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UNIDAD Nº 3

EVALUACIÓN EN EL PROCESO ENSEÑANZA APRENDIZAJE


3.1. Funciones de la evaluación.
3.1.1. En la evaluación de la participación.
A) Función formativa.
B) Función sumativa.
3.1.2. En la evaluación del aprendizaje de los estudiantes.
A) Función diagnóstica.
B) Función sumativa.
C) Función integradora.
3.1.3. En la evaluación de la asignatura.
A) Función integradora.
3.2. La evaluación como parte del proceso.
3.3. Componentes de la evaluación.
3.3.1. El contexto.
3.3.2. El sujeto de la evaluación.
3.3.3. El objeto de la evaluación.
3.3.4. La Medición.
3.3.5. Los Objetivos
3.3.6. El Proceso.
3.4. Propósitos de la evaluación.
3.4.1. Mejora del proceso educativo.
3.4.2. Informar sobre logros obtenidos.
La evaluación no tiene como única función la calificación del alumno, sino que es una tarea
de la que se pueden obtener abundantes beneficios en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Mediante la evaluación alumnos y profesores monitorean el estado del proceso y orientan el
mismo para obtener mejores resultados. Además, la evaluación sirve de motivación al alumno,
que se debe esforzar por superar las pruebas. Por último, la evaluación es una herramienta
que será utilizada por el profesor para determinar si su trabajo con el alumnado ha sido
satisfactorio o si por el contrario no está aplicando unos métodos correctos.
Cuando el alumno aprende, adquiere dos tipos de conocimiento: uno reproductivo y otro
productivo. Con el reproductivo, es capaz de repetir la información que se le ha ofrecido en el
aula. Con el productivo, el alumno demuestra que ha asimilado los conceptos y que es capaz
de aplicar los mismos en diversos contextos.
El aprendizaje que debemos perseguir y, por tanto, el que debemos evaluar es el productivo.
A su valoración orientaremos el proceso de evaluación.
3.1. Funciones de la evaluación. ¿Para qué evaluar?
¿Para qué sirve la evaluación? Esto dependerá de lo que se necesite evaluar.
La evaluación cumple diferentes funciones en función de lo que se esté cualificando y,
en cada caso, se utilizarán instrumentos diferentes. Concretamente:
3.1.1. En la evaluación de la participación:
Consiste en la intervención de los estudiantes, donde se debe analizar la
pertinencia y, cuando no está siendo adecuada, comunicarlo inmediatamente.
Por el contrario, también es necesario reforzar las intervenciones significativas
y adecuadas.
A) Función formativa:
La Evaluación Formativa o Continua, es la que se realiza durante el
desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje para localizar las
deficiencias cuando aún se está en posibilidad de remediarlas, esto es,
introducir sobre la marcha rectificaciones a que hubiere lugar en el proyecto
educativo y tomar las decisiones pertinentes, adecuadas para optimizar el
proceso de logro del éxito por el alumno.
La Evaluación Formativa se efectúa o se centra en partes significativas del
programa de estudio; facilitando la toma de decisiones a tiempo; la eficacia

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de éstas como resultado de la riqueza de la información y el estímulo al
trabajo en función del éxito.
Permite mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje al valorar el
alumno su propio aprendizaje, a los estudiantes como grupo de
aprendizaje, con el apoyo y seguimiento constante del docente.
Asimismo, la función formativa es un proceso cuyo enfoque considera
la evaluación como parte del trabajo cotidiano del aula, la utiliza para
orientar el proceso de enseñanza - aprendizaje y tomar decisiones
oportunas que beneficien a los estudiantes.
De la misma manera es el proceso de obtener, sintetizar e interpretar
información para facilitar la toma de decisiones orientadas a ofrecer
retroalimentación al alumno, es decir, para modificar y mejorar el
aprendizaje durante el período de enseñanza.
La Evaluación Formativa, es una actividad sistemática y continua, que tiene
por objeto proporcionar la información necesaria sobre el proceso
educativo, para reajustar sus objetivos, revisar críticamente los planes, los
programas, los métodos y recursos, orientar a los estudiantes y
retroalimentar el proceso mismo.
También es el proceso de obtener, sintetizar e interpretar información, para
facilitar la toma de decisiones orientadas a ofrecer retroalimentación al
alumno, es decir, para modificar y mejorar el aprendizaje durante el periodo
de enseñanza.
La Evaluación Formativa o continua no debe basarse únicamente en
pruebas formales sino que debe incluir la observación de la actividad y el
análisis de tareas. Esto es, el proceso evaluador debe centrarse no en
actividades específicas sino, en gran medida, en la misma actividad
ordinaria del aula, como: ejercicios, solución de problemas, trabajos,
dibujos, redacciones, lecturas, esquemas, etc.; con esto se permite recoger
información no sólo sobre el resultado, sino también sobre el proceso
mismo, lo que permite conocer mejor al alumno y así poder adecuar el
trabajo pedagógico. Es conveniente desatacar que la preocupación básica
del docente será la identificación de las unidades de observación.
Los fines o propósitos de la Evaluación Formativa o Continua son:
 Retroalimentar tanto al alumno como al docente acerca del desarrollo
del proceso enseñanza-aprendizaje;
 Distinguir lo que el alumno o grupo ha dominado;
 Mostrar al profesor la situación del grupo en general y del alumno en
particular;
 Detectar el grado de avance en el logro de los objetivos.
B) Función sumativa:
La participación del estudiante debe tener valor a efectos de evaluación en
el resultado final. Lógicamente, la participación como un juicio global debe
ser tomada en cuenta en el momento de la evaluación final.
La evaluación Sumativa es la que se realiza al término de una etapa del
proceso enseñanza-aprendizaje para verificar sus resultados. Determina si
se lograron los objetivos educacionales estipulados, y en qué medida fueron
obtenidos para cada uno de los alumnos. La Evaluación Final de modo
principal tiene como finalidad la calificación del alumno y la valoración del
proyecto educativo, del programa desarrollado, de cara a su mejora para el
período académico siguiente; considerando el fin del curso como un
momento más en el proceso formativo de los alumnos, participando en
cierta medida de la misma finalidad de la Evaluación Continua.
Es importante destacar que se evalúa para conocer el grado de logro de los
objetivos y no para emitir una calificación, aun cuando esto pueda ser un
requisito o exigencia social de la que el docente no puede desligarse.

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3.1.2. En la evaluación del aprendizaje de los estudiantes
A) Función diagnóstica (evaluación inicial):
Permite conocer el nivel o estado en que se encuentran los estudiantes al
inicio del proceso educativo. En este sentido, este tipo de evaluación tiene
un carácter preventivo. Consiste en una prueba de entrada escrita al inicio
del módulo, del semestre o del año académico, con dos propósitos: conocer
el nivel de logro de los conocimientos, competencias, actitudes
y valores que ya posean los estudiantes, y conocer el nivel de dominio de
los pre-requisitos que son necesarios e imprescindibles para el éxito en el
desarrollo del currículo. Este conocimiento le servirá al docente para
adecuar los tiempos de estudio según necesidades individuales,
poner atención en las carencias de aquellos estudiantes que no poseen los
pre-requisitos, y al final del módulo, semestre o año, conocer el grado de
éxito educativo.
Es importante destacar que la función diagnóstica también la cumple el
material impreso, concretamente la sesión de aprendizaje, la cual trae en
su apertura lo que podríamos denominar "recuperación de los saberes
previos" que motiva al estudiante a tomar conciencia de lo que sabe y no
sabe, así como de sus condiciones afectivo-emocionales y
de organización para el estudio.
B) Función sumativa (evaluación continua): sus objetivos deben plantearse
en cada unidad o módulo de aprendizaje. Favorece un seguimiento
personalizado y adaptado a los participantes y permite diversificar los
itinerarios formativos.
Es importante destacar que se evalúa para conocer el grado de logro de los
objetivos y no para emitir una calificación, aun cuando esto pueda ser un
requisito o exigencia social de la que el docente no puede desligarse.
En la Evaluación Sumativa se integran habitualmente en una calificación, el
conjunto de datos de la Evaluación Continua, mismos que ya fueron
recabados u obtenidos en las diferentes etapas de evaluación realizadas a
lo largo del curso.
Entre los fines o propósitos de la Evaluación Sumativa, destacan los
siguientes:
1. Hacer un juicio sobre los resultados de un curso, programa, etcétera;
2. Verificar si un alumno domina una habilidad o conocimiento;
3. Proporcionar bases objetivas para asignar una calificación;
4. Informar acerca del nivel real en el que se encuentran los alumnos; y
5. Señalar pautas para investigar acerca de la eficacia de una
metodología.
La evaluación debe amparar un doble carácter: por un lado cuantitativo,
donde lo que se destaca o cuenta es la medida de la adquisición de
conocimientos, y por otro cualitativo, en el que subraya la valoración de la
medida en relación a la situación personal de aprendizaje de cada alumno.

C) Función integradora. (evaluación final).


Tiene que comprender la totalidad de la formación: los objetivos, la
metodología, los materiales empleados, los actores implicados
(profesionales y estudiantes) y el entorno en el que se ha desarrollado la
formación.
Asimismo, comporta valorar globalmente el trabajo realizado en todas las
áreas y el grado se han alcanzado los objetivos generales de la etapa.
Considera comprensivamente todos los elementos y procesos que están
relacionados con aquello que es objeto de evaluación. Si se trata de la
evaluación del proceso de aprendizaje de los alumnos, la evaluación global
o integral fija la atención en el conjunto de las áreas y en particular, en los

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diferentes tipos de contenidos de enseñanza (hechos, conceptos y
sistemas conceptuales, procedimientos, actitudes, valores y normas).
3.1.3. En la evaluación de la asignatura.
A) Función integradora.
La evaluación está expresamente orientada a adaptar e integrar un producto
formativo genérico a un particular contexto de aprendizaje. El cometido de
la evaluación es en este caso el de mejorar la enseñanza y el aprendizaje
adaptando el proceso didáctico a la situación formativa específica.

Haciendo una síntesis podemos aseverar que la enseñanza es una actividad


socio-comunicativa y de vinculación, que construye las situaciones más
favorables para que cada alumno y grupo alcance su formación personal. La
enseñanza es una actividad abierta a la creación profesional del docente y a la
planificación continua de cada alumno.
Enseñar es concebir en su totalidad la acción que mejor contribuye a adaptar
la cultura, impulsar, estimular la vida en las aulas, estructurar los medios y crear
los sistemas metodológicos más propicios al aprendizaje formativo del
estudiante. Y en interrelación con todo ello, su evaluación no se puede
circunscribir o limitar a un solo aspecto o fase, sino que debe desarrollarse a lo
largo de todo el proceso educativo.
Es necesario destacar además, algo muy importante, y es que la evaluación no
entraña en forma única al alumno, sino también y ante todo, al propio sistema
educativo en su conjunto y a la multiplicidad de agentes que intervienen en toda
acción educativa.
En este sentido el docente necesita una conciencia plena de para qué sirve la
evaluación entendida dentro la función ya mencionada anteriormente,
desarrollando un pensamiento autocrítico y reflexivo del proceso pedagógico
que efectúa día a día, siendo así una persona con un idealismo de evaluación
diferente.
Finalmente, concluir que la evaluación se construye del conocimiento o la
actualización académica inicialmente, pero subsiste y cobra significatividad y
realismo contextual en la idealización que el docente pueda construir en base
a la experiencia pedagógica, la reflexión y el análisis constante del momento a
evaluar, teniendo presente en todo el tiempo didáctico la pregunta ¿Para qué,
cómo y qué evaluar? Cada que le surja la necesidad de entender, comprender
y fundamentalmente interpretar un hecho educativo.
3.2. La evaluación como parte del proceso. (Sistema integrado de la evaluación).
La evaluación dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.
El sistema integrado de la evaluación es un conjunto de actividades que comprende
normas generales, específicas, procesos, procedimientos, modelos, tipos, estrategias,
instrumentos, técnicas y herramientas para la operacionalización de la enseñanza-
aprendizaje.
La operacionalización del sistema integrado de la evaluación comprende el proceso,
proactividad, permanente, progresivo, producción y resultado final.
El objetivo principal de la evaluación es el retroalimentar el proceso enseñanza-
aprendizaje; esto significa que los datos obtenidos en la evaluación servirán a los que
intervienen en dicho proceso (docentes-alumnos) en forma directa para mejorar las
deficiencias que se presenten en la realización del proceso e incidir en el mejoramiento
de la calidad y en consecuencia el rendimiento en el Proceso Enseñanza-Aprendizaje.
Para tal fin, es importante diferenciar el término medición de evaluación, así como la
clasificación de esta última y su función didáctica.
Uno de los problemas que más preocupa a los educadores de nuestros días es el de
lograr medios idóneos para establecer hasta qué punto los educandos alcanzan las
metas educativas preestablecidas; en otros términos, cómo llegar a una justa y válida
evaluación del aprendizaje.

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Esta preocupación no es infundada, porque de las fases que intervienen en el proceso
de enseñanza-aprendizaje, la evaluación es la más importante, ya que del grado de
eficacia con que el maestro la realice depende el éxito o fracaso de dicho proceso, por
lo que podemos decir que la evaluación del logro educativo es esencial para una
educación eficaz, porque es ésta la que nos va a indicar en qué medida los alumnos
han alcanzado los objetivos establecidos.
Si consideramos a la enseñanza como el control de las situaciones en las que ocurre la
modificación de conducta o la adquisición de una habilidad en el alumno, es importante
que el educador cuente con los procedimientos e instrumentos idóneos para juzgar el
grado en que se dan los cambios, tanto al final del proceso como durante el mismo.
Mediante la evaluación se puede conocer hasta qué punto los alumnos han modificado
su conducta como un resultado, planeado y directo de la acción educativa. El proceso
de enseñanza-aprendizaje incluye una serie continua e interrelacionada de decisiones
relativas a la instrucción que buscan incrementar la calidad del aprendizaje de los
alumnos. Sin embargo, esta efectividad depende en gran medida de la calidad de
información dada por la evaluación sobre la cual se habrán de basar las decisiones que
normen cada etapa de dicho proceso. De esta situación se desprende la primordial
importancia que adquiere la evaluación dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Considerando lo mencionado anteriormente, se puede decir que la evaluación es una
etapa muy importante dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que es la que
proporciona información sobre cuál fue el logro alcanzado por un educador en su
práctica docente. En el área educativa frecuentemente el término evaluación es
considerado como sinónimo de medición, siendo que existen diferencias fundamentales
entre ambos. Salvo algunas excepciones, tanto entre maestros y alumnos existe la idea
de que la finalidad de la evaluación es la de calificar mediante los resultados obtenidos
en la aplicación de exámenes, lo cual caería, dentro de los límites de la medición. "La
calificación así derivada, aun cuando sea determinada con absoluta justicia, sólo indica
cuánto sabe el alumno, pero lo deja y nos deja totalmente ignorantes de qué sabe, que
no sabe, cómo lo sabe y gracias a qué lo sabe".
Lo anterior no significa un rechazo hacia las calificaciones en sí, sino sobre el significado
real que tiene una calificación simbólica, ya que las calificaciones dicen muy poco sobre
la cantidad de una u otra materia que conoce el estudiante. Lo que tradicionalmente se
ha hecho al poner una calificación es comparar a un estudiante que obtuvo un puntaje
mayor con otro que obtuvo un menor puntaje y de esta manera decir que el primero
obtuvo un desempeño destacado en comparación con el segundo.
Dada la importancia que tiene la evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
es de suma importancia que los profesores conozcan la diferencia que existe entre medir
y evaluar.
Livas, dice "medir es asignar números a propiedades o fenómenos a través de la
comparación con una unidad preestablecida" y que la evaluación es un proceso que
consiste en obtener información sistemática y objetiva acerca de un fenómeno y en
interpretar dicha información a fin de seleccionar entre distintas alternativas la decisión.
Por otra parte:
Olmedo dice que "la evaluación del aprendizaje es un proceso sistemático, mediante el
cual se reconoce información acerca del aprendizaje del estudiante y que permite en
primer término mejorar ese aprendizaje y que, en segundo lugar, proporciona al docente
elementos para formular un juicio acerca del nivel alcanzado o de la calidad del
aprendizaje logrado y de lo que el estudiante es capaz de hacer con ese aprendizaje".
Las anteriores definiciones expresan de modo implícito que el concepto de evaluación
es más amplio que el de medición, este último se refiere a la asignación de valores y la
evaluación emplea además el establecimiento de juicios desprendidos de esas
mediciones para someterlos a una interpretación y a partir de ella realizar la toma de
decisiones. Medir (cuantificar aciertos y errores) y adjudicar calificaciones son sólo
pasos previos para la verdadera evaluación; aunque esto no siempre es necesario ya

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que se puede evaluar a partir de apreciaciones cualitativas lo cual estará determinado
por el tipo de instrumentos de evaluación que se utilicen.
Como se mencionó anteriormente, medir puede ser conveniente como antecedente de
la evaluación, pero es necesario salvar el peligro de quedarse en esta etapa para poder
realizar valoraciones que sean productivas para mejorar el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
En resumen, evaluar es enjuiciar y valorar a partir de cierta información desprendida
directa o indirectamente de la realidad, que el proceso de enseñanza-aprendizaje la
"cierta información" bien puede ser la medición o cuantificación de los datos aportados
por los exámenes, siempre y cuando den lugar a ulteriores interpretaciones o al
establecimiento de juicios, los que va a estar determinados por el rendimiento alcanzado
en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En el área de educación podemos considerar dos tipos de evaluación: la evaluación
informal y la evaluación formal. La primera, que es la más utilizada, es llevada a cabo
sin ninguna planeación y a criterio del profesor, por ejemplo, cuando en base a una
observación el docente decide cambiar de tema en virtud de que los alumnos están
perdiendo interés. En la segunda se utilizan listas de comprobación, observaciones
sistemáticas, pruebas, etc.; en forma planeada, que proporcionan al profesor
información valiosa y las decisiones que se tomen van a estar basadas en dicha
información.
Por lo anterior, la evaluación constituye un sistema de control que se lleva a cabo
vigilando el logro de los objetivos de la instrucción por los maestros, a fin de determinar
qué instrucción correctiva o suplementaria se necesita, localizar los defectos de los
métodos de enseñanza y determinar las razones de esos defectos, además de facilitar
el aprendizaje de los estudiantes y describir y juzgar su progreso.
Después de esto podemos decir que la evaluación se interrelaciona con todas las etapas
del proceso de enseñanza aprendizaje ya que es la que abre y cierra el proceso.
La evaluación, para cumplir con las funciones antes mencionadas se clasifica en inicial,
Continua y Sumativa (Producto).
1. La evaluación inicial: Tiene como función identificar el nivel de conocimientos con
el que se inicia a los alumnos en un curso o unidad para compararlos con el nivel de
aprendizaje que se pretende (objetivos de aprendizaje) y de esta manera comprobar
si los alumnos cuentan con los conocimientos necesarios para iniciar dicho curso o
unidad y determinar si es posible impartirlo de acuerdo al plan original o si se
requiere algún cambio.
Tiene como finalidad analizar la situación de cada estudiante antes de iniciar un
determinado proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta evaluación permite al
docente y al alumno tomar conciencia de cuál es el punto de partida y de qué manera
se deben adaptar los contenidos a partir de las necesidades detectadas.
2. Evaluación continua: Su propósito es el de tomar decisiones respecto al proceso
de enseñanza-aprendizaje (pasar a los siguientes objetivos, repasar los anteriores,
asignar tareas especiales a todo el grupo o a alumnos en particular, sustituir o
continuar con un procedimiento de enseñanza, etc.) se puede realizar al terminar
una unidad, al final de la clase. La evaluación mientras se está aprendiendo, se la
considera la evaluación más importante en relación a los resultados del aprendizaje.
En esta evaluación el mayor valor es hacer que el alumno sea capaz de detectar sus
dificultades, comprenderlas y autorregularlas. Por tanto, se insiste más en el proceso
que en el resultado.
3. Evaluación sumativa (Producto). Su propósito es tomar decisiones respecto al
rendimiento alcanzado por los alumnos y se realiza al fin del curso, su finalidad
puede ser también la de asignar calificaciones.
El hacer esta clasificación y darles un nombre diferente a cada una no significa que
sean diferentes en sí las evaluaciones, ya que todas siguen los mismos principios,
sino sólo nos indica el momento en que se realiza y las funciones que se le asignan

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a los resultados obtenidos en dicha evaluación y las tres sirven para mejorar la
función educativa.
No obstante que, como aquí se menciona, la evaluación es de suma importancia en
el proceso de enseñanza-aprendizaje, algunos profesores dan poca importancia al
proceso de evaluación.
Tomando en cuenta lo anterior, indicaremos las características que debe tener la
evaluación para que sea funcional:
1. Que se relacione con los objetivos planteados de antemano.
2. Que sea integral y uniforme para todo el programa educativo.
3. Que esté estructurada de una manera coherente y continua.
Además para realizar una evaluación eficaz de los logros, el maestro debe:
1. Dominar el conocimiento o la habilidad de evaluar y
2. Dominar la técnica práctica de los instrumentos de evaluación, las cuales sólo
son el medio para facilitar, ampliar y afinar las observaciones del maestro acerca
del desempeño de los alumnos.
La adopción de un modelo de evaluación referida a criterio exige el desarrollo de
técnicas de medición en las que los reactivos del instrumento se deriven de los
objetivos específicos y las diferentes formas de evaluación nos proporcionan las
señales que marcan el progreso del aprendizaje y se espera que indiquen tanto al
maestro como el alumno el grado de éxito alcanzado por ambos, pero a menos que
los objetivos estén establecidos en forma clara y precisa, dichas evaluaciones
cuando menos tendrán resultados engañosos y, en el peor de los casos, serán
injustas e inútiles y no guardarán relación con lo que se busca. Para que sean de
algún beneficio es necesario evaluar el rendimiento en los términos que se han
especificado, lo que se espera de los alumnos en los objetivos de aprendizaje. El
empleo de instrumentos adecuados de medición facilita en gran medida el proceso
de evaluación y el tipo de instrumentos a usar estará determinado por el tipo de
objetivos a evaluar. Así por ejemplo, si se desean evaluar conocimientos, el profesor
puede optar por una prueba de papel y lápiz; sin son habilidades, puede usarse la
observación sistemática con ayuda de una lista de comprobación, etc.
Como una modalidad de la evaluación mencionaremos la autoevaluación realizada
por el alumno. Si atendemos a la definición dada por la Universidad Pedagógica
Nacional ésta "es el procedimiento valorativo que permite al participante evaluar,
orientar, formar y confirmar el nivel de aprendizaje de cada unidad".
Definida de esta manera, la autoevaluación proporciona al estudiante ayuda para
descubrir sus necesidades, cantidad y calidad de su aprendizaje, causas de sus
problemas, dificultades y éxitos en el estudio.
De implementarse ésta en el salón de clases constituirá una parte básica de cada
unidad que permitiría al estudiante apreciar y juzgar su trabajo en forma inmediata;
adquiriendo fundamentalmente un carácter formativo apegado al proceso de
aprendizaje si se le considera "como un proceso permanente, integral y orientado, en
el cual el alumno valora su ritmo personal de aprendizaje".
"La utilización de instrumentos de autoevaluación es especialmente recomendable
para actividades de evaluación formativa. Inclusive pueden desarrollarse
instrumentos que permitan a los estudiantes evaluarse entre sí, sea por parejas, en
equipo o individualmente". Al sustituirse en el salón de clases éstas podrían estar
constituidas por preguntas abiertas, reactivos objetivos o ambos, que se apeguen a
los objetivos que se desean lograr, debiéndose proporcionar éstas al estudiante al
inicio de cada unidad o curso, para lo cual sería necesario:
- Dar al estudiante las contestaciones corregidas a las preguntas formuladas para su
autoevaluación, con el fin de que detecte de inmediato sus aciertos y errores.
- Que las preguntas estén formuladas de tal manera que cumplan el objetivo que
tiene la autoevaluación, es decir proporcionar ayuda al estudiante para descubrir
sus necesidades, la cantidad y calidad de su aprendizaje, las causas de problemas
y dificultades y sus éxitos en el estudio.

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De esta manera "el trabajo del educador puede aligerarse y puede lograrse un mejor
conocimiento por parte del educando de su propia situación si se utilizan
instrumentos auto-evaluables, aunque desde luego es imprescindible que los
estudiantes comprendan el sentido y la función de este tipo de evaluación, de modo
que no pretendan "hacer trampa".
La ayuda que se le da al estudiante al indicarle cómo puede analizar y valorar sus
respuestas a las cuestiones de la auto-evaluación, para retroalimentar y reforzar su
aprendizaje, es uno de los requisitos para poder llevarla a cabo. En conclusión y
con respecto a la evaluación, Villarroel dice que "la acelerada tecnificación de la
evaluación ha originado que se conciba a ésta como una estructura solamente
psicométrica, divorciada casi totalmente del aspecto didáctico". Tal concepción
resulta equivocada y ha ocasionado que los mejores esfuerzos y recursos para
mejorar la evaluación se hayan dirigido hacia el problema del mejoramiento de las
técnicas o instrumentos y no hacia el mejoramiento del proceso de enseñanza-
aprendizaje como un todo, dentro del cual está inmerso el proceso de evaluación.
3.3. Componentes de la evaluación.
3.3.1. El contexto.
El contexto educativo de una institución escolar es una serie de elementos y
factores que favorecen u obstaculizan el proceso de enseñanza/aprendizaje en
el aula.
La unidad educativa es una comunidad de aprendizaje que educa en forma
global, de forma sistémica, con sus proyectos con y sin incidencia en la
comunidad, con su organización, el diseño del espacio, las normas y horarios,
en el recreo, el comedor, con la selección de contenidos, con su participación en
el contexto, etc.
Un ambiente de aprendizaje es un espacio en el que los estudiantes interactúan,
bajo condiciones y circunstancias físicas, humanas, sociales y culturales
propicias, para generar experiencias de aprendizaje significativo y con sentido.
El contexto educativo de una institución educativa es una serie de elementos y
factores que favorecen u obstaculizan el proceso de enseñanza-aprendizaje en el
aula.
Es así, como concebimos al contexto como un cumulo de significados, principios,
valores y creencias compartidas por los miembros de una comunidad que le dan
una consonancia propia. Determinan y explican la conducta de los individuos que
la forman. El contexto, es el elemento que construye a la escuela, que le da
particularidad, que las distingue de las demás y por tanto, es una influencia
ineludible de los procesos de enseñanza-aprendizaje de un centro educativo.

La acción educativa debe de atender al contexto en su término más amplio. Todo


ello, a través de múltiples intervenciones: creando programas y tareas en torno
a la mejora de la comunidad, instituir niveles de cooperación y coordinación entre
los agentes de la comunidad educativa, favoreciendo su participación en el
proceso de enseñanza – aprendizaje. La vinculación de los centros escolares
con su entorno, es un elemento importante para la calidad e innovación
educativa.
Es así como la institución educativa y el contexto social deben propiciar los
mismos espacios, momentos, oportunidades, metodologías, procedimientos y
recursos, para que de manera articulada se dé continuidad a los procesos y se
pueda favorecer el desarrollo de las competencias básicas que conlleven a un
buen nivel de logros en el desempeño de los individuos.
Por ello, la responsabilidad de la unidad educativa y la sociedad en el desarrollo
de la inteligencia, es un proceso complejo que permite el fortalecimiento de
representaciones mentales, estructuras cognitivas y valorativas, ideas y juicios
de valor, al interior de una cultura y en un contexto apropiado. Este carácter
social y cultural de todo proceso educativo, puede comprenderse si se tiene en

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cuenta el desempeño realizado por los mediadores en el desarrollo del individuo
y los efectos sobre el desarrollo cognitivo y emocional de ellos.
Cuando hablamos de la influencia de los contextos en general, nos referimos a
los distintos ámbitos donde nuestro alumnado se socializa, forma, informa,
convive o realiza experiencias de prácticas de aprendizaje en un espacio formal
que es el salón de clases. Sabemos que el proceso enseñanza aprendizaje está
condicionada por la influencia de diferentes contextos, como puede ser el
contexto familiar, el contexto social, etc.
3.3.2. El sujeto de la evaluación.
El sujeto de la evaluación es el estudiante, considerado tradicionalmente como
receptor de conocimientos, y actualmente como partícipe activo del proceso.
La Evaluación puede entenderse como un proceso dinámico, continuo y
sistemático, enfocado hacia los cambios de las conductas y rendimientos, por
medio del cual verificamos los logros adquiridos en función de los objetivos
inicialmente establecidos.
Existen casos de estudiantes que tienen dificultades de aprendizaje y en los que
los sistemas de evaluación llegan a ser muy rígidos y lo mismo se reduzca a
calificaciones que no les ayuda. En ese sentido y aunque todo aporte para
reducir esa problemática es perentorio, en necesario reflexionar sobre un
sistema de evaluación que sea una ayuda al estudiante.
En principio es necesario recordar un elemento clave de la concepción actual de
la evaluación: no evaluar por evaluar, sino para mejorar los programas, la
organización de las tareas y la transferencia a una más eficiente selección
metodológica.
La evaluación como se ha propuesto permite al docente el seguimiento del
desarrollo de las actividades por parte de los estudiantes, responder a sus
consultas, detectar las dificultades que se plantean, realizar ajustes a las
actividades presentadas, analizar las formas en que los alumnos resuelven las
situaciones planteadas y cómo construyen y aplican conceptos estructurantes y
específicos del área y también cómo presentan sus producciones orales y
escritas utilizando un vocabulario apropiado, comunicar a los estudiantes las
metas que alcanzaron en relación con la situación de partida, verificar si se han
conseguido las intenciones educativas.
Los estudiantes poseen espacio para la creatividad, el despertar la necesidad de
la búsqueda de información a partir de diversas fuentes, la lectura, análisis y
confrontación de las mismas, organizar el trabajo y las responsabilidades de
cada uno, aplicar lo aprendido precedentemente y también la nueva información,
ampliar el sentido de ciertos conceptos y aproximarse a otros conceptos,
desarrollar la libertad de elección atendiendo al razonamiento como fundamento
de la misma, analizar los errores para poder superarlos, desarrollar mecanismos
de autoaprendizaje.
La evaluación formativa se puede llevar adelante a partir de la observación,
donde el docente se incorpore el trabajo individual del estudiante, así como
también su desempeño grupal (se integra, colabora, organiza, se interesa,
emprende la búsqueda de materiales que profundicen los contenidos abordados)
y la presentación oral y escrita de los trabajos que se requieran. Una alternativa
para la autoevaluación del docente y los alumnos registrar todo lo que vaya
sucediendo en el proceso de enseñanza-aprendizaje en un cuaderno que puede
titularse diario del docente y diario del alumno, respectivamente. La escritura,
lectura y reflexión de lo que allí se vuelque, permitirá realizar los cambios
necesarios para mejorar la acción educativa.
3.3.3. El objeto de la evaluación.
La evaluación siempre está referida a algo, aquello que constituye su objeto. El
desarrollo de la educación y de la evaluación educativa ha abierto el espectro de
los objetos de evaluación: los sistemas de enseñanza, las políticas, las

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instituciones educativas, sus procesos, los agentes de los mismos, los
propósitos, contenidos, medios, condiciones, resultados, efectos, vínculo con
otros sistemas, la propia evaluación. En materia de evaluación educativa todos
los aspectos relativos a la educación son potencialmente evaluables.
Una situación ilustrativa de lo dicho, la aporta el examen. Por lo general se aplica
para constatar o comprobar el conocimiento alcanzado por los estudiantes sobre
determinado contenido de enseñanza (de una asignatura, de un tema de la
misma). Se asume que los resultados de los estudiantes en la ejecución del
mismo sean evidencia de sus conocimientos. Pero, pudiera estar midiendo otra
cosa, como la capacidad de los alumnos para reaccionar y emitir respuestas en
situación de estrés; o el volumen de información que cada uno es capaz de
actualizar en un tiempo dado y fuera de un contexto natural, o sea, mediante
tareas artificiales no coincidentes con las situaciones y condiciones donde se
aplican esos conocimientos.
El hecho de que sea el aprendizaje el objeto de evaluación confiere gran
complejidad a la actividad. La dificultad estriba en definir qué se entiende por
aprendizaje, y en reconocer la existencia de diversas concepciones sobre el
mismo en la literatura científica, que se multiplican por las variadas maneras en
que se lo representan los profesores y los estudiantes, cuyas nociones, explícitas
o implícitas, regulan los modos de proceder al realizar la evaluación. Añade
dificultad al asunto la “operacionalización” del concepto que se asuma, a los
efectos de establecer los indicadores y criterios pertinentes para su evaluación.
La respuesta a qué se evalúa depende de los fines de la evaluación; de la
concepción de enseñanza y de aprendizaje; de los objetivos y contenidos de
enseñanza; de las condiciones en que se realiza el proceso, que incluye la
factibilidad y la facilidad para la selección de los instrumentos y procedimientos
de captación y valoración de la información sobre el aprendizaje de los
estudiantes. Estas últimas razones han dado lugar a la referida crítica de que se
evalúa aquello que es más fácil de evaluar y, quizás, ellas expliquen el apego a
formas de evaluación que solo demandan niveles reproductivos del conocimiento
aun cuando los objetivos de enseñanza planten mayores exigencias cognitivas.
3.3.4. La Medición.
La medición y la evaluación educacional constituyen procesos claves vinculados
al proceso de enseñanza-aprendizaje y representan herramientas fundamentales
para la toma de decisiones al interior de una institución educativa.
A través de estos procesos es posible conocer el grado de logro de los objetivos
de aprendizaje establecidos y la eficacia de las acciones realizadas.
Los procesos de evaluar y medir no son sinónimos. Existen relaciones y
diferencias notables entre ellos, aunque muchas veces los utilizamos
indistintamente.
El aprendizaje podría decirse que es un cambio en el comportamiento del
educando, provocado por la acción educativa. Pero esta no se produce en la
misma cantidad y calidad en cada educando. Por las siguientes razones.
La Medición es el proceso que cuantifica el desempeño de los estudiantes
tomando en cuenta aciertos, errores adjudicando finalmente una calificación. Es
únicamente entonces una serie de pasos previos que ni siquiera son
indispensables para el proceso de una verdadera evaluación.
La evaluación es el proceso de obtener, sintetizar e interpretar información para
facilitar la toma de decisiones. Para muchos profesores el evaluar es solo realizar
pruebas, revisar resultados y dar una calificación, no se dan cuenta que
realmente hacen es medir el aprovechamiento escolar.
Una verdadera evaluación consta de enjuiciar y valorar a partir de cierta
información para facilitar desprendida directa o indirectamente de la realidad, de
modo que durante el proceso de enseñanza-aprendizaje se realicen las
observaciones y apreciaciones no cuantificadas en los estudiantes.

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La medición proporciona información que facilita y posibilita la evaluación. En
este sentido la medición es previa a la evaluación, porque está sujeta y sirve a
sus propósitos.
3.3.5. Los Objetivos
Los objetivos de aprendizaje son conjuntos de conocimientos, aptitudes o conductas
que los estudiantes deben aprender, comprender o ejecutar como resultado de un
aprendizaje. Los objetivos de aprendizaje se miden para determinar el conocimiento
(aspecto cognitivo) o las aptitudes y conductas (aspecto afectivo) que un estudiante
ha adquirido en un plazo determinado.
La evaluación tiene dos objetivos principales: analizar en qué medida se han
cumplido los objetivos para detectar posibles fallas en el proceso y superarlas y,
el segundo, propiciar la reflexión de los alumnos en torno a su propio proceso de
aprendizaje (metacognición).
Para lograr estos objetivos la evaluación debe ser participativa que los alumnos
participen en ella.
Completa: Debe abarcar todos los pasos importantes del proceso enseñanza-
aprendizaje.
Continua: A lo largo del curso– no debe dejarse para el final del mismo.
Es fundamental considerar que la evaluación es un proceso de aprendizaje tanto
para los alumnos como para los profesores y la institución.
En la actualidad existen múltiples alternativas de evaluación. Cualquier decisión
debe sustentarse en el enfoque educativo, el tema, la finalidad, el alumno y el
estilo de enseñanza del profesor.
3.3.6. El Proceso.
Cuando se menciona del proceso continuo de la evaluación, nos estamos
refiriendo a una “recolección permanente de información”, lo cual se refiere a
darle seguimiento al desempeño durante todo el período educativo, pensando en
impulsar la mejora continua, lo cual sólo es posible si hay reflexión permanente
del proceso de enseñanza aprendizaje y seguimiento al desempeño.
La continuidad en el proceso permite igualmente recolectar información
representativa de los evaluados, y no solamente observaciones aisladas y
puntuales para emitir valoraciones ajustadas al desempeño real. Esas
aproximaciones sucesivas ponen el carácter continuo del proceso y obligan a que
dicho proceso de recuperación de evidencias entre a desempeñar papeles
protagónicos dentro de la evaluación.
Hay que cuidar que este proceso de recolección de datos de manera continua no
se limite solamente a la integración inerte de información. Es importante recoger
evidencias de lo que los alumnos presentan un cambio de postura en el proceso
de evaluación, porque si la finalidad es lograr una actuación competente, esta
información nos permite planear estrategias dirigidas y luego búsquedas más
autónomas, dándole seguimiento a la forma en que los alumnos van haciendo
aportaciones (entregando evidencias).
3.3.7. Los instrumentos y técnicas.
Los instrumentos y técnicas de evaluación son las herramientas que usa el
docente para obtener evidencias de los desempeños de los alumnos en un
proceso de enseñanza y aprendizaje.
Los instrumentos constituyen una ayuda para obtener datos e informaciones
respecto al estudiante, por ello el profesor debe poner mucha atención en la
calidad de éstos ya que un instrumento inadecuado provoca una distorsión de la
realidad.
El docente requiere información cualitativa y cuantitativa para lo cual utiliza los
instrumentos más representativos con sus respectivos métodos es decir la
prueba que de manera más adecuada se aplique a las capacidades del alumno,
el tema a evaluar y arroje los resultados que el docente necesita para establecer
el nivel de aprendizaje del alumno.

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3.3.8. El sujeto evaluador
Uno de los aspectos fundamentales en el proceso educativo en cualquier nivel
y en cualquier país del mundo es la evaluación.
La evaluación es realizada por los profesores o facilitadores de un curso o
asignatura. Ahora bien, no todos realizan el proceso evaluativo de la misma
manera; es necesario “una serie de competencias profesionales, tales como:
habilidades interpersonales y de comunicación, métodos de investigación,
análisis de datos, gestión de proyectos, ética profesional, conocimiento del
contexto social y de la naturaleza del objeto evaluado”, además de
conocimientos propios de la disciplina de evaluación.
Lo cual implica, que en la evaluación del quehacer educativo, cada profesor
realiza dicho proceso desde una perspectiva personal.
Los cambios que se producen en la sociedad y que determinan el
desplazamiento del modelo tradicional de formación, generan la necesidad de
redefinir el papel del profesor y, en consecuencia, de proponer nuevas
alternativas para su formación y desarrollo profesional.
La necesidad de un nuevo papel del docente ocupa un lugar destacado en la
retórica y en la práctica educativa actual, ante la necesidad de construir nuevos
modelos de formación y de renovar las instituciones. El perfil y el papel de este
"nuevo docente" han llegado a configurar un largo listado de "competencias
deseables", en el que confluyen tanto postulados derivados de enfoques
eficientistas de la educación, como otros propuestos por las corrientes
progresistas, la pedagogía crítica o los movimientos de renovación educativa.
Así, el "docente eficaz" es caracterizado como un sujeto polivalente, profesional
competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador,
intelectual crítico e intelectual transformador.
Se asume que el nuevo docente desarrolla una pedagogía basada en el diálogo,
en la vinculación teoría-práctica, la interdisciplinariedad, la diversidad y el trabajo
en equipo; que es capaz de tomar iniciativas para poner en marcha ideas y
proyectos innovadores; que desarrolla y ayuda a sus alumnos a apropiarse de
los conocimientos, valores y habilidades necesarios para aprender a conocer, a
hacer, a convivir. Asimismo, incorpora a su práctica el manejo de las nuevas
tecnologías tanto para la enseñanza en el aula y fuera de ella como para su
propio aprendizaje permanente. Además, debe ser percibido por los alumnos a
la vez como un amigo y un modelo, alguien que les escucha y les ayuda a
desarrollarse.
El papel tradicional del docente, que transmite de manera conservadora un
curriculum caracterizado por contenidos casi exclusivamente académicos
resulta, indiscutiblemente, poco pertinente para el momento actual. El nuevo
papel del profesor debe consistir en la creación y coordinación de ambientes de
aprendizaje complejos, proponiendo a los estudiantes un conjunto de actividades
apropiadas que les apoyen en la comprensión del material de estudio, apoyados
en relaciones de colaboración con los compañeros y con el propio docente.
En otros términos, el profesor debe actuar como mediador del aprendizaje,
ubicándose más allá del modelo de profesor informador y explicador del modelo
tradicional. Esto supone que pueda seleccionar adecuadamente los procesos
básicos del aprendizaje en cada materia y subordinar la mediación a su
desarrollo, a través del uso de estrategias cognitivas y metacognitiva.
Se espera que el profesor, en esta nueva orientación centrada en el aprendizaje
del estudiante, sea capaz de responder a los rápidos cambios en el conocimiento
científico tecnológico y en las concepciones del aprendizaje, que utilice de
manera creativa e intensiva las nuevas tecnologías, que reoriente su enfoque
pedagógico hacia una enseñanza más personalizada, a partir de la comprensión
de las diferencias individuales y socioculturales; que conozca y pueda aplicar
nuevas concepciones de gestión del proceso educativo, generando liderazgo

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académico, y que pueda vincularse con diversas instituciones e instancias que
promueven aprendizajes formales e informales.
La enseñanza universitaria, particularmente, muestra una gran preocupación por
lograr un desempeño docente de mejor calidad. En este nivel educativo el interés
por la transformación del personal docente es mayor, considerando que muchos
profesionales llegan a la docencia sin elementos de formación específicos para
realizar actividades de enseñanza.
El sujeto evaluador debe utilizar los procesos, procedimientos, modelos, tipos,
estrategias, instrumentos, técnicas y herramientas para la operacionalización de
la evaluación, culminando con una evaluación integral de carácter cuali-
cuantitativa.
3.4. Propósitos de la evaluación.
En la evaluación de aprendizajes se distinguen, por lo general, dos grandes propósitos
3.4.1. Mejora del proceso educativo.
El primero es la mejora del proceso educativo, conocido también como
evaluación formativa. La evaluación formativa también se denomina evaluación
para el aprendizaje
La evaluación a través del tiempo, según diferentes teorías y autores, debe
servir, definitivamente, para mejorar la calidad de la educación. Uno de sus fines
es provocar la retroalimentación de su propio aprendizaje a los estudiantes. Pero
no solo esto, sino que permite también al docente realizar un análisis de su
práctica antes, durante y después del proceso, con el fin de realizar los ajustes
que se requieran. Mediante la evaluación se hace un análisis que lleve a mejorar
y proponer nuevas estrategias y metas en el salón de clases. La calificación
viene a ser la definición del alcance de los logros o no en un periodo determinado.
La evaluación, a la vez, va formando en los estudiantes una imagen de su propio
logro con los resultados obtenidos; es por ello que la valoración se convierte en
parte fundamental del proceso enseñanza-aprendizaje.
Así, la evaluación se ha convertido en una de las áreas de oportunidad en la
mayoría de los profesionales de la educación. Emitir un juicio crítico sobre el
logro de los estudiantes.
Es claro que los docentes debemos siempre llevar una evaluación sistematizada
del logro de nuestros estudiantes, mediante la cual podamos recoger evidencias
que nos permitan emitir un juicio sobre el alcance de los aprendizajes. Para un
docente es difícil emitir un juicio sin recoger un sinnúmero de evidencias que le
permitan, al finalizar un determinado periodo, dar una calificación numérica de
sus alumnos.
Es importante que los docentes se apropien de los resultados de la evaluación
para la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje, que realmente la consideren
como una herramienta que les permita detectar las áreas de oportunidad de su
práctica y se tomen acciones para un mejor logro en los aprendizajes.
Pero, todavía más importante es que, la misma evaluación es la encargada de
detectar las áreas de oportunidad tanto de los estudiantes como del docente,
pero es preciso que realmente se tomen acciones para la mejora de nuestra
práctica a partir de los resultados de las evaluaciones de nuestros estudiantes.
La evaluación en el enfoque formativo posee, por ende, muchos factores que es
preciso anotar, como lo son: medición, calificación, estimación o acreditación, las
cuales a continuación describiré brevemente.
3.4.2. Informar sobre logros obtenidos.
Es informar a distintos actores sobre los logros obtenidos; la evaluación que se
desprende de este propósito es conocida como evaluación sumativa, y
comprende las funciones de acreditación, calificación y rendición de cuentas del
desempeño del alumno.
La comunicación de resultados de la evaluación realizada por los docentes tiene
dos propósitos centrales: el primero es proporcionar retroalimentación

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descriptiva de forma continua y oportuna a los alumnos sobre sus logros y
dificultades con respecto a los objetivos curriculares, con la intención de cerrar
la brecha entre su situación actual y los objetivos de aprendizaje que se
pretenden alcanzar; el segundo es proporcionar a distintos usuarios, profesores,
alumnos, padres de familia, directivos del plantel y autoridades externas, una
valoración global al final de un período, sobre el nivel en que los educandos
alcanzaron los objetivos de aprendizaje.
En el marco del modelo de evaluación en el aula sostenido en este trabajo, el
primer propósito responde a la evaluación formativa o para el aprendizaje y el
segundo a la evaluación sumativa o del aprendizaje. Ambos propósitos son
necesarios y para que cada uno se desarrolle de manera efectiva necesita cubrir
algunas características.
Para que la comunicación en el marco de la evaluación formativa sea efectiva es
necesario: que profesores y alumnos compartan los objetivos de aprendizaje y
sus comprensiones para tener claridad de lo que se evalúa, porque no sólo son
destinatarios de la información, ambos participan en el proceso de evaluación;
que se establezcan criterios de valoración claros y comunicables desde el inicio
de la evaluación, congruentes con los propósitos del programa y conocidos por
los alumnos y profesores u otros destinatarios; que la información generada se
dirija principalmente a los alumnos y a sus profesores, porque son ellos quienes
necesitan saber hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos de mejora; que la
información proporcionada sea precisa, con evidencias suficientes, y
fundamentada en un procedimiento de evaluación adecuado que permita tomar
decisiones útiles para mejorar el aprendizaje; que se proporcione información
descriptiva al alumno acorde a cada uno de los objetivos de aprendizaje o
categorías establecidos; que el docente tenga organizadas las evidencias que
dan cuenta de cómo evoluciona el desempeño del alumno (uno de los recursos
que se recomiendan para ello es el uso del portafolios o carpeta de evaluación
para cada alumno); que la retroalimentación sea frecuente y oportuna con la
finalidad de informar a los educandos sobre su desempeño, sobre sus áreas de
mejora y sobre las actividades a realizar para cerrar la brecha entre la situación
actual y la deseable; que la información proporcionada al alumno sobre los
resultados de la evaluación sea constructiva, es decir, útil para mejorar el
aprendizaje, y que se realice en un clima de respeto, sin afectar su dignidad
como persona.
La comunicación de los resultados desde la perspectiva de la evaluación
sumativa tiene lugar al final de un período y consiste en dar a conocer un juicio
sobre el desempeño del alumno con respecto a los objetivos de aprendizaje.
Esta información se traduce en una calificación que se comunica al propio
alumno, a los padres de familia y a las autoridades externas.
Sería deseable que la comunicación de la evaluación sumativa se adaptara al
destinatario en cuanto al formato en que se presentan los resultados, y además,
en cuanto a las evidencias entregadas, por ejemplo, los padres requieren la
calificación y evidencias que la sustentan, mientras que las autoridades
educativas sólo necesitan la valoración final.

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UNIDAD Nº 4

COMPONENTE TEÓRICO Y TÉCNICO DEL SISTEMA DE EVALUACIÓN

4.1. Etapas de la evaluación.


4.1.1. Evaluación inicial-contexto-diagnóstico.
4.1.2. Evaluación de proceso-continuada-formativa
4.1.3. Evaluación de resultados-sumativa-salida.
4.2. Tipos y modalidades de evaluación.
4.2.1. Tipos de evaluación.
4.2.1.1. Evaluación diagnóstica.
4.2.1.2. Evaluación formativa.
4.2.1.3. Evaluación sumativa.
4.2.2. Modalidades de la evaluación.
4.2.2.1. Autoevaluación.
4.2.2.2. Heteroevaluación.
4.2.2.3. Coevaluación.
4.3. Sujetos que realizan la evaluación.
La evaluación según sus agentes, a saber:
4.3.1. Estudiante. (Autoevaluación).
4.3.2. Profesor. (Heteroevaluación).
4.3.3. Estudiante-Estudiante. (Coevaluación).

4.1. Etapas de la evaluación


Cuando se menciona de componente teórico y técnico del sistema de evaluación, se
debe considerar tres fases o etapas de evaluación:
 Primera etapa: La evaluación inicial, que comprende la evaluación de contexto y la
evaluación diagnóstica;
 Segunda etapa: La evaluación de proceso o evaluación formativa y;
 Tercera etapa: La evaluación de resultados o evaluación sumativa, llamada también
evaluación de salida.
4.1.1. Evaluación inicial
Cuando se nos designa como docente de algún curso, debemos pensar en su
posible desarrollo curricular; esto implica preparar una programación curricular
que se plasma y divulga mediante el sílabo.
Prepararlo constituye una tarea fundamental en la educación superior, como
también en las unidades educativas de educación básica (primaria-secundaria).
Para realizar la planificación, el desarrollo del curso tenemos que averiguar las
necesidades educativas y características del alumnado, con el cual se va a
trabajar, además de tomar previsiones acerca de los medios necesarios para
la ejecución curricular. A esto se llama evaluación de contexto.
La evaluación inicial comprende también a la evaluación diagnóstica, que
puede ser de entrada o de prerrequisitos.
Es de entrada cuando exploramos los aprendizajes que presenta el alumno en
relación con lo que se espera lograr en el curso que vamos a enseñar,
permitiéndonos comparar posteriormente sus condiciones de ingreso a la
asignatura con las que presente a la salida de la misma.
Se llama evaluación de pre requisitos cuando averiguamos los aprendizajes
previos que presenta el estudiante y que juzgamos indispensables para llevar
el curso, de tal manera que al constatarse la carencia de éstos debiera
replantearse la programación curricular o quizás en algunos casos organizar
un programa preliminar de duración variable, para cubrir esos prerrequisitos.
Como se puede notar, que no es lo mismo decir evaluación de entrada que
decir evaluación de pre requisitos, aunque varias veces se les confunde en la
medida que son evaluaciones tipo diagnóstico y que en las pruebas de entrada

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suelen utilizarse tanto las preguntas o reactivos para averiguar pre requisitos,
como las que corresponden estrictamente a una evaluación de entrada.
Para la evaluación diagnóstica también pueden emplearse pruebas
psicopedagógicas (test de inteligencia o de personalidad, por ejemplo), análisis
del rendimiento en cursos anteriores, informes de profesores, encuestas y
observación. Lo mejor es siempre el contacto directo con el grupo de
estudiantes mediante entrevistas y/o alguna oportunidad de generar
discusiones en grupos pequeños para una posterior puesta en común.
4.1.2. Evaluación de proceso
Es la aplicación sistemática de procedimientos e instrumentos para seguir,
acompañar y controlar el aprendizaje del estudiante, con el propósito de revisar
el desarrollo del proceso educativo para orientar a los alumnos en el momento
oportuno y ayudarlos a superar errores.
La evaluación de proceso, por ello, también se denomina evaluación formativa.
Al revisar su propio trabajo y reajustar el desarrollo del proceso educativo, los
docentes tienen la oportunidad de retroalimentar el aprendizaje de los
estudiantes.
Una de las mayores dificultades en la aplicación de las evaluaciones
formativas, es la falta de habilidad en muchos docentes para utilizarlas dada la
tendencia a calificar o clasificar a los estudiantes.
La evaluación formativa no consiste en poner notas, pero tampoco prescinde
de ellas; lo ideal es interrelacionar la evaluación de proceso con la evaluación
de resultados o evaluación sumativa.
Dicho de otro modo, la evaluación de proceso puede ser cuantitativa o
cualitativa pero provisional, modificable, de acuerdo al avance de los
aprendizajes.
4.1.3. Evaluación de resultados
Como su nombre lo dice, es la evaluación final o evaluación sumativa que se
expresa en calificativos al término del proceso educativo, con fines de
certificación.
La evaluación de resultados se relaciona con tres niveles evaluativos, tal como
se manifestó anteriormente; con el de aprendizaje (resultados inmediatos), con
el comportamiento de las actividades (resultados intermedios) y con el de
funcionamiento (resultados finales o de largo plazo), aunque reiteramos suele
limitarse exclusivamente a los resultados inmediatos.
La evaluación sumativa o de resultados debe hacerse al término del desarrollo
curricular de una asignatura, anual, semestral o modular. En nuestro medio, la
evaluación sumativa se efectúa modular, bimestral, semestral y anualmente.
4.2. Tipos y modalidades de evaluación.
La evaluación educativa representa la fase mediante la cual, el docente, observa,
recolecta y examina información importante, referente al proceso de enseñanza de los
estudiantes, con el objeto de ofrecer juicios de valor y también poder tomar las
decisiones correctas y oportunas para el mejoramiento de la enseñanza.
Existen diferentes tipos de evaluación a nivel educativo, algunas de ellas son:
4.2.1. Tipos de evaluación.
4.2.1.1. Evaluación diagnóstica.
Es la evaluación que se realiza antes de enseñar una asignatura nueva
y tiene el objetivo de evaluar los conocimientos y competencias previas
con los que cuenta el estudiante.
Estas competencias deben ser el punto de partida, sobre las que se
debe añadir nuevos conocimientos, es decir según el conocido como
aprendizaje significativo, una vez que conocemos el punto de partida de
los alumnos, podemos enseñarles en base a estos conocimientos para
que estos últimos actúen como nuevos.

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Esta evaluación es fundamental y ayuda a no dar por hecho que el
alumno posee conocimientos sobre una determinada asignatura
únicamente por haberla cursado el año anterior.
Esta evaluación se realiza mediante un sencillo examen con preguntas
básicas o incluso con un test básico, que no tiene el objetivo de calificar
a los alumnos, sino de dar información al docente o profesor y que
pueda saber si las primeras clases debe dedicarlas a enseñar temario
nuevo o a dedicar las primeras clases a repasar asignatura anterior.
La diagnóstica es llevada a cabo previamente, antes de comenzar el
proceso de enseñanza. Es realizada con la finalidad de poder conocer
los conocimientos previos de los alumnos, sobre los que fijaran los
nuevos conocimientos.
4.2.1.2. Evaluación formativa.
Es la evaluación que se produce dentro del proceso de enseñanza y
permite medir el rendimiento de los alumnos en tiempo real, pudiendo
contrastar si los alumnos están absorbiendo la información o, por el
contrario, están teniendo un rendimiento menor de lo adecuado, esto
puede ayudar al profesorado a tomar la decisión de seguir por el camino
de enseñanza que están llevando hasta ahora, o hacer variaciones
para intentar mejorar el rendimiento y aprendizaje de los estudiantes.
Este tipo de evaluación que parte de la base de la evaluación
diagnóstica y con ella se puede comprobar si se está avanzando en los
conocimientos que se imparten y si las estrategias de enseñanza son
las más adecuadas para conseguir el objetivo planteado en un principio
o hay que cambiar, frenar o aumentar el ritmo de enseñanza.
La evaluación no se puede considerar una tarea rutinaria que
simplemente busque el aprobado o el suspenso del estudiante, sino la
senda que se ha escogido para comprobar efectivamente que el
aprendizaje que se buscaba al inicio del curso se está consiguiendo o
si hay que cambiar de ruta o de estrategia de enseñanza.
Además, se consigue paliar el estrés que pueden sufrir los estudiantes
al pensar que tan solo un examen será capaz de definir su éxito o
fracaso como estudiantes, puesto que es un tipo de evaluación en la
que se tienen en cuenta todos los esfuerzos y aportes de los
estudiantes, lo que permita que aprendan poco a poco de una manera
diaria o regular, mientras que con el sistema tradicional de estudiar para
un único examen tan solo se memoriza y no conseguimos uno de los
objetivos de la enseñanza, que los alumnos aprendan.
La formativa es realizada con la finalidad de recabar una información
parcial sobre la sabiduría adquirida a través del tiempo. Esta
valoración, le va a permitir al docente tomar ciertas decisiones, a nivel
de pedagogía (quitar o modificar estrategias, avanzar o retroceder en
el programa, simplificar o agregar contenidos, etc.)
4.2.1.3. Evaluación sumativa.
La evaluación sumativa o evaluación es la que se encarga de medir el
resultado de los estudiantes después de un proceso de aprendizaje.
Estas pruebas sumarias o sumativas a pesar de que su objetivo último
es aprobar o suspender al alumno, hacer que supere o no supere el
curso o no supere el semestre de forma adecuada, este no puede ser
el fin en sí mismo, sino que debe buscar que el estudiante mejore y siga
aprendiendo de la forma más óptima posible.
Para poder conocer si una prueba sumativa ha sido buena es
importante recopilar datos sobre los resultados que ha obtenido el
estudiante y establecer una correlación con los objetivos planteados,
para ver si estos finalmente se alcanzaron o no.

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Es decir, el objetivo de la evaluación sumativa se mide siempre a largo
plazo y nos permite conocer si se cumplieron los objetivos principales,
así como conocer si el programa de estudios que se ha seguido durante
el año ha sido efectivo y ha ayudado a aprender a los estudiantes las
asignaturas estudiadas.
Por lo tanto, podemos decir que en la evaluación sumativa se pretende
no solo medir el rendimiento del alumnado, sino también la eficiencia
del programa de estudios y conocer en consecuencia, si hay que
realizar modificaciones.
Lo importante no es solo que busquemos datos cuantitativos, sino que
también nos centremos en los datos cualitativos. Lo que queremos
decir con esto es que la evaluación sumativa no debe definirse como
un único examen final, sino como un proceso que engloba todas las
evaluaciones que han formado parte del curso, haciendo un análisis y
viendo si en balance, se han cumplido los objetivos docentes
propuestos.
La sumativa es aquella valoración, realizada al final del periodo, para
verificar si el estudiante pudo adquirir los saberes y competencias
enseñadas, que al final le permitirán aprobar o no la asignatura. De esta
evaluación depende si el estudiante pasa o no de grado.
Estos tres tipos de evaluación son completamente necesarios y
complementarios, siguiendo además un orden concreto:
1. La evaluación diagnóstica: es la primera, la evaluación inicial.
2. La evaluación formativa: es la segunda, la evaluación intermedia.
3. La evaluación sumativa: es la última, la evaluación final que se debe
emplear como balance.
4.2.2. Modalidades de evaluación
4.2.1.1. Autoevaluación.
En la autoevaluación “los evaluadores evalúan su propio trabajo, por lo
que las responsabilidades del evaluado y del evaluador coinciden en
las mismas personas”.
Es importante promover este tipo de evaluación en los estudiantes,
estableciendo criterios transparentes, de manera que el estudiante
mediante un proceso de reflexión valore su actuación. De ahí que, la
autoevaluación es necesaria para que el estudiante tome conciencia de
lo que hace, en función de que tome decisiones que contribuyan a
mejorar su proceso de aprendizaje. Es importante resaltar, que también
el docente debe realizar una autoevaluación de su práctica profesional
para mejorar su proceso de enseñanza.
4.2.1.2. Heteroevaluación.
La Heteroevaluación es la evaluación que generalmente hace el
docente a sus estudiantes, aunque se pueden incluir otros actores
relacionados, como por ejemplo: otros docentes, los coordinadores y
los directivos.
“La Heteroevaluación consiste en la evaluación que realiza una
persona sobre otra: su trabajo, su actuación, su rendimiento, etc. Es la
evaluación que habitualmente lleva a cabo el profesor con los
alumnos”.
4.2.1.3. Coevaluación.
La Coevaluación es aquella que hacen los estudiantes entre ellos
mismos. “La coevaluación consiste en la evaluación mutua, conjunta,
de una actividad o un trabajo determinado realizado entre varios”.
Este tipo de evaluación, permite al docente recoger información sobre:
actitudes, valores, trabajo en equipo, destrezas, etc., y cualquier otra
información que no es posible obtener en la relación docente-

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estudiante. De manera que, la información que aporten los estudiantes
puede ser contrastada con la información que tiene el docente
(heteroevaluación), esto, permite minimizar subjetividades.
4.3. Sujetos que realizan la evaluación.
La evaluación según sus agentes, a saber:
En estos tiempos en los que tanto se habla de calidad en la educación no debemos
perder de vista que, en una sociedad democrática y plural una enseñanza de calidad
debe ser sinónima de atender a los diferentes ritmos de estudio y de aprendizaje de
los alumnos.
4.3.1. Estudiante. (Autoevaluación).
La autoevaluación es la estrategia por excelencia para educar en la
responsabilidad y para aprender a valorar, criticar y a reflexionar sobre el
proceso de enseñanza y aprendizaje individual realizado por el estudiante.
Una de las estrategias que puede contribuir a afrontar la diversidad de los
estudiantes en el aula es enseñarles a que evalúen su propio aprendizaje. La
autoevaluación puede y debe ser un instrumento que facilite atender, respetar
y valorar los distintos ritmos de aprendizaje según las diferentes características
del estudiante. Características relativas, por ejemplo, a: capacidades, estilos de
aprendizaje, estrategias cognitivas, experiencias y conocimientos previos,
motivación, atención, ajuste emocional y social, etc.
Principalmente de entre los beneficios que presenta la realización de una
auténtica autoevaluación, destacan los siguientes:
a) Es uno de los medios para que el alumno conozca y tome conciencia de
cuál es su progreso individual en el proceso de enseñanza y aprendizaje;
b) Ayuda a los discentes a responsabilizarse de sus actividades, a la vez que
desarrollan la capacidad de autogobierno;
c) Es un factor básico de motivación y refuerzo del aprendizaje;
d) Es una estrategia que permite al docente conocer cuál es la valoración que
éstos hacen del aprendizaje, de los contenidos que en el aula se trabajan,
de la metodología utilizada, etc.
e) Es una actividad de aprendizaje que ayuda a reflexionar individualmente
sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje realizado;
f) Es una estrategia que puede sustituir a otras formas de evaluación. Para
atender a la diversidad es necesario utilizar diferentes instrumentos
evaluativos para tratar de valorar la progresión de las capacidades de cada
alumno. La autoevaluación puede ser una estrategia más en ese proceso
de valoración.
g) Es una actividad que ayuda a profundizar en un mayor autoconocimiento y
comprensión del proceso realizado y
h) Es una estrategia que posibilita la autonomía y autodirección del alumno.
De todas las razones anteriormente expuestas no cabe ninguna duda de que
la autoevaluación del discente puede y debe ser utilizada como estrategia para
afrontar la diversidad de intereses, necesidades y ritmos de aprendizaje del
alumnado.
4.3.2. Profesor. (Heteroevaluación).
La Heteroevaluación es la evaluación que generalmente hace el docente a sus
estudiantes, aunque se pueden incluir otros actores relacionados, como por
ejemplo: otros docentes, los coordinadores y los directivos.
En términos generales, la heteroevaluación consiste en la evaluación que
realiza una persona a otra sobre algún aspecto como: su trabajo, su actitud,
su rendimiento, etc. Es la evaluación que habitualmente lleva a cabo el
profesor de los estudiantes.
La característica de esta evaluación consiste en que los agentes evaluadores
(docentes) están en un nivel jerárquico superior que el evaluado (alumno), sin

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olvidar que dependerá del contexto para determinar así los roles que tomará
cada parte.
Evaluar a otra persona, constituye trabajo complejo, ya que, esto conlleva a
asignarle valor a una acción realizada, sin embargo dentro del campo de la
enseñanza constituye un instrumento indispensable para obtener el nivel de
conocimientos adquiridos durante un tiempo determinado.
En este proceso de la educación, no sólo es importante que el docente evalúe
a sus estudiantes, es muy conveniente que los estudiantes aprendan a valorar
sus conocimientos y actitudes, aunque el profesor brinde los resultados que
van obteniendo de modo continuo, es más provechoso que ellos mismos estén
conscientes de sus éxitos o fracasos.
Por otra parte, han de aprender a autoevaluarse porque al culminar sus
estudios se enfrentarán con otra realidad y serán ellos mismos quienes se
evalúen, es decir, si los estudiantes no conocen los resultados por sí
mismo, ocurrirá que:
 Se repetirán los errores con más frecuencia o posibilidad, hasta llegar
a consolidarse.
 Les costará trabajo mejorar, ya que no reconocieron errores y
continuaron trabajando en el proceso de la misma manera.
La heteroevaluación permitirá al alumno y al docente:
1. Identificar carencias o “puntos flojos” que es necesario reforzar antes de
seguir adelante con el programa de estudio.
2. Evitar repeticiones innecesarias de objetivos que ya han sido integrados.
3. Remodelar o adecuar la planificación de objetivos reales, de acuerdo a las
necesidades e intereses de sus alumnos. Trabajar en el diseño de
actividades remédiales, destinadas al grupo o a los individuos que lo
requieran.
4.3.3. Estudiante-Estudiante. (Coevaluación).
La coevaluación consiste en la evaluación del desempeño de un alumno a
través de la observación y determinaciones de sus propios compañeros de
estudio. El mencionado tipo de evaluación resulta ser realmente innovador
porque propone que sean los mismos alumnos, que son los que tienen la misión
de aprender, los que se coloquen por un momento en los zapatos del docente
y evalúen los conocimientos adquiridos por un compañero y que ellos también
han debido aprender oportunamente.
Esta retroalimentación que nos propone este tipo de evaluación, busca y tiende
a mejorar el aprendizaje, porque animará a los estudiantes a que se sientan
realmente participes del proceso de aprehensión de contenidos y no meros
asistentes de una clase, la coevaluación les propone a los estudiantes que
participen de su propio proceso de aprendizaje y el del resto de sus
compañeros a través de la expresión de juicios críticos sobre el trabajo de los
otros.
Algunas consideraciones que sí o sí deberían ser tenidas en cuenta a la hora
de la coevaluación de los compañeros, son las siguientes:
1. Si se mostró pendiente de la tarea, comunicándose y participando
activamente, es decir, sugiriendo ideas, compartiendo conocimientos y
también ideas.
2. Si se mostró responsable, preocupándose por enriquecer y mejorar la tarea
del equipo en el que le toco participar.
3. Si se comunicó en forma clara, precisa, concisa y cordial para con el resto
de sus compañeros, aceptando las opiniones contrarias y sentando sus
propias ideas y su propia reflexión acerca del equipo, analizando su
desempeño y las cuestiones que podrían mejorar su dinámica, por ejemplo.
A menudo se las suele confundir, por eso vale destacar que la coevaluación

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nada tiene que ver con la autoevaluación, ya que en esta última es uno
mismo el que evalúa los propios conocimientos adquiridos y reflexiona
sobre los mismos, en cambio, como mencionamos, en la coevaluación
participan todos los alumnos que conforman un equipo.

BIBLIOGRAFIA

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