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La danza hace posible la integración.

Hanna (2006) dice que”(…) la danza es un sistema

autónomo de comunicación que contribuye a la emergencia de la cultura.” (Reca, 2011.pag.

113). La integración aporta la construcción de valores sociales en la acción por si misma. El

valor de los procesos de comunicación en la danza, se aborda a partir de la relación de

transferencia de las personas que comparten la danza/el movimiento, y pueden a través de la

empatía kinestésica ponerse en el lugar del otro, para comprenderlo y, para relacionarse con

él.

La creatividad sorprende a los participantes que danzan, tanto en el resultado de su trabajo

individual como producto de la búsqueda de movimientos a través del registro de sus cuerpos

como cuando construyen una obra coreográfica y los temas surgen de su historia individual o

convoca un determinado tema al grupo. El tema siempre los compromete y les permite la

creación colectiva.

Se adquiere confianza mutua, fortalecimiento yoico, y se mejora la autoestima. El respeto por

el otro implica ver al otro como una totalidad y ese respecto conlleva el cuidado del propio

cuerpo y el cuidado por el otro. Todos estos valores hacen a la reconstrucción de redes La DMT
gracias al acceso del cuerpo y el movimiento, en etapas previas al

lenguaje verbal, pretende acceder a estas etapas donde ha sucedido el conflicto, el

trauma o la falta. Para poder acceder al dolor y al inconsciente, el individuo a través de

un proceso, quizás irá permitiendo bajar sus defensas y contactar con las emociones

reprimidas para poder llevarlas a la consciencia y poder integrarlas .

afectivas y sociales, en consecuencia el desarrollo social, personal y creativo se favorece en la

interrelación de los distintos actores del sistema escolar.

A través de la danza/movimiento se trabaja el movimiento en un proceso que posibilita la

integración física, emocional, cognitiva y social del individuo. La integración de estas áreas

que conforman al individuo y al grupo se plantean como objetivos de la tarea común, primero

en el individuo y luego en el grupo, fortaleciendo su constitución y funcionamiento.

Se requiere apoyar el proceso grupal y el trabajo que realiza el grupo, el pensar juntos la

historia social que se hace presente en la práctica y en la experiencia, sentir la inclusión a

través de la pertenencia, apoyar las propuestas creativas emergentes como sostener toda
articulación novedosa entre distintos materiales.

En esta disciplina es a través del cuerpo que accedemos al movimiento, un cuerpo creador que

genera sentimientos, acciones, conductas, emociones y pensamientos en la vida social de los

sujetos.

El cuerpo constituye la forma primordial de conocimiento a través de sus sistemas sensoriales

y perceptivos que se desarrollan en un campo social de significaciones. Es así como en el

permanente actuar del sujeto con el entorno, construye una realidad, que es a su vez

convocante como lugar de acceso de tres vías: los procesos intelectuales, los procesos

emocionales y los procesos evaluativos.

El cuerpo habita en un espacio temporal, en un lugar del espacio y desde un lugar y momento

especial de su historia, en una situación particular que le aportará la perspectiva. En este

sentido la percepción está ligada a lo corporal, de lo cual derivará una concepción situacional.

Se agrega la experiencia de movimiento que permite, a través de las acciones, al sujeto el

acceso al mundo y a los objetos y aporta un carácter productor de sentido, de intención de lo

corporal. Esta característica le proporciona una síntesis entre la percepción del exterior y la

percepción propioceptiva que hace que ese cuerpo de conocimiento esté anudado y en

relación con el mundo. Los procesos sensoriomotrices, la percepción y la acción son

inseparables en la cognición como en la experiencia vivida. De esta manera, la realidad es

generada y desplegada como lugar o espacio de la historia, que implica conocimiento y

construcción. Desde su organización, el cuerpo se construye para poder moverse a través de la

acción y utilización de distintos sistemas y subsistemas que le permiten el movimiento y la

vida.

La habilidad del cuerpo en movimiento para modificar la calidad del movimiento, la forma

en que se libera energía, variando la composición y la secuencia de los movimientos, junto a

la mirada de los compañeros, a la reacción de las personas por los cambios, conforma la base

del interaccionar entre las personas.

Así se presenta al cuerpo en movimiento como uno de los modos de expresar el proyecto

propio, el del otro y el comunitario, en un movimiento, en una danza en la cual se establecen

contactos y encuentros que favorecen a las personas posibilitándoles expresarse y


desarrollarse en los aspectos personales y sociales en forma creativa. MARTINEZ

La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 - 4 - sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar –


ISSN 2250-8465

La DMT nos devuelve la idea de cuerpo como agente de conocimiento

(Fischman, 2005) y propone un espacio para que el cuerpo se experiencie a sí

mismo. Ofrece herramientas para otorgar sentido e integrar las dimensiones que

nos componen. Su objetivo es precisamente, recuperar una atención profunda

hacia el cuerpo, y al mismo tiempo, despertar su potencialidad expresiva y creativa

(Garcia ,2006). Se proponen nuevas maneras de escuchar al cuerpo, de explorar lo

que nos quiere decir, hacer un esfuerzo por no disolvernos como unidad ante las

exigencias del entorno. Es por tanto un cuerpo expresivo y multidimensional que

contiene un conocimiento ligado a las emociones y sensaciones que vivimos, que

contiene lo que somos y conforma nuestra identidad, que se modifica con el otro,

trazando caminos de ida y vuelta entre el otro, el entorno y la realidad interna. Un

cuerpo complejo y multifacético, que se transforma según desde donde se mire.

Desde este acercamiento terapéutico se atiende a esta diversidad como una de

las riquezas del ser humano ya que tenemos diferentes maneras de ser cuerpos y

de habitarlos, la DMT permite expresarse a cada uno de ellos, reinventarse de una

manera genuina, desde el propio repertorio corporal, explorando nuevos caminos

de “ser”.

La imagen corporal en danza/movimiento terapia


Isabel Álvarez van der Feltz
Entendiendo la imagen corporal como un sistema de percepciones, actitudes, creencias y
disposiciones que pertenecen al cuerpo individual de cada uno, la experiencia perceptiva del
mismo y de los movimientos corporales fomentarán el desarrollo de la imagen corporal. La
valoración positiva o negativa que cada uno de los adolescentes tenga sobre su propio cuerpo,
intervendrá en la experiencia perceptual o emocional que haga del mundo (Gallagher, 2005;
citado en Álvarez).

Pylvänäinen señala que la imagen corporal “se refiere al cuerpo como una experiencia psicológica
que abarca tres aspectos: cualidades propias de la imagen, las sensaciones vividas, y la memoria
corporal” (Álvarez). De acuerdo a este autor, cuando la imagen corporal se vive a partir de estos
tres aspectos, el significado psicológico del cuerpo y la vivencia corporal, cobran más claridad, lo
cual hace que la experiencia corporal se aborde desde un punto de vista psicológico.

“Cuando las cosas van bien (…) y la imagen corporal es verdadera, ésta coincide más con el
aspecto real del cuerpo, con su representación mental y con cómo el mundo te percibe” (Chace,
citada en Álvarez).

A partir del modo en que cada joven perciba su cuerpo se relacionará con las demás personas de
su entorno, de modo que mediante el acercamiento que pueda tener a su yo corporal a partir de
las experiencias de su cuerpo vivido, asimismo podrá interactuar con las otras personas y con su
entorno, a partir de sus emociones y de su accionar corporal.

Las interacciones y el movimiento constituyen la base del yo corporal. Sostiene


Pylvänäinen (2003) que “es a través de las acciones que el yo corporal se forma y
transforma” y que “a través del movimiento se relaciona con el entorno” (Álvarez)
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La afectividad juega un papel importante: a través del yo corporal sentimos, percibimos


y respondemos a la influencia afectiva de otros. Al mismo tiempo sentimos la influencia
afectiva de otros a través del yo corporal, que se comunica a través del cuerpo. Este
hecho es especialmente relevante para la DMT ya que un importante aspecto de la
relación intersubjetiva está basado en el entonamiento afectivo que surge a través del
movimiento interaccional

. En estas percepciones
intervienen también aspectos culturales e interpersonales, muchas veces, aunque no

siempre conscientemente, condicionados por normas culturales: nuestras creencias y

actitudes respecto a nuestro cuerpo tienen su efecto en cómo percibimos nuestros

cuerpos y los cuerpos de los demás. Este principio funciona en dos direcciones: la

manera en que percibimos nuestros cuerpos y los cuerpos de los demás juega un papel

activo en la conformación de nuestras percepciones. Por ejemplo, mi valoración

negativa sobre una parte de mi cuerpo puede intervenir en mi experiencia perceptual o

emocional del mundo (Gallagher, 2005).

El esquema corporal implica determinadas capacidades, aptitudes y hábitos motrices

que gobiernan el movimiento tanto como el mantenimiento de la postura. La ejecución

de los movimientos ocurre de manera casi automática, sin la necesidad de una

percepción o conciencia corporal.

(b) Intención y conciencia corporal. En la imagen corporal siempre está

implicada una intencionalidad en las acciones y un cierto grado de conciencia corporal

que la sustenta. Aunque no todos los aspectos de la imagen corporal se experimentan de

manera consciente todo el tiempo, lo cierto es que la conciencia ayuda a formar el

aspecto perceptivo de la imagen corporal.

La imagen corporal pone su conciencia en partes del cuerpo, es decir, la percepción, el


pensamiento o la emoción implicados en la imagen corporal enfocan la atención en una
representación abstracta y parcial del cuerpo.

(d) Sentido de pertenencia del cuerpo y su relación con el entorno. La experiencia personal de la
imagen corporal hace que sintamos que el cuerpo nos pertenece, como el cuerpo propio de cada
uno/a. Este sentido de pertenencia corporal contribuye a nuestro sentido del Self

3.2.1 Resumen.

Podemos decir que la imagen corporal está basada en una experiencia subjetiva, que se

perfila a través de las percepciones (conscientes o no conscientes) que cada uno/a recibe

de o a través de su propio cuerpo, el cuerpo de los demás y el medio en que se mueve.

En estas percepciones juegan un papel activo, aunque no siempre consciente, las

creencias y actitudes, muchas veces condicionadas por normas culturales. La imagen


corporal, en la que siempre hay implicado un cierto grado de conciencia corporal, puede

a la vez ser el resultado de experiencias intencionales (perceptivas, conceptuales, y

emocionales) y el determinante operativo de estas experiencias.

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