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Carbonatación de Hormigón.

Origen de
oxidación de armados

escrito por Enrique Alario Catalá el 20 enero, 2014 en la categoría Invitados, Patologías 14

Os traigo esta semana la primera colaboración del año. Los compañeros de

Alkidia, un estudio de arquitectura técnica de Dos Hermanas, ha querido

colaborar en el blog con un artículo hablando sobre un tema que tenía yo en el

tintero desde hace tiempo (me han ahorrado faena), se trata de

la carbonatación de hormigón. Ya hemos visto en este blog algunos artículos en

los que se mostraban problemas derivados de la carbonatación de hormigón, pero

no había tratado detalladamente el problema.

A los compañeros de Alkidia los puedes encontrar en las redes sociales, como en

su página de facebook, perfil de twitter o página en google plus, además de en

su página web donde puedes conocerlos más a fondo o leer su blog.


Pero como lo importante de una colaboración es el artículo que nos traen, os dejo

con él y ya me contaréis qué os parece.

Cuando vamos a estudiar las patologías de un edificio antiguo o falto de

conservación, cuya estructura es de hormigón armado, con frecuencia nos

encontramos signos de grietas y fisuras en cornisas, en vigas vistas en patios,

pilares, etc. Grietas de tal magnitud que en muchos casos apreciamos signos

significativos de desprendimiento de material, como es el caso de la cornisa de

la siguiente fotografía.

Desprendimientos en cornisa

La principal causa de este tipo de signos es la carbonatación del hormigón,

pero antes que nada conviene aclarar algo que puede inducir a confusión: la

carbonatación no es ninguna patología ni ningún daño, ni ninguna lesión de la

estructura. La carbonatación es un proceso natural. Y aquí viene la pregunta

del millón. Si es un proceso natural, ¿por qué da pie a que aparezcan patologías

en el hormigón que pueden derivar en situaciones de tanto riesgo como es el

desprendimiento de material? Intentemos explicarlo de una forma clara en este

artículo.
Creedme que me encantaría hablar del tema sin tener que mencionar ningún tipo

de reacción química ni entrar en términos demasiado técnicos, pero el proceso

de la carbonatación no es más que eso: una reacción, por lo que algo tendremos

que hablar de ello.

El pH del hormigón (pH = medida de alcalinidad de una disolución) debe

encontrarse entre 12’5 y 13’5 para proteger y pasivar correctamente las

armaduras de su interior (disponiendo también, evidentemente, un adecuado

recubrimiento). Asimismo, debemos saber que el hormigón es un material de

naturaleza porosa, en cuya red de poros se encuentran disueltos los hidróxidos

de calcio, de sodio y de potasio.

Pues bien, una vez que el dióxido de carbono de la atmósfera logra entrar en el

hormigón a través de los poros, e interviene alguna molécula de agua (ya sea de

humedad relativa del ambiente o presencia de agua directa) y todos los

hidróxidos han sido carbonatados, el pH bajará, y aquí es donde tendremos el

problema: las armaduras empezarán a estar desprotegidas, es decir, comienza

el proceso de oxidación. Y al oxidarse las armaduras, tenderán a expandirse. Y

esto conlleva a romper el hormigón (es decir, fisurarlo o agrietarlo). Y si no

detenemos este proceso, el levantamiento y posterior desprendimiento de

material es más que probable (hemos de recordar también que para evitar este

tipo de problemas no nos basta con que el hormigón tenga un pH alto, sino que

también carezca de fisuras u otras vías de entrada de agua, lo cual no sería un

problema derivado de la carbonatación pero que sí provocaría corrosión y

posterior expansión del armado).

Cuando nos encontremos en situaciones así, antes que nada deberemos

cerciorarnos de que se trata realmente de una carbonatación. El procedimiento


más común de hacerlo es mediante el test de fenolftaleína, del cual ya se

avanzó algo en este post.

Prueba de Fenolftaleína

Recordemos. La fenolftaleína no es más que un compuesto químico orgánico

indicador del pH existente en un elemento. Este test consiste en rociar el

elemento en cuestión con dicho compuesto. Si el pH del elemento objeto de

ensayo es superior a 9, la zona rociada toma un color rosado, mientras que si es

menor se queda igual que estaba, es decir, nos dice claramente si “aquí hay

carbonatación y aquí no”.

Evidentemente, con el solo rociado no será suficiente, ya que tendremos que

retirar (o terminar de romper a modo de cata) la pieza agrietada para comprobar

el resultado.
Por nuestra experiencia y en nuestra opinión consideramos que este test

debemos tenerlo a mano siempre que hagamos una toma de datos sobre

patologías ya que, como se explicó en el post de la toma de datos para informes

periciales al que nos hemos referido, lo podemos llevar en un pequeño bote y su

aplicación no tiene gran complejidad.

Lo primero de todo para poder hacer este test: ¿dónde compro la

fenolftaleína? La forma más sencilla es por medio de tiendas online que

comercializan y distribuyen este compuesto. Su precio es asequible (unos 4 euros

por 50 gramos se puede pagar).

¿Cómo se debe actuar en esta situación? Depende de cómo se encuentre la

armadura, que es el sumun de la cuestión. Veamos los casos más comunes que se

nos pueden presentar en la siguiente tabla, y los explicamos a continuación.

Casos Actuación

1. Se detecta Interrumpamos el proceso de carbonatación antes


carbonatación pero de que afecte a la armadura.
sin llegar a la
armadura.

2. La armadura está Coloquemos un puente de adherencia y


oxidándose y ha terminemos de reparar el elemento estructural
perdido la corruga. afectado.

3. La armadura está Dependiendo del grado de pérdida de sección, se


oxidándose y ha deberán tomar unas medidas u otras (desde
perdido sección. refuerzo de la estructura hasta la demolición del
elemento, en el peor de los casos).

Caso nº 1. El espesor de carbonatación aún no ha alcanzado la


armadura.
Si con el test se comprueba que la carbonatación aún no ha llegado a la

armadura, no debemos darnos por satisfechos informando, dictaminando o

certificando (mal asunto certificar eso) que no existen riesgos de patologías

estructurales derivados de la carbonatación. Eso, desde nuestra humilde opinión,

es un fallo.

Si tenemos un espesor de carbonatación considerable o algunos elementos del

entorno ya están afectados, debemos tener por seguro que si no hacemos nada,

la carbonatación seguirá avanzando y, tarde o temprano, sí alcanzará a la

armadura. Que no quepa duda.

Debemos interrumpir ese proceso. La mejor forma de interrumpirlo es mediante

una aplicación superficial como puede ser una pintura protectora, existiendo

algunas especiales anti-carbonatación. Se deberá, pues, reponer la zona

afectada o en la que se haya hecho la cata con mortero de reparación estructural

y posteriormente aplicar la protección mencionada.

Oxidación de armadura
Caso nº 2. El espesor de carbonatación SÍ ha alcanzado la armadura.

En este caso, veamos en qué estado se encuentra la misma: ¿ha perdido corruga?

¿Ha perdido sección?

La pérdida de corruga es el inicio del proceso de oxidación de una armadura dado

que es lo más superficial del elemento. Con dicha pérdida, lo que recomendamos

efectuar un puente de adherencia (normalmente con productos especiales a base

de cemento), ya que la función de la corruga esa básicamente: mejorar la

adherencia entre el acero y el hormigón. Posteriormente a dicho puente, reparar

el elemento afectado con mortero de reparación estructural.

Caso nº 3. El espesor de carbonatación sí ha alcanzado la armadura y ésta

ha perdido sección.

El principal problema llega cuando la sección de la armadura sí está afectada.

En este caso, dependiendo del grado de pérdida se actuará de una forma u otra,

lo cual no cabría en este artículo. Dependiendo de cada caso, se podría desde

reforzar la estructura hasta tener que demoler, en el peor de los casos.

Bien cómo veis los compañeros se han currado un buen artículo sobre el tema de

la carbonatación, aunque seguro que siempre se queda algo por decir sobre algo

tan extenso y que tantos problemas provoca en las estructuras de hormigón.

Enrique Alario · Arquitecto Técnico en Valencia · Arquitecto Técnico en


Paterna · Máster en Tecnología de la Edificación · Perito Judicial

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