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En Barranquilla existen rellenos sanitarios que no cuentan con un plan de manejo para
mitigar los olores y mucho menos para la adecuada contaminación de los lixiviados (se
denomina lixiviado al líquido resultante de un proceso de percolación de un fluido a
través de un sólido. El lixiviado generalmente arrastra gran cantidad de los compuestos
presentes en el sólido que atraviesa).
De acuerdo con un informe elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, el
Departamento Administrativo Distrital del Medio Ambiente (Dadima) y la Triple A, esas
800 toneladas de basura representan el 40 por ciento de los residuos que diariamente
produce la ciudad, unas 2000 toneladas. Las 1.200 toneladas se depositan en el relleno
Henequén.
El informe también indica que los sitios donde se depositan las grandes cantidades de
desperdicios son: Barranquillita, los caños del mercado, los alrededores de la Ciénaga de
Mallorquín, lotes baldíos y los alrededores del aeropuerto Ernesto Cortissoz.
Basureros como el de Las Flores, donde hay depositados más de 2.000 toneladas de
residuos de la industria química, farmacéutica y de plástico y el denominado Brisas del
Río, en Barranquillita, donde hay más de 60 mil toneladas de basura, son los que más
preocupan a las autoridades ambientales.
“Debe existir un alto grado de colaboración de la sociedad civil y del gobierno para lograr
un adecuado manejo de los residuos sólidos”.
El carnaval de barranquilla se ha convertido en uno de los principales contaminantes de la
ciudad, Según la empresa de aseo técnico Triple A, el último carnaval dejó cerca de 520
toneladas de basura, cifra que es muy superior a lo que rutinariamente recoge la empresa
en algunos sectores.
Falta de cultura ciudadana, de cuidado por el medio ambiente, o por el incremento de los
cordones de miseria en las rondas de los canales, en especial asentamientos montados
por inmigrantes y desplazados, hacen parte de la lista de causas que generan la
problemática y que ya están identificadas por las autoridades locales y conocen los
mismos barranquilleros.
Arrojar desechos a los canales, o caños, ha sido una práctica con la que durante muchos
años han vivido los habitantes de esta capital, cuyas aguas corren rumbo al río Magdalena
arrastrando los desechos que van desde bolsas plásticas llenas de residuos sólidos, cajas
de icopor, colchones, mecedoras, llantas, bacinetes, cascarones de neveras y hasta
animales muertos, convirtiendo las calles en basureros a cielo abierto después de cada
lluvia.
SANCIONES:
Las autoridades comenzaron a endurecer las medidas contra esas personas que siguen
arrojando basuras a los arroyos, canales y caños de Barranquilla.
En lo que va del año, la Policía ha aplicado sanciones mediante unos 180 comparendos a
personas que tiran basuras, escombros o desechos a los arroyos, situación que están
generando serios trastornos de salubridad a la ciudad.
Arrojar las basuras en sitios públicos o en las vías, así como sacar la basura en horarios no
establecidos por la empresa de aseo de la ciudad, son conductas contrarias a la limpieza y
a la convivencia, razón por la que serán objeto de fuertes medidas correctivas en el Código
de Policía.
El Código de Policía también impone amonestaciones por dejar las basuras esparcidas
fuera de las bolsas o en los contenedores luego de efectuado el reciclaje. Además,
disponer inadecuadamente de animales muertos no comestibles o partes de estos dentro
de los residuos domésticos.