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Debido a que la alimentación de los cerdos representa el 80 % del costo total de producción y que los
concentrados han subido de precio. Ganadero le presenta otras opciones más económicas que los
lechones pueden consumir.
A la hora de elegir una alternativa para suministrar a los cerdos, hay que evaluar ciertos parámetros
como:
La composición nutricional
Los costos entre productos conocidos y los nuevos
La disponibilidad del alimento
Consistencia del alimento
El riesgo que pueda representar para el ser humano o el animal [1].
El nacedero: un arbusto que se puede encontrar junto a nacimientos de agua y cuyas hojas tienen un
buen contenido de proteína para monogástricos cercano al 14 %.
La torta de girasol: obtenida durante la extracción de aceite puede aportar hasta el 40 % de proteína
y ser incluida en una alimentación basada en miel de caña de azúcar y harina de soya.
Asoporcicultores propone una segunda fuente de energía en las grasas, aceites y sebos. Aconsejan
emplear estos productos con aquellos que tengan baja energía, en raciones que pueden variar entre los
2,5 % y 5 % [2].
Las harinas también pueden acompañar la alimentación de los cerdos. En general, se emplean las de
carne, pescado, sangre y semilla de algodón.
La harina de carne: ya se ha incluido en las raciones para cerdos, porque contienen 50 % de proteína
y son fuente de otros nutrientes como calcio y fósforo. Sin embargo, hay que limitar su uso porque a
los cerdos no les gustan tanto y pueden tener exceso de calcio.
La harina de semilla de algodón: se debe procesar muy bien porque contiene gosipol, un material
tóxico para los porcinos. Podría servir para dietas de cerdos más pesados, así como la harina de sangre.
la leche y el suero lácteo: son fuentes nutricionales muy atractivas. Debe suministrarse leche
descremada o desgrasada, que aporta el 33 % de proteína de excelente calidad y tiene más energía que
la harina de maíz y de soya, alimentos habituales en granjas porcícolas.
Otra alternativa consiste en el uso de residuos de panaderías. De hecho, el pan duro y los sobrantes
de pastelería constituyen una comida con alto contenido de carbohidratos y una proteína que puede
llegar incluso al 10 %. No obstante, se debe acompañar con una suplementación de proteína, minerales
y vitaminas [3].
Bibliografía