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En este vídeo vamos a explicar las características diferenciales

de la aplicación de primeros auxilios psicológicos


a niños entre nueve y doce años. Esta es una edad complicada, porque entre los
nueve y los doce años you no son
niños, pero tampoco son adolescentes. Y no es sólo que sus características
evolutivas están a mitad a caballo de dos fases, es también que los niños de esta
edad ahora son you casi adolescentes y ahora todavía es un niño pequeño
pudiendo variar eso a lo largo del día. Lo cual dificulta muchísimo
que nos podamos centrar de forma adecuada en las características
evolutivas de estos niños y niñas. Con todo,
vamos a intentar transmitir ciertas características que suelen funcionar
bastante bien en esta época. ¿Cómo son estos niños, que no son
todavía ni niños, ni adolescentes? Bien, su comprehensión cognitiva es
casi igual que la de los adultos, es decir, si en la etapa anterior
podíamos tener que ir con cuidado por malas interpretaciones o por fantasías,
ahora you casi, casi podemos explicar todo como si
estuviéramos hablando con un adulto. Pero a cambio, es una época de cambios físicos
constantes y de cambios
de personalidad constantes. No es sólo que se están
adaptando a una nueva fase, es que su cuerpo está creciendo,
hay cambios hormonales de forma que a los menores de estas edades les
caracteriza una enorme inestabilidad. Y eso va a condicionar su forma de
reacción frente a los incidentes críticos y frente a cualquier cosa,
pues es una época díficil en la escuela, en el deporte, con los amigos. En este
momento el grupo de iguales, la gente de su edad, los amigos y
amigas pasan a tener un papel crucial. De hecho,
en la etapa siguiente en la adolescencia, los niños van a dejar atrás los modelos
que han aprendido de sus mayores y tratarán de centrarse exclusivamente
en los modelos del grupo de iguales. Aquí que estamos a mitad, habrá momentos en
que se refugien en la
seguridad que podemos ofrecer los adultos, pero habrá you momentos en que nos
llevarán la contraria en cualquier cosa que digamos y nos dificultará
mucho la comunicación con ellos. Característica de esta época en la que
todo cambia, en la que ellos no saben cuál es su rol y nosotros en el fondo
tampoco sabemos tratarlos adecuadamente. Por si faltaba algo, tienen una gran
dificultad para manejar sus emociones. Pueden pasar de lento descontrolado
a la risa igualmente descontrolada. Y eso no en un momento en
el que ha pasado alguna cosa grave o tras la muerte de
un amigo o del progenitor, no. Eso a la hora del patio porque una
compañera ha dicho que la camiseta que llevan hoy no es adecuada o es fea. Por
tanto, es fácilmente de
entender que you en situaciones normales a esta edad empiezan
a aparecer más conflictos inter familiares y se prepara la etapa de
oposición que caracteriza la adolescencia. Si ocurre un incidente crítico en
estas épocas de nueve a los doce años, será muy complicado saber cuándo le
tenemos que hablar al niño que todavía tenemos delante y cuándo le tenemos
que hablar al adolescente que en el fondo pretende creer que you
tiene 20 años y you lo sabe todo. Y esa dificultad modulará de forma
absolutamente destacada toda nuestra actuación y la aplicación de los primeros
auxilios psicológicos en esta época. Igual que en los otros vídeos,
vamos a revisar brevemente cómo es la idea de la muerte en esta época, porque
en muchos incidentes críticos lo que ha ocurrido es el fallecimiento
de un ser querido. Bien, entre los nueve y los doce años el
concepto de muerte es you como el de los adultos, es decir, los niños de esta edad
saben que la muerte nos afecta a todos, que es irreversible, que va a afectar
a los seres que ellos más quieren, hermanos, padres, abuelos y la
conciencia de esa realidad aumenta porque probablemente hayan tenido
también experiencias de amigos, de compañeros que han perdido pues
una abuela, quizá un hermano. Y por lo tanto, la presencia de
la muerte se hace más clara pero, y esa es la gran diferencia con las
etapas anteriores aquí a esta edad los niños también saben y también entienden
que ellos van a morir un día. Cierto es que creen que la muerte
para ellos vendrá cuando sean muy mayores y en principio parten, por suerte
de la idea que les espera una larga vida. Pero empiezan a tener conciencia de la
propia muerte y por tanto, miedo a morir. ¿Qué reacciones podemos esperar
en niños y niñas de esta edad? Como hemos visto en todas
las otras etapas anteriores, vamos a poder observar cambios
conductuales, pero en este caso probablemente no haya pérdida de
autonomía sino más bien al contrario, una hiperactividad, quizá cierto
aislamiento y mucha, mucha irritabilidad. Cuando trabajamos con adolescentes y
por extención con niños de esta edad, es bueno explicarle a los adultos
y a ellos mismos que el mal humor, la irritabilidad es la forma de llorar de
un pre adolescente y de un adolescente. Porque así es,
incapaces de regular bien sus emociones muchas veces su respuesta de
tristeza parecerá mal genio, mal carácter y es importante
que ellos y nosotros sepamos que eso no es así,
que es su forma de llorar sin lágrimas. En esta edad se va a ser muy
díficil la comunicación you lo es, normalmente con niños de nueve a doce
años porque están iniciando su oposición, pero hablar con ellos de
un incidente crítico, de las consecuencias de lo que ha ocurrido
y lo que va a ocurrir en el futuro, cómo ese incidente les afecta la vida,
genera malestar, genera estrés y cómo es habitual
en esta época tratarán de evitar confrontarse con ellos y de
refugiarse en el grupo de iguales, dónde pueden evadirse de
lo que está ocurriendo. La tarea del adulto es ser paciente,
volver una y otra vez y mantener abierto el canal de comunicación,
aunque sea en ocasiones en detrimento de explicar lo que consideraríamos
que sería importante explicar. De hecho, a partir de esta edad y
luego en la adolescencia siempre vale más que la comunicación la inicie
el adolescente o el pre adolescente y nosotros podamos modular nuestra
respuesta en función de sus inquietudes. Nos escucharán mejor y eso vale
también para los incidentes críticos. Hemos comentado antes
la irritabilidad cómo un cambio conductual,
la destaco especialmente porque en esta época you empieza a ir
acompañada de cierta impulsividad. No es sólo que contestan mal,
que puedan dar un portazo, es también que pueden aumentar sus
conductas de riesgo, pueden aumentar ciertas conductas como la fuga
de casa y pueden hacer toda una serie de muestras de malestar
a través de la conducta que son sus formas de pedir ayuda, sin poderlo
hacer de una manera más tranquila, más pausada y más expresada, más hablada. Cuando
los niños a esta
edad se enfrentan a un incidente crítico solemos encontrar
siempre una afectación de su rendimiento en la escuela y
probablemente de su socialización. Dado que aumenta la irritabilidad y
aumenta toda la sensación de malestar y de impulsividad, muy probablemente en
la escuela detectarán que hay problemas. Eso no debe asustarnos, debemos entenderlo
dentro del contexto de lo que está ocurriendo pero le daremos un
plazo determinado, las habituales cuatro a seis semanas para empezar
a ver que la situación se reconduce, sino lo hiciera pediremos ayuda cómo
veremos al final de este vídeo. Y en esta edad también son
bastante habituales los cambios en las conductas basales, sobretodo
en la alimentación y en el sueño. Si los niños prequeños you registran
cambios en el sueño y en la comida cuando son expuestos al estrés
de un incidente crítico, a éstas edades los cambios
son mucho más importantes. Nuestro consejo es no sobredimensionarlos, darles un
tiempo para volver al
estado previo al incidente crítico. Y sobretodo no hacer del dormir
y del comer una batalla más, porque normalmente los mismos
pre adolescentes son capaces de regular esos comportamientos al
cabo de un par o tres semanas. También aquí mantendremos la cadencia
de pasos que hemos estado viendo en las etapas anteriores, empezaremos
por contener seguiremos por calmar. A continuación informaremos,
normalizaremos y finalmente consolaremos. El orden de los pasos es
siempre el mismo en menores. Pero vamos a ver cómo debemos ir
modificando las actuaciones de cada uno de estos pasos para que sean realmente
eficaces para niños de nueve a 12 años. ¿Cuáles es la mejor forma de
contención en estas edades? Bien. Buscaremos un equilibrio entre la
parte emocional y la parte racional. Buscaremos un equilibrio entre
proteger a los preadolescentes y dejarles que se aíslen y
que estén con sus compañeros. Y trataremos de dejar un espacio
para que ellos puedan evadirse y no confrontarse con lo
que acaba de ocurrir. En esta etapa poder aislarse, poder no pensar es
especialmente
importante porque dada todos los cambios que están ocurriendo en los
preadolescentes, necesitan tener momentos de desconexión y es muy importante y
forma parte de la contención lograr equilibrio de ratos de ocuparse de lo
que está pasando y ratos de evadirse. ¿Cómo podemos calmar a los
menores de esta edad? Bien, básicamente como los niños más
pequeños hablando de forma serena, pausada pero posiblemente a estas
edades serán los chicos y chicas, los preadolescentes los que no estén
calmados y los que no estén contenidos, nos contesten mal, nos griten,
se marchen, den un portazo. Nuestra forma calmada
de actuar pasa también por dejarles estar,
es decir si a un bebé le acunábamos, le tocábamos mucho y le teníamos
en el regazo para calmarle, posiblemente a un preadolescente tenemos
que dejarle tranquilo que se vaya a su habitación, eso sí, volviendo una y
otra vez si necesita alguna cosa. Para informar podemos utilizar casi las mismas
palabras que un adulto,
demos la información precisa, corta, sencilla y esperemos las preguntas
que nos hagan los preadolescentes. Pero dado a que su comunicación
va a ser complicada, en esta fase será muy importante
volver una vez y otra hacia el tema. Como hemos comentado you, posiblemente
los chicos no querrán saber lo que nos estamos explicando, les vamos a dejar
un rato tranquilos y luego vamos a ver. ¿Te acuerdas lo que estuvimos
hablando antes sobre la abuela? Bien, es importante que volvamos
a hablarlo porque entonces damos la explicación que consideremos oportuna.
Posiblemente de todos los pasos de
la aplicación de primeros auxilios psicológicos a esta edad,
el más importante es normalizar, porque en unos chicos y chicas
que sienten que todo cambia, que no se entienden, que no se reconocen
y que encima se ven enfrentados a un incidente crítico que les angustia,
todo les parecerá anormal, todo les parecerá preocupante y poder
ofrecerles un registro de respuestas tranquilizadoras que incluya eso de
que hay muchas formas de reaccionar, que toda son correctas,
que no hay una manera buena de conducirse y otra mala sino que cada uno se maneja
con lo que ha ocurrido tal como puede, y que en todo caso si hay una regla
es la de apoyarse entre ellos, porque ellos mismos,
los chicos y chicas de estas edades, mejor que nadie saben lo que les ayuda
y los que no, será una parte crucial en nuestra intervención
posiblemente la más importante. Insisto aquí de nuevo en recordarle
a los chicos y chicas de esta edad, que el malhumor puede ser
una forma de estar triste. Porque muchas veces familiares bien
intencionados reprenden a los chicos de esta edad, diciendo parece mentira con
lo que ha ocurrido y lo mal que le estás contestando a tu madre. Y no parece
mentira, es que ese preadolescente está triste
y esa es su forma de manifestarlo. Finalmente para consolar a estas edades, debemos
de hacer esfuerzos como adultos,
nos surgirán de forma espontánea desde el cariño y es nuestro
deber como progenitores, pero también debemos aceptar que posiblemente quien
mejor puede consolar a un chico, una chica de entre nueve y 12 años,
son los mismos chicos y chicas de su edad. Porque manejan valores, formas de
ver y formas de reaccionar muchos más cercanas a ellos que
las nuestras de adultos. Que en ese momento perciben como lejos,
muy lejos de lo suyo. Y como que los importa es
que se puedan consolar, vamos a priorizar ese consuelo
a través del grupo de iguales. Como siempre lo que les aconsejamos es
que si las reacciones que usted observa, al cabo de en este caso
de seis o 10 semanas no empiezan a disminuir,
le aconsejamos que pida ayuda, porque aunque la mayoría de
reacciones son adaptativas, siempre ayuda poder tranquilizar,
poder recoger alguna orientación, incluso que el preadolescente pueda
charlar con un profesional que le ayude a encuadrar lo que le ocurre y
solucionarlo de la mejor manera posible.

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