no podían tratar de esto sin
los que habían recibido encomiendas de indios en pago de
perjudicar a sus vecinos cuyas hijas o mujeres eran. Y... en cuanto
sus servicios de conquista y no tuvieran esposa o viviesen
a las mujeres indias del Perú, fue mucho más templado el Ade-
en concubinato, debían casarse a riesgo de perder sus pose-
lantado (Almagro), porque no se le conoció hijo ni conversación
siones. Esta exigencia hoy nos resulta chocante, pero hay
con ellas, al contrario de Francisco Pizarra que, ya vimos,
que tener en cuenta que, por entonces, la figura del matri-
tuvo concubinas indias e'hijos mestizos. Cabe señalar que a
monio no estaba vista primordialmente como la unión de
los tres los reconoció asumiendo su función de padre, como
dos seres que se aman, sino como un contrato que convenia
también debemos recordar aquí que Almagro tuvo un rujo
a ambas partes, y también, en este caso puntual, al Estado.
mestizo muy querido por él, conocido como Diego de
La mayoría de las veces el matrimonio o concubinato
Almagro el Mozo, cuya madre fue una india de Panamá.
interracial era entre un varón español y una mujer india, y
Ya señalamos que la existencia de esposas legítimas y de
resultaba excepcional el caso de Don Carlos Inca, nieto de
concubinas fue práctica aceptada en la sociedad aborigen
Huayna Cápac, que se casó con una española noble nacida
en el Perú. que se hizo habitual en la sociedad hispano-indígena. Por
su parte, la española no ponía reparos en casarse con un
A veces las bodas interraciales eran por amor, pero en
español emiquecido en la conquista,movida exclusivamente
otras primaba el interés mutuo. Este, para los indios, radi-
por la ~onveniencia económica, algo comprensible en un
caba generalmente en que emparentar con el conquistador
mundo donde las oportunidades que se ofreCÍana una mujer
fue siempre visto como una homa para la familia. Para el
eran muy limitadas. Al respecto, hay una ilustrativa anéc-
español, siempre y cuando la india fuera poseedora de en- dota que narra Garcilaso en su obra:
comiendas o repartimientos, el interés estaba en asegurarse
Cuenta que cuando Pedro de Alvarado, capitán de
un buen pasar. Al respecto, Garcilaso rememora el caso del
Hernán Cortés y conquistador de Guatemala regresó de
capitán Juan de la Torre se había casado años antes con una
España, a donde había viajado, entre otros propósitos, para
india hija de un curaca de la provincia de Puerto Viejo. Los
buscar esposa, trajo Can él muchas mujeres nobles, para ca-
indios, viéndose favorecidos con el parentesco de aquel español,
sar/as con los conquistadores que hablan ayudado a ganar el
estimándolo más que a sus tesoros, le descubrieron una sepultu-
Nuevo Mundo, que estaban prósperos, con grandes
ra de los señores sus antepasados, donde había más de ciento y
repartimientos. Llegado a Huahutimallan (Guatemala) ...
cincuenta mil ducados en oro y esmeraldas finas. Juan de la To-
hiciéronle ... muchas danzas y bailes... En una de ellas acaeció,
rre, viéndose tan rico, deseó... venirse a España a gozar de sus
que estando todos los conquistadores sentados en una gran sala
riquezas ...
mirando un sarao que había, las damas miraban la fiesta desde
Sin embargo, el español prefería casarse con española
una puerta que tomaba la sala a la larga. Estaban detrás de una
tanto por la afinidad cultural como por conveniencias so-
antepuerta, por la honestidad y por estar encubiertas. Una dellas
ciales y,legales. Por este motivo, la mujer española resulta-
dijo a las otras: " Dicen que nos hemos de casar con estos con-
ba más valorizada, tenia más jerarquía y era más respeta- quistadores". Dijo otra: "¿Con estos viejos podridos nos habla-
mas de casar? Cásese quien quisiere, que yo, por cierto, no pien-
so casar con ninguno dellos. Dolos al Diablo; parece que escapa- Lastres primeras mujeres españolas
ron del infierno, según están estropeados: unos cojos y airas en llegar al Perú pagan tributo o los Andes
mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con media cara,
y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces". Dijo
la primera: "No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino

fI
L hecho narrado tuvo lugar en Guatemala y lo
por heredar los indios que tienen, que, según están viejos y can- protagonizaron algunas de las primeras espa-
sados, se han de morir presto, y entonces podremos escoger el ñolas que llegaron a ese país, pero ¿cuáles fue-
mozo que quisiéramos, en lugar del viejo, como suelen trocar ron las primeras españolas que llegaron al Perú?
una caldera vieja y rota con otra sana y nueva." Un caballero de Fueron una madre y dos hijitas de quienes Garcilaso no da
aquellos viejos -continúa Garcilaso-, que estaba al lado de sus nombres, aunque nos cuenta que corrieron triste suerte
la puerta (en quien las damas, por mirar a lejos no habían pues- pagando el tributo de sus vidas a los Andes; como relatan
to los ojos), oyó toda la plática, y, no pudiendo sufrirse ,a escu- los cronistas Francisco de Gomara y Agustín de Zárate, a
char más, la atajó vituperando a las señoras, con palabras afren- quienes se remite.
tosas, sus buenos deseos. Y volviéndose a los caballeros les contó Vinieron en el grupo que encabezaba Pedro de Alvarado
lo' que había oído y les dijo: 'Casáos con aquellas damas, que interesado en el área sudamericana que Pizarra aún no hubía
muy buenos propósitos tienen de pagaros la cortesía que les conquistado. Desembarcaron en Puerto Viejo, al norte del
hiciéredes. " Dicho esto se fue a su casa y envió a llamar un cura, Perú, y desde allí se internaron por plena cordillera: Pasa-
y se casó con una india, mujer noble, en quien tenía dos hijos ron... unas muy nevadas sierras, y maravilláronse del mucho
naturales; quiso legitimarlos para que heredasen sus indios, y nevar que hacía tan debajo la equinocia!... iban hambrientos y
no el que escogiese la señora para que gozase de lo que él había muriendo...-escribe Gomara-. Iban corriendo, -continúa
trabajado, y tuviese a sus hijos por criados o esclavos. Zárate- sin esperar ni socorrerse los unos a los airas; donde
Este párrafo, al margen de su aspecto humorístico y tes- aconteció que llevando un español consigo a su mujer y dos hijas
timonial sobre costumbres de la época, posee un valor que pequeñas, viendo que la mujer e hijas se sentaron de cansadas, y
merece análisis por ser sutil exponente de la posición infe- que él no podía socorrer ni llevar, se quedó con ellas, de manera
rior y dependiente de la voluntad del varón, que ocupaba que todos cualro se helaron, y, aunque él se podía salvar, quiso
la mujer, por entonces. De este análisis surge lo siguiente: más perecer allí con ellas. Con esto dejó un extraordinario
primero, la única "carrera" decente (fuera de la de ingre- ejemplo de amor de un hombre por su familia. Probable-
sar a un convento) que las jovencitas españolas podían se- mente se trató del matrimonio compuesto por Pedro de
guir en el Nuevo Mundo era casarse, aunque fuese con un Guzmán y Francisca de Valterra, a quienes Bernal Díaz del
anciano lleno de lacras. Segundo, el varón candidato a es- Castillo menciona en su crónica como muertos en los An-
poso, consciente de encarnar una de esas dos únicas posi- des.
bilidades, consideraba que, al casarse, él le hacía un favor a
la doncella y no ella a él, al entregarle su juventud. Tercero,
el viejo conquistador de la anécdota pasó, sin escrúpulos
de conciencia, de la subestima de su concubina india -con
la que había convivido tanto como para tener dos hijos- a
la decisión de casarse movido por el despecho que le pro-
dujeron las cmdas palabras de las jovencitas españolas. ,
"::

..
"
l.
l.
no porque ella lo hubiese decidido así, sino porque él la sacó
de Cuzco, a pesar de las protestas de su suegros, aducien- resto de su marido. Más de diez años después, un caballero que
do que no quería dejarla en poder de sus enemigos para que se
se deda Gómez de Chaves ... aficionado de la bondad, honesti-
dad y nobleza de doña Menda de Almaraz, imaginando que le
vengasen en ella de lo que él pudiese haberles ofendido. Si bien
su propósito declarado era protegerla, por otra parte la so- I sería agradable ver quitada del rollo la cabeza de su marido
I decidió robarla de la jaula, pero como no pudo saber cuáí
metió al rigor de la vida de un ejército en m'archa, a las
de las tres calaveras era la de Hernández Girón, las robó a
andanzas por la escabrosa geografía del país y a la zozobra
todas y a todas les dio sepultura. Con esta anécdota
de los combates. Quienes la conocieron afirmaban que era
Garcilaso cita a la iníeliz doña Menda por última vez.
indigna de tantos trabajos como su marido le hizo pasar con su
segundo levantamiento. No contento con manejar la vida de
su esposa, también dispuso sobre la vida de una cuñada
casándola con Juan Rodríguez de Villalobos, hombre cuya
lealtad quería conseguir mediante lazos de parentesco. Retratos y otras historias
Otra mujer más acompañaba a Hernández Girón, ami-
go de consultar a adivinos y augures. Era una morisca, cali-
ficativo que se daba a los nacidos de mulato y español, que
leía el futuro.
La trayectoria de Hernández Girón como cabecilla del
levantamiento fue muy similar a la de Gonzalo Pizarra:
actos de barbarie y tiranía, victorias, envanecimiento con el
ti) N la crónica de Garcilaso hay otros personajes
femeninos. Algunos aparecen como esos retra-
tos de seres anónimos pintados en los grandes
cuadros para contribuir a crear el ambiente de
un tiempo y lugar. Otros aparecen como actores de histo-
triunfo. Tampoco faltaron los aduladores que le sugerían rias breves que, aunque narradas en pocas líneas, están car-
declararse rey y que a su mujer llamaban muy gadas de encanto, de sugestión o de dramático trasfondo. ,,
desvergonzadamente ... Reina del Pení. Pero un día, a pesar Está esa mestiza de desconocida historia, hija de un i
de sus adivinos la suerte de Hernández Girón comenzó a aI;,igo del capitán Garcilaso de la Vega que éste acogió y i

cambiar y él, temeroso de la muerte y desconíiando de todo crió en su casa y era muy mujer de bien. ¿Sería aquella criada i
y todos, incluso de la paciente Menda, decidió huir del real. mencionada por nuestro cronista, que cuando las hostili- .1
La esposa -a quien supuestamente llevó a su lado para dades de los pizarristas contra la familia quiso más el riesgo
protegerla- quedó abandonada a su suerte, en poder de de que la matasen que negamos?
un capitán hasta que los Oidores del la Audiencia de Lima y aquella mulata, madre de un presuntuoso español del
mandaron a Juan Rodríguez de ViIlalobos que se encargase de Perú, que mientras el hijo se batía en lances caballerescos
su cuñada hasta llevarla al Cozco y entregarla a sus padres, y estaba vendiendo sardinas fritas en la plaza de San Salvador en
así cumplió. . Sevilla. "
Poco después Hernández Girón fue apresado y decapi- . O aquella otra tenaz para lograr sus objetivos, que pre-
tado. Llevaron su cabeza a Lima para exhibirla en la plaza sionó a su marido para que le diera a su hermano mozo ...con
mayor, dentro de la jaula en donde, desde hada años, esta- poca. o ninguna experiencia un cargo nada menos que de
ban las de otros que habían desafiado el poder real: Gonza- Mariscal. Y el marido se lo dio por no meter la guerra dentro
lo Pizarro y Francisco de Carvajal. ¿Y qué fue de la esposa? de su casa.
Dejó Cuzco y se metió a monja en un convento de la misma No falta la moza hermosa que, asomada a unayentana
ciudad de Lima, como si quisiera estar cerca del macabro que ,daba sobre la plaza de Cuzco, donde varios ~aballeros
se disponían a correr una carrera ecuestre, provoca la caÍ-
da de uno de ellos, embelesado con su belleza. que por allí había. De manera que sólo en [el] nombre encerra-
Entre las historias está la de la mujer colonizadora que ron toda la historia, con el tiempo y el lugar de nacimiento de
contribuyó con su acción a recrear en América el hábitat aquel capitán. La historia es una de las joyas con que ellec-
español, en la notable figura de aquella señora noble, llama- tor se encuentra en la obra de Garcilaso, pero nos permiti-
da María de Escobar ... Esta señora, digna de un gran estado, rnos hacerle una corrección: el cronista supone que la india
llevó el trigo al Perú, a la ciudad de Rímac (Lima); por otro iba con su marido por alguna necesidad forzosa, pero ¿no
tanto adoraron los gentiles a Ceres por diosa y desta matrona pudo ser por amor y devoción a su marido, corno ocurrió
no hicieron cuenta los de mi tierra; qué año fuese no lo sé, más con doña Francisca de Zúñiga, la esposa de Pedro López
que la semilla fue tan poca que la anduvieron conservando y de Cazalla?
multiplicando tres años, sin hacer pan de trigo, porque no llegó Un caso de fe religiosa profunda e ingenua es el que na-
a medio almud lo que llevó ...; es verdad que repartían la semilla rra el cronista en la siguiente historia: mientras el capitán
aquellos primeros tres años a veinte y a treinta granos por veci- Gracilaso de la Vega fue "corregidor de la ciudad de Cuzco,
no, y aun habían de ser los más amigos, para que gozasen todos se construyó el hospital de los naturales con limosnas de la
de la nueva mies ... población. Quizá por este motivo los Sumos Pontífices [con-
y para ubicar este hecho en el tiempo, el cronista hace cedieron] muchas indulgencias y perdones a los que fallecieren
mención de un suceso en el que la figura de su madre surge en aquella casa. Lo cual sabido por una india de la sangre real
corno la de la señora hospitalaria y gentil, atenta a las nece- que yo conocí, viéndose a la muerte, pidió que para su remedio
sidades de los que llegaban a su casa: El año de mil y quinien- la llevasen al hospital. Sus parientes le dijeron que no los afren-
tos y cuarenta y siete aún no había pan de trigo en el Cozco tase con irse al hospital, pues tenía hacienda para curarse en su
(aunque ya había trigo), porque me acuerdo que el Obispo de casa. Respondió que no pretendía curar el cuerpo, que ya no lo
aquella ciudad, Don Fray Juan Solano, dominico ... viniendo había menester, sino el alma, con las gracias e indulgencias que
huyendo de la batalla de Huarina, se hospedó en casa de mi los Príncipes de la Iglesia habían concedido a los que morían en
padre, con otros catorce O quince de su camaradas, y mi madre aquel hospital, y así se hizo llevar, y no quiso "entrar en la enfer-
los regaló con pan de maíz porque no existía, aún, el pan de mería; hizo poner su camilla a un rincón de la iglesia del hospi-
trigo. tal. Pidió que le abriesen la sepultura cerca de su cama; pidió el
Garcilaso también se acuerda de la introductora del lino hábito de San Francisco para enterrarse en él; tendiólo sobre su
y de la industria para beneficiarlo, Catalina de Retes ..., mu- cama; mandó traer la cera que se iba a gastar en su entierro,
jer noble y muy religiosa... que pidió le enviaran de España púsola cerca de sí, recibió el San /Ísimo Sacramento y la
semillas para sembrar, y un telar para tejer lienzos caseros. estremaunción, y así estuvo cuatro días llamando a Dios y a la
Hay otra historia que está rodeada de un halo muy poé- Virgen María y a toda la Corte celestial, hasta que falleció.
tico, que narra el origen del nombre del capitán Inca llama-
do Zoctaorco, esto es, Seis Cerros. Escuchemos a Garcilaso:
... este capitán nació en el campo entre altísimas sierras ... an-
dando su padre en la guerra y su madre con él; debió ser por
alguna necesidad forzosa. Ahora es de saber que, por guardar la
memoria de su extraño nacimiento, que fue en la guerra, que
nunca tal acaecía porque las mujeres no andaban en ella con sus
maridos, le dieron este nombre; porque a una mano y a otra,
donde nació, había seis cerros, que se aventajaban de los demás

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