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PRECENTACION

Nombres: Yenifel

Apellido: Polanco

Matricula: 19-MPSS-6-191

Materia: Psicología Anormal

Maestro (a): Esperanza Paulino

Fecha de entrega: 17/08/2019


Diferencias de los distintos DSM

El DSM-I

Apareció como una recopilación del IDC-4 (1948) y de la mano de dos


personalidades Meyer (psiquiatra organicista) y Menninguer
(psicoanalista) además de la colaboración de los psiquiatras del Ejército y
los médicos del NIMH.

Hubo colaboración de dos instituciones y dos fuerzas vivas de la época.


Ello condicionó su orientación multidimensional; por eso se ha dicho que
el DSM es «aconfesional» y se funda en el consenso de expertos.

El primer DSM tuvo una acogida fría y un uso limitado. Un estudio, sobre
el consenso diagnóstico de los que lo utilizaban, mostró que era alto para
las psicosis con base orgánica, pero malo en otras categorías.

Las críticas menudearon desde la Psicología, por ausencia de criterios y el


uso de etiquetas diagnósticas sin que hubiese una identidad en los
conceptos, tal como señalaron H.J. Eysenck (1952) y R.B.Cattell 1957).
Apoyando las críticas anteriores, P. E. Meehl (1965) arremetió contra la
fiabilidad del juicio clínico categorial.

Cronbach y Meehl (1955) se clamaba por una necesidad de mejora.

Spitzer & Endicott que trabajaban en DIAGNO, (1968), un sistema de


diagnostico informatizado encontraron graves problemas en el uso del
DSM y así Endicott, Guze, Klein, Robins and Winokur asumieron la tarea de
revisar el manual del DSM-I para mejorar la siguiente edición.

DSM-II (1968)

Un año después del IDC-8 (1967). La revisión limitó la influencia de Meyer,


mientras creció la influencia del psicoanálisis y los neokrapelianos que
juntos podían extender su uso por profesionales, supuso la novedad de
aplicar el modelo médico a los síndromes mentales haciendo clusters
sintomáticos.

Se intentó confluir con el IDC-8, pero, lejos de conseguirse, las diferencias


se ahondaron; de hecho el DSM-II incluyó 39 categorías más que el IDC-8.
Hubo también discusiones sobre terminología especialmente en
esquizofrenia. Nadie quedó satisfecho.

Así que un año después de su aparición comenzó su revisión.

DSM-III (1980)

Los objetivos eran: expandir el uso del DSM a todos los profesionales,
diferenciar los niveles de severidad de los trastornos, mantener la
compatibilidad con ICD-9, editado en 1978, establecer criterios
diagnósticos con bases empíricas, evaluar las quejas emitidas por
profesionales y pacientes representativos (Millon, 1996).

Entre 1977 y 1979 el borrador fue enviado a expertos y profesionales para


su estudio en orden a considerar la necesidad o conveniencia de
incorporación de sugerencias.

Se incorporaron criterios de inclusión y exclusión para cada categoría,


siempre que hubiesen sido empíricamente comprobados y también la
edad de comienzo, duración, incidencia y prognosis. Esto mejoró la
fiabilidad y validez de los diagnósticos.

Los ejes incorporados han sido los siguientes: I Síndromes clínicos, II


Problemas de desarrollo infantil y trastornos adultos, III Trastornos con
causa orgánica, IV Intensidad y severidad de los estresores psicológicos, y
V Adaptación del paciente en el último año.

Se le criticó el haber incluido demasiadas categorías (265) y especialmente


los psicoanalistas protestaron por la ausencia de un eje que incluyese
mecanismos de defensa y funciones del ego. Se produjo un cambio de la
terminología: las «neurosis» pasaron a llamarse «trastornos de ansiedad»

DSM-III-R (1987)

Esta revisión la hizo también el grupo de Spitzer y consistió en la


reorganización de algunas categorías (trastornos afectivos,
hiperactividad). y mejoras en el Eje IV y la inclusión en el Eje V de un índice
que permite precisar el grado de adaptación del paciente. Esta revisión
logró un gran impacto y el uso del DSM se generalizó.
DSM-IV (1994)

En esta ocasión, el grupo de trabajo lo dirigió Allen Francés en


colaboración con muchos grupos internacionales que cuidaron su
compatibilidad con el IDC.

Los objetivos de la revisión fueron: brevedad de criterios, claridad de


lenguaje, declaración explícita de constructos, recolección de datos
empíricos recientes.

El DSM-IV hace cambios a los trastornos mentales orgánicos desaparecen


y se incorporan nuevos como trastornos de la alimentación, delirio,
demencia y amnesia, trastornos cognitivos y trastornos del desarrollo
severos, (síndrome de Rett, síndrome de Asperger).

También fueron remodelados los trastornos sexuales infantiles.

En el eje IV, se incluyeron muchos más acontecimientos estresantes, y se


transformo en el V, el número de escalas para evaluar la desadaptación .

DSM-IV-TR (2000)

La última edición del DSM ha sido llevada a cabo por un grupo de trabajo
liderado por A. Francés y un prestigioso grupo de expertos para cada una
de las secciones del manual. Las secciones permanecen y se han añadido
párrafos de clarificación, como el uso del juicio diagnóstico, y las
categorías diagnósticas.

Se han añadido algunas precisiones en los trastornos infantiles como en el


Trastorno de Déficit de Atención/ Trastorno de Hiperactividad respecto a
sus subtipos, sobre la prevalencia de los trastornos de Comunicación,
Separación, Alimentación, sobre el comienzo del Autismo y algunas
alteraciones genéticas del de Rett y aspectos diferenciales del de
Asperger. Se añaden varios retoques sobre los Tics.

En esta edición se recogen 404 códigos diferentes, lo que indica una


remodelación hacia el alza. Hay nuevos códigos para la Demencia.
DSM-5 (2013)

En la última edición del DSM, se sustituye la numeración romana por la


numeración arábiga. La intención es intentar que sea un manual más
dinámico a la hora de incorporar los nuevos descubrimientos científicos,
sustituyendo la sigla R de "revisado" por ediciones 5.1, 5.2, etc.

La adicción a la comida y el acaparamiento compulsivo se consideran


nuevas patologías, según la quinta edición del Manual diagnóstico y
estadístico de enfermedades mentales (DMS-5).

Entre las modificaciones del conocido manual, que acaba de revisar la


Asociación Psiquiátrica Estadounidense (APA) después de veinte años para
incluir los hallazgos científicos más recientes, también destaca la exclusión
de la lista de trastornos mentales de la adicción a las relaciones sexuales
(o trastorno hipersexual) y de la adicción a jugar en Internet.

Así mismo, deja de considerarse el duelo por la muerte de un ser querido


durante menos de dos meses como trastorno depresivo.

Por otro lado, la nueva versión del manual incluye el trastorno de


desregulación disruptiva del estado de ánimo (DMDD), con el cual se
diagnosticará a niños que «tres o más veces a la semana exhiben episodios
frecuentes de irritabilidad, arrebatos y berrinches durante más de un
año».

De este modo esperan evitar el excesivo (y errado) diagnóstico de casos


de trastorno bipolar en la infancia.

En cuanto al trastorno conocido como acaparamiento compulsivo, los


psiquiatras aseguran que «ayudará a caracterizar a los individuos con
dificultad persistente para deshacerse de pertenencias y objetos que
carecen de valor». Un problema que suele afectar a la estabilidad
emocional, a las relaciones sociales y a las finanzas de quienes lo padecen.

El manual también unifica las categorías de abuso de sustancias y


dependencia de sustancias, además de ampliar los criterios para
diagnosticar un trastorno del aprendizaje, incluyendo todas las anomalías
que interfieren con la adquisición del lenguaje y su uso oral, escrito o
destinado a expresar conceptos matemáticos.
Otro cambio importante en el DSM-5, apodado «la Biblia de la
Psiquiatría», es que los términos

«autismo» y «síndrome de Asperger» desaparecen, y son englobados bajo


un nuevo término: trastorno del espectro autista.

DSM-I

El padre de la clasificación de los trastornos mentales fue Kraepelin que en


su manual de Psiquiatría consigue en 1899 elaborar un sistema para
construir grupos de pacientes con sintomatología homogénea que
constituían un síndrome. Unos 50 años después publican el DMS-I con
unos criterios demasiado vagos y con baja confiabilidad.

DSM-II

El DSM-II nace 15 años después. Supuso la novedad de aplicar el modelo


médico a los síndromes mentales haciendo clusters sintomáticos. Se
generaron muchas discusiones en torno a la terminología de la
esquizofrenia y parecía que nadie estaba satisfecho. Así que un año
después de su publicación, comenzó su revisión.

DSM-III

El DSM-III nace en 1980 con el objetivo de establecer criterios


diagnósticos con base empírica. Se produjo una evolución generalizada
donde se reemplazó el modelo psicoanalítico con base teórica de la
enfermedad por el modelo descriptivo basado en la evidencia. Con este
cambio, la “neurosis” pasa a denominarse “trastorno de ansiedad”. Se
consigue eliminar la homosexualidad como criterio diagnóstico. Este
diagnóstico había sido incluida por la APA como una categoría de
enfermedad mental en 1952, basándose en teorías sin evidencia científica
que proponían una conexión entre la homosexualidad y desajustes
psicológicos, y la idea de que ésta era necesariamente el síntoma de una
enfermedad mental.
DSM-IV

Aún así aún quedaban muchas deficiencias que pulir. El DSM-IV nace con
la intención de proporcionar una base empírica más sólida abreviando los
criterios diagnósticos y con una mayor claridad del lenguaje. Para
publicar este nuevo manual, los grupos de trabajo que investigaban
trastornos específicos se reunieron para realizar un proceso de tres etapas
que implicaba más pruebas de confiabilidad y validez de diagnósticos. Este
proceso incluyó revisiones profundas de investigaciones publicadas,
análisis exhaustivos de los datos de investigación y ensayos de campo en
los que se entrevistaron a miles de personas con trastornos psicológicos
diagnosticados.

DSM-5

En 2013, lanzan el DSM-5, la versión más criticada por la comunidad de


psiquiatras y psicólogos. A raíz de esta publicación, el NIMH (national
institute of mental health EE.UU.) anunció que dejaría de utilizar el DSM y
por tanto dejaría de investigar para futuras versiones del manual. El
director del NIMH afirmó que tomaban esta decisión debido a que
la clasificación del DSM carece de validez a nivel mundial y que los
pacientes con trastornos mentales se merecen algo mejor que los criterios
brindados por el DSM.

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