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Para entender mejor a la religión será útil mostrar su contraposición con la ciencia,

pues se ha conocido que la primera es cercana a una oposición directa de la segunda, ya


que la ciencia explica la realidad desde la racionalización y la experimentación como medios
de evidencia de la misma que, en contraste con lo religioso, se explica desde un punto de
vista irracional y dogmático. Podría decirse que la religión se basa en argumentos dedicados
a la fe y la creencia “a ciegas” respecto a una o varias deidades.

Dentro de la tipología religiosa, las principales son las monoteístas y las politeístas.
Las primeras hacen referencia a la creencia en una sola deidad como fuente creadora de la
humanidad y todo el universo. Las segundas son, por el contrario, la creencia en más de una
deidad. Así mismo se encuentran las no-religiones, las cuales niegan la existencia de algún
dios creador de todo el universo, y en cambio, se basan en creencias de distintas índoles,
como la ética, el antropocentrismo, entre otras. Las religiones se pueden dividir en
abrahámicas, que incluyen el cristianismo, judaísmo e islam, y por otro lado, están las
orientales, dentro de las que se encuentran el hinduismo, el taoísmo, y el budismo. Existen
otras religiones que son contemporáneas, como el protestantismo derivado del cristianismo.

Retomando la diversidad religiosa que existe en la sociedad, entonces se le puede


definir como a los diferentes tipos de creencias teológicas existentes en una cultura o grupo
específico encontrados en la sociedad.

Cambiando de idea, resulta importante definir al género, entendiéndolo como un


término que es llamado justo así porque es “generado” por la sociedad, convirtiéndolo de
ésta manera en un “sexo social”. A su vez, es importante distinguirlo del sexo biológico, pues
éste hace referencia a las diferencias anatómicas o fisiológicas que existe entre los sujetos
desde su nacimiento, volviéndolos así masculinos o femeninos, según sea el caso.

Entonces “el género es una construcción social-cultural donde se asignan roles según
el sexo biológico de cada persona...” (Peñas y Sgró, 2009) abarcando otros procesos de
mayor complejidad como lo son sus esquemas representacionales, ideales, vivencias, su
historia, y desarrollo social específico. Desde las perspectivas de las teorías de aprendizaje
social, los roles de género se adquieren socialmente, es decir, de lo que el sujeto percibe,
asimila e incorpora de su entorno “a través de la observación, la imitación, el seguimiento de
un modelo y el reforzamiento de las diferencias de género” (Martínez, G).
En correspondencia con el párrafo anterior, las primeras autoras citadas también
expresan que “la realidad ontológica sexo/género es la cárcel de la identidad”, esto quiere
decir que parte de la identidad conformada en cada individuo dependerá explícitamente del
sexo y el respectivo género que posea, condenándolo conductualmente, o sea, obligándolo a
la realización de determinadas conductas que definirán toda su organización identitaria. Cabe
incluir que la religión actuará de manera implícita ante ésta situación para reforzar
nuevamente ciertas conductas en él, ya que es una de las principales instituciones de la
sociedad que rigen la personalidad, identidad y esquema comportamental de todo individuo,
siendo capaz de distinguirse como “una de las fuerzas sociales más importantes en la
definición de los roles de género…” (Martínez, G.), funcionando consecuentemente como
influencia “en el proceso de socialización, proveyendo modelos de conducta de acuerdo a
cada sexo… (Galambos, 2006).

Ante lo anterior, es inevitable pensar que el género y la religión no puedan ser


nociones que puedan trabajar en conjunto en al plano cotidiano de cada individuo. Pero esta
cuestión precisa un verdadero análisis al mismo tiempo que la búsqueda de la solución más
adecuada a la problemática implicada.

Será acaso la religión un residuo del sistema patricarcal antiguo y “olvidado” hace ya
muchos años y reemplazado por una sociedad civilizada que busca la “libertad e igualdad”
para todos? “En la tradición del modelo de identidad sexo/género el macho es superior a la
hembra, en otras palabras, el falo es la dominación masculina, y este aspecto ha
determinado las relaciones de género” (Peñas y Sgró, 2009).

Como dice Elizabeth Cady Stanton: "la Biblia y la Iglesia han sido los mayores obstáculos en
el camino de la emancipación de la mujer."

“Esta influencia puede ejercerse de forma directa mediante la participación de los jóvenes en
actividades religiosas o bien indirectamente mediante las normas morales y religiosas
seguidas en la familia (D´Antonio, Newman and Wright, 1983) o en la comunidad (Moore y
Vanneman, 2003; Voicu, Voicu y Strapcova, 2010).”

Pasajes bíblicos aislados y fuera de contexto ha sido usados para justificar el


sometimiento de las mujeres, así como para atacar a los homosexuales, y esa lectura
literal es una pata donde se asientan los fundamentalismos más peligrosos y
destructivos para las libertades de todas las personas. (Peñas y Sróg, 2009).

¿Según la importancia cultural de la diversidad religiosa, y la importancia social de la equidad


de género, podría decirse que ambas van de la mano, o que al contrario, se repelen de
alguna manera?

Adentrándonos de manera más profunda en la cuestión religiosa, nos detendremos para


analizar la realidad de cada una de las religiones más importantes o populares del mundo,
dentro de las cuales se encuentran el budismo, el cristianismo, el judaísmo, el islam y el
hinduismo.

Impacto de ésa relación en la pareja y familia actual.

Está claro que de muchas maneras la pareja puede estar conformada por miembros de
diferentes culturas y ideologías, que incluyen las creencias religiosas contrarias que puedan
dificultarle una convivencia sana.

La pareja conformada por dos miembros, cumple cada miembro roles específicos, que a su
vez están influenciados cada uno por una religión específica, aunque de igual manera ambos
pueden compartir una en especial.
Conclusión:

La libertad humana implica para todo individuo la libre expresión de distintas índoles, desde
la ideología, tradiciones, cultura, hasta la de religión, entre otras. Esto debe conducir a un
equilibrio y ordenamiento para la humanidad, en la que cada ser humano a pesar de las
diferencias que tenga con otros, pueda tener con éstos una convivencia armónica,
respetuosa y tolerante, comportándose civilizadamente y estableciendo un sano trato mutuo.

La igualdad de género parece seguir siendo algo inalcanzable incluso para una sociedad
como la actual, en la que se desarrollan libre e imparablemente la ciencia y la tecnología,
rezagando con esto otras áreas importantes del ser humano como lo es el simple el respeto
a la igualdad de género, siendo diversas las causas por las cuales esto no es cumplido,
encontrándose principalmente la justificación religiosa de por medio.

Considero entonces a la diversidad de religión junto con su respectivo respaldo como


“derecho humano” uno de los principales ejes obstaculizadores de la igualdad de género,
entre hombres y mujeres, pero más que todo, es el principal causante de respeto y libertad
entre los seres humanos, atentando contra su sana y equilibrada convivencia.

Habría que repensar entonces de qué se trata la libertan en torno a la cuestión de la religión
y el género, pues pareciera que se repelen, ya que el cumplimiento de uno incita al riesgo de
violentar el otro. En este caso, me parece necesario analizar hasta qué punto la cada religión
puede o no permitir dentro de sus estipulados prácticas que generen faltas contra los
derechos de cada individuo dependiendo del género al que pertenezca. Así mismo, es
importante remarcar que al ser el género una construcción social asociada con el sexo
biológico del individuo, estaremos hablando de algo que puede variar

Considero que es inevitable que la libertad religiosa no requiera de ciertas responsabilidad,


ante lo cual,

En una conferencia de prensa el 27 de enero, desde las Oficinas Generales de la Iglesia en


Salt Lake City, Utah, el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, declaró lo
siguiente: “Creemos que las leyes deben encuadrarse a fin de lograr un equilibrio entre
proteger las libertades de todas las personas y respetar a aquellos que tienen valores
diferentes. Rechazamos la persecución y las represalias de cualquier tipo, incluso la
persecución basada en la raza, el origen étnico, las creencias religiosas, las circunstancias
económicas o las diferencias de género u orientación sexual”.

Insisto en que la familia, a pesar de ser un constructo social naturalizado y arraigado en las
entrañas de la sociedad, es un reflejo trasparente de la sociedad en sí misma

Los miembros que conformen a la pareja estarán destinados, según la naturaleza de la


sociedad en la que se encuentren, a un marco comportamental que los hará interactuar y
actuar de una forma específica según su sexo,

La mutabilidad de la sociedad permite ventajas a sus actores por medio de las dimensiones
institucionales como lo son la familia y la pareja o matrimonio. Algunas de estas ventajas las
podemos divisar actualmente en el tipo de convivencia e interacción desarrollada dentro de
éstas instancias, el cual, a comparación de años atrás, ha variado a tal magnitud que se ha
desarrollado una infinidad de familias.
Referencias

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