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CONFINADOS Y ENCERRADOS

«Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados
para aquella fe que iba a ser revelada» (Gálatas 3:23).
Aquí vemos el plan redentor de Dios revelado en el evangelio. Aquí está la
historia de cada alma salvada. Dios obra sobre los mismos principios, tanto para
la raza entera como para los individuos (El método de salvación siempre ha sido
el mismo. Los hombres han sido salvos a lo largo del tiempo bajo las mismas
condiciones).
Para poder comprender la salvación por Gracia es fundamental meditar en el
propósito de la ley de Dios y en su utilidad que nos ayuda principalmente a
buscar la salvación en Cristo. Como escribió un antiguo predicador, La Ley y el
Evangelio son dos llaves. La Ley es la llave que encierra a todos los hombres
bajo condenación, y el Evangelio es la llave que abre la puerta y concede
libertad.
Sin la ley es imposible entender una salvación por la sola Gracia de Dios.
Meditemos por favor en el siguiente punto:
El propósito de la ley de Dios de acuerdo el catecismo de Westminster
¿Qué es la ley moral?
La ley moral es la declaración de la voluntad de Dios hecha a la humanidad,
guiando y obligando a cada uno a conformarse a ella y obedecerla de un modo
personal, perfecto y perpetuo, en el conjunto y disposición de todo el hombre,
alma y cuerpo, y en el cumplimiento de todos aquellos deberes de santidad y
justicia debidos a Dios y al hombre; prometiendo la vida por su cumplimiento
y amenazando con la muerte el quebrantamiento de ella.
A partir de esta brillante explicación sobre el propósito de la ley de Dios, surgen
algunos inconvenientes que nos impide ganarnos el favor de Dios por nosotros
mismos (o a través del mérito).
Ninguno de nosotros ha podido conformarse a la ley de Dios, por lo tanto,
hemos descuidado, ya sea voluntaria o involuntariamente nuestros deberes
hacia nuestro Creador.
Si consideramos sus promesas o amenazas, llegaríamos a la conclusión de que,
si Dios tuviera que concedernos el pago por nuestras obras, el resultado salta a
la vista, la muerte sería lo más justo para nosotros ya que no hemos cumplido
con la voluntad de Dios.
Ahora vayamos a nuestro texto para profundizar un poco más en este punto…
El contexto de Gálatas
Las iglesias de Galacia estaban formadas en su gran mayoría tanto por judíos
convertidos, como por convertidos gentiles. El apóstol Pablo había enseñado el
fundamento doctrinal de la religión cristiana para confirmar a las iglesias de
Galacia en la fe de Cristo, especialmente en lo que respecta al punto importante
de la justificación por la sola fe. Pero en esta epístola se dirige la atención en
particular al punto en que los hombres son justificados por fe sin las obras de la
ley de Moisés (Los hombres son salvos solo por la fe en Cristo, sin considerar
los actos meritorios o esfuerzo humano como condición necesaria para ser
salvos). El hombre no puede contribuir en nada en cuanto a su salvación ya que,
debido a la corrupción humana, no puede cumplir los mandamientos de Dios en
obediencia perfecta ni puede cumplir el estándar de Dios para acceder al cielo.
Un problema había surgido en las iglesias de Galacia, los judaizantes estaban
obligando a los gentiles a someterse bajo la ley de Moisés y cumplir cada uno
de sus ritos como condición necesaria para ser salvos (Fe en Cristo + Obras de
la ley). Este problema continúa vigente: ¿Contribuye el hombre en su salvación?
¿Demanda Dios actos meritorios al hombre para ganarse la salvación?
Este grupo ignoraba el propósito que Dios había asignado a la ley de Dios, por
lo cual el apóstol Pablo tuvo que explicar el plan de salvación a través de Cristo
y la utilidad que tiene la ley para la salvación por Gracia.
El apóstol busca responder la gran interrogante de los judaizantes que insistían
en que la ley era un medio para alcanzar la salvación. Si el argumento del
apóstol era verdadero (ver Gál.2:16, 3:10,12) entonces la pregunta que surge es
¿Para qué sirve la ley? (Gál.3:19)
A partir de la respuesta del apóstol podemos distinguir al menos tres usos de la
ley:
Los usos de la Ley
1. Reconocer el pecado (pecado como infracción o quebrantamiento de la
ley)
2. Conocer el castigo y las consecuencias del pecado (El hombre está bajo
la maldición de Dios en el sentido de que aguarda una sentencia
aterradora sobre su cabeza si es que no se arrepiente y cree en Jesucristo
para obtener el perdón de pecados).
Tomando los dos anteriores, poder ver que la ley nos da un conocimiento
del pecado, y nos revela nuestra culpabilidad (nos pone bajo la
condenación del juicio de Dios).
3. Llevarnos a Cristo (La ley nos enseña el camino a Cristo).
Exposición del pasaje:
«Antes que viniera la fe.»
I. La vida sin Dios en el mundo:
1. No teníamos idea de la fe. El hombre piensa que la salvación es algo que
puede ganarse por sí mismo (Esta idea está instalada no solo en los religiosos,
sino también en los inconversos).
2. Cuando oímos que la fe era el camino de salvación no le entendíamos. No
podíamos persuadirnos a nosotros mismos de que las palabras que usaba el
predicador tenían un significado común y usual. Veíamos la fe en otras personas
y nos maravillábamos de sus resultados. Pero no la podíamos ejercer nosotros
mismos.
La razón de esta inhabilidad era moral, no mental: Éramos orgullosos y no
queríamos renunciar a nuestra propia justicia. No podíamos concebir la idea de
la salvación por fe, porque era contraria a lo corriente de nuestras opiniones.
«Estábamos confinados bajo la ley»
II. La causa de la desgracia humana
1. Siempre estuvimos dentro de la esfera de la ley; en efecto, no hay manera de
salir de ello (Pacto entre Dios y el hombre: haz esto y vivirás/bendición y
maldición/promesa y amenaza).
2. Siempre estábamos cometiendo diversas infracciones contra las limitaciones
de la ley, pecando en todos los sentidos: con nuestros pensamientos, palabras y
acciones (Gál.3:10)
3. Muchas veces, sabiendo el bien que Dios demanda, no podíamos hacerlo, a
pesar de que nuestra conciencia nos incitaba a hacer lo bueno. Y en ese
sentido…
4. No podíamos hallar reposo. La ley despertaba nuestra conciencia, nuestro
temor y vergüenza. Constantemente se nos acusaba por nuestra transgresión.
«Encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.»
III. El plan Redentor revelado a través de Cristo. La causa por la cual
Jesucristo tuvo que morir.
La única cosa que podía sacarnos de la prisión era la fe. Vino la fe y entonces
comprendimos:
1. Lo que tenía que ser creído (Jesucristo se sometió voluntariamente bajo la ley
para, primero, sufrir el castigo que el pecador merecía. Segundo, cumplir u
obedecer perfectamente la ley para conceder gratuitamente esta bendición a
favor de todos aquellos que creen en El).
2. Salvación por medio de otra persona.
3. Salvación de la más bendita suerte, gloriosa, segura y completa (Satisfacción)
4. Salvación mediante la persona más gloriosa (Solo a través de Cristo)
2. Qué es creer.
Confiar de un modo seguro y sincero. Es dejar de confiar en nosotros mismos y
obedecer a Cristo.
3. Los efectos de la fe salvadora:
El hombre al estar encerrado, sin escapatoria y bajo una sola alternativa de
salvación, fue llevados a aceptar la gracia libre y gratuita, comprendiendo que
de otro modo pereceríamos.
La Ley obra como el centinela que guarda todas las avenidas excepto una: la
que conduce a los elegidos por el camino de la fe del Evangelio. Somos
encerrados ante esta fe como nuestra única alternativa. Del mismo modo que un
ejército es empujado por las tácticas superiores del general opuesto, hasta que
no tienen otra alternativa que huir a la única ciudad donde pueden encontrar
refugio o seguridad.
La Ley tenía que preparar a los hombres para Cristo, mostrándoles que no había
otro camino de salvación excepto él. Y esto lo vemos en los usos de la ley de
Dios:
1.Traer a la gente que vivía bajo ella a una conciencia de lo terrible del dominio
del pecado
2. Confinar a todos los hombres como si fueran prisioneros cuya única puerta
de escape visible sería la puerta de la fe en Jesús.
3. Encerrar a los todos los hombres, para que en el tiempo debido el Evangelio
de Cristo pudiera salir de él y extenderse para gozo y consuelo de toda la raza
humana.
La ley no fue dada como un medio para alcanzar la salvación (la salvación de
Dios no toma en consideración los actos meritorios de los hombres) más bien
señalaba principalmente hacia Cristo para que los hombres fuesen salvos por fe.
(v24) Así era que la palabra significa propiamente un siervo para llevar a Cristo,
como los niños eran llevados a la escuela por los siervos encargados de
atenderlos, para ser enseñados más plenamente por Él, que es el verdadero
camino de justificación y salvación, el cual es únicamente por fe en Cristo.
La mayoría de los hombres siguen encerrados como en un calabozo oscuro,
enamorados de sus pecados, cegados y adormecidos por Satanás, por medio de
los placeres, preocupaciones y esfuerzos mundanales. Pero el pecador
despertado descubre su estado terrible.
Entonces siente que la misericordia y la gracia de Dios forman su única
esperanza. Los terrores de la ley suelen ser usados por el Espíritu que produce
convicción, para mostrar al pecador que necesita a Cristo, para llevarle a confiar
en sus sufrimientos y méritos, para que pueda ser justificado por la fe.
Entonces, la ley, por la enseñanza del Espíritu Santo, llega a ser su amada norma
del deber y su norma para el examen diario de sí mismo. En este uso de ella,
aprende a confiar más claramente en el Salvador.

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