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Liquidación de gananciales:

aunque bien esté inscrito


como propio se debe
examinar si es bien social
[Casación 432-2016, Tacna]
POR
SANDRA GUTIERREZ IQUISE
-
JUNIO 22, 2018

Fundamento destacado: Sexto.- Que, siendo ello así, debe


tenerse presente que el artículo 197 del Código Procesal
Civil, prescribe que: “Todos los medios probatorios son
valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su
apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución sólo
serán expresadas las valoraciones esenciales y
determinantes que sustenten su decisión”. En ese sentido,
debe entenderse que el Juez se encuentra en la obligación
atender y analizar los medios probatorios que intentan
acreditar un hecho alegado por alguna de las partes ya sea
en la demanda, en la contestación o en el escrito donde se
ofrezcan nuevos medios probatorios, siempre que éstos
cumplan los requisitos para su admisión; constituyendo la
omisión a este precepto una infracción a la norma que
establece la finalidad de los medios probatorios contenida
en el artículo 188 del Código Procesal Civil.
Sumilla: La Sala Superior no ha cumplido con analizar
debidamente el Acta de Inventario de Bienes celebrado el
treinta y uno de octubre de mil novecientos noventa y
cinco, en la que las partes del proceso reconocen como
patrimonio de la sociedad de gananciales las dos
propiedades, ni han expresado los fundamentos del por
qué dicho documento no les ha causado convicción.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL TRANSITORIA

CASACIÓN 432-2016, TACNA


DIVORCIO POR CAUSAL DE SEPARACIÓN DE HECHO

Lima, diez de julio de dos mil diecisiete.-

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA;Vista la causa número cuatrocientos treinta y dos – dos mil
dieciséis; y producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente
sentencia:

I. ASUNTO:

En el presente proceso de Divorcio por Causal de Separación de Hecho, el


demandado Miguel Rivera Mamani ha interpuesto recurso de casación
mediante escrito obrante a fojas doscientos noventa y seis, contra la
sentencia de vista de fojas doscientos sesenta y siete, de fecha diez de
noviembre de dos mil quince, emitida por la Sala Civil Transitoria de la
Corte Superior de Justicia de Tacna, que confirmó la sentencia apelada de
fojas doscientos veinte, de fecha veintidós de abril de dos mil quince, que
declaró fundada en parte la demanda; en consecuencia, disuelto el
matrimonio civil, fenecido el Régimen Patrimonial de Sociedad de
Gananciales e improcedente el extremo respecto a la pensión alimenticia a
favor de la demandante. Infundados los extremos de Pérdida de
Gananciales e Indemnización por Daños y Perjuicios.

II. ANTECEDENTES:

1. DEMANDA:

El veintitrés de setiembre de dos mil trece, mediante escrito obrante a fojas


trece, Paulina Clares de Rivera interpuso demanda de Divorcio por Causal
de Separación de Hecho, contra Miguel Rivera Mamani, bajo los siguientes
fundamentos:

– Con el demandado contrajo matrimonio civil, ante la Municipalidad


Distrital de Zepita – Provincia y Región de Puno, habiendo procreado a sus
cinco hijos todos mayores de edad.

– Que fijaron su domicilio conyugal en el inmueble donde vive el


demandado en Ciudad Nueva, lugar de donde el demandado la arrojó del
citado predio, quedándose con todos los enseres propios de un hogar. Hace
once años el demandado vive con su amante.

– Es así, que el demandado desde que la retiró del hogar conyugal nunca
más ha permitido que vuelva, al extremo de haber cambiado las chapas del
inmueble y ha generado que tenga que vivir muy aparte del demandado, así
como tampoco le ha concurrido económicamente con suma alguna para
que pueda atender sus necesidades alimentarias, ya que cuenta con
sesenta y siete años de edad y se encuentra delicada de salud con presión
alta.

– Manifiesta que el demandado es causante del divorcio, por tanto no tiene


ningún derecho con relación al inmueble que han adquirido durante la
vigencia del matrimonio, indica que el demandado está en la obligación de
indemnizarla por los daños y perjuicios que le ha ocasionado como
consecuencia del matrimonio y de los maltratos que ha sido objeto.
2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA Y RECONVENCIÓN:

El veinte de noviembre de dos mil trece, mediante escrito obrante a fojas


setenta y uno, Miguel Rivera Mamani contestó la demanda negándola en
todos sus extremos, argumentando que:

– En el año mil novecientos noventa y cinco, hicieron un inventario de


bienes ante Notario Público, en el mismo que dice que han adquirido dos
bienes inmuebles uno en Asentamiento Humano Francisco de Paula Vigil
Manzana 37 Lote 6 y el segundo de ellos ubicado en el Asentamiento
Humano Marginal Ciudad Nueva Manzana 76 Lote 20, al separase de muto
acuerdo quedaron que la demandante se quedaría a vivir en el inmueble
ubicado en la Urbanización Vigil y el recurrente en el inmueble ubicado en
Cuidad Nueva, pero que se ha enterado que el inmueble ubicado en Vigil ha
sido donado a su hija Fresia Carmen Rivera Clares en el año dos mil seis,
que desde el año dos mil trece, la demandante tiene pensión judicial de
alimentos en la suma de ciento treinta soles (S/ 130.00) mensuales.

3. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA:

Mediante Resolución número quince, obrante a fojas doscientos veinte, de


fecha veintidós de abril de dos mil quince, el Juzgado Mixto del Módulo
Básico de Justicia Alto de la Alianza de la Corte Superior de Justicia de
Tacna, declaró fundada la demanda, señalando que:

– En la Audiencia de Pruebas se ha actuado la Declaración Testimonial de


Víctor Alberto Velásquez Calderón, quien refirió que la demandante vive
sola desde hace once años. Se llega a la conclusión que efectivamente
ambos cónyuges se hallan separados de hecho desde el año dos mil tres,
en que la actora le interpuso demanda de alimentos al demandado, y por
ende se ha quebrantado de manera definitiva la convivencia, por lo que se
cumple el primer requisito. Aunado a la falta de voluntad de retomar la
convivencia. Habiéndose arribado a la conclusión de que ambos cónyuges
se hallan separados desde el año dos mil tres, por tanto se tiene que la
separación de hecho ha excedido el plazo legal requerido.

– No se evidencia que se haya producido un desequilibrio económico en


perjuicio de alguna de las partes, que hayan sido consecuencia directa de
la separación, teniendo en cuenta que la separación ha sido producto de un
acuerdo conciliatorio entre ambas partes; asimismo, no se advierte que
haya habido desamparo económico por parte del demandado luego de su
separación. En el caso de autos no se ha llegado a establecer la existencia
de cónyuge más perjudicado, por tanto la indemnización solicitada por la
actora, no resulta amparable.

– En el caso de autos, existe el Proceso número 344-2003 sobre alimentos,


seguido por la actora contra el demandado, en el cual se le ha asignado una
pensión alimenticia de ciento treinta soles (S/ 130.00) mensuales, en
calidad de cónyuge, por tanto al existir pensión de alimentos ya señalada,
ésta debe seguir vigente, resultando improcedente la solicitud de una
pensión alimenticia a su favor, peticionado por la actora.

– Como consecuencia de la disolución del vínculo matrimonial, se


declarará el fenecimiento de la sociedad de gananciales, conforme lo
establece el artículo 318 inciso 3 del Código Civil, debiendo procederse en
ejecución de sentencia a liquidarse los bienes, correspondiendo dividirse
los gananciales por mitad entre ambos cónyuges previo inventario judicial,
pero según la demandante indica que dentro del matrimonio han adquirido
un bien inmueble, ubicado en el Asentamiento Humano Marginal Ciudad
Nueva Manzana 76, Lote 20, mientras que el demandado refiere haber
adquirido dos inmuebles, siendo el otro ubicado en el Asentamiento
Humano Francisco de Paula Gonzales Vigil, Manzana 37, Lote 6
(Urbanización Vigil, calle José Gómez número 1446) que fue su domicilio
conyugal y allí nacieron sus hijos; sin embargo, de la Ficha Registral que
corre de fojas cuarenta y cinco a cuarenta y nueve, aparece que dicha
propiedad es bien propio de la demandante, quien donó el inmueble a su
hija Fresia Carmen Rivera Clares, quien aparece como propietaria actual.
4. RESOLUCIÓN DE SEGUNDA INSTANCIA:

El diez de noviembre de dos mil quince, la Sala Civil Transitoria de la Corte


Superior de Justicia de Tacna, emitió la sentencia de vista de fojas
doscientos sesenta y siete, que confirmó la de primera instancia que
declaró fundada la demanda, bajo los siguientes argumentos:

– En el caso de autos respecto a la pretensión de indemnización sobre la


existencia de la condición de cónyuge más perjudicado, la parte
demandante no ha probado su pretensión en este extremo al contrario obra
en autos declaraciones testimoniales de las hijas de la demandante

Susana Isabel Rivera Clares, Julia Constantina Rivera Clares y Carla


Facunda Rivera Clares que corren de fojas cuarenta y uno al cuarenta y
tres, quienes refieren que la conducta de su madre siempre ha sido
agresiva con problemas psiquiátricos, celos enfermizos; a fojas cuarenta y
cuatro, corre una Denuncia Policial de fecha dieciséis de setiembre de dos
mil diez, hecha por el demandado refiriendo que su cónyuge lo amenaza de
echarle gasolina y quemarlo, presunciones e indicios que acreditan que si
bien ha existido violencia entre cónyuges, quien más ha ejercido violencia
es la demandante, por tal no tiene la condición de cónyuge más
perjudicado o inocente a consecuencia de la separación de hecho o del
divorcio; más aún cuando la demandante inició un Proceso de Alimentos
(Causa número 344-2003), la misma que fallara fundada la demanda en
donde el cónyuge le acude con una pensión de ciento treinta soles
(S/130.00) hasta la actualidad; por lo que, no corresponde fijar monto
indemnizatorio alguno.

– Revisado los autos se puede advertir del documento que obra de fojas
cuarenta y cinco a cuarenta y nueve, del Asiento número 00003, la
demandante Paulina Clares de Rivera, figura su inscripción como bien
propio desde el año dos mil, situación que ha llevado a que la accionante
pueda realizar la transferencia de donación a favor de una de su hija Fresia
Carmen Rivera Clares, hecho que se aprecia del Asiento número 00004,
donde se observa que la demandante figura con estado civil de casada,
situación que resulta sui generis al tracto sucesivo de la transferencia de
bienes; aspecto que no es materia del análisis del fondo del asunto y que la
parte que se crea afectada si lo considera necesario instaurar el proceso
judicial correspondiente.

III. RECURSO DE CASACIÓN:

El veintitrés de diciembre de dos mil quince, el demandado Miguel Rivera


Mamani, mediante escrito de fojas doscientos noventa y seis, interpuso
recurso de casación contra la sentencia de vista, siendo declarado
Procedente mediante auto de fecha dieciocho de octubre de dos mil
dieciséis, por la siguiente infracción:

– Infracción normativa del artículo 188 del Código Procesal Civil, sostiene
que los dos inmuebles fueron adquiridos durante el matrimonio y que las
instancias de mérito no han tenido en cuenta los medios probatorios que
acreditan dicha condición.

Excepcionalmente se ha declarado procedente por infracción normativa de


carácter material del artículo 345-A del Código Civil.

IV. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:

PRIMERO.- Que, el recurso de casación tiene por fines la adecuada


aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la
jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia de la República,
conforme lo señala el artículo 384 del Código Procesal Civil.

SEGUNDO.- Que, habiéndose declarado procedente el recurso por la causal


de infracción normativa material y procesal, en primer término debe
dilucidarse la causal relativa a la infracción normativa procesal, de
conformidad con el inciso 4 del artículo 388 del Código Procesal Civil –
modificado por la Ley número 29364–, el cual establece que si el recurso
de casación contuviera ambos pedidos (anulatorio o revocatorio), deberá
entenderse el anulatorio como principal y el revocatorio como subordinado,
ello en atención a su efecto nulificante.

TERCERO.- Que, la infracción procesal se configura cuando en el desarrollo


del proceso, no se han respetado los derechos procesales de las partes, se
han obviado o alterado actos de procedimiento, la tutela jurisdiccional no
ha sido efectiva, el órgano jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o
lo hace en forma incoherente, en clara transgresión de la normatividad
vigente y de los principios procesales.

CUARTO.- Que, el derecho al debido proceso tiene tres elementos: a) El


derecho de acceso a alguna de las modalidades de justicia
institucionalizada previstas en el ordenamiento jurídico; b) El proceso
mismo se ajuste a una serie de exigencias que favorezcan en la mayor
medida posible a la consecución de una decisión justa; y, c) La superación
plena y oportuna del conflicto con una decisión justa, a través de la
ejecución también plena y oportuna[1]. La importancia de este derecho
para la protección de los derechos fundamentales ha dado lugar a que sea
considerado como un principio general derecho, garantía constitucional y
como un derecho fundamental.[2]

QUINTO.- Que, uno de los aspectos de éste derecho dentro del proceso es
el referido a la prueba, “ello en la medida en que los justiciables están
facultados para presentar todos los medios probatorios pertinentes, a fin
de que puedan crear en el órgano jurisdiccional la convicción necesaria de
que sus argumentos planteados son correctos”[3].

SEXTO.- Que, siendo ello así, debe tenerse presente que el artículo 197 del
Código Procesal Civil, prescribe que: “Todos los medios probatorios son
valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada.
Sin embargo, en la resolución sólo serán expresadas las valoraciones
esenciales y determinantes que sustenten su decisión”. En ese sentido,
debe entenderse que el Juez se encuentra en la obligación atender y
analizar los medios probatorios que intentan acreditar un hecho alegado
por alguna de las partes ya sea en la demanda, en la contestación o en el
escrito donde se ofrezcan nuevos medios probatorios, siempre que éstos
cumplan los requisitos para su admisión; constituyendo la omisión a este
precepto una infracción a la norma que establece la finalidad de los medios
probatorios contenida en el artículo 188 del Código Procesal Civil.

SÉTIMO.- Que, siendo ello así, si bien es cierto las instancias de mérito han
señalado que el bien inmueble ubicado en el Asentamiento Humano
Francisco de Paula Gonzales Vigil, Manzana 37 – Lote 6, que corre inscrito
en la Partida número P20010780, es un bien propio debido a que así
aparece en el Asiento número C00003 de dicha Partida, tal como obra a
fojas cuarenta y ocho. Sin embargo, a juicio de esta Sala Suprema
considera que, es deber del juzgador velar por la obtención de la verdad
material, para lo cual durante el desarrollo del proceso puede realizar
diligencias necesarias para, en el caso concreto, con la finalidad de
determinar si el inmueble mencionado constituye o no un bien que deba ser
liquidado de la sociedad de gananciales.

OCTAVO.- Que, siendo ello así, la Sala Superior no ha cumplido con analizar
debidamente el Acta de Inventario de Bienes celebrado el treinta y uno de
octubre de mil novecientos noventa y cinco, obrante a fojas cincuenta y
cinco, en la que las partes del proceso reconocen como patrimonio de la
sociedad de gananciales las dos propiedades, esto es, el Asentamiento
Humano Gonzales Vigil, como el de Ciudad Nueva, ni han expresado los
fundamentos del por qué dicho documento no les ha causado convicción;
de modo que, si bien es cierto COFOPRI adjudicó dicho bien a la ahora
demandante a título gratuito, el cual fue inscrito en el año dos mil, con lo
cual estaría dentro del supuesto contenido en el artículo 302 inciso 3 del
Código Civil, también lo es que la demandante habría ingresado a la
posesión de dicho bien por acuerdo entre los cónyuges, cuestión que no
puede pasarse por alto, debiendo realizarse los actos necesarios para
llegar a la verdad material.
NOVENO.- Que, en consecuencia, al haberse acreditado la contravención de
las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, la
infracción denunciada merece ser estimada, y disponerse el reenvío de los
autos a la Sala de Mérito.

V. DECISIÓN:

Por estos fundamentos y de conformidad con lo dispuesto en el inciso 1 del


artículo 396 del Código Procesal Civil, declararon:

1. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Miguel Rivera Mamani


a fojas doscientos noventa y seis; por consiguiente, CASARON la
resolución impugnada; en consecuencia, NULA la sentencia de vista de
fojas doscientos sesenta y siete, de fecha diez de noviembre de dos mil
quince, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Superior de Justicia
de Tacna.

2. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial


“El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Paulina Clares de
Rivera contra Miguel Rivera Mamani y otro, sobre Divorcio por Causal de
Separación de Hecho; y los devolvieron. Ponente Señora Céspedes Cabala,
Jueza Suprema.-

S.S.
ROMERO DÍAZ
CABELLO MATAMALA
MIRANDA MOLINA
DE LA BARRA BARRERA
CÉSPEDES CABALA


Estos son los 3 requisitos
para determinar que un bien
es propio y no de la sociedad
conyugal
POR

9. […] En definitiva para que opere la presunción contenida


en el numeral 3 del artículo 311 del Código Civil deben
concurrir los siguientes requisitos i) que se hayan vendido
uno o más bienes propios de uno de los cónyuges, ii) que
no conste que el precio recibido por tal venta se haya
invertido y, iii) que los bienes comprados después sean
equivalentes a los vendidos con anterioridad, pero creemos
que para que funcione esta presunción conforme a dichos
lineamientos, debería estar presente otro elemento: la
contemporaneidad entre la venta y adquisición del nuevo
bien. En la práctica puede acontecer que el bien vendido,
que tenía la calidad de propio, se haya adjudicado por una
determinada suma, y el nuevo bien adquirido exceda la
suma recibida por la venta del primer bien. En ese caso,
debería ser considerarlo mixto, reputándose la diferencia
del precio del segundo bien comprado con respecto a la
venta del primero, como social.

Lea también: Constituye bien social lo construido sobre un bien propio


[Casación 38-2016, Lima]
TRIBUNAL REGISTRAL
RESOLUCIÓN N.° 57-2019-SUNARP-TR-L

Lima, 29 de enero de 2019

APELANTE: DANTE RAFAEL TANTALEAN GUILLEN


TÍTULO: N° 2324998 del 15/10/2018.
RECURSO: H.T.D. N° 2533 del 23/11/2018.
REGISTRO: Predios del Callao.
ACTO: Rectificación de la calidad de bien.

SUMILLA:

RECTIFICACIÓN DE LA CALIDAD DE BIEN PROPIO

Procede extender la rectificación de la calidad de bien social a propio, si se


acredita la presunción de bien propio, contenida en el inciso 3) del artículo
311 del Código Civil y se a indicado dicha situación mediante instrumento
público otorgado por el cónyuge adquiriente.

I. ACTO CUYA INSCRIPCIÓN SE SOLICITA Y DOCUMENTACIÓN


PRESENTADA

Mediante el título venido en grado de apelación se solicita la rectificación


del asiento c-2 de la ficha N° 27564 que continúa en la partida electrónica
N° 70067114 del Registro de Predios del Callao, para efectos de señalar
que el dominio fue adquirido por Maura Lucas Bardales de Alza en calidad
de bien propio con sus hijos Carlos Alberto Alza Bravo, Rosario Milagros
Alza Bravo y Eduardo Félix La Torre Bravo, y no en calidad de bien social
con su cónyuge José Amador Alza Uriol, como se publicita.

Para tal efecto presentó solicitud de rectificación suscrita por Dante Rafael
Tantalean Guillén.
Lea también: Liquidación de gananciales: aunque bien esté inscrito como
propio se debe examinar si es bien social [Casación 432-2016, Tacna]

II. DECISIÓN IMPUGNADA

El Registrador Público del Registro de Predios del Callao Sergio Obdine


Segura Vásquez observó el título en los siguientes términos:

TACHA SUSTANTIVA: De conformidad con el literal b) del artículo 42 del


Reglamento General de los Registros Públicos se procede a tachar
sustantivamente el presente título, por cuanto se solicita la rectificación
del asiento 2-c) de la ficha N° 27564 del Registro de Predios del Callao, sin
embargo, de la calificación efectuada no se encontró error alguno en el
referido asiento que amerite la rectificación solicitada.

Del estudio de la rogatoria presentada, se verifica que se solicita rectificar


la calidad del bien, que pase de bien conyugal a bien propio. Se procedió a
verificar el título archivado N° 2857 del 23/11/93, el cual dio mérito a la
inscripción del asiento 2-c) de la ficha N° 27564 que continúa en la partida
N° 70067114 del Registro de Predios del Callao. En dicho asiento de
inscripción se publicitó la titularidad de Maura Lucas Bravo Bardales de
Alza, su cónyuge don José Amador Alza Uriol, sus hijos Carlos Alberto y
Rosario Milagros Alza Bravo; y Eduardo Félix La Torre Bravo, dicha
inscripción se realizó en calidad de bien social conforme a lo señalado en
el artículo 310 y artículo 311 del Código Civil.

Asimismo, debe tener en cuenta el precedente de observancia obligatoria


aprobado en el 11 Pleno realizado los días 29 y 30 de noviembre de 2002,
el siguiente criterio: ACREDITACION DE LA CALIDAD DE BIEN PROPIO “Con
la finalidad de enervar la presunción de bien social contenida en el inciso 1)
del artículo 311 del Código Civil e inscribir un bien inmueble con la calidad
de bien propio, no es suficiente la declaración efectuada por el otro
cónyuge contenida en la escritura pública de compraventa.”
Este criterio se apoya, entre otros, en lo siguiente: Álex Plácido
Vilcachagua señala que la jurisprudencia ha acentuado el carácter de esta
presunción a favor de la sociabilidad al exigir de modo riguroso la prueba
de que determinados bienes son propios de los esposos, pues tratando de
salvaguardar el derecho de terceros, no admite que la propia declaración
(confesión) -aún por escritura pública- de un cónyuge de haber realizado
una adquisición con dinero del otro sea bastante para dar al bien adquirido
carácter no social, por no ser suficiente dicha confesión para destruir la
presunción.

El Tribunal Registral ha expresado en reiterada y uniforme jurisprudencia


que si bien la manifestación del adquirente del inmueble, acompañada del
asentimiento del otro cónyuge constituye un acto de reconocimiento de la
calidad del inmueble como un bien propio, no es menos cierto que dicha
manifestación se efectúa desprovista de pruebas, incumpliéndose por ende
con los requisitos necesarios para enervar los alcances de la presunción
iuris tantum contenida en el artículo 311 del Código Civil.

Cabe señalar que la aplicación de este precedente, no debe excluir la


aplicación de las presunciones establecidas en los incisos 2 y 3 del artículo
311 del Código Civil. Así, la sola declaración del cónyuge no es suficiente
para señalar que el bien que se adquiere tiene la calidad de bien propio del
otro cónyuge, debiendo adjuntar además los títulos idóneos que acrediten
que el dinero que sirve para cancelar el precio del bien, tenga la calidad de
propio, y por tanto, sea aplicable la presunción contenida en el inciso 2) del
referido artículo 311 (…) “los bienes sustituidos o subrogados a otros se
reputan de la misma condición de los que sustituyeron o subrogaron”.

De lo expuesto, la sola declaración de los cónyuges en la cláusula adicional


al contrato de compra venta de 09-08-93 no acredita ni enerva la
presunción de bien social del bien objeto de compraventa, por lo tanto el
predio tiene la calidad de bien social, salvo prueba en contrario.
Base legal: Art. 302, 310, 311, 315, 319 al 323, Art. 2011 del Código Civil;
artículos 32, 40 del T.U.O. del Reglamento General de los Registros
Públicos. Resolución del Tribunal Registral N° 2305-2016-SUNARP-TR-L
del 15/5/2016.

Lea también: Fenecimiento del arrendamiento por venta del bien.


¿Ineficacia automática o necesaria comunicación previa al arrendatario?

FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

El apelante fundamenta su recurso señalando, entre otros, que conforme al


antecedente registral, en el título de dominio comparece José Amador Alza
Uriol en nombre y representación de su hija Rosario Milagros Alza Bravo,
por ejercer la patria potestad de la menor de edad, no constando su
intervención en nombre propio; por ello entre los compradores no figura
José Amador Alza Uriol sino únicamente Maura Lucas Bardales e hijos.
Asimismo, debe considerarse que en la cláusula adicional se dejó expresa
constancia que José Amador Alza Uriol solo intervino en representación de
su menor hija y que el bien fue adquirido con dinero obtenido de la venta
del predio ubicado en Jr. Noruega N° 2519, que corresponde a un bien
recibido en donación y que por tanto no forma parte de la sociedad
conyugal.

IV. ANTECEDENTE REGISTRAL

En la ficha N° 27564 que continúa en la partida electrónica N° 70067114


del Registro de Predios del Callao se encuentra inscrito el lote 17 manzana
K-1, constituido por la casa habitación ubicada con frente a Las Garzas N°
140, urbanización San José, distrito de Bellavista, provincial constitucional
del Callao.

En el asiento c-2 de la ficha corre registrado el dominio en favor de Maura


Lucas Bardales de Alza, su cónyuge José Amador Alza Uriol e hijos Carlos
Alberto Alza Bravo, Rosario Milagros Alza Bravo y Eduardo Félix La Torre
Bravo. (Título archivado N° 2857 del 23/11/1993).

PLANTEAMIENTO DE LAS CUESTIONES

Interviene como ponente la Vocal Rosario del Carmen Guerra Macedo.

De lo expuesto y del análisis del caso, a criterio de esta Sala la cuestión a


determinar es la siguiente:

¿Cómo se acredita la presunción de bien propio a que se refiere el inciso 3


del artículo 311 del Código Civil?

VI. ANÁLISIS

1. El artículo 3 de la Ley N° 26366 establece que son garantías del Sistema


Nacional de los Registros Públicos: (…) b) La intangibilidad del contenido
de los asientos regístrales, salvo título modificatorio posterior o sentencia
judicial firme; (…).

Conforme a lo previsto por el artículo 2013 del Código Civil y numeral


VII[1] del Título Preliminar del Reglamento General de los Registros
Públicos (en adelante RGRP), normas que consagran el principio de
legitimación, los asientos regístrales se presumen exactos y válidos,
producen todos sus efectos y legitiman al titular registral para actuar
conforme a ellos, mientras no se rectifiquen en los términos establecidos
en el RGRP, se declare judicial o arbitralmente su invalidez, o se cancelen
en sede administrativa por haberse acreditado la suplantación de identidad
o falsedad documentaría, en los supuestos así establecidos con arreglo a
las disposiciones vigentes.

2. El artículo 75 del RGRP define la inexactitud registral como todo


desacuerdo existente entre lo registrado y la realidad extrarregistral,
estableciendo que dichas inexactitudes se rectificarán en la forma
establecida en el Título VI del Reglamento General cuando sean
consecuencia de un error u omisión cometido en algún asiento o partida
registral; en caso contrario, la rectificación deberá efectuarse en mérito a
título modificatorio posterior que permita concordar lo registrado con la
realidad.

En el artículo 76 del RGRP se establece que el Registrador es el encargado


de rectificar los errores materiales, de oficio o a petición de parte, en
mérito al respectivo título archivado que sustentó la extensión del asiento
inexacto. Por su parte, los errores de concepto se rectifican siempre a
petición de parte, salvo que con ocasión de la calificación de un título el
Registrador determine que la inscripción no podrá efectuarse si
previamente no se rectifica el error de concepto.

Lea también: Demanda ineficacia por venta unilateral de bien social:


¿prescribe a los 2 o 10 años? [Casación 4989-2017, Lima Norte]

3. De acuerdo con lo regulado en la norma precitada, la inexactitud registral


se presenta en dos supuestos básicos:

 Cuando la inexactitud proviene de errores u omisiones cometidos en


algún asiento o partida registral (errores en los asientos regístrales)
cuya rectificación está prevista en el Título VI del RGRP. Es decir, se
trata de supuestos en los cuales no existe concordancia entre el asiento
de inscripción y el título causal que dio lugar a su extensión.

 Cuando la inexactitud provenga de causas distintas a errores u


omisiones en los asientos regístrales, en cuyo caso se requerirá, como
supuesto general aplicable, la presentación del título modificatorio que
permita concordar lo registrado con la realidad extrarregistral. Es decir,
se trata de supuestos en los cuales el pedido de rectificación tiene
como sustento causas o motivos distintos a la sola discordancia entre
el asiento de inscripción y el título causal que dio lugar a su extensión.
El error, que puede ser material o de concepto, es una especie de la
inexactitud que integra el catálogo de distintas causas de posibles
discordancias entre la realidad y el Registro, tal como lo establece el
artículo 81 del RGRP.

4. El artículo 81 del RGRP detalla los errores materiales y de concepto en la


forma siguiente:

El error material se presenta en los siguientes supuestos:

 Si se han escrito una o más palabras, nombres propios o cifras distintas


a las que constan en el título archivado respectivo;

 Si se ha omitido la expresión de algún dato o circunstancia que debe


constar en el asiento;

 Si se ha extendido el asiento en partida o rubro diferente al que le


corresponde;

 Si se han numerado defectuosamente los asientos o partidas.

Los errores no comprendidos en los literales anteriores se reputarán como


de concepto.

5. La rectificación de ambas clases de error deberá efectuarse conforme lo


establecen los artículos 82 y 84 de dicho reglamento, que señalan:

a. La rectificación de los errores materiales se hará en mérito del


respectivo título archivado.
b. La rectificación de los errores de concepto se efectuará:
b.1) Cuando resulten claramente del título archivado: en mérito al mismo
título ya inscrito, pudiendo extenderse la rectificación a solicitud de parte
o, de oficio, en el supuesto previsto en el segundo párrafo del artículo 76
del presente Reglamento;
b.2) Cuando no resulten claramente de título archivado: en virtud de nuevo
título modificatorio otorgado por todos los interesados o en mérito de
resolución judicial, si el error se ha producido por la redacción vaga,
ambigua o inexacta del título primitivo.

6. Mediante el título venido en grado de apelación se solicita la


rectificación del asiento c-2 de la ficha N° 27564 que continúa en la partida
electrónica N° 70067114 del Registro de Predios del Callao, para efectos
de señalar que el dominio fue adquirido por Maura Lucas Bardales de Alza
en calidad de bien propio con sus hijos Carlos Alberto Alza Bravo, Rosario
Milagros Alza Bravo y Eduardo Félix La Torre Bravo, y no en calidad de bien
social con su cónyuge José Amador Alza Uriol, como se publicita.

El registrador formuló tacha sustantiva señalando que la sola declaración


de los cónyuges en la cláusula adicional del contrato de compraventa del
9/8/1993 no acredita ni enerva la presunción de bien social, por lo que el
bien adquirido tiene la calidad de social, salvo prueba en contrario.

Lea también: Disposición unilateral de bienes sociales: ¿puede declararse


nula por una causal no invocada? [Casación 2289-2017, Lima Sur]

7. Ahora bien, en el régimen de la sociedad de gananciales pueden haber


bienes propios de cada cónyuge y bienes de la sociedad conforme lo
establece el artículo 301 del Código Civil.

De conformidad con el artículo 302 del Código Civil, son bienes propios de
cada cónyuge:

1. Los que aporte al iniciarse el régimen de sociedad de gananciales.


2. Los que adquiera durante la vigencia de dicho régimen a título oneroso,
cuando la causa de adquisición ha precedido a aquélla.
3. Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título gratuito.
4. La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños
personales o de enfermedades, deducidas las primas pagadas con bienes
de la sociedad.
5. Los derechos de autor e inventor.
6. Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la profesión o
trabajo, salvo que sean accesorios de una empresa que no tenga la calidad
de bien propio.
7. Las acciones y las participaciones de sociedades que se distribuyan
gratuitamente entre los socios por revaluación del patrimonio social,
cuando esas acciones o participaciones sean bien propio.
8. La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a título oneroso cuando
la contraprestación constituye bien propio.
9. Los vestidos y objetos de uso personal, así como los diplomas,
condecoraciones, correspondencia y recuerdos de familia.

Con la finalidad de establecer la calidad de los bienes dentro del régimen


de sociedad de gananciales, en el artículo 311 del Código Civil se han
establecido ciertas reglas:

1. Todos los bienes se presumen sociales, salvo prueba en contrario.


2. Los bienes sustituidos o subrogados a otros se reputan de la misma
condición de los que sustituyeron o subrogaron.
3. Si vendidos algunos bienes, cuyo precio no consta haberse invertido, se
compran después otros equivalentes, se presume, mientras no se pruebe lo
contrario, que la adquisición posterior es hecha con el producto de la
enajenación anterior.

Como se aprecia, si bien en el numeral 1 del artículo 311 se ha establecido


que todos los bienes se presumen sociales, salvo prueba en contrario, no
se indica qué clase de pruebas deben actuarse para acreditar lo contrario.

8. Sobre el particular, esta instancia aprobó como precedente de


observancia obligatoria, en el II Pleno llevado a cabo los días 29 y 30 de
noviembre de 2002[2], lo siguiente:
Lea también: Presunción de bienes sociales es de orden público y no puede
ser enervada con una simple declaración judicial [Casación 361-2016,
Tacna]

ACREDITACIÓN DE LA CALIDAD DE BIEN PROPIO

Con la finalidad de enervar la presunción de bien social contenida en el


inciso i) del artículo 311 del Código Civil e inscribir un bien inmueble con la
calidad de bien propio, no es suficiente la declaración efectuada por el otro
cónyuge contenida en la escritura pública de compraventa.

Este criterio se apoya, entre otros, en lo siguiente[3]:

 Apoyado en lo sostenido por Plácido Vilcachagua[4] se ha señalado que


que la jurisprudencia ha acentuado el carácter de esta presunción a
favor de la sociabilidad al exigir de modo riguroso la prueba de que
determinados bienes son propios de los esposos, pues tratando de
salvaguardar el derecho de terceros, no admite que la propia
declaración (confesión) -aún por escritura pública- de un cónyuge de
haber realizado una adquisición con dinero del otro sea bastante para
dar al bien adquirido carácter no social, por no ser suficiente dicha
confesión para destruir la presunción.

 Este órgano colegiado ha expresado en reiterada y uniforme


jurisprudencia que si bien la manifestación del adquirente del inmueble,
acompañada del asentimiento del otro cónyuge constituye un acto de
reconocimiento de la calidad del inmueble como un bien propio, no es
menos cierto que dicha manifestación se efectúa desprovista de
pruebas, incumpliéndose por ende con los requisitos necesarios para
enervar los alcances de la presunción iuris tantum contenida en el
artículo 311 del Código Civil.
9. Cabe señalar que la aplicación de este precedente, no se debe excluir la
aplicación de las presunciones establecidas en los numerales 2 y 3 del
artículo 311 del Código Civil.

Así se ha pronunciado en forma reiterada esta instancia registral mediante


las Resoluciones N° 115-2005-SUNARP-TR-L y N° 530-2008-SUNARP-TR-
L, cuyas sumillas indican lo siguiente:

APLICACIÓN DE PRECEDENTE DE OBSERVANCIA OBLIGATORIA


La aplicación del precedente aprobado por el Tribunal Registral sobre
presunción de bien social, no debe excluir la aplicación de las presunciones
establecidas en los incisos 2 y 3 del artículo 311 del Código Civil. En tal
sentido, si la afirmación de uno de los cónyuges está provista de pruebas y
elementos suficientes que desvirtúen la presunción establecida en el inciso
1 del mencionado artículo, corresponde inscribir el bien en calidad de bien
propio.

La presunción establecida en el inciso 2 del artículo 311, en lo referente a


los bienes sustituidos o subrogados a otros se reputan de la misma
condición que los que se sustituyeron o subrogaron; esta presunción
permite que los bienes propios puedan ser sustituidos por otros
[cambiados], conservando estos el mismo carácter de propios. Un caso
típico de esta presunción lo encontramos en los bienes permutados.

En relación al último supuesto del artículo 311 del Código Civil, en la


Resolución N° 115-2005-SUNARP-TR-L, se ha señalado que no procede
inscribir como bien propio al amparo del artículo 311 inciso 3 del Código
Civil si no se ha acreditado la equivalencia entre el monto obtenido por la
venta de bien propio y el monto pagado por el bien que se adquiere,
prevaleciendo en estos casos la presunción establecida en el inciso 1 del
artículo 311 del mismo.

Al respecto, Quispe Salsavilca[5] señala que “la prueba no requerirá


actividad judicial para desvirtuar la presunción de socialidad, si inequívoca
y directamente la fe pública constatara la situación descrita en el artículo
302 o los incisos 2 y 3 del artículo 311. Tal es el caso por ejemplo de la
escritura pública de adquisición cuya fecha cierta es anterior a la
celebración del matrimonio (en cuya partida figura su celebración
posterior) o el caso en el cual, constando en instrumento público la
transferencia y la cancelación del precio por la venta de un inmueble,
cercanamente se produjera la adquisición a título oneroso de otro bien
(aplicación del inciso 3 del artículo 311).”

Lea también: Divorcio provoca que bienes sociales pasen a ser copropiedad
de los excónyuges [Casación 870-2016, Lima Norte]

En definitiva para que opere la presunción contenida en el numeral 3 del


artículo 311 del Código Civil deben concurrir los siguientes
requisitos i) que se hayan vendido uno o más bienes propios de uno de los
cónyuges, ii) que no conste que el precio recibido por tal venta se haya
invertido y, iii) que los bienes comprados después sean equivalentes a los
vendidos con anterioridad, pero creemos que para que funcione esta
presunción conforme a dichos lineamientos, debería estar presente otro
elemento: la contemporaneidad entre la venta y adquisición del nuevo bien.
En la práctica puede acontecer que el bien vendido, que tenía la calidad de
propio, se haya adjudicado por una determinada suma, y el nuevo bien
adquirido exceda la suma recibida por la venta del primer bien. En ese
caso, debería ser considerarlo mixto, reputándose la diferencia del precio
del segundo bien comprado con respecto a la venta del primero, como
social.

10. Ahora bien, revisado el título archivado N° 2857 del 23/11/1993 que dio
mérito a la extensión del asiento c-2 de la ficha N° 27564 que continúa en
la partida electrónica N° 70067114 del Registro de Predios del Callao,
materia de rectificación, apreciamos que en la escritura pública de
compraventa del 27/8/1993 extendida por notario de Lima Ramón Espinosa
Garreta, consta la intervención, entre otros, de Maura Lucas Bravo Bardales
de Alza y de su esposo José Amador Alza Uriol, dejándose constancia
respecto de este último que: “procede en nombre y representación de su
hija Rosario Milagros Alza Bravo, quien ejerce la patria potestad por ser
menor de edad”.

En la cláusula tercera de dicho instrumento, se pactó el precio de venta por


un total de US$ 23,000.00 dólares americanos, a cancelarse en dos partes:
US$ 11,500.00 dólares americanos mediante cheque de gerencia a
entregarse al momento de suscribir el presente y US$ 11,500.00 dólares
americanos restantes al firmarse la escritura pública.

Asimismo, mediante cláusula adicional se ha dejado constancia de lo


siguiente:

Cláusula adicional al contrato de compra venta de 09-08-93 Interviene en


el presente contrato el señor José Amador Alza Uriol solo para efectos de
la representación de la menor Rosa Milagros Alza Bravo, ya que su esposa
señora Maura Lucas Bravo adquiere los derechos y acciones respecto del
inmueble materia de la compra venta con dinero de la venta del inmueble
sito en calle Noruega número dos mil quinientos diecinueve -urbanización
Trinidad- Lima, el mismo que recibió como donataria y que por tanto no
forma parte de la sociedad conyugal por consiguiente: el referido señor
Amador Alza Uriol declara no tener ningún derecho sobre el inmueble que
en virtud al presente contrato se adquiere, haciendo presente también que
Rosario Milagros Alza Bravo adquiere sus derechos en este inmueble con
dinero que le correspondió como donataria del inmueble de la calle
Noruega número 2519 urbanización Trinidad Lima (…)

En la conclusión del instrumento público, se hizo constar la declaración del


vendedor en el siguiente sentido:

En este acto el vendedor, recibe de los compradores, el precio total de la


venta en la siguiente forma: US$ 11,500 en efectivo y billetes circulantes y
US$ 11,500 entregados anteriormente a la firma de la minuta dan el precio
total de la venta por la cantidad de US$ 23,000, quedando así íntegramente
cancelado.

Lea también: Reconocimiento de unión de hecho debe tener calidad de


cosa juzgada para anular venta unilateral de bienes sociales [Casación
1717-2014, San Martín]

Seguidamente, el notario hizo constar que el proceso de firmas del


instrumento público concluyó el 7/9/1193, figurando entre los
suscribientes José Amador Alza Uriol.

Del tenor de lo expuesto, consta la intervención de los cónyuges Maura


Lucas Bravo Bardales de Alza y José Amador Alza Uriol, sin embargo
respecto de este último se precisa que procede solo para efectos de
representar a su menor hija.

Tal declaración es reiterada en la cláusula adicional, en la que a su vez se


indica que la cuota ideal del predio adquirido por Maura Lucas Bravo
Bardales de Alza ha sido cancelado producto de la venta del bien donado a
su favor, ubicado en calle Noruega N° 2519, urbanización Trinidad, Lima, y
que por tanto no constituye un bien social que corresponda a José Amador
Alza Uriol. Adicionalmente, consta la declaración del vendedor en el
sentido de haber recibido el pago del precio de venta con anterioridad a la
formalización de la venta.

11. De otro lado, se aprecia que el predio mencionado en la escritura


pública ubicado con frente a la calle Noruega N° 2519 del distrito de
Cercado, provincia y departamento de Lima, corre registrado a fojas 379
tomo 1667 que continúa en la partida electrónica N° 46914023 del Registro
de Predios de Lima[6].

En el asiento 5 de fojas 380 tomo 1667 se inscribió la donación de! predio


otorgada por Nicolás Félix Bravo Bardales en favor de Maura Lucas Bravo
Bardales casada con José Amador Alza Uriol, Carlos Alberto Alza Bravo,
Rosario Milagros Alza Bravo y Eduardo Félix La Torre Bravo, según escritura
pública del 14/12/1981 extendida ante notario Virgilio Alzamora Valdez.

Seguidamente, en el asiento 7 de fojas 381 tomo 1667 corre registrada la


compraventa otorgada por los propietarios (Maura Lucas Bravo Bardales)
señalados en favor del Instituto de Hermanos Josefinas de la Santísima
Trinidad, por el precio de US$ 26,000.00 dólares americanos, según
escritura pública del 22/11/1993 extendida ante notario Ramón Espinosa
Garreta.

En el título archivado N° 44996 del 13/4/1994 que diera mérito a la


inscripción del acotado asiento 7, apreciamos que en la cláusula segunda
de la escritura pública del 22/11/1993, se señaló que el precio de venta de
US$ 26,000.00 dólares americanos serían cancelados en dos partes: US$
13,000.00 dólares americanos al momento de firmarse el presente
mediante cheque de gerencia y US$ 13,000.00 dólares americanos
restantes al firmarse la escritura pública.

Asimismo, consta la certificación del notario realizada con fecha


27/8/1993, señalando lo siguiente:

Certifico.
Que en este acto y en mi presencia la compradora Instituto de Hermanos
Josefinas de la Santísima Trinidad, por intermedio de su representante
legal, entrega a los vendedores, quienes declaran recibir a entera
satisfacción la suma de US$ 11,500.00 (once mil quinientos dólares
americanos) pagados a cuenta del precio que se paga en dinero efectivo,
billetes circulantes, con cuyo pago se reduce a la suma de US$ 1,500.00 el
precio del inmueble materia de esta compra venta, (…)

En atención a las consideraciones expuestas, podemos colegir que el


predio inscrito en la partida N° 46914023 fue un bien propio de Maura
Lucas Bravo Bardales, y que producto de su venta otorgada por escritura
pública del 22/11/1993, recibió el monto de US$ 26,000.00 dólares
americanos, y considerando lo declarado en la cláusula segunda y la
certificación notarial del 27/8/1993, a dicha fecha se canceló el monto de
US$ 24,500.00 dólares americanos.

Conforme se ha señalado precedentemente, en el asiento c-2 de la ficha N°


27564 que continúa en la partida electrónica N° 70067114 del Registro de
Predios del Callao, materia de rectificación, se registró la venta otorgada
por escritura pública de compraventa del 27/8/1993, por el monto de US$
23,000.00 dólares americanos.

Lea también: Bienes de la sociedad conyugal pueden ser objeto de medidas


cautelares para asegurar acreencias personales

12. De lo señalado en los puntos anteriores, se puede advertir que se han


cumplido los requisitos señalados en el último párrafo del numeral 10 del
presente análisis, para que opere la presunción contenida en el numeral 3
del artículo 311 del Código Civil, pues:

 Se ha acreditado la transferencia de un bien propio de Maura Lucas


Bravo Bardales.

 No consta en los antecedentes registrales que el precio recibido por tal


venta se haya invertido en otra actividad.

 El precio obtenido por la venta del bien propio (US$ 26,000.00) es


mayor al de compra del predio submateria (US$ 23,000.00), por lo que
si bien no son equivalentes, existe concordancia entre ellos, que nos
lleva a establecer que el primero fue empleado para el pago del
segundo.

 Existe cierto margen de contemporaneidad entre la venta y adquisición


del nuevo bien.

 En la cláusula adicional de la escritura pública del 27/8/1993 se dejó


expresa constancia que se trata de un bien propio de Maura Lucas
Bravo Bardales, lo cual fue ratificado con la intervención de su cónyuge
José Amador Alza Uriol.

En tal sentido, se puede apreciar que existen suficientes datos que


permiten establecer que el inmueble inscrito en partida electrónica N°
70067114 del Registro de Predios del Callao fue adquirido con el dinero
obtenido por la venta del bien propio de Maura Lucas Bravo Bardales,
siendo que en el instrumento de adquisición también se dejó expresa
constancia de ello con la conformidad de su cónyuge José Amador Alza
Erial, por lo que corresponde dar mérito a la rectificación de calidad de bien
rogada.

Motivo por el cual, corresponde revocar la tacha sustantiva formulada.

Con la intervención de la vocal (s) Gladys Isabel Oré Guerra autorizada por
Resolución N° 006-2019-SUNARP-TR-PT del 4/1/2019.

Estando a lo acordado por unanimidad;

VII. RESOLUCIÓN

REVOCAR la tacha sustantiva formulada por el registrador público del


Registro de Predios de Callao al título referido en el encabezamiento,
y disponer la rectificación de asiento registral, en atención a los
fundamentos expuestos en el análisis de la presente resolución.

Regístrese y comuníquese

ROSARIO DEL CARMEN GUERRA MACEDO


MIRTHA RIVERA BEDREGAL
GLADYS ISABEL ORÉ GUARDIA
[1] VII. Principio de legitimación.- Los asientos registrales se presumen
exactos y válidos. Producen todos sus efectos y legitiman al titular
Registral para actuar conforme a ellos, mientras no se rectifiquen en los
términos establecidos en este Reglamento o se declare judicialmente su
invalidez.

[2] Publicado en el diario oficial El Peruano el 22/1/2003.

[3] Recogido de la Resolución N° 446-2012-SUNARP-TR-T del 1/6/2012.

[4] PLÁCIDO VILCACHAGUA, Alex. Temas de Derecho. Colegio de


Abogados de Lima. Lima Perú, 1997. Págs. 164 -165.

[5] QUISPE SALSAVILCA, David. Código Civil Comentado. Tomo II. Gaceta
Jurídica. Junio 2003. Pág. 354-355.

[6] La partida en mención se encuentra cerrada por haberse acumulado con


predio de fojas 387 tomo 1667.

Bienes obtenidos por


herencia, legado y donación
constituyen bienes propios
[Casación 251-95,
Lambayeque]
Fundamento destacado: Segundo. Que, es cierto que el
inciso tercero del Artículo trescientos dos del Código Civil
Preceptúa que son bienes propios de cada cónyuge “los
que adquiera durante la vigencia del régimen a título
gratuito”, empero, tanto la doctrina como las
jurisprudencia establecen que quedan comprendidos
dentro de este grupo los bienes obtenido·, por causa de
herencia, legado y donación.

Lea también: Alcances y diferencias entre herencia y legítima [Casación


4922-2014, Cusco]

CORTE SUPREMA DE LA JUSTICIA


SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL
CASACIÓN 251-95, LAMBAYEQUE

Lima, doce de setiembre de mil novecientos noventiséis.-

VISTA la causa número doscientos cincuentiuno-noventicinco en Audiencia


Pública de la fecha por la Sala de Derecho Constitucional y Social, y luego
del debate correspondiente emite el siguiente pronunciamiento:

MATERIA DEL RECURSO.· El Recurso lo formula doña Bertha Angelina


Colmenares Arriola de Ugaz, mediante escrito de fojas cuatrocientos
cuarentiocho, impugnando la resolución de vista de fojas cuatrocientos
veinticuatro, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, que, en discordia confirma la apelada de fojas
trescientos ochentiuno, que ‘declara fundada la demanda interpuesta a
fojas once, por don Conrado Anibal Ugaz Castañeda contra la recurrente
sobre declaración de bien propio e infundada la reconvención propuesta en
el otrosí de su escrito de fojas doscientos cuarentiseis para que se declare
que el predio rústico objeto de litis es bien social de ambos cónyuges y el
pago de daños y perjuicios;

FUNDAMENTOS DEL RECURSO.

El Recurso de Casación invoca la interpretación errónea del inciso tercero


del Artículo trescientos dos del Código Civil y la inaplicación del Articulo
ochenticuatro del Decreto Ley número diecisiete mil setecientos dieciséis,
así como la doctrina jurisprudencial; y,

CONSIDERANDO: que sin pretender abundar en loe argumentos esgrimidos


en los votos discordantes de fojas cuatrocientos veintidós y cuatrocientos
veintiséis, ea menester precisar;

PRIMERO: que las partes están de acuerdo y fluye de lo actuado que


contrajeron matrimonio el trece de febrero de mil novecientos
cincuenticuatro y que durante esta unión adquirieron el predio agrícola
denominado “El Callao.:, ubicado en el distrito de Oyotún, provincia de
Chiclayo, apartamento de Lambayeque;

SEGUNDO: que es cierto que el inciso tercero del Artículo trescientos dos
del Código Civil Preceptúa que son bienes propios de cada cónyuge “los
que adquiera durante la vigencia del régimen a título gratuito”, empero,
tanto la doctrina como las jurisprudencia establecen que quedan
comprendidos dentro de este grupo los bienes obtenido·, por causa de
herencia, legado y donación;

Lea también: Herencia anticipada: ¿qué es y cómo se tramita?

TERCERO: que la adjudicación gratuita de tierras en favor del demadante se


efectuó en virtud de la condonación dispuesta por la Décima Quinta
Disposición General y Transitoria de la Constitución Política de mil
novecientos setentinueve, razón por la que tal adjudicación no se
encuentra comprendida dentro· del J))&r\10 sena.lado en et considerando
precedente;

CUARTO: que, por tanto, el inmueble sub litis tiene la calidad que le Otof’ill
d Artículo trescientos diez del acotado;

QUINTO: que la demandada no ha probado la entidad y magnitud de los


daños y perjuicios que son objeto del otro extremo de su reconvención; Por
lo expuesto:

DECISIÓN

I. Declararon FUNDADO el Recurso de Casación de fojas cuatrocientos


cuarentiocho, en consecuencia: REVOCARON la sentencia de vista de fojas
cuatrocientos veinticuatro, su fecha dos de mayo de mil novecientos
noventicinco, que confirma la apelada de fojas trescientos ochentiocho, del
seis de octubre de mil novecientos noventicuatro; que declara fundada la
demanda e infundada la reconvención; reformándola:

II. Declararon FUNDADA la demanda interpuesta a fojas once de


don Conrado Anibal Ugaz Castañeda y FUNDADA en parte la reinverición
planteada por doña Bertha Angelina Colmenares Arriola de Ugaz en el
otrosí de su escrito de fojas doscientos Cuarentiséis consecuentemente
que, el predio rústico ‘El Callao’ de treinta hectáreas, mil quinientos metros
cuadrados, con Título de Propiedad número treintiséis mil ciento
cuarentidos de fecha nueve de junio de mil novecientos ochentisiete,
inscrito en Asiento uno de fojas doscientos noventitrés, del Tomo
trescientos Sesentiséis del Registro de la Propiedad Inmueble de
Lambayeque ubicado en el distrito de Oyotún, provincia de Chiclayo,
departamento de Lambayeque, es bien social de loa cónyuges don
Conrado Anibal Ugaz Castañeda y dona Bertha Angelina Colmenares
Arriola de Ugaz; e INFUNDADA en cuanto a realizar el pago de daños y
perjuicios;
III. ORDENARON la publicación del texto de la presente resolución en el
Diario Oficial El Peruano. en los seguidos por don Conrado Anibal Ugaz
Castañeda contra dona Bertha Angelina Colmenares Arriola de Ugaz sobre
declaración de bien propio y otros conceptos, y los devolvieron.

SS.
CASTILLO C.
URRELLO A.
SERPA S.
BUENDIA G.
ORTlZ B

¿Uno de los cónyuges puede


ejercer la administración de
los bienes sociales sin contar
con el consentimiento del
otro? [Casación 2967-2011,
Huaura]
POR
Fundamento destacado. Sexto. En este sentido, se advierte
que, aun cuando la intención inicial y primaria del
legislador ha consistido en atribuir a los dos cónyuges, en
forma conjunta, la administración de los bienes que
conforman el patrimonio social, también ha previsto la
existencia de situaciones en las que las circunstancias
excepcionales que rodean la sociedad conyugal impiden, en
los hechos, la aplicación efectiva de esta regla (…).

Sétimo. En el presente caso, la sentencia de vista objeto de


impugnación ha establecido, luego de la valoración del
caudal probatorio existente en autos –específicamente, en
base al movimiento migratorio de la cónyuge demandante,
Marcelina Adelaida Mendoza de Ortega-, que la cónyuge
ahora demandante salió del Perú con destino a Chile el día
ocho de agosto de dos mil siete y que recién retornó el
veintidós de diciembre de ocho; y, bajo este contexto, se ha
determinado que en este caso se presentó el supuesto de
hecho previsto en el inciso 2 del artículo 294 del Código
Civil –ubicación remota del otro cónyuge–, de tal forma que,
durante la ausencia del país de la demandante, para
radicar en la ciudad de Chile, la administración de los
bienes sociales se hallaban a cargo de su cónyuge Antero
Augusto Ortega Bravo, ahora emplazado.

Octavo. Es indudable que esta apreciación fáctica realizada


por la Sala Superior no puede ser objeto de revisión en esta
instancia, y en base a ella es posible desprender que, al
contar con facultades suficientes para administrar los
bienes correspondientes a la sociedad conyugal, don
Antero Augusto Ortega Bravo se encontraba facultado para
celebrar el contrato de arrendamiento sobre el predio
agrícola denominado San Daniel Alto – Lote Nº 15 – Las
Vírgenes – Barranca; razones por las cuales corresponde
desestimar la denuncia casatoria.

Lea también: Jurisprudencia relevante y actualizada sobre disposición


unilateral de bienes sociales

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


LA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL PERMANENTE
CASACIÓN 2967-2011, HUAURA

Lima, primero de agosto de dos mil trece.-

LA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL PERMANENTE DE LA


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: VISTA la causa; con el
acompañado; en audiencia pública llevada a cabo en el día de la fecha con
los Vocales Supremos Sivina Hurtado – Presidente, Acevedo Mena, Vinatea
Medina, Morales Parraguez y Rueda Fernández, oídos los informes orales;
se emite la siguiente sentencia:

RECURSO DE CASACIÓN: Se trata del recurso de casación interpuesto por


doña Marcelina Adelaida Mendoza de Ortega, de fecha once de julio de dos
mil once, obrante a fojas doscientos noventa y ocho contra la sentencia de
vista de fecha veintisiete de junio de dos mil once, obrante a fojas
doscientos noventa y dos, que Revocando la sentencia apelada de fecha
treinta y uno de agosto de dos mil diez, obrante a fojas ciento setenta y
ocho, declara Infundada la demanda de nulidad de acto jurídico.

CAUSALES DEL RECURSO: Mediante resolución de fecha veintiuno de


mayo de dos mil doce, obrante a fojas setenta del cuaderno de casación
formado en esta Suprema Sala, se ha declarado procedente el recurso de
casación por la denuncia de infracción normativa de los artículos 294 inciso
2 y 314 del Código Civil; señalando la parte recurrente que su esposo
arrendó el bien rústico denominado “San Daniel Alto”, Lote Nº 5, ubicado en
Las Vírgenes, Barranca, sin su consentimiento, por lo que el acto jurídico
objeto del debate es nulo; asimismo, su cónyuge no tenía poder especial
para poder arrendar el bien inmueble antes acotado.

CONSIDERANDO:

Primero: Según se aprecia de fojas cincuenta y dos, el presente proceso es


iniciado con motivo de la demanda interpuesta por doña Marcelina
Adelaida Mendoza de Ortega, a través de la cual pretende que el órgano
jurisdiccional declare nulo el contrato de arrendamiento celebrado el once
de diciembre de dos mil ocho entre los señores Antero Augusto Ortega
Bravo y Gerónimo Víctor Rosales Valenzuela, sobre un área de 2.00
hectáreas del predio agrícola denominado San Daniel Alto – Lote Nº 15 –
Las Vírgenes – Barranca, de una extensión total de 3.00 hectáreas.

Segundo: Para sustentar esta pretensión, la demandante señala que el


predio agrícola que ha sido objeto del contrato de arrendamiento ha sido
adquirido dentro de la vigencia de la sociedad conyugal que conforma junto
con el codemandado Antero Augusto Ortega Bravo, con quien contrajo
matrimonio el once de noviembre de mil novecientos ochenta y uno. Sin
embargo, el once de diciembre de dos mil ocho, éste último, aprovechando
su ausencia del país, debido a un viaje que realizó al país de Argentina por
motivos de trabajo el nueve de agosto de dos mil siete, ha dado en
arrendamiento un área de 2.00 hectáreas del referido predio a favor del
codemandado Gerónimo Víctor Rosales Valenzuela, sin contar para ello con
su consentimiento y, es más, sin siquiera haber puesto en su conocimiento
la realización de este acto jurídico.
Tercero: Por medio de la sentencia de vista objeto de impugnación, la Sala
Mixta Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Huaura ha revocado la
sentencia dictada en primera instancia por el Primer Juzgado Civil de
Barranca de la Corte Superior de Justicia de Huaura, que declaró fundada
la demanda, y, reformándola, la ha declarado infundada; explicando para
ello que, de acuerdo a lo preceptuado en el Código Civil, para dar en
arrendamiento un bien únicamente se requiere contar con facultades de
administración y, en el presente caso, de la apreciación del caudal
probatorio acompañado a los autos, se desprende que el señor Antero
Augusto Ortega Bravo sí se encontraba facultado para dar en
arrendamiento el bien denominado San Daniel Alto – Lote Nº 15 – Las
Vírgenes – Barranca, pues el hecho que la señora Marcelina Adelaida
Mendoza de Ortega se encontrara ausente en un país distinto desde agosto
de dos mil siete, lo autorizaba para administrar por sí mismo los bienes de
la sociedad conyugal, conforme lo dispuesto en los artículos 314 y 294
inciso 2 del Código Civil.

Lea también: Presencia de ambos cónyuges en la disposición de bienes


sociales no es requisito de invalidez, sino de legitimidad para
contratar [Casación 111-2006, Lambayeque]

Cuarto: Ahora bien, en relación a la denuncia expuesta en el recurso de


casación, cabe indicar que, de acuerdo al artículo 314 del Código Civil, “la
administración de los bienes de la sociedad y de los propios de uno de los
cónyuges corresponde al otro en los casos del artículo 294, incisos 1 y 2. Si
uno de los cónyuges ha abandonado el hogar, corresponde al otro la
administración de los bienes sociales”; al tiempo que el inciso 2 del artículo
294 del mismo cuerpo legal dispone que uno de los cónyuges asume la
dirección y representación de la sociedad “si se ignora el paradero del otro
o éste se encuentra en lugar remoto”.

Quinto: A partir de la lectura concordada de las dos disposiciones antes


transcritas, puede desprenderse con meridiana claridad la regla normativa
según la cual cualquiera de los cónyuges asume exclusivamente las
facultades de administración de los bienes pertenecientes a la sociedad
conyugal cuando se ignora el paradero del otro o cuando éste se encuentre
en lugar remoto; la cual indudablemente constituye una excepción a la
regla general que rige las relaciones patrimoniales del régimen de sociedad
de gananciales, según la cual corresponde a cada cónyuge la
administración de sus bienes propios y a ambos, en forma conjunta, la de
los bienes sociales. Así, el artículo 313 del Código Civil prevé
que “corresponde a ambos cónyuges la administración del patrimonio
social. Sin embargo, cualquiera de ellos puede facultar al otro para que
asuma exclusivamente dicha administración respecto de todos o de algunos
de los bienes”.

Sexto: En este sentido, se advierte que, aun cuando la intención inicial y


primaria del legislador ha consistido en atribuir a los dos cónyuges, en
forma conjunta, la administración de los bienes que conforman el
patrimonio social, también ha previsto la existencia de situaciones en las
que las circunstancias excepcionales que rodean la sociedad conyugal
impiden, en los hechos, la aplicación efectiva de esta regla. En este
contexto, las dos circunstancias previstas por el legislador en el inciso 2
del artículo 294 del Código Civil para atribuir la administración exclusiva de
los bienes sociales a uno de los cónyuges –i) desconocimiento del paradero
del otro cónyuge o ii) ubicación remota del otro cónyuge–deben ser
acogidas por el operador en la medida que constituyan situaciones en las
cuales la posibilidad de actuación conjunta de los cónyuges para la
administración de los bienes sociales se encuentra materialmente
restringida, ya sea porque se desconoce el paradero del otro cónyuge o
porque, aun conociéndolo, la distancia hace inviable la actuación unida de
ambos.

Sétimo: En el presente caso, la sentencia de vista objeto de impugnación


ha establecido, luego de la valoración del caudal probatorio existente en
autos – específicamente, en base al movimiento migratorio de la cónyuge
demandante, Marcelina Adelaida Mendoza de Ortega–, que la cónyuge
ahora demandante salió del Perú con destino a Chile el día ocho de agosto
de dos mil siete y que recién retornó el veintidós de diciembre de dos mil
ocho; y, bajo este contexto, se ha determinado que en este caso se
presentó el supuesto de hecho previsto en el inciso 2 del artículo 294 del
Código Civil –ubicación remota del otro cónyuge–, de tal forma que, durante
la ausencia del país de la demandante, para radicar en la ciudad de Chile, la
administración de los bienes sociales se hallaban a cargo de su cónyuge
Antero Augusto Ortega Bravo, ahora emplazado.

Lea también: Cónyuge perjudicado: se analiza la situación de menoscabo


patrimonial y la posibilidad de afrontar el nuevo estado [Casación 1524-
2017, Ica]

Octavo: Es indudable que esta apreciación fáctica realizada por la Sala


Superior no puede ser objeto de revisión en esta instancia, y en base a ella
es posible desprender que, al contar con facultades suficientes para
administrar los bienes correspondientes a la sociedad conyugal, don
Antero Augusto Ortega Bravo se encontraba facultado para celebrar el
contrato de arrendamiento sobre el predio agrícola denominado San Daniel
Alto – Lote Nº 15 – Las Vírgenes – Barranca; razones por las cuales
corresponde desestimar la denuncia casatoria.

DECISIÓN:

Por tales consideraciones: declararon INFUNDADO el recurso de casación


interpuesto por doña Marcelina Adelaida Mendoza de Ortega, de fecha
once de julio de dos mil once, obrante a fojas doscientos noventa y ocho;
en consecuencia: NO CASARON la sentencia de vista de fecha veintisiete
de junio de dos mil once, obrante a fojas doscientos noventa y dos; en los
seguidos por doña Marcelina Adelaida Mendoza de Ortega contra don
Antero Augusto Ortega Bravo y otro sobre nulidad de acto
jurídico; MANDARON publicar la presente resolución en el Diario Oficial El
Peruano, conforme a ley; y los devolvieron. Vocal Ponente: Acevedo Mena.-
SS.

SIVINA HURTADO
ACEVEDO MENA
VINATEA MEDINA
MORALES PARRAGUEZ
RUEDA FERNÁNDEZ

Inscripción del matrimonio


en el registro personal:
sugerencias para evitar los
actos de disposición
irregular en la sociedad de
gananciales
POR
VICTOR ALFONSO ESPINOZA ARIAS
-

Sumario: 1. Introducción. 2. Concepto de familia en el


Código Civil peruano. 3. El matrimonio en la legislación civil
peruana. 4. La inscripción del matrimonio en el registro
personal: una solución previa a los actos de disposición
irregular por parte de uno de los cónyuges. 5. Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN

La decisión que toma cada pareja al momento de contraer matrimonio trae


consigo una serie de consecuencias, ya sea de índole social o de índole
patrimonial fundada en el derecho. La decisión que deben de tomar
respecto al régimen patrimonial que desean seguir se constituye como una
decisión de carácter vital en la relación que estos tenga entre ellos y frente
a terceros. Esta decisión de contraer matrimonio forma en esencia una
nueva familia, desde el punto de vista clásico, el cual es el núcleo
necesario en toda sociedad, y en especial en nuestra sociedad peruana.

La base u origen de la familia es el matrimonio, entendida como aquella


unión estable entre un hombre y una mujer, que está dirigida y ordenada al
establecimiento de una plena comunidad de vida. (Plácido, A. 2015).

Ahora bien, la organización económica de la familia, la cual se ha


constituido con el acto del matrimonio (acto jurídico válido y eficaz), se
regulará a través de dos regímenes patrimoniales:

a) sociedad de gananciales, el cual se rige por defecto.


b)régimen de separación de patrimonios

Estos dos regímenes son regulados a través del artículo 295 del Código
Civil de 1984. Así también dispone que en función al artículo 301, el
establecimiento que en el régimen de sociedad de gananciales pueden
haber bienes propios de cada cónyuge y bienes de la sociedad.

Es exactamente en el régimen de sociedad de gananciales, donde parte el


análisis del presente trabajo, el cual en cierta manera busca dar un remedio
previo ante los actos de disposición hechos de forma irregular por parte de
uno de los cónyuges. Señálese el típico caso del esposo que aprovecha que
aún no se han actualizado sus datos respecto de su situación civil, para
adquirir y disponer de bienes de la sociedad de gananciales a título propio,
lo que ocasionaría un perjuicio para la cónyuge que no participó de dicho
acuerdo, y además la inseguridad en el tráfico respecto de terceros que se
involucren en dichos actos.

Se propone que el registro personal, sea un mecanismo de publicidad


idóneo para la protección de los cónyuges a futuro en caso de cualquier
acto de disposición de forma irregular, asimismo, constituiría un
mecanismo de publicidad para que los terceros contraten informados de la
situación o régimen en que se encuentran las personas con las que
contraten.

2. CONCEPTO DE FAMILIA EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO

La familia es una institución cuya fundación se realiza por medio


del matrimonio, acto que, si bien es celebrado libremente por los
contrayentes, se rige por normas que no son determinadas por estos, sino
que transcienden su voluntad. (Plácido, A.). Para una mayor profundización
del concepto de familia podemos recurrir a las palabras de Aguilar que
señala que esta es integrada en esencia por un hombre y una mujer, unidos
de cierta forma permanentemente, con aprobación social, hijos, entre otros
vínculos que se desprendan en cada tipo de sociedad. Cabe resaltar que
esta unión genera una sociedad integrada por dos componentes: un marido
y una mujer. Asimismo, esta sociedad crea una serie de relaciones jurídicas
tanto en un aspecto personal como en un aspecto económico, la cual tiene
repercusión bien para las partes o bien frente a terceros[1].

Acorde con Belluscio, la sociedad conyugal es una sociedad civil impuesta


por la ley carente de personalidad jurídica; no obstante, esta sociedad está
sometida a un régimen de orden público y es ajena a la voluntad de los
cónyuges, los que solo deben acatar las disposiciones que la rigen[2]. Es
entonces que no nos encontramos frente a una sociedad como una persona
jurídica, póngase como ejemplo alguna empresa, asociación u otra de
similares características, sino que esta noción de sociedad busca que se
resalte el esfuerzo común de los cónyuges para obtener un resultado a
disfrutar en común, compartiendo riesgos y ventajas.

En la doctrina peruana, además del destacado profesor Aguilar, Alex


Plácido ha escrito un sinnúmero de artículos referentes a los casos de
derecho de familia, es así que resulta pertinente citarlo. Como bien lo
señala Plácido:

Ni el Código Civil ni la Constitución contienen una definición expresa de


familia, con lo cual, a falta de un enunciado explícito sobre la familia, la
definición debe ser inferida de las normas que tratan sobre ella; esto es,
examinando el sentido con que se emplea la palabra familia y el alcance con
que se consideran las relaciones familiares en la norma jurídica[3].

3. EL MATRIMONIO EN LA LEGISLACIÓN CIVIL PERUANA

La institución del matrimonio data de antiquísima referencia. Cítese por


ejemplo el derecho romano, en donde el matrimonio tenía la característica
de ser monógamo, sin embargo, se aprecia una diferencia en la forma de
celebrarse. En el derecho germánico, el matrimonio era una institución civil
consistente en la compra simbólica de la mujer, como es el caso del
matrimonio en la puerta de la iglesia, donde se simboliza la transferencia
de la potestad paterna a la marital por entrega de dinero.[4] Sin embargo,
es en la edad medieval, donde la Iglesia regula esta institución señalando
que la mujer queda a la exclusiva responsabilidad del esposo.

En nuestro país para analizar los antecedentes del matrimonio necesitamos


remontarnos a la época incaica, donde al Inca le era permitido la poligamia
y el concubinato incestuoso. La Colla era la mujer principal, pero el Inca se
rodeaba de concubinas de sangre real, las pallas y de concubinas extrañas
conocidas como mamakunas[5].

Los antecedentes más concretos del régimen del matrimonio lo tenemos


en la época de la República, donde la vigencia y validez de las normas
del matrimonio religioso católico con efecto civil subsistieron. Así deja
constancia el Código Civil de 1852, sobre la naturaleza del matrimonio
oficial en la legislación civil peruana, teniendo como influencia lo
estipulado por el Concilio de Trento. Ahora bien, recién con los Decretos
Leyes N° 6889 y 6890, del 08 de octubre de 1930, se tiene
al matrimonio civil como el único matrimonio que genera efectos jurídicos
entre las partes y frente a terceros[6].

Otro punto de importancia en el matrimonio es la prueba de su nacimiento.


La sociedad conyugal se genera a propósito del matrimonio y crea derecho
y deberes de carácter recíprocos entre los que lo contraen, asimismo, esta
sociedad se vincula con terceros, con lo cual se hace de vital importancia
un mecanismo idóneo para acreditar la existencia del matrimonio. La
prueba de mayor transcendencia es el documento que lo contiene, cabe
señalar la partida de matrimonio, sin embargo, por a o b razones, existen
otros medios que pueden corroborar tal situación.

Cítese los siguientes documentos:

1. La partida del registro civil.

2. Pruebas supletorias: esto en detrimento de pérdida de la partida del


registro civil, como la prueba testimonial, partida de nacimiento de los
hijos comunes, los partes matrimoniales, fotos, etc.

En la legislación comparada, la única prueba del matrimonio es mostrando


las actas del acto en sí, dejándose constancia en el registro civil, siendo
esta acta, la prueba principal del vínculo, además de las actas del registro
sobre el hecho del matrimonio, la ley permite que se demuestre tal
situación cuando se justifica plenamente que no existen, ni en el registro
civil ni en los parroquiales del lugar donde debió constituirse el estado civil
respectivo, o aun existiendo libros, no se encuentran en ellos la partida
correspondiente.
Por ello es importante señalar lo siguiente:

Si bien es verdad que por el hecho del matrimonio se contrae sociedad de


bienes entre los cónyuges, pero para dar como cierta o reconocer dicha
situación es necesario demostrar el vínculo matrimonial, ya con la prueba
principal, como es el acta del matrimonio, o con las pruebas supletorias del
caso, el juez, por lo tanto, omitida tal prueba no puede dar por establecido
el hecho con la simple referencia que de él se haga en un instrumento
público, no destinado a demostrar tal circunstancia[7].

Cabe hacernos una gran pregunta, ¿acaso el registro personal donde se


regula las situaciones de capacidad y de índole económica de las personas,
no es acaso una prueba idónea para acreditar sobre una determinada
situación de una persona?

Al igual que sucede en los predios, cuando uno desea comprar un bien,
tiene que acreditar que fue diligente y adquiere el bien por parte de la
persona que aparece con facultades para transferirlo, según la publicidad
del registro. Esto quiere decir que en la actualidad, los registros públicos
son unos mecanismos suficientemente idóneos para publicitar una
situación dada en un determinado momento y que permitiría a los
cónyuges poder acreditar que contrajeron matrimonio, y que se sometieron
a un régimen económico determinado.

Entendemos que en nuestro país existen dos regímenes por los cuales
pueden optar las personas cuando contraen matrimonio:

a) el régimen de sociedad de gananciales o

b) el régimen de separación de patrimonios.

Nuestro trabajo se enfoca esencialmente en el régimen de sociedad de


gananciales. Este régimen ya se había estipulado en el Código Civil de
1852 donde se llamó sociedad conyugal, y en el Código del 1936, así como
en el actual Código Civil de 1984. En los dos primeros códigos citados, era
la sociedad de gananciales el único régimen que podían optar los cónyuges
siendo esta básicamente direccionada a lograr una perfecta armonía
conyugal, lo que va a dar lugar al fortalecimiento de la familia y en atención
a ello, se buscaba priorizar el interés familiar sobre los intereses
individuales de sus componentes. Desde el punto de visto del Código Civil,
en función al artículo 301°, el régimen de sociedad de gananciales puede
haber bienes propios de cada cónyuge y bienes de la sociedad.

En función al artículo 310° del citado Código, son bienes sociales los
bienes no comprendidos como bienes propios de cada cónyuge,
precisándose aquellos que adquieran los cónyuges por su trabajo, industria
o profesión (ingreso, sueldo, honorarios, etc.), Ahora bien, acorde con el
315° del Código, se exige la intervención de ambos cónyuges para poder
gravar y disponer los bienes inmuebles, siendo permitidos adquirir los
bienes muebles por separado.

Entonces respecto de los actos de disposición de forma unilateral por uno


de los cónyuges en el caso de bienes inmuebles estos se pueden
cuestionar aplicando los remedios de nulidad o anulabilidad. Cabe resaltar
que los remedios planteados, incluyendo a la ineficacia son parte de un
análisis en función al VIII Pleno Casatorio Civil, que a la fecha busca poner
fin a una situación de incertidumbre jurídica al momento que resuelven los
jueces en el marco de un proceso civil.

En los actos de disposición sobre bienes conyugales incide de forma


esencial el carácter de dichos bienes, que, a su vez, viene determinado por
el régimen económico matrimonial de los cónyuges y por el título de
adquisición. Más allá del pacto entre los cónyuges, cualquier régimen
económico matrimonial legal deberá organizarse en la tensión entre los
bienes comunes y los bienes sobre los cuales cada cónyuge mantiene
propiedad individual. Es así que cada legislador ordenará la sociedad
conyugal en su ordenamiento a partir de esta base, con las modulaciones
que estime oportunas.
Para Agurto y Quequezana, el régimen de sociedad de gananciales tiene
una característica esencial ya que este constituye un patrimonio autónomo,
que por su naturaleza, tiene una diversa manera de regular la titularidad de
los bienes y los derechos que lo componen, distinguiéndose de la
copropiedad, ya que no se considerará dicha sociedad como propiedad
exclusiva de uno de los cónyuges. La disposición de los bienes sociales
solo puede producirse con intervención de ambos individuos que
componen la sociedad de gananciales, esto quiere decir que requiere de la
participación de ambos cónyuges[8].

4. LA INSCRIPCIÓN DEL MATRIMONIO EN EL REGISTRO


PERSONAL: UNA SOLUCIÓN PREVIA A LOS ACTOS DE
DISPOSICIÓN IRREGULAR POR PARTE DE UNOS DE LOS
CÓNYUGES

Como bien se ha analizado, la familia es el punto base para la convivencia


pacífica en la sociedad. Asimismo, el matrimonio es el acto mediante el
cual se oficializa una nueva familia ante los ojos de la sociedad (pueden
existir otros casos como la unión de hecho, aunque, de forma tradicional,
es el matrimonio el acto por excelencia donde se unen dos personas y
comienzan la vida en común). Asimismo, el sometimiento a un régimen
de sociedad de gananciales de forma supletoria genera que las personas
unan sus patrimonios con la finalidad de la armonía familiar, puesto que es
el trabajo de ambos cónyuges.

Ahora bien, este régimen económico no basta que sea conocido solo por
las partes sino también frente a terceros que se involucren en la
celebración de distintos negocios jurídicos. Cabe señalar que en el Libro X
del Código Civil, específicamente el artículo 2008° señala cuáles son
los registros públicos que regula nuestro sistema de publicidad:

1.- Registro de la propiedad inmueble.

2.- Registro de personas jurídicas.


3.- Registro de mandatos y poderes.

4.- Registro personal.

5.- Registro de testamentos.

6.- Registro de sucesiones intestadas.

7.- Registro de bienes muebles.

Acorde con Gonzales Barrón[9], el registro personal permite la inscripción


de actos de muy variada índole, y si bien en un inicio estuvo pensando para
dar publicidad a las situaciones en donde las persona sufren de una
incapacidad, sin embargo, en la actualidad, este registro sirve como
mecanismo de publicidad para un amplio número de situaciones jurídicas
inscribibles, teniéndose en consideración el régimen económico al que se
someten las personas.

Cabe decir, si los cónyuges al momento de celebrar


el matrimonio decidieran optar por el régimen de sociedad de gananciales,
este en cierta forma, no podría ser conocido por terceros en un
determinado tiempo, ya que uno de los cónyuges aprovechando que aún
aparece como soltero en su DNI, podría disponer de formar irregular de los
bienes de la sociedad de gananciales, caso contrario, en el régimen de
separación de patrimonios, puesto para optar por este régimen es
necesario celebrarlo mediante una formalidad, la cual involucra la escritura
pública y su posterior inscripción en el registro personal.

Entonces, si deseamos una adecuado mecanismo de protección frente a


las situaciones de irregularidad por parte de alguno de los cónyuges, y
defender al cónyuge que es perjudicado así como dar una mayor seguridad
al tráfico jurídico hacia los terceros contratantes, creemos que es
necesario adoptar un mecanismo de publicidad a través del registro
personal, que permita conocer que se ha celebrado el matrimonio y qué
régimen de sociedad de gananciales rige desde ese momento entre los
cónyuges, siendo así, todo tercero estará obligado a conocer sobre esta
situación para los alcances de la buena fe.

Este mecanismo de publicidad ex ante, generaría confianza en las


adquisiciones que se diera entre la sociedad de gananciales y terceros
contratantes, además permitiría dar seguridad a los cónyuges pues ellos
han publicitado de forma idónea que los bienes que se adquieran deben ser
siempre considerados como parte de la sociedad de gananciales, con lo
cual deberá existir el consentimiento por parte de ambos miembros.

El propósito del presente trabajo es dar una solución previa ante los actos
de disposición de forma irregular por uno de los cónyuges. Creemos que
el registro personal, por su naturaleza en la publicidad de ciertas
situaciones personales, permite ser un medio de prueba idónea que el
matrimonio se ha constituido bajo el régimen de sociedad de gananciales,
permitiendo así que los terceros conozcan de esta situación y puedan
contratar en función a la confianza que les ofrece el registro
correspondiente.

5. BIBLIOGRAFÍA

AGUILAR LLANOS, Benjamín. La Familia en el Código Civil Peruano. Lima:


Ediciones Legales, 2010.

AGURTO y QUEQUEJANA. La ineficacia de la venta de bien de la sociedad


de gananciales por uno sólo de los cónyuges. En: Actualidad Civil. Lima:
Instituto Pacífico, 2015.

GONZALES BARRÓN, G. Manual de Derecho Registral y Notarial. Lima:


Jurista Editores, 2011.

PLÁCIDO, Alex. La Naturaleza de la intervención conyugal para disponer


bienes sociales en la gestión patrimonial del régimen de sociedad de
gananciales y su inconcurrencia como supuesto de ineficacia estructural
del acto de disposición. En: Actualidad Civil, N° 19. Lima: Instituto Pacífico,
2016.

SILVA RUEDA, A. La organización Patrimonial del Matrimonio y el llamado


régimen económico-conyugal. Tesis de grado para optar al Título de
Abogado. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1984.

[1] Sobre este punto cabe resaltar que los terceros son aquellas personas
ajenas a cualquier relación con la sociedad de gananciales. Incluso debe
optarse que los familiares no deberían considerarse terceros, sino que
solamente deben tener esta categoría aquellas personas que se involucren
con esta nueva sociedad a partir de su constitución y que no guarden
vínculo alguno de parentesco.

[2] BELLUSICIO, Augusto, citado por Aguilar Llano, Benjamín En: La Familia
en el Código Civil Peruano. Lima: Ediciones Legales.

[3] PLÁCIDO, Alex. La Naturaleza de la intervención conyugal para disponer


bienes sociales en la gestión patrimonial del régimen de sociedad de
gananciales y su inconcurrencia como supuesto de ineficacia estructural
del acto de disposición . En: Actualidad Civil N° 19. Lima: Instituto Pacífico,
2016.

[4] AGUILAR LLANOS, Benjamín. La Familia en el Código Civil Peruano.


Lima: Ediciones Legales, 2010.

[5] Ídem.

[6] Ídem.
[7] SILVA RUEDA, A. La organización Patrimonial del Matrimonio y el
llamado régimen económico-conyugal. Tesis de grado para optar al Título
de Abogado. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1984.

[8] AGURTO y QUEQUEJANA. La ineficacia de la venta de bien de la


sociedad de gananciales por uno sólo de los cónyuges. En: Actualidad Civil.
Lima: Instituto Pacífico, 2015.

[9] GONZALES BARRÓN, G. Manual de Derecho Registral y Notarial. Lima:


Jurista Editores, 2011.

La disposición de un bien de
la sociedad de gananciales
en el que no interviene uno
de los cónyuges: ¿nulo o
ineficaz?
POR
LEGIS.PE
-
DICIEMBRE 23, 2015

La disposición de un bien de la sociedad de gananciales en el que no


interviene uno de los cónyuges: ¿nulo o ineficaz? Foto: Dr. Alex Plácido
Como es de público conocimiento, ayer 22 de diciembre de 2015, se
desarrolló el VIII Pleno Casatorio Civil de la Corte Suprema. La cuestión era
discutir (es un decir) en torno al acto de disposición que se realiza sin el
concurso de uno de los cónyuges. Más concretamente, se trataba de
dilucidar si un acto de esa catadura era nulo, anulable o ineficaz.
Así pues, se trataba de salvar una carencia del artículo 315 del Código Civil,
esto es, la falta de consecuencia jurídica de disponer de los bienes sin
participación del otro cónyuge:

Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención


del marido y la mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal
facultad, si tiene poder especial del otro.

Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de


bienes muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los
cónyuges. Tampoco rige en los casos considerados en las leyes especiales.

El incansable litigante, don Nelson Ramírez Jiménez, que estuvo presente


en el evento, hizo una sabrosa y sustanciosa crónica de la intervención de
los cinco reconocidos juristas que participaron en calidad de «amigos del
tribunal». En esta nota hemos transcrito los principales párrafos de la
crónica, no obstante que, al final, colocamos el enlace para que puedan
leerla completa, e incluso descargarla.

Dr. Fernández Cruz

Sostuvo que el art. 315 regula un caso de Legitimidad para realizar un acto
de disposición, lo que constituye una circunstancia extrínseca al negocio
mismo y distinto a la capacidad. Por ende, la legitimidad debe ser
considerada como un requisito de eficacia del negocio (no es estructural
sino funcional), pues así es regulado en el C.C., por ejemplo, en las
disposiciones sobre representación o sobre el objeto del contrato.

Dr. Plácido Vilcachagua

Sostuvo que el art. 315 exige la intervención de ambos cónyuges.


Considera que nuestro C.C. regula la administración de la sociedad de
gananciales por ambos cónyuges, de manera conjunta. El principio de
igualdad explica que la voluntad de disposición se conforme por la
concurrencia de la voluntad de ambos cónyuges; en el sistema peruano no
tiene cabida la administración separada. Ambos cónyuges son titulares de
los bienes y ambos deben decidir en conjunto su disposición, lo que es
propio de la justicia distributiva. Sin perjuicio de ello se acepta el régimen
de administración indistinta para los actos de mera administración
ordinaria que regula el art. 292 del C.C.

Dr. Varsi Rospigliosi

Sostuvo que es un tema complejo en la medida que más que un tema


meramente patrimonial, involucra a la familia. En este esquema hay 3
sujetos de derecho a considerar: el marido, la mujer y la sociedad de
gananciales. El art. 65 del C. Procesal Civil cataloga a la sociedad conyugal
como un patrimonio autónomo, por lo que solo ambos cónyuges pueden
adoptar decisiones al respecto. El art. 315 hace referencia al concepto
“disponer” y faculta para que un cónyuge dé poder al otro para que pueda
disponer del bien común; la razón de ser de dicho dispositivo es proteger el
interés familiar.

Dr. Morales Hervias

Sostuvo que la tendencia legislativa latinoamericana en la materia es tratar


el tema como uno de legitimidad. La legitimidad directa exige que ambos
cónyuges intervengan, por lo que si no hay una actuación conjunta, lo que
corresponde es decretar la inoponibilidad del acto. Solo si se trata de falta
de poder, que es un caso de legitimidad indirecta, sería aplicable el art. 161
que hace referencia a la ineficacia. La solución que propone tiene en
cuenta los alcances del art. 1669 del C.C., que regula un tema análogo
referido al arrendamiento de un bien indiviso, e igualmente el art. 1539 del
mismo Código sobre venta de bien ajeno, pues en ninguno de ambos casos
el Código los regula como causa de nulidad.

Dr. Priori Posada


Sostuvo que es un supuesto de ineficacia y no de nulidad. Coincide en que
la legitimación sustenta el alcance del art. 315. Por ende, el conflicto debe
solucionarse en base al art. 161 del C.C., esto es, por la ineficacia. Hay
diferentes tratamientos en la legislación comparada sobre la venta de bien
ajeno; por ejemplo, es causa de anulabilidad en el Código de Venezuela, de
nulidad en México y de validez en Uruguay, Chile, Colombia, Paraguay,
entre otros. Ante esa disparidad debe considerarse que se trata de la
solución que el propio legislador haya considerado, en este caso, la
ineficacia.

Para descargar la crónica completa click aquí.

¿Bien adquirido mediante


prescripción por uno de los
cónyuges constituye un bien
de la sociedad conyugal?
[Resolución 073-2009-
Sunarp]

Fundamento destacado.- 6. La pregunta que ahora


podríamos hacernos entonces es ¿qué calidad dentro del
régimen patrimonial de sociedad de gananciales tienen los
bienes adquiridos mediante prescripción adquisitiva por
uno de los cónyuges? Al respecto, debemos señalar que
nuestro régimen de Derecho de Familia presume la
ganancialidad de los bienes del matrimonio. El artículo 311
inciso 1) del Código Civil prescribe que todos los bienes se
presumen sociales, salvo prueba en contrario. A decir de La
cruz, la presunción de ganancialidad es de extraordinario
alcance práctico: al amparo del beneficio de la duda
reconduce a la masa común una multitud de bienes cuyo
origen privativo no es posible demostrar, aunque lo tenga,
pues los cónyuges no suelen guardar justificantes de sus
adquisiciones particulares[7] . La presunción, por otro lado,
no puede ser atacada con simples conjeturas, deducciones
ni presunciones, es preciso hechos que acrediten la
pertenencia privativa del bien o el dinero con el que se
adquirió.

8. En este mismo orden de ideas, el artículo 310 del Código


Civil establece que son bienes sociales todos los no
comprendidos como bienes propios de cada cónyuge,
incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su
trabajo, industria o profesión, así como los frutos y
productos de todos los bienes propios y de la sociedad y las
rentas de los derechos de autor e inventor. Con estos
dispositivos se resuelven las dudas que con frecuencia se
presentan acerca de la procedencia y carácter de
determinados bienes del matrimonio.
En tal sentido, si como hemos manifestado en los
considerandos 1 al 6 de esta resolución, la adquisición de
la propiedad por prescripción adquisitiva se rige por la
regla general contenida en el artículo 311º inciso 1) del
Código Civil, entonces, salvo prueba en contrario, esta
adquisición tendrá la calidad de bien social. El artículo 145º
del anterior Reglamento de Inscripciones del Registro de
Predios señalaba que, “El formulario registral de
inscripción de posesión a que se refiere el Decreto
Legislativo 667, a favor de una sociedad conyugal, podrá
ser suscrito por cualquiera de los cónyuges, en cuyo caso,
se acompañará al formulario registral copia de la
respectiva partida de matrimonio u otro documento que
acredite la calidad de bien social del predio. Sin perjuicio
de lo dispuesto en el párrafo anterior, la adquisición por
prescripción podrá efectuarse sólo a favor de uno de los
cónyuges, cuando éste acredite que la posesión ha sido
ejercida en forma individual, para lo cual deberá presentar
las prueba (…).

Lea también: Es nulo el procedimiento coactivo que recae sobre un bien


social si solo se notificó a uno de los cónyuges [Rev. 6744-2018, Lima]

Sumilla: Rectificación de calidad de bien adquirido por


prescripción conforme al Decreto Legislativo 667.

“A diferencia de las adjudicaciones efectuadas por COFOPRI


en la cuales puede adjudicar la propiedad a nombre de uno
de los cónyuges por haber verificado que la posesión es
efecutada solo por éste (a), y su intervención equivale al ‘
salvo prueba en contrario’ del artículo 311º inciso 1) del
Código Civil, por lo que para rectificar la calidad de bien se
requiere de su intervención; en cambio, tratándose de
predios rurales, sí procede esta rectificación pues el
procedimiento es realizado por el prescribiente quien
automáticamente y bajo declaración jurada acredita ante el
Registro su estado civil, siendo que puede que haya
existido error en su consignación, procede su rectificación
al amparo del artículo 15º del Reglamento de Inscripciones
del Registro de Predios”.

Lea también: Notificación bajo puerta es nula cuando características del


lugar difieren del domicilio del demandado [Casación 1098-2014, Lima]

TRIBUNAL REGISTRAL
RESOLUCIÓN Nº 073-2009- SUNARP-TR-A

Arequipa, 26 de febrero del 2008.-

APELANTE: AGUSTA SICCOS DE GUZMAN.


TÍTULO: Nº 36131 DEL 08.09.2008
RECURSO: Nº 65446(08023916) DEL 10.11.2008
REGISTRO: PREDIOS – CUSCO
ACTO: RECTIFICACIÓN CALIDAD DE BIEN

I. ACTO CUYA INSCRIPCIÓN SE SOLICITA Y DOCUMENTACIÓN

Mediante el título venido en grado de apelación se solicita la rectificación


de la calidad de bien del predio inscrito en la partida registral Nº 05004764
del Registro de Predios de Cusco.

El título presentado está conformado por los siguientes documentos:

a) Solicitud de inscripción en formato aprobado por SUNARP.


b) Escritura pública de aclaración y declaración de calidad de bien social
otorgada ante Notaria Pública del Cusco Antonieta Ocampo Delahaza.
c) Escrito con el cual sustenta su rogatoria.
d) Actuados judiciales en fotocopia.
e) Copia certificada del Registro del Estado Civil de la Municipalidad
Distrital de Poroy – Cusco, del acta de matrimonio de Apolinar Guzmán
Taguada con Augusta Siccos Huamán.
f) Escrito conteniendo su recurso de apelación.

II. DECISIÓN IMPUGNADA

La Registradora del Registro de Predios de Cusco, Silvana Díaz Salas,


formuló observación en los términos siguientes:

“ANÁLISIS:

1. Que la rogatoria no se encuentra clara, sin embargo se tendría que se


solicita la inscripción de los siguientes actos:

– Rectificación de estado civil del titular con derecho inscrito Sr. Apolinar
Guzman Taguada.
– Rectificación de la calidad de bien social.
– Inclusión de cónyuge.

2. Que a efectos de realizar una calificación integral se deben tener en


cuenta los siguientes supuestos:

Dentro de un Sociedad Conyugal se pueden adquirir bienes que tenga las


siguientes calidades:

– BIENES PROPIOS ADQUIRIDOS POR CADA UNO DE LOS CÓNYUGES


– BIENES DE PROPIEDAD DE LA SOCIEDAD CONYUGAL

3. La rectificación de estado civil en la partida registral también determina


establecer si el bien tiene la calidad de bien social y/o bien propio del
cónyuge adquirente.

4. Que según el artículo 145 del RIRP se regula que la inscripción de la


posesión a que se refiere el D. Legislativo 667 a favor de la Sociedad
Conyugal podrá ser suscrito por cualquiera de los cónyuges, en cuyo caso
se compañará al formulario registral copia de la respectiva partida de
matrimonio u otro documento que acredite la calidad de bien social del
predio. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior la adquisición
por prescripción podrá efectuarse solo a favor de uno de los cónyuges
cuando éste acredite que la posesión ha sido ejercida en forma individual,
para lo cual deberá presentar las pruebas que desvirtúen la presunción de
bien social.
Que del contenido del asiento 4 y 5 de la partida 05004764 no se advierte
que la inscripción se encuentre enmarcada dentro de cualquiera de los
supuestos a efectos de determinar la calidad de bien social y/o bien propio
y proceder a la inscripción de la rectificación solicitada.

Lea también: Reinvindicación: importancia de identificar e individualizar el


bien objeto de controversia [Casación 3108-2017, Cusco]

5. Que en el artículo 13 del Reglamento de Inscripciones del Registro de


Predios se prescribe cuando uno de los cónyuges manifestando un estado
civil distinto al que le corresponde, hubiere inscrito a su favor un inmueble
al que la ley le atribuye la calidad de bien social, procede la rectificación del
asiento donde consta la adquisición, en mérito a la presentación de título
otorgado por el cónyuge que no intervino, insertando o adjuntando la copia
certificada de la respectiva partida de matrimonio expedida con
posterioridad al documento de fecha cierta en el que consta la adquisición.

Que sin embargo de la interpretación del artículo 13 señalado


precedentemente resulta aplicable a todos aquellos bienes inmuebles a los
que la Ley les atribuye la calidad de bien social, que teniendo en cuenta el
derecho de propiedad inscrito en el asiento 05 de la partida 05004764
adquirida por prescripción administrativa al amparo del D.Leg. 667 no
puede determinarse de forma fehaciente si dicho predio tiene la calidad de
bien social, hecho que debe ser materia de aclaración.

Conclusión: el título es observado”.


III. FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

La recurrente sustenta su recurso de apelación en los siguientes


fundamentos:

– Que, de la revisión del legajo correspondiente a los asientos 4 y 5, se


puede verificar que Apolinar Guzmán Taguada consigna en forma errónea
el estado civil de “divorciado”, cuando en realidad está casado con la
recurrente desde el 22 de setiembre de 1977.

– Que, el artículo 15º del Reglamento de Inscripciones del Registro de


Predios permite que en sede registral se efectúe la rectificación
peticionada.

IV. ANTECEDENTE REGISTRAL

En la partida registral Nº 05004764 del Registro de Predios de la Oficina


Registral del Cusco, se encuentran extendido el derecho de propiedad por
prescripción adquisitiva a favor de Apolinar Guzmán Taguada, con el
estado civil de “divorciado”.

V. PLANTEAMIENTO DE LAS CUESTIONES

Interviene como ponente el vocal Raúl Jimmy Delgado Nieto.

De lo expuesto y del análisis del caso, a criterio de la Sala, la cuestión a


determinar es la siguiente:

– Si tratándose de prescripción adquisitiva de un predio rústico tramitada


conforme al Decreto Legislativo 667, procede la rectificación del estado
civil conforme al artículo 15º del Reglamento de Inscripciones del Registro
de Predios.
– Si la separación de patrimonios inscrita en el asiento 1 de la partida
registral Nº 11013728 del Registro Personal, es obstáculo para la
rectificación peticionada. – Si aplicable el artículo 64 de la Ley 27444.

VI. ANÁLISIS

VI.1. SI TRATÁNDOSE DE PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA DE UN PREDIO


RÚSTICO TRAMITADA CONFORME AL DECRETO LEGISLATIVO 667,
PROCEDE LA RECTIFICACIÓN DEL ESTADO CIVIL CONFORME AL
ARTÍCULO 15º DEL REGLAMENTO DE INSCRIPCIONES DEL REGISTRO DE
PREDIOS.

1. Esta instancia ha emitido pronunciamiento expreso[1] en torno a la


calidad del bien cuando éste ha sido adquirido mediante prescripción
adquisitiva por una persona casada, señalándose lo siguiente: La propiedad
de un bien se adquiere de diversos modos. La doctrina distingue los modos
originarios y los modos derivativos. El modo es originario cuando hay
creación de un derecho de propiedad donde no existía, como en la
ocupación de la res nullius y en la prescripción adquisitiva de dominio. Es
derivativo el modo cuando el derecho de propiedad pasa de una persona a
otra sin que exista creación, como en la compraventa, la donación, la
sucesión intestada, etc[2] .

Los modos también pueden ser voluntarios y no voluntarios. En los


primeros existe una voluntad concertada o unilateral de transmitir la
propiedad. Los contratos son la forma concertada de transmitir la
propiedad, los que a su vez pueden ser a título gratuito (donación) o a título
oneroso (compraventa). La adquisición también se realiza por la voluntad
unilateral como ocurre en el legado donde la voluntad del testador es la que
determina la adquisición y no la aceptación del legatario.

Pero la propiedad puede transmitirse al margen de la voluntad del


propietario como en la usucapio y en la sucesión intestada, donde desde el
fallecimiento del causante el heredero es de pleno derecho el propietario
de los bienes de la sucesión.

2. La prescripción adquisitiva o usucapión es la adquisición del derecho de


propiedad de una cosa por efecto de la posesión prolongada durante cierto
plazo. En virtud de esta figura jurídica, quien ejerce la posesión de un bien
por determinado plazo y bajo ciertas condiciones se convierte en su titular.
El fundamento de la prescripción adquisitiva radica en la necesidad de
brindar certidumbre a los derechos, dar fijeza a las situaciones jurídicas y
finalmente otorgar seguridad jurídica al tráfico de bienes.

La usucapión es un modo originario de adquirir la propiedad, en tanto la


adquisición no se basa en ningún derecho anterior; es decir, el usucapiente
no lo hace suyo porque el que lo tenía se lo transfiera, sino que se
convierte en titular del mismo, con independencia de que antes lo fuese
otra persona, porque ha devenido comportándose como tal[3] .

3. El matrimonio, por otro lado, como institución jurídica genera un régimen


patrimonial entre los cónyuges. Este puede ser de bienes propios o de
sociedad de gananciales. A falta de escritura pública en la que se elija el
régimen de separación de patrimonios se presume que los interesados han
optado por el régimen de gananciales.

No obstante, en el régimen de sociedad de gananciales pueden haber


bienes propios de cada cónyuge y bienes de la sociedad conyugal. El
artículo 302 del Código Civil señala cuáles son los bienes propios de cada
cónyuge. Entre estos están los que cada cónyuge adquiere durante la
vigencia del régimen a título gratuito.

Lea también: Conozca los tres requisitos para acceder a la reivindicación


[Casación 364-2017, Lima Norte]

4. Cuando la norma menciona las adquisiciones a título gratuito se está


refiriendo a aquellos actos en los que se beneficia exclusivamente a una de
las partes (en este caso, sería uno de los cónyuges), sin que ella se obligue
a nada. Estos actos surgen en contraposición a los llamados actos
onerosos de los cuales nacen ventajas para ambas partes intervinientes en
su celebración[4] . Como señala Messineo, estos actos (gratuitos y
onerosos) forman parte de los negocios atributivos; es decir, de las
declaraciones de voluntad por efecto de las cuales un sujeto determina una
atribución patrimonial, esto es, un desplazamiento de derechos
patrimoniales y, por consiguiente, un acrecentamiento de valor en el
patrimonio de otro sujeto, al que corresponde, o una obligación por parte
de quien haga la atribución o una pérdida a cargo de él[5] .

Esta clasificación, como vemos, es propia de los negocios jurídicos, de


modo que la manifestación de voluntad del agente debe estar siempre
presente[6] . No debemos perder de vista que otras situaciones jurídicas
desprovistas de la voluntad humana también generan efectos jurídicos,
pero no por ello son actos o negocios jurídicos.

Esta voluntad, como ya lo hemos señalado en el primer considerando de la


presente resolución, puede ser concertada o unilateral. La concertada la
divisamos claramente en los contratos, como la compraventa (oneroso) o
la donación (gratuito). La unilateral, por su parte, la encontramos en el
testamento por medio del cual el testador instituye a un legatario (gratuito).
La adquisición de un bien por sucesión intestada, en cambio, no puede ser
calificada de gratuita, pues no se trata de un acto voluntario: simplemente
el heredero ocupa a título universal la posición patrimonial de su causante
(derechos y obligaciones).

Para su consagración, las adquisiciones a título oneroso o gratuito suponen


la existencia del derecho en su transferente, lo que implica que solamente
pueden darse en los modos adquisitivos derivativos. Los modos originarios
no pueden ser por lo tanto calificados como onerosos o gratuitos pues hay
creación de un derecho donde no existía.
5. La prescripción adquisitiva de dominio, siendo un modo originario de
adquirir la propiedad fundado en el hecho posesorio ajeno a la voluntad
humana, no puede ser catalogada como una adquisición onerosa o gratuita
para el usucapiente. Dicha figura escapa de este tipo de valoración. En
consecuencia, cuando el artículo 302 inciso 3) del Código Civil precisa que
son bienes propios de cada cónyuge, los adquiridos durante la vigencia del
régimen a título gratuito, definitivamente no incluye a los bienes adquiridos
por usucapio.

6. La pregunta que ahora podríamos hacernos entonces es ¿qué calidad


dentro del régimen patrimonial de sociedad de gananciales tienen los
bienes adquiridos mediante prescripción adquisitiva por uno de los
cónyuges? Al respecto, debemos señalar que nuestro régimen de Derecho
de Familia presume la ganancialidad de los bienes del matrimonio. El
artículo 311 inciso 1) del Código Civil prescribe que todos los bienes se
presumen sociales, salvo prueba en contrario. A decir de La cruz, la
presunción de ganancialidad es de extraordinario alcance práctico: al
amparo del beneficio de la duda reconduce a la masa común una multitud
de bienes cuyo origen privativo no es posible demostrar, aunque lo tenga,
pues los cónyuges no suelen guardar justificantes de sus adquisiciones
particulares[7] . La presunción, por otro lado, no puede ser atacada con
simples conjeturas, deducciones ni presunciones, es preciso hechos que
acrediten la pertenencia privativa del bien o el dinero con el que se
adquirió.

En este mismo orden de ideas, el artículo 310 del Código Civil establece
que son bienes sociales todos los no comprendidos como bienes propios
de cada cónyuge, incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por
su trabajo, industria o profesión, así como los frutos y productos de todos
los bienes propios y de la sociedad y las rentas de los derechos de autor e
inventor.
Con estos dispositivos se resuelven las dudas que con frecuencia se
presentan acerca de la procedencia y carácter de determinados bienes del
matrimonio.

7. Tratándose de la prescripción adquisitiva regulada por el Decreto


Legislativo 667, tenemos que conforme lo señalan los artículos 22º y
siguientes de esta norma legal, la solicita quien esté poseyendo y
explotando económicamente un predio rural de propiedad de particulares
en forma directa, continua, pacífica y pública y como propietario, por un
plazo mayor a 5 años, podrá solicitar la inscripción de su derecho de
posesión, primeramente en el Registro Predial, adjuntando la
documentación señalada.

Esta documentación la presenta a la antes denominada, Sección Especial


de Predios Rurales del Registro de Predios de la Oficina Registral
correspondiente, y en base a la documentación presentada, el Registrador
ordena la notificación al propietario, colindantes y vecinos del predio rural
mediante carteles en diversos lugares, así como su publicación en el Diario
Oficial El Peruano, ello con la finalidad de que se pueda formular oposición
a la inscripción de la prescripción solicitada.

En caso contrario, de no haber oposición, el derecho de posesión inscrito


se convertirá en propiedad del peticionante.

Como se aprecia, todo este procedimiento se inicia y diligencia con la sola


declaración de voluntad del prescribiente, tal es así que en el formulario de
inscripción, cuando lo llena el peticionante coloca su estado civil.

8. En tal sentido, si como hemos manifestado en los considerandos 1 al 6


de esta resolución, la adquisición de la propiedad por prescripción
adquisitiva se rige por la regla general contenida en el artículo 311º inciso
1) del Código Civil, entonces, salvo prueba en contrario, esta adquisición
tendrá la calidad de bien social.
El artículo 145º del anterior Reglamento de Inscripciones del Registro de
Predios señalaba que, “El formulario registral de inscripción de posesión a
que se refiere el Decreto Legislativo 667, a favor de una sociedad conyugal,
podrá ser suscrito por cualquiera de los cónyuges, en cuyo caso, se
acompañará al formulario registral copia de la respectiva partida de
matrimonio u otro documento que acredite la calidad de bien social del
predio. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la adquisición
por prescripción podrá efectuarse sólo a favor de uno de los cónyuges,
cuando éste acredite que la posesión ha sido ejercida en forma individual,
para lo cual deberá presentar las pruebas que desvirtúen la presunción de
bien social”.

Lo cual implica que el numeral transcrito también se rige, tratándose de


prescripciones realizadas por una sociedad conyugal, por la regla
contenida en el artículo 311º inciso 1) del Código Civil.

Si esto es así, y siendo que el llenado del formulario es efectuado por el


prescribiente es posible que en su llenado, en lo que se refiere a su estado
civil se haya equivocado y consignado un estado civil distinto al que
realmente tiene.

9. En el caso del título venido en grado tenemos que en el asiento 4 de la


ficha registral Nº 21264, (ahora partida registral Nº 05004764) aparece
inscrito el derecho de posesión de Apolinar Guzmán Taguada sobre el
predio denominado Picchu o Piccho, sector Vista al Cusco, con una
extensión de 9.10 hectáreas. Asimismo, en el asiento 5 se ha registrado la
conversión a propiedad del derecho de posesión antes señalado,
habiéndose consignado el estado civil del prescribiente como “divorciado”.

Es de hacer notar que según consta del título archivado Nº 63 que dio lugar
a la extensión el asiento 4, tiene como fecha cierta el 28 de noviembre de
1998, dato que tiene importancia para lo que expondremos a continuación.
10. Conforme lo señala el artículo 15º del Reglamento de Inscripciones del
Registro de Predios, “Cuando uno de los cónyuges, manifestando un
estado civil distinto al que le corresponde hubiere inscrito a su favor un
predio al que la Ley le atribuye la calidad de bien social, la rectificación de
la calidad del bien se realizará en mérito a la presentación del título
otorgado por el cónyuge que no intervino o sus sucesores, insertando o
adjuntando la copia certificada a la respectiva partida de matrimonio
expedida con posterioridad al documento de fecha cierta en el que consta
la adquisición (…)”.

En el presente caso se ha presentado:

a. Parte notarial de la escritura unilateralmente suscrita por Augusta


Siccos de Guzmán, identificada con D.N.I. 23848938, en el cual manifiesta
que está casada con el titular registral Apolinar Guzmán Taguada desde el
22 de setiembre de 1977.

b. Copia certificada del Registro del Estado Civil de la Municipalidad


Distrital de Poroy – Cusco, del acta de matrimonio de Apolinar Guzmán
Taguada con Augusta Siccos Huamán, siendo que esta última no se
identifica con documento de identidad alguno, sino con la partida de
nacimiento Nº 225. Según este documento, el matrimonio entre las
personas citadas se efectuó el 22 de setiembre de 1977.

Lea también: ¿Cuáles son las diferencias entre acción reivindicatoria y


desalojo? [Casación 2160-2004, Arequipa]

Si esto es así, entonces tenemos que a la fecha en que se solicita la


inscripción del derecho de posesión, (28 de noviembre de 1998), y su
posterior conversión a propiedad, (5 de marzo de 1999), el estado civil de
Apolinar Guzmán Taguada y Augusta Siccos Huamán era el de casados, por
lo que procede la rectificación peticionada, pues se cumplen con los
requisitos señalados por el artículo 15º del Reglamento de Inscripciones
del Registro de Predios, no obstante es necesario precisar que la
interpretación realizada por el a quo del artículo 145º del anterior
Reglamento de Inscripciones del Registro de Predios y su subsunción al
caso submateria no es correcta por cuanto dicho artículo se aplicaría en el
supuesto de que el estado civil manifestado por el adquirente sea el real,
Ej. casado, y el predio se hubiera inscrito como propio del adquirente por
haber acreditado la sola posesión del predio, situación ésta que no se ha
presentado en el título venido en grado, donde el error está en el estado
civil erróneo consignado.

[Continúa…]

[1] Resolución Nº 126-2004-SUNARP-TR-T de 9 de julio de 2004.


[2] MAZEUD, Henri y León; MAZEUD Jean: Lecciones de Derecho Civil, Ejea,
Parte Segunda, Volumen IV, p. 191.
[3] ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil; José María Bosch Editor S.A.;
Tomo III, Vol. I, p. 168.
[4] TORRES VASQUEZ, Aníbal. Acto Jurídico; Idemsa; p. 90.
[5]MESSINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial; Ejea, Tomo
II, p. 351.
[6] Conforme con el artículo 140 del Código Civil el acto jurídico es la
manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modifi car o extinguir
relaciones jurídicas.(…).
[7] LACRUZ BERDEJO, José Luis y otros. Elementos de Derecho Civil,
Derecho de Familia; José María Bosch Editor S.A.; 1990; p. 370.

Que sociedad conyugal


ostente inmueble no implica
que cónyuges vivan
juntos [Casación 4836-2009,
Moquegua]

Fundamento destacado: Séptimo. Que, en el caso de autos,


se ha establecido que respecto al inmueble que ambas
partes tienen en propiedad en la ciudad de Tacna e Ilo, no
implica que necesariamente vivan juntos, ya que ha
quedado acreditado que el actor reside en la ciudad de Ilo,
lugar donde trabaja y la demandada ha reconocido que vive
en Tacna desde hace más de dos años para hacerse cargo
del cuidado de sus hijos, quienes ya son mayores de edad;
en consecuencia, al no advertirse una residencia habitual
en un determinado lugar respecto a la recurrente y el
demandante, el Colegiado Superior no ha incurrido en
infracción del artículo treinta y seis del Código Civil, por tal
motivo, la denuncia alegada debe desestimarse

Lea también: TC: Acreditación de domicilio con declaración jurada solo es


aplicable en procedimientos administrativos

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL TRANSITORIA
CASACIÓN N° 4836-2009, MOQUEGUA

Divorcio por Separación de Hecho.

Lima, veinte de octubre del año dos mil diez.


LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA;Vista la causa número cuatro mil ochocientos treinta y seis –
dos mil nueve, en Audiencia Pública de la fecha y producida la votación con
arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

MATERIA DEL RECURSO:

Se trata del recurso de casación interpuesto por Hilda Zavala Rueda de


Velarde a fojas quinientos uno contra la sentencia de vista de fojas
cuatrocientos ochenta y siete expedida por la Sala Mixta Descentralizada
de Ilo de la Corte Superior de Justicia de Moquegua el cuatro de
septiembre del año dos mil nueve que confirma la sentencia apelada de
fecha quince de junio del año dos mil nueve que declara fundada la
demanda.

Lea también: ¿Es causal de inadmisibilidad señalar domicilio procesal fuera


del radio urbano de la sede del órgano jurisdiccional?

FUNDAMENTOS DEL RECURSO:

Concedido el recurso de casación a fojas veintiocho del cuadernillo de


casación, por resolución de esta Sala Suprema de fecha doce de abril del
año dos mil diez ha sido declarado procedente el recurso por la causal de
infracción normativa del artículo treinta y seis del Código Civil, alegando
que no se ha acreditado que la recurrente haya efectuado un abandono
malicioso del hogar conyugal, que si bien la recurrente y el demandante
tiene dos viviendas en propiedad en la ciudad de Tacna e Ilo, no obstante el
actor permanece en Ilo por razones trabajo en tanto la recurrente no ha
efectuado abandono conyugal alguno.

CONSIDERACIONES:

Primero. Que, Santiago Matías Velarde Tamairo interpone demanda contra


Hilda Zavala Rueda, sobre divorcio por la causal de separación de hecho
con el objeto de que se declare disuelto el vínculo matrimonial con la
demandada, alegando que: i) Contrajo matrimonio civil con la demandada
el catorce de diciembre de mil novecientos sesenta y ocho en la ciudad de
Tacna, no obstante por razones laborales fijaron su domicilio conyugal en
Ilo, agregando haber procreado tres hijos que a la fecha son mayores de
edad; ii) La demandada realizaba constantes viajes a Tacna pues trabajaba
como cambista siendo en esa circunstancia que la demandada empezó a
mantener relaciones amorosas con otra persona, y que una vez enterado de
dicha situación irregular, empezaron a surgir incompatibilidades, siendo
que la demandada la ofendía constantemente; iii) Con la demandada se
encuentra separados de hecho desde mil novecientos noventa y cuatro sin
que haya existido ninguna vinculación directa ni reconciliación; además
refiere el demandante haber encontrado otra pareja; iv) Estar en
convivencia con doña Victoria Manchego Anco desde mil novecientos
noventa y cuatro con quien tiene un hijo; v) Señala ser el cónyuge
perjudicado pues la demanda fue quien hizo abandono del hogar conyugal.

Lea también: Acuerdo Plenario de la CSJ Lima Norte: Certificados médicos


e informes periciales tienen valor relativo para acreditar estado de salud
física y mental en procesos de violencia familiar y de género

Segundo. Que, al contestar la demanda Hilda Zavala Rueda alega que: i) No


es cierto que Ilo haya sido su último domicilio conyugal ya que por
disposición del demandante en el año mil novecientos ochenta y seis se
mudaron a la ciudad de Tacna encargándose del cuidado y sostenimiento
de sus hijos que en ese entonces eran menores de edad y se encontraban
estudiando; ii) Es falso que hubiese iniciado una relación amorosa con otra
persona y que desde esa fecha se haya iniciado la incompatibilidad, que
nunca abandonó el hogar llevando una vida normal de pareja, por lo que la
separación de hecho nunca existió;

Tercero. Que, tramitado el proceso con arreglo a ley, el Juez declara


fundada la demanda sobre divorcio por la causal de separación de hecho,
en consecuencia se declara disuelto el vínculo matrimonial contraído entre
los cónyuges, se da por fenecido la sociedad de gananciales,
considerando: i) Que la demandada no ha acreditado que en Ilo mantenga
vida en común con el actor pues ella misma ha presentado la partida del
menor de los hijos del demandante con su nueva pareja nacido en Ilo el
siete de febrero de mil novecientos noventa y cuatro, lo que demuestra que
el demandante domicilia en Ilo, y convive con otra persona; ii) Que existe
un proceso de alimentos en el que existe una retención judicial según las
boletas de pago del actor lo que demuestra que el demandante se
encuentra al día en sus pagos.

Cuarto. Que, al ser apelada dicha resolución, el Colegiado Superior, ha con


firmado la apelada, considerando que: i) La demandada no acredita razones
que justifiquen su alejamiento del lugar donde labora su cónyuge; ii) Los
viajes esporádicos que pudieren haber realizado tanto el actor a Tacna
como lo que pudo haber realizado la demandada a Ilo no constituyen
prueba en uno ni en otro caso que modifique el hecho de que el último
domicilio fijado en el que hicieron vida en común sea la ciudad de Ilo; iii) Se
acredita que el actor reside en Ilo donde trabaja y la demandada ha
reconocido que vive en Tacna desde hace más de dos años para hacerse
cargo de sus hijos.

Lea también: Acuerdo Plenario de la CSJ Lima Norte: ¿En los procesos de
violencia de género, se debe evaluar solo la condición de ser mujer, o
corresponde verificar las relaciones de dominio con el agresor?

Quinto. Que, habiéndose declarado procedente el recurso de casación por


la causal de infracción normativa del artículo treinta y seis del Código Civil,
alegando que no se ha acreditado que la recurrente haya efectuado un
abandono malicioso del hogar conyugal, que si bien la recurrente y el
demandante tienen dos viviendas en propiedad en la ciudad de Tacna e Ilo,
no obstante el actor permanece en Ilo por razones trabajo en tanto la
recurrente no ha efectuado abandono conyugal alguno.
Sexto. Que, con relación al domicilio conyugal o casa común, Carlos
Fernández Sessarego al comentar el artículo treinta y seis del Código Civil
“Exposición de Motivos y Comentarios” Tomo Cuarto, página ciento
dieciocho, compilado por Delia Revoredo) expresa que el domicilio
conyugal se constituye de común acuerdo entre el marido y mujer,
mediante la objetiva residencia habitual en un determinado lugar.

Séptimo. Que, en el caso de autos, se ha establecido que respecto al


inmueble que ambas partes tienen en propiedad en la ciudad de Tacna e Ilo,
no implica que necesariamente vivan juntos, ya que ha quedado acreditado
que el actor reside en la ciudad de Ilo, lugar donde trabaja y la demandada
ha reconocido que vive en Tacna desde hace más de dos años para hacerse
cargo del cuidado de sus hijos, quienes ya son mayores de edad; en
consecuencia, al no advertirse una residencia habitual en un determinado
lugar respecto a la recurrente y el demandante, el Colegiado Superior no ha
incurrido en infracción del artículo treinta y seis del Código Civil, por tal
motivo, la denuncia alegada debe desestimarse

Lea también: Acuerdo Plenario de la CSJ Lima Norte: ¿Tiene la familia


extensa legitimidad para obrar en un proceso de tenencia?

Octavo. Que, respecto a lo señalado por la recurrente de que no se ha


acreditado que ésta ha efectuado un abandono malicioso del hogar
conyugal, debe señalarse que lo expuesto no ha sido materia de debate en
la impugnada, por tanto su pedido se encuentra orientado al reexamen del
material probatorio, lo que no procede vía recurso de casación;

Noveno. Que, en consecuencia, al no configurarse la causal denunciada,


debe procederse conforme a lo normado por el artículo trescientos noventa
y siete del Código Procesal Civil; por cuyas razones,
declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Hilda
Zavala Rueda de Velarde, a fojas quinientos uno; por consiguiente, NO
CASARON la sentencia de vista de fojas cuatrocientos ochenta y siete, su
fecha cuatro de setiembre del año dos mil nueve, expedida por la Sala
Mixta Descentralizada de Ilo de la Corte Superior de Justicia de
Moquegua; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por
Santiago Matías Velarde Tamairo contra Hilda Zavala Rueda de Velarde
sobre Divorcio por Separación de Hecho; y los devolvieron. Ponente Señor
Miranda Molina, Juez Supremo.

SS.
TICONA POSTIGO
CAROAJULCA BUSTAMANTE
PALOMINO GARCÍA
MIRANDA MOLINA
ARANDA RODRÍGUEZ

Bienes de la sociedad
conyugal pueden ser objeto
de medidas cautelares para
asegurar acreencias
personales
POR
Fundamento destacado: 7. En conclusión, considera el Colegiado que los
derechos que tiene uno de los cónyuges respecto de los bienes de la
sociedad de gananciales pueden ser objeto de medidas cautelares con la
finalidad de asegurar acreencias u obligaciones por las que tenga que
responder un cónyuge en forma personal; sin embargo, la realización de
dichas medidas está sujeta al cambio de régimen de sociedad de
gananciales por el de separación de patrimonios, conforme a las normas
vigentes sobre la materia. Por tanto, el recurso de apelación en este
extremo no puede ser amparado.

Sumilla: Los derechos que tiene uno de los cónyuges respecto de los
bienes de la sociedad de gananciales pueden ser objeto de medidas
cautelares, con la finalidad de asegurar acreencias u obligaciones por las
que tenga que responder en forma personal; sin embargo, la realización de
dichas medidas está sujeta al cambio de régimen de sociedad de
gananciales por el de separación de patrimonios.

Sala Penal Nacional de Apelaciones

Colegiado A

 Expediente: 0022-2017-19-5001-JR-PE-02

 Jueces superiores: Castañea Otsu / Salinas Siccha / Burga Zamora

 Solicitante: Procuraduría Pública Ad Hoc

 Investigado: Ricardo Endo Sasaki

 Especialista judicial: Mary Elena Vilcapoma Salas


 Materia: Apelación de auto de embargo e inhibición

Resolución N.° 02

Lima, siete de marzo de dos mil dieciocho

AUTOS y OÍDOS.- En audiencia pública, el recurso de apelación formulado


por el abogado del investigado Ricardo Endo Sasaki contra la resolución
N.° 02, de fecha diez de enero del año en curso, que declaró fundada la
medida de embargo en forma de inscripción e inhibición sobre bienes
muebles e inmuebles de su defendido. Actúa como ponente el juez
superior Oscar Manuel Burga Zamora, y ATENDIENDO:

Lea también: La disposición de un bien de la sociedad de gananciales en el


que no interviene uno de los cónyuges: ¿nulo o ineficaz?

I. ANTECEDENTES

La Fiscalía formaliza investigación preparatoria contra Jorge Isaac Acurio


Tito y otros, por presunta comisión de los delitos de colusión agravada y
otros, como consecuencia de la licitación y ejecución de la obra
denominada “Mejoramiento de la capacidad resolutiva de los servicios de
salud del hospital Antonio Lorena nivel III-1 Cusco” en la que resultó como
ganadora de la buena pro el Consorcio Salud Lorena. conformado por
empresas brasileñas y peruanas (Constructora OAS Ltda. Sucursal Perú
(99%), Molitalia Consultores S.A. (0.5%) y Dextre-Morimoto Arquitectos
S.A.C. (0.5%)).

Igualmente se incluye en la presente investigación, como partícipe del


delito de colusión agravada, a Ricardo Endo Sasaki, en su calidad de
gerente de proyectos de la empresa Cesel Ingenieros S.A., empresa que
resultó ganadora de la supervisión de dicha obra. Los cargos en su contra
se deben al hecho de haberse, presuntamente, coludido con sus
coimputados Jorge Isaac Acurio Tito, presidente regional del Gobierno de
Cusco, y Winston Vargas Maldonado, gerente regional de Infraestructura,
con el fin de favorecer a la empresa OAS S.A., al emitir la Carta S.L.
128300.029.13, de fecha doce de abril de dos mil trece, en la que remite el
Informe N.° 03 “Conformidad Técnica del Tercer Entregable”, con el cual al
día siguiente se aprobó el tercer entregable del expediente técnico.
También se le atribuye haberse coludido con sus coimputados Jorge Isaac
Acurio Tito, Winston Vargas Maldonado, René Concha Lezama y Juan
Carlos Paredes Concha a fin de dar conformidad técnica al Presupuesto de
Ampliación de Metas, de conformidad al PMA actualizado y aprobado por
la entidad, lo que incrementó el valor de la obra en la suma de S/ 13 242
184.24., y motivó la suscripción de la segunda adenda del Contrato N.°
239-2012-GR-Cusco/GGR[1].

Lea también: Contratos firmados por uno de los cónyuges no obligan a la


sociedad conyugal [Casación 3001-2013, Ica]

El veintinueve de diciembre de dos mil diecisiete, la Procuraduría Ad


Hoc solicitó trabar embargo en forma de inscripción e inhibición sobre la
cuota ideal que le corresponde al imputado Ricardo Endo Sasaki. en forma
de derecho expectaticio sujeto condición de que la sociedad de
gananciales que mantiene con María Yolanda Ramos diyamoto se liquide,
sobre los siguientes bienes: inmueble ubicado en la calle Santa Isabel N.°
561, de la urbanización Colmenares del distrito de Pueblo Libre de esta
ciudad, inscrito en la sede registral Lima, partida N.° 49074502; inmueble
rural con R.U.C. 24562 parte 1, lote B-2, fundo San Andrés, Sta. Cruz de
Flores, inscrito en la partida registral N.° 21115902, sede Cañete; así como
lo siguientes vehículos: placa GQS326, inscrito en el registro de propiedad
vehicular de Lima, partida registral N.° 1643013; ACL245, inscrito en el
registro de propiedad vehicular de Lima, partida registral N.° 513001258.

Mediante resolución N.° 2, de fecha diez de enero del año en curso, se


declaró fundada la medida cautelar solicitada y se dispuso cursar los
partes correspondientes a la Sunarp para que proceda a la anotación en las
partidas regístrales correspondientes.
El veinte de febrero, el abogado de Ricardo Eneo Sasaki interpuso recurso
de apelación contra la citada resolución, con la finalidad de que se revoque
la impugnada y se declare nfundado el pedido de embargo en forma de
inscripción e inhibición sobre los bienes su defendido.

II. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA

Según la resolución de primera instancia, las medidas cautelares han sido


solicitadas por persona legitimada (actor civil), quien cumplió con
fundamentar su pedido describiendo el objeto de la presente medida e
identificando los bienes sobre los que esta debía recaer, además de fijar el
monto del embargo.

Igualmente se señala en la impugnada que, efectuado el análisis


correspondiente, se verificó la apariencia de buen derecho respecto del
delito de colusión agravada que se le atribuye al investigado porque, a
través de la disposición de acumulación, aclaración, ampliación de
formalización y continuación de la investigación preparatoria seguida
contra Jorge Isaac Acurio Tito y otros, se incluyó a Ricardo Endo Sasaki -y
otros- como cómplice del presunto delito de colusión agravada en agravio
del Estado.

Conforme al estado de la investigación y al alto grado de probabilidad de su


vinculación con los hechos, se justifica el amparo de la medida cautelar
solicitada por la Procuraduría (embargo en forma de inscripción e
inhibición) al haberse determinado que habría contribuido a la generación
de perjuicio al patrimonio del Estado, ascendente a treinta y nueve millones
ciento treinta y siete mil quinientos setenta y ocho soles con treinta
céntimos, así como cumplido con presentar elementos de convicción
suficientes para tal fin.

Sostiene también que se verifica el peligro de la demora por las


características de la investigación; por ello, de no asegurarse de manera
inmediata las consecuencias jurídico-económicas del delito, podría
convertirse en inejecutable ante la eventual disposición de los mismos.

Otro aspecto tomado en cuenta es el monto del embargo solicitado y su


relación con la pretensión indemnizatoria, por lo que, al haberse
determinado que el investigado Ricardo Endo Sasaki es titular de los
bienes muebles e inmuebles del objeto de medida autelar, como parte de la
sociedad conyugal constituida con María Yolanda Ramos Miyamoto, se
decidió amparar el pedido de embargo sobre la cuota ideal que le
corresponde al imputado, así como la orden de inhibición, de conformidad
con el criterio asumido por este Colegiado en el expediente N.° 002-2017-
10.

Lea también: Casación 1075-2015, Lima: Se disuelve sociedad conyugal


con divorcio en el extranjero aunque no haya sido reconocido en Perú

III. ARGUMENTOS DE LA PARTE IMPUGNANTE

La pretensión impugnatoria es la revocación de la resolución recurrida por


la cual se ordena trabar embargo en forma de inscripción e inhibición sobre
los bienes muebles e inmuebles de Ricardo Endo Sasaki, así como que se
declaren infundadas o improcedentes la citadas medidas cautelares por
haberse dispuesto trabar embargo sobre la cuota ideal que le corresponde
a su defendido en forma de derecho expectaticio sujeto a la sociedad de
gananciales, cuando este tipo de embargo en forma de derecho
expectaticio no existe en nuestro ordenamiento jurídico. Además, la
sociedad de gananciales no es igual a una copropiedad y tampoco se rige
por las normas de esta institución; en consecuencia, ante la inexistencia
del derecho expectaticio, si no se liquida la sociedad de gananciales, el
embargo no es posible.

Invocó en favor de su tesis la Casación N.° 3109-98-Cusco-Madre de Dios,


según la cual se establece que “(…) la sociedad de gananciales está
constituida por bienes sociales y bienes propios y constituye una forma de
comunidad de bienes y no una copropiedad, en consecuencia la sociedad de
gananciales constituye un patrimonio autónomo que no está dividido en
partes alícuotas que es distinto a cada cónyuge que la integra, de forma tal
que tanto para actos de administración de disposición que recaigan sobre
bienes sociales será necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges“.

Asimismo, agregó que los mismos argumentos resultan válidos para la


orden de inhibición porque, de conformidad con el artículo 310 del Código
Procesal Penal (en adelante CPP), se deben cumplir las mismas exigencias
previstas en el artículo 303 del mismo cuerpo normativo, es decir, del
embargo, por lo que no corresponde dictar dichas medidas cautelares
sobre los bienes que solicitó la Procuraduría.

Con relación a la verosimilitud del derecho, refirió que se cita una serie de
documentos sin que se precise el aporte ilícito por parte de su defendido,
como para que se le atribuya este complicidad del delito de colusión
agravada por haber favorecido al contratista en la licitación. Señaló que
tampoco existe en las cartas que habría suscrito nada que se le pueda
atribuir una conducta que no esté especificada en las obligaciones
contractuales, porque como trabajador de Cesel era simplemente
supervisor de la obra, e incluso en las innumerables cartas que se han
adjuntado se puede apreciar que siempre se opuso al avance de la obra, ya
que el contratista no cumplía en lo que se refiere a sus obligaciones
contractuales. No obstante, resulta que, en vez de utilizar dichas cartas
para demostrar que un delito se haya cometido, se le ha incluido como
partícipe del delito.

[Continúa…]

[1] Este contrato corresponde a la Elaboración del Expediente Técnico y


Construcción de la Obra “Mejoramiento de la Capacidad Resolutiva de los
Servicios de Salud del Hospital Antonio Lorena Nivel III-1-Cusco”.
15 Mar de 2018 @ 12:18

¿Es bien social el inmueble


que se adquirió antes del
matrimonio, pero se terminó
de pagar después? [Casación
838-96, Lima]

Fundamentos destacados: Segundo. Que, el inmueble cuya


declaración de bien libre pretende el recurrente ha sido
adquirido el primero de junio de mil novecientos cincuenta
y cuatro, mediante contrato de compraventa a plazos, cuyo
precio debía cancelarse en ciento ochenta armadas
mensuales de setecientos cincuenta soles cada una en el
plazo de quince años.

Quinto. Que en consecuencia, al haberse adquirido la


propiedad del inmueble a su cancelación durante la
vigencia del régimen de gananciales se trata de un bien
social conforme lo establece el artículo trescientos diez del
Código Civil vigente; que estos hechos han sido
establecidos en la sentencia apelada confirmada por la
sentencia de vista, por lo que no se ha cometido el vicio in
iudicando especificado en el inciso segundo del artículo
trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, y es de
aplicación del numeral trescientos noventisiete del
acotado.

Lea también: Es nulo el procedimiento coactivo que recae sobre un bien


social si solo se notificó a uno de los cónyuges [Rev. 6744-2018, Lima]

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL TRANSITORIA
CASACIÓN 838-96, LIMA

Lima, 5 de noviembre de 1997.-

LA SALA CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA; en la causa vista en


audiencia pública el cuatro de noviembre del año en curso, emite la
siguiente sentencia:

MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por


don Luis Reynaldo Dávila Loayza contra la sentencia de vista de fojas
ciento cuarentisiete, su fecha once de abril de mil novecientos noventiséis,
que confirmando la apelada de fojas noventicinco, su fecha treintiuno de
julio de mil novecientos noventicinco, declara infundada la demanda de
declaración de bien propio, con los demás que contiene.

FUNDAMENTOS DEL RECURSO: La Corte mediante resolución de fecha


dieciséis de octubre del año próximo pasado ha declarado procedente
dicho recurso por la causal relativa a la inaplicación del artículo ciento
setentisiete inciso segundo del Código Civil de mil novecientos treintiséis
concordante con el artículo trescientos dos inciso primero del Código Civil
vigente, por cuanto el inmueble sub-litis fue adquirido anteriormente al
matrimonio celebrado con la demandada.

CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el artículo ciento setentisiete inciso primero del Código Civil
derogado de mil novecientos treintiséis establece que son bienes propios
de cada cónyuge los que aporten al matrimonio; que esta norma con
idéntico contenido es reproducido en el inciso primero del artículo
trescientos dos del Código Civil vigente con el texto de “son bienes propios
de cada cónyuge los que aporten al iniciarse el régimen de sociedad de
gananciales”.

Segundo.- Que, el inmueble cuya declaración de bien libre pretende el


recurrente ha sido adquirido el primero de junio de mil novecientos
cincuenta y cuatro, mediante contrato de compraventa a plazos, cuyo
precio debía cancelarse en ciento ochenta armadas mensuales de
setecientos cincuenta soles cada una en el plazo de quince años.

Lea también: ¿Notificación bajo puerta es idónea para acreditar


contestación a reclamos del consumidor? [Casación 4943-2015, Lima]

Tercero.- Que, en la cláusula sexta del aludido contrato se estableció que el


vendedor, Fondo Nacional de Salud y Bienestar Social, se reserva la
propiedad del inmueble hasta que el comprador pague totalmente el precio
convenido en aplicación del artículo mil cuatrocientos veintiséis del Código
Civil de mil novecientos treintiséis, reproducido en el artículo mil
quinientos ochentitrés del Código Civil vigente.

Cuarto.- Que, el recurrente contrajo matrimonio con la demandada el


veintiocho de diciembre de mil novecientos cincuenta y nueve por lo que
durante la vigencia de la sociedad conyugal se cancelaron más del sesenta
por ciento de las armadas mensuales convenidas en el contrato por la
compra venta del bien sub-litis.

Quinto.- Que en consecuencia, al haberse adquirido la propiedad del


inmueble a su cancelación durante la vigencia del régimen de gananciales
se trata de un bien social conforme lo establece el artículo trescientos diez
del Código Civil vigente; que estos hechos han sido establecidos en la
sentencia apelada confirmada por la sentencia de vista, por lo que no se ha
cometido el vicio in iudicando especificado en el inciso segundo del
artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, y es de
aplicación del numeral trescientos noventisiete del acotado.

SENTENCIA: Por la consideraciones que anteceden, la Sala Civil de la Corte


Suprema, declara INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por don
Luis Reynaldo Dávila Loayza, en consecuencia, NO CASAR la sentencia de
vista de fojas ciento cuarentisiete, su fecha once de abril de mil
novecientos noventiséis; CONDENARON al recurrente al pago de la multa
de dos Unidades de Referencia Procesal y de las costas y costos del
proceso, originados por la tramitación del recurso; en los seguidos con
doña Rafaela Pérez Calderón, sobre declaración de bien
propio; ORDENARON la publicación de la presente sentencia en el Diario
Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron.

S.S.
PANTOJA
IBERICO
RONCALLA
CASTILLO
MARULL

Presencia de ambos
cónyuges en la disposición
de bienes sociales no es
requisito de invalidez, sino
de legitimidad para
contratar [Casación 111-
2006, Lambayeque]
POR
LEX
-
JULIO 11, 2019

Fundamento destacado: Cuarto. A mayor abundamiento,


conforme lo establece el artículo 292 del Código Civil, la
sociedad conyugal se encuentra representada por los dos
cónyuges, la misma que además debe ser ejercida de
manera conjunta; atendiendo a ello, el artículo 315 del
Código en mención establece que, para disponer o gravar
un bien social se requiere de la intervención de ambos
cónyuges; supuesto que no descarta la posibilidad que uno
de ellos pueda otorgar poder al otro, posibilidad legal que
se encuentra recogida tanto en el artículo 315 como en el
artículo 292 del Código glosado, lo cual lleva a concluir
que, la presencia de ambos cónyuges en un acto de
disposición o gravamen, no supone un requisito de validez
del acto jurídico, sino supone una adecuada legitimidad
para contratar.

Lea también: Cónyuge perjudicado: se analiza la situación de menoscabo


patrimonial y la posibilidad de afrontar el nuevo estado [Casación 1524-
2017, Ica]

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN Nº 111-2006, LAMBAYEQUE

Lima, 31 de octubre de 2006.-


LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA,vista la causa ciento once – dos mil seis, con los
acompañados, en audiencia pública de la fecha y producida la votación con
arreglo a ley, emite la siguiente sentencia.

1. MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto


por Aldo Antonio Zeballos Picco contra la resolución de vista de fojas
cuatrocientos veintidós, su fecha catorce de noviembre del año dos mil
cinco, que revocando la sentencia apelada que declaraba fundada la
demanda y declaraba nulo el acto jurídico y el contrato de garantía
hipotecaria contenido en la escritura pública del diez de agosto del año mil
novecientos noventa y ocho, así como el documento que lo contiene, con lo
demás que en ella contiene; y reformándola declara infundada la demanda
en todos sus extremos.

2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL


RECURSO: Esta Corte por resolución de fecha veinticuatro de enero de dos
mil seis, ha estimado procedente el recurso de casación por las causales
previstas en los incisos 2 y 1 del artículo 386 del Código Procesal
Civil: a) Inaplicación del artículo 315 del Código Civil, ya que teniendo
conocimiento el banco, que la demandada Monnsy de Fátima Chong
Arrunátegui tenía la condición de casada, requería necesariamente para la
constitución de la hipoteca de su intervención,en su calidad de cónyuge;
por lo que, al haberse celebrado un acto jurídico de gravamen respecto de
un bien inmueble social, sin la intervención conjunta de los cónyuges, no
resulta oponible la publicidad registral por el conocimiento previo de la
inexactitud del registro; b) Aplicación indebida de los artículos 2012, 2013
y 2014 del Código Civil, pues al momento de la celebración del acuerdo
hipotecario no concurrían “los elementos objetivos ni subjetivos de la
buena fe registral como es la exactitud registral y la buena fe” (sic), pues al
tenerse conocimiento de la situación jurídica de casada de la demandada,
se desvanece la presunción juris tantum del artículo 2014 del Código
sustantivo; asimismo,señala que los magistrados no han reparado que
existe inexactitud en el registro, esto es, discordancia entre el registro y la
realidad jurídica.

3. CONSIDERANDO:

Primero.- Que, la inaplicación de una norma sustantiva se presenta cuando


el juzgador, luego de haber identificado los hechos del caso, al momento de
buscar la subsunción, no logra identificarla norma pertinente, por lo que no
la aplica.

Segundo.- Que, se ha denunciado la inaplicación del artículo 315 del


Código Civil, buscando con ello en el fondo, tal como lo estableció la
sentencia de Primera Instancia, establecer que en los de autos se está ante
un supuesto de nulidad del acto jurídico, y así, buscar que el banco
beneficiario con la garantía hipotecaria, al conocer de la naturaleza social
del bien inmueble hipotecado, no se beneficie con la publicidad registral.

Tercero.- Que, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia se ha


discutido sobre el supuesto de hecho previsto en el artículo 315 del Código
sustantivo, siendo que con esta sentencia suprema, se procede a variar
criterios anteriormente establecidos, a fin de concluir que, el supuesto
previsto en la referida norma sustantiva no recoge un supuesto de nulidad
del acto jurídico, sino uno de ineficacia, el mismo que origina que el acto
jurídico cuestionado no sea oponible al patrimonio de la sociedad de
gananciales.

Cuarto.- A mayor abundamiento, conforme lo establece el artículo 292 del


Código Civil, la sociedad conyugal se encuentra representada por los dos
cónyuges, la misma que además debe ser ejercida de manera
conjunta;atendiendo a ello, el artículo 315 del Código en mención establece
que, para disponer o gravar un bien social se requiere de la intervención de
ambos cónyuges; supuesto que no descarta la posibilidad que uno de ellos
pueda otorgar poder al otro, posibilidad legal que se encuentra recogida
tanto en el artículo 315 como en el artículo 292 del Código glosado,lo cual
lleva a concluir que, la presencia de ambos cónyuges en un acto de
disposición o gravamen, no supone un requisito de validez del acto jurídico,
sino supone una adecuada legitimidad para contratar.

Lea también: Procedencia de la demanda de divorcio por adulterio


continuado. Comentario a la sentencia de vista recaída en el Expediente
2876-2014

Quinto.- Es decir, la intervención de ambos cónyuges supone dar


cumplimiento a un requisito de eficacia denominado legitimidad para
contratar, el cual implica el “poder de disposición que tiene el sujeto en
relación a una determinada situación jurídica” (Massimo Bianca. “Diritto
Civile”. Tomo tres. Il Contratto. GiuffrèEditore. Milán, mil novecientos
noventa y ocho. Páginas sesenta y cinco-sesenta y seis).Tal supuesto
resulta plenamente reconocido por nuestro sistema jurídico, ya que el
mismo puede ser encontrado también en el artículo 161 del Código Civil, a
propósito de los efectos realizados por el denominado falsus procurator. La
diferencia con el caso materia de autos es que, en la celebración del
contrato de constitución de garantía hipotecaria, la demandada doña
Monnsy de Fátima Chong Arrunátegui se presentó ante el banco
demandado como única propietaria del bien inmueble y además declarando
su calidad de soltera.

Lea también: Jurisprudencia actual y relevante sobre divorcio

Sexto.- Siendo así, atendiendo a que se ha demandado la nulidad de un


acto jurídico, la norma sustantiva materia de análisis, al no recoger un
supuesto de nulidad, no resulta aplicable a los autos, por lo que esta
primera denuncia debe ser desestimada.

Sétimo.- En cuanto a la aplicación indebida del artículo 2012 del Código


Civil, tal dispositivo recoge el denominado principio de publicidad, en virtud
al cual se presume que toda persona tiene conocimiento de las
inscripciones, sin admitirse prueba en contrario. Al respecto se aprecia
que, tal norma resulta pertinente a los de autos, al recoger un principio
registral necesario de ser analizado ante el pedido de nulidad de un acto
jurídico inscrito, por tanto, esta denuncia también debe ser desestimada.

Octavo.- En cuanto a la denuncia de aplicación indebida del artículo 2013


del Código Civil, esta norma recoge el denominado principio de
legitimación, en virtud al cual, el contenido de las inscripciones se presume
cierto, mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez.
Conforme se aprecia de su texto, tal dispositivo recoge un mecanismo de
seguridad a favor de quienes contratan en base a la información registral,
pero, ofrece una protección relativa, ya que en caso se demostrara la
inexactitud del registro, respecto de quien contrató en base a su
información, el efecto de la invalidez o ineficacia le alcanzará también al
adquirente. A fin de establecer su contenido de manera concreta, se debe
apreciar que, aquel que contrata basándose en la información registral y
luego inscribe su derecho, goza de una protección relativa (dada la
presunción iuris tantum contenida en el dispositivo materia de análisis),
debiendo indicarse también que, el hecho de la inscripción registral no
implica la desaparición de las causales de invalidez o ineficacia en las que
se pudiera encontrar el acto jurídico en cuestión.

Noveno.- Conforme se aprecia, esta presunción resulta aplicable a los


autos, en la medida en que la situación jurídica existente entre el banco
demandado y quien ha otorgado en garantía un inmueble viene siendo
cuestionada, manifestándose así la presunción relativa, pues de
determinarse el supuesto de nulidad que se ha denunciado, sus efectos
alcanzarán al banco demandado, dado que respecto de él no se rompe la
“cadena de arrastre de la nulidad”; empero, conforme se ha expuesto, al
haberse demandado la nulidad del acto jurídico, y al no haberse declarado
esta, la aplicación del artículo 2013 del Código Civil en nada va a afectar el
sentido de la decisión final, entonces, esta denuncia también debe ser
desestimada.
Décimo.- En cuanto a la aplicación del artículo 2014 del Código Civil, esta
norma recoge el denominado“principio de buena fe registral”, en virtud al
cual, a diferencia del supuesto anteriormente analizado, al tercero registral
se le otorga una protección absoluta, de tipo jure et de jure,es decir, donde
no cabe prueba en contrario, principio que beneficia a un sujeto particular
al que se le denomina tercero registral, quien para recibir tal calificación y
protección debe encontrarse dentro del supuesto de hecho de la norma en
análisis, lo cual supone establecer: a) Que exista una adquisición válida a
título oneroso; b) Que la adquisición del derecho se haya realizado, de
persona que aparece en el registro con facultades para otorgarlo; c) Que
exista buena fe en el adquirente, es decir, que ignore los motivos de
nulidad, rescisión o resolución que afectan el contrato antecedente en el
que confía el tercero; d) Que no debe constar en el registro público las
causales de nulidad o ineficacia del contrato antecedente; y, e) Que el
tercero haya inscrito su título. Undécimo.-Conforme se desprende de lo
establecido en el artículo 2014, el tercero registral al que hace referencia la
norma, es el sujeto de derecho que no interviene, es decir que no esparte,
en el acto jurídico que es materia de anulación, rescisión o resolución. Este
supuesto no ocurre en los de autos, ya que es el recurrente quien
argumenta que el acto de gravamen realizado por su cónyuge no se
encuentra amparado bajo el principio de la fe pública registral, pero, tal
acto de gravamen es específicamente aquel cuya validez viene siendo
cuestionada en autos; de manera que, el banco demandado no es tercero
registral bajo los alcances previstos en la norma bajo análisis; siendo así,
dado que la aplicación del artículo 2014 del Código Civil, según alcances
que se le ha dado, en nada va a afectar el sentido de la decisión final,
entonces, esta denuncia tampoco debe ser estimada.

Duodécimo.- Que, conforme a los argumentos expuestos, el recurso de


casación debe ser declarado infundado, frente a lo cual este Supremo
Tribunal no pude dejar de apreciar que, el acto de constitución de hipoteca,
materia de nulidad fue constituido por doña Monnsy de Fátima Chong
Arrunátegui, a fin de garantizar las deudas que tuviera la firma Diseños
Exclusivos Sociedad Responsabilidad Limitada, la misma que mantiene una
deuda de dieciséis mil novecientos doce dólares americanos con el banco
demandado (según mandato de ejecución de fojas cuarenta y dos del
expediente acompañado), lo cual dio lugar al inicio de un proceso de
ejecución de garantía, conforme se advierte del expediente acompañado;
apreciándose también que, en tales autos, a fojas ciento veintinueve, la
firma Diseños Exclusivos Sociedad Responsabilidad Limitada, se ha
apersonado a tal proceso, actuando representada por su Gerente, don Aldo
Antonio Zeballos Picco (cónyuge de doña Monnsy de Fátima Chong
Arrunátegui y demandante en los de autos), advirtiéndose también que, a
fojas doscientos noventa y cuatro del referido expediente, se ha dispuesto
la suspensión del proceso de ejecución, en virtud a la tercería de propiedad
interpuesta por doña Liliana Carmen Julia Márquez Mori, quien ha señalado
haber adquirido el inmueble sublitis antes de la constitución de la hipoteca;
lo expuesto se indica para efectos de advertir que, conforme al artículo 109
del Código Procesal Civil, las partes tienen el deber de proceder con
veracidad, probidad, lealtad y buena fe en sus intervenciones en el proceso.

4. DECISIÓN: Por las consideraciones expuestas; estando a lo establecido


en el artículo 397, 398 y 399 del Código Procesal Civil: declararon a)
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por don Aldo Antonio
Zeballos Picco,mediante escrito de fojas cuatrocientos treinta y dos; en
consecuencia NO CASAR la resolución de vista de fojas cuatrocientos
veintidós, su fecha catorce de noviembre del año dos mil cinco, emitida por
la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque. b)
CONDENARON a la parte recurrente al pago de las costas y costos
originados en la tramitación de este recurso, así como al pago de multa de
una Unidad de Referencia Procesal; en los seguidos con Banco Santander
(hoy Banco de Crédito del Perú)y otra, sobre nulidad de acto jurídico. c)
DISPUSIERON la resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo
responsabilidad; interviniendo como Vocal Ponente el Dr. Miranda Canales,
y los devolvieron.


Venta de bien social por
parte de un solo cónyuge,
por Gunther Gonzales Barrón
El VIII Pleno de la Corte Suprema, aún no publicado,
pretende resolver el debate teórico que plantea el acto de
disposición otorgado por un solo cónyuge sobre bien social.
POR
GUNTHER GONZALES BARRÓN
-
MAYO 25, 2019

En este contexto, el acto celebrado por un solo cónyuge, respecto del bien
social, no puede ser ineficaz, puesto que el problema no se encuentra en la
eficacia del acto, sino en su ejecución, en tanto el vendedor no puede
transferir la propiedad por falta de poder dispositivo.
El VIII Pleno de la Corte Suprema, aún no publicado, pretende resolver el
debate teórico que plantea el acto de disposición otorgado por un solo
cónyuge sobre bien social. La pregunta, formulada en términos
excluyentes, se reduce a lo siguiente: ¿el acto es nulo o ineficaz?

Lea también: Sentencia de prescripción adquisitiva de dominio:


¿declarativa o constitutiva?, por Gunther Gonzales Barrón

Sobre el particular, cabe recordar que los contratos son actos


jurídicos particulares, que se integran dentro del sistema jurídico general,
y, por obvia cuestión de principio, lo particular tiene que adecuarse a lo
general, en tanto este último abarca y comprende la totalidad; en
consecuencia, el sistema jurídico establece los requisitos y condiciones
para que los contratos sean reconocidos y tutelados.

En tal sentido, cuando el acto particular carezca de un elemento esencial


previsto por la ley, o uno de ellos sea gravemente defectuoso, o cuando el
fin concreto de las partes sea incompatible con el sistema, entonces el
acto es desconocido por el ordenamiento jurídico, pues, no supera el test
de validez, por lo que se trata de un supuesto de nulidad.

Lea también: Propiedad no registrada vs. embargo inscrito (VII Pleno


Casatorio Civil), por Gunther Gonzales Barrón

La nulidad puede ser: total o parcial. En el primer caso, la invalidez recae


sobre los elementos esenciales del contrato, por lo que, todo el acto queda
afectado, pues no cabe que este subsista cuando falta o está viciado un
requisito estructural. En el segundo caso, la invalidez recae, normalmente,
sobre un elemento accesorio del contrato, por lo que es posible anular esa
parte, separable, sin que afecte al resto (art. 224 CC), salvo que la ley
imperativa complete el vacío esencial que se produce por efecto de la
nulidad.

Por el contrario, la ineficacia, en sentido estricto, presupone un acto válido


o concordante con las reglas generales del sistema, pero que, por voluntad
de las partes, o por mandato de la ley, queda privado de efectos jurídicos.
Esto ocurre, por ejemplo, en los contratos sometidos a condición o plazo
suspensivo, o en los que se ha establecido la previa autorización de un
organismo público como requisito previo a la producción de eficacia
jurídica. Un buen ejemplo de regulación adecuada, en esta materia, es el
Proyecto de Código de los Contratos de la Academia Iusprivatista europea,
o Proyecto Gandolfi (2002).

Lea también: El acto de disposición unilateral de bienes conyugales, por


Gunther Gonzales Barrón

En este contexto, el acto celebrado por un solo cónyuge, respecto del bien
social, no puede ser ineficaz, puesto que el problema no se encuentra en la
eficacia del acto, sino en su ejecución, en tanto el vendedor no puede
transferir la propiedad por falta de poder dispositivo. Por tal motivo, no
extraña que, en el derecho italiano, por ejemplo, dicha hipótesis cause la
resolución por incumplimiento. Precisamente, por ello, el acto es “eficaz”,
puesto que las partes pueden exigirse, tanto el pago del precio, la entrega
del bien, o el resarcimiento por daño contractual, todo lo que presupone su
eficacia jurídica. En consecuencia, no puede hablarse de “ineficacia”, ni
total, ni parcial, máxime cuando esta última resultaría un absurdo lógico,
pues un acto que surte efectos, aunque sea parcialmente, no puede, ya,
considerarse “ineficaz”.

Lea también: «Críticas de Gunther Gonzales al magistrado Oswaldo


Ordóñez no constituyen falta de respeto»

Algo más: el comprador puede desligarse del contrato celebrado por un


solo cónyuge, mediante la acción de rescisión por venta de bien
parcialmente ajeno, pero ello requiere sentencia judicial promovida
exclusivamente por el comprador (arts. 1372 y 1540 CC). En virtud de estas
normas, es imposible que el tercero formule “demanda de ineficacia”, pues,
mientras no haya sentencia de rescisión, el contrato entre las partes se
mantiene vigente en su totalidad; y luego de la sentencia, la acción del
tercero sería innecesaria, puesto que el acto se extinguió.

En suma, la opción de la ineficacia queda descartada.

En este punto, cabe señalar que la “ineficacia” no puede identificarse con la


“inoponibilidad”, en tanto, la primera se refiere al acto en sí, válido, pero
inidóneo para surtir efectos; mientras la segunda mira la posición del
tercero, que no es perjudicado por el acto; por tal motivo, es perfectamente
aceptable que el contrato puede ser eficaz entre las partes, pero inoponible
frente a tercero. Por tanto, ambas categorías son disímiles y se ubican en
una perspectiva diferente: la ineficacia se vincula con el acto, mientras la
inoponibilidad, con el tercero.

En nuestra doctrina se ha propugnado que el contrato no es oponible frente


al cónyuge no-partícipe, lo que es distinto a la ineficacia, y que puede
aceptarse como solución válida, aunque constituye un remedio
insuficiente, conforme lo veremos luego.
No obstante, cabe aclarar que la procuración falsa o insuficiente no es una
hipótesis análoga a la venta de bien social por un solo cónyuge, en tanto la
figura del art. 161 CC se trata de un negocio incompleto, en formación
sucesiva, pues aún falta la voluntad decisiva del dominus; por cuya razón,
tanto el tercero como el falso representante pueden retractarse del negocio
imperfecto, aunque la norma habla impropiamente de “resolverlo” (art. 162
CC). Es difícil hablar de similitud cuando la venta de bien social constituye
un negocio estructuralmente completo, incluso eficaz, y que solo puede ser
abatido por el comprador mediante una acción rescisoria; mientras que la
falsa procuración es negocio incompleto (con sólidas razones: RIVERO
HERNÁNDEZ, Francisco. Representación sin poder y ratificación, Thomson
Reuters, Cizur Menor 2013, pp. 179-181).

Por otro lado, la posible nulidad del contrato en el caso de venta de bienes
ajenos, que incluye el acto dispositivo por un cónyuge sobre bien social, es
una solución que normalmente debe rechazarse, pues, en realidad,
ocasiona más perjuicio a la víctima, por lo que se trata de un típico caso de
demagogia o populismo jurídico. En efecto, la nulidad impide el remedio de
la indemnización por daño contractual; además, descarta la usucapión
ordinaria que presupone justo título, y, por último, no permite las
adquisiciones a non domino, tratándose de un acto nulo. En tal sentido, la
declaración de validez del art. 1409 CC es correcta (véase la excelente obra
de: RUBIO GARRIDO, Tomás. Contrato de compraventa y transmisión de la
propiedad, Real Colegio de España, Zaragoza 1993, pp. 258 ss.), pero,
lamentablemente, esa norma ha sido desnaturalizada totalmente por la
jurisprudencia.

En mi opinión, desde una perspectiva teórica, el acto del cónyuge debería


ser válido, pero evidentemente sin producir la transmisión del dominio, en
cuyo caso, el cónyuge preterido u omitido en el acto de disposición, no
debería intentar una acción contractual, sino, de forma preferente, una
acción real, por cuya virtud, el cónyuge no-partícipe tendría que formular
una demanda de declaración de propiedad a favor de ambos cónyuges, o de
reivindicación, si el bien se encuentra en manos del comprador, pues, la
voluntad de uno de ellos no habría producido la transmisión a favor del
comprador. Esta solución es preferible incluso a la “inoponibilidad”, que
culmina con una sentencia de mera declaración, pero que no resuelve la
propiedad, ni la posesión, pues, el bien podría continuar en manos del
comprador, por más “inoponible” que sea el acto.

No obstante, parece que la Corte Suprema ha cerrado la disyuntiva entre la


nulidad y la ineficacia, y entonces, ¿qué hacer?

En principio, debe recordarse que los terceros no pueden entrometerse en


contrato ajeno, por lo que ellos no pueden entablar una acción de
“ineficacia” del acto, como tampoco pueden hacerlo en el caso de
resolución o rescisión, salvo que se trate del ejercicio de la acción
subrogatoria; en consecuencia, la solución pragmática pasa por decretar
que la hipótesis del VIII Pleno podría reconducirse a una “nulidad
excepcional”, que solo puede instarla el cónyuge perjudicado, y que se
construye sobre la base del art. 4 de la Constitución, concordante con el
art. 219-7 CC, puesto que el principio de “protección de la familia”, que
comprende sus aspectos patrimoniales, exigiría una medida radical contra
la pretensión de extraer bienes de la sociedad de gananciales mediante la
decisión de uno solo de los cónyuges. Esta situación tampoco es anómala
en el Derecho comparado, como ocurre, por ejemplo, en España, en la que
se declara la anulabilidad en casos similares.

La “nulidad excepcional” no operará cuando existe consentimiento expreso,


tácito o presunto del otro cónyuge, esto es, cuando este prestó su
conformidad directa, indirecta o tácita, esto es, cuando ambos cónyuges se
aprovecharon del acto (por ejemplo: gastan el precio), con lo cual se
presumirá su conocimiento y conformidad. Por tanto, la llamada
“ratificación” del cónyuge es un concepto innecesario, pues, simplemente
se trata del consentimiento expresado con posterioridad, que tiene efecto
retroactivo, por tanto, con ello, se cumple el art. 315 CC que exige la
intervención de ambos cónyuges.
Por su parte, la fe pública registral es inaplicable al comprador del bien
social, no solo porque este no es un tercero –y sí una de las partes del acto
irregular–, por lo que no puede acogerse al art. 2014 CC, sino, además,
porque sería incoherente que la Constitución proteja a la familia, pero que,
en la práctica, un solo cónyuge venda el bien social, sin que el otro pueda
recuperarlo, por la “buena fe” del comprador, con lo cual, en la práctica, la
nulidad, ineficacia, inoponibilidad o cualquier remedio que se dispensara,
sería un auténtico “saludo a la bandera”, pues el bien quedaría en
propiedad del “segundo”, sin necesidad de que exista un “tercero”, con lo
que el consentimiento de “ambos cónyuges” sería una burla, pues uno solo
lo extraería de la sociedad de gananciales, a pesar que no existe norma
legal de apoyo para esa aventurada, e ilegal, solución.

En suma, el régimen jurídico de los actos dispositivos de bienes sociales,


otorgados por un solo cónyuge, puede resumirse de la siguiente forma:

a) Entre las partes contratantes, el comprador podrá instar la rescisión


(arts. 1372, 1540 CC), pero ello, obviamente, no será posible cuando haya
sido pronunciada la nulidad;

b) El cónyuge no-partícipe podrá entablar la nulidad del contrato (art. 219-7


CC, art. 4 Const.), como remedio excepcional, en su condición de único
legitimado, salvo que exista consentimiento expreso, tácito o presunto. La
llamada “ratificación” no es otra cosa que el consentimiento prestado con
efecto retroactivo;

c) La fe pública registral no opera a favor del comprador, pues la


inscripción no convalida el acto nulo (art. 2013 CC), pero sí aplica para el
tercer adquirente por acto sucesivo (art. 2014 CC).

Publicada el: 2 Ago de 2017 @ 10:25


Demanda de ineficacia por
venta unilateral de bien
social: ¿prescribe a los 2 o
10 años? [Casación 4989-
2017, Lima Norte]
POR
LEX
-
ENERO 14, 2019

Sumilla: Ineficacia de Acto Jurídico. Ante la ausencia de


norma específica en materia de prescripción extintiva de
una pretensión no se puede aplicar por analogía una norma
que restrinja derechos. Artículo IV del Título Preliminar del
Código Civil.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN Nº 4989-2017, LIMA NORTE

Lima, catorce de agosto de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA:vista la causa número cuatro mil novecientos ochenta y nueve
– dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:
ASUNTO:

Viene a conocimiento de esta Suprema Sala, el recurso de casación


interpuesto por la demandante Betty Magda Valderrama Mauricio, contra el
auto de vista de fecha veintidós de mayo de dos mil diecisiete, obrante a
fojas ciento siete, expedida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Superior
de Justicia de Lima Norte, que Confirmó el auto de fecha seis de enero de
dos mil diecisiete, obrante a fojas veintitrés, que declaró Fundada la
excepción de prescripción extintiva, en consecuencia se declaró prescrito
el derecho accionar la demanda de ineficacia de acto jurídico contenido en
la escritura pública de compraventa de fecha trece de abril de dos mil
cuatro; y se declaró la nulidad de todo lo actuado y por concluido el
proceso; en los seguidos contra Manuel Félix Díaz Trejo, sobre ineficacia
del acto jurídico.

Lea también: Venta de bien social sin participación de la cónyuge es nulo si


comprador sabía que vendedor era casado [Casación 835-2014, Lima
Norte]

ANTECEDENTES

Demanda Mediante escrito de fecha veintisiete de febrero de dos mil


dieciséis, obrante en copia certificada a fojas cincuenta y cuatro, Betty
Magda Valderrama Mauricio, interpone demanda de ineficacia de acto
jurídico, teniendo como siguientes pretensiones: Como pretensión
principal, que se declare la ineficacia respecto de su persona, del acto
jurídico contenido en la escritura pública de compraventa, de fecha trece
de abril de dos mil cuatro, suscrito entre Nabor Antonio Díaz Trejo
(fallecido el nueve de julio de dos mil seis), quien actuó como vendedor,
con Manuel Félix Díaz Trejo, quién actuó como comprador, respecto del
inmueble ubicado en el Lote 15, de la Manzana 116, Comité 6, del
Asentamiento Humano Enrique Milla Ochoa, del Programa Municipal de
Vivienda Confraternidad, Distrito de Los Olivos, Provincia y Departamento
de Lima. Como pretensión accesoria, la cancelación de la inscripción
registral del acto jurídico contenido en la escritura pública de compraventa
de fecha trece de abril de dos mil cuatro, inscrita en el Asiento Nº 00002,
de la Partida Nº P01049459, del Registro Público de Lima.

Excepción Por escrito de fecha diecinueve de agosto de dos mil dieciséis,


obrante a fojas seis, Manuel Félix Díaz Trejo, deduce la excepción de
prescripción extintiva de la acción, sosteniendo: i) La demandante pretende
se declare ineficaz el contenido de la escritura pública de compraventa de
fecha trece de abril de dos mil cuatro, suscrita entre Nabor Antonio Díaz
Trejo (fallecido el nueve de julio de dos mil seis) en calidad de vendedor y
el recurrente en calidad de comprador respecto del inmueble ubicado en el
Lote 15, Manzana 116, Comité 6, Asentamiento Humano Enrique Milla
Ochoa, Programa Municipal de Vivienda Confraternidad del distrito de los
Olivos, provincia y departamento de Lima. ii) Sin embargo, conforme señala
el artículo 2001 inciso 4 del Código Civil, la maliciosa acción de la
demandante ya ha prescrito el trece de abril de dos mil seis, es decir, han
pasado incluso más de diez años, por lo que cualquier acción de nulidad
también ha prescrito.

Lea también: Transferencia de un bien social realizada por un solo cónyuge


no es nula si adquirente actuó de buena fe [Casación 353-2015, Lima
Norte]

Absolución de Excepción Mediante escrito de fecha diecinueve de


setiembre de dos mil dieciséis, obrante a fojas catorce, Betty Magda
Valderrama Mauricio, absuelve la excepción sosteniendo básicamente que
debe desestimarse la excepción, pues entre las mismas partes han seguido
un proceso judicial de nulidad de acto jurídico, el mismo que recién ha
concluido en diciembre de dos mil quince, en ese sentido, el referido
proceso judicial, tramitado por ante el Juzgado Civil del Módulo Básico de
Justicia de Los Olivos de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, con
el Expediente Nº 818- 2010, ha interrumpido el término prescriptorio
respecto a la extinción de la acción civil de ineficacia de acto jurídico,
conforme lo establece el artículo 1996 inciso 3 del Código Civil, ya que el
proceso antes referido recién ha culminado con la Ejecutoria Suprema del
veintiocho de diciembre de dos mil quince.

Auto de Primera Instancia La Juez Supernumeraria del Juzgado Civil del


Módulo Básico de Justicia de los Olivos de la Corte Superior de Justicia de
Lima Norte, mediante auto de fecha seis de enero de dos mil diecisiete,
obrante a fojas veintitrés, declaró Fundada la excepción de prescripción, en
consecuencia prescrito el derecho a accionar la demanda de ineficacia de
acto jurídico contenido en la escritura pública de compraventa de fecha
trece de abril de dos mil cuatro; y se declaró la nulidad de todo lo actuado y
por concluido el proceso; señalando que:

a. Dentro del ordenamiento jurídico sustantivo, no se encuentra fijado


normativamente el plazo de prescripción de la acción de este tipo de
pretensiones, por lo que atendiendo al vacío existente, se debe aplicar las
reglas de integración jurídica. Precisamente dicha regla aplicable, es la
analogía, la misma que se encuentra regulada en el artículo IV del Título
Preliminar del Código Civil, y consiste según el profesor Marcial Rubio
Correa en: “aplicar la consecuencia de una norma jurídica, a un hecho
distinto de aquel que se considera en el supuesto de dicha norma, pero que
le es semejante en sustancia”.
b. De esta manera, la consecuencia jurídica semejante en sustancia con la
ineficacia del acto jurídico, es el plazo regulado para la acción pauliana o
revocatoria, regulado en el artículo 2001 inciso 4 del Código Civil, y no el
plazo para la acción de nulidad de acto jurídico, toda vez que la nulidad es
la sanción civil que declara inválido un acto jurídico por defectos
estructurales, mientras que en la ineficacia no existe controversia respecto
a los requisitos de validez del acto jurídico, sino sobre los efectos
producidos por éste.
c. En ese orden de ideas, estando a que la ineficacia del acto jurídico y la
llamada acción revocatoria o pauliana, persiguen en esencia lo mismo
(declarar sin efectos jurídicos un acto valido), corresponde aplicar el plazo
de prescripción de dos años, dispuesto en el artículo 2001 inciso 4 del
Código Civil.
d. Teniendo en cuenta lo expuesto, el día de la celebración de la escritura
pública que se cuestiona, data del trece de abril del dos mil cuatro, siendo
que a partir de dicha fecha la recurrente pudo ejercer la acción de
ineficacia de acto jurídico. En tal sentido, estando al inicio del plazo de
prescripción, conjugado con el plazo de dos años de prescripción aplicable
a la acción incoada, se tiene que dicho derecho prescribió el trece de abril
del dos mil seis, quedando desvirtuado el hecho de la interrupción del plazo
de prescripción, por cuanto, la acción de nulidad de acto jurídico, recaído
en el expediente Nº 818-2010-CI, fue iniciado el veinte de agosto del dos
mil diez, quedando notificado el demandado Manuel Félix Díaz Trejo, con el
respectivo auto admisorio, el veinticinco de octubre del dos mil diez,
conforme es de verse del Sistema Integrado Judicial.

Lea también: Casación 1227-2012, Lima: Precisan plazo de prescripción


para interponer demanda de ineficacia de acto jurídico

Apelación Por escrito de fecha diez de febrero de dos mil diecisiete,


obrante a fojas treinta y cuatro, Betty Magda Valderrama Mauricio,
interpone recurso de apelación contra la resolución de primera instancia,
alegando lo siguiente:

A. No se ha tenido en consideración que el proceso judicial de nulidad de


acto jurídico, seguido entre las partes, ha interrumpido el término
prescriptorio respecto a la extinción de la acción civil de ineficacia de acto
jurídico.
B. No se ha tomado en cuenta que la demandante, recién tomó
conocimiento del acto jurídico de compraventa de fecha trece de abril de
dos mil cuatro, suscrita entre los demandados, mucho tiempo después de
protocolizarse e inscribirse dicho acto jurídico en los registros públicos.

Auto de Vista Elevados los autos a la Sala Superior en virtud del recurso de
apelación interpuesto por la parte demandante, la Sala Civil Transitoria de
la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, mediante resolución de vista
de fecha veintidós de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas ciento
siete, confirmó el auto de primera instancia que declaró fundada la
excepción de prescripción y en consecuencia prescrita la presente
demanda de ineficacia del acto jurídico; afirmando que:

El acto jurídico cuestionado se inscribió en los Registros Públicos en fecha


once de mayo del dos mil cuatro, en la Partida Nº P01049459, Asiento
00002, en consecuencia, se tiene que la actora tuvo expedito su derecho de
acción a partir de la referida fecha de inscripción de la transferencia ante
los Registros Públicos; por consiguiente, a la fecha de notificación con la
demanda el siete de agosto del dos mil dieciséis al demandado, conforme
se aprecia del Sistema de Consulta General de Expedientes, se denota el
transcurso de más de dos años, en aplicación del artículo 2001 inciso 4 del
Código Civil, operando así la prescripción extintiva propuesta.

Lea también: Venta de bien social por parte de un solo cónyuge

Respecto al primer argumento de la apelación que indica que el proceso


judicial de nulidad de acto jurídico, habría interrumpido el término
prescriptorio; debemos advertir que dicha posibilidad se diluye si se tiene
en cuenta que, la acción de nulidad de acto jurídico, recaída en el
expediente Nº 818-2010-CI, fue iniciado el veinte de agosto del dos mil
diez, quedando citado el demandado Manuel Félix Díaz Trejo con la
demanda el veinticinco de octubre del dos mil diez, conforme se aprecia
del Sistema de Consulta General de Expedientes, por lo que, no resulta de
aplicación el supuesto de la interrupción del plazo prescriptorio, puesto que
ya había transcurrido el plazo legal de los dos años señalado
precedentemente.

De otro lado, respecto a la posible interrupción del decurso prescriptorio,


que en concepto de la demandante se habría producido con el trámite del
proceso sobre alimentos iniciado por ella contra Nabor Antonio Díaz Trejo,
lo que habría confi gurado lo establecido en la ley, debemos tener en
cuenta que el proceso aludido es distinto a la presente materia, ya que
dicho proceso de alimentos fue interpuesto bajo el cuestionamiento de la
obligación alimentaria respecto de su menor hijo, y no en función al acto
jurídico (contrato) de fecha trece de abril del dos mil cuatro; por tanto, no
puede operar la interrupción del plazo prescriptorio.

El argumento de la demandante en el sentido que tomó conocimiento de la


existencia del acto jurídico de compraventa el trece de abril del dos mil
cuatro, mucho tiempo después de protocolizarse e inscribirse en los
registros públicos, no ha sido acreditado, así como tampoco se halla en
cualquiera de los supuestos previstos en el artículo 1994 del Código Civil,
además de no tener correspondencia con la disposición imperativa del
artículo 2012 del Código Civil, que sin admitir prueba en contrario,
establece la presunción de que todos tienen conocimiento de las
inscripciones en el registro.

Lea también: Casación 1227-2012, Lima: Precisan plazo de prescripción


para interponer demanda de ineficacia de acto jurídico

CUESTIÓN JURÍDICA EN DEBATE:

Determinar si se ha infringido el artículo IV del Título Preliminar del Código


Civil al momento de resolver la excepción de prescripción extintiva de la
acción deducida por el demandado.

FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL


RECURSO:

Esta Suprema Sala mediante resolución de fecha cinco de diciembre de


dos mil diecisiete, obrante a fojas veintiséis del cuadernillo de casación, ha
declarado PROCEDENTE el recurso, por la siguiente infracción normativa:

a) Infracción normativa del artículo IV del Título Preliminar del Código Civil.
Si bien la Sala Superior ha considerado lo establecido en el inciso 4) del
artículo 2001 del Código Civil, respecto del plazo de prescripción para
accionar judicialmente un proceso de ineficacia de acto jurídico, señalando
que es igual al plazo para accionar un proceso de anulabilidad de acto
jurídico o un proceso de revocatoria, en razón a que tendrían algunas
semejanzas, dicho análisis limita su derecho de accionar judicialmente,
consagrado en el artículo 139 numeral 3 de la Constitución Política del
Estado. No puede limitarse su derecho a la tutela jurisdiccional, utilizando
una analogía respecto a una normativa referida a un caso distinto al
presente, más aún cuando no existe dispositivo legal que señale
explícitamente el plazo de prescripción para accionar judicialmente un
proceso de ineficacia. Finalmente señala, que habiendo seguido un proceso
de nulidad de acto jurídico con los demandados, al terminar recién con
sentencia casatoria de fecha diecinueve de agosto de dos mil quince, el
plazo de prescripción se ha interrumpido.

FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:

Primero. Lo cuestionado por la recurrente a lo largo de toda esta


incidencia, es la forma en que se ha computado el plazo prescriptorio de su
acción de ineficacia que conllevó a que se declare fundada la excepción de
prescripción deducida por Manuel Félix Díaz Trejo.

Segundo. Ante ello, es necesario señalar que mediante el instituto de la


prescripción extintiva, se sanciona al titular de un derecho que no lo ejerció
durante cierto tiempo. La sanción que se establece es la pérdida de la
acción (en realidad, pretensión, desde que la “acción” es siempre un
derecho abstracto), si bien, más propiamente, puede señalarse que lo que
se extingue es la facultad de exigir el derecho que se dice poseer.

Lea también: Casación 864-2014, Ica: ¿Cabe nulidad de la partida de


nacimiento por engaño sobre la paternidad del hijo?

Tercero. Tres son las características de la prescripción extintiva: el


transcurso del tiempo, la inactividad de la parte titular del derecho
subjetivo y la falta de reconocimiento del sujeto pasivo de la relación
jurídica. El primer requisito, es un hecho natural en el que, sin embargo,
interviene el legislador para establecer un inicio y un final para el cómputo
respectivo. Los otros requisitos tienen que ver con el comportamiento que
los sujetos de la relación jurídica tengan, ya porque optaron por el
“silencio” de su derecho, ya porque invocaron ese silencio y el plazo
señalado por ley para promover la inexigencia de la pretensión.

Cuarto. Tal sanción tiene como fin impedir situaciones de incertidumbre,


objetivo que se justifica con la prosecución de determinados principios
constitucionales tales como el principio de seguridad jurídica y el principio
de orden público, los cuales se desprenden de la fórmula de Estado de
Derecho contenida en los artículos 3 y 43 de la Constitución Política del
Estado, tal como lo ha expuesto el Tribunal Constitucional y como lo ha
expuesto la doctrina, al punto que Manuel Albaladejo ha referido que: “El
fundamento de la prescripción se halla en la opinión (más o menos
discutible) de que el poder público no debe proteger indefinidamente, y con
el vigor con que dispensa esa protección en los casos normales, a los
derechos que ni se usan por su titular ni son reconocidos por aquél sobre
quien pesan, pues ello iría contra la seguridad jurídica general, que sufriría
alteración si una situación que se ha prolongado durante largo tiempo sin
ser impugnada, pudiera verse atacada, después, mediante acciones no
hechas valer nunca por nadie”.

Quinto.- Se ha denunciado la infracción normativa del artículo IV del Título


Preliminar del Código Civil, que señala: “La ley que establece excepciones
o restringe derechos no se aplica por analogía”. Al respecto, debe
mencionarse que:

a) La analogía consiste en aplicar la consecuencia de una norma jurídica, a


un hecho distinto de aquel que se considera en el supuesto de dicha norma,
pero que le es semejante en sustancia; se define también, como “la
relación o semejanza que hay entre los casos expresados en alguna ley, y
otros que se han omitido en ella”. Así, según Aníbal Torres Vásquez, “La
analogía es un procedimiento de integración del derecho legislado, cuando
este no contempla un caso específico, pero si regula otro semejante, en los
que existe identidad de razón y por consiguiente, idéntica tiene que ser la
regla que se les aplique, salvo que se trate de leyes que establecen
excepciones o restrigen derechos, las mismas que no pueden aplicarse por
analogía”; de esta definición para la aplicación analógica de una ley, según
el autor mencionado, se desprende:

1. Que un hecho especifico no esté comprendido ni en la letra, ni en el


espíritu de una norma.
2. Que la ley regule un hecho semejante al omitido.
3. Que exista identidad en el hecho omitido y el regulado.
4. Que no se trate de una ley que establezca excepciones o restringa
derechos.

Lea también: Para inscribir compraventa basta existencia de datos


comunes entre asiento registral y título de transferencia [Resolución 537-
2017-SUNARP-TR-T]

b) La analogía tiene amparo constitucional en el artículo 139 inciso 9 de la


Constitución Política del Estado, que establece entre los principios y
derechos de la función jurisdiccional, a el siguiente: “el principio de
inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que restrinjan
derechos”; del inciso en mención, debe referirse que la distinta regulación
de la aplicación e inaplicación de la analogía, ya sea en el Derecho Penal o
en otros sectores jurídicos, encuentra su explicación en el énfasis que se
ha puesto sobre la rigurosidad que debe existir en el ejercicio de una rama
tan delicada como es el Derecho Penal, ya que cualquier relación de las
normas implica la restricción inmediata de los valores más preciados.

Otras razones -no menos importantes, que se pueden esbozar a favor de


esta redacción es que el constituyente quiso dejar, en claro, que la
aplicación de la analogía no solo estaba prohibida en el Derecho Penal, sino
también en todas aquellas situaciones en las que existe el riesgo de que
los derechos de los ciudadanos sean restringidos arbitrariamente
(subrayado nuestro). Esto es así, por cuanto de no ser por la referencia que
se hace a las normas que restringen derechos, no habría ningún
impedimento para que se menoscaben los derechos de los ciudadanos
mediante la aplicación de la analogía.

c) El Tribunal Constitucional, en su sentencia recaída en el Expediente Nº


2235-2004-AA/TC del dieciocho de febrero de dos mil cinco, ha señalado
en el fundamento “(…) El Tribunal Constitucional, en diversas
oportunidades, ha sostenido, sobre la base del principio general de
libertad, que el ser humano, en principio, es libre para realizar todo aquello
que no esté prohibido en virtud de una ley, ni obligado de hacer aquello que
la ley no manda. En ese sentido, si bien las limitaciones a los derechos
fundamentales sólo pueden establecerse respetando el principio de
legalidad, la interpretación de una limitación legalmente impuesta, deberá
además, realizarse en términos necesariamente restrictivos,
encontrándose vedada la interpretación analógica, in malam partem, de las
normas que restrinjan derechos. Ese es el sentido general con el que debe
entenderse el artículo 139 inciso 9 de la Constitución Política del Estado,
según el cual constituye uno de los principios que informan el ejercicio de
la función jurisdiccional, pero también un derecho subjetivo constitucional
de los justiciables, “El principio de inaplicabilidad por analogía de la ley
penal y de las normas que restrinjan derechos” (subrayado agregado).

Lea también: No existe obligación de otorgar escritura pública de


compraventa con reserva de propiedad hasta cancelación total del precio
[Casación 2754-2013, Lima Norte]

En efecto, los alcances de dicho principio de inaplicabilidad por analogía de


las normas que restrinjan derechos no han de entenderse restrictivamente
como pertenecientes sólo al ámbito del derecho penal y procesal penal,
sino como aplicables a todo el ordenamiento jurídico, particularmente
cuando con una medida limitativa de derechos el Estado intervenga en el
seno del contenido constitucionalmente protegido de estos. Los alcances
del principio en referencia han sido desarrollados en diversas normas del
ordenamiento jurídico; por ejemplo, en el artículo IV del Título Preliminar
del Código Civil -verdadera norma materialmente constitucional-, según el
cual “La ley que establece excepciones o restringe derechos no se aplica
por analogía”; también por el ordinal “a” del artículo 29 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, según el cual “Ninguna disposición de la
presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir a
alguno de los Estados partes, grupo o persona (…), limitarlos (los derechos
y libertades reconocidos en la Convención) en mayor medida que la
prevista en ella (…)”.

d) Según Marcial Rubio Correa, con relación al artículo IV del Título


Preliminar del Código Civil señala: “no solo prohíbe que se aplique la
analogía. También está en su ratio legis prohibir la interpretación extensiva,
por consiguiente, consideramos que lo técnicamente correcto es leerlo de
la siguiente manera: La norma legislativa que establece excepciones o
restringe derechos se aplica estrictamente, es decir, ni por interpretación
extensiva ni por analogía”

e) Asimismo, en cuanto a las normas que restringen derechos el


mencionado autor ha señalado: “(…) fue y es un principio general del orden
jurídico que los derechos se deben aplicar de manera extensiva y que las
restricciones de los mismos deben ser aplicadas de forma estricta. Este es
un razonamiento que quiere decir lo siguiente en términos prácticos: si
ante una norma que declara un derecho y otra que lo restringe nosotros
como aplicadores del Derecho no tenemos claro si el derecho está
restringido o cuán no lo está, nuestra conclusión debe ser que el derecho
de esa persona está vigente hasta el límite posible que nos dé nuestra
razón. En otras palabras, la duda favorecerá a quien tiene el derecho. Este
tipo de razonamiento, por lo demás, no es ajeno en absoluto al sistema
jurídico: se aplica a favor de las personas prácticamente en todas las
circunstancias. ¿Cómo medir estos asuntos? En nuestro criterio, una regla
adoptada en el Derecho Constitucional es perfectamente aplicable a estas
circunstancias. Se trata de una disposición dictada para el caso en que se
interpongan garantías constitucionales en defensa de derechos sobre los
cuales se ha decretado régimen de excepción. Dice la parte final del
artículo 200 de la Constitución: “(…) Cuando se interponen acciones de
esta naturaleza en relación con derechos restringidos o suspendidos, el
órgano jurisdiccional competente examina la razonabilidad y la
proporcionalidad del acto restrictivo (…)”.

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que se trata de una donación y no una compraventa [Casación 319-2005,
Lambayeque]

f) La razonabilidad, consiste en evaluar si la restricción del derecho que se


propone aplicar es consistente con la ratio legis o la razón de la existencia
de la norma restrictiva aplicable. Por ejemplo, si voy a sancionar a un padre
privándolo de la patria potestad, ello deberá ocurrir porque su conducta
anterior haya hecho previsible que mantener dicho poder sobre los hijos
puede perjudicarlos. En caso alguno sería razonable quitarle la patria
potestad por la forma de conducirse frente a su cónyuge. La
proporcionalidad consiste en la relación que debe existir entre la conducta
adoptada por la persona y el grado de privación de derecho que se le hace.
No puede haber gran desproporción entre lo uno y otro. Esto quiere decir,
que frente a cada circunstancia de restricción de derechos, es procedente
averiguar la razonabilidad y proporcionalidad de tal restricción, actuando
siempre a favor del derecho y no en contra de él cuando haya duda, o
aplicabilidad poco clara de la norma restrictiva.

g) El artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado, señala que


toda persona tiene derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional;
esta ha sido reiterada en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional y
en el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil. La existencia
de las expresiones “debido proceso” y “tutela efectiva” ha originado no
pocas discusiones teóricas debido a sus fuentes distintas: una provenida
del derecho anglosajón y la segunda del europeo continental. Con todo, se
ha indicado que la tutela procesal efectiva “es un derecho genérico o
complejo que parte de una concepción garantista y tutelar para asegurar
tanto el derecho de acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo
decidido en la sentencia”, tema que, sin embargo, puede ser discutido, y de
hecho, por ejemplo, Chamorro Bernal, desde el análisis dogmático del
artículo 24.1 de la Constitución Política Española, menciona el cuádruple
contenido de este derecho, formado por:

(i) el derecho de libre acceso a la jurisdicción y al proceso en las instancias


reconocidas; (ii) el derecho de defensa o la prohibición constitucional de
indefensión; (iii) el derecho a obtener una resolución fundada en Derecho
que ponga fin al proceso; y, (iv) el derecho constitucional a la efectividad
de la tutela judicial. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
considerado que el acceso a la justicia debe ser entendido en dos
vertientes: una positiva, mediante la cual el Estado debe asegurar el
reconocimiento de derechos procesales y el establecimiento de órganos
jurisdiccionales y, otra negativa, que implica que no se puede poner trabas
para el acceso a los tribunales de justicia, salvo que se encuentre
justificada por necesidad razonable de la administración de justicia. Siendo
ello así, en principio, el acceso a recurrir a los tribunales de justicia, fruto
del derecho abstracto de acción de la que se está premunido, puede ser
limitado por razones justificadas, de lo que sigue que no toda demanda
tiene que ser necesariamente admitida; y que debe verificarse si los
requisitos establecidos para la inadmisibilidad o improcedencia de la
demanda resultan razonables.

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resolverse si no se cumple con la carga prevista

Sexto. Previamente, resulta necesario hacer un breve resumen de lo


acontecido en el caso concreto, y aquellas incidencias relacionadas con el
mismo, con el fin de que exista un mejor entendimiento de esta sentencia,
siendo que: 1. Acto Jurídico cuestionado: Escritura Pública de compraventa
de fecha trece de abril de dos mil cuatro, suscrito entre Nabor Antonio Díaz
Trejo (fallecido) y Manuel Félix Díaz Trejo (comprador), del bien inmueble
sito en el Lote Nº 15, de la Manzana 116, Comité 6, del Asentamiento
Humano Enrique Milla Ochoa, del Programa Municipal de Vivienda
Confraternidad, Distrito de Los Olivos, Provincia y Departamento de Lima.
2. Inscripción de la compraventa del bien inmueble mencionado en el
Registro Público de Propiedad Inmueble, el once de mayo de dos mil
cuatro, en la Partida Registral Nº P01049459 (fojas sesenta y seis). 3.
Interposición de la demanda de nulidad de acto jurídico por parte de Betty
Magda Valderrama Mauricio, cuestionando la compraventa, el veinte de
agosto de dos mil diez, siendo emplazado el demandado, Manuel Félix Díaz
Trejo, el veinticinco de octubre de ese mismo año. 4. Sentencia de la Corte
Suprema, Casación Nº 381-2015, de fecha diecinueve de agosto de dos mil
quince, por medio de la cual se resolvió la causa de nulidad de acto jurídico
en definitiva, declarándola infundada, sin embargo, se le dejó a salvo el
derecho de la demandante para que interponga la demanda de ineficacia de
acto jurídico, se notificó el diez de diciembre de dos mil quince, como se
precisa mas adelante. 5. Demanda de ineficacia de acto jurídico,
interpuesta el veintisiete de febrero de dos mil dieciséis.

Séptimo. Teniendo en cuenta lo precedentemente expuesto, y atendiendo a


lo que es materia de casación, este Tribunal Supremo considera que el Ad
quem, ha infringido lo estipulado por el artículo IV del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, pues al momento de resolver la excepción de
prescripción extintiva planteada por el demandado, contra la pretensión de
ineficacia del acto jurídico, al no regular nuestra normatividad plazo
prescriptorio en este tipo de pretensiones, ha aplicado el plazo establecido
en el artículo 2001 inciso 4 del Código Civil, que explícitamente se refiere:
4. “ A los dos años, la acción de anulabilidad, la acción revocatoria, la
acción indemnizatoria por responsabilidad extracontractual y la que
corresponda contra los representantes de incapaces derivadas del ejercicio
del cargo”: norma que regula materias distintas a la presente, sin tomar en
cuenta que es un dispositivo que se le está restringiendo a la recurrente su
derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, pues no se le
está permitiendo acceder a los Tribunales de Justicia con el fin de reclamar
un derecho que a su entender considera justo; además de no ponderar la
razonabilidad y la proporcionalidad al momento de aplicar esa norma. Más
aún si, el artículo 2000 del Código Civil señala que: “Solo la ley puede fijar
los plazos de prescripción”, esto tiene su razón de ser en que la institución
jurídica de la prescripción se funda en consideraciones de orden público y
de seguridad jurídica; en tal sentido, es de orden público, en tanto que
conviene al interés social liquidar situaciones pendientes y favorecer su
consolidación, sustentándose por tanto en el principio de seguridad
jurídica. La mención a la seguridad jurídica implica que los plazos de la
institución que se harán efectivos sobre las relaciones jurídicas, tanto entre
los sujetos de la misma y los terceros que existan, van a estar establecidos
únicamente por la ley. Por tanto, las partes no pueden establecer plazos de
prescripción y no pueden modificarlos -ya sea extendiéndolos o
reduciéndolos-. De permitirse esto, conllevaría la desventaja de los
terceros interesados; siendo que esta institución se justifica en función de
la tutela preferencial de intereses individuales contrapuestos a los del
titular del derecho que omite ejercerlo. Por lo demás, es la justificación
más sobresaliente de la institución y sirve para dar cuenta de situaciones
imprescriptibles, como son los derechos de la personalidad y el derecho de
propiedad; y, que son prescriptibles no solamente los derechos de crédito,
sino también los derechos reales de goce, dado que estos inciden sobre la
propiedad ajena.

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Barrón

Octavo. Corrobora lo expuesto, si se toma en cuenta que se ha interpuesto


previamente un proceso de nulidad de acto jurídico para que se declare la
nulidad de la escritura pública de compraventa de acciones y derechos, de
fecha trece de abril de dos mil cuatro, del inmueble ubicado en el Lote 15,
de la Manzana 116, Comité 6, del Asentamiento Humano Enrique Milla
Ochoa, del Programa Municipal de Vivienda Confraternidad, Distrito de Los
Olivos, Provincia y Departamento de Lima, celebrado entre su finado
esposo Nabor Antonio Díaz Trejo y Manuel Félix Díaz Trejo, por las causales
del artículo 219 incisos 1 y 7 del Código Civil; que si bien terminó siendo
desestimado, también es cierto que, esta Sala Suprema expidió en ese
proceso la Ejecutoria Suprema, Casación Nº 381-2015- Lima Norte, de
fecha diecinueve de agosto de dos mil quince, obrante a fojas ochenta y
dos, señalando en su considerando séptimo lo siguiente: “El acto jurídico
de disposición de un bien social celebrado por uno de los cónyuges sin
autorización del otro es ineficaz por ausencia de facultades de
representación respecto a la sociedad de gananciales, y por falta de
legitimidad para contratar del cónyuge celebrante, y no nulo; por tanto, la
demanda de nulidad de acto jurídico deviene en infundada, quedando a
salvo el derecho de la demandante a interponer la demanda en la vía que
corresponda” (sic); Es decir, este Supremo Tribunal, desestimó la demanda
de nulidad de acto jurídico orientando a la demandante a ejercitar la
pretensión de ineficacia del acto jurídico y en ese contexto la parte
recurrente interpuso la presente demanda, situación que ni la Sala de
mérito ni el A quo tomaron en cuenta al momento de resolver la excepción
propuesta, ni tampoco han tenido en cuenta lo señalado en el artículo 1996
inciso 3 del Código Civil, aplicable al caso en concreto, pues con la
interposición del mencionado proceso se ha interrumpido el plazo
prescriptorio; pues lo glosado en el considerando o ratio decidendi de la
Ejecutoria Suprema referida, ha traído como consecuencia que accione vía
ineficacia el acto jurídico controvertido; debiéndose hacer hincapié con
relación a la interrupción del proceso que conforme al artículo 1998 del
Código Civil la prescripción comienza a correr nuevamente desde la fecha
en que la resolución que pone fin al proceso queda ejecutoriada; así se ha
sostenido en reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema como en la
Casación Nº 2664-99-Lima, del diecisiete de febrero de dos mil, que
señala: “(…) La interrupción produce la inefacacia de la fracción del tiempo
transcurrido, según las causales señaladas en el artículo 1996 del Código
Civil; desaparecida la causal, empieza a correr un nuevo plazo
prescriptorio, sin que sea de cómputo el tiempo anteriormente transcurrido
(…)”.

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Noveno. Siendo así, de lo expuesto precedentemente, es de advertir que al


haber tomado conocimiento la recurrente de la existencia del acto jurídico
cuestionado, el once de mayo de dos mil cuatro, fecha en la cual se
inscribe en la partida Nº P01049459 de los Registros Públicos, asimismo al
haberse interpuesto la demanda de nulidad de acto jurídico y emplazarle
con la misma a Manuel Félix Díaz Tejo, el veinticinco de octubre de dos mil
diez, se ha interrumpido el plazo prescriptorio; siendo que con la
expedición y notificación de la Ejecutoria Suprema de fecha diecinueve de
agosto de dos mil quince, que resuelve en definitiva la controversia en ese
proceso, empieza a correr un nuevo plazo prescriptorio, por lo que a la
fecha del emplazamiento con la demanda de ineficacia del acto jurídico a la
mencionada persona, el siete de agosto de dos mil dieciséis, aún se
encontraba expedito el derecho de la demandante para interponer la
presente acción, razón por la cual debe ampararse el recurso de casación,
casar la resolución impugnada y actuando en sede de instancia revocar el
auto de primera instancia y reformándolo declararse infundada la
excepción de prescripción extintiva de la acción propuesta.

Décimo. Este Supremo Tribunal, en aplicación del artículo 22 del Texto


Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se aparta del criterio
vertido en la Casación Nº 1227-2012 de fecha doce de marzo de dos mil
trece.

VI. DECISIÓN: Por tales consideraciones, de conformidad con el primer


párrafo del artículo 396 del Código Procesal Civil: Declararon FUNDADO el
recurso de casación de fecha catorce de julio de dos mil diecisiete,
interpuesto a fojas ciento dieciocho, por Betty Magda Valderrama Mauricio,
en consecuencia NULO el auto de vista de fecha veintidós de mayo de dos
mil diecisiete, obrante a fojas ciento siete, expedida por la Sala Civil
Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, y actuando en
sede de instancia REVOCARON la resolución de fecha seis de enero de dos
mil diecisiete, obrante a fojas veintitrés, que declaró Fundada la excepción
de prescripción extintiva de la acción;
y REFORMÁNDOLAdeclararon INFUNDADA dicha excepción, debiendo
proseguir el A quo con el trámite del proceso; MANDARON publicar la
presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en
los seguidos con Manuel Félix Díaz Trejo y otro, sobre ineficacia del acto
jurídico; y los devolvieron. Por vacaciones de la señorita Jueza Suprema
Huamaní Llamas integra este Supremo Tribunal la señora Jueza Suprema
Céspedes Cabala.

Interviniendo como ponente el Señor Juez Supremo Távara Córdova.

SS.
TÁVARA CÓRDOVA
HURTADO REYES
SALAZAR LIZÁRRAGA
CALDERÓN PUERTAS
CÉSPEDES CABALA

LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO SINGULAR DEL SEÑOR JUEZ SUPREMO


CALDERÓN PUERTAS, es como sigue:

De conformidad con el artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial me


aparto de criterio formulado anteriormente, en el sentido que los casos de
ineficacia prescriben en todos los casos a los dos años. Debo enmendar mi
opinión. No es posible aceptar esta tesis por varias razones, entre las que
se encuentra que la ley que restringe derechos no es posible aplicarla
por analogía (artículo IV del Título Preliminar del Código Civil), a lo que
debe añadirse que solo por ley se establecen los plazos de prescripción,
conforme lo manda el artículo 2000 del Código Civil.

En tal virtud, dado que los casos en los que no existe prescripción están
expresamente estipulados en el Código Civil y que las demandas de
ineficacia son acciones personales, resulta de aplicación el artículo 2001.1
del Código Civil que establece como plazo prescriptorio el de diez años.
Lima, catorce de agosto de dos mil dieciocho.-

S. CALDERÓN PUERTAS
han sido alegados por las partes, teniendo el deber de pronunciarse
respecto a todos los puntos controvertidos y a los argumentos planteados
por las partes durante el proceso; y por otro lado, que las resoluciones
judiciales no contengan consideraciones que sean contrarias entre sí o con
los puntos resolutorios.

[Continúa…]

Sánchez-Palacios P. (2009). El recurso de casación civil. Editorial Jurista


[1]

Editores, p. 32.

Fundamento número 2 de la Sentencia recaída en el Expediente número


[2]

01480-2006-AA/TC.

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