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“En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del
Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación
de las promesas del Bautismo... El Bautismo es la fuente de la vida nueva en
Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana” (CIC. nº 1254).
Monición de entrada
“El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: "Todo Israel esté cierto de
que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido
Señor y Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a
Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?"
Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo
para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo. Porque
la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos
los que llame el Señor Dios nuestro, aunque estén lejos.
“Y con estas y otras muchas razones les urgía y exhortaba Los que
aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres
mil.
Y los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles,
en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones”
(Hechos 2,36-40a.41-42).
El celebrante:
Ahora vamos a renovar vuestra fe, que es la fe de la Iglesia. Es la fe que os han
transmitido vuestros padres y toda la comunidad cristiana. Es la luz que nos
guía. Por eso lo vais a hacer manteniendo una vela encendida.
Los catequistas distribuyen a los padres de los niños unas velas que van a
encender en el Cirio Pascual. Después cada padre transmite la luz a su hijo
El celebrante dice:
Guiados por nuestra fe en Jesucristo y fortalecidos con la fuerza de su Espíritu,
vamos a renovar las promesas de vuestro bautismo.
Por el misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo, para
que vivamos una vida nueva.
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos regeneró
por el agua y el Espíritu Santo y que nos concedió la remisión de los pecados,
nos guarde en su gracia, en el mismo Jesucristo nuestro Señor, para la vida
eterna.
Padrenuestro
Bendición final
El sacerdote:
Señor, Padre nuestro, mira a estos niños, tus hijos, haz que te conozcan a Ti y a
Jesucristo, tu Hijo, y que con la fuerza del Espíritu Santo cumplan las promesas
del bautismo, que hoy han renovado con entusiasmo. Por el mismo Jesucristo,
nuestro Señor. Amen