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TEMA 8

FUNDAMENTACIÓN DEL ÁREA DE MÚSICA.


OBJETIVOS. CONTENIDOS. METODOLOGÍA. EVALUACIÓN.

Las características e intenciones educativas de la etapa de la Educación Secundaria


Obligatoria, se basan en una serie de principios agrupados en torno a dos dimensiones: los
principios de una enseñanza comprensiva, a la vez que diversificada; y los principios
derivados del carácter intrínseco, a la vez que preparatorio para los siguientes niveles
educativos.

En el primer apartado se presenta una justificación y fundamentación sociológica y


disciplinar del área de música.
La música, como campo específico de las artes, comparte con éstas u capacidad para
expresar y representar la realidad, constituyéndose como medio de comunicación y de
relaciones personales.
En el contexto comunicativo y artístico, la música se constituye en un lenguaje en la
medida en que utiliza códigos elaborados e implica procesos intelectuales y sociales. Entre
los referidos al campo intelectual cabe destacar la percepción, la memoria, las capacidades
creativas y de análisis sensible. En el ámbito de lo social la música implica procesos de
comunicación y de relación con los demás, conformándose como un aspecto muy
importante del complejo cultural de la sociedad.
En interdependencia con unos y otros se encuentra la dimensión estética de la música, que
se refleja tanto en la valoración como en la apreciación gozosa de la creación musical.

La vivencia, apreciación y comprensión de los elementos que conforman el hecho musical


favorece procesos que involucran aspectos psicomotrices, perceptivos-cognitivos y socio-
afectivos que inciden favorablemente en el desarrollo de la inteligencia y la personalidad.
El tratamiento educativo de la música en la ESO se ha de basar en su valor formativo con
respecto a estos aspectos, contribuyendo al desarrollo integral de las capacidades del
alumnado. De ahí, que resulte necesario establecer unas adecuadas relaciones con otras
áreas y materias que se ocupan del mismo modo de los aspectos citados. Entre ellas se
destacan las áreas de lengua y literatura, de educación plástica y visual y el área de
educación física.

En nuestra cultura el uso de formas musicales tiene una amplia tradición y constituye un
patrimonio común en cuanto a producciones artísticas, conocimientos teóricos, métodos y
técnicas de interpretación. Este hecho adquiere unas connotaciones singulares en
Andalucía, no sólo por la riqueza y variedad de sus diferentes manifestaciones musicales,
sino también y fundamentalmente por la dimensión social y popular que éstas alcanzan.
Por lo tanto la realidad musical andaluza supone el mismo tiempo una constante
oferta sonora para los alumnos y un importante objeto de estudio por la información,
vivencia y contextos que ésta aporta en la construcción de los diversos conceptos,
procedimientos y actitudes incluidas en el marco de la educación musical a lo largo de la
ESO.

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La música es a menudo la afición favorita del adolescente, ello implica aspectos
psicosociales que intervienen en la conformación de su mundo real e imaginario, en sus
procesos de identificación personal y en las relaciones con sus iguales. El área de música en
la ESO ha de orientarse a que el alumnado valore y aprecie el hecho musical como medio
de comunicación y de relación social, adquiera ciertos conocimientos básicos y amplíe sus
dimensiones estéticas, integrándose de manera activa en el mundo musical. Para ello, ha de
tomar como punto de partida la experiencia, gustos y aficiones que los alumnos ya poseen y
aprovechar las características propias de su desarrollo.

Los OBJETIVOS GENERALES DE ETAPA concretan las intenciones educativas, las


finalidades. Esto convierte a los objetivos generales en el referente principal para el
profesorado de una determinada etapa, orientando y vertebrando la actuación educativa en
toda las áreas a lo largo de la etapa. Por lo tanto, deberá ser el punto de partida del trabajo
del equipo docente.

Precisamente por su carácter de orientación, deben contemplarse para los objetivos


diferentes niveles de concreción que posibiliten la transición de los fines generales a la
práctica educativa. De esta forma, estos objetivos quedan contextualizados posteriormente
en cada una de las áreas, con los que se intentan precisar la aportación que, desde cada una
de ellas, ha de hacerse a la consecución de los objetivos de etapa y ciclo.
Todos ellos han de adecuarse a cada realidad escolar, con las condiciones propias de cada
contexto.

Los objetivos establecen las capacidades que se esperan hayan adquirido los alumnos.
Éstas abarcan el desarrollo global, es decir, se refieren al conjunto de ámbitos del desarrollo
humano: afectivo, cognitivo y social. Capacidades: cognitivas o intelectuales; motrices, de
equilibrio personal o afectivas, de relación interpersonal, y de actuación e inserción social.

Al tratarse de capacidades, los objetivos generales no son evaluables, por lo que se deberá
concretar qué aprendizajes se espera como manifestación de estas competencias. Los
objetivos generales de etapa se refieren a capacidades globales que se trabajan desde todas
las áreas. Cabe destacar entre las finalidades-capacidades:
- Comunicarse apropiadamente en lengua castellana y en una lengua extranjera.
- Adquirir sentido crítico y valores democráticos.
- Valorar el medio socio-cultural y natural.
- Conocer y comprender los aspectos básicos del funcionamento del propio
cuerpo.
- Formarse una imagen ajustada de sí mismo.
- Relacionarse con otras personas e integrarse de forma participativa en
actividades de grupo con actitudes solidarias, tolerantes y libres de prejuicios.
- Elaborar estrategias de identificación y resolución de problemas en los diversos
campos del conocimiento y la experiencia.
- Obtener y seleccionar información, tratarla de forma autónoma y crítica y
transmitirla a los demás de manera organizada e inteligible.
- Adquirir una preparación para la vida activa. Etc.

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Los objetivos, por tanto, cumplen tres funciones:
- Definen las metas que se pretenden alcanzar;
- Ayudan a seleccionar los contenidos y medios didácticos;
- Y Constituyen el referente indirecto de la evaluación.

Los objetivos generales del área de Música en la Educación Secundaria Obligatoria deben
entenderse como aportaciones que, desde el área, se han de hacer para la consecución de los
objetivos de la etapa.
La finalidad del área de música en esta etapa es desarrollar la sensibilidad musical de los
alumnos, su apreciación estética y cultural acerca de las diversas manifestaciones
musicales, así como sus aptitudes para la realización, individual y grupal de actividades
musicales.
La enseñanza de música tendrá como objetivo contribuir a desarrollar en los alumnos las
siguientes capacidades.
- Expresar de forma original sus ideas y pensamientos mediante el uso de la voz,
los instrumento y el movimiento, al mismo tiempo que se desarrollan actitudes
de respeto y valoración de otras formas distintas de expresión.
- Disfrutar de la audición de obras musicales como forma de expresión estética y
de comunicación. Este objetivo atiende a la formación y desarrollo de esquemas
perceptivo auditivos y de procesos cognitivos como son la memoria, la
comprensión y la creatividad.
- Utilizar de forma autónoma y creativa diversas fuentes de expresión musical.
- Utilizar y disfrutar del movimiento y de la danza como medio de representación
de imágenes sensaciones e ideas.
- Participar en actividades musicales dentro y fuera del aula.
- Analizar obras musicales del patrimonio cultural andaluz, español y universal,
como ejemplos de la creación artística.
- Elaborar juicios y criterios personales mediante un análisis de los diferentes usos
sociales de la música y aplicarlos con autonomía e iniciativa en situaciones
cotidianas. Este objetivo implica potenciar las actitudes activas y críticas como
espectadores de la gran oferta musicales de la sociedad y los medios de
comunicación.
- Valorar la importancia del silencio como condición previa para la existencia de
la música. Ello debe suponer la valoración del silencio como elemento de
armonía en la relación consigo mismo y con los demás.

Una vez establecidos los objetivos generales del área se pasa en el DCB a definir los
bloques de CONTENIDO. Estos bloques son agrupaciones de contenidos en las que se
presentan al profesor la información relativa a lo que se debería impartir durante la etapa.
El equipo decente de un centro decidirá como distribuirlos en los ciclos, secuenciándolos, y
cada profesor elegirá posteriormente los contenidos que va a desarrollar en su
programación.

El término contenido se refiere a los objetos de enseñanza-aprendizaje que la sociedad


considera útiles y necesarios para promover el desarrollo personal y social del individuo. Se
entiende por contenidos los conceptuales, referidos a hechos y principios; procedimentales:
destrezas y habilidades; y actitudinales: valores, normas y actitudes.

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La selección de los contenidos se ha realizado en función de su relevancia, teniendo en
cuenta que las características del área le confieren una entidad eminentemente
comunicativa y artística implicando de manera tan preponderante procedimientos y
actitudes como hechos o conceptos. Éstos son los siguientes:

1- Expresión vocal e instrumental: Se centrará la atención en esta etapa en la clasificación,


tipos y cualidades de la voz. La relación entre palabra y música adquiere una notable
conjunción en la canción, resaltando sus aspectos comunicativos y estéticos, así como sus
componentes melódicos y armónicos.
El conocimiento y uso de la voz en diferentes contextos musicales y de comunicación ha de
ir unido a la valoración de la misma como medio de expresión de sentimientos e ideas, así
como al desarrollo de la sensibilidad para la interpretación y para apreciar sus cualidades
estéticas. Al mismo tiempo se deben desarrollar actitudes de uso correcto e higiene de la
voz.
El manejo de instrumentos musicales ha de posibilitar el desarrollo de habilidades técnicas
e interpretativas. Al mismo tiempo la interpretación creativa ha de potenciar actitudes
lúdicas y exploratorias favoreciendo el desarrollo de la improvisación. Se potenciará tanto
la interpretación individual como grupal, utilizando un repertorio variado que permita
disfrutar y vivenciar distintos estilos, épocas y culturas, favoreciendo la valoración de
distintas manifestaciones musicales, comprender mensajes musicales y experimentar el
goce y disfrute de la música.
Los instrumentos se utilizarán tanto para acompañar la voz como el momimiento y la
danza.

2- Movimiento y Danza: Facilita la comprensión del fenómeno musical e introducen otros


aspectos propios del lenguaje corporal.
Este núcleo de contenidos guarda una estrecha relación con otros propios del área de
Educación Física, entre ellos destacan aquellos que se refieren al control motriz, al dominio
del espacio, el contraste tensión-relajación, etc. Por lo tanto el abordarlos desde ambas
áreas permitirá al alumno un mejor y más amplio conocimiento de los mismos y una
optimización de los resultados. Se pretende además la sensibilización de la conciencia
corporal.
La aproximación a la danza debe hacerse a través de un variado repertorio de bailes que
incluyan desde las danzas populares y tradicionales, entre las que se destacarán las más
representativas de Andalucía, hasta el baile contemporáneo. Con ello se debe perseguir
también desarrollar actitudes de desinhibición, autoestima y bienestar personal, al mismo
tiempo que se favorece una visión de la danza como expresión artística que enriquece la
percepción visual y estética, la valoración de la actividad, el reposo y la calma.

3- Lenguaje musical y comunicación: Como lenguaje tiene el poder de establecer procesos


de comunicación. Los mensajes que utiliza la música están regulados por una serie de
códigos cuyo conocimiento requiere descubrir, experimentar y relacionar los elementos
constitutivos de la música, el contraste de sonido y silencio y ciertas formas y
procedimientos compositivos, supone manejar el lenguaje musical tanto en el ámbito
conceptual como en el procedimental.

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Se acercará a los alumnos al reconocimiento de las cualidades del sonido: altura, duración,
intensidad y timbre; a elementos musicales como ritmo, armonía, melodía y textura; y a
determinados procedimientos compositivos como repetición, imitación variación,
desarrollo e improvisación. También se tratarán nociones básicas de la notación musical.

Se hará una aproximación a los medios y contextos en que el hecho musical tiene lugar,
entre ellos la música grabada y en directo, de manera que se produzca una valoración de los
medios de comunicación y de las aportaciones de la tecnología. Así como la aproximación
a la música como hecho de consumo, fomentando actitudes críticas y valorativas,
indagando en los usos sociales de la música y sobre sus aspectos industriales y comerciales.
Por otra parte, se favorece la actitud crítica y de selección y la asistencia a actividades
musicales facilitando la capacidad de disfrute y el respeto por las normas que rigen el
comportamiento en los mismos.

La música como hecho de comunicación y como parte del patrimonio cultural de pueblos y
sociedades, ofrece una variedad de formas que van desde la música popular, hasta la música
culta. Esto supone también el acercamiento a formas musicales de otras culturas y a la
pluralidad de estilos en la música actual. Entre estos deben tener especial mención aquellas
formas y estilos propios del patrimonio cultural de la Comunidad Andaluza, como es el
flamenco y otras manifestaciones culturales.

4- La música en el tiempo: A través de la audición, se tomará contacto con las obras más
representativas de la música occidental y manifestaciones musicales de otras culturas. Los
alumnos podrán recorrer en el espacio y en el tiempo la música de diferentes estilos hasta
llegar a la contemporánea. Se atenderá especialmente a la obra musical de Andalucía y la
presencia de motivos de inspiración andaluza en la música europea.

Una vez seleccionados los objetivos y contenidos, el equipo docente pasará a establecer el
orden o SECUENCIA de los mismos. Primero es necesario elegir los criterios según los
cuales se va a establecer la secuencia de los contenidos basándonos en factores
relacionados con el alumno, la materia y las tareas.
Nos debemos basar en los criterios de pertinencia, coherencia, elección, delimitación,
continuidad y progresión, equilibrio interrelación y presencia de los temas transversales.
Ir de lo conocido a lo desconocido, de lo concreto a lo abstracto de lo fácil a lo difícil.

En segundo lugar, se dará grado para los distintos ciclos a las capacidades expresadas en los
objetivos generales de área y se seleccionarán los contenidos necesarios para alcanzar
dichos objetivos.

La METODOLOGÍA es el camino que nos permite conseguir los objetivos, da respuesta


al “Cómo enseñar”. No hay necesariamente un método mejor que otro, todos son válidos
dependiendo del ajuste con una serie de factores como son el profesor, los alumnos y la
materia. Para elegir el método más adecuado el profesor debe de partir de:
- un autoconocimiento profesional: su perfil y conocimiento de la materia,
- de los principios de aprendizaje significativo,

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- del tiempo del que dispone,
- del entorno: recursos materiales y económicos, como son el espacio el
agrupamiento de alumnos,
- y por último los objetivos y los contenidos.

La concepción educativa de la logse propone una serie de principios básicos que confluyen
en la idea de que la educación es un proceso de construcción en el que tanto el profesor
como el alumno deben tener una actitud activa que permita aprendizajes significativos.

El punto de partida ha de ser los conocimientos previos del alumnado, para asegurar así la
consecución de aprendizajes significativos, diseñando actividades encaminadas a conocer
cuáles son sus ideas previas, las actitudes y conocimientos, y que grado elaboración tienen,
y plantea, de manera gradual, actividades de aprendizaje que permitan contrastar tales ideas
con otras y modificar los conocimientos de partida, a través de acercamientos progresivos a
los nuevos significados.
Consecuentemente el proceso de enseñanza y aprendizaje debe realizarse desde la música
que los alumnos son capaces de hacer y sus intereses musicales.

Los procesos de desarrollo y aprendizajes son diferentes para cada alumno, lo que obliga al
profesor a elaborar actividades que atiendan al grupo en su totalidad y recojan las
necesidades individuales, ajustando la ayuda pedagógica a las diferentes necesidades de los
alumnos, facilitando recursos y estrategias variadas que permitan dar respuesta a las
diversas motivaciones, intereses y capacidades. Se trata de entender la actividad docente
como un proceso en el que es preciso ofrecer respuestas diferenciadas en función de la
diversidad del alumnado.

El proceso de enseñanza debe proporcionar un aprendizaje funcional, que es, no sólo la


posible aplicación práctica del conocimiento adquirido, sino también, el hecho de que los
contenidos sean necesarios y útiles para llevar a cabo otros aprendizajes y para enfrentarse
con éxito a la adquisición de otros contenidos.
Para ello, se deben prever experiencias y actividades para poner en práctica los nuevos
conocimientos, actividades en las que será necesario hacer uso de esos conocimientos para
estructurar otros nuevos.
La “Funcionalidad” es también el desarrollo de habilidades y estrategias de planificación y
regulación de la propia actividad de aprendizaje, es decir, posibilita que los alumnos
realicen aprendizajes significativos por sí solos: Aprender a aprender.

Los contenidos deben presentarse con una estructuración clara de sus relaciones planteando
la interrelación entre distintos contenidos de una misma área y entre contenidos de distintas
áreas.

Es sumamente importante en esta etapa crear un clima de aceptación mutua y cooperación,


la coordinación de intereses y la superación de cualquier tipo de discriminación. El proceso
educativo es fundamentalmente interactivo, en el que es tan importante la relación profesor-
alumno como la que establecen los alumnos entre sí. En relación a ello, el planteamiento de
trabajos cooperativos favorece el intercambio de información, la confrontación de puntos

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de vista distintos y por tanto, la descentración del alumno de sus juicios y opiniones,
atendiendo a las de sus compañeros.
El profesor debe estar especialmente atento a las relaciones que se establecen, seguir su
evolución e intervenir para propiciar que se analicen y resuelvan los conflictos personales o
de grupo, en un clima de aceptación, ayuda mutua, cooperación y tolerancia, favoreciendo
la autonomía del alumnado en toma de decisiones y su participación en la organización del
proceso educativo, asumiendo sus responsabilidades como miembro del grupo.

Por lo tanto, una metodología activa en la que la actividad del alumno cuente como parte
fundamental del proceso de enseñanza y aprendizaje es básica par conseguir las
capacidades contenidas en los objetivos del área.

La orientación didáctica para la EVALUACIÓN es el último elemento curricular de cada


área. La evaluación constituye un proceso continuo que permite verificar y comprobar los
resultados de la acción formativa. Nos permite comparar las competencias adquiridas por el
alumno, en definitiva, ver si se van consiguiendo los objetivos.
La finalidad principal de la evaluación continua y global es regular y ajustar el proceso de
enseñanza adecuando el diseño y desarrollo de la programación establecida a las
necesidades y logros detectados.

Por lo tanto, tiene una función formativa: sirve para detectar problemas que pueden surgir
en el proceso educativo, nos proporciona información de los alumnos, el profesor, la
programación, los recursos didácticos, etc.; sugiere cambios ante estos problemas; predice
de cara al futuro curso y permite comprobar si los objetivos eran realistas.

Por lo que respecta a “Qué evaluar” la decisión más importante del Proyecto Curricular es
la que se refiere a los Criterios de evaluación (recogidos en el preámbulo del R.D. del
currículo) que establecen el tipo y grado de aprendizaje que se espera que los alumnos
hayan alcanzado con respecto a las capacidades indicadas en los Objetivos Generales.
El nivel de cumplimiento de estos objetivos en relación con los criterios de
evaluación fijados ha de ser medido de forma flexible, teniendo en cuenta la situación del
alumno, el ciclo y también sus propias características y posibilidades.

El profesorado ha de distribuir secuencialmente los criterios de etapa marcando los


aprendizajes propios de cada ciclo. En función de lo que se haya decidido en el momento
de establecer la secuencia de objetivos y contenidos, se tendrán que seleccionar aquellos
aprendizajes que se consideren necesarios para incorporarse al ciclo siguiente.

Se debe planificar la evaluación al hacer la programación, y esta última se irá modificando


de acuerdo con los resultados de aquélla.
La evaluación se apoya en la recogida de información, para que sea eficaz se deben de
establecer los procedimientos, instrumentos y situaciones de evaluación más adecuados
para la información que queremos obtener. Por lo tanto, las técnicas de evaluación deben
ser fiables, es decir que proporcionen resultados consistentes; válidas, que sirvan para
medir aquellos aspectos que se hayan propuesto medir; prácticas; y diversificadas de tal
manera que reflejen la diversidad de facetas de la competencia comunicativa, si no
obtendríamos una evaluación parcial del proceso educativo.

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Los instrumentos de evaluación variarán de acuerdo con lo que se pretenda valorar, así se
utilizará la observación sistemática en el aula, el diario del alumno, cuestionarios,
comentarios escritos, el debate, la grabación de determinadas actividades y las pruebas o
examen que pasan a ser un elemento más del proceso global.

El proceso de evaluación es continuo y global ligado íntimamente al proceso de enseñanza


y aprendizaje. La evaluación continua exige:

Una evaluación inicial, que debe hacerse al comienzo de cada momento de aprendizaje,
bien sea al comienzo de un ciclo, de una U.D. o el de un contenido que se aborda por
primera vez.
Evalúa el punto de partida de cada alumno sirviéndonos para detectar necesidades y adaptar
contenidos.

En segundo lugar, durante todo el proceso educativo debe mantenerse el seguimiento de


cada alumno, observando los distintos estilo y ritmos de aprendizaje, el grado de
interacción del grupo y las dificultades y avances que encuentran a lo largo del proceso de
enseñanza. Este seguimiento configura la evaluación formativa que supone la detección de
las necesidades y la reconducción del proceso en el momento oportuno.

En tercer lugar, debe hacerse una evaluación sumativa consistente en cuantificar resultados
de la formación. Esta evaluación nos permite certificar que los alumnos han adquirido los
conocimientos, actitudes y habilidades marcados en los objetivos de las unidades que
conforman la programación y los criterios de evaluación de ciclo o etapa del Proyecto
curricular.

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