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LA VERDAD NOS HACE LIBRES

Cita: Juan 8:31-36


Objetivo: Entender que el Señor anhela nuestra completa libertad.
Introducción: Existen personas que quieren ser libres, por eso dice la Palabra que la Verdad nos
hace libres, no nos hace libres las ganas, la oración de alguien, el creer en algo, lo único que nos
hace libres es la verdad de Dios, por eso en nuestras vidas debe habitar la verdad de Cristo. En
nuestra forma de pensar, hablar y actuar, debe manifestarse la verdad de Cristo.
1. ¿QUÉ ES LA VERDAD?: La verdad viene del término hebreo: “emuná”, que significa confianza,
fidelidad; y en el griego del término: “alétheia” que significa revelado y descubierto; o sea, que la
verdad es algo que es, confiable, fiel, revelado y descubierto. La verdad de Dios tiene un valor que
es “absoluto”, no está condicionada, no tiene variación en el tiempo. Es la misma ayer, hoy y por los
siglos; no se congracia con la conveniencia, no depende de si “nos conviene” decir la verdad, no
decirla, o decirla a medias; una verdad dicha a medias es una absoluta mentira, es un engaño. La
palabra engaño es “verdad torcida, mentira”; por eso la verdad de Dios no puede ser negociable para
usted.
2. MORIR A LAS CONVENIENCIAS (Gál. 2:20): Si la Verdad habita en nuestra vida tendremos la
libertad, porque esta viene como consecuencia de que la verdad sea la que gobierne nuestra vida;
por eso no podemos congraciarnos con la conveniencia, porque la verdad es morir a las
conveniencias. Leamos Gál. 2:20. dice: ¿Qué paso en la cruz? Porque allí dice que “con Cristo
estamos juntamente crucificados”; ¿Para qué se crucificaba a alguien? Para celebrarle su
cumpleaños, o crucificaban a alguien como una actividad de descanso, o será que era un actividad
de “spa”. Meditemos en esta pregunta, simplemente era para que la persona “muriera”. En
consecuencia, si queremos que la verdad de Cristo viva en nosotros, primero tenemos que estar
dispuestos a morir y la pregunta es ¿A qué muero?, a las conveniencias, a las mentiras, a la
hipocresía, a la murmuración, al chisme, al comentario, a la necedad, a la ignorancia. La verdad de
Cristo no consulta con las presiones, las necesidades o los deseos de las personas, recordemos que
es absoluta, por eso cada uno de nosotros tenemos que morir a las presiones, necesidades, a los
caprichos, a las inseguridades, a los temores, para que la verdad de Cristo habite en nuestra vida,
tenemos que morir a la baja estima, a la inseguridad, a la inferioridad, a todo aquello que impide el
propósito, el destino de Dios en nuestras vidas. Vinimos a este mundo con un propósito, con un
destino, pero si la verdad de Cristo no habita en nuestras vidas, estaremos atados y aunque
tengamos el anhelo de progresar, de salir adelante no lo podremos hacer. No vamos a poder
avanzar.
3. ENFÓCATE EN LA VERDAD DEL SEÑOR: Sin verdad, no hay libertad. Tenemos que
enfocarnos en la verdad del Señor; Cristo es el centro, el camino, la verdad y la vida. El Señor nos
enseña en Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la
vida”. La vida ni siquiera depende de la fe, del trabajo, de la estima de quienes nos aman, sino del
estado de nuestros corazones. Solo la verdad de Cristo puede guardar nuestros corazones y un
corazón contaminado daña tu hogar, familia, trabajo; trae escases, no pueden haber glorias, ni
victorias permanentes en un él. Guardemos nuestros corazones, porque si la verdad habita en ellos,
nuestras vidas serán verdad: Tendremos matrimonios, hijos, empresas, ministerios de verdad, que
aunque se levante cualquier cosa, no podrá derribar nuestra casa, porque tenemos nuestro
fundamento en la roca que es Cristo Jesús, la Verdad. Si edifico en Él, nada se caerá. La verdad de
Jesús es nuestra única opción, no podemos pretender una vida sin Dios y sin Su Palabra, aislarnos
de Él, creyendo que su Palabra no es necesaria para vivir, es el peor error que podemos cometer.
Clamemos por su misericordia, renunciemos a nuestras necedades humanas, a la ignorancia y a la
mentira. La verdad nos hace libres, tiene poder hasta que es conocida. La mentira que amargo
nuestros corazones hoy sale de nosotros en el nombre de Jesús, porque viene la verdad del gozo
del Señor; el luto que nos amargo nuestras vidas hoy queda inoperante y sin poder, hoy estamos
conociendo la verdad de Cristo, que hace todas las cosas completamente nuevas (2 Corintios 5:17).
CONCLUSIÓN: Hoy dile a Dios, no quiero más mentiras en mi vida, ni falsedades, ni hipocresías,
no acepto ninguna contaminación en mi corazón, quiero a Cristo gobernando mi vida. Señor
Jesucristo, eres lo único que queremos en nuestras vidas. ¿Quieres vivir en la verdad de Cristo?
Inclínate delante de Él, entrégale tus cargas en la certeza de que Él te libera con su Palabra, con Su
verdad que es Cristo.

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