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SYNODICON BAETICUM

CONSTITUCIONES
CONCILIARES Y SINODALES
DEL
ARZOBISPADO DE SEVILLA
Años 590 al 1604

Por
JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO
ANTONIO HERRERA GARCÍA
MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ BELTRÁN
RAMONA NÚÑEZ QUINTANA

Sevilla, 2007
ÍNDICE

CONCILIOS HISPANOVISIGODOS
I. CONCILIUM HISPALENSE PRIMUM (590)
PRIMER CONCILIO DE SEVILLA. Año 590.

TÍTULOS DE LOS CAPÍTULOS DEL PRIMER CONCILIO HISPALENSE


I. Sobre los esclavos de la iglesia manumitidos por el obispo.
II. Sobre los esclavos de la iglesia entregados por el obispo a sus parientes.
III. Sobre los clérigos con los que cohabitan mujeres.

II. CONCILIUM HISPALENSE SECUNDUM (619)


SEGUNDO CONCILIO DE SEVILLA (619)

CAPÍTULOS DEL CONCILIO II DE SEVILLA


I. Sobre las quejas de Teodulfo, obispo de la iglesia de Málaga, contra algunos
obispos en defensa de ciertos terriotorios.
II. Sobre las quejas de los obispos Fulgencio y Honorio en defensa de ciertos
territorios.
III. Sobre los clérigos desertores que sean devueltos a sus obispos.
IV. Acerca de que no se ha de promover al presbiterado o al diaconado a contraer
segundas nupcias.
V. Que los presbíteros no se atrevan a ordenar ni al diácono ni al presbítero
VI. Acerca de que no deben de ser depuestos los presbíteros o los diáconos por
el obispo.
VII. Sobre lo que se prohíbe a los presbíteros en los sacramentos eclesiásticos
VIII. Sobre los sobervios libertos de la iglesia para que sean reintegrados a la
servidumbre.
IX. Sobre los ecónomos para que no sean nombrados de entre los laicos.
X. Sobre no destruir los monasterios.
XI. Sobre los monasterios de las vírgenes para que sean protegidos por los monjes.
XII. Sobre cierto obispo de los acéfalos.
XIII. Sobre las dos naturalezas y una sola persona en Cristo.
6 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

CONCILIOS DE LA ÉPOCA BAJOMEDIEVAL Y DE LA EDAD MODERNA


III. CONSTITUCIONES SINODALES DEL CARDENAL DIEGO
HURTADO DE MENDOZA DE 1490

I. Orden en el decir de las misas.


II. La orden como han de decir las horas y las penas a los transgresores
III. Que se abran las iglesias en alboreciendo y que entonces vengan los clérigos
y que duerma el sacristán en la iglesia.
IV. Que no se dé paz con las patenas consagradas ni limpien ni envuelvan los
cálices sino los clérigos y tengan purificadores.
V. De la limpieza de los copones y manteles y ornamentos del altar.
VI. Que se pongan en el sagrario formas redondas pequeñitas para administrar
la sancta comunión.
VII. Que se cante el Credo todo viva voz en sus días.
VIII. Que los clérigos estén en hábito decente a los oficios y los capellanes estén
en los domingos y fiestas a ambas Vísperas y a la misa mayor.
IX. Que no se hagan las vigilias.
X. La honestidad que deben guardar los clérigos en el hábito.
XI. De cómo se ha de administrar el santo bautismo.
XII. Que el que bautiza luego quite el capillejo.
XIII. Que el que bautiza escriba su nombre y de la criatura y del día, mes e año.
XIV. Que no se admita ni se pueda dispensar sobre el número de los compadres.
XV. Que no se admita dispensación en las amonestaciones.
XVI. Que ningún sacerdote diga misa ante de la luz.
XVII. Que ninguno puede poner capellán ni el capellán servir sin ser primero
examinado y haber licencia.
XVIII. Que ninguno pueda servir salvo un beneficio o una capellanía.
XIX. Que la pitanza que se da por la fiesta votiva se reparta entre los
interescentes beneficiados o capellanes.
XX. Que al menos un cura more en la collación.
XXI. Que los sacristanes tengan cargo de puntar las misas de las capellanías.
XXII. Que en los domingos y fiestas de guardar no lleven fuera la santa comunión
mientras se dice la misa mayor ni bauticen salvo con vera necesidad.
XXIII. Que se pongan tablas en las iglesias donde se pongan los nombres de los
excomulgados.
XXIV. Cómo se han de haber con el absuelto con reincidencia.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 7

XXV. Del encerramiento de los emparedados.


XXVI. Que ninguno traiga la barba crecida por luto de dos meses.
XXVII. Que abusiones se han de guardar en los dichos treintenarios.
XXVIII. Que abusiones se han de evitar en el decir de las misas votivas.
XXIX. Declaración que el dicho señor cardenal hizo cerca de las limosnas y
derechos que han de llevar los clérigos y sacristanes según la antigua
costumbre de este arzobispado.

IV. CONSTITUCIONES CONCILIARES DEL ARZOBISPO DIEGO DE


DEZA DE 1512

Prólogo.
I. Que los curas enseñen a sus parroquianos las cosas de nuestra santa fe
católica, y que haya una tabla en cada iglesia en que se contenga todo lo
que les han de enseñar.
II. Que los curas amonesten a sus parroquianos que sepan la confesión general
y las oraciones de la iglesia.
III. Que se diputen personas que instruyan en la santa fe católica a los nuevamente
convertidos y qué es lo que los curas han de hacer cerca de esto.
IV. Que los curas sean diligentes en administrar los santos sacramentos.
V. Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos que curen sus
ánimas.
VI. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos.
VII. Que se den cartas generales cada año contra los que están en pecados
públicos y se proceda hasta invocar el brazo seglar.
VIII. La orden de proceder contra los que no se confiesan y comulgan.
IX. Qué pena incurren los que se dejan estar descomulgados por un año o más
tiempo.
X. Que los albaceas y testamentarios cumplan dentro de cierto tiempo los
testamentos de los difuntos.
XI. Qué fiestas se han de guardar, y que los curas las notifiquen a sus
parroquianos.
XII. Contra los que no oyeren misa mayor los domingos y fiestas de guardar o
las quebrantaren y contra los que venden carne e cosas vedadas en la
cuaresma e días de ayuno.
XIII. Que en el rezar y oficios divinos se conformen en toda la provincia con la
iglesia metropolitana.
8 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

XIV. Cómo deben estar los eclesiásticos en los oficios divinos y la orden que
han de tener en ellos.
XV. Lo que se ha de guardar cerca de celebrar los oficios divinos y administrar
los sacramentos en tiempos de entredicho.
XVI. Que los curas puedan ejercer su oficio en tiempo de sede vacante sin
haber otra licencia para ello.
XVII. La orden que se ha de guardar en el decir de los treintanarios.
XVIII. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios ni por
las sepulturas.
XIX. Que no se diga misa fuera de la iglesia ni se dé licencia para ello.
XX. Lo que se ha de guardar cerca de los confesionarios o altares portátiles.
XXI. Que no se celebren velaciones fuera de la iglesia.
XXII. Que no se hagan representaciones en las iglesias.
XXIII. Que todas las iglesias parroquiales se conformen con la iglesia mayor en
tañer el Ave Maria e Vísperas.
XXIV. De la vida y honestidad de los clérigos.
XXV. Que los clérigos de orden sacro o beneficiados se confiesen e comulguen a
lo menos en las tres pascuas.
XXVI. Que los sacerdotes puedan elegir confesor.
XXVII. Que los clérigos no tengan concubinas.
XXVIII. Que los clérigos no estén presentes a los matrimonios ni bautismos de
sus hijos, ni se acompañen de ellos.
XXIX. Que los clérigos no tengan tratos de mercadurías.
XXX. Que los vicarios se informen de la vida de los clérigos de su vicaría y envíen
relación de ello al prelado en cada año.
XXXI. Que los beneficiados residan en sus beneficios y no se ausenten sin licencia
del prelado, y en su ausencia cómo han de ser proveídos los capellanes.
XXXII. Que los religiosos no sirvan beneficio ni capellanía.
XXXIII. Qué calidades han de tener los que se han de ordenar y que no
intervengan ruegos sobre las órdenes.
XXXIV. Que no lleven derechos algunos por las órdenes.
XXXV. Que no hagan matrimonios clandestinos y la pena que incurren los
contrayentes y los testigos.
XXXVI. Lo que se ha de guardar en el matrimonio de los extranjeros.
XXXVII. Contra los que se casan en grados prohibidos de derecho.
XXXVIII. Contra los que se casan dos veces.
XXXIX. Contra los blasfemos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 9

XL. Lo que han de guardar los que se acogen a las iglesias y el tiempo que han
de estar en ellas.
XLI. La orden que los vicarios y curas han de guardar cerca de los cuestores.
XLII. Que no se ejecuten los mandamientos de ningún juez apostólico sin ser
vistos primero y examinados por el ordinario.
XLIII. Que no se de posesión de beneficio a alguno sin mandamiento del ordinario.
XLIV. Que no sean admitidos a celebrar los sacerdotes peregrinos o ordenados
fuera de la diócesis, aunque traigan facultades, sin que muestren licencia
del ordinario.
XLV. Que los notarios apostólicos muestren sus títulos y sean examinados.
XLVI. La orden que se ha de guardar en la visitación de las iglesias.
XLVII. Que ninguno pueda ser mayordomo de alguna iglesia más de dos años y
que se le tome la cuenta públicamente.
XLVIII. Que no se hagan obras algunas en las iglesias sin mandamiento del prelado.
XLIX. Que no se pague cosa alguna al notario por el libro de visitación sin
mandamiento del provisor.
L. Que se haga libro auténtico de todos los bienes de las iglesias.
LI. Que el santo sacramento de la eucaristía y la crisma y el óleo estén en lugar
decente y debajo de fiel custodia.
LII. Que no se empresten los ornamentos de las iglesias.
LIII. Que no se enajenen las cosas de las iglesias.
LIV. Que las iglesias no sean encastilladas.
LV. Contra los que quebrantan la inmunidad eclesiástica.
LVI. Que no se hagan estatutos ni ordenanzas contra la libertad eclesiástica.
LVII. La orden que han de tener los jueces eclesiásticos en hacer sus audiencias.
LVIII. Que en las causas leves no se reciba escritos.
LIX. Que los provisores y oficiales no cometan las causas matrimoniales en
especial la recepción de los testigos.
LX. Que no den cartas de excomunión por causas livianas.
LXI. Que no se lleven asesorías por los jueces eclesiásticos.
LXII. Que los notarios y alguaciles y otras personas no lleven más de los
derechos contenidos en los aranceles.
LXIII. La aplicación de las penas.
LXIV. Que en cada iglesia de toda la provincia haya un libro de estas
constituciones.
Aprobación y confirmación de las constituciones del cardenal Diego Hurtado de
Mendoza.
10 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

V. CONSTITUCIONES SINODALES DEL ARZOBISPO CRISTÓBAL DE


ROJAS DE 1572

Prólogo
I. De la doctrina cristiana
II. De la orden que se ha de tener con los moriscos
III. Con quien se han de confesar los clérigos
IV. Que haya confesionarios públicos
V. Que los clérigos ejerciten sus órdenes
VI. Que no se admitan en los bautismos más de un compadre y, a lo más, un
compadre y una comadre
VII. Que hagan los clérigos conferencias
VIII. Que los clérigos no acompañen mujeres
IX. Que los vicarios foráneos no den censuras generales
X. Cerca de los que han comido grosura en tiempo prohibido
XI. Sobre las vacantes de servicios y beneficios
XII. De los jueces apostólicos
XIII. De cómo han de venir al Sínodo
XIV. Sobre el pedir limosna
XV. De los testes sinodales
Respuestas dadas por Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de
Sevilla, en el sínodo de 1573 a las peticiones que fueron presentadas en el
sínodo del año anterior de 1572

VI. CONSTITUCIONES SINODALES DEL ARZOBISPO CARDENAL


RODRIGO DE CASTRO DE 1586

Epístola
LIBER PRIMUS
TÍTULO I. De Suma Trinitate et fide católica
Capítulo 1. Protestación de fe y condena de las herejías. 2. Lo que el cristiano ha
de creer y saber. 3. Que los curas y sacristanes enseñen la Doctrina
Cristiana. 4. De qué edad se a de saber la doctrina cristiana. 5. Que los
curas declaren el Evangelio ha sus parroquianos. 6. De lo que los curas han
de declarar al pueblo acerca de los sacramentos y artículos de la Fe. 7.
Instrucción para los moriscos. 8. Disposiciones sobre los moriscos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 11

TÍTULO II. De Constitutionibus


Capítulo 1. Que no se hagan cofradías para el ejercicio de obra pía sin licencia
del ordinario. 2. Estatutos de las cofradías. 3. De los que han de venir a la
Sínodo y cómo han de ser convocados. 4. Diputación de testigos sinodales.
TÍTULO III. De Rescriptis
Capítulo 1. Cómo han de cumplir los clérigos las cartas del perlado y sus jueces.
2. Que contiene las letras apostólicas de que se ha de usar hasta ser vistas
y examinadas por el ordinario.
TÍTULO IV. De Consuetudine
Capítulo 1. Del orden que se ha de guardar en tañer al Ave Maria y Vísperas. 2.
Del orden que ha de haber en tañer al entredicho y guardarlo.
TÍTULO V. De aetate et qualitate ordinandorum
Capítulo 1. Cuidado en la admisión de los que han de ser ordenados. 2. Cualidades
necesarias. 3. Sobre los examinadores. 4. Sobre derechos a percibir.
TÍTULO VI. De Sacra Unctione
Capítulo 1. De cómo se ha de enviar por los santos óleos y crisma, y cómo se han
de llevar. 2. De cómo se ha de renovar el oleum cathecumenorum e
infirmorum. 3. Sobre el estado y edad de los enfermos. 4. Decencia y
reverencia en su administración.
TÍTULO VII. De Filiis Praesbiterorum
Capítulo 1. Mandamientos a los clérigos.
TÍTULO VIII. De Clericis peregrinis
Capítulo 1. Licencias necesarias para celebrar. 2. Licencias para ausentarse.
TÍTULO IX. De Officio rectoris
Capítulo 1. Disposiciones sobre los curas párrocos.
TÍTULO X. De Officio sacristae.
Capítulo 1. Disposiciones sobre los sacristanes.
TÍTULO XI. De feriis et observatione iejuniorum.
Capítulo 1. Sobre las fiestas de guardar. 2. Sobre reducción del número de días
de fiesta. 3. Sobre la abstinencia en los días de las Rogaciones. 4. Que los
curas cuiden de notificar los ayunos y días de fiestas a sus parroquianos y
de que oigan misa dichos días en sus parroquias. 5. Del cuidado que se ha
de tener en la guarda de las fiestas.

LIBRO SEGUNDO
TÍTULO I. De iudicis & officio ordinarii et vicarii.
TÍTULO II. De Officio delegati
12 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

TÍTULO III. De Procuratori Fiscali


TÍTULO IV. De Notariis et fide instrumentorum
TÍTULO V. De Procuratoribus
TÍTULO VI. De custodia reorum

LIBRO TERCERO
TÍTULO I. De vita et honestitate clericorum
TÍTULO II. De Clericis non residentibus
Capítulo 1 Obligación de residencia. 2. Que a lo menos un cura more en la
collación
TÍTULO III. De praebendis
Capítulo 1.Que ningún clérigo sirva más de un beneficio o capellanía. 2. Que los
vicarios dentro de ocho días avisen cuando vacare algún servicio.
TÍTULO IV. De rebus ecclesiae non alienandis
Capítulo 1. Que en cada iglesia haya libro de posesiones. 2. Que no se enajenen
las cosas de la iglesia. 3. Que no se presten las cosas de la iglesia. 4. Que
en los arrendamientos no se aumenten vidas por haber labrado. 5. De las
obras de las iglesias. 6. Del depósito que se ha de hacer de los tributos de
capellanías que se redimieren.
TÍTULO V. De officio oeconomi
Capítulo 1. De la elección de los mayordomos de las fábricas. 2 Tiempo del oficio
de mayordomo. 3. Cómo se han de tomar cuentas a los mayordomos. 4.
Que no vendan el pan sin licencia. 5. Que los mayordomos y curas no
compren el pan de las iglesias. 6. Visita de las posesiones de la iglesia. 7.
Licencia para realizar obras. 8. Sobre las compras. 9. Del maestro mayor de
fábricas. 10. Del libro de pleitos que ha de tener el mayordomo mayor de
fábricas. 11. Sobre gastos de viajes.
TÍTULO VI. De testamentis
Capítulo 1 Sobre la ejecución de los testamentos. 2. Que no se impida la libertad
de los que testan.
TÍTULO VII. De sepulturis
Capítulo 1. Cómo se a de doblar por lo difuntos. 2. Sobre llevar a hombros difuntos.
3. Que no se hagan llantos demasiados por los difuntos. 4. Del enterrar de
los difuntos. 5. Que las sepulturas no se vendan.
TÍTULO VIII. De decimis
Capítulo 1. Excomunión de los defraudadores. 2. Que nadie solicite a
parroquiano ajeno a que se pase a su parroquia. 3. Pragmáticas de los
Reyes Católicos sobre los diezmos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 13

TÍTULO IX. De regularibus


Capítulo 1. Que ninguno que haya sido religioso pueda servir beneficio ni se le
dé licencia para decir misa sin dimisoria de su prelado y del ordinario
donde hubiere residido. 2. De los escapularios y habitillos.
TÍTULO X. De religiosis domibus
Capítulo 1. Que prohíbe las vigilias y otras cosas. 2. De las representaciones que
se prohíben en las iglesias. 3. Que prohíbe los estrados, tarimas y tumbas
en las iglesias y entrar en ellas mujeres con sombreros. 4. Sobre retratos y
adornos en las iglesias. 5. Del respeto con que se ha de entrar y estar en
las iglesias y las cosas que se prohíben hacerse en ellas. 6. Que los
hombres no estén entre las mujeres en las iglesias, procesiones y
estaciones.
TÍTULO XI. De celebratione misarum et de divinis officiis.
Capítulo 1. Del orden que se ha de guardar en el decir de las misas y horas y las
penas a los transgresores. 2. Cómo deben estar los eclesiásticos en los oficios
divinos y la orden que han de tener en ellos y en multar las faltas. 3. Que los
que no se hallaren presentes a los entierros y otras fiestas no lleven
obvenciones, ni en esto pueda haber remisión alguna. 4. Que los que sirven
capellanías asistan las fiestas a los oficios divinos. 5. Que el que tuviere
capellanías en diferentes iglesias sirva respective las fiestas en cada una. 6.
Que los capellanes asistan la Semana Santa. 7. Del orden que se ha de
guardar en el concurso de misas y clérigos. 8. Que los divinos oficios se digan
a sus horas sin guardar a nadie. 9. Que el Credo, Gloria, Prefacio y Paternoster
se cante todo a viva voz. 10. Que ningún pobre pueda pedir dentro de las
iglesias mientras se celebran los divinos oficios, . 11. Que los legos no entren
en el coro, excepto los aquí contenidos. 12. Qué se ha de guardar en el
sacrificio de la misa y evitarse en él. 13. De las misas de aguinaldo y que no
se predique antes del día. 14. Que no se celebre en oratorios particulares,
sino fuere concurriendo lo que aquí se dice. 15. Que los clérigos ejerciten los
ministerios de sus órdenes y celebren y comulguen como aquí se les manda.
16. De las ofrendas de las misas nuevas. 17. Indulgencias para el rezo de
rodillas. 18. Que contiene la instrucción para el colector general.
TÍTULO XII. De Baptismo.
Capítulo 1. Cómo se a de administrar el santo Bautismo. 2. Los curas quiten el
capillejo. 3. Del libro de los bautizados. 4. De los padrinos. 5. De la
obligación de los padrinos. 6. Bauticen dentro de los ochos días del
nacimiento. 7. Cómo han de bautizar las parteras. 8 Las pilas estén
cerradas.
TÍTULO XIII. De custodia Eucharistia
Capítulo 1. Que la custodia del Santísimo Sacramento esté en medio del altar
mayor. 2. Ídem. 3. Que en los domingos y fiestas de guardar no lleven
fuera la sancta comunión mientras se dice la misa mayor, ni bauticen, salvo
14 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

con vera necesidad. 4. Cómo se ha de administrar el Santísimo


Sacramento a los enfermos. 5. Que a los condenados a muerte se les ha de
administrar el Santísimo Sacramento.
TÍTULO XIV. De inmunitate ecclesiarum.
Capítulo 1. Cómo han de estar los retraídos en las iglesias y qué tiempo. 2. Que
las iglesias no sean encastilladas. 3. Contra los que quebrantan la
inmunidad eclesiástica. 4. Que no se hagan estatuto ni ordenanzas contra
la libertad eclesiástica. 5. Arancel de los derechos que se han de llevar por
sacrilegios.

LIBRO CUARTO.
TÍTULO I. De sponsalibus et matrimoniis.
Capítulo 1. Cómo se ha de contraer el sacramento del matrimonio. 2. Que el cura
no remita las moniciones aunque haya causa. 3. Que los desposados se
velen dentro de seis meses. 4. Dónde y a qué hora se han de hacer las
velaciones. 5. De qué manera se ha de dar licencia a los extranjeros para
contraer matrimonio. 6. Que los que se hubieren de desposar sepan la
doctrina cristiana y confiesen y comulguen. 7. Cómo se han de recibir las
informaciones de los que se quisieren desposar. 8. Contra los que se casan
en grados prohibidos.

LIBRO QUINTO
TÍTULO I. De simonia
Capítulo 1. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios,
ni se tomen prendas. 2. Que, si el que se signare llevare frutos del beneficio
del signado, sean avisados por sospechosos de simonía, así él como la
persona en quien resignó. 3. Que los arrendadores no puedan nombrar
servidores ni sustitutos en los beneficios y capellanías. 4. Que los
beneficios y capellanes no hagan pactos con los sustitutos de llevar parte
de lo que les pertenece.
TÍTULO II. De magistris
Capítulo 1. Que ninguno ponga estudio de gramática ni escuela para enseñar a
leer sin que preceda examen y licencia del ordinario por la orden que aquí
se contiene.
TÍTULO III. De sortilegiis
Capítulo 1. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos. 2. Contra los
que usan las supersticiones, y que no se traigan nóminas ni se cure con
ensalmos ni bendiciones sin examen y licencia del ordinario.
TÍTULO IV. De maledicis
Capítulo 1. Que pone penas contra los blasfemos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 15

TÍTULO V. De poenitentia et remissione


Capítulo 1. Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos que
curen sus ánimas y que pasado el tercer día después de amonestados no
los visiten. 2. Que los clérigos de orden sacro y beneficiados puedan elegir
confesor con que sea de los aprobados. 3. Que haya confesionarios
abiertos y se pongan en lugares públicos. 4. Que a ningún sacerdote que
no haya cumplido edad de cuarenta años se dé licencia para confesar
mujeres. 5. Con quién se ha de hacer la confesión para cumplir con el
precepto de la iglesia. 6. Que los confesores no pidan ni reciban dinero ni
otra cosa alguna en el acto de la confesión, ni antes ni después de ella. 7.
Que contiene los casos reservados en este arzobispado. 8. Dónde y cómo
se ha de administrar el sacramento de la penitencia. 9. Contra los que no
confesaren en cada un año por la Cuaresma. 10. Que los edictos generales
se publiquen dos veces en el año. Mandamiento a los curas. Edicto
general.
TÍTULO VI. De sententia excommunionicationis
Capítulo 1. De la discreción con que se a de usar de las censuras eclesiásticas. 2. De
la tablilla de los descomulgados. 3. Que los curas puedan absolver in utroque
foro al excomulgado, constándole en la forma que aquí se contiene ser
satisfecha la parte. 4. Contra los que se dejan estar descomulgados. 5. Que
declara no estar descomulgados los que comen leche y huevos en los días
prohibidos. 6. De lo que se ha de guardar cerca de celebrar los oficios divinos
y administrar los sacramentos en tiempo de entredicho. 7. Instrucción de
visitadores. 7 bis. Lo que se ha de llevar de limosna por las misas, oficios
divinos y sufragios.

VII. CONSTITUCIONES SINODALES DEL CARDENAL FERNANDO


NIÑO DE GUEVARA (1604-1609)
El cabildo de la santa iglesia metropolitana de Sevilla, sede vacante. Al estado
eclesiástico del arzobispado. Auto del cabildo de sede vacante, en razón de
las censuras que se moderan. Forma y orden, que se guardó en la Sínodo
Diocesana que Don Fernando Niño de Guevara, Arzobispo de Sevilla,
celebró en su Iglesia Catedral y Metropolitana. Primera, segunda, tercera
y cuarta sesiónes.

LIBRO PRIMERO
TÍTULO I. Título De Summa Trinitate et fide católica
Capítulo. 1 Protestación de fe y condena de las herejías. 2. Lo que el cristiano ha
de creer y saber. Doctrina Cristiana. 3. Lo que el cristiano tiene obligación
de creer y lo que los curas le han de enseñar cerca de la Doctrina Cristiana,
de suso referida. Explicación de los catorce Artículos de la Fe. Explicación
16 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

de los Sacramentos. Explicación de los Diez Mandamientos de la Ley de


Dios. Mandamientos de la Iglesia. Obras de Misericordia. 4. Que los Curas
y Sacristanes enseñen la doctrina cristiana. 5. Que, en teniendo uso de
razón, sepan la doctrina cristiana, so pena de pecado mortal, y para ello se
hagan las diligencias en este capítulo contenidas. 6. De lo que los curas
han de declarar al pueblo acerca de los Sacramentos y Artículos de la Fe.
7. Que se cumpla con lo contenido en el capítulo precedente, con declarar
la letra del Evangelio y algo de la doctrina. 8. De lo que los predicadores
han de enseñar en los sermones que hicieren. 9. Que en los sermones no
se digan gracias ni cosas deshonestas, que provoquen al pueblo a pecar.
10. De la instrucción para los moriscos. 11. Que trata de la misma
instrucción.
TÍTULO II. De Constitutionibus
Capítulo 1. Que se guarde el Concilio Tridentino y estas Constituciones y se juzgue
por ellas. 2. Que no se hagan cofradías para ejercicio de obra pía sin licencia
del Ordinario. 3. Que no se juren de guardar los estatutos de las cofradías.
4. De los que han de venir a la Sínodo, y cómo han de ser convocados.
TÍTULO III. De Rescriptis
Capítulo 1. Cómo han de cumplir los clérigos las cartas del Prelado y sus jueces.
2. Que contiene las Letras Apostólicas, de que no se ha de usar hasta ser
vistas y examinadas por el Ordinario.
TÍTULO IV. De Consuetudine
Capítulo 1. De la orden que se ha de guardar en tañer el Ave María y Vísperas y a
las fiestas. 2. Del orden que a de haber en tañer el entredicho y guardarlo.
TÍTULO V. De aetate & qualitate Ordinandorum
Capítulo 1. Instrucción de las cosas que se han de guardar con los que se
ordenaren. 2. Otros requisitos que se han de exigir a los ordenantes. 3. De
los derechos que se han de llevar por los títulos de las Ordenes y
reverendas. 4. Penas de los que llevan derechos indebidos. 5. Que a las
Ordenes Mendicantes no se lleven derechos.
TÍTULO VI. De Sacra Unctione
Capítulo 1. De cuándo se ha de enviar por los Santos Oleos y Crisma, y cómo se
ha de llevar. 2. De cómo se ha de renovar el Oleo cathecumenorum &
infirmorum. 3. En qué tiempo y edad se ha de administrar este Santo
Sacramento. 4. El hábito y compostura que a de llevar el sacerdote cuando
fuere a administrar este Sacramento. 5. Que en caso de extrema necesidad,
cualquier sacerdote pueda administrar este Sacramento, aunque no tenga
licencia para administrar. 6. Que no se dejen de decir todos los salmos y
letanías que el manual manda, si no fuere en los casos aquí contenidos.
TÍTULO VII. De Filiis Praesbyterorum
Capítulo I. Que ningún clérigo tenga dentro de su casa ni se sirva de su hijos
ilegítimos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 17

TÍTULO VIII. De Clericis peregrinis


Capítulo 1. Que a ningún clérigo forastero se le dé licencia para decir misa sin
ver sus dimisorias. 2. En qué caso o por qué tiempo pueden los vicarios o
curas dar licencia a los clérigos o frailes forasteros, cuando van de paso,
para poder decir misa. 3. De qué manera y por qué tiempo ha de dar el
Provisor licencia a los clérigos forasteros para decir misa en esta ciudad. 4.
Que los clérigos naturales de este Arzobispado que se ordenaren en otro
sean habidos por forasteros en éste y se guarde con ellos lo contenido en
el capítulo precedente. 5. De lo que se ha de guardar con los clérigos
extranjeros de estos Reinos. 6. Que a ningún clérigo se den dimisorias para
ausentarse, sin que primero se sepa por qué causa se quiere ausentar.
TÍTULO IX. De Officio Rectoris
Capítulo I. De las calidades que ha de tener el cura y lo que ha de hacer en su
oficio
TÍTULO X. De Officio Vicarii Foranei
Capítulo 1. Que a los vicarios se les tome residencia cada tres años. 2. Del lugar
que han de tener los vicarios. 3. Si los vicarios prendieren a algún clérigo,
lo remitan al Provisor dentro de tercero día. 4. Procedan contra las justicias
seglares en casos de inmunidad, hasta declararlos. 5. Tomen cuenta y
visiten cada año los patronazgos.
TÍTULO XI. De Officio Sacristae
Capítulo I. Las calidades que han de tener los sacristanes y lo que han de hacer.
TÍTULO XII. De feriis & observatione ieiuniorum
Capítulo 1. Las fiestas que se han de guardar y los días de ayuno. 2. Los manjares
que se han de comer en los tres días de las Rogaciones. 3. Los curas digan
al pueblo después del Ofertorio los días que se han de guardar y de ayuno.
4. Que se castiguen con rigor los que no guardaren las fiestas. 5. Que en
cada lugar haya un alguacil para que pene a los que no las guardaren, y no
dé licencia ni disimule para que las quebranten, so las penas aquí
contenidas. 6. No trabajen los barberos en días de fiesta, y la pena de los
que lo hicieren. 7. No se tengan abiertas las tiendas en los días de fiesta,
ni se vendan más que las cosas de comer necesarias para el sustento
humano. 8. No se coma carne sin necesidad y licencia de entrambos
médicos en días prohibidos, ni leche, queso ni huevos sin Bula. 9. No se
coma carne y pescado juntamente en días prohibidos, so la pena aquí
contenida. 10 Los manjares de grosura que se pueden comer los sábados.

LIBRO SEGUNDO
TÍTULO I. De iudiciis & officio ordinarii
Capítulo 1. Guarden los jueces el tenor de las provisiones. 2. Hagan el juramento
aquí contenido. 3. Procedan contra los clérigos que delinquieren, aunque
18 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

sean exentos, y contra los religiosos que viven fuera de los monasterios. 4.
En las causas graves examinen los jueces los testigos por sus personas. 5.
No se tengan por ratificados los testigos en causas graves. 6. No lleven los
oficiales derechos de las escrituras y autos fiscales. 7. No se lleven
derechos a los pobres. 8. Cométanse las informaciones de los pobres que
fueren denunciados a los vicarios. 9. Acompáñense los receptores con los
vicarios o curas para hacer las informaciones de los clérigos. 10. Háganse
las informaciones contra clérigos en las causas criminales por receptor
clérigo. 11. Háganse las informaciones contra clérigos con mucho recato y
véalas el Provisor a solas. 12. El delator no se admita por testigo, si no
fuere guardando lo aquí contenido. 13. No se muestren las informaciones
sumarias a los reos con los nombres de los testigos. 14. Cuando se
sentenciare algún clérigo por algún delito, no sea suelto hasta que se haga
la diligencia aquí contenida. 15. No reciban los jueces dádivas ni presentes,
so la pena aquí contenida. 16. Lo mismo guarden los demás oficiales, so la
pena aquí contenida. 17. No lleven los jueces asesorías. 18. No se forme
proceso por causas civiles leves. 19. No se multipliquen los procesos. 20.
Visiten los jueces las cárceles los sábados de cada semana. 21. No se den
sentencia sin estar llenos los autos. 22. Las obras de las iglesias se den a
hacer a cada oficial de su oficio. 23. Los oficiales en quien se remataren, no
las traspasen en otros. 24. No se dé obra a tasación. 25. No se dé a hacer
obra sin tener por lo menos la cuarta parte del dinero que ha de costar
junto. 26. No se hagan ornamentos bordados. 27. Haya un libro en que se
asienten los sacrilegios. 28. Haya un libro en que se asienten las
condenaciones de las causas fiscales. 29. No se tengan dos oficios. 30. Los
oficiales no entren con armas en las audiencias. 31. En los memoriales de
los delitos que trajeren los receptores pongan los testigos que podrán
testificar. 32. Que a los oficiales que no los tuvieren se den títulos. 33. Los
oficiales no juren en los tribunales. 34. Excúsense las riñas y pendencias en
los tribunales. 35. Cada tres años se nombren jueces de residencia.
TÍTULO II. De officio delegati
Capítulo 1. Las personas que se nombraron por jueces sinodales. 2. De los
derechos que los jueces sinodales pueden llevar. 3. No admitan petición
alguna, si no la trajere el procurador de la parte.
TÍTULO III. De Procuratore Fiscali
Capítulo 1. Las partes y calidades que han de tener los fiscales. 2. Juren en
manos del secretario que guardarán lo aquí contenido. 3. Las diligencias
que han de hacer para averiguar los delitos. 4. Las diligencias que han de
hacer para seguir las causas en grado de apelación. 5. Asistan los fiscales a
las Audiencias públicas. 6. Las denunciaciones de clérigos amancebados
las hagan ante notario clérigo, guardando la forma aquí contenida. 7. No
se cobren derechos sin condenación. 8. Cuando algún clérigo fuere
condenado en suspensión, reclusión o destierro, haga la diligencia aquí
contenida.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 19

TÍTULO IV. De Notariis


Capítulo 1. El número de oficiales que el Notario mayor del Consistorio puede
tener. 2. Los oficiales que ha de haber en el Audiencia del Provisor. 3. El
número de receptores que ha de haber en cada uno de los tribunales y las
calidades que han de tener. 4. Que los receptores no se concierten con las
partes, so las penas aquí contenidas. 5. No despachen los jueces negocio
alguno, sino con los notarios. 6. Que lo mismo hagan los receptores del
número. 7. Los notarios mayores residan en sus oficios, so la pena aquí
contenida. 8. Tengan impresos los despachos ordinarios. 9. Asienten los
derechos en el proceso, conforme a lo aquí contenido. 10. No cobren las
condenaciones de penas de cámara, y guarden lo aquí contenido. 11. No
dejen hojas blancas en los procesos. 12. No se hagan depósitos en los
notarios. 13. Pónganse los procesos en los archivos y tenga la llave de ellos
el notario más antiguo. 14. Los receptores asistan a las Audiencias. 15. El
receptor que hiciere la sumaria, haga la plenaria. 16. Los notarios o
receptores que recibieren denunciaciones las firmen en el libro. 17.
Cuando el receptor fuere a muchos negocios, repártase el salario entre
todos. 18. No se den comisiones generales. 19. Las informaciones aquí
contenidas se hagan ante los oficiales mayores de los notarios. 20. Los
notarios no quiten cosa alguna de las aquí contenidas a sus oficiales. 21.
No lleven parte de las probanzas y escrituras, so la pena aquí contenida.
22. Los notarios y oficiales digan los derechos que, conforme al arancel, se
les deben. 23. Ningún notario apostólico use, sin que primero se presente
con su notaría. 24. No se dé licencia para usar de sus oficios a los dichos
notarios, sin que primero sean examinados. 25. No lleven más derechos
que los que llevan los notarios de la Audiencia. 26. Den fianzas de guardar
los registros. 27. Cuando se mandare llevar algún proceso original, quede
un traslado corregido, citada la parte. 28. Que los notarios apostólicos se
presenten para ser examinados. 29. Guarden todos los oficiales en el llevar
de los derechos el arancel, so las penas aquí contenidas.
TÍTULO V. De Procuratoribus
Capítulo 1. Asistan a las Audiencias. 2. Presenten por sus personas las escrituras
y recaudos de las partes. 3. Lo que presentare venga firmado por un
letrado. 4. Tengan libro en que asienten los pleitos. 5. Lleven los derechos
de arancel. 6. Antes que sean admitidos, juren lo aquí contenido.
TÍTULO VI. De custodia reorum
Capítulo 1. El alcaide dé fianzas de que dará buena cuenta de lo aquí contenido.
2. Cuide de la honestidad y buen trato de los presos. 3. Haya separación
de sexos. 4. No deje entrar hombres a visitar mujeres, ni mujeres a visitar
hombres, sino en el caso aquí contenido. 5. No tengan los presos armas. 6.
Dígase misa a los presos. 7. No deje decir misa al clérigo que estuviere
preso por incontinencia, si no fuere en el caso aquí contenido. 8. Haya
libro en que se asienten los presos. 9. No se reciban gratificaciones. 10. No
suelte ni deje salir a comer ni a dormir a ninguno sin licencia. 11. Lo que
20 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ha de prevenir para la visita de los sábados. 12. No sean los presos


detenidos por los derechos, si fueren pobres. 13. Lo que se ha de hacer
para que los pobres sean consolados e instruidos. 14. Esté a la vista el
arancel.

LIBRO TERCERO
TÍTULO I. De vita & honestitate clericorum
Capítulo 1. Que los clérigos de Orden sacro traigan la corona, sin copete y la
barba redonda. 2. Traigan bonetes y no sombreros. 3. Traigan de rúa
manteos y sotanas de paño negro, y de camino lleven hábito decente. 4.
No traigan medias calzas de color ni las demás cosas aquí prohibidas. 5. El
hábito que han de traer los de primera tonsura y menores Órdenes. 6. No
anden rotos, sucios ni mal vestidos. 7. Lo que han de guardar los
estudiantes, aunque no tengan Ordenes, cerca del hábito. 8. No traigan los
clérigos armas. 9. La pena del que anduviere de noche después de la
queda. 10. No traigan lutos, sino en los casos aquí permitidos. 11. No
bailen, dancen ni canten en bodas. 12. No jueguen en público. 13. La pena
del que tuviere tablaje en su casa, o fuere donde lo hubiere. 14. No anden
con sobrepellices fuera de las iglesias. 15. No soliciten pleitos ajenos. 16.
No sean arrendadores. 17. No acompañen mujeres. 18. No tenga mujer
sospechosa en su casa. 19. No tenga mujer con quien en algún tiempo
estuvo infamado. 20. Los vicarios informen muy en particular de la vida y
costumbres de los clérigos que hubiere en sus distritos. 21. Lo que se ha
de guardar cuando algunos clérigos riñeren.
TÍTULO II. De clericis non residentibus
Capítulo 1. De la pena del cura que no residiere. 2. La pena de los capellanes que
no residieren. 3. Que a lo menos un cura more en la collación.
TÍTULO III. De praebendis
Capítulo 1. Que no tenga uno dos servicios que sean incompatibles. 2. Que no
tenga uno dos capellanías que requieran personal servicio. 3. Que cuando
se hiciere colación de alguna capellanía, que por razón del superávit esté
obligado a rezar, sea examinado y sepa algo de latín. 4. Que cuando uno
dotare una capellanía en su propia persona valga por lo menos treinta mil
maravedíes. 5. Las diligencias que se han de hacer para saber si son ciertos
los bienes de las capellanías que se fundan. 6. Que las capellanías, que
tuvieren obligación de decirse las misas por sus propias personas, no se
den sino a sacerdotes o a los que dentro de un año se pudieren ordenar.
7. La limosna que se ha de dar a los servidores de capellanías. 8. Los
mayordomos de las fábricas no reciban en dinero las dotes de las
capellanías. 9. Lo que se ha de dar a las fábricas por la administración de
las capellanías de que están encargadas, que no tienen superávit. 10. Lo
que se ha de guardar para gozar uno del patitur cuando estuviere enfermo.
11. Que los vicarios dentro de ocho días avisen cuando vacare algún
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 21

servicio. 12. Que los que pretendieren tener algún Patronazgo, hagan las
diligencias aquí contenidas. 13. No se haga repartimiento ni división de la
renta de las capellanías, y guárdese lo aquí contenido.
TÍTULO IV. De rebus Ecclesiae, non alienandis
Capítulo 1. Que en cada iglesia haya libro de posesiones. 2. Que no se enajenen
las cosas de las iglesias. 3. Que no se presten las cosas de las iglesias. 4.
Que en los arrendamientos no se aumenten vidas por haber labrado. 5.
Del depósito que se ha de hacer de los tributos de capellanías que se
redimieren. 6. Que en cada iglesia se haga archivo para las escrituras, y no
se saque ninguna sino de la manera que aquí se manda.
TÍTULO V. De officio aeconomi
Capítulo 1. De la elección de los mayordomos de las fábricas. 2. Los
mayordomos sean añales. 3. Cómo se han de tomar las cuentas a los
mayordomos. 4. Que no vendan el pan sin licencia. 5. Que los
mayordomos y curas no compren el pan de las iglesias. 6. Que el pan de
las fábricas se reparta con igualdad entre los vicarios y curas y personas
aquí contenidas. 7. Que las posesiones y heredades de las fábricas se
arrienden a dinero y no a pan. 8. Visiten cada año las posesiones de las
fábricas. 9. Los vicarios y (donde no los hubiere) los curas visiten cada tres
años las posesiones de las fábricas. 10. Que no se hagan obras, si no es
guardando lo en este capítulo contenido. 11. Que no se compren
materiales, sino pregonándolos por baja y con asistencia del vicario o cura
más antiguo. 12. Que no reciban posturas sin asistencia del vicario. 13.
Hagan los reconocimientos de los tributos y bienes de la iglesia que
estuvieren por hacer. 14. Para los pleitos de las fábricas acudan al letrado
y oficiales que están salariados. 15. No prometan dotes a las huérfanas,
hasta que haya de qué pagárseles. 16. No compren cosas para las iglesias
sin que lo vea el Provisor. 17. Del maestro mayor de las fábricas. 18. Del
libro de pleitos que ha de tener el mayordomo mayor de las fábricas. 19.
Lo que el mayordomo mayor de fábricas ha de hacer cuando se trajere
algún dinero de ellas a esta ciudad. 20. Cómo se ha de tomar en cuenta a
los mayordomos lo que gastaren en venir a esta ciudad.
TÍTULO VI. De testamentis
Capítulo 1. Dentro de qué tiempo han de cumplir los testamentarios los
testamentos. 2. Que no se impida la libertad de los que testan. 3. Lo que se
ha de gastar por el alma del difunto que muere abintestato. 4. Lo que a de
hacer el juez de testamentos pasado el año para hacerlos cumplir.
TÍTULO VII. De sepulturis
Capítulo 1. Cómo se ha de doblar por los difuntos. 2. Los derechos que han de
llevar los sacristanes por doblar a los difuntos. 3. Los sacerdotes no lleven
cuerpo de difunto sobre sus hombros, si no fuere sacerdote. 4. Que no se
hagan llantos demasiados por los difuntos. 5. Del enterrar de los difuntos.
6. Que las sepulturas no se vendan. 7. Que no se lleven a enterrar los
22 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

cuerpos de los difuntos en varas de litera ni en coches. 8. Que no se hagan


enterramientos de noche. 9. Que se hagan osarios donde se echen los
huesos que se sacan de las sepulturas. 10. Que no se lleven ofrendas por
los difuntos por fuerza. 11. Que a los pobres no se lleven derechos por
enterrarlos. 12. Las viudas no acompañen los cuerpos de sus maridos
cuando los lleven a enterrar. 13. Que las viudas dentro del año de su
viudez hagan las cosas aquí contenidas.
TÍTULO VIII. De decimis
Capítulo 1. De la manera que se ha de proceder contra los que no pagan los
diezmos enteramente. 2. Protestación que se hace contra los que los que
van prescribiendo los diezmos. 3. Que nadie solicite a parroquiano ajeno
que se pase a su parroquia. 4. Cartas y Cédulas Reales sobre la paga de los
diezmos.
TÍTULO IX. De regularibus
Capítulo 1. Que ninguno que haya sido religioso pueda servir beneficio ni se le
dé licencia para decir misa sin dimisoria de su prelado y del ordinario
donde hubiere residido. 2. De los escapularios y habitillos. 3. No traigan
medidas de Nuestra Señora por listones en la cabeza, so la pena aquí
contenida. 4. Que ninguno dé cédula de confesión, si no fuere al mismo
que él hubiere confesado. 5. La orden que se ha dé guardar con los
religiosos que estuvieren en algún lugar fuera de sus monasterios. 6. No se
dé licencia para decir misa a ningún fraile que posare en alguna casa
particular fuera de sus monasterios, si no fuere de la manera aquí
contenida. 7. La orden que han de guardar los frailes legos que piden para
sus monasterios.
TÍTULO X. De religiosis domibus
Capítulo 1. Que prohíbe las vigilias y otras cosas. 2. De las representaciones que
se prohíben en las iglesias. 3. Que prohíbe los estrados, tarimas y tumbas
en las iglesias y entrar en ellas mujeres con sombreros. 4. De cómo se
puedan pintar retratos en las iglesias, y que los monumentos e imágenes
no se adornen con cosas que hayan servido en usos profanos. 5. Cómo se
han de vestir y aderezar las imágenes de Nuestra Señora o de otras santas.
6. Que estando descubierto el Santísimo Sacramento, no se cubra ni siente
nadie. 7. Lo que se ha de guardar en las representaciones y danzas que se
hicieren el día del Corpus Christi. 8. Que el día del Corpus Christi ninguno
ande a caballo ni en coche ni en litera por las calles donde hubiere de
andar la procesión. 9. De la suerte y manera que se han de aderezar los
templos para las fiestas y las calles para las procesiones. 10. Que no se
hagan corrillos a las puertas de las iglesias para hablar a las mujeres, ni se
pongan bancos en ellas ni en los cementerios para parlar de noche. 11. No
se abran ventanas ni miradores a las iglesias, y los que las tuvieren
muestren los títulos que tienen. 12. No se tomen ermitas para hacer en
ellas enfermerías sin licencia, aunque sea en tiempo de peste. 13. Que se
quiten las cruces que están pintadas y no se pongan de aquí adelante sin
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 23

licencia. 14. No se pongan sillas ni bancos, ni usurpen lugares señalados


en las iglesias, de suerte que se adquiera derecho de prohibir a otro que se
siente allí sin licencia. 15. Del respeto con que se ha de entrar y estar en
las iglesias, y las cosas que se prohíben hacer en ellas. 16. Que los hombres
no estén entre las mujeres en las iglesias, procesiones y estaciones.
TÍTULO XI. De celebratione misarum, de divinis officiis & processionibus
Capítulo 1. Del orden que se ha de guardar en el decir de las misas y horas, y las
penas a los transgresores. 2. Cómo deben estar los eclesiásticos en los oficios
divinos y la orden que han de tener en ellos y en multar las faltas. 3. Que los
que no se hallaren presentes a los entierros y otras fiestas no lleven
obvenciones ni en esto pueda haber remisión alguna. 4. Que los que sirven
capellanías asistan las fiestas a los oficios divinos. 5. Que el que tuviere
capellanías en diferentes iglesias sirva respective las fiestas en cada una. 6.
Que los capellanes asistan la Semana Santa. 7. Del orden que se ha de
guardar en el concurso de misas y clérigos. 8. Que los divinos oficios se
digan a sus horas sin aguardar a nadie. 9. Que el Credo, Gloria, Prefacio y
Pater noster se cante todo a viva voz. 10. Que ningún pobre pueda pedir
dentro en las iglesias mientras se celebran los divinos oficios. 11. Que legos
no entren en el coro, excepto los aquí contenidos. 12. De lo que se ha de
guardar en el sacrificio de la misa y evitarse en él. 13. De la suerte que ha de
estar compuesto el altar donde se ha de celebrar. 14. De las misas de
aguinaldo, y que no se predique antes del día. 15. Que no se celebre en
oratorios particulares, si no es concurriendo lo que aquí se dice. 16. Lo que
se ha de guardar en los oratorios particulares para decirse misa en ellos. 17.
Que los clérigos ejerciten los ministerios de sus órdenes y celebren y
comulguen como aquí se manda. 18. Que el que no fuere ordenado no cante
Epístola en el altar con dalmática y manípulo. 19. Que los sacristanes no
vayan a los enterramientos en lugar de beneficiados. 20. De las ofrendas de
las misas nuevas. 21 Del modo de rezar las Ave Marías. 22. Que todos los
sábados en la tarde se cante la salve a Nuestra Señora. 23. Lo que se ha de
guardar en las procesiones de disciplinantes. 24. Que en las procesiones del
día del Corpus Christi vayan todos los clérigos que en los lugares hubiere.
25. Que el día de la Purificación de Nuestra Señora no se den a costa de las
fábricas candelas más que a los sacerdotes y ministros de las iglesias. 26. El
lugar que han de llevar las cofradías en las procesiones y los religiosos. 27.
Que los religiosos no salgan en procesión con cruz alta fuera de sus
monasterios sin licencia. 28. Instrucción para el colector general.
TÍTULO XII. De Baptismo
Capítulo 1. Adminístrese según el ritual romano. 2. Quítese el capillo a los
bautizados. 3. Que haya en cada iglesia un libro donde se asienten los
nombres de los bautizados y de sus padres y padrinos. 4. Que en los
bautismos no haya más de un padrino y a lo más una madrina con quien
se contraiga cognación espiritual. 5. Que los padrinos sean bautizados, y
tengan cuenta de avisar los curas la obligación que tienen. 6. Que los niños
se lleven a bautizar dentro de ocho días después de haber nacido. 7. Que
24 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

las parteras no bauticen sin estar examinadas. 8. La pena del que no


tuviere cerrada la pila del bautismo.
TÍTULO XIII. De Custodia & Eucharistiae Crismatis, &c.
Capítulo 1. Que la custodia del Santísimo Sacramento esté en medio del altar
mayor. 2. Que haya formas mayores y menores y se renueve cada ocho
días. 3. Que los domingos y fiestas de guardar no lleven fuera la santa
comunión, ni bauticen mientras se dice la misa, salvo con vera necesidad.
4. Cómo se ha de ministrar el Santísimo Sacramento a los enfermos. 5.
Que en caso de extrema necesidad y ausencia del cura, cualquier
sacerdote, aunque no sea aprobado ni tenga licencia para administrar
Sacramentos, administre el de la Eucaristía y reconcilie al enfermo para
recibirle. 6. No coman antes los enfermos. 7. Que no se dé el viático a un
enfermo en una misma enfermedad hasta pasados doce o quince días. 8.
Que acompañen al Santísimo Sacramento (cuando salieren para algún
enfermo) todos los clérigos que hubiere en la iglesia o le toparen por las
calles. 9. Que no lleven el Santísimo Sacramento al enfermo antes de
haberlo confesado. 10. Que no lleven el sacramento de la Extremaunción
con el de la Eucaristía. 11. De lo que han de hacer los curas cuando
llevaren el Santísimo Sacramento a algún enfermo que estuviere en algún
cortijo o alquería. 12. Que los seglares no comulguen sino de ocho a ocho
días o, habiendo una fiesta principal, una vez entre semana. 13. Que no
esté el Santísimo Sacramento descubierto en las iglesias, si no fuere por las
causas aquí contenidas. 14. Que no esté descubierto toda la octava de la
fiesta del Corpus Christi.15. Que no tengan las monjas el Santísimo
Sacramento dentro de su clausura. 16. Que a los condenados a muerte se
les ha de ministrar el Santísimo Sacramento.
TÍTULO XIV. De immunitate ecclesiarum
Capítulo 1. Cómo han de estar los retraídos en las iglesias y qué tiempo. 2. De lo
que se ha de hacer cuando alguno se retrajere a la iglesia. 3. Que las
iglesias no sean encastilladas. 4. Contra los que quebrantan la inmunidad
eclesiástica. 5. Que no se hagan estatutos ni ordenanzas contra la libertad
de la Iglesia. 6. Que dentro de las iglesias, cementerios ni claustros no se
trate ni contrate. 7. Arancel de los derechos que se han de llevar por
sacrilegios.

LIBRO CUARTO
TÍTULO I. De Sponsalibus & Matrimoniis
Capítulo 1. Cómo se ha de contraer el sacramento del matrimonio. 2. Que el cura
no remita las moniciones, aunque haya causa. 3. Que el Juez de la Iglesia
no dispense en todas las tres moniciones. 4. Que, cuando los curas
amonestaren algunos para casarse o cuando los desposaren, no digan el
señor ni mi señor. 5. Que los desposados se velen dentro de seis meses. 6.
Dentro de qué tiempo se han de recibir las bendiciones nupciales. 7.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 25

Dónde y a qué hora se han de hacer las velaciones. 8. La pena de los que
cohabitaren en concertándose, antes de casarse. 9. De qué manera se ha
de dar licencia a los extranjeros para contraer matrimonio. 10. Que no se
dé licencia para contraer matrimonio a los que no supieren la Doctrina
Cristiana. 11. Cómo se han de recibir las informaciones de los que se
quisieren desposar. 12. Contra los que se casan en grados prohibidos.

LIBRO QUINTO
TÍTULO I. De Simonía
Capítulo 1. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios
ni se tomen prendas. 2. Que, si el que resignare llevare fruto del beneficio
resignado, sean habidos por sospechosos de simonía, así él como la
persona en quien se resignó. 3. Que los arrendadores no puedan nombrar
servidores ni sustitutos en los beneficios y capellanías. 4. Que los
beneficiados y capellanes no hagan pactos con sus sustitutos de llevar
parte de lo que les pertenece. 5. La pena de los patrones que llevaren algo
por presentar. 6. Que los patrones no den letras de provisión, ni hagan
promesa de ella hasta que las capellanías estén vacas.
TÍTULO II. De Usuris
Capítulo 1. De la pena de los logreros y usurarios.
TÍTULO III. De Magistris
Capítulo 1. Que ninguno ponga estudios de Gramática ni escuela para enseñar
a leer, sin que preceda examen y licencia del ordinario, por la orden que se
sigue. 2. Que los estudiantes no hagan obispillo el día de S. Nicolás.
TÍTULO IV. De sortilegiis
Capítulo 1. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos. 2. Contra los
que usan de supersticiones y que no se traigan nóminas ni se cure con
ensalmos ni bendiciones sin examen y licencia del ordinario.
TÍTULO V. De maledicis
Capítulo 1. Que pone penas contra los blasfemos.
TÍTULO VI. De poenitentiis & remissionibus
Capítulo 1. Que los médicos ante todas cosas amonesten a los enfermos que
curen sus almas y que, pasado el tercero día después de amonestados, no
los visiten. 2. La pena de los médicos que no cumplieren lo contenido en
el Capítulo pasado. 3. Que los clérigos de orden sacro y beneficiados
puedan elegir confesor, con que sea de los aprobados. 4. Que haya
confesionarios abiertos y se pongan en lugares públicos. 5. Que a ningún
sacerdote que no haya cumplido cuarenta años se dé licencia para
confesar mujeres. 6. Con quién se ha de hacer la confesión para cumplir
con el precepto de la Iglesia. 7. Que los confesores no pidan ni reciban
dinero ni otra cosa alguna en el acto de la confesión, ni antes ni después.
26 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

8. Que se pongan en estas constituciones los casos reservados a Su


Santidad y que los confesores tengan copia de ellos. Casos cuya
absolución está reservada por la Bula In Coena Domini a Su Santidad.
Casos cuya absolución está reservada al Sumo Pontífice por Derecho
común o constituciones particulares, fuera de la Bula de la Cena del Señor.
8 (cont.). Que contiene los casos reservados en este arzobispado. 9. Que no
se administre el sacramento de la penitencia fuera de la iglesia. 10. Contra
los que no confesaren en cada un año por la Cuaresma. 11. La pena de los
mesoneros que tienen en su casa mujeres expuestas para ofender a Dios.
12. La de los amos que tienen negras y las consienten que estén
amancebadas o vivan mal por granjería. 13. Que los edictos generales se
publiquen dos veces en el año. Edicto General.
TÍTULO VII. De sententia excomunicationis
Capítulo 1. De la discreción con que se ha de usar de las censuras eclesiásticas.
2. Que en cada iglesia haya tablilla en que se asienten los descomulgados.
3. Que los curas puedan absolver a los descomulgados que les constare
haber satisfecho. 4. Que contra los que se dejan estar descomulgados se
proceda en la forma aquí contenida. 5. Que las excomuniones no liguen
hasta que las cartas se notifiquen a las partes contra quien van. 6. Que no
están excomulgados los que comen leche y huevos en días prohibidos. 7.
Lo que se ha de guardar cerca de celebrar los divinos oficios y administrar
los sacramentos en tiempo de entredicho. 8. Que todo lo susodicho se
guarde en tiempo de cesación a divinis.
Instrucción de visitadores. Lo que se ha de llevar de limosna por las misas,
oficios divinos y sufragios. Examinadores sinodales. Diputación de testigos
sinodales. Los nombres de los testigos sinodales.
CONCILIOS
HISPANOPVISIGODOS

Página del Codex Conciliorum Vigilanus de El Escorial, en


el que se halla una de las versiones medievales de los
Concilios hispanovisigodos
I

CONCILIUM HISPALENSE PRIMUM


(590)
Texto latino y traducción por
RAMONA NÚÑEZ QUINTANA

ADVERTENCIAS PRELIMINARES A LOS CONCILIOS HISPANOVISIGODOS

Acerca de los textos en latín y su traducción castellana de esta edición,


hacemos las siguientes advertencias y puntualizaciones:
Como documento latino base (D. B.) se ha tomado el de C. García Goldaraz,
El códice lucense de la Colección Canónica Hispana (Madrid, C. S. I. C., 1954).
Sobre este texto se han señalado las variantes observadas en las versiones que
del mismo han efectuado diversos autores en sus transcripciones incluidas en las
obras siguientes:
D.1: García de Loaisa, Collectio conciliorum Hispaniae, (Madrid, 1593). Incluye
los fragmentos relativos al Concilio I.
D.2: B. Carranza Miranda, Summa Conciliorum et pontificum (Salamanca,
1549). No contiene el texto íntegro de los concilios, sino sólo los acuerdos tomados
en cada canon, lo que hace difíci su cotejo.
D.3: J. Sáenz de Aguirre, Collectio Maxima Conciliorum omnium Hispaniae
(Roma, 1693). Incluye los fragmentos relativos al Concilio I.
D. 4: S. Isidori, Hispalenses episcopi Hispaniarum Doctoris, Opera Omnia.
Recesente Faustino Arévalo (Roma, 1797). Sólo para el Concilio II.
D. 5: M. de Villanuño, Summa Conciliorum Hispaniae, (Barcelona, 1850). De los
fragmentos relativos al Concilio I, sólo cita los correspondientes a los capítulos I,VIII
y IX. En el Concilio II omite a veces muchos párrafos y tampoco recoge los textos de
los Santos Padres, que solamente enumera.
D. 6: Colección de Cánones de la Iglesia Española. Publicada en latín por don
Francisco Antonio González, traducida por D. Juan Tejada y Ramiro (Madrid, 1849-
1850).
D. 7: J. Vives, Concilios visigóticos e hispano-romanos (Madrid, C.S.I.C., 1963).1

1 La letra D numerada que precede a cada obra es la abreviatura que será utilizada en las notas de
variantes que acompañarán a los textos latinos de estos Concilios y que remiten lógicamente a las
obras correspondientes, mientras que las referencias bibliográficas completas de cada una de ellas se
hallan en la Bibliografía final de este libro).
30 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Los copistas de estos textos reproducían un lenguaje antiguo, bastante más


puro que el lenguaje romance incipiente en la época: de ahí las irregularidades en
las grafías, que son diferentes en los diversos textos, en los que se observa una
modernización desde los más modernos. No se señalan en las notas de pie de
página las diferentes grafías de los textos, sobre todo en el D. 7, que no utiliza las
geminadas, sino inl- por ill-, inr- por irr-, adc- por acc-, adp- por app-, ads- por
ass-, si bien existen también grafía erróneas debidas a erratas de imprenta.
Tampoco señalan el orden diferente en que aparecen alguna vez las palabras
“carnis caro”o “caro carnis”.
El texto latino presenta para la traducción no pocas dificultades, dado el
latín de la época de estos textos, y frecuentemente hay pasajes bastantes oscuros.
Hacemos una traducción literal con la preocupación por la fidelidad del léxico,
procurando la claridad de los conceptos expresados, es decir, siendo fieles, precisos
y correctos y procurando no traicionar los pensamientos de los mismos. Respecto
al léxico, hay diversas palabras con igual significado: así encontramos los vocablos
“sacerdos”, “antistes”, “pontifex” y “episcopus”. En el uso de estas palabras se
descubre una tendencia a exagerar o subrayar el carácter sagrado de los obispos;
los textos utilizan con notable preferencia los vocablos “sacerdos” y “pontifex” en
lugar y al lado de “episcopus”, éste con estricto carácter técnico de designación de
un grado de la jerarquía, que podía aplicarse igualmente a los obispos católicos y
arrianos y las otras denominaciones imponen connotaciones evocadoras del
carácter sacro y digno de reverencia de los obispos. Las palabras “parochia” o
“parrochia”son usadas como el término o territorios pertenecientes a una diócesis,
“ecclesia”, iglesia, lugar de culto con sus bienes, comunidad local, provincial o
nacional de fieles, y “basilica” como iglesia o basílica. También “levita”, levita,
ministro del templo de Jerusalén, o “diaconus”, diácono,…
Estos dos concilio están escritos en la lengua de los autores cristianos de los
primeros tiempos de la Iglesia. Este latín cristiano, que ejerció una gran influencia
en los autores de la Edad Media y hasta en los más puritanos del Renacimiento,
pagano todavía en la forma, aunque cristiano en el fondo, es el punto de transición
entre el pomposo latín clásico y el latín sencillo de los tiempos medios y es la
expresión ingenua y adecuada de la verdad evangélica y la sencillez cristiana.
Creemos que cada de las manifestaciones históricas de esta lengua tiene su
importancia respectiva, tan valiosa, bajo distintos puntos de vista, como la de
cualquier otra, y porque no consideramos justificado el desdén con que se mira a
todo otro latín que no sea el clásico, pues si éste es importante porque ha servido
de órgano del saber y cultura, el latín cristiano ha sido la palanca por medio de la
cual el espíritu evangélico se entronizó en el mundo, y si el clásico puede servir de
modelo por su gusto literario, el cristiano tiene también composiciones de un
mérito incompaable, sobre todo ha servido más inmediatamente para la formación
de las lenguas modernas, dándole sus giros, su construcción, sus acentos y su
frase.
El latín cristiano fue una evolución históricamente legítima del latín clásico,
viniendo a satisfacer las necesidades perentorias y a llevar una misión en el
mundo. Como tal es tan digno de atención y estudio como el pagano.
2
SPALENSE CONCILIUM PRIMUM

SPALENSIS CONCILII PRIMI CAPITULORUM TITULI

1. De mancipijs ecclesiae ab episcopo manumissis.


2. De mancipijs ecclesiae, ab episcopo proximis suis collatis.
3. De clericis, cum quibus mulieres cohabitant.3
Incipit epistola episcoporum de concilio Spalensi ad Pegasium episcopum missa.
Domino sancto et reuerenter a nobis honorando, charissimo4 pratri5 Pegasio6
episcopo, Leander, Ioannes, Agapius, Stephanus, Basilius, Velatus, Sinticiuo7 et
Petrus episcopi, qui vna8 in vrbe Spalensi adfuimus, sanctitatem tuam charitatis9
studio salutantes, precamur Dominum, qui nos de salute tua10 vel visione laetificare
dignetur.11
1. Interea considentibus12 nobis in ecclesia Spalensi sancta Hierusalem,
Breuem mancipiorum Ecclesiae, quae liberasse13 visus fuerat decessor tuus sanctae
recordationis Gaudentius episcopus, vestri nobis diaconi14 obtulerunt: et non solum,
quae libertauerat15 ibidem relegimus, sed etiam, quos proximis suis de familijs
Ecclesiae donauerat, in eadem Breui16 recensuimus annotata.17 Qua de re canonum
instituta18 consuluimus, si talis libertas aut transactio potuisset esse stabilis.
Comperimus autem in canone19, vt episcopus qui res proprias, excepto filijs et

2 Hispalis / hispalense se encuentran en las inscripciones romanas y Spalis / Spalensis siempre en los
libros góticos de aquella época.
3 cohabitent en D. 1
4 carissimo en D.6, D.7
5 fratri en D. 1, D.2, D.3, D.5, D.6, D. 7
6 Pelagio en D.2; Pagasio en D.7
7 Sintitius en D.1, D.3, D.5 ; Sinticius en D.6, D. 7
8 in unum en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
9 caritatis en D.6, D.7
10 mutua en D.2
11 te laetum multo conseruet in tempore en D.2
12 consistentibus en D. 5; consedentibus en D. 6, D. 7
13 quos libertasse en D. 1, D.3, D.6, D.7; quae libertasse en D.5
14 diacones en D.1, D.3, D. 6, D.7
15 quos libertaverat en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
16 in eodem breve en D.1, D.3; in eodem Brevi en D.5; in eodem brevi en D.6, D.7
17 adnotatos en D.1, D.3, D. 7; annotatos en D.5, D. 6
18 constituta en D.6, D.7
19 in canone 3 Conc. Agath. D.5
32 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

nepotibus, alterius20, et non ecclesiae suae21, dimiserit, quicquid22 de ecclesiae rebus


aut donauit aut vendidit aut quoquo modo23 ab ecclesia transtulit, irritum
haberetur24. Et ideo si res praecessoris tui Gaudentij episcopi ecclesia vestra non
possidet, liberi, qui ab eo facti sunt, non sunt absoluti.25 Caeterum, si res illius in
compensationem26 ecclesiae vestrae deseruiunt, illi prorsus maneant liberi, Nam (vt
dictum est) si praestitum de rebus suis27 non fecit, ecclesiae damnum vtique inferre
non debuit. Propterea ergo de vno consensu omnes significamus, magis humanius,
quam seuerius cogitantes, vt hi, quos constat tali conditione fuisse liberatos28, in iure
ecclesiae maneant, vt idonei: et peculium suum non alijs personis, sed tantum filijs
suis29 derelinquant. Ipsis quoque filijs et nepotibus, cum peculijs30 ipsorum quasi
idoneis, in iure ecclesiae permanentibus, in extraneam eis non liceat personam31
quippiam32 transmutare. Si qui33 eorum sine haerede decesserint,34 peculium eorum
sanctae35 proficiat ecclesiae.
2. Ea vero mancipia, quae memoratus episcopus de iure Ecclesiae sublata, suis
proximis contulit, si similia de proprio suo Ecclesiae ipsi36 non compensauit, Ecclesia
vestra absque aliqua37 oppositione recipiat38. Hanc formam non solum vestra, hoc est,
Astigitana, seruabit Ecclesia, sed et si qui per omnem Baeticam prouinciam tali
conditione vel sorte de iure Ecclesiae commerunt39, pari sententiae subiacebunt.
Durum est enim atque irreligiosum, vt episcopus, qui Ecclesiasticis stipendijs viuit et
proprietatem suam lucris ecclesiae minime confert, aliorum oblationes a iure
Ecclesiastico priuet.
3. Inter caetera vero cognoscite, a nobis hoc definitum40, pro abolendis maculis
clericorum, quia quidam episcoporum, non obseruantes nuper editum concilij

20 alteris en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7; alteri en D.2


21 non ecclesiae falta suae en D.6
22 quidquid en D.1, D.5, D.6, D.7 ; quidquid de ecclesiae falta rebus aut donavit aut vendidit aut quoquo
modo ab ecclesia, en D.6 ; transtulerit en D.6, D.7
23 quoquomodo en D.1, D.2, D.3
24 haberet en D.2; habetur en D.7
25 legitime absoluti liberti en D.6; legitime liberti, en D. 7
26 in compensatione en D.7
27 Nam si (ut dictum est) praestitum de suis rebus en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
28 libertos en D.1, D.3, D.5
29 suis filijs en D.1, D.3, D.5; filiis et nepotibus suis en D.7
30 peculio en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
31 personam non liceat en D. 1, D.3, D.5; non liceat personam falta quippiam en D. 7
32 quidpiam en D.6
33 Sed si qui en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
34 discesserunt en D.1, D.3, D.5; discesserit en D.6, D.7
35 vestrae en D.1, D.3, D.5
36 ipsius en D.1, D.3, D.5, D.6; ipsus D.7, creo que es una errata.
37 alia en D.1, D.3, D.5
38 accipiat en D.2
39 commearunt en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
40 Inter caetera vero a nobis hoc definitum est, pro abolendis maculis clericorum secundum Concilii
Toletani ut en D.2
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 33

Toletani decretum, minus soliciti41 in subiectis existunt, placuit proinde42, vt si


presbyter, diaconi43, vel clerici consortia extranearum 44foeminarum, vel ancillarum
familiaritatem per sacerdotis45 sui admonitionem a se minus remouerint, in
secundis46 iudices easdem mulieres cum voluntate et permissu episcopi
compraehensas47, in suis lucris vsurpent, vt vitium hoc, dum sacerdos inhibere48 non
praeualet, potestas iudicialis coerceat, dato tamen ab eisdem iudicibus49 sacramento
episcopo50, vt eas clericis51 nulla arte restituant. Quod si restituerint, ipsi iudices
sententia52 excommunicationis feriantur. Mulieres vero illae, iuxta priores canones a
sacerdote53 distractae54 in monasterio Deo votarum tradantur serviturae. Quae
statuta manu nostra subscribsimus. Data ad sanctitatem vestram die pridie Nonas
Nouembris55, anno quinto gloriosi56 domini nostri Reccaredi regis, Era Dcxxvij.57
Leander ecclesiae sanctae Spalensis episcopus, hanc constitutionem firmaui
et subscribsi.
Ioannes episcopus Egabrensis58, hanc constitutionem firmaui et subscribsi.
Agapius ecclesiae sanctae Cordubensis59 episcopus, hanc constitutionem
firmaui et subscribsi.
Stephanus episcopus Eliberritanus60, hanc constitutionem firmaui et
subscribsi.
Basilius episcopus Elipensis61, hanc constitutionem firmaui et subscribsi.
Velatus episcopus Tuccitanus62, hanc constitutionem firmaui et subscribsi.

41 sollicitin errata por solliciti in en D.6, solliciti en D.7


42 proinde placuit en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
43 presbyteri, diacones en D1, D.3, D.5; presbyteri en D.2; presbiteres, diacones en D.6, D.7
44 extranearum mulierum, faeminarum en D.5; faeminarum en D.6
45 per sacerdotes sui, en D.6
46 seculi en D.2
47 comprehensas en D.1, D.3. D.5, D.6, D.7
48 inhibire, errata por inhibere, en D.7
49 ab iisdem iudicibus en D.1, D.3, D.5; a iudicibus en D. 6, D.7
50 episcopis en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
51 ut clericis, falta eas, en D.5; clerici, D.6
52 sententiae en D.2
53 a sacerdotibus en D.1, D.3, D.5
54 Mulieribus vero illis....distractis, pretium eorum indigentibus dispensetur, en D.2; pretium eorum
indigentibus dispensetur en D.6, D.7
55 die primo Nonarum Novembrium en D.1, D.3; die 2 Nonas Novembris, D.2; die 1 Nonarum
Novembrium, D.5; die pridie nonas Novembres, D.6; die pridie nonarum novembrium, D.7
56 gloriosissimi en D.1, D.3, D.6, D.7
57 Era DCXXVIII, en todos excepto el D.B.
58 Agragensis en D.2; Joannes ecclesiae Egabrensis episcopus en D.6; Iohannes ecclesiae, D.7
59 Agapius ecclesiae Cordubensis episcopus en D. 6
60 Eliberitanus en D.1, D.3; Stephanus ecclesiae Eliberitanae episcopus en D.6; Stefanus ecclesiae
Eliberritanae episcopus, D.7
61 Eliplensis en D.1, D.3 ;Basilius ecclesiae Eliplensis episcopus en D.6, D.7
62 Velatus ecclesiae Tuccitanensis episcopus en D.6, D.7
34 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Petrus episcopus Eliberritanus63, hanc constitutionem firmaui et subscribsi.


Sincio episcopus Italicensis64 hanc constitutionem firmaui et subscripsi

CONCILII SPALENSIS PRIMI FINIS

FRAGMENTA, QUAE EX CONCILIO HISPALENSI CITANTUR

Ex Concilio Hispalensi, cap. I.


Ne passim Episcopus multitudinem Clericorum faciat: sed secundum
meritum, vel reditum ecclesiarum numerus moderetur.
Ex Concilio Hispalense, cap. II.
Vt nullus Episcopus, vel infra positus, die Dominico causas iudicare
praesumat.
Ex Concilio Hispalense, cap. III.
Accusationes aduersus doctorem nemo suscipiat: quia non potest humano
condemnari examine, quem Deus suo indicio reseruauit.
Ex Concilio Hispalense, cap. IV.
Vt singulis annis quisque Episcopus paroeciam suam circumeat, populumque
confirmet, ac doceat; et ea, quae vitanda sunt, prohibeat; et ea, quae agenda sunt,
viriliter agere studeat.
Ex Concilio Hispalense, cap. V.
Quoniam multi Episcoporum, amore propinquorum suorum, de rebus sibi
commendatis, suo aut quolibet amicorum nomine praedia et mancipia emunt; et,
ut in propinquorum suorum ius cedant, statuunt; et ob hoc iura ecclesiastica
convelluntur, et ministerium Sacerdotale suscatur; imo a subditis detrahitur, et
contemnitur, placuit omnibus, ut deinceps auaritiae hoc genus caueatur;
fixumque abhinc, et perpetuo mansurum esse decreuimus, vt Episcopus res sui
iuris, quas aut ante Episcopatum, aut certe in Episcopatu haereditaria successione
acquisiuit, secundum auctoritatem Canonicam, quidquid vult faciat, et cui vult
conferat. Postquam autem Episcopus factus est, quascunque res de facultatibus
Eclessiae, aut suo, aut alterius nomine, qualibet conditione comparauerit,
decreuimus, vt non propinquorum suorum, sed in Ecclesiae, cui praeest, iura
deueniant.

63 Abderitanus en D.1, D.3; Petrus ecclesiae Accitanae episcopus en D.6; ecclesiae Iliberitanae, D.7
64 Sinticius ecclesiae Italicenses episcopus en D.6, D.7. Aparece primero Sintitius y después Petrus en
D.1,D.3, D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 35

Ex Concilio Hispalense, cap. V.


Si quis Episcopus a quoquam impetitur, vel ille aliquam quaestionem retulerit,
per Episcopos iudices causa finiatur; siue quos eis primates dederint, siue quos ipsi
vicinos ex consensu elegerint.
Ex Concilio Hispalense, cap. VIII.
Episcopum non liceat ante finem vitae, alium in loco suo constituere
successorem. Si quis autem hoc vsurpare tentauerit, talis constitutio irrita erit. Non
ergo aliter fieri oportet, nisi cum consilio et iudicio Episcoporum; qui post exitum
praecessoris, potestatem habent dignum eligere.
Ex Concilio Hispalense, cap. IX.
Iudices autem Episcopos, quos communis consensus elegerit, non liceat
quemquam, prouocare: et quisquis probatus fuerit pro contumacia nolle
obtemperare iudicibus, cum hoc primae sedis Episcopo fuerit probatum, det literas,
vt nullus ei communicet Episcoporum, donec obtemperet.
Ex Concilio Hispalense, cap. X.
Si quis autem Episcoporum Synodo adesse neglexerit, aut coetum fratrum,
antequam Concilium dissoluatur, crediderit deferendum, alienum se a fratrum
communione cognoscat; nec eum recipi liceat, nisi in sequenti Synodo fuerit
absolutus.
Ex Concilio Hispalense, cap. X.
Vt Episcopi in rebus Ecclesiae circa propinquos suos exponendis
reprehensionem caueant, et vt discretionis modum teneant.
Ex Concilio Hispalensi.
Vt vnicuique Ecclessiae mansus integer, absque vllo servitio attribuatur.
Omnes primitias, et decimas, tam de pecoribus, quam de frugibus diues simul et
pauper ecclesijs suis recte offerant. Dicit enim Dominus per Prophetam: Apportate
omnem decimam in horreo meo; vt cibus sit seruientibus in domo mea. Omnis
rusticus, et artifex quisque de negotio iustam decimationem faciat. Sicut enim
Dominus omnia dedit, ita de omnibus decimam exigit; vt de fructibus agri, ita de
nutrimento omni; vt de apibus, ita de melle; vt de agnis, ita de velleribus et caseis; vt
de porcellis, ita de capris, de bubus et equis; vt de minoribus, ita de maioribus
exigimus, et caeteris. Si quis autem haec omnia non decimauerit, praedo Dei est, et
fur et latro: et maledicta, quae intulit Dominus Cain, non recte diuidenti
congeruntur. De his vero omnibus, nullus sit, qui de Sacerdotibus requirat censum,
vel aliquod seruitium, praeter Ecclesiasticum.
CONCILIO I DE SEVILLA

PRIMER CONCILIO HISPALENSE

TÍTULOS DE LOS CAPÍTULOS DEL PRIMER CONCILIO HISPALENSE

1. Sobre los esclavos de la iglesia manumitidos por el obispo.


2. Sobre los esclavos de la iglesia entregados por el obispo a sus parientes.
3. Sobre los clérigos con los que cohabitan mujeres.
Comienza la carta de los obispos del concilio hispalense enviada al obispo
Pegasio
Al santo señor y digno de ser honrado por nosotros respetuosamente,
queridísimo hermano, obispo Pegasio65, los obispos Leandro, Juan, Agapio,
Esteban, Basilio, Velato, Sinticio y Pedro, que estuvimos presentes todos en la
ciudad hispalense, saludando a tu santidad con todo el cariño, rogamos al Señor
que se digne hacernos dichosos con tu salud y presencia.
1. En este momento, estando reunidos nosotros juntos en la iglesia hispalense,
la sagrada Jerusalén, vuestros diáconos nos presentaron un breve66 de los esclavos de
la iglesia, a los que tu predecesor el obispo Gaudencio, de santo recuerdo, parecía
haber liberado y no sólo releímos allí mismo a los que había liberado sino también
hemos examinado a los que, anotados en este mismo breve, había donado de la
familia de la iglesia a parientes suyos. Sobre este asunto, consultamos los preceptos
de los cánones, por si tal libertad o transacción pudiera ser firme. Descubrimos, pues,
en el canon, que el obispo que haya dejado sus propiedades a otros, excepto a sus
hijos y nietos, y no a la iglesia, cualquier cosa de los bienes de la iglesia, que ha
donado o ha vendido o de cualquier modo haya transferido de la iglesia, sea
considerado nula.Y por tanto, si vuestra iglesia no posee los bienes de tu predecesor,
el obispo Gaudencio, los que han sido hechos libres por él, no son legítimamente
libertos; pero si los bienes de aquel en compensación se dedican a vuestra iglesia,
permanezcan ellos completamente libres; porque, como se ha dicho, si no hizo la
transmisión de sus bienes, no debió en todo caso acarrear daño a la iglesia. Por eso,
pues, todos de común acuerdo, pensando más humanamente que severamente,
manifestamos que éstos, a los que hace constar, han sido liberados con tal condición,
permanezcan en el dominio de la iglesia como idóneos y no leguen su peculio a otras

65 Pagasio o Pegasio, obispo de Écija


66 Breve: Buleto o documento pontificio menos solemne que las bulas, usado en la correspondencia
política de los papas y otras resoluciones disciplinares de la Iglesia.
38 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

personas sino solamente a sus hijos y nietos. También a estos mismos hijos y nietos
que permanecen con el peculio de ellos como idóneos en el dominio de la iglesia, no
se les permita transmitir sus bienes a una persona extraña; pero si alguno de éstos
muriera sin heredero, vaya su peculio a la santa iglesia.
2. En verdad, estos esclavos que, sustraídos del dominio de la iglesia, el obispo
mencionado entregó a sus parientes, si él mismo no dio en compensación a la iglesia
bienes semejantes de su patrimonio, vuestra iglesia los admita sin ninguna
oposición. La iglesia no sólo la vuestra, esto es la Astigitana, guardará esta forma,
sino que, si algunos circularon con tal condición o suerte procedentes del dominio
de la iglesia a través de toda la provincia Bética, estarán sometidos a igual resolución.
Duro es, pues, e irreligioso que un obispo, que vive de los estipendios eclesiásticos y
muy poco contribuye con su propiedad a las riquezas de la iglesia, sustraiga las
ofrendas de otros del dominio eclesiástico.
3. Respecto a otras cosas, conoced que esto ha sido definido por nosotros para borrar
las manchas de los clérigos, porque algunos obispos, no guardando el decreto del
Concilio de Toledo, publicado recientemente, están poco preocupados con los
súbditos, de ahí se acordó que si los presbíteros, diáconos o clérigos no suprimían las
compañías de mujeres extrañas o la amistad de las criadas por la advertencia de su
obispo, que, en segundo lugar, los jueces se apoderen de estas mujeres, apresadas
con el consentimiento y el permiso del obispo, en su beneficio, para que el poder
judicial reprima este abuso, mientras el obispo no sea eficaz en detenerlo, sin
embargo, prestado este juramento por los jueces a los obispos, que no las devuelvan
a los clérigos de ningún modo, pero si las devolvieran, los mismos jueces sean
castigados con la pena de excomunión. En cuanto a aquellas mujeres, separadas por
el obispo, según los cánones anteriores, sean entregadas en un convento para servir
a Dios.67 Estas decisiones las subscribimos con nuestra mano. Enviada a vuestra
santidad el día antes de las nonas68 de Noviembre del quinto año del reinado
glorioso de nuestro señor el rey Recaredo. Era 627.
Leandro, obispo de la santa iglesia de Sevilla, firmé y subscribí esta constitución.
Juan, obispo de Cabra, firmé y subscribí esta constitución.
Agapio, obispo de la santa iglesia de Córdoba, firmé y subscribí esta constitución.
Esteban, obispo de Elvira, firmé y subscribí esta constitución.
Basilio, obispo de Niebla, firmé y subscribí esta constitución.
Velato, obispo de Tucci, firmé y subscribí esta constitución.
Pedro, obispo de Guadix69, firmé y subscribí esta constitución
Sincio, obispo de Itálica, firmé y subscribí esta constitución.

67 El precio de ellas se reparta a los pobres


68 El día 4 de Noviembre.
69 No sabemos de donde era obispo Pedro, ¿de Elvira?, es extraño que haya dos obispos de Elvira en el
mismo concilio, a no ser que uno fuese arriano, ya que este concilio se celebra al año siguiente del
Concilio III de Toledo ,¿ de Abdera? en el D.1 y D.3 ¿de Guadix? en el D.6
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 39

Fragmentos que se citan del Concilio I de Sevilla

Del Concilio Hispalense, cap. I


Que el obispo no ordene por todas partes a multitud de clérigos, sino que se
regule el número según el mérito o la renta de las iglesias.
Del Concilio Hispalense, cap. II
Que ningún obispo, ni otro de una posición inferior, se atreva a juzgar las
causas en el día del Señor.
Del Concilio Hispalense, cap. III
Nadie admita acusaciones en contra de un Doctor, porque no puede
condenarse con un examen humano al que Dios reservó para su juicio.
Del Concilio Hispalense, cap. IV
Que cada obispo todos los años visite su parroquia, confirme y enseñe al
pueblo; y prohíba las cosas que deben evitarse, y se dedique enérgicamente a hacer
las cosas que deben hacerse.
Del Concilio Hispalense, cap. V
Puesto que muchos obispos, por amor a sus parientes, de los bienes
encomendados a ellos compra en cualquier parte predios y esclavos en su nombre o
en el de sus amigos y deciden que los cedan al patrimonio de sus parientes; y por
esto se destruyen los derechos eclesiásticos y se mancha el ministerio sacerdotal;
mas bien es desacreditado y despreciado por los súbditos; se acordó por todos que
en adelante se evite esta clase de avaricia, de ahí que hemos decretado que
permanezca fijado para siempre que el obispo haga lo que quiera y de a quien quiera
los bienes de su propiedad que adquirió antes del Episcopado o ciertamente por
sucesión hereditaria en el Episcopado, según la autoridad canónica. Pues, después
de que fue hecho obispo, cualquier cosa de los bienes de la Iglesia que haya
comprado bajo cualquier concepto o en su nombre o en el de otro, hemos decretado
que no recaigan en los derechos de sus parientes sino a los de la Iglesia que preside.
Del Concilio Hispalense, cap. VIII
Si algún obispo es acusado por alguien, o el presentara alguna cuestión, se
termine la causa por medio del tribunal de los obispos, bien a los que los primados
les señalaren bien a los vecinos que ellos eligieren por consenso.
Del Concilio Hispalense, cap. VIII
No está permitido al obispo antes de morir nombrar a otro en su lugar como
sucesor. Si alguien, pues, intentara hacer esto tal nombramiento será nulo. Así pues,
no conviene que se haga de otro modo, sino con el consejo y juicio de los obispos;
éstos después de la muerte del antecesor tienen la facultad para elegir a otro digno.
Del Concilio Hispalense, cap. IX
Pues no está permitido a nadie apelar al tribunal de los obispos, a los que se
han elegido de común consenso; y si alguien se probara que por contumacia no
40 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

quería obedecer a los jueces, como esto fuera probado por el obispo de la primera
sede, que escriba para que ninguno obispo se comunique con él, hasta que
obedezca.
Del Concilio Hispalense, cap. X
Si algún obispo, pues, dejara de acudir a un sínodo o a una asamblea de
hermanos, o tuviera a bien en marcharse antes que se disuelva el concilio, se sepa
privado de la comunión de los hermanos, y no está permitido recibirlo si no ha sido
absuelto en el sínodo siguiente.
Del Concilio Hispalense, cap. X
Que los obispos al exponer los bienes de la Iglesia a cerca de sus parientes,
eviten la reprensión y que guarden discreción.
Del Concilio de Sevilla
Que se le conceda a cada Iglesia el manso70 íntegro sin servicio alguno, que
todos , el rico como el pobre, rectamente ofrezcan a sus iglesias las primicias y
diezmos , tanto del ganado como de los frutos. Pues dice el Señor a través del
Profeta: Traed todos los diezmos a mi granero, que haya alimento para los que sirven
en mi casa. Todo campesino y cada artesano haga el diezmo justo de acuerdo con su
negocio. Pues del mismo modo que el Señor dio todas sus cosas, así exige el diezmo
de todos; lo mismo de los frutos del campo que de todo alimento, lo mismo de las
abejas que de la miel, lo mismo de los corderos que de los vellones y quesos, lo
mismo de los cerdos que de las cabras, de los bueyes y de los caballos, exigimos lo
mismo de los menores como de los mayores y de los demás. Si alguno no pagara
todas estas cosas, es saqueador de Dios, ratero y ladrón., y las maldiciones que hizo
recaer el Señor sobre Caín, se acumulan al que no dividió rectamente. Pero de todos
estos no haya nadie que pida el censo de los sacerdotes o servicio alguno, excepto el
eclesiástico.

70 Tierras libres de carga que poseían las parroquias y monasterios.


II

CONCILIUM HISPALENSE SECUNDUM

(619)

San Isidoro dictando sus obras, según se lo figuraba un


miniaturista medieval. Probablemente mozárabe
CONCILIVM SPALENSE SECUNDUM
SVB DIE IDVVM NOVEMBRIVM,
ERA DCLVII TEMPORE SISEBUTI REGIS

Texto latino y traducción por


RAMONA NÚÑEZ QUINTANA

CAPITULA CONCILII SPALENSIS SECUNDI1

1. De Teodulphi Malacitanae Ecclesiae episcopi querimonijs, aduersus reliquos


episcopos pro quibusdam parochijs.
2. De querimonijs Fulgentij et Honorij episcoporum2, pro quibusdam
parochijs.
3. De desertoribus clericis, vt episcopis suis restituantur.
4. De bigamis, ad presbyterium vel 3diaconatum non promouendis.
5. Ne presbyteri diaconum vel presbyterum ordinare praesumant4.
6. De presbyteris vel diaconibus, ab vno episcopo non deponendis.
7. De his, quae prohibentur presbyteris in Ecclesiasticis sacramentis agere5.
8. De superbis Ecclesiae libertis, vt ad seruitium reuocentur.
9. De oeconomis, ne ex laicis constituantur
10. De monasterijs non conuellendis.
11. De monasterijs virginum, vt a monachis tueantur.
12. De quodam Acephalorum episcopo.
13. De duabus in Christo naturis et vna persona.
In nomine Domini et Saluatoris nostri Iesu Christi, Isidorus, Bisinnus6,
Rufanus7, Fulgentius, Cambra, Fidentius, Theodulphus8 et Honorius episcopi, qui

1 Véanse las advertencias preliminares al primer concilio hispanovisigodo


2 Episcopi en D.1, D.3, D.4
3 vel ad en D.1 D.3, D.4
4 presbyter...aut...praesumat en D.1, D.3, D.4
5 agere falta en D.1, D.3, D.4
6 Bisinus en D.1, D.3, D.4, D.5
7 Rufinus en D.1, D.4, D.6, D.7; Ruffinus en D.3, D.5
8 Theodulfus en D.1, ; Teudulfus en D.6, D.7
44 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

pariter in vrbe Spalensi pro aliquibus ecclesiasticis negocijs9 adunati sumus.10


Considentibus ergo nobis11 in secretario sacrosanctae Hierusalem Spalensis12
ecclesiae, cum illustribus viris, Sisisclo Rectore rerum publicarum, atque Suamlane
auctore13 rerum fiscalium, stante14 religiosissimo clericorum coetu.
1. Prima actione Theodulphi15 Malacitanae antistitis ecclesiae ad nos oblata
precatio est, asserentis, antiquam eiusdem vrbis parochiam, militaris quondam16
hostilitatis discrimine fuisse decisam17, et ex parte aliqua ab Ecclesijs Astigitanae,
Eliberritanae18, atque Egabrensis19 vrbium, esse retentam. Pro qua re placuit, vt omnis
parochia, quae ab antiqua ditione ante militarem hostilitatem retinuisse ecclesiam
suam comprobaret, eius priuilegio restitueretur. Sicut enim per legem mundialem
his, quos barbarica feritas20 captiua necessitate transuexit, postliminio reuertentibus
redditur21 antiqua possessio: non aliter est22 ecclesia receptura parochiam, quam ante
tenuit23 cum rebus suis, siue ab alijs ecclesijs possideantur, siue in cuiuslibet
possessionem transfusa sint24. Non enim erit obijcienda praescriptio temporis, vbi
necessitas interest hostilitatis.
2. Secundo examine inter memoratos fratres nostros Fulgentium Astigitanum,
et Honorium Cordubensem episcopos, discussio agitata est propter parochiam
basilicae cuiusdam25, quam horum alter Celtisensem26 alter Regiensem27 asseruit28. Et
quia inter vtrasque partes hactenus limitis actio vindicata est, cuius quanvis vetusta
retentio nullum iuris praeiudicium afferret29: ideoque ne in dubium vltra inter eos
nostra deuocaretur30 sententia, prolatis canonibus, synodalia decreta perlecta sunt:
quorum aucthoritas praemonet, ita oportere inhiberi cupiditatem, vt ne quis
terminos alienos vsurpet. Ob hoc placuit inter alternas partes, inspectionis viros

9 negotiis en D.4, D.6, D.7


10 coadunati sumus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
11 consedentibus nobis en D.1, D.3, D.4, D.5; consedentibus igitur nobis en D.6, D.7
12 Jerusalem Hispalenses en D.6; Ierusalem en D.7
13 Suanilane actore en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6; Suanilane rectore en D.7
14 adstante en D.1, D.3, D.4, D.5; stantes en D.7
15 Theodulfi en D.1 ; Theodolphi en D.2; Teudulfi en D.6, D.7
16 quodam en D.2; condam en D.7
17 decissam en D,5, D.6; descissam en D.7
18 Eliberitanae en D.1, D.3, D.5, D.6
19 Agabrensis en D.1
20 severitas en D. 2
21 reddit en D.2
22 non aliter et en D.6; non aliter [et] en D.7; sic por non aliter en D.2
23 retinuit en D1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7; antea retinuit en D.2
24 transfusa sunt en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7; transfussa sunt en D.5; falta sive... transfusa sint en D.2
25 cuiusdam falta en D,1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
26 Coelesticensem en D.1,D.3, D.4, D.5; Celticensem en D.6
27 Reginensem en D.1,D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
28 adseruit en D.1, D.3, D.4, D.5, D.7
29 (cuius quamvis....adferret) en D.1, D.3, D.7
30 advocaretur en D.1, D.3, D.4, D.5
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 45

mittendos, ita, vt si31 in dioecesi possidentis sitam basilicam, veteribus signis limes
praefixus monstraverit32, ecclesiae, cuius est iusta retentio, sit33 aeternum dominium.
Quod et si34 limes legitimus eandem basilicam non concludit35, et tamen longi
temporis probatur obiecta praescriptio, appellatio repetentis episcopi non valebit,
quia illi tricenalis36 obiecto silentium imponit37. Hoc enim et saecularium principum
edicta praecipiunt, et praesulum Romanorum decreuit aucthoritas. Sin vero infra
metas tricenalis temporis extra alienos terminos basilicae iusta retentio38, repetentis
episcopi39 iuri sine mora restituetur.
3. Tertia definitione ad nos oblata precatio est, a reuerentissimo40 fratre
nostro Cambrene41 Italicensi episcopo, pro quodam clerico Passando42, qui
deserens ecclesiae suae cultum43, in qua dicatus ab exordijs infantiae44 fuerat, ad
ecclesiam Cordubensem se contulit.Quem elegimus45, vt si nihil proponeretur de
eo, sine dilatationis obiectu46, proprio reformetur47 episcopo. Scribitur enim in lege
mundiali de colonis agrorum, vt vbi esse quisque iam48 coepit ibi perduceret49.
Non aliter et de clericis, qui in agro ecclesiae operantur, canonum decreto
praecipitur, nisi vt ibi permaneant, vbi esse coeperunt50. Ideoque placuit, vt si quis
clericus, ministerijs ecclesiae propriae destitutis, ad aliam51 transitum fecerit,
compellente ad quem fugerit52, sacerdote, ad ecclesiam, quam prius incoluerat
remittatur. Qui vero eum susceperit53, nec statim sine vllo nisu exceptionis ad
propriam ecclesiam remittendum elegerit, quamdiu eum restituat communione
se privatum agnoscat. Desertorem autem clericum cingulo honoris atque ordinis54
exutum, aliquo tempore monasterio religari 55 conuenit, sicque postea in

31 ita ut sit en D.1, D.3, D.4, D.5; falta si en D.7


32 (si tamen basilicam...monstraverit) en D.1, D.3, D.4, D.5
33 Falta sit en D. 1, D.3, D.4, D.5; ius retentionis en D.2
34 quod si et en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
35 concludet en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7; recludit en D.2
36 tricennalis en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7; triennalis D.2
37 ponit en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
38 iniusta retentio reperitur en D.1, D.2, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
39 repetentis, falta episcopi, en D.7
40 reverendissimo en D.1, D.3, D.4, D.5
41 Cambrane en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
42 Ispassando en D.1, D.3, D.4, D.5, D.7; Spassando en D.6
43 deserens ecclesiae cultum suae en D.1, D.3, D4, desserens en D.5, D.6, D.7
44 ab infantiae exordiis en D.6, D.7
45 eligimus en D.5
46 citra dilationis obiecta en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
47 reformaretur en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
48 iam quisque en D,1, D.3, D.4, D.5
49 perduret en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
50 ubi ( falta esse) coeperunt en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
51 ad aliam quam, falta toda la linea en D.7
52 fuerit en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6
53 suscepit en D.7
54 ordinis sui en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7; ordinationis suae en D.2
55 deligari en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7; relegar en D.2
46 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ministerio 56 Eclesiastici ordinis reuocari. Nam non poterit in talibus


praeuaricationis57 aboleri licentia, nisi fuerit in eis propter correptionem58 disciplinae
subsecuta59 censura.
4. Quarta actione nunciatum est60 nobis, apud Astigitanam ecclesiam quasdam
nuper ordinationes illicitas extitisse, ita vt quidam viduarum mariti, Leuitarum
ministerio sacrarentur. Quos quidem conuenit a gradu suscepto irritum deuocari,
nec vltra prouehi ad diaconij ministerium, qui contra diuina atque ecclesiastica iura
instituti repperiuntur.
5. Quinto iudicio ad cognitionem nostram Aniani Egabrensis61 diaconi relatu
deductum est de quibusdam ipsius62 ecclesiae clericis, quorum dum vnus ad
presbyterium, duo ad Leuitarum ministerium sacrarentur, episcopus eorum, oculorum
dolore detentus63, fertur manum suam super eos tantum posuisse et presbyter quidam
illis, contra ecclesiasticum ordinem benedictionem dedisset64: qui licet, propter tantam
praesumptionis65 audaciam, poterat accusatus iudicio praesenti damnari, si adhuc in
corpore positus, non fuisset mortis vocatione66 praeuentus: sed quia iam ille examini
diuino relictus, humano iudicio accusari67 non potest, hi, qui supersunt68, ne sibi
licentiam talis69 usurpatio faciat, decreuimus, ut a gradu70 sacerdotalis71 vel Leuitici
ordinis, quem perverse adepti sunt, depositi, aequo iudicio abutantur72. Tales enim
merito iudicati sunt remouendi, quia praue inuenti sunt constituti.
6. Sexta actione comperimus Fragitanum73 Cordubensis ecclesiae
presbyterum74, a pontifice suo iniuste olim deiectum, et innocentem exilio75
condemnatum: quem rursus ordini suo restituentes, id denuo adversus
praesumptionem nostram76 decreuimus, vt iuxta priscorum patrum synodalem
sententiam, nullus nostrum sine concilij examine, deijciendum quemlibet

56 in ministerium en D.7
57 peruagationibus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
58 correctionem en D.6, D.7
59 subsequuta en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
60 nuntiatum est en D.5, D.6, D.7
61 Egabriensis en D.7
62 ecclesiae suae en D.5
63 detentus dolore en D.6, D.7
64 dedisse en D.1, D.2, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
65 praesumptionis
66 vocationis en D.6
67 accussari en D.7
68 et ab eo non consecrationis titulum, sed ignominiae potius eulogium perceperunt, ne en D.1, D.3, D.4,
D.5; lo mismo pero con eloquium en D.6, D.7
69 talis ultra en D.1, D.3, D.4, :5, D.6, D.7
70 gradu sin a en D.6, D.7
71 sacerdotii en D.5
72 abjiciantur en D.5
73 Tragitanum en D.5
74 presbyterem en D.6, D.7
75 exsilio en D.5
76 novam en D.5
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 47

presbyterum77 vel diaconum audeat. Nam multi sunt, qui indiscussos78, potestate
tyrannica, non authoritate canonica, damnant79.Et sicut nonnullos gratia
favoris80sublimant, ita quosdam odio inuidiaque permoti, humiliant et ad leuem
opinionis auram condemnant, quorum crimen non approbant. Episcopus enim
sacerdotibus81 ac ministris solus honorem dare potest, auferre solus non potest. Si
enim hi, qui in seculo82 a dominis suis honorem libertatis83 adepti sunt, in servitutis84
non reuoluuntur, nisi publice apud praetores ac praesides85 tribunali foro fuerint86:
quanto magis hi, qui diuinis altaribus consecrati, honore Ecclesiastico decorantur87?
qui profecto nec ab vno damnari, nec, vno iudicante, poterunt honoris sui privilegijs
exui: sed praesentanti88 synodali iudicio, quod canon de illis praeceperit, definiri.
7. Septimo examine relatum est nobis, venerantissimum89 quondam Agapium
Cordubensis vrbis90 episcopum, frecuenter presbyteros91 destinasse, qui absente
pontifice altaria erigerent, basilicas consecrarent. Quod quidem non est mirum, id
praecepisse virum, Ecclesiasticae disciplinae92 ignarum, et statim a seculari militia93
in sacerdotale ministerium delegatum. Ergo ne vltra talis a nobis licentia vsurpetur,
communi sententia statuendum oportuit, scientes quia sicut presbytero illicita
consecratio est altaris, ita et constitutio. In diuinis enim literis, praecipiente
Domino, solus Moses94 in tabernaculo Dei erexit altare, solus ipse vnxit, quia
summus vtique95 sacerdos Dei erat, sicut scriptum est de eo96: Moses et Aaron in
sacerdotibus eius. Ideoque id, quod tantum facere principibus sacerdotum iussum
est, quorum typum Moses et Aaron tenuerunt, presbyteri97, qui filiorum Aaron
gestant figuram, arripere non praesumant. Nam quanvis cum episcopis plurima illis
mysteriorum98 communis sit dispensatio, quaedam tamen authoritate veteris legis99,

77 presbyterem en D.6, D.7


78 indiscussis en D.7
79 damnat en D.7
80 gratia fauore en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
81 presbyteris en D.6, D.7
82 saeculo en D.3, D.4, D.5, :7
83 libertatem en D.5
84 In servitutis nexum en D.1, D.3, D.4, D.5; in servitutis nexu en D.6, D.7
85 ac praesides se omite en D.6, D.7
86 fuerint accusati en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
87 decorati sunt en D.5
88 praesenti en D.3,D.4, D5
89 venerandissimum en D.1, D.3; V. en D.5
90 sedis en lugar de vrbis en D.6, D.7
91 presbyteres en D,6, D.7
92 ecclesiasticis disciplinis en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
93 a saeculari militia en D.3, D.5, D.7; a saeculi militia en D.4
94 Moyses en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
95 utique quia summus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
96 scriptum est (falta de eo) en D.1, D.3, D.4, D.5; scribtum est en D.7
97 presbyteres en D.6, D.7
98 ministeriorum en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
99 quaedam tamen authoritate veteris legis en D. 1, D.3, D.4, D.5
48 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

quaedam nouellis ecclesiasticis regulis sibi prohibita nouerint, sicut presbyterorum


et diaconorum ac virginum consecratio, sicut constitutio altaris100, benedictio vel
vnctio. Siquidem nec licere eis ecclesiam, vel altaria101 consecrare, nec per
impositionem manus fidelibus baptidiandis102, vel conuersis ex haeresi103,
paracletum104 spiritum tradere, nec chrisma conficere nec chrismate
baptidiatorum105 frontem signare: sed nec publice quidem in Missa quenquam
poenitentem106 reconciliare, nec formatas cuilibet epistolas mittere. Haec omnia107
illicita esse presbyteris, quia pontificatus apicem non habent; quod solis deberi
episcopis authoritate canonum praecipitur, vt per hoc et discretio graduum et
dignitatis fastigium summi pontificis demonstretur. Sed neque coram108 episcopo
licere presbyteris in baptisterium introire nec praesente antistite, infantem tingere
aut signare, nec poenitentes sine praecepto episcopi sui reconciliare: nec eo
praesente, sacramentum corporis et sanguinis Christi conficere109: nec eo coram
posito, populum docere vel benedicere, aut salutare, nec plebem vtique exhortari.
8. Octaua discussio agitata est 110 de quodam Helisaeo 111 ex familia
Egabrensis112 ecclesiae, qui ab episcopo suo traditus libertati, de libertate113
confestim ad contumaciae morbum transiliuit114: sicque per superbiam non solus
eiusdem episcopi veneficis artibus salutem laedere voluit, sed etiam patronam
ecclesiam, libertatis immemor, praedamnauit115. Adversus quem ingratia actio116
canonum ac legum authoritate iuste dirigitur, scilicet vt, immeritae libertatis
damno mulctatus117 ad seruitutis nexum118 quo natus est reuocetur. Talium enim
status, qui contra Christum suum119 vel patronam ecclesiam nituntur120, decidi
potius, quam conseruari121 conuenit: vt quorum libertas perniciosa est, sit

100 altarium en D.7


101 altarium en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
102 baptizatis en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6; babtizatis en D.7
103 ex haeresibus en D.6, D.7
104 Paraclitum en D.6, D.7
105 baptizatorum en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6; babtizatorum en D.7
106 quemquam poenitentium en D.1, D.3, D.4, D.6; quemdam poenitentium en D.5; quemquam
poenitentum en D.7
107 Haec enim omnia en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
108 sed nec coram en D.4, D.5
109 perficere en D.3, D.4, D.5
110 est agitata en D.6, D.7
111 Elisseo en D.1; Eliseo en D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
112 Agabrensis en D.1, D.3, D.4, D.5
113 traditus libertate en D.7
114 transiliit en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
115 damnavit en D.6, D.7
116 ingrati action en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
117 multatus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.7
118 ad servitii nexum en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
119 contra episcopum suum en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
120 nititur en D.6, D.7
121 servari en D.6; servare en D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 49

salutifera seruitus122: et qui superbire nouerint123 adepta libertate praediti, dicant124


obedire subiecti.
9. Nona actione didicimus quosdam ex nostro collegio, contra mores
eclesiasticos, laicos habere in rebus diuinis constitutos oeconomos. Proinde pariter
tractantes eligimus125, vt vnusquisque nostrum secundum Chalcedonensium patrum
decreta ex proprio clero oeconomum sibi constituat. Indecorum est enim, laicum
vicarium esse episcopi, et seculares126 in ecclesia iudicare. In vno enim eodemque
officio, non debet dispar esse professio127. Quod etiam in lege diuina prohibetur,
dicente Mose: Non arabis in boue simul et asino128, id est, homines diuersae
professionis in officio vno non sociabis. Vnde et oportet nos et diuinis libris et
sanctorum patrum obedire praeceptis, constituentes, ut hi, qui in administrationibus
ecclesiae pontificibus sociantur, discrepare non debeant nec professione, nec habitu.
Nam cohaerere et coniungi non possunt, quibus et studia et vota diuersa sunt. Si
quis autem episcopus posthac129 ecclesiasticam rem, aut per laicalem
procurationem130 administrandam elegerit, aut sine testimonio oeconomi
gubernandam crediderit, vere, ut contemptor131 canonum, et fraudator
ecclesiasticarum rerum, non solum Christo132 de rebus pauperum iudicabitur 133reus,
sed etiam134 concilio manebit obnosius135.
10. Decima actione, poscentibus monasteriorum patribus, pari sententia
statuimus, vt coenobia nuper condita in prouincia Baetica, sicut et illa, quae sunt
antiqua, immobili et inconcussa stabilitate permaneant solidata. Si quis autem (quod
absit) nostrum, vel nobis succedentium sacerdotum, quodlibet monasterium aut vi
cupiditatis expoliandum, aut simulatione aliqua fraudis conuellendum aut
dissoluendum136, anathema effectus, maneat a regno Dei extraneus: nec proficiat illi
bonum fidei vel operis ad salutem, qui tantae137 et tam salutaris vitae destruxerit
tramitem. Super hoc138 etiam vniversi Baeticae provinciae episcopi congregate,
eundem sacri coetus139 euersorem, a communione suspendant, conuulsum

122 virtus en D.1


123 noverunt en D.1, D.3, D.4, D.5
124 discant en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
125 elegimus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
126 saeculares en D.3, D.4, D.5
127 non decet dispar professio en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
128 et asino simul en D.1, D.3, D.4, D.5
129 post haec en D.6, D.7
130 aut laicali procuratione en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
131 contemtor en D.7
132 a Christo en D.1, D.3, D.4, D.5
133 iudicatur en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
134 sed etiam et en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
135 obnoxius en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
136 vel dissoluendum en D.1, D.3, D.4; vel dissolvendum tentaverit en D.5, D.6; vel dissolvendum
temtaverit en D.7
137 tanti en D.6, D.7
138 super haec en D.6, D.7
139 eumdem sacrilegum et eversorem en D.6: eundem sacrilegium et eversorem en D.7
50 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

monasterium cum rebus suis restaurent, et quod140 impie vnus subuerterit141 omnes
pie reforment.
11. Vndecima actione communi consensu decreuimus, vt monasteria
virginum, in prouincia Baetica condita, monachorum administratione ac praesidio
gubernentur. Tunc enim salubria Christo dicatis virginibus prouidemus, quando
eis patres epitales eligimus142, quorum non solum gubernaculis tueri, sed etiam
doctrinis aedificari possint, ea tamen143 circa monachos disciplinae144 cautela
seruata, vt remoti ab earum peculiaritate, nec vsque ad vestibulum habeant
accedendi familiare permissum145. Sed neque abbati146, vel ei qui praeficitur,
extraneam147, quae praeest, loqui virginibus Christi aliquid, quod ad institutionem
morum non pertinent148, licebit: neque cum ea sola149, quae praeest, frecuenter eis
loqui oportet, sed sub testimonio duarum vel trium sororum, ita vt rara sit
accessio, et brevis omnino locutio. Absit enim, vt monachos (quod etiam dictu
nefas est150) Christi virginibus familiares esse velimus: sed, iuxta quod iussa
regularum vel canonum admonent, longe discretos atque seiunctos151, eorum
tantum easdem gubernaculis deputamus, constituentes vt unus monachorum
probatissimus eligatur, cuius curae sit, praedijs earum rusticis vel urbanis152
intendere, fabricas extruere, vel si quid aliud est153, ad necessitatem monasterij
prouidere, vt Christi famulae pro animae suae154 tantum vtilitate solicitae, solis
diuinis cultibus viuant, operibus suis inseruiant. Sane is, qui ab abbate
praeponitur, iudicio sui episcopi comprobetur. Vestes autem illae ijisdem cenuijs155
faciant, a quibus tuitionem expectant, ab ijsdem denuo (vt praedictum est)
laborum fructus et procurationis suffragium recepturae. Si qui autem
monachorum156 hanc ordinationem aut contempserint aut qualibet inertiae
dissolutione neglexerint, sciant, quod eorum tepor atque superbia 157,
excomunicationis sit plectenda censura.

140 ut quod en D.6, D.7


141 subvertit en D.5
142 Episcopi tales elegimus en D.1, D.3, D.4, D.5; falta la frase quando.... eligimus en D.6; spirituales
elegimus en D.7
143 et tamen en D.7
144 omite disciplinae en D.6, D.7
145 familiarem permissum en D.6, D.7
146 Sed nec abbati en D.3, D.4, D.5; sed neque abbatem vel eum en D.6, D.7
147 extra eam en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
148 ad institutionem morum pertinet en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7; ad institutionem pertinet en D.5
149 cum sola en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
150 dictum nefas est en D.7
151 longe discretis atque seiunctos en D.7
152 praedia earum rustica, vel urbana en D.1 D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
153 vel si quid en D.1, D.3, D.4, D.5; vel si quid aliud en D.6, D.7
154 animarum suarum en D.6, D.7
155 iisdem coenobiis en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6; iisdem cenobiis en D.7
156 si autem monasteriorum en D.1; si quis autem monasteriorum en D.3, D.4; si qui autem
monasteriorum en D.6, D.7
157 tepor atque superbiam en D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 51

12. Duodecima actione ingressus est ad nos quidam ex haeresi158


Acephalorum, natione Syrus, (vt asserit ipse) episcopus, duarum in Christo
naturarum proprietatem abnegans, et deitatem passibilem afferens159. Cuius dum
nostris sensibus tanti erroris confusio patuisset, prolatis illi de incarnatione Domini160
Jesu Christi testimonijs, sanctorumque patrum sententijs recitatis, omni eum
deinde161 exhortatione ad verae fidei rectitudinem sacerdotali modestia inuitauimus.
Qui salutaribus monitis pertinaciter per multos diuturnosque communione
conflictus renitens162, tandem gratia diuina edoctus, cunctis coram adstantibus,
haeresim163 propriam abdicauit, duasque naturas et vnam personam, in vno
eodemque Domino nostro Jesu Christo confessus est, credens impassibilem
naturam Deitatis, atque in sola humanitate suscepisse infirmitates passionum164 et
crucis.Conuersus itaque, atque receptus, suscepta fidei confessionem165 cum
adstipulatione166 iureiurando protulit, atque ab omnibus purgatus167 apparuit. Talique
pro merito gaudentes, Christo gratias egimus, quod eundem post prauitatem
haeresis, ad rectitudinem fidei diuina gratia promouisset: quem optamus, vt
permanens in Christi fide168 pure ac deuotissime conseruetur.
13. Tertiadecima169 prosequutione170 breuiter narrandum putauimus ad
refutationem eorumdem haereticorum, qui duas naturas Christi post comunionem171
delirantes confundunt, et passibilem in eo diuinitatis substantiam asserunt. Contra
quorum blasphemias oportet nos in vna persona172 Christi, geminae naturae
proprietatem ostendere, passionemque eius in sola humanitatis susceptione173
manifestare, vt si forte aliqui stultorum, huius inscientiae174 errore decepti sunt,
dum175 ista legerint, resipiscant, rectaeque fidei veritatem firmiter teneant. Nam
proculdubio multi sunt, stultorum176, qui secundum Apostoli vocem, prurientes
auribus, a veritate177 auditum avertunt, ad fabulas autem conuertuntur. Ergo, sicut

158 ex haerese en D.6, D.7


159 asserens en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
160 Domini nostri en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
161 omni eundem en D.1, D.3, D.4
162 communionis conflictus renitens en D.1; communionis conflictus retinens en D.3, D.4; conflictus
communionem renitens en D.6, D.7
163 haeresem en D.6, D.7
164 passionis en D.6, D.7
165 suscepta fidei confessione en D.7
166 stipulatione enD.1, D.3, D.4, D.6, D.7
167 ab ómnibus suis erroribus purgatus en D.6, D.7
168 in fide Christi en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
169 id est ultima en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
170 prosecutione en D.1, D.3, D.5; persecutione en D.4
171 post unionem en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
172 in unam personam en D.1, D.3, D.4, D.5
173 susceptionem en D.7
174 inscitiae en D.3, D.4, D.5
175 cum en D.7
176 multi sunt (omite stultorum) en D. 6, D.7
177 a veritate quidem en D.6, D.7
52 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

immaculata fides et sancta Ecclesia Dei docet, confitemur Dominum nostrum Iesum
Christum intemporaliter ex patre Deum178 natum, temporaliter ex vtero gloriosae
virginis Mariae hominem editum: et ob hoc, in vna subsistente persona,179 duas
naturas habentem: Deitatis quae ante secula180 genitus est: et humanitatis181, in qua
diebus vltimis editus est: in illa secundum formam Dei, in ista secundum formam
serui consistens: in illa patri manens aequalis, in ista sine peccato similis nostrae
conditioni182; in illa invisibilis, in ista visibilis: in illa inviolabilis, in ista passibilis; in
illa ex qua mori non potuit, in ista in qua mortem183 suscepit. Cuius geminae naturae
distinctio, primum ex literis legis, deinde ex propheticis et euangelicis atque
apostolicis depromenda est paginis, vt ea, quae asserimus, non argumentis, sed
exemplis scripturarum firmemus.Lex in vna eademque Saluatoris nostri persona sic
demonstrat vtramque naturam. Diuinam, loquente Domino ad Mosen184: Ecce mitto
angelum meum, qui praecedat te185. Observa eum, et audi vocem eius, quia est
nomen meum in illo. Humanam, loquente eodem Domino ad Abraham: In semine
tuo benedicentur omnes gentes, id est, in carne Christi, quae de Abrahae stirpe
descendit. Propheta in Psalmis, sub vna eademque Christi persona, sic ostendit
vtranque naturam. Diuinam, secundum illud: Ex vtero ante Luciferum genui te.
Humanam, secundum hoc: Et homo factus est in ea, et ipse fundauit eam altissimus.
Divinam, secundum illud: Eructuauit cor meum verbum bonum. Humanam
secundum hoc: Speciosus forma prae filijs hominum. Prophetia186 in Proverbijs, in
vna eademque Christi persona, sic declarat vtramque naturam. Divinam, secundum
illud: Ante colles genuit me. Humanam, secundum hoc: Dominus creauit me in initio
viarum suarum. Divinam, secundum illud: Necdum erant abyssi, et ego iam concepta
eram. Humanam, secundum hoc: Sapientia aedificauit sibi domum, corporis vtique
sui templum in quo filius Dei inhabitaret187, dum verbum est caro factum188.
Prophetia189 in Esaia, sub vna eademque Christi persona, sic demonstrat vtranque
naturam. Deitatis, secundum illud: Numquid ego qui190 alios parere facio, ipse non
pariam, dicit Dominus? Humanitatis191, secundum hoc: Ecce virgo in vtero concipiet,
et pariet filium. Divinitatis192, secundum illud: Rorate caeli desuper, et nubes pluant
iustum. Humanitatis193, secundum hoc: Aperiatur terra, et germinet salvatorem, et

178 ex patre Deo en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6


179 subsistenti persona en D.1, D.6, D.7
180 ante saecula en D3, D.4, D.5, D.7
181 falta et en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
182 nostrae conditionis en D.1, D.3, D.4, D.7
183 morte en D.7
184 loquente Domino ad Mosen en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
185 et custodiat te in via, et introducat ad locum quem praeparavi en D.1, D.3, D.4, D.5
186 propheta en D.5
187 habitaret en D.5, D.7
188 verbum caro factum est en D.1, D.3, D.4, D.5
189 Propheta en D.5
190 Nunquid qui en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
191 humanam en D.7
192 divinam en D.7
193 humanam en D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 53

iustitia oriatur simul. Item alibi194: Humanitatis, secundum hoc: Paruulus natus est
nobis. Divinitatis, secundum illud: Filius datus est nobis. Paruulus enim Christus ad
susceptae humanitatis naturam pertinet, quia homo est factus195: filius autem datus,
ad divinitatem196, quia Dei filius. Et vt ostenderet in vtraque natura vnam esse
personam parvuli nati, et filij dati197, adiecit: Vocabitur nomen eius, magni consilij
angelus, Deus fortis, pater futuri seculi198. In euangelio quoque in vno eodemque
Christo, divinae naturae significatio199. Ego et pater vnum sumus. Humanae naturae
insinuatio, Pater maior me est. Divinae naturae significatio, Ego sum via, veritas et
vita200. Humanae naturae insinuatio: Tristis est anima mea vsque ad mortem. Diuinae
naturae significatio: Omnia per ipsum facta sunt. Humanae naturae insinuatio, Non
veni facere voluntatem meam, sed voluntatem eius, qui misit me, patris201. Paulus
quoque Apostolus in vno eodemque Christo naturam diuinitatis exprimit, cum dicit202:
Primogenitus omnis creaturae, Ipse est ante omnes, et omnia in illo constant.
Humanitatis declarat naturam, cum dicit203: Ipse est caput corporis ecclesiae. Et alibi:
Qui cum in forma Dei esset, non rapinam arbitratus est, esse se aequalem Deo, sed
semetipsum exinaniuit, formam serui accipiens. Per hoc enim quod dicit204: Qui cum
in forma Dei esset, naturam in eo diuinae maiestatis ostendit: per hoc205 autem quod
adiecit, formam serui accipiens206, naturam humanae humilitatis significat207. Et
iterum: Cum esset (inquit) diues, pauper factus est, vt illius inopia nos diuites
essemus. Vbi enim dixit: Cum esset diues, diuinae naturae gloria panditur: et vbi
adiecit, pauper factus est, humanae infirmitatis susceptio208 demonstratur. Item, in
ipso initio apostolici209, geminae sic ostenditur in vno eodemque Christo naturae
distinctio210, Deitatis ex patre, dum dicit: Credo in vnum Deum211 patrem
omnipotentem, et in Christum Iesum212 filium eius vnicum, dominum nostrum213.

194 falta en D.6, D.7


195 homo est en D.4; homo factus est en D.6, D.7
196 ad diuinitatis en D.1, D.3, D4, D.5
197 parvulum natum et filium datum en D.6, D.7
198 saeculi en D.4, D.5, D.7
199 significatio est en D.6, D.7
200 Ego sum veritas et vita en D.5, D.6, D.7
201 me (omite patris) en D.!, D.3, D.4; me, Pater en D.6, D.7;desde diuinae....patris falta en D.5
202 dum dicit en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
203 Naturam humanitatis declarat dum dicit en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
204 quod dixit en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
205 pro eo en D.6, D.7
206 accepit en D.6, D.7
207 naturam in eo humanae humilitatis significavit en D.1, D.3, D.6, D.7 ; naturam humanae humilitatis
significavit en D.4
208 subiectio en D.6,D.7
209 Item in ipso initio apostolici symboli en D.1, D.3, D.4 ; in ipso initio apostolici symboli en D.6 ; in
inicio apostolici symboli en D.7
210 gemina natura...in una eademque Christi persona naturae distintio en D.7
211 Credo in Deum en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
212 in Iesum Christum en D.1, D.3,D.4, D.6, D.7
213 Deum et dominum nostrum en D.6,D.7
54 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Humanitatis ex matre, dum adiecit214: Natum de spiritu sancto ex vtero Mariae


virginis.Ecce, ex vtroque testamento duae naturae in Christo: diuinitatis vna,
humanitatis altera. Quae quidem gemina vnam fecit personam, quia vnus idemque
mediator Dei et hominum, homo Christus Iesus. Iam vero de passione eiusdem
saluatoris nostri et Domini Iesu Christi, quam in sola humanitate, non in Deitate,
sustinuit, sicut superius, legis et prophetarum authoritas, euangeliorum quoque et
apostolorum praedicatio adhibenda est. Lex, de passione corporis Christi sic dicit:
Lauabit in vino stolam suam, et in sanguine vuae pallium suum. Quid hic pallium,
quid stola, nisi caro Christi, passionis sanguine decorata?215 Haec enim sola
contumelias crucis sustinuit, diuinae vero naturae maiestas nihil iniuriae sensit.
Prophetia216 quoque in psalmis passionem Christi in carne sola sic asserit: Foderunt
manus meas et pedes meos, dinumerauerunt omnia ossa mea.Vbi non Deitatis, sed
tantum crucifixi corporis iniuria intelligitur. Ibi enim membrorum significatione, sola
caro, clauis suspensa in ligno atque suffixa, pronunciatur. Sicut et in Hieremia217
legitur: Venite, mittamus lignum in panem218 eius, id est, crucem in corpore eius.
Neque enim diuinitas ligno suspendi potuit, sed sola humanitas in cruce219 suffixa
pependit. Cuius etiam caro, tolerantiam mortis perpessa220, sic ostenditur alibi, dum
dicitur221: Caro mea requiescet222 in spe: vtique, quia sola in Christo materia carnis,
mortis fragilitate defuncta, spem resurrectionis suae expectabat, etiam sine
corruptione receptura, dum adiecit223: Nec dabis sanctum tuum videre corruptionem.
Salomon autem in canticis canticorum passionem carnis Christi sic praedicat, dicens:
Manus (inquit) meae distillauerunt myrrham, et digiti mei guttam. Vbi specialiter
ostenditur224, in manibus ac digitis solam carnem Christi suffixam stipite, sicut in
psalmo 118. legitur: Confige clauis timoris tui carnes meas. Esaias225 autem Christum
sola humanitate, quae226 apparuit, passionis iniuriam suscepisse, ita praedixit. Homo
(inquit) in plaga, et sciens ferre infirmitates, vere languores nostros ipse tulit, et
dolores nostros ipse portauit. Quis ipse, nisi vtique homo? Nam pati et deficere in
illo natura Dei non potuit: sed homo portauit in eo passionem et mortem, in quo et
ipsa mors habet conditionem. Nam et cum de eo idem Propheta dixisset: Iste est
qui227 venit de Edon, tinctis vestibus de Bosra, adiecit: Quare rubrum est

214 dum dicit en D.1,D.3, D.4


215 En el D.5 decorata?.....omite lo siguiente hasta prolatis ergo. Y añade: Et alia multa, quae
supervacaneum est referre.
216 Propheta en D.6, D.7
217 apud Hieremiam en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
218 in pane en D.1,D.3, D.4, D.7
219 Sed sola utique humanitas cruce en D.1, D.3, D.6, D.7
220 passa en D. 1, D. 3, D. 4
221 dum dicit en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
222 requiescit en D.1,D.3, D.4, D.6, D.7
223 dum dicit en D.1, D.3, D.4; dum adjicit en D.6; [a]dicit en D.7
224 dicitur en D.7
225 Isaias en D.6
226 in sola humanitate en D.1,D.3, D.4, ; in sola humanitate qua en D.6, D.7
227 quis iste qui en D.1, D.3, D.4, quis est iste qui en D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 55

vestimentum tuum, et indumentum tuum228 tanquam calcantium in torculari? Quid


hic per indumentum et vestimentum rubrum voluit ostendere, nisi solam Christi
carnis passionem, crucis infectam cruore? Vnde et in ipsa passione chlamyde
coccinea Christus induitur, vt imago sanguinis tantum in carne demonstretur229.
Hieremias 230quoque, corpus solum obtulisse Christum in passione231, sic loquitur:
Non sum (inquit) contumax, neque contradico. Corpus meum dedi percutientibus.
Non dixit Diuinitatem, quae passionem nescit perferre. Et iterum: Posui scapulas
meas ad flagella, et maxillas ad palmas. Quod et ipsum ad carnis patientiam non ad
Deitatis refertur iniuriam. Et Zacharias: Videbunt inquit, in quem confixerunt. Quem
alium, nisi indubitanter hominem quem Iudaei crucifixerunt, et in carne iudicantem
videbunt? Ecce pronuntiata232 est passio corporis Christi, ex lege et prophetis.
Transeamus inde ad euangelia. Ibi quaeramus Christum filium Dei in sola carne
portasse valetudines passionis, et iniuriam crucis, loquente ipso discipulis: Ecce
asscendimus Hierosolyman, et consummabuntur omnia, quae scripta sunt per
prophetas de filio hominis. Tradetur enim gentibus, et illudetur, et flagellabitur, et
conspuetur, et postquam flagellauerint, occident eum, et die tertia resurget.Quod
totum in Christo secundum hominem dictum, non ad substantiam Deitatis, sed ad
naturam pertinet carnis.Quod etiam in sequentibus docetur, Iudaeis dicentibus
Christo.Quod signum ostendis nobis, quia haec facit? Et dixit Iesus: Soluite
templum hoc233, et post triduum suscitabo illud. Hoc autem dixit de templo corporis
sui. Nam et in passione sua, dum corripiens proditorem, diceret: Iuda, osculo filium
hominis tradis?: quem interrogat tradere proditorem, nisi hominem, quem et
compraehenderunt?234 non Deitatem quam caecati perfidia, agnoscere non
potuerunt.235 Beatus autem Apostolus Paulum Christum in homine solo pertulisse
crucem, sic asserit: Vt homo, inquit, humiliauit semetipsum, factus obediens vsque
ad mortem, mortem autem cruces. Qui proinde dixit, vt homo, vt noncupatione
hominis, distinctio naturae insinuaretur passibilis.Quod confirmans alias, ait: An
experimentum quaeritis eius, qui in me loquitur Christus? Qui in vobis non
infirmatur236, sed potens est in vobis237. Nam etsi crucifixus est ex infirmitate nostra,
sed viuit ex virtute Dei. Passus est ergo238 Christus et mortuus, sed ex nostra
infirmitate. Viuit autem inpassibilis et immortalis, sed ex sua virtute: quae tanta est,
vt in se nec passionem recipiat, nec mortem admittat. Petrus quoque Apostolus
princeps Apostolorum239, crucis Christi supplicium sic praedicat in solo corpore

228 et indumentum tuum omitido en D.1, D.3, D.4


229 in carne tantum demostraretur en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
230 Esaias en D.1, D.3, D.4; Jeremias en D.6; Ieremias en D.7
231 passioni en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
232 praenunciata en D.2; praenuntiata en D.7
233 hoc templum en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
234 (omite quem) et comprehenderunt en D.1, D.3, D.4
235 nec agnocere potuerunt en D.1, D.3, D.4, D.6; nec agnoscere potuerint en D.7
236 Christus non infirmatur en D.1, D.3, D.4; qui non infirmatur en D.6, D.7
237 potens est verbum eius in vobis en D.7
238 passus ergo en D.1, D.3, D.4
239 Petrus quoque Apostolorum princeps en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
56 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

consummatum: Qui peccata, (inquit) nostra pertulit in corpore suo super lignum, vt
peccatis mortui, iustitiae viuamus240, cuius liuore sanati sumus. Et paulo post: Christo
igitur passo in carne. Ergo si Christus in carne passus est, non secundum Deum, sed
secundum hominem crucifixus est241. Ecce perpatuit de filio Dei, qui passus est, qui
mortuus est242, corporis hoc tantum fuisse, non Deitatis. Aliena sunt enim ista Deo,
testante propheta de illo: Deus sempiternus, Dominus creans fines terrae, non
laborabit, neque deficiet, et in Psalmo243: Tu autem idem ipse es, et anni tui non
deficient. Omnes enim in Christo infirmitates humanitas sola portauit. Caro enim
habuit vagitus infantiae, non diuinitas. Caro est pannis inuoluta, non Deitas. Caro
habuit alimenta, caro portauit aetatum commercia. Nam et quod fatigatus est, quod
esurijt, quod dormiuit, quod fleuit, passioni proximus, tristis fuit, quod postremo
ipsam passionem et mortis conditionem sustinuit, totum hoc ad infirmitatem
pertinet humanitatis, non ad incompraehensibilem244 substantiam Deitatis. Vnus est
enim Christus, Deus et homo, caro et verbum. Sed vnde Deus, inde habet
inmortalitatem: vnde homo, inde pertulit passionem: et unde caro, inde mortuus: et
vnde verbum, inde aeternus. Neque enim potest esse Deitate passibilis, qui est
virtute paternae naturae245 aequalis. Vnde et patri derogatur, dum natura Deitatis in
filio passibilis creditur. Nam si vna patris et filii substantia est, vtique sicut pater, ita
et filius immortalis est. Et si Ego et pater vnum sumus, sicut in patre non est mors,
ita nec in Dei filio mors. Et si verum est, omnia quae habet pater, mea sunt, ergo
immortalitas patris cum filio communis est246. Nam quod ait Apostolus de infidelium
ignorantia. Si enim cognouissent, nunquam Dominum gloriae crucifixissent: non
quasi Dominus gloriae sit crucifixus, vt natura Deitatis videatur esse passibilis, sed
quia vnus in vtraque natura est Christus, secundum assumptis hominis formam,
Dominus gloriae dicitur passus, sicut e contrario est illud: Nemo asscendit in
caelum, nisi qui descendit de caelo filius hominis. Dum de caelo descendisset247, nisi
tantum Dei filius, nondum idem factus filius hominis248. Propter personae ergo249
vnitatem, et ad hominem referuntur in Christo, quae Dei250 propria sunt: et diuinitati
asscribuntur, quae hominis sunt. Et ideo dum pati ac mori dicitur251, non est Deitatis,
sed carnis proprium: sic252 tamen propter vnitatem personae253, ipse Deus et natus ex
virgine, et passus, et mortuus praedicatur, sed infirmitate carnis nostrae, non virtute

240 viueremus en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7


241 est passus, non est secundum….cruxifixus en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
242 quod passus est, quod mortuus est en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
243 et psalmus en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
244 incomprehensibilem en D.1, D.3, D.4, D.6; incomprensibilem en D.7
245 paternae gloriae en D.1, D.3, D.4
246 est communis en D.6; communis (omite est) en D.7
247 non descendiste en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
248 hominis filius en D.6, D.7
249 igitur en D.6, D.7
250 Deo en D.6, D.7
251 pati et mori en D.6; pati et mori dicitur en D.7
252 proprium sit en D.6, D.7
253 personae unitatem en D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 57

diuinitatis suae.Quod vero idem Apostolus ait, Si enim cum inimici essemus,
reconciliati sumus Deo per mortem filij eius: sic dicitur254 Dei filius mortuus, sicut
dicitur de martyribus passis et mortuis, quorum tamen non sunt animae occisae in
corporis passione255, ore veritatis testante256 : Nolite timere eos, qui occidunt corpus,
animam autem non possunt occidere. Vbi agnocit oportet, si animae martyrum257,
corpore perempto, supplicijs extingui non possunt258: Deus, qui conditor est259
animarum, quomodo per crucem carnis pati potuit exitium mortis? Quod etiam alibi
aptius260 declaratur, eodem filio Dei loquente: Potestatem habeo ponendi animam
meam, et potestatem habeo iterum261 sumendi eam. Quod si ipsa deitas mortua
extitit, quaero, quis animam ipsam262 resumpsit? Stultum est ergo, crucis passionem
divinae applicare naturae, sed tantum creabili et humanae. Sola enim caro crucis
exitium sensit, sola caro lancea pertulit, sola caro sanguine et aqua manauit263. Ipsa
sola mortua, ipsa sola in sepulcro posita, ipsa sola tertia die resuscitata264: quae etiam
glorificata caelos adijt, in qua et venturus est iudex265 in gloria patris, iudicaturus de
viuis ac mortuis266. Prolatis ergo267 noui ac veteris testamenti testimonijs, in quibus
duae naturae Christi patefactae sunt, in vnam subsistenti268 persona, in quibus et
passio eius apparuit, in homine solo expleta: deinde opotuit sententias subnecti
sanctorum partum, qui in sacris literis ingenti gloria refulserunt269, vt etiam eorum
traditione perpateat, quia Dominus noster Iesus Christus, ex duabus naturis et una
persona subsistit, et quia mortem et passionem in sola carne suscepit.
Sanctus ergo270 Hilarius in explanatione271 epistolae ad Thimoteum, sic
loquitur: Nam et cum dicit scriptura, Homo Christus: et cum dicit, Christus mortuus
est272: et cum dicit, verbum caro factum est, non est spoliandus273 per fraudulentiam
legentis expositionibus suis sermo. Nam274 vbi homo Christus est, praecedit mediator

254 Sic hic dicitur en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7


255 de martyribus passione en D.6, D.7 (falta passis et mortuis, quorum tamen non sunt animae occisae
in corporis)
256 testamente en D.3
257 anima en D.6, D.7
258 non potest en D.6, D.7
259 est conditor en D.6, D.7
260 apertius en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
261 potestatem iterum en D.1, D.3, D.4
262 ipsius en D.1, D.3, D.4
263 sola sanguinem et aquam manavit en D.6, D.7
264 Ipsa sola mortua, ipsa sola in sepulchro tertia die resuscitata en D.6; igual pero de sepulcro en D.7
265 iudicare en D.1, D.3, D.4
266 vivos et mortuos en D.6, D.7
267 probatur ergo en D.5 ; prolatis igitur en D.6, D.7
268 subsistentes en D.1, D.3, D.4, D.5
269 refulxerunt en D.5 ; fulserunt en D.6, D.7
270 igitur en D.6, D.7
271 in explicatione en D.1, D.3, D.4 in expositione en D.6, D.7
272 mortuus (omite est) en D.7
273 non expoliandus est en D.6, non spoliandus est en D.7
274 Namque en D.6, D.7
58 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Dei atque hominum, ex deo homo, vtrumque vnum275: sitque, inter hominem et
Deum medius confessione in se vtriusque naturae. Vbi vero Christus mortuus est,
subijcitur, qui resurrexit, qui est in dextera Dei. In morte eius, carnis nostrae
infirmitas est: in resurrectione, virtutis eius potentia276: in consessu277 Dei, dignitas.
Sanctus quoque Ambrosius in expositione euangelij secundum Lucam, sic asserit:
Non enim suam, sed nostram crucem278 Christus asscendit: nec mors illa divinitatis,
sed hominis fuit279. Et paulo post: Etenim Christus omnia, et in Christo omnia, licet
in singulis Christus operetur, caro tamen moritur, vt resurgat. Item280 in eodem libro
exponens inter alia dicit: Tristis est anima mea Et alibi: Nunc anima mea turbata est
valde281. Non ergo suscipiens sed suscepta, turbatur. Anima enim obnoxia
passionibus, divinitas libera. Etenim282 spiritus promptus, caro autem infirma. Tristis
autem non ipse est283, sed anima. Non est tristis sapientia, non diuina substantia, sed
anima.284 Suscepit corpus meum, non me fefellit285, vt aliud esset, et aliud videretur.
Sanctus Athanasius in tractatu quem scripsit de Christi natiuitate, sic dicit: In hoc sit
ergo, fratres charissimi, fides nostra, in hoc tota salus et vita consistat, vt credamus,
Deum Dei filium primum ante omnia secula, a Deo patre inuisibiliter impassibiliter
genitum286, deinde ex Maria virgine secundum hominem natum, secundum hunc
hominem passum, mortuum, sepultum, resurrexisse ab inferis, asscendisse in
caelum. Item idem in expositione fidei: Verbum (inquit) nascitur de Maria virgine287,
accipiens corpus animale: sed neque sermo compraehensus est carne, et supra
carnem288, et sicut Deus praescius289, Dei virtus, Dei veritas. Passus autem humana290,
sed sermo Dei inpassibilis est. In passione quidem moritur homo, vt viuificaret
protoplastum, qui ceciderat per inobedientiam.
Sanctus Gregorius scribens ad Celidonium, dicit: Naturae enim duae in
Christo, Deus et homo. Non autem duo filij nec dij duo. Item idem in sermone de
filio: Vno autem (inquit) capitulo moneo, vt altiora quidem asscribas divinitati et illi
naturae, quae passionibus et corpore probatur esse superior: humiliora autem
naturae humanae291 attribuas, quae ex parte infirmitatis nostrae assumpta est. Item

275 ut ex utroque Deo et homine unus subsistat en D.1, D.3, D.4


276 virtus eius en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
277 consensu en D.7
278 carnem en D.1, D.3, D.4
279 sed quasi hominis fuit en D.1, D.3, D.4
280 Item idem en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
281 Tristis est anima mea, turbata est valde en D.1, D.3, D.4
282 Denique en D.6, D.7
283 Tristis est autem non ipse en D.6, D.7
284 anima quae suscepit en D.7
285 non fefellit en D.7
286 invisibiliter genitum en D.1, D.3, D.4, D.7
287 de virgine Maria en D.6, D.7
288 est carne,sed in carne et supra carnem en D.3, D.4, D.6, D.7
289 sicut Deus dicitur en D.1, D.3, D.4
290 humana carne en D.1, D.3, D.4
291 vero humanae naturae en D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 59

ipse in quarto libro contra Eunomium: Et ne aliquis incorruptibili naturae Deitatis,


crucem passionis applicet, per alia manifestius talem emendat errorem, mediatorem
ipsum Dei et hominum, et hominem292 et Deum ipsum nominans, vt cum duo
denuo293 dicantur, congruum intelligatur circa vtrunque. Circa Deitatem quidem
inpassibilitas, circa humanitatem autem dispensatio passionis. Sanctus quoque
Basilius in quarto libro contra Eunomium, ita scribit: Quid est, Dominus creavit me,
et ante omnes colles genuit me? Vbi intelligendum est hoc, quod dicit, genuit294, de
Deo Filio: hoc autem, quod dicit, creauit, de ea parte, qua in forma serui est, vt
vtranque naturam in vna persona ostenderet. Sanctus Cyrillus in prima ad
Successum epistola dicit: Ergo quantum quidem ad intellectum pertinet et ad
videndum295, tantundem oculis animae, quemadmodum incarnatus est vnigenitus,
duas naturas esse dicimus, vnum autem filium, et Christum et Dominum, Deum296
verbum incarnatum, et hominem confitemur297. Item in secunda ad eundem
Succesum epistola, sic ait: Cum vnus (inquit) sit, et solus filius Christus, idem ipse
Deus et homo, sicut in Deitate perfectus, ita et in humanitate perfectus298. Non autem
ipsum vnigenitum filium Dei, secundum quod intelligitur et est filius Dei299, passum
esse in sua natura300, sed passum esse terrena natura301 dicemus302. Oportet etenim303
necessario vtraque seruare304 vni et vero filio, et non pati secundum Deitatem, et dici,
passum esse eundem secundum humanitatem. Ipsius enim passa est caro. Idem in
expositione Leuitici inter alia: Totum in his iterum circunspice305 saluatoris nostri
mysterium, et emundationem, quae per sanctum baptisma306 fit. Duas enim auiculas
sumi iubet307, viuas et mundas, vt intelligas per volatilia, caelestem hominem simul
et Deum in duabus naturis,308 quantum pertinet ad rationem, diuidendum, vnicuique
conuenientem. Item Sanctus Augustinus in Excerptis309: Neque310 enim illa
susceptione alterum eorum in alterum conuersum atque mutatum est. Nec diuinitas
quippe in creaturam mutata est, vt desisteret esse Diuinitas: nec creatura in

292 omitido et hominem en D.1, D.3, D.4


293 de uno en D.1, D.6, D.7; de una en D.3, D.4
294 Ubi intelligendum hoc quod genuit en D.6, D.7
295 ad fidem en D.1, D.3, D.4
296 et Deum et Dominum en D.6, D.7
297 hominem factum confitemur en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
298 Ita et in humanitate perfectus omitido en D.7
299 et est Deus en D.6, D.7
300 in natura en D.7
301 omitido sed passum esse terrena natura en D.1, D.3, D.4
302 omitido dicemus en D.6, D.7
303 enim en D.1, D.3, D.4
304 servari en D.3, D.4, D.6, D.7
305 circuminspice en D.6, D.7
306 baptismum en D.6; babtismum en D.7
307 iubetur en D.1, D.3, D.4
308 In duas naturas en D.6, D.7
309 omitido in Excerptis en D.1, D.3, D.4
310 Nec en D.1, D.3, D.4
60 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Diuinitatem,311 conversa est, augmentauit aliquid Deitatis312. Sed absit, vt


augmentum recipiat ineffabilis et incompraehensibilis plenitudo. Manet ergo
vtraque filij Dei natura et vna persona. Rursus ipse aduersus Maximianum313: Si ergo
attendas distinctiones naturarum, filius Dei de caelo descendit, filius hominis
cruxifixus est. Si vnitatem personae, et filius hominis de caelo descendit, et filius Dei
cruxifixus est314 in terra. Idem in sequentibus: Oportebat Christum pati, et resurgere
a mortuis die tertia. Vbi resurgit315, nisi in eo, quod potuit cadere? Vbi resurrexit, nisi
in eo, vbi mortuus?316 Quaere mortem, in verbo nunquam esse potuit: Quaere
mortem in anima, nunquam ibi fuit317.Quaere mortem in carne, plane ibi fuit. Et ideo
ibi fuit, quia mors vera fuit. Et paulo post: Quid miraris? Certe vita est Christus.
Quare mortua est vita? Nec anima mortua est, nec verbum mortuum est.Caro
tantum mortua est318. Quare? Vt in ea mors moreretur. Idem in expositione319 Ioannis
Euangelistae: Quis ergo est, per quem factus mundus? Christus Iesus, sed in forma
Dei. Quis est sub Pontio Pilato cruxifixus? Idem ipse Iesus Christus, sed in forma
serui. Beatus quoque Leo Apostolicae sedis antistes, in sua epistola, quam scripsit ad
Flauianum Constantinopolitanum episcopum, sic ait: Salua ergo320 proprietate
vtriusque naturae, et in vnam coeunte personam321, suscepta est a maiestate
humilitas, a virtute infirmitas, ab aeternitate mortalitas. Et ad resoluendum322
conditionis nostrae debitum, inuiolabilis natura est vnita naturae passibili323, vt quod
nostris remedijs congruebat, vnus atque idem, mediator Dei et hominum, homo
Christus Iesus, et mori posset ex vno, et mori non posset ex altero. In integra ergo
veri hominis perfectaque natura, verus natus est Deus, totus in suis, totus in nostris.
Et paulo post: Qui manens in forma Dei, fecit hominem: idem in forma serui, factus
est homo. Tenet enim sine defectu proprietatem suam vtraque natura. Et sicut forma
serui, Dei formam non ademit324: ita forma Dei, formam serui325 non minuit. Item
paulo post: Ait326 enim vtraque forma, cum alterius communione, quod proprium
est, verbo scilicet operante quod verbi est, et carne exequente quod carnis est.Vnum
horum coruscat miraculis, aliud succumbit iniurijs. Et sicut verbum ab aequalitate

311 ut desisteret esse criatura. Nam si substantia hominis (quod ob.cit. credere) in divinitatem, falta en el
D.B. en cambio aparece en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
312 Deitati en D.6, D.7
313 Maximum en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
314 Si unitatem personae, et filius hominis de caelo descendit, et filius Dei cruxifixus est, no aparece en
D.1, D.3, D.4
315 ubi resurgeret en D.6, D.7
316 ibi resurrexit, ubi mortuus est en D.6, D.7
317 numquam fuit en D.6, D.7
318 Caro mortua est en D.6, D.7
319 Idem in explanatione en D.6; idem explanatione en D.7
320 igitur en D.6, D.7
321 in una coeunte persona en D.7
322 ad persolvendum en D.5
323 natura inviolabilis naturae est unita passibili en D.6, D.7
324 adimit en D.6, D.7
325 servi formam en D.6, D.7
326 agit en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 61

paternae gloriae non recessit327, ita caro naturam nostri generis non reliquit. Sanctus
quoque Fulgentius in libro, quem de incarnatione Domini nostri Iesu Christi scripsit,
inter alia sic intulit: Dico itaque vobis, iuxta sanctorum patrum traditionem,
Dominum nostrum Iesum Christum in duabus naturis inconfusis328, id est, diuinitatis
et humanitatis, vnam personam siue substantia329 confiteri. Idem post alia: Si quis
ergo in Domino nostro Iesu Christo aut duas naturas, aut vnam noluerit siue
dubitauerit credere aut330 praedicare personam, vel si quis noluerit confiteri
eundem331 Deum atque hominem, id est, verbum incarnatum de Maria virgine, pro
nostra salute veraciter natum: tantum catholica fide depraehenditur332 ac
demonstratur extraneus, vt sacramento redemptionis humanae resistat ingratus. Et
paulo post: Verbum caro factum333, vnus et plenus est Christus, vnus ex vtraque et334
in vtraque, id est, in humana335 diuinaque natura, in quo sic vtriusque naturae prorsus
vnitio gloriosa persistit336, vt siue diuinitati Christi humanitatem quis demat, siue
humanitati diuinitatem detrahat, Christum sacrilega infidelitate et blasphema
praedicatione dissoluat. Item paulo post: Christus pro nobis carne est passus337, qui
de Deo patre solus natus est impassibilis Deus338. Ipsum itaque Christum filium Dei,
pro nobis mortem carne gustasse, salus immortalitate diuinitatis eius, veraciter
credimus. Item339 post hoc: Quia340 non est alter Deus, alter homo, sed idem vnus est
Christus, Deus, et homo: profecto idem Deus Christus341, qui et mortem suam342
carne suscepit: et idem homo Christus est, qui mortem suam343 diuinitate destruxit.
Idem quippe Christus Dei filius, qui diuinitate mori non potuit, carne mortuus est,
quam344 mortalem Deus immortalis accepit: et ideo345 Christus Dei filius, carne
mortuus resurrexit, quia immortalitatem suae diuinitatis, carne mortuus, non amisit.
Hinc est, quod etiam post resurrectionem suam, sicut in cicatricibus veris, et in vera
comestione piscis et mellis, soliditatem in se verae carnis edocuit: ita clausis foribus
ingrediens, veram in se virtutem sempiternae diuinitatis ostendit, vt agnosceretur et
naturalis fuisse Christi morientis infirmitas, et eidem resurgenti naturalis inesse

327 recedit en D.6, D.7


328 et inconfusis en D.6, D.7
329 unam personam sive substantiam en D.3, D.4, una persona sive substantia en D.6, D.7
330 ac en D.6, D.7
331 omite eundem en D.1, D.3, D.4
332 deprehenditur en D.1, D.3, D.4; reprehenditur en D.6, D.7
333 Verbum ergo caro factum en D.6; verbum ergo caro factum est en D.7
334 atque en D.6, D.7
335 humana (omite in) en D.6, D.7
336 subsistat en D.6,D.7
337 pro nobis carne est passus en D.6, D.7
338 natus solus est impassibilis Deus en D.1; natus solus impassibilis est Deus en D.3, D.4
339 Iterum en D.1, D.3, D.4; et iterum en D.6, D.7
340 Sed quia en D.6, D.7
341 Christus est en D.6,D.7
342 sua en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
343 sua en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
344 quia en D.1, D.3, D.4
345 et idem en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
62 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

maiestas. Haec quidem, quae tam diuinae scripturae, quam etiam sanctorum patrum
eloquia docuerunt, decretis nostris breuiter inserta protulimus, demonstrantes
geminam carnis et Deitatis naturam in vna Domini et saluatoris nostri persona:
passum quoque eundem in ea natura, quae corporis est, non passum in ea natura,
quae Deitatis est. His ergo346 concordi sententia in tribus secretarijs definitis, pro
confirmatione347 sui, propriam subscriptionem348 subiecimus.
Isidorus in Christi nomine ecclesiae Spalensis episcopus, subscripsi.
Bisinnus349 in Christi nomine ecclesiae Eliberritanae350 episcopus, subscripsi.
Rufinus in Christi nomine ecclesiae Asidonenses episcopus, subscripsi.
Fulgentius in Christi nomine ecclesiae Astigitanae episcopus, subscripsi.
Cambra in Christi nomine Ecclesiae Italicensis episcopus, subscripsi351
Fidentius in Christi nomine Ecclesiae Tuccitanae episcopus, subscripsi.
Theodulphus in Christi nomine Ecclesiae Malacitanae episcopus, subscripsi
Honorius in Christi nomine ecclesiae Cordubensis episcopus, subscripsi.

346 igitur en D.6, D.7


347 pro consummatione en D.5
348 proprias subscriptiones en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6; propia subcriptionis en D.7 (debe ser propriae
subcriptionis)
349 Bisinus en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
350 Eliberitanae en D.1, D.3, D.4, D.6
351 En sexto lugar aparece Ioannes in Christi nomine ecclesiae Egabrensis episcopus subcripsi en D.6 y
entre [ Iohannes...episcopus ss.] en D.7
CONCILIO II DE SEVILLA
(619)

Traducción por
RAMONA NÚÑEZ QUINTANA

EN EL DIA DE LOS IDUS352 DE NOVIEMBRE,


ERA 657, EN TIEMPO DEL REY SISEBUTO.

CAPÍTULOS DEL CONCILIO II DE SEVILLA

1. Sobre las quejas de Teodulfo, obispo de la iglesia de Málaga, contra algunos obispos en
defensa de ciertos territorios353.
2. Sobre las quejas de los obispos Fulgencio y Honorio en defensa de ciertos
territorios.
3. Sobre los clérigos desertores que sean devueltos a sus obispos.
4 Acerca de que no se ha de promover al presbiterado o al diaconado a contraer
segundas nupcias.
5. Que los presbíteros no se atrevan a ordenar ni al diácono ni al presbítero
6. Acerca de que no deben de ser depuestos los presbíteros o los diáconos por el
obispo.
7. Sobre lo que se prohíbe a los presbíteros en los sacramentos eclesiásticos.
8. Sobre los soberbios libertos de la iglesia para que sean reintegrados a la
servidumbre.
9. Sobre los ecónomos para que no sean nombrados de entre los laicos.
10. Sobre no destruir los monasterios.
11. Sobre los monasterios de las vírgenes para que sean protegidos por los monjes.
12. Sobre cierto obispo de los acéfalos.
13. Sobre las dos naturalezas y una sola persona en Cristo.

352 El día 13 de Noviembre.


353 parochia: territorio perteneciente a una diócesis
64 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

En el nombre de Jesucristo, Señor y Salvador nuestro, los obispos Isidoro,


Bisino, Rufino354, Fulgencio, Cambra, Fidencio, Teodulfo y Honorio, que hemos
estado reunidos al mismo tiempo en la ciudad hispalense en pro de algunos asuntos
eclesiásticos. Así pues, estando nosotros sentados juntos en la sacristía de la iglesia
hispalense de la sacrosanta Jerusalén con hombres ilustres, con Sisiclo, jefe de la
administración del Estado y con Suanila, jefe de los asuntos fiscales, estando de pie
la religiosísima asamblea de los clérigos.
1. En la primera sesión, una súplica del obispo de la iglesia de Málaga,
Teodulfo, se nos presentó, que afirmaba que el antiguo territorio de esta misma
ciudad había sido escindido en otro tiempo por el riesgo de la hostilidad militar y por
otra parte estaba mantenido por las iglesias de las ciudades de Écija, Elvira y Cabra.
Respecto a este hecho, se acordó que todo territorio que probara haber pertenecido
a su iglesia por derecho antiguo antes de la hostilidad militar, se devolviera a su
jurisdicción. Así como, pues, por la ley general a los que la crueldad bárbara se los
llevó en situación prisionera, a los que regresen, se les devuelve su antiguo
patrimonio por el postliminio355, y no de otro modo la iglesia ha de recobrar el
territorio que antes tuvo con sus bienes, ya estén en posesión de otras iglesias, ya
hayan pasado a cualquier otra posesión. Pues, la prescripción del tiempo no será
obstáculo cuando hay una causa de hostilidad.
2. En la segunda intervención entre los mencionados hermanos nuestros los
obispos Fulgencio, de Écija, y Honorio, de Córdoba, se produjo una discusión a
causa del territorio de cierta basílica, que uno de estos afirmó que era de la
Celticense, el otro de la Reginense. Y como entre ambas partes únicamente la
querella del límite fue reivindicada, cuya retención aunque antigua no conllevara
ningún prejuicio de dominio y con tal que nuestra resolución no fuera recurrida
más entre ellos, citados los cánones, los estatutos sinodales fueron leídos por
completo, cuya autoridad advierte de antemano que conviene contener la codicia,
para que nadie usurpe territorios ajenos. A causa de esto, se acordó que han de
enviarse de ambas partes inspectores, de manera que si el límite prefijado con
antiguas señales mostrara que la basílica esta situada en la diócesis del poseedor, su
eterno dominio pertenezca a la iglesia, cuya la retención es justa. Pero si el límite
legítimo no abarca a esta misma basílica pero la prescripción propuesta es probada
en tan largo tiempo, la apelación del obispo demandante no valdrá porque la
objeción durante treinta años pone silencio a aquella. Esto, en efecto, no sólo los
edictos de los príncipes seculares lo ordenan sino también lo decretó la autoridad
de los prelados romanos. Pero si en un plazo inferior de treinta años, hay una
retención injusta356 fuera de los territorios ajenos a la basílica, sea restituida sin
demora al dominio del obispo demandante.

354 En el texto Rufanus, pero en la subscripción y los demás documentos Rufinus.


355 postliminium: Rito simbólico por el que el ciudadano romano hecho prisionero, pero de vuelta a
Roma, entraba en su casa por la ventana y no por la puerta, para dar a entender que jamás había
dejado su morada. Jurídicamente tenía como efecto renacer los derechos y las obligaciones que poseía
antes de su cautiverio, ya que no había sido una justa reducción a la esclavitud [iusta servitus].
356 iusta no tiene sentido, es mejor iniusta
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 65

3. En tercer lugar nos fue presentada una súplica por el reverendísimo


hermano nuestro Cambra, obispo de Itálica, en pro de cierto clérigo Passando357, el
cual abandonando el culto de su iglesia en la que había sido consagrado desde los
comienzos de su infancia, se trasladó a la iglesia de Córdoba. Hemos decidido que
si ninguna propuesta se alegaba de él, sin más dilación sea devuelto a su propio
obispo. Se escribe, en efecto, en la ley general sobre los colonos de los campos, que
donde cada uno comenzó a estar en ese momento, allí perdurase. No de otro modo
se ordena por decreto de los cánones sobre los clérigos que trabajan en el campo de
la iglesia, sino que permanezcan allí donde comenzaron. Y por lo tanto, se acordó
que si algún clérigo, abandonados los servicios de su propia iglesia se trasladara a
otra, forzándolo el obispo junto al cual se refugió, sea devuelto a la que antes había
servido. Pues el que lo haya aceptado y haya decidido no devolverlo de inmediato a
la propia iglesia, sin ningún motivo de excepción, sepa que está privado de la
comunión hasta que lo devuelva. Pero conviene que el clérigo desertor, despojado
del cíngulo del honor y de su orden358, esté ligado al monasterio por algún tiempo y
así después sea restituido al ministerio eclesiástico. Pues, la licencia de
prevaricación359 no podrá ser abolida en tales circunstancias, a no ser que el
consiguiente castigo existiera en ellos como una corrección de disciplina.
4. En la cuarta sesión se nos anunció que en la iglesia de Écija ha habido
ciertas ordenaciones ilícitas, de modo que algunos maridos de viudas360 eran
consagrados al ministerio de los Levitas: conviene sin duda alguna que éstos sean
depuestos del grado recibido vanamente y no sean promovidos en adelante al
ministerio del diaconado, los cuales se encuentran designados contra los derechos
divinos y eclesiásticos.
5. En la quinta causa, se puso en nuestro conocimiento por el relato del
diácono Egabrense, Aniano, sobre algunos clérigos de esta misma iglesia, de los que
mientras eran consagrados uno a presbítero, dos al ministerio de Levitas, se dice que
su obispo, impedido por un dolor de ojos, puso solamente su mano sobre ellos y
cierto presbítero les habría dado su bendición contra el orden eclesiástico; éste,
lícitamente acusado por causa de una audacia tan grande de presunción, podía ser
condenado en el juicio presente, si ahora estuviese vivo, y no se hubiese adelantado
con la llamada de la muerte, pero como ya aquél, dejado al juicio divino, no puede
ser acusado en un juicio humano, éstos que sobreviven361, para que tal usurpación no
les conceda la licencia, decretamos que, depuestos del grado sacerdotal o del orden
levítico que adquirieron perversamente, sean juzgados en un justo juicio. Pues, tales
juzgados con toda razón deben ser removidos, porque han sido descubiertos
maliciosamente ordenados.

357 En los demás documentos Ispassando


358 Distintivos que se les confieren al darle el cargo, se les priva de la dignidad y magistratura. En todos los
estados solían llevar los funcionarios ciertas insignias peculiares, al ser degradados se les priva de ellas.
359 peruagationis, de este andar de un lado para otro.
360 Que se habían casado con viudas.
361 y recibieron de él no el título de la consagración sino mas bien la expresión de la ignominia, esta frase
no aparece en el documento base.
66 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

6. En la sexta sesión hemos sabido que Fragitano, presbítero de la iglesia de


Córdoba, fue depuesto en otro tiempo injustamente por su obispo y condenado
inocente al exilio, al que devolviendo de nuevo a su orden, hemos decretado por
segunda vez esto, contra nuestra presunción, que conforme a la decisión conciliar de
los antiguos padres, ninguno de nosotros se atreva a deponer ningún presbítero o
diácono sin la intervención del concilio. Porque hay muchos que condenan a los que
no han examinado a fondo con potestad tiránica, no con autoridad canónica y, a
algunos elevan con el favor de la gracia, a otros, llevados por el odio y la envidia,
humillan y condenan por el leve rumor de la opinión, cuya culpa no pueden probar.
Pues, el obispo sólo puede otorgar poder a los presbíteros y ministros, no puede el
sólo arrebatárselo. Pues si éstos, que en su época alcanzaron el honor de la libertad
de sus señores, no vuelven otra vez al vínculo de la esclavitud362, a no ser que
públicamente hayan sido acusados363 entre los pretores y los jueces en el foro,
¿cuanto mas éstos que consagrados a los altares divinos están condecorados con el
honor eclesiástico?. Estos ciertamente ni podrán ser condenados por un solo juez ni
ser apartados de los privilegios de su cargo por uno sólo, sino que presentados en
un tribunal conciliar, la ley canónica definirá lo que prescribe sobre ellos.
7. En la séptima intervención se nos relató que en otro tiempo el muy
venerable Agapio, obispo de la ciudad de Córdoba, con frecuencia había designado
a presbíteros para que, ausente el obispo, erigieran altares y consagraran iglesias: lo
que ciertamente no es digno de admiración que esto sea ordenado a un hombre
ignorante de la disciplina eclesiástica y nombrado repentinamente de la milicia
secular al ministerio sacerdotal, conviene que se establezca de común acuerdo que
tal abuso no sea usurpado por nosotros, sabiendo que la consagración del altar es
ilícita al presbítero así como su constitución. Pues, en las letras divinas, sólo Moisés
levantó un altar en el tabernáculo de Dios, por mandato del Señor, sólo el mismo lo
ungió, ciertamente porque era el sumo sacerdote de Dios, según se ha escrito de él:
Moisés y Aarón entre sus sacerdotes. Lo que tan sólo fue ordenado hacer a los
príncipes de los sacerdotes, cuya representación tuvieron Moisés y Aarón,
presbíteros, que representan la figura de los hijos de Aarón, no se atrevan a
arrebatárselo. Pues aunque con los obispos haya mucha gestión de los ministerios
común a aquellos, no obstante unas cosas por la autoridad de la antigua ley, otras
también por las recientes reglas eclesiásticas sepan que les están prohibidas, así
como la consagración de presbíteros, diáconos y vírgenes, así como el levantamiento
de un altar, la bendición o la unción. Ni siquiera les está permitido consagrar una
iglesia ni los altares, ni por medio de la imposición de las manos entregar el Espíritu
Paráclito a los fieles bautizados o a los conversos de la herejía, ni preparar el crisma
ni ungir la frente de los bautizados con el crisma, pero ni siquiera reconciliar
públicamente en la misa a ninguno de los arrepentidos ni enviar a nadie cartas
oficiales. Todas estas cosas son ilícitas a los presbíteros porque no tienen la dignidad
del pontificado; lo que es deber solo a los obispos, se ordena en el documento de los

362 in servitutis, falta nexum, es necesaria esta palabra.


363 falta accusati .
364 entregado a la libertad
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 67

cánones, para que por medio de éste se demuestre la diferencia de los grados y la
categoría de la dignidad del sumo pontífice. Y tampoco está permitido a los
presbíteros en presencia del obispo entrar en el baptisterio ni, presente el obispo,
ungir o signar a un niño ni, sin orden de su obispo, reconciliar a los arrepentidos ni,
presente éste, ofrecer el sacramento del cuerpo y de la sangre de Cristo, ni, en su
presencia, enseñar al pueblo, ni bendecir ni saludar ni tampoco exhortar a la plebe.
8. En la octava discusión se trató de un tal Eliseo de la familia de la iglesia de
Cabra, que, liberado364 por su obispo, rápidamente pasó de la libertad al mal de la
contumacia, y así, por soberbia no solo quiso destruir la salud del mismo obispo con
artimañas venenosas sino que también, olvidadizo de su libertad, dañó a su iglesia
protectora. Contra éste justamente se dirige la ingrata acción en la orden de los
cánones y de las leyes, para que, no obstante, castigado con la pérdida de la libertad
inmerecida sea reintegrado al vínculo de la servidumbre con el que nació. Pues,
conviene suprimir mas bien que conservar el estado de tales personas, que se dirigen
contra su obispo365 o su iglesia protectora, para que la esclavitud, a los que la libertad
es perniciosa, sea saludable y los que dotados de la libertad adquirida han
comenzado a enorgullecerse, aprendan366 a obedecer como súbditos.
9. En la novena sesión hemos sabido que algunos de nuestra institución
tienen, contra las costumbres eclesiásticas, laicos nombrados ecónomos en los
asuntos divinos. Por consiguiente, habiéndolo tratado juntamente, decidimos que
cada uno de nosotros, según los decretos de los padres Calcedonenses, nombre para
sí un ecónomo de entre el propio clero. Pues, no conviene que un laico sea vicario
del obispo y que los seglares juzguen en la iglesia. Pues, en un único y mismo oficio
no debe haber desigual profesión. Esto también está prohibido en la ley divina, al
decir Moisés: No ararás con un buey y un asno a la vez. Esto es, no reunirás a
hombres de diferente profesión en un mismo oficio. De ahí que conviene que
nosotros obedezcamos no solo a los libros divinos sino también a los preceptos de
los Santos Padres, decidiendo que los que se asocien en las administraciones
pontificias de la iglesia no deben discrepar ni por el oficio ni por costumbre: porque
no pueden estar unidos ni asociados quienes los estudios y los votos son diferentes.
Si algún obispo, pues, decidiera después de esto que la propiedad eclesiástica debe
de ser administrada o por un procurador laico o creyera que debe ser gobernado sin
el testimonio del ecónomo, verdaderamente como violador de los cánones y
defraudador de los bienes eclesiásticos no sólo sea juzgado como reo delante de
Cristo por los bienes de los pobres sino también permanecerá como culpable en el
concilio.
10. En la décima sesión decidimos de común acuerdo, a petición de los padres
de los monasterios, que los cenobios fundados recientemente en la provincia de la
Bética, como también aquellos que son antiguos, permanezcan unidos con una firme
y constante estabilidad. Pues si alguno de nosotros (porque se ausente) o de los
sacerdotes que nos sucedan tratara de expoliar en cualquier parte un monasterio por

365 en el D.B. dice contra Christum suum, mejor contra episcopum suum.
366 discant y no dicant.
68 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

causa de la codicia o destruirlo o disolverlo con alguna simulación de engaño, sea


hecho anatema y permanezca fuera del reino de Dios, y no le aproveche el bien de
la fe u obra para la salvación a aquel que ha destruido el camino de una vida tan
grande y tan saludable. Además de esto, también todos los obispos de la provincia
de la Bética reunidos, excomulguen a este sacrílego y destructor, que restauren el
monasterio destruido con sus bienes y lo que uno impíamente ha aniquilado, todos
piadosamente lo restablezcan.
11. En la undécima sesión, de común acuerdo decretamos que los monasterios
de las vírgenes, fundados en la provincia de la Bética, sean gobernados con la
protección y la administración de los monjes. Entonces, pues, tomamos medidas
saludables para las vírgenes consagradas a Cristo, cuando le designamos padres
espirituales, con cuyas direcciones no solo puedan protegerlas sino también
formarlas con sus doctrinas, y sin embargo guardada la cautela de la disciplina
alrededor de los monjes, para que alejados del trato personal de éstas, no tengan
permiso habitual de acceder hasta el vestíbulo, pero no estará permitido que el abad
ni el que está al frente hablar a las vírgenes de Cristo, excepto a la que preside, de
nada que se refiera a las instituciones de las costumbres; ni les conviene hablar
frecuentemente con la que preside sola sino bajo el testimonio de dos o tres
hermanas, de manera que sea rara la visita y la conversación absolutamente breve.
En efecto queremos que esté lejos el hecho de que los monjes tengan amistades con
las vírgenes de Cristo (lo que incluso es una maldad decirlo), pero según lo que los
preceptos de las reglas o de los cánones aconsejan, solamente asignamos a éstas a
los gobiernos de ellos muy distantes y separados, ordenando que sea elegido el más
experimentado de los monjes, cuyo cuidado sea administrar las fincas rústicas o
urbanas de éstas, levantar edificios o atender alguna otra cosa para las necesidades
del monasterio, con el fin de que las siervas de Cristo, preocupadas únicamente por
el beneficio de su alma vivan solamente para los cultos divinos, se dediquen a sus
obras. Ciertamente, el que es designado por el abad, sea confirmado con la
aprobación de su obispo. Si bien, que ellas hagan los trajes para estos mismos
conventos de los que esperan protección, de éstos mismos a su vez (como se ha dicho
antes) ellas van a recibir los frutos de sus trabajos y la ayuda de la gestión. Si algunos
de los monjes o despreciaren esta ordenación o la descuidaren por falta de energía
sepan que la tibieza y la soberbia deben ser castigadas con la pena de excomunión.
12. En la duodécima sesión comenzó a hablarnos un tal Siro, obispo del
pueblo de la herejía de los acéfalos, (como el afirma)367, negando la existencia de dos
naturalezas en Cristo y afirmando que la deidad podía padecer. Mientras su
confusión de tan gran error era patente a nuestros sentidos, presentados los
testimonios sobre la encarnación de nuestro Señor Jesucristo, leídos los pasajes de
los santos padres, después le invitamos con todo fervor a la rectitud de la fe
verdadera según nuestra modestia sacerdotal. Este oponiendo su participación a los
consejos saludables pertinazmente a través de muchos y duraderos conflictos, sin
embargo iluminado por la gracia divina abjuró de su propia herejía delante de todos

367 que era obispo


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 69

los presentes y confesó dos naturalezas y una persona en un único y mismo Señor
nuestro Jesucristo, creyendo que la naturaleza de la deidad no puede padecer y que
en la humanidad sola asumió las debilidades de las pasiones y de la cruz. Y
convertido, por tanto, y admitido, reveló la confesión de la fe recibida con la
obligación de jurar y apareció limpio de todos sus errores. Y alegrándonos por tal
mérito, dimos las gracias a Cristo por haberle traído con la gracia divina, después de
la maldad de la herejía, a la rectitud de la fe, al que le deseamos que permaneciendo
en la fe de Cristo se conserve pura y devotamente.
13. En la decimotercera exposición368, creímos que se debía decir algo
brevemente respecto a la refutación de aquellos heréticos, que delirando
confunden las dos naturalezas de Cristo después de su unión y afirman que la
sustancia es pasible en él. Contra las blasfemias de éstos conviene que nosotros
presentemos el carácter específico de la doble naturaleza de Cristo en una sola
persona y que manifestemos su pasión en la sola aceptación de la humanidad,
para que si por casualidad algunos necios han sido engañados por el error de esta
ignorancia, al leer estas cosas se arrepientan y mantengan firmemente la verdad
de la recta fe. Pues, sin lugar a dudas, hay muchos necios que, según la voz del
Apóstol, sintiendo picazón en los oídos apartan ciertamente su atención y se
entregan a las fábulas. Así pues, como enseña la inmaculada fe y la santa iglesia de
Dios, confesamos que nuestro Señor Jesucristo nació del Padre fuera del tiempo,
dentro del tiempo fue dado a luz del vientre de la gloriosa Virgen María como
hombre; y por esto tiene dos naturalezas en una sola persona subsistente, la de la
deidad que antes de los siglos fue engendrado y la de la humanidad en la que en
los últimos días fue dado a luz; estando en aquella según la forma de Dios, en ésta
según la forma de siervo, permaneciendo en aquella igual al Padre, en ésta, sin
pecado, semejante a nuestra naturaleza; en aquella invisible, en ésta visible; en
aquella inviolable, en ésta pasible; en aquella de la que no ha podido morir , en
ésta en la que aceptó la muerte.
La distinción de su doble naturaleza, en primer lugar debe ser sacada de los
textos de la ley, después de las páginas de los profetas, de los evangelios y de los
apóstoles, de modo que lo que afirmamos no lo aseguremos con argumentos sino
con los ejemplos de las escrituras. La ley demuestra, en una misma y única persona
de nuestro Salvador, la doble naturaleza así. La divina, al hablar el Señor a Moisés:
“He aquí que yo envío a mi ángel que te preceda, préstale atención y escucha su voz,
porque está mi nombre en él”, la humana, al hablar el mismo Señor a Abrahán: “En
tu linaje serán benditas todas las razas”, esto es, en la carne de Cristo que desciende
de la estirpe de Abrahán.
El profeta en los Salmos bajo una misma y única persona de Cristo muestra
así la doble naturaleza. La divina, según aquello: “Del vientre te engendré antes que
la luz”. La humana, según esto: “Y fue hecho hombre en ésta, y el mismo Altísimo la
creó”. La divina, según aquello: “Pronunció mi corazón una palabra buena”. La
humana, según esto: “Hermoso en aspecto delante de los hijos de los hombres”.

368 (esto es la última)


70 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

La profecía en los Proverbios declara así en una misma y única persona la


doble naturaleza. La divina, según aquello:”Me engendró antes que las
montañas”.La humana, según esto: “El Señor me creó en el inicio de sus caminos”.
La divina, según aquello:“Aún no existían los abismos y yo ya había sido concebida”.
La humana, según esto” La sabiduría edificó para sí una morada”, ciertamente el
templo de su cuerpo en el cual habitara el hijo de Dios, cuando el Verbo fue hecho
carne. La profecía de Isaías demuestra así en una misma y única persona la doble
naturaleza. La de la Deidad, según aquello: “¿Acaso yo que concedo engendrar a
otros no engendraré yo mismo?, dice el Señor; la de la humanidad, según esto: “He
aquí que una virgen concebirá en su vientre y dará a luz un hijo”; la de la divinidad,
según aquello: “Dejad caer, cielos, el rocío desde arriba y las nubes lluevan al justo”;
la de la humanidad, según esto: “Abrase la tierra y germine el Salvador y nazca al
mismo tiempo la justicia. También en otra parte: la de la humanidad, según esto:
“Nos ha nacido un niño”. La de la divinidad, según aquello: “Nos ha sido dado el
Hijo”, en efecto el niño Cristo pertenece a la naturaleza de la humanidad recibida,
porque se hizo hombre; “El hijo dado”a la divinidad, porque es Hijo de Dios.Y para
mostrar que en una y otra naturaleza hay una única persona, el niño nacido y el Hijo
dado, añadió: “Su nombre será invocado como el ángel del gran consuelo, Dios
fuerte, Padre del futuro siglo”.
En el evangelio también en este mismo y único Cristo la alusión a la divina
naturaleza es: “Yo y el Padre somos uno”; la insinuación a la naturaleza humana: “El
Padre es mayor que yo”, la alusión a la divina naturaleza:“Yo soy el camino, la verdad
y la vida”, la insinuación a la naturaleza humana: “Triste está mi alma hasta la
muerte”; la alusión a la divina naturaleza: “Todas las cosas fueron hechas por él
mismo”; la insinuación a la naturaleza humana: “No vine a hacer mi voluntad, sino
la voluntad del padre, que me envió”.
También el apóstol Pablo expresa en este mismo y único Cristo la naturaleza
de la divinidad cuando dice: “El es ante todos el primogénito de toda criatura y todas
las cosas existen en él”. Declara la naturaleza de la humanidad, cuando dice: “El es
la cabeza del cuerpo de la iglesia”.Y en otra parte: “Este estando en la forma de Dios
no consideró un robo el ser igual a Dios, sino que se anonadó así mismo tomando
la forma de siervo”. Por lo que dijo, que estando en la forma de Dios muestra en él
la naturaleza de la divina majestad; por lo que añadió:“Tomando la forma de siervo”,
indica la naturaleza de la humana humildad. Y otra vez dice: “Siendo rico, se hizo
pobre, para que con su pobreza nosotros fuésemos ricos”. Pues donde dijo: “Siendo
rico” pone de manifiesto la gloria de la divina naturaleza, y donde añadió: “Se hizo
pobre” se demuestra la sumisión de la debilidad humana. También en el mismo
inicio del símbolo apostólico se muestra así la distinción de la doble naturaleza en
un mismo y único Cristo. La de la Deidad procedente del Padre, cuando dice: “Creo
en un Dios Padre omnipotente y en Jesucristo, su único hijo, Señor nuestro”. La de
la humanidad procedente de la madre, cuando añadió: “Nació del Espíritu Santo del
vientre de la Virgen María”.
He aquí de uno y otro Testamento las dos naturalezas en Cristo: una de la
divinidad, otra de la humanidad, que ciertamente doble formó una sola persona,
porque un mismo y único mediador de Dios y de los hombres es Jesucristo hombre.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 71

Ahora bien de la pasión de este mismo salvador nuestro y señor Jesucristo, la que
soportó en la sola humanidad y no en la deidad, como antes nos ofrece el testimonio
de la ley y de los profetas y también la predicación de los evangelios y de los
apóstoles. La ley sobre la pasión del cuerpo de Cristo dice así: “Lavará en vino su
estola y en mosto de uva su manto”¿Qué es aquí el manto, qué la estola sino la carne
de Cristo adornada con la sangre de la pasión? Pues ésta sola soportó las afrentas de
la cruz; pero la majestad de la naturaleza divina no sintió ninguna injuria.
También el profeta en los Salmos afirma la pasión de Cristo en una sola carne,
así: “Taladraron mis manos y mis pies, contaron todos mis huesos”: Donde se
comprende solamente la injuria del cuerpo crucificado no de la deidad. Pues allí en
la alusión de los miembros se expone la carne sola, fijada y suspendida por los clavos
en el madero. Como también se lee en Jeremías: “Venid, enviemos el madero en su
pan, esto es la cruz en su cuerpo. Pues la divinidad no pudo ser suspendida del
madero, sino la humanidad sola, fijada en la cruz, estuvo suspendida; también su
carne soportó el sufrimiento de la muerte, se muestra así en otro lugar, cuando se
dice :Mi carne descansa en la esperanza , porque ciertamente solo la materia de la
carne en Cristo, muerta por la fragilidad de la muerte, aguardaba la esperanza de su
resurrección, que incluso había de recibir sin corrupción, cuando añadió: “No
permitirás que tu santo vea la corrupción”
Salomón en los Cánticos de los Cánticos anuncia la pasión de la carne de
Cristo así diciendo: “Mis manos, (dice) destilaron mirra y mis dedos una gota”;
donde especialmente se muestra que la carne sola de Cristo fue clavada en el
madero por las manos y los dedos, como en el Salmo 118 se lee : “Traspasa mis
carnes con los clavos de tu temor”
Isaías predijo que Cristo había recibido la injuria de la pasión en la sola
humanidad en la que apareció, así: Un hombre (dice) en la desgracia y que sabe
soportar las flaquezas, verdaderamente el mismo soportó nuestras enfermedades y
el mismo llevó nuestros dolores.¿Quién es él sino ciertamente un hombre? Porque
no pudo sufrir ni faltar en él la naturaleza de Dios sino el hombre llevó en él la pasión
y la muerte, en el que también la propia muerte tiene condición. Pues habiendo
dicho de él el mismo profeta: “¿Quién es ese que viene de Edon de Bosra con los
vestidos teñidos? Y añadió: ¿Por qué tu vestido es rojo y tu indumentaria como la de
los que pisan en el lagar? ¿Qué quiso mostrar éste a través de la indumentaria y del
vestido rojo sino la sola pasión de la carne de Cristo manchada con la sangre de la
cruz? Y de ahí también en la misma pasión Cristo viste la clámide purpúrea para que
la imagen de la sangre se muestre tan solo en la carne. Jeremías también habla que
Jesucristo ofreció su cuerpo solo a la pasión, así: “Yo no soy, (dice), terco, ni me
opongo. He dado mi cuerpo a los que me golpeaban”. No dijo la divinidad que no
sabe soportar la pasión.Y otra vez: Puse mis espaldas a los azotes y mis mejillas a las
bofetadas”. Esto también se refiere al sufrimiento de la carne no a la ofensa de la
deidad.Y Zacarías: “Verán, dice, al que clavaron”. ¿A qué otro verán indudablemente
sino al hombre que los judíos crucificaron y al que juzgan en la carne? He aquí como
la pasión del cuerpo de Cristo ha sido expuesta a través de la ley y de los profetas.
Pasemos de ahí a los evangelios, allí encontramos que Cristo el hijo de Dios había
llevado en la carne sola los dolores de la pasión y la injuria de la cruz, al hablar el
72 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mismo a sus discípulos: “He aquí subimos a Jerusalén y se cumplirán todas las cosas
que han sido escritas por los profetas sobre el hijo del hombre. En efecto será
entregado a las gentes y será burlado y será azotado y será escupido y después que
le hayan azotado, morirá y al tercer día resucitará. Todo esto dicho de Cristo según el
hombre, pertenece no a la sustancia de la deidad sino a la naturaleza de la carne. Esto
también se enseña en las siguientes palabras cuando dicen los judíos a Cristo: “¿Qué
señal nos muestras tu con la que haces estas cosas? Y dijo Jesús: “Destruid este
templo y después de tres días lo resucitaré”Dijo esto del templo de su cuerpo ya que
en su pasión, reprendiendo al traidor, dijera: “Judas ¿con un beso entregas al hijo del
hombre?”. El pregunta ¿a quién el traidor entrega sino al hombre, al que apresaron?
no a la deidad que cegados por la perfidia no han podido conocer.
El bienaventurado apóstol Pablo que Cristo en el hombre solo llevó la cruz, lo
afirmó así: “Como hombre, dice, se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la
muerte, la muerte de la cruz”, el cual, por tanto, dijo: “Como hombre, para que en la
denominación de hombre, la distinción de la naturaleza se insinuara pasible.
Confirmando esto en otra parte dice: ¿Acaso buscáis una prueba del que habla en
mí, Cristo? Este no es débil sino que es poderoso369 en vosotros, pues, aunque
crucificado a causa de nuestra debilidad, sin embargo vive a causa del poder de Dios
“por consiguiente Cristo sufrió y murió a causa de nuestra debilidad.Vive impasible
e inmortal a causa de su poder, el cual es tan grande que no recibe en sí la pasión ni
admite la muerte”.
Pedro también, el príncipe de los apóstoles, predica el suplicio de la cruz de
Cristo consumado en un solo cuerpo, así: “Este, (dice), llevó nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero para que muertos a los pecados vivamos a la Justicia, con
cuya sangre fuimos sanados”.Y poco después: “Habiendo, pues, padecido Cristo en
la carne”. Pues si Cristo sufrió en la carne, no fue crucificado según Dios sino según
hombre.
He aquí que es evidente a cerca del hijo de Dios que padeció, que murió, esto
solamente fue propio del cuerpo no de la deidad; ajenas son esas cosas de Dios,
atestiguándolo el profeta de él: “Dios sempiterno. El Dios que crea las fronteras de la
tierra no trabajará ni desfallecerá”Y en el Salmo: “Tu eres el mismo y tus años no
acabarán. Pues la humanidad sola llevó en Cristo nuestras debilidades; pues la carne
tuvo los gritos de la infancia, no la divinidad, la carne fue envuelta en pañales, no la
deidad; la carne tuvo alimento, la carne llevó los cambios de las edades porque, que
se fatigó, que pasó hambre, que durmió, que lloró, que próximo a la pasión estuvo
triste, que finalmente soportó la misma pasión y la condición de la muerte, todo esto
pertenece a la debilidad de la humanidad, no a la incomprensible sustancia de la
deidad. Pues uno solo es Cristo, Dios y hombre, Verbo y Carne, pero como Dios de
ahí que tiene la inmortalidad, como hombre soportó la pasión, como carne de ahí
que murió y como Verbo de ahí que fue eterno. Pues no puede ser pasible en la
deidad el que es igual en el poder a la naturaleza paterna; y por ello se niega al Padre
cuando la naturaleza de la deidad se considera pasible en el Hijo. Pues si la sustancia

369 que su palabra es poderosa


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 73

del Padre y del Hijo es una sola, ciertamente como el Padre de la misma manera el
Hijo es inmortal, y si “Yo y el Padre somos uno”, como en el padre no existe la
muerte, del mismo modo no existe muerte en el Hijo de Dios; y si es verdadero:
Todas las cosas que tiene el Padre son mías “por consiguiente la inmortalidad del
Padre es común al Hijo”. Pues lo que dice el Apóstol sobre la ignorancia de los
infieles: “Pues si lo hubiesen conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la
gloria”, no como si el Señor de la gloria haya sido crucificado, de modo que parezca
que la naturaleza de la deidad es pasible, sino porque uno solo en cada naturaleza
es Cristo, se dice que según la forma de hombre asumpto, el Señor de la gloria
padeció, así como por el contrario (se dice) aquello:”Nadie ascendió al cielo sino el
hijo del hombre es el que descendió del cielo”no habiendo descendido del cielo, sino
solamente el Hijo de Dios, aún el mismo no hecho hijo del hombre. Pues a causa de
la unidad de la persona no sólo se atribuye al hombre en Cristo lo que es propio a
Dios sino se adscriben a la divinidad lo que es propio del hombre; y por tanto, se dice
que sufrir y morir no es propio de la deidad sino de la carne, sin embargo a causa de
la unidad de la persona se predica que él mismo Dios nació de la virgen y padeció y
murió pero por la debilidad de nuestra carne no por el poder de su divinidad.
En verdad el mismo apóstol dice esto: “En efecto si siendo enemigos fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” así se dice que el Hijo de Dios
murió, del mismo modo se afirma sobre los sufrimientos y muertes de los mártires,
cuyas almas no murieron en la pasión del cuerpo, testificando la boca de la verdad:
“no temáis a los que matan el cuerpo pues no pueden matar el alma”.Donde
conviene admitir si las almas de los mártires no pueden extinguirse con los suplicios,
una vez muerto el cuerpo. Dios que es el fundador de las almas ¿cómo pudo sufrir
por la cruz de la carne la destrucción de la muerte? También en otra parte más
claramente se declara esto, al hablar el mismo Hijo de Dios: “Tengo el poder de
separarme de mi alma y tengo el poder de tomarla de nuevo”. Pero si la misma
deidad está muerta, pregunto:¿quién recobró la misma alma? Es necio, pues, aplicar
la pasión de la cruz a la naturaleza divina, sino solamente a la que se puede crear y
a la humana. La carne sola sintió la destrucción de la cruz, la carne sola soportó la
lanza, la carne sola manó sangre y agua. Ella misma sola murió, ella misma sola
resucitó del sepulcro al tercer día, la cual también glorificada llegó a los cielos, en la
cual ha de venir el juez en la gloria del Padre para juzgar a los vivos y a los muertos.
Proclamados así pues, los testimonios del nuevo y del antiguo Testamento, en
los cuales las dos naturalezas de Cristo han sido descubiertas en una sola persona
subsistente y en los cuales su pasión apareció acabada en el hombre solo, después
fue preciso que se añadieran las opiniones de los santos padres, los cuales brillaron
con ingente gloria en las Sagradas Escrituras para que también, según la tradición de
ellos quede patente que nuestro Señor Jesucristo subsiste de las dos naturalezas y
una sola persona y que aceptó la muerte y pasión en una sola carne.
Así pues, San Hilario en la exposición de la epístola a Timoteo habla así: Pues
cuando la Escritura dice que el hombre es Cristo y cuando dice que Cristo murió y
cuando dice: “El Verbo se hizo carne”, estas frases no han de quitarse de sus
exposiciones por mala fe del lector. Pues donde (se dice) que el hombre es Cristo,
precede que es mediador de Dios y de los hombres, de Dios es el hombre, ambos
74 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

son una misma cosa y es el centro entre el hombre y Dios por confesión en el de
ambas naturalezas. Donde se añade que Cristo murió. Que resucitó, que está a la
derecha de Dios: en su muerte está la debilidad de nuestra carne, en la resurrección
la fuerza de su poder, en la unión de Dios su dignidad.
También San Ambrosio en la exposición del evangelio según San Lucas afirma
así: Cristo no subió a su cruz sino a la nuestra, aquella muerte no fue de la divinidad
sino del hombre, y poco después: Pues Cristo es todas las cosas y en Cristo están
todas las cosas, aunque en cada una obre Cristo, sin embargo la carne muere para
resucitar. Igualmente escribiendo en este mismo libro, entre otras cosas dice: “Triste
está mi alma”y en otro lugar: Ahora mi alma está muy turbada, pues no se turba el
que asumió sino la asumida, pues el alma está sometida a las pasiones, la divinidad
es libre. Finalmente el espíritu está presto, pero la carne débil; triste está no él mismo
sino el alma. No está triste la sabiduría, no la divina sustancia sino el alma, la cual
tomó mi cuerpo, no me engaño siendo una cosa y pareciendo otra.
San Atanasio en el tratado que escribió sobre la Natividad de Cristo dice así:
en esto está, pues, queridísimos hermanos, nuestra fe, en esto consiste toda la
salvación y la vida, que creamos que Dios, Hijo de Dios, primeramente antes de
todos los siglos fue engendrado invisiblemente e impasiblemente del Dios Padre,
después nació de la Virgen María como hombre y como este hombre padeció, murió,
y sepultado ha resucitado de los infiernos ha subido al cielo. Igualmente esto mismo
en la exposición sobre la fe: el Verbo, (dice) nace de la Virgen María recibiendo un
cuerpo animal, pero el Verbo no fue apresado por la carne y sobre la carne, y como
Dios es conocedor del futuro, el poder de Dios, la verdad de Dios, padeció en la
carne humana pero el Verbo de Dios es impasible. En la pasión, sin duda muere el
hombre para vivificar al primer hombre que había sucumbido por desobediencia.
San Gregorio escribiendo a Celedonio dice: “Hay, pues, dos naturalezas en
Cristo, Dios y Hombre, no dos hijos ni dos dioses”. Igualmente esto mismo en el
sermón acerca del Hijo: Yo aconsejo, (dice) en un único capítulo, que adscribas lo
más elevado a la divinidad y a aquella naturaleza que se comprueba que es superior
en las pasiones y en el cuerpo, pero que atribuyas lo más bajo a la naturaleza
humana que fue tomada de la parte de nuestra debilidad. Igualmente el mismo en
el libro cuarto contra Eunomio: “Y para que nadie aplique la cruz de la pasión a la
incorruptible naturaleza de la deidad, por medio de otras palabras claramente
corrige tal error, llamando al mismo mediador de Dios y de los hombres, hombre y
Dios mismo, para que cuando se diga dos cosas de una misma, se comprenda lo que
es conveniente a cada una de ellas, a la deidad sin duda la impasibilidad, a la
humanidad el sufrimiento de la pasión”.
También San Basilio en el libro cuarto contra Eunomio escribe así: ¿Qué es:
“El Señor me creó y me engendró antes de todas las colinas?” Donde debe
entenderse lo que dice “engendró” del Hijo de Dios, pero lo que dice “creó” de la
parte cuya forma es propia del siervo, para mostrar ambas naturalezas en una sola
persona.
San Cirilo en la primera epístola a Suceso dice: Pues, en cuanto pertenece
ciertamente al intelecto y al ver tan solo con los ojos del alma de qué modo fue
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 75

encarnado el unigénito, decimos que hay dos naturalezas, pero confesamos un solo
Hijo y un solo Cristo y un solo Señor y un solo Dios, Verbo encarnado y hecho
hombre. Igualmente en la segunda epístola a este mismo Suceso dice así: Porque,
(dice), Cristo es único y sólo hijo, el mismo es Dios y Hombre perfecto en la deidad,
así como perfecto en la humanidad. pero que el mismo unigénito Hijo de Dios según
lo que se entiende y es hijo de Dios no sufrió en su naturaleza, sino que diremos que
sufrió en la naturaleza terrena. Conviene, pues, necesariamente observar ambas cosas
del único y verdadero Hijo y decir que no sufre según la deidad y que él mismo sufrió
según su humanidad. En efecto, su carne también sufrió. El mismo, en la exposición
del Levítico entre otras cosas dice: Contempla de nuevo en esto todo el misterio de
nuestro Salvador y la purificación que se hace por medio del santo bautismo: Manda
que dos avecillas se tomen vivas y limpias para que comprendas por medio de las
aves al hombre celeste y al mismo tiempo a Dios en las dos naturalezas, cuanto
pertenece a la razón, separando lo que conviene a cada una de ellas.
Igualmente San Agustín en los Excerpta: Pues ni por aquella acción uno de
ellos ni se convirtió ni se cambió en otro. Ni la divinidad se cambió en criatura para
dejar de ser divinidad, ni la criatura se convirtió en divinidad.370Aumentó algo de la
deidad, pero está lejos que el aumento reciba la inefable e incomprensible plenitud.
Permanece, así pues, una y otra naturaleza del Hijo de Dios y una persona. De nuevo
él mismo contra Maximiano371: Pues, si observas las distinciones de las naturalezas,
el Hijo de Dios descendió del cielo, el hijo del hombre fue crucificado; si a la unidad
de la persona, el Hijo de Dios descendió del cielo y el Hijo del Hombre fue
crucificado en la tierra. El mismo en los siguientes: Convenía que Cristo sufriera y
resucitara de los muertos al tercer día ¿Cómo resucitó sino en lo que pudo morir?
Allí resucitó donde murió: Busca la muerte, en el Verbo nunca pudo ser, busca la
muerte en el alma, nunca allí existió; busca la muerte en la carne, exactamente allí
existió y por lo tanto allí existió porque la muerte fue verdadera.Y poco después: ¿De
qué te sorprendes? Ciertamente Cristo es la vida. ¿Por qué murió la vida? Ni el alma
murió, ni el Verbo murió, tan solo la carne murió. ¿Por qué? Para que la muerte
sucumbiera en ella.
El mismo en la explicación de Juan Evangelista:¿Pues quién es aquel por el
que fue hecho el mundo? Cristo Jesús, pero en forma de Dios. ¿Quién fue crucificado
bajo Poncio Pilato? El mismo Jesucristo pero en la forma de siervo.
También el bienaventurado León, obispo de la sede apostólica, en su carta que
escribió a Flaviano, obispo de Constantinopla, dice así: Salvada la propiedad de una
y otra naturaleza que se une en una sola persona, la humildad fue tomada por la
majestad, la debilidad por el poder, la mortalidad por la eternidad. Y para pagar la
deuda de nuestra condición, la naturaleza inviolable se unió a la naturaleza pasible,
lo que era conveniente para nuestros remedios, un único y el mismo mediador de
Dios y de los hombres, Jesucristo hombre pudiese morir por un lado y no pudiese

370 para dejar de ser criatura. Pues si la sustancia del hombre se convirtió en divinidad (lo que está lejos
de creer) está omitido todo este párrafo en el documento base.
371 Maximino o Máximo
76 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

morir por otro. Pues en la naturaleza íntegra y perfecta del verdadero hombre nació
el verdadero Dios, todo en sus propiedades, todo en las nuestras.Y poco después: el
que permaneciendo en forma de Dios se hizo hombre, el mismo en forma de siervo
fue hecho hombre, pues cada naturaleza tiene su propiedad sin defecto y como la
forma de siervo no quita la forma de Dios, así la forma de Dios no disminuye la forma
de siervo. Del mismo modo poco después: pues, cada forma actúa372 con la unión de
la otra lo que es propio, es decir realizando el Verbo lo que es propio del Verbo y
siendo igual la carne lo que es propio de la carne. Uno de estos resplandece con los
milagros, otro sucumbe a las injurias y como el Verbo no se separa de la igualdad de
la gloria paterna así la carne no abandonó la naturaleza de nuestro linaje.
También San Fulgencio en el libro que escribió sobre la Encarnación de
Nuestro Señor Jesucristo entre otras cosas, así nos lo ofreció: Os digo, pues, que
según la tradición de los santos padres confeséis que nuestro Señor Jesucristo es una
sola persona o sustancia en dos naturalezas inconfusas, esto es, la de la divinidad y
la de la humanidad. El mismo después de otras cosas: Si alguien, pues, no ha querido
o ha dudado creer o predicar que hay dos naturalezas y una sola persona en nuestro
Señor Jesucristo, o si alguien no ha querido confesar que él mismo es Dios y hombre,
esto es el Verbo encarnado verdaderamente nacido de la Virgen María en pro de
nuestra salvación, sea reprendido y declarado fuera de la fe católica en tanto que se
oponga ingrato al sacramento de la redención humana.Y un poco después: el Verbo,
hecho carne es único y pleno Cristo, uno de ambas y en ambas naturalezas, esto es
la humana y la divina, en el que persiste la unión gloriosa de ambas naturalezas por
completo, de manera que si alguien quita a la divinidad de Cristo la humanidad o
sustrae a la humanidad la divinidad, separa a Cristo con infidelidad sacrílega y con
predicación blasfema. Igualmente poco después: Cristo sufrió por nosotros en la
carne, el cual nació solo e impasible Dios de Dios Padre. Por tanto, creemos
verazmente que el mismo Cristo, hijo de Dios, ha experimentado la muerte en la
carne por nosotros con la inmortalidad a salvo de su divinidad. Y otra vez después
de esto: Porque no es uno Dios, otro Hombre, sino uno mismo es Cristo, Dios y
Hombre, en realidad el mismo Dios es Cristo el que aceptó su muerte en la carne y
el mismo hombre es Cristo, el que destruyó su muerte con la divinidad. Sin duda
alguna, el mismo Cristo es el hijo de Dios, el cual no pudo morir en la divinidad,
murió en la carne, a la que mortal Dios inmortal recibió; y Cristo, hijo de Dios,
muerto en la carne resucitó, porque muerto en la carne no perdió la inmortalidad de
su divinidad. De aquí es lo que también después de su resurrección mostró en él la
firmeza de la verdadera carne en las verdaderas cicatrices y en la verdadera comida
de pescado y miel, así al entrar por las puertas cerradas mostró en él el verdadero
poder de la sempiterna divinidad, para que conociera la debilidad de Cristo que
morir había sido natural y a él mismo que resucitaba había sido natural la majestad.
Estas cosas ciertamente que enseñaron tanto las divinas Escrituras como
también las palabras de los santos padres, insertas brevemente en nuestros decretos
los hemos presentado demostrando que la doble naturaleza de la carne y de la

372 agit no ait.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 77

deidad en una persona de nuestro Señor y Salvador, y que él mismo también sufrió
en la naturaleza, que es propia del cuerpo, no sufrió en la que es propia de la deidad.
Así pues, definidas estas cosas por unánime acuerdo en tres sesiones secretas, para
la confirmación añadimos la propia firma.
Isidoro en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Sevilla, firmé.
Bisino en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Elvira, firmé.
Rufino en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Medina Sidonia, firmé.
Fulgencio en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Écija, firmé.
Cambra, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Itálica, firmé.
Fidencio, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Tucci, firmé.
Teodulfo, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Málaga, firmé.
Honorio, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Córdoba, firmé.
Termina el Concilio II de Sevilla
CONCILIOS DE LA
ÉPOCA BAJOMEDIEVAL
Y DE LA EDAD MODERNA

Trascripción y notas por


MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ BELTRÁN
Y ANTONIO HERRERA GARCÍA
III

CONSTITUCIONES SINODALES DEL


CARDENAL DIEGO HURTADO DE MENDOZA
(1490)

Primera página de la edición impresa de las Constituciones del Cardenal Hurtado de


Mendoza
//37r. Síguense las constituciones del cardenal Don Diego Hurtado de
Mendoça de buena memoria, arçobispo que fue de la sancta yglesia de Sevilla,
aprobadas e confirmadas en el dicho concilio provincial, que pone orden en el
dezir de las missas e pena a quien lo traspassare1.

[Capítulo] I. Orden en el dezir de las misas2


[1] Primeramente, por quanto en el dezir de las missas del día e Bísperas
fallamos aver gran defecto e negligencia, mandamos que en todas las yglesias do ay
tres beneficios o dende arriba, los quales mandamos servir continuamentea los
beneficiados por sí o con nuestra licencia por sus capellanes suficientes, se digan
todos los días feriales, que no sean fiestas de guardar, generalmente missa por la
mañana, en manera que se acabe quasi saliendo el sol, porque los trabajadores o
negociadores puedan oyr su missa rezada antes que vayan a sus labores o
negociaciones. E después a ora de Tercia digan la missa del día cantada, según la
regla desta diócesi e provincia manda.
[2] E mandamos que la tal missa del día a ora de Tercia no se pueda suplir con
alguna otra missa privada de qualquier manera que sea. E que a esta dicha missa
estén todos los beneficiados o sus capellanes que por ellos sirven.Y el que no viniere
a la dicha missa antes de acabada la Epístola pierda todo el pie del altar e ovenciones
que aquel día vinieren a la dicha yglesia e, si no oviere pie de altar o ovenciones fasta
en quanía de medio real, que pague diez maravedís de pena. E para las dichas dos
missas de Prima e Tercia aya semaneros e diputados por turno, y el que fallare de
dezir la missa de Prima a su ora pague en pena diez maravedís para la fábrica de la
tal yglesia, e el que fallare de dezir missa de Tercia pague en pena quinze maravedís
para la dicha fábrica. Y mandamos que el que en las yglesias donde se acostumbra
dezir la missa mayor con diácono e subdiácono y cantores se guarde la tal costumbre
y no se dexe en todas las fiestas acostumbradas, y el que oviere de dezir Evangelio o
Epístola o el cantor que no viniere antes de empeçar la missa o oficio pague la dicha
pena de quinze maravedís. Assí mesmo, mandamos que sean todos los presentes a
las Bísperas, e el que no /37v. viniere el día que oviere baxo el primer salmo de lo
mayor, pierda la mitad del pie de altar e ovenciones del día siguiente. E mandamos
a los otros beneficiados o a sus capellanes que fueren presentes como dicho es, so
pena de excomunión que no les puedan remitir el dicho pie de altar e ovenciones
que la pena susodicha a los que lo perdieren, salvo por vero patitur. E cerca de las

1 La Copia B comienza de la siguiente forma: “Constituciones del cardenal Don Diego Hurtado de
Mendoza, de buena memoria, arzobispo que fue de la Santa Yglesia de Sevilla, aprobadas y
confirmadas en el concilio provincial que celebró el señor Don Diego Deza, arzobispo de Sevilla, en
el año de 1512”.
2 El título de esta constitución sólo aparece en la Copia B.
84 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

faltas de los semaneros que aplicamos a la fábrica, mandamos al sacristán de


qualquier yglesia que tenga cargo de los puntar e notificar al mayordomo porque los
recabe para la fábrica, e el nuestro visitador que cada e quando visitare resciva la
quenta de las dichas faltas y faga cargo a los mayordomos de las yglesias dellas.
[Capítulo] II. La orden como han de dezir las Oras y las penas a los
transgresores
Item, ordenamos y mandamos que en cada una de las dichas yglesias donde
ay tres beneficios e dende arriba se digan todos los domingos e fiestas de guardar a
los menos la Tercia e Nona cantadas a su ora. El que no viniere a las dichas Oras
pague de pena los maravedís para los que fueren interescentes, a los quales
interescentes mandamos que no les fagan gracia dellos ni parte dellos.Y esta mesma
regla mandamos que se tenga en toda la Quaresma en la Prima e Tercia e Bísperas,
pero porque algunas vezes donde puedan ocurrir assí a los beneficiados como a sus
capellanes, dispensamos que puedan gozar e gozen cada mes de ocho días de recre,
en los quales aunque no vengan a estar en las missas y Bísperas y a las otras Oras
no incurran en la dicha pena, pero que no ganen el pie de altar ni ovenciones en
estos días de recre. Y mandamos que el semanero no tome recre en su semana so
pena de medio real para la fábrica de la yglesia.

[Capítulo] III. Que se abran las yglesias en alboreciendo e que entonce


vengan los clérigos e que duerma el sacristán en la yglesia
Iten, por quanto assí en muchas yglesias desta cibdad como de toda nuestra
diócesi muchos días es salido el sol con gran rato antes que se abran las yglesias, a
la qual causa se pierda mucho la devoción del pueblo y parrochianos que querrían
entrar a fazer oración antes que otra obra començassen, mandamos que //38r. los
sacristanes abran a lo menos una puerta de cada yglesia començando el día a
alborear. E mandamos a los tales beneficiados o sus capellanes que vengan a las
dichas yglesias en alboreciendo a rezar los Maytines y continúen las Oras diurnas en
las dichas yglesias, so pena de la meytat del pie de altar de aquel día. E porque esto
meior se pueda fazer e las yglesias estén a mejor recaudo, mandamos que los
sacristanes duerman en las yglesias sin compañía de legos ni de otras personas, de
que se pueda seguir escándalo o mal exemplo.

[Capítulo] IV. Que no se dé paz con las patenas consagradas ni limpien ni


embuelvan los cálizes sino los clérigos e tengan purificadores
Iten, por quanto hallamos que quasi en todas las yglesias deste nuestro
arçobispado se usa la paz con las patenas consagradas, lo cual çede en no debido
precio y contractación de las dichas patenas, porque seyendo como son sagradas las
tratan los monazillos con sus manos e algunas vezes se les caen en la tierra, por ende
mandamos que en todas las yglesias se hagan portapazes de plata o de palo assí para
los hombres como para las mugeres, e que los clérigos desque han consumido, ellos
mismo cubran y embuelvan los cálizes con sus patenas en su paño de lienço blanco
y limpio, e no les deseen embolver ni tocar desembueltos a monazillos ni a sacristán
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 85

ni a otra persona que no sea de orden sacro. E también mandamos que en los cálizes
tengan sus paños de lienço delgado e limpio, que llaman purificadores, para
purificarlos e alimpiarlos después que han consumido antes que los embuelvan.

[Capítulo] V. De la limpieza de los copones e manteles e ornamentos del altar


Otrosí, por quanto gran negligencia cerca de la limpieza decente e devida al
ministerio del altar, assí en los corporales como en los manteles e ornamentos,
mandamos que de aquí en adelante los que tovieren cargo de cura en las yglesias,
donde ay más de uno, cada uno su vez según el orden de su antigüedad tenga cargo
de lavar los corporales, que continno usan, al menos de dos en dos meses, e los
pañezuelos para purificar e em- /38v. bolver los cálizes de quinze en quinze días, e
fagan al mayordomo que al menos cada mes mude los manteles de los altares, e
tengan cargo los dichos curas quando alguna casulla o alva o amitos o manípulos o
estola o dalmática o otros ornamentos vieren rotos o descosidos o suzios de fazer
luego al mayordomo que les faga coser e reparar e lavar.

[Capítulo] VI. Que se pongan en el sagrario formas redondas pequeñitas para


administrar la sancta comunión.
Iten, por quanto quasi generalmente fallamos en los sagrarios repuesta una
hostia partida en muchas partes y porque el partir no se puede fazer tan limpio que
no caygan alguna partezicas muy pequeñas, las quales no son consumidas ni
conservadas como deven, proveyendo sobre ello e mejor forma, mandamos que en
lugar de aquellas partes de hostias se fagan formas pequeñitas de hostias redondas
e enteras, assí para tener repuestas en el sagrario como para el uso común de la
comunión a los seglares, e éstas sean en tal número que cada quinze días se puedan
consumir e renovar, e assí mandamos que los curas que lo fagan.

[Capítulo] VII. Que se cante el Credo todo biva voz en sus días
Item, por quanto en el segundo símbolo de la fe3, que comúnmente llaman el
Credo, que se canta en la missa mayor los domingos e fiestas ordenadas por la
Sancta Madre Yglesia explícitamente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la yglesia militante, assí como cada particular christiano en obligado a la
confesar e los que son nuevos en hedad o en la fe mexor lo aprenden, e hallamos
una mala costumbre que quasi en todas las yglesias deste nuestro arçobispado,
quando ay sermón después del Evangelio comiençan a cantar el Credo e luego lo
interrumpen para dar lugar al sermón, otras vezes desando tañer a los órganos de
manera que la yglesia no satisfaze ni es edificada, por ende, proveyendo de remedio,

3 Como indica el profesor Sánchez Herrero, “quizás `segundo´ porque se trata el Símbolo Niceno-
Constantinopolitano, recogido en el Primer Concilio de Constantinopla, 381, habiéndose ya
promulgado un símbolo en el Primer Concilio de Nicea, 325. También puede considerarse como
primero el Símbolo Apostólico el Niceno-Constantinopolitano”. (J. SÁNCHEZ HERRERO y S. Mª
PÉREZ GONZÁLEZ: “El sínodo de Sevilla de 1490”, o. c., p. 78, nota 10)
86 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mandamos a los clérigos so pena de excomunión que en cada parrochia todos los
domingos e fiestas que por la regla son obligados a lo cantar, después de començado
en su tiempo lo prosigan a boz biva hasta el cabo sin dexar ninguna cosa dél.

[Capítulo] VIII. Que los clérigos estén en hábito decente a los oficios e los
capellanes estén en los domingos e fiestas a ambas Bísperas y a la missa
mayor
[1] Item, por quanto hallamos en este nuestro arçobispado una constitución
sinodal del patriarca de Constantinopla don Alfonso, administrador perpetuo de
esta nuestra sancta yglesia, nuestro predecesor4, la qual dispone que los clérigos a las
Oras e divinales oficios estén en sobrepelliz y hábito decente, so pena de treynta
maravedís para la fábrica de la yglesia donde el clérigo que lo contrario fiziesse era
beneficiado o servía por beneficiado.
[2] Otrosí, en la misma constitución sinodial que todos los clérigos capellanes
que cantan algunas capellanías en qualesquier yglesias parrochiales sean tenudos de
ser presentes a los oficios en los domingos e en las fiestas, assí a las primeras
Bísperas como a la missa mayor y las segundas Bísperas, con un hábito decente y
oficien y canten las dichas missas y Bísperas juntamente con los otros clérigos, so
pena de treynta maravedís para la fábrica de la tal yglesia. Y nos, aviendo la tal
constitución ser justa y honesta e favorable al servicio de dios y honra de la Yglesia,
puesto que fasta aquí se haya mal guardado, la renovamos en todo y por todo, assí
quanto a los hábitos e interescencias de los capellanes que a los divinos oficios en
los días y Oras susodichas, como quanto a la pena los transgresores puesta, y
queremos que los sacristanes tengan cargo de puntar a los que no uvieren y den al
mayordomo de la yglesia las faltas que fizieren en fin de cada mes para que los
mayordomos las cobren, y damos facultad al nuestro vicario, donde le oviere y no,
donde el cura más antiguo, que lo faga executar.

[Capítulo] IX. Que no se fagan las vigilias


[1] Otrosí, hallamos otra constitución sinodial del dicho Don Alfonso5,
patriarca, nuestro predecesor, cerca de las vigilias que en las yglesias y en las
hermitas se fazen, por la qual dispone que no se fagan. La qual de verbo ad verbum
es esta que sigue:
[2] Por quanto es costumbre que en las vigilias de los sanctos muchos, assí
varones como mugeres, clérigos y legos, por devoción vienen a velar en las yglesias
de noche, y porque avemos entendido que so título de devoción se cometen en ellas
muchos maleficios, especialmente fornicaciones y adulterios, e demás desto que
fazen muchos comeres e beberes superfluos, e se dicen muchos cantares seglares e

4 Se refiere a Don Alonso de Egea, patriarca de Constantinopla y administrador eclesiástico de Sevilla


(1403-1417), quien celebró concilio provincial en 1412. No se conservan las constituciones.
5 Véase la nota anterior.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 87

se fazen danças e otras cosas inhonestas, donde se siguen muchos /39v. escándalos
y pecados, sobre lo qual pertenece a mí proveer y de reprovar la tal costumbre, por
ende, con aprobación de este sancto concilio, establecemos que de aquí adelante en
las vigilias de la Virgen gloriosa Sancta María y de qualquier fiesta que sea ni en los
días feriales en la nuestra yglesia cathedral ni en qualquier otra yglesia de nuestra
diócesi e provincia no se fagan tales vigilias, ni algunos en aquel tiempo sean
recebidos en las yglesias. E los clérigos de las yglesias, donde se acostumbra fazer las
vigilias, luego después del oficio de Bísperas cierren las puertas de la yglesia, de
manera que en aquella noche en que se acostumbra de fazer la vigilia, alguno o
algunos no puedan entrar en las dichas yglesias. E el clérigo a quien pertenesce de
tener la cura desto, que assí no fará, queremos que peche quinientos maravedís, los
quales sean para la yglesia cathedral en cuya diócesi esto acaesciere. E si por ventura
alguno oviere hecho voto de yr a las tales vigilias, nos otorgamos licencia e poderío
a todos los clérigos que tienen cura e tienen de mí poderío para oyr confessiones que
puedan mandar los tales votos otra obra de piedad. E mandamos que esta nuestra
constitución sea por todas las yglesias por los clérigos dellas publicada.
[3] E nos el dicho arçobispo, don diego Hurtado de Mendoça, veyendo esta
dicha constitución ser sancta y muy provechosa, e quanto detrimento de la honra de
Dios fasta agora no se ha guardado no se guarda, la ynovamos e mandamos que se
guarde so la dicha pena en ella contenida. Pero por quantro muchos tienen gran
devoción de velar en esta nuestra sancta yglesia la vigilia de la Señora de Agosto y
en su ochavario, mandamos a nuestro alguazil mayor que en aquella noche pongan
gran recaudo para que todas las personas que con devoción quisieren velar puedan
estar onestamente, e no consienta los cantares y tañeres y danças ni otros auctos
desonestos en el dicho tiempo que hasta aquí se acostumbravan fazer, e que pene a
los que lo contrario hizieren en doscientos maravedís, los ciento para la fábrica de la
yglesia y los otros ciento para el dicho alguazil.

[Capítulo] X. La onestidad que deben guardar los clérigos en el hábito


Iten, por quanto la onestidad e composición es virtud muy decente en todo
estado e más en el eclesiástico, e avemos entendido que muchos clérigos en nuestro
arçobispado se traen deshonesta e incompuestamente, andando con rasuras chicas
según su orden, e con los cabellos luengos e barvas crescidas, e con mantos cortos e
abiertos e sin capirotes, e lo que peor es a las vezes con ábitos seglares e con jubones
de terciopelo e con cintos e cin- //40r. tas labradas con oro e plata e trayendo anillos en
sus manos e çapatos e borzeguíes de color en forma desonesta, lo qual todo es indicio
de liviano e irreligioso coraçón e de mal exemplo a los seglares, por ende nos,
queriendo sobre todo proveer, mandamos que de aquí adelante todos los clérigos de
orden sacro o beneficiados traygan su rasura abierta en mediana cantidad, e los
cabellos tan cortos que al menos se parezcan la media oreja, e no deseen crecer las
barvas, e traygan mantos de onestos colores, no tan largos que arrastren notablemente
ni tan cortos que se parezca el tovillo, salvo que junten en tierra, e traygan sus capirotes,
e no traygan jubones de terciopelo ni de otra seda, ni cintos ni cintas labrados con oro
o plata o seda, ni traygan anillos salvo aquellos a quien por grado o dig nidad es
permiso, ni traygan borzeguíes ni çapatos salvo negros, so pena que el beneficiado que
88 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

lo contrario hiziere cayga en pena de mil maravedís desta moneda, la meytad para la
fábrica de la yglesia donde fuere beneficiado y la otra meytad para nuestro alguazil,
porque tenga cargo de lo executar. E el clérigo que no fuere beneficiado cayga en pena
de quinientos maravedís, los quales se partan en la manera suso dicha.

[Capítulo] XI. De cómo se ha de administrar el sancto bautismo


Item, cerca del bautismo que es puerta6 e principio de los otros sacramentos,
por quanto hallamos que en nuestra diócesi bautizavan por aspersión y no por
inmersión, el qual rito e costumbre de bautizar puesto que fuesse bueno, pero
conociendo assí por los decretos e cánones antiguos como por las sentencias de los
sanctos theólogos que es mejor bautizar por inmersión, assí por ser más conforme a
la costumbre de la sancta Yglesia romana nuestra madre e cabeça, como a la
costumbre de la sancta Yglesia Universal, e porque más lenamente se cumpla
semejança que la sepultura y resurrección de Jesu Christo, nuestro Dios, según el
dicho del apóstol Sant Pablo Ad Colocenses, segundo, donde dize que somos
sepultados con Christo en el bautismo en el qual resucitamos por la fe de la obra de
Dios, por ende nos, cuyo oficio es proveer e disponer las ovejas a nos encomendadas
de bien en mejor, según la sentencia de Sant Pablo, prima Chorintiorum, duodécima:
“Emulamini charismata meliora et adhuc excellentionem viam vobis demonstro”,
ordenamos e mandamos a todos los curas de nuestra diócesi que de aquí adelante
bautizen por inmersión, según que en las yglesias que avemos visitado enseñamos
e mandamos e se faze, excepto en cuatro casos: El prime- /40v. ro, quando fuere
persona adulta, assí varón como fembra; el segundo, quando fuere niño o niña
enfermo del qual virissímilmente se deve creer que si fuesse metido debaxo del agua
recibiría notable e manifiesto daño en su enfermedad; el tercero, quando no puede
salir del vientre de la madre salvo la cebeça sola o algún otro miembro, ca en tal caso
no debe fazer el bautismo en aquel miembro por aspersión; el quarto, quando en
caso de necesidad no se puede aver tanta aqua que baste para fazer la inmersión.

[Capítulo] XII. Que el que bautiza luego quite el capillejo


Otrosí, por quanto avemos entendido que algunas madres o amas que crían
los niños no guardan como deven las criaturas los días que tienen el capillejo
después del bautismo con la reverencia que al sacto crisma pertenece, e otras fazen
abusiones desando de bolver al cura que bautizó la criatura e yendo a emparedadas
e monjas e frayles para que quiten al niño o niña el capillejo, diziendo que por quitar
el capillejo se fazen comadres o compadres, por ende, queriendo sobre todo proveer,
mandamos so pena de excomunión, a todos los curas de nuestro arçobispado que
luego como acabare de bautizar la criatura quiten el capillejo según que después de
los tres días lo acostumbran a fazer.

6 El Concilio de Florencia (1431-1447) califica al bautismo como “puerta de la vida espitirual” en el


Decreto para los armenios. (E. DENZINGER: El Magisterio de la Iglesia.Barcelona, ed. Herder, 1963, p.
202, nº 696)
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 89

[Capítulo] XIII. Que el que bautiza scriva su nombre e de la criatura e del día,
mes e año7
Otrosí, por quanto avemos visto por experiencia que algunos se crían sin
padres e madres e parientes e dudasse a las vezes cuyos hijos fueron e si no son
bautizados e aun muchas vezes es necesario saber la hedad e si son legítimos,
mayormente quando han de ser clérigos, e para averse de casar es necesario saberse
la hedad a poder consentir, e saber quáles fueron los padrinos e madrinas por el
impedimento de la cognación espiritual e por otras muchas dudas e daños que de la
ygnorancia que de todo o de parte de lo susodicho se suelen seguir, por ende nos,
por proveer cerca de todo ello, ordenamos e mandamos que del día que fuere
promulgada esta nuestra ordenança en treynta días todos e qualesquier
mayordomos de las yglesias sean obligados, so pena de excomunión e doscientos
maravedís, para el que lo acusare la mitad e la otra mitad para la yglesia, de fazer un
livro a costa de la fábrica de la yglesia donde oviere pila, e éste tengan los curas en
el //41r. sagrario, en el qual queremos e mandamos, so pena de excomunión al cura
que bautizare, que escriva su propio nombre diciendo yo fulano, cura, e luego el día
el mes y año e nombre de la criatura que babtiza e de su padre y de su madre e si
son avidos por legítimo marido e muger e los nombres de los padrinos y de las
madrinas.

[Capítulo] XIV. Que no se admita ni se pueda dispensar sobre el número de los


compadres
Otrosí, por quanto cerca del número de los compadres e comadres ay gran
confusión e por la muchedumbre dellos no se conocen e intervienen casamientos
de parientes con parientes espirituales, sobre lo qual antiguamente fue proveído
por el arçobispo don Nuño8, de buena memoria, nuestro predecesor, y después por
el reverendíssimo cardenal de España9, nuestro tío, seyendo arçobispo desta sancta
yglesia, conformemente al derecho, que no se pudiessen aceptar salvo quatro
personas o dende abaxo, e porque después muchas vezes se ha corrompido y se
han dado algunas licencias por importunidad de algunas personas, y queriendo
proveer y mantener las dichas constituciones, de aquí adelante mandamos, so
pena de excomunión mayor en la qual por el mismo fecho incurra qualquier cura
de todo nuestro arçobispado, puesto que vea licencia y relación de la dicha
constitución de qualquier nuestro oficial agora sea provisor, agora vicario, agora
visitador, para que pueda aceptar más padrinos no la obedezca ni los acebte, salvo
que guarde las dichas constituciones, contra las quales no queremos que se pueda
dispensar.

7 Este es el capítulo 12º en la Copia B. A partir de esta constitución en la Copia B el número del capítulo
será un número inferior a esta Copia A.
8 Se refiere al Concilio Provincial celebrado por Don Nuño de Fuentes en 1352, cuyas constituciones
no se conservan.
9 Referencia a la Constitución de Don Pedro Gonzáles de Mendoza, arzobispo de Sevilla (1474-1482).
90 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[Capítulo] XV. Que no se admita dispensación en las amonestaciones


Item, cerca del matrimonio, por quanto avemos entendido que cerca de las
amonestaciones establecidas en derecho común y en las constituciones sinodales del
obispo Don Nuño y del reverendíssimo cardenal de España10, nuestro tío, también
por importunidad se fazen algunas relaxaciones, e mandamos a los curas e a cada
uno dellos, so la dicha pena de excomunión mayor en la que incurran por el mismo
fecho, no acebten licencia ni relaxación en al caso.

[Capítulo] XVI. /41v. Que ningún sacerdote diga missa ante de la luz
Item, por quanto muchos sacerdotes con ynorancia de derecho o por
importunidad de algunos que se quieren velar dizen missa ante de la luz en este
nuestro arçobispado, según que por relación de personas fidedinas avemos sabido,
queriendo sobre ello proveer, mandamos so pena de suspensión y de un ducado por
cada vez, la mitad para la fábrica de la tal yglesia e la otra mitad para el acusador,
que de aquí adelante ninguno lo faga. E mandamos a nuestro visitador que cada y
quando visitare se informe en particular de los que lo han hecho o acostumbran
fazer para lo castigar como vieren que conviene.

[Capítulo] XVII. Que ninguno puede poner capellán ni el capellán servir sin
ser primero examinado y aver licencia
Item, por quanto muchos assí beneficiados como patrones ponen capellanes
que sirven los beneficios o capellanías, e muchas vezes son personas
descomulgadas o suspensas o fugitivas o enlazadas de otras censuras o ynábiles o
insuficientes para los tales servicios o no traen licencia de sus superiores según que
el derecho dispone, nos, queriendo proveer de oportuno remedio sobre todo lo
susodicho, ordenamos y mandamos que de aquí adelante assí en nuestra sancta
yglesia como en todas las otras yglesias de esta cibdad e arçobispado ninguno
pueda ser acebtado para los dichos servicios salvo si primeramente fuere
examinado por nuestro provisor o por la persona que para ello deputaremos. E si
alguno lo contrario fiziere assí en el acebtante como en el acebtado, si fuere clérigo,
por el mesmo fecho pronunciamos sobre él sentencia de suspensión, e si fuere lego
sentencia de excomunión.

[Capítulo] XVIII. Que ninguno pueda servir salvo un beneficio o una capellanía
//42r. Otrosí, por quanto hemos hallado assí en esta cibdad como en muchos
lugares desta nuestra diócesi que muchos clérigos assí beneficiados como capellanes
se encargan de muchos servicios, assí de beneficios y capellanías como de
capellanías diversas, a las quales no pueden satisfazer, como según el dicho de
nuestro Señor: ninguno no puede bien servir a dos señores, por ende veyendo nos
assí el daño de la consciencia de los tales como la confusión e mengua del servicio e

10 Véanse las notas anteriores.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 91

culto divino, proveyendo ordenamos e mandamos que ninguno que sirve beneficio
pueda con él servir capellanía y ninguno que sirve capellanía en un lugar puede
servir otra capellanía. Pero queremos e dispensamos que si algún clérigo tiene en
algún lugar cargo de alguna media o de tercio de capellanía que pueda tener en otro
o otros lugares otra media o otros tercios tanto que en todo el mes no se obligue a
dezir más de veynte e cinco missas y en tal caso dispensamos con el tal que la
obligación de que arriba en otra constitución hablamos11, conviene a saber, que los
capellanes estén en ábito los días de domingo e fiestas a los oficios en los lugares do
sirven capellanías para que cumpla por vezes, conviene a saber, una fiesta en la una
yglesia e otra fiesta en la otra, so pena en la otra constitución contenida.

[Capítulo] XIX. Que la pitança que se da por la fiesta votiva se reparta entre los
interescentes beneficiados o capellanes
Iten, porque en muchas yglesias assí desta cibdad como desta nuestra diócesi
algunas cofradías e dueñas hazen algunas fiestas votivas, las quales a las vezes
beneficiados y capellanes que sirven beneficios por otros, a las vezes sólo los
capellanes que sirven por beneficiados, do no ay beneficiado que sirva, las ofician
assí diciendo Bísperas e missa como en el ministerio del altar, e los beneficiados
tienen por costumbre de partir entre sí la pitança que se suele pagar por la tal fiesta,
aunque sean absentes, y no dan parte a los capellanes que sirven beneficios por
otros, lo qual paresce cosa injusta e deshonesta, por ende, queriendo proveer con
justicia, mandamos que la tal pitança se parta entre los presentes e ynteresantes,
agora sean beneficiados, agora capellanes que sirvan por ellos, agora sean
beneficiados o beneficiados con capellanes que sirvan los beneficios, ca en tal caso
queremos que se reparta por la forma que acostumbran partir las ovenciones e pie
de altar, pues es de tal calidad la dicha pitança.

[Capítulo] XX. /42v. Que al menos un cura more en la collación


Iten, por quanto somos informado que por absencia o tener lexos la morada
de la ygflesia parrochia, donde sirven los curas parrochianos, padecen algunas
menguas e peligros de sus ánimas por no poder aver los sacramentos en algunos
tiempos de necesidad, por ende, proveyendo, ordenamos e mandamos que en la
yglesia do oviere más clérigos deputados a la cura de uno, al menos uno more en la
collación y donde no oviere salvo un cura aquel more en la collación so pena de
suspensión del officio.

[Capítulo] XXI. Que los sacristanes tengan cargo de puntar las missas de las
capellanías
[1] Iten, porque fasta agora ha avido muchas faltas en el servicio de las
capellanías, assí porque las missas en muchos lugares no eran puntadas, como

11 Alude a la Constitución X.
92 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

porque donde se puntavan las faltas se descontavan para el patrón o el que tenía
cargo de pagallas y no se satisfazían a las ánimas por las que se avían de dezir, sobre
lo qual queriendo proveer de conveniente remedio, mandamos que de aquí adelante
el sacristán de qualquier yglesia tenga cargo de puntar todas las missas que en
aquella yglesia se sirven e aya de salario a respetode cient maravdís o la rata dellos
se descuenten cinco missas en todo el año de qualquier capellanía entera, pues que
los sacan del salario que se ha de dar por la capellanía.
[2] Iten, queremos e mandamos que el tal sacristán sea obligado de dar
cuenta al visitador una vez en el año o más si más vezes visitare la tal yglesia de
todas las faltas que los tales capellanes han fecho, porque él ordene e mande lo que
se pague de las pitanças que por las tales missas, si dichas fueren, se avían de pagar,
e si el sacristán fuere negligente fallando en el puntar, pierda todo el dicho salario e
sea aplicado a la fábrica de la yglesia, e provea para adelante el visitador de todo ello.
Y porque en la execución no aya falta mandamos que el vicario donde le oviere o el
cura más antiguo de cada yglesia con el mayordomo della el postrer día de cada mes
u otro día siguiente vean las dichas faltas por el libro del sacristán y las sumen y
asienten por escrito porque mejor puedan nuestros visitadores executarlas, lo qual
cumplan so pena de cient maravedís a cada uno por cada vez, la mitad para la fábrica
y la otra mitad para el que lo acusare.

[Capítulo] XXII. //43r. Que en los domingos e fiestas de guardar no lleven fuera
la santa comunión mientras se dize la missa mayor ni bautizen salvo con
vera necesidad
Otrosí, por quanto muchas vezes en los domingos e fiestas de guardar,
estando el pueblo ayuntado para oyr la missa mayor e divinal ofico, según es
obligado, el cura saca el Cuerpo de Nuestro Señor para llevar a algún enfermo e la
gente por lo acompañar dexan de oyr la missa e algunas vezes se quedan sin ella
siendo obligados a oyrla, por ende proveyendo, mandamos que, mientras la missa
mayor se dixere, no se lleve la sancta comunión a enfermo alguno salvo en caso de
vera e cierta enecessidad, sobre la qual encargamos la consciencia de los dichos
curas, ca en los otros casos queremos e mandamos que antes o después de la dicha
missa mayor como personas prudentes e proveydas lo lleven.Y porque también del
bautizar de la dicha ora se suele seguir semejante inconveniente, queremos e
mandamos que esta misma disposición aya lugar e se guarde cerca del bautizar, que
a la ora de la missa mayor no se bautize salvo en caso de vera e cierta necesidad,
sobre lo qual encargamos la consciencia del cura de la tal parrochia.

[Capítulo] XXIII. Que se pongan tablas en las yglesias donde se pongan los
nombres de los excomulgados
Item, por quanto como la oveja enferma en su conversación infecyona a las
otras si dellas no se aparta, assí los descomulgados traen daño a los otros cristianos
si por negligencia de su conversación no son apartados, e assí mesmo ellos no
conocen su enfermedad ni procuran la medicina para sanar della, por ende nos,
queriendo sobre todo proveer, ordenamos e mandamos que assí en la capilla de Sant
Clemeynte desta nuestra sancta yglesia, como en las otras yglesias parrochiales assí
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 93

desta cibdad como de todo este nuestro arçobispado se ponga una tabla en lugar
público donde todos la puedan ver y leer, en la qual mandamos que se escrivan
todos los nombres de los parrochianos que en la tal parrochia estovieren
denunciados por descomulgados, e la causa de la tal excomunión, agora sea por
deuda, agora por estar amancebados, agora por estar ayuntados sin ser velados o por
otra qualquier causa, cada calidad de excomunión por sí. /43v. E mandamos al que
fuere semanero so pena de excomunión que todos los domingos e fiestas de guardar
a la missa mayor los denuncien por la dicha tabla por descomulgados a boz alta e
inteligible, porque el pueblo los conozca por tales y se aparte y evite la conversación,
y ellos con mayor diligencia busquen el remedio de su absolución. E por quanto
estos descomulgados quando se veen denunciar se van a las missas e oficios a la
yglesia cathedral o a monesterios, mandamos a los curas que notifiquen unos a otros
e a los priores o guardianes de los monesterios los que assí están descomulgados
porque sean evitados en todo lugar.

[Capítulo] XXIV. Cómo se han de aver con el asuelto con reyncidencia


Item, cerca deste caso ordenamos y mandamos que quando alguno fuere
asuelto con reincidencia escriban en la dicha tabla fasta qué día es la tal reincidencia,
e assí mismo lo notifiquen al pueblo porque puedan libremente participar con el tal
asuelto durante la reincidencia, e si bolviere a reincidir que lo tornen a denunciar
como de primero, fasta que del todo aya el beneficio de la absolución.

[Capítulo] XXV. Del encerramiento de los emparedados


Otrosí, porque avemos sabido que assí en las yglesias desta cibdad como en
toda nuestra diócesi ay muchos emparedamientos, en los quales fasta agora no se ha
guardado el encerramiento devido, lo qual trae mal exemplo e podría ser causa de
daño para las consciencias de algunas emparedadas o de otras personas, por ende,
queriendo proveer de remedio, mandamos que de aquí adelante estén encerradas,
por manera que ni ellas salgan fuera ni otra personas, varón ni hombre de qualquier
estado o condición que sea, entre dentro sin nuestra especial licencia e mandado, en
el qual caso queremos que ninguno de nuestros oficiales pueda dispensar sin
especial mandado nuestro para ello no mostrare. E si alguna persona entrare dentro
o alguna emparedada //44r. saliere fuera de agora para entonces y de entonces para
agora pronunciamos sobre ella sentencia de excomunión mayor. E más desto
queremos que la tal emparedada pierda perpetuamente el tal emparedamiento.

[Capítulo] XXVI. Que ninguno trayga la barva crecida por luto de dos meses
Otrosí, por quanto según sentencia de Sant Anastasio papa solos aquéllos tienen
justa causa de mostrar gran sentimiento de dolor e tristeza por la muerte de sus
parientes o amigos que no creen ni confían ser la muerte passo para la mejor vida; y el
apóstol Sant Pablo dize:“queremos que sepays, hermanos, que no os devéis entristecer
por los que desta vida passan como aquellos que no tienen esperanza”[I
Tesalonicenses, 4, 13], que sus muertos han de resucitar. E según dize San Jerónimo:
Nuestro Redemptor no lloró a Sant Lázaro porque era muerto, mas porque avía de
94 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

tornar a esta miserable vida. E porque muchos deste nuestro arçobispado no


acordándose de Dios y de su saludable doctrina, muestran sobrado sentimiento e dolor,
especialmente en traer las barvas luengas e cabellos crecidos luengo tiempo, en tal
manera que como aquél sea rito e costumbre de los enemigos de nuestra sancta fe
cathólica por los caminos e lugares donde no son conocidos, no se sabe discerner si son
moros o christianos. Por ende, nos, siguiendo los decretos e ordenanças de la Sancta
Madre Yglesia, ordenamos e mandamos que de aquí adelante ningún fiel christiano, de
qualquier estado o condición que sea, por muerte de padre o madre o de muger o hijo
o hija o señor o pariente o amigo o de otra qualquier persona no trayga la barva crecida
más de dos meses a lo más después del día que el tal padre o madre o madre o muger
o hijo o señor o pariente fallecere. E si passado el dicho tiempo un día más lo truxere,
por el mismo fecho queremos que sea avido por descomulgado de excomunión mayor
e por tal denunciado y evitado de la participación de los fieles christianos.

[Capítulo] XXVII. Que abusiones se han de guardar en los dichos treyntenarios


/44v. Item, por quanto fallamos algunos errores e abusiones en el dezir de los
treyntanarios que llaman revelados, conviene saber que los dizen en tal manera
guardan el encerramiento que no sacan el pie fuera de la yglesia e lo que es más de
doler a las vezes el semanero dexa la missa del día por dezir aquella que en el orden
de las treynta missas que han de dezir está. E porque el encerramiento en tal caso se
acostumbró, salvo porque la conversación del pueblo trae distracción de spíritu e
materia de pecado quando no es para exercer obras de piedad, ca quando el salir de
la yglesia es para bien, antes aumenta la gracia e merecimiento del sacerdote en los
ojos de Dios, por ende, nos, cuyo oficio es enseñado: estirpar las tales ynorancias,
mandamos que de aquí adelante por el tal encerramiento no cesse ningún sacerdote
administrar los sacramentos fuera de la yglesia en caso de necesidad, ni de yr a oyr
sermón, ni de yr a poner paz entre algunos que riñen, si de aquella renzilla se puede
sacar sospecha que nazca escándalo, ni de venir al llamamiento de su perlado, si
fuere personalmente llamado, lo qual no solamente en tales casos se haze sin
pecado, mas aún con gran merecimiento. E si los populares o ydiotas desto se
maravillaren sean por los sacerdotes en sus errores enseñados no seguidos. E porque
según arriba en otra constitución12 conformemente al derecho lo mandamos, la
missa propia del día no se puede dexar de dezir por treytenario ni otra devoción
alguna, mandamos que el que fuere sermonero no puede encargarse de missa de
treyntenario ni de qualquier otra missa votiva, salvo si pusiere quien sirva por él la
semana, so pena que pierda su parte de las ovenciones en toda la semana.

[Capítulo] XXVIII. Que abusiones se han de evitar en el dezir de las missas votivas
Otrosí, por quanto avemos entendido que algunas personas , assí hombres
como mugeres, con simpleza demandan que sean dichas unas missas que dizen de
Sant Amador e otros que llaman del conde e otros de Sant Vicente con cinco

12 Alude a la Constitución I.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 95

candelas e otras con siete e otras con nueve, creyendo que las tales missas no ternían
eficacia para lo que desean ni no dixessen con tal número o con otras supersticiones,
assí en los colores de las candelas como en estar juntas o fechas cruz e otras
vanidades, que el enemigo procura entreponer e senbrar en los buenos propósitos e
obras, conociendo que un poco de semejante fermento de vanidad corrompe toda la
messa de la buena obra, por ende nos, //45r. deseando evitar e erradicar las
semejantes supersticiones, defendemos a los sacerdotes, so pena de excomunión e
en virtud de sancta obediencia, que no acepten ni cumplan las semejantes más locas
que devotas demandas, mas que digan las missas como usan dezir las otras sin otra
innovación ni invención alguna. E si quieran dezir las missas con cierto número de
candelas a honor y reverencia de los misterios que Nuestra Sancta Madre Yglesia
honra y tiene en veneración, ansí como tres candelas a reverencia de la Sancta
Trinidad, o cinco a reverencia de las cinco llagas, o siete a reverencia de los siete
dones del Spíritu Sancto, o nueve a reverencia de los nueve meses, no por esto
estorven la devoción de los fieles cessando toda otra superstición y vanidad.

[Capítulo] XXIX. Declaración que el dicho señor cardenal fizo cerca de las
limosnas y derechos que han de llevar los clérigos y sacristanes según la
antigua costumbre deste arçobispado
[1] Primeramente, si algún parrochiano de alguna yglesia se manda enterrar
en otra yglesia parrochial, todos los primeros oficios ayan los clérigos de la parrochia
donde era el aparochiano, e la ofrenda sea partida tanto para los clérigos de la una
yglesia como de la otra. E si no quisieren los clérigos assí facerlo que lo lleven las
partes obedientes e han de dezir sus oficios. Primeramente, sus Letanías enteras e
su Vigilia e su missa cantada de Requien e sus Responsos. E han de aver los dichos
clérigos cuyo era el defunto por su trabajo ciento e cinquenta maravedís. Esto se
entiende si el tal defunto tuviere bienes de que se cumpla.
[2] Iten, de nueve días e missas del novenario e de los responsos e del salir
sobre la sepultura todos los nueve días han de aver los clérigos de la yglesia donde
está la sepultura e el defunto enterraqdo ciento e cinquenta maravedís de su trabajo.
[3] Iten, quando algún parrochiano aconteciere enfermar en la collación suya
o fuera della teniendo casa de morada donde es feligré e no aviéndose del todo
mudado a otra collación e lo llevan para lo curar o servir a otra collación e
aconteciere fi- /45v. namiento del tal enfermo, que los clérigos de la parrochia suya
donde él es feligré y tiene su morada e algo de su facienda vengan a la collación
donde fue llevado e llévenlo a enterrar donde el tal defunto tuviere su
enterramiento, demandando licencia a los clérigos de la parrochia donde falleció. E
ningún cura entre en collación de otro cura a dar sacramentos sin licencia e
diziéndole todos los oficios, han de aver por su trabajo según primeramente está
dicho ciento e cinquenta maravedís.
[4] Iten, quando algún parrochiano fallesce e se manda enterrar en monestrio
de frayles dentro de los muros de la cibdad, que ayan los clérigos de la dicha parrochia
por llevar e fazer los oficios primeros, según dicho es, dozientos maravedís e la quarta
parte de las ofrendas, según que aquí se dirá en el capítulo siguiente. E si el tal defunto
96 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mandare fazer nueve día e cabo de año, que sean llamados los clérigos de la parrochia
donde es el dicho defunto y les paguen por cada oficio según dicho es, y si no lo
fizieren saber a los dichos clérigos, que les paguen sus derechos y sean obligados a
fazer los dichos oficios en su yglesia, porque el ánima del defunto reciba su sufragia.
[5] Iten, quando algún parrochiano falleciere e se manda enterrar en
monesterio de frayles o en su yglesia fuera desta cibdad y de los muros della, si es a
santo Agustín o a Sant Bernardo o a Sancta Trinidad, que ayan los clérigos de la dicha
parrochia por su trabajo trezientos maravedís, y digan los primeros oficios, conviene
a saber, Letanías e Vigilia e missa, e han de aver más los dichos clérigos del
novenario y del cabo de año e nueve días trezientos maravedís.
[6] Iten, quando algún parrochiano fallesce o se manda enterrar en las Cuevas
o en Sant Isidro o en Sant Jerónimo o en Porta Celi, porque es lexios, han de aver los
clérigos de la dicha parrochia por su trabajo: a Sant Isidro seyscientos maravedís, y a
los otros monestrios quinientos maravedís, y han de dezir los oficios primeros egún
dicho es. E cerca de las ofrendas que se ofrecen en los dichos monesterios por los tales
defuntos, conviene a saber: dineros o pan o vino o cera, de todo ayan los dichos
clérigos su quar- //46r. ta parte. Esso mesmo cerca de los defuntos parrochianos que
dexan posesiones para cantar capellanías en los dichos monesterios para después de
sus días, que los dichos clérigos beneficiados de las dichas parrochias ayan la quarta
parte de lo que assí les dexaren los que se entierran enlos dichos monesterios, y esso
mesmo ayan de la sepultura el quarto de la limosna.
[7] Iten, que en los nueve días e honrra e cabo de año quando se fazen dentro
de la cibdad en qualquier parrochia, los clérigos parrochianos han de dezir los oficios
doblados, e han de aver por su trabajo según el día del enterramiento por cada oficio.
[8] Iten, de los parrochianos que están enterrados en los dichos monesterios
de las cuevas e Sant Isidro e Sant Jerónimo del novenario e de las honrras de los
nueve días y cabo de año que son doblados los oficios, han de aver los clérigos de la
dicha parrochia, quando lo mandan en su testamento fazer, de cada oficio según lo
dicho de su enterramiento.
[9] Iten, que ningún cura ni otro clérigo no vele novios nio entierre defunto
ninguno que sea de otra parrochia, agora sea defunto chico o grande, porque puede
ser por bautizar o ser moro, e por no echarlo en el muladar acontecerá yerro en aver
de enterrar los semejantes en la yglesia, e quando tal acesciere sépalo el cura de la
yglesia donde fue parrochiano. E pague cien maravedís de pena quien quebrantare lo
susodicho, e que dé a los clérigos quanrenta maravedís e al sacristán diez maravedís.
[10] Iten, quando qualquier que llamaren capellanes por pitança para
acompañar algún defunto e dixere missa, que les den por su trabajo que reciben en
acompañar el cuerpo e estar a los oficios e enterramientos e celebrar treynta
maravedís, e si no dixeren missa que les den veynte maravedís. Esto se entiende dentro
de la cibdad, e si fueren llamados para San Bernardo o santo Agustín o a la Trenidad
que les den quarenta maravedís, y si a las Cuevas o a Sant Jerónimo o a Porta Celi
sesenta maravedís, e si a Sant Isidro ochenta maravedís. E quando fueren a honrras
que les den otro tanto, e si fueren a fiesta que les den a cada uno veynte maravedís, e
que los clérigos que assí fuesen rogados para lo sobre dicho sean presbíteros.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 97

/46v. [11] Iten, si algún pobre falleciere e no tuviere de qué dar a los clérigos
limosna, que los dichos clérigos lo entierren honrradamente e le digan los oficios
enteramente en la dicha parrochia donde fallesciere.

De los sacristanes
[12] Iten, del salario que los sacristanes han de aver de los oficios.
Primeramente, quando algún defunto falleciere que lleven por campanas e un
incensario quinze maravedís, e si más incensarios quisieren por cada uno ocho
maravedís, y quando cogiere algunos capellanes que lleve de cada uno dos
maravedís. E quando oviere algún novenario en que aya de tañer campanas e poner
incensario que le den treynta maravedís. E quando cogiere clérigos que lo consulte
con sus clérigos e si llevaren cuerpo de una collación a otra, la meytad de los unos
clérigos sean de la una yglesia y la otra meytad sean de la otra yglesia de los
capellanes que se cogieren.
[13] Iten, quando algún defunto se mandare enterrar fuera de la cibdad, e
fuere a Sant Bernardo o a la Trinidad o a santo Agustín que aya el sacristán por sus
campanas e incesario e llevar la cruz sesenta maravedís, e a las Cuevas o a Sant
Jerónimo o a Porta Celi ochenta maravedís e santo Ysidro cien maravedís.
[14] Iten, quando el sacristán oviere de componer ymagen para festivar
alguna fiesta e por colgar algún paño que le den por esto e por la fiesta veynte
maravedís, y si no colgare paños que le den quinze maravedís.
[15] Iten, quando algún niño falleciere y los padres no le quisieren fazer oficio,
los clérigos sean tenudos de lo traer con la cruz e un clérigo a lo menos, e diziendo
o rezando algún oficio de defuntos, e si alguna cosa les quisieren dar por su trabajo
lo reciban y, si no, lo pidan.
//47r. [16] A loor y servicio de dios mandó el reverendíssimo señor Don Diego
de Deça, arçobispo desta sancta Yglesia de Sevilla, imprimir estas constituciones
synodales, las quales fueron acabadas e imprimidas por Jacobo Cronberger alemán
al postrer día de febrero año de la Incarnación de Nuestro Señor Jesu Christo de mill
y quinientos y doze años13.

13 En la Copia B el colofón es el siguiente: “Aquí concluyen las constituciones del señor Don Diego
Hurtado de Mendoça, aprobadas en el sínodo de Sevilla en el 1490”.
IV

CONSTITUCIONES CONCILIARES
DEL ARZOBISPO DIEGO DE DEZA
(1512)

Portada de la edición impresa de las Consticiones promulgadas por


el arzobispo Diego de Deza
PRÓLOGO1

En el nombre de Dios todopoderoso. La sancta madre yglesia cathólica,


alumbrada por el Spíritu Sancto, entre otros salutíferos documentos que para la
salvación de las ánimas de los fieles cristianos instituyó, ordenó que los prelados que
tienen autoridad por nuestro redemptor Jesu Christo para regir y governar el pueblo
christiano, celebrasen en ciertos tiempos los metropolitanos concilios provinciales, y los
obispos, synodos en sus diócesis, para estatuyr y ordenar las cosas que pertenescen al
servicio de Dios, augmento del culto divino, y para a la imunidad de sus ministros y
templos, y reformación de la vida y costumbres, assí en el estado eclesiástico como en el
estado seglar, a ensalçamiento de nuestra sancta fe cathólica. Por ende, nos don Diego
Deza, por la miseración divina, arçobispo de la sancta yglesia de Sevilla, considerando
el mucho tiempo que ha pasado sin hazerse concilio provincial en este nuestro
arçobispado. A cuya causa aunque los arçobispos de buena memoria, nuestros
predecessores, movidos de sancto celo y desseo antiguamente hizieron y ordenaron
muchas laudables constituciones, por no aver sido publicadas ni hechas guardar, muchas
dellas han venido en el olvido y otras han se han quebrantado.Y viendo assí mismo que
por la variedad de los tiempos han ocurrido, y cada día ocurren nuevos casos, a los
quales conviene proveer de nuevos remedios. Queriendo seguir y guardar lo establecido
y ordenado por los sacros cánones con acuerdo y parescer de los reverendos nuestros muy
amados hermanos, Deán y cabildo de la dicha nuestra sancta yglesia, determinamos de
hazer y celebrar concilio provincial en esta insigne ciudad de Sevilla. Parta el qual
mandamos llamar por nuestras cartas patentes de convocación a los reverendos en
Christo padres y señores los obispos de Cádiz, Málaga, Silves, Canarias y Marruecos,
nuestros sufragáneos, y notificarlo a los cabildos de sus yglesias cathedrales, y a todos
los otros abades, priores y vicarios del dicho nuestro arçobispado. De cuya aprobación y
consentimiento, después que fueron todos o la mayor parte dellos ayuntados por sí o por
sus procuradores en la dicha nuestra sancta yglesia y ciudad de Sevilla, invocada la
gracia del Spíritu sancto, hezimos y ordenamos, y mandamos publicar, y fueron
publicadas, las constituciones siguientes2.

1 El prólogo sólo se incluye en la Copia B. Puede considerarse una introducción que realiza el arzobis-
po Don Diego de Deza a la publicación impresa de las Constituciones del concilio en 1555.
2 Las copias no hacen una enumeración de las Constituciones. No obstante, hemos decidido realizar-
la por cuestiones de practicidad.
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[Capítulo I] //15r. Que los curas enseñen a sus parrochianos las cosas de nuestra
sancta fee cathólica, e que haya una tabla en cada yglesia en que se contenga
todo lo que les han de enseñar
[1] Porque el conocimiento de nuestra sancta fee cathólica es necesario a todos los
fieles christianos para su salvación; por ende, nos deseando la salud de las ánimas que nos
son encomendadas, e que no yerren por ignorancia, sancto concilio aprobante,
establecemos e ordenamos con aprobación del sagrado concilio que todos los cura de las
ánimas e confesores de nuestro arçobispado y provincia sean diligentes en enseñar a sus
parrochianos e a las personas que confesaren las cosas que han de saber e creer para su
salvación, especialmente los artículos de nuestra sancta fee cathólica, que son funtamento
de nuestra religión christiana. Otrosy que los instruyan en los sanctos sacramentos de la
yglesia e en los diez mandamientos de nuestra ley christiana, para que se guarden de los
traspasar e ir contra ellos. asy mismo que les digan cuáles son los syete pecados mortales,
para que mejor sepan guardarse de caer en ellos, amonestándoles que con mucho cuydado
procuren de cumplir las syete obras de misericordia, de las cuales ha de ser demandada
estrecha cuenta a cada uno en fin de sus días. Sobre lo qual mandamos que tengan grand
diligencia e especial cuydado. E porque sea mejor guardado mandamos que en cada una
de las yglesias parrochiales de todo nuestro arçobispado e provincia se ponga una tabla
que nos mandamos ordenar en que se contengan sumariamente las cosas susodichas, la
qual mandamos que esté colgada en lugar público porque sea vista e leyda por todos.
Otrosí mandamos a todos los curas que agora son o serán de aquí adelante que en todos
los domingos del aviento, desde el domingo de la septuagésima hasta la dominica in
pasione inclusive, lean e declaren al pueblo las cosas contenidas en la dicha tabla, en la
misa mayor después del ofertorio; e lo que no se pudiere leer un domindo léase en otro o
en la primera fiesta.
[2] Otrosí mandamos que los dichos curas, teniendo /15r. para ello suficiencia,
declaren el sancto evangelio en los domingos del año a sus parrochianos,
induciéndolos e trayéndolos al camino de la salvación e que se aparten de ofender a
nuestro señor. Lo qual todo mandamos que los dichos curas cumplan, cesante
legítima excusación, so pena de un real por cada vez que no lo cumplieren, la mitad
para la yglesia donde sirven e la otra mitad para el denunciante.

[Capítulo II] Que los curas amonesten a sus parrochianos que sepan la
confesión general e las oraciones de la yglesia
Gran defecto e culpa de los súbditos e la notable negligencia de los curas de
las ánimas que sus parrochianos las cosas que pertenecen a su salvación, y son
fundamento de nuestra sancta fee cathólica. E porque somos informados que
muchos de nuestros súbditos, teniendo hedad de la discreción, no saben las
oraciones instituydas por la yglesia, lo qual procede de la negligencia e poco
cuydado de los curas de las ánimas. Por ende, mandamos que los dichos curas e los
confesores les amonesten, asy mismo que procuren de saber la confesión general e
oración del pater noster e del avemaría e el credo e la salve regina. e mandamos que
los dichos curas e confesores cada vez que oyeren de penitencia a cualquier persona
le hagan dezir las dichas oraciones, e que vean sy las saben e pronuncian bien,
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enmendándoles lo que bien no supieren e no pronunciaren. e para efecto desto


mandamos que el sacerdote que dixere la misa los domingos, después de dicha la
confesión general a alta boz, en lugar de penitencia les imponga que digan
juntanente con él un domingo el pater noster e el avemaría, e otro domingo el credo
e la salve regina, por manera e de tal espacio que lo sepa e lo pueda bien pronunciar
todo el pueblo. E que para amonesten a sus parrochianos que tarygan sus hijos cada
domingo a la misa para que aprendan las dichas oraciones. Otrosy mandamos a
todos los sacristanes de la yglesias de //16r. nuestro arçobispado e provincia, e a todas
las personas eclesiásticas o seglares, que se enseñaren a leer o escrevir, que ante
todas cosas enseñen a los niños en las cosas susodichas. E no les enseñen a leer ny
escrevir en otra cosa fasta tanto que sepan las dichas oraciones e las otras cosas
contenidas en la dicha tabla. Lo cual les mandamos que hagan e cumplan so pena
de excomunión e mandamos que no sean absueltos hasta tanto que satisfagan
enteramente.

[Capítulo III] Que se diputen personas que instruyan en la sancta fee cathólica
a los nuevamente convertidos, e lo que es lo que los curas han fazer
cerca desto
Por quanto en esta nuestra diócesis e provincia ay muchas personas
nuevamente convertidas asy del judaísmo como de la secta mahometana, que tienen
grand necesidad de ser instruidos y enseñados en nuestra sancta fee cathólica e en
las otras cosas de la doctrina cristiana, sancto concilio aprobante, estatuimos e
ordenamos que los prelados, a quien pertenece proveer sobre la salud de las ánimas,
diputen personas honestas y competentemente enseñadas que los ynstruyan en
todo lo necesario para su salvación; e que tengan cuydado especial de ynquirir e
saber como biven, e fazen algunas cosas de los errores en que ante que a nuestra fee
viniesen estuvieren. y mandamos a los curas que en las parrochias hagan matrícula
a parte de los nuevamente asy convertidos, e a los visitadores que pidan cuenta con
mucha diligencia sy hacen e cumplen lo que la yglesia manda. Asy mismo por
quanto hay algunos del un linaje e del otro que apostataron de nuestra sancta fee
católica e fueron reconciliados e reducidos a la unión de la sancta madre yglesia, e
abjuraron sus errores, a los quales fue mandado que oyan misa e sermón los días de
domingos e fiestas de guardar e se confiesen las tres pascuas del año y otras cosas.
Mandamos a los curas que de los asy recon /16v. ciliados hagan especial matrícula
para que se vea sy cumplen lo que asy les fue impuesto e les amonesten que lo
hagan e cumplan porque Dios nuestro señor les perdone las ofensas que le hizieron
e les dé gracia que perseveren en buen estado.

[Capítulo IV] Que los curas sean diligentes en administrar los sanctos
sacramentos
[1] Establecido está por derecho que los fieles christianos reciban los
sacramentos de la sancta madre yglesia en ciertos tiempos del año e en los casos en
que ay necesidad para la salud de sus ánimas. Por ende, sancto concilio aprobante,
establecemos que todos los curas sean diligentes en administrar los sanctos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 105

sacramentos, señaladamente el bautismo a los niños por evitar el peligro que de la


dilación se podría recebir, e en exhortar e requerir a los parrochianos enfermos que
se confiesen e reciban el sancto sacramento de la eucaristía.
[2] Otrosí porque sea manifiesto a todos, quando el cuerpo de nuestro señor
se lleva a algún enfermo, para que acompañen el sancto sacramento e ganen por ello
los perdones otorgados, mandamos que hagan tañer a la puerta de la yglesia una
campanilla un poco antes que salga de la yglesia o otra mayor campana, sy lo an
acostumbrado, e después de buelto el cuerpo de nuestro señor a la yglesia
denuncien a todos los que le acompañaron cómo ganaron muchos perdones
otorgados por los sanctos padres. E más quarenta días de perdón que nos les
otorgamos cada vez. Lo cual mandamos que los dichos curas hagan so pena de cien
maravedís, la mitad para la yglesia e la otra mitad para el que lo denunciare.

[Capítulo V] Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos que curen
sus ánimas
Por remedio de muchos ynconvenientes estableció Inocencio III, de buena
memoria, en la decretal Cum infirmitas de pena et remedio, que los médicos quando
fueren llamados por los enfermos, //17r. ante todas las cosas amonesten a los
dichos enfermos que llamen los médicos de las ánimas, que son los confesores, e
los traygan para que se confiesen e curen de la salud de sus ánimas, porque como
quiera que muchas vezes la enfermedad corporal procede de la indisposición
espiritual, remediada la enfermedad del ánima, envía nuestro señor la salud
corporal; e también quando al principio los enfermos no son inducidos para que se
confiesen e dispongan su ánima e consciencia, acaece que diciéndoselo quando
está agravada la enfermedad, caen en peligro de desesperación de su salud y en
otras ymaginaciones peligrosas.Y como quiera en la dicha decretal está puesta pena
a los médicos que no la guardaren y cumplieren, como dicho es, e les está prohibido
el yngreso en la yglesia, somos informados que los dichos médicos, con poco temor
de nuestro señor e no se doliendo del peligro de las ánimas de los fieles, no lo
guardan e se han dexado e dexan yncurrir en la dicha pena. Por ende, nos deseando
el remedio de tan grand peligro, estatuymos e ordenamos que de aquí adelante
todos los médicos de nuestro arçobispado e provincia sean diligentes en guardar la
dicha decretal, y que luego en la primera visitación exhorten e amnonesten a los
dichos enfermos que se confiesen e dispongan su consciencia ordenando su ánima,
e que no deseen de lo asy fazer con ninguna persona de qualquier estado,
preeminencia o condición que sea. e que, sy el tal enfermo no lo hiziere así, que el
médico después que lo supiere no le vaya a visitar la segunda vez, ny le cure hasta
tanto que se aya confesado e ordenado su ánima. E mandamos que los dichos
médicos lo guarden e cumplan así, so pena de excomunión e de doscientos
maravedís para la fábrica de la yglesia donde fueren parrochianos por cada vez que
lo quebrantare, la qual pena queremos que también obligue en el fuero de su
consciencia. Y porque venga esto a noticia de todos, mandamos que los primeros
quatro domingos de quaresma los curas publiquen esta constitución en sus
yglesias.
106 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[Capítulo VI] Contra los adevinos e hechizeros e los que van a ellos
/17v. [1] Porque somos informado que en nuestro arçobispado e provincia ay
muchas personas, asy varones como mugeres, que, olvidado el temor de Dios e la fe
y confiança que deven tener de la providencia de Dios, usan de adivinanças e
hechizerías, sortilegios y encantamientos, y van o envían a tomar consejo con los que
fazen los tales maleficios, que son siervos del demonio; e como quiera que las tales
personas yncurren en graves penas por derecho establecidas, y en sentencia de
excomunión por constituciones provinciales de nuestro arçobispado, se dexan
yncurrir en las dichas penas e censuras e no cesan de usar deste grave pecado. Por
ende, nos, deseando remediar tan grave ofensa de Dios, establecemos y mandamos
que de aquí adelante todas las personas que usaren de los dichos hechizos,
sortilegios, encartaciones e adevinanças, o de otros maleficios, o con ellos se
aconsejaren o fueren a ellos o participaren en su delicto en qualquier manera, de más
de todas la otras penas en tal caso statuydas, los unos e los otros yncurran en
sentencia de excomunión ipso facto e en pena de dos mil maravedís por cada vez, e
por la segunda la pena doblada, e que sean avergonçados públicamente e
desterrados segund e por el tiempo que pareciere a los juezes que dello conocieren.
[2] Otrosy mandamos a los provisores e visitadores de nuestro arçobispado e
provincia que tengan mucha vigilancia y especial cuydado de ynquirir contra las
tales personas que erraren en este pecado, e de lo castigar gravemente, y estirparlo
de los coraçones de los fieles nuestros súbditos. E porque los tales delictos no
pueden ser encubiertos, mandamos a los dichos provisores que cada un año dende
la dominica de la septuagésima den cartas generales hasta anatema contra los
dichos delinquentes; e asy mismo contra todas las personas que supieren quáles son
los que han cometido los tales delictos, e les manden so las dichas censuras, que lo
vengan a notificar e declarar ante ellos, o al menos ante los curas de sus parrochias
e ante notario o escribano público, porque puede constar en juicio. e mandamos a
los dichos curas que con grand diligencia dentro de un mes notifiquen a los dichos
//18r. provisores todo lo que asy les fuere declarado, e lo que ellos alcançaren a saber,
e se lo envíen por testimonio. Lo que les mandamos que cumplan so pena de
suspensión e de tres mil maravedís por cada vez que lo hizieren.

[Capítulo VII] Que se den cartas generales cada año contra los que están en pecados
públicos y se proceda fasta invocar el braço seglar
A los prelados y curas de las ánimas, a quien es encomendado el pueblo
christiano, conviene velar firme e continuamente sobre la guarda de las ánimas de
los fieles. Por ende, nos, deseando la salvación de nuestros súbditos y apartarlos de
los pecados y ofensas públicas de Dios, y acatando las censuras e penas en que por
constituciones de nuestro arçobispado yncurren por los casos infraescriptos,
estatuymos e ordenamos que los provisores de nuestro arçobispado e provincia en
cada un año dende la septuagésima den cartas generales e procedan por censuras e
por todos los otros remedios de derecho contra todos los que están en peccados
públicos e contra los que se casan clandestinamente o en grados prohibidos por
derecho e contra los que son presentes a los tales matrimonios; e los que fazen vida
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 107

maridable con sus mugeres no aviendo recebido las bendiciones de la yglesia; e


contra los incestuosos e los que están casados dos vezes, e contra los logreros e
públicos concubinarios. E que no cesen asy proceder hasta tanto que las tales
personas se aparten de los tales pecados. Lo qual mandamos que cumplan e
executen con grand diligencia, e sobre ello les encargamos las consciencias. E porque
esto pueda venir mejor a noticia de los dichos juezes e lo castiguen, mandamos a
todos los de nuestro arçobispado e provincia que sean diligentes en ynquirir e saber
quáles personas de sus parrochianos están en algunos de los dichos pecados
públicos e les amonesten con toda caridad que salgan e se aparten dellos, e sy no se
enmendaren sea obligado cada uno de los dichos curas de notificarlo al prelado o a
su provisor para que lo remedie. E sobre ello mandamos que los dichos curas hagan
sus padrones en que escriban todos los que asy están /18v. públicamente ynfamados
en sus parrochias, e con toda diligencia los envíen ante los dichos provisores en los
tiempos e manera que en la constitución siguiente es contenida so pena de un florín
por cada vez que no lo hizieren, la mitad para la yglesia donde sirvieren e la otra
mitad para el que lo acusare.

[Capítulo VIII] La orden de proceder contra los que no se confiesan e comulgan


[1] Somos ynformado que no obstante las censuras, que por constituciones
de nuestros antecesores de buena memoria están promulgadas contra los fieles
nuestros súbditos que no se confiesan en cada año ny se comulgan en el tiempo
statuydo por la yglesia, e las cartas e censuras que en cada un año se publican
contra las tales personas por los provisores e juezes, ay muchos que con poco temor
de Dios se dexan estar grand tiempo descomulgados e denunciados. Por ende,
deseando proveer de nuevo remedio, estatuymos e mandamos a todos los curas de
nuestro arçobispado e provincia que dende la dominica de la septuagésima
amonesten a todos sus parrochianos que se vayan a confesar, e que dividan e partan
sus parrochias por barrios e calles, señalando el tiempo en cada uno se deve venir
a confesar segund que les pareciere que conviene, porque no aguarden todos a un
tiempo en que no puedan aver por la prisa copia de confesores en manera que los
dichos curas tengan especial cuydado de las consciencias de sus parrochianos.
Otrosy mandamos que los dichos curas con mucha diligencia hagan padrones de
todas las personas que en sus parrochias no se confesaren e comulgaren o
estuvieren excomulgados por pecados públicos y los envíen firmados de sus
nombres ante los provisores hasta la dominica in albis, segund que hasta aquí lo
han acostumbrado. E que los dichos curas sean obligados de llevar los padrones e
a denunciar en la yglesia públicamente a los que ovieren yncurrido en la sentencia
de excomunión e a los que fueren declarados por nuestros provisores,
nombrándolos por sus nombres en boz alta por manera que //19r. el pueblo lo oyga
e entienda syn dexar persona alguna por amor e por otro respecto; y, sy los dichos
rebeldes no se absolvieren e confesaren e comulgaren e salieren de los dichos
pecados públicos hasta el día de la Trinidad, mandamos que los dichos curas sean
obligados a enviar ante el provisor otro segundo padrón e memoria de las personas
que asy estuvieren denunciados por excomulgados, el qual padrón envíen hasta el
octabo día de Corpus Christi, so pena de un florín por cada vez que no lo embiaren
108 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

aplicado en la manera susodicha3. E asy mismo mandamos que los dichos provisores
e oficiales de nuestro arçobispado e provincia procedan contra los rebeldes por
censuras e por las penas que les pareciere, que más aprovecharán agravando e
reagravando hasta invocar el brazo seglar sy menester fuere. Y en la carta de la
invocación del braço seglar vayan nombrados los rebeldes por los nombres e diga en
ella que sean presos y no dados sueltos ny en fiado hasta tanto que conste estar
absueltos e aver obedecido a la yglesia e a los juezes que contra ellos procedieren por
manera que no les consientan permanecer en su pecado.
[2] Otrosy, porque muchas personas, diziendo averse confesado con
religiosos e con otros sacerdotes elegidos por los que tienen facultad de oyr de
penitencia e absolver, se escusan de confesarse en sus parrochias, mandamos que los
dichos curas no ayan por confesados ny por absueltos a los tales, sy no les mostraren
legítimamente por letra de los tales religiosos o en otra manera como se confesaron
con ellos e fueron absueltos.

[Capítulo IX] Qué pena yncurren los que se dexan estar descomulgados por un año o
más tiempo
Grand peligro de las ánimas de los fieles dexarse estar mucho tiempo a
sabiendas en sentencia de excomunión, e aun los tales endurecidos que por tanto
espacio de tiempo están en su pertinacia excluidos de la comunión de los fieles, no
carescen de mucha sospecha que no syentan bien de las cosas de la fee. Y porque
deseamos reducirlos a buen estado y al ca /19v. mino de la salvación, sancto concilio
aprobante, estatuymos e ordenamos que todos los fieles que permanecieren
públicamente en excomunión por un año, sy fueren clérigos sean encarcelados, y los
frutos de sus beneficios aplicados la mitad a las fábricas de sus yglesias y la otra
mitad a la obra de la yglesia cathedral, y que no sean sueltos hasta que satisfagan de
la desobediencia e pertinacia e merezcan beneficio de absolución. E sy fueren legos
e permanescieren en excomunión por medio año dende en adelante yncurran por
cada mes en pena de cien maravedís para la yglesia; e sy pasare de un año pierda la
tercia parte de sus bienes, la mitad para el fisco real e la otra mitad para la fábrica de
la yglesia de su parrochia.

[Capítulo X] Que los albaceas e testamentarios cumplan dentro de cierto tiempo los
testamentos de los defunctos
[1] Hemos sabido que muchos en grand cargo de sus consciencias han
dexado e dexan de cumplir muchos testamentos e mandas pías de largo tiempo acá
por negligencia o por otros yntereses e ocasiones, a cuya causa las ánimas de los
testadores no son socorridas con los sufragios e obras que dispusieron en sus últimas
voluntades, antes en la tal dilación son mucho defraudadas. Es por lo que a nos
pertenece proveer en ellos, sancto concilio aprobante. Establecemos y mandamos

3 En la Copia A la frase “aplicado en la manera susodicha”está en letra más pequeña, coregido encima
de la línea.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 109

que dende aquí a un año cumplido todos los herederos, albaceas o executores de
testamentos e últimas voluntades de nuestro arçobispado e provincia executen e
cumplan todos los testamentos de los difuntos, lo que les requerimos e
amonestamos e mandamos que cumplan e executen en el dicho término; y que el
dicho año pasado dende en treinta días muestren ante los provisores e vicarios cómo
los han cumplido, porque no no lo haziendo así, nos o nuestros officiales lo
mandemos cumplir e executar, lo qual mandamos a todos los susodichos que hagan
e cumplan so pena de excomunión e de dos mil maravedís. E queremos que esta
constitución entienda de los testamentos e últimas voluntades pasados de cinco
años a esta parte, e de las presentes e por venir queremos que el año se cuente dende
el //20r. día de la muerte del testador.
[2] Otrosy mandamos a todos los curas que escrivan en cada un año todos los
que fallecieren en sus parrochias y las personas a quienes dexaren por sus albaceas
y testamentarios y herederos, e los escrivanos ante quien fizieren sus testamentos e
últimas voluntades, e nos lo enbíen por memoria cada año, cuando traxeren la
matrícula de los confesados, porque mejor podamos proveer sobre ellos, lo cual
mandamos que cumplan so pena de un florín por cada vez que no lo fizieren
aplicado en la manera susodicha.

[Capítulo XI] Qué fiestas se han de guardar, e que los curas las notifiquen a sus
parrochianos
[1] Los sanctos días de la pascua, domingos y otras fiestas statuydas en la
sancta madre yglesia fueron dedicadas al servicio de Dios nuestro señor, e se
reservaron para obsequio suyo e exercicio de los sacrificios e obras espirirtuales; y
somos informado que en nuestro arçobispado e provincia las dichas fiestas no se
guardan por los fieles cristianos con la yntención que la yglesia las ynstituyó y cómo
se deven guardar para salud de las ánimas, antes al contrario que en los días de las
fiestas, segund vemos, muchas personas se ocupan en vicios, juegos e disoluciones,
donde se siguen otros muchos inconvinientes e males en los pueblos. Por ende, nos,
deseando remediar los dichos ynconvinientes e el pecado que yncurren los que
quebrantar las dichas fiestas e por socorrer las necesidades de aquellos que son
pobres, sancto concilio aprobante, ordenamos de quitar algunas fiestas de las que
hasta aquí se solían guardar e mandamos que de aquí en adelante se guarden la
fiestas siguientes:
[2] El día de la circuncisión de nuestro señor Jesu Christo.
La epiphanía.
Sant Sebastián.
La purificación de nuestra señora sancta María.
Sant Mathia apóstol.
La ununciación de nuestra señora.
/20v. Sant Marcos evangelista.
Sant Philippe e Sanctiago.
110 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

La invención de la cruz.
Sant Bernabé apóstol.
Sant Juan Baptista.
Sant Pedro e sant Pablo.
Sancta María Magdalena.
Sanctiago apóstol.
Sancta Ana.
La transfiguración de nuestro señor Jesu Christo.
Sant Lorenço mártyr.
La Asumpción de nuestra señora sancta María.
Sant Bartholomé apóstol.
La natividad de nuestra señora.
Sant Matheo apóstol e evangelista.
Sant Miguel.
Sant Lucas evangelista.
San Symón e Judas apóstoles.
El día de todos los sanctos.
Sant Andrés apóstol.
La concepción de nuestra señora.
Sancto Thomé Apóstol.
La natividad de nuestro señor Jesu Christo.
Sant Stevan.
Sant Joan apóstol y evangelista.
//21r. Todos los domingos del año.
La pascua de resurrección con dos días siguientes,
La ascensión del señor Jesu Christo.
La pascua del spíritu sancto con dos días siguientes.
El día del Corpus Christi.
[3] E porque no es nuestra yntención de ympedir la devoción de los fieles que
quisieren guardar otras algunas fiestas, concedemosles que las puedan celebrar e
guardar sy quisieren. Otrosy concedemos quarenta días de perdón a los que oyeren
misa mayor e fueren en la procesión el día de Sant Isidro y el día de sant Clemente,
y en la procesión de sant Marcos y en las de las otras letanías e en las fiestas de
sancto domingo y san Francisco en sus monesterios. Y mandamos que aquestas
fiestas e todas las otras que aquí no mandamos guardar se celebren en las yglesias
con toda solemnidad e devoción cada una en su grado segund la orden contenida
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 111

en el breviario. e porque el pueblo pueda saber quando han de guardar las dichas
fiestas que son obligados, mandamos a los curas que se las notifiquen en los
domingos antes que caygan, declarándoles los días de las vigilias e otros tiempos en
que son obligados a ayunar por precepto de la yglesia, amonestándoles que los
guarden con toda devoción, e se ocupen en yr a la yglesia a oyr la misa mayor e los
otros oficios divinos e en oraciones y obras de misericordia y en otras obras que sean
servicio e alabança de nuestro señor, pues para esto fueron dedicados los tales días.
Amonestándoles asy mismo que se aparten de ofender en ellos a Dios. E mandamos
que ningún mercador, ny oficial, ny vendedor no otra persona alguna tenga tienda
abierta en los tales días que mandamos guardar dende que tañeren a misa mayor
hasta que la acaben, ny ellos vendan, ny compren, ny trabajen en poblado ny en el
campo. E mandamos a nuestros alguaziles que executen las penas acostumbradas
contra los que asy no lo guardaren fasta en quantía de un real por cada vez, la mitad
para la fábrica /21v. asy de la yglesia parrochial e la otra mitad para el alguazil
executor. E damos poder a los vicarios que lo hagan asy cumplir y executar cada uno
en su vicaría y que puedan sobre ello invocar el brazo seglar.

[Capítulo XII] Contra los que no oyeren misa mayor los domingos e fiestas de guardar
o las quebrantaren e contra los que venden carne e cosas vedadas en la
quaresma e días de ayuno
[1] Abemos hallado que en nuestro arçobispado e provincia muchas personas, no
temiendo a Dios ny a los mandamientos de la yglesia, dexa de oyr misa mayor los días de
pascua, domingos e otras fiestas que son obligados: unos entendiendo en sus haziendas,
tratos e mercaderías; otros, estando en las plaças y en las tavernas y en otros lugares de que
los cathólicos cristianos reciben escándalo e mal exemplo. Por ende, conformándonos con la
disposición de los sacros cánones, sancto concilio aprobante, establecemos y ordenamos que
de aquí adelante los curas sean diligentes en amonestar a sus parrochianos que vayan los
domingos e fiestas de guardar a oyr misa mayor enteramente como son obligados y que
estén en ella devotamente e con atención, no hablando ny entendiendo en otras cosas. E a
los que no lo hizieren e cumplieren asy les reprehendan e amonesten fraternalmente, para
que se enmienden , e sy no se corrigieren, que lo notifiquen a los provisores e officiales para
que procedan contra ellos por todo rigor de derecho.
[2] Otrosy mandamos que los que estuvieren en las plaças e cimenterios o
jugando en sus casas o en las tavernas e en otras partes e lugares en tanto que se
dize la misa mayor los dichos domingos e fiestas, que los nuestros alguaziles o
executores de los nuestros juezes eclesiásticos, o los alcaldes o alguaziles del pueblo,
siendo invocado por los vicarios, les lleven medio real o pena a cada uno, e que no
se la remitan ny buelvan. Otrosy mandamos que ningún tabernero, o tabernera, ny
otra persona alguna venda vino ny acoja a gente en su taverna o casa para comer o
bever los dichos días de domingos e fiestas fasta que la misa mayor sea acabada. E
asy //22r. mismo mandamos a los carniceros que no pesen carne, e a las panaderas e
otras qualesquier personas que venden cosas de mantenimiento, que no lo saquen
a la plaça ny lo vendan públicamente desde que tañere a misa mayor hasta que sea
acabada, excepto los boticarios. So pena para el que lo contrario hiziere sea penado
por cada vez por los nuestros alguaziles en un real, la mitad para el que lo executare
112 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

e la otra mitad para la fábrica de la yglesia parrochial. Y damos asy mismo poder a
todos los vicarios para que lo hagan executar.
[3] Otrosy mandamos, so la dicha pena, que en los días de quaresma e en los
viernes e vigilias e en los otros días, en que está prohibido por la yglesia comer carne,
no se venda carne, leche ny otras cosas prohibidas syn nuestra especial licencia.
[4] E porque deseamos la observancia de las dichas fiestas, e que los dichos
nuestros alguaziles en ello no hagan fraude alguno, les mandamos que no se
concierten ny hagan conveniencia alguna con los dichos oficiales o vendedores para
les dexar fazer algo o vender, disimulando la dicha execución, so pena que qualquier
alguazil, que lo contrario fiziere, pague lo que asy recibiere o llevare con el quatro
tanto, y que esté treinta días en la cárcel por la primera vez, e por la segunda la pena
doblada, e que sea perpetuamente privado del oficio.

[Capítulo XIII] Que en el rezar e oficios divinos se conformen en toda la provincia con
la yglesia metropolitana
[1] Por quanto es cosa razonable que por todo el dicho nuestro arçobispado e
provincia aya conformidad en el rezar de las horas canónicas e en dezir el oficio
divino, e que todas las yglesias del dicho arçobispado e provincia se conformen en
lo susodicho con la nuestra yglesia metropolitana. Por ende, sancto concilio
aprobante, establecemos e mandamos que todos los clérigos del dicho nuestro
arçobispado e provincia, de qualquier dignidad e preeminencia que sean, se
conformen en el rezar de las horas y dezir el oficio divino con la dicha nuestra sancta
yglesia. E porque en nuestra diócesi e provincia ay muchos sacerdotes de otras
diócesis servidores de beneficios /22v. los quales muchas vezes rezan de otra
manera, e no como en la diócesi que sirven, de que se sigue mucho desorden; por
ende, mandamos que, pues han de servir la yglesia e choro segund desta diócesi, que
rezen de aquella manera e no de otra. So pena que el que asy no lo hiziere sea
expelido del tal servicio, no rezando como dicho es, o no teniendo breviario para ello.
[2] Porque asy mismo es muy conveniente e necesario que en nuestra diócesi
y provincia aya conformidad en las cerimonias de la misa e los sacerdotes no tengan
diferenciadas maneras de celebrar, sancto concilio aprobante, mandamos que todos
sean conformes en las dichas cerimonias con nuestra yglesia metropolitana e que los
visitadores lo examinen mucho e corrijan e castiguen al que asy no lo hiziere.

[Capítulo XIV] Cómo deven estar los eclesiásticos en los oficios divinos e la orden que
han de tener en ellos
[1] Obligados son los clérigos a dezir los oficios divinales con entera atención e
devoción, e estar con silencio en la yglesia quando se celebran; e asy mismo a servir e
residir en las yglesias donde son beneficiados o tienen cargo de algún servicio. Sobre lo
qual por nuestros predecesores de buena memoria fueron hechas e ordenadas algunas
constituciones, las quales mandamos que se guarden en todo e por todo con las
adiciones siguientes. Conviene a saber que al tiempo que se dixeren las horas e
divinales oficios estén todos en el choro con hábito decente al tal oficio cantando; e que
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 113

tengan sylencio y estén honestos ordenadamente, e que digan las horas distinctas e
apuntadamente e no apresuradas. E que no hablen ny rezen mientras el oficio se
cantare, porque no se impidan ocupándose en otras cosas los que han de cantar, o den
impedimento a los que cantan. Asy mismo mandamos que los legos no se asyenten
entre los clérigos mientra que el oficio divino se dixere o cantare, ny los clérigos den
lugar a ello, salvo sy estuviere el tal lego ayudando a cantar a los clérigos. E por este
nuestro estatuto damos autoridad //23r. al vicario donde le oviere, e en su ausencia al
cura más antiguo que encada yglesia parrochial oviere, para que asy lo puedan mandar
e fazer cumplir, so pena de diez maravedís en que pueda mulctar al que fuere contra lo
susodicho; e sy todavía fuere desobediente e rebelde e no cumpliere lo que le fuere
amonestado, que le pueda el dicho vicario o cura mulctar en otros diez maravedís, los
quales luego sean echados en el arca o cepo de la fábrica para la qual los aplicamos.
[2] Otrosy mandamos que en las yglesias donde está costumbre de dezirse
todas las horas que se guarde la tal costumbre.Y que en las otras yglesias donde ay
dos beneficiados no más, que éstos lean obligados por sí o por los capellanes que
sirvieren por ellos a dezir misa de tercia e bísperas cantadas cada día de la fiesta o
feria que ocurriere, so las penas en las dichas constituciones contenidas. E donde
oviere un beneficiado solo, que a lo menos los domingos e fiestas de guardar diga
misa cantada de la dominica o fiesta que ocurriere, e tres días en la semana de la feria
o fiesta que ocurriere, so pena de un real por cada domingo o fiesta, e de medio real
por cada uno de los otros días que dexare de celebrar, la mitad para la fábrica de la
tal yglesia, e la otra mitad para el sacristán. e queremos que por ningún
impedimento de misa de cofradía o de otro negocio que ocurriere se dexe de dezir
la misa mayor en los dichos días e fiestas del oficio que se celebrare e rezare aquel
día, aunque aya cuerpo presente para sepultar o novios que velar.
[3] Otrosy porque en las yglesias que ay copia de sacerdotes se tenga orden
en el dezir las misas, e no se den ympedimento los unos a los otros, mandamos que,
mientras la misa mayor se dixere, no se diga otra misa alguna, ny se vista clérigo
alguno estando otro diziendo misa, hasta que aya consumido el que primero
començó la misa, so pena de un real en que sean mulctados el sacerdotes e el
sacristán que le diere los ornamentos. Lo qual se entiende salvo en las yglesias
cathedrales, donde se acostumbran dezir muchas misas e no avría tiempo para
dezirse todas. E so la dicha pena mandamos que los sacerdotes no se vistan para
dezir misa ny se /23v. desnuden en los altares ny en presencia del pueblo, salvo en
las sacristías o lugares para ello diputados; e que no se dé los cálices ny los corporales
a los moços, salvo que ellos mismos los lleven.
[4] Otrosy por evitar algunos ynconvinientes e el impedimento que se da al oficio
divino, sancto concilio aprobante, statuymos e mandamos que la paz no ande por la yglesia,
sino que se ponga en lugar donde cómodamente los que tuvieren devoción la puedan yr a
tomar. E mandamos que el que en otra manera la diere yncurra en pena de un real por cada
vez para la fábrica de su yglesia.
[5] Así mismo, porque avemos sabido que las demandas que se piden al
tiempo de la misa mayor dan grand ympedimento e turbación al oficio divino,
mandamos a los vicarios, curas e clérigos del dicho arçobispado e provincia que no
consientan a ninguna persona demandar limosna ny otra demanda por la yglesia
114 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

desde que se començare al misa mayor hasta después de aver consumido. So pena
de un real para la fábrica de la tal yglesia.
[6] Otrosy porque los sacerdotes deven tener siempre gravedad e
recogimiento, mayormente al tiempo que celebran, y porque avemos sabido que al
tiempo del ofrecer los domingos e días de fiestas principales algunos sacerdotes
andan mucha parte de la yglesia entre la gente para que ofrezcan, de lo qual no se
sigue buen exemplo ny paresce cosa honesta, por ende estatuymos e mandamos que
de aquí adelante no se haga asy en manera laguna, sino que el sacerdote se ponga
en lugar donde puedan yr los que quisieren a ofrecer, e sy oviere necesidad,
pónganse más sacerdotes a ofrecer.

[Capítulo XV] Lo que se ha de guardar cerca de celebrar los oficios divinos e


administrar los sacramentos en tiempos de entredicho
Porque es cosa muy peligrosa a qualquier ministro de la yglesia celebrar e
administrar qualquiera de los sacramentos en tiempo de entredicho fuera de lo
estatuydo e permiso por los sacros cánones; por ende queriendo en esta parte avisar e
ynstruyr a nuestros súbditos, mandamos que cerca //24r. de la celebración del divino
oficio se guarde lo contenido en el capítulo Alma mater de Sen. Exco. Libro.VI conviene
a saber que en tiempo de entredicho apostólico o ordinario se celebren las misas e los
divinales oficios cerradas las puertas, y los entredichos y excomulgados exclusos e
solamente los clérigos no casados admitidos, excepto el día de la natividad de nuestro
señor Jesu Christo y de su resurrección e del Spíritu Sancto e el día de la asumpción de
nuestra señora y el día del Corpus Christi con su octavario, segund se contiene en la
bulla de Eugenio e Martino. Las quales fiestas se celebren comennçando desde las
primeras Bísperas e continuando las horas hasta las segundas Bísperas inclusive, pero
que no se digan las completas segundas en los dichos días. Otrosy que no se
administren los sacramentos, salvo los siguientes. El sacramento del baptismo asy a los
pequeños como a los adultos. E la confirmación que pertenece a los obispos. El
sacramento de la penitencia asy a los sanos como a los enfermos. E el sacramento de la
Heucaristía a los enfermos tan solamente con la solemnidad que se suele administrar
quando no ay entredicho.Y del sacramento del matrimonio solamente los desposorios,
aunque sea por palabras o presente, e no las velaciones. El sacramento de la
extremaunción no se puede admiistrar a persona alguna en tiempo de entredicho. La
sepultura no se puede dar en lugar sagrado, salvo a los clérigos no casados que no
fueren quebrantadores del entredicho, e a los que tuvieren privilegio o bulla para ello.

[Capítulo XVI] Que los curas puedan exercer su oficio en tiempo de sede vacante syn
aver otra licencia para ello
Estatuymos e ordenamos, sancto concilio aprobante, que todos e qualesquier
sacerdotes que quieren poder e licencia para exercer el oficio de cura e absolver de
los casos que el derecho reserva al prelado, puedan, sede vacante, exercer el dicho
oficio e absolver asy mismo de los casos que asy les fueren concedidos syn que ayan
para ello nueva comisión.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 115

[Capítulo XVII] /24v. La orden que se ha de guardar en el dezir de los treintanarios


[1] Denunciado nos es que en algunas yglesias deste nuestro arçobispado e
provincia, quando los clérigos han de dezir treintanarios revelados, o encerrados en
qualquier tiempo que los ayan de dezir, suelen celebrar misas de devociones, e no
misas de defunctos, e aquellas misas cuéntanlas en los treintanarios. Cerca de lo qual
ordenamos que, sy el defuncto mandare dezir algún treintanario e mandare dezir en
él algunas misas que no sean de defunctos, que se digan como él las manda dezir,
porque la voluntad del testador no sea defraudada. Mas sy él no determina de otra
manera las misas que se han de dezir, sino manda dezir treintanario o treintanarios,
ordenamos que en semejantes treintanarios no se digan otras misas sino de
defunctos, salvo en los lugares o yglesias donde no ay más de un clérigo, porque esto
paresce que sea la voluntad del defunto. E mandamos estrechamente a los
sacerdotes que asy en los treintanarios como en otras misas de devociones que les
manden dezir, no hagan en las misas diferencias de candelas ny hagan otras algunas
abusiones en el dezir de le los dichos treintanarios o misas de defunctos. asy mismo
mandamos que qualquier clérigo que entrare en treintanario, que sy acaeciere
necesidad de salir administrar los sacramento o otra cosa justa e honesta, que salga
para bolverse luego, con tanto que quando saliere vaya con sobrepelliz, vestida e no
en otra manera, no embargante qualquier costumbre que en contrario aya, lo qual
reprobamos por no ser razonable.
[2] Item, mandamos, so pena de dos mill maravedís, todos e qualesquir
clérigos que estuvieren en treintanarios, que estando asy en la yglesia no jueguen
naipes ny dados ny herrones ny otros juego alguno. e porque donde ay muchos
siempre suele aver confusión e poco recogimiento, mandamos que no puedan entrar
en treeintanario cerrado más de dos clérigos.

[Capítulo XVIII] Que no se haga pacto ny convención por las misas e divinos oficios
ny por las sepulturas
//25r. [1] Prohibido es en derecho todo pacto o convención de cosa temporal
por los sacramentos e cosas espirituales o a ellas anexo. Por ende, sancto concilio
aprobante, estatuymos e ordenamos que los sacerdotes e ministros de la yglesia no
hagan pacto ny convención por las misas, obsequias e oficios divinos. Más
queremos que para sustentación de los clérigos que fazen los tales oficios, se guarde
la loable costumbre introduzida por los fieles cerca de la limosna que se les suele
dar. La qual costumbre mandamos que nuestros officiales e juezeshagan guardar,
administrando justicia syn estrépito e figura de juyzio. E porque avemos sabido que
algunos clérigos con poco temor de Dios tomas prendas por algunos oficios, lo qual
es especie de simonía o cosa de mal exemplo, prohibimos a nuestros súbditos que
antes ny después del dicho oficio no tomen las tales prendas, so pena de mill
maravedís al que lo contrario hiziere. E porque sería cosa inhumana y contra justicia
que los fieles que mandaron fazer los oficios no diesen a los ministros de la yglesia
la limosna acostumbrada, de donde se sustentan, mandamos que, hecho el oficio,
el que no diere lo acostumbrado pasados tres días yncurran en pena del doblo y
más las costas.
116 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[2] Otrosy mandamos que no se vendan las sepulturas ny enterramientos ny


se haga pacto ny conveniencia sobre ello, sino que, enterrado el cuerpo, se dé a la
yglesia la limosna conforme a la costumbre que en tales casos se ha tenido e tiene;
e que cerca desto el juez de la yglesia ha guardar la costumbre que en ello oviere, por
la orden e so las penas que en la constitución próxima de arriba se contiene. E
porque ninguno syn el prelado puede dar derecho de sepultura perpetua, ny
conceder capilla o lugar cierto y perpetuo en la yglesia, mandamos que esto no se
haga syn nuestro especial mandado o de nuestros provisores.
[3] Otrosy mandamos que ningún cura o servidor de beneficio dexare de dezir
en su semana o en los días que es obligado a dezir misa al /25v. pueblo de la fiesta
o feria que ocurriere, por dezir misas algunas votivas o encomendadas. e que
ninguno que tiene cargo especial de capellanía acepte cargo de otras misas en los
días que es obligado a dezir misas en su capellanía. E porque no reciban engaño los
que encomiendan los sacrificios, ny los dichos sacerdotes encarguen sus
consciencias, ordenamos que, recibiendo qualquier sacerdote una limosna o pitança
para dezir misa o misas, sea obligado a las dezir aquel mismo día o en el tiempo que
le fuere encomendado, cesante legítimo impedimento, e señaladamente por aquel o
aquellos que la tal limosna diere.

[Capítulo XIX] Que no se diga misa fuera de la yglesia ny se dé licencia para ello
[1] Mucho sería deservido nuestro señor, sy el el sanctísimo sacramento de su
glorioso cuerpo fuese traído en tanta familiaridad que se causase algún
menosprecio. Por ende, sancto concilio aprobante, ordenamos e mandamos que a
ninguno sea dada licencia por los provisores e officiales de nuestra diócesi e
provincia para que diga misa en casa alguna ny en otro lugar fuera de la yglesia,
salvo sy fuera en casa de tal señor a quien parezca que no se puede negar, e que
tenga en su casa capilla e lugar apartado para aquesto. E mandamos a todos los
clérigos que en lugar alguno o casa de caballero o de otra persona qualquiera no
digan misa syn especial licencia.Y entonces no celebren en palacio, sala o cámara en
que aya cama donde duerma alguno, salvo sy fuera enfermo de tal enfermedad que
no se pueda levantar de la cama. E que los dichos clérigos, aunque tengan licencia
para celebrar en alguna casa, primero vean el lugar donde han de dezir la misa sy
es honesto e asy compuesto e ordenado como debe estar para celebrar en él, so pena
que el sacerdote que lo contrario hiziere ipso yncurra en suspensión a divinis de un
mes por cada vez que lo hiziere.
//26r. [2] E porque somos informado que en nuestra diócesi e provincia ay
muchos hospitales e casas de algunas dueñas que se dizen religiosas, donde se
celebra misa tan continuamente que viene en daño de las yglesias parrochiales y en
poca reverencia de nuestro señor, revocamos todas e qualesquieras licencia que
hasta aquí sean dadas e mandamos a los provisores o visitadores que, quando
visitaren las yglesias, se ynformen qué casa o casas ay en la parrochia, de hospitales
o beatas o otras personas donde se ha acostumbrado dezir misa, e nos hagan
relación dello, e que no se dén licencia ny consientan celebrar en ellas syn nuestra
especial licencia, salvo sy fuere por un día en el año de la advocación del sancto.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 117

[Capítulo XX] Lo que se ha de guardar cerca de los confesionarios o altares


portátiles
Muchas personas con falsas relaciones diziendo ser nobles, o tener para eso
necesidad o por otras causas, han impetrado muchos confesionarios e diversas
facultades para tener altares portátiles e oyr misa en su casa, o recebir en ella los
sanctos sacramentos. E porque sy nuestro señor el papa fuera ynformado de la
calidad de muchas de las tales personas y de la baxeza de su condición e linaje, e aun
de otros defectos que algunos padescen, no es de creer que concediera las tales
facultades, mayormente que son tantas e tan comunes que dello se sigue mucho
escándalo, e se traen las cosas sagradas en vilipendio. E porque a nos conviene ver
e examinar los dichos confesionarios o facultades, e mandar executar los que fueron
impetrados con relación verdadera, e consultar a su sanctidad cerca de los que
fueron obtenidos subreticiamente e por personas de quien nace escándalo e peligro
a las consciencias, mandamos que ningún sacerdote diga misa en casa de ninguna
persona particular por virtud de ningún confesionario ny de otra facultad, aunque
esté refrendada de nuestros provisores, /26v. syn que nuevamente sea por nos visto
e examinado, salvo sy fuere en casa de algún señor de título o de sus hijos. So pena
de un florín al clérigo que lo contrario hiziere, la mitad para la fábrica de su yglesia
e la otra mitad para el acusador.

[Capítulo XXI] Que no se celebren velaciones fuera de la yglesia


Otrosy mandamos que ningún clérigo sea osado de administrar las velaciones
fuera de la yglesia parrochial, so pena de mil maravedís e que s suspenso de celebrar
las dichas velaciones por un año. E mandamos que nuestros provisores no den
licencia para ello syn nuestro especial mandado.

[Capítulo XXII] Que no se hagan representaciones en las yglesias


[1] Informando somos que en algunas yglesias de nuestro arçobispado e
provincia se permite fazer algunas representaciones de la pasión de nuestro señor
Jesu Christo e otros autos e remembranças de la resurrección, de la natividad de
nuestro Salvador, o otras algunas representaciones. Y porque de los tales auctos se
han seguido e se siguen muchos ynconvenientes e muchas vezes traen escándalo en
los coraçones de aquellos que no están muy firmes en nuestra sancta fee católica,
viendo los desórdenes e excesios que en ello se fazen. Por ende, sancto concilio
aprobante, estatuymos e mandamos a todos los curas de nuestro arçobispado e
provincia e a todos los otros clérigos e religiosas personas que no hagan ny den lugar
que en sus yglesias e monesterios se hagan las dichas representaciones ny algunas
dellas syn nuestra especial licencia e mandado, so pena de un florín aplicado como
dicho es a los clérigos que lo contrario hizieren e a los legos, que sean
descomulgados.
[2] Otrosy, deseando que las yglesias sean muy bien servidas por los
sacristanes e que los legos no traten las cosas sagradas, mandamos que en la yglesia
que se hallare clérigo no conjugado hábil para sacristán, no se tome casado. Y que
118 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

los sacristanes duerman en las yglesias con toda honestidad //27r. e que cierren las
puertas en anocheciendo e que no salgan della de noche, so pena que por el mismo
caso sean presos e castigados a arbitrio de nuestros juezes.

[Capítulo XXIII] Que todas las yglesias parrochiales se conformen con la yglesia
mayor en tañer el Ave Maria e Bísperas
Porque en el tiempo de tañer el Ave Maria en nuestra yglesia metropolitana
y en las otras yglesias, asy desta cibdad como de las otras cibdades, villas e lugares
deste nuestro arçobispado e provincia, ha avido alguna diversidad e confusión,
mandamos que en la dicha nuestra sancta yglesia e en todas las otras cibdades, villas
e lugares deste nuestro arçobispado e provincia tañan el Ave Maria después del sol
puesto, quando començare a escurecer e que, en tocando el campanero de la dicha
nuestra sancta yglesia e de las otras yglesias cathedrales la campana del Ave Maria,
todos los otros sacristanes de las otras yglesias inferiores le respondan luego
incontinente.Y esta orden se tenga en las otras cibdades, villas e lugares acudiendo
a la yglesia principal. Asy mismo mandamos que se conformen en tañer a bísperas
con la yglesia principal. So pena de doze maravedís por cada vez que no lo hizieren
para el campanero de la yglesia principal.

[Capítulo XXIV] De la vida e honestidad de los clérigos


Deseando que las personas ecclesiásticas de nuestra diócesi e provincia sean
muy honestas en todas sus obras e en su hábito e conversación, sancto concilio
aprobante, mandamos que los sacerdotes o clérigos de orden sacro o beneficiados
tengan gravedad en sus hablas e inceso e conversación, porque su voista e costumbres
sean a los legos exemplo. Asy mismo mandamos que traygan mantos con collar grande
de conveniente largura que lleguen hasta el empeine del pie. E que no usen ny traygan
seda ny paño colarado ny amarillo ny verde, ny ropas entretalladas ny ribeteadas ny
perfiladas con seda, ny traygan /27v. becas, sino capirotes, e que no anden en calças e
jubçon, aunque traygan manto encima, salvo sy traxeren opa. E que no traygan anillos
ny guarniciones doradas ny cintos labrados con oro ny plata, ny çapatos borceguíes de
color. asy mismo mandamos que traygan su corona abierta en mediana cantidad, e los
cabellos cortos que se parezca la oreja, e que no deseen crecer las barbas. Lo qual todo
mandamos que hagan e cumplan so pena de quinientos maravedís al que lo contrario
hiziere. E sy por ventura algún clérigo fuera muy deshonesto en su hábito, guárdese
contra él disposición de derecho común. E sy fuera tan destemplado en su beber e
comer, que syn justa causa entrare en las tabernas o se embriagares, que yncurra en
pena de suspensión del oficio e beneficio, sy le tuviere, por un mes. E sy no se
enmendare, procédase contra él como bien visto fuere por su superior. Otrosy
mandamos que ningún clérigo dance ny bayle ny cante cantares seglares en misa
nueva, ny en bodas ny en otro negocio alguno público, ny ande donde corrienen toros,
so pena de veinte reales. Otrosy mandamos que yncurra en la dicha pena qualquier
que fuere tan poco temeroso de Dios, que dixere pese a tal, o voto a tal, o no creo en
tal, o otras palabras semejantes; e que allende de la dicha pena sea preso e castigado,
segund el arbitrio del juez. Otrosy mandamos que qualquier clérigo que fuere hallado
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 119

andar de noche después de la campana segunda de queda syn justa causa,


mayormente en hábito deshonesto, sea preso por nuestro alguazil e castigado por
nuestros provisores; e sy llevare armas, las pierda, e yncurra en pena de mil maravedís.

[Capítulo XXV] Que los clérigos de orden sacro o beneficiados se confiesen e


comulguen a lo menos en las tres pascuas
Por quanto los clérigos que son elegidos en la suerte del señor mayores dones
reciben de Dios, e asy son más obligados de vivir en toda limpieza e sanctidad. Por
ende, requerimos e exhortamos a todos los clérigos //28r. de orden sacro o
beneficiados de qualquier estado o condición que sean de nuestro arçobispado e
provincia que se confiesen e comulguen en las tres pascuas del año. Y concedemos
a todos los dichos clérigos que puedan elegir confesores que los oya de penitencia e
los puedan absolver de todos los pecados que nos podríamos absolverlos, excepto al
que se ordenare por salto o syn licencia de su prelado, e el que violares yglesia en
qualquier manera e al que hiziere ciertos hechizos o encantamientos e a los perjuros
en daño del próximo y del exceso que se causa poniendo manos violentas en clérigo
en qualquier manera que sea, o en lego dándole bofetada o palos o sacándole
sangre. Que en estos casos defendemos a qualquier confesor que no pueda absolver
al clérigo que lo semejante le confesare.

[Capítulo XXVI] Que los sacerdotes puedan elegir confesor


[1] Porque los sacerdotes más cómodamente se aparejen para celebrar e dezir
misa, otorgamos licencia a todos los sacerdotes de nuestro arçobispado e provincia
que quando quisieren celebrar puedan elegir confesor presbítero seglar o religioso
para confesar sus pecados, el qual sacerdote asy elegido los pueda absolver cada vez
que los dichos sacerdotes se confesaren de todos sus pecados, aunque sean de los
casos a nos reservados, excepto de los casos contenidos en las constitución próxima
antes desta, que especialmente a nos reservamos. Otrosy mandamos que todos los
sacerdotes que celebran sean obligados a notificar a los curas de sus parrochias de
dos en dos meses con qué sacerdotes se confiesan o se reconcilian, porque los dichos
curas puedan dar cuenta dellos. E sy no oviere más de un clérigo en el lugar sea
obligado a lo dezir al cura más cercano.
[2] Otrosy mandamos que los sacerdotes no lleven sobre sus hombros cuerpo
de defuncto que no sea sacerdote, salvo sy fuera tiempo de tanta necesidad que no
se halle cómodamente quien lo llevare a enterrar.

[Capítulo XXVII] /28v. Que los clérigos no tengan concubinas


Muchas e diversas penas e censuras hallamos impuestas asy por constitución
del cardenal de Sabina4, legado apostólico, como por otras de nuestros predecesores,

4 Se refiere al arzobispo Hurtado de Mendoza nombrado cardenal presbítero con el título de Santa
Sabina y patriarca de Alejandría en 1500. En el sínodo que celebró en 1490 no se trata de las concu-
binas. No se conoce a qué constituciones de este arzobispo o de los anteriores alude.
120 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

de buena memoria, contra los clérigos públicos concubinarios. E avemos conoscido


por experiencia atreverse muchas vezes los tales a sus ánimas e dexarse yncurrir e
estar en las dichas penas e censuras en grand peligro de sus consciencias e no ser
extirpado en ellos el dicho vicio. Por ende, deseando la salvación de nuestros
súbditos e la limpieza e buen exemplo de sus vidas e personas, e queriendo moderar
el rigor de las dichas penas e censuras, sancto concilio aprobante, amonestamos e
exortamos a todos los eclesiásticos nuestros súbditos que vivan casta e limpiamente,
como son obligados. E que sy alguno ha tenido o tiene concubina, la dexe e se aparte
della dentro de nueve días, los quales corran dende el día de la notificación e
publicación desta constitución en cada diócesi. E mandamos que los provisores e
oficiales de nuestro arçobispado e provincia sean diligentes en inquirir e proceder
contra las tales personas culpantes, e sy hallaren algún clérigo de orden sacro o in
minoribus beneficiado ser público concubinario, lo castiguen conforme al derecho
por la primera vez. E sy tal persona no se enmendare e permaneciere con la dicha
concubina, o volviere más a ella, mandamos que sea preso e puesto en la cárcel
eclesiástica, e que pierda la tercia parte de los frutos de un año del beneficio o
beneficios que toviere, o del servicio o capellanía que sirviere. E sy fuere tanta su
pertinencia, que desta manera no se enmendare, mandamos que sea preso, e que no
le suelten syn especial mandado nuestro o de su diocesano, porque nos proveamos
lo que más convenga a la salud de su ánima, e como el dicho vicio sea en él dara en
adelante extirpado.

[Capítulo XXVIII] Que los clérigos no estén presentes a los matrimonios ny baptismos
de sus hijos, ny se acompañen dellos
//29r. Porque, segund la doctrina del apóstol, no solamente nos devemos
excusar de lo malo, mas de toda especie de mal, conviene abstenerse mayormente
de las cosas que puedan engendrar algún escándalo. Por ende, sancto concilio
aprobante, ordenamos que ningún clérigo seglar o religioso de qualquier dignidad,
estado, preminencia o condición, que sea de nuestra diócesi e provincia, sea presente
al baptismo o desposorio o bodas o obsequias de sus hijos o hijas o de sus nietos, ny
haga manda ny donación a muger ninguna, con quien sea infamado o tenga por
concubina, so pena de dos mill maravedís. E quanto a lo de la manda que sea en sí
ninguna.Y esta misma prohibición e pena extendemos contra qualquier clérigo que
se acompañare de sus hijos o nietos o yernos, o los truxere para que le ayuden a
misa, y que los tales hijos o yernos no entren con ellos en el choro, estándose
diciendo los oficios divinos.

[Capítulo XXIX] Que los clérigos no tengan tratos de mercadurías


Porque los clérigos que son escogidos en la suerte del señor deven ser
apartados de los negocios seglares, especialmente de la negociación e mercaduría,
que, aunque sea de cosas a los seglares permisas, a ellos les es defendida e ylícita por
razón de su estado; e porque les es impedimento muy grande para el complimento
de su oficio, lo qual no siendo considerado por algunos clérigos se han entremetido
en negociaciones, por razón de sus personas ilícitas. Por ende, sancto concilio
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 121

aprobante, estatuymos e mandamos a todos e qualesquier clérigos de nuestra


diócesi e provincia de qualquier estado, dignidad e preminencia que sean, que no se
entremetan en ser mercadores ny negociadores de cosa alguna que sea de
mercadería, so pena que, sy alguno lo contrario hiziere, allende de las penas del
derecho yncurran en penas de diez mil maravedís.

[Capítulo XXX] Que los vicarios se informen de la vida de los clérigos de su vicaría e
embíen relación dello al prelado en cada un año
/29v. Porque es muy conveniente a los prelados ser informados del estado de sus
súbditos, mayormente de las personas eclesiásticas e de su vida e de los beneficios que
tienen en la yglesia. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymnos e ordenamos que de
aquí en adelante todos los vicarios de nuestro arçobispado e provincia sean obligados de
ynformarse de la vida e costumbre de todos los clérigos, cada uno en su vicaría, e de saber
e y pesquisar de su vida e costumbres e trygan ante nos o nuestros provisores en cada un
año por el tiempo que se truxeren los padrones, la memoria e la relación de los que hallaren
aver cometido algunos delitos e excesos, o tener vida deshonesta, porque se provea lo que
convenga a la salud de sus ánimas e a la reformación de sus costumbres. E sy el exceso fuere
de tal calidad que no se debe tener dilación, lo notifiquen luego al prelado a costa del
culpante, lo qual mandamos que cumplan e que en ello tengan mucha vigilancia y especial
cuydado, so pena de un florín, aplicado como dicho es.

[Capítulo XXXI] Que los beneficiados residan en sus beneficios e no se ausenten syn
licencia del prelado, y en su absencia cómo han de ser proveydos los capellanes
[1] Por experiencia avemos visto que por no residir los beneficiados en sus beneficios,
como devrían, se sigue grand diminución en el culto divino e daño de las ánimas. Sobre lo
qual el patriarca don Alonso5, nuestro predecesor de buena memoria, proveyó en una
constitución provincial mandando que los beneficiados de nuestra diócesi e provincia
residiesen en sus beneficios e que ninguno se pudiese ausentar del dicho servicio syn justa
causa y con nuestra especial e expresa licencia. Y porque la dicha constitución es sancta y
endereçada al servicio de Dios e de las yglesias, e en esto ay grand desorden e corruptela,
mandamos, sancto concilio aprobante, que de aquí //30r. adelante se guarde la dicha
constitución, y, sy necesario es, de nuevo la innovamos e confirmamos; la qual queremos
aya también lugar en los capellanes perpetuos, excepto sy la ynstitución de la capellanía
dixere que pueda servir por sostituto.
[2] Otrosy porque los dichos beneficiados y sus procuradores por gozar
enteramente de sus beneficios en ausencia procuran para el servicio de los beneficios
los capellanes, que por menos salario sirvan, haziendo algunas vezes con los tales
capellanes algunas yllícitas convenciones, donde viene que muchas vezes los
beneficios carescen de servicio y el pueblo christiano padece grand detrimento. Por
ende, establecemnos e mandamos que el provisor no provea de servicio de algún

5 Don Alonso de Egea, patriarca de Constantinopla y administrador eclesiástico de Sevilla (1403-1417).


Celebró concilio provincial en 1412, cuyas constituciones no se conservan.
122 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

benéfico a persona que no sea ábile y suficiente qual convenga al servicio de la


yglesia. Y que señale a los dichos capellanes salario competente para su
substentación, segund que viere que conviene, e que provea asy mismo cómo de los
frutos de los dichos beneficios sean los dichos capellanes bien pagados, sobre lo qual
les encargamos las consciencias.

[Capítulo XXXII] Que los religiosos no sirvan beneficio ny capellanía


Avemos sabido que muchos religiosos, pospuesto el temor de dios e la
obediencia de su orden con falsa relaciones e con diversas maneras de engaño, han
ganado e cada día ganan licencias o facultades para mudar los hábitos, y diziendo que
son trasladados a otras religiones y que traen licencia de sus superiores, se vienen en
hábito de clérigos seglares a esta nuestra diócesi e provincia e ocupan los servicios e
sustentación de los clérigos naturales, andando como andan fuera de orden e syn
hábito de religión. Por ende, conformándonos con el derecho e con una constitución
del cardenal don Diego Hurtado de Mendoça, nuestro predecesor de buena memoria,
que dispone que ningún religioso tenga servicio de capellanía, sancto concilio
aprobante, estatuymos e mandamos que la dicha constitución sea firmemente
guardada en nuestra diócesi e provincia. E sy necesario es por la presente la /30v.
confirmamos e innovamos, e prohibimos a nuestros provisores e officiales que no den
las tales licencias ny las puedan dar, e anulamos todas las que hasta aquí son dadas a
los dichos religiosos. E asy mismo mandamos a los dichos provisores e officiales que
de aquí adelante a ningún religioso que ande en hábito seglar den licencia para que
diga misa ny celebre en esta diócesi e provincia, e que remitan los dichos religiosos a
nos o a los obispos diocesanos, porque nos proveamos lo que convenga al servico de
Dios e bien de las ánimas de los tales religiosos.

[Capítulo XXXIII] Qué calidades han de tener los que se han de ordenar e que no
intervengan ruegos sobre las órdenes
[1] Porque en las personas eclesiásticas, especialmente que han de ser
promovidos a órdenes sacros o al oficio o cargo de la cura de las ánimas, se requiere
prudencia e suficiencia de letras, estatuymos que ninguno de aquí adelante sea
promovido a órdenes sacros, sy a lo menos no fuere ynstructo en lengua latina
competentemente e en las cosas necesarias de derecho, e toviere las otras calidades
que los sacros cánones disponen. Sobre lo qual mandamos que nuestros provisores
o examinadores se informen primero con mucha diligencia.
[2] Otrosy porque hallamos aver acaescido que por intercesión e ruego de
algunos grandes e de otras personas se han ordenado muchos syn merecer las
órdenes, mandamos que, sy alguno de aquí adelante traxere rogadores o
yntercesores para recebir alguna orden, que no sea admitido ny recebido e que sea
inábil por quella vez para recebir la orden que pide.
[3] Otrosy mandamos que no se den reverendas a ningún absente, sy no
pareciere personalmente a ser examinado, salvo sy fuese graduado en estudio
general. E que no se den asy mismo reverendas a persona alguna para más de uno
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 123

de los órdenes sacros, porque visto como usa e bive en la orden de subdiácono o
diácono paresca sy merece ser promovido a mayor orden.

[Capítulo XXXIV] //31r. Que no lleven derechos algunos por las órdenes
Item mandamos que no se lleven derechos algunos por las órdenes, ny por las
cartas ny por razón del sello ny por la firma y que los provisores sean diligentes en
yncurrir de olos que se ordenan sy se les llevó alguna cosa por las órdenes o por las
cartas; e sy se hallare que algo se llevó en qualquier manera, o se llevare de aquí
adelante, lo hagan restituyr con el doblo.

[Capítulo XXXV] Que no hagan matrimonios clandestinos y la pena que yncurren los
contrahentes y los testigos
[1] Prohibido es por los sacros cánones que los matrimonios o desposorios no se
hagan clandestina ny ocultamente, e que a los tales clandestinos no sea presente ningún
sacerdote ny otra persona. E porque la dicha prohibición del derecho ny las penas que por
constitución de nuestros predecesores están estauidas, no bastan para resistir e refrenar los
grandes peligros e ynconvenientes que de los tales matrimonios se siguen, e el mucho
atrevimiento que nuestros súbditos tienen de lo quebrantar. Por ende, queriendo proveer de
nuevo remedio, estatuymos e ordenamos, sancto concilio aprobante, que ninguna persona
de nuestro arçobispado e provincia sea osado de contraer los tales clandestinos matrimonios
o desposorios, ny de tomarles las manos o ser presentes en ellos. So pena que allende lo que
el derecho en tal caso dispone, los contrayentes e el que les tomare las manos yncurran en
sentencia excomunión e en pena de mil maravedís e que los testigos caygan en pena de
quinientos maravedís cada uno.
[2] Otrosy mandamos que los tales contrayentes clandestinamente sean
obligados a solemnizar en haz de la sancta madre yglesia dentro de sesenta días,
dende el día que clandestinamente se ovieren desposado. So pena que carezcan de
eclesiástica comunión viviendo, e que yncurra cada uno en pena de los mil
maravedís; e sy murieren así, que no les sea dada eclesiástica sepultura.

[Capítulo XXXVI] Lo que se ha de guardar en el matrimonio de los extrangeros


Porque avemos sabido que muchas personas extrangeras vienen a esta /31v. nuestra
diócesi e provincia e diziendo ser solteros, se casan segunda vez, e como son personas no
conocidas, aunque son amonestadas en las yglesia de la parrochia donde quieren contraer
matrimonio, no puede ser sabido el impedimento; e después remanece ser primeramente
casados, o tener otros ympedimientos, de que se siguen muchos peligros e ynconvenientes.
Por ende, sancto concilio aprobante, mandamos que ningún cura ny clérigo de nuestra
diócesi e provinciacase ny despose los tales estrangeros syn licencia de nuestros provisores
o juezes, o syn que traygan testimonio de cómo son personas libres para se casar, o de cómo
fueron amonestados en su diócesi en la yglesia de us parrochia e no se halló impedimento
en el dicho matrimonio. E que sy alguno de los tasles estrangeros no traxere el testimonio
que dicho es, lo remitan a nuestros juezes para que provean lo que en ello se debe fazer.
124 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[Capítulo XXXVII] Contra los que se casan en grados prohibidos de derecho


Porque muchos, pospuesto el temor de Dios e el peligro de sus ánimas a
sabiendas, se casan o desposan por palabras de presente en grados de
consaguinidad e afinidad prohibidos, o seyendo orden sacro o religioso profeso, los
quales de derecho son ipso ipso excomulgados E porque muchos se han dexado e
dexan yncurrir en la dicha sentencia de excomunión, mandamos, sancto concilio
aprobante, que los tales contrayentes yncurran asy mismo en pena de tres mill
maravedís, e los testigos en pena de mil maravedís cada uno.

[Capítulo XXXVIII] Contra los que se casan dos vezes


Así mismo mandamos que, sy el marido o la muger, después de que fueren
legítimamente ayuntados por matrimonio, pervertiendo la orden deste sancto
sacramento, qualquiera dellos se casare o desposare segunda vez durante el primer
matrimonio, allende de las otras penas en derecho estatuydas, yncurra por el mismo
caso en peno de dos mil maravedís, //32r. aunque el marido sea absente por mucho
tiempo, e del no se aya relación. Salvo sy fuere pública e notoria la muerte del
marido absente, o sy ante nuestros officiales mostrare legítimamente de la muerte
del marido, para que con su licencia se pueda casar e no en otra manera; e desto
mismo se entiende sy la muger se absentare.

[Capítulo XXXIX] Contra los blasfemos


Por quanto la blasfemia es gravísimo pecado, e contra los primeros e principales
mandamientos de Dios; por ende, de muy grave ofensa haze haze a su majestad el que
blasfema el su sancto nombre, especialmente sy es de los ministros para su divino culto
deputados, sancto concilio aprobante, estatuymos e mandamos que ninguina persona, de
qualquier estado, condición o preheminencia que sea, blasfeme ny reniegue ny diga
vituperio alguno contra Dios nuestro señor, ny contra la virgen gloriosa sancta María su
madre, nuestra señora, ny contra algunos de sus sanctos. So pena que sy fuere clérigo,
yncurra en pena de tres florines de oro e que esté en la cáarcel al arbitrio del juez; e sy fuere
lego, que allende de las penas puestas por las leyes, que el juez eclesiástico proceda contra él
segund que viere por derecho.

[Capítulo XL] Lo que han de guardar los que se acogen a las yglesias e el tiempo que
han de estar en ellas
Somos informados que muchas personas que cometen delictos, porque temen ser
punidos por la justicia seglar, se acogen a las yglesias y, queriendo gozar de inmunidad, están
en ellas tan desonestamente que nuestro señor es mucho deservido e sus templos profanados,
e las personas eclesiásticas reciben turbación en los oficios divinos. Por ende, deseando obviar
los dichos inconvenientes, sancto concilio aprobante, estatuymos e ordenamos que de aquí
adelante los que se acogeren a las yglesias estén en ellas honesta e recogidamente, e no
jueguen juego alguno, ny tengan conversación con sus mugeres ny con otras dentro de la
yglesia, ny se pongan a las /32v. puertas de las yglesias ny en los cimenterios a burlar ny
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 125

tañer vihuelas, ny usar de otras conversaciones ociosas, pero que estén recogidamente e como
personas que han errado, e con toda humildad e honestidad. Otrosy mandamos que sy alguno
de los dichos retraídos saliere de la yglesia a fazer algunos desconciertos o injuriar a sus
enemigos o cometiere algunos en la yglesia, o saliere della en qualquier manera, por el mismo
caso sea echado luego de la tal yglesia. E mandamos a los curas clérigos e sacristanes e a
todas otras personas que tienen cargo de las tales yglesias e hospitales, so pena de
excomunión, que lo notifiquen luego a nuestros provisores o juezes, para que sean echados
fuera de la yglesia como violadores de la honestidad della, e no los acojan en ella ny en otra.
E sy de echarlos de la yglesia, algund peligro se temiere venir a los tales delinquentes,
mandamos que nuestros juezes les pongan prisiones en la yglesia, de manera que no puedan
salir a semejantes delictos, ny cometerlos en ella, como dicho es. E porque muchos están tanto
tiempo en las yglesias, que paresce más tenerlas por moradas que por refugio de sus
personas, mandamos que ninguno pueda estar en la yglesia ny sea acogido en ella por más
tiempo de ocho días, syn licencia del provisor o juez eclesiásticos. E mandamos a los clérigos
que, haziendo algún exceso de los susodichos, lo notifiquen a los dichos provisores, so pena de
un florín por cada vez que no lo hizieren aplicado en la manera susodicha.

[Capítulo XLI] La orden que los vicarios e curas han de guardar cerca de los questores
[1] Por relación de personas fidedignas avemos sabido que los questores o
demandadores de lugares piadosos e los que predican indulgencias e perdones, muchas vezes
pospuesto el temor de Dios, osan públicamente estender sus bulas o yndulgencias a más de
lo que en ellas se contiene e publican falsedades e cautelas por engañar a los fieles y, lo que
peor es, a las vezes falsan las letras que llevan; //33r. e siendo personas ynábiles y seglares,
osan ponerse a predicar abusiones e engaños a los pueblos. Por ende, nos, deseando obviar a
tan grandes males e inconvenientes, sancto concilio aprobante, estatuymos e mandamos a los
vicarios y curas de todas las yglesias de nuestro arçobispado e provincia que de aquí
adelante no reciban ningún questor o demandador o predicador de bullas ny de yndulgencias
en sus yglesias ny parrochias, ny los consientan predicar ny procurar demanda alguna, ny
indulgencias ny perdones, syn que primero vean nuestras cartas e especial licencia firmada
de nuestro nombre, e sellada con nuestro sella en que se contenga en efecto el poder de las
bullas que los tales questores publican, e a qué indulgencias, perdones o casos se estienden.
E porque los dichos questores no puedan exceder ny pasar a publicar más indulgencias o
casos de lo que en la dicha nuestra carta de licencia será contenido, estatuymos e ordenamos
e mandamos que no se dé lugar a que questor alguno predique ny divulgue algunas gracias,
perdones o impetras, sino que el vicario o cura de la yglesia u otro clérigo della lea al pueblo
públicamente la dicha nuestra carta, porque sepan por ella lo que se concede, porque ninguna
pueda recebir engaño. Lo qual mandamos que los dichos vicarios e curas cumplan, so pena
de tres florines por cada vez que no lo fizieren.
[2] Iten, porque muchos, syn tener suficiencia e abilidad e seyendo personas
seglares con codicia desordenada, más que por zelo de Dios, se ponen a usar del oficio
de la predicación, mandamos que los dichos vicarios, curas e clérigos no consientn
predicar en sus yglesias ningún questor ny a otra persona, aunque la impetra sea por
nos aprobada, sy la tal persona no mostrare especial licencia nuestra o de nuestros
provisores para predicar, la qual mandamos que no se conceda syn que primero sea
examinado diligentemente e vista su suficiencia; e que todavía el vicario, cura o clérigo
126 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

lea al pueblo las gracias o perdones contenidos en nuestras cartas, porque los
predicadores no puedan fazer en la publicación fraude alguno; /33v. e mandamos que
aya el que leyere nuestras cartas un real por su trabajo e que se lo pague el questor.
[3] Otrosy mandamos a los dichos vicarios, curas e clérigosque no den lugar
a los dichos cuestores o demandadores que pongan tasa alguna a las demandas,
diziendo que el quisiere ganar las indulgencias e perdones ha de dar cierta quantía
de maravedís, salvo que en nuestras cartas de licencia fuere especialmente
nombrada la dicha tasa. E mandamos que el questor o demandador que lo contrario
hiziere sea luego preso y embiado a nuestra cárcel arçobispal, o del prelado
diocesano donde lo tal acaeciere. E que le sean secuestrados todos los maravedís de
la dicha impetra e los otros bienes.
[4] Item, porque acaece que con licencias, que por nos o por nuestros
provisores fueron dadas, aviendo ya espirado el tiempo dellas o siendo revocadas, los
dichos questores engañan al pueblo e fazen fraude, mandamos que ninguna licencia
o de nuestros provisores valga por más tiempo de un año, desde el día que fuere
concedida, e que de aquí en adelante los dichos questores no sean recebidos a
divulgar ny demandar por virtud dellas; e que los dichos vicarios tengan grand
vigilancia en las observación desta constitución, porque suele aver en este caso
grandes engaños, lo qual les mandamos, so pena arriba contenida.

[Capítulo XLII] Que no se executen los mandamientos de ningún juez apostólico syn
ser vistos primero y examinados por el ordinario
Deseando obviar las falsedades y excesos que muchos con falsas letras, que dicen ser
apostólicas, han hecho e fazen en nuestro arçobispado e provincia, falsando el sello e letras
apostólicas, diziendo tener grandes poderes e facultades de dispensar e proveer de
beneficios. asy mismo algunos llamándose juezes apostólicos, no lo siendo, o procediendo
contra la forma de su comisión, e otros no //34r. teniendo bulas apostólicas expectativas, o
reservaciones, o teniendo gracias para otras diócesis, o siendo ya consumptas o tales que no
se estienden a los beneficios vacantes los ocupan; e sobre esto, algunos diziéndose executores
o subexecutores de las tales bulas, fazen diversos procesos e mandatos, los quales muchas
vezes son nullos o carescientes de todo poder e jurisdicción de que nuestros súbditos osn
oprimidos e molestados indebidamente, e caen en diversos herrores. Porque, como muchos
no son letrados, no tienen noticia de tales mandamientos, no saben lo que en ello deben fazer
ny obedecer. e porque nos, como prelado pertenece obviar los dichos engaños e fraudes,
conformándonos con la disposición de derecho e con lo que nuestros antecesores de buena
memoria está en este caso ordenado e proveído, sancto concilio aprobante, statuymos e
mandamos que de aquí adelante ningún proceso ny mandamiento de algún juez, que se diga
apostólico, executor o subexecutor o conservador, aunque sea obedecido, no sea executado ny
cumplido por alguno de nuestros súbditos, syn que primeramente sea presentada ante nos
o ante el obispo diocesano o ante nuestros provisores e oficiales la comisión original del tal
juez apostólico e el proceso o mandamiento; porque visto por nos a quien principalmente
incumbe executar e fazer cumplir los mandamientos apostólicos, lo mandemos obedecer e
cumplir, o consultemos sobre ellos a nuestro señor el papa, sy fueren subreticias las letras o
tuvieren tal defecto que no se devan cumplir. Lo qual mandamos que los dichos eclesiásticos,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 127

nuestros súbditos, cumplan e guarden, so pena de excomunión e de tres florines de oro por
cada vez que no lo fizieren.

[Capítulo XLIII] Que no se de posesión de beneficio a alguno syn mandamiento del


ordinario
Muchos con codicia desordenada procuran de ocupar de hecho las yglesias e
posesiones de los beneficios, y otros clandestiunamente fazen actos de posesiones
biviendo los poseedores e cometen diversas maneras de fraudes. Por tanto, fue
ordenado e acostumbrado en esta nuestra dióce /34v. si, e agora, sancto concilio
aprobante, statuymos e mandamos que ningún clérigo ny sacristán reciba a alguno
a posesión de beneficio en su yglesia syn nuestro mandamiento o del prelado
diocesano o de nuestros provisores o oficiales. So pena que el que lo contrario
hiziere por el mismo hecho en pena de quatro ducados de oro por cada vez.

[Capítulo XLIV] Que no sean admitidos a clelebrar los sacerdotes peregrinos o


ordenados fuera de la diócesis, aunque traygan facultades, syn que muestren
licencia del ordinario
[1] Somos certificado que muchos con falsa relación ganan facultades para
ordenarse extra tempora a quocumquo antistite, y muchas vezes syn saber leer latín
o syn título alguno o con otros grandes defectos se ordena en sacerdotes, syendo
personas seglares inhábiles e de tal calidad, que en nuestro arçobispado e provincia
se ha seguido e se sigue mucho escándalo e mal exemplo de las tales personas
inábiles. Por ende, sancto concilio aprobante, ordenamos e stablecemos que ninguno
de los dichos ordenamos fuera de la diócesi sea admitido a celebrar o dezir misa syn
licencia de su prelado, e syn que se presente ante nos o ante sus diocesanos o ante
nuestros provisores con las cartas de sus órdenes, para que, por nos vista e
examinada su suficiencia, proveamos lo que convenga a la salud de sus ánimas e al
bien de las yglesias. E mandamos que qualquier clérigo o sacristán que en otra
manera admitiere a celebrar a los sobredichos que yncurra en pena de un florín por
cada vez, la mitad para la yglesia e la otra mitad par el acusador.
[2] Otrosy mandamos que ningún clérigo o religioso estrangero, o que sea
ordenado fuera de la diócesi, sea admitido a celebrar, ny le sean dados ornamentos
algunos para dezir misa, syn que primero parezca ante el ordinario e por él sea
examinado; e sy fuere estrangero syn que presente las letras dimisorias de su prelado
para que le sea dada licencia por nuestros provisores. So pena quasi él como el que
diere ornamentos para ello sean penados en quinientos maravedís cada uno, la mitad
para la fábrica de la yglesia e la otra mitad para el que lo denunciare.

[Capítulo XLV] //35r. Que los notarios apostólicos muestren sus títulos e sean examinados
Avemos sabido que ha venido mucha confusión e desorden en nuestro
arçobispado e provincia de la muchedumbre de los que se dizen ser notarios
apostólicos, asy por ser muchos dellos personas ynábiles e no conocidos, e criados
128 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

por quien no tuvo facultad, como por los muchos fraudes e falsedades e auctos
clandestinos que se fazen por los tales notarios en mucho deservicio de Dios e daño
de la república. E porque a nos pertenece proveer en semejantes cosas, sancto
concilio aprobante, mandamos que ningún notario que se diga apostólico use ny
exerxa el tal oficio, syn que primeramente se presente ante nos o ante nuestros
provisores con la carta de su notaría y el poder e facultad con que fue criado, porque,
siendo hábil e legítimamente pueydo, lo mandemos notificar a nuestros súbditos,
para que sea por ellos avido e reputado por tal notario apostólico, y en otra manera
no tenga lugar de engañar al pueblo e de usar falsamente el dicho oficio. E
mandamos que, sy alguno contra esta ordenación usare de oficio de nuestro notario,
yncurra en pena de cinco mil maravedís, e que sea por el mismo caso preso e no lo
suelten syn nuestro especial mandado.

[Capítulo XLVI] La orden que se ha de guardar en la visitación de las yglesias


[1] Muy necesario es a los prelados velar e proveer continuamente que las
yglesias sean siempre requeridas e visitadas con grand rectitud e diligencia. Por
ende, sancto concilio aprobante, stauymos e ordenamos que todas las yglesias e
clérigos de nuestro arçobispado e provincia sean visitados en cada un año una vez
por los prelados, cada uno en su diócesi o en su lugar, por personas de letras e de
conciencia temerosa de Dios. Y mandamos que los dichos visitadores hagan la
visitación conforme a unos capítulos que les mandamos dar sobre ello, los quales
mandamos que estén en cada yglesia, e que visiten asy mismo todos los hospitales
y /35v. hermitas. Otrosy mandamos que los dichos visitadores no visiten un día
más de una yglesia, aunque en la cibdad o villa adonde visitaren aya muchas. Y
que sy más visitaren en un día, no les sea acudido con más de una visitación por
ellas. e que no reciban dones ny presentes por sí ny por otra persona alguna,
conforme al capítulo exigit de censibus. E que no posen en casa de los mayordomo
de las yglesias, ny tampoco los notarios de la visitación, so pena de dos mil
maravedís al mayordomo que lo recibiere en la casa; y que el visitador e el notario
pierdan los derechos que avían de llevar de la visitación e pagar otros dos mil
maravedís de pena.
[2] Otrosí mandamos que ninguno de los dichos vistadores pueda visitar
yglesia alguna, syn que personalmente vaya a ella e visiten el sacramento e las otras
cosas necesarias que se ovieren de proveer.Y que de otra manera la tal yglesia no se
aya por visitada, ny el mayordomo pague cosa alguna por aquella visitación; e sy lo
pagare, que no le sea recebido en cuenta.

[Capítulo XLVII] Que ninguno pueda ser mayordomo de alguna yglesia más de dos
años e que se le tome la cuenta públicamente
[1] Porque los mayordomos de las yglesias no se atrevan a gastar los dineros
de las fábricas, o aprovecharse dellos, con pensamiento de tener mucho tiempo el
dicho oficio, mandamos que ninguno pueda ser mayordomo de yglesia más de un
año. E sy el visitador viere que alguno es provechoso para la yglesia, le pueda
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 129

prorrogar por otro año. Y dende en adelante cumplidos los dichos dos años,
mandamos que en ninguna manera pueda ser prorrogado por más tiempo, syn
nuestra especial licencia e expreso mandado.
[2] Otrosí mandamos que los visitadores en persona, e ante los //36r. clérigos
e personas principales del pueblo, tomen las cuentas a los mayordomos de las
fábricas de las yglesias. Y que por ninguna manera cometan el tomar de las dichas
cuentas al notario de la visitación.

[Capítulo XLVIII] Que no se hagan obras algunas en las yglesias syn mandamiento
del prelado
Por quanto en los edificios y obras6 de las yglesias ha avido algunos fraudes
en daño e detrimento de sus fábricas, es necesario que los prelados tengan mucha
vigilancia sobre ello. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que de aquí en
adelante ninguna obra se haga de nuevo en alguna de las yglesias desta diócesi e
provincia syn nuestra especial licencia, o del prelado diocesano, o de nuestros
provisores o de aquella persona que para ello especialmente diputaremos; e que los
visitadores no puedan mandar gastar en obra alguna de las dichas yglesias más de
hasta en quantía de dos mil maravedís. E que sy de otra manera el mayordomo de
alguna yglesia algo gastare en más desta quantía, no le sea recebido en cuenta. E
allende desto que pierda qualquier salario que por razón del oficio de mayordomo
se le avía de dar.

[Capítulo XLIX] Que no se pague cosa alguna al notario por el libro de la visitación
syn mandamiento del provisor
[1] Otrosí mandamos que los mayordomos de las yglesias no paguen cosa
alguna al notario de la visitación por razón del salario e derechos del libro , que ha de
dar de la visitación de la yglesia, syn que primero sea visto e tasado el dicho libro por
el provisor o por la persona que para ello fuere diputada, e syn mandamiento e firma
suya; so pena que sy de otra manera el mayordomo diere o pagare algo al dicho notario,
no le sea recesbido en cuenta. E mandamos que el dicho provisor, o la persona para ello
deputada, ponga en el libro la tasa de lo que se ha de pagar conforme el aranzel.
/36v. [2] Otrosí mandamos que en las yglesias donde oviere libro de la
visitación, que no se haga otro nuevo para asentar las posesiones, ornamentos e
otras cosas de la yglesia, e los beneficios e capellanías, salvo que se añada en el
dicho libro que antes oviere todo lo que de nuevo fuere menester poner.

[Capítulo L] Que se haga libro auténtico de todos los bienes de las yglesias
[1] Porque las fábricas de las yglesias han rescepbido e resciben mucho daño
e pérdida a causa que muchas vezes se pierden los contratos, títulos e escripturas de
los heredamientos, e posesiones, censos e tributos, que le son debidos e

6 “y obras” sólo aparece en la copia A.


130 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

pertenecientes; y por la mudança de los visitadores e mayordomos mucha vezes


suceden personas que ignoran lo bienes e derechos de las yglesias, e asy sus bienes
vienen en disminución. Por ende, queriendo proveer a la conservación de los dichos
bienes e a la utilidad de las yglesias, sancto concilio aprobante, estatuymos e
ordenamos que se haga un libro auténtico de pergamino en nuestra diócesi e en
todas las de la provincia , en que se asienten todas las posesiones, heredades e
tributos de todas las yglesias, e los beneficios e capellanías dellas, e los bienes
dotados para aniversarios, fiestas e memorias que oviere en cada una yglesia, el qual
libro se haga en pública forma, para que haga fee e quede perpetuamente en la
yglesia cathedral para guarda e conservación del derecho de las yglesias7.
[2] Otrosy ordenamos que en cada una de las yglesias se ponga una tabla en
la qual se escrivan las capellanías perpetuas e aniversarios e misas e memorias que
en cada yglesia se han de celebrar e dezir por qualquier personas que las hayan
dotado o dotaren de aquí adelante. La qual tabla esté firmada de los visitadores y del
notario, porque no perezcan las memorias de los fundadores.

[Capítulo LI] //37r. Que el sancto sacramento de la eucaristía e la chrisma e el olio


estén en lugar decente e debaxo de fiel custodia
[1] Por quanto conviene que el sanctísimo sacramento de la Eucaristía e las
reliquias de los sanctos estén a muy buen recaudo y debaxo de diligente e fiel
custodia e en lugar decente, como conciene a tan alto e sancto sacramento, para que
sea tenido en mucha veneración e reverencia. Por ende statuymos e ordenamos que
en todas las yglesias, catedhrales e parrochiales, de nuestro arçobispado e provincia
aya sagrarios e lugares bien edificados e ordenados con buenas cerraduras e llaves,
donde esté el sanctísimo sacramento e el olio e chrisma e todas las otras reliquias,
con toda la decencia e reverencia posible segund la facultad de cada una de las
yglesias; e que aya un cofre con su llave en que estén las reliquias, sy las oviere. E
que esté asy mismo en el dicho lugar e sagrario el libro manual de los sacramentos,
e que tenga las llaves de todo ello el cura de cada yglesia, e no las dé ny cometa a
otra persona alguna, salvo en caso de necesidad legítima, e que entonces no las dé
ny cometa a otro sino a sacerdote. Asy mismo mandamos que el dicho cura tenga
cuydado de renovar el sanctísimo sacramento cada ocho días, y haga lavar los
corporales cada mes una vez. E queremos que sy en esto o en otra cosa tocante a lo
que dicho es fuere hallado negligente o culpado en qualquier manera que sea, le
multen e penen en un ducado de oro por cada vez, la mitad para la fábrica de la
yglesia cathedral e la otra mitad para la yglesia donde acaeciere, la una parte e la
otra para el que lo denunciare e acusare. E sy la culpa fuere tan grave que mereciera
mayor pena, sea punido más gravemente /37v. segund el arbitrio de los provisores o
de los visitadores, los quales mandamos que con el mayor cuydado o diligencia que
puedan lo hagan asy tener cumplir e guardar, e que hagan asy mismo que
continuamente de noche e de día arda una lámpara en el dicho lugar e sagrario.

7 Al margen se añade en la Copia A: “El qual libro se haga en pública forma para que haga fee y quede
perpetuamente en la iglesia”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 131

[2] Otrosy mandamos a los dichos nuestros visitadores que en las otras cosas
inquiran sy se guardan nuestras constituciones, e sy los vicarios e curas cumplen
bien su oficio e cargo e sy fazen algunos excesos cosas que no deban, e que esto
mismo inquiran de nuestros alguaziles, para que de todo ello, asy de lo uno como
de lo otro, nos traygan muy complida relación con las otras cosas que de su oficio
tienen que inquirir e saber, para que sobre todo se provea como cumple al servicio
de Dios e descargo de nuestra conciencia.

[Capítulo LII] Que no se empresten los ornamentos de las yglesias


Porque los ornamentos e joyas de las yglesias sean mejor guardadas e
conservadas, mandamos, sancto concilio aprobante, que ningún mayordomo, cura
ny clérigo, empreste ornamento ny otra joya de la yglesia para baptismo ny para
hechar sobre sepulturas, ny para otra cosa alguna, so pena de mill maravedís. e
mandamos que nuestros provisores no den licencia para los dichos emprestidos,
salvo sy fuere de una yglesia a otra, y esto seyendo en un mismo pueblo.

[Capítulo LIII] Que no se enagenen las cosas de las yglesias


Aunque por los sacros cánones estrechamente está defendida la agenación de
las cosas e bienes de las glesias, salvo en ciertos casos e con ciertas solemnidades en
derecho expresas, muchas personas, pospuesto el temor de Dios e las censuras en
que por la extra //38r. vagante de Paulo yncurren, con atrevimiento sacrílego se han
atrevido se atreven a vender, enagenar, empeñar e ocupar los vasos e ornamentos
sagrados dedicados al culto divino, e otros bienes raízes. E porque a tanta osadía
conviene ocurrir, sancto concilio aprobante, statuymos que qualquier syn nuestra
licencia e especial decreto cometiere algo de lo que dicho es, o el que recibiere o
retuviere las dichas cosas de las yglesias o alguna de ellas, allende las otras penas e
censuras contra los tales impuestas por derecho, sean obligados asy el que
enagenare, como aquel en quien fuere la cosa enagenada, a pagar ipso a la yglesia
el valor de la cosa enagenada con el quatro tanto. E porque la tal enajenación es en
sí ninguna, mandamos que sea buelta e restituyda syn dificultad alguna la cosa
enagenada con todos los edificios e mejoramientos que en ella se ayan hecho, no
obstante qualquier lapso o transcurso de tiempo.

[Capítulo LIV] Que las yglesias no sean encastilladas


[1] La casa de Dios es especialmente diputada para su alabança, por ende
establecemos e mandamos que ninguna persona de qualquier estado, dignidad o
preminencia que sea, eclesiástica o seglar, ny comunidad o concejo sea osado de
encastillar ny cercar las yglesias, ny fazer en ellas fortalezas, ny en sus cimenterios,
ny fatiguen ny echen prisiones ny cadenas a los que a ellas huyeren, ny les impidan
el comer ny las otras coasa necesarias, ny los aflijan en qualquier manera que sea, ny
los saquen de las dichas yglesias contra su voluntad, de otra manera las personas
singulares que lo contrario hizieren ipso facto yncurran en sentencia de excomunión,
e sy fuere comunidad o consejo, yendo contra lo susodicho o mandándolo fazer, sea
132 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

subjecto a eclesiástico entredicho allende de las penas del sacrilegio y las otras en
derecho establecidas.
[2] Asy mismo mandamos que los legos no hagan aiuntamientos dentro de
las yglesias sobre cosas profanas.

[Capítulo LV] /38v. Contra los que quebrantan la inmunidad eclesiástica


Porque algunos, pospuesto el temor de Dios, se atreven a prender las personas
eclesiásticas e a ocupar e destruyr los diezmos o los otros bienes, lugares o heredades
de la yglesia. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que qualquier persona,
de qualquier estado o condición que sea, que prendiere o encarcelare alguna persona
eclesiástica, o ocupare o tomare los diezmos o rentas eclesiásticas, o destruyere o
ocupare o de qualquier manera danificare los lugares o heredamientos de las yglesias
e monesterios8, o ympediere o embargare la saca de sus diezmos e rentas para
llevarlos a sus casas, o en qualquier manera quebrantare sus derechos o diere para
ello consejo, ayuda o favor, allende las penas en derecho statuydas, sea privado del
yngreso de la yglesia, e sy muriere antes de las satisfación, que carezca de eclesiástica
sepultura. E las cibdades, villas o lugares en que los dichos malhechores principales
fueren o declinaren, o las personas eclesiásticas fueren presas, o los dichos bienes
receptados, o estuvieren, sean subjectos a eclesiástico entredicho por todo el tiempo
que asy estuvieren hasta que hagan entera satisfación.

[Capítulo LVI] Que no se hagan estatutos ny ordenanças contra la libertad


ecclesiástica
Algunas personas seglares e comunidades, contra la prohibición de los sacros
cánones, e no teniendo el acatamiento e veneración que deven a las yglesias e
ministros dellas, fazen estatutos e ponen edictos e prohibiciones contra la libertad
ecclesiástica, e por exquisitas maneras compelen a las yglesias e personas
ecclesiásticas a contribuyr e pechar con ellas. Por ende, sancto concilio aprobante,
statuymos que de aquí adelante ningún señor temporal ny otra persona de qualquier
estado o condición que sea, ny comunidad, villa o lugar de toda nuestra diócesi e
provincia haga estatutos ny ordenanças, //39r. ny pongan edictos ny vedamientos
contra la libertad e immunidad ecclesiástica directe e indirecte, ny hagan contribuyr
e pechar en sus pechos e contribuciones a las yglesias o monesterios o personas
ecclesiásticas; e que cerca desto no hagan ny consientan fazer fraude alguno para
que indirectamente sean compelidos a pechar; en otra manera las personas
particulares que fueren culpantes en algo de los susodicho, queremos e estatuymos
que ipso facto yncurran en sentencia o excomunión, e la cibdad, villa o lugar, que
culpante fuere donde los susodichos, o alguno dellos estuviere o declinare, ipso facto
sea subjeta a ecclesiástico entredicho. Las quales sentencias queremos que no sean
relaxadas, syn que primeramente satisfagan con efecto la ynjurias e daño que las
yglesias e sus ministros en ello recibieren.

8 Al margen en la copia A: “que los que ocupan o danifican los heredamientos de los seglares”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 133

[Capítulo LVII] La orden que han de tener los juezes ecclesiásticos en fazer sus audiencias
Deseando la brevedad de los pleitos, e porque los litigantes sean brevemente
despachados, sancto concilio aprobante, mandamos a todos los oficiales e juezes de nuestro
arçobispado e provincia que se asienten continuamente a fazer audiencia a sus horas
acostumbradas de la mañana e de la tarde, e que procuren de fazer tener silencio e buena
orden en las audiencias, mulctando y penando a los que las perturbaren.

[Capítulo LVIII] Que en las causas leves no se reciba escriptos


Otrosí mandamos que en las causas leves e mínimas no se reciban escriptos, sino
que se determinen sumaria e brevemente; e en las otras causas que no sean rescebidos más
de dos escriptos de cada parte fasta la primera conclusión e ynterrogatorios e
reinterrogatorios para fazer las probanças; e que después de la publicación no se pueda
presentar más de un escripto por cada una de las partes. E sy alguna excepción declinatoria
de la jurisdicción, o otra alguna excepción dilatoria, se opusiere e alegare, que se aya de
probar dentro de ocho días, dende el día que se opusiere e que no sea para ello dado otro
más término /39v. syn justa y evidente causa.

[Capítulo LIX] Que los provisores e oficiales no cometan las causas matrimoniales en
especial la rescepción de los testigos
Porque las causas matrimoniales son de mucha importancia e no deven ser
tractadas por qualesquier personas, salvo por personas discretas e prudentes e que sepan lo
estatuydo en los sacros cánones. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que
ningún vicario ny juez eclesiástico se entremeta a conocer de las causas matrimoniales,
salvo los provisores o oficiales generales, a quien especialmente fueren cometidas, o otras
personas para ello por espacial comisión depautadas. E que los dichos provisores o oficiales
generales o juezes, a sy delegados, no puedan cometer ny cometan las dichas causas,
especialmente la recepción y examinación de los testigos, a otra persona.

[Capítulo LX] Que no den cartas de excomunión por causas livianas


Otrosí mandamos que los provisores e oficiales no den cartas de excomunión
generales por causas livianas e de poca cantidad, e declaramos ser cosa liviana e de pequeña
cantidad en este caso hasta en valor de cien maravedís, e menos de la dicha cantidad no se
den las dichas cartas generales, e que sobre el valor e estimación se reciba juramento de la
parte que la tal carta o cartas demandare. Asy mismo mandamos que los dichos juezes no
den cartas ny mandamientos en blanco.

[Capítulo LXI] Que no se lleven asesorías por los juezes eclesiásticos


Otrosí mandamos que los juezes eclesiásticos de nuestro arçobispado e provincia no
lleven asesorías directe ny yndirecte por el ver de los procesos ny por determinarlos, sino
que los determinen syn exacción alguna, breve e derechamente, so pena allende las penas
del derecho buelvan con el doblo a las partes lo que les llevaren.
134 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[Capítulo LXII] //40r. Que los notarios y alguaziles e otra personas no lleven más de
los derechos contenidos en los aranzeles9
[1] Porque los notarios e alguaziles de las audiencias e juzgados no puedan exceder
en el llevar de los derechos, sancto concilio aprobante, mandamos que no lleven derechos
algunos más de los que por los aranzeles antiguos y costumbre de nuestro consistorio e
audiencia arçobispal hallamos averse usado y guardado de tiempo inmemorial a esta parte,
los quales mandamos aquí ynferir, porque sea más notorio a todos, y queremos que los dichos
notarios y alguaziles o otra persona alguna no sean osados de llevar más derechos de los que
en los dichos aranzeles sean expresados. So pena que el contrario hiziere sea obligado por la
primera vez de lo restituyr a la parte de quien lo llevó con el doblo, y por la segunda vez lo
restituya por el quatro tanto, y por la tercera lo buelva y restituya con las setenas. Y
mandamos que allende desto sea castigado por hurto, segund que se hallare por justicia.
[2] Otrosí mandamos que en cada lugar de audiencia de toda nuestra provincia esté
puesto en una tabla el aranzel de los derechos de letra gande y en lugar donde todos lo
puedan leer.
[3] Otrosí porque los alguaziles no hagan fraude ny deseen de executar los
mandamientos de nuestros juezes, como deven y son obligados, mandamos que ante todas
cosas muestren las copias e mandamientos que llevan en cada lugar que los ovieren de
executar a los vicarios, e donde no oviere vicario al cura principal.

[Capítulo LXIII] La aplicación de las penas


Por quanto muchas penas de las contenidas en estas nuestras constituciones no
fueron aplicadas en ciertos lugares o personas, por no lo repetir tantas vezes, es nuestra
voluntad, y queremos, que todas las penas cotenidas en las constituciones susodichas, que
fueren de un florín arriba, se dividan en quatro partes aplicadas en esta manera: la una
quarta parte para la fábrica de la yglesia cathedral; e la otra quarta parte para la fábrica
de la yglesia donde el delinquente beneficiado o /40v. capellán o parrochiano; e la otra
quarta parte para el que lo denunciare y para el que prosiguiere la causahasta aver
sentencia; y la otra quarta parte, y postrera, para las obras pías donde nos y los prelados
de nuestra provincia cada uno en su diócesi lo aplicaremos.

[Capítulo LXIV] Que en cada yglesia de toda la provincia aya un libro destas
constituciones
[1] E porque las dichas constituciones puedan mejor ser manifiestas a todos los de
nuestra diócesi e provincia, ordenamos e mandamos que sean publicadas en cada una de
las yglesias cathedrales de nuestra provincia, y que en todas las otras yglesias parrochiales
del dicho arçobispado y provincia se compren por los mayordomos dellas dentro de un mes
después de la dicha publicación, y que las tengan en las dichas yglesias en lugar que todos
las puedan ver.

9 La Copia B titula esta constitución de la siguiente forma: Que no se lleven más derechos de los conteni-
dos en los aranceles.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 135

[2] Aprobación e confirmación de las constituciones del cardenal Diego Hurtado de


Mendoça10
Y por quanto vimos unas constituciones hechas por el cardenal don Diego Hurtado
de Mendoça, nuestro predecesor de buena memoria, las quales son provechosas y muy
necesarias para el culto divino y servicio de la yglesia, sancto concilio aprobante,
mandámoslas aquí ynferir con algunos aditamentos en quanto proveen en los casos no
proveydos por estas nuestras constituciones, y queremos que aquéllas se guarden e cumplan
como en ellas se contiene.

AQUÍ SE ACABAN LAS CONSTITUCIONES11.

10 Al final de este concilio provincial se aprueban y confirman las constituciones del sínodo celebrado
en 1490. El título sólo aparece en la Copia B.
11 La Copia A termina el manuscrito dando cuenta de la aprobación en el palacio arzobispal, tras su
lectura, de las constituciones y del mandato de su publicación. Se agrega el sermón de clausura
predicado por el arzobispo Don Diego de Deza, en latín. Se alude a la firma de las constituciones
por parte de los testigos. Da fe de todo el notario Diego de Macías, incluyendo la firma del mismo.
La Copia B da cuenta, con redacción diferente de la aprobación y publicación; omite el sermón,
aunque sí agrega la fe notarial.
V

CONSTITUCIONES SINODALES DEL


ARZOBISPO CRISTÓBAL DE ROJAS
(1572)

Portada del ejemplar impreso de las Constituciones sinodales


del arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval
[PRÓLOGO]

Don Cristóval de Rojas y Sandoval, por la gracia de Dios y de la sancta yglesia


de Roma, Arçobispo de Sevilla, del Concejo de su Majestad. Considerando quánto se
mudan las costumbres con el sucesso del tiempo, y quánta necessidad ay, atento a esto
de hazer nuevas ordenaciones y reformar las hechas, e quitar algunas según y como se
van yntroducinendo nuevas costumbres, porque si con nuevas ordenaciones no se
reforman los malos abusos, con la costumbre dellos se vendría a olvidar la sancta ins-
titución y loable doctrina y tradictiones de la sancta madre yglesia. Porque, assí como
acontece que, si el campo no se labra y exercita, nascen espinas y malas yervas, las qua-
les si no se arrancan se haze estéril y no da buen fructo. Ansí sería en los ministros de
la yglesia si con nuevos recuerdos advertencias e ordenaciones no fuessen advertidos,
crescerían los descuidos y de todo se perdería la noticia de las cosas que somos obli-
gados a saber y enseñar a los ministros de la yglesia para el aprovechamiento de las
almas.Y ansí con mucha razón el sancto Concilio Tridentino1 ordena que aliende de los
Concilios provinciales que se avían de celebrar cada tres años, se congregasen a los
Diocesanos cada un año, porque con esta sancta congregación y lo que en ella se orde-
nasse entendió se enmendarían las malas costumbres y las buenas se conservarían y
crecerían cada día más.Y, aunque de muchos años a esta parte en esta provincia no se
aya celebrado concilio provincial2 por la ausencia de los prelados nuestros predecesso-
res, esperamos en nuestro Señor se dará orden cómo se celebre, adonde se tratarán las
cosas comunes a toda la provincia, y entre tanto nos a parecido no dexar de celebrar
los diocesanos, en los que con la gracia y favor de nuestro Señor se tratará de la refor-
mación de nuestra Diócesi.Y porque en el tiempo que a que estamos en nuestra sanc-
ta yglesia avemos entendido ser necessario proveer de presente algunas cosas que se
ofrecen dignas de remedio, y mediante la divina gracia entendemos en este año algu-
na parte de nuestro Arçobispado para ver y entender lo de más que importa para la
reformación y buen gobierno y con mayor acuerdo proveer lo que más sea necessario
para que nuestro Señor sea en todo más servido, agora de presente proveemos y man-
damos que de aquí adelante se guarde y cumpla lo siguiente

Capítulo I. De la Doctrina christiana3


Por quanto el fundamento para salvar nuestras almas es nuestra fee cathó-
lica y ansí de necessidad conviene que los cathólicos y fieles christianos sean ins-
truydos e adoctrinados en lo que firmemente deven creer y tener según que lo

1 El Concilio de Trento ordena la celebración de Concilios provinciales y Sínodos diocesanos en la


Sesión XXIV, Canon 2.
2 El último concilio provincial, anterior a este sínodo, que se conoce es el celebrado en 1512 por el arzo-
bispo fray Diego de Deza en 1512.
3 En esta publicación aparecen nominadas las distintas constituciones como capítulos.
140 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

manda Dios y lo tiene nuestra sancta madre yglesia. Por ende, obedeciendo con
todo el acatamiento que podemos el Sancto Concilio Tridentino4, ordenamos y
mandamos a todos los curas de las parrochias deste nuestro arçobispado, cada
uno en su semana, enseñen la doctrina cristiana a sus parrochianos todos los
domingos y fiestas de guardar al offertorio de la missa mayor, declarándola como
cada uno mejor supiere, de manera que lo que no se pudiere dezir ni declarar en
un domingo o fiesta, se declare en el otro siguiente5. So pena de quatro reales por
cada vez que se dexare de dezir aplicados la mitad para los pobres vergonçantes,
e la otra mitad para la fábrica de la yglesia, y que no ayan parte de la ofrenda y se
acrezca a los demás servidores. E assí mismo mandamos que en los dichos
domingos y fiestas de guardar a la una después de medio día los sacristanes de
las dichas parrochias hagan tañer la campana y la enseñen a los niños e criados y
esclavos de su parrochia, so pena de dos reales por cada vez que la dexare de
decir, aplicados para la lumbre del sanctíssimo Sacramento, los quales se los dis-
cuenten los mayordomos de sus yglesias. Y mandamos que nuestros visitadores
les señalen salario a cada uno a costa de la fábrica de la yglesia donde es sacris-
tán por el trabajo que an de tener en la dezir, e a los Vicarios y curas deste nues-
tro Arçobispado exorten y manden a los padres y amos y señores embíen a sus
hijos e criados y esclavos a oyrla. E amonestamos a todos nuestros súbditos que
desde el día de la publicación desta hasta el primero día de la quaresma del año
de setenta y tres la sepan enteramente. Con apercibimiento que les hazemos que,
passado el dicho término, los que no la supieren no serán absueltos quando se
confessaren, que nos por la presente mandamos a los curas y clérigos, religiosos
y seglares, que tuvieren licencia para confessar, no los absuelvan hasta tanto que
la sepan. Y porque con mayor devoción la vayan a oyr, otorgamos a cada uno que
la oyere quando se dixere en la yglesia después de comer, por cada vez quarenta
días de perdón.

Capítulo II. De la orden que se a de tener con los moriscos


[1] Porque por el levantamiento de los moriscos del reyno de Granada se an repar-
tido por el reyno y mucha parte dellos biven en este Arçobispado y a nos conviene como per-
lado suyo dar como sean todos doctrinados y enseñados y se confiessen y oigan missa y se
tenga particular quenta dellos. Acordamos dar orden como mejor lo susodicho se haga y
oara ello se guarde la instrución siguiente:
[2] Los curas cada uno en su lugar o parrochia hará un padrón de todos los
moriscos assí libres como esclavos, niños y mugeres, poniendo sus nombres y calles
y casas donde biven.
[3] El Vicario o cura más antiguo del lugar, para que mejor y más cómodamen-
te puedan ser instruidos, señalará a los mismos moriscos una yglesia o hermita, o
ospital donde los domindos y fiestas ocurran todos a oyr missa.

4 Sesión V, capítulo 2.
5 Lo mismo se ordena en la Constitución I del Concilio Provincial de Sevilla de 1512.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 141

[4] Yten, porque los curas particularmente no podrán asistir por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los Sacramentos a enseñar estos
dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente el qual les dirá missa en la dicha
yglesia, el qual clérigo tendrá un padrón de los tales moriscos, para llamallos por sus
nombres, y en la ciudad o villa donde en una yglesia no cupieren podrán nombrar
dos yglesias y dos clérigos o más, conforme a la necessidad, el qual clérigo les ense-
ñará al tiempo al tiempo de ofrecer la doctrina cristiana declarándosela y dándosela
a entender pidiéndoles quenta en particular a los que le pareciere della, para que
mejor la depriendan y la vayan sabiendo.
[5] Yten, para el sustento del dicho clérigo cada morisco, hombre o muger,
dará de ofrenda y de limosna un maravedí.Y se manda al colector, o al vicario o cura
del tal lugar, dé a los tales clérigos las misas que tuviere necessidad para dezirle y
gratificación de mejor pitança.
[6] Yten, a los que faltaren de venir a oyr missa a la dicha yglesia se les llevará
de pena la primera vez ocho maravedís y la segunda medio real, y la tercera vez se les
doblen las penas, y el Vicario o Cura los pueda castigar conforme a su rebeldía e des-
cuydo; la mitad de la pena llevará el dicho Cura, o clérigo que les dixere missa, y la
otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere, el qual dicho essecutor
assista los domingos e días de fiesta en la dicha yglesia y lo nombre el dicho Vicario,
y donde no lo oviere el cura, y tenga cuydado que los susodichos vengan a oyr missa.
[7] Y se advierte a los Vicarios y curas o clérigos que tuvieren cargo de las ygle-
sias de los dichos moriscos no les den licencia que oigan missa en otra parte sino
fuere en la dicha yglesia.
[8] Yten, se adviete que en los lugares donde no uviere más que un clérigo,
Vicario o cura, donde uviere moriscos, que en la misma parrochia oigan missa y les
enseñe y tome quenta después de dicha la missa de la doctrina cristiana.
[9] Yten, tendrá cuidado que los dichos moriscos confiessen las quaresmas y
hará con ellos la instancia possible para que lo hagan.
[10] Yten, de los moriscos captivos tendrán también dellos padrón y los encar-
guen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oigan missa y confiessen y sepan
la doctrina cristiana, y al postrero domingo del mes yrán los captivos a la tal yglesia
a dar quenta donde an oydo missa y tomárseles quenta dello y de cómo saben la
doctrina cristiana. Y si uviere algún morisco libre o esclavo que tuviere buenas cos-
tumbres y estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona y embiarnos su
parecer si se le debe de administrar el sanctíssimo Sacramento del altar, porque con
su parecer y relación proveeremos lo que convenga.
[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber cómo
biven y no les consentirá que hablen la lengua arábiga ni que la enseñen a los niños,
y procurará de que los susodichos no bivan muchos juntos ni que hagan juntas entre
ellos porque desta manera olvidarán su lengua y costumbres que tenían, e ansí yrán
recibiendo los preceptos de nuestra sancta fee cathólica e procuren de darnos aviso
de cómo se aprovechan, teniendo en todo el cuidado que conviene que nos terne-
mos cuidado de gratificarlos y dalles en lo que se ofreciere.
142 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo III. Con quien se han de confessar los clérigos


Por el Sancto concilio Tridentino6 está ordenado que ningún sacerdote secu-
lar ni regular pueda confessar sin ser aprovado y examinado por el ordinario e con
su licencia.Y porque algunos se podrían engañar viendo una constitución7 de nues-
tro arçobispado en que permiten que los sacerdotes se puedan confessar con qual-
quier sacerdote secular o regular, declaramos que la dicha constitución se entienda
sólo con los que estuvieren por nos aprovados y tuvieren nuestra licencia y no con
otro alguno.

Capítulo IV. Que aya confissionarios públicos


El sacramento de la penitencia se debe administrar con la decencia y quietud
que para tan alto ministerio se requiere, y para questo mejor se haga, mandamos a
todos los mayordomos de las fábricas de nuestras yglesias parrochiales que luego
hagan hazer para cada una dellas los confissionarios abiertos que fueren menester,
que se pueda ver el sacerdote y el penitente, estando una tabla sola en medio de los
dos, de tal manera quel sacerdote y el penitente estén descubiertos al pueblo. Esto
se haga con intervención de los vicarios, y donde no los oviere el cura más antiguo,
y sean los confissionarios de manera que se puedan mudar de una parte a otra, y
hechos los pongan en las dichas yglesias en lugares públicos, donde los penitentes
ocurran a se confessar y se pueda ver el confessor y el penitente.Y mandamos que
se quiten los confissionarios cerrados que oviere, y no usen más dellos, y los mara-
vedís que en esto los mayordomos gastaren, mandamos a nuestros visitadores los
passen a quenta.Y los dichos mayordomos nos embíen relación de cómo lo an cum-
plido detro de sessenta días, so pena de cada diez ducados aplicados para hazer los
dichos confissionarios.

Capítulo V. Que los clérigos exerciten sus órdenes


Sancta e justamente ordena el sancto Concilio universal de Trento, en la
sesión veynte y quatro, capítulo diez y doze, que los presbyteros celebren todos
los domingos y fiestas solemnes, e los diáconos y subdiáconos comulguen en
estos días y los de menores órdenes de mes a mes, conforme al motu propio de
su sanctidad, y ansí amonestamos a los dichos clérigos que son y fueren de aquí
en adelante lo guarden y cumplan. Y mandamos a nuestros vicarios y curas ten-
gan mucho cuidado de nos embiar relación para los que se ovieren de ordenar,
cómo lo an cumplido, y si an exercitado cada uno en el ministerio de sus órdenes
en sus parrochias, diciendo el diácono el evangelios y el subdiácono la epístola, y
el ostiario y exorcista y acólitos sus officios. Y mandamos a los dichos vicarios, y
donde no los oviere al cura más antiguo, tenga matrícula de los tales clérigos y
nos den noticia de los que no lo cumplen. E si ansí no lo hizieren los Vicarios y
los curas, sean corregidos.

6 Sesión XIV, capítulo 6.


7 Alusión a la Constitución XXIV del Concilio Provincial de Sevilla de 1512.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 143

Capítulo VI. Que no se admitan en los baptismos más de un compadre, y a lo más,


un compadre e una comadre
Por hevitar las cognaciones espirituales e impedimentos de los matrimonios
justamente ordenaros los prelados en el sancto Concilio tridentino que en los bap-
tismos no se admitiesse más de un compadre, y a lo más un compadre e una coma-
dre, lo qual queremos e mandamos que assí se guarde y cumpla con apercibimien-
to que hazemos al cura o sacerdote que lo contrario hiziere será castigado con todo
rigor, no obstante una constitución de nuestro arçobispado que permite puedan ser
quatro8 porque, aunque entonces fue justa por los muchos que se adminitían y res-
tringió el número, agora estando como está proveído por el dicho sacro Concilio
sería ylícito hazer lo contrario.

Capítulo VII. Que hagan los clérigos conferencias


Una de las cosas que deben hazer los clérigos que tienen cargo de administar el
sacramento de la penitencia a los fieles christianos es tractar y platicar muy a menudo
en casos de consciencia para estar más advertidos de proveer a sus penitentes el remedio
para la salud de sus almas, y assí encargamos y mandamos a todos nuestros vicarios y
curas y clérigos que una vez el sábado de cada semana después de vísperas se congreguen
y junten en su yglesia, y allí en buena conformidad traten y confieren en casos de cons-
ciencia discurriendo por los mandamientos, distinguiendo en cada uno quál peccado llega
a ser mortal y quál venial, declarando los casos más contingibles que passan en el pue-
blo sin nombrar personas, lo qual hagan con mucha moderación y onestidad de palabras
escusando porfías y dando buen exemplo como su ábito requiere, y lo deben hazer minis-
tros de nuestro Señor. Esto se haga todas las semanas ecepto los meses de junio y julio y
agosto por el calor, y desde la dominica in passione hasta la de casi modo por las ocupa-
ciones, y en los que no se resolvieren nos los embíen para que, comunicado con personas
doctas, les advirtamos lo que an de dezir.

Capítulo VIII. Que los clérigos no acompañen mugeres


No es cosa decente los clérigos de orden sacro ni beneficiados acompañar
mugeres, de qualquier calidad que sean, llevándolas de la mano, ni a las ancas de las
cabalgaduras, por tanto ordenamos y mandamos, so pena de excomunión mayor y
de cada mil maravedís a los dichos clérigos aplicados para pobres vergonçantes, que
de aquí adelante no hagan el dicho acompañamiento en manera alguna, y demás de
las dichas penas se procederá contra ellos con todo rigor.

Capítulo IX. Que los vicarios foráneos no den censuras generales


Aunque assí que la excomunión es la fuerça que tiene nuestra madre la ygle-
sia y las armas con que se ayudan y refrena a los sueltos e ynobedientes son las cen-

8 La Constitución XIV del Sínodo diocesano de 1490 ordena que no haya más de cuatro padrinos y/o
madrinas en el bautismo.
144 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

suras, pero conviene exercitarse con mucha discreción por que, si con poco acuerdo
y por cosas livianas se fulmina, antes se suele menospreciar que temer y assí justa-
mente el sacro concilio tridentino proveyó que las censuras generales por las cosas
perdidas y ocultas diessen los obispos con mucho acuerdo y por cosas graves y no
livianas. Por lo qual mandamos a nuestros vicarios foráneos de aquí adelante no den
ni fulminen las dichas cartas y las remitan ante nos para que veamos la causa por-
que se piden y si por lo tal se puede fulminar.

Capítulo X. Cerca de los que an comido grossura en tiempo prohibido


Porque tenemos noticia que en nuestro arçobispado tenían entendido que
estavan excomulgados los que comían queso, leche y huevos en tiempo prohibido,
declaramos que no ay tal excomunión.Y assí los confessores los pueden absolver del
peccado que an cometido en comello, sin particular licencia nuestra.Y advertimos a
nuestros vicarios y curas que para lo comer no puedan dar licencia.

Capítulo XI. Sobre las vacantes de servicios y beneficios


Muchas vezes acaesce vacar los beneficios y faltar los servicios de curas de
nuestras yglesias, y los que quedan, o por la distancia de los lugares o algunas vezes
con cobdicia de ser más aprovechados y aver más parte de las ovenciones tienen des-
cuydo de nos avisar para que proveamos, y por su negligencia an occurrido los con-
cejos y los particulares de los pueblos donde lo tal a acaescido, algunos diziendo que
an estado muchos días sin oyr missa por falta de cura.Y queriendo poner remedio en
esto de manera quel servicio de la yglesia no se disminuya y en ella aya bastantes
ministros, y que por falta de ministros los parrochianos no carescan de los ecclesiás-
ticos Sacramentos, mandamos a nuestros vicarios que luego que acaezca vacar en las
dichas yglesias de su vicaría, o alguna dellas alguno de los dichos beneficios, o falta-
re algún servicio de cura por muerte, o ausencia, o en otra manera dentro de ocho
días nos den noticia de la vacante, o falta del tal beneficio o servicio para que prove-
amos otro en su lugar, lo qual assí hagan y cumplan so pena de cada diez ducados,
aplicados para los pobres del lugar o de la parrochia donde se hiziere esta falta.

Capítulo XII. De los juezes apostólicos


El Sancto Concilio Tridentino proveyó que en los concilios provinciales o sino-
dales señalassen personas en dignidad constituydas a quien la sede apostólica dele-
gase las causas en grado de apelación.Y en cumplimiento desto, confiando en la rec-
titud e conciencia de nuestros muy amados hermanos don Gonçalo Briceño, chan-
tre, e don Juan de Urbina, thesorero, y don Pedro Vélez de Guevara, prior, Doctor
Çumel, canónigo de nuestra yglesia, y fray Gaspar, obispo de Medauro, y el abad de
Sancto Domingo de Silos, de la orden de sant Benito, y el comendador del monas-
terio de nuestra Señora de la Merced desta ciudad, a los quales y a cada uno dellos
señalamos en nuestra Diócesis para el dicho effecto y mandamos embiar testimonio
dello a su Sanctidad y al Reverendíssimo Señor Nuncio appostólico que reside en
estos reynos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 145

Capítulo XIII. De cómo han de venir al Sígnodo


Y porque se sigue gran pro e utilidad a la buena gobernación de la yglesia
y salud y provecho de las almas, y por el Sacro Concilio Tridentino está determi-
nado que se celebren sígnodos diocesanos cada un año, y aunque esta congrega-
ción de la diócesis se suele juntar después de pascua de Espíritu Sancto para
tomar quenta de las confessiones, y en esta ciudad e diócesis por ser tan grande
la población e mucha la gente se suele alargar el tiempo de las confessiones hasta
la Dominica de la Trinidad. Y para tomar esta quenta proveeremos cómo se haga.
Y porque en el tiempo que se suele congregar el sínodo sería muy dificultoso con-
vocar el clero por los calores excesivas desta tierra, ordenamos que la convocación
signodal sea la dominica ynfraoctava de la Epiphanía9, para que en este sígnodo
se tome quenta de cómo se a cumplido lo mandado y se provea lo que convenga
para el año adelante.Y ordenamos y mandamos que ocho días antes de la convo-
catoria del sígnodo cada vicario convoque sus curas y clérigos para que vean y
ordenen lo que an de pedir en el sígnodo10, y traygan ordenadas sus peticiones,
las quales darán al administrador general el día que aquí llegaren.Y traygan saca-
da la suma de lo que piden en la margen porque se pueda con más brevedad res-
ponder a ellas por no detenellos en la ciudad gastando sus haziendas. Y porque
ninguno tenga ocasión de no venir, mandamos que ninguno de los que vinieren
al sígnodo ocho días antes y ocho después de dicho día pueda ser convenido, acu-
sado, ni preso por ninguna causa que sea. Y mandamos que a los dichos curas,
vicarios y clérigos, que a esta congregación vinieren, se les fagan presencia en sus
yglesias y se les acuda con todas las ovenciones como si personalmente asisties-
sen. Y si aconteciesse que aya algún teste sinodal que no sea vicario o cura no
embargante, esto ordenamos y mandamos que venga al sínodo para dar quenta
cómo ha administrado su officio.

Capítulo XIV. Sobre el pedir limosna


Nuestro muy Sancto padre Pío, por la divina providencia papa quinto, con
sancta e justa consideración, queriendo evitar la perturbación e impedimento que se
causa a los clérigos e ministros de la yglesia al tiempo que se celebran y cantan los
divinos officios y se predica la palabra de Dios, proveyó por un motu propio que
dentro de las yglesias no se pida limosna por ninguna persona aunque sea mendi-
cante, ni para ninguna obra pía, sino fuere acabadas las oras y sermón, y encarga y
manda a los perlados que cada uno en su yglesia lo hagan guardar e cumplir so gra-
ves penas, y executando y cumpliendo la voluntad de su sanctidad, y porque de lo
contrario se an seguido otros muchos inconvenientes, mandamos a nuestros vica-
rios, beneficiados, curas y clérigos que de aquí adelante no consientan ni permitan
que en las dichas yglesias al tiempo que se dixere missa y cantare los divinos officios

9 El arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, en cumplimiento de la orden de celebrar sínodos anua-


les, parece que convocó sínodos en los años 1572, 1573, no en el 1574, y también en el 1575. Sólo se
conocen, empero, las constituciones del presente sínodo de 1572.
10 Algunas de estas peticiones, preparatorias para el sínodo de 1575, pueden verse en el libro manus-
crito que se conserva en la Biblioteca Capitular del Arzobispado de Sevilla, Signatura 59/6/13.
146 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

y se predicare la palabra de dios, se pida limosna por persona alguna, sino fuere a las
puertas de la yglesia, de manera que no causen la dicha perturbación ni otros incon-
venientes, y a los que hizieren lo contrario los echen y alancen de las yglesias y ese-
cuten contra ellos las penas que les paresciere, invocando, si fuera necessario el auxi-
lio de los juezes seglares.

Capítulo XV. De los testes signodales


[1] Los sanctos padres, movidos por el zelo del aprovechamiento de las
almas, queriendo proveer para que los perlados, a cuyo cargo está el gobierno
dellas, pudiessen tener e tuviessen particular noticia y quenta de las cosas que
tenían necessidad de remedio, visto que no podían personalmente asistir en todos
los lugares de su diócesis, por determinaciones y decretos particulares y concilios
generales, sancta e justamente instituyeron que en cada diócesis estuviessen seña-
ladas e diputadas algunas buenas e ydóneas personas por testes signodales que
pudiessen tener e tuviessen razón e quenta en cada un lugar de las cosas que en
él oviesse necessidad remediarse y reformarse en las costumbres, y excessos que
en el clero y pueblo óbviese, e que inquiriessen y se informassen de todo ello y
diessen relación al Perlado, y si en el Sygnodo se les pidiesse quenta de su officio
también la diesen, para que se pusiesse el remedio que conviniesse, y satisfazien-
do a esta ynstitución tan sancta, y al descargo de nuestra consciencia para que lo
susodicho tenga cumplido efecto, y nuestro Señor en ellos se sirva, acordamos en
este presente signodo, que celebramos en nuestra sancta yglesia de Sevilla, nom-
brar y señalar testes signodales y personas de nuestro arçobispados diputados a
este ministerio, e aviéndonos informado y teniendo relación de la virtud y rectitud
de las personas que satisfarán a este ministerio, confiado de su rectitud y conscien-
cia y que procurarán servir en ello a nuestro Señor con la fidelidad que deven,
nombramos a las personas siguientes11:
[2] En la ciudad de Sevilla y su vicaría a nuestros muy amados hermanos Don
Gerónymo Manrrique, arcediano de Écija, y doctor Gil de Cevadilla, canónigo de
nuestra yglesia, y el licenciado Pacheco y el bachiller Gaspar de Cornieles y el bachi-
ller Vargas y el bachiller Luys de Morales en Triana y Alonso Gómez, abad de la uni-
versidad, y Thomás Francisco, beneficiado. Y en la vicaría del Arahal, Bartolomé de
Carmona.
En la vicaría de Écija, el licenciado Miguel Pérez, chantre de Osuna.
En la villa de Alcalá de Gaudayra, Juan despejo.
En la vicaría de Marchena, el bachiller Cañete, cura de Ossuna.
En la vicaría de Ossuna, el licenciado Luna, vezino de Morón.
En la vicaría de Teva, Juan de Sanctaella, vezino de Écija.

11 Téngase presente que el territorio de la diócesis de Sevilla ocupaba las actuales de Sevilla, Huelva y
Jerez, estas dos últimas desgajadas en 1954 y 1980 respectivamente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 147

En la vicaría de Cañete, Hernado de Litis, vezino de Teva.


En la vicaría de Zahara, Diego de Morillas, vezino de Cañete.
En la vicaría de Villa Martín, Lope Rivero, cura de Sancta María de Arcos.
En la vicaría de Morón, Matheo Portillo, vezino de Utrera.
En la vicaría de Bornos, Diego Rodríguez, cura de Villamartín.
En la vicaría de Arcos, Juan Bernal, vezino de Xerez.
En la vicaría de Xerez, el maestro Escobar, vicario de Rota.
En la vicaría del Puerto de Sancta María, Marcos de Moya, cura de Sant Lúcar
de Barrameda.
En la vicaría de Rota, Blas Muñoz, vezino del Puerto de Sancta María.
En la vicaría de Sant Lúcar de Barrameda, el bachiller Barba, vezino de
Lebrixa.
En la vicaría de Lebrixa, Sebastián de Montenegro, cura de Sanlúcar de
Barrameda.
En la vicaría de Utrera, el bachiller Algarín, vicario de Alcalá de Guadayra.
En la vicaría de Sanlúcar la Mayor, el beneficiado Vázquez, vezino de Camas.
En la vicaría de Aznalcáçar, el bachiller Hernando Zambrano, cura en Sancta
María en Sanlúcar la Mayor.
En la vicaría de Tejada, Diego García, cura de Aznalçáçar.
En la vicaría de Palma, 12
de Sancta Ana, cura de Villalva.
En la vicaría de Niebla, el bachiller Alonso García, beneficiado y vezino de
Manzanilla.
En la vicaría de Trigueros, Juan Núñez, vezino de Gibraleón.
En la vicaría de Huelva, Juan de Huelva, beneficiado de Beas.
En la vicaría de Gibraleón, Francisco Álvarez, cura de Huelva.
En la vicaría de la Puebla de Guzmán, Francisco de Rojas, cura de Lepe.
En la vicaría de Almonaster, el licenciado Gonçalo Peña, vezino de Aracena.
En la vicaría de Cumbres, Juan Martínez, cura de Aroche.
En la vicaría de Aracena, el bachiller Alonso Martínez, cura de Cumbres de
Sant Bartholomé.
En la vicaría de Castil de las Guardas, Juan Sánchez, cura del Garrovo.
En la vicaría de Çufre, Pero Gonçález de las Centiniegas, cura de Alcalá.
En la vicaría de Santaolalla, Bartolomé Ximénez, cura del Castil de las
Guardas.

12 En el texto se inserta un espacio. Parece que se omite el nombre del teste.


148 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

En la vicaría de Alcalá, el bachiller Xara, cura de Almadén.


En la vicaría de Cantillana, el bachiller Cordobés, cura de Alcalá del Río.
En la vicaría del Pedroso, 13
Varadero, vezino de Caçalla.
En la vicaría de Caçalla, el licenciado Bernal, vezino de Costantina.
En la vicaría de Alanís, Diego Sánchez Coronado, vezino de Caçalla.
En la vicaría de Constantina, Sebastián de Leçama, vezino de Caçalla.
En la vicaría de Carmona, el beneficiado Juan Ponce, vezino de Sevilla.
En la vicaría de Lepe, Christóval García, vezino de la Palma.
[3] Y para que los susodichos testes synodales mejor atiendan a lo que
deven hazer se les advierte que los tales testes synodales cada un año, o las más
vezes que les fuere ordenado por nos, e les fuere necessario en el distrito e luga-
res que están señalados yrán a hazer su officio por la instrucción que les diéremos
en los lugares e yglesias dellos, viendo e inquiriendo lo que en ellos se haze,
ynformándose y tomando relación de las cosas que convienen y es útil remediar
y reformar.
[4] Adviérsesele que en las ynformaciones e relaciones que tomaren no an de
usar de jurisdición alguna, sino solamente saber la verdad para dar relación al per-
lado dello.
[5] Yten, las tales informaciones que hizieren las an de traer al sínodo provin-
cial diocesano, quando lo oviere, y darnos quenta de todo, o quando se lo mandáre-
mos, y an de traer por memoria las personas que sabrán y serán testigos de las cosas
que ovieren de enmendar, para que mejor y con más facilidad podamos poner el
remedio que convenga.
[6] Yten, se advierte que para que mejor puedan ynformarse de lo que con-
venga, se les da comissión particular para poder compeler qualesquier personas de
quien se quieren ynformar que les declaren e digan lo que conviene para cumplir con
su ministerio y para que en él no les ponga persona alguna impedimento.
[7] Yten, para que los dichos testes puedan cumplir con su officio, mandamos
se les pague en cada un día de los que se ocuparen diez reales para su gasto e sus-
tento; los quales mandamos se les paguen de quien por derecho e costumbre están
obligados a los pagar, encargándoles, como les encargamos, no se detengan más de
aquello que vieren que conviene para cumplir con lo que deven hazer.
[8] De las cosas que más en particular los dichos testes se han de informar son:
De todos nuestros officiales e juezes, notarios, procuradores e alguaziles y
otros qualesquier ministros, cómo usn y exercitan sus officios, los defectos y culpas
dellos, para que remediemos las faltas que en ellos ovieren.
Yten, de los Vicarios y Curas, cómo biven, tratan y conversen, cómo hazen sus
oficios e ministerios, ynquiriendo dellos en particular, para lo qual a de aver y llevar

13 Véase la nota anterior.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 149

las advertencias que emos hecho y mandado guardar a los vicarios e curas y por ellas
particularmente yr advirtiendo a la obligación de sus officios, y cómo les está encar-
gado y cómo cumplen cada cosa y parte dello.
Yten, cómo guardan las constituciones synodales deste arçobispado.
Yten, adviertan el cuydado que tienen los Vicarios y curas de la administración
de sus officios o de la remisión o dessimulación que tienen a corregir los males y
peccados y hazer las informaciones que para ello convengan, y, si toman en sí cono-
cimiento de más causas, que puedan e infórmense si los Vicarios y Curas nos avisan
de los peccados públicos, como les está mandado.
Yten, cómo se sirve la yglesia, con qué decencia y ornato e si assisten los clé-
rigos al servicio della, mayormente días de fiesta, y la remissión que ay en ello.
Yten, cómo tratan los mayordomos los bienes de las fábricas, si se aprovechan
dellos para sus usos, o no los gastan como conviene.
Yten, se ynformen de los demás clérigos ministros de la yglesia, sacristanes e
officiales della, cómo y con qué diligencia y decencia sirven sus oficios, saber de sus
conversaciones, vidas e costumbres.
Yten, inquirirán de todos los peccados públicos y escandalosos que ay en el
lugar, informándose de testigos que lo sepan, tomando relación de todo ello y
memoria. Y desto no den luego aviso para que nos proveamos cómo se corrijan e
castiguen.
Yten, de los confessores asdvertirán cómo administran sus officios, con qué
assistencia e cuydado, y si confiessan en lugares públicos o en confissionarios cerra-
dos y en las yglesias, o en otros lugares particulares, o a oras devidas.
Yten, se informen si nuestros alguaziles se conciertan con los labradores e
officiales, para que trabajen en los domingos y fiestas, componiéndose con ellos por
dinero e otras cosas.
[9] Los quales capítulos mandamos guardar e cumplir en la forma que
dicha es, desando, como dexamos, en su fuerça y entero vigor las constituciones
deste nuestro Arçobispado, establecidas y ordenadas por los reverendíssimos
Perlados de nuestra yglesia, nuestro predecessores14. De lo qual mandamos publi-
car, y fueron leydas e publicadas estas nuestras letras en el presente Sínodo que
celebramos en nuestra yglesia, presentes nuestros muy amados hermanos Don
Alonso de Revenga, Deán, y don Girónimo Manrrique, Arcediano de Écija, y Don
Pero Vélez de Guevara, Prior, e Luciano de Negrón y Doctor Gil de Cevadilla y
Antonio de Erasso y Doctor Çumel, Canónigos, y Fernán Pérez de Sauzedo,
Racionero de la dicha nuestra yglesia, diputados de nuestro cabildo della, y los
venerables nuestros Vicarios, Curas y clérigos desta ciudad y todo nuestro
Arçobispado e vicaría de Lepe, que para esto fueron llamados e convocados.

14 Posible alusión de manera fundamental a la Constitución Constitución de Don Pedro Hurtado de


Mendoza (1474-1482), las Constituciones sinodales de 1490 y las Constituciones conciliares de 1512,
actualmente conocidas.
150 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Lunes, quinze días del mes de enero, año del nascimiento de nuestro Salvador
Iesu Christo de mill e quinientos y setenta y dos, y del pontificado de nuestro muy
sancto padre Pío, por la Divina providencia papa quinto, año séptimo. Presentes
por testigos el Illustre señor Don Bernardo de Rojas y Sandoval e Antonio de
Alguivar, prebytero, y Francisco Martínez de Arroya, Notario.
Respuestas dadas por don Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de
Sevilla, en el Sínodo de 1573 a las peticiones que fueron presentadas en el
Sínodo del año anterior, 1572.

[1] //68r. Gaspar Aragonés Notario Apostólico lo fize escribir y ley por mandado de
Su señoría Ilustrísima.
Synodo del año 1573
[2] .D. Cristóbal de Rojas y Sandoval por la gracia de dios y de la Santa
Yglesia de Roma, Arzobispo de Sevilla, del Consejo de Su Majestad, etc. Por quan-
to en el Synodo que principiamos o celebramos en el principio del año pasado de
mil e quinientos y setenta y dos por algunos de los clérigos y concejos de nuestra
diócesis se nos presentaron algunas peticiones y memoriales, pidiendo proveya-
mos algunas cosas tocantes al servicio de Nuestro Señor y buena gobernación de
nuestras Yglesias y salud de las almas que están a su cargo, como en las peticio-
nes largamente se contienen. Y porque por la brevedad del tiempo en el dicho
Synodo no se pudo responder a ellas, lo diferimos para las ver y mejor proveer y
determinar. Y así, habiéndolas visto y tratado y conferido sobre lo en ellas conte-
nido, acordamos, como en efecto respondimos y mandamos en el Synodo
siguiente de setenta y tres, lo que en cada cosa nos pareció que se debía y conve-
nía hacer y proveer, como más largamente se contiene en el auto de la celebra-
ción del dicho Synodo que allí fue leído y notificado al clero por nuestro
Secretario infraescripto. Y porque se tenga en mayor noticia de ello y no vengan
en olvido hemos acordado de lo hacer imprimir, y que se tenga en cada Yglesia
para o guardar e cumplir, y así mandamos trasladar del registro del dicho Synodo
la relación que en él se sacó de las peticiones de nuestros decretos y respuesta que
en cada cosa dimos. Su tenor dice según se sigue.
[3]. A la petición que se nos dio para que no se dé el Santísimo Sacramento
si no fuere en el Altar mayor, porque algunos so especie de gravedad quieren que
se les diga Misa y se les dé en otra parte. Mandamos que cuando se hubiere de
administrar a los sanos no se saque del Sagrario para ninguna persona, si no fuere
para administrarlo en el Altar mayor.
[4]. /68v Y en lo que se nos pide que las parteras sean examinadas en la
forma del bautismo. Mandamos que nuestros Vicarios, y donde no los hay los
Curas más antiguos, las examinen y manden no lo usen sin expresa licencia.
[5]. Y a la petición que pide que los sacerdotes confiesen a menudo, y los
legos en las Yglesias y no en otra parte si no fuere por enfermedad o caso fortui-
to, mandamos que se haga así. Cuanto a que confiesen en las Yglesias y no en otra
parte, y cuanto0 a que los Clérigos confiesen a menudo, les encargamos lo hagan.
[6]. Otro si encargamos a los Clérigos sacerdotes y de Orden sacro comul-
guen el Jueves Santo a la Misa mayor todos juntos los de cada Yglesia por el buen
152 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

egemplo que de ello se sigue, y a los vicarios lo encarguen así en sus Vicarías, y
vea como se cumplen y nos avisen de ello.
[7]. En lo que se nos pide que en cada Yglesia haya un libro para escribir
todas las personas que se confirmaren con día, mes y año, mandamos que se haga
y los Mayordomos lo compren.
[8]. Y a la petición que pide se determine si el Santísimo Sacramento se ha
de dar más de una vez a un enfermo de una enfermedad. Respondemos que sien-
do una enfermedad larga y sobreviniendo mayor indisposición, y pidiéndolo con
instancia el enfermo, se haga, lo cual dejamos al arbitrio del discreto cura.
[9]. Y a la petición que pide que el cura que llevare el Santísimo sacramen-
to por la calle vaya destocado y lo lleve con grandísima reverencia. Advertimos a
los Curas así lo hagan, especial de día, y que no lo saque sin palio en las Yglesias
donde lo hay.
[10].Y a la petición que dice que los confesores no confiesen en casa a nin-
guna persona si no fuera enfermo o en caso fortuito, mandamos que se guarde
así.
[11]. Y a la petición que dice 1ue se ponga pena a los Señores de esclavos
si no lo hicieren confesar en el tiempo que manda la Yglesia, mandamos que los
curas los escriban en los padrones y se proceda contra ellos, y exhorten a los amos
los hagan confesar dándoles a entender la obligación que tienen a ello.
[12]. Y a las peticiones que dice que conviene que en los días de fiesta no
se diga otra misa cantada más que la mayor salvo de la Co- //69r fradía del
Santísimo Sacramento o de difunto, y que con los tales días no se diga más que
una misa cantada, y que por decir las Vísperas de memoria no se dicen las del día.
Mandamos que siempre que se diga la misa de tercia y Vísperas del día y como no
impidan a esto ni la hora en que lo han de decir, puedan decir las otras misas y
oficios de devoción. Ytem mandamos que los tales días domingos y fiestas de
guardar antes de la misa mayor no se hagan oficios de difuntos, si no fuere a cuer-
po presente, y esto como no se impida la misa de tercia. Ytem mandamos que
desde que comenzare la tercia hasta que haber alzado en la misa mayor ninguno
salga a decir misa.
[13]. Y a la petición que pide que Jueves y Viernes Santos después de los
Oficios todo el tiempo que el Santísimo sacramento estuviere en el monumento
estén dos sacerdotes por su orden con sobrepellizes rezando el Salterio.
Encargamos a los clérigos que donde hubiere copia de ellos por su rueda estén de
dos en dos con sobrepelliz rezando el tiempo que estuviere el Santísimo sacra-
mento en el monumento.
[14]. Y a la petición que pide se provea que a las doce del medio día el
Sacristán dé tres campanadas con la campana mayor por la paz mayormente
donde hubiera relox. Mandamos que se haga así, e a nuestros vicarios y Curas
tengan cuidado de hacerlo guardar en sus pueblos donde no hubiere relox.
[15]. Y en la petición que dice que el día del Corpus Christi lleven los
Clérigos las andas y donde no hubiere copia de ellos puedan llevar las varas de
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 153

palio y en su defecto los ordenados de corona y que toda la octava a Vísperas y


Maitines y misa mayor asistan todos los Clérigos para que provoquen e inciten al
pueblo a devoción. Encargamos a los clérigos que donde hubiere bastante núme-
ro de ellos lleven las andas en la procesión general, e a los Vicarios tengan cuen-
ta se haga así. Ytem rogamos y encargamos a todos los clérigos asistan como se
pide la octava del Corpus Christi.
[16].Y a la petición que dice que los ministros no rezen en el altar las horas,
sino que estén atentos y con cuidado administrando con el preste. Mandamos
que lo guarden así los dichos Diáconos y subdiáconos, y estén atentos al servicio
del altar.
[17]. /69v Y a la petición que pide que durante las horas no se administre
ningún sacramento sino en caso de necesidad porque no deje de estar en el Coro
los Curas. Encargámosles a los dichos Curas que no falten al coro sino fuere para
confesar e administrar otros Sacramentos, y que en tiempo de Jubileo y quince
días antes después de la pascua de Resurrección asistan los Curas en los
Confesonarios y sirvan en el Coro los otros clérigos y Capellanes.
[18]. Y a la petición que dice que en los entierros de difuntos se dejan de
decir dos versos, que se digan todos los versos y oraciones. Y encargamos a los
Curas que digan los oficios de los difuntos cumplidos y todos los versos y oracio-
nes.
[19].Y a la petición que pide que los Clérigos que van convidados acompa-
ñando el difunto estén hasta el cabo del entierro y no se vayan en dejando el
difunto en la Yglesia. Mandamos a los dichos clérigos que lo hagan así.
[20]. Y a la petición que dice que el Sacerdote salga de la Sacristía vestido
para decir misa con paso moderado, mesura honesta, y a la ida y vuelta no se pare
a tratar negocios ni lleve la hostia en la mano, encargamos a los Sacerdotes así lo
hagan.
[21]. Y a la petición que dice que cuando se vistiere para decir misa tengan
delante las oraciones que se suelen decir al vestirse y no hablen con los asisten-
tes, encargamos a los Sacerdotes así lo hagan.
[22].Y a la petición que pide que diciendo misa no la interrumpan por cosa
alguna, y si asistieren ministros no hablen con el Sacerdote, ni ellos uno con otro.
Encargamos a los Sacerdotes y ministros así lo hagan.
[23].Y a la petición que ningún sacerdote confiese después de vestido para
decir misa. Mandamos a los dichos sacerdotes así lo hagan si no fuere en caso
urgente, porque entendemos que de lo contrario se causa indecencia.
[24].Y a otra petición que dice que los Clérigos sean obligados a asistir todo
el Octavario del Corpus Christi a las Vísperas y Maitines y procesiones pues se
ganan perdones aquellos días. Encargamos a los Clérigos así lo hagan atento a las
indulgencias que por ello ganan.
[25]. Y a otra petición que dice que los Clérigos sean obligados a asistir a
la bendición de la Pila Sábado santo y al oficio de la misa y bendi- //70r ción de
154 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

la pila la Vigilia de Pentecostés. Mandamos que lo hagan así los Curas y


Capellanes.
[26]. Y a otra petición que pide que los vicarios o curas presidentes puedan
compeler a las Cofradías que salgan con la cera e ymágenes a las procesiones de
los Jubileos y otras generales y fiestas y plegarias y que cumplan sus reglas apro-
badas por el Ordinario. Mandamos que a los que tuvieren obligación de su regla
nuestros Vicarios les compelan, lo hagan así.
[27]. Y a otra petición que dice que ningún clérigo pueda salir revestido ni
celebrar sin tener manto o sotana debajo aunque venga de camino. Mandamos
que se haga así y no den recaudo para decir misa al que la quisiere decir de otra
manera, excepto a los clérigos que fueren de camino.
[28]. Y a otra petición que dice que se limpia cada ocho días el Sagrario.
Mandamos a los curas que de quince en quince días limpien el Sagrario y renue-
ven el Santísimo Sacramento, y esto lo haga el semanero.
[29]. Y a otra petición que pide que los curas digan las memorias de difun-
tos con orden, primero la vigilia y luego la misa. Mandamos que los dichos curas
lo hagan así.
[30]. En la petición que dice que las memorias y fiestas se digan en los pro-
pios días que dice la fundación de ellas. Encargamos a los Curas tengan cuidado
de hacerlo así, en cuanto buenamente puedan.
[31].Y a la petición que dice que se refuten las cédulas de las amonestacio-
nes, y el día en que las hicieren, y que no se hagan desposorios sin sacar fe del
registro. Mandamos que en cada parroquia haya un libro para este efecto en que
se escriban las licencias y amonestaciones con día, mes y año.
[32]. Y a la petición que dice que los curas los domingos den a entender al
pueblo los perdones que ganan, y cuándo los cofrades del Santísimo Sacramento,
como se contiene en la bula, porque de no hacerse los dejan de ganar y meter por
cofrades mucha gente. Mandamos a los dichos Curas que cuando hubiere misa de
la Cofradía y cuando trajeren el Santísimo Sacramento de visitar algún enfermo
publiquen las dichas indulgencias, y que los domingos al tiempo del Ofertorio
traiga a la memoria a sus feligreses las indulgencias que se ganan los que tienen
la bula de la Cruzada y las ánimas que sacan del purgatorio para que tengan
memorias de sacarlas.
[33]./70v Y a la relación que se nos ha hecho diciendo que en algunos pue-
blos los Curas estando en casa del difunto dicen una Vigilia con capas y cetros.
Mandámosles que lo tal no hagan y, si las dichas Vigilias se mandaren decir, las
digan en las Yglesias, y en casa del difunto solamente canten el oficio de respon-
so que el Ordinario manda.
[34]. Y a la petición que dice que los Clérigos no vivan en casa de vecindad
donde vivieren mugeres sospechosas o concubinarios, encargamos a todos los
Clérigos que residen y residieren en nuestra diócesis así lo hagan, y nuestro visi-
tador tenga cuenta de castigar a los que hicieren lo contrario.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 155

[35]. Y a la petición que dice que ningún hijo de clérigo ayude a su Padre a
misa. Mandamos a los dichos Clérigos lo hagan así y no permitan que sus hijos
ayuden a Misa.
[36].Y a la petición que dice que en las Yglesias cesen los oficios cuando llo-
raren por los difuntos. Mandamos a nuestros Vicarios y Curas que cuando con el
llorar causaren impedimento o perturbaren en los divinos oficios les hagan callar
o cesen los oficios.
[37].Y a la petición que dice que los casos reservados estén en la Yglesia en
una tabla en lugar público. Mandamos que se haga así y se ponga en la Sacristía.
[38]. Y a la petición que dice que los ornamentos estén limpios y olorosos
y las imágenes con mucha limpieza. Encargamos y mandamos a nuestros Vicarios,
Curas y Mayordomos y Sacristanes de nuestras Iglesias así lo hagan y tengan
cuenta de tenerlas con limpieza y decencia que se requiere.
[39]. Y a la petición que dice que los testamentos que disponen que los
albaceas hagan decir tantas misas y no señala la Yglesia donde se han de decir se
declare ser la parroquial. Declaramos que se entienda así.
[40] y a la petición para que los legos no entren en la Sacristía estándose
vistiendo los Clérigos para decir misa. Mandamos que no asistan de manera que
impidan o perturben a los Clérigos.
[41]. Y a la petición para que las censuras de participantes de más de noti-
ficarse a los Curas, se notifique a los excomulgados, porque muchos ignorantes
por no saberlo se ingieren en los divinos oficios. //71r Mandamos que nuestros
curas los escriban en la tablilla, y los publiquen con relación de las censuras para
que venga a noticia de todos.
[42]. Y a la petición para que los Escribanos no usen sus oficios los días de
fiesta, y que los arrieros no hagan carga en los tales días a lo menos sin haber los
dichos arrieros oído misa. Encargamos a nuestros vicarios y Curas los persuadan
así a sus feligreses.
[43]. Otro si les mandamos no permitan y compelan a los mesoneros no con-
sientan que los arrieros hagan cargas ni salgan de la posada sin haber oído misa.
[44]. Y a la petición para que los Sacristanes no pidan los domingos y fies-
tas para ninguna demanda, sino que asistan en el Coro. Les mandamos no se
ocupen en esto en el ínterin que se dijeren los divinos oficios cantados.
[45]. Y porque somos informados que algunos Clérigos van con sobrepelli-
zes a la plaza y carnicería, y a entender en otras cosas profanas sin tener conside-
ración a la indecencia que de ellos se sigue, y que aquél hábito sólo se ha de traer
para administrar su oficio, y en las partes y lugares que lo hubieren de traer; man-
damos a todos los dichos Clérigos que de aquí adelante, lo tal no hagan so pena
de dos reales y a nuestros Visitadores tengan particular cuidado de saber si algu-
no hace lo contrario, y ejecuten en ellos la dicha pena luego sin dar lugar a dila-
ción, e la apliquen y repartan entre la Fábrica de la Yglesia donde los tales Clérigos
residieren, y pobres de la parroquia, lo cual remitimos a su arbitrio.
156 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[46]. Todo lo cual mandamos esté y se tenga en las dichas nuestras Yglesias
junto con las demás constituciones provinciales y synodales para que venga a
noticia de todos a quien toca. Dada en Sevilla en nuestras Casas Arzobispales a
catorce días del mes de Enero año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo
de mil quinientos setenta y cinco. Por mandato de su Señoría Ylustrísima. Gaspar
Aragonés. Notario.
VI

CONSTITUCIONES SINODALES DEL


ARZOBISPO CARDENAL RODRIGO DE CASTRO
(1586)
EPÍSTOLA

Venerables y amados hermanos nuestros, salud y bendición en Christo, que


es verdadera salud. Diziéndole a Theoponto, rey de los Lacedonios, que la causa
porque su ciudad Sparta, instituyda por leyes del antiguo Licurgo, permanecía en
paz y siempre yva en crecimiento, era porque en ella los príncipes sabían mandarse,
respondío el discreto rey: “antes se conserva porque los súbditos saben de buena
gana obedecer”. Mas bien mirado, ambas cosas son necessarias para el buen
govierno y consistencia de la república, que quien la rige tenga prudencia para
establecer leyes justas y razonables, pues si el que manda yerra, no puede traer tino
quien le obedece. El acertar los súbditos depende de la dirección del perlado, como
los que siguen la huella que hallan en la arena entonces yrán bien encaminados, si
los delanteros cuyas pisadas siguen van camino derecho.Y assí el Señor, porque los
hijos de Israel no se perdiessen en aquellos largos rodeos y caminos de la soledad
nunca pisados [al margen: Exod. 23.], les dio una nuve de día y una coluna de fuego
de noche, que era el norte de su viaje; quando la nuve andava, levantavan sus rales,
yvan por donde ella yva y donde se paravan se quedavan [al margen: Numenorum.
9.].Y desto sirven los perlados en la iglesia de Dios, que por donde ellos guiaren, an
de seguir la demás gente; y assí conviene se`pan tomar el camino de la virtud y
escoger el medio de la prudencia, para que no yerren ni se despeñen los que por sus
preceptos y reglas ordenaren sus vidas. Según las varas que el pastor Iacob ponía
delante de sus ovejas, tales eran los corderos que parías, con manchas o sin ellas [al
margen: Genes. 30.]; y qual fuere el exemplo y consejo del perlado, tal será
comúnmente la vida del pueblo que por él se rige. Pero junto con esto es necessario
que los menores sepan obedecer de grado, y rendir su juyzio y razón particular a la
disposición y mandato de los superiores, dexándose llevar y adiestrar de los que
tiene Dios puestos por guías y adalides en el camino del cielo; que por esso los
perlados en la sancta escriptura son llamados carneros de la grey del Señor: Afferte
Domino filii Dei, afferte Domino filios arietum [al margen: Psalm. 28.]. Los pastores y
pontífices, a quien comunica Dios sus mismos títulos, diziéndoles por David: Ego dixi
dii estis, et filiis excelsi omnes [al margen: Psa. 81.]. Estos son los que llama aquí hijos
de Dios, a quien pide con mucha instancia el propheta rey que presenten a Dios los
espirituales hijos, los quales son dichos hijos de los carneros, porque an de seguir la
enseñanza de sus maestros y padres espirituales, como las ovejas y carneros van tras
el manso que los guía. A este propósito S. Augustín explica en sentido místico aquel
verso del psalmo 113: Montes exultaverunt ut arietes, et colles sicut agni ovium.
Regozijándose los montes como carneros, saltan de plazer los collados como
corderitos, porque a la traça que dieren los mayores deven amoldar su vida y
costumbre los menores, guardando sus leyes y no excediendo de sus instruciones y
aranzeles; y desta suerte aviendo quien presida y obedezca bien, estará en pie la
república como lo estuvo la de los hebreos, en aquel breve tiempo que cuenta la
160 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

historia del segundo libro de los Machabeos: Igitur cum sancta ciitas habitaretur in
omne pace, leges etieam adhuc custorentur propter Oniae pontificis pietatem et
dispositionem, et animos odio habentes mala [al margen: 2. Machab. 3.]. Lo que tenía a
la sancta ciudad de Ierusalem en tanta paz, honra y prosperidad era la observancia
de las leyes, con que también affirmó Theopompo conservarse su ciudad; pero a esto
ayudaban de una parte el sancto pontífice Onías con su piedad y zelo de la honra de
Dios, y destreza y buenas traças en el gobierno, y de otra los buenos ánimos de los
ciudanos, enemigos de los vicios y amigos de la virtud, que holgavan a acomodarse
a la institución de su pontífice, y seguir sus pisadas. Y si todos los pueblos tienen
obligación a guardar las leyes que se les ponen, mucha mayor la tiene vuestra
charidad, hermanos, que sois nuestros obreros y coadjutores, cuyo officio es zelar por
las leyes, y hazerlas guardar como executores dellas; y assí es justo que primero y con
más rigor que todos las guardéys.Preguntando Archidamo, según refiere Plutarcho,
quien presidía a los Sparciatas, respondió: Leges et iuxta leges, Magistratus [al margen:
Plutar. In apophteg.]. Avéys de governar atenidos a las leyes, ajustados a ellas;
ninguno más cerca de la ley que el que la a de imitar y hazer guardar a los demás.
Mandava Dios que quando tocassen las trompetas para convocar al pueblo de Israel,
hiziessen sonido prolixo y con algunas pausas interrumpido, de manera que
tañessen mucho y muchas vezes; mas para llamar a los principales governadores y
cabeças tañías poco y una vez. Si semel clangeris, venient ad te principes et capita
multitudinis Israel. Que el pueblo imperfecto no esté tan prompto a acudir al
llamamiento del perlado, y sea menester para moverlo y persuadirlo sonido prolixo
y repetido, una y otra admoniciones, no es de espantar; pero las cabeças y príncipes
que les an de ser tan aventajados como la cabeça al resto del cuerpo, a la primera voz
del perlado se an de rendir sin esperar segunda jussión, y dezir humildemente con
Samuel: Loquere, Domine, quia audit servus tuus [al margen: I. Reg. 3.]. Quien a de
mandar a de ser bien mandado, porque sin vuestra caridad [que en esta
administración soys nuestros pies y manos] ay resistencia a nuestros mandamientos,
¿qué se puede esperar en los demás?, ¿qué effecto harán nuestros avisos?, ¿qué
efficacia tendrán nuestras constituciones? Si el instrumento no recibe la influencia y
virtud motiva del principal agente, ninguna obra se puede hazer con él, y será trabajo
perdido, como dize el sabio: Unus aedificans et unus destruens, quid prodest illis nisi
labor? ¿Qué aprovecha estar Moysés en el monte consultando con Dios y
negociando ley escripta con su dedo, con que el pueblo fuesse instruydo, si en lo
llano su hermano y coadjutor Aarón dexa al pueblo derramarse en bayles y
banquetes, de donde vinieron a la idolatría? ¿Qué puede resultar de ay, sino
indignarse Moysés y quebrar las tablas no merecidas del pueblo ingrat? Porque no
merecía la ley quien huelga vivir sin ella. Mientras Moysés ora en el monte y su
ministro Josué pelea en el llano, vence Israel y son destroçados los Amelechitas que
estorvan el passo a la tierra de promissión. Porque si el perlado superior tiene
ministros que le ayuden y sean de su vando todos hechos a una, quebrantarán las
fuerças del enemigo y alcançarán victoria contra los peccados; pero si lo que el
architecto edifica, derriban los obreros, no se sacará otro fructo sino trabajo y
cansancio. Siendo pues tan necessario vuestro concurso para el fin que todos
pretendemos, que es la salvación de las almas, muy solícitos devéys andar y muy
advertidos en la execución de vuestro ministerio, acordándoos de aquel riguroso
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 161

examen y estrechíssima cuenta que os a de pedir el rey eterno, que en confiança de


vuestro cuydado y dileigencia os dio sus joyas de valor inestimable, almas
compradas con sangre de Dios, y los talentos de sufficiencia y poder, para que le
acudáys con ganancia. Atended al peligro al peligro en que estáys y mirad la
diligencia que entre todos os pide el sapientíssimo Salomón: Fili si sponderis pro
amico tuo, defixisti apud extraneum manum tuam, illaqueatus es verbis oris tui, et captus
propriis sermonibus. Fac ergo quod dico fili mi, et temeripsum libera, quia incidisti in
manum proximi tui; discurre, festina, suscita amicum tuum ne dederis somnum oculis, nec
dormitent palpebrae; eruere quasi Damula de manu et quasi avis de manu aucupis [al
margen: Proverb. 6] Toma la metáphora del que sale por fiador de otro y pone su
palabra y da la mano derecha en señal de la nueva obligación que echa sobre sí,
libremente promete y se obliga, mas es forçoso pagar si falta el deudor principal; y
assí le cumple avisarle y advertirle como su tutor, porque no se pierda y quiebre,
porque en alçándose, luego el acreedor a de echar mano del fiador. San Gregorio
este lugara atodos los curas de las almas, los quales dize él salen por fiadores de las
que reciben a su cargo, obligándose a dar cuenta dellas, porque de cada uno de los
súbditos se le dize el perlado: Custodi virum istum, qui si lapsus fuerit, erit anima tua
pro anima eius. En gran peligro te pusite hijo por tu voluntad, enlazado estas con las
palabras de tu boca, y cautivo de tus promesas. Lo primero, porque tú quisiste tomar
officio de guardar a tu hermano, pues guárdale y mira por él, que ya es devido lo que
antes de fiar fue voluntario. Lo segundo, porque estás obligado a hazer bueno con
las obras lo que dizes con las palabras, y no relazar tu vida a lo contrario de lo que
enseña la lengua, porque serás apremiado ante el severo juez a que pagues con obras
proprias todo lo que se provare aver mandado a otros de palabra, de otra suerte
merecerás oyr: Medice, cura a te ipsum [al margen: Lucae. 4.], y aquello del apóstol:
Quid alium doces, te ipsum non doces [Roma. 2.]. Más digna es de escarnio que de
reverencia la doctrina y correctión de aquél cuya conversación es escandalosa. Per
turpe est, id quod obiicitur in obiiciente cognosci, dize Séneca en los proverbios. Pues
siendo tal el peligro, tomo hijo mi consejo y procura librar tu vida que con la de tus
feligreses tienes arrendada a pérdida y a ganancia, discurre con hervor de charidad,
date prisa, que ay peligro en la tardança, despierta a tu amigo y súbdito que fiaste:
exórtalo, instrúyelo, no seas sonnoliento ni perezoso en negocio que tanto va, sino
con la ligereza de la gamilla medrosa huye de las manos del montero, y el ave de las
del caçador, assí te escapa del riguroso juicio que te amenaza con estraños
encarecimientos. Hermanos amados, nos representa el Espíritu Sancto el riesgo que
corremos de nuestra salud, si nos discuydaremos de la de nuestras ovejas, y la
solicitud que en ella devemos poner; y assí nosotros que más principalmente
estamos della encargados, deseando según nuestras fuerças pagar la deuda del
officio y dignidad pastoral en que el Señor por su misericordia nos puso, aunque
indignos, pero no del todo dormidos ni descuidados de avisar y despertar a los que
recebimos debaxo de nuestra fe y confiança. Invocado primero el auxilio del Spíritu
Sancto, con mucho acuerdo y deliberación y maduro el consejo de personas doctas,
prudentes y zelosas del servicio de nuestro Señor, avemos hecho estas leyes y
constituciones synodales, quales nos pareció ser más convenientes a la buena
gobernación deste nuestro arçobispado, las quales os mandamos publicar en la
sínodo diocesana, que conforme a los cánones de los sanctos apóstoles y sacros
162 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

concilios, en especial el tridentino [al margen: Trid. sess. 24. de ref. In 2 cap. 28] se deve
celebrar; y assí lo avemos celebrado. Son leyes fáciles, honestas, razonables y
acomodada a la necesidad de los tiempos presentes, a las quales con razón ninguno
debe repugnar. Por tanto, os exortamos y, por reverencia de nuestro maestro y
redemptor Iesu Christo, os mandamos que las recibáys con el amor y reverencia
devida, y las guardéis y hagáis guardar y obedecer a todos los que les toca.Y para que
os conste lo que se os manda, las tengáis en vuestro poder y las leáys con frequencia,
para que siendo obedecidas nuestras leyes sean los fieles aprovechados, nuestra
conciencia y las vuestras descargadas, y nuestro Señor servido, el qual os tenga
siempre de su mano y conserve en su amor y gracia. Amén.
LIBER PRIMUS

[TÍTULO 1] De suma trinitate et fide católica

Capítulo primero

on Rodrigo de Castro, por la divina miseración, prebytero


cardenal de la Basílica de los doze Apóstoles de la sancta iglesia
romana, arçobispo de Sevilla, del Consejo de su Magestad, etc.,
iuntamente con todas las personas congregadas en esta synodo
diocesana, y en nombre de todas las demás personas de este
nuestro Arçobispado de Sevilla, como cathólicos christianos,
primeramente confessamos la sancta fe cathólica, como la tiene
y la confiessa la sancta madre iglesia romana, y en ella
protestamos vivir y morir: professamos y prometemos verdadera obediencia al Summo
Romano Pontífice, que agora es nuestro muy sancto padre Sixto Quinto, y a sus
legítimos suessores. Detestamos y anathemizamos todas las herejías condenadas por
los sacros cánones y concilios generales, y principalmente por el sancto concilio
Tridentino, y recibimos todo lo decretado y difinido en el dicho sancto concilio.

Capitulo 2
[1] Todo lo que un christiano a de saber se suma en tres cosas, que responden
a las tres virtudes principales que llaman theologales, fe, esperança y caridad. La
primera es lo que a de creer, lo qual se declara en el Credo, que contiene los artículos
de nuestra sancta fe cathólica. La segunda lo que a de obrar, y esto enseñan los
mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia. La tercera lo que a de dessear y pedir
a Dios, lo qual contiene la oración del Pater noster y las demás oraciones.
[2] Pater noster qui es in coelis, sanctificetur nomen jun, adveniat regnum tuum, fiat
voluntas tua, sivcul in coelo et in terra. Panem nstrum quotidianum da nobis hodie, et
dimite nobis debita nostra, sicult et nos dimittimus debitoribus nostris, et ne nos inducat in
tentationem, sed libera nos a malo. Amen.1

1 En la edición de 1587 se añade el texto en castellano, tras el latino:“Padre nuestro que estás en los cielos,
sanctificado sea el tu nombre; venga a nosotros el tu reyno, hágase tu voluntad, assí en la tierra como en
el cielo. El pan nuestro de cada día dónoslo oy, y perdónanos nuestras deudas, assí como nosotros
perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.”
2 En la edición de 1587 se incluye la versión en castellano: “ Dios te salve, María, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mugeres y bendito es el fructo de tu vientre Iesús.
Sancta María, madre de Dios, ruega por nosotros peccadores, agora y en la hora de nuestra muerte.
Amén, Iesús.”
164 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[3] Ave Maria, gracia plena, dominus tecum, benedicta tu in mulieribos et


benedictus fructus ventris tus Iesus. Sancta Maria, mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nunc et in hora mortis nostrae. Amen.2
[4] Credo in Deum, pater omnipotentem, creatorem coeli et térrea. Et in Iesum
Christum, filium eius unicum, dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto,
natus ex Maria virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus et sepultus, descendit
ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad coelos, sedet ad dexteram Dei patris
omnipotentis, inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum,
sancta Ecclesiam Catholicam, sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis
resurrectionem, vitam aeternam. Amen.
[5] Creo en Dios, padre todopoderoso, criador del cielo y de la tierra.Y en Iesu
Christo, su único hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Spíritu Sancto, y
nació de María virgen, padeció debaxo del poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, y al tercero día resuscitó de entre los
muertos, subió a los cielos y está assentado a la diestra de Dios padre todopoderoso,
y desde allí a de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Spíritu Sancto,
la sancta Iglesia Cathólica, la comunión de los sanctos, el perdón de los peccados, la
resurrectión de la carne, y la vida perdurable. Amén.
[6] Salve, Regina, mater misericordiae, vita, dulcedo et spes nostra, salve. Ad te
clamamusexules filii Evae, ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrymarum valle. Eia
ergo advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte. Et Iessum benedictum
tuum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende. O clemens, o pia, o dulcis virgo
Maria. v/. Ora pro nobis sancta Dei genetrix. r/. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
[7] Dios te salve, Reyna y madre de misericordia, vida y dulçura esperança
nuestra, Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos
gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, abogada nuestra, buelve a
nosotros essos tus ojos misericordiosos, y después deste destierro muéstranos a
Iesus, fructo bendito de tu vientre. O clementíssima, o piadosa, o dulce virgen María.
Ruega por nosotros, sancta madre de Dios, porque seamos dignos de los
prometimientos de Iesu Christo. Amén.
[8] LOS ARTÍCULOS DE LA FE son catorze. Los siete pertenecen a la divinidad y
los otros siete a humanidad de nuestro señor Iesu Christo, Dios y hombre verdadero. Los
siete que pertenecen a la divinidad son éstos:
El primero, creer en un solo Dios todo poderoso.
El segundo, creer que es Padre.
El tercero, creer que es Hijo.
El quarto, creer que es Spíritu Sancto.
El quinto, creer que es criador.
El sexto, creer que es salvador.
El séptimo, crer que es glorificador.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 165

Los siete que pertenecen a la sancta humanidad son éstos:


El primero, creer que nuestro señor Iesu Christo en quanto hombre fue
concebido por Spíritu Sancto.
El segundo, creer que nació de sancta María virgen, siendo ella virgen antes
del parto, en el parto y después del parto.
El tercero, creer que recibió muerte y passión por salvar a nosotros peccadores.
El quarto, creer que decendió a los infiernos y sacó las ánimas de los sanctos
Padres que estavan esperando su sancto advenimiento.
El quinto, creer que resucitó el tercer día.
El sexto, creer que subió a los cielos y está assentado a la diestra de Dios Padre
todo poderoso.
El séptimo, creer que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, conviene a
saber a los buenos para darles gloria porque guardaron sus sanctos mandamientos,
y a los malos pena perdurable porque no los guardaron.
[9] LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS son diez. Los tres primeros
pertenecen al honor de Dios y los otros alo provecho del próximo.
El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.
El segundo, no jurarás el nombre de Dios en vano.
El tercero, sanctificarás las fiestas.
El quarto, honrarás padres y madres.
El quinto, no matarás.
El sexto, no fornicarás.
El séptimo, no hurtarás.
El octavo, no levantarás falso testimonio ni mentirás.
El noveno, no dessearás a la muger de tu próximo.
El dezeno, no dessearás las cosas agenas.
Estos diez mandamientos se encierran en dos, en amar a Dios sobre todas las
cosas y a tu próximo como a ti mismo.
[10] LOS MANDAMIENTOS E DE LA SANCTA MADRE IGLESIA son cinco.
El primero, oyr missa entera los domingos y fiestas de guardar.
El segundo, confessar a lo menos una vez dentro de un año, o antes si espera
peligro de muerte, o a de comulgar.
El tercero, comulgar por Pascua florida.
El quarto, ayunar quando lo manda la sancta madre Iglesia.
El quinto, pagar diezmos y primicias.
166 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[11] LOS SACRAMENTOS de la sancta madre Iglesia son siete.


Primero, es el Baptismo.
El segundo, Confirmación.
El tercero, Penitencia.
El quarto, Comunión.
El quinto, Extrema Unctión.
El sexto, Orden sacerdotal.
El séptimo, Matrimonio.
[12] LAS OBRAS DE MISERICORDIA son qatorze, las siete corporales y las siete
espirituales. Las corporales son éstas:
La primera, visitar los enfermos.
La segunda, dar de comer al hambriento.
La tercera, dar de bever al sediento.
La quarta, vestir al desnudo.
La quinta, dar posada al peregrino.
La sexta, redemir al captivo.
La séptima, enterrar a los muertos.
Las siete espirituales son éstas:
La primera, enseñar al que no sabe.
La segunda, dar buen consejo al que lo ha menester.
La tercera, corregir al que yerra.
La quarta, perdonar las injurias.
La quinta, consolar al triste.
La sexta, sufrir las pesadumbres de nuestros próximos, como de los enfermos
y airados.
La séptima, rogar a Dios por los bivos y por los muertos.
[13] LOS PECCADOS MORTALES son siete.
El primero, soberbia. El segundo, avaricia. El tercero, luxuria. El quarto, ira. El
quinto, gula. El sexto, embidia. El séptimo, pereza.
Las virtudes contrarias: Humildad contra soberbia. Largueza contra avaricia.
Castidad contra luxuria. Paciencia contra ira. Templança contra gula. Caridad contra
embidia. Diligencia contra pereza.
Los enemigos del alma son tres: El primero es el demonio. El segundo es el
mundo. El tercero es la carne.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 167

Las virtudes theologales son tres: La primera es fe. La segunda, esperanza. La


tercera, caridad.
Las cardinales son quatro: La primera, prudencia. La segunda, justicia. La
tercera, fortaleza. La quarta templança.
Las potencias del ánima son tres: Primera, entendimiento. Segunda, memoria.
Tercera, voluntad.
Los sentidos corporales son cinco: Ver con los ojos. Oír con los oídos. Gustar con
la boca. Oler con las narizes. Tocar con las manos.
[14] Los dones del Spíritu Sancto son siete: Don de sabiduría. Don de
entendimiento. Don de consejo. Don de fortaleza. Don de de sciencia. Don de
piedad. Don de temor de Dios.
[15] Los fructos del Spíritu Sancto son doze: caridad, paz, longanimidad,
benignidad, fe, continencia, gozo, paciencia, bondad, mansedumbre, modestia,
castidad.
[16] Las bienaventuranças son ocho.
Bienaventurados los pobres de spíritu, porque dellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que an hambre y sed de justicia, porque ellos serán
hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcançarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de coraçón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución, porque dellos es el Reino de
los Cielos.

Capítulo 3. Que los curas y sacristanes enseñen la Doctrina Cristiana


[1] Y porque el fundamento para salvar nuestras almas es nuestra sancta fe
cathólica, y assí de necessidad conviene que los católicos y fieles cristianos sean
instruidos y doctrinados en lo que firmemente deven tener y creer, según lo manda
Dios y lo tiene nuestra sancta madre Iglesia. Por tanto, conformándonos con lo que
acerca desto dispone el sancto Concilio Tridentina, ordenamos y mandamos a todos
los curas de las parrochias de nuestro Arçobispado, cada uno en su semana, enseñen
la doctrina cristiana a sus parrochianos todos los domingos y fiestas de guardar3,
declarándola como cada uno mejor supiere, de manera que lo que no se pudiere

3 En la edición de 1587 se añadía: “al offertorio de la missa mayor”.


168 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

decir ni declarar en un domingo o fiesta se declare en el otro siguiente, so pena de


quatro reales por cada vez que se dexare de decir, aplicados la mitad para los pobres
y la otra mitad para la fábrica de la iglesia, y que no ayan parte de la ofrenda y se
acrezca a los demás servidores de las dichas parrochias.Y assí mismo mandamos que
los sacristanes desde el primer domingo del Adviento hasta la Dominica in Passione,
todos los domingos una hora después de mediodía hagan tañer la caampana cada
uno en su parrochia, para que los parrochianos se junten, y los niños, criados y
esclavos de las parrochias, y les enseñen la doctrina cristiana, so pena de dos reales
a cada sacristán por cada vez que la dexaren de decir y enseñar, aplicados para la
lumbre del sanctíssimo Sacramento, los quales se los descuenten los mayordomos
de sus iglesias.Y mandamos que nuestros visitadores les señalen salario a cada uno
a costa de la fábrica de la iglesia donde vive el sacristán por el trabajo que an de tener
en la decir, excepto si este salario se uviesse hasta agora acostumbrado de pagar otra
parte4; y a los vicarios y curas exorten5 a los dichos parrochianos vayan y embíen a
sus hijos, criados y esclavos.Y enseñarán assí mismo los dichos sacristanes la docrina
los demás domingos del año, al tiempo y hora que nuestros visitadores les señalaren.
Y porque con mayor devoción los fieles la vayan oír, otorgamos a cada uno que la
oyere quando se dixere en la iglesia después de comer, por cada vez quarenta días
de perdón.Y los curas publiquen y lean esta nuestra constitución en sus iglesias a sus
feligreses dos vezes en cada un año, quando se leyeren las cartas generales, so pena
de quatro reales para la fábrica de la iglesia por cada vez que la dexaren de leer.
[2] Ansí mismo queremos que las penas puestas a los beneficiados, ansí en
este capítulo, como en otros desta sínodo, se apliquen a la fábrica de las iglesias,
salvo si las fábricas tocassen a nuestra provisión, porque entonces se avrán de aplicar
a los pobres o lugares píos.
[3] Iten, declaramos que las cosas que se an establecido, assí en la
constitución de arriba como en todas las otras desta sínodo, en ninguna manera se
infiera prejuycio alguno a las lites pendientes en la Rota Romana, entre nos y los
beneficiados6.

Capítulo 4. De qué edad se a de saber la doctrina christiana


Todos los varones que uvieren cumplido edad de catorze años y las mugeres
de doze sepan la doctrina cristiana a lo menos la oración del Pater noster, Ave Maria,
Salve, el Credo, o los Artículos de la Fe, los diez mandamientos de la Lei de Dios y
los cinco de la iglesia. De lo qual pidan los confessores cuenta a los penitentes
quando vinieren a confessarse, antes que los oyan sus confessiones; y a los que no
la supieren no los oyan las dichas confessiones o difieran o dificulten el oírlos, como
más convenga al servicio de Dios nuestro Señor.

4 La frase “excepto si este salario se uviesse hasta agora acostumbrado de pagar otra parte”no aparecía
en la edición de 1587.
5 En esta edición se suprime “y manden”.
6 Los dos últimos párrafos de este capítulo son addendas al original de 1587.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 169

Capítulo 5. Que los curas declaren el Evangelio a sus parrochianos


[1] Todos los curas deven apacentar con palabras saludables a las ovejas quer
les están encomendadas, conforme a la capacidad dellos y dellas, enseñándoles
aquellas cosas que es necessario a todos saberlas para su salvación, y avisándolos
clara y brevemente los vicios que an de huir y virtudes que an de seguir, para que
puedan librarse de la pena eterna y alcançar la gloria celestial.
[2] Y por tanto, en cumplimiento de lo que en esto se nos manda por el dicho
sancto concilio [al margen: Trid. Se. 5. de ref. c. 2. et se. 24. de ref. c. 4.] mandamos que
los dichos curas, por sus personas, o estando ellos legítimamente impedidos por
otros que sean idóneos, teniendo nuestra licencia, a lo menos todos los domingos y
fiestas solenes, y en los días de ayuno, Quaresma y Adviento, cada día, o tres días en
cada semana [según más vieren que conviene] declaren el Evangelio a sus
parrochianos, los quales sean obligados a ir y hallarse presentes cada uno en su
parrochia para oír la palabra de dios.

Capítulo 6. De lo que los curas an de declarar al pueblo acerca de los


sacramentos y artículos de la Fe
[1] [Al margen: Trid. sessi. 24. de ref. cap. 7.] Y para que los fieles lleguen con
mayor reverencia y devoción a recebir los sanctos Sacramentos, tengan cuidado los
dichos curas de declararles su virtud y utilidad, uso y necessidad, assí al tiempo que
los administraren, como algunos domingos y fiestas que les pareciere más a
propósito. Y assí mismo les declaren los artículos de nuestra sancta Fe cathólica,
aplicando el Evangelio de aquel día, quando se pudiere hazer, a un sacramento o
artículo por la orden del Catechismo de nuestro Santo Padre el Papa Pío quinto, de
felice recordatcón, procurando assentar su doctrina en los coraçones de los oyentes,
e instruirlos en la Lei del Señor, pospuestas questiones y palabras inútiles. Y para
esto, mandamos que cada uno de los dichos curas tenga el dicho Catechismo y los
demás libros que convengan a su officio.
[2] Y nuestros visitadores vean y se informen cómo se cumple todo lo
susodicho y nos avisen y den dello relación.

Capítulo 7. Instructión para los moriscos


[1] [Al margen: Arçobispo Don Christóval de Rojas] Porque con el
levantamiento de los moriscos del reino de Granada se an repartido por el reino, y
mucha parte dellos viven en este arçobispado, a nos conviene como perlado suyo dar
orden cómo sean todos doctrinados y enseñados, y se confiessen y oigan missa, y se
tenga particular cuenta dellos, acordamos dar orden cómo mejor lo susodicho se
haga y para ello se guarde la instructión siguiente.
[2] Los curas, cada uno en su lugar o parrochia, hará un padrón de todos los
moriscos, así libres como esclavos, niños y mugeres, poniéndolos por sus nombres y
calles y casas donde biven.
170 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[3] El vicario, o cura más antiguo del lugar, para que mejor y más
cómodamente sean instruidos, señalará a los mismos moriscos una iglesia o hermita
o hospital, adonde los domingos u fiestas ocurran todos a oír missa.
[4] Iten, porque los curas particularmente no podrán assistir por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los sacramentos, a enseñar a
estos dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente el qual les dirá missa en la
dicha iglesia, y tendrá un padrón de los tales moriscos para llamarlos por sus
nombres. Y en la ciudad o villa, donde en una iglesia no cupieren, podrán nombrar
dos iglesias o dos clérigos más, conforme a la necessidad, el qual clérigo les enseñará
al tiempo del ofrecer la doctrina christiana, declarándosela y dándosela a entender,
pidiéndoles cuenta en particular a los que le pareciere della, para que mejor la
deprendan y la vayan sabiendo.
[5] Iten, para el sustento del dicho clérigo, cada morisco, hombre o muger,
dará de ofrenda y de limosna un maravedí.Y mándase al colector o al vicario o cura
del tal lugar dé a los tales clérigos las missas que tuviere necessidad para dezir, y con
gratificación de mejor pitança.
[6] Iten, a los que faltaren de venir a oír missa a la dicha iglesia, se les llevará de
pena la primera vez ocho maravedís, y la segunda medio real, y la tercera vez se le
doblen las penas. Y el vicario o cura los pueda castigar conforme a su rebeldía y
descuido; la mitad de la pena llevará el dicho cura o clérigo que les dixere la missa, y
la otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere. El qual dicho executor
assista los domingos y días de fiesta en la dicha iglesia y lo nombre el dicho vicario, y
donde no lo uviere el cura.Y tenga cuidado que los susodichos vengan a oyr missa.
[7] Y adviértese a los vicarios o curas o clérigos que tuvieren cargo de las
iglesias de los dichos moriscos no les den licencia que oigan missa en otra parte, sino
en la dicha iglesia.
[8] Iten, se advierte que en los lugares donde no uviere más que un clérigo,
vicario o cura donde uviere moriscos, que en la misma parrochia oygan missa y les
enseñe y tomen cuenta después de dicha missa de la doctrina christiana.
[9] Iten, tendrán cuidado que los dichos moriscos confiessen las quaresmas y
hará con ellos la instancia possible para que lo hagan.
[10] Iten, de los moriscos captivos tendrán también dellos padrón, y los
encarguen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oygan missa y confiessen y
sepan la doctrina christiana; y al postrero domingo del mes yrán los captivos a la tal
iglesia a dar cuenta adonde an oído missa y tomárseles a cuenta dello, y de cómo
saben la doctrina christiana. Y si uviere algún morisco, libre o esclavo, que tuviere
buenas costumbres y estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona y
embiarnos a su parecer si se le debe de administrar el sanctíssimo sacramento del
altar, porque con su parecer y relación proveeremos lo que convenga.
[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber cómo
viven, y no les consentirá que hablen la lengua arábiga, ni que la enseñen a los
niños, y procurará de que los susodichos no vivan muchos juntos, ni que hagan
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 171

juntas entre ellos, porque desta manera olvidarán su lengua y costumbre que tenían.
Y assí yrán recibiendo los preceptos de nuestra sancta Fe cathólica, y procuren de
darnos aviso de cómo se aprovechan, teniendo en todo el cuidado que conviene, que
nos ternemos cuidado de gratificarlos y dalles contento en lo que se ofreciere.

Capítulo 8
1. [Al margen: El cardenal don Rodrigo de Castro] Para que mejor se guarde lo
contenido en la constitución próxima del señor Arçobispo don Christóval de Rojas
nuestro predecessor, de buena memoria, conviene que no sólo los curas de las
iglesias donde son parrochianos los dichos moriscos, y los clérigos diputados para
que les digan missa, tengan cada uno el padrón dellos, conforme a la dichas
constitución, sino también los alguaziles executores a cuyo cargo está el hazerlos
venir a missa y penar a los que no vinieren, los quales dichos curas, clérigos
diputados y alguaziles, de dos en dos meses se junten y visiten todos los moriscos
de los padrones que tienen, para que vean los que se han muerto o ausentado y a
los que de nuevo an venido al lugar de la parrochia [porque ay muchos que vienen
de fuera y se están sin empadronar] y a todos, grandes y pequeños, los ponga cada
uno en su lista y padrón, para que desta manera tengan dellos el cuidado que les está
repartido y mandado.
2. Iten, los dichos curas tengan espacial cuidado de administrar a los dichos
moriscos los ecclesiásticos sacramentos, mayormente el del Baptismo a los niños y
el de la Penitencia a los adultos que uvieren llegado a los años de discreción,
haziéndoles que se confiessen en la Quaresma y traigan cédula de confessión, y en
cada un año sean los dichos curas obligados a traer los padrones a nuestro provisor
y darles relación de los que no uvieren confessado y cumplido con el precepto de la
iglesia, como se les manda en el título de officio Rectoris.
3. Otrosí, para que los dichos moriscos no falten de oír missa entera los
domingos y fiestas de guardar, conviene que los dichos alguaziles y executores
assistan desde el principio de la missa a las puertas de la iglesia y hospitales que les
están señalados para oírla y vean los que no vienen al tiempo que son obligados, y
les lleven las penas conforme a lo dispuesto en la dicha constitución del dichos señor
Arçobispo Don Christóval. Las cuales dichas penas paguen luego allí en la iglesia los
que uvieren faltado, para que desta manera se avergüencen y tengan cuidado de yr a
missa a tiempo y cesse la ocassión de cohechos que avía en yr los dichos alguaziles
a cobrar las penas a sus casas de los moriscos.Y quando algún morisco faltare tres o
quatro vezes se dé noticia a nuestro provisor para que lo castigue.
4. Tengan los dichos curas, clérigos, diputados y alguaziles mucho cuidado
con los moriscos que están y moran en las huertas, heredades y cortijos, para que
oyan missa y se les administren los sacramentos, porque nos an avisado que en esto
ay falta.
5. Iten, los cérigos, que los curas diputaren de aquí adelante para que digan
missa a los dichos moriscos, pudiéndose se hazer cómodamente sean de la misma
parrochia, porque de lo contrario resultan inconvenientes.
172 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

6. Iten, los dichos curas y clérigos no consientan, que los moriscos tengan ni
lean libros ni otras escripturas en lengua arábiga, ni hablen la dicha lengua en sus
casas ni fuera dellas, ni escriban en ella, ni hagan bodas, bayles, zambras, leylas,
cantos, músicas y baños, que por leyes destos reinos les son prohibidos. Y si los
dichos moriscos hizieren lo contrario, den aviso a nuestro provisor paa que los
castigue.
7. Ningún morisco se pueda mudar de una parrochia a otra sin llevar cédula
del propio cura para el otro donde se muda, para que se notifique a los clérigos
diputados y alguaziles de una y otra parrochia, y los de la parrochia de donde
salieron los quiten de sus listas, y los de en donde se mudaren los empadronen.Y si
algún morisco se passare a otra parrochia sin la dicha licencia, como dicho es, den
los dichos curas y clérigos aviso a nuestro provisor, para que lo castigue.
8. Sepan los dichos curas, los moriscos que no an recebido el sancto
sacramento de la Confirmación, y los que hallaren no lo aver recebido, procuren que
se confirmen y lleven a confirmar a sus hijos que tuvieren uso de razón, haziéndoles
que confiessen primero sus peccados y exortándolos a que ayunen y hagan otras
obras pías y se preparen, como conviene, para aver de recebir este sacramento.
9. Quando los dichos curas baptizaren a hijos de moriscos o esclavos, escriban
en los libros de baptizados los nombres de sus padres con la qualidad de que son
moriscos o esclavos, so pena de excomunión mayor cada uno, y de un ducado para
los pobres de la parrochia.

[TÍTULO 2] Titulus de constitutionibus

Capítulo 1. Que no se hagan cofradías para el exercicio de obra pía sin licencia
del ordinario
[Al margen: El Cardenal Don Rodrigo de Castro] No se hagan cofradías para
exercicio de obra pía alguna sin licencia nuestra o de nuestro provisor.Y los estatutos
que en ellas se uvieren de hazer se traigan assí mismo y presenten ante nos o
nuestro provisor, para que sean vistos y examinados, y no se use dellos sin nuestra
aprobación o suya, y de otra manera mandamos que no sean admitidas las dichas
cofradías en ninguna iglesia ni lugar pío, y los que contravinieren sean castigados
conforme a derecho.

Capítulo 2
[Al margen: El Cardenal Don Rodrigo de Castro] Otrosí, mandamos que no se
haga estatuto en las dichas cofradías, que el uviere de entrar jure los estatutos y
constituciones dellas, o otra cosa qualquiera que sea. Ni los cofrades juren lo
susodicho, y a los que uvieren jurado antes de agora les relaxamos los juramentos
que uvieren hecho.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 173

Capítulo 3. De los que an de venir a la Synodo y cómo an de ser convocados


[1] A las Synodos diocesanas, que por nos y nuestros succesores se
celebraren, an de venir y assistir el deán y cabildo desta nuestra sancta iglesia, los
abades y priores de las iglesias colegiales7 y todos los demás que de derecho y
costumbre está obligados, so las penas que se les pusieren en las cartas de edicto
convocatorio que para ello se dieren, las quales fuera desta ciudad vayan dirigidas a
los dichos abbades y priores, para que junten sus cabildos, y a los dichos vicarios,
para que junte cada uno el clero de su vicaría. Y en las iglesias no subjetas a vicaría
el cura más antiguo haga lo mismo, y juntos los dichos cabildos y clero de cada
vicaría y partido nombren las personas que deven nombrar para que vengan a la
synodo, a los quales les den poderes bastantes para el dicho efecto.Y assí mismo en
los dichos cabildos y juntas se conferirán las cosas que les parecieren dignas de
proponerse y remediarse en la synodo Y de todo se harán memoriales y se darán a
los que uvieren nombrado y diputado para venir, o nos lo embiarán algunos días
antes, si assí se les mandare.

Capítulo 4. De putación de testigos synodales


[1] [Al martgen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Conformándonos con la
disposición de los sacros cánones, emos nombrado y diputado por testigos
synodales a los infraescriptos, a los quales mandamos que, simpliciter e de plano, sin
ninguna jurisdición, inquieren con cuidado las cosas que fueren dignas de correctión
y reformación, y nos den aviso dello.Y vengan a la primera synodo que se celebrare
a dar cuenta de cómo an usado su officio, para que con madura deliberación se
provea a la necessidad y utilidad del pueblo christiano; y dentro de un mes, que se
contará dende que se acabare esta synodo, jurarán por sí o por sus procuradores, en
nuestras manos o en las de nuestro provisor, de hazer su officio bien y fielmente.
[2] Los nombres de los dichos testigos synodales son los siguientes:
En la ciudad de Sevilla, Ioan Baptista Montoya, arcediano de Niebla, y el
doctor Hurtado, canónigo de nuestra sancta iglesia, y el doctor Herrera y el
licenciado Xuárez y Ioan de Ortega y Diego Martínez de Sanlúcar. En Triana,
Francisco de Medina y Ioan Flores, beneficiados. En la vicaría de Écija, Gonçalo de
Eslaba. En la vicaría de Xerez, Gregorio de Mendizábal, canónigo de la colegial. En
la vicaría de Arcos, Alonso Gaetán Marmolejo. En la vicaría de Marchena, Ioan de
Alcalá. En la de Morón, el licenciado Ávila. En la de Sanlúcar de Barrameda, Alonso
de Monroy. En la del Puerto de Sancta María, Francisco Martín Cebada. En la de
Utrera, Pedro de Miranda. En la de Ossuna, el doctor Montero. En la de Carmona, el
licenciado Martínez de Carvajal. En la de Caçalla, Alonso Muñoz Gavilán. En la de
Cantillana, el bachiller Moya, cura. En la de Aracena, el bachiller Arilla. En la de
Gibraleón, el licenciado Ioan Rodríguez de Cartaya. En la de Niebla, Hernando
García, cura. En la de Trigueros, Antón García. En la de Puebla de Guzmán, Francisco

7 En la edición de 1587 aparecía en este lugar: “los vicarios y curas de nuestro arçobispado y vicaría de
Lepe”.
174 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Vázquez de Aldón. En la de Constantina, el bachiller Diego de Espinosa. En la de


Lepe, Lope Méndez. En la de Moguer, Francisco Martín Breva. En la de Çalamea,
Francisco Pérez. En la del Pedroso, Fernando de Toro. En la de Alanís, Bartolomé
Muñoz de los Disantos. En la de Huelva, Christóval Sánchez. En la de la Palma,
Diego Millán. En la del Arahal, Assencio Gutiérrez, cura. En la de Teba, el licenciado
Carrillo. En la de Cañete, Pedro Gonçález Segovia. En la de Zahara, Diego de
Contreras Salvatierra. En la de Villamartín, Francisco de Pruna. En la de Bornos,
Alonso Ximénez. En la de Rota, Nicolás Martín Vejarano. En la de Lebrixa, Bartolomé
García del Ojo. En la de San Lúcar la Mayor, Ioan Zambrano. En la de Aznalcáçar,
Diego García. En la de Tejada, Francisco García, cura de Escacena. En la de Alcalá de
Guadaíra, Pedro Montañés de Angulo. En la de Almonaster, el licenciado Acosta. En
la de Cumbres, Ioan Díaz. En la de Castil de las Guardas, Álvaro Alonso. En la de
Çufre, Bartolomé Pérez. En la de Sancta Olalla, Francisco Benítez. En la de Cala,
Domingo Real.
[3] Y removemos otros qualquier testigos synodales, que en otras synodos
antes desta se ayan nombrado, o después dellas señalado en esta nuestra diócesi.

[Título 3] Títulus de rescriptis

Capítulo 1. Cómo an de cumplir los clérigos las caretas del perlado y sus juezes
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Todos los clérigos de nuestro
arçobispado cumplan nuestras cartas y mandamientos y de nuestros juezes, so las
penas en ellos contenidas, demás de que serán castigados conforme a la calidad de la
inobediencia. Otrosí, los notarios, y a falta dellos los clérigos y sacristanes que fueren
requeridos, las lean, publiquen y notifiquen como les fuere mandado, y den el traslado
de las dichas cartas y notificaciones y respuestas a ellas sin dilación, pagándoles sus
derechos conforme al aranzel, so las dichas penas y de pagar los daños y costas que
causaren a las partes. Pero no sean los dichos notarios, clérigos o sacristanes obligados
a hazer notificación o publicación fuera del lugar donde viven, salvo si en tal lugar
donde la notificación o publicación se avía de hazer, no uviere quien la haga.

Capítulo 2. Que contiene las letras apostólicas de que se a de usar hasta ser
vistas y examinadas por el ordinario
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro; Trid. Sessi. 6. de refor. cap. 2.]El
sacro Concilio Tridentino sanctasmente estatuyó que fuessen vistos por los
ordinarios primero que dellos se usasse los rescriptos y letras apostólicas de
dispensaciones temporales para residir, dé licencias y dispensaciones concedidas a
los suspensos por los mismos ordinarios de sus mismos órdenes, grados y
dignidades ecclesiásticas, o entre los dichos para ascender a los sacros órdenes, aun
por oculto crimen extrajudicialmente, o de otra qualquier manera [al margen: Triden.
14. de reform. c. 1.; Trid. Sessi. 22. de reform. c. 5.; Eadem sesssione. 22. cap. 6.]; y de otras
qualesquieras dispensaciones graciosas, conmutaciones de últimas voluntades,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 175

remissiones de delictos de que los ordinarios començaron a inquirir; remisiones de


penas que los delinquentes fueron por ellos condenados [al margen: Trid. Sessione.
13 de reform. c. 5.]. Por tanto mandamos que los que uvieren impetrado e impetraren
e tuvieren las dichas letras no usen dellas en manera alguna, sin que primero las
traigan y presenten ante nos o ante nuestros juezes, que para el dicho efecto serán
por nos especialmente diputados8 [no siendo negocio que por nos mismo se aya de
hazer] para que sean vistas y examinadas si tienen vicio de subreptión o obreptión,
y se guarde lo que el derecho y decretos del dicho sacro concilio disponen, y se
provea lo que convenga. Lo qual hagan y cumplan los susodichos, so pena de diez
ducados y dos meses de cárcel por cada vez al que lo contrario hiziere.

[Título 4] Titulus de consuetudine

Capítulo 1. Del orden que se a de guardar en tañer al Ave Maria y Vísperas


[1] [Al margen: Don Diego de Deza en su Concil. Provincial de Sevilla. Año 1512]
Porque en el tiempo de tañer al Ave Maria en nuestra iglesia metropolitana y en las
otras iglesias, assí desta ciudad como en las otras ciudades, villas y lugares de nuestro
arçobispado y provincia, a avido alguna diversidad y confusión, mandamos que en la
dicha sancta iglesia y en todas las otras ciudades, villas y lugares deste nuestro
arçobispado y provincia tañan al Ave Maria después del sol puesto, quando
començaren a escurecer, y que en tocando el campanero de la dicha sancta iglesia, o de
las otras iglesias cathedrales la campana del Ave Maria, todos los otros sacristanes de
las otras iglesias inferiores le respondan luego incontinenti.Y esta orden se tenga en las
otras ciudades, villas y lugares acudiendo a la iglesia principal. Assí mismo mandamos
que se conformen en el tañer a vísperas con la iglesia principal, so pena de doze
maravedís por cada vez que no lo hizieren para el campanero de la iglesia principal.
[2] Otrosí, mandamos [al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] que no
se tañan las campanas a las fiestas, sino desde las vísperas primeras hasta las
segundas inclusive, como se acostumbra en la dicha nuestra sancta iglesia cathedral.

Capítulo 2. Del orden que a de aver en tañer al entredicho y guardarlo


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Iten, por la diversidad y
confusión que assí mesmo a avido en las iglesias y monasterios desta ciudad y
arçobispado acerca del tañer al entredicho y guardarlo, mandamos que de aquí
adelante todas las iglesias desta dicha ciudad y todos los monasterios de todas las
órdenes [aunque sean de los mendicantes] guarden el entredicho todo el tiempo que
durare; y en el tañer a él y a ponerlo y alçarlo las dichas iglesias se conformen con
nuestra iglesia metropolitana; y que en tocando el campanero de nuestra sancta

8 La frase “que para el dicho efecto serán por nos especialmente diputados” es addenda a la edición
original.
176 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

iglesia, los sacristanes y campaneros de las otras iglesias le respondan luego


incontinenti; y en las otras ciudades, villas y lugares de nuestro arçobispado todas las
iglesias y monasterios guarden el entredicho como dicho es, y las dichas iglesias en
el tañer a él sigan a las iglesias colegiales adonde las uviere, y adonde no las uviere,
se conformen con las iglesias principales donde se suelen juntar las processiones
generales, so pena de un real a cada sacristán por cada vez que en lo susodicho
faltare para el campanero de la iglesia principal. Y para que lo susodicho mejor se
cumpla, mandamos que de aquí adelante las cartas de entredicho que nuestros
juezes dieren para las ciudades, villas y lugares de nuestro arçobispado vayan
dirigidas al vicario donde lo uviere, y no aviendo al cura más antiguo, el qual las haga
notificar a la iglesia colegial o principal, para que haga la señal y las demás la sigan,
y hagan guardar y cumplir el entredicho y executar la dicha pena.

[Título 5] Titulus de etate et qualitate ordinandorum

Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Mucha discreción y prudencia
a de aver en admitir a los que han de ser escogidos para la suerte del Señor. Y assí
se tendrá especial cuidado que en los tales a quien se uvieren de dar órdenes
ecclesiásticos concurran las qualidades neccesarias, precediendo el examen de la
persona e sufficiencia y y de todo lo demás que por derecho e decretos del concilio
tridentino se requiere.

Capítulo 2
[Al margen: Idem] No admitan nuestros examinadores al orden sacro al que
no supiere cantar canto llano y rezar el officio divino, ni admitan para orden de
presbítero al que no supiere las ceremonias de la missa. El que traxere carta,
presentes o intercessor para pedir órdenes o reverendas no sea admitido.

Capítulo 3
[Al margen: Idem] Los examinadores que se nombraren, assí para órdenes
como para todo lo demás, juren de hazer fielmente sus oficios, pospuesta qualquier
afición humana, y no reciban presentes ni dádivas algunas de los que se uvieren de
examinar, so pena de privación de sus oficios y otras penas en derechos estatuidas.

Capítulo 4
[Al margen: Idem] Nuestro secretario o notario ante quien passare las
órdenes no lleve derechos algunos por las cartas y títulos dellas, ni por las
dimissorias y reverendas, excepto si el notario no llevare salario por exercer su
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 177

officio, porque en tal caso pueda llevar la décima parte de un escudo de oro, no
siendo en parte donde se aya acostumbrado a llevar cosa alguna [al margen: Trident.
sessione. 21. de ref. c. 1].

[Título 6] Titulus de Sacra Unctione

Capítulo 1. De cómo se ha de embiar por los sanctos óleos y chrisma, y cómo


se han de llevar
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Los vicarios de nuestro
arçobispado, y en las iglesias no subjetas a vicarias el cura más antiguo, vengan cada
un año desde el día de la cena del Señor con la brevedad possible por los sanctos
óleos y chrisma, que se les darán en la sacristía desta sancta iglesia; y si no pudieren
venir por sus personas embíen clérigos de orden sacro, lo qual hagan los susodichos,
so pena de mil maravedís al que no viniere o embiare, la mitad para obras pías y la
otra mitad para los sacristanes desta nuestra sancta iglesia, los quales, so la dicha
pena, no den los dichos sanctos óleos y chrisma a los que no fueren clérigos de
orden sacro como dicho es. Y los curas de cada partido después que los dichos
vicarios y curas ovieren llevado los sanctos óleos y chrisma vayan o embíen clérigo
de orden sacro por ellos para sus iglesias, so pena de quinientos maravedís al que no
lo hiziere, aplicados para la fábrica de cada una iglesia donde se hiziere la falta. Iten,
los que los que llevaren los dichos sanctos óleos y chrisma los lleven con la
reverencia que conviene, y si dormieren o pararen en el camino en algún lugar, los
lleven a la iglesia de aquel lugar, donde estén hasta que los susodichos se ayan de yr.

Capítulo 2. De cómo se ha de renovar el oleum cathecumenorum e infirmorum


[Al margen: Idem] Tengan cuenta los curas con renovar el oleum
cathecumenorum e infirmorum y el chrisma a menudo, y siempre en menor
quantidad de la que tiene echando menos azeite que ay óleo. Y si sobrare óleo y
chrisma anejo, quando viniere el nuevo, derrámese en la pila del baptismo o
quémese allí, y adviertan que desde el Iueves de la cena en adelante no han de usar
del chrisma ni óleo casthecumenorum anejo en el baptismo ni para poner en el agua
de la pila el Sábado de Pascua de Resurrectión, so pena que serán castigados
conforme a derecho, pero a los enfermos que estuvieren en peligro de muerte antes
que se traiga el oleum infirmorum nuevo se les podrá dar la sacra unctión con el
viejo, y para este efecto se guardará hasta que venga el nuevo.

Capítulo 3
[Al margen: Idem] Iten, an de tener en cuenta los curas de administrar el
sacramento de la Extremaunctión a los enfermos que estuvieren en peligro de
muerte, y no aguarden a que lleguen a tanto extremo que les falte ya el
entendimiento. Quanto a la hedad que an de tener los que reciben este sacramento,
178 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

la regla sea que a los que se da el sanctíssimo Sacramento de la Eucaristía se dé


también este de la sacra Unctión.

Capítulo 4
[Al margen: Idem] Ase llevar y administrar este sacramento con la decencia y
reverencia que se debe. Vaya el sacerdote que lo llevare vestido con su sobrepelliz y
estola, acompañado de otros sacerdotes y ministros de la iglesia y legos que oviere.
Lleve cruz, lumbre y agua bendita, y en sus manos el vaso de oleum infirmorum,
diziendo solo o alternadamente con los clérigos y ministros, si los oviere, el psalmo
del Miserere mei.

[Título 7] Titulus de filiis praesbiterorum

Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] A nuestro pastoral officio
incumbe assí castigar la incontinencia de los clérigos como remover la memoria y
públicos testimonios della, para que Dios nuestro Señor se offenda, ni el pueblo, a
quien deven ser exemplo, se escandalize. Por ende, mandamos que ningún clérigo,
secular o regular, de nuestro arçobispado tenga ni se sirva en su casa ni se acompañe
de sus hijos o descendientes illegítimos, ni se hallen presentes a baptismos, bodas,
missa nueva o obsequias dellos, ni permitan que les ayuden a missa, so pena de que
haziendo lo contrarioserán castigados gravemente.

[Título 8] Titulus de clericis peregrinis

Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Ningún clérigo, secular o
regular, estrangero o de fuera desta diócesi, sea admitido a celebrar, administrar
sacramentos ni exercitar sus órdenes en cola alguna en nuestro arçobispado, si no
tuviere letras dimissorias de su perlado, las quales aya presentado e obtenido licencia
de nos o de nuestro provisor, y el que le admitiere y le diere recado sin preceder la
dicha licencia pague mil maravedís para obras pías. Otrosí, las licencias que se dieren
a los tales clérigos de fuera de la diócesi sean por tiempo limitado y no se proroguen
sin justas causas.

Capítulo 2
[Al margen: Idem] A ningún clérigo de nuestro arçobispado se den letras
dimissorias para yr fuera del sin que primero parezca personalmente ante nos o
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 179

nuestro provisor y nos informemos de su persona, o por qué causa se quiere


ausentar, y si a incurrido en algunas censuras, o ay otro impedimento o causa porque
no se le devan dar las dichas dimissorias. Las quales nunca negaremos, si no obstare
justa y legítima causa9.

[Título 9] Titulus de officio rectoris

Capítulo 1
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Que los curas sean examinados.]
An de ser tales los curas de las iglesias quales conviene que sean los pastores, maestros
y médicos de las almas, cuya sangre se ha de pedir de sus manos. Por ende, los que se
ovieren de proveer por curas en las iglesias de nuestro arçobispado sean hombres de
cuya loable vida y exemplo se tenga evidente testimonio. An de ser examinados por
nos o nuestros examinadores con diligencia, assí en la suficiencia que es necessaria
para administrar sacramentos, declarar el Evangelio al pueblo y enseñarle lo demás
que cumple su salud espiritual, como en las ceremonias de la missa y el canto llano.Y
para que después de proveydos no se descuyden, mandamos a nuestros visitadores
que, quando visitaren, se informen de su vida y costumbres y sufficencia, y hallando
falta nos avisen para que se provea lo que más convenga.
2. Sean diligentes en administrar los sanctos sacramentos, señaladamente el
baptismo y penitencia, y no se escusen en el tiempo de necessidad, aunque los
llamen a qualquier hora, de noche o de día, ni porque aya semanero, sino que vaya
el que fuere primero llamado.
3. En sabiendo que algún parrochiano suyo está enfermo le visiten y
amonesten que confiesse y reciba los sanctos sacramentos y haga testamento.Y esto
hagan las vezes que fuere necessario en el discurso de su enfermedad, y estén con
ellos al tiempo de su fallecimiento entre tanto que tuvieren juyzio, para ayudarlos a
bien morir, en lo qual ayan particular cuydado.
4. Quando administraren el sacramento del Baptismo, Eucaristía y Extrema
Unctión tengan a lo menos sobrepelliz, y el de la confessión administrándolo en sus
iglesias tengan sobrepelliz.
5. No subdeleguen la administración de los sacramentos, sino a quien tuviere
licencia nuestra incripsis, o de nuestro provisor, para administrarlos; y a los que
tuvieren la dicha licencia puedan subdelegar con legítimo impedimento y causa.
6. Puedan exercitar sus officios de curas, sede vacante, y absolver de los casos
reservados al perlado de que antes tenían facultad, sin que ayan para ellos nueva
comissión.

9 El último punto es addenda de Roma para la edición de 1591.


180 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

7. Aconsejen a sus feligreses que confiesen y comulguen las pascuas y fiestas


principales del año, de más de la obligación que tienen de cumplir con el precepto
de la iglesia, y los oyan de confessión, siendo requeridos sin dilación alguna en
qualquier tiempo que fuere.
8. Tengan mucho cuydado que los pobres mendicantes, que en la quaresma se
hallaren en sus parrochias, confiessen y comulguen.
9. No reconcilien a sus feligreses para comulgar estando vestidos al altar,
dando la communión, porque les podrían confessar algo de que podrían no ser
absueltos; y por esto es mejor que se esperen para después. Ni los confiesen fuera
de la iglesia, si no estuvieren enfermos.
10. No confiessen a ninguno, aunque sea sacerdote, estando en pie arrimados
al altar, sino estando de rodillas; y lo mismo hagan los demás confessores.
11. Amonesten a sus feligreses todos los domingos y fiestas de la quaresma
que se confiessen, para que comulguen en su propia parrochia desde el domingo de
Ramos hasta el de Quasimodo inclusive, como son obligados, avisándoles de las
penas que incurren los que no lo cumplen.
12. [Al margen: Padrones de la quaresma] Iten, hagan en cada un año el padrón
de sus feligreses que están obligados a confessar y comulgar, y los que no, y lo
embíarán ante nos o nuestro provisor para la dominica segunda de quaresma y
recorrerán los dichos padrones para el domingo de Quasimodo, y los que no uvieren
cumplido con el precepto de la iglesia el domingo siguiente después del de
Quasimodo, si a nuestro provisor no le pareciere prorogar y prorogare el dicho
término, los denuncien y publiquen por públicos excomulgados, assentándolos en
las tablillas, haziéndolos leer y publicar cada día de fiesta, y nos lo embiarán relación
authéntica dellos, para que se provea lo que convenga, según se les suele ordenar y
mandar en los edictos y mandamientos que cada un año se les embía.
13. Empadronen y desempadronen por sus personas y en ninguna manera
cometan lo susodicho a otra persona alguna, y a los que se ovieren mudado de otras
parrochias les pidan cédula del cura de donde se mudaron de cómo han cumplido
con los preceptos.
14. Tengan siempre el sanctíssimo Sacramento en la custodia con formas
pequeñas consagradas para comulgar con la decencia y limpieza que conviene, y lo
renueven de ocho en ocho días.
15. [Al margen: Lavar la ropa blanca] An de tener cuydado de lavar los
corporales que continuo usan cada quinze días, y los purificadores de ocho a ocho
días, los quales traten con toda limpieza los sacerdotes; y hagan al mayordomos que
al menos mude cada mes los manteles de los altares.Y quando alguna casulla, alva,
amicto, manípulo, estola o dalmáticas, o otros ornamentos estuvieren rotos,
descosidos o suzios hagan luego al mayordomo que los dé a adereçar y lavar.
16. [Al margen: Libros de baptizados, confirmados, casados y descomulgados]
Tengan un libro en que se asienten los nombres de los que baptizaren y otro de los
que se confirmaren, y los nombres de sus padres y de los padrinos y madrinas, assí
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 181

del baptismo y confirmación, como del cathechismo y exorzismo, quando se hizieren


juntamente con el baptismo, porque haziéndose juntamente con el baptismo no
dará lugar a que los padrinos sean diversos. Y ansí mismo tengan otro libro en que
asienten los matrimonios con los nombres de los que se casan y de sus padres y de
los testigos, que se hallaron presentes al tiempo que se casaron por palabras de
presente, con día, mes y año; y ansí mismo el día que los velaron. Lo qual firmen de
sus nombres, y lo mismo hagan en lo que assentaren en los demás libros.Y el dicho
libro de casados, o en otro aparte, asienten los que fallecieron y las missas y mandas
pías que dexaron, para que se tenga cuenta con el cumplimiento dello10.
17. Instruyan las parteras para que sepan baptizar en caso de necessidad, y
alguna hallaren de rudo entendimiento que les parezca no acertará a baptizar, le
manden no baptizen, y no haziéndolo avisen a nuestros juezes para que sea
castigada.
18. Todos los domingos al tiempo del offertorio declaren al pueblo las fiestas
que aquella semana ay de guardar y los ayunos que ay de obligación y las
indulgencias que se gana en ella, quando las oviere.
19. Tenga especial cuydado de que sus feligreses y sus hijos y criados,
particularmente pastores y labradores de cortijos, oyan missa entera los domingos y
fiestas de guardar en su parrochia, y a los que no oyeren missa entera corrijan, y si
perseveraren en hazer faltas, los denuncien para que sean castigados.
20.Y para que los susodichos curas tengan cuenta con esto y noticia de todos sus
feligreses y del estado y manera de vivir que cada uno tiene, an de tener un libro en que
los escrivan, poniendo cada casa por sí y los que ay en cada una de doze años arriba.
21. Procuren que confiessen y comulguen y se les administren los demás
sacramentos a los presos de las cárceles que uviere en sus parrochias.
22. Visiten los hospitales, donde se recogen a vivir los pobres, y los mesones,
bodegones y casas sospechosas, acompañándose de alguna persona honrada y de
autoridad, y no consientan que en ellas aya personas de mal vivir, y hagan que los
dichos pobres oigan missa todos los domingos y fiestas de guardar y les sea
administrados los sacramentos.
23. Hagan que los maestros de las escuelas enseñen a sus discípulos por libros
honestos y que enseñen virtud y procuren evitar los que enseñan lo contrario.Y que
las maestras que enseñan niñas a labrar las enseñen la doctrina christiana y lo
mismo hagan con los dichos maestros que enseñan a leer.
24. Dennos noticia, lo más secreto que ser pueda, de los peccados públicos
que ay en sus parrochias de quatro en quatro meses, y exortarán a los señores tengan
cuenta que sus esclavos y esclavas vivan bien, y no consientan a las esclavas estar

10 La edición de 1587 añadía al final de este número: “A de aver también otro libro en que se asienten
los descomulgados y a cuyo pedimento y quién los descomulgó y en qué día y quándo y cómo fueron
absueltos assí in totum como a reincidencia, el qual dicho libro a de ser como original de la tablilla”.
182 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

amancebadas ni offender a Dios por el provecho temporal que esperan de sus


partos; y si se hiziere lo contrario, nos darán aviso dello.
25. No dexen predicar a ningún clérigo, secular o regular, en sus iglesias, si no
tuvieren nuestra licencia.
26. Declaren el Evangelio a sus feligreses y enseñen la doctrina christiana,
según se contiene en el título de Summa Trinitate et de fide catholica, y hagan que
los sacristanes la enseñen también como allí se les manda.
27. Inquieran con diligencia la manera de vivir que tienen los que de nuevo
vienen a sus parrochias residir y si en aquel año an recebido los sacramentos y si son
casados y, si traen mugeres, pídanles certificación y testimonio de cómo son sacados
y, si uviere alguna duda, den noticia dello a nuestro provisor.
28. No consientan demandas ni questas ni publicación dellas sin licencia
nuestra o de nuestro provisor, y las demandas permitidas no las dexen andar para
las iglesias hasta después de aver consumido, so pena de un real para la fábrica de
la iglesia.
29. No salgan entre las mugeres a recebir la ofrenda ni a poner la ceniza el
primero de quaresma, sino que se pongan en lugar conveniente donde puedan venir
a offrecer y recebir la ceniza.
30. En los casamientos, assí de los estrangeros como de los demás, guarden lo
que se dispone en el título de Sponsalibus et matrimonio.
31. An de tener mucho cuydado de la limpieza y buena composición de las
iglesias, altares, ornamentos y cálizes y otras cosas tocantes al culto divino.
32. Tengan sus moradas dentro de las parrochias donde fueren curas y lo más
cerca de las iglesias que ser pudiere, para que desta manera puedan más fácilmente
occurrir las necessidades de su officio.
33. Tengan cuenta de llevar los sanctos óleos y chrisma para sus iglesias por la
orden que les manda en el título de Sacra Unctione.
34. [Al margen: Don Cristóval de Rojas y el Cardenal don Rodrigo de Castro.
Conferencias] Iten, los dichos los dichos curas y los demás clérigos que administran
sacramentos, el sábado de cada semana después de vísperas se junten en sus iglesias
y traten y confieran en casos de conciencia con mucha moderación y honestidad de
palabras, excusando porfías y dando buen exemplo, como su ábito lo requiere y lo
deven hacer ministros de nuestro Señor. Esto se haga todas las semanas, excepto los
meses de junio, julio y agosto por causa del calor, y desde la dominica in passione
hasta la de Quasimodo por las ocupaciones.Y los casos que no se resolvieren nos los
embíen, para que communicado con personas doctas les advirtamos lo que an de
hazer. Y nuestros vicarios provean cómo esto se cumpla, y lo mesmo nuestros
visitadores quando vayan a visitar, dando aviso a nuestro provisor si se cumple esta
nuestra constitución.
35. Últimamente encargamos a los dichos curas que por reverencia de nuestro
Señor Iesu Christo satisfagan en todo a la obligación de su oficio, de manera que
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 183

Dios se sirva y nuestra conciencia y la suya quede descargada, y en especial guarden


y cumplan lo que aquí se les manda, y adviertan que del cumplimiento desto se les
pedirá muy particular cuenta, mayormente quando visitaremos nos o nuestros
provisores11.

[Título 10] Titulus de officio sacristae

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Los sacristanes sean clérigos,
pudiéndose assí hazer] Porque las iglesias sean bien servidas y los legosa no traten las
cosas sagradas, mandamos que los sacristanes que de aquí adelante se nombraren
para las iglesias de nuestro arçobispado no sean legos sino clérigos solteros de
qualquier órdenes, y a falta dellos clérigos conjugados, no bígamos, de buena vida,
idóneos y sufficientes para el dicho ministerio, y que traygan ábito y tonsura clerical,
excepto si no se hallren clérigos solteros ni conjugados, porque entonces se podrán
admitir legos solteros y a falta dellos casados.
2. [Al margen: Edad de los sacristanes y lo que an de hazer] Iten, los dichos
sacristanes sean de edad de más de veinte años, sepan bien leer y escrivir y cantar
canto llano, den fianças bastantes al mayordomo de la iglesia donde cada uno uviere
de servir, enseñen la doctrina christiana, según se les manda en el título de Summa
Trinitate et fide catholica. Enseñen a cantar y ayudar a missa a los niños de coro,
tengan especial cuydado del asseo y limpieza de las iglesias,imágenes, retablos,
altaes, ornamentos y vestiduras dellas, y de que los retraídos estén con el
recogimiento y decencia que conviene, y que ni ellos ni otras personas en las dichas
iglesias jueguen, riñan, juren o digan o hagan cosas indignas de la religión de los
tales lugares.
3. [Al margen: El ábito que an de traer] Los que fueren clérigos sirvan en las
iglesias con loba y sobrepelliz y los que no lo fueren con loba, sotana u otro ábito
decente. Quando fueren a las processiones lleven la cruz levantada y acompáñela al
menos un cura o servidor de beneficio.
4. [Al margen: No se ausenten sin licencia y de quien la an de aver] Sean
humildes y obedientes a sus curas y beneficiados, residan continuamente en sus
iglesias, no se ausentando ni por un día dellas sin licencia del beneficiado más
antiguo, ni de seis arriba sin licencia del vicario, o visitador o provisor; y el vicario no
la pueda dar por más de quinze días. Y quando se ausentare el sacristán, dexe otro
idóneo en su lugar a satisfacción de quien le diere la licencia para ausentarse, so
pena de un ducado y de que será multado por rata; y no puedan poner substitutos
estando presentes, sino por enfermedad.

11 En el ejemplar de 1587 que se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, en el que su


propietario realizó a mano las correcciones recogidas en la edición de 1591, añade el amanuense un
nuevo número, de su propia cosecha, que como curiosidad se transcribe: “36. Para que los rectores y
curas cumplan lo que aquí se les encarga cuydarán los prelados de que tengan congrua sustentación
conforme a la dignidad y oficio y al trabajo que en él an de poner”.
184 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

5. Si uviere dos sacristanes en una iglesia, assistirán entrambos todas las


mañanas, y no puedan servir a semana, sino en las tardes no habiendo vísperas
dobles y en los sábados y domingos, porque entonces an de servir juntos.
6. Duerman los dichos sacristanes en las iglesias con toda honestidad y
cierren las puertas en anocheciendo y no salgan dellas de noche, so pena que por el
mismo caso sean presos y castigados a arbitrio de nuestros juezes.
7. Tañan cada noche en sus iglesias por las ánimas de purgatorio, y los vicarios
y curas ternan cuenta de que esto se haga assí.

[Título 11] Titulus de feriis et observatione iejuniorum

Capítulo 1
[1] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] En los días de fiesta
particularmente dedicados al culto y servicio de Dios nuestro Señor y honor y gloria
de sus sanctos, estableció la sancta madre iglesia [al margen: Las fiestas de guardar]
se cessasse de las obras illícitas y serviles, para que los fieles más de propósito se
occupen de sanctificarlos con el exercicio de los sacrificios y obras espirituales.Y para
que ninguna persona ignore las dichas fiestas que está obligado a guardar y
sanctificar, las mandamos poner en esta constitución juntamente con los días de
ayuno de obligación, que son los siguientes:
[2] Todos los domingos del año, la Natividad de nuestro Señor Iesu Christo, con
las fiestas de san Estevan y san Ioan Evangelista. Tiene la Navidad vigilia de ayuno, la
Pascua de Resurrectión con dos días siguientes, la Ascensión de Señor, la Pascua de
Pentecostés con dos días siguientes tiene vigilia de ayuno, la fiesta del Corpus Christi.
Enero
1. La Circuncisión.
6. La Epiphanía.
20. San Sebastián.
Febrero.
2. La Purificación de nuestra Señora.
24. San Mathías, apóstol, tiene vigilia de ayuno.
Março.
25. La Anunciación de nuestra Señora, tiene vigilia de ayuno.
Abril.
4. [Al margen: Que se guarde la fiesta de san Isidro] Y porque tenemos particular
obligación de honrar y venerar al glorioso doctor san Isidro, nuestro patrón,
arçobispo de Sevilla, gloria de las Españas y lumbre de la Iglesia Cathólica,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 185

mandamos se guarde su día que cae a quatro de abril en cada un año como los
demás días y fiestas contenidas en este catálogo.
25. San Marcos Evangelista.
Mayo.
1. San Phelipe y Santiago.
13. La Invención de la Cruz.
Iunio.
11. San Bernardo, apóstol.
24. San Iuan Baptista, tiene vigilia de ayuno.
29. San Pedro y san Pablo, vigilia de ayuno.
Iulio.
18. Sancta Iusta y Rufina, guárdese solamente en esta ciudad de Sevilla
y sus arrabales.
22. Sancta María Magdalena.
25. Sanctiago, apóstol, vigilia de ayuno.
Agosto.
6. La Transfiguración del Señor.
10. San Lorenço, vigilia de ayuno.
15. La Assumpción de nuestra Señora, vigilia de ayuno.
24. San Bartolomé, apóstol, vigilia de ayuno.
Septiembre.
8. Natividad de nuestra Señora.
21. San Matheo, apóstol, vigilia de ayuno.
29. San Miguel.
Octubre.
18. San Lucas Evangelista.
28. San Simón y Iudas, apóstoles, vigilia de ayuno.
Noviembre.
1. La fiesta de Todos los Sanctos, vigilia de ayuno.
30. San Andrés, apóstol, vigilia de ayuno.
Diciembre.
8. La Concepción de nuestra Señora.
21. Sancto Thomás, apóstol, vigilia de ayuno.
186 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Y demás de las dichas vigilias se an de ayunar la Quaresma y quatro témporas


del año.

Capítulo 2.
[Al margen: Idem. Concede quarenta días de perdón a los que guardaren las fiestas
que por estas constituciones se quitan, y a los que ayunaren las vigilias de nuestra Señora
que no son precepto de ayunar] Por la muchas querellas que se nos an dado diziendo
que por ser esta ciudad y diócesi populosa y aver en ella tantos que se sustentan de
sus tratos y officios y trabajo de sus manos, an recebido y reciben notable detrimento
de la guarda y observancia de tanto número de fiestas como hasta aquí se avían
introduzido, de las quales algunas no están en las constituciones antiguas deste
arçobispado, ni su introductión tenía la utoridad que era necessaria, de que resultaba
confusión y se engendraban escrúpulos en los coraçones de los fieles. Por ende, fue
necessario innovar las dichas constituciones antiguas, quitando las fiestas que
después dellas se avían introduzido y mandando guardar las contenidas en el
cathálogo arriba inserto. Pero no por esso es nuestra intención de impedir la
devoción de los que quisieren guardar las dichas fiestas, antes, desseando
favorecerlas con gracias spirituales, concedemos a los que las guardaren quarenta
días de perdón y los mesmos quarenta días de perdón ganen los que ayunaren las
vigilias de las fiestas de nuestra Señora que no son de precepto.

Capítulo 3
[Al margen: Rogaciones y los manjares que se permiten estos días] Desseando
quietar las conciencias de los fieles y evitar la diversidad y confusión que a avido
hasta agora en nuestro arçobispado cerca de la abstinencia de los tres días de las
rogaciones antes de la Ascensión del Señor, mandamos que de aquí adelante el
lunes de las dichas rogaciones no se pueda comer, ni coma, carne, sino los manjares
que son permitidos en los días de sábado, y el martes se pueda comer carne y el
miércoles no se coman sino los manjares que es lícito comerse en los días de viernes.
Y no por esto se impide la devoción de los que quisieren guardar mayor abstinencia,
antes los exortamos a ella en el Señor.

Capítulo 4. [Al margen: Idem. Que los curas tengan cuydado de notificar los
ayunos y días de fiestas a sus parrochianos y de que oygan missa los
dichos días en sus parrochias]
Otrosí, porque el pueblo sepa los días que tiene obligación de guardar y
ayunar, mandamos a los curas se los notifiquen los domingos antes que caygan, al
tiempo del offertorio, amonestándoles observen los ayunos y guarden las fiestas con
toda devoción y se aparten particularmente en aquellos días de offender a Dios y se
occupen en oraciones y obras virtuosas y vayan a sus parrochias a oyr missa mayor
y los otros divinos officios, teniendo en esto particular cuydado que las biudas ni
donzellas so color de honestidad y recogimiento no dexen de oyr missa los dichos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 187

días de fiesta y cumplir con el precepto de la iglesia ; y assí mismo con los pastores
y labradores de cortijos, criados, esclavos e hijos de familias, y que sus amos, señores
y padres los embíen a oyrla como se les manda en el título de Officio Rectoris.

Capítulo 5. Del cuydado que se a de tener de la guarda de las fiestas


[Al margen: Idem. Pius V. Constitutione.6.] Iten, conformándonos con el motu
proprio de nuestro muy sancto padre el Papa Pío quinto, de felice recordación y la
disposición del derecho, mandamos que ninguna persona de qualquier estado o
condición que sea quebrante las fiestas de guardar. Y nuestro provisor y alguazil
mayor tengan cuenta de la guarda y observación de las dichas fiestas, y lo mismo
harán fuera desta ciudad los vicarios y los curas más antiguos donde no uviere
vicarios. Y creciendo la contumacia de los que quebrantan las fiestas se dé aviso a
nuestro provisor para que los castigue conforme a derecho.
LIBER SECUNDUS

[Título 1] Titulus de iudicis et officio ordinarii et vicarii

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Nuestro provisor y juez de la


iglesia guarden la división de causas que se les a ordenado y ellos y los demás nuestros
juezes cumplan las cosas contenidas en las cartas de provisiones que les dan.
2. Hagan juramento en nuestras manos de usar bien y rectamente sus officios
procurando el servicio de Dios nuestro Señor y el bien común de nuestro
arçobispado y haziendo justicia a las partes y de defender la jurisdición eclesiástica
y la inmunidad de las iglesias y sus ministros.
3. No ayan por ratificados los testigos en las causas en que entendieren a de
aver pena corporal, destierro o penitencia pública, aunque las partes lo pidan y
consientan.
4. [Al margen: No se lleven costas antes de la condenación en los negocios fiscales]
Tengan cuydado que los notarios no otros officiales de sus audiencias no lleven a los
reos derechos algunos de las escripturas y autos fiscales que se presentaren e
hizieren por parte del fiscal, sino es aviendo condenación de costas, y esto después
de la sentencia y no antes, conforme a los que se tassare. Y no aviendo la tal
condenación, no los cobren porque por razón de sus officios son obligados a esto. So
pena que el notario o official lo pague con otro tanto, y lo mismo el juez aviéndosele
pedido.
5. [Al margen: De las causas de los pobres] No permitan que lleven derechos sus
officiales a los que constare ser pobres y tengan cuydado que el letrado y procurador
de pobres sigan y defiendan sus causas fiel y diligentemente. Y lo mismo el letrado
y procurador de fábricas los pleytos dellas, y generalmente que todos sus officiales
hagan sus officios como deven, avisándonos de las cosas que tuvieren necessidad de
remdio nuestro.
6. [Al margen: No se reciba de los litigantes] No recivan de los que litigan ante
ellos ni de los officiales de us audiencias dádivas ni presentes, aunque sean cosas de
comer ni empréstitos de dineros ni otras cosas algunas, ni los den por fiadores en
sus contratos, ni se sirva dellos sin les pagar sus trabajos, so pena que lo que en
qualquiera manera destas recibieren lo buelban con otro tanto.
7. Otrosí, los demás officiales de nuestras audiencias no reciban dádivas,
presentes ni cohechos, aunque sean cosas de comer y dadas de voluntad de los
pleyteantes ni de los que se espera provablemente que tractan pleyto, ni se sirvan
dellos ni traten con ellos en comprar y vender, so pena de lo pagar con el doblo.
190 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

8. [Al margen: Don Diego de Deça] No lleven los dichos nuestros juezes
assessorías directe ni indirecte por el ver de los procesos ni por determinarlos,
sino que los determinen sin exación alguna breve y derechamente, so pena que
allende las penas del derecho buelvan con el doblo a las partes lo que les
llevaren.
9. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] No permitan se escriva ni
haga processo en las causas civiles de dos ducados abaxo, sino que las determinen
breve y sumariamente, sabida la verdad, sin otro orden de juyzio.
10. [Al margen: Prohíbe las comissiones generales] No se den comisiones
generales a los notarios y recetores, ni permitan se haga más de un processo contra
muchos reos de un mismo crimen, en quanto cómodamente pudiere hazer. Y las
costas del tal processo no se cobren de qualquiera de los reos in solidum, sino de
cada uno por tasa.
11. [Al margen: Visita de cárcel] Visiten los dichos nuestros provisor y Iuez de
la iglesia la cárcel el sábado de cada semana y a la visita assistan los notarios con los
processos de los presos y los procuradores dellos y nuestro alguazil mayor y fiscal y
a cada uno destos officiales que faltare los dichos provisor y juez los penen en dos
reales para los pobres de la cárcel. Y demás de la visita particular de cada preso, se
informen generalmente si los presos están con el recogimiento y honestidad que
conviene y si el alcayde de la cárcel los maltrata o los suelta o da licencia para salir
sin mandado de los dichos juezes. Y si alguno los quisiere informar en público o
secreto de su negocio, lo oyan.
12. [Al margen: Otras audiencias] Hagan audiencia los dichos provisor y juez
cada día que no sea feriado en invierno de diez a onze y en verano de nueva a diez.
Y esta ora diputada para el dicho efecto la gasten en despachar peticiones y
expedientes.
13. No sentencien pleyto alguno sin que estén los autos llenos y los poderes
en el processo y los notarios a quien faltaren paguen el daño que desto se causare a
las partes.
14. [Al margen: Obras de las fábricas] No dé a hazer nuestro provisor obras de
las fábricas sino andando en pregón por baxas y dando traças, condiciones y
modelos, si otra cosa no le pareciere más conveniente a la utilidad de las iglesias y
sus fábricas, conforme a las obras y a los officiales que se offrecieren, de lo cual dará
cuenta y consultará.
15. [Al margen: Libro de sacrilegios] Nuestro juez de la iglesia tenga libro
donde se escrivan los sacrilegios que se cometieren en nuestro arçobispado, para que
se pueda hazer cargo y descargo por el recetor de penas de cámara; y en el dicho
libro se assienten todas las denunciaciones, luego que el juez de el primer
mandamiento, poniendo con día, mes y año el nombre y lugar del denunciado y
notario ante quien passa, y no se lleven los dichos sacrilegios sin que preceda
sentencia del dicho nuestro juez; y si merecieren más pena los delinquentes, se les
imponga.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 191

16. [Al margen: Libro de condenaciones] Tengan los dichos nuestros juezes un
libro de cada uno donde estén puestas por abecedario las condenaciones de los
processos y causas fiscales y los assienten en él y assí mismo tenga cada uno dellos
otro libro de denunciaciones.Y los fiscales les den cuenta el sábado de cada semana
de todas las que tuvieren hecho y del estado dellas, para que no quede ninguna por
sentenciar, so pena de un ducado al fiscal que lo hiziere por cada vez y lo mesmo
haga el fiscal de testamentos, so la dicha pena.
17. [Al margen: Que se guarde el aranzel] Nuestros juezes, notarios y más
officiales guarden el aranzel que por nuestro mandado se a hecho, so las penas en
él contenidad. Y porque todos sepan lo que an de guardar y ninguno pretenda
ignorancia, mandamos se el dicho aranzel puesto en las tablas en los dichos nuestros
tribunales en parte donde todos lo puedan ver y leer; y cada uno de nuestros juezes,
assí desta ciudad como de todo nuestro arçobispado, tengan puiesto eldicho aranzel,
so pena de excomunión y de dos ducados al que no lo tuviere.
18. [Al margen: Ninguno tenga dos officios] Ningún official tenga ni use dos
officios en nuestros tribunales, so pena de privación de entrambos officios y de que
sea castigado por todo rigor ultra de la dicha privación.
19. [Al margen: No metan armas en las audiencias] Ningún official meta armas
offensivas ni defensivas en las audiencias y tribunales eclesiásticos estando nuestro
juezes haziendo audiencia, so pena de perdimiento de las dichas armas, las quales
se repartan en tres partes, la una para nuestro alguazil mayor, la otra para los pobres,
la otra par el denunciador.
20. [Al margen: Memoriales de delictos] Quando los recetores de nuestras
audiencias traxeren memoriales de delictos y peccados públicos, pongan también
en los dichos memoriales los testigos, que podrán testificar acerca dello, en ellos
contenido y los firmen y entreguen a nuestros juezes, para que los vean y prevean
justicia; y si no se provare lo contenido en los dichos memoriales, paguen los
dichos recetores las costas al que fuere a hazer la información. Y los demás que
vinieren a dar noticia de los tales delictos y peccados consideren y miren los dichos
juezes con prudencia la calidad de sus personas y otras circunstancias de que se
pueda colegir el ánimo y zelo con que vienen, para que desta manera ni los
delictos queden sin castigo ni se dé lugar a calumnias. Y los denunciadores, que
pareciere aver denunciado calumniosamente, sean punidos y castigados conforme
a derecho. Y por evitar las dichas calumnias, se obliguen los que tuvieren de
denunciar ante todas cosas de pagar las costas y calumnia, si pareciere aver
denunciado maliciosamente, como dicho es, y de otra manera no les sean
admitidas sus denunciaciones.
21. [Al margen: Los officiales tengan títulos] Y por quanto muchos notarios y
otros officiales de nuestras audiencias exercitan sus officios en ellas sin tener título
nuestro, mandamos se den títulos en forma a los dichos officiales que no los tuvieren
y los que agora son, y fueren de aquí adelante, no sean permitidos usar los dichos
officios sin los dichos títulos, los quales presenten ante el juez con quien los uvieren
de usar y hagan juramento de bien y fielmente hazer sus officios.
192 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

22. [Al margen: De los que juraren en las audiencias] Y por la particular
obligación que ay de que en las dichas nuestras audiencias y tribunales se eviten
los juramentos illícitos, mandamos que qualquiera de los dichos nuestros officiales
que en los dichos tribunales jurare el nombre de Dios en vano pague de pena ocho
maravedís para los pobres de la cárcel. Y nuestros juezes señalen una persona que
tenga cuenta de juzgar y cobrar las dichas penas y que tengan un libro y memoria
dellas.
23. Tengan ansí mismo cuenta nuestros juezes de refrenar y castigar con
rigor las palabras injuriosas, riñas y pendencias, que oviere entre sus officiales, y
que en sus tribunales se libren, hagan y despachen los negocios con rectitud,
fidelidad y diligencia, con quietud y silencio, que es parte de la justicia, sin que aya
muchas bozes y ruydo, castigando a los que en esto erraren notablemente.

[Título 2] Titulus de officio delegati

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Triden. Sess. 25. de ref. cap.
10. Iuezes synodales] Satisfaziendo a la obligación que tenemos, conforme al sacro
concilio tridentino de señalar personas en los concilios provinciales y synodales,
que tengan las calidades que el derecho requiere a quien la Sede apostólica cometa
las causas ecclesiásticas y espirituales y que pertenecen al fuero ecclesiástico, que
se debe delegar en estas partes.Y confiando de la rectitud y prudencia de nuestros
muy amados hermanos, don Antonio Pimentel Chantre desta nuestra sancta
iglesia, don Ioan de Noboa Villamarín, tesorero; don Diego de Castilla, arcediano
de Écija; don Balthasar de Astudillo, arcediano de Xerez, don Pedro Vélez de
Guevara, prior de las hermitas; el licenciado Ioan Rodríguez, canónigo
penitenciario; el doctor Alonso de Hojeda, canónigo; y el prior de Santiago de la
Espada y el abbad de Sancto Domingo de Silos de la orden de San Benito. En esta
presente synodo los señalamos a ellos y a cada uno dellos en nuestro arçobispado
para el dicho efecto. Y mandamos se embíe testimonio dello a Su Sanctidad y la
Reverendíssimo señor Nuncio Apostólico que reside en estos reynos.Y removemos
otros qualesquier juezes que en otros synodos antes desta se an nombrado o
después dellas señalado y subrogado.
2. [Al margen: Derechos de los juezes y ministros synodales]Y porque los juezes
para el dicho effecto se suelen nombrar en este arçobispado llevan derechos
demasiados de los autos que ante ellos passan de las tales causas, permitimos que
los dichos juezes puedan llevar quatro reales de la primera presentación del breve
de su comissión y en lo demás se conformen con nuestro aranzel, que para
nuestros juezes de nuestras audiencias se a ordenado, haziendo ass´mismo que los
procuradores, notarios y otros officiales en las dichas causas apostólicas no
excedan del, y los unos ni los otros no lleven más derechos de los que por el dicho
aranzel se les señalan, so las penas en él contenidas.
3. [Al margen: Preséntense las peticiones ante el juez] No admitan los dichos
juezes synodales peticiones ni escripturas que les traiga el notario de la causa,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 193

aunque hágase el tal notario de que las presentó ante el procurador de la parte,
sino que el procurador venga y parezca personalmente a presentarlas ante el juez
y a assistir a las audiencias y pedir y defender con diligencia el derecho de su parte.
4. Provean los dichos juezes las peticiones y ordenen los autos por sí o por
sus assesores y en ninguna manera lo cometan a los notarios.

[Título 3] Titulus de procuratori fiscali

1. [Al margen: El Cardebal don Rodrigo de Castro] Los que uvieren de ser fiscal
de nuestras audiencias sean hombres de buena vida y fama, letrados graduados en
cánones o en leyes, expertos y prácticos en el estilo de las audiencias.
2. [Al margen: Iure el fiscal] Iuren quando fueren recebidos en manos de
nuestro secretario que usarán su officio bien y fielmente mirando al servicio de Dios
nuestro Señor y provecho de las ánimas, y nos guardarán fidelidad y defenderán la
libertad y inmunidad de las iglesias y sus bienes y ministros.
3. [Al margen: Peccados públicos] Anse de informar de los curas de las
parrochias, y por todas las vías que pudieren con prudencia y diligencia, de los que
estuvieren en peccados públicos, usureros, logreros, casados dos vezes, apartados del
matrimonio sin el juizio de la iglesia, jugadores, tablajeros, blasfemos, renegadores,
descomulgados, sacrílegos y otros delinquentes y delictos y negocios que pueden
conocer nuestros juezes12, y serán muy solícitos en denunciarlos y seguir sus causas,
de manera que no aya remissión alguna ni dilaciones maliciosas. Y para esto darán
cuenta el sábado a cada uno por cada vez que faltare, aplicado para gastos de justicia.
Y lo mismo haga el fiscal de testamento, como se les manda en el título de judiciis et
officio ordinarii.
4. [Al margen: Los que reinciden] Tengan especial cuenta con denunciar y hazer
instancia que los que los que reinciden sean castigados, y quando se apelare en
negocios fiscales procuren que se sigan y fenezcan, dándonos aviso de lo que para
este effecto sea necessario proveer, porque los delictos no queden sin castigo.
5. [Al margen: Assistan a las audiencias] Assistan a todas las audiencias
públicas, so pena de cien maravedís a cada uno por la que faltare Y para usentarse
an de aver licencia de nuestros juezes. Y no dexen subtituto sin approbación suya,
empero en los negocios que se ovieren de hazer fuera desta ciudad podrán
substituyr otros en su lugar.
6. [Al margen: Denunciaciones de casadas] Las denunciaciones de clérigos
amancebados con mugeres casadas las hagan ante notario y con mucho secreto,
de manera que no venga a noticia de los maridos, haziendo denunciación de solo
el adúltero, callando el nombre de la adúltera y en la información de fe el notario

12 En el texto de 1587 se incluía: “y hazer memoria dellos en un libro que para esto ternan”.
194 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

que se declaró de palabra quién era, si no fuere en caso que el marido lo sabe y
consiente el delicto, y entonces acúsenlos a todos y procuren con cuydado se
castiguen.
7. No pidan ni recivan en manera alguna derechos de los reos hasta que aya
avido condenación según se les manda en el título de Iudiciis et officio ordinarii.

[Título 4] Titulus de notariis et fide instrumentorum

1. [Al margen:El Cardenal don Rodrigo de Castro. Officiales de los notarios


mayores del Consistorio] Mandamos que cada uno de los notarios mayores del
consistorio no tengan más de cinco officiales con el del caxón y un escriviente en su
officio, y todos los demás sean expelidos y no se admitan otros de nuevo sin nuestra
licencia o de nuestro juez de la iglesia, precediendo apara ello examen de la persona
y suficiencia y no haziendo bien su officio den los dichos nuestros notarios mayores
noticia dello a nuestro juez de la iglesia, para que provea lo que más convenga.
2. [Al margen: Officiales del provisor] En la audiencia de nuestro provisor aya
siempre dos notarios mayores y un notario de fábricas, ocho receptores13, y no se
acreciente el número destos officiales sin nuestra licencia o mandado o del dicho
nuestro provisor.
3. No despachen nuestros juezes negocio alguno, sino con los dichos notarios
mayores o con sus officiales mayores, estando ellos impedidos, porque assí conviene
a la administaración de la justicia y buen govierno de nuestros tribunales.
4. [Al margen: Residencia de los notarios mayores en sus oficios] Nuestros juezes
compelan a los notarios mayores a que residan en sus oficios.Y no assistiendo el uno
dellos, el otro notario mayor firme y lleve los derechos y no se los pueda bolver, so
pena de excomunión y de los pagar doblados, sino fuere estando enfermo o ausente
desta ciudad por nuestro mandado o con licencia; y si las ausencias fueren tantas
que hagan notable falta, los dichos juezes provean lo que convenga.
5. [Al margen: Qué despachos han de tener los notarios impressos] Los notarios
mayores tengan los despachos ordinarios impressos. Es a saber, cartas generales,
títulos de curas, licencias para celebrar, predicar y confessar, mandamientos de citar,
editos e interrogatorios para ordenantes, mandatos y editos generales de la
quaresma; y si no los teniendo de molde los dieren escriptos de mano, no lleven más
derechos de los que avían de llevar por los de molde.
6. [Al margen: Assienten los derechos] Los derechos que llevaren los notarios,
assí de las causas civiles como criminales y matrimoniales, assienten en el processo
en tres partes: la una quando se reciebire a prueva, la otra quando se hiziere
publicación, la otra quando se sentenciare el pleyto en definitiva, so pena de que

13 En el texto de 1587 se añadía: “y quatro procuradores”.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 195

paguen los derechos que de otra manera llevaren con el quatro tanto. Y el juez,
quando recibiere el pleyto a prueva y se hiziere publicación y quando diere
sentencia, tasse los dichos derechos de los notarios y ponga la tasación firmada de
su nombre en el processo, para que las partes sepan y entiendan lo que deven de los
dichos derechos, so pena que el juez por cada vez que dexare de hazer y cumplir lo
susodicho incurra en pena de mil maravedís para gastos de justicia, y a ellos y a los
notarios se les haga cargo desto en las residencias que se les tomare.
7. [Al margen: No cobren condenaciones] No cobren ni reciban los notarios
maravedís de condenación alguna, sino que las partes o sus procuradores entreguen
las condenaciones al receptor de penas de cámara y no sean despachados hasta que
conste aver pagado por carta de pago firmada del dicho receptor.
8. No dexen hojas blancas en los processos y, quando alguna uviere, esté
rayada con dos rayas e puesto en ella, en blanco, porque de no hazerse assí pueden
resultar falsedades.
914 [10]. No hagan nuestros juezes depósito en los notarios ni permitan que
tomen ni se les dé poder para cobrar, aunque sea de las fábricas de las iglesias.
10 [11]. [Al margen: Archivo de los processos] Los archivos de los processos
estén en buena custodia y guarda y debaxo de llave, la qual en cada uno de nuestros
tribunales tenga el notario más antiguo y no la fíe de nadie sino fuere persona de
mucha confiança, ni dexen los notarios que tuvieren las dichas llaves llegar a los
dichos archivos procuradores, solicitadores ni partes. Y quando se offreciere
necessidad de buscar papeles, lo hagan los dichos notarios o officiales.
11 [12]. [Al margen: Los receptores assistan] Los receptores que están
señalados, estando en esta ciudad, assistan a las audiencias y señalen los nuestros
juezes banco donde se ayan de sentar y tengan particular cuydado se guarde lo
susodicho, y que los dichos receptores hagan sus oficios como deven, por ser esto
muy importante y de que pende la justicia y honor de las partes.
12 [13]. El receptor que hiziere la summaria información haga la plenaria,
tachas y abonos por el fiscal y partes, si a nuestros juezes no les pareciere otra cosa
más conveniente.
13 [14]. [Al margen: Informaciones por repartimiento] Los notarios mayores o
receptores a quien se dieren las denunciaciones las firmen en el libro del repartimiento,
y las informaciones que se hizieren en esta ciudad y fuera della sean con repartimiento,
y los dichos receptores no entreguen la probanças a los notarios mayores, sino que las
lleven ellos mismos a nuestros juezes, para que ellos las den al fiscal.

14 Se suprime el número 9 de la edición de 1587, por lo que varía la enumeración respecto a la edición
de 1591. Se ha conservado la enumeración original entre paréntesis para la localización de los
términos del índice, en el que se incluye el texto suprimido que es el siguiente: “9. No intimen ni den
fe ni testimonio de notificación de escripturas de latín o de otras lenguas que no entienden.Y el que
contraviniere sea suspendido de officio por seys meses y pague dos mil maravedís para obras pías”.
196 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

14 [15]. [Al margen: Informaciones contra muchos] Quando el receptor llevare


commisión para hazer información contra muchas personas, ora sean cómplices de
un mismo delicto, ora sean negocios diversos, tássenle nuestros juezes lo que a de
aver pro rata de cada uno, repartiendo rspectivamente entre todos la occupación de
yda y buelta, de manera que no la cobre de cada uno por entero.
15 [16]. [Al margen: Commisiones generales] No se den a los receptores y
notarios commisiones generales o no expresos los nombres de aquellos contra
quien se a de inquirir, ni hagan informaciones por su propria authoridad sin
commisión de juez competente, so pena que, haziendo lo contrario, sean castigados
gravemente.
16 [17]. [Al margen: Don Diego de Deza. Los notarios apostólicos no usen sus
oficios sin examen y aprobación del ordinario] Avemos sabido que ha venido mucha
confusión y desorden en nuestro arçobispado de la muchedumbre de los que se
dizen ser notarios apostólicos, assí por ser muchos dellos personas hábiles y no
conocidos y criados por quien no tuvo facultad, como por las muchas fraudes y
falsedades y autos clandestinos que se hazen por los tales notarios en mucho
deservicio de Dios y daño de la república. Y porque a nos pertenece proveer en
semejantes cosas, mandamos que ningún notario que se diga apostólico use ni
exerça el tal officio sin que primeramente se presente ante nos o ante nuestros
provisores con la carta de su notaría y el poder y facultad con que fue creado, porque,
siendo hábil y legítimamente proveydo, lo mademos notificar a nuestros súbditos,
para que sea por ellos avido y reputado por tal notario apostólico, y en otra manera
no tenga manera de engañar al pueblo y de usar falsamente el dicho officio. Y
mandamos que, si alguno contra esta ordenación usare de officio de notario, incurra
en pena de cinco mil maravedís y que sea por el mismo caso preso y no lo suelten
sin nuestro especial mandado.
17 [18]. Y porque el cumplimiento de lo contenido en el capítulo de arriba
mucho para la execución de lo que se nos comete por el sacro concilio tridentino [al
margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trident. se. 22. de refor. ca. 10] acerca del
examen de los notarios apostólicos, o criados por autoridad imperial o real,15 como
delegado de la sede apostólica en este caso y como mejor de derecho podemos,
mandamos se guarde el dicho capítulo y constitución como en ella se contiene.Y assí
mismo mandamos que no se dé licencia a los dichos notarios para usar los dichos
sus oficios sin ser primero examinados y aprobados por nos, y en las licencias que se
les dieren se haga fe del dicho examen y aprobación; y las que en otra manera se
dieren sean ningunas.
18 [19]. [Al margen: Notarios apostólicos lleven los derechos conforme al arancel]
Iten, por quanto los dichos notarios apostólicos llevan derechos demasiados de las
escripturas y autos que ante ellos passan en las causas apostólicas, mandamos que
los tales notarios no lleven más derechos por las escripturas y autos que ante ellos
passaren de lo que llevan los notarios de nuestras audiencias, sino que los unos y los
otros guarden nuestro aranzel, so las penas en él contenidas.

15 La frase entre las comas es una adición de la edición de 1591.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 197

19 [20]. [Al margen: Notarios apostólicos den fianças de que guardarán los
registros] Otrosí, porque muchos de los dichos notarios apostólicos no tienen
domicilio estable, antes suelen vagar de unas partes a otras y se pierden y no pueden
ser avidos sin grande dificultad los registros y protocolos que que ante ellos passan,
mandamos que den fianças en nuestro arçobispado de guardar fielmente los dichos
notarios los dichos registros y protocolos y de no sacarlos fuera de nuestra diócesi; y
muerto qualquiera dellos, nuestro juez de la iglesia recoja los dichos protocolos y los
ponga en el archivo del juzgado de la iglesia.

[Título 5] Titulus de procuratoribus

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Los procuradores, assí en


nuestros tribunales ecclesiásticos como ante los juezes synodales que se an
nombrado y nombraren para las causas apostólicas, assistan a las audiencias
pidiendo y defendiendo el derecho de sus partes con diligencia, evitando siempre
impertinencias y calumnias, a las quales no den lugar los juezes en manera alguna.
2. Presenten ellos mismos los escriptos y escripturas de las partes ante los
dichos juezes y los notarios no les tomen reciban cosa alguna que se uviere de
presentar sin que ellos vengan y parezcan personalmete a presentarla ante los
juezes, ni los juezes admitan la dicha presentación, no viniendo y pareciendo los
procuradores hazerla.
3. No presenten escripto alguno de demanda o respuesta o de bien probado
o interrogatorio, sin que venga firmado de letrado, ni se les reciba de otra manera.
4. Tengan libro de memoria donde assienten los pleytos de que fueren
procuradores y el estado en que estuviere qualquier pleyto, de manera que, quando
les fuere pedida razón de todo ello la den in continenti a sus partes.
5. En las causas apostólicas no lleven más derechos que les son permitidos
por nuestro aranzel, so las penas en él contenidas.

[Título 6] titulus de custodia reorum

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Alcayde de la cárcel reciba por
inventario las prisiones y dé fianças] El que uviere de ser alcayde de nuestra cárcel
reciba las prisiones della por inventario ante uno de los notarios mayores de la
audiencia de nuestro provisor, y quando dexare el officio, las entregue a nuestro
alguazil mayor por el mismo inventario. Y para esto, y que usara bien y
diligentemente su officio y que si algún daño o riesgo viniere en las prisiones, cárcel
o presos della por su dolo, culpa o negligencia o en alguna quantidad fuere
condenado por razón de su officio, lo pagará. De ante todas cosas, fianças llanas y
abonadas, que se obliguen con él a todo lo susodicho de mancomún a contento del
198 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

dicho nuestro alguazil mayor, a cuyo cargo principalmente está la cárcel, y jure ansí
mismo el dicho alcayde de bien y fielmente hazer su officio.
2. No sólo a de tener cuenta el dicho alcayde con la guarda de los presos, sino
también con el recogimiento, honestidad, quietud y buen tratamiento dellos y con la
limpieza de la dicha cárcel.
3. A las mugeres tenga apartadas de los hombres y encerradas, de modo que
no se comuniquen con ellos.
4. No consientan que entren mugeres con los presos a visitarlos, sino fuere
estando enfermos, de suerte que no puedan hablarlos a la rexa.
5. No tengan los presos armas offensivas ni defensivas.Y el que fuere hallado
con ellas las pierda y se repartan entre los pobres de la cárcel.
6. [Al margen:Dígase missa a los presos cada día] Tenga cuydado que a los
presos se les diga missa cada día, o a lo menos los domingos y fiestas de guardar, a
hora que todos la puedan oyr; y los llame y hagan vayan a oyrla; y que la capilla y
lugar donde se dize missa esté con la limpieza, decencia y asseo que es razón; y los
ornamentos estén limpios y a recado.
7. [Al margen: Libro de presos] Tenga un libro donde assiente los presos que
entraren en la cárcel con día, mes y año y por qué causa y a cuyo pedimento y por
cuyo mandado; y lo mismo quando se recomendare alguno que estava ya preso; y
cómo se encarga dellos, so pena de quatro reales cada vez que faltare para los presos
de la cárcel.
8. No reciba dádivas ni presentes de los presos ni les agrave las prisiones más
de lo que debe ni se las relaxe sin mandado de nuestros juezes ni sin el dicho
mandado los dexe salir de la cárcel de ninguna manera.
9. Para los días que nuestros juezes visitaren la cárcel tenga el alcayde un lugar
en lo más público y limpio della, bien adereçado, con una silla y una mesa y bancos;
y hecha una lista de los presos por mandado del provisor y otra de los presos por
mandado del juez de la iglesia, dé a cada uno la suya, para que por ella sean
llamados los dichos presos.
10. Siendo despachados los presos y mandados soltar, no sean detenidos en
la cárcel ni se les tomen prendas, ni los hagan obligar y dar fianças por los derechos
y costas de officiales, costando a nuestros juezes ser pobres y que no tienen qué
pagar.
11. Esté puesto en nuestra cárcel en parte donde de todos sea visto y leydo el
aranzel de los derechos que el alcayde a de llevar de los presos.
LIBER TERTIUS

[Título 1] Titulus de vita et honestitate clericorum

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Tridenti. sess.22. de


reformatione. cap. 1. et sess. 14. cap. 6] No ay cosa que edifique más al pueblo que la
buena vida y exemplo de aquellos que se dedicaron al ministerio divino, porque,
como los vean levantados de las cosas deste siglo a lugar más alto, los demás ponen
los ojos en ellos como en espejo, imitando lo que les veen hazer. Por lo qual conviene
mucho que los ecclesiásticos llamados a la suerte del Señor concierten su vida y
costumbres de tal manera que en el ábito, semblante, compostura y trato y en todo
lo demás no den señal de cosa que no sea grave, modesta y llena de toda religión; y
que se abstenga, aun de culpas livianas, que en ellos se juzgarían por graves, para
que sus obras merezcan ser loadas.Y porque para esto es de mucha importancia que
los clérigos traygan siempre vestiduras decentes a su orden, para que por la decencia
del ábito exterior muestren la honestidad exterior de las costumbres y den indicio de
limpio y religioso coraçón. Por tanto mandamos a todas las personas ecclesiásticas,
aunque sean exemptas, que fueren de orden sacro o tuvieren beneficio ecclesiástico,
que de aquí adelante traygan la corona abierta, como lo requiere su orden, y la barba
rayda sin punta ni boço alguno.
2. [Al margen: Ábito de los clérigos] Traygan bonetes y no sombreros, si no fuere
por causa de lluvia o sol; y los que entonces uvieren de traer sean redondos de copa
y medio palmo de falda y otro medio de alto, con cordones o toquillas llanas; y no
entren ni estén con ellos en las iglesias.
3. No traygan manteos y sotanas de otro color que negro, y las dichas sotanas
no sean tan largas que arrastren notablemente ni tan cortas que se parezca el tovillo,
y los manteos y sotanas; y los demás vestidos que traxeren, quando anduvieren fuera
de sus casas, no sean no sean de seda [al margen: Sedas]. Pero bien permitimos que
en verano por los grandes calores desta tierra puedan traer debaxo del manteo
sotanas, lobas o ropas de tafetán o de otra seda semejante, y jubones llanos de lo
mesmo que no sean picados.Y que en todo tiempo puedan traer trença o pestaña o
faja angosta de seda por de dentro en los vestidos.
4. Otrosí, no traygan lechuguilla o polaynilla en cuellos ni en mangas ni calças
acuchilladas ni botas borzeguíes ni çapatos picados ni achuchillados, ni tampoco
anillos, excepto las personas a quien por grado o dignidad les es permitido traerlos. Assí
mismo prohibimos que no puedan traer guantes adobados ni pañizuelos de narizes
labrados ni en las mulas guarniciones de seda.Y el que contraviniere lo susodicho tenga
perdido lo que traxere, aplicado la tercia parte al que denunciare y la otra tercia parte a
obras pías y la otra a gastos de justia, demás que será castigado conforme a derecho.Y
200 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mandamos a nuestros fiscales y alguaziles tengan mucha cuenta en castigar a los que
excedan en ello.Y assí en quanto a lo arriba contenido, como en lo demás que toca a la
honestidad y decencia de sus vestidos y trages, guarden los susodichos lo por nos esta
tuydo y lo que por los sacros cánones está dispuesto, so pena de que se procederá
contra ellos según derecho y disposición del sacro concilio tridentino.
5. [Al margen: Clérigos de tonsura y menores órdenes.Triden,. sess. 23. c. 6] Otrosí,
los clérigos de primera tonsura y de menores órdenes sean obligados a traer ábito
clerical y conveniente a su orden, so pena que, no lo trayendo, no gozarán del
privilegio del fuero, como el dicho sacro concilio dispone.
6. [Al margen: Que no anden rotos los clérigos] Y porque, assí como el excesso
en los vestidos es digno de castigo, assí también es cosa indecente que anden rotos
y malvestidos, por tanto, mandamos a nuestros juezes, visitadores y vicarios que a
los sacerdotes que anduvieren como dicho es los hagan recoger y no los dexen salir
hasta que de los bienes de los dichos sacerdotes, reuniéndolos, o de limosna no lo
teniendo, se les compren vestidos honestos.
7. [Al margen: Armas] Otrosí, ningún clérigo de orden sacro ni beneficiado
trayga armas offensivas ni deffensivas, excepto quando fueren camino, so pena de
tener perdidas las dichas armas y de seys días de cárcel.
8. [Al margen: De los que salen después de la queda] El que fuere hallado andar
de noche después de la campana segunda de queda sin justa causa, mayormente en
ábito deshonesto, sea preso por nuestro alguazil mayor y castigado por nuestros
juezes.Y si llevare armas o instrumentos de música, aunque sea a qualquier hora de
la noche, las pierda y los dichos instrumentos y incurra en pena de mil maravedís y
de seys días de cárcel.
9. No puedan traer luto, sino por sus ascendientes y hermanos o por señor
con quien ayan vivido o alguno que los aya dexado por herederos, por los quales lo
puedan traer por tiempo de seys meses y no más.
10. No baylen ni dançEn ni canten cantares deshonestos ni prophanos en
bodas, missas nuevas, fiestas o otros ayuntamientos; ni en ellos tañan bihuela ni
otros instrumentos para que otros canten, baylen ni dancen; ni prediquen cosas
livianas, ni salgan enmascarados ni reboçados a pie de cavallo, ni hagan
representaciones prophanas.
11. No jueguen en lugares públicos a pelota ni bola ni otros juegos que en otra
manera les fueran lícitos.Y en todo lo demás acerca de los juegos guarden lo que por
derecho está dispuesto, so las penas dél.
12. No salgan con sobrepelliz a comprar ni vender, ni a las plaças, carnicerías
ni pescaderías ni a otros lugares semejantes.
13. No soliciten ni traten pleytos agenos en los tribunales seglares ni
ecclesiásticos, sino fuere en los casos quel derecho permite.
14. No sean arrendadores ni tengan tratos de mercaderías, so pena de diez mil
maravedís a cada uno y de que serán castigados con rigor.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 201

15. [Al margen: Los ministerios y officios que se les prohiben] No acompñen
mugeres ni las lleven de la mano ni a las ancas, ni se arrodillen delante dellas ni de
ningún señor seglar, ni sirvan de officios ni ministerios baxos y viles. Pero no
prohibimos que puedan acompañar a mugeres de señores de título y de cavalleros
principales con que no las lleven de la mano ni a las ancas.Y el que excediere en algo
de lo susodicho incurra en pena de mil maravedís y sea castigado conforme a derecho.
16. No tengan mugeres sospechosas en sus casas ni traten con ellas, so pena
de que se procederá contra ellos según derecho y decretos del dicho sacro concilio.
17. [Al margen: Pius V. Constitut. 51. Que no se allen a ver correr toros]
Conformándonos con el motu proprio de nuestro muy sancto Padre el Papa Pío quinto,
de felice recordación, y para que mejor se cumpla y guarde, mandamos que ningún
clérigo de orden sacro o que tenga beneficio ecclesiástico esté presente a ver correr
toros, so pena de excomunión mayor y de trecientos maravedís y tres días de cárcel.
18. [Al margen: Don Diego de Deça. Los vicarios avisen de la vida de los clérigos]
Porque es muy conveniente a los prelados ser informados del estado de sus súbditos,
mayormente de personas ecclesiásticas, y de su vida y de los beneficios y cargos que
tienen en la iglesia, por ende, de sancto concilio aprobante, estatuymos y ordenamos
que de aquí adelante todos los vicarios de nuestro arçobispado y provincia sean
obligados a informarse de la vida y costumbres de todos los clérigos, cada uno en su
vicaría, de saber y pesquisar della, y traygan ante nos o nuestros provisores en cada
un año por el tiempo que se traxceren los padrones, la memoria y relación de los que
hallaren aver cometido algún delicto y excessos o tener vida deshonesta, para que se
provea lo que convenga a la salud de sus ánimas y a la reformación de las
costumbres. Y si el excesso fuere de tal qualidad que no sufre dilación, lo notifique
luego al prelado a costa del culpante. Lo qual mandamos que cumplan y que en ello
tengan mucha vigilancia y especial cuydado, so pena de un florín.
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] esta pena se augmenta a dos
mil maravedís aplicados para obras pías.

[Título 2] Titulus de clericis nos residentibus

Capítulo 1
Todos los beneficiados que están obligados a residir, assí por derecho y decretos
del Concilio Tridentino, como por costumbre, cumplan en todo caso su residencia.1

1 Este capítulo es inserción debidoa las correcciones ordenadas por Roma. En la edición de 1587 existía
un capítulo primero mucho más amplio que se suprimió, cuyo texto es el siguiente: “Capítulo 1. [Al
margen: Don Diego de Deça. Que todos beneficiados residan en sus beneficios y los servicios dellos se provean
a personas ábiles y suficientes con salario competente] Por experiencia avemos visto que por no residir los
beneficiados en sus beneficios, como devErían, se sigue gran dismiución en el culto divino y daño de
las ánimas, sobre lo qual el patriarcha don Alonso, nuestro predecessor, de buena memoria, proveyó
en una constitución provincial mandando que los beneficiados de nuestra diócesi y provincia
202 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 2. Que a lo menos un cura more en la collación


[Al margen: El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça] Iten, por quanto
somos informado que por ausencia o tener lexos la morada de la iglesia parrochial
donde sirven los curas, los parrochianos padecen algunas menguas y peligros de sus
ánimas por no poder aver los sacramentos en algunos tiempos de necessidad. Por
ende, proveyendo, ordenamos y mandamos que en la iglesia donde uviere más
clérigos de uno diputados a la cura, al menos uno more en la collación; y donde no
uviere salvo un cura, aquel more en la collación, so pena de suspensión del officio.
En el título de officio rectoris se añade que vivan lo más cerca de la iglesias que
pudiere. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro]

[Título 3] Titulus de praebendis

Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça. Que ningún clérigo
tenga más de un servicio de beneficio o capellanía y quándo puedan tener más] Avemos
hallado, assí en esta ciudad como en muchos lugares de stanuestra diócesi, que
muchos clérigos, assí beneficiados como capellanes, se encargan de muchos
servicios, assí de beneficios y capellanías como de capellanías diversas, a los quales
no pueden satisfazer, como según el dicho de nuestro Señor, ninguno puede servir
a dos señores. Por ende, nos, viendo assí el daño de la conciencia de los tales como
la confusión y mengua del culto divino, proveyendo, ordenamos y mandamos que
ninguno que sirviere beneficio pueda servir capellanía, siendo con él incompatible;
y ninguno que ninguno que sirva capellanía en un lugar pueda servir otra capellanía,
siendo incompatibles. Pero queremos y dispensamos que, si algún clérigo tiene en

residiessen en sus beneficios y que ninguno se pudiesse ausentar de dicho servicio sin causa justa y
con nuestra expresa licencia.Y porque la dicha constitución es sancta y endereçada al servicio de Dios
y de las iglesias y en esto ay corruptela, mandamos, sancto concilio aprobante, que de aquí adelante
se guarde la dicha constitución y, si necessario es, de nuevo la innovamos y confirmamos. La qual
queremos aya también en los capellanes perpetuos, excepto si la institución de la capellanía dixere
que pueda servir por substituto.
[Al margen: Lo mismo. El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça] Otrossí, porque los dichos
beneficiados y sus procuradores, por gozar enteramente de los fructos de sus beneficios en ausencia,
procuran para el servicio de los beneficios los capellanes que por menos salario sirvan, haziendo
algunas vezes con los tales capellanes algunas ilícitas convenciones, donde vienen que muchas vezes
los beneficios carecen de servicio y el pueblo christiano padece gran detrimento. Por ende,
establecemos y mandamos que el provisor no provea de servicio de algún beneficio a persona que no
sea ábil y sufficiente qual convenga al servicio de la iglesia y que señale a los dichos capellanes salario
competente para su sustentación, según que viere que conviene; y que provea assí mesmo cómo de
los fructos de dichos beneficios sean los dichos capellanes bien pagados, sobre lo qual les
encarganmos las conciencias.
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] La qual dicha constitución hemos mandado aquí inferir
para que venga a noticia de todos lo que los dichos nuestros predecessores, de buena memoria,
decretaron, aunque no es nuestra intención por agora innovarla ni darle más fuerça de la que hasta
agora ha tenidoy tiene.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 203

algún lugar cargo de alguna media o de tercio de capellanía, que pueda tener en otro
o otros lugares otra media, o otros dos tercios, tanto que en todo el mes no se obligue
a dezir más de veinte y cinco missas.

Capítulo 2. Que los vicarios dentro de ocho días avisen quando vacare algún
servicio
[1] [Al margen: Don Christóval de Rojas] Muchas vezes acaece vacare los
beneficios y faltar los servicios de los curas de nuestras iglesias, y los que quedan, o
por la distancia de los lugares o algunas vezes con cobdicia de ser más aprovechados
y aver más parte de las obvenciones, tienen descuido de nos avisar para que
proveamos, y por su negligencia an ocurrido a nos los concejos y personas
particulares de los pueblos donde lo tal a acaecido, algunos diziendo que an estado
muchos días sin oir missa por falta de cura. Y queriendo poner remedio en esto, de
manera que el servicio de la iglesia no se disminuya y en ella aya bastantes ministros,
y que por falta dellos los parrochianos no carezcan de los eclessiásticos sacramentos,
mandamos a nuestros vicarios que luego que acaezca vacar en en las dichas
parrochias de su vicaróía, o alguna dellas, alguno de los dichos beneficios o faltae
algún servicio de cura por muerte o ausencia o en otra manera, dento de ocho días
nos den noticia de la vacante o falta del tal beneficio o servicio, para que proveamos
otro en su lugar, lo qual assí hagan y cumplan, so pena de cada diez ducados,
aplicados para los pobres de la parrochia donde se hiziere esta falta.
[2] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Lomismo mandamos que
hagan los curas más antiguos en las iglesias no subjetasa vicaría, so las dichas penas;
y que entretanto donde uviere falta de quien administre los sacramentos puedan
nombrar persona que lo haga, que sea de los que tienen nuestra licencia o de nuestro
provisor.

[Título 4] Titulus de rebus ecclesiae non alienandis

Capítulo 1. Que en cada iglesia aya libro de possessiones


[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Aya en cada
una iglesia de nuestro arçobispado un libro auténtico, en que se assienten todas las
possessiones, heredades y tributos della y de los beneficios y capellanías,
aniversarios, fiestas y memorias que en ella uviere, por la orden y de la manera que
se contiee en la instrucctión de visitadores. Y assí mismo en nuestras casas
arçobispales se hará un libro donde se assienten las dichas possessiones, heredades
y tributos de todas las dichas iglesias, y de los beneficios, capellanías aniversarios,
fiestas y memorias que en ellas uviere. Y aviendo augmento en los bienes de las
dichas iglesias y beneficios, nos yrán enviando nuestros visitadores las razón dello,
para que sea puesto en el dicho archivo; y terna las llaves y cuentas del nuestro
mayordomo mayor de fábricas.
204 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 2. Que no se enagenen las cosas de la iglesia


[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Aunque
por los sacros cánones estrechamente está defendida la enagenación de las cosas
y bienes de las iglesias, salvo en ciertos casos y en ciertas solemnidades en derecho
expresadas, muchas personas, pospuesto el temor de Dios y las penas y censuras
en que por derecho y por la Extravagante de Paulo y nuevamente por el sacro
concilio tridentino [al margen: Extrabag. ambitiose de rebus ecclesiae no delienan. Trid.
sess. 22. cap. 11] incurren, con atrevimiento sacrílego se an atrevido y atreven a
vender, enagenar, empeñar y ocupar los vasos y ornamentos sagrados dedicados
al culto divino y otros bienes rayzes. Y para refrenar el atrevimiento de los taqles,
innovamos las penas de la dicha constitución paulina y del Santo Concilio
Tridentino2.

Capítulo 3. Que no se presten las cosas de la iglesia


[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] No se
presten los ornamentos, vestimentos, plata, joyas ni otras cosas de las iglesias, so
pena de mil maravedís para la obra de la fágrica de la tal iglesia al que lo contrario
hiziere.Y nuestros juezes no den licencia para ello, salvo si fuere de una parrochia a
otra y en un mismo pueblo.

Capítulo 4. Que en los arrendamientos no se augmenten vidas por aver


labrado
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] A los que uvieren labrado de
nuevo en las casas de las fábricas de las iglesias que tienen en arrendamiento, assí
de por vida como en otra qualquier manera, no se les acreciente vida por sólo esta
causa de aver labrado de nuevo en las dichas casas, mas puédaseles baxar del precio
del arrendamiento, aviendo labrado con licencia de nuestro provisor y no se
hallando aver excedido de la orden que les uviere dado.

Capítulo 5. De las obras de las iglesias


[Al margen: Idem] No se hagan obras en las iglesias sin licencia nuestra o de
nuestro provisor o de nuestros visitadores en la quantidad que se les permite en la

2 El último punto es una adición de 1591. Se suprime, por el contrario el final del capítulo que aparecía
en 1587:“Y porque a tanta osadía conviene ocurrir, estatuimos que qualquiera que sin nuestra licencia
y especial decreto y mandado comitiere algo de lo que dicho es, o el que recibiere o retuviere las
dichas cosas de la iglesia o alguna dellas, allende de las dichas penas y censuras contra los tales
impuestas, sean obligados, assí el que enagenare como aquel en quien fuere las cosa enagenada, a
pagar ipso facto a la iglesia el valor de la cosa enagenada con el quatro tanto. Y porque la tal
enagenación es en sí ninguna, mandamos que sea buelto y restituido sin dificultad alguna loque se
uviere enagenado con todos los edificios y mejoramientos que en ello se ayan hecho, no obstante
qualquier lapso o transcurso de tiempo”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 205

instructión que les está ordenada; ni se den las dichas obras a hazer, sino andando
en pregón por baxas y dando traças, condiciones y modelo, si otra cosa no
pareciere a nos o a nuestro provisor más conveniente a la utilidad de las iglesias y
sus fábricas, conforme a las obras y officiales que se offrecieron, de lo qual nos dará
siempre cuenta.

Capítulo 6. Del depósito que se a de hazer de los tributos de capellanías que


se redimieren
[Al margen: Idem] Los patronos ni los capellanes de las capellanías de nuestro
arçobispado no tomen ni reciban en su poder maravedís de tributos que se uvieren
de redimir de las dichas capellanías, sino que las personas que los uvieren de redimir
acudan a nuestro provisor, para que nombre depositarios de los dichos maravedís y
provea lo que convenga, so pena que los que los dieren a los sobredichos no queden
libres, ni los tributos se ayan por redimidos; y no teniendo de qué pagar, tengan las
dichas capellanías recurso contra qualquiera que los uviere recebido, y demás desto
los unos y los otros sean castigados según derecho.

[Título 5] Titulus de officio oeconomi

Capítulo 1. De la electión de los mayordomos de las fábricas


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Los que uvieren de ser
elegidos por mayordomos de las iglesias de nuestro arçobispado sean buenos
christianos, temerosos de Dios, bien entendidos, llanos y abonados, que no devan
deudas a las iglesias donde an ser mayordomos, ni fiadores, ni parientes dentro del
segundo grado del mayordomo del año próximo passado, o de otros mayordomos
que tengan alcance por pagar. Oblíguense por escritura pública executiva de pagar
los alcances que le fueren fechos, den fianças bastantes y en mayor quantidad de
lo que valieren los bienes de las iglesias, y no se reciba por fiador el mayordomo
del año próximo passado, ni otros que devan alcances. Sean elegidos para
mayordomos clérigos, si los uviere, quales convenga para el dicho officio, y en
defecto dellos legos. [Al margen: Ex concil. Hispalen. 2. et habet ultran sumptive in c.
in 9. act. 16. q. 7.] Entrégense a los mayordomos los bienes muebles de las iglesias
por inventario y firmen cómo los recibieron para que den cuenta por él uy paguen
los que faltaren.

Capítulo 2
[Al margen: Idem] Ninguno pueda ser mayordomo de iglesia más de un año.
Y si el visitador viere que es provechoso para la iglesia, le pueda prorogar otro año;
y, cumplidos los dichos dos años, en ninguna manera le pueda ser prorogado más
tiempo sin nuestra especial licencia o de nuestro provisor.
206 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 3. Cómo se an de tomar cuenta s a los mayordomos


[Al margen: Idem] Tomen nuestros visitadores cuenta a los dichos
mayordomos todas las vezes que fueren a visitar; y para ello hagan juntar los
clérigos de la iglesia y otras personas principales del pueblo, que le pareciere
ternan más noticia de las cosas della, los qules assistan hasta fenecer las cuentas,
y el mayordomo jure ante todas cosas que dará cuenta fielmente, y los demás que
mirarán y procurarán el provecho de la iglesia. Y si otra alguna persona quisiere
hallarse presente a las cuentas, no se le debe prohibir, para que en todo más se
aclare la verdad.Y no den los dichos mayordomos de comer ni otra cosa a costa de
la iglesia a los que assí assistieren. Y las dichas cuentas se tomen dentro de las
iglesias, excepto si por grande incomodidad no se pudiere hazer, las quales tomen
los dichos visitadores por sus personas y de ninguna manera las cometan al
notario de la visita. Y quando a nuestro provisor le pareciere tomar cuenta a los
dichos mayordomos o cometer a otro que se la tome, lo podrá hazer sin aguardar
a que vaya el visitador a tomarla.

Capítulo 4. Que no vendan el pan sin licencia


[Al margen: Idem] No vendan los mayordomos el pan que estuviere a su
cargo sin nuestra espressa licencia por escripto o de nuestro provisor, y que dé la
razón desto al notario ante quien se dio la licencia; y a las espaldas della podrán
los dichos mayordomos el cumplimiento de lo que se mandó vender, y sin esto no
se les reciba en cuenta. Y otrosí, vayan siempre avisando y dando cuenta a nustro
provisor de los precios a como valiere el pan, escriviendo con los mensajeros que
se offrecieren sin hazer costas a la fábrica.

Capítulo 5. Que los mayordomos y curas no compren el pan de las iglesias


[Al margen: Idem] No compren los mayordomos ni los curas de las iglesias,
por sí ni por interpósita persona, directe ni indirecte, el pan de las dichas iglesias,
ni de los hospitales o lugares píos que estuvieren a su cargo, aunque sea para el
gasto de su casa, sino fuere con licencia de nuestro provisor, ni lo presten ni
grangeen con ello en manera alguna, so pena de pagar el daño e interesse a la
iglesia; y que sean inábiles los dichos mayordomos para poder ser elegidos por
mayordomos otra vez y prorogarse más tiempo en sus mayordomías, demás de
que los unos y los otros serán castigados conforme a culpa.

Capítulo 6
[Al margen: Idem] Visiten las possessiones de las iglesias una vez en cada
año, mirando se están bien tratadas, labradas y reparadas, so pena de diez
ducados y del interesse de la iglesia. Y nuestros visitadores les pedirán cuenta
dello.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 207

Capítulo 7
[Al margen: Idem] No hagan obras algunas en las iglesias sin licencia nuestra
o de nuestro provisor o de los visitadores en la quantidad que se les permite, según
se contiene en el título precedente, ni presten los ornamentos, vestimentas, plata ni
joyas ni otras casas de las iglesias como allí se prohibe.

Capítulo 8
[Al margen: Idem] El mayordomo mayor ni los mayordomos particulares de
las fábricas no compren cosa alguna para ornamentos, plata ni otras cosas del
servicio de las iglesias sin que primero lo vea nuestro provisor y se satisfaga del
precio y bondad de los que compra.

Capítulo 9. Del maestro mayor de fábricas


[Al margen: Idem] El maestro mayor de las fábricas no vayan a hazer la visita
general de las obras de las iglesias más de una vez en el año, y esto siendo necessario
y con licencia y mandamiento in scrptis de nuestro provisor, el qual le tasse antes
que salga a la visita lo que a de aver de ocupación de cada día, en los lugares que se
detuviere y assí mesmo la parte que a de dar a cada fábrica de todo el camino
repectivamente, considerando la possibilidad de cada una.Y esto mesmo se entienda
y guarde quando, fuera de la visita general, el provisor le embiare a visitar algunas
iglesias en que aya precissa y instante necessidad.Y el mayordomo particular de cada
una iglesia y el vicario y, donde nio lo uviere, el cura más antiguo tengan cuenta con
que el dicho maestro mayor no se detenga y occupe más de lo necessario, y assí lo
advierta el provisor en los mandamientos que diere.

Capítulo 10. Del libro de pleytos que a de tener el mayordomo mayor de fábricas
[Al margen: Idem] El mayordomo mayor de fábricas tenga un libro donde
assiente todos los pleytos de las fábricas, poniendo el día en que se començó el
pleyto y con quién se trata; y vaya assentando el estado en que está y las diligencias
que se van haziendo.Y en cada semana, el viernes en la tarde, el dicho mayordomo
mayor y el notario y procurador y letrado de fábricas se junten con nuestro provisor
y le hagan relación del estado de las causas y él provea que se hagan las diligencias
que convenga. Y qualquiera de los dichos officiales que faltare a hazer la dicha
relación, pague quatro reales para obras pías por cada vez que faltare. Otrosí, el
dicho mayordomo mayor responda a las cartas de negocios que le escrivieren los
mayordomos particulares de las dichas fábricas.

Capítulo 11
[Al margen: Idem] Nuestro visitadores no passen en cuenta a los
mayordomos particulares de las iglesias las ydas y venidas a esta ciudad, no les
208 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

constando primero aver sido necessaria su venida y las diligencias que hizieron, y
que no se offreció entonces mensagero para esta ciudad. Y si juntamente vinieron
a negocios proprios o de otros algunos, no se le cargue a la fábrica sino la parte
que le cupiere.

[Título 6] Titulus de testamenti

Capítulo 1
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Avemos
sabido que muchos en gran cargo de sus conciencias an dexado y dexan de cumplir
los testamentos y mandas pías largo tiempo acá por negligencia y otros interesses
yocasiones, a cuya causa las ánimas de los restadores no son socorridas con los
sufragios y obras que dispusieron en sus últimas voluntades, antes en la tal
dilación son mucho defraudadas. Y porque nos pertenece proveer en ello, sancto
concilio aprobante, establecemos y mandamos que todos los herederos, albaceas,
executores de testamentos y últimas voluntades, dentro de un año cumplido que
se a de contar desde la muerte del testador, executen y cumnplan los testamentos
de los difuntos, lo qual les requerimos y amonestamos y mandamos que cumplan
y executen en el dicho término, y que el dicho año passado dende en treinta días
muestren ante nuestro juez de testamentos cómo an cumplido, porque, no lo
haziendo assí, nos o el dicho nuestro juez los mandemos cumplir y executar. Lo
qual mandamos a todos los susodichosque hagan y cumplan, so pena de
excomunión y de dos mil maravedís. Otrosí, mandamos a todos los curas que
escrivan en cada un año todos los que fallecieron en sus parrochias y las personas
a quien dexaren por sus albaceas y testamentarios y herederos y los escrivanos
ante quien hizieron sus testamentos y últimas voluntades; y lo den por memoria
cada año a nos o al dicho juez quando traxeren o embiaren la matrícula de los
confessados, porque mejor podamos proveer sobre ello. Lo qual mandamos que
cumplan, so pena de dos ducados por cada vez que no lo hizieren.

Capítulo 2. Que no se impida la libertad de los que testan


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Muchas querellas se nos an
dado que algunos confessores, escrivanos y notarios y otras personas de nuestro
arçobispado persuaden y importunan a los testadores quando hazen y ordenan sus
testamentos, no los dexando testar libremente, aunque sea para obras pías, y
impiden y hazen violencia a su poluntad. Y porque lo susodicho es gran offensa a
Dios nuestro Señor, y ninguna cosa ay que más se deva a los hombres, después
que ya no puede querer otra cosa, que la libertad de su última voluntad y arbitrio
que ya no buelve más, mandamos que de aquí adelante los dichos confessores,
escrivanos notarios ni otra persona alguna no hagan lo susodicho y dexen a los
testadores testar y disponer libremente, so pena de excomunión mayor al que lo
contrario hiziere.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 209

[Título 7] Titulus de sepulturis

Capítulo 1. Cómo se a de doblar por lo defunctos


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Por ningún difunto se doble
sino del amancer hasta las diez del día y de las dos de la tarde hasta las nueve de la
noche, y no en otro tiempo, excepto mientras están enterrando al tal difuncto en
qualquiera hora que fuere, porque de hazer lo contrario resultan inconvenientes.
Otrosí, estatuymos que no aya dilación en enterrar a los difuntos y que a ninguno
tengan por enterrar más de veynte y quatro horas.Y los vicarios y curas lo hagan assí
guardar.

Capítulo 2
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Los
sacerdotes no lleven sobre sus hombros cuerpo de difunto que no sea clérigo de
orden sacro. Si fuere tiempo de necessidad que no se halle cómmodamente quien lo
lleve a enterrar, ni ellos ni otro clérigo o sacristán alguno lleven con sobrepelliz
cuerpo de ningún difuncto.

Capítulo 3. Que no se hagan llantos demasiados por los difunctos


[Al margen: I.Thess. 4. El Cardenal don Rodrigo de Castro. C. quam posterum. a.
1. q. 2] Queremos que sepáys, hermanos, dize el apóstol san Pablo, que no os devéys
entristecer por los que desta vida passan, como aquellos que no tienen esperança
que sus muertos an de resucitar. Y, según dize san Cipriano, los que lloran los
difuntos no sienten en el coraçón lo que piden a Dios con la boca: Hágase tu voluntad
assí en la tierra como en el cielo, pues muestran no conformarse con ella. Y assí con
mucha razón defendieron los sacros cánones que no se hiziessen llantos por los
muertos con penas contra los inobedientes. Por ende, prohibimos que no se hagan
los dichos llantos, ni duelos demasiados por los difunctos, y mandamos a los vicarios
y curas de nuestro arçobispado no consientan que se hagan evitándolos
particularmente en las iglesias mientras entierran a los tales difunctos y se hazen las
obsequias y dicen los divinos officios.

Capítulo 4. Del enterrar de los difunctos


[Al margen: Idem] Quando se uviere de enterrar el cuerpo del difuncto, el
sacerdote, vestido con su amicto, alva, cíngulo, estola y pluvial de color negro, o
sobrepelliz y estola y pluvial, salga de la iglesia con cruz, lumbre y agua bendita, y la
clerezía vaya en orden de processión con solas sobrepellices al lugar adonde está el
cuerpo, y no tome capas hasta entrar en la iglesia con el difunto. El officio del
entierro y los demás suffragios se an de hazer muy devotamente y no apriessa, sino
con mucha atención y reverencia; y a los niños se haga el officio conforme al manual
210 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

y no de otra manera. No tassen los sacristanes ni otros algunos los derechos de los
entierros ni los distribuyan, sino que hagan esto los curas por sus personas.

Capítulo 5. Que las sepulturas no se vendan


[Al margen: Don Diego de Deça] Mandamos que no se vendan las sepulturas ni
enterramientos, ni se haga pascto ni convenencia sobre ellos, sino que, enterrado el
cuerpo, se dé a la iglesia la limosna conforme a la costumbre que en tales casos se a
tenido y tiene.Y que cerca desto, nuestros juezes hagan guardar la costumbre que en
ello uviere, administrando justicia, sin strépitu y figura de juizio.Y porque ninguno sin
el prelado puede dar derecho de sepultura perpetua, ni conceder capilla o lugar cierto
en la iglesia, mandamos que esto no se haga sin nuestro especial mandado o de
nuestro provisor. Otrosí, estatuymos [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro.
Tétulos, letreros y tumbas] rétulos ni letreros en las iglesias sobre sepulturas ni en otra
parte alguna, sin que primero los aya visto nuestro provisor y dado licencia para que se
pongan, ni pueda aver tumbas sobre las dichas sepulturas como se manda en el título
de Religiosis domibus; y si se pusieren losas o piedras, sean baxas y iguales del suelo.

[Título 8] Titulus de decimis

Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 25. ca. 12] No es justo
se disimule con aquellos que defraudan a las iglesias de los diezmos que les
pertenecen, pues que la paga dellos se deve a Dios, y los que lo hazen son invasores
de lo ageno. Por lo que el sancto concilio tridentino mandó que contra los tales se
pronunciasse sentencia de excomunión de la qual no fuessen absueltos sin aver
restituydo con efecto.

Capítulo 2. Que nadie solicite a parrochiano ageno a que se pase a su


parrochia
[Al margen: Idem] Los que tienen, y de aquí adelante tuvieren, qualesquier
beneficios en nuestro arçobispado so pena de excomunión mayor, por sí ni por
interpósitas personas, directe ni indirecte, no soliciten ni atraygan a los parrochianos
de otras parrochias para que se passen a las suyas, ni sobre ellos hagan pactos ni
convenciones algunas con ellos, sino que libremente deseen a cada uno para que
puedan vivir y morar en la parrochia donde quisiere.

Capítulo 3
[1] [Al margen: Idem] Los Reyes Cathólicos, de gloriosa memoria, a instancias
de nuestros predecessores y del deán y cabildo desta nuestra sancta iglesia, dieron
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 211

cartas y cédulas reales sobre la paga de los diezmos deste nuestro arçobispado, las
quales dichas cartas se an siempre cumplido y guardado, y deven cumplir y guardar.
Y para que nayde pueda pretender ignorancia de lo en ellas contenido, las avemos
mandado aquí inferir, y son del tenor siguiente:
[2] Pragmáticas de los diezmos
[3] Don Carlos, por la divina clemencia, Emperador semper Augusto Rey de
Alemaña, doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios, Reyes
de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Hierusalén, de Navarra, de
Granada, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de
Córcega, de Murcia, de Iaén, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las Indias,
islas y tierra firme, del mar Océano; Condes de Flandes y Tirol, etc. A todos los
corregidores, assistentes, gobernadores, aldaldes mayores y ordinarios y otras
justicias qualesquier, assí del arçobispado de Sevilla como de todas las otras
ciudades, villas, lugares de los nuestros reynos y señoríos, y a cada uno de vos en
vuestra jurisdición, a quien esta nuestra carta fuere mostrada, salud y gracia. Sepades
que los reyes don Fernando y doña Ysabel, nuestros señores padres y abuelos que
sancta gloria ayan, mandaron dar, y dieron, una su carta y pragmática sanción,
firmada de sus nombres, sellada con su sello, librada de los de su consejo, su tenor
de la qual es el siguiente.
[4] Don Fernando y doña Ysabel, por la gracia de Dios, Rey y Reyna de
Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de
Galizia, de Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Iaén, de los
Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de Islas de Canaria; Condes de Barcelona y
Señores de Vizcaya y de Molina; Duques de Athenas y de Neopatria; condes de
Rosellón y de Cerdeña; Marqueses de Oristán y de Gociano. A todos los concejos,
justicias, regidores, cavalleros, escuderos, officiales y hombres buenos de todas las
ciudades, villas y lugares de nuestros reynos y señoríos, assí realengos como
abadengos y señoríos y solariegos, y otras qualquier personas a quien toca y atañe
lo de yuso en esta nuestra carta contenido, y a cada uno de vos a quien esta nuestra
carta fuere mostrada o su treslado signado de escrivano público, salud y gracia.
Sepades que nos mandamos dar, y dimos, una nuestra carta firmada de nuestros
nombres y sellada con nuestro sello y librada de los del nuestro concejo, su tenor de
la qual es este que se sigue.
[5] Don Fernando y doña Ysabel, por la gracia de dios, Rey y Reyna de
Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de
Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Iaén, de
los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de Islas de Canaria; Condes de Barcelona y
Señores de Vizcaya y de Molina; Duques de Athenas y de Neopatria; condes de
Ruysellón y de Cerdania; Marqueses de Oristán y de Gociano. A vos el concejo,
assistentes, alcaldes, veynte y quatros, cavalleros, regidores, officiales y hombres
buenos de todas las ciudades, villas y lugares del arçobispado de Sevilla, assí
realengos como abadengos y de señoríos y solariegos, y a cada uno y qualquier o
qualesquier de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada o su treslado signado
de escrivano público, salud y gracia. Sepades que vimos una carta del rey don Iuan,
212 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

nuestro visabuelo que sancta gloria aya, escripta en papel y sellada de su nombre,
por donde parece que confirmó otra carta dada por el señor rey don alonso, su
visabuelo, su tenor de la qual es este que se sigue.
[6] Don Iuan, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén, del Algarve, de Algecira, y Señor
de Vizcaya y de Molina. A los alcaldes, alguaziles, veynte y quatros, cavalleros,
escuderos, y a los concejos y officiales y hombres buenos y otras personas
singulares y qualesquier de la muy noble y leal ciudad de Sevilla y todas las otras
ciudades y villas que son en las tierras y términos en el arçobispado de Sevilla, assí
realengos como señoríos y abadengos y solariegos, salud y gracia. Sepades que el
patriarca de Constantinopla y arçobispo de Sevilla y el deán y cabildo y clerezía de
la dicha ciudad y arçobispado me mostraron una carta del rey don alonso, mi
visabuelo que Dios le perdone, que dezía desta manera.
[7] Don Alonso, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén. A todos los concejos de todas
las ciudades y villas y lugares y aldeas de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla,
que son en su arçobispado, salud y gracia. Porque nuestro señor Iesu Christo es rey
sobre todos los reyes y los reyes por él reynan y dél an nombre y él quiso y mandó
guardar los derechos de los reyes y señaladamente, quando le quisieron tentar los
iudíos y le demandaron si pagarían a césar su tributo y su pecho. Porque si él
respondiesse que no se lo devían dar, que le pudiesen reprehender que tollía los
derechos de los reyes, y él entendióles sus malos pensamientos, respondió y dixo:
Dad al césar sus derechos, que son de césar.Y pues los reyes deste señor y deste rey
avemos el nombre y dél tenemos el poder de hazer justicia en la tierra y todas las
honras y todos los bienes dél descienden y del vienen, y él quiso y mandó guardar
los derechos nuestros, sin que él es nuestro señor sobre todos y puede fazer lo que
él quisiere, sobre todo por el amor que nos mostró, y muestra, en guardar nuestros
derechos. Grande razón es y gran derecho que nos le amemos y que le temamos y
que le guardemos la su hora y los sus derechos, mayormente el diezmo que él
señaladamente mandó y retuvo para sí por mostrar que es señor de todo y dél y por
él vienen todos los bienes.Y porque el diezmo es deuda que devemos dar a nuestro
señor, ninguno se puede escusar de lo no dar. Ca, si los moros y iudíos y los
gentiles, que son de otras leyes, que no an conciencia de la verdadera fe, dan los
diezmos derechamente, según los mandamientos de sus leyes, muchos más
cumplidamente y sin engaño lo devemos dar, que somos hijos verdaderos de la
sancta iglesia. Estos diezmos quiso nuestro Señor para las iglesias, assí como para
las cruzes y cálizes, y para vestimentas y libros y campanas y para sustentamiento
de los obispos de la cristiandad; e otrosí, para predicar la fe y para los clérigos por
quien son dados los sacramentos y para los pobres en tiempo de hambre y para
servivcio de los reyes y pro da sí y su tierra, quando menester es.Y pues esto se parte
y esparze assí en tan buenas obras y tantas guisas y tan a pro y todos comúnmente
an parte, cada uno lo debe dar de su grado, de buena voluntad, sin otra premia
alguna; si quiera por el acrecentamiento temporal del bien, den de lo que les
proviene a nuestro señor cada uno complidamente su diezmo, ques su derecho.
Assí ques grande pro y grande salud de las ánimas de cada uno, y a cada uno
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 213

abundancia de los fructos y de los bienes del mundo, y esto provamos y vemos cada
día, porque aquéllos, que bien y derechamente pagan sus diezmos, les acrecienta
Dios sus bienes. Y porque nuestra voluntad es que en nuestros tiempos no se
mengüen ni se pierdan los derechos de Dios y de su sancta iglesia por mengua de
la nuestra justicia, mas crezca en servicio de Dios y honra de la sancta iglesia, como
devemos. Por ende, mandamos y establecemos para siempre con todos los hombres
del nuestro reyno que den sus diezmos derechamente y cumplidamente a nuestro
señor Dios, de pan y de vino y de ganados y de todas las otras cosas que se deven
dar derechamente, según manda la sancta madre iglesia.Y esto mandamos también
por nos como por los que reynaren después de nos, como para los ricos hombres y
para los cavalleros, como para los otros pueblos, que demos cada uno el diezmo
derechamente de los bienes que Dios nos da, según la leymanda. E otrosí,
mandamos y tenemos por bien que todos los obispos y la otra clerezía que den
diezmos derechamente de todos sus heredamientos y de todos los otros bienes que
an que no son de sus iglesias. E porque hallamos que en dar estos diezmos se hazen
muchos engaños, defendemos firmemente que de aquí adelante no sea ninguno
osado de coger ni medir sus montones de pan que tuviere limpio en la era, sino de
guisa que sea primero tañida la campana tres vezes a que vengan los terceros de
aquel que debe recaudar los diezmos. Y estos terceros, o aquellos que lo devan
recaudar, defendemos que no sean amenazados de ninguno, ni heridos por
demandar su derechos, y no lo cojan de noche ni a hurto, mas paladinamente a
vista de todos. Y qualquier que contra estas cosas sobredichas fuere, peche el
diezmo doblado, la mitad del doblo para el rey y la otra mitad para el obispo, salvas
las sentencias de excomunión que dieren los obispos y perlados contra todos
aquellos que no dieren el diezmo derechamente o fueren en alguna cosa contra este
establecimiento.Y queremos que las sentencias que sean bien guardadas por nos y
por ellos, de guisa que el poder temporal y espiritual, que viene todo de Dios, se
guarden y acudan en uno; y las sentencias que los perlados pusieren sobre estas
cosas sean bien tenidas hasta que la enmienda sea fecha; y quando la enmienda
fuere hecha, luego la sentencia sea tollida. E porque esta nuestra carta sea firme,
estable, mándola sellar con mi sello de plomo. Fecha la carta en Burgos por
mandado del rey, tres días andados del mes de noviembre, era de mil y doziento y
noventa y tres años [al margen: mil y doszientos y treyta y tres años] Iuan Pérez de
Cuenca la escrivió el año quel rey don Alonso reynó.
[8] E agora los dichos patriarcha arçobispo y deán y cabildo y clerezía y el
dicho mi recaudador de las tercias de dicha ciudad y arçobispado embíanseme
querellar y dizen que de algunos tiempos acá y de cada año los labradores y otras
personas que deven de dar diezmo del pan y otras cosas, que Dios les da, no
quieren derechamente dar los diezmos que son obligados a dar, según que Dios los
mandó y los sanctos padres y los reyes ordenaron y establecieron, buscando
muchas maneras y diversas para ello, especialmente dizen que por quanto en el año
postrimero que agora passó yo mandé, y tuve por bien, que todos los labradores de
todo el arçobispado de Sevilla que diessen a precio cierto que les yo mandé pagar
en dineros a cada uno dellos, tanto pan quanto uviessen diezmado a la iglesia para
los menesteres de guerra que yo he con los moros, enemigos de la fe. Y yo mandé
214 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

al dicho patriarcha, deán y cabildo y clerezía que hiziessen dar los libros de la
cosecha de los diezmos de la dicha ciudad y arçobispado, por los quales se supiesse
mejor quánto pan avían dado cada uno de los labradores de la dicha ciudad y
arçobispado, y los dichos patriarcha arçobispo, deán y clerezía y cabildo,
cumpliendo mi mandado, fizieron dar los dichos libros, y por ellos se supo quánto
cada uno avía dado de diezmo.Y dizen que por esta razón están quexosos los dichos
labradores del dicho patriarcha arçobispo, deán y clerezía, diziendo que por aver
bien diezmado a la iglesia les avía venido aquel daño, y que por otra vía no pudiera
ser sabido el pn que ellos cogieron, y agora ellos dizen que dezmaron, tampoco que
les no pueda venir daño, según el año que passó, y por la dicha razón les vino. Lo
qual dizen que sería gran perjuizio de la iglesia y desservicio y daño de los que an
parte de los diezmos, y aun muy gran peligro de las ánimas de los tales dezmeros.
Si por esta manera se truxessen de bien diezmar y yrían contra el mandamiento de
Dios y de los sanctos padres y contra las leyes y ordenamientos de los reyes de
donde yo vengo. E pidiéronme por merced que sobre esta razón que les proveyesse
de remedio como a la mi merced pluguiesse, y porque su intención es fundada en
derecho, túvelo por bien. Porque vos mando a todos y a cada uno de vos, los dichos
labradores, y otras personas qualesquier que veades esta carta del dicho rey don
Alonso, mi bisabuelo, y la cumplades y fagades cumplir en todo, ca mi merced y
voluntd es que se cumpla según que en ella se contiene; y que ninguno sea osado
de coger ni medir su montón de pan hasta que la campana sea tres vezes tañida. E
por quanto agora algunos de los lugares, donde vos fazedes vuestras labranças, son
tan lexos de la ciudad y de las otras ciudades y villas y lugares de su término, que
son el dicho arçobispado, que no podría ser oyda por vos la dicha campana; por
ende, defiendo y mando ninguno ni alguno de vos ni de las dichas ciudades y villas
y lugares del dicho arçobispado de Sevilla, que son en él, que no séades ni sean
osados de coger ni de medir, ni de llevar de las eras sus montones de pan que
tuvieren limpio, ni alguna parte dellos, fasta que primeramente en los dichos
lugares, donde uviere la dicha campana, requiera el labrador a la persona que uviere
de dezmar al arrendador de la collación o limitación o donadíos con el pan que
uviere de dezmar, o al vicario del lugar. E si el dicho diezmo perteneciera a alguna
de las dichas collaciones o limitaciones o donadíos de la dicha ciudad que lo diga
al vicario del dicho arçobispado; y que este requirimiento que le hagan a costa del
dezmero o arrendador; ni lo cojan de noche ni a hurto, sino paladinamente y a vista
del dezmero. E si el dicho dezmero o arrendador fuere requerido por el dicho
labrador vicario y no fuere a medir el dichopan, que el dicho labrador mida su pan
por delante de tales personas que sean de creer, y por su juramento hagan verdad
al dicho arrendador del pan que se midiere de aquel montón, de que el dicho
arrendador o dezmero fuere requerido que fuesse a medir el dicho pan. En los
lugares donde se oyere la campana sea guardad la dicha carta del dicho rey don
Alonso que aquí va encorporada. Y los unos ni los otros no fagades ni fagan ende
al, so pena de la mi merced y de diez mil maravedís a cada uno de vos por quien
fincare lo assí fazer y cumplir. Y demás mando al hombre, que vos esta carta
mostrare, que vos emplaze que parezcades ante mí en la mi corte del día que vos
emplazare hasta quinze días primeros siguientes, a dezir por quál razón no
cumplierdes mi mandado. Y de cómo esta mi carta vos fuere mostrada y la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 215

cumplierdes, mando, so la dicha pena, a qualquier escrivano que presente fuere, y


para esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare testimonio signado con
su signo, porque yo sepa en cómo se cumple mi mandado, y la carta leyda dádsela.
Dada en la muy noble ciudad de Córdova, cinco días del mes de Iulio, año del
nascimiento de nuestro Salvador Iesu Christo de mil y quatrocientos y diez años [al
margen: Mil y quatrocientos y diez años]. Yo García González la fize escribir porque
lomandaron los del consejo de nuestro señor el rei.Yo el Rei.
[9] Petrus Gudus legum doctor registrada. Y agora, por quanto el
reverendíssimo cardenal de España, arçobispo, nuestro muy caro y muy amado
primo, nos suplicó e pidió por merced que la aprobássemos y la confirmássemos,
nos tovímoslo por bien. Y por la presente aprobamos y confirmamos la dicha carta
suso encorporada y la merced en ella contenida. Porque vos mandamos a todos y a
cada uno de vos en vuestros lugares y jurisdciones que veades la dicha carta, suso
encorporada, y la guardedes y cumplades, y fagades guardar y cumplir en todo y por
todo, según que en ella se contiene, y, en guardándola y cumpliéndola, recudades y
fagades recudir con los dichos vuestros diezmos, bien y derechamente, assí de pan
y vino como de ganados y de todas las otras cosas de que acostumbran y deven
pagar derechamente el dicho diezmo, por quanto esto es servicio de Dios y nuestro,
y bien y pro de las iglesias de los nuestros reinos y de los prelados y pastores dellas,
todo bien y cumplidamente, según y por la forma y manera que en la dicha carta,
suso encorporada se contiene. Y defendemos firmemente que ninguna ni algunas
personas no sean osados de yr y passar contra esta nuestra carta y confirmación,
que nos facemos de la dicha carta suso incorporada, que qualquier o qualesquier
que lo hizieren avrán la nuestra yra y demás pecharnos an enpena cada uno, por
cada vez que contra ello fuere o passare, la pena contenida en la dicha carta suso
encorporada; y a las personas ecclesiásticas, que an de aver los dichos diezmos,
todas las costas y daños y menoscabos que por ende recibieren y recrecieren
doblados.Y entre tanto les guardedes y cumplades y fagades guardar y cumplir esta
nuestra carta y confirmación que assí fazemos y todo en ella contenido. E no
vayades ni passedes, ni contáys yr ni passar, en algún tiempo ni por alguna manera,
causa ni razón que sea, o ser pueda, y que en ellos ni en parte deelo, embargo ni
contrario alguno les no pongades ni considades poner. E los unos ni los otros no
fagades ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de las penas en
la dicha carta suso encorporada contenidas. E demás mandamos al hombre, que
vos esta nuestra carta mostrare, o el dicho su treslado signado como dicho es, que
vos emplaze que parezcades ante nos en la nuestra corte, doquier que seamos, del
día que vos emplazare hasta quinze días primeros siguientes, so la dicha pena. So
la qual mandamos a qualquier escrivano que para esto fuere llamado, que dé ende
al que vos la mostrare testimonio signado con su signo, porque nos sepamos en
cómo se cumple nuestro mandado. Dada en la muy noblevilla de Medina del
Campo, a veinte días del mes de septiembre, año del nascimiento de nuestro Señor
Iesu Christo de mil y quatrocientos y ochenta años. Yo el Rei. Yo la Reina. Yo
Fernandálvarez de Toledo, secretario del rei y la reina, nuestros señores, la fize
escrivir por su mandado. Alfonsus registrada. Alonso del Mármol. Diego Vázquez,
chanciller.
216 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[10] Y porque nuestra merced y voluntad es que lo contenido en la dicha


nuestra carta y en las cartas en ella encorporadas se guarde y cumpla, assí en la dicha
ciudad de Sevilla y villas y lugares de su arçobispado, como en todas las otras
ciudades y villas y lugares de nuestros reinos y señoríos, mandamos dar esta nuestra
carta en la dicha razón, por la qual os mandamos a todos y a cada uno de vos, en
vustros lugares y jurisdiciones como dicho es, que veades la dicha nuestra carta, que
de suso va encorporada, y las cartas en ella contenidas y las guargéys y cumpláys y
fagáys guardar y cumplir en todo y por todo, según que en ellas se contiene. Y si
alguna o algunas personas fueren o passaren contra lo en ellas contenido, vos, las
dichas nuestras justicias, essecutéys y fagáys essecutar en las tales personas las
penas en las dichas cartas contenidas.Y porque lo susodicho sea notorio y ninguno
dellos pueda pretender ignorancia, mandamos que esta nuestra carta sea pregonada
públicamente por las plaças y mercados y otros lugares acostumbrados dessas dichas
ciudades, villas y lugares por pregonero y ante escrivano público. E los unos y los
otros no fagáys ni fagan ende al por alguna manera, so pena de nuestra merced y
diez mil maravdís para la nuestra cámara. Y demás mandamos al hombre, que vos
esta nuestra carta mostrare, que vos emplaze que parezcades ante nos en la nuestra
corte, doquier que seamos, del día que vos emplazare hasta quinze días primeros
siguientes, so la dicha pena. So la qual mandamos a qualquier escrivano, que para
esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare testimonio signado con su
sino, porque nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado. Dada en la muy
nombrada y gran ciudad de Granada, a veinte y seys días del mes de iulio. Año del
nascimiento de nuestro Señor Iesu Christo de mil y quinientos y un año. Yo el Rey.
Yo la Reina.Yo Gaspar de Gricio, secretario del rey y la reina, nuestros señores, la hize
escribir popr su mandado. Ioannes, espiscopus ovetensis. Philipus, doctor. Ioannes,
licenciatus. Licenciatus Çapata. Fernandus Tello, licenciatus. Registrada, Alonso
Pérez. Francisco Díaz, chanciller.
[11] E agora, Iuan Ortiz, en nombre del deán y cabildo de la sancta iglesia de
la ciudad de Sevilla, nos hizo relación, diziendo que, estando proveydo y dado orden
por leyes y prgmáticas de nuestros reynos cerca de la manera dedezmar el pan, y aun
especialmente para lo que toca al arçobispado de Sevilla, diz que los dezmeros y
personas que son obligados a dezmar y pagar el dicho diezmo no las quieren
guardar y van contra ellas, porque sin pagar el dicho diezmo de lo que cogen llevan
el pan a sus casas y lo venden y hazen dello lo que quieren; y quando el arrendador
de los dichos diezmos lo va a recebir, no le pagan lo que deven, y lo que le dan es de
lo postrero que cogen y de las granças que hazen.Y caso que por justicia les quieren
medir sus troxos para que paguen bien el diezmo, como lo tienen ya vendido y
comido, no lo pagan, de que reciben gran daño nuestras tercias, y ende que an de
aver el prelado y sus partes y las fábricas. Por ende, que nos suplicaba y pedía por
merced en el dicho nombre, mandássemos que en la paga del dicho diezmo se
guardasse y cumpliesse lo que por las dichas prgmáticas estava dispuesto, y que
aquellas se executassen, o como la nuestra merced fuesse. Lo cual visto por los de
nuestro concejo fue acordado que devíamos mandar dar esta nuestra carta para vos
en la dicha razón. E nos tuvímoslo por bien, porque vos mandamos a todos y cada
uno de vos en los dichos vuestros lugares y jurisdiciones, según dicho es, que veáys
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 217

la dicha carta y pragmática sanción que de yuso va incorporada, y la guardéis y


cumpláis y essecutéis y hagáis guardar y cumplir y essecutar en todo y por todo,
según y como en ella se contiene; y contra el tenor y forma della ni de lo en ella
contenido no vayáys ni passéys ni consintáys yr ni passar en tiempo alguno ni por
alguna manera, so las penas en la dicha pragmática contenidas, y más de la nuestra
merced y de otros diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo
contrario hiziere. Dada en la villa de Madrid a diez y nueve días del mes de enero de
mil y quinientos y quarenta y siete años [al margen: Mil y quinientos y quarenta y
siete]. F. Hispalen. Licenciatus Mercado de Peñalosa. El licenciado Alderete. El
licenciado Montalvo. El doctor Anaya. El licenciado Cortés. Registrado, Martín
Vergara. Por chanciller, Martín de Vergara. E yo Pedro Mármol, escrivano de ca´mara
de sus cesáreas y cathólicas magestades, las fize escribir por su mandado, con
acuerdo de los de su consejo.

[Título 9] Titulus de regularibus

Capítulo 1. Que ninguno que aya sido religioso pueda servir beneficio ni se le
dé licencia para dezir missa sin dimissoria de su perlado y del ordinario
donde uviere residido
[Al margen: Don Diego de Deça] Avemos sabido que muchos religiosos,
pospuesto el temor de Dios y la obediencia de su orden, con falsas relaciones y con
diversas maneras de engaño an ganado y cada día ganan licencias y facultades para
mudar los ábitos, e diziendo que son trasladados a otras religiones y que traen
licencia de sus superiores, se vienen en ábito de clérigos seculares a esta nuestra
diócesi e provincia y ocupan los servicios y sustentación de los clérigos naturales,
andando como andan fuera de su orden e sin ábito de religión. Por ende,
conformándonos con el derecho y con una constitución del cardenal don Diego
Hurtado de Mendoça, nuestro predecesor de buena memoria, que dispone que
ningún religoso tenga servicio de beneficio ni capellanía, sancto concilio aprobante,
estatuymos y mandamos que la dicha constitución sea firmemente guardada en
nuestra diócesi y provincia. Y si necessario es, por la presente la confirmamos y
innovamos, y prohibimos a nuestros provisores y officiales que no den las tales
licencias ni las puedan dar, y anulamos todas las que hasta aquí son dadas a los
dichos religiosos. Y assí mismo [al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro]
mandamos a los dichos provisores y officiales que de aquí adelante a ningún
religioso que ande en ábito seglar den licencia para que diga missa ni celebre en esta
diócesi, no trayendo dimissorias de su prelado regular y del ordinario adonde hasta
entonces avía residido, y las unas y las otras no le sean admitidas.

Capítulo 2. De los escapularios y abitillos


[Al margen: Idem] Por el desorden que ay en el traer mugeres escapularios y
abitillos, que por la mayor parte se traen por gala y atavío corporal, siendo insignias
218 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

de religión y devoción, mandamos que ninguna muger de qualquier estado y


condición que sea de aquí adelante trayga encima de los vestidos escapularios ni
abitillos, de seda ni bordados, ni con otra gala alguna, so pena de excomunión mayor
y de tener perdidos los dichos escapularios y abitillos. Iten, mandamos, so la dicha
pena, que no traygan las mugeres en los rosarios, ni otras cosas que traxeren al
cuellos, mezcladas cosas profanas con las de devoción.

[Título 10] Titulus de religiosis domibus

Capítulo 1. Que prohíbe las vigilias y otras cosas


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Por quanto en esta nuestra
iglesia la víspera de nuestra señora de agosto y su octavario, y en otras iglesias y
monasterios, hermitas y hospitales de nuestro arçobispado las vigilias de aquella y
otras fiestas, muchas personas, so color de devoción, van a ellas a velar de noche, de
lo qual se an seguido muchos inconveniente, por ende, mandamos que no se hagan
las dichas vigilias en ninguna de las dichas iglesias, monasterios, hermitas,
hospitales ni junto a ellas, y que persona alguna, so pena de excomunión mayor, no
vaya a las tales vigilias, y los clérigos y personas, cuyo cargo es la guarda de las dichas
iglesias y monasterios, las cierren en anocheciendo y no las abran hasta aver
amanecido, ni consientan ni den lugar que en ellas se coma ni beva de noche ni de
día, ni se digan cantares deshonestos o prophanos, o se hagan cosas indignas de la
religión de los tales lugares, so pena de seyscientos maravedís para obras pías a los
clérigos y personas, a cuyo cargo es la dicha guarda, por cada vez que en lo
susodicho fueren negligentes.

Capítulo 2. De las representaciones que se prohiben en las iglesias


[Al margen: Idem] No se hagan en las iglesias representaciones de cosas
prophanas, pero puédanse representar historias de la sagrada escriptura y otras
cosas conforme a religión y buenas costumbres, siendo primero vistas y examinadas
por nos o nuestros juezes y con nuestra licencia o de los dichos juezes, con que en
ellas no representen mugeres y no se hagan las dichas representaciones ni juegos ni
danças nientras se dixeren los divinos officios, ni otras cosas que los impidan ni
perturben, y los vicarios y curas las eviten y no consientan que se hagan, so pena de
ser castigados gravemente.

Capítulo 3. Que prohibe los estrados, tarimas y tumbas en las iglesias y entrar
en ellas mugeres con sombreros
[Al margen: Idem] Indigna cosa es que a la divina magestad no se tenga más
respeto que se tuviera a la temporal, y por tanto prohibimos que muger alguna no
tenga ni se siente en la iglesia en estrados o tarimas de madera, so pena de
excomunión mayor a la que lo contrario hiziere y perdidos los dichos estrados.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 219

Otrosí, prohibimos que ninguna persona tenga en las iglesias tumbas sobre las
sepulturas, porque las iglesias queden desembaraçadas para el servicio del culto
divino, pero no se prohibe a los que tuvieren capillas proprias que las tengan en
ellas, si quisieren. Y los vicarios y curas quiten los dichos estrados y tumbas donde
las uviere, y nuestros visitadores tengan cuydado de que esto se execute. Iten,
mandamos, so pena de excomunión mayor, que ninguna muger entre en la iglesia
con sombrero en la cabeça, y la que fuere hallada llevarle en la cabeça lo aya
perdido.

Capítulo 4
[Al margen: Idem. De cómo se puedan pintar retratos en las iglesias y que los
monumentos e imágenes no se adornen con cosas que ayan servido en usos profanos] No
se deve permitir cosa en la casa del Señor que no pertenezca a religión y sanctidad,
y assí prohibimosque no se puedan pintar ni pinten en los retablos ni en los altares
ni junto a ellos retratos de personas algunas, sino fuere de los que las mandaren
hazer, y estos se pinten devotos y humildes, y no con figura y ornato lascivo. Otrosí,
mandamos que los monumentos que se hizieren en las iglesias para el arca o
custodia, donde se encierra el sanctíssimo sacramento el iuves de la Cena del Señor,
no se adornen don camas ni vestidos que ayan servido a usos prophanos, ni tampoco
se adornen con los dichos vestidos imágenes algunas. Y los vicarios y curas no
consientan que en esto se exceda contra nuestra prohibición, so pena de quinientos
maravedís para la lumbre del sanctíssimo sacramento.

Capítulo 5. Del respeto con que se a de entrar y estar en las iglesias y las cosas
que se prohíben hazerse en ellas
[Al margen. Idem. Trid. sess. 22. decret. de obser. et evitand. in celeb. mis. Pius V.
constitu. 6] Porque la iglesia que es casa del Señor parezca y verdaderamente pueda
ser dicha casa de oración, en cumplimiento de lo estatuydo por el sacro concilio
tridentino, constituciones y motus proprios de summos pontífices, mandamos que
en las iglesias se entre y esté y se haga oración humilde y devotamente; adoren todos
al Sanctíssimo sacramento, hincando entrambas rodillas en el suelo; inclinen la
cabeça con reverencia al nombre de nuestro Señor Iesu Christo; ninguno mueva
sedición ni levante alboroto ni haga ruydo; cessen las conversaciones vanas,
deshonestas y prophanas, las risas inmoderadas y otras cosas que puedan perturbar
los divinos officios. No se hagan en las dichas iglesias ni en sus cementerios ferias,
mercados, almonedas, ni concejos ni juntas sobre cosas prophanas. Ninguno se
passee en ella, especialmente mientras se celebra la missa y divinos officios o se
predica la palabra de Dios, ni se siente bueltas las espaldas al sanctíssimo
Sacramento, ni se echen ni arrimen sobre los altares. Y los vicarios, beneficiados,
curas, clérigos, sacristanes, porteros, guardas y ministros de las iglesias de nuestro
arçobispado procuren evitar y eviten todo lo suodicho, amonestando a los que
excedieren y denunciándolo, si fuere necessario, a nuestros juezes, para que lo
eviten, corrijan y castiguen.
220 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 6. Que los hombres no estén entre las mugeres en las iglesias,
processiones y estaciones
[Al margen: Idem] Y por quanto el atrevimiento de muchos a llegado a
prophanar las iglesias, processiones, jubileos y otras estaciones, hablando y
haziendo señas a mugeres y diziendo y cometiendo muchas deshonestidades de que
Dios nuestro Señor se offende gravemente, mandamos, so pena de excomunión
mayor, que en las no anden ni estén los hombres entre las mugeres, ni estén
hablando con ellas quando los divinos officios se dixeren y celebraren, ni les hagan
señas ni digan deshonestidades en las dichas iglesias, processiones y estaciones. Y
nuestros juezes y los vicarios, curas, clérigos y ministros de las dichas iglesias tengan
del cumplimiento desto mucho cuydado, hechando dellas y corrigiendo y
castigando, y procurando sean hechados y corregidos y castigados los que en los
susodicho excedieren y delinquieren; y en especial en la noche de la Natividad del
Señor y en la semana sancta nuestro juez de la iglesia visite nuestra sancta iglesia
cathedral y las demás iglesias desta ciudad que le pareciere, poniendo alguaziles
donde fuera menester y hacha encendidas donde estuviere escuro y uviere mucha
gente y le parecier necessario. Y quando fuere menester, se invoque el auxilio del
braço seglar, el qual están obligados a impartir, particularmentre para el dicho
effecto, los juezes seglares, como se les manda por leyes destos reynos [al marten: L.
I. tit. 2. lib. 1. Recop.].

[Título 11] Titulo de celebratione missarum et de divinis officiis

Capítulo 1. Del orden que se ha de guardar en el decir de las missas y horas y


las penas a los transgressores
[Al margen: El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça] Por quanto en el decir
de las missas del día y vísperas hallamos aver gran defecto y negligencia, mandamos
que en todas las iglesias donde ay tres beneficios, o dende arriba [los quales
mandamos servir continuamente a los beneficiados por sí o, con nuestra licencia, por
sus capellanes sufficientes] se diga todos los días feriales, que no son fiestas de
guardar, generalmente missa por la mañana, en manera que se acabe casi saliendo el
sol, porque los trabajadores puedan oyr missa rezada antes que vayan a sus labores o
negociaciones, y después a la hora de tercia digan la missa del día cantada, según la
regla desta diócesi y provincia manda; y mandamos que la tal missa del día a hora de
tercia no se pueda suplir con alguna otra missa privada de qualquier manera que sea,
y que a esta dicha missa estén todos los beneficiados, o sus capellanes que por ellos
sirven, y el que no viniere a la dicha missa antes de acabada la epístola pierda todo el
pie de altar y obvenciones que aquel día vinieren a la dicha iglesia; y, si no uviere pie
de altar o obvenciones hasta en quantía de medio real, que pague diez maravedís de
pena.Y para las dichas missas de prima y tercia aya semaneros diputados por turnos;
y el que faltare de dezir la missa de prima a su hora pague en pena diez maravedís
para la fábrica de la iglesia; y el que faltare de dezir la missa de tercia a su hora paque
en pena quinze maravedís para la misma fábrica. Y mandamos que en las iglesias
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 221

donde se acostumbra dezir missa mayor con diácono, subdiácono y cantores se


guarde la tal costumbre y no se dexe en todas fiestas acostumbradas; y el que uviere
de dezir el evangelio o epístola, o el cantor que no viniere antes de empeçar su missa
o officio pague la dicha pena de quinze maravedís. Assí mesmo mandamos que sean
todos presentes a las vísperas, y el que no viniere al gloria patri del primer psalmo
pierda la mitad del pie del altar y obvenciones del día siguiente. Iten, ordenamos y
mandamos que en cada una de las dichas iglesias donde ay tres beneficios, o dende
arriba, se digan por lo menos todos los domingos y fiestas de guardar la tercia y nona
cantada a su hora, y el que no viniere a las dichas horas pague de pena diez maravedís
para los que fueren inter essentes, y esta misma regla se tenga en toda la quaresma
de la prima, tercia y vísperas. Pero, porque algunas necessidades pueden ocurrir assí
a los beneficiados como a sus capellanes, dispensamos que puedan gozar y gozen
cada mes de ocho días de recre, en los quales, aunque no vengan a estar a las missas
y vísperas y las otras horas, no incurran en las dicha pena, pero no ganen el pie del
altar ni obvenciones en estos días de recre; y mandamos que el semanero no tome
recre en su semana, so pena de medio real para la fábrica de la iglesia. Pero por esta
constitución no imponemos nuevas cargas de missas, mas señalamos tiempo y horas
congruas y oportunas para celebrar en las iglesias, a las quales incumbe la carga de
celebrar dichas missas3.

Capítulo 2. Cómo deven estar los ecclesiásticos en los officios divinos y la


orden que an de tener en ellos y en multar las faltas
[1] [Al margen: D. Diego de Deça. Refiérese as la constitución precedente del
Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça] Obligados son los clérigos a dezir los
officios divinos con entera atención y devoción y estar en silencio en la iglesia
quando se celebran, y assí mismo servir y residir en las iglesias de donde son
beneficiados o tienen cargo de algún servicio. Sobre los qual por nuestros
predecessores de buena memoria fueran hechas y ordenadas algunas
constituciones, las quales mandamos que se guarden en todo y por todo con las
addiciones siguientes. Conviene a saber que al tiempo que se dixeren las horas y
divinos officios, estén todos en el coro con sus sobrepellizes al tal officio cantando y
que tengan silencio y estén honestos, ordenadamente, y que digan las horas
distincta y apuntadamente y no apresuradas, y que no hablen ni rezen mientras el
officio se cantare, porque no se impidan ocupándose en otras cosas los que an de
cantar, o den impedimento a los que cantan. Y por este nuestro estatuto damos
autoridad al vicario, donde lo uviere, y en su ausencia al cura más antiguo, que en
cada iglesia parrochial uviere, para que assí lo puedan mandar y hazer cumplir, so
pena de un real en que pueda multar al que fuere contra lo susodicho; y si todavía
fuere desobediente y rebelde y no cumpliere lo que fuere amonestado, que le pueda
el dicho vicario o cura multar en otro real, los quales sean echados en el arca o cepo
de la fábrica para la qual los aplicamos. Otrosí mandamos que en las iglesias, donde

3 El último punto es adición de 1591.


222 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

está de costumbre de dezirse todas las missas canónicas, que se guarde la tal
costumbre y que en las otras iglesias, donde ay dos beneficiados no más, que ellos
sean obligados por sí, o por los capellanes que sirven por ellos, a dezir missa de tercia
o vísperas cantadas cada día de la fiesta o feria que ocurriere, so las penas en las
dichas constituciones contenidas; y donde uviere un beneficiado solo que a lo menos
los domingos o fiestas de guardar diga la missa cantada de la dominica o fiesta que
ocurriere, y tres días de la semana o fiesta que ocurriere, so pena de un real real por
cada domingo o fiesta y de medio real por cada uno de los días de la feria que dexare
de celebrar, la mitad para la fábrica de la iglesia y la otra mitad para el sacristán.
[2] [Al margen: El Cardenal D.Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don
Rodrigo de Castro] Iten, lo que assí pierden los que hizieren las dichas faltas, mandamos
que no se lo puedan redimir los interesentes que lo ganaron, salvo por vero patitur.Y
si lo remitieren, queden obligados in utroque foro los a quien se remitieron a darlo a
la fábricade aquella iglesia. Otrosí, las penas, que por razón de las faltas se aplican a la
fábrica, tenga cargo de las apuntar el apuntador de cada iglesia y notificarlo al
mayordomo para que las cobre, y nuestro visitador quando visitare reciba la cuenta de
las dichas faltas y haga cargo dellas a los mayordomos de las iglesias.

Capítulo 3. Que los que no se hallaren presentes a los entierros y otras fiestas
no lleven obvenciones, ni en esto pueda aver remisión alguna
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Los curas beneficiados y
servidores de beneficios, que no se hallaren presentes y interesentes a los entierros,
no lleven ni se les dé parte alguna de las obvenciones y derecho, que se llevan por
los dichos entierros, sino fuere estando enfermos o legítimamente impedidos en el
verdadero ser vicios de la iglesia en aquel mesmo tiempo. Y lo mesmo se entienda
con los que no se hallaren presentes y interesente en las memorias, vigilias,
remembranças y fiestas, en lo qual no pueda aver pacto, convención ni remissión de
parte de los interesentes que lo ganaron.Y si la uviere, queden obligados in utroque
foro los que lo recibieron a darlo a la fábrica de aquella iglesia, según se a dicho en
el capítulo precedente, demás de que los unos y los otros serán castigados conforme
a la culpa. Y para que lo susodicho aya más cumplido effecto, el apuntador de la
iglesia tenga cuydado de apuntar a los que faltaren. Y assí mismo mandanmos que
las velas que se les repartieren a los que se hallaren en los tales entierros las lleven
encendidas, assí los dichos curas beneficiados y servidores como los demás clérigos
combinados, los quales demás clérigos combinados assitan como los demás a todo
el officio, conforme a lo estatuydo por el señor arçobispo don Christóval de Rojas,
nuestro predecessor de buena memoria, y so las penas por él impuestas.

Capítulo 4. Que los que sirven capellanías assistan las fiestas a los officios divinos
[Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don
Rodrigo de Castro] Los capellanes que tienen y sirven capellanías en qualesquiera
iglesias de nuestro arçobispado estén presentes con sus sobrepellizes a los officos en
los domingos y en las fiestas, assí a las primeras vísperas como a tercia y a missa
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 223

mayory a las segundas vísperas, y officien y canten las dichas vísperas, tercia y missa
mayor juntamente con los otros clérigos, so pena de un real por cada vez que faltare,
las tres partes para la fábrica de la iglesia donde se hizo la falta y la quarta parte para
el apuntador. El qual al fin de cada mes dé noticia de las faltas al mayordomo, para
que cobre las penas y el visitador se las castigue, como se a mandado arriba.

Capítulo 5. Que el que tuviere capellanías en differentes iglesias sirva


respective las fiestas en cada una
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] El capellán, que tuviere missas
de capellanías en differentes iglesias, en un mesmo pueblo a de servir en el altar y
coro de cada una de las dichas iglesias respectivamente, conforme al número de
missas que en ellas tuviere. Y para que esto se cumpla, como debe, el vicario señale
el tiempo que a de servir en cada iglesia y sirva y no falte, so la pena contenida en el
capítulo próximo.

Capítulo 6. Que los capellanes assistan la Semana Sancta


[Al margen: Idem] Mandamos que los dichos capellanes assistan iueves y
viernes y sábado sancto a todas las horas en el choro y se dé a cada uno por la
assistencia de cada día un real a costa de la fábrica. Y, no assistiendo, no ganen las
obvenciones de la semana siguiente, pero las missas de los dichos tres días, que no
dixeren, no se les a de apuntar, sino que queden obligados a dezirlas en otros días.
[Al margen: En cada iglesia aya apuntador para las faltas de capellanes en el servicio del
altar y choro] Otrosí, mandamos que en cada una de las iglesias de nuestro
arçobispado aya un apuntador, el qual apunte las faltas que los capellanes hizieren
en el servicio del altar y choro, y aya por su salario la quarta parte de las dichas faltas,
y hasta tanto que vaya el visitador, señale el dicho apuntador el vicario y, donde no
lo uviere, el cura más antiguo.

Capítulo 7. Del orden que se a de guardar en el concurso de missas y clérgos


[1] [Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rogrigo de Castro] Por
ningún impedimento de missa de cofradía o de otro negocio que ocurriere, se dexe
de dezir la missa mayor a su hora en los días de fiestas del officio que se celebrare y
rezare aquel día, aunque aya cuerpo presente para sepultar, o novios para velar, y
ninguno que tiene cargo especial de capellanía acepte cargo de otras missas en los
días que es obligado a dezir missa en su capellanía. No se digan dos o más missas
cantadas ni diversos officios cantados en una mesma iglesia y en un mesmo tiempo,
de manera que se impidan y estorven los clérigos unos a otros. Otrosí, porque en las
iglesias que ay copia de sacerdotes se tenga orden en el dezir de las missas y no se
den impedimento los unos a los otros, mandamos que, mientras la missa mayor se
dixere, no se diga otra missa alguna, ni se vista clérigo alguno estando otro diziendo
missa hasta aver alçado el que primero començó la missa, so pena de un real en que
sean multados el sacerdote y el sacristán que le diere los ornamentos. Lo qual se
224 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

entienda salvo en las iglesias cathedrales donde se acostumbran dezir muchas


missas y no avría tiempo para dezirse todas. [Al margen: Que sacerdotes no se vistan
en los altares] Y so la dicha pena mandamos que los sacerdotes no se vistan para dezir
missa ni se desnuden en los altares ni en presencia del pueblo, salvo en las sacristías
y lugares diputados.
[2] [Al margen: Cubran y embuelvan ellos mismos los cálizes] Iten, que después
que uvieren consumido, ellos mismos cubran y embuelvan los cálizes con sus
patenas en su paño de lienço blanco y limpio o tafetán, y los lleven a la sacristía,
quando uvieren acabado la missa y no los dexen embolver ni tocar desembueltos a
monazillos ni a sacristán ni a otra persona que no sea de orden sacro.
[3] [Al margen: No ande la paz por la iglesia] Otrosí, por evitar algunos
inconvenientes y el impediemnto que se da al officio divino, sancto concilio
aprobante, estatuymos y mandamos que la paz no ande por la iglesia, sino que se
ponga en lugar donde cómodamente los que tuvieren devoción la puedan yr a
tomar, y el que en otra manera la diere incurra en pena de un real por cada vez para
la fábrica de la iglesia.

Capítulo 8. Que los divinos officios se digan a sus horas sin guardar a nadie.
[Al margen: El Cardenal don Rogrigo de Castro] Ningún sacerdote después de
dicha la confessión general dexe de proseguir la missa por causa de aguardar a
alguna persona de qualquier dignidad o preheminencia que sea, so pena de
excomunión mayor. Y, so la misma pena, mandamos que la missa mayor y las
vísperas y los otros divinos officios se digan a sus horas, y el sermón, quando lo
uviere, se predique acabado el evangelio y no se aguarde a nadie por algún respecto.

Capítulo 9. Que el Credo, Gloria, Prefacio y Paternoster se cante todo a viva voz
[Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don Rodrigo
de Castro] Por quanto en el segundo symbolo de la fe, que comúnmente llaman el
Credo, que se cante en la missa mayor los domingos y fiestas ordenadas por la
sancta madre iglesia, explícitamente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la iglesia militante, assí como cada particular christiano es obligado a la
confessar, y en algunas iglesias de nuestro arçobispado lo dexan tañer a los órganos
y otros instrumentos y no lo cantan, mandamos que de aquí adelante se cante el
dicho symbolo todo en viva voz. Y quando uviere sermón, aguarden a cantarlo
después de acabado el sermón y no antes. Y la gloria y el Prefacio y Pater noster se
canten también en viva voz, como de a dicho del Credo.

Capítulo 10. Que ningún pobre pueda pedir dentro de las iglesias mientras se
celebran los divinos officios
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Muy decente cosa es que en el
celebrar, dezir y oyr de los divinos officios aya toda quietud y sosiego y no se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 225

perturben los que celebran y dizen, ni se quite la atención ni entibie la devoción de


los que lo oyen. Por tanto, mandamos que durante el tiempo que en las iglesias y
templos se predicare o se dixeren missas cantadas o rezadas o celebraren los otros
divinos officios, ningún pobre dentro de las dichas iglesias pueda pedir limosna,
aunque trayga licencia para poderla pedir, y los porteros y sacristanes los echen
fuera, so pena de quatro reales para obras pías cada vez que en esto fueren hallados
negligentes.Y no bastado los dichos porteros y sacristanes para poderlos echar fuera
en esta ciudad, nuestro provisor y juez de la iglesia, y en otros lugares el vicario
donde lo uviere, y a falta del vicario el cura más antiguo de cada iglesia, provean
cómo lo susodicho se cumpla.Y en los monasterios los superiores dellos lo guarden
assí mismo y hagan guardar y cumplir. Otrosí, en el pedir de las limosnas de los
dichos pobres, nuestros juezes guarden y hagan guardar lo que por derecho y leyes
destos reynos sufficientemente está proveydo, y las licencias que se dieren para pedir
las dichas limosnas no se den contra lo que por las dichas leyes y derechos está
dispuesto.

Capítulo 11. Que los legos no entren en el choro, excepto los aquí contenidos
[Al margen: Idem] En nuestra sancta iglesia metropolitana avemos dado
orden acerca del entrar y assentarse los legos en el choro y en las demás iglesias de
nuestro arçobispado, mandamos que ningún lego, sino fuere cantor o ministro de la
iglesia, entre ni esté en el choro mientras se dizen los divinos officios, exceptos los
señores de título y los oydores de los consejos y audiencias reales de su magestad y
los comendadores de las órdenes militares. Otrosí, estén los hombres apartados de
las mugeres en las iglesias, y los legos no entren en las sacristías quando los
sacerdotes se están vistiendo, ni suban a la peaña del altar entretanto que los
sacerdotes dizen missa, sino fuere ministrándoles en la sacristía o altar, y los vicarios,
curas y clérigos se lo prohiban assí.

Capítulo 12. Qué se a de guardar en el sacrificio de la missa y evitarse en él


[Al margen: Idem. Hieremia. 48. Trid. sess. 22. decret. de observand. et evitan. in
celebra mis.] Maldito llama Dios por el propheta Heremías al que haze sus obras
engañosamente, y pues es necessariamente, confessamos no poder ser tratada de los
fieles obra tan sancta y divina como el altíssimo misterio de la missa, en la qual
aquella hostia de vida que nos reconcilió con el padre eterno se sacrifica cada día por
los sacerdotes en el altar. Evidentemente se infiere aver de ser puesta en toda nuestra
industria, para que se celebre con la mayor pureza y limpieza interior de coraçón y
exterior apariencia de devoción y religión que sea possible. Por lo qual deven los
sacerdotes guardarse de celebrar horas no devidas, de añadir otros ritos o
ceremonias y preces en las missas que aquellas que están aprobadas por la iglesia y
recebidas por el continuo y loable uso della, y se contienen en el misal romano
nuevo; evitar el limitado número de candelas y de ciertas missas, el qual la
supersticio, falsa imitadora de la religión, a inventado, enseñando a los fieles la
dignidad y fructo celestial deste preciosíssimo sacrificio, y desengañándolos de los
226 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

abusos y supersticiones que en esto tuvieren. Y los que contra esto se hallaren aver
delinquido sean castigados con rigor.

Capítulo 13. De las missas de aguinaldo y que no se predique antes del día
[1] [Al margen: Idem] Por obviar los abusos y inconvenientes que ay en el
dezir de las missas que llaman de aguinaldo, que se dizen algunos días antes de
Navidad, mandamos que de aquí adelante no se digan las dichas missas antes que
sea de día claro, ni se abran las puertas de las iglesias en aquellos días hasta
entonces, so pena de quinientos maravedís al que dixere missa y otros quinientos a
la persona a cuyo cargo es abrir y cerrar las dichas puertas por cada vez que
contravinieren.Y lo mismo mandamos se guarde en todos los monesterios.
[2] Y porque hemos sabido que en muchas iglesias de nuestro arçobispado la
noche de Navidad, entre tanto que se dizen los divinos officios, muchas personas se
juntan en ellas y cantan cantares prophanos y hazen otras cosas de irreverencia,
prohibimos que de aquí adelante no se haga lo susodicho y mandamos a los curas
procuren evitarlo y avisen a los vicarios de los excessos que uviere, para que se
corrijan y castiguen.
[3] Otrosí mandamos que no se prediquen de noche, ni antes que sea de día,
sermones algunos, aunque sean los de passión y resurrectión, so pena de excomunión
mayor al que lo predicare y a los vicarios y curas que lo consintieren, demás de que los
unos y los otros serán castigados gravemente arbitrio de nuestros juezes.

Capítulo 14. Que no se celebre en oratorios particulares, sino fuere


concurriendo lo que aquí se dize
[Al margen: Idem. Homil. de sancto Philólogo. 2. Paralip. 8.] ¿Qué escusa
tenemos, dize san Chrisóstomo, sabiendo cierto que Dios por nuestra causa
descendió de los cielos, si se nos haze pesada cosa desde nuestras casas yrle a ver a
las iglesias? Edificó el rey Salomón casa para su muger, hija del rey pharaón, no
permitiendo que viviesse en la casa de David porque estaba sanctificada por la
entrada en ella del arca del Señor. De lo qual se infiere con quánta razón debe ser
reprehendido el atrevimiento de aquellos que traen a sus casas sin necessidad no el
arca del Señor, sino al mismo dios, los quales, si considerassen su baxeza y grandeza
y magestad de Dios, conociéndose por indignos, dirían con el Centurión: “Señor, no
soy digno de que vos entréys en mi casa [al margen: Math. 3]. Y con esta humildad
y conoscimiento de sí mismo le yrían a adorar a su sancto templo.Y assí con mucha
razón establecieron los sagrados cánones, y nuevamente el sacro concilio tridentino,
[al margen: Trid. sess. 22. decret. de observant. et evitan. in cele. mis.] que los ordinarios
no permitan que los sacerdotes seculares ni regulares celebren en casas particulares
fuera de la iglesia, sino fuere en oratorios dedicados para el culto divino, los quales
ayan señalado y visitado ellos mismos, y con que los que están presentes a oyr missa
en ellos de tal manera que estén compuestos, que muestren no sólo están presentes
corporalmente, sino con el ánima y con devoto affecto del coraçón. Por ende, en
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 227

execución de lo establecido por el dicho sancto concilio, mandamos que ningún


sacerdote secular ni regular diga missa fuera de la iglesia en casas oratorios y capillas
particulares, no le constando ser los dichos oratorios y capillas dedicados solamente
para el culto divino y señalados para el dicho effecto y visitados por nos o por
nuestra authoridad, y aver licencia nuestra para celebrarse en ellos. Y qualquiera
sacerdote que lo contrario hiziere incurra ipso facto en suspensión a divinis de dos
meses por cada vez que lo hiziere.

Capítulo 15. Que los clérigos exerciten los ministerios de sus órdenes y
celebren y comulguen como aquí se les manda
[Al margen: Idem. Trid. ses. 22. Ca. 11. 13. 14. 17] Santa y justamente el sancto
concilio universal de Trento mandó a los obispos tuviessen cuydado que los
prebíteros celebren todos los domingos y fiestas solemnes, y los que tienen cura de
ánimas tan frequentemente que satisfagan a su officio, y que los diáconos y
subdiáconos comulguen los dichos domingos y fiestas solemnes, y los de menores
órdenes más a menudo que antes que las recibiessen, y anssí mismo que cada uno
dellos exercite el ministerio de sus órdenes. Por tanto, amonestamos a todos los
dichos clérigos, que son y fueren de aquí adelante, lo guarden y cumplan, y
mandamos a nuestros vicarios, y adonde no los uviere a los curas más antiguos,
tengan matrícula de los tales clérigos y nos embíen relación, para los que se uvieren
de ordenar, cómo lo an cumplido y si a exercitado cada uno el ministerio de sus
órdenes en sus parrochias, diziendo el diácono el evangelio y el subdiácono la
epístola y haziendo el hostiario, exorcista, acólito, lector y psalmista sus oficios. [al
margen: De his. 2. Isidorus Hispalen. in epístola ad Ludifredum et habetur transumptive,
in cap. Per lectis. 25 distin.] Otrosí, mandamos que el iueves de la Cena del Señor
todos los clérigos de prima tonsura, menores órdenes, subdiáconos y diáconos de
cada una iglesia de nuestro arçobispado, y los sacerdotes, que no celebraren aquel
día, reciban la sancta comunión en la missa mayor de mano del preste que celebra.
Y el que hiziere lo contrario pierda el pie del altar y obvenciones de aquella semana,
si fuere beneficiado, cura o servidor, y no lo siendo pague quatro reales para la
fábrica de aquella iglesia.

Capítulo 16. De la offrendas de las missas nuevas


[Al margen: Idem] Los missacantanos en las missas nuevas que celebran
puedan bolverse al pueblo y recebir las offrendas que espontáneamente se les
offrecieren, pero no anden por la iglesia para el dicho effecto. Y el que hiziere lo
contrario incurra en pena de dos mil maravedís para obras pías.

Capítulo 17
[Al margen: Idem] Desseando que no se pierda la loable costumbre de rezar,
hincadas las rodillas en el suelo, quando tañen al ave Maria, concedemos a los que
assí la rezaren quarenta días de perdón.
228 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 18. Que contiene la instrución para el colector general


[0] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] El señor arçobispo don
Christóbal de Rojas y Sandoval, nuestro predecessor de buena memoria, con loable
zelo de que se cumpliessen las piadosas voluntades y disposiciones de los difuntos,
y para que se dixessen todas las missas que se uviessen dexado de dezir por los
beneficiados y servidores de beneficios, capellanes, tenedores de patronazgo y
aniversarios y otras que fuessen a cargo de las fábricas, hospitales, dotaciones y obras
pías, y que los fieles defunctos en qualquier manera uviessen mandado dezir, y en
todo se satisfiziesse a tan necessaria y precisa obligación, ordenó y mandó que en
esta ciudad uviesse un colector general de las dichas missas, al qual y a los colectores
particulares de cada iglesia ordenó y dio cierta forma de lo que avían de hazer. Y
porque por la dicha no está proveído cumplidamente a cosas que después acá se an
affrecido y la experiencia a mostrado ser dignas de niuestra provisión y remedio,
especialmente con lo que toca al officio del dicho colector general, avemos ordenado
una instrucción para el susodicho, la qual mandamos se guarde de aquí adelante y
se infiera en estas constituciones juntamente con los capítulos del dicho señor
arçobispo don Christóval, tocantes a los colectores particulares y lo que a ellos por
nos se a añadido para que vengan a noticia de todos.
1. El officio de colector general de missas deste nuestro arçobispado es de
gran confiança y en que nuestro Señor se sirve mucho, y assí encargamos al colector
lo haga con toda rectitud y cuidado, guardando inviolablemente lo que aquí se le
ordena y manda, avisándonos si entendiere que nuestros juezes, visitadores o otras
personas algunas exceden de lo que aquí se les manda, para que lo remedien.
2. [Al margen: Arca de tres llaves] Para que aya más razón y quenta con las
limosnas que se recogieren de las missas, y en las cosas de la colectoría aya mejor
expedición, mandamos que se haga una arca de tres llaves, la qual se ponga y esté
en el aposento de nuestro provisor, para que en ella se recoja y eche el dinero que se
cobrare de la dicha colectoría, y ded allí se pague a quien lo uviere de aver por orden
y librança del dicho provisor y no de otra manera. Y para esto, aya en la dicha arca
dos libros, uno donde se assiente lo que se recibiere y echare en ella y otro donde se
assiente lo que se pagare y distribuyere. Y las llaves de la dicha arca tenga la una el
colector general, la otra el fiscal de la audiencia de nuestro provisor y la otra el
notario mayor de dicha audiencia. Cada uno de los quales tenga su llave y no la
mude ni confíe ni ponga en su lugar otra persona que use della, sino fuere con
urgente necessidad y licencia y mandado del dicho provisor. Y el dicho colector no
reciba por sí solo los dineros que se traxeren a la dicha colecturía, so pena de
excomunión mayor latae sententiae ipso facto incurrenda, sino que todos los dichos
tres llaveros juntos los reciban y los pongan en la dicha arca, y en todo lo demás el
dicho colector exercite y haga libremente su officio, haziendo diligencia para la
cobrança y siguiendo las causas de la dicha colectoría, que para ello y lo a ello
concerniente le damos poder cumplido.
3. [Al margen: Iure el colector] Ante todas cosas el dicho colector y llaveros
harán juramento en forma de que, quanto en sí fuere, exercitarán bien y fielmente
su officio y no yrán ni vendrán en manera alguna contra estas nuestras
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 229

constituciones. Este juramento tomará nuestro provisor ante un notario y se


assentará en el dicho libro del recibo y frirmarlo an el dicho colector y llaveros.
4. [Al margen: Que sólo el provisor distribuya las missas] La distribución de las
missas a de ser hecha por nos o nuestro provisor y no por persona alguna. Por tanto,
mandamos a nuestro juez de la iglesia, que es o por tiempo fuere, y a los demás juezes
y visitadores no se entremetan ni puedan entremeter en dar ni repartir ni hazer ni
dezir missa alguna en esta ciudad ni fuera della, so pena de excomunión mayor.
5. [Al margen: Los visitadores embíen los alcances de las missas] Los visitadores
hagan con mucho cuidado los alcances de todas las missas que faltaren por dezir en
cada iglesia de cada beneficio, capellanía, anniversario, patronazgo o de otra
qualquiera obra pía. Y acabada la visita de cada iglesia, embíen a nuestro provisor
una memoria, firmada de su nombre, de todas las condenaciones de missas que se
an hecho en aquella visita, y el notario la firma también y dé fe que aquellas son las
condenaciones que se an hecho en aquella iglesia y que no uvo otras. Y el dicho
provisor assiente las dichas condenaciones y alcances en un libro que para ello terna
y dé los originales dellas al dicho colector, el qual firme en el dicho libro como las
recibe, para que por él se haga cargo y se le tome en cuenta.
Las condenaciones harán los visitadores citada la parte interessada, pudiendo
ser avida, y dé fe en la condenación el notario de la dicha citación, porque desta
manera se escusan muchos pleitos.
7. [Al margen: Siendo los tenedores de bienes cargados de obligación de missas
disipadores dellos proceda el visitador a embargo] Quando hallaren los dichos
visitadores que los patronos, capellanes o otros qualesquier tenedores de los bienes
que están dotados, o en qualquier manera cargados de obligación de missas, son
dissipadores de los dichos bienes y hazienda y se van cargando de mucho número
de missas, procedan a hazer dello información, citada la parte, y si vieren que ay
peligro y daño, que pueda venir, procedan a embargar los dichos bienes, y embiarán
la información al provisor, y aviendo embargo, el mismo embargo para que se haga
justicia.
8. [Al margen: Lo mismo hagan con los ausentes de sus beneficios y capellanías que
no cumplen con sus obligaciones] Suele suceder que los proprietarios de los beneficios
o capellanías residen fuera deste arçobispado, y los arrendatarios y personas que
tienen sus poderes para administrar cobran las rentas sin tener cuidado de hazer
dezir las missas que están obligados y se hallan cargados de mucho número dellas
y no se halla de dónde cobrar, sucediendo este caso hagan información nuestros
visitadores y procedan a hazer embargos y secrestos conforme a derecho, remitiendo
las dichas informaciones a nuestro provisor, el qual haga justicia. Y lo mismo harán
los dichos visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir
personalmente en sus capellanías y no residen ni dizen las missas y memorias donde
son obligados.Y nuestro provisor hará que los derechos de las dichas informaciones
se paguen a los notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos.
9. [Al margen: Sólo el provisor puede componer y dar esperas] Nuestros juezes,
excepto el dicho provisor, ni nuestros visitadores, debaxo de la pena tributaria que
230 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

nos pareciere4 no se entremetan, ni puedan entremeter, en remitir, componer y


concertar los alcances y condenaciones de missas, ni dar esperas ni conmutarlas ni
dar licencias, para que los que son obligados a dezir las tales missas las puedan dezir,
dándoles tiempo y término para ello, o para que, diziéndolas en otra parte o lugar
que donde son obligados, cumplan su obligación.
10. [Al margen: Los visitadores no puedan tomar limosna de missas de un lugar o
iglesia para dezir en otra] No puedan tomar ni tomen, so pena de excomunión mayor,
los dichos visitadores las limosnas de las missas, so color que las quieren dezir por
las mismas personas, ni puedan encargarse dellas en manera alguna ni cobrar dinero
de missas. El provisor terna cuenta de repartírselas5.
11. [Al margen: Cómo a de pagar el colector] El colector no pague ni pueda
pagar limosna de missas sin librança o cédula firmada de nuestro nombre o de
nuestro provisor y sin carta de pago de la persona a quien se libre la limosna de las
missas en la qual diga el número de missas y la limosna que le da por ellas, y sin la
dicha librança en ninguna manera se le passe partida alguna en la cuenta.
12. Permitimos que el dicho colector general pueda por bien de paz y
concordia, aviendo pleitos sobre los alcances y para evitarlos, hazer conciertos sobre
los dichos alcances y condenaciones de missas, sin hazer quita ni baxa dellas, sino
solamente alargando los plazos de las condenaciones con que no sea demasiado
tarde6, haziendo obligar a los condenados y allanarse, y siendo necessario tomando
fianças, comunicándolo primero con nuestro provisor y con su licencia y no en otra
manera.
Los maravedís, que el colector gastare en pleitos para cobrar los alcances de
las missas, se le passen en cuenta por su juramento y dando memoria al provisor,
baxándolo de todo recibo de las missas, y diránse al menos las missas que
respondieren a aquel dinero, reduziéndolas a dos reales cada missa, porque esta
parece más fácil cuenta.
14. [Al margen: El colector no conmute la limosna menor de missas en mayor] El
dicho colector general en ninguna manera pueda dar de limosna missas de a tres
reales ni de a dos y medio, sino sólo las que estuvieren condenadas de la dicha
cantidad, conforme a la reducción hecha en el sínodo del señor arçobispo don
Christóbal, de suerte que las missas que estuviesen condenadas de menor limosna
no las pueda conmutar en mayor. Y si por caso nos o nuestro provisor diéremos
mandatos o libranças para que se den limosnas de missas de a dos reales y medio o
de tres, no las aviendo ni faltando de dezir desta cantidad, no las pague, sino que nos
avise a nos o a nuestro provisor que no las ay, porque de lo contrario reciben daño
las ánimas de los fieles y se defrauda su intención.

4 En la edición de 1587 se incluye: “so pena de excomunión mayor”, en lugar de “debaxo de la pena
tributaria que nos pareciere”.
5 La edición de 1587 concluía este número con el siguiente párrafo: “pero permitimos que puedan
tomar la limosna de las que dixeren estando actualmente visitando una iglesia, y no llevar limosnas
de missas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra”.
6 En la edición de 1591 se incluye : “con que no sea demasiado tarde”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 231

15. Quando nuestro provisor librare las missas en el colector, ante todas las
cosas comunique con él de las missas que librar y mandar dezir, para que se pueda
cumplir mejor lo que ordenarey se acuda a lo que fuere más necessario.
16. [Al margen: No se den limosnas de missas fuera del arçobispado] No dé en
manera alguna el dicho provisor limosnas de missas para que se digan ni puedan
dezir fuera del arçobispado, ni a persona que tenga su habitación y morada fuera
dél7.
18. [Al margen: Que sean preferidos los clérigos de los lugares y iglesias donde se
an hecho las condenaciones de missas en el distribuyr dellas] A se de tener particular
cuenta que, pudiéndose hazer cómodamente, las missas se digan y hagan dezir en
los lugares donde era la obligación de dezirse, y en las mesmas iglesias. Y ansí se a
de informar el provisor del número de clériggos que ay en la iglesia y lugar donde se
an hecho las condenaciones de las missas; y según la copia de clérigos que en la tal
iglesia uviere y las obligaciones y cargos que tuvieren de missas, mirándolo y
cotejándolo con prudencia, sean preferidos los clérigos del tal lugar o iglesia a los
demás. Lo mesmo se entiende de los religiosos que tuvieren sus casas y conventos
en aquel lugar y parrochia, que ansí mismo an de ser preferidos a los otros
conventos. Y a todos se prefieran los curas, ansí en el dar de las missas como en la
cantidad de las limosnas.Y premitimos que nuestros visitadores puedan dexar de la
colectoría en cada iglesia las missas que se pudieren dezir en un mes.
19. [Al margen: El número de missas que se librará a los clérigos] Las libranças
que se dieren a los clérigos no excedan de cincuenta a sesenta missas de cada vez, y
antes que el colectar les pague, traigan fe del apuntador, donde se les uviere
mandado las digan, de cómo están dichas; y en las dichas libranças se pongan los
nombres de las personas por quien se an de dezir con debe y aver en cada partida.
20. [Al margen: A los religiosos, cómo se les an de dar las missas] No dé nuestro
provisor missas a dezir a ningún religioso particular, sino a los conventos y prelados
dellos, para que se digan conventualmente. Pueda, empero, darlas, quando le
pareciere a religiosos graves y de buena conciencia, percediendo licencia de sus
superiores para poder dezir missas por la persona e intención de quien dio la
limosna y no por la de su prelado o convento. Y traigan los dichos religiosos
certificación de su prelado o sacristán de su monasterio de cómo las an dicho, para
que se dé mandamiento para el colector general les dé las limosnas de las missas que
uvieren dicho por la dicha orden.
21. Puédanse dar a los conventos de una ves trecientas o quatrocientas
missas, más o menos, según el número de missas que uviere para hazerse dezir y el
número de frailes que uviere y su necessidad.

7 Se suprime en la edición de 1591 el número 17, cuyo texto es el siguiente: “17. [Al margen: Que se den
las libranças sobre el colector] Otrosí, no se dé librança ni mandato para que el convento o persona a
quien se manda dar la limosna de las missas cobre, ni pueda cobrar, la dicha limosna de las personas
que están condenadas en las dichas missas, o de las que las deven o son obligados a dezirlas o
hazerlas dezir. Y todos los mandatos o libranças que diere sean sobre el colector general, excepto, si
por juestas causas, le pareciere otra cosa”. Continúa la enumeración pasando del nº 16 al 18.
232 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

22. [Al margen: La discreción que a de aver en el distribuir de las limosnas] Las
limosnas de las missas que vienen a poder del colector son mayores unas que otras,
tenga el provisor cuenta de que en las mayores limosnas sean preferidos los clérigos,
y entre ellos los más pobres, y a todos an de ser preferidos los curas; y entre los
conventos de religiosos los más necessitados, guardando el capítulo décimoquarto
desta instrucctión que prohibe que por las missas no se puedan dar mayores
limosnas de cómo salieren.
23. [Al margen: Del mandamiento que se a de dar para cobrar alcances] Si nuestro
provisor uviere de embiar persona a cobrar algunos alcances de missas, en el
mandamiento se nombre la persona que va a cobrar, el qual dexe en cada lugar el
mandamiento que lleva en poder del que haze la paga con la carta de pago a tergo.
Y assí mismo le tasse el provisor al susodicho antes que salga a cobrar lo que a de
aver de ocupación de cada día en las partes donde se detuviere, y lo que se le a de
dar en cada parte por el camino, repartiendo respectivamente la ocupación de yda y
buelta entre todas las partes donde va a cobrar, de manera que no lleve de cada una
todo por entero, como si fuera a sola ella.
24. [Al margen: Cuenta con el colector] En fin de cada mes a de venir el colector
general a enseñar la cuanta de las missas de aquel mes para que el provisor vea el
número de missas que se an dicho y las que faltan de dezir; y conforme a lo que
hallare provea de suerte que no aya tardança en dezirse las dichas missas.
25. Al fin de cada año se a de hazer cuenta con el dicho colector de todas las
missas que uviere recebido y hecho dezir, conforme a lo arriba dicho; y ansí mismo
de los memoriales, condenaciones y alcances que embían los visitadores y le uviee
entregado nuestro provisor, para que no se oculte nada.
26. Al dicho colector general se darán y pagarán todos los gastos que en
beneficio de la colecturía uviere hecho, lo qual todo se saque por costas de la summa
de todas las missas según lo arriba declarado.
27. [Al margen: Don Christóval de Rojas. Que en cada iglesia aya un colector.
Libros del colector] A de aver en cada iglesia un colector, al qual provea en el dicho
officio el prelado. Terná el dicho colector un libro para que en él y en las primeras
hojas assiente todas las missas de pitançería que a la iglesia ocurrieren, poniendo en
el recibo el día, mes y año en que se reciben y el nombre de la persona que las dio,
y quántas y la cantidad de la limosna y de quién y por quién se an de dezir. Luego
haga tantas divisiones y casillas en la mesma plana, quantas son las dichas missas
que assí recibió, para que, como se fueren diziendo, se ponga en cada repartimiento
el nombre del clérigo que dixo la misa y el día, mes y año en que la dixo y su firma,
de manera que por las casillas que estuvieren en blanco que no estuvieren firmadas
conste las missas que estuvieren por dezir.
28. [Al margen: Testamentos] Iten, en otra parte del dicho libro assiente el
dicho colector todos los nombres de las personas que se enterraren en la tal iglesia,
poniendo estado y condición, día, mes y año. Y si alguno dellos uviere fecho
testamento, ponga en el dicho libro el día mes y año en que hizo el dicho testamento
y ante qué escrivano se otorgó y quien fueron sus herederos y albaceas. Y para esto
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 233

se manda a los curas de la dicha iglesia8, que procuren que se les trayga por fe del
dicho escrivano la cláusula del dicho testamento en que diga todo lo arriba dicho, y
más todos los sufragios y obras pías que el tal difunto mandó por su ánima. [Al
margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Y, si caso la dicha cláusula del dicho
testamento no se pudiere sacar el día de su entierro por alguna justa causa, deposite
un ducado, o prenda que lo valga, en poder del dicho colector, para que trayendo la
dicha cláusula, se buelva el dicho ducado o prenda; y si dentro de tres días no se
traxere, el colector a costa del dicho ducado caque la dicha cláusula y buélva lo que
sobrare.Y si al cuerpo presente se uvieren de dezir missas, se pongan de la forma y
manera que en el capítulo arriba dicho de la pitançería se contiene, para que conste
de las que se dizen y de las que están por dezir, de modo que vaya cargo y descargo
junto.
29. [Al margen: D. Christóval de Rojas. De las fiestas y memorias de cofradías y
hospitales] Iten, el dicho colector en otra parte del dicho libro assiente las fiestas, las
memorias o otras qualesquier missas que son a cargo de decir cofradías o hospitales,
poniendo los nombres del tal hospital o cofradía y día, mes y año, guardando en las
dichas el proprio orden que está dicho de las casillas en el capítulo de la pitancería.
30. [Al margen: Idem. Fiestas, memorias y missas de la fábrica] Iten, el dicho
colector assiente en otra parte del dicho libro todas las fiestas y memorias y missas
cantadas y rezadas, que la fábrica de la dicha iglesia, donde es colector, es obligado
a dezir, poniendo en cada una la condición y gravamen que tienen conforme a su
institución; y en ellas se guarde el mismo orden que está dicho en el capítulo de la
pitancería9.
33. [Al margen: Idem. Del apuntador] Iten, a de aver en cada iglesia un
apuntador, el qual tenga otro libro en que assiente todas las capellanías que en la
iglesia se sirve, poniendo cada una por sí, hecho un quadrante con su abecedario, y
allí ponga el nombre del instituidor de la dicha capellanía y quántas missas ay de
obligación de decir en ella cada mes y el nombre del capellán que al presente la sirve.

8 En la edición de 1587 se incluía en este lugar el siguiente texto: “no entierren al tal difuncto que
falleciere en su parrochia, sin que primero”, aunque no aparecía “que procuren que se les”.
9 Se suprimen en la edición de 1591 los números 31 y 32, cuyo texto es el siguiente:
“31. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. De los que mueren ab intestato] No es justo que las
personas que murieren sin testamento carezcan de los sacrificios y sufragios que, si murieran con él,
gozaran. Por tanto, mandamos que, si alguno muriere sin testamento, que el colector con el vicario o
presidente y con los herederos abintestato se junten dentro de ocho días y les persuadan a que digan
las missas y sacrificios por su ánima, que de derecho son obligados; y no lo haziendo assí, den aviso
a nos o a nuestro juezes, para que se provea justicia.
32. [Al margen: Los clérigos no reciban limosnas de missas] Ningún clérigo, de qualquier estado
condición que sea, reciba ni cobre, por sí ni por interpósita persona, missa alguna de qualquier
manera que sea, sino fuere de sus capellanías; y si las recibiere, las manifieste al colector proprio de
la parrochia, so pena que, si fuere estragero el tal clérigo que assí recibiere la pitança y no la
manifestare al diccho colector, sea deserrado del dicho arçobispado; y si fuere natural, cayga en pena
de mil maravedís y diez días de cárcel, porque de otra manera podría aver engaño enlas missas que
se an de decir y no avría la cuenta que conviene para el descargo de nuestras conciencias”.
Se continúa, sin embargo, la numeración pasando del 30 al 33.
234 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

34. [Al margen: Cotejen cada mes colector y apuntador los quadrantes] Iten, el
dicho colector de la pitancería y el puntador de la capellanías se juntarán el
postrero día de cada mes y cotejarán los quadrantes de todas las missas que los
dichos capellanes an dicho en el dicho mes; y si hallare algún encuentro de alguna
missa de colecturía y de capellanía que parezca averse dicho en un mesmo día, en
tal caso se reste la missa de la capellanía, por quanto estará firmada la de la
colecturía. Y el capellán diga las missas de su capellanía el día que manda el
fundador della.
35. Iten, el dicho colector no dé ninguna pitança fuera de la dicha iglesia a
ningún clérigo ni a otra persona alguna sin expreso mandato de su perlado, ni dé
limosna de la missa hasta que la aya dicho.
36. Iten, el tal colecor por su trabajo aya y lleve un maravedí de la limosna de
cada missa y otro tanto el apuntador de las capellanías y no lleven salario de las
fábricas.
37. [Al margen: El que sirviere la capellanía lleve la propria limosna que el
capellán] Iten, por quanto se augmenta la limosna de las missas de las capellanías
perpetual, y algunos capellanes no las sirven por sus personas, a cuya causa son
alcançados en muchas missas, y éstas las an de dezir otros clérigos por ellos,
mandamos al clérigo que las tales missas dixere se le dé la propria quantidad de
limosna, que el mismo capellán uviere de aver; y en estas missas sean preferidos los
beneficiados y curas, quiriéndolas dezir.
38. [Al margen: Los capellanes que no assistieren domingos y fiestas no gozen del
aumento] Iten, el capellán perpetuo que no assistiere en el choro con sobrepelliz los
domingos y fiestas de guardar primeras vísperas y tercia y missa mayor y segundas
vísperas no goze del augmento de la limosna que hemos mandado augmentar de
cada missa, sino que a este tal le dé a real y medio la limosna de cada missa de
aquella semana, y lo demás a cumplimiento del augmento acrezca a los presentes
que uvieren assistido en el choro.
39. [Al margen: No se dé missa de colecturía a los clérigos extravagantes que no
sirven las fiestas en el altar y choro] Iten, mandamos que los clérigos extravagantes que
no quisieren assistir al choro o no se quisieren vestir de diácono y subdiácono los
domingos y fiestas de guardar, por el orden que el vicario, y donde no lo uviere el
cura más antiguo, les diere, dando a los que assí se vistieren la limosna
acostumbrada, no se les dé missa de colecturía a los que no guardaren y obedecieren
lo que aquí mandamos.
49. Pero todo lo sobre dicho se entiende salvas las voluntades de los
testadores que dexaren dineros para que se ayan de dezir missas. Las quales
queremos que se cumplan, aunque ayan dispuesto el contrario de lo que arriba se
contiene10.

10 El número 40 no existe en la edición de 1581, sino que es una addenda ordenada por roma para la
edición de 1591.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 235

[Título 12] Títulus de baptismo

Capítulo 1. Cómo se a de administrar el sancto Baptismo


[Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça] Acerca del Baptismo,
que es puerta y principio de los otros sacramentos, por quanto hallamos que en esta
nuestra diócesi baptizan los niños por aspersión y no por inmersión, el qual rito y
costumbre de baptizar, puesto que fuesse bueno, pero conosciendo, assí por los
decretos y cánones antiguos como por las sentencias de los sanctos theólogos, que
es mejor baptizar por inmersión, assí por ser más conforme a la costumbre de la
sancta iglesia romana, nuestra madre y cabeça, como a la costumbre de la iglesia
universal, y porque más llanamente se cumpla la semejança que a la sepultura y
resurrectión de Iesu Christo nuestro Señor tiene, según el dicho del apóstolo S. Pablo
a los Colosens. 2, donde dize que somos sepultados con Iesus Christo en el
baptismo, en el qual resucitamos por la fe en la obra de Dios. Por ende, nos, cuyo
officio es promover y disponer las ovejas a nos encomendadas de bien en mejor,
según la sentencia de san Pablo 1 Corintios 12. Emulamini charismata meliora, et ad
huc excellentionem viam vobis demostro, ordenamos y mandamos a todos los curas de
nuestra diócesi que de aquí adelante baptizen por inmersión, según que en las
iglesias que avemos visitado enseñamos y mandamos, y se haze, excepto en quatro
casos. El primero, quando fuere persona adulta, assí varón como hembra. El
segundo, quando fuere niño o niña enfermo, del qual virisímilmente se deve creer
que, si fuesse metido debaxo del agua, recibiría notable y manifiesto daño en su
enfermedad. El tercero, quando no puede salir del vientre de la madre salvo la
cabeça sola o algún otro miembro, ca en tal caso se debe hazer el baptismo en aquel
miembro por aspersión. El quarto, quando en caso de necessidad no se puede aver
tanta agua que baste para hazer la inmersión. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de
Castro] Y porque esta constitución es digna de que se guarde, desseamos que
nuestros súbditos lo hagan assí, y exortámoselo en el Señor.

Capítulo 2
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Guárdese la constitución del
Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça, nuestro predecessor, la qual dispone que
los curas quiten el capillejo a la criatura en acabando de baptizar.

Capítulo 3. Del libro de los baptizados


[Al margen: Idem] Tengan los curas un libro en que assienten su nombre y el
del baptizado y de sus padres y padrinos con día, mes y año.Y si el cathechismo y el
exorcismo no se hizieren conjuntamente con el baptismo, escrivan también los
nombres de los padrinos de los dichos exorcismos, como se les manda en el título de
officio rectoris. Y por cada vez que faltaren de cumplir lo susodicho, pague cada uno
quatro reales para la fábrica de aquella iglesia.
236 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 4. De los padrinos


[Al margen: Idem. Trid. sess. 24. c. 2.] Estatuyó el sancto concilio tridentino por
evitar la multitud de impedimentos de los matrimonios que en el baptismo no se
admitiesse más de un padrino, y a lo más un padrino y una madrina, entre los
quales, y el baptizado mesmo y su padre y su madre, y ansí mismo entre el que
baptizó y el baptizó y el padre y la madre, y la madre del tal baptizado solamente, se
contraiga cognoción espiritual. Iten, que el cura, antes que llegue a administrar este
sacramento, sepa del baptizado, si es adulto, y sino de sus padres, qué padrino o
padrinos escoge, y a aquél o aquéllos admita y no a otros algunos, y los avisen de la
cognación que an contrahído con el baptizado y sus padres, porque no puedan
pretender ignorancia. Otrosí, que, si otros fuera de los señalados tocaren al
baptizado, no contraigan cognación espiritual en manera alguna; y que si otra cosa
se hiziere por culpa o negligencia del cura sea castigado a arbitrio del ordinario. Por
ende, mandamos a todos los clérigos y curas de nuestro arçobispado guarden y
cumplan lo susodicho, so pena que, excediendo en algo, serán castigados, como el
dicho sancto concilio dispone.

Capítulo 5. De la obligación de los padrinos


[1] [Al margen: Idem] No sean admitidos por padrinos los que no están
baptizados ni pueden responder por el baptizado y hazer lo demás que es cargo de
los padrinos, ni los monges y religiosos professos.
[2] Iten, avisen los curas a los padrinos que, como dize S. Augustín [al margen:
C. Vos ante omnia de consecrat. Distint. 4.], deven entender que an quedado por
fiadores acerca de Dios por aquellos que tuvieron al baptismo, y que siempre los an
de amonestar que guarden la castidad, amen la justicia y abracen la charidad, y les
an de enseñar la doctrina cristiana o tener cuidado que se la enseñen.

Capítulo 6
[Al margen: Idem] Los padre y madres de los niño, o las personas a cuyo cargo
estuvieren, dentro de ocho días que los dichos niños nacieren, los lleven a la iglesia
a baptizar, no aviendo justo impedimento. Y si uvieren sido baptizados en casa, los
lleven a ansí mismo a catechizar dentro de ocho días.

Capítulo 7. Cómo an de baptizar las parteras


[Al margen: Idem] Las parteras no baptizen sin estar examinadas y aprobadas
por el vicario o cura más antiguo de cada una iglesia donde no uviere vicario, ni
aunque estén examinadas y aprobadas, baptizen donde clérigo u otro hombre
alguna que lo sepa hazer, ni fuera de casos de necessidad, quando no ay peligro en
la dilación, so pena de que será castigada la que contraviniere.Y nuestros visitadores,
quando fueren a visitar, examinen ansí mismo las parteras de los pueblos que
visitaren, para ver si están bien instructas en lo susodicho, y si los vicarios y curas an
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 237

cumplido se su parte lo que sobre esto se les manda, y hallando que an sido
negligentes, traygan dello relación, para que, entendida la qualidad de la negligencia
de los susodichos y los inconvenientes que dello se an seguido, nuestros provisores
los castiguen conforme a la culpa.

Capítulo 8
[Al margen: Idem] Las pilas del baptismo estén cerradas y con buena guarda
y los curas tengan las llaves dellas, y el que no la tuviere cerrada pague un ducado
de pena para la fábrica.

[Título 13] Titulus de custodia Eucharistia

Capítulo 1. Que la custodia del Sanctíssimo Sacramento esté en medio del


altar mayor
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] De no estar la custodia del
Sanctíssimo Sacramento en el altar mayor resultan inconvenientes. Por tanto,
mandamos que en todas las iglesias de nuestro arçobispado se haga una custodia en
medio del dicho altar mayor, adonde se passe el Sanctíssimo Sacramento, y en los
sagrarios donde hasta aquí se solía guardar se pongan sanctos óleos y chrisma y
reliquias, si las uviere, y el libro manual de sacramentos y los demás libros
pertenecientes al ministerio de cura. El qual tenga las llaves de todo ello y no las dé
ni cometa a otra persona, salvo estando ligítimamente impedido, y entonces no las
fíe sino de sacerdote.

Capítulo 2
[Al margen: Idem] Tengan siempre los curas el Sanctíssimo Sacramento en la
custodia, dos o tres hostias consagradas de forma mayor y otras de forma menor
para comulgar, y esté con la decencia y limpieza que conviene y lo renueve de ocho
a ocho días.

Capítulo 3. Que en los domingos y fiestas de guardar no lleven fuera la sancta


comunión mientras se dize la missa mayor, ni baptizen, salvo con vera
necessidad
[1] [Al margen: El Cardenal d. Diego Hurtado de Mendoça] Por quanto muchas
vezes en los domingos y fiestas de guardar, estando el pueblo ayuntado para oyr la
missa mayor y divinal officio, según es obligado, el cura saca el cuerpo de nuestro
señor para llevar a algún enfermo, y la gente por lo acompañar dexan de oyr la
missa, y algunas vezes se quedan sin ella, siendo obligados a oyrla. Por ende,
proveyendo mandamos que, mientras la missa se dixere, no se lleve la sancta
238 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

comunión a enfermo alguno, salvo en caso de vera y cierta necessidad. Sobre lo qual
encargamos la conciencia de los dichos curas, ca en los otros casos queremos y
mandamos que esta misma disposión aya lugar y se guarde cerca de baptizar, que a
la hora de la missa mayor no se baptize, salvo en caso de vera y cierta necessidad.
Sobre lo qual encargamos la conciencia del cura de la tal parrochia.
[2] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Lo mismo se a de guardar
en los entierros, que no se hagan mientras se dize la missa mayor.

Capítulo 4. Cómo se a de administrar el Sanctíssimo Sacramento a los


enfermos
[Al margen: Idem] Quando el sacerdote uviere de llevar al enfermo el
Sanctíssimo Sacramento provea que el sacristán haga la señal con la campana
mayor, y que el dicho sacristán o otra persona salga por la parrochia llamando al
pueblo con una companilla, para que le acompañen, y hará que el aposento donde
estuviere el enfermo se limpie y aderece y que en él se ponga un altar o mesa
cubierta con un lienço muy limpio, sobre la qual se a de poner la custodia. Lleve una
hostia de forma mayor, que a de mostrar al pueblo, y otra o más de forma menor,
conforme al número de enfermos que an de comulgar.Vaya vestido el sacerdote con
su sobrepelliz y estola, o manto de seda, donde lo uviere. Llevará el Sanctíssimo
Sacramento en su reliquiario, si lo tuviere la iglesia, o si no, en un cáliz cubierto con
un paño de seda delante del pecho, levantado con toda reverencia, cantando o
rezando juntamente con los sacerdotes y clérigos, que le acompañaren, himnos del
Sanctíssimo Sacramento o psalmos y cánticos; y los que fueren acompañando vayan
assí mismo rezando y con mucha reverencia y silencio. Lleven el palio sobre el
cuerpo del Señor y el sacerdote quatro o más sacerdotes o otros clérigos, conforme
al número de las varas, y a falta dellos parrochianos honrados. Yrán delante hachas
o candelas encendidas, donde no uviere hachas, y linterna, quando hiziere aire, y
agua bendita. Vaya una persona tañendo con una campanilla, para que el pueblo
sepa que va allí el cuerpo de nuestro Señor, y todos lo que lo toparen se hinquen de
rodillas; y si vinieren a cavallo, se apeen hasta que aya passado. Y a los que le
acompañaren, aunque el acompañamiento no sea desde la iglesia, sino desde donde
lo toparen, les concedemos quarenta días de perdón, allende de otros muchos que
les están concedidos por los Summmos Pontífices. Y quando uvieren llegado de
buelta a la iglesia, les declare el sacerdote los perdones que ganaron, y pondrá luego
el Sanctíssimo Sacramento assí como está en el relicario en su caxa y lugar.

Capítulo 5. Que a los condenados a muerte se les a de administrar el Sanctíssimo


Sacramento
[Al margen: Idem] Aunque los delinquentes por sus culpas, y para que se
satisfaga a la república a quien escandalizaron con ellas, devan padecer y ser
castigados en el cuerpo en este mundo, no por esso an de dexar de ser ayudados por
todos medios, para que sus ánimas no se pierdan.Y assí, nuestro muy sancto padre
el papa Pío quinto, de felice recordación, mandó que a los condenados a muerte en
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 239

quien se uviere de hazer la execución de la justicia, se les administre el Sanctíssimo


Sacramento de la Eucharistía, no obstante qualquiera costumbre en contrario. Por
ende, mandamos se guarde lo que su sanctidad a mandado y que a los dichos reos
que uvieren confessado, pareciéndole al confessor no les aver de negar el
Sanctíssimo Sacramento por otro respecto, no sea denegado por estar condenados,
como dicho es.Y las justicias seglares no vayan contra lo susodicho en cosa alguna,
como también les está mandado por leyes y pragmáticas destos reynos.

[Título 14] Titulus de inmunitate ecclesiarum

Capítulo 1. Cómo an de estar los retraydos en las iglesias y qué tiempo


[1] [Al margen: Don Diego de Deça] Somos informados que muchas personas que
cometen delictos, porque temen ser punidos por la justicia seglar, se acogen a las iglesias.Y
queriendo gozar de su inmunidad, están en ellas tan deshonestamente que nuestro Señor es
mucho deservido y sus templos prophanados y las personas ecclesiásticas reciben turbación
en los officios divinos. Por ende, desseando obviar los dichos inconvenientes, sancto concilio
aprobante, estatuymos e ordenamos que de aquí adelante los que se acogieren a las iglesias
estén en ellas honesta e recogidamente, y no jueguen juego alguno, ni tengan conversación
con sus mugeres ni con otras dentro de la iglesia, ni se pongan a las puertas de las iglesias
ni en los cimenterios a burlar ny tañer bihuelas, ni usar de otras conversaciones ociosas,
pero que estén recogidamente y como personas que an errado, e con toda humildad y
honestidad. Otrosí mandamos que, si alguno de los dichos retraydos saliere de la iglesia a
fazer algunos desconciertos o injuriar a sus enemigos o cometer delicto alguno en la yglesia,
o saliere della en qualquier manera, por el mismo caso sea echado luego de la tal iglesia.Y
mandamos a los curas y clérigos y sacristanes y a todas las otras personas que tienen cargo
de las tales iglesias o hospitales, so pena de excomunión, que lo notifiquen luego a nuestros
provisores o juezes, para que sean echados sin peligro fuera de la yglesia como violadores
de la honestidad della, y no los acojan en ella ny en otra.
[2] Y porque muchos están tanto tiempo en las iglesias que parece más tenerlas por
moradas que por refugio de sus personas, mandamos que ninguno pueda estar en la iglesia
ni sea acogido en ella por más tiempo de ocho días sin licencia del provisor o juez
ecclesiástico. Y mandamos a los clérigos que, haziendo algún excesso de los susodichos, lo
notifiquen a los dichos provisores, so pena de dos ducados por cada vez que no lo hiziere,
aplicados en la manera susodicha.

Capítulo 2. Que las iglesias no sean encastilladas


[Al margen: Idem] La casa de Dios es especialmente diputada para su alabança. Por
ende, establecemos y mandamos que ninguna persona de qualquier estado o preminencia
que sea, ecclesiástica o seglar, ni comunidad o concejo, sea osado de encastillar iglesia ni
cercar las iglesias ni hazer en ellas fortalezas ni en sus cimenterios, ni fatiguen ni echen
prisiones ni cadenas a los que a ellas huyeren, ni los impidan el comer ni las otras cosas
necessarias, ni los afflijan en qualquier manera que sea, ni los saquen de las dichas iglesias
240 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

contra su voluntad. De otra manera, las personas singulares que lo contrario hizieren ipso
facto incurran en la sentencia de excomunión, y si fuere comunidad o concejo, yendo contra
lo susodicho o mandándolo hazer, sea subjeto a ecclesiástico entredicho, allende las penas
del sacrilegio y las otras en derecho establecidas.

Capítulo 3. Contra los que quebrantan la immunidad ecclesiástica


[Al margen: Idem] Porque algunos, pospuesto el temor de Dios, se atreven a prender
las personas ecclesiásticas y occupar y destruyr los diezmos o los otros bienes, lugares o
heredamientos de la iglesia, por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que qualquiera
persona, de qualquier estado o condición que sea, que prendiere o encarcelare alguna persona
ecclesiástica, o ocupare o tomare los diezmos o rentas ecclesiásticas, o destruyere o ocupare,
o en qualquier manera damnificare los lugares o heredamientos de la iglesia y monasterios,
o impediere o embargare la saca de sus diezmos y rentas para llevarlos a sus casas, o en
qualquier manera quebrantare sus derechos, o diere para ello consejo, ayuda o fabor, allende
de las penas en derecho estatuydas, sea privado del ingresso de la iglesia; y si muriere antes
de la satisfación, que carezca de la ecclesiástica sepultura; y las ciudades, villas y lugares en
que los dichos malechores principales fueren o declinaren, o las personas ecclesiásticas fueren
presas, o los dichos bienes receptados o estuvieren, sean subjetas a ecclesiástico entredicho por
todo el tiempo que assí estuvieren hasta que hagan entera satisfación.

Capítulo 4. Que no se hagan estatuto ni ordenanças contra la libertad ecclesiástica


[Al margen: Idem] Algunas personas seglares y communidades contra la
prohibición de los sacros cánones, y no teniendo el acatamiento y veneración que deven a
las igesias y ministros dellas, hazen estatutos y ponen edictos y prohibiciones contra la
libertad ecclesiástica, y por exquisitas maneras compelen a la iglesia y personas
ecclesiásticas a contribuyr y pechar con ellos. Por ende, sancto concilio aprobante,
estatuymos que de aquí adelante ningún señor temporal ni otra persona de qualquier estado
o condición que sea, ni communidad, villa o lugar de toda nuestra diócesi y provincia haga
estatutos ni ordenanças, ni ponga edictos ni vedamentos contra la libertad y immunidad
ecclesiástica directe o indirecte, ni hagan contribuyr o pechar en sus pechos y contribuciones
a las iglesias o monasterios o personas ecclesiásticas,y que cerca desto no hagan ni
consientan hazer fraude alguno, para que indirectamente sean compelidos a pechar. En otra
manera personas particulares que fueren culpantes en algo de lo susodicho, queremos y
estatuymos que ipso facto incurran en sentencia de excomunión. Y la ciudad, villa o lugar
que culpante fuere, o donde los susodichos o algunos dellos estuviere o declinare, ipso facto
sea subjeta a ecclesiástico entredicho, las quales sentencias queremos que no sean relaxadas
sin que primeramente satisfagan con effecto la injuria y daño que las iglesias y sus
ministros en ello recibieren.

Capítulo 5. Aranzel de los derechos que se an de llevar por sacrilegios


[1] [Al margen: D. Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro]
Primeramente se a de pedir sacrilegio al que pone manos ayradas y con saña en clérigo de
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 241

órdenes, el qual dicho sacrilegio es mil y ochenta maravedís, demás de la pena que al juez
pareciere que debe aver según el delicto que cometió.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio al que pone manos en clérigo con corona.
Iten, al que pone manos ayradas en alguna persona dentro de la iglesia.
Iten, sea de llevar el dicho sacrilegio de mil y ochenta maravedís al que entrare en
la iglesia a sacar alguno que está retraydo, o lo saca o quiere sacar por fuerça o contra su
voluntad, esto demás de la pena que al juez pareciere según la pena del delicto.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio a los que cercan la iglesia estando en ella
persona o personas que ayan cometido maeleficio, y la tienen cercada con armas y evitan
que no se digan los divinos officios.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio a los que acuchillan o hieren en la iglesia o en
otro lugar sagrado, el qual an de pagar demás de la pena que incurrieren por el tal delicto.
Iten, mandamos que se lleve el susodicho sacrilegio a los que hizieren resistencia a
los mandamientos de nuestros juezesy officiales y al nuestro alguazil mayor y alguaziles de
los mandamientos que por los dichos juezes les fuere mandado executar.
Iten, que al que notoriamente fuere pobre y se hallare que no tiene de qué pagar el
dicho sacrilegio no se le lleve, salvo que el juez execute en él la pena que mereciere por el
delicto que uviere cometido.
Otrosí, mandamos que no se puedan cobrar ni cobren los dichos sacrilegios ni
hazerse avenencias ni igualas con los sacrílegos hasta que por sentencia de nuestros juezes
y officiales sea determinado que las tales personas a quien se llevan los deven pagar.
LIBER QUARTUS

[Título 1] Titulus de sponsalibus et matrimoniis

Capítulo 1. Cómo se a de contraer el sacramento del matrimonio


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 24. de ref. cap. 1.].
El sacramento del matrimonio, conforme a lo estatuydo por el sacto concilio tridentino, se
a de contraher presente el proprio cura u otro sacerdote de licencia del dicho cura o del
ordinario, y presentes assí mismo dos o tres testigos.Y el matrimonio que de otra manera
se atentare contraer este rito y ninguno. Y porque el párrocho u otro sacerdote, que con
menor número de testigos, y los testigos, que sin el párrocho o sacerdote se hallaren
presentes al dicho contrato, y ansí mismo los dichos contrayentes, conforme al dicho
concilio, deven ser castigados gravemente a arbitrio del ordinario. Ponemos y
promulgamos en los dichos contrayentes y en las demás personas que se hallaren
presentes, según dicho es, sentencia de excomunión mayor, en la qual incurran ipso facto,
demás de que serán punidos con otras penas que conforme al caso que sucediere nos
parecerán.

Capítulo 2. Que el cura no remita las moniciones aunque aya causa


Mandamos a los curas de nuestro arçobispado no remitan una ni ninguma de las
tres moniciones que suele preceder al matrimonio, aunque aya provabele sospecha de que
se puede impedir maliciosamente aguardándose a que precedan las dichas moniciones, sino
que quando sucediere el caso de probable sospecha de malicioso impedimento, avisen a nos
o a nuestro juez de la iglesia, para que hecha la información de la dicha sospecha y que no
ay impedimento alguno provea justicia1.

Capítulo 3. Que los desposados se velen dentro de seys meses


[Al margen: C. Aliter. c. sponsus. 33. q. 1] Con mucha razón persuade el dicho
sancto concilio a los desposados no cohabiten en una mesma casa antes de recebidas las
bendiciones nupciales, pues los Sanctos Padres amonestan, aun a los que las avían
recebido, que por reverencia de las dichas bendiciones dos o tres días guardassen
castidad y se diessen a la oración. Y por tanto assí mismo amonestamos en el Señor y
rogamos encarecidamente a los tales desposados que, no olvidando las amonestaciones

1 La edición de 1587 concluye con el siguiente texto que fue suprimido: “Y el cura o clérigo que sin la dicha
licencia casare a alguno incurra en pena de excomunión mayor ipso ipso, demás de que será castigado a
nuestro arbitrio en otras penas”.
244 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

del Concilio Tridentino y de los Santos Padres, no cohabiten antes de la nupcial


bendición2.

Capítulo 4. Dónde y a qué hora se an de hazer las velaciones


[1] [Al margen: Idem] No se hagan las velaciones de los novios antes de ser de día
claro, porque de lo contrario resultan inconveniente, y el clérigo que contraviniere pague dos
mil maravedís para obras pías y ultra desseo sea castigado conforme a derecho.
[2] Iten, no se hagan las dichas velaciones sino por el proprio párrocho u otro de su
licencia, ni se hagan fuera de la parrochia de los contrayentes, salvo en los casos que a nos
o a nuestro juez de la iglesia pareciere se debe dispensar acerca desta prohibición, lo qual
será sin perjuizio del derecho parrochial, y con que no se celebren las dichas velaciones en
los monasterios, hermitas o otros lugares o iglesias que no sean parrochiales Y el clérigo que
contraviniere a lo susodicho, pague por cada vez quatro ducados, la tercera parte para el
denunciador y las otras dos para gastos de justicia, y demás de la pena sea castigado
conforme a derecho.

Capítulo 5. De qué manera se a de dar licencia a los estrangeros para contraer


matrimonio
[Al margen: Idem] Nuestro juez de la iglesia no dé a persona alguna estranjero o de
fuera de nuestro arçobispado licencia para contraer matrimonio sin hazerse las moniciones
en la naturaleza de los contrayentes, embiando requisitoria para ello, y para que se haga
información de que es libre y no tiene impedimento para casarse, excepto si bastantemente
probare aver venido a tal lugar y residido en él de edad que no pudo ser casado en otra parte
y que no ay otro impedimeto alguno.Y si se offreciere caso en que por justas causas pareciere
se debe dar licencia, no la dé el dicho nuestro juez sin consultarlo con nos, estando presente
en esta ciudad y arçobispado, lo qual mandamos se guarde también en los mandamientos
de los negros y moriscos.

Capítulo 6. Que los que se uvieren de desposar sepan la doctrina christiana y


confiessen y comulguen
[Al margen: Idem] En las licencias que el dicho nuestro juez de la iglesia diere para
contraer matrimonio amoneste a los curas no desposen a los que no supieren la doctrina
christiana, o a lo menos la oración del Pater noster, Avemaria, el Credo o los artículos de la
fe, los diez mandamientos de la lei de Dios y los cinco de la iglesia. Y assí mismo, en las
dichas licencias encargue a los curas amonesten a los que uvieren de contraer que confiessen
y comulguen para que más dignamente se lleguen a este sacramento.

2 Se ha suprimido del texto de 1587 el siguiente final de capítulo: “Y porque para refrenar la osadía de aquellos
que sin averse velado cohabitan mucho tiempo, es necessario usar de nuevo remedio. Mandamos que de aquí
adelante los que estuvieren desposados se velen y reciban las bendiciones nupciales dentro de seis meses desde
el día que se desposaren, so pena de excomunión mayor y de dos ducados para obras pías a cada uno de los
contrayentes”. En su lugar se añade el último punto.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 245

Capítulo 7. Cómo se an de recebir las informaciones de los que se quisieren


desposar
[1] [Al margen: Idem] No admita el dicho nuestro juez de la iglesia las
informaciones de las personas que quisieren contraer matrimonio no pareciendo
personalmente ante él, salvo en las personas que fueren notoriamente conocidas y quando
por justa causa le pareciere otra cosa.
[2] [Al margen: Don diego de Deça] Otrosí, el dicho nuestro juez no cometa las
causas matrimoniales, especialmente la recepción y examen de los testigos, a otra persona
alguna, sino se offreciere caso de urgente necessidad.

Capítulo 8. Contra los que se casan en grados prohibidos


[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro]
Porque muchos, pospuesto el temor de Dios y el peligro de sus ánimas a sabiendas, se
casan o desposan por palabra de presente en grados de consaguinidad y affinidad
prohibidos, o siendo de orden sacro o religiosos professos, el derecho impuso contra los
tales sentencia de excomunión mayor, la qual incurren ipso facto. Ultra de lo qual
mandamos a nuestros juezes procedan contra ellos y los castiguen gravemente conforme
a la calidad de la culpa.
LIBER QUINTUS

[Título 1] Titulus de simonia

Capítulo 1. Que no se haga pacto ni convención por las missas y divinos


officios, ni se tomen prendas
[Al margen: Don Diego de Deça] Prohibido está en derecho todo pacto o
convención de cosa temporal por los sacramentos y cosas espirituales o cosas a
ellas annexas. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuímos y ordenamos que
los sacerdotes y ministros de la iglesia no hagan pacto ni convención por las
missas, officios y officios divinos. Más queremos que para sustentación de los
clérigos, que hazen los tales officios, se guarde la loable costumbre introduzida por
los fieles cerca de la limosna que se les suele dar, la qual costumbre mandamos que
nuestros officiales y juezes hagan guardar administrando justicia sin strépitu y
figura de juycio. Y porque avemos sabido que algunos clérigos con poco temor de
Dios toman prendas prestadas por algunos officios, lo qual es especie de simonía
y cosa de mal exemplo, prohibimos a nuestros súbditos que antes ni después de
hecho el officio no tomen las tales prendas, so pena de mil maravedís al que lo
contrario hiziere.

Capítulo 2. Que, si el que se signare llevare fructos del beneficio del signado,
sean avisados por sospechosos de simonía, assí él como la persona en
quien resignó
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Si alguno después de aver
resignado su beneficio recibe alguna parte de los fructos dél sin autoridad de la
sancta sede apostólica, aunque le sean dados voluntariamente, por el mismo caso
assí el que resignó como aquel en cuyo favor hizo la resignación son avidos por
sospechosos de simonía Y por el consiguiente, mandamos se proceda contra ellos
como contra los tales sospechosos a la punición del dicho delicto conforme por
derecho y motus proprios de summos pontífices. [Al margen: Pius 5. Cons. 9]

Capítulo 3. Que los arrendadores no puedan nombrar servidores ni


substitutos en los beneficios y capellanías
[Al margen: Idem] Por los inconvenientes que se siguen de que los
beneficiados y capellanes cometen a los arrendadores de sus beneficios y capellanías
al nombrar servidores capellanes y substitutos en ellos, prohibimos que de aquí
adelante los dichos beneficios y capellanes no cometan ni den poder a los dichos
arrendadores para lo susodicho, ni hagan pactos ni conciertos de nombrar ni
nombren los que los dichos arrendadores quisieren y escogieren, y los poderes,
248 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

pactos y convenciones y nombramientos que contra esto se hiziere sean ningunos


sin otra sentencia ni declaración alguna, y el beneficiado, capellán y arrendador, que
en lo susodicho delinquiere, incurra en pena de diez ducados aplicados para la
fábrica de la iglesia donde fuere el beneficio o capellanía y para los pobres de aquella
parrochia y para el acusador por yguales partes.

Capítulo 4. Que los beneficios y capellanes no hagan pactos con los substitutos
de llevar parte de lo que les pertenece
[Al margen: Idem] Los beneficiados y capellanes perpetuos de nuestro
arçobispado ni de los que dellos tuvieren poder para nombrar servidores y
substitutos en sus beneficios y capellanía no hagan con los assí nombrados pacto ni
concierto alguno de llevarles parte de lo que les prertenece por razón del dicho
servicio, so pena de excomunión mayor latae sententiae.

[Título 2] Titulus de magistris

Capítulo 1. Que ninguno ponga estudio de grammática ni escuela para


enseñar a leer sin que preceda examen y licencia del ordinario por la
orden que aquí se contiene
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] En los discípulos se suele
imprimir el ábito de la virtudes y vicios conforme a la disciplina y enseñança de los
maestros; y porque debaxo de especie de bondad no se haga cosa que no lo sea,
conformándonos con lo estatuydo por derecho y nuevamente dispuesto por el
sacro concilio tridentino [Al margen: Ses. 5. de ref. cap. 1. prope fin.], mandamos que
ninguno ponga estudio de grammática en nuestro arçobispado sin que primero
sea examinado por nos o nuestro provisor o por la persona a quien se cometiere
acerca de su vida, costumbres y doctrina, y tenga nuestra licencia o la suya, so pena
de quatro mil maravedís para obras pías de y que sea privado de poner el dicho
estudio por el tiempo que nos pareciere Y en la mesma pena incurran los maestros
de los niños que pusieren escuela sin la dicha licencia y examen de vida y en la
doctrina christiana.Y exortamos y mandamos a los dichos maestros de los niños y
a las mugeres que enseñan a labrar a las niñas que cada día por sí o por otra
persona les enseñen la doctrina christiana. Y otrosí, los dichos maestros, los unos
ni los otros, ni sus discípulos lean en libros lascivos y profanos, sino en libros
devotos y que enseñen a religión y buenas costumbres, y procuren que oygan
missa de ordinario y sermón, quando lo uviere, y confiessen y comulguen a
menudo a lo menos las fiestas principales, y en todo tengan mucha cuenta con su
honestidad y recogimiento, y los vicarios y curas la tengan assí mismo de que todo
se haga assí, y nuestros visitadores quando fueren a visitar vean las dichas licencias
y se informen de cómo se cumple esta nuestra constitución y la hagan guardar y
cumplir.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 249

[Título 3] Titulus de sortilegiis

Capítulo 1. Contra los adevinos y hechizeros y los que van a ellos


[Al margen: Don Diego de Deça] Porque somos informado que en nuestro
arçobispado y provincia ay muchas personas, assí varones como mugeres, que,
olvidado el temor de Dios y la fe y confiança que deven tener de la divina
providencia, usan de adivinanças y hechicerías, sortilegios y encantamientos, y van
o embían tomar consejo con los que hazen los tales maleficios que son siervos del
demonio. Y como quiera que las tales personas incurren en grandes penas, por
derecho establecidas, todavía se dexan incurrir en ellas y no dexan de usar deste
grave peccado. Por ende nos, desseando remediar tan tan grande ofensa de Dios,
establecemos y mandamos que de aquí adelante todas las personas que usaren de
los dichos hechizos, sortilegios, encantaciones y adevinanças o de otros maleficios,
o con ellos se aconsejaren o fueren a ellos o participaren en su delicto en qualquier
manera, demás de las otras penas en tal caso estatuidas, los unos y los otros incurran
en sentencia de excomunión ipso facto, y los provisores y visitadores de nuestro
arçobispado y provincia tengan mucha vigilancia y especial cuidado de inquirir
contra las tales personas que erraren en este peccado y de lo castigar gravemente y
estirparlo de los coraçones de los fieles nuestros súbditos, y en las cargas generales
que se dieren en cada un año se pongan los dichos delinquentes y los que dellos
supieren.

Capítulo 2. Contra los que usan las supersticiones, y que no se traygan


nóminas ni se cure con ensalmos ni bendiciones sin examen y licencia
del ordinario
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Por quanto algunas personas
traen consigo nóminas o rezan oraciones que prometen por ello algunos bienes o
escusar algunos males como que no morirán en agua, fuego o dentro de cierto
tiempo, o que vencerán a sus enemigos o sabrán de los aussentes o conquién se an
de casar, o si si alguna persona está en el purgatorio, infierno o que alcançarán de
Dios lo que pidieren, o que sabrán la hora de us muerte o que verán en aquella hora
a nuestro Señor o a nuestra Señora o a otros sanctos o casas desta manera vanas y
sin fundamento de la verdad, diziendo estas oraciones con cierto número de
candelas o en días y horas señaladas y con otros diversos ritos o cerimonias
supersticiosas. Todo lo qual es grande offensa de nuestro Señor Dios y perjucio de
las ánimas. Por tanto, ordenamos y mandamos, so pena de excomunión mayor, que
de aquí adelante ninguna persona reze las tales oraciones semejantes, y todos los
que las tienen las las rompan y quemen dentro de un mes de la publicación destas
nuestras constituciones. Otrosí, prohibimos que persona alguna no trayga nóminas
sin que primero sean examinadas por nos o nuestro provisor o por quien para ello
tuviere nuestra comisión, ni cure con ensalmos ni bendiciones sin que primero sea
examinado de las palabras que dize y de la forma que guarda en ello.Y encargamos
mucho a los curas y confessores de nuestro arçobispado tengan particular cuydado
y vigilancia de saber si esto se cumple assí; y a los que no lo cumplieren no los
250 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

absuelvan; y ansí mismo de disuadir y extirpar otras qualesquier supersticiones


donde las uviere, dando a entender a los fieles quánto se offende con ellas la divina
magestad.

[Título 4] titulus de maledicis

Capítulo 1. Que pone penas contra los blasfemos


[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Pius V. Constitucio. 6.]
Conformándonos con lo estatuydo por el concilio lateranense y últimamente con
el motu proprio de nuestro muy sancto Padre el Papa Pío quinto, de felice
recordación, mandamos que qualquier clérigo que expressamente blasfemare a
Dios y Iesu Christo señor nuestro o a la gloriosa Virgen María su madre, por la
primera vez sea privado de los fructos de un año de todos y qualesquier beneficios
que tuviere, y por la segunda sea privado de los mesmos beneficios que tuviere, y
por la tercera privado también de todas sus dignidades, sea depuesto y desterrado.
Empero, si el clérigo no tuviere beneficio alguno, sea castigado en pena pecuniaria
o corporal por la primera vez, por la segunda en pena de cárcel, y por la tercera
verbalmente degradado y desterrado a galeras.Y si blasfemare a los demás sanctos,
conforme a la qualidad de la blasfemia y de la persona, a de ser castigado a arbitrio
de nuestros juezes, los quales executrarán ansí mismo contra los legos que
blasfemaren, las penas que el dicho concilio y motu proprio y otros derechos
disponen.

[Título 5] Titulus de poenitentia et remissione

Capítulo 1. Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos
que curen sus ánimas y que passado el tercer día después de
amonestados no los visiten
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Por
remedio de muchos inconvenientes estableció Innocencio tercero en el concilio
lateranense y despúes lo innovó nuestro sancto padre el Papa Pío V, de felice
recordación, por el motu proprio que los médicos, quando fueren llamados por los
enfermos, antes de tomarles el pulso les amonesten que llamen a los médicos de las
almas, para que después que se aya proveydo a su salud espiritual se procure el
remedio de la corporal y que, no se aviendo los dichos enfermos confessado el
primero o segundo día y no les contestando esto a los dichos médicos, no los visiten
passado el tercero día, si los dichos confessores no les encarga la conciencia. Por
tanto, mandamos a todos los médicos de nuestro arçobispado guarden y cumplan lo
susodicho so las penas de los dichos derechos, y más so pena de excomunión mayor
y de dozientos maravedís para la fábrica de la iglesia donde fueren parrochianos por
cada vez que lo quebrantaren, la qual dicha pena queremos que también obliguen
en el fuero de la conciencia.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 251

Capítulo 2. Que los clérigos de orden sacro y beneficiados puedan elegir confessor con
que sea de los aprobados
[1] [Al margen: Don Diego de Deça] Por constituciones provinciales de nuestra
diócesi y provincia se conceden a todos los clérigos de orden sacro o beneficiados
que puedan elegir confessores que los oyan de penitencia y los puedan absolver de
todos los peccados que nos podríamos absolverles, excepto al que se ordenare por
salto sin licencia de su prelado y el que violare iglesia en qualquier manera y el que
hiziere hechizos o encantamientos y los perjuros en daño al próximo, y del excesso
que se causa poniendo manos violentas en clérigo en qualquier manera que sea, o
en lego dándole bofetadas o sacándole sangre.
[2] [Al margen: Don Christóval de Rojas. Trid. sess. 23. de refor. c. 15.] Y porque
por el sacro concilio tridentino está ordenado que ningún sacerdote secular ni
regular pueda confessar sin ser aprobado y examinado por el ordinario y con su
licencia, y algunos se podrán engañar viendo las dichas constituciones que disponen
generalmente permitiendo a los susodichos se puedan confessar con qualquier
confessor secular o regular, declaramos que las dichas constituciones se entiendan
sólo con los que estuvieren por nos aprobados y tuvieren nuestra licencia, y no por
otro ninguno.
[3] [Al margen: Don Diego de Deça] Otrosí, mandamos que todos los
sacerdotes que celebran sean obligados a notificar a los curas de sus parrochias de
dos en dos meses con qué sacerdotes se confiessan o se reconcilian, porque los
dichos curas puedan dar cuenta dellos; y si no uviere más de un clérigo en el lugar,
sean obligados a lo dezir al cura más cercano.

Capítulo 3. Que aya confessionarios abiertos y se pongan en lugares públicos


[Al margen: Don Christóval de Rojas] El sacramento de la penitencia se debe
administrar con la decencia y quietud que para tan alto ministerio se requiere, y
para que esto mejor se haga, mandamos a todos los mayordomos de las fábricas
de nuestras iglesias parrochiales que luego hagan hazer para cada una dellas los
confessionarios abiertos que fueren menester, que se pueda ver el sacerdote y el
penitente, estando una tabla sola en medio de los dos, de tal manera que el
sacerdote y el penitente estén descubiertos al pueblo. Esto se haga con
intervención de los vicarios, y donde no los uviere de los curas más antiguos, y
sean los confessionarios de manera que se puedan mudar de una parte a otra, y
hechos los pongan en las dichas iglesias en lugares públicos donde los penitentes
ocurran a se confessar, y se pueda ver el confessor y el penitente.Y mandamos que
se quiten los confessonarios cerrados que uviere y no usen más dellos. Y los
maravedís, que en esto los dichos mayordomos gastaren, los passen nuestros
visitadores en cuenta, y los dichos mayordomos nos embíen relación de cómo lo
an cumplido dentro de sesenta días, so pena de cada diez ducados aplicados para
hazer los dichos confessionarios. Y esto mismo mandamos se guarde en los
monesterios de qualesquier órdenes. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de
Castro]
252 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capitulo 4. Que a nuingún sacerdote que no aya cumplido hedad de cuarenta años
se dé licencia para confessar mugeres
[Al margen: Idem] En los ministros del sacramento de la penitencia conviene
que la gravedad de los años adorne la authoridad de su officio. Por tanto mandamos
que ningún sacerdote secular ni regular, exceptos los curas, antes de aver cumplido
hedad de quarenta años oyga confessiones de mugeres, y el que hiziere lo contrario
sea suspenso ipso facto del officio de oyr confessiones por el tiempo que nos
pareciere. Dispensaremos, empero, desta prohibición con los sacerdotes de cuya
loable vida y costumbres tuviéremos suficiente testimonio. Y los superiores de las
religiones en las exposiciones que dieren a sus religiosos declaren su edad, y de otra
manera no sean admittidas, ni a los dichos religiosos se dé aprobación y licencia.

Capítulo 5. Con quién se a de hazer la confessión para cumplir con el precepto de la


iglesia
[Al margen: Idem] Mucho conviene que los que tienen cura de almas
conozcan sus ovejas para tener cuenta y poder darla dellas. Por ende, mandamos a
todos los confessores de nuestro arçobispado que de nos o nuestros provisores
tienen, y o de aquí adelante obtuvieren, licencia general para poder oyr de penitencia
y absolver de sus peccados a las personas, que con ellos quisieren y tuvieren
devoción de confessarse, que en virtud de la dicha licencia general no oyan de
confessión a las personas que quisieren confessarse para cumplir con el precepto de
la iglesia de confessar una vez en el año por la quaresma, sino tuvieren particular
licencia nuestra o de nuestro provisor o del cura de la parrochia cuyo parrochiano es
el que viene a confessar, o bulla, jubileo u otro privilegio para ello. Y entendemos
tener particular licencia nuestra los que están expuestos en el catálogo para aquella
parrochia donde están expuestos.

Capítulo 6. Que los confessores no pidan ni reciban dinero ni otra cosa alguna en el
acto de la confessión, ni antes ni después della
[Al margen: Idem] Considerando lo mucho que importa que el sancto
sacramento de la penitencia se administre bien y como se debe, assí para que los
penitentes alcancen remissión de sus peccados, como para la enmienda y
reformación de sus vidas y costumbres, cionviene que los que lo administran lo
hagan con toda limpieza y rectitud, atendiendo al examen de las conciencias de los
penitentes, como son obligados, sin tener atención ni respecto a otros intereses
humanos. Y porque somos informado que muchos de los dichos confessores deste
dicho nuestro arçobispado, con poco temor de dios y de sus conciencias y al
respecto que se debe a tan alto sacramento, llevan dineros y otras cosas por
administrar, y no oyen la confessión a los dichos penitentes, ni los examinan con el
reposo y sosiego que se requiere, antes por tener más tiempo de confessar a otros
y llevar el interesse temporal que dellos esperan, procuran despacharlos con
brevedad, de modo que ni los dichos penitentes tienen tiempo ni lugar de acusarse
de sus culpas, ni los confessores de oyrlos ni examinarlos; y assí mismo les suelen
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 253

imponer penitencias de hazer dezir missas sólo para effecto de encargarse ellos de
dezirlas, y les piden el dinero de la limosna dellas ; y allende desto, si el penitente
tiene necessidad de dispensarse en algún caso, reciben los dichos confessores el
dinero para la expedición, encargándose del despacho della. Por ende, por obviar a
los dichos inconvenientes, mandamos, en virtud de la sancta obediencia y so pena
de excomunión, a todos los dichos confessores, y a cada uno dellos, que de aquí
adelante no pidan ni reciban de los dichos penitentes dineros ni cosa alguna,
aunque voluntaria y espontáneamente se lo den, lo qual se entiende en el mismo
acto de la confessión, antes y después. Y so la dicha pena ansí mismo mandamos
que la limosna de las missas, que se uvieren de hazer dezir, acudan los dichos
confessores con ella a los collectores de las parrochias adonde confessaren, para
que se digan por collecturía, conforme a lo que está ordenado, y no se encarguen
de traer las tales dispensaciones, sino que las remitan a otras personas que suelen
tener plática de semejantes despachos, excepto en los casos que conviene se
obtengan con secreto.Y porque las restituciones, que los penitentes están obligados
a hazer, conviene se executen, de manera que ellos entiendan que quedan
descargados de aquesta obligación, exortamos y encargamos a los dichos
confessores que, quando alguno de los dichos penitentes les dieren y entregaren lo
que assí están obligados a restituyr, hagan la diligencia de manera que al penitente
le conste averse hecho la dicha restitución con effecto, trayéndole cédula o otros
recaudos bastantes para ello. Lo qual todo mandamos que assí se guarde y cumpla
según y como lo susodicho se contiene, con apercibimiento que lo contrario
haziendo, fuera de que sean suspendidos los dichos confessores del officio, serán
castigados con rigor.

Capítulo 7. Que contiene los casos reservados en este arçobispado


[Al margen: Idem] Los casos, que por costumbre y por constituciones antiguas
de nuestro arçobispado son reservados a nos, para que ningún confessor pueda
absolver dellos sin nuestra particular licencia y comissión, son los siguientes:
excomunión mayor a jure vel ab homine, iuramento hecho en daño del próximo,
homicidio voluntario, sacrilegio, sortilegio, matrimonio clandestino, usuras y
renuevos, diezmos retenidos.

Capítulo 8. Dónde y cómo de a de administrar el sacramento de la penitencia


[Al margen: Idem] Los confessores no oyan de confessión a persona alguna
fuera de las iglesias, excepto en casos de necessidad, ni confiessen a las mugeres de
noche después de la oración, sino fuere en los dichos casos de necessidad, o por
jubileo general o otra causa semejante, ni reconcilien a sus feligreses para comulgar
estando revestidos al altar dando la comunión, ni consientan que el penitente
estando confessando esté cubierta la cabeça, ni en pie, ni assentado, sino hincadas
entrambas rodillas en el suelo con devoción y arrepentimiento. Lo qual hagan los
dichos confessores, so pena de un ducado por cada vez al que cometiere en algo
contra lo susodicho.
254 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Capítulo 9. Contra los que no confessaren en cada un año por la quaresma


[Al margen: Idem] Aunque es precepto de la sancta madre iglesia que todos
los fieles christianos, en llegando a los años de discreción, son obligados a confessar
una vez en el año por la quaresma, y a recebir el sanctíssimo sacramento de la
Eucharistía por la Pascua de Resurrección dende el Domingo de Ramos al Domingo
de quasimodo inclusive, con todo esso muchas personas, menospreciando la salud
espiritual, no cumplen con el dicho precepto, y assí es necessario añadir penas a su
atrevimiento. Y por ende, mandamos a todos los fieles christianos, hombres y
mugeres de nuestro arçobispado, que uvieren llegado a los años de discreción,
confiessen en cada un año en la quaresma, y comulguen dende el Domingo de
Ramos hasta el de Quasimodo inclusive, como dicho es, donde y como son
obligados, so pena de excomunión mayor y de un ducado a cada uno que no lo
cumpliere para la lumbre del sanctíssimo sacramento de la iglesiadonde fuere
parrochiano, y demás desto los curas los publiquen en sus iglesias por no
confessados, y los eviten de las horas y divinos officios. Y si antes del domingo
siguiente después del de Quasimodo todavía no se uvieren confessado y comulgado,
si a nuestro provisor no le pareciere prorrogar y prorrogare el dicho término, ipso
facto cayan y incurran en sentencia de excommunión mayor, y los dichos curas el
dicho domingo siguiente después del de Quasimodo los denuncien y publiquen por
públicos descomulgados, assentándolos en las tablillas, haziéndolos leer y publicar
cada día de fiesta, y nos embiaren relación auténtica dellos, para que se provea lo que
convenga, según se les suele ordenar y mandar en los edictos y mandamientos que
cada un año se les embían. Y para el dicho, effecto los dichos curas harán los
padrones de sus feligreses, y nos los embiarán como son obligados, conforme a lo
que se les manda en el título de Officio Rectoris, y según y por la orden de los dichos
edictos y mandamientos.

Capítulo 10. Que los edictos generales se publiquen dos vezes en el año
[1] [Al margen: Idem] Mandamos que los edictos generales contra los que
confiessan y comulgan, como dicho es, y los que están en peccados públicos se den y
publiquen dos vezes en el año. La una, el primero domingo de quaresma, y entonces se
publicará el edicto general con el mandamiento a los curas. Y la otra, el primero domingo
de octubre, en el qual se publicará sólo el edicto general. Y los dichos edictos y
mandamientos se an de dar en la forma siguiente.

Mandamiento a los curas


[2] El Licenciado Íñigo de Leziñana, canónigo de la sancta iglesia de Sevilla,
provisor general della y su arçobispado, por Don Rodrigo de Castro, por la divina
miseración presbítero cardenal de la sancta iglesia de Roma de la basílica de los Doce
Apóstoles, arçobispo de Sevilla, del consejo de su Majestad, etc., mando a vos, los venerables
vicarios, beneficiados, curas desta ciudad y de todo este arçobispado y vicaría de Lepe, que
cada uno de vos en su vicaría y iglesia respectivamente hagáys y cumpláys, y hagáys hazer
y cumplir lo siguiente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 255

[3] Haréis lista de todos los clérigos que ay en vuestras iglesias y viven en vuestras
parrochias con relación de cómo se llaman, de dónde son naturales, qué edad tienen, qué
grado, de bachiller, licenciado o doctor, y en qué facultad y por qué universidad y en qué
officio, servicio o beneficio sirven, y embiarlas heys ante mí.
[4] Iten, veréys las licencias que tienen los clérigos transferidos, y no siendo mías,
les apercebid que dentro de treynta días después de la publicación desta carta las refrenden
de mí o de quienes tuviere poder para ello, con apercibimiento que no mostrando fecha esta
diligencia no les valgan, ni consintáis usar dellas, por quanto a los que no las refrendaren
según dicho es desde agora para entonces las suspendo.
[5] Otrosí, embiaréis ante mí relación de los clérigos que ay en vuestras parrochias,
de cuyas costumbres y opinión tuviéredes crédito que se les puede enconmendar la
administración del sacramento de la penitencia, para que, vista vuestra relación y la
suficiencia, proveamos lo que convenga al servicio de nuestro Señor.Y no admitiréis cédulas
de confessiones de ningún confessor sacerdote que no fuere de los que ante nos fueren
expuestosagora, sean clérigos o religiosos; por quanto los que no tuvieren licencia de su
señoría reverendíssima o mía y de los que an sido en nuestro tiempo, por la presente los
declaro por insuficiente para administrar el sacramento de la penitencia y les suspendo la
administración dél.
[6] Otrosí, embiaréis ante mí relación de los curas y servidores de los beneficios que
ay en cada iglesia, y cuyo es el beneficio que cada uno sirve y con cuya licencia y en qué
día fue dada, y si ay alguna capellanía o beneficio que no se sirva.
[7] Iten, embiaréis ante mí relación de las capellanías que ay en vuestras iglesias y
si están coladas o no, quién son patronos o a cuyo cargo está el cumplimiento del gravamen
dellas, y si ay alguna que estén vacas o no, y daréis relación de las obras pías, si se cantan
o son cumplidas.
[8] Iten, el padrón que estáis obligado a hazer de las personas de confessión que ay
en cada parrochia, conforme a la constitución, lo embiaréis ante mí sacado en limpio para
la dominica segunda de quaresma deste presente año, y traeréis sacado en limpio en las
márgenes el número de las casas que ay en cada parrochia por su parte, y el número de
vezinos por la suya, y el número de personas que ay de confessión por la suya, y el número
de personas que aún no tienen edad para confessar por la suya, y el número y nombre de
las personas que están descomulgados o casados en grado prohibido sin dispensación
apostólica, o se an casado clandestinamente, o están amancebados, o en pecados públicos,
sumando en el fin en limpio cada uno de los números sobredichos, quedando en vuestro
poder otra copia semejante a la que embiáredes, para que conste lo que cada uno de vos
tiene a su cargo.
[9] Iten, haréis leer la carta general, como se tiene de costumbre, desde el domingo
primero de quaresma hasta el de ramos, y amonestaréis a todos vuestro parrochianos y
feligreses que no supieren la doctrina christiana que la aprendan, y enseñarlaeis y
hazerlaeis enseñar cada día según que está proveído, compeliéndoles que la vengan a
aprender,y a los padres y señores de los tales que los embíen y dexen yr a aprenderla.
[10] Iten, amonestaréis a vuestros parrochianos y feligreses que todos se
confiessen y vengan a confessar en esta sancta quaresma por la orden que se
256 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

contiene en la carta general, y comulguen la Pascua; y a los que estuvieren


excomulgados o en peccado público que salgan de la tal excomunión o peccado. Y
ternéis recorridos vuestros padrones para el domingo de quasimodo primero
venidero, y los que para el dicho domingo de quasimodo no estuvieren confessados
y comulgados los publicaréis por no confessados y los evitaréis a las horas y divinos
officios. Y si antes del domingo siguiente después del de quasimodo todavía no se
uvieren confessado y comulgado, el dicho domingo siguiente después del de
quasimodo los denunciaréis por públicos excomulgados, assentándolos en las
tablillas, haziéndolos leer y publicar cada día de fiesta en vuestras iglesias de ay
adelante. Y embiaréis ante mí para el domingo siguiente la carta general con fe y
testimonio auténtico en las espaldas de cómo se cumplió y la lista de las personas
que assí uviéredes denunciado por no se aver confessado, o no aver cumplido lo
contenido en la carta general, para que se provea lo que convenga.
[11] Iten, las personas que uviéredes denunciado por no se aver confessado y
comulgado, si dentro de otros treinta días después que se denunciaron, se vinieren
a confessar, absolverlos eis y administrarles eis el sacramento de la confessión y
comunión, sin otra licencia, uimponiéndoles penitencia saludable. Y, passados los
dichos treinta días, invocaréis el auxilio del braço seglar para que los prendan, y no
se den sueltos, ni en fiado, hasta tanto que ayan confessado y cumplido con el
mandamiento de la iglesia. Y, si, lo que Dios no quiera, algunos se estuvieren tan
obstinados y rebeldes que ni con estas diligencias cumplieren para el domingo de la
Trinidad deste presente año, embiaréis anti mí la lista de los que no han cumplido y
de las diligencias que con todos los susodichos avéis hecho, o fe o testimonio como
todos an cumplido en vuestras parrochias, para que conste que cada uno de vos a
cumplido lo que es obligado, y para que contra los que no uvieren cumplido se
proceda a execusión de lo que se debe hazer.
[12] Iten, recorreréis el libro de las personas que an fallescido en vuestras
parrochias de un año a esta parte, y embiaréis testimonio para el dicho domingo
segundo de quaresma de las mandas pías que en sus testamentos dexaron que no
estén cumplidas, para que yo las mande cumplir, y relación de las mandas pías y
instituciones perpetuas que se an instituydo de un año a esta parte, aunque estén
cumplidas, para que se assienten en el libro, para lo hazer cumplir cada año, o por
los tiempos que los fundadores mandan.
[13] Iten, embiaréys testimonio para el dicho domingo segundo de quaresma
de las capellanías, fiestas y aniversarios que ay en vuestras iglesias y monasterios y
hospitales y lugares píos de vuestras parrochias, con relación de quién las instituyó,
y en qué fueron dotadas, y lo que renta cada una, y quién es el capellán perpetuo, y
quién la sirve, y por el libro del apuntador veréys las que no se sirven, para que se
provea cómo se sirvan y cumplan, y esta relación me embiaréys por sí para lo
susodicho.
[14] Iten, haréys hazer y haréys plegarias y rogativas por la paz y unión de la
iglesia y salud de la christiandad y ensalçamiento de nuestra sancta fe cathólica.
[15] Otrosí, por la presente mando a vos, los vicarios, que cada uno en su
vicaría, y en las iglesias que no son subjetas a vicaría, al cura más antiguo, cumpla y
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 257

haga cumplir este mi mandamiento y tengan cuydado de recoger el cumplimiento


dél, y ver si viene en la forma que yo aquí mando. Y embíen los cumplimientos de
cada cosa juntos a los términos de suso contenidos.
[16] Otrosí, demás de las diligencias de suso contenidas, todos los curas en
sus iglesias y parrochias, y todos los vicarios en sus iglesias de sus vicarías, que agora
son o por tiempo fueren, ternán cuydado de inquirir los escomulgados que ay y
personas en peccado público y casados clandestinamente, o en grado prohibido sin
la dicha dispensación y desposados por velar, y las capellanías y beneficios que no
se sirven, aniversarios, fiestas y remembranças que no se an cumplido, y las missas
de colecturía que están por cobrar y dezir. Y los curas darán lista y relación por
escripto a los vicarios de todo lo que en esto hallaren; y los vicarios, aviendo también
hecho diligencia y inquisición por sí sobre lo susodicho y sobre las costumbres de los
clérigos, conforme a la constitución, nos embiarán relación de todo lo susodicho los
dichos vicarios por escrito cada uno de su vicaría en cada quatro meses del año, que
sean por fin de abril y por fin de agosto y de diziembre de cada un año, y en esta
ciudad y su vicaría los curas traerán la relación ante mí en los dichos tiempos.
[17] Otrosí, los mayordomos de las fábricas me embiaréis en fin de cada
quatro meses, según dicho es, relación de las obras y pleitos que las fábricas tienen,
y de lo que proveyeren los visitadores en la última visita que no esté cumplido, para
que se provea como se hagan y prosigan, y todo lo demás que uviere que proveer.
[18] Otrosí, os mando me embiéis entera relación de los estudiantes que
pretenden ser ordenados de su virtud, y de los que están ordenados assí de órdenes
menores como de Epístola y Evangelio, si exercitan las tales órdenes, dando relación
particularmente de cada uno como las exercita, y assí mismo si frequentan los
sanctíssimos sacramentos de confessión y comunión como están obligados.
[19] Todo lo qual y cada una cosa y parte de lo arriba susodicho y declarado
mando que cumpláis e hagáis cumplir cada uno de vos a quien toda, so pena de
privación de vuestros officios y de cada seis ducados para gastos de justicia y obras
pías a mi disposición, en la qual pena desde agora para entonces os doy por
condenados a los que no cumpliéredes lo aquí contenido, y para os ver declarar aver
incurrido en la dicha pena vos cito e llamo para el tercero día después de passado
cada uno de los términos en que avéis de embiar el cumplimiento de cada capítulo
deste mandamiento. Dada en Sevilla a

[20] Edicto general


El Licenciado Íñigo de Leziñana, canónigo de la sancta iglesia de Sevilla,
provisor general della y su arçobispado, por Don Rodrigo de Castro, por la divina
miseración presbítero cardenal de la sancta iglesia de Roma de la basílica de los
Doce Apóstoles, arçobispo de Sevilla, del consejo de su Majestad, etc., a vos los
venerables vicarios, beneficiados, curas, clérigos y capellanes desta ciudad de
Sevilla y de todo este arçobispado y vicaría de Lepe, salud en nuestro Señor Iesu
Christo. Por quanto, según el derecho y mandamiento de la sancta madre iglesia,
todo fiel christiano, assí hombre como muger, después que llega a los años de
258 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

discreción es obligado a lo menos una vez en el año de se confessar de todos sus


peccados a su proprio cura y recibir el sanctíssimo sacramento de la comunión por
Pascua de Resurrección, o ocho días antes u ocho después, y los que ansí no lo
hazen no deven ser recebidos a la comunión y participación de los fieles christianos
ni a los otros sacramentos ecclesiásticos, y muriendo deven carecer de ecclesiástica
sepultura. Y porque soy informado que no obstantes las censuras promulgadas
contra los fieles súbditos deste arçobispado que no se confiessan y comulgan en
cada un año en los tiempos sobredichos y están en peccados públicos, ay muchos
que con poco temor de Dios y gran peligro de sus ánimas se dexan estar gran
tiempo descomulgados, assí por no se confessar y comulgar, según dicho es, como
por otras causas.Y otros que, olvidando el temor de Dios y fe y confiança que deven
tener de la providencia divina, en menosprecio del mandamiento y doctrina de
nuestro maestro y redemptor Iesu Christo que dixo: “Amarás a tu Señor Dios de
todo tu coraçón y voluntad”, usan de adevinanças y hechizerías, sortilegios y
encantamientos, y usan o embían a tomar consejo con los que hazen los tales
maleficios que son siervos del demonio, al qual por los peccados de las gentes
permite Dios muchas vezes que cumpla las cosas que las tales personas dessean
saber y procuran aver, dándole poderío en todo tribu y lengua y gente. Y como
quiera que las tales personas, por razón de los susodicho, incurren en grandes
penas y censuras, no dexan de usar deste tan gran peccado.Y otros que, olvidando
la restitución que an de hazer de lo mal llevado y adquirido, para que Dios les
perdone el peccado, acostumbran dar y tomar a logro pública y secretamente,
trayéndolo por contino officio, lo qual es especie de heregía y prohibido en nuestra
religión christiana. Y otros que, con poco temor de Dios nuestro Señor, tienen
tableros públicos de juego, y por costumbre de blasfemar de su sancto nombre y de
su bendita madre y de sus gloriosos sanctos. Y otros que, siendo prohibido por los
sacros cánones y constituciones de este arçobispado, que los matrimonios no se
hagan clandestinamente, y a los tales matrimonios no sea presente ningún
sacerdote ni otra persona alguna, van contra la dicha prohibición. Y otros que,
pospuesto el temor de Dios y peligro de sus ánimas, a sabiendas se casan en grados
prohibidos en derecho sin dispensación. Y otros que, siendo casados
legítimamente, y durante el primero matrimonio, y siendo vivo el primer marido o
la primera muger, se casan segunda vez pervirtiendo el orden deste sancto
sacramento. Y otros que hazen vida con sus mancebas, diziendo que son casados
no siendo verdad. Y otros que, siendo desposados por palabras de presente, hazen
vida en uno y consuman matrimonio por cópula carnal sin recibir las bendiciones
nupciales. Y otros que de mucho tiempo a esta parte están públicamente
amancebados, y algunos dellos dexan de hazer vida maridable con sus mugeres
legítimas y la hazen con sus mancebas, de que Dios nuestro Señor es desservido; y
los señores de esclavos que los dexan estar amancebados públicamente, sabiéndolo
ellos y consintiéndolo.Y otros que, aviendo quedado por testamentarios y albaceas
de los difuntos, no cumplen las voluntades y testamentos dellos, de que sus ánimas
podrían recebir detrimento. Y otros que sabéis que están en los dichos peccados
públicos y no lo manifestáis. Y otros que contra los mandamientos de la sancta
madre iglesia comen carne la quaresma y días prohibidos, sin tener licencia para
ello. Y, porque a mí incumbe con gran diligencia y estudio velar sobre las ánimas
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 259

que Dios nuestro Señor por su miseración me tiene encomendado en este


arçobispado para las apartar de caminos de perdición y guiarlas al camino de la
salvación, mandé dar y di la presente. Por la qual vos mando, en virtud de sancta
obediencia y so pena de excomunión y suspensión y de un ducado para quien lo
denunciare, que cada uno de vos en vuestras iglesias públicamente todos los
domingos y fiestas de guardar desde la dominica in septuagéssima en adelante al
tiempo de la missa mayor, quando la mayor parte del pueblo estuviere ayuntada,
amonestéis que yo por la presente amonesto a vuestros parrochianos, en virtud de
sancta obediencia, que hagan penitencia en esta quaresma y se aparten de los
dichos peccados públicos, conviene a saber, que se confiesen y comulguen en el
dicho tiempo desta quaresma hasta el domingo de quasimodo inclusive,
avisándolos de la excomunión y penas con que serán castigados los rebeldes. Y,
porque comúnmente todos esperan a se confesar la semana sancta, lo qual es causa
que no se confiesen como conviene, mando a los dichos curas dividan la parrochia
por las calles y casas, repartiendo tantas casas por cada una semana de la
quaresma, previniéndoles y dando orden cómo de confiesen en cada una semana
los que assí señalaren. Y esto comience a hazer y repartir la segunda semana de
quaresma. Y los hechizeros y adivinos y concubinarios públicos y usureros y
logreros y casados dos vezes y en grados prohibidos sin dispensación, dentro de
nueve días primeros siguientes después que esta nuestra carta fuere leyda y
publicada, que les doy por tres canónicas municiones, se aparten de los dichos
peccados y procuren aver absolución de la dicha excomunión en que por ello an
incurrido. Y los que an hecho o contraido matrimonios clandestinos, o an estado
presentes a ellos, procuren aver absolución de la excomunión. Y, passado dicho
término de los dichos los nueve días desde la publicación de esta nuestra carta,
ninguno sea en dicho ni en fecho ni en consejo de hazer los tales matrimonios,
apercibiéndoles que, demás de ser como son en sí ningunos, serán castigados
conforme a derecho y a las constituciones deste arçobispado. Y les apercibid y
amonestad que los hagan en esta forma, que preceda la publicación dellos
haziendo las tres amonestaciones por el cura en su parrochia en tres días de fiesta
continuos; y después de hechas las amonestaciones, el mismo cura u otro sacerdote
nombrado por él o por el ordinario los despose en presencia de dos o más testigos.
Y, si algún matrimonio se hiziere en que al desposorio no se hallare el cura de la
collación u otro en su nombre nombrado por él, o por el prelado, aunque aya
testigos presentes, o estando solamente el cura con dos testigos, no es matrimonio.
Y el cura o clérigo, contrayentes o testigos respectivamente, que de otra manera se
hallaren en algún matrimonio, serán castigados conforme a la determinación del
sacro concilio. Otrosí, amonestad a los médicos de vuestras parrochias que no
visiten tercera vez ningún enfermo, si no les constare aver confesado y ordenado
su ánima, so pena de excomunión y de doscientos maravedís, aplicados como la
constitución los aplica. Y queremos que assí mismo les obligue en el fuero de la
consciencia. Otrosí, avisaréis a vuestros parrochianos que en los baptismos no
intervenga más de un padrino, y a lo más un padrino y una madrina, y que
solamente se contraya la cognación espiritual entre los padrinos con el ahijado y
sus padres; y assí mismo por el cura con el baptizado y sus padres; y que el cura lo
avise assí al tiempo que hiziere el baptismo.
260 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[21] Iten, que assí mismo en las confirmaciones no intervenga más de un


padrino, y la cognación espiritual se contraya solamente por el padrino con el
ahijado y sus padres.Y los que no an cumplido los testamentos que están a su cargo
los cumplan y executen, en el término que el derecho y contitución deste
arçobispado los obliga.Y los que están desposados y an consumado matrimonio sin
se velar, que se velen dentro del tiempo que manda la constitución, so las penas
della, y no coabiten hasta entonces. Y los que tienen hijos o hijas de edad que lo
puedan aprender, y esclavos y esclavas, les enseñen el Pater noster y el Ave María y
el Credo y la Salve Regina y los Artículos de la fe y Mandamientos de la sancta
madre iglesia, y los lleven y hagan yr a las iglesias los domingos y fiestas de guardar
a oyr missa y la doctrina cristiana. Y vos, los dichos curas, al tiempo del ofertorio
enseñad la doctrina cristiana como os está mandado. Y que ninguno, del dicho
tiempo en adelante, sin expresa licencia o extrema necesidad de enfermedad, o sin
consejo del médico espiritual y corporal, no coman carne los días de quaresma y
viernes y los otros días prohibidos por la iglesia, apercibiéndoles y declarándoles a
los dichos vuestro parrochianos las penas en que caen e incurren por razón de lo
susodicho.Y, si por ventura, lo que Dios no quiera, los dichos vuestros parrochianos
estuvieren en su dureza y pertinacia, y dentro de los dichos términos no se apartan
de los tales delictos y peccados públicos, les apercebimos que procederemos contra
ellos con todo rigor. Y mando a todas y qualesquier personas que saben o tienen
noticia y an oido quién son las tales personas que an cometido los tales delictos y
peccados públicos de suso referidos, que so pena de excomunión mayor lo vengan a
dezir y manifestar dentro del dicho término en esta ciudad de Sevilla ante mí, y en
las demás ciudades, villas y lugares ante los vicarios, y donde no los uviere al cura
más antiguo.Y los dichos vicarios y curas recibiréis por escripto las declaraciones de
las tales personas que vinieren a manifestar y declarar que saben o an visto o oydo
quién son los que cometen los dichos vicios y peccados públicos y hazen las tales
cosas prohibidas, y sobre ello les hagáis las preguntas y repreguntas al caso
pertenecientes, para que declaren la verdad y den razón suficiente de lo que dixeren;
y las dichas declaraciones, con la más información que sobre ello hiziéredes,
secretamente cerrado y sellado lo embiad ante mí para que lo vea y provea lo que
convenga. Y en las personas que supieren o uvieren visto o oido quién son las
personas que hazen y cometen los dichos peccados públicos y no lo denunciaren y
declararen en el dicho término, pongo y promulgo la dicha sentencia de excomunión
mayor.Y, porque lo susodicho aya effecto y los peccados sean castigados, mando, en
virtud de sancta obediencia y so pena de excomunión y suspensión, a vos, los dichos
curas y beneficiados y clérigos que desde el domingo de la septuagésima comencéys
a hazer empadronar y empadronéis todas las personas, hombres y mugeres, de las
dichas vuestras parrochias, collaciones y lugares con mucha diligencia, e inquiráis las
personas que estuvieren en los dichos peccados públicos y los pongáis por relación
en el dicho padrón cada género por sí, nombrando por sus nombres las personas y
en el peccado en que están. Ansí mismo los que son testamentarios de difuntos y no
cumplen lo que son obligados.Y la memoria de los que están en los dichos peccados
la embiad a mí, y por amor ni temor ni parentesco, amistad, dádiva ni promessa ni
por otra razón alguna dexéys de hazer los dichos padrones fielmente sin dexar
dissimulado alguno.Y quanto a las confessiones os mando, so la pena, que no ayáis
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 261

a ninguno por confessado, si no los mostrare por cédula firmada de confessor


conocido, y que se conozca la firma con que los tales confessores tengan licencia de
confessar, firmada de su señoría reverendíssima o de mí en su nombre, escrita de
molde y no de otra manera; y, si fuere fraile, venga señalado de la firma del prior o
guardién del tal monasterio, o de persona religiosa diputado para esto, la qual y su
firma sea conoscida por los curas. Los quales dichos padrones de los que no an
confessado vos mando que traygáis o embiéys ante mí en el término contenido en
la constitución synodal, que disponen la orden que se a de guardar contra los que no
se confiessan ni comulgan, y a lo que cerca dello os está mandado. Y, passados los
términos de esta carta contenidos, denunciéis y hagáis denunciar públicamente,
nombrando por sus nombres todas las personas que por los padrones hallárades por
confessar y comulgar en vuestra parrochia, collaciones y lugares, y denunciados los
embiéis ante mí en los términos y so las penas contenidas en la dicha constitución
y nuestro mandamiento, para que visto se haga lo que sea justo. En las quales dichas
penas, desde agora para entonces, os he por condenados lo contrario haziendo, y os
apercibo que os castigaré según que vuestra negligencia mereciere. En testimonio de
lo qual di la presente firmada de mi nombre y del notario infraescrito. Dada en
Sevilla a.

[Título 6] Titulus de sententia excommunionicationis

Capítulo 1. De la discreción con que se a de usar de las censuras


ecclesiásticas
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 25. c. 3.] Las censuras
ecclesiásticas son armas de la iglesia, y assí se an de exercitar con mucha discreción y
prudencia, para que sean temidas y no menospreciadas. Por tanto, conformándonos con la
disposición del sancto concilio tridentino, mandamos a nuestros juezes que no den cartas de
excomunión generales por cosas livianas y de poca quantidad, y en las causas judiciales
civiles y criminales, quando pudieran usar de execución real o personal, y de mulctas
pecuniarias, privación de beneficios y otros remedios del derecho se abstengan y no usen de
las dichas censuras. Otrosí, mandamos se guarde la constitución del señor arçobispo don
Christóval de Rojas, nuestro predecessor de buena memoria, que manda a los vicarios
foráneos [al margen: Los vicarios foráneos no den cartas generales] no den ni fulminen
las dichas cartas de excomunión generales y las remitan ante nos o nuestro provisor y juez
de la iglesia, para que veamos la causa porque se piden y si por lo tal se deven de fulminar.

Capítulo 2. De la tablilla de los descomulgados


[1] [Al margen: El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don
Rodrigo de Castro] Por quanto como la oveja enferma en su compañía inficiona las otras
si de ellas no se aparta, assí los excomulgados traen daño a los otros christianos, si por
negligencia de su conversación no son apartados, y assí mismo no conocen su enfermedad
ni procuran la medicina para sanar della. Por ende nos, queriendo sobre todo proveer,
ordenamos y mandamos que assí en la capilla de san Clemente desta nuestra sancta iglesia
262 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

como en todas las otras iglesias parrochiales desta ciudad y de todo este nuestro
arçobispado, se ponga una tabla en lugar público donde todos la puedan ver y leer, en la
qual se escrivan todos los nombres de los parrochianos que en la tal parrochia estuvieren
denunciados por excomulgados, y a cuya instancia y por cuyo mandado. Y mandamos al
que fuere semanero, so pena de excomunión y de quatro reales para obras pías, que todos
los domingos y fiestas de guardar a la missa mayor al tiempo del offertorio los denuncie por
la dicha tabla por descomulgados a voz alta e inteligible, porque el pueblo los conozca por
tales y se aparte y evite su conversación, y ellos con mayor diligencia busquen el remedio
de la absolución. Y por quanto algunos descomulgados, quando se ven denunciar, se van a
la missa y officios a otras partes, mandamos a los curas que notifiquen unos a otros, y a los
priores y guardianes de los monasterios, donde cómodamente se pudiere hazer, los que ansí
están descomulgados, porque sean evitados en todo lugar.
[2] [Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça] Iten, cerca deste
caso ordenamos y mandamos que, quando uno fuere absuelto con reincidencia, escrivan en
la dicha tabla hasta qué día en la tal reincidencia, y ansí mismo lo notifiquen al pueblo,
porque puedan libremente participar con el tal absuelto durante la reincidencia; y si
bolviere a reincidir que lo buelvan a denunciar como de primero, hasta que del todo aya el
dicho beneficio de la absolución.

Capítulo 3. Que los curas puedan absolver in utroque foro al excomulgado,


constándole en la forma que aquí se contiene ser satisfecha la parte
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Porque algunos descomulgados,
aviendo pagado y satisfecho a las partes por no venir por las absoluciones, se quedan por
absolver en gran peligro de sus ánimas, permitimos y damos licencia a sus curas que los
puedan absolver, aun en quanto al fuero exterior, constándoles ante todas las cosas por
escripturas o testigos estar satisfecha la parte, como dicho es, y haziendo la absolución de
los que no fueron descomulgados secretos ante un escrivano o notario o dos testigos.

Capítulo 4. Contra los que se dexan estar descomulgados


[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro. L. 1 et
2. tit. 5. lib. 8. no recop.] De grave castigo son dignos los que se dexan estar mucho tiempo
a sabiendas en sentencia de escomunión, excluidos de la participación de los sacramentos y
comunión de los fieles. Y assí por leyes destos reynos está justamente ordenado que
qualquiera lego que estuviere declarado y denunciado y publicado por descomulgado por
espacio de treynta días, y no aviendo apelado, o si uviere apelado no aviendo seguido la
apelación, pague en pena seyscientos maravedís. Y si estuviere endurecido en la dicha
excomunión seys meses cumplidos, pague en pena seys mil maravedís; y passados los dichos
seys meses, si persistiere en la dicha sentencia de excomunión, pague cien maravedís por
cada un día y sea desterrado del lugar donde viviere, y si en él bolviere a entrar, pierda la
mitad de sus bienes. Y, porque desseamos reduzir a los tales a buen estado y camino de
salvación, estatuymos que en los legos se guarde y se execute la dicha pena, aplicada la
tercia parte para el denunciador y las otras dos para gastos de justicia y obras pías, y los
clérigos las paguen dobladas; demás de que ansí contra los clérigos como contra los legos,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 263

que con ánimo endurecidos metidos en el lazo de las censuras ensordecieren en ellas por un
año, se pueda proceder como contra sospechosos de heregía, conforme a derecho y lo
decretado por el sacro concilio tridentino. [Al margen: Trid. sess. 21. de ref. cap. 3.]

Capítulo 5. Que declara no estar descomulgados los que comen leche y huevos
en los días prohibidos
[Al margen: D. Christóval de Rojas] Porque tenemos noticia que en nuestro
arçobispado tenían entendido algunas personas que estavan descomulgados los que comían
queso, leche y huevos en tiempo prohibido, declaramos que no ay tal excomunión, y assí los
confessores los pueden absolver del peccado que an cometido en comerlo sin particular
licencia nuestra, y advertimos a nuestros vicarios y curas que para lo comer no puedan dar
licencia.

Capítulo 6. De lo que se a de guardar cerca de celebrar los officios divinos y


administrar los sacramentos en tiempo de entredicho
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Porque
es cosa muy peligrosa a qualquier ministro de la iglesia celebrar y administrar qualquiera
de los sacramentos en tiempo de entredicho, fuera de lo estatuydo y permitido por los sacros
cánones. Por ende, queriendo en esta parte avisar e instruyr a nuestros súbditos, mandamos
que en los lugares generalmente entredichos, que es lo más ordinario, cerca de la celebración
del divino officio se guarde la decretal del papa Bonifacio octavo [al margen: Cap. Alma
mater de sentent. Ex comunica. Lib. 6], conviene saber, que se celebren las missas y los
divinos oficios en voz baxa, no tocando las campanas, cerradas las puertas, y los entredichos
y descomulgados exclusos, y solamente los clérigos no casados admitidos, excepto el día de
la Natividad de nuestro Señor Iesu Christo, y de su Resurrectión y del Espíritu Sancto y el
día de la Assumpción de nuestra Señora, y ansí mismo el día del Corpus Christi con su
octava, según se contiene en las bulas de Eugenio y Martino. En las quales fiestas se pueden
celebrar los oficios en voz alta, tocando las campanas, abiertas las puestas excluidos los
excomulgados, y admitidos los entredichos por quien no se puso el entredicho; y celébranse
estas dichas festividades començando dende las primeras vísperas, y continuando las horas
hasta las segundas vísperas y completas inclusive; y esto se guarde, sin embardo de la
constitución antigua que dispone lo contrario. En los mismos días se puede bendecir pública
y solemnemente el agua, los panes, los fructos, las vírgines, los cálizes y los ornamentos, etc.,
y hazerse todas las demás cosas que pertenecen al officio divino y su celebración. Pero en lo
que toca a los sacramentos, sólo se permite la administración de aquellos que se permiten
en los otros días no privilegiados, conviene a saber, el sacramento del baptismo, y el de la
confirmación, assí a los pequeños como a los adultos; el sacramento de la penitencia, no
solamente a los enfermos, sino también a los sanos que no estuvieren descomulgados, ni se
puso el entredicho por su culpa, dolo o fraude, ni dieron consejo, favor o ayuda al delicto
por el qual se puso. Iten, se administra el sacramento de la Eucharistía a los que están en
peligo de muerte, y puédese llevar con lumbre y campanilla, y lo puede el sacerdote mostrar
al pueblo a la buelta como es de costumbre, y publicar las indulgencias que ganan los que
lo acompañan. Permítese ansí mismo el sacramento del matrimonio, pero no las solennes
bendiciones nupciales, sino en las fiestas del Corpus Christi y de la Asumpción de nuestra
264 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Señora. Iten, no se permite en tiempo de entredicho el sacramento de la orden ni de la


extrema unctión a los enfermos, clérigos ni legos, ni se da eclesiástica sepultura sino a los
clérigos no casados que guardaron el entredicho. Permítese en el dicho tiempo de entredicho
rezar públicamente quando se tañe a la ave Maria, y predicar la palabra de Dios, y tocar
las campanas para lo susodicho y para otras cosas que no sean oficios divinos. Los que
tuvieren bula u otro privilegio para ello, no aviendo sido causa del entredicho, puesto por
su culpa, dolo o fraude, pueden oyr los divinos oficios, administrándoles los eclesiásticos
sacramentos, y dárseles eclesiástica sepultura. Otrosí, porque en tiempo de entredicho
podría aver en nuestro arçobispado falta de ministros clérigos que ayuden a missa y a los
divinos oficios, permitimos y concedemos a las personas que estuvieren diputados para el
servicio del altar y ayudar a los divinos oficios, que lo puedan hazer en el dicho tiempo de
entredicho, aunque no sean clérigos de corona ni otras órdenes, ni tengan otro privilegio.

[Capítulo 7] Instructión de visitadores

1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 24. de ref. cap. 3.]
Obligados son los prelados, conforme a derecho y a lo dispuesto por el sansto concilio
tridentino, a visitar cada un año su diócesi por sí mismos, o estando legítimamente
impedidos por sus vicarios generales o visitadores, y assí las personas que por nuestra
comissión fueren a visitar atiendan a que llevan nuestro cargo y cuidado pastoral, y
procuren el fin a que se endereçan todas las visitas [al margen: El fin de las visitas], que
es plantar y enseñar sana y cathólica doctrina, quitar y desarraigar la que no lo fuere,
amparar y defender las virtudes, corregir los vicios, inclinar y persuadir al pueblo a
religión, paz y sanctidad, y ordenar y disponer todas las demás cosas al provecho de las
ánimas con mucha prudencia, conforme al lugar, tiempo y ocasión.Y aunque en negocio tan
general no se puede dar regla que comprenda todos los casos que puedan suceder, hemos
ordenado una instrucción para los que son más ordinarios, la qual guardaremos nos
quando por nuestra persona vistaremos, y mandamos a nuestros visitadores la guarden
como en ella se contiene, remitiéndonos en lo demás a su prudencia y rectitud.
2. Aviendo llegado nuestros visitadores al lugar y parrochia que uvieren de visitar,
vayan a la iglesia donde estará toda la gente prevenida esperándoles; y hecha la oración,
propornan al pueblo la palabra de Dios, haziéndole conforme a la capacidad y necessidad
de los oyentes una provechosa y breve plática del fin de la visita, que es desarraigar los
vicios y plantar las virtudes; y lo que para esto importa quitar los escándalos y mal
exemplo, y harán leer la carta de peccados públicos, y persuadiránles la obligación que
tienen de denunciarlos.
3. Hecho esto, visiten el sanctissimo sacramento de la forma acostumbrada, mirando
si está con la custodia y decencia que conviene, si ay hostias consagradas de forma mayor
y forma menor, conforme a la constitución deste arçobispado, si se renuevan de ocho a ocho
días, si la custodia es de plata, si tiene el cura la llave del tabernáculo, y cuidado con la
guarda della.
4. Y luego visitarán la pila bautismal, y verán si está limpia y sana, en lugar claro
y decente, con cubierta de madera, cerrada con llave.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 265

5. Iten, visitarán los sanctos óleos y chrisma, informándose si, passado el iuves
sancto, se usa del óleo o chrisma del año antes, contra la constitución. Verán las olieras y
chrismeras, si están limpias y sanas y si son de plata. Si están limpios y con decencia los
sagrarios y lugares adonde an de estar los dichos sanctos óleos, y si se cierran con llave y
el cura la tiene guardada.
6. Iten, sabrán si ay los libros de baptizados, confirmados y cassados y los demás que
mandan las constituciones deste arçobispado, los quales verán si están con buena orden, y
si en ellos se guardan lo que las dichas constituciones disponen.
7. [Al margen: Limpieza de los altares y ornamentos] Verán ansí mismo si los
altares están compuestos con la limpieza y decencia que conviene, y si las aras están sanas
o quebradas, y si son harto grandes, de manera que pueda caber en ellas la hostia y el cáliz;
y si las palias y corporales están limpios, y los lavan cada quinze días y los purificadores
de ocho a ocho días; si se mudan los manteles de los altares al menos cada mes.Y mandarán
al sacristán que tenga cuenta quando algún clérigo manchare los corporales, para que se
compren otros a su costa.Y en todo lo demás tocante al culto divino mirarán si ay algunos
defectos, para que se corrijan y castiguen los culpados.
8. Visiten las sacristías, ornamentos, plata y demás cosas de la iglesia, mirándolo por
el inventario, y si todo está limpio y bien tratado, y se tiene cuidado de tenerse siempre assí.
Y lo que faltare del dicho inventario lo harán pagar a las personas a cuyo cargo estava, las
quales assí mismo reprehendan y castiguen las faltas que en el asseo de todo ello ayan hecho.
9. Visitarán el cuerpo de la iglesia, capillas y retablos; y hallando algunas imágenes
muy antiguas y deformes, provean lo que más convenga, quitándolas de allí lo más secreto
y con menos escándalos que ser pueda, y dando aviso al provisor para que que se pongan
otras convenientes.
10. [Al margen: Inventario de los bienes nuevos] Si no hallaren hecho inventario
de la plata, ornamentos y demás cosas y bienes muebles de la iglesia, o el que hallaren fuere
antiguo, lo hagan de nuevo, poniendo en él muy específicamente todas las dichas cosas y
bienes muebles, cada una por sí aparte, con señas muy particulares, y en qué estado están,
si son nuevas o viejas. El qual dicho inventario firmarán el visitador y notario, y si pondrá
en el archivo con las otras escripturas de la iglesia; y en el libro de visita dé fe el notario
cómo se hizo. Y quando se hiziere el dicho inventario, o se renovare el antiguo, provean se
hallen presentes los clérigos de la iglesia, y legos que tuvieren noticia de las cosas della, para
que no se pueda encubrir nada.
11. [Al margen: No posen en casa de los clérigos ni mayordomos de las
iglesias] Han los visitadores de procurar la libertad de su officio para que los seglares no
digan que por particular respecto dexan de corregir los clérigos.Y por tanto mandamos que
no se acompañen de los clérigos que no uvieren visitado, si no fuere yendo y viniendo a la
iglesia, ni possen en casa de clérigos algunos, ni de los mayordomos de las fábricas de las
iglesias, ni coman a su costa, ni de las dichas fábricas, ni permitan que sus notarios de
visita o sus criados lo hagan, sino que requieran a las justicias y regidores les señalen
possada conveniente, y siendo en esto rebeldes procederán contra ellos.
12. No lleven ellos ni sus notarios más derechos de los que están señalados por el
aranzel y constituciones de nuestro arçobispado; y en el libro de la visita al fin della
266 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

assientan lo que llevaren de cada iglesia, poniendo los derechos suyos y del notario, y
quántos días estuvieron, y lo que cuentan por cada día, y al pie lo firme el visitador.
13. No visiten en un día más de una iglesia parrochial, y si más visitaren no puedan
llevar ni lleven más de una procuración, y en cada lugar se detengan lo necesario y no más
ni menos.
14. [Al margen: Notarios de visita] Nagan la visita ante los notarios que para ello
por nos fueren nombrados, y no ante otros; los quales juren al tiempo que fueren recibidos
que usarán bien su officio y guardarán secreto de las cosas de la visita, especialmente en las
informaciones sobre delictos por lo menos hasta que se deduzgan en juizio, o por el tiempo
que el visitador se lo encargare; el qual dicho juramento hagan los notarios ante nuestro
provisor, y quede assentado y firmado. Y los dichos visitadores no puedan llevar ni lleven
parte de los derechos a los dichos notarios, porque castigaremos este excesso con mucho
rigor.
15. [Al margen: Del libro de memoria que an de tener los visitadores y lo que
an de assentar en él] Cada uno de los dichos visitadores a de tener un libro de memoria
aparte para las resultas y cosas de que nos an de avisar. Éste a de guardar con recato, sin
fiarlo de nadie. En él traerá las cosas substanciales de su visita, el día, mes y año que
entrare en el lugar, y quándo comiença la visita de cada iglesia y quándo la acaba, los días
que se detuvo y los derechos que llevó él y su notario.
16. Iten, assentará la disposición del pueblo, los vecinos de cada lugar y parrochia y
de qué qualidad son, la disposición y architectura de la iglesia, si es de tapia de tierra o de
cantería, y las naves, capillas y retablos que tiene, y otras particularidades de que pareciere
devemos ser avisados.
17. Iten, assentarán en el dicho libro los beneficios, pontificales, prestameras,
préstamos, capellanías, memorias y patronazgos que ay en cada iglesia, quánto valen cada
año en común estimación, quién los possee y con qué título; si ay algunos con obligación de
residencia personal, especialmente capellanías, si residen los que son obligados, quánto
tiempo an faltado, si les an secrestado los fructos por las ausencias; los que pueden servir
por otros sus beneficios y capellanías, quién sirve por ellos, quánto tiempo a faltado el
servicio; si los beneficiados, servidores y capellanes en celebrar los divinos oficios y asistir
a ellos guardan nuestras constituciones, y los que suelen hazer faltas; las dichas capellanías
si son colativas, y las que son de patronazgo de legos, y quién son los patrones, y si están
bien dotadas, quién las dotó, y con qué cargo, y si se cumple la voluntad de los fundadores,
y cómo se a proveído de remedio adonde avía falta.
18. Iten, assentarán las rentas que tienen las fábricas de todas las iglesias,
hospitales, hermitas y lugares píos que visitaren, y en qué consisten y quánto valen a justa
y común estimación; qué alcance se hizo contra cada uno de los mayordomos. Assienten las
mandas y legatos y donaciones que se uvieren hecho a las iglesias, los encargos de las
fábricas, las obras que tienen començadas, la qualidad dellas, si se prosiguen o no;
dexándose de proseguir, si es por falta de los mayordomos, o por no tener hazienda la
iglesia, o por falta de los maestros a cuyo cargo están, trayéndonos particular relación de lo
que en esto hazen falta. Assienten los empréstidos que se hizieron unas iglesias a otras, y
con que autoridad, y la razón que se uno para ello.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 267

19. Iten, assentará en el dicho libro los monasterios, hospitales y cofradías que
uviere en cada parrochia, y las hermitas y otros lugares píos; qué número de religiosos y
qué renta tienen los dichos monasterios; si los dichos religiosos viven bien y exemplarmente
conforme a su estado regular, y lo mismo las religiosas; la hospitalidad que se haze en los
hospitales; los demás lugares píos, cómo se gastan sus rentas, si se cumplen las voluntades
y disposiciones de los que los fundaron y encargos que en ellos dexaron; si ay beaterios, las
beatas que tienen, si ante quién y cómno an professado, qué regla y manera de vivir tienen,
si guardan clausura, si viven de limosnas.
20. Traerán assí mismo por memoria en el dicho libro los clérigos que ay en cada
lugar y parrochia, el nombre y edad de cada uno, por quién fue ordenado, qué renta possee,
la qualidad de su persona, si es graduado, y en qué facultad, qué suficiencia tiene, sus
costumbres y fama según la relación que hallare, si es continente, si de buen exemplo, si a
avido contra él acusaciones o denunciaciones con la qualidad del delicto, y si a reincido o
no. Particularmente assentará los curas de cada iglesia y que administran los sacramentos,
con qué licencia los administran, si satisfazen a las obligaciones de su officio y guardan
nuestras constituciones; y en todo lo susodicho y en las demás cosas en que uviere
necessidad de remedio provean los dichos visitadores como más convenga. Y últimamente
asienten en el dicho libro lo que assí proveyeren, y los mandatos que dexaren en cada iglesia
y lugar pío, y todas las demás cosas de que les parezca devemos ser avisados.
21. Iten, los dichos vicarios juntarán los clérigos de cada lugar o parrochia, y a solas
sin admitir a otro nadie, les hará una plática de la obligación que tienen particular de vivir
bien y honestamente y dar buen exemplo al pueblo, reprehendiéndolos en común, y si algo
resultare en particular, con la prudencia y zelo que deven.
22. Iten an de inquirir con diligencia la suficiencia de los clérigos de cada lugar, y
en particular si celebran missa y guardan las ceremonias según el misal romano; y a los
que estuvieren faltos en ellas los corrijan, señalándoles tiempo dentro del qual se instruyan,
usando para esto de los remedios convenientes; y quando hallaren en alguno notable falta
nos avisen dello, suspendiéndole si fuere necessario hasta que parezca ante nos.
23. [Al margen: De los que denuncian peccados públicos] En los que vinieren a
denunciar los delictos y peccados públicos consideren y miren nuestros visitadores con
mucha prudencia la qualidad de sus personas, y otras circunstancias de que se pueda
colegir el ánimo y zelo con que vienen, para que desta manera ni se dé lugar a calumnias,
ni los tales delictos y peccados queden sin correción y castigo. Y assí como an de procurar
que los dichos peccados y delictos sean corregidos y castigados, assí an de evitar que sin
culpa nadie quede disfamado, o lo que es oculto se haga público, y en todo procurarán se
guarde el secreto, llamando con el mesmo y preguntando a los testigos; y quando tuvieren
necessidad de informarse de alguna muger o tomarse su dicho, sea en la iglesia y no en otra
parte, lo más oculto y con menor escándalo que ser pueda.
24. Demás de las denunciaciones particulares que se hizieren, se informará el
visitador de las personas que le pareciere son de buen zelo cerca de los peccados públicos,
assí de clérigos como de legos, preguntando en común sin particularizar ni nombrar a nadie
de los clérigos, si son recogidos, honestos, de buen exemplo y fama, o lo contrario; si las
iglesias se sirven como conviene, o ay alguna falta en esto; y si le pareciere la justicia ser
bien intencionada, della se podrá informar si ay clérigos distraídos, si andan de noche, si
268 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

son escandalosos, o en ellos ay alguna falta digna de remedio. De los legos pregunten si ay
algunos que estén en peccados públicos, como se contiene en las cartas generales que cada
un año se publican.
25. [Al margen: Remita el visitador los processos de peccados públicos] En los
delictos y peccados públicos de que resultare infamia, contra el delinquente, hecha
información de officio, remitan los processos a nuestro provisor, conforme a las comisiones
que les mandamos dar, y se las envíen dentro de quinze días después de acabada la
información. En estos casos a de procurar el visitador que los testigos se examinen en su
presencia, y hagan escribir al notario enteramente lo que dize el testigo, assí lo que carga al
reo como lo que es en descargo suyo, procurando averiguar la verdad por todas las vías que
pudiere. Y en los otros delictos de que no uviere infamia, y en que no se deva proceder por
tela de justicia contra el culpado, lo amoneste, reprehenda y corrija con mucha prudencia y
secreto; lo qual assiente en su libro de memoria, y haga que el tal amonestado y corregido
lo firme, para que no se emendando sea castigado conforme a su culpa.
26. Assienten en el dicho libro de memoria todas las informaciones que an hecho en
la visita assí de clérigos como de legos, y nos envíen otra antes que se vengan, para que nos
informemos cómo se an castigado los delictos, y los processos no se puedan ocultar.
27. Sepan si los clérigos guardan decencia y honestidad en su ábito, y los curas si
hazen conferencias; y los de mayores y menores órdenes y tonsura si confiesan y comulgan
y exercitan sus órdenes como se dispone por nuestras constituciones; y si guardan las dichas
constituciones en todo lo demás, y corrijan y castiguen a los culpados. Iten, qué clérigos
tienen beneficios o capellanías incompatibles, y lo assienten en su libro de memoria.
28. [Al margen: No se haga registro de las cuentas de visita] En los libros de
visita deste nuestro arçobispado hemos visto desorden por estender mucho los notarios la
escriptura, de donde resulta confusión en las visitas y mucho gasto en las fábricas. Para el
remedio desto se guardará lo siguiente: Que los notarios de las visitas no hagan protocolo
ni registro de las cuentas ni otras cosas del libro de visita, ni guarden más de lo que en el
dicho libro quedare, ni lleven derechos de otra escriptura más de la que en él se haze, so
pena de diez ducados y suspensión de officio al visitador que lo consintiere y al notario que
lo hiziere.
29. Las planas de la visita tengan cuidado los visitadores de hazer que lleven los
ringlones que las leyes reales disponen, que son treinta, y los ringlones y las partes, que son
diez.
30. [Al margen: El orden que se guardará para escusar escriptura larga en los
libros de visita] El escusar escriptura larga en los dichos libros de visita queda a la buena
orden que los visitadores tendrán en ello, porque no se pueden dar instructiones para todo,
pero en particular se observe la orden que se sigue.
31. Las cabeças y principios de visita, las sentencias, condenaciones y alcances dellas
tienen palabras multiplicadas y superfluas, podránse abreviar destas manera: Cabeça de
visita, en el lugar de tal, a tantos de tal mes y de tal año, fulano visitador por N. visitó la
iglesia de tal invocación por ante mí N. notario de la visita en la forma siguiente. Visitó el
sanctíssimo sacramento de la Eucaristía, pila baptismal, sanctos óleos, y los altares, aras,
retablos de la dicha iglesia, y hallólo todo con la decencia, limpieza y custodia necessaria.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 269

Otrosí, visitó los libros de baptizados, confirmados, casados, difunctos, etc. Y esta orden
guardará en todo lo demás. Y quando uviere falta, dezir que se pondrá remedio en la
prosecución de la visita, en tal y tal cosa que se a hallado con tal descuydo, y lo que fuere
se castigará y remediará.
32. En las partidas de las cuentas, assí de cargo como de descargo, se ponen
muchas palabras impertinentes. Pues en la cabeça de la cuenta se dize a quién se
toma, no se a de poner en cada partida. Iten, se descarga al dicho fulano,
mayordomo del dicho año, y otras palabras escusadas, sino lo necessario. Hemos
visto plana y media y más en una sola partida de subsidio, aviendo de dezir de
subsidio o escusado o de subsidio y escusado de dos pagas deste año tantas mil
maravedís por carta de pago de fulano, fecha de tantos.Y la mesma forma se tenga
en las demás partidas donde fuere necessaria carta de pago, y donde no se diga
más, sino de tal cosa tanto.
33. En el cargar de los censos y rentas menudas se guarda mal orden y se
multiplican muchas partidas, y con ellas muchas hojas pudiéndose escusar.
Supuesto que cada iglesia tiene su libro de inventario de su hazienda, de donde está
escripto cada censo por sí, quién lo paga, sobre qué possessión o casa, en qué
parrochia, qué límites tiene, y donde faltare se a de hazer, según se manda por
nuestra constitución; sumarse a en el dicho libro de la hazienda lo que montan todos
los censos y rentas juntos, y aquella suma se a de passar al cargo del libro de la visita,
diziendo, tantas mil maravedís que montan tantos censos que la fábrica de la tal
iglesia tiene en cada un año, las personas que los pagan, los plazos y sobre qué
possessiones están impuestos, se hallará en el libro de la hazienda e inventario de la
dicha iglesia. Con esto se escusan muchas hojas del cargo; lo mismo se atiende de
otra hazienda, casas o heredades.
34. Todas las partidas de gasto por menudo de una cosa se an de reduzir a una
partida; como de cera que se gastó por todo el año tanto, de azeyte tanto, y ansí de
lo demás. los cargos y descargos de la visita se sumen todos en cada plana de por sí,
porque se pueda resumir si uviere yerro.
35. En los remates de las cuentas se guardará esta forma: Puestas todas las
partidas del gasto, se diga: Por manera que suma todo el gasto tantas mil maravedís,
que sacados del cargo resta deviendo y es alcançado el dicho. N. en tantas mil
maravedís, en las quales el dicho N. visitador le condenó en su presencia a que
dentro de tantos días primeros siguientes las dé y pague a N. mayordomo o se
nombrare: el qual dixo que lo oya y consentía y consintió la dicha sentencia y alcance
de cuantas, las quales juró en forma ser buenas y ciertas, y las partidas las mesmas
que avía gastado, y que si engaño uviere avido contra la iglesia lo manifestará. N. et
N. y firmólo de su nombre.
36. En la vista que se haze de las capellanías se gastan muchas hojas, porque
en cada visita se ponen todas las dotaciones, quién las dotó, sobre qué están
fundadas, con otras impertinencias. Es necessario se guarde el orden que se sigue.
En cada iglesia a de aver una tabla grande donde estén escritas todas las missas
dotadas de capellanías y anniversarios, poniendo primero las que tienen missa cada
día, cada semana, o tantas en la semana; después, por los meses del año diziendo el
270 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

cargo que tiene, qué renta, quién es obligado al servicio y dezir de las missas. Al
visitar destas memorias y capellanías por el juramento del apuntador o de la persona
que tiene cargo de mirar cómo se sirven, verán las missas o encargos que faltan, o
los que están cumplidos, y dezirse a solamente: la capellanía de N. cumplida, o
faltaron tantas missas, y cómo se provee de lo necessario para que se digan; y la
averiguación de las faltas se haga presente la parte o citada para ello, de lo qual dé
fe el notario en la condenación.
37. [Al margen: Derechos de los notarios de visita] Otrosí, porque atenta esta
reformación que mandamos hazer en el modo de escribir los notarios de visita, los
derechos conforme a ella no serían bastantes para sustentarlos, estatuimos que
ganen de salario los dichos notarios los días que actualmente se detuvieren en la
visita de la iglesias en cada un día trezientos maravedís, los quales se les paguen de
las fábricas de las iglesias en que se ocuparen demás de los derechos de la escriptura.
38. [Al margen: Visítense los archivos de las iglesias] Visiten y vean los dichos
visitadores los archivos de las iglesias, y si están en ellos todas las escripturas de sus
bienes; si falta alguna, averiguar en cuyo poder está y dar orden se buelva y ponga
en el archivo. Otrosí, hagan que se pongan en ellos las escripturas de todos los
beneficios, capellanías y memorias que uviere en las iglesias, mandando a los
posseedores y personas que las tuvieren las traigan, para que dellas se saquen
traslados a costa de sus rentas para el dicho efecto, secrestando los fructos a los
rebeldes.
39. [Al margen: Libro de inventario de los bienes de la iglesia] En los libros de
inventario de los bienes de las iglesias según de suso se dixo, si no está ya hecho,
proveeránse, assienten todas las possessiones, heredades, casas y tributos de las
dichas iglesias, y de los beneficios, préstamos, pontificales, capellanías, memorias y
aniversarios dellas, con breve relación de quine las fundó, y con qué cargos, y si se
cumplen, y si son colativas, y quién son los patronos; y quando uviere escritura, se a
de dezir si la ay, y ante qué escrivano passó con día mes y año. Assentarse a en él
cada cosa por sí, los bienes de la fábrica a una parte, beneficios a otra parte, etc.
Dexando espacio entre cada partida para mudar el nombre del posseedor, y lo demás
que sea necessario; y al cabo de todas quedará también espacio para los bienes que
se augmentaren, los quales ternán cuenta se pongan y añadan en el dicho
inventario, y quando uviere el dicho augmento yrán avisando a nuestro provisor para
que se ponga la razón dello en el archivo general que hemos mandado hazer.
Provean que el archivo de cada iglesia esté cerrado con llave y que el mayordomo la
tenga y guarde a recaudo. A de aver un libro blanco en cada archivo, para que, si se
diere alguna escritura a alguna persona, firme cómo la llevó y se obligue a bolverla
dentro de un breve término.
40. [Al margen: Visítense possessiones de las iglesias y capellanías] El visitador
visite personalmente propriedades y possessiones de la iglesia que estuvieren cerca
y pudieren cómodamente visitarlas. De las demás se informen de personas que
tuvieren noticias dellas, y si los mayordomos las visitan cada año conforme a nuestra
constitución, y mande se repare lo necessario con pena al mayordomo, la qual
execute en la primera visita no lo aviendo cumplido.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 271

41. Y ansí mismo visitará las propriedades y possessiones de las capellanías


que uviere en cada iglesia, informándose en quanto a las que no pudiere visitar por
su persona, y mandando repararlas a las personas que a ello fueren obligados,
proveyendo en todo lo necessario, como se dixo en el capítulo precedente.
42. Suelen recibir daños las iglesias en los bienes rayzes por la variedad de los
tenedores e inquilinos, y por la diversidad de los mayordomos que los administran.
Deven los visitadores ver los inventarios y apeos de los dichos bienes, dónde
estuvieren hechos; y si están antiguos o mudados los límites, mandarán se hagan y
pongan conforme a derecho, y lo mismo harán donde no los uvieren mudado los
que solían pagar que se hagan nuevo reconocimiento dello.
43. Si algunos bienes inmuebles estuvieren enagenados sin licencia nuestra o
de nuestro provisor, y sin las demás solennidades que el derecho requiere, y assí
mismo si hallaren la iglesia lesa en algún contrato, den aviso al dicho provisor, y lo
assinten en su libro de memoria.
44. Infórmense si ay algunos bienes a que las iglesias tengan derecho, y si no
estuvieren pedidos, o sobre ello uviere ya pleito començado, traerán la razón de todo
en el dicho libro de memoria, y avisarán al provisor.
45. Los mayordomos de las iglesias an de ser elegidos, que tengan las
qualidades que se contienen en el título de officio economi en nuestras constituciones.
Y el cura no conviene que sea mayordomo, porque él a de ser el superintendente
suyo.Y assí prohibimos a los visitadores lo elijan.
46. Ninguno puede ser mayordomo de la iglesia más de un año, y si el
visitador viere que conviene le pueda prorrogar otro año, y cumplidos los dichos dos
años en ninguna manera le pueda ser prorrogado más tiempo sin nuestra especial
licencia o de nuestro provisor.
47. [Al margen: Cuentas, cómo se an de tomar a los mayordomos] Tomen los
dichos visitadores cuentas a los dichos mayordomos todas las vezes que fueren a
visitar, y para ello hagan juntar los clérigos de la iglesia y otras personas principales
del pueblo que les paresciere ternán más noticia y cuenta de las cosas della; y el
mayordomo jure ante todas cosas que dará la cuenta fielmente, y los demás que
mirarán y procurarán el provecho de la iglesia. Y si otra persona alguna quisiere
hallarse presente a las cuentas, no se le debe prohibir, para que en todo más se aclare
la verdad.Y no den los dichos mayordomos de comer ni otra cosa a costa de la iglesia
a los que assí assistieren, y las dichas cuentas se tomen dentro de las dichas iglesias,
excepto si por grande incomodidad no se pudiere hazer; las quales las tomen los
visitadores por sus personas y de ninguna manera las cometan al notario de la visita.
48. Informarse a el visitador si en las cuentas passadas uvo algún yerro, y si
fue engañada o recibió algún daño la iglesia, y revéanse las cuentas; y los alcances
del un mayordomo siempre se carguen al sucesor, y el visitador dé orden cómo en
efecto se paguen.
49. No se passen en cuenta a los mayordomos particulares de las iglesias las
idas y venidas a esta ciudad, no constando primero aver sido necessaria su venida y
las diligencias que hizieron, y que no se offreció entonces mensajero para esta
272 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ciudad, y si juntamente vinieron a negocios proprios o de otros algunos, no se le


cargue a la fábrica sino la parte que le cupiere.
50. Avisen los visitadores si el mayordomo mayor, letrado y procurador de
fábricas, son negligentes y descuidados, o an excedido algo en sus officios, y en qué
negocios, para que proveamos del remedio necessario.
51. [Al margen: Obras de la iglesia] Del reparo de las iglesias an de tener
nuestros visitadores mucha cuenta; y assí mirarán si ay alguna pared o otra cosa con
peligro de caerse, o digna de que se repare, llamados para ello, si fuere menester,
maestros peritos en el arte; y si ay falta de plata, ornamentos, etc. Y considerada la
qualidad del lugar e iglesia, y la renta que tiene la fábrica, y comunicado con el
mayordomo particular y con el vicario y las más personas que les pareciere, y
conferido con ellos de qué manera a de ser la obra y los maravedís que a de costar,
y lo más que sea necessario, den de todo ello aviso a nuestro provisor, para que
provea lo que convenga.Y sin licencia nuestra o del dicho provisor no se hagan obras
algunas en las iglesias, pero bien permitimos que los dichos visitadores puedan dar
a hazer las obras que no excedieren de veynte ducados, y en las demás no se
entremetan en manera alguna, mas de dexar proveydo en el libro de visita que se
hagan, y hazerse dé aviso dello al dicho provisor, y el darlas a hazer, y los contratos
se los remitan. Y ansí mismo traygan en su libro de memoria las obras que
proveyeron se hiziessen, y las que ay començadas en las iglesias de sus partidos, qué
officiales las tienen, qué tiempo a que está hecho el contrato, quanto dinero an
recibido, si se a passado o no el tiempo dentro del qual están obligados a cumplir y
acabarlas, para que visto todo se provea de lo que más convenga.
52. Aviendo obras començadas, no provean se hagan otras hasta que las
començadas se ayan acabado y pagado; pero por esso no deseen de proveer lo
necessario para el culto divino y la limpieça, particularmente en lo que toca a
corporales, alvas, palias, sávanas de altar.
53. Y porque en las obras de cantería pueden recibir mucho detrimento las
iglesias, hemos señalado maestro con salario de las dichas iglesias, para que vea las
dichas obras, y se eviten los inconvenientes y gastos inútiles que por su falta solía
aver: assí encargamos a los dichos visitadores tengan mucha cuenta con mirar las
tales obras, informándose si se hazen conforme a las traças que están dadas, y si van
firmes y seguras y como conviene; y quando les pareciere ser menester, avisen a
nuestro provisor para que embíe al dicho maestro a visitarlas, y lo mismo harán los
dichos visitadores en quanto a las obras de albañilería y carpintería.
54. Otrosí, las capillas particulares que tuvieren necessidad de reparo
compelan los visitadores a las personas a cuyo cargo está el repararlas a que las
reparen.
55. [Al margen: No distribuyan missas] Conforme a la instructión y forma de
colectoría que avemos ordenado, las distribuciones de las missas se an de hazer por
nos o nuestro provisor y no por otra persona alguna. Por tanto ningún otro nuestro
juez ni visitador se pueda entremeter en dar ni repartir missas algunas en esta
ciudad ni fuera della, so pena de excomunión mayor.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 273

56. [Al margen: Hagan los alcances de missas] Hagan los visitadores con mucho
cuydado los alcances de todas las missas que faltaren por dezir de cada beneficio,
capellanía, patronazgo, etc. Y acabada la visita de cada iglesia, envíen a nuestro
provisor una memoria firmada de su nombre de todas las condenaciones de missas
que se an hecho en aquella visita, y el notario la firme y dé fe que aquellas son las
condenaciones que se an hecho en aquella iglesia, y que no uvo otras; y permitimos
que los visitadores puedan dexar de la colectoría en cada iglesia las missas que se
pudieren decir en ella en un mes.
57. [Al margen: No remitan ni compongan los alcances ni den esperas] Los dichos
visitadores no se entremetan ni puedan entremeter, so pena de excomunión mayor,
en remitir, componer y concertar los alcances y condenaciones de missas algunas
que faltaren de dezir, ni commutarlas, ni dar esperas ni licencias, para que los que
son obligados a dezirlas las puedan dezir, dándoles tiempo y término para ello, ni
para que diziéndolas en otra parte o lugar, que donde son obligados, cumplan con
su obligación.
58. [Al margen: No tomen para sí las limosnas de las missas] No puedan tomar
ni tomen, so pena de excomunión mayor, los dichos visitadores las limosnas de las
missas, so color que las quieren dezir por sus mismas personas; ni puedan
encargarse en manera alguna ni cobrar dinero alguno dellas; pero permitimos que
puedan tomar la limosna de las que dixeren estando actualmente visitando una
iglesia, y no llevarlas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra.
59. [Al margen: Faltas de beneficiados, capellanes, etc.] Las faltas que hizieren los
beneficiados capellanes, o los que tienen aniversarios, o los que por los sobredichos
sirven, no se les dé térmnino para que los tales las cumplan, sino que los visitadores
luego hagan depositar los dineros necessarios para las dichas faltas, y siendo
rebeldes los castiguen, según las que uvieren hecho, aplicando las penas a la lumbre
del Sanctíssimo Sacramento o otras obras pías, y haziendo que se deposite la
limosna que corresponde a cada missa, según la renta de la capellanía o beneficio, o
como más le pareciere convenir.
60. [Al margen: Embargos en los bienes cargados de obligación de misas, quándo
se an de hazer] Quando hallaren los patronos, capellanes o otros qualesquier
tenedores de los bienes que están dotados, o en qualquier manera encargados de
obligación de missas, son dissipadores de los dichos bienes y se van cargando de
mucho número dellas, procedan a hazer dello información, citada la parte; y si vieren
que ay peligro en la tardança, haziendo información deste peligro y daño que pueda
venir, procedan a embargar los dichos bienes, y embiarán la información al provisor,
y aviendo embargado, el mismo embargo, para que se haga justicia.
61. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, y los arrendatarios y personas que tienen sus poderes para
administrarlas cobran las rentas sin tener cuidado de hazer dezir las missas que
están obligados, y vienen a cargarse de mucho número dellas, y no se halla de donde
cobrar. Succediendo este caso, hagan nuestros visitadores información y procedan a
hazer embargos y secrestos conforme a derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro provisor, el qual haga justicia; y lo mismo harán los dichos
274 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías, y no residen ni dicen las missas y memorias donde son obligados; y
nuestro provisor haga para que los derechos de las dichas informaciones se paguen
a los notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos. [Al margen:
Capellanes que tienen obligación de residir y no residen]
62. [Al margen: Las missas reduzidas de capellanías se aumenten si la renta uviere
crecido] Y porque después que se hizo la redución de las capellanías, tassando y
señalando la limosna de la missa a tres reales, an vacado y vacarán los
arrendamientos de por vida de las posesiones de las dichas capellanías, y se avrán
arrendado y arrendarán en más precio, y avrá crecido y crecerá la renta dellas; y es
justo, pues se reduxeron las missas a menos número del que señaló el fundador, que
creciendo los dichos arrendamientos y aviendo augmentado, se digan las missas que
cupieren en él, contando la limosna de cada una a tres reales; los visitadores ternán
cuydado de ver los dichos arrendamientos de crecimiento de rentas y augmentos, y
conforme a ellos señalarán las missas que los capellanes an de dezir, demás de las
que están señaladas en las reduciones que dellas se hizieron, con que no exceda el
número de las missas que an de dezir al que señalaron los fundadores de las dichas
capellanías, aunque crezca la renta para más.
63. [Al margen: Visítense hospitales y obras pías] Visiten los hospitales, cofradías
y lugares píos; vean las cuentas e inquieran si se haze la hospitalidad como se debe
de hazer, y miren las reglas y ordenanças que tienen, si son justas y pías y conforme
a derecho y a nuestras constituciones, y quiten las que no hallaren aprobadas por
nos o por nuestro provisor, procediendo con censuras contra los rebeldes, y dando
aviso de los tales si fuere menester.
64. [Al margen: Hermitas] Iten, visiten las hermitas de su partido, sepan quién
las fundó, qué rentas y posesiones tienen y en qué se gastan; y si tienen limosnas,
qué orden y cuenta tiene en cobrarlas; sepan si ay escritura de las rentas y posesiones
de las dichas hermitas, e inventario dellas; y si no lo uviere, lo hagan por la orden
que se a dicho arriba, y se ponga en el archivo de la parrochia adonde cae la dicha
hermita; lo qual también se guarde en los otros lugares píos. Tomen las cuentas y los
bienes de las dichas hermitas a los mayordomos y personas que los tuvieren a cargo.
Si uviere, ermitaño, sepan con qué autoridad está allí, quánto tiempo a y qué manera
de vivir tiene. Provean que las dichas hermitas tengan ornamentos y las otras cosas
necessarias, que estén limpias y con decencia, y cerradas con llave; que en ellas no
se hagan veladas o vigilias de noche, ni se coma ni beva, ni se canten cantares
deshonestos o profanos, ni se hagan otras cosas prohibidas.
65. [Al margen: De los sermones] Tengan cuenta los visitadores de informarse
si en los pueblos ay falta de sermones, principalmente en adviento y quaresma, y den
aviso al provisor, para que se provea de remedio conveniente según la necessidad
que uviere, mandando a los curas no admitan predicadores sin expressa licencia
nuestra o de nuestro provisor, e informándose si se a hecho lo contrario, y
corrigiendo y castigando los que en esto uvieren excedido.
66. [Al margen: De la doctrina cristiana] Iten, se an de informar si la doctrina
christiana se enseña, y si los curas y sacristinas cumplen con este particular lo que se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 275

les manda por nuestras constituciones, examinando lo que enseñan y cómo lo


enseñan; y hagan que el pueblo diga la doctrina, porque assí se verá el cuidado que
se tiene. Y examinen a los maestros de escuela si saben la dicha doctrina christiana
y cómo la enseñan, y provean que a los niños no se les enseñe a leer sino por libros
honestos, e infórmense del cuidado que dello tienen los vicarios y curas.
67. Inquieran si se guardan las fiestas, y cómo hazen sus oficios los alguaziles
que para el dicho effecto están diputados, y provean que en los tales días vaya el
pueblo a oyr la missa mayor, y no se estén en las plaças y calles parlando y jugando.
68. Examinen a las parteras cómo baptizan, y háganles dezir las palabras de la
forma, y que las digan en romance; y sepan si guardan las demás cosas que se les
mandan en el título de baptismo, y si los curas las instruyen como allí se les dize.
69. Infórmense del tiempo que a que no se a administrado el sacramento de
la confirmación, qué personas faltan de recibirlo; quando fuere necessario, nos
avisarán dello para que se remedie.
70. Acerca del sacramento del matrimonio, se informen del orden que tienen
los curas en las moniciones y en la administración dél, proveerán en ello lo que
convenga. Prohibirán que no cohabiten los casados sin aver recibido las bendiciones
nupciales; y aunque no cohabiten, que no estén sin recibirlas más tiempo nuestra
constitución del título de Sponsalibus.
71. Iten, en lo que toca al Sanctíssimo Sacramento de la Eucaristía y
Extremaunción. Si se llevan a los enfermos con la decencia que conviene,
proveyendo en donde fuere necessario con mucho cuydado, corrigiendo y castigado
las faltas que uviere avido en administrarlos a sus tiempos.
72. Provean que se siga el missal y rezado nuevo, y que los libros de canto y
ornamentos sean conformes a él.
73. Conviene también se informen de cómo sirven los sacristanes la iglesia,
cómo tratan los ornamentos, si es gente viciosa y distraída, si duermen en las iglesias
y cierran las puertas dellas en anocheciendo, y guardan lo demás que se les manda
por nuestras constituciones.
74. Nombren en cada iglesia el colector para las missas y apuntadores que
nuestras constituciones disponen.
75. Quiten los estrados de assiento y tarimas que uviere en la iglesias, y las
tumbas, no las permitiendo sino a los que tuvieren capillas particulares, los quales
las puedan tener dentro dellas.
76. Deseen mandado a los curas, so las penas que les pareciere, que quando
algunos clérigos murieren se dé aviso a nos o a nuestro provisor, y lo mismo hagan
de los beneficiados y curas que murieren, para que sean luego proveídas las iglesias
de ministros.
77. Vean cómo se an cumplido los mandatos de las visitas passadas,
executando las penas contra los negligentes, y procuren no se multipliquen muchos
mandatos, sólo deseen los necesarios, escusando en ellos todas las razones y
palabras superfluas.
276 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

78. No saquen los notarios los libros de visita de los lugares donde se hizo,
sino que en el mismo lugar donde se hiziere la visita y se tomare la cuenta, se acabe
el libro, y se entregue luego al mayordomo.
79. La persona a quien se entregare el libro de la viista después de fenecida,
dé cédula el visitador o notario de cómo recibe el tal libro, y quántas hojas tiene
escritas, obligándose de dar buena cuenta dél. Todas estas cédulas se traygan en una
hoja de papel, juntas y consecutivas unas después de otras, porque aya más cuenta
de los libros.
80. Últimamente los dichos visitadores dexarán mandamientos en el libro de
visita, para que el domingo primero o fiesta, después de hecha la dicha visita, se lean
públicamente el tiempo del offertorio los mandamientos que dexaren, y se assiente
la lectura en manera que se haga fe.

[Capítulo 8] lo que se a de llevar de limosna por las missas, officios divinos y sufragios3
[1] Don Christóbal de Rojas y Sandoval, por la gracia de Dios y de la sancta
iglesia de Roma, arçobispo de Sevilla, del consejo de su magestad. En el poco tiempo
que a que resuidimos en nuestra iglesia hemos sentido el abuso y excesso que en
nuestras iglesias ay en el llevar de los derechos ecclesiásticos los curas y clérigos, de
tal manera que no solamente no guardan los aranzeles antiguos que los
reverendíssimos prelados nuestros predecessores ordenaron, antes los quebrantan y
exceden dellos; y en muchas iglesias llevan excessivos derechos sin tener orden ni
tassa cierta, y en unas más que en otras. Y, aunque es ansí que los dichos aranzeles
antiguos fueron hechos con justa consideración, según el valor de los
mantenimientos de aquel tiempo, agora con el successo de los tiempos an venido las
cosas en tanto crecimiento, y los mantenimientos necessarios para el sustento de la
vida humana son tan caros, que con los derechos del dicho aranzel antiguo los
clérigos cómodamente no se pueden sustentar.Y, queriendo evitar el daño que a sus
consciencias se sigue de no guardar los dichos aranzeles antiguos y darles orden
cierta, de tal manera que universalmente en nuestro arçobispado en el llevar de los
derechos se guarde una misma cosa, y los dichos clérigos tengan congrua
sustentación; aviendo tratado y platicado sobre esto con personas de letras y
conciencia, teniendo consideración al tiempo de agora, por la presente mandamos
que en nuestras iglesias de aquí adelante se guarde en el llevar de la limosna de las
missas y officios divinos y sufragios, que en las iglesias se dizen y cantan, el orden y
aranzel siguiente.
[2] Primeramente, si alguna persona falleciere y se enterrare en la iglesia de
su parrochia, y se le dixere su letanía y su vigilia, que es el primer nocturno de
difunctos y missa cantada, y lo enterraren y dixeren sus gracias como es uso y
costumbre, llevarán los clérigos parrochiales de sus derechos trezientos y seys
maravedís. Y el sacristán por sus derechos llevará real y medio, y será obligado a

3 Estos aranceles fueron establecidos por el arzobispo Don Cristóbal de Rojas y se publicaron seguidos
de las Constituciones del Sínodo celebrado en Sevilla en 1572.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 277

officiar los dichos officios y llevar la cruz y echar un incensario, y hazer señal con las
campanas. Y si combidare capellanes para el acompañar el dicho cuerpo del dicho
difuncto, o sacristanes para llevarlo, llevará el dicho sacristán por cada uno que assí
combidó quatro maravedís, y si llegaren ocho, llevará tanto como llevare el capellán
que acompañó; y de ay adelante por cada uno de los dichos quatro maravedís.
El capellán que al tal difuncto acompañare llevará un real, con que esté a todo
el officio.
Iten, si el tal difuncto se enterrare fuera de su collación en otra iglesia
parrochial, los primeros officios y entierro por entero son de los clérigos parrochiales
de la iglesia donde era parrochiano, y llevarán de sus derechos quatrocientos
maravedís.
Y cada capellán que acompañare el tal difuncto llevará real y medio.
Y el sacristán que acompañare el tal difuncto llevará dos reales de derecho.
Y el sacristán de la iglesia donde el tal difuncto se enterrare llevará la mitad
de los derechos que el otro sacristán llevó; y si llevare capellanes que acompañen el
tal difuncto, la mitad será de una iglesia y la mitad de la otra, y la offrenda será
repartida entre los dichos parrochiales de la una iglesia y de la otra; y si uviere
sacristanes que llevaren el cuerpo del tal difuncto, la mitad será de la una iglesia y la
mitad de la otra. Y si otro día uviere tumba y cruz en ambos entierros, lleve el
sacristán de la iglesia un real de sus derechos.
Iten, si el tal se enterrare en algún monasterio intra muros desta ciudad, harán
los clérigos parrochiales de la iglesia donde fuere parrochiano los officios enteros, y
llevarán de sus derechos quinientos y diez maravedís.
El sacristán llevará derechos ochenta y cinco maravedís.
Y cada capelán que el tal entierro acompañare, llevará sesenta y ocho
maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterrare en monasterio extaramuros, conviene a
saber en el monasterio de san Augustín o en el de la Sanctíssima Trinidad o san
Benito, o dentro en san Bernardo, llevarán los dichos parrochiales de sus derechos
seyscientos y doze maravedís.
Y el sacristán llevará de sus derechos ciento y dos maravedís.
Y cada capellán que acompañare el tal difuncto llevará ochenta y cinco
maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterrare en el monasterio de la Victoria, o de
Portaceli, llevarán los clérigos parrochiales setecientos y cincuenta maravedís.
Y el sacristán llevará de sus derechos ciento y veynte maravedís.
Y el capellán que acompañare el tal difuncto llevará ceinto y dos maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterraren en el monasterio de san Isidro del campo,
llevará los clérigos parrochiales mil y quinientos maravedís. Y el sacristán llevará de
sus derechos dozientos y treynta y ocho maravedís.
278 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Y el capellán que acompañare al tal difuncto llevará dozientos y quatro


maravedís.
Iten, si por el tal difuncto se uvieren de hazer honras a cabo de año en
qualquiera de las dichas iglesias, llevarán los clérigos parrochiales y sacristanes y
capellanes los mesmos derechos que llevaron en el entierro.
Iten, si por el tal difuncto se uviere de hazer algún novenario y uviere missa
cantada de difunctos, llevarán los clérigos parrochiales por cada una ciento y
cincuenta maravedís de sus derechos.
Y el sacristán que la officiare llevará treinta y quatro maravedís.
Iten, si en los dichos entierros, en la vigilia o missa cantada uviere de aver
capas o vestuario o capellanes que acompañaren la missa cantada de otro día, llevará
cada uno que tomare la capa o se vistiere a la dicha missa o acompañare, treinta y
quatro maravedís; y lo mismo llevará en qualquiera officio de niño donde uviere las
dichas capas o vestuario o acompañamiento.
Iten, si algún niño o esclavo se enterrare en la iglesia, do es parrochiano, y se
le hiziere el officio entero de difunctos, llevarán los dichos clérigos parrochiales de
sus derechos dozientos y quatro maravedís.
Y el sacristán llevará por sus derechos cincuenta y un maravedís.
Y si fuere cruz baxa llevarán ciento y treinta y seys maravedís.
Y el sacristán llevará de sus derechos treinta y quatro maravedís.
Iten, si se hizieren unos todos sanctos, que se entiende una vigilia y missa
cantada, llevarán los dichos clérigos parrochiales dozientos maravedís.
Y el sacristán por officiarla con su responso doble e incensario llevará real y
medio.
Y si uviere tumba y cruz tarde y mañana llevará otro real y medio.
Iten, si dixere algún anniversario de vigilia y missa cantada de difunctos,
llevarán los dichos clérigos parrochiales ciento y setenta maravedís de sus derechos.
Y el sacristán llevará un real.
Iten, si dixeren alguna fiesta solenne votiva, que se entiende vísperas tarde y
missa cantada en la mañana, llevarán los dichos clérigos parrochiales por derechos
dozientos y quatro maravedís, y los dos ministros tarde y mañana cada uno llevará
real y medio.
Y el sacristán por officiarla y responso y doble incensario real y medio.
Y el tañedor por tañer a vísperas y missa otro real y medio.
Iten, por una missa cantada de qualquier vocación sin ministros y tañedor,
llevarán los clérigos parrochiales ciento y treinta y seis maravedís.
Y el sacristán llevará por officiarla treinta y quatro maravedís.
Iten, por qualquiera velación de novios, hecha en hora competente, llevarán
los dichos clérigos parrochiales de sus derechos seys reales sin las arras; y si se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 279

velaren con oro llevarán por ellas ocho reales, y si con plata quatro reales, y si con
menudos todos.
Y el sacristán llevará dos reales.
Iten, si encomendare el cuerpo del diffuncto de noche, llevarán los mismos
clérigos parrochiales de sus deechos ciento y cincuenta maravedís. Y el sacristán
llevará de sus derechos treynta y quatro maravedís. Y si capellanes fueren, llevará
cada uno treynta y quatro maravedís.
Iten, si en qualquier entierro uviere dobles y pararen a dezir responsos, que
en esta diócesis llaman posas en el camino, llevarán los clérigos parrochiales por
cada una cien maravedís.
Y el sacristán llevará por cada una veynte maravedís.
Y cada capellán que acompañare diez maravedís.
Iten, si uviere algún treyntanario que llaman cerrado, llevará el clérigo que en
él estuviere noventa reales, haziendo lo que es obligado.Y el sacristán llevará por los
responsos cantados nueve reales.
Por hazer las tres moniciones para casarse y dar fe dellas un real.
Iten, las missas rezadas votivas o de testamentos que se dizen por pitancería,
podrán llevar de limosna dellas dos reales de cada una.
Iten, las missas rezadas y cantadas de capellanías perpetuas, por no poderse
reduzir, sin que primero se haga computación y cuenta del verdadero valor de los
bienes que tienen, y de lo que valían las possessiones y rentas de las dichas
capellanías no se les pone cierta limosna, ni haze redución, hazerse a con toda
brevedad, y ansí lo mandaremos y cometeremos se haga, haziendo información y
verdadera relación del valor, cargo y gravamen que tienen.
Y si los que uvieren de enterrarse o casarse fueren pobres, los entierren de gracia
y les compela a ello el provisor o vicario o cura más antiguo, si no uviere vicario en sus
lugares; y mandamos que se guarde esta orden en todo nuestro arçobispado.
La qual fue leyda y publicada por nuestro mandado, en el presente synodo,
que celebramos en nuestra sancta iglesia metropolitana, a quinze días del mes de
Henero de mil y quinientos y setenta y dos.

COFRADÍA DEL NOMBRE SANCTÍSSIMO DE IESÚS4.

Don Christóbal de Rojas y Sandoval, por la gracia de Dios y de la sancta iglesia


de Roma, arçobispo de Sevilla, del consejo de su magestad, etc. A vos, los venerables
vicarios, beneficiados, curas, clérigos y capellanes desta ciudad y todo nuestro

4 Los “estatutos y ordenaciones” de la Cofradía del Nombre de Jesús fueron promulgados por el
arzobispo Don Cristóbal de Rojas y se publicaron seguidos de las Constituciones del Sínodo
celebrado en Sevilla en 1572.
280 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

arçobispado y vicaría de Lepe. Biem sabéis y os es notorio lo mucho que nuestro


Señor es ofendido con la mala costumbre de jurar que muchos de los fieles tienen.Y,
aun que os a sido mandado tuviéssedes cuidado de lo repreheder y corregir, y por nos
a sido hecho, todavía no se a conseguido enteramente el fin que desseamos; y para
que mejos se consiga, vos mandamos que cada uno de vos en vuestras iglesias
ordenéis una cofradía del nombre sanctíssimo de Iesús, conforme a la ordenación y
capítulos infraescriptos, por nos vistos, ordenados y aprobados, publicándolos en
vuestras iglesias en días de domingos y fiestas de guardar, persuadiendo a vuestros
feligreses y parrochianos, ninguno dexe de entrar y ser cofrade desta sancta cofradía.
Su tenor de los dichos capítulos y ordenaciones son las siguientes.

Estatutos y ordenaciones que an de guardar los cofrades y hermanos de


la Cofradá y Hermandad del nombre sanctíssimo de Iesís en la ciudad
de Sevilla y en las demás ciudades, villas y lugares de nuestro
arçobispado donde se recibe la dicha hermandad
[Al margen: Cofradía del nombre de Iesús] Primeramente, se ordena que los
cofrades que entraren en esta sancta hermandad sean advertidos que entrar para
bolver y mirar siempre por la honra de Disos, nuestro Señor, y de su sanctíssimo
nombre; y ansí an de procurar de quitar en sí y en toda su casa la ruin costumbre de
jurar y maldezir, buscando para ello los medios que más convenientes les parecieren,
aconsejándose sobre ello con su confessor.
Y para que venga en efecto se ordena que cada cofrade que jurare o maldixere
pague por cada vez dos maravedís, los quales eche en uno de los cepos que para ello
estuvieren diputados en la dicha hermandad. E, si uviere jurado o maldezido
quantidad de vezes, eche la pena y limosna que su confessor señalare, aunque no
sea tanta como la que devía por los juramentos y maldiziones avía hecho.
Iten, se ordena que cada uno y quando que la cofradía se juntare, si algún
hermano en la junta jurare o maldixere, que pague quatro maravedís por cada vez
antes que salga de allí, la qual se eche en el dicho cepo.
Iten, se ordena y amonesta a los hermanos desta hermandad que tengan
mucho cuidado, que si vieren a alguna persona jurar o maldezir, corregirla con
caridad y humildad, mirando primero la qualidad de la persona y el lugar y el
tiempo; porque, si le pareciere que de su correctión la persona que devía ser
corregida no hará caso, y que podría recebir enojo y dessabrimiento, en tal caso no
debe corregirla por evitar lo que podría suceder, y es mejor dexarlo.
Y, porque las hermandades se an de exercitar en obras de caridad, se ordena
que está sanctas hermandad, que está assentada y puesta en la ciudad de Sevilla, en
todas las collaciones della los cofrades hagan sus justas e cabildos en cada iglesia, y
en las demás ciudades, villas y lugares deste arçobispado, donde se assentare esta
dicha hermandad, harán sus justas en la iglesia o hermita donde a los cofrades
pareciere más cómmodo, con parecer delvicario o cura más antiguo.
Iten, se ordena que el día de la circuncissión en cada iglesia, donde estuviere
assentada la dicha cofradía, celebren la fiesta del sanctíssimo nombre de Iesús,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 281

diziendo missa cantada, y teniendo sermón donde se declare el daño que del jurar y
maldezir se sigue, y en las demás ciudades, villas y lugares deste arçobispado, donde
se assentare esta cofradía, podrán celebrar el dicho día esta fiesta, que es su proprio
día, en la igleisa, que para ello ayrán señalado, y hagan processión en la iglesia o por
el cimenterio, como mejor pareciere al vicario o cura más antiguo.
Iten, se ordena que el hermano que uviere de ser recebido en esta sancta
hermandad sea ante un official o por el escrivano della, el qual prometa de no salir
de la hermandad, y si saliere a de pagar un ducado, y los que assí recibieren no
paguen nada. E, si algún hijo de algún hermano desta hermandad quisiere entrar en
ella, sea recebido. Y en las ciudades, villas y lugares deste arçobispado, donde se
instituyere y assentare de nuevo esta hermandad, se podrán governar en lo
contenido en este capítulo, como mejor le pareciere conforme a sus facultades; y los
maravedís de las penas de los juramentos se gasten en las missas y fiestas de la
cofradía, y lo que sobrare se dé a los pobres vergonçantes de cada cofradía.
Iten, se ordena que los clérigos sean admitidos por hermanos desta desta
hermandad, por quanto an de ser obligados a yr con sobrepellizes a las processiones
de la dicha hermandad, y assistir al offico de la missa y sermón eldía que la
hermandad celebrare la fiesta del nombre sanctíssimo de Iesús y el tercero día de
Pascua de Resurrectión; y por cada vez que faltaren paguen quatro maravedís. En la
ciudad, villa o lugar deste arçobispado, donde uviere clérigos y se assentare esta
hermandad, se podrá tener con ellos esta orden; y donde no los uviere no ay que
proveer, porque no habla con ellos este capítulo.
Iten, se ordena que el primero domingo de cada mes se diga una missa rezada
en cada iglesia por los hermanos desta sancta hermandad, y en las ciudades, villas y
lugares deste arçobispado, donde estuviere assentada esta cofradía, en la iglesia que
está señalada para ello.
Iten, se ordena que aya cada año dos cabildos generales que se hagan el
quarto domingo de adviento y el domingo de la sexagéssima, para que en ellos se
trate la limosna y reformación de la cofradía.
Iten, se ordena que cada un año el domingo de sexagésima se nombren seis
officiales que rijan y goviernen esta sancta hermandad, los quales sean officiales por
un año; y a se de entender que an de nombrar sólo tres officiales de nuevo, y los
otros tres de los que uvieren governado el año antes. Y en las ciudades, villas y
lugares deste arçobispado, donde se assentare esta hermandad, nombrarán los
officiales que les pareciere que bastan para governarla.
Iten, se ordena que, siendo elegidos los officiales, nombren un theólogo en
uno de los monasterios desta ciudad, o de los clérigos theólogos que en ella
estuvieren, no lo aviendo en la hermandad, con el qual comuniquen las cosas que
uvieren de hazer, porque en todo se proceda conforme a conciencia. En los lugares,
donde se assentare esta hermandad, podrán nombrar al vicario o cura.
Iten, se ordena que nombre la hermandad escrivano para las cosas tocante a
ella, y mayordomo que cobre y haga convocar los cofrades hermanos, quando fuere
necessario.
282 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Por quanto con el discurso del tiempo se mudan las cosas, se ordena que pueda
la hermandad nombrar quatro o seys personas para ordenar lo que conviene en
utilidad y provecho de la hermandad, y lo que ellos ordenaren sea váido, y lo puedan
mudar y quitar y añadir, siempre que les paecier que conviene para el buen orden y
gobierno de la hermandad, con tanto que no sea hazer estatuto que obligue a culpa.
Y, porque esta sancta hermandad se ordena y instituye para honra y gloria de
Dios, y no para enlazar las almas, se declara que ninguna cosa de sus estatutos
obligue a culpa.
Y, porque en la observancia y cumplimiento de los dichos estatutos se tenga
mayor cuyado y vigilancia, y muchas más personas se animen a entrar en la dicha
hermandad, concedemos y otorgamos quarenta días de indulgencia y perdón a
todas y qualesquier personas que se assentaren por cofrades de la dicha cofradía y
hermandad del sancto nombre de Iesús en esta ciudad de Sevilla y en qualquiera
ciudad, villa o lugar de todo nuestro arçovispado; y por cada vez que se hiziere fuerça
a no jurar y no maldezir, y por cada vez que corrigieren a alguno, y por cada vez que
pagaren la pena, otros tantos; por cada vez que fueren conventuales a missa, otros
tantos; y por cadavez que fueren a las processiones o fiestas de la hermandad,otros
tantos; y por cada vez que dieren limosna para la hermandad, otros tantos.
Y, porque en los cofrades desta cofradía es muy justo que el sancto nombre de
Iesús se trate con más frequencia y continuación, les concedemos los quarenta días
de perdón por cadavez que dixern o se saludaren, o saludaren a alguna persona con
este sancto nombre, diziendo: “Loado sea Iesu Christo”; y por todas las vezes que se
ocuparen y exercitaren y emplearen en las cosas tocantes a la conservación y
agmento, abediencia y cumplimiento de la dicha cofradía, otros tantos, para que con
favor de Dios vaya siempre en aumento para su mayor servicio. Y ansí mismo,
concedemos los dichos quarenta días de perdón a qualquier predicador, por cada vez
que en esta ciudad , y en qualquier ciudad, villa o lugar deste arçobispado predicare
y persuadiere al pueblo que honre y reverencie el sanctíssimo nombre de Iesús, que
no jure ni maldiga.Y ansí mismo les concedemos a todos los vicarios, clérigos, en sus
iglesias, en qualquier ciudad, villa o lugar deste arçobispado que hizieren lo mismo
con sus feligreses. En testimonio de lo qual dimos la presente en nuestra iglesia
metropolitana, lunes, quinze días del mes de enero, año dl nascimiento de nuestro
Señor Iesu Christo de mil y quinientos y setenta y dos.

[Capítulo 9]
[1] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Las quales dichas
constituciones mandamos se guarden y cumplan como en ellas se contiene, y que
sean publicadas en cada una de las iglesias parrochiales deste arçobispado, y que los
mayordomos dellas, dentro de un mes después que fueren impressas, las compren y
las tengan, para que a todos sean manifiestas.
[2] Fueron leídas y publicadas estas constituciones en la synodo diocesana
que se celebró en esta sancta iglesia metropolitana de Sevilla en la sacristía mayor
della, el Cardenal don Rodrigo de Castro, arçobispo de Sevilla, en ocho días del mes
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 283

de octubre del año del Señor de mil y quinientos y ochenta y seis , estando presentes
los vicarios y curas deste arçobispado que de derecho y costumbre deven venir y
assistir a las synodos, cada uno con poder del clero de su vicaría; y los abades y
priores de las iglesias colegiales con poderes de las dichas iglesias, que ansí mismo
deven venir y assistir, y otras muchas personas. Los quales todos las aprobaron y
consintieron como consta de los autos synodales que sobre dello passaron a que me
refiero; estando presentes, por testigos, el licenciado Hernando de Maseda, familiar
del dicho cardenal; y el doctor Domingo de Lizauri, visitador de la iglesia desta
ciudad; y el licenciado Salazar, visitador de monjas. E yo, el doctor Bartolomé de
Cartagena, clérigo de la diócesi de Burgos, notario público apostólico por la
autoridad apostólica, y secretario del dicho cardenal arçobispo y de la dicha synodo,
fui presente a la dicha synodo, y por mandado del dicho cardenal arçobispo ley y
publiqué las dichas constituciones. En fe de lo qual lo firmé de mi nombre. En
Sevilla, a doze de octubre de mil y quinientos y ochenta y seis. El doctor Bartolomé
de Cartagena, notario y secretario.

Fue sacado del original desta constituciones [que queda en mi poder] este
traslado bien y fielmente, y concertado con él, que va en setenta hojas de papel con
ésta. En fe y testimonio de los qual lo rubriqué y firmé de mi nombre. En Sevilla, a
cinco días del mes de deziembre de mil y quinientos y ochenta y seis años.

El Doctor Bartolomé de Cartagena.


Notario y Secretario.
Christóval de León.
VII

CONSTITUCIONES SINODALES DEL


CARDENAL NIÑO DE GUEVARA

(1604-1609)
EL CABILDO DE LA SANCTA IGLESIA
METROPOLITANA DE SEVILLA, SEDE VACANTE

Al Estado Ecclesiástico del Arçobispado.

uán cierto sea en qualquier exército, por bien diciplinado que esté, a la
pérdida o ausencia de su capitán desordenarse, desamparar el puesto,
trocando el valor en miedo, la diciplina militar en descomposturas i
excessos, la braveza en abatimiento de ánimo, la resistencia al enemigo
en huida vergonçosa. Significólo elegantemente Homero, hablando de
los Paeonas, muerto a manos de Patroclo su Capitán Pyraechmo

At socij cecidisse ducem, qui maximus esset


Robore cernentes, perculsi corda pavore,
Abripiunt sese & spatia in diversa feriuntur [Iliada, 16]

I quán natural cosa sea en el ganado sentirse la falta de su cuidadoso pastor, quán
apriessa desmedren las ovejas después de la ausencia de su persona, cómo se sigue el dividirse,
descarriarse la hora que no las detiene su silvo, no las espanta el chasquido de su honda, no
siente el golpe de su cayado, medios con que sin daño dellas suele fácilmente recoger las
desmandadas. Mostrólo la experiencia en el rebaño de ovejas más bien governado, por ser su
Pastor el más diestro, más sabio i el que solamente pudo dezir de sí, sin miedo de alargarse,
Ego sum pastor bonus [al margen: Ioan. 10. cap. 13]. Iesu Christo, nuestro bien Pastor,
cumpliéndose el anuncio del Profeta Zacharías, Percutiam Pastorem, & dispergentur oves
gregis, en la noche de su passión i día de su muerte que aquella pequeñita manada,
assombrada del sucesso, se dividió y esparció. Pues, si en el Colegio Apostólico sucedió tal
desmán por la ausencia de su Maestro i en él uvo quien le negasse puesto en el trabajo, quien
desconfiasse dél depositado en el sepulcro i quien no le creyesse resucitado ya a vida gloriosa,
pudiérase justamente temer que en el gran rebaño de innumerable multitud de ovejas deste
Arçobispado de Sevilla, por la ausencia y muerte de nuestro Prelado, el ilustríssimo y
reverendíssimo Señor Cardenal don Fernando Niño de Guevara, de buena memoria, se
descarriaran y desmandaran muchas dellas a su antojo. Pero este rezelo a servido de
alentarnos a que velemos con mayor cuidado en el govierno de lo espiritual i de lo temporal
que nos toca i aora está a nuestro cargo, desseosos del bien de las almas i de dar buena quenta
de nuestra obligación, procurando conservar tal y tan bueno el ganado como le recibimos i
aún, si fuere possible, entregarle mejorado al Prelado que nuestro Señor fuere servido
inviarnos. I como la principal parte del govierno Ecclesiástico consista en la guarda de las
leyes, obediencia a las órdenes i, mientras éstas no son ciertas i conocidas no se alcança el
288 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

intento que más se dessea, avemos ordenado que la Synodo que en esta sancta Iglesia se
celebró el año passado de mil i seiscientos i quatro con tanta deliberación i acuerdo, tomando
de otras Synodos deste Arçobispado las leyes que la experiencia mostró ser provechosas,
mudando las que no hizieron effecto, añadiendo las que se juzgaron por importantes, se
imprima i impressa se publique y reparta por el Arçobispado para que venga a noticia de
todos i puntualmente se execute, encargando (como encargamos) la conciencia a nuestros
Provisores, Iuezes i Vicarios i los demás ministros atiendan a cómo se guarda, i a todo el Clero
amonestamos muestren ser buenos i promptos hijos de obediencia en su cumplimiento i que
se dexan llevar más del zelo Christiano que de las penas que para los transgressores se intima,
de suerte que nuestro Señor sea mui servido, que es el fructo que desseamos i el premio que
pretendemos. De nuestro Cabildo a 26 del mes de Febrero, año de 1609.
Don Antonio Pimentel. Don Manuel Sarmiento de Mendoza.

[2] AUTO DEL CABILDO,


de sede vacante, en razón de las censuras
que se moderan.

En Sevilla, a veinte i seis días del mes de Enero de mil i seiscientos i nueve
años, los Señores Deán í Cabildo de Canónigos in sacris de la sancta Ig1esia de
Sevilla, sede vacante por muerte del ilustríssimo Cardenal, Arçobispo de la dicha
sancta Iglesia (sancta gloria aya), congregados capitularmente, según, cómo i donde
lo han de uso i costumbre; presidiendo el señor Licenciado don Bernardino
Rodríguez, Maestrescuela i Canónigo de 1a dicha sancta Iglesia. El señor Doctor
Francisco Balza, Canónigo de la Canongía Penitenciaria de la dicha sancta Iglesia,
secretario que fue de1 dicho señor Cardenal Arçobispo, traxo y entregó a el dicho
Cabildo un libro escrito de mano y a el fin dél firmado de su nombre, en que se
contiene la forma i orden que se guardó en la Synodo Diocesana que se celebró en
la dicha sancta Ig1esia por e1 dicho señor Cardenal Arçobispo, i las constituciones
Synodales que en la dicha Synodo se hizieron; el qual dicho libro pidió a el dicho
Cabildo se sirviesse de mandarle imprimir i guardar, atento a que la dicha
impressión no se avía podido hazer en tiempo del dicho señor Cardenal Arçobispo
por aver estado detenido el dicho libro en el Real Consejo de Justicia de su
Magestad, de donde fue debuelto i entregado a el dicho señor Cardenal Arçobispo;
i aviéndole mandado imprimir, sucedió su muerte antes de hazerse la dicha
impressión. I hecha la dicha presentación i proposición, el dicho Cabildo cometió el
dicho libro a algunos señores dél para que le viessen i todo lo en él contenido para
proveer cerca de la dicha impressión. I, aviendo conferido en otros Cabildos cerca
dello, i aviendo sido referido por los dichos señores diputados que en muchas partes
y cosas de las ordenadas i dispuestas por la dicha Synodo se pone pena de
excomunión mayor latae sententiae contra las personas que no las guardaren i
cumplieren, lo qual parecía tener muchos i graves inconvenientes, i ser cosa digna
de que el dicho Cabildo la moderasse, por ser antes 1azo i ocasión para incurrir en
las dichas excomuniones que remedio para la guarda de las cosas dispuestas so la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 289

dicha pena. I oída la dicha relación por e1 dicho Cabildo, mandó llamar para ver la
dicha Synodo i los dichos capítulos, i proveer cerca dello i de su impressión lo que a
el dicho Cabildo pareciesse. En cumplimiento de lo qual, en jueves diez i nueve días
del mes de Febrero de mil i seiscientos i nueve años, los dichos señores Deán i
Cabildo de Canónigos in sacris, sede vacante, congregados capitularmente en su
Cabi1do ordinario, según, cómo i donde lo han de uso i costumbre, siendo llamados
de ante diem por su pertiguero, como dicho es, para proveer cerca de lo infra escripto,
presidiendo el señor don Antonio Pimente1, Chantre i Canónigo, aviendo visto,
leído i considerado todas las cosas proveídas i dispuestas por la dicha Synodo i
mandadas guardar con pena de excomunión latae sententiae, por su auto mandaron
moderar i quitar la dicha pena de excomunión latae sententiae puesta en la dicha
Synodo, en las partes, títulos i párrafos siguientes
Título De Summa Trinitate, & fide Catholica. cap. 9. fol. 19. Manda, so pena de
excomunión mayor latae sententiae, que no se digan en el púlpito predicando gracias
ni cosa que provoque a risa. Quítase la dicha excomunión latae sententiae..
Título De aetate, & qualitete. cap.l. fol.25. Mándase que ningún vicario o cura
reciba alguna cosa (aunque sea de comer}de ningún ordenante, cuya información él a
de hazer, so la dicha pena de excomunión latae sententiae. Quítase la dicha excomunión.
Título De Ferijs. Cap. 5. fol. 39. Mándase que los alguaziles ecclesiásticos no
den licencia a ninguna persona para que trabaje en día de fiesta, pena de
excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De Iuditijs. ß l5. Fol. 43. Mándase que los juezes no reciban presentes ni
dádivas de litigantes, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Eodem título. ß l6. fol. 44. Mándase que los officiales de los tribunales no
reciban cosa de comer ni voluntariamente dada de litigante o de aquel que espera,
que puede o a de litigar, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De Notarijs. ß 4. fol. 49. Mándase que quando los receptores fueren a
hazer provanças, no se compongan con las partes, pena de excomunión latae
sententiae. Quítase.

Eodem título. ß 29. Fol. 54. Mándase a todos los Notarios, assí mayores como
menores que guarden el aranzel, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De religiosis domibus. Cap. 11. fol. 87. Mándase que no se abran
ventanas ni miradores a las iglesias, i de las abiertas se muestren los títulos dentro
de quinze días, pena de excomunión mayor latae sententiae. Quítase.
Título De sponsalibus. cap. 8. fol. 114. Mándase que los concertados de casar
no cohabiten antes de desposarse, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De poenitentijs, & remissionibus. cap. II. fol. 128. Mándase que los
mesoneros y casas de posadas no tengan en sus casas moças para los passageros,
pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Eodem título. cap. 12. fol. 129. Mándase que los señores no consientan que sus
esclavas estén amancebadas, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
290 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

La qual dicha pena de excomunión latae sententiae mandaron alçar i quitar, i


alçaron i quitaron en las dichas cosas i no más, por justas causas i razones, mirando
al mayor servicio de nuestro Señor i bien i salud de las almas, i conformándose con
los sacros Cánones que disponen que la dicha pena de excomunión latae sententiae
se ponga con mucha moderación; i mandaron que todas las dichas cosas contenidas
en los dichos capítulos i párrafos de suso referidas se guarden i cumplan como en
ellas se contiene, so pena de excomunión mayor. I todas las demás cosas contenidas
en la dicha Synodo (i) mandaron guardar i cumplir, etiam, so la dicha pena de
excomunión latae sententiae, por ser en casos graves i dignos de la dicha pena, las
dexavan i dexaron assí como estavan sin alterarlas en cosa alguna; i la mandaron
imprimir i que se imprima en la misma forma i manera que se celebró por el dicho
señor Cardenal Arçobispo, con que juntamente se imprima i se ponga al principio de
la dicha Synodo este dicho auto, para que llegue a noticia de todos la moderación de
las dichas censuras en los dichos casos i no más, i cometieron a los señores don
Antonio Pimentel, Chantre y Canónigo, y don Manuel Sarmiento de Mendoça,
Canónigo Magistral, hagan la dicha impressión de la dicha Synodo y deste dicho
auto, como dicho es; i assí lo proveyeron i mandaron. En testimonio de lo qual i por
mandado de los dichos señores Deán y Cabildo de Canónigos in sacris, sede vacante,
di la presente, fecha en Sevilla a treinta días del mes de Iulio de mil i seiscientos i
nueve años.
Gaspar Vélez de Alburquerque, Sº.

[3] La forma y la orden, que se guardó en la Synodo Diocesana que el


Ilustríssimo i Reverendíssimo señor Don Fernando Niño de Guevara, por la
miseración divina Presbytero, Cardenal de la Santa Iglesia de Roma del título
de San Martín in Montibus, Arçobispo de Sevilla, del Consejo de Estado de Su
Magestad, &c., celebró en su Iglesia Catedral i Metropolitana, es la siguiente:

Aviendo su Señoría Ilustríssima resuelto que se començasse a celebrar la


segunda Dominica de Adviento, que se contaron cinco días del mes de Diziembre de
mil i seiscientos i quatro años, lo hizo saber al Deán i Cabildo desta Santa Iglesia, sus
hermanos, i mandó dar las convocatorias en la forma siguiente:

on Fernando Niño de Guevara, por la miseración divina


Presbytero, Cardenal de la Santa Iglesia de Roma del título de
San Martín in Montibus, Arçobispo de Sevilla, del Consejo de
Estado de Su Magestad. Al Deán y Cabildo de nuestra Santa
Iglesia de Sevilla, nuestros hermanos, i a vos los Abbades i
Priores de nuestras Iglesias Colegiales de la dicha ciudad i su
Arçobispado y a todas las demás personas, que de Derecho i
costumbre estáis obligados a lo que de yuso se hará mención,
a quien esta nuestra carta convocatoria i Edicto fuere notificado, cuyos nombres
serán declarados en la intimación dél, salud en Iesu Cristo nuestro señor. Bien sabéis
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 291

y deuéis saber que, conforme a Derecho i decretos del Santo Concilio de Trento, los
Perlados en sus diócesis somos obligados cada año a convocar y hazer Synodo
Diocesana para proveer lo que convenga al culto divino, bien i utilidad de las iglesias
i fábricas, conservación de las rentas, bienes y derechos dellas, reformación de la vida
y costumbres de las personas ecclesiásticas i seglares, corrección i enmienda de los
excessos que uviere, descargando nuestra conciencia i la de nuestros súbditos,
cumpliendo con la obligación de nuestro officio pastoral como Dios sea más servido
i su Iglesia bien governada, nuestros súbditos edificados i advertidos de lo que deve
cada uno hazer en su officio. I porque después que somos Perlado deste
Arçobispado, por legítimos impedimentos que avemos tenido, no se a celebrado la
dicha Synodo Diocesana, queriendo aora con el divino favor cumplir i executar
nuestra precissa i santa obligación en su Iglesia, por la presente os mandamos a los
sobredichos i a cada uno de vos que para la segunda Dominica de Adviento os
halléis en nuestra Santa Iglesia Catedral de Sevilla con vuestras sobrepellizes a las
processiones i missa solemne que se a de celebrar, a la qual assistirán el Deán y
Cabildo de la dicha Santa Iglesia i Clerecía desta ciudad. I para proseguir la Synodo
i demás actos assistirán con poderes bastantes del dicho Cabildo las personas que
de uso y costumbre lo deven i suelen hazer. I para el dicho efeto vos, los dichos
Abbades o Priores de las nuestras Colegiales Iglesias, juntaréis vuestros Cabildos, los
vicarios de las vicarías de nuestro Arçobispado el clero de vuestras vicarías, i en las
iglesias que no estuvieren sujetas a ellas hará lo proprio el cura más antiguo, i
nombraréis la persona o personas que tenéis de costumbre nombrar para la Synodo.
I, no trayendo los dichos poderes, no serán admitidos i, si no parecieren o no
traxeren poder, se hará i celebrará la dicha santa Synodo i se ordenarán en ella los
estatutos y constituciones que convinieren, i os parará perjuizio como si presentes
fuésedes. Otrosí, en los dichos vuestros cabildos i juntas de vuestra clerecía
conferiréis las cosas que os parecieren convenientes para el culto divino, bien de las
Iglesias i sus bienes i provecho de las conciencias, i de todo haréis vuestros
memoriales i los entregaréis a la persona o personas a quien diéredes vuestros
poderes para que los presenten ante el Doctor Francisco Balza, nuestro Secretario,
embiándolos bien instructos en lo que devan hazer i con acuerdo se provea lo que
convenga al servicio de nuestro Señor.Y reservamos en nos señalar el salario que se
les a de dar a las tales personas que en la dicha forma vinieren a la santa Synodo i
declarar los que ayan de contribuir a la paga dél. I para que Dios nuestro Señor sea
servido ayudarnos a todo lo dicho con particular favor, después que esta
convocatoria os fuere intimada o viniere en qualquier manera a vuestra noticia, hasta
que se acabe la dicha sancta Synodo en todas las iglesias deste nuestro Arçobispado,
en la solemnidad de la missa al tiempo acostumbrado, haréis la plegaria i rogativas
que devéis hazer, con oraciones y colectas al Espíritu Santo i al santo patrón de la
invocación de cada iglesia, suplicando a su divina Magestad nos alumbre para que
se provea i ordene lo que más sea su sancto servicio i bien universal de nuestros
súbditos. I dentro de quinze días siguientes a la notificación desta carta, la embiaréis
notificada ante el dicho nuestro Secretario en manera que haga fe, quedándoos con
un traslado (de dos que se os darán) para que mejor entendáis lo que devéis hazer i
cumplir. I mandamos a cada uno de vos, los susodichos, por lo que le toca assí lo
hagáis i cumpláis en todo i por todo, sin escusa ni dilación alguna, so pena de
292 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

excomunión mayor i de diez ducados para los gastos de la dicha Synodo, i de las
demás que por nos fueren impuestas, conforme a Derecho. Dada en Sevilla, en
nuestro Palacio Arçobispal, a veynte días del mes de octubre de mil i seiscientos i
quatro años.
Iis F. Card. Hispalen.
Por mandado del Ilustríssimo señor Cardenal Arçobispo, mi señor.
Doctor Francisco Balza, Secretario.

[4] Las quales se notificaron a todas las personas que de derecho i costumbre
están obligados a venir i hallarse presentes en las Synodos. I los que se hallaron en
ésta fueron:
Don Antonio Pimentel, Chantre. El Licenciado Pedro de Villagómez,
canónigo. El doctor don Félix de Guzmán, canónigo. Iuan Pichardo, racionero,
diputados nombrados por el Deán i Cabildo desta Santa Iglesia Catedral i
Metropolitana.
El Bachiller Francisco de Medina, abbad de la universidad de los Beneficiados
desta ciudad.
Bartolomé de Ludueña, canónigo de la Iglesia de Colegial de San Salvador
desta ciudad, nombrado por diputado por el Prior i canónigos de la dicha Iglesia.
Don Tomás de Ortega, canónigo de la Iglesia Colegial de San Salvador de
Xerez, nombrado por diputado por el Prior i canónigos de la dicha Iglesia.
Don Iuan de Luna, chantre de la Iglesia Colegial de Ossuna, diputado
nombrado por el abbad i canónigos de la dicha Iglesia.
Alonso Baeça del Río, beneficiado de la Iglesia de San Iulián de Sevilla, por
los Beneficiados de las iglesias desta ciudad de Sevilla.
Ioan Loçano, por la vicaría de la ciudad de Ecija.
El Licenciado Hernando de Herrera, por la vicaría de Xerez.
Diego de Llanos, por la vicaría de la ciudad de Arcos.
El Licenciado Luis de Molina, por la vicaría de la villa de Marchena.
Gabriel de Morillas, por la vicaría de la villa de Morón.
Luis de León Garavito, por la vicaría de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda.
Cristóval Márquez, por la vicaría de la ciudad del Puerto de Santa María.
Alonso Estevan de la Barrera, por la vicaría de la villa de Vtrera.
El Licenciado Fernando de Molina, por la vicaría de la villa de Ossuna.
El Licenciado Alonso de Villalobos, por la vicaría de la villa de Carmona.
Alonso Pérez Calvo, por la vicaría de la villa de Caçalla.
Mateo de Cárdenas, por la vicaría de la villa de Cantillana.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 293

El Bachiller Iuan de la Corte, por la vicaría de la villa de Aracena.


Pedro de Ancoras, por la vicaría de la villa de Gibraleón.
Ramón Díaz, por la vicaría de la villa de Niebla.
El bachiller Cristóval Delgado Capela, por la vicaría de la villa de Trigueros.
Fernando Vázquez Aldón, por la vicaría de la villa de Puebla de Guzmán.
Miguel García de Anna, por la vicaría de la villa de Constantina.
El Licenciado Hernando Estevan, por la vicaría de la villa de Lepe.
Francisco Luzero, por la vicaría de la villa de Moguer.
Ioan Cornejo, por la vicaría de la villa de Zalamea.
Augustín de Cabrera, por la vicaría de la villa del Pedroso.
El Licenciado Melchior Rodríguez, por la vicaría de la villa de Alanís.
El Bachiller Alonso de la Feria Hurtado, por la vicaría de la villa de Huelva.
El Doctor Larios Monje, por la vicaría de la villa de La Palma.
El Licenciado Alonso Fernández de Caçorla, por la vicaría de la villa del Arahal.
Martín López de los Olivos, por la vicaría de la villa de Teva.
El Licenciado Leonís de Ribera, por la vicaría de Cañete la Real.
El Licenciado Diego Lobato, por la vicaría de la villa de Zahara.
El Bachiller Ioan Ximénez, por la vicaría de Villamartín.
El Licenciado Alonso de Medina Guzmán, por la vicaría de la villa de Bohornos.
Bartolomé Ruyz Bejarano, por la vicaría de la villa de Rota.
El licenciado Miguel Barba del Ojo, por la vicaría de la villa de Lebrija.
Ioan García Mariñigo, por la vicaría de Sanlúcar la Mayor.
Melchior de Salas, por la vicaría de la villa de Aznalcáçar.
Francisco Romero, por la vicaría de la villa de Tejada en Escacena.
Licenciado Diego de Miranda, por la vicaría de Alcalá de Guadaíra.
Francisco de Alfaro, por la vicaría de Almonaster.
Ioan Mateos Largo, por la vicaría de Cumbres.
El bachiller Luis de Moya, por la vicaría del Castillo de las Guardas.
Francisco Gómez Durán, por la vicaría de Sancta Olalla.
El bachiller Iuan Romero, por la vicaría de la villa de Cala.
Ioan Yáñez, por la villa de Ayamonte.
Ioan Martín, por la Puebla de Caçalla.
El Licenciado Sebastián Méndez Corterreal, por la villa de Alcalá del Río.
Francisco Hernández Talavera, por Espartinas.
294 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Gaspar de Torreblanca, por Valencina.


El Licenciado Baltasar de Bique, por Gandul.
Antón de Carmona, por Guillena.
El Bachiller Francisco Martín Solana, por el Algava.
El Licenciado Ioan Baptista García, por Gelves.
Gonçalo Marcelo, por Bollullos.
Francisco Sánchez Delgado por Gines.
Ioan Baptista Botello, por la Puebla de Coria.
Don Francisco de Laredo, por la villa de Coria.
Diego Fernández de Montilla, por Camas.
I aviendo todos los susodichos presentado los poderes, que traían del Clero
de sus Vicarías, ante el Doctor Balza, Secretario de la dicha Synodo, i aviéndose dado
traslado dellos al Licenciado don Antonio de Covarrubias, fiscal de la dicha Synodo,
i no aviendo dicho ni alegado cosa contra ellos, se procedió a la celebración de la
Synodo el día acordado, aviendo la noche antes (como lo manda el Ceremonial)
tañido las campanas de su Iglesia Mayor i de todas las demás parroquias desta
ciudad con gran solemnidad.

[PRIMERA SESIÓN]1

[5] El día siguiente fue su señoría Ilustríssima mui de mañana a su Iglesia,


acompañado como suele con el Cabildo i con todas las demás personas que fueron
convocadas para la dicha Synodo. I aviendo hecho oración delante del Sanctíssimo
Sacramento, se subió a sentar en un estrado, que estava hecho encima de las
gradas del Altar mayor al lado de la Epístola, donde començó la tercia i, mientras
se dixo, se vistió las calças sandalias, amicto, alba, cíngulo, estola, cruz, plubial i
mitra, i dixo la oración de la tercia. Acabada, se hizo por gradas una processión
general con todas las cruzes de las parroquias i, tras ellas, la clerezía desta ciudad
i todos los que fueron llamados a la Synodo, i el Cabildo con plubiales, i las
Dignidades con mitras, como suelen estar quando el prelado celebra. Luego se
dixo la missa de pontifical, en la qual comulgaron todas las personas que fueron
convocadas a la Synodo.
Acabada la missa, se quitó el Cardenal el palio, casulla, túnica y tunicela i
tomó plubial i se hincó de rodillas en un sitial, que para este effecto se puso sobre
las gradas del altar mayor, i entonó la antíphona Exaudi nos Domine, &c., la qual
prosiguieron los cantores con el Psalmo Salvum me fac, Domine &c. Acabado el
psalmo i repetida la antíphona, dixo el Cardenal las dos oraciones que están en el
pontifical, Adsumus, Domine, &c. i Omnipotens Deus, &c. Luego dixeron los cantores

1 Título tomado de la edición de 1862


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 295

la letanía i el Cardenal con mitra i báculo bendixo a la Synodo con el verso que
dize Vt hanc praesentem Synodum, &c. Acabada la letanía dixo el Cardenal la
oración Quaesumus Ecclesiae tuae, &c. Acabada la oración bendixo el incienso i dio
la bendición al diácono, el qual cantó en el púlpito el Evangelio Convocatis Iesus
duodecim Apostolis, &c. Acabado el Evangelio, predicó el padre frai Pedro de Torres,
Lector de Teología de prima, de la orden de San Francisco. Acabado el sermón, el
Cardenal de rodillas entonó el Veni creator spiritus, i los cantores lo prosiguieron.
Acabado, el diácono tornó a subir al púlpito, donde en alta e inteligible voz leyó la
professión de la Fe, estando todos los congregados de rodillas i el Cardenal en pie
con báculo y mitra, en la forma siguiente:
Credo in unum Deum Patrem omnipotentem, factorem coeli et terrae, vissibilium
omnium et invissivilium. Et in unum Dominum Iesum Christum filium Dei unigenitum,
et ex Patre natum ante omnia secula, Deum de deo, lumen de lumine, Deum verum de
Deo vero, genitum non factum consubstantialem Patri, per quem omnia facta sunt, qui
propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis. Et incarnatus est de
Spiritu Sancto ex Maria Virgine. Et homo factus est. Crucifixus etiam por nobis, sub
Poncio Pilato passus et sepultus est. Et resurrexit tertia die secundum scripturas. Et
ascendit in coelum, sedet ad dexteram Dei Patris. Et iterum venturus est iudicare vivos
et mortuos, cuius regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum Dominum et vivificantem,
qui ex Patre Filioque procedit, qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur, qui
locutus est per Prophetas. Et unam sanctam Catholicam et Apostolicam Ecclesiam.
Confiteor unum Baptisma in remissionem peccatorum . Et expecto resurrectionem
mortuorum et vitam venturi seculi. Amen.
Apostolicas & Ecclesiasticas tradditiones reliquasque, eiusdem sanctae
Romanae Ecclesae observationes, & constitutiones firmissime haec Synodus
admittit & amplectitur.
Sacram scripturam iuxta eum sensum quem tenet, & tenuit sancta mater
Ecclesia, cuius est iudicare de vero sensu, & interpretatione sacrarum scripturarum
admittit, neque eam unquam, nisi iuxta unanimem consensum accipiet, &
interpretabitur.
Profitetur quoque septem esse proprie, & vere Sacramenta novae legis a
Iesu Christo domino nostro instituta ad salutem humani generis, licet non omnia
singulis necessaria, scilicet, Baptismum, Confirmationem, Eucharistiam,
Poenitentiam, Extremam unctionem, Ordinem & Matrimonium. Illaque gratiam
conferre & ex his Baptismum, Confirmationem & Ordinem, sine sacrilegio reiterari
non posse.
Receptos quoque & approbatos Ecclesie ritus in supra dictorum omnium
Sacramentorum solemni administratione recipit & admittit.
Omnia & singulaque de peccato originali & de iustificatione in facta
Tridentina Synodo deffinita & declarata fuerunt amplectitur & recipit.
Profitetur pariter in Missa offerri Deo, verum proprium, ac propitiatorium
sacrifitium pro vivis & defunctis, ac in sanctissimo Sacramento Eucharistiae esse vere
& realiter & substantialiter corpus & sanguinem una cum anima, & divinitate
296 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

domini nostri Iesu Christi, fierique conversionem totius substantiae panis in corpus
& totus substantiae vini in sanguinem, quam conversionem Catholica Ecclesia
tansubstantiationem appellat.
Canstanter tenet purgatorium esse, animasque ibi detentas fidelium
suffragiis iuvari.
Sanctos confitetur una cum Christo regnantes venerandos esse, eosque
orationes pro nobis Deo offerre, atque eorum reliquias venerandas esse firmiter
asserit.
Imagines Christi ac Deiparae semper Virginis Mariae, necnon aliorum
sanctorum habendas ac retinendas esse, atque eis debitum honorem ac
venerationem impartiendam.
Potestatem indulgentias conferendi a Christo in Ecclesia relictam esse,
illarumque usum christiano populo maxime salutarem esse affirmat.
Sanctam Catholicam & Apostolicam Ecclesiam Romanam omnium
Ecclesiarum matrem agnoscit.
Romanoque Pontifici beati Petri Apostolorum principis successoris ac Iesu
Christi Vicario veram obedientiiam spondet.
Caetera omnia, quae a sacris Canonibus & Echumenicis Conciliis ac
praecipue ab eadem sacrosancta Tridentina Synodo deffinita & statuta sunt, tam
in his quae ad extirpandas haereses, quam in his quae ad morum reformationem
pertinet, earundem sanctarum Synodorum decreta & statuta recipt & ab omnibus
recipieda omnino esse decernit. Haeresesque ab eisdem sacris Canonibus &
generalibus & provintialibus Conciliis & praesertim ab eadem sancta Synodo
Tridentina damnatas detestatur, atque annathetizat.
Acabado de leer esto, dixo en alta boz: Digan todos los congregados Ita
credimus, ita profitemur, ita dicimus.
[6] Luego el Doctor Balza, canónigo de la Penitenciaría i Secretario desta
Synodo, se subió al púlpito i leyó el cap. 1 De reformatione, de la sessión 23, i el
cap 12 i 17 de la sessión 24.
I luego el mismo Secretario dixo: I porque la principal intención i cuidado
desta Synodo es procurar que todas nuestras acciones vayan encaminadas a
alcançar de nuestro Señor Iesu Cristo salud espiritual, como la cosa más
importante i necessaria para nuestras almas, conviene le supliquemos que, assí
como su divina Magestad se dignó de embiar al Espíritu Sancto sobre sus
discípulos estando congregados, sea servido también de dar gracia a los que aquí
están congregados en esta sancta Synodo, para que sepan i entiendan encaminar
i tratar lo que más convenga al estado universal desta diócesi, assí lo que toca a
las cosas espirituales como a las buenas costumbres i exercicios. I para que más
dignamente esto se pueda conseguir i la sancta Synodo tenga el buen fin que se
dessea, amonesta a todas las personas, que para ello son llamadas i se han aquí
congregado, i a los demás fieles hagan oraciones i ayunos, a lo menos los viernes,
el tiempo que durare, i en sus sacrificios pidan y supliquen a nuestro Señor lo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 297

encamine como más convenga a su servicio, dando vida y salud a nuestro mui
Sancto Padre i señor Clemente Octavo i al Católico Rei don Felipe, nuestro señor,
i los encamine para que con su favor i ayuda puedan extirpar i destruir los hereges
e infieles, enemigos de la República Cristiana, dándoles victoria cumplida contra
ellos i reduzirlos al gremio de su Iglesia Católica.
Assí mismo amonesta la sancta Synodo a todos los que trataren en ella de
negocios lo hagan con toda modestia i templança, diziendo su parecer sin
disputa, contienda ni passión, antes con palabras blandas i mansas, de manera
que ni se offendan los oyentes ni se perturbe el buen orden que en todo se debe
guardar.
Assí mismo se haze saber a todos i a cada uno de los que han sido llamados
que las congregaciones de la sancta Synodo, que se celebra, serán en la Sacristía
mayor desta sancta Iglesia, para que qualquiera que quisiere proponer en ella
alguna cosa que toque a la pública utilidad desta diócesi lo pueda hazer
libremente i advertir dello al ilustríssimo i reverendíssimo señor Cardenal don
Fernando Niño de Guevara, Arçobispo desta Sancta Iglesia.
I para poder proseguir esta sancta Synodo, comenzada por la orden que se
deve, es necessario que todos los convocados entiendan quien son los officiales
della. I assí su señoría ilustríssima nombra por Secretario i Notario della a mí, el
Doctor Francisco Balza, canónigo de la Penitenciaría de esta sancta Iglesia, i por
fiscal al Licenciado don Antonio de Covarrubias, i por maestre de ceremonias al
racionero Martín Gómez i al Licenciado Ioan de Padilla i por nuncios y porteros
al Licenciado Francisco de Molina Luzero y (sic).
Iten su señoría ilustríssima señala que la primera congregación después
desta será el martes, que se contarán siete deste mes de diziembre deste año, a
las siete de la mañana, donde se señalará hora i lugar en que todos los que se
hallaren en esta sancta Synodo den las peticiones i memoriales, pidan y
propongan lo que les pareciere conviniente.
I porque podría ser que alguno de los que se han convocado (por alguna
causa o legítimo impedimento) no haya podido llegar, se le da de término para
que pueda cumplir su obligación hasta la primera sessión que (como está dicho)
será el martes, donde el fiscal acusará la rebeldía a los que no uvieren parecido i
su señoría ilustríssima les condenará en las penas en que uvieren incurrido.
I luego, acabado esto, echó su señoría ilustríssima la bendición solemne i
se fue a su casa, acompañado de la misma suerte que vino.
En el tiempo intermedio que uvo entre la primera i segunda sessión
presentaron los clérigos convocados a la Synodo sus poderes y recaudos que
truxeron ante el secretario, el qual en cada uno puso la presentación con día, mes
y año y los entregó al fiscal, para que se viesse si eran bastantes.
También presentaron los memoriales i peticiones que truxeron, de que se
hizo relación a su señoría ilustríssima.
298 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

SEGUNDA SESSION

[7] Martes, a siete de diziembre se celebró la segunda acción o sessión, i para


esto salió su señoría ilustríssima de su casa mui de mañana con los diputados del
Cabildo i los demás convocados a la Synodo, que le vinieron a acompañar con
sobrepellizes. I fue derecho a la sacristía mayor de su Iglesia Catedral, donde
(aviendo hecho oración) se vistió i dixo missa rezada del Espíritu Santo. Acabada,
se quitó la casulla i tomó plubial i mitra i, estando de rodillas sobre un sitial, que
para este effecto se puso debaxo de las gradas del altar, acompañado con
assistentes, el uno con plubial i los dos con dalmáticas, y con diácono y subdiácono,
començó la antíphona Propitius esto, prout in Pontificali. Prosiguiéronla los cantores
i con el psalmo Deus venerunt gentes prout in Pontificali. I acabado el psalmo i
antíphona, dixo las tres oraciones que están en el Pontifical. I luego el Diácono
cantó el Evangelio Convocatis Iesus, &c. Acabado, entonó el Cardenal el hymno Veni
Creator, el qual prosiguieron los cantores hasta el cabo; i luego se subió a sentar en
un tablado, que para este effecto estaua hecho debajo de un dosel, i a sus dos lados
los dos assistentes menores en dos sillas rasas i, tras ellos, los diputados del Cabildo
en dos bancos; i, debajo de las gradas al lado derecho, estava puesto un banco con
un paño de brocado i terciopelo encima i una alfombra en el suelo para los
diputados de la ciudad; i más atrás estava un bufete con su sobremesa, en que
estava el secretario i fiscal i los demás officiales i, encima dél, una escrivanía con las
Constituciones Synodales; i detrás deste bufete estavan sentados por su orden i
antigüedades todos los congregados; i detrás dellos avía bancos para los religiosos
i otras personas ecclesiásticas i seglares, que entraron a oír leer las dichas
Constituciones. I, en sosegándose la gente, hizo el Cardenal una plática; en
acabándola, llamó el secretario a todos los convocados i el fiscal acusó la rebeldía a
los que faltaron i pidió fuessen condenados en las penas en que auian incurrido: el
Cardenal la uvo por acusada i reservó la condenación para la postrera sessión.
Luego el secretario (subido en un púlpito, que para este effecto estava adereçado)
començó a leer las Constituciones i las leyó hasta que dieron las doze, que se dexó
para otro día.

[TERCERA SESIÓN]2

[8] La tercera sessión se hizo el jueves, que se contaron nueve de diziembre,


en la qual, aviendo ido el Cardenal a la misma ora que el día passado i dicho missa
rezada i hecho las demás ceremonias que el Pontifical manda, se cantó el Evangelio
Secundum Lucam: Designauit Dominus, et alios septuaginta duos, i predicó el Padre Fray
Iuan Baptista, prior de Portacoeli; i luego se leyeron las Constituciones, hasta que
dieron las doze de medio día.

2 Título tomado de la edición de 1862


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 299

[CUARTA SESIÓN]3

[9] La quarta i última sessión se celebró el viernes, que se contaron diez del
dicho mes de diziembre, en la qual, aviendo dicho missa el Cardenal i dicho las
oraciones que el Pontifical manda, se cantó el Evangelio Secundum Matthaeum: Si
peccauerit in te frater tuus, y predicó el Padre Pineda de la Compañía de Iesus. I,
aviéndose acabado de leer todas las Constituciones, dixo el Cardenal: Reuerendi
admodum Patres, placent ne vobis haec decreta, constitutiones et statuta? Y todos por su
orden de uno en uno respondieron: Placent. Luego les preguntó: Placet ne vobis ut
haec sancta Synodus hodie dissolvatur? Y respondieron todos: Placet.
Luego el secretario les dixo que si alguno o algunos se uvieren sentado o
hablado en differente lugar del que le pertenecía, que no por esto se le adquiera
derecho en possessión o en propriedad, porque la intención del Cardenal no a sido
de prejudicar en esto a nadie.
Luego el Cardenal hizo una plática dándoles las gracias por el trabajo y
cuidado con que an assistido a esta santa Synodo, encargándoles que cada uno
cumpla con las obligaciones de su ministerio i con la observancia destas
Constituciones, i que encomienden a Dios, a su Santidad i Magestad i las
necessidades comunes de la Iglesia. Luego se cantó el Te Deum laudamus i el
Cardenal [dijo] tres oraciones, una pro gratiarum actione, i a nuestra Señora i a san
Isidro, i echó la bendición i concedió los cien días de indulgencia. I el Diácono dixo:
Recedamus in pace, i todos respondieron Amén.

3 Ibídem.
[LIBRO PRIMERO]

Título [I]. De Svmma Trinitate et fide catholica

Caput Primum. [Protestación de fe y condena de las herejías] 1


ON FERNANDO NIÑO DE GUEVARA, por la Divina
Miseración Presbytero Cardenal de la Santa Iglesia de Roma
de título de San Martín in Montibus, Arçobispo de Sevilla i del
Consejo de Estado de su Magestad, &c. Iuntamente con todas
las personas congregadas en esta Santa Synodo Diocesana i
en nombre de todas las demás de este nuestro Arçobispado de
Sevilla, como cathólicos cristianos, primeramente
confessamos la Santa Fe Cathólica, como la tiene i confiessa la
Santa Madre Iglesia Romana, y en ella protestamos vivir i morir. Professamos y
prometemos verdadera obediencia al Sumo Pontífice, que aora es nuestro mui Santo
padre Clemente Octavo, i a sus legítimos successores. Detestamos i
anathematizamos todas las heregías condenadas por los sanctos cánones i concilios
generales, i principalmente por el Santo Concilio Tridentino, [al margen: Trid. ses. 25,
c. 2, de reformatione] i recibimos todo lo decretado i definido en el dicho Santo
Concilio. I mandamos que esta confessión, protestación y detestación se haga de
aquí adelante en todas las Synodos que en este nuestro Arçobispado se celebraren
por todas las personas de qualquier estado i condición que sean que a ellas de nuevo
vinieren i no la uvieren hecho en otras passadas, lo qual hagan en la dicha forma, so
las penas que se contienen en el dichop santo Concilio Tridentino.
Caput Secundum. [Lo que el cristiano ha de creer y saber]
[1] Todo lo que un Christiano a de saber se suma en tres cosas, que responden
a las tres Virtudes principales que llaman Theologales), Fe, Esperança i Caridad. La
primera es lo que a de creer, lo cual se declara en el Credo que contiene los artículos
de nuestra Santa Fe Cathólica. La segunda lo que a de obrar, i esto enseñan los
Mandamientos de la Lei de Dios i de la Iglesia. La tercera lo que a de dessear i pedir
a Dios, lo qual contiene la oración del Pater noster i las demás oraciones.
l Doctrina Christiana
[2] Pater noster qui es in coelis. Sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum
tuum. Fiat voluntas tua sicut in coelo & in terra. Panem nostrum quotidianum da
nobis hodie. Et dimitte nobis debita nostra, sicut nos dimittimus debitoribus nostris,
& ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.

1 Rótulos de libro y capítulos tomados de la edición de 1862


302 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[3] Ave María, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus et


benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta María, mater Dei, ora pro nobis
peccatoribus nunc & in hora mortis nostrae. Amen.
[4] Credo in Deum Patrem omnipotentem, creatorem coeli & terrae. Et in Iesum
Christum filium eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto.
Natus ex Maria virgine. Passus sub Pontio Pilato. Crucifixus, mortuus & sepultus.
Descendit ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis. Ascendit ad coelos, sedet ad
dexteram Dei Patris omnipotentis. Inde venturus est iudicare vivos & mortuos. Credo
in Spiritum sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem,
remissionem peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam. Amen.
[5] Creo en Dios Padre todo poderoso, criador del cielo i de la tierra. I en Iesu
Christo, su único hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo i nació
de Santa María Virgen. Padeció debaxo del poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto i sepultado. Decindió a los infiernos i al tercero día resucitó de entre los
muertos; subió a los cielos i está assentado a la diestra de Dios Padre todo poderoso.
I desde allí a de venir a juzgar los vivos i los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Cathólica, la Comunión de los Santos, el perdón de los peccados, la
resurrección de la carne i la vida perdurable. Amén.
[6] Salve Regina, mater misericordiae, vita, dulcedo, spes nostra. Salve, ad te
clamamus exules filii Evae. Ad te suspiramus gementes & flentes in hac
lachrymarum valle. Eia ergo advocata nostra illos tuos misericordes oculos ad nos
converte. Et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende.
O clemens, o pia, o dulcis virgo Maria. Ora pro nobis, Sancta Dei genitrix. Vt digni
efficiamur promissionibus Christi.
[7] Dios te salve, Reina i Madre de misericordia, vida, dulçura, esperança
nuestra. Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti sospiramos
gimiendo i llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, abogada nuestra, buelve a
nosotros essos tus ojos misericordiosos. I después de este destierro muestra nos a
Iesús, fruto bendito de tu vientre. O clementíssima, o piadosa, o dulce Virgen María,
ruega por nos santa Madre de Dios, por que seamos dignos de los prometimientos
de Iesu Christo. Amén.
[8] Los Artículos de la Fe son catorce, los siete pertenecen a la Divinidad i los otros
siete a la Santa Humanidad de nuestro señor Iesu Christo, Dios i Hombre verdadero.
Los siete que pertenecen a la Divinidad son éstos:
El primero, creer en un solo Dios todo poderoso.
El segundo, creer que es Padre.
El tercero, creer que es hijo.
El quarto, creer que es Espíritu Santo.
El quinto, creer que es Criador.
El sexto, creer que es Salvador.
El séptimo, creer que es Glorificador.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 303

[9] Los que pertenecen a la Santa Humanidad son éstos:


El primero, creer que nuestro Señor Iesu Christo (en quanto Hombre) fue
concebido por Espíritu Santo.
El segundo, creer que nació de Santa María Virgen, siendo ella Virgen antes
del parto i en el parto i después del parto.
El tercero, creer que recibió muerte y passión por salvar a nosotros
peccadores.
El quarto, creer que decindió a los infiernos i sacó las ánimas de los santos
Padres, que estavan esperando su santo advenimiento.
El quinto, creer que resucitó al tercero día.
El sexto, creer que subió a los cielos i está assentado a la Diestra de Dios Padre
todo poderoso.
El séptimo, creer que vendrá a juzgar los vivos i los muertos, conviene a
saber: a los buenos para darles Gloria, porque guardaron sus santos
Mandamientos, i a los malos pena perdurable, porque no los
guardaron.
[10] Los Mandamientos de la Lei de Dios son diez. Los tres primeros
pertenecen al honor de Dios, i los otros siete al provecho del próximo.
El primero, amar a Dios sobre todas las cosas.
E segundo, no jurar el nombre de Dios en vano.
El tercero, santificar las fiestas.
El quarto, honrar padre i madre.
El quinto, no matarás.
El sexto, no fornicarás.
El séptimo, no hurtarás.
El octavo, no levantarás falso testimonio ni mentirás.
El noveno, no dessearás la muger de tu próximo.
El dézimo, no dessearás las cosas agenas.
Estos diez Mandamientos se encierran en dos, en amar a Dios sobre todas las
cosas i a tu próximo como a ti mismo.
[11] Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia son cinco:
El primero, oír missa entera los domingos i fiestas de guardar.
El segundo, confessar a lo menos una vez dentro de un año, o antes si espera
peligro de muerte o a de comulgar.
El tercero, comulgar por Pascua Florida.
El quarto, ayunar cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
El quinto, pagar diezmos y primicias.
304 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[12] Los Sacramentos de la Santa Madre Iglesia son siete:


El priemero, es el Bautismo.
El segundo, Confirmación.
El tercero, Penitencia.
El quarto, Comunión.
El quinto, Extrema Vnción.
El sexto, Orden sacerdotal.
El séptimo, Matriminio.
[13] Las obras de Misericordia son catorce: las siete corporales i las siete
espirituales.
Las corporales son éstas:
La primera, visitar a los enfermos.
La segunda, dar de comer al hambriento.
La tercera, dar de beber al sediento.
La quarta verter al desnudo.
La quinta, dar posada al peregrino.
La sexta, redimir al cautivo.
La séptima, enterrar los muertos.
Las siete espirituales son éstas:
La primera, enseñar al que no sabe.
La segunda, dar buen consejo al que lo a menester.
La tercera, corregir al que yerra.
La quarta, perdonar las injurias.
La quinta, consolar al triste.
La sexta, sufrir las pesadumbres de nuestros próximos, como
de los enfermos i airados.
La séptima, rogar a Dios por los vivos i por los muertos.
[14] Los peccados mortales son siete:
El primero, sobervia.
El segundo, avaricia.
El tercero, luxuria.
El quarto, ira.
El quinto, gula.
El sexto, embidia.
El séptimo, pereza
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 305

Las Virtudes contrarias:


Hvmildad, contra sobervia.
Largueza, contra avaricia.
Castidad, contra luxuria.
Paciencia, contra ira.
Templança, contra gula.
Caridad, contra embidia.
Diligencia, contra pereza.
[15] Los enemigos del ánima son tres:
El primero es el demonio. El segundo es el mundo. El tercero es la carne.
[16] Las Virtudes Teologales son tres:
La primera es Fe. La segunda es Esperança. La tercera, Caridad.
Las Cardinales son cuatro:
La 1, Prudencia. La 2, Justicia. La 3, Fortaleza. La 4, Templança.
[17] Las potencias del ánima son tres:
La primera, entendimiento. La 2, memoria. La 3, voluntad.
[18] Los sentidos corporales son cinco:
Ver con los ojos, oír con los oídos, gustar con la boca,
oler con las narizes, tocar con las manos.
[19] Los Dones del espíritu Santo son siete:
Don de sabiduría. Don de entendimiento. Don de consejo. Don de fortaleza. Don de
Sciencia. Don de piedad. Don de temor de Dios.
[20] Los Frutos del Espíritu Santo son doce:
Caridad, paz, longanimidad, benignidad, fe, continencia, gozo, paciencia, bondad,
mansedumbre, modestia, castidad.
[21] Las Bienaventuranças son ocho:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque dellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos posserán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que an hambre i sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcançarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de coraçón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos
es el reino de los Cielos.
306 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap. 3. Lo que el Christiano tiene obligación de creer i lo que los curas le an de


enseñar cerca de la Dotrina Christiana, de suso referida
[1] Y porque no basta para cumplir con la obligación que el christiano tiene
saber de memoria todo lo contenido en esta Dotrina Christiana, como aquí queda
puesta; como tampoco basta creer a vulto i confusamente lo que cree i tiene la Santa
Madre Iglesia de Roma, como algunos (i mui sin fundamento) an pensado, nos a
parecido necessario poner aquí lo que nuestros súbditos i feligreses tienen
obligación a creer i lo que los curas les an de enseñar en todo lo que es Dotrina
Christiana, la qual se llama assí porque la enseñó Christo, nuestro redentor, i es la
que enseña a ser christianos i buenos christianos, i llámasse santa porque haze a los
hombres santos i amigos de Dios, i celestial porque el primer Maestro que la enseñó
fue celestial, que es Christo, nuestro redentor, i porque ella sola es la que lleva a los
hombres al cielo; i cathólica porque sólo en la Iglesia Cathólica se enseña, i
apostólica porque los Apóstoles fueron los primeros que, tomándola de la boca de
Christo, la enseñaron por todo el mundo i, desde ellos hasta nosotros, a venido
derivada por los ministros que siempre a tenido nuestra Madre, la Santa Iglesia, i
una porque desde su primera publicación por Christo i los Apóstoles hasta oi no se
a mudado quanto a la substancia, ni se mudará.
[2] Siendo, pues, esta Dotrina Christiana la que enseña el camino del cielo, a
de saber i creer el christiano que lo crió Dios para él i para gozar de sí, i que para esto
es menester que cumpla las condiciones que tiene puestas, porque es un concierto
que Dios tiene establecido que el que hiziere lo que él le mandare será
bienaventurado, i el que no, se condenará.
[3] Tiene dos partes esta Dotrina: una, de lo que a de creer el christiano; otra,
de lo que tiene obligación a hazer. La primera, se contiene en el Credo i en los
Artículos de la Fe, i en la una parte i en la otra se ponen las mismas verdades, aunque
por diferente orden.
Explicación de los catorze Artículos de la Fe
[4] Los catorze Artículos de la Fe (que están referidos) son catorze verdades
que Dios manda que el christiano crea i las tenga por tan ciertas que, si todos los
Angeles le dixessen lo contrario, a de creer que los que se lo dixeron no son Angeles,
sino demonios que por engañarle se visten de luz. Esto se dize en aquella palabra
Creo, que es tanto como dezir tengo estas verdades por más ciertas que lo que veo i
oigo, i como si viera que Dios me lo dezía claramente assí las creo. I para esto no es
menester más razones que dezirlas la primera verdad, que es Dios, que ni puede
engañar ni ser engañado.
[5] Destas catorze verdades i artículos, los siete primeros son de Dios puro i
de su infinita virtud i poder, i los otros siete son de Dios hecho hombre.
[6] El primero de la Divinidad pura es creer en un solo Dios verdadero. La
substancia deste artículo que a de creer es que no ai más de un Dios, i que no ai dos
ni más, como dezimos que ai un sol, porque no ai otro, i un solo Rei en el Reino,
porque no ai otro; i que en esto se differencia el christiano del gentil, que el gentil
cree que ai muchos dioses i el christiano no cree que ai más que uno. I este Dios uno
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 307

es infinito, primera causa de todo lo que ai en el Cielo i en la tierra, que puede todo
quanto quiere. Por esto en el Credo se declara que es omnipotente, que es lo mesmo
que dezir que puede todo lo que quiere.
[7] El segundo, creer que es Padre. El tercero, creer que el Hijo. El quarto, creer
que es Espíritu Santo. La substancia i lo que a de creer el christiano es que esté un
Dios i Señor es tres personas. La primera es i se llama Padre, la segunda es i se llama
Hijo, la tercera es i se llama Espíritu Santo i, con ser tres personas i cada una Dios i
tan Dios la una como la otra, no son tres dioses, sino uno solo. I la primera, que es
el Padre, no es mayor que el Hijo, ni el Padre i el Hijo mayor que el Espíritu Santo,
sino que todas tres son tan Dios cada una de por sí como todas tres juntas. A de creer
también que la primera, que es el Padre, es verdaderamente Padre, que engendró a
la segunda, que es verdaderamente su Hijo eternamente, de manera que, como la
primera persona no tuvo principio sino siempre fue eterno, assí el Hijo, aunque
engendrado del Padre, nunca uvo punto en que fuesse el Padre i no el Hijo. A de
creer también que el Espíritu Santo no es Hijo del Padre ni del Hijo, aunque procede
realmente del Padre y del Hijo. A de creer también que el Padre no procede de otra
persona, sino el Hijo de sólo él i el Espíritu Santo del Padre i del Hijo. I que el Hijo
procede del entendimiento del Padre, i el Espíritu Santo por la voluntad del Padre i
del Hijo, i es tan eterno como el Padre i el Hijo. I quando al christiano el diablo se le
pusiere delante i le dixere cómo es posible que, siendo un Dios, sean tres personas,
considere que no a de medir las verdades de la Fe (que es lumbre divina que estriba
en la primera verdad, que es Dios) con su entendimiento, i que esso le a de agradecer
i pagar Dios, que crea lo que le dixere, aunque no vea cómo es.
[8] El quinto, creer que es Criador. La substancia deste artículo i lo que a de
creer es que este Señor (que es uno en su Divinidad) crió todas las criaturas celestes
visibles, como son cielos, sol, luna i estrellas, i las invisibles, que son los Angeles, i
todas las que ai en este mundo inferior, elementos, aire, agua, &c. I que ninguna
criatura ai ni puede aver que no sea de sus manos, i que él sólo es Criador, i que el
demonio ni es, ni pudo, ni puede ser criador de nada. I a de creer que todo este
mundo lo crió en tiempo, de manera que el mundo i todo lo criado tuvo principio,
antes del qual no fue. I a de creer que toda esta máquina la hizo de nada con su
infinito poder, i que todo quanto uvo, ai i avrá en el mundo es governado i
conservado por él, de manera que, si Dios apartasse su mano de todo, todo se
bolvería en nada.
[9] El sexto creer que es Salvador. La substancia i lo que aquí se a de creer es
que en Dios ai fuerça i virtud para perdonar peccados i haziendo amigos, dando su
gracia a los que se avían hecho enemigos por la culpa. I que, como tuvo fuerça para
hezer tantas criaturas de nada, tiene fuerça y misericordia para poder i querer hazer
hijos de luz de hijos del peccado, y que no sólo puede hazer esto, sino que de hecho
siempre lo fue i es y será Salvador, sacando a los peccadores del peccado que de su
parte no pusieren algún óbice o impedimento.
[10] El séptimo creer que es Glorificador. La substancia deste artículo i la que
se a de creer es que, fuera de los muchos regalos que Dios tiene para los hombres en
este mundo, tiene otro que es en el Cielo, acabada esta vida, para los que le merecen
308 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

por aver trabajado con su gracia, que es darles gozo de sí mismo, viéndole i
amándole, i llámasse gloria porque es un estado i vida que es todo descanso, sin
ninguna mezcla de trabajo.
(Otras cosas que se an de creer se encierran aquí, que al cabo de todos los
Artículos se dirán).
[11] De los otros siete, que pertenecen a Dios Hombre, el primero es creer
que nuestro Señor Iesu Christo (en quanto hombre) fue concebido por obra del
Espíritu Santo. Lo que aquí se a de creer, que una de las tres personas (que son un
Dios solo, como queda dicho, i no el Padre, que es la primera, ni la tercera, que es
el Espíritu Santo, sino la segunda, que es el Hijo) se hizo hombre, tomando nuestra
misma naturaleza, y quedando verdadero hombre como los demás, de manera que
sola la segunda persona es hombre, mas no el Padre ni el Espíritu Santo. I ase de
creer que por ser hombre no perdió la Divinidad un punto de su grandeza, ni por
ser Dios dexó de ser hombre verdadero. I ase de creer que formó Dios (que es toda
la Trinidad) una santíssima Humanidad, que en el vientre de la sereníssima Virgen
María la juntó con el supuesto de la segunda persona, y desta junta el Hijo (que
no era mas que Dios) quedó Dios i hombre. I ase de creer que, como los hombres
tienen alma i cuerpo, assí en el Verbo Humanado uvo junta de alma racional i
cuerpo, i el cuerpo se formó de la puríssima sangre de la Virgen, i esta formación
hizo el Espíritu Santo; i esto es ser concebido por obra del Espíritu Santo. I ase de
creer que, siendo assí, la Virgen fue i es verdadera Madre de Dios, mas el Espíritu
Santo ni es ni se a de llamar padre de Christo (en cuanto hombre), porque no lo
engendró.
[12] El segundo es creer que nació de la Virgen, siendo ella virgen antes del
parto i en el parto i después del parto. La substancia de este artículo está clara, que
el claustro virginal de la Madre deste Señor ni quando concebió, ni quando parió, ni
después, no perdió su virginal clausura.
[13] El tercero, que recibió muerte i passión por salvar a nosotros peccadores.
Aquí se an de creer dos cosas: una, que este Señor, Dios i hombre (que si no fuera
más que Dios no pudiera padecer), por ser hombre i passible, murió muerte real, que
es apartándose el alma del cuerpo, y que estuvo realmente muerto, hasta que
resucitó. Otra, que esta muerte fue para redimir los hombres, porque, aunque esto se
pudiera hazer por otro medio más fácil, escogió éste para que fuesse copiosíssima la
redempción.
[14] El quarto creer que decindió a los infiernos i sacó las ánimas de los santos
Padres que estavan esperando su santo advenimiento. Aquí se an de creer dos cosas:
una, que en las entrañas de la tierra avía un lugar donde, antes que Christo muriesse,
estavan depositadas las almas de los que eran amigos de Dios, porque hasta que
Christo muriesse estava cerrada la Bienventurança para todos. Otra, que luego que
Christo murió (quedando el cuerpo sin alma aunque junto con la Divinidad, el alma
junta también con la Divinidad), baxó a aquel lugar i sacó consigo las almas todas
que allí estavan, con fe sobrenatural que avía de venir un Redemptor que las sacasse
de allí.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 309

[15] El quinto creer que resucitó al tercero día entre los muertos. En este
artículo se an de creer dos cosas: una, que el mismo Señor que (en quanto hombre)
murió en la cruz, luego al tercero día después que murió i fue enterrado, él mismo
tornó a vivir glorioso i libre de la muerte, de suerte que, como murió (porque
realmente se apartó el alma del cuerpo), assí al tercero día tornó a vivir glorioso,
juntando la misma alma con el mismo cuerpo. Otra, que este Señor se resucitó a sí
mismo, por ser Dios i Señor de la vida i de la muerte. I assí fue differente la
resurrección de Christo i las de otros que an resucitado i resucitarán, que los otros
resucitaron i resucitarán por virtud agena, que es la de Dios, mas Christo resucitó por
su propia virtud y fuerça, que como Dios la tiene de suyo.
[16] El sexto creer que subió a los Cielos y está assentado a la diestra de Dios
Padre todo poderoso. En este artículo se ha de creer que por la misma virtud que
tuvo i tiene, por ser Dios junto con ser Hombre, para resucitarse a sí mismo y tornar
a juntar el alma i cuerpo para vivir después de nuevo, por essa misma subió a los
Cielos visiblemente delante de sus dicípulos, que lo vieron corporalmente; i allí goza
(en quanto hombre) de los mayores bienes que Dios tiene. Esto significa estar
sentado a la diestra de Dios Padre, porque la mano derecha significa el mejor lugar
i estar sentado significa la grandeza i autoridad que tiene sobre todas las criaturas
visibles i invisibles, i allí se le arrodillan quantos ai en el Cielo, tierra i infierno.
[17] El séptimo creer que vendrá a juzgar los vivos i los muertos. Aquí se a
de creer que el mismo Señor, que murió i resucitó i subió a los cielos, a de venir
personalmente otra vez al mundo, no como la primera vez, que vino mortal, sino
glorioso, i no a morir i ser juzgado, como lo fue en la primera de fariseos i gentiles,
sino a juzgar a quantos uviere avido, ángeles i hombres, buenos i malos. I este
juizio a de ser a vista de todos, i que a los buenos premiará, llevándolos en su
compañía resucitados i gloriosos en cuerpo i alma a gozar de sí i ser
bienaventurados eternamente, i a los malos castigará, entregándolos al fuego
eterno en el infierno, resucitados también en cuerpo i alma. Ase de creer assí
mismo que esta judicatura la hará no sólo por ser Dios, sino también por ser
hombre, que murió por todos.
Y porque en el Credo se proponen para creer otras verdades, que también
peccará el christiano no creyéndolas como los catorce Artículos de la Fe, se
declaran aquí; estas verdades son las siguientes:
[18] La primera, creo una Santa Iglesia. La substancia deste artículo es creer
que en este mundo ai una Iglesia sola, que es una congregación de fieles visible, que
creen unas mismas verdades, tienen una Fe, una esperança de una bienaventurança,
un amor de Dios i del próximo, un bautismo. I esta Iglesia i congregación es sola
aquella que tiene por cabeça al Pontífice Romano, debaxo de cuyo govierno vive i se
govierna. I que esta congregación i iglesia governada por el Pontífice Romano, tiene
un privilegio (dado por Christo su Esposo, que murió por ella) para no poder errar
en cosas de la Fe, ni en otras que sean menester para la salvación. I que esta Iglesia
tiene poder de Dios para mandar a los christianos lo que le pareciere que conviene
para su salvación. I que la mesma autoridad tiene el Pontífice Romano, i que
ninguno que no fuere desta Iglesia se podrá salvar. Llámase Santa porque en sola
310 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ella se aprende y alcança la verdadera santidad. Católica, porque es universal por


todo el mundo. Apostólica, porque guarda la dotrina que los Apóstoles enseñaron, i
que esta Iglesia a de durar hasta la fin del mundo.
[19] La segunda verdad es creo la Comunión de los Santos. En ésta ai muchas
cosas que creer: una es que ai en esta Iglesia Santa hombres amigos de Dios i santos,
aunque en particular con infalible certidumbre no son conocidos. Otra, que quiso
Dios que entre estos amigos suyos uviesse comunicación de bienes espirituales, que
es dezir que unos puedan gozar de las buenas obras de los otros, como son
satisfación i oración, que puede un amigo de Dios pagar i satisfazer por las penas
que otro debe, por las culpas que ya le son perdonadas. I que uno alcança por la
oración para otro bienes corporales i espirituales. Otra, que entre los que gozan en
el Cielo de Dios i los fieles de acá ai comunicación, que los de acá les ruegan i los de
allá ayudan con su intercessión a los de acá.
[20] En estas verdades se encierra otra, que en la Iglesia ai virtud para aplicar
las satisfaciones que unos santos no an menester para sí, assí los del Cielo como los
de acá, para otros que las an menester. I esta potestad está en el Sumo Pontífice,
como en suprema autoridad, aplicando el tesoro de la Iglesia por la concesión de las
indulgencias.
[21] La tercera verdad, creo la remissión de los peccados. Esta es la mesma
que se dixo en el sexto artículo de la Divinidad. En ésta se a de creer que por grandes
que sean los peccados, si el peccador se dispone i haze de su parte lo que está
obligado, mediante la divina gracia tiene mui a mano en la Iglesia Católica el
remedio para que se le perdonen por los Sacramentos, de que después se dirá.
[22] La quarta verdad es creo la resurrección de la carne. La substancia deste
artículo que se a de creer es que el día del juizio universal an de resucitar todos los
muertos, buenos i malos, los que están en el cielo i los que están en este mundo i los
que están en el infierno; i que la misma alma i cuerpo de cada uno, que por la muerte
se apartaron, se tornarán a juntar aquel día i, assí juntos, los buenos serán gloriosos
en alma i cuerpo, i los malos serán condenados en alma i cuerpo.
[23] La quinta verdad es creo la vida perdurable. Esta es la misma que el
séptimo artículo de la Divinidad, mas añádese aquí que aquella bienaventurança
nunca se acaba.
Estas cinco verdades en los catorze Artículos se encierran, mas pónense por
sí en el Credo por más claridad.
[24] Y porque vea el christiano la obligación que tiene de saber mui bien las
verdades de la Fe, que quedan dichas, sepa que el Credo, donde todos se contienen,
se llama symbolo, i esta palabra significa la palabra o señal que los soldados de un
capitán traen para differenciarse de los contrarios, i assí en la Fe se conocen los
christianos i se differencian de los que no lo son. Pues mire cada uno qué afrenta
sería de un soldado si no supiesse qué señal a de poner para ser reconocido.
[25] Tiene también la obligación el christiano a creer que, para que purguen i
paguen las almas las penas que no pagaron en este mundo con otras penales, como
son ayunos, oraciones i limosnas i otros trabajos, ai un lugar de penas, que se llama
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 311

Purgatorio, donde son detenidas (antes que vayan al cielo), pagando con fuego las
dichas penas. I que en este lugar no an de estar sino por tiempo señalado, que será
el que bastare para pagar por las dichas penas. I a de creer que los que están en el
Purgatorio son relevados con las buenas obras que acá se haze por ellos, i mui
particularmente por el santíssimo sacrificio de la missa. I esta verdad se encierra en
la Comunión de los Santos.
[26] Explicación de los Sacramentos
En los siete Sacramentos a de creer el christiano en todos juntos, que son siete
medicinas visibles, donde Christo, nuestro Señor, tiene aplicada la fuerça i valor de
su sangre para remedio de nuestras almas. I que, aunque a los ojos del cuerpo no
parece más que crisma, agua, aceite i palabras, aí está invisiblemente la virtud de la
passión i sangre de Christo para darnos gracia, que es la que da i repara la vida del
alma.
Bautismo
[27] En el Sacramento del Bautismo a de creer que el que se bautiza con
verdadera i buena disposición queda limpio de todo pecado, assí original como
personal, que es el que cada uno comete por su malicia. I para esto a de saber que,
por el primer peccado de nuestro padre Adán, todos los hombres nacemos en
peccado i en enemistad de Dios, i ésse se les quita a los niños, que no an peccado
por sus personas peccados de obra, quando se bautizan; teniendo ya uso de razón,
recibiendo el bautismo con dolor de aver pecado i propósito de nunca más peccar,
se le perdonan todos los peccados, assí el original, que se les perdona a los niños,
como los que él por su persona a cometido. A de saber que el bautismo no se puede
recibir dos vezes.
Confirmación
[28] En el sacramento de la Confirmación a de creer el christiano que, aunque
no es necessario para salvarse, es mui provechoso para fortificarse más en el alma la
gracia que se dio por el bautismo, i particularmente para tener fuerça para resistir al
demonio quando le tentare en las verdades de la Fe, i para resistir a los infieles
quando le quisieren quitar la vida porque es christiano. De manera que el bautismo
le haze soldado de Christo, nuestro Redemptor, i la confirmación le haze soldado
fuerte i le da armas para pelear a favor de la Fe mejor que sólo el bautismo. Deste
Sacramento también a de saber que no se puede recibir más que una vez i que,
dexándolo de recibir por menosprecio, pecca mortalmente.
Eucaristía
[29] En el Santíssimo Sacramento del Altar a de creer el christiano que Dios,
que con su infinito poder pudo hazer i hizo de nada todo este mundo, puede hazer
de una cosa otra, como hizo en Egipto de agua sangre i de una vara una culebra; i assí
del pan i vino con las palabras del sacerdote (que tienen para esto tanta fuerça como
la de Dios i de Christo) se convierte toda la substancia del pan i del vino en el cuerpo
i sangre de Christo, quedando sólo los accidentes de pan i vino, que son el color, el
sabor, &c. I que en la hostia consagrada se adora el verdadero Dios que se adora en
el Cielo, i lo mismo en el cáliz consagrado, porque estando en la hostia el cuerpo de
312 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Christo i en el cáliz consagrado la sangre de Christo como está en el Cielo, es cierto


que donde está el cuerpo de Christo está todo Christo, i donde está su sangre está
todo Christo. De manera que, como el bienaventurado en el cielo adora a Christo
todo verdadero Dios i Hombre, viéndolo claramente, assí el christiano en la hostia i
en el cáliz adora a todo Christo, aunque no lo vea verdaderamente como el
bienaventurado. Que no sólo en toda la hostia i cáliz consagrado está todo Christo,
sino que está en cada parte, por pequeña que sea. Que, sabiendo o teniendo duda de
que está en peccado mortal, se a de confessar primero que lo reciba i, no haziéndolo
assí, es peccado moral gravíssimo. Que offrecida la missa por vivos i diffuntos,
quando el sacerdote la dize, i por todas las calamidades i trabajos, aplaca la ira de Dios
i alcança gracia i todos los bienes del alma i los del cuerpo, quando nos conviene.
Penitencia
[30] En el Sacramento de la Penitencia a de saber i creer el christiano que, para
que Dios le perdone sus peccados mortales, es menester que se confiesse de todos
los que uviere traído a la memoria después de hecho bastante examen; i bastante
examen i diligencia será la que pusiera para acordarse de cosas que le importan
mucho o para su salud o para su honra o para su hazienda. I de todos los peccados
que se acordare (si son mortales) se a de acusar; mas de los veniales (aunque hará
mui bien i le será de grandíssimo provecho confessarlos) no tiene obligación de
hazerlo. Que para que se aproveche este Sacramento a de tener mucho
arrepentimiento de aver offendido a Dios mortalmente. I para esto lo primero a de
pedir mui de veras a Dios que le dé su favor para lo uno i lo otro. I lo segundo,
considerar que a offendido a Dios, que le dio ser i por momentos le haze tantas
mercedes i le tiene la bienaventurança para si se arrepiente, i infierno para si muriere
en peccado mortal. I que llegando a este Sacramento con la disposición dicha,
absolviéndole el confessor, queda en gracia i amigo de Dios. I assí será bien que los
curas instruyan i exorten a sus feligreses a hazer un acto de verdadera contrición, de
manera que les duela i pese de aver offendido a Dios, por ser offensa suya i porque
le ama sobre todas las cosas como a sumo bien, con propósito firme de no tornar a
offenderle por ninguna cosa. Para lo qual ayudará mucho representarles algunos
motivos de amor de Dios, como su infinita bondad i soberanos beneficios.
Extrema Vnción
[31] En el Sacramento de la Extrema Vnción a de creer que (aunque sin él se
podría salvar, recibiendo los demás) le es de mui grande fruto recibiéndolo a su
tiempo, que es quando cree que, estando enfermo, morirá i quando la Iglesia se lo
diere para salir el alma más limpia de los peccados passados, i tiene más fuerça para
resistir a los demonios al tiempo de la muerte.
Orden i Matrimonio
[32] En los otros dos, que son Orden i Matrimonio, basta saber que son
Sacramentos ordenados para el bien de la Iglesia. Mas quando aya de recibirlos es
menester que sepa cosas más particulares. I del matrimonio el que se uviere de casar
a de saber que, si no se casa delante de su cura u otro sacerdote que tenga licencia
suya o del Ordinario, i de dos o tres testigos, no queda casado i pecca mortalmente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 313

Explicación de los Diez Mandamientos de la Lei de Dios.


[33] Atrás queda dicho que la Doctrina Christiana tiene dos partes: una, de
lo que el christiano a de creer; otra, de lo que a de hazer. Queda puesta la primera,
resta aora la segunda, la qual es tan necessaria que (aunque la primera basta a
hazer al hombre christiano) no basta para hazerle buen christiano, porque puede
creer todo lo que a de creer, por ser verdadero christiano, i si no pasa más adelante,
haziendo lo que Dios le manda, no se salvará. Como tampoco se salvará por
muchas buenas obras que haga si no tiene Fe, porque sin Fe i creencia divina i
sobrenatural nadie puede agradar a Dios. Ni tampoco se salvará, aunque tenga
mucha Fe, si le faltan las buenas obras, porque la compañía de Fe i buenas obras
es tan necessaria para la salvación que la una sin la otra no basta.
[34] Los Mandamientos de la Lei de Dios i de la Santa Madre Iglesia
contienen lo que un buen cristiano tiene obligación a hazer. El primero es amar a
Dios sobre todas las cosas. La substancia deste mandamiento es cómo tenemos
obligación a creer lo que Dios nos dixere más que a todas las criaturas del mundo;
assí tenemos obligación a amarle más que a todas ellas. Porque si la razón del
amor es la obligación que le tenemos a quien nos dio i nos da i de quien
esperamos, ¿quién más nos dio i nos da i de quién más esperamos que de Dios?
Ámase Dios más que todas las cosas quando, offreciéndose que Dios me manda
una cosa i otra el mundo, quiebro con todo i hago lo que Dios me manda. Viose el
exemplo desto quando a Susana se le offreció el peccar por persuasión de los viejos
i por otra parte el no offender a su Dios, con evidente peligro de muerte (que
escogió muerte por no offenderle), amó más a Dios que a todo, pues tuvo en más
no offenderle que morir.
[35] El segundo es no jurar. La substancia deste mandamiento es que, como
en el juramento se trae a Dios por testigo, jurar con mentira es mui grave peccado
i offensa suya, pues un hombre honrado se offendería si le pusiessen por testigo
de una mentira. Es también peccado jurar sin necessidad, aunque se jure verdad,
mas es venial, i mucho mayor tener costumbre de jurar. Es también substancia
deste mandamiento cumplir lo que se juró de hazer o de no hazer a Dios o a los
sanctos o a los hombres, siendo cosa buena lo que se juró; i la misma obligación
es del voto que se haze a Dios o a los sanctos.
[36] El tercero es santificar las fiestas. La substancia deste mandamiento es
no hazer en ellas obras serviles, quales suelen ser por la mayor parte las que se
hazen para ganar de comer, si no fuesse con mui grande necessidad, i desta no a
de ser cada uno juez, sino consultarla con su confesor.
[37] El quarto es honrar padre i madre. La substancia deste mandamiento
es honrar (no sólo de palabra i reverencia exterior) a los padres, sino acudiéndoles
con todo lo que pudiere i tuviere necessidad. Aquí se encierra también la honra
que a todos los parientes se a de dar de la manera declarada, a cada uno según el
grado de parentesco; también se encierra aquí la reverencia que se deve a los
superiores, assí espirituales, prelados, sacerdotes, religiosos, como seglares, reyes,
señores, juezes, &c.
314 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[38] El quinto es no matar. La substancia deste mandamiento es no hazer mal


con violencia a nuestro próximo, ni de muerte, ni de herida, ni palos, ni puñalada, ni
otro qualquier mal corporal.
[39] El sexto es no fornicar. La substancia deste mandamiento es que
qualquiera obra lasciva i deshonesta con qualquiera muger que no sea la propia con
quien esté casado es de suyo peccado mortal, i será más grave quanto fuere la
persona que pecca o con quien pecca de más perfecto estado o dignidad.
[40] El séptimo es no hurtar. La substancia deste mandamiento es que todo
aquello que uno tuviere, que sabe de cierto que no es suyo, por qualquier vía que lo
aya avido, pecca si lo tiene i no lo restituye lo más presto que pueda. I si tuviere duda
si es suyo o no, infórmese de quien lo sabe i consulte letrados, i siga lo que le dixeren
los hombres doctos i tenidos por tales. Lo mismo a de hazer quando uviere
offendido a algún próximo con palabra afrentosa o infamándole, como se dirá en el
mandamiento que se sigue.
[41] El octavo es no levantar falso testimonio ni mentir. La segunda parte, que
es no mentir, clara está. La substancia de la primera, que es no levantar falso
testimonio, es gravíssima, i para esto se ha de saber que de dos maneras se quita la
honra al próximo: Una, diziendo dél lo que no ai, i otra diziendo lo que ai i está
secreto; i la una i la otra es peccado mortal. I contra este mandamiento, en la primera,
que es levantar un falso testimonio (fuera del peccado gravíssimo que se comete), ai
obligación a restituir i dezir quien lo levantó claramente que mintió. La segunda, es
también mui grave peccado mortal i que se usa mucho entre chritianos, que les
parece que no diziendo mentira no peccan ni tienen obligación a restituir, siendo mui
gran peccado i aviendo obligación a restituir, i aún en alguna manera es más grave
que la primera por aver mayor difficultad en la restitución. Otros ai que creen que
peccan, mas que no tienen obligación a restituir quando infaman, diziendo la verdad.
Otros ai que, quando infaman, dizen yo no lo sé, mas dízenlo por mui cierto. También
esto es peccado mortal, con obligación de restituir por la vía que fuere possible.
Finalmente, para la restitución, assí de la primera manera como desta segunda de
infamar, quien tuviere obligación a restituir haga lo que confessor le obligare.
[42] En todos estos ocho mandamientos se advierten dos cosas, una, que
aunque hazer contra ellos de suyo es peccado mortal, mas muchas veces no lo es
sino venial, como hurtar una cosa mui poca no es más que peccado venial. Otra, que
aunque en éstos no se ponen más que las obras, también se prohiben i de la misma
manera los pensamientos i las palabras, como en el séptimo se prohibe el dessear
hurtar, i en el sexto se prohiben los malos i deshonestos desseos i palabras
deshonestas.
[43] El nono, no dessear la muger agena. Este mandamiento i el dézimo, que
es no dessear los bienes agenos, aunque son de los desseos, se ponen por sí, porque
quando Dios los puso en el desierto, los puso a los judíos que no tenían por peccado
más de la obra, a lo menos en el desseo no creyan que lo avía. El dessear los bienes
agenos se entiende o pesándole que los tenga el próximo o traçando cómo
quitárselos para que sea peccado. En estos dos también puede aver peccados que no
sean más que veniales.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 315

Mandamientos de la Iglesia.
[44] El primero de los mandamientos de la sancta Madre Iglesia es oír missa
entera todos los Domingos i fiestas de guardar. La substancia deste mandamiento es
que se ha de oír missa (los tales días) entera, desde que el sacerdote comiença hasta
que todo se acabe; i no es menester oír las palabras que el sacerdote dize, basta
assistir, no distrayéndose de propósito notablemente. El que oyere la mayor parte de
la missa de manera que sea poco lo que le faltare, como si oye desde la Epístola o
dexa de oírla en acabando de consumir, cumplirá con el precepto i no peccará
mortalmente, mas peccará venialmente porque no la oye entera; i lo mismo será
quando se destraxere poco, aunque sea de propósito.
[45] El segundo, que es confessar una vez por la Quaresma o antes, si a o
espera aver peligro de muerte o si a de comulgar, se dizen tres cosas. Una, que se ha
de confessar una vez i esto a de ser por la Quaresma. Aquí se ha de saber que el
precepto de la Iglesia no dize que sea por Quaresma, sino que sea una vez en el año,
mas que el precepto de la Comunión obliga al cabo della, dízese que el precepto de
confessar es por Quaresma, i también porque el sancto Concilio Tridentino loa i
aprueva la costumbre universal que ai de hazerlo en este sancto tiempo. I assí a los
temerosos de Dios, que se confiessan muchas vezes i aún casi cada día en el año, les
parece que es menester intención de querer cumplir con este precepto con una de
las confessiones que hazen en la Quaresma. Otra, que se a de confessar quando
tiene temor que morirá o que se verá en peligro dello, como si es muger que está en
días de parir i suele tener partos difficultosos, o si a de entrar en una batalla. La
última, que es quándo a de comulgar, se a de entender quando supiere o está en
duda que está en peccado mortal; porque quando el que quiere comulgar no le acusa
su conciencia que está en pecado mortal, hecho sufficiente examen (ni tiene duda
dello), no tiene precepto de confessarse, mas hará mui bien de hazerlo primero,
aunque no se halle con conciencia sino de sólo un peccado venial. Usalo poner assí
la Iglesia por el vulgo christiano, que acostumbra a no comulgar sino de mui tarde
en tarde, porque destos tales se puede presumir que o tendrán peccados mortales o
duda si los tienen.
[46] En el tercero, que es comulgar por Pascua Florida, se ha de saber que
desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Quasimodo (que es el primero
domingo después de Pascua) el que en uno destos quinze días no comulgare peccará
mortalmente, si no fuesse quando el confessor le ordenare que dilate la Comunión.
I a de saber que esta Comunión que está obligado por Pascua a de ser en su
parroquia i de mano de su cura, i si fuere de mano de otro a de ser con su licencia.
[47] En el quarto, que es ayunar quando lo manda la sancta Madre Iglesia, a
de saber que, en cumpliendo veinte i un años de edad, tiene obligación, so pena de
peccado mortal, a ayunar todos los días de Quaresma, fuera de los Domingos, i todas
las vigilias de ayuno i los tres días de cada una de las cuatro Témporas del año, i
abstenerse de los manjares en tales días prohibidos.
[48] El quinto. En el quinto, que es pagar diezmos i primicias, a de saber que
no sólo la Iglesia sino también Dios antiguamente mandó que, para sus ministros,
de los furctos de la tierra todos pagassen para su sustento la dézima parte. I no es
316 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mucho, que si los ministros, puestos para enseñar, les enseñan el camino del cielo i
les curan las almas, les den algo para su sustento corporal. Porque (como dize el
Apóstol) quien sirve al altar a de comer del altar. I Christo nuestro Señor dixo,
hablando de sus ministros, que bien merece el jornalero que le paguen su jornal.

Obras de Misericordia.
[49] Las obras de Misericordia (que todas son mui claras) sepa el christiano
que, aunque son i se llaman de misericordia, se offrecerán muchos casos en que
peque mortalmente si no las cumple; i desto será regla general que, padeciendo el
próximo grave necessidad i pudiendo remediarle, tiene obligación so pena de
peccado mortal a hazerlo, i quándo i cómo está obligado, consulte a su confessor o
algún hombre docto; mas no aviendo grave necessidad, todo lo que se hiziere será
de grande merecimiento con Dios.
[50] Lo que queda dicho es lo que todos los christianos tienen obligación a
creer, mas fuera de la obligación que cada uno tiene a saber esto por ser christiano,
tiénela también a saber lo que es menester para su estado i officio, consultando con
su confessor o con otros hombres doctos quando ocurriere el caso.
Cap. IIII. Que los curas i sacristanes enseñen la doctrina christiana
[1] I porque el fundamento para salvar nuestras almas es nuestra sancta Fe
Cathólica, que (como dicho es) se contiene en la doctrina christiana que está
referida, en la qual conviene que los cathólicos i fieles christianos sean instruidos
i doctrinados para que sepan lo que firmemente deven creer i tener, según lo
manda Dios i lo tiene nuestra madre sancta Iglesia. Por tanto, conformándonos
con lo que acerca desto dispone el sancto Concilio Tridentino, ordenamos i
mandamos [al margen: Cardenales don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño] a
todos los curas deste Arçobispado que cada uno en su semana enseñe la dicha
doctrina a sus feligreses i parroquianos todos los domingos i fiestas de guardar en
la missa mayor al tiempo que se le señalare (no aviendo aquel día otro sermón),
declarándola conforme a lo que está dicho en el capítulo precedente o como cada
uno mejor supiere; de manera que lo que no se pudiere dezir ni declarar en un
domingo o fiesta se declare en otro siguiente, so pena de quatro reales por cada
vez que se dexare de dezir, aplicados la mitad para pobres i la otra mitad para la
fábrica de la iglesia, i que no ayan parte de la offrenda i se acrezca a los demás
servidores de las dichas parroquias. I assí mismo mandamos que los sacristanes,
dende el primer domingo de Adviento hasta la dominica in Passione, todos los
domingos, una hora después de medio día, hagan tañer la campana cada uno en
su parroquia, para que los parroquianos se junten i los niños, criados i esclavos de
la parroquia i les enseñen la doctrina christiana, so pena de dos reales a cada
sacristán (por cada vez que la dexare de dezir i enseñar), aplicados para la lumbre
del Santíssimo Sacramento, los quales se los desquenten de su salario los
mayordomos. I mandamos que nuestros visitadores les señalen salarios a cada uno
a costa de la fábrica de la Iglesia donde fuere sacristán por el trabajo que a de tener
en la dezir, excepto si este salario se uviesse hasta agora acostumbrado de pagar
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 317

de otra parte. I los vicarios i curas exhorten a los dichos parroquianos vayan i
envíen a oírla a sus hijos, criados i esclavos. I enseñarán assí mismo los dichos
sacristanes la doctrina los demás domingos del año, al tiempo i hora que nuestros
visitadores les señalaren. I porque con mayor devoción los fieles la vayan a oír,
otorgamos a cada uno que la oyere (quando se dixere en la iglesia después de
comer) por cada vez quarenta días de perdón. I los curas publiquen i lean esta
nuestra constitución en las iglesias a sus feligreses dos vezes en cada un año,
quando se leyeren las cartas generales, so pena de quatro reales para la fábrica de
la iglesia por cada vez que la dexaren de leer.
[2] Assí mismo queremos que las penas puestas a los beneficiados, assí en
este capítulo como en otros desta Synodo, se apliquen a las fábricas de las iglesias,
salvo si las fábricas tocassen a nuestra provisión, porque entonces se avrían de
aplicar a los pobres o lugares píos.
[3] Iten declaramos que por las cosas que se han establecido, assí en la
constitución de arriba como en todas las otras desta Synodo, en ninguna manera se
infiera perjuizio alguno a los litis pendientes en la Rota de Su Santidad entre nos i
los beneficiados i el Cabildo.
Cap.V. Que, en teniendo uso de razón, sepan la doctrina christiana, so pena de
peccado mortal, i para ello se hagan las diligencias en este capítulo
contenidas
[1] Todas las personas de qualquier estado i condición que sean, en llegando
a tener el varón catorze i la muger doze años i antes (si antes tuvieren uso de
razón), están obligados, so pena de peccado mortal, a aprender la doctrina
christiana, a lo menos la oración del Pater noster, Credo o los Artículos de la Fe i los
Mandamientos de la Lei de Dios i de la Iglesia i Sacramentos della. I porque avemos
sido informados [al margen: Cardenal D. Fernando Niño] que es grande la ignorancia
que en cosa tan importante como ésta ai, S.S.A.2, exhortamos i encargamos la
conciencia a los padres i padrinos, que tienen obligación enseñársela, que procuren
que la sepan, acordándose que han de dar mui estrecha quenta a nuestro Señor el
día del juizio del descuido que en esto tuvieron. I a los curas i confessores
mandamos sepan de los penitentes que vinieren a confessarse con ellos antes (que
los oigan de confessión) si la saben; i a los que no la supieren, no los confiessen o
dificulten el confessarlos i absolverlos, como entendieren que más conviene al
servicio de nuestro Señor i bien de las almas de los dichos penitentes; i lo mismo
hagan con los padres i padrinos si fuesen negligentes en enseñársela. I para que se
sepa esto, mandamos a los dichos confessores que, entre las preguntas generales
que están obligados a hazer a sus penitentes antes de confessarlos, sea a los que
tuvieren hijos o uvieren sido padrinos, si han cumplido i cumplen con esta
obligación. I para que sepan la que tienen, mandamos assí mismo a los curas que,
en acabando de celebrar el Sacramento del bautismo, se la declaren clara i
distintamente i de suerte que en ninguna manera puedan pretender ignorancia

2 Iniciales de Sancta Synodo approbante.


318 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

della, so pena de dos ducados por cada vez que lo dexaren de hazer, la mitad para
la fábrica i la otra mitad para los pobres de la parroquia, lo qual mandamos a
nuestros visitadores executen irremissiblemente.
Cap. VI. De lo que los curas han de declarar al pueblo acerca de los
Sacramentos y Artículos de la Fe
[1] I para que los fieles lleguen con mayor reverencia i devoción a recibir los
sanctos Sacramentos [al margen: Tred. ses. 24, c. 7, de reformatione], tengan cuidado
los dichos curas de declararles su virtud i utilidad, uso i necessidad, assí al tiempo
que los administraren como algunos domingos i fiestas que les pareciere más a
propósito. I assí mismo les declaren los artículos de nuestra santa Fe Cathólica,
aplicando el Evangelio aquel día (quando se pudiere hazer) a un Sacramento o
artículo por la orden del Cathecismo de nuestro mui S. Padre el Papa Pío V, de felice
recordación, procurando assentar su doctrina en los coraçones de los oyentes e
instituirlos en la Lei del Señor, pospuestas questiones i palabras inútiles. I para esto
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que cada uno de los dichos
curas tenga el dicho Cathecismo i los demás libros que convengan a su officio, i
nuestros visitadores vean i se informen cómo se cumple todo lo susodicho i nos
avisen i den dello relación.
Cap. VII. Que se cumpla con lo contenido en el capítulo precedente, con
declarar la letra del Evangelio i algo de la doctrina
[1] Porque la experiencia nos enseña que la constitución precedente tiene
mucha difficultad en guardarse, porque aunque ai algunos curas que son letrados i
pueden mui bien hazer lo que en ella se dize, a los quales exhortamos y encargamos
[al margen: Cardenal don Fernando Niño] guarden i cumplan lo que en ella se
contiene, ai otros (lo qual referimos con gran dolor de nuestra alma) que saben poco;
i por ser el estipendio que hasta aquí han tenido tan tenue, no se han hallado ni
hallan personas de más sufficiencia para el dicho ministerio i, para quitar escrúpulos
i ocassión de que los visitadores no les molesten, diziendo que no guardan la dicha
constitución, S.S.A., declaramos que cumplan con ella con explicar los días que en
ella se manda el Evangelio i enseñar i declara la doctrina christiana, conforme a la
instrución contenida en el capítulo tercero deste título.
Cap. VIII. De lo que los predicadores han de enseñar en los sermones que
hizieren
[1] Desseando (como es razón) que nuestros súbditos sean en todo
aprovechados i por falta de doctrina no dexen de conseguir el premio eterno que
Dios tiene aparejado para los que le aman, i conociendo de quánta importancia es
para esto la fuerça de la divina palabra, exortamos i mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] a todos los predicadores que, teniendo delante de los ojos las
grandes obligaciones de su officio i la rigurosa quenta que de la execución dél se les
a de pedir, procuren en sus sermones seguir las doctrinas más comunes i recebidas
i admitidas de los sanctos i más llegados a los sanctos Concilios i sagrados cánones,
apartándose de novedades i doctrinas peligrosas i de curiossidades que no van
encaminadas al provecho de las almas, siguiendo el consejo que el apóstol san Pablo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 319

da a su dicípulo Timotheo [al margen: 2 Ad Thim. 2]: Stultas autem, & sine disciplina
quaestiones devita, exortando a los fieles a la virtud, reprehendiendo con rigor los
vicios i peccados. En particular el grande abuso que ai de los juramentos, el poco
respeto que se tiene al nombre de Dios, los logros, usuras, juegos i peccados de la
carne i todos los demás vicios que tan estragada tienen la república christiana. I
porque nos consta de la grande ignorancia que en lo más del pueblo ai en los
misterios i cosas de nuestra sagrada religión, que tanto les importa saber, S.S.A.,
ordenamos i mandamos a los dichos predicadores que, demás de la obligación que
el sagrado Concilio de Trento les pone de explicar al pueblo los principales misterios
de nuestra Fe en los días que la Iglesia los celebra, sean obligados de aquí adelante
en todos los sermones que en Adviento i Quaresma predicaren explicar al auditorio
un Artículo de Fe o uno de los Mandamientos de la Lei de Dios o de su Iglesia o otra
cosa de la doctrina christiana o de la disposición que se ha de tener para recibir los
Sacramentos, para que desta suerte el pueblo se vaya aprovechando i desterrándose
la ignorancia tan perniciosa como la que ai; que, demás del premio que Dios les dará
a los que assí lo hizieren, les concedemos los cien días de indulgencia, que por
autoridad apostólica podemos conceder, por cada vez que lo hizieren.
Cap. IX. Que en los sermones no se digan gracias ni cosas deshonestas, que
provoquen al pueblo a peccar
[1] I porque somos informados [al margen: Cardenal D. Fernando Niño] que en
algunas iglesias de nuestro Arçobispado algunos predicadores, assí seculares como
religiosos (con poco temor de Dios y menosprecio del hábito que traen y officio que
exercitan) en algunas fiestas del año i particularmente el día de Pascua de
Resurrección, después de aver predicado (i aún lo que peor es) en medio del sermón,
sueles dezir algunas gracias i quentos deshonestos i suzios i hazen algunas otras cosas
mui indecentes i indignas de aquel lugar i de la veneración de tan gran fiesta como la
que aquel día celebra la Iglesia, con que mueven el pueblo a risa i le inducen a peccar
i offender gravemente a nuestro Señor y, desseando, cómo devemos, poner remedio
en cosa tan abominable i extirpar de todo punto una tan perniciosa costumbre o, por
mejor dezir, corruptela, S.S.A. ordenamos i mandamos, so pena de excomunión maior
latae sentientiae, que ningún predicador de qualquier estado, calidad i condición que
sea se atreva a hazer de aquí adelante cosa semejante, con apercibimiento que le
hazemos que, demás del peccado i offensa grande que harán a nuestro Señor,
procederemos a castigarle con sumo rigor; y del mismo usaremos contra los vicarios,
beneficiados i curas que lo supieren i no nos dieren luego aviso dello. I encargamos la
conciencia a nuestros visitadores que mui en particular se informen en las visitas que
hizieren desto i nos den particular relación de lo que hallaren.
Cap. X. De la instrucción para los moriscos
[1] Porque por el levantamiento de los moriscos del Reino de Granada se han
repartido por el Reino i mucha parte dellos viven en este Arçobispado i nos conviene
como a prelado suyo dar orden como sean doctrinados i enseñados i se confiessen i
oigan missa i se tenga particular quenta dellos, acordamos [al margen: Arçobispo don
Christóval de Rojas] dar orden como mejor lo susodicho se haga i para ello se guarde
la instrución siguiente:
320 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[2] Los curas, cada uno en su lugar o parroquia, harán un padrón de todos los
moriscos, assí libres como esclavos, niños i mugeres, poniéndolos por sus nombres,
i calles i casas donde viven.
[3] El vicario o cura más antiguo del lugar (para que mejor i más
cómodamente puedan ser instruidos) señalará a los mismos moriscos una iglesia o
hermita o hospital, adonde los domingos i fiestas ocurran todos a oír missa.
[4] Iten, porque los curas particularmente no podrán assistir, por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los Sacramentos, a enseñar
estos dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente, el qual les dirá missa en la
dicha iglesia i tendrá un padrón de los tales moriscos para llamarlos por sus
nombres. I en la ciudad o villa donde en una iglesia no cupieren, podrán nombrar
dos iglesias o dos clérigos o más, conforme a la necessidad; el qual clérigo les
enseñará al tiempo de offrecer la doctrina christiana, declarándosela i dándosela a
entender, pidiéndoles quenta en particular a los que les pareciere della, para que
mejor la deprendan i la vayan sabiendo.
[5] Iten, para el sustento del dicho clérigo cada morisco, hombre o muger,
dará de offrenda i limosna un maravedí. I mandamos al colector o al vicario o cura
del tal lugar dé a los tales clérigos las missas que tuvieren necessidad para dezir i con
gratificación de mejor pitança.
[6] Iten, a los que faltaren de venir a oír missa a la dicha iglesia se les llevará
de pena, la primera vez ocho maravedís i la segunda medio real i la tercera vez se
doblen las penas, i el vicario o cura los pueda castigar conforme a su rebeldía i
descuido. La mitad de la pena llevará el dicho cura o clérigo que les dixere missa i
la otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere, el qual dicho
executor assista los domingos i días de fiesta en la dicha iglesia i lo nombre el dicho
vicario i, donde no lo uviere, el cura, i tenga cuidado que los susodichos vengan a
oír missa.
[7] I adviértese a los vicarios o curas o clérigos, que tuvieren cargo de las
iglesias de los dichos moriscos, no les den licencia que oigan missa en otra parte, si
no fuere en la dicha iglesia.
[8] Iten se advierte que en los lugares, donde no uviere más de un clérigo,
vicario o cura, donde uviere moriscos, que en la misma parroquia oigan missa i les
enseñe i tome quenta después de dicha missa de la doctrina christiana.
[9] Iten, tendrá cuidado que los dichos moriscos confiessen las Quaresmas, i
hará con ello la instancia possible para que lo hagan.
[10] Iten, de los moriscos cautivos tendrá también dellos padrón, i los
encarguen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oigan missa i confiessen i
sepan la doctrina christiana; i al postrero domingo del mes irán los cautivos a la tal
iglesia a dar quenta dónde han oído missa i tomárseles a quenta dello i de cómo
saben la doctrina christiana. I, si uviere algún morisco libre o esclavo que tuviere
buenas costumbres i estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona i
embiarnos a su parecer i, si se le deve administrar el Santíssimo Sacramento del
altar, porque con su parecer i relación proveeremos lo que convenga.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 321

[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber
cómo viven i no les consentirá que hablen la lengua arábiga, ni que la enseñen a
los niños; i procurará de que los susodichos no vivan muchos juntos, ni que hagan
juntas entre ellos, porque desta manera olvidarán su lengua i costumbre que
tenían, i assí irán recibiendo los preceptos de nuestra santa Fe Cathólica. I
procuren de darnos aviso de qué manera se aprovechan, teniendo en todo el
cuidado que conviene, que nos ternemos cuidado de gratificarlos i darles contento
en lo que se offreciere.
Cap. XI. Que trata de la misma instrucción
[1] Para que mejor se guarde lo contenido en la constitución próxima del
señor Arçobispo don Christóval de Rojas, nuestro predecessor de buena memoria,
conviene [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que no sólo los curas de las
iglesias, donde son parroquianos los dichos moriscos, i los clérigos diputados para
que les digan missa tengan cada uno el padrón dellos, conforme a la dicha
constitución, sino también los alguaziles executores, a cuyo cargo está el hazerlos
venir a missa i penar a los que no vinieren, los cuales dichos curas, clérigos,
diputados i alguaziles de dos en dos meses se junten i visiten todos los moriscos de
los padrones que tienen, para que vean los que se han muerto o ausentado i los que
de nuevo an venido al lugar o parroquia, porque ai muchos que vienen de fuera i se
están sin empadronar; i a todos, grandes i pequeños, los ponga cada uno en su lista
i padrón, para que desta manera tengan dellos el cuidado que les está repartido i
mandado.
[2] Iten, los dichos curas tengan especial cuidado de administrar a los dichos
moriscos los ecclesiásticos Sacramentos, mayormente el del bautismo a los niños i el
de la penitencia a los adultos que uvieren llegado a los años de discreción,
haziéndoles que se confiessen en la Quaresma i traigan cédula de confessión. I en
cada año sean los dichos curas obligados a traer los padrones a nuestro Provisor i
darle relación de los que no uvieren confessado i cumplido con el precepto de la
Iglesia, como se les manda en el título De officio rectoris.
[3] Otrosí, para que los dichos moriscos no falten de oír missa entera los
domingos i fiestas de guardar, conviene que los dichos alguaziles i executores
assistan desde el principio de la missa a las puertas de las iglesias i hospitales, que
les están señalados para oírla, i vean los que no vienen al tiempo que son obligados
i les lleuen las penas conforme a lo dispuesto en la dicha constitución del dicho
Arçobispo don Christóval, las quales dichas penas paguen luego allí en la iglesia los
que uvieren faltado, para que desta manera se avergüencen i tengan cuidado de ir a
missa a tiempo i cesse la ocasión de cohechos, que avría en ir los dichos alguaziles a
cobrar las penas a sus casas de los moriscos; i quando algún morisco faltare tres i
quatro vezes, se dé noticia a nuestro Provisor para que lo castigue.
[4] Tengan los dichos curas, clérigos, diputados i alguaziles mucho cuidado
con los moriscos, que están i moran en las güertas, heredades i cortijos, para que
oigan missa i se les administren los Sacramentos, porque nos han avisado que en
esto ai falta.
322 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[5] Iten, los clérigos que los curas diputaren de aquí adelante para que digan
missa a los dichos moriscos, pudiéndose hazer cómodamente, sean de la misma
parroquia, porque de lo contrario resultan inconvenientes.
[6] Iten, los dichos curas i clérigos no consientan que los moriscos tengan ni
lean libros ni otras escrituras en lengua arábiga, ni hablen la dicha lengua en sus
casas ni fuera dellas, ni escrivan en ella, ni hagan bodas, bailes, çambras, leilas,
cánticos, músicas i banos que por las leyes destos Reinos les son prohibidos; i, si los
dichos moriscos hizieren lo contrario, den aviso a nuestro Provisor para que los
castigue.
[7] Ningún morisco se pueda mudar de una parroquia a otra sin llevar cédula
del proprio cura para el otro donde se muda, para que se notifique a los clérigos
diputados i alguaziles de una i otra parroquia, i los de la parroquia de adonde
salieron los quiten de sus listas, i los adonde se mudaron los empadronen; i, si algún
morisco se passare a otra parroquia sin la dicha licencia, como dicho es, den los
dichos curas i clérigos aviso a nuestro Provisor para que lo castigue.
[8] Sepan los dichos curas los moriscos que no han recebido el sancto
Sacramento de la confirmación, i los que hallaren no lo aver recebido procuren que
se confirmen i lleven a confirmar a sus hijos que tuvieren uso de razón, haziéndoles
que confiessen primero sus peccados i exhortándoles a que ayunen i hagan obras
pías i se preparen como conviene para aver de recebir este Sacramento.
[9] Quando los dichos curas bautizaren a hijos de moriscos o esclavos,
escrivan en los libros de bautizados los nombres de sus padres con la calidad de que
son moriscos o esclavos, so pena de excomunión mayor a cada uno i de un ducado
para los pobres de la parroquia. I lo mismo guarden i cumplan quando dieren algún
testimonio de cómo los susodichos están bautizados.
[10] Los padrinos de los moriscos que se bautizaren sean chritianos viejos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], i los curas no admitan otros, so pena de quatro
reales por cada vez que lo contrario hizieren para los pobres de la parroquia.
[11] Los padres sean obligados [al margen: Idem] a llevar a bautizar a sus
parroquias sus hijos dentro de ocho días después que nacieren, si no fuere estando
el niño enfermo i constando por dicho de médico que sin peligro no le pueden llevar
ni sacar de casa; i en este caso admitimos que lo pueda bautizar en casa algún
sacerdote, si lo uviere, i si no otra persona, como no sea morisco. I, cessando la
enfermedad, lo más presto que fuere possible lo lleven a la iglesia a recebir el olio i
crisma, so pena de un ducado al que no lo cumpliere, i los curas darán quenta de lo
que sucediere a nuestro Provisor para que los castigue con más rigor.
[12] I porque los niños en su educación i criança deprenden i son mejor
instruidos en lo que adelante deven hazer i guardar para ser buenos christianos i
salvarse, i de lo que los moriscos con sus hijos hazen se tiene poca satisfación i,
desseando poner en alguna manera remedio en cosa tan importante, S.S.A.,
mandamos [al margen: Idem] que, en los lugares donde los uviere i principalmente
en esta ciudad de Sevilla, se señale en cada uno una escuela i nuestro Provisor
nombre un maestro, hombre de bien, de buena vida i costumbres, que les enseñe la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 323

doctrina christiana i, a los que quisieren, leer i escrivir, a quien sus padres paguen
cada mes lo que nuestro Provisor señalare; los quales sean obligados a embiar sus
hijos a las dichas escuelas desde que tengan edad de cinco años hasta que tengan
ocho, de manera que anden i vayan a ella tres años, so pena de medio real cada día
(que no fuere de fiesta) que sin justa causa los dexaren de embiar, la tercera parte
para los pobres de la parroquia, la otra parte para el maestro de la dicha escuela i la
otra para el alguazil que lo denunciare.

Tít[ulo II]. De Constitutionibus

Capit. I. Que se guarde el Concilio Tridentino i estas Constituciones i se juzgue


por ellas
[1] El Sancto Concilio Tridentino (alumbrado por el Espíritu Sancto)
sanctíssimamente diffinió muchas cosas en materias de Fe, i decretó otras utilíssimas
para la reformación de las costumbres, que están confirmadas y mandadas guardar
por la sancta Sede Apostólica. Las quales todas, S.S.A., recebimos i, con la reverencia
i acatamiento que devemos, veneramos i mandamos [al margen: Cardenal D.
Fernando Niño] a nuestros juezes juzguen por ellas i las guarden i cumplan como en
el dicho sancto Concilio Tridentino se contienen. Assí mismo mandamos guarden i
cumplan estas nuestras Constituciones i executen las penas en ellas contenidas
contra los transgressores; i declaramos por ningunas i de ningún valor i effecto las
que antes de aora hizieron nuestros predecessores, de buena memoria, que no
estuvieren insertas en las que aora avemos hecho i mandamos guardar.
Capit. II. Que no se hagan cofradías para exercicio de obra pía sin licencia del
Ordinario
[1] No se hagan cofadrías para exercicio de obra pía alguna sin licencia
nuestra [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] o de nuestro Provisor, i los
estatutos que en ella se uvieren de hazer se traigan assí mismo i presenten ante nos
o nuestro Provisor para que sean vistos i examinados, i no se use dellos sin nuestra
aprovación o suya i, de otra manera, mandamos que no sean admitidas las dichas
cofadrías en ninguna iglesia ni lugar pío, i los que contravinieren sean castigados
conforme a Derecho.
Capit. III. Que no se juren de guardar los estatutos de las cofadrías
[1] Otrosí mandamos [al margen: Idem] que no se haga estatuto en las dichas
cofadrías que el que uviere de entrar jure los estatutos i constituciones della o otra
cosa, qualquiera que sea, ni los cofadres juren lo susodicho, i a los que uvieren jurado
antes de aora les relaxamos los juramentos que uvieren hecho.
Capit. IIII. De los que han de venir a la Synodo, i cómo han de ser convocados
[1] A las Synodos Diocesanas que por nos [al margen: Idem] i nuestros
sucessores se celebraren han de venir i assistir el Deán i Cabido de nuestra sancta
Iglesia, los abades i priores de las Iglesias Colegiales i todos los demás que de Derecho
324 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

i costumbre están obligados, so las penas que se les pusieren en las cartas del edicto
convocatorio que para ello se dieren; las quales fuera desta ciudad vayan dirigidas a los
dichos abades i priores, para que junten sus cabildos, i a los vicarios, para que junte
cada uno el clero de su vicaría, i en las iglesias no sujetas a vicaría el cura más antiguo
haga lo mismo i, juntos los dichos cabildos i clero de cada vicaría i partido, nombren
las personas que deven nombrar para que vengan a la Synodo, a los quales den
poderes bastantes para el dicho efecto. I assí mismo en los dichos cabildos i juntas se
conferirán las cosas que les perecieren dignas de proponerse i remediarse en la
Synodo, i de todo se harán memoriales i se los darán a los que uvieren nombrado i
diputado para venir o nos los embiarán algunos días antes, si assí se les mandare.

Tít[ulo III]. De Rescriptis

Capit. I. Cómo han de cumplir los clérigos las cartas del Prelado i sus juezes
[1] Todos los clérigos de nuestro Arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] cumplan nuestras cartas i mandamientos i de nuestros juezes, so las penas
en ellos contenidas, demás de que serán castigados conforme a la calidad de la
inobediencia. Otrosí, los notarios (i a falta dellos los clérigos y sacristanes que fueren
requeridos) las lean, publiquen i notifiquen como les fuere mandado, i den el traslado
de las dichas cartas i notificaciones i respuestas dellas sin dilación, pagándoles sus
derechos conforme al aranzel, so las dichas penas i de pagar los daños i costas que
causaren a las partes. Pero no sean los dichos notarios, clérigos ni sacristanes
obligados a ir a hazer notificación o publicación fuera del lugar donde viven, salvo si
en el tal lugar, donde la dicha notificación se va a hazer, no uviere quien la haga.

Capit. II. Que contiene las Letras Apostólicas, de que no se ha de usar hasta ser
vistas i examinadas por el Ordinario
[1] El Sancto Concilio Tridentino santamente estatuyó [al margen: Idem. Trid.
sess. 6, c. 2, De reformatione] que fuesen vistos y examinados por los Ordinarios, primero
que dellos se usasse, los rescriptos i letras apostólicas de dispensaciones temporales
para no residir, de licencias i dispensaciones concedidas a los suspensos por los
mismos Ordinarios, de sus órdenes, grados i dignidades ecclesiásticas o entredichos
para ascender a los Sacros Ordenes, aún por oculto crimen, extrajudicialmente o de
qualquier manera, i de otras qualesquier dispensaciones graciosas, comutaciones de
últimas voluntades, remissiones de delictos, de que los Ordinarios començaron a
inquirir, remissiones de penas a que los delinquentes fueron por ellos condemnados
[al margen: Trid. sess. 14, c. 1, De refor. Trid. sess. 22, c. 5 & 6, De reformat. Trid. sess. 13, c.
5, De reformat.]. Por tanto mandamos que los que uvieren impetrado e impetraren i
tuvieren las dichas letras no usen dellas en manera alguna sin que primero las traigan
i presenten ante nos o ante nuestros juezes, que para el dicho effecto serán por nos
especialmente diputados, no siendo negocio que por nos mismo se aya de hazer, para
que sean vistas i examinadas si tienen vicio de subrrepción o obrrepción, i se guarde
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 325

lo que el Derecho i derechos del dicho Sacro Concilio disponen i se provea lo que
convenga. Lo qual hagan i cumplan los susodichos, so pena de diez ducados i dos
meses de cárcel por cada vez al que lo contrario hiziere.

Tít[ulo IV]. De Consuetudine

Capit. I. De la orden que se ha de guardar en tañer el Ave María i Vísperas i a


las fiestas
[1] Porque en el tiempo de tañer el Ave María en nuestra Iglesia Metropolitana
i en las otras iglesias (assí desta ciudad como de las otras ciudades, villas i lugares de
nuestro Arçobispado i provincia) a avido alguna diversidad i confussión, mandamos
[al margen: Arçobispo don Diego Deza] que en la dicha nuestra sancta Iglesia i en todas
las otras ciudades, villas i lugares deste nuestro Arçobispado i provincia tañan a la Ave
María después del sol puesto, quando començare a escurecer; i que, en tocando el
campanario de la dicha nuestra sancta Iglesia o de las otras iglesias cathedrales la
campana del Ave María, todos los otros sacristanes de las otras iglesias inferiores le
respondan luego incontinenti, i esta orden se tenga en las otras ciudades, villas i
lugares, acudiendo a la iglesia principal. Assí mismo mandamos que se conformen en
el tañer a Vísperas con la iglesia principal, so pena de doze maravedís por cada vez
que no lo hizieren para el campanero de la iglesia principal.
[2] Otrosí mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que no se
tañan las campanas a las fiestas sino desde las primeras vísperas hasta las segundas
inclusive, como se acostumbra en la dicha nuestra sancta Iglesia Catedral.
[3] I porque, por no averse puesto en este capítulo pena a los sacristanes, no
guardan lo contenido en él i es mui grande el desorden que en esto ai, tañendo tres
i quatro i más días las campanas antes de la fiesta de algún sancto, mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante no lo hagan, so pena de
quatro ducados por cada vez que lo contrario hizieren, aplicados la tercera parte para
la fábrica de la iglesia, la otra para los pobres de la parroquia i la otra tercera parte
para el que lo denunciare, i ocho días de cárcel, la qual dicha pena nuestros iuezes i
visitadores la executen irrimissiblemente.
[4] I porque somos informados que los sacristanes (quando se lo pagan)
tañen las campanas por algunos casos particulares i extraordinarios, de que se
siguen algunos inconvenientes, mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante
no lo hagan en esta ciudad sin licencia de nuestro Provisor, i en los demás lugares
de nuestro Arçobispado sin licencia del vicario i, en su ausencia (o donde no los
uviere), el cura más antiguo, so pena de seis reales por cada vez que lo contrario
hizieren, aplicados como en el capítulo passado.
Capit. II. Del orden que a de aver en tañer el entredicho i guardarlo
[1] Iten por la adversidad i confusión que assí mismo a avido en las iglesias i
monasterios desta ciudad i Arçobispado, acerca de tañer el entredicho i guardarlo,
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante todas
326 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

las iglesias desta dicha ciudad i todos los monasterios de todas Ordenes (aunque
sean de los mendicantes) guarden el entredicho todo el tiempo que durase; i en el
tañer a él i a ponerlo i alçarlo las dichas iglesias se conformen con nuestra Iglesia
Metropolitana i que, tocando el campanero de nuestra sancta Iglesia, los sacristanes
i campaneros de las otras iglesias la respondan luego incontinenti. I en las otras
ciudades, villas i lugares de nuestro Arçobispado todas las iglesias i monasterios
guarden el entredicho como dicho es, i las dichas iglesias en el tañer a él sigan a las
iglesias colegiales adonde las uviere, i, adonde no las uviere, se conformen con las
iglesias principales donde se suelen juntar las processiones generales, so pena de un
real a cada sacristán por cada vez que en lo susodicho faltare, para el compañero de
la Iglesia principal. I para que lo susodicho mejor se cumpla, mandamos que de aquí
adelante las cartas de entredicho que nuestros juezes dieren para las ciudades, villas
i lugares de nuestro Arçobispado vayan dirigidas al vicario, donde lo uviere, i no lo
aviendo al cura más antiguo, el qual las haga notificar a la Iglesia Colegial o
principal, para que haga la señal, i las demás la sigan i hagan guardar i cumplir el
entredicho i executar la dicha pena.
[2] I porque algunas vezes sucede que, aviendo puesto nuestros juezes
entredicho i teniendo los regulares obligación de guardarlo (conforme a lo dispuesto
en el sancto Concilio Tridentino) en sus casas i monasterios, so color de algún
privilegio o indulto particular o por alguna otra causa, celebran con solemnidad,
abiertas las puertas i tañendo campanas, algunas fiestas, de que resultan algunos
inconvenientes; para remedio de los quales (conformándonos con lo que el sancto
Concilio dispone) mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante guarden i publiquen las censuras i entredichos puestos por nuestros juezes
i, quando tuvieren alguna causa para no guardarlo, (antes que los quebranten)
parezcan ante nuestro juez de la Iglesia con el indulto o privilegio apostólico que
tuvieren para que, visto por él, se provea lo que más convenga al servicio de Dios,
con apercibimiento que les hazemos que, no haziéndolo assí, procederemos contra
ellos en la forma i manera que de derecho nos fuere permitido.

Título [V]. De aetate & qualitate Ordinandorum

Capit. I. Instrucción de las cosas que se han de guardar con los que se ordenaren
[1] Mucha discreción i prudencia a de aver en admitir a los que han de ser
escogidos para la suerte del Señor [al margen: Cardenal don Fernando Niño]. I assí se
tendrá especial cuidado que en los tales, a quien se uvieren de dar Ordenes
Ecclesiásticos, concurran las calidades necessarias, precediendo el examen de la
persona i suficiencia i todo lo demás que por Derecho i decretos del Sacro Concilio
Tridentino se requiere.
[2] I para que todos los que en este nuestro Arçobispado se uvieren de
ordenar estén advertidos i prevenidos de lo que es necessario para cada Orden, i el
tiempo i edad en que lo han de recebir, lo ponderamos aquí conformándonos con lo
dispuesto por el Santo Concilio Tridentino.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 327

[3] Primeramente, los que se uvieren de ordenar de primera tonsura i de


Ordenes menores (si no fueren naturales del lugar donde las celebraremos) se
presentarán ante nos [al margen: Idem] o ante nuestro Provisor doze o quince días
antes, para que se puedan hazer las diligencias necessarias para sus Ordenes. I los
que se uvieren de ordenar de Orden Sacro [al margen: Trid. sess. 23, c. 5 & 7, De
reformat.] se presentarán un mes antes para que se dé comissión a quien uviere de
hazer la información de su edad, vida i costumbres, i para que públicamente sean
propuestos por el cura en los tres días de fiesta, después que le fuere presentado el
mandamiento i edicto del Provisor, en la missa mayor después de dicho el offertorio,
diziendo que fulano se quiere ordenar de Orden Sacro, que si alguno supiere alguna
cosa de su linage, conforme a las preguntas del interrogatorio, edad, vida i
costumbres (por donde no deve ser ordenado) lo declare ante él, exhortando a todos
que con libertad digan la verdad de lo que supieren. I demás desto los comissarios
se informarán de algunos testigos fidedignos, por el interrogatorio que se les
embiare, de lo que saben i sienten i la opinión que tienen de la vida i costumbres de
los tales ordenantes, para que se pueda averiguar la verdad en negocio de tanta
importancia.
[4] Las informaciones que se uvieren de hazer en esta ciudad (por ser los
ordenantes naturales della) las hará nuestro Provisor sin cometerlas a nadie [al
margen: Idem], i las que se uvieren de hazer fuera se cometerán siempre a los vicarios
i, donde no los uviere, al cura más antiguo, los quales harán las dichas informaciones
ante los notarios de las vicarías donde se uvieren de hazer, si por alguna causa a
nuestro Provisor no le pareciere que conviene cometerse a otro. A los quales
encargamos la conciencia que las hagan con mucha diligencia i cuidado i, pospuesto
todo odio, amor i temor, nos informen de todo lo que uvieren averiguado. I las
diligencias que uvieren hecho, juntamente con su parecer, cerradas i selladas, las
enviarán con persona de recaudo, con la menos costa que fuere possible de los
ordenantes, dirigidas a nuestra propia persona en manos de nuestro Secretario de
Cámara. Que, para que se asseguren los dichos comissarios i los testigos digan con
toda libertad lo que supieren, estando ciertos de que no se sabrá lo que dixeren i que
las informaciones se guardarán con el recato que conviene, ordenamos que se haga
assí.
[5] I porque a sucedido algunas vezes que los ordenantes piden comissión [al
margen: Idem] para hazer estas informaciones mucho tiempo antes que se celebren
las Ordenes i con ella hazen sus informaciones i, por averlas hecho antes de tiempo,
no se pueden averiguar algunos excessos que después de hecha han cometido, para
remedio de lo qual mandamos no se admitan ni tengan por bastantes para poder ser
ordenados las informaciones que se uvieren hecho antes del tiempo contenido en el
párrafo precedente, aunque se ayan hecho con comissión de nuestro Provisor y los
vicarios de officio las ayan embiado a nuestro Secretario de Cámara, sino que con
nuevos edictos se tornen a hazer otras dentro del término que está señalado.
[6] También emos sido informados que algunos de los comissarios que han
hecho estas informaciones, con poco temor de Dios i olvidados de la estrecha quenta
que desto le han de dar el día del juizio, han dexado de averiguar la verdad por
algunas cosas que los ordenantes o deudos i valedores suyos les han dado, de que
328 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

(demás de la offensa grande que hazen a Dios) resultan muchos inconvenientes.


Para remedio de los quales, S.S.A., mandamos [al margen: Idem] que de aquí
adelante para hazer las dichas informaciones, antes ni después de averlas hecho, no
reciban de los ordenantes ni de sus deudos i valedores cosa alguna, aunque sea de
comer, aunque digan que se lo dan por su trabajo, si no fuere los derechos que
nuestro Provisor les tassare, so pena de excomunión latae sententiae; i a los
ordenantes, que se averiguare aver dado alguna cosa por sí o por interposita
persona, le suspendemos, i por esta nuestra constitución le avemos ipso facto por
suspendidos por un año de la execución de la orden que en virtud de la tal
información uvieren recebido.
[7] Haránse [al margen: Idem] las dichas informaciones no solamente donde
los ordenantes actualmente residen, sino en los lugares donde son naturales i donde
de atrás han residido.
[8] Para ordenarse de primera tonsura a de ser legítimo el que se ha de
ordenar [al margen: Idem], a de estar confirmado i saber la doctrina christiana [al
margen: Trid. sess. 23, c. 4, De reformat.] i leer i escrivir, i se ha de tener dél provable
conjectura que escoge el estado ecclesiástico para servir en él a Dios i no para huir
el juizio secular, i a de aver esperança de que podrá ir adelante ascendiendo a
mayores Ordenes.
[9] Para ordenarse de menores Ordenes [al margen: Idem. Trid. ead. ses. cap. 5]
(demás de lo que atrás queda dicho en la primera tonsura) a de traer aprovación de
su vida i costumbres del cura i maestro que les uviere enseñado, i a de saber por lo
menos la legua latina.
[10] Anse de dar estas Ordenes en differentes tiempos, guardando los
intersticios que el sancto Concilio manda [al margen: Idem. Ead. ses., c. 11], si a nos
no pareciere que se puede dispensar con ellos, i procuraremos a los que no
estuvieren ocupados con estudios que sirvan conforme a sus Ordenes menores en
alguna iglesia; i a los que no truxeren testimonio de averlo dicho no los
promoveremos a mayores Ordenes.
[11] La edad para recebir la primera tonsura [al margen: Idem] a de ser
quando uno tuviere uso de razón, para que entienda la dignidad del estado a que es
admitido.
[12] I para Ordenes menores [al margen: Idem] será assí mismo la que
conviniere para el ministerio a que se obliga con ellas, pero tendremos quenta con
los que estuvieren necessitados de ser ordenados por algún beneficio o capellanía u
otro ministerio ecclesiástico, para que conforme a Derecho se cumpla con su
necessidad.
[13] El Sacro Orden de Epístola no se dará a ninguno antes de aver entrado
en los veinte i dos años [al margen: Idem. Ead. ses., c. 12], i el de Evangelio antes de
aver entrado en los veinte i tres, i el sacerdocio antes de aver entrado en los veinte
i cinco. Las quales tres Ordenes no se darán sino guardando los intervalos que
manda el sancto Concilio de Trento, si por las causas en él declaradas no nos
pareciere otra cosa.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 329

[14] Los que se ordenaren de Epístola [al margen: Idem. Ead. ses., c. 13],
(demás de lo que se ha dicho) para las menores Ordenes, han de tener mayor
aprovación de su vida i costumbres i del ministerio que han hecho, i reverencia que
han tenido a los presbíteros i ordenados de mayores Ordenes, i de la frecuencia que
han tenido del sacramento de la Comunión, que declaramos a de ser en público i en
la missa mayor los domingos i fiestas principales del año.
[15] Los que se ordenaren de Evangelio [al margen: Idem] han de saber
tanto más que los de Epístola i tener más aprovación en todo género de virtud,
quanto están más propinquos al sacerdocio, al qual ninguno será admitido de
quien no constare por su examen que puede enseñar al pueblo. I para esto a de
saber mui bien lo que toca a la administración de los Sacramentos, de que se haze
ministro, i a de ser mui aprovado en religión i costumbres christianas i honestas,
que se pueda esperar dél que hará vida exemplar i avisará a los otros que vivan
christianamente.
[16] I, en execución de lo que el sancto Cincilio de Trento ordena [al margen:
Ead. sess., c. 13], mandamos [al margen: Idem] que los subdiáconos de qualquier
calidad i condición que sean durante el año se exerciten en el ministerio de su
Orden, ministrando en la missa cantada de tercia, que en su parroquia o en otra
alguna iglesia o monasterio (a que por nos o por nuestro Provisor fueren adscritos)
se dixere, revestidos con dalmática en el altar o en la tribuna sin ella; i lo mismo
hagan los diáconos el año de sus intersticios, so pena que el que no lo hiziere i no
truxere testimonio i información bastante de averlo hecho i frequentado
públicamente el sacramento de la Comunión, en la forma i días que dicho es, no será
promovido a otra Orden hasta que de nuevo torne a hazer otro año su aprovación i
cumplan con lo que el sancto Concilio manda.
[17] I, si (lo que Dios no quiera) de las informaciones resultare que por algún
defecto en la vida i costumbres de los ordenantes alguno no aya de ser admitido a
las Ordenes que pretende, mandamos [al margen: Idem] que parezca ante nos para
que caritativamente le reprehendamos i amonestemos se enmiende, lo qual será con
mucho recato i de suerte que en ninguna manera entienda quién nos a dado noticia
de sus culpas.
[18] I, para que se examinen los susodichos ordenantes, nombraremos [al
margen: Idem. Ead. sess., c. 7] personas de ciencia i conciencia i de la mayor
satisfación que pudiéremos para que delante de nos (el tiempo que no estuviéremos
ocupados i, quando lo estuviéremos, en un aposento que para ello se señalará,
dentro de nuestro palacio arçobispal) lo examinen.
[19] A los quales les encargamos mucho [al margen: Idem] la conciencia que
con grande diligencia i rectitud lo hagan, no aprovando más de a los que
entendieren que lo merecen i tienen partes para ser admitidos i escogidos para la
suerte del Señor, acordándose de la estrecha quenta que han de dar a nuestro Señor
el día del juizio si, por algún respeto o fin particular, admitieren a alguno que no lo
merezca. I para que lo hagan assí mandamos que, luego como fueren nombrados
para el tal ministerio, juren delante de nos o de nuestro Provisor que bien i
fielmente, sin respeto ni interés alguno, lo exercitarán.
330 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[20] I si aviendo [examinado], [al margen: Idem] como cada uno de los
examinadores a de examinar a cada uno de los ordenantes, aparte i de por sí, le
reprovare, i el reprovado dixere que se turbó i pidiere lo tornen a examinar,
mandamos que lo torne a hazer otro de los examinadores que por nos o por
nuestro Provisor fuere señalado, juntamente con el que lo reprovó i, si los dos le
aprovaren, se admita i, si no se conformaren, nos den quenta dello para que
proveamos lo que convenga; i, si lo reprovaren, no sea admitido más a examen
hasta otras órdenes.
[21] Grande oprobrio es del estado i hábito ecclesiástico que ningún clérigo
de Orden Sacro mendigue i passe necessidad, i por esta razón en los sagrados
cánones (i últimamente en el sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess., 21, c.
2, De refor.]) está estatuido que ninguno se ordene de mayores Ordenes, si no fuere
a título de beneficio ecclesiástico, con que honestamente se pueda sustentar, o de
patrimonio o pensión, el qual no se pueda resignar sin expressa mención de que a
título dél fue ordenado, ni se admita la tal renunciación, si no es constando que le
queda con qué pueda vivir. I, si no tuviere beneficio, sino pensión o patriminio, los
obispos puedan ordenar a título desto a los que pareciere que conviene por
necessidad o comodidad de sus iglesias, i el tal patrimonio o pensión sea cierto, i no
se pueda extinguir la pensión ni vender ni enagenar el patrimonio. I, porque somos
informados que en esto ai muchas fraudes i engaños, S.S.A., estatuimos i mandamos
[al margen: Idem] que se guarde inviolablemente lo que el sancto Concilio manda,
so las penas en él contenidas i un año de suspensión de las Ordenes que con
semejantes títulos uviere recebido. I declaramos que el beneficio, capellanía o
pensión, a cuyo título se ha de ordenar, a de valer veinte mil maravedís, i el
patrimonio a de ser heredado i valer otro tanto, el qual no se pueda vender, donar ni
enagenar sin licencia nuestra, aunque se diga que tiene beneficio o capellanía con
que cómodamente se puede sustentar, so pena que la venta o enagenación sea en sí
ninguna. I assí mismo mandamos que la pensión, a cuyo título fuere ordenado, no
se pueda casar ni extinguir sin la dicha nuestra licencia.
[22] El sancto Concilio Tridentino (alumbrado por el Espíritu Sancto)
sanctíssimamente decretó [al margen: Trid. sess., 23, c. 4 & 6, De reformat.] que
ninguno fuesse ordenado de primera tonsura si no fuesse de quien se tuviesse
provable conjetura de que no recibía la dicha Orden para exemptarse i defraudar la
jurisdición seglar, ni tampoco fuesse ordenado el que no endereçasse todas sus
acciones quasi in via ad maiores Ordines suscipiendos, i el que con otro intento lo
hiziesse no gozasse del privilegio del fuero. I, porque ai muchas personas en este
arçobispado que, dotando una capellanía de sus propios bienes i hazienda, se
ordenan a título della sin pensamiento de ordenarse de otras Ordenes ni passar
adelante en el culto i ministerio ecclesiástico, lo qual (demás de ser contra la
intención del sancto Concilio Tridentino) redunda en gran perjuizio de las rentas,
pechos i derechos a Su Magestad devidos i pertenecientes, para remedio de lo qual,
S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante los que se
ordenaren de primera tonsura a título de alguna capellanía que ellos mismos
dotaren, por el mismo hecho que dentro de tres años no se ordenaren de otras
Ordenes (teniendo edad para ella) sean privados de la tal capellanía i pierdan el
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 331

privilegio del fuero. I respeto de las demás exempciones i libertades, sean avidos i
reputados como si fueran meramente seglares, pues es evidente presumpción que,
pues no toman más Ordenes que aquélla, lo hizieron por defraudar la jurisdición
seglar i dexar de pagar lo que deven.
Capit. II [Otros requisitos que se han de exigir a los ordenantes]3
No admitan nuestros visitadores [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
al que no supiere cantar canto llano i rezar el officio divino; i al que fuere ordenado
de presbytero nuestro Provisor no le dé licencia para dezir missa sin que por examen
conste que está bien instructo en las ceremonias. I el que truxere cartas, presentes o
intercessor para pedir Ordenes o reverendas no sea admitido por aquella vez.
Capit. III. De los derechos que se han de llevar por los títulos de las Ordenes i
reverendas
Nuestro secretario o notario [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid.
sess., 21, c.1, De refor.], ante quien passaren las Ordenes, no lleve derechos algunos
por las cartas i títulos dellas, ni por letras dimissorias i reverendas, excepto si el
notario no llevare salario por exercer su officio, poque en tal caso puede llevar la
dézima parte de un escudo de oro, no siendo en parte donde se aya acostumbrado
a no llevar cosa alguna.
Capit. IIII [Penas de los que llevan derechos indebidos]
I por ser lo contenido en este capítulo de tan grande importancia como es, i
aver sido informados que por no tener pena no se ha guardado i que se han llevado
algunos derechos de los títulos de las Ordenes i letras dimissorias que avemos dado,
i deseando poner el remedio que conviene, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que de aquí adelante no lleve el notario o persona ante quien
passaren las dichas Ordenes (que nos o el obispo que nos señalaremos hiziere) más
que lo que el sancto Concilio Tridentino permite i esta constitución le da, so pena de
excomunión mayor i que todo lo que llevare de más en conciencia no lo haga suyo i
tenga obligación a restituirlo, sobre que encargamos la conciencia a nuestros juezes
para que con mucho rigor lo executen.
Capit. V. Que a las Ordenes mendicantes no se lleven derechos
I porque, conforme a lo dispuesto i determinado en Derecho i leyes destos
Reinos, a las Ordenes mendicantes i pobres (que llaman de solemnidad) quando
litigan no se les llevan derechos, mandamos [al margen: Idem] a nuestro secretario
o notario ante quien passaren las dichas Ordenes no lleven aún la dézima parte
de un escudo de oro que, conforme al Concilio i esta constitución, pueden llevar,
sino que les den sus títulos de valde i sin pagar derechos algunos, que nos les
gratificaremos por otra parte el trabajo que en despacharlos tuvieren. I, si contra
lo dispuesto en este capítulo llevaren algo, mandamos que lo restituyan con el
doblo.

3 Los títulos, tanto de este capítulo como del IV, tomados de la edición de 1862.
332 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Título [VI]. De Sacra Vnctione

Capit. I. De quándo se ha de embiar por los Sanctos Oleos i Crisma, i cómo se


ha de llevar
Los vicarios de nuestro arçobispado [al margen: Cardenales don Rodrigo de
Castro i don Fernando Niño] i, en las iglesias no sujetas a vicaría, el cura más antiguo
vengan en cada un año desde el día de la Cena del Señor con la brevedad possible por
los sanctos óleos i crisma, de suerte que a lo más largo para el Domingo de Quasimodo
los ayan llevado cada uno a su iglesia, los quales se les darán en la sacristía desta sancta
iglesia, i, si no pudieren venir por sus personas, embíen clérigos de Orden sacro; lo
qual hagan los susodichos, so pena de mil maravedís al que no viniere o embiare, la
mitad para obras pías i la otra mitad para los sacristanes mayores desta nuestra santa
iglesia, los quales, so la dicha pena, no den los dichos sanctos óleos i crisma a los que
no fueren clérigos de Orden sacro, como dicho es. I los curas de cada partido (después
que los dichos vicarios i curas uvieren llevado los dichos sanctos óleos i crisma) vayan
o embíen clérigo de Orden sacro por ellos para sus iglesias, so pena de quinientos
maravedís al que no lo hiziere, aplicados para la fábrica de cada una iglesia donde se
hiziere la falta. Iten, los que llevaren los dichos sanctos óleos i crisma los lleven con la
reverencia que conviene i, si durmieren o pararen en el camino en algún lugar, los
lleven a la iglesia dél, donde estén hasta que los susodichos se ayan de ir.
Capit. II. De cómo se ha de renovar el Oleo cathecumenorum & infirmorum
Tengan quenta los curas [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] con
renovar el óleo cathecumenorum & infirmorum i el crisma a menudo i siempre en
menor cantidad que la que tiene, echando menos azeite que ai óleo; i, si sobrare óleo
o crisma anexo quando viniere el nuevo, derrámese en la capilla del baptismo o
quémese allí. I adviertan que desde el Jueves de la Cena en adelante no han de usar
del crisma ni óleo cathecumenorum anexo en el baptismo, ni para poner en el agua de
la pila el Sábado de la Pasqua de Resurreción, so pena que serán castigados
conforme a Derecho; pero a los enfermos que estuvieren en peligro de muerte antes
que se traiga el óleo infirmorum nuevo se les podrá dar la Sacra Vnción con el viejo,
que para este efecto se guardará hasta que venga el nuevo.
Capit. III. En qué tiempo i edad se ha de administrar este Santo Sacramento.
Iten han de tener quenta los curas [al margen: Cardenales don Rodrigo de
Castro i don Fernando Niño] de administrar el sacramento de la Extrema Vnción a los
enfermos que estuvieren en peligro de muerte, i no aguarden a que lleguen a tanto
extremo que les falte el entendimiento. Quanto a la edad que han de tener los que
reciben este sacramento, la regla sea que se administre a los que fueren capaces del
de la penitencia i de absolución sacramental.

Capit. IIII. El hábito i compostura que a de llevar el sacerdote quando fuere a


administrar este Sacramento.
Ase de llevar i administrar este sacramento [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] con la decencia i reverencia que se deve. Vaya el sacerdote que lo llevare
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 333

revestido con sobrepelliz i estola, acompañado de otros sacerdotes i ministros de la


iglesia i legos que uviere, lleve cruz, lumbre i agua bendita, i en sus manos el óleo
infirmorum, diziendo solo o alternadamente con los clérigos i ministros (si los uviere)
el psalmo Miserere mei.
Capit. V. Que en caso de extrema necessidad, cualquier sacerdote pueda
administrar este Sacramento, aunque no tenga licencia para administrar
I porque algunas vezes sucede que, por faltar de la iglesia o del lugar el cura i
algún otro sacerdote que tenga licencia nuestra para administrar los sacramentos, los
enfermos se mueren sin recebir éste ni conseguir la gracia que en él se da en gran
daño de sus almas, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando
sucediere caso de necessidad, qualquier sacerdote pueda administrar este
sacramento, aunque no tenga para ello especial licencia nuestra, que nos por la
presente se la damos para ello. I, para que lo puedan hazer, mandamos a los curas
que, quando se ausentaren, dexen las llaves de la parte donde estén las crismas en
algún lugar cierto i seguro.
Capit.VI. Que no se dexen de dezir todos los psalmos i letanías que el manual
manda, si no fuere en los casos aquí contenidos
Con ocasión de la peste, que en esta ciudad i arçobispado los años passados
a avido, somos informados que los curas han dexado de dezir algunos de los
psalmos, oraciones i letanías i de hazer las ceremonias que el Manual manda que
se hagan en la administración deste sacramento, contentándose con ungir al
enfermo (que es lo que dizen es de substancia), en lo qual faltan a su obligación i
defraudan i privan a los enfermos de tan sanctas oraciones como la Iglesia tiene
determinado que se digan en él. I para remediar esto, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante los curas en la
administración deste Sacramento guarden todas las ceremonias que el Manual
manda guardar i digan todos los psalmos i letanías sin dexar de dezir ninguna
dellas, so pena de quatro ducados, la mitad para la fábrica i la otra mitad para los
pobres de la parroquia, si no fuere quando (lo que Dios no permita) uviere peste o
quando visiblemente se teme que, si se detiene en ungir al enfermo, se podrá
morir, que en este segundo caso mandamos que le unxa primero i depués diga
todos los psalmos, oraciones i letanía junto.

Tít[ulo VII]. De Filiis Praesbyterorum

Capit. I. Que ningún clérigo tenga dentro de su casa ni se sirva de sus hijos
illegítimos
A nuestro pastoral officio incumbe assí castigar la incontinencia de los
clérigos como remover la memoria i públicos testimonios della, para que ni Dios,
nuestro Señor, se offenda ni el pueblo (a quien deven ser ejemplo) se escandalize.
Por ende mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que ningún clérigo
secular ni regular de nuestro arçobispado tenga ni se sirva en su casa ni acompañe
de sus hijos o descendientes ilegítimos, ni se hallen presentes al bautismo, bodas,
334 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

missa nueva o absequias dellos, ni permitan que les ayuden a missa, so pena de que,
haziendo lo contrario, serán castigados gravemente.

Tít[ulo VIII]. De Clericis peregrinis

Capit. I. Que a ningún clérigo forastero se le dé licencia para dezir Missa sin
ver sus dimissorias
Ningún clérigo secular ni regular, estrangero o de fuera desta diócesi, sea
admitido a celebrar, a administrar los sacramentos ni a exercitar sus Ordenes en cosa
alguna en nuestro arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], si no
tuviere letras dimissorias de su Prelado, las quales aya presentado i obtenido licencia
de nos o de nuestro Provisor, i el que le admitiere i le diere recaudo sin preceder la
dicha licencia pague mil maravedís para obras pías.
Capit. II. En qué caso o por qué tiempo pueden los vicarios o curas dar licencia
a los clérigos o frailes forasteros, cuando van de passo, para poder dezir
Missa
Muchas vezes sucede que algunos clérigos forasteros, seculares o regulares,
van de passo por algunos lugares de nuestro arçobispado sin entrar en esta ciudad, i
parece cosa rigurosa o no consentirles que digan missa o obligarles que vengan a ella
a presentar sus dimissorias i sacar licencia nuestra o de nuestro Provisor para poderla
dezir. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que, quando algún clérigo forastero, secular o regular, fuere caminando i de
passo el vicario donde le uviere i, no aviéndole o estando ausente, el cura más antiguo
vea sus dimissorias i, hallándolas buenas, no rotas ni canceladas ni con sospecha
alguna de falsedad, le pueda dar licencia para que diga missa dos días solamente,
aunque no lleve licencia nuestra o de nuestro Provisor, salvo si el tal clérigo o fraile,
trayendo letras dimissorias de su Prelado, fuere capellán de algún señor o cavallero
conocido o persona constituida en dignidad i venga con él, i le quiera dezir missa en
algún lugar deste arçobispado, de quien se tenga mucho conocimiento i viniere a
algún negocio a algún lugar dél, como no sea a esta ciudad, que en estos casos
permitimos que pueda dezir mssa, trayendo dimissorias de su Prelado, por el tiempo
que durare el dicho negocio, con que no exceda de quince días, con sola la licencia del
vicario, donde le uviere, o del cura más antiguo del dicho lugar.
Capit. III. De qué manera i por qué tiempo a de dar el Provisor licencia a los
clérigos forasteros para dezir Missa en esta ciudad
Grande es el número de clérigos forasteros que concurren a esta ciudad, donde
(con su grandeza) se entretienen i sustentan con differentes modos i términos de vivir,
escandalizando mucho i dando mal exemplo a los que los veen i conocen. I, desseando
remediar esto como es razón, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal D.
Fernando Niño] que los que vinieren con negocios a esta ciudad parezcan ante nuestro
Provisor dentro del tercero día como llegaren i presenten las letras dimissorias que
truxeren de sus Prelados i den razón de los negocios a que vinieren i, conforme a ellos,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 335

les dé licencia para dezir missa, aviéndolos primero examinado i aprovado en las
ceremonias della; i darles a la dicha licencia para que la digan en la iglesia que les
señalare i no se la puedan dar por más tiempo que por dos meses, al cabo de los quales
mandamos a los dichos clérigos que tornen a presentarse ante nuestro Provisor i
pedírsela de nuevo, la qual no se la dará sin informarse primero del cura de la iglesia
que le señaló de cómo a vivido i procedido, i si conviene prorrogalle la dicha licencia i,
si la relación que el cura le diere fuere buena, se la podrá prorrogar por otros dos meses
i, si se la pidiere por más tiempo, consultarlo a con nos para que proveamos lo que más
convenga. Lo qual todo mandamos cumplan los dichos clérigos, so pena de quatro
ducados i ocho días de cárcel, i los curas no los consientan de otra manera celebrar, so
las penas contenidas en el capítulo primero.
Capit. IIII. Que los clérigos naturales deste Arzobispado que se ordenaren en
otro sean avidos por forasteros en éste i se guarde con ellos lo contenido
en el capítulo precedente
I porque somos informados que ai muchos clérigos en este arçobispado que
se ordenan en otros obispados a título de capellanías, que afectadamente han avido
en ellos para sólo ordenarse, por huir del rigor del examen que acá mandamos hazer,
i se tornan luego a vivir a este arçobispado, de que se siguen muchos inconvenientes,
para remedio de los quales, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que estos tales sean avidos por clérigos forasteros en quanto a que
no se les dé licencia para dezir missa sin que se guarde con ellos todo lo contenido
en el capítulo precedente.
Capit.V. De lo que se ha de guardar con los clérigos estrangeros destos Reinos
Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] otrosí a nuestro Provisor,
vicarios i visitadores tengan gran quenta con los clérigos estrangeros destos Reinos,
que por éstos (particularmente en esta ciudad de Sevilla) andan mendigando, para
que no administren los sacramentos ni celebren los divinos officios sin licencia
nuestra especial in scriptis. I otrosí les mandamos hagan i procuren que los tales
clérigos traigan hábito decente i vivan en casas i lugares honestos, i no se les dé
licencia para celebrar ni administrar los sacramentos sin que por examen conste de
su sufficiencia i, por información, de su vida i costumbres, precediendo para dársela
todo lo que se dixo en el capítulo antecedente en los clérigos forasteros deste
arçobispado. I los que no truxeren negocios mandamos a nuestro Provisor que
procure con qualquiera ocassión echarlos desta ciudad i arçobispado, ayudándoles a
los que tuvieren necessidad para el camino con alguna limosna de condenaciones,
aplicadas para obras pías.
Capit. VI. Que a ningún clérigo se den dimissorias para ausentarse, sin que
primero se sepa por qué causa se quiere ausentar
A ningún clérigo de nuestro arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] se den letras dimissorias para irse fuera dél sin que primero parezca
personalmente ante nos o nuestro provisor i nos informemos de su persona o por
qué causa se quiere ausentar i si a incurrido en alguna censura o ai otro
impedimento o causa por que no se le devan dar las dichas dimissorias, las quales
nunca negaremos si no obstare justa i legítima causa.
336 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Tít[ulo IX]. De Officio Rectoris

Capit. I. De las calidades que a de tener el cura i lo que a de hazer en su officio


[1] An de ser tales los curas de las iglesias quales conviene que sean los
pastores, maestros i médicos de las almas, cuya sangre se ha de pedir de sus manos.
Por ende los que se uvieren de proveer por curas en las iglesias de nuestro
arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] sean hombres de cuya
loable vida i exemplo se tenga evidente testimonio. An de ser examinados [al
margen: Trid. sess., 7, c. 13, De reformatione] por nos o por nuestros examinadores con
diligencia, assí en la sufficiencia que es necessaria para administrar sacramentos,
declarar el Evangelio al pueblo i enseñarle lo demás que cumple a su salud espiritual
como en las ceremonias de la missa i canto llano; i para que, después de proveídos
no se descuiden, mandamos a nuestros visitadores que, quando visitaren, se
informen de su vida i costumbres i sufficiencia i, hallando falta, nos avisen para que
se provea lo que más convenga.
[2] Residan en sus iglesias i no se ausenten dellas [al margen: Cardenal don
Fernando Niño], so las penas contenidas en estas nuestras constituciones en el Título
De Clericis nos residentibus, cap. 3. Sean diligentes en administrar los sanctos
sacramentos, señaladamente el del bautismo i penitencia, i no se escusen en tiempo
de necessidad, aunque los llamen a qualquiera hora de la noche o del día.
[3] En muchas iglesias de nuestro arçobispado i particularmente en esta
ciudad, por ser grande el número de los parroquianos que tienen, ai dos i más
curas, los quales por más comodidad dividen entre sí el servicio por semanas. I
porque somos informados que, llamando a alguno dellos para confessar o
administrar el sanctíssimo sacramento de la Eucaristía o el de la Estrema Vnción (si
acierta a no ser semanero), se escusa de ir, remitiendo a quien le viene a llamar al
que sirve aquella semana, de que a sucedido que, mientras le buscan, se muere el
enfermo sin sacramentos, i para remediar un daño tan grande como éste, S.S.A.,
estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de
excomunión mayor i de incurrir en las penas que en el siguiente se pondrán a los
curas que por descuido se les muere algún enfermo sin sacramentos, que ninguno
se escuse cuando lo llamaren para administrarlos a algún enfermo con lo que está
dicho, pues el repartir por semanas la ocupación i trabajo de su ministerio no les
libra de la obligación que cada uno dellos tiene en caso de tanta necessidad de
acudir a él.
[4] En sabiendo que algún parroquiano suyo está enfermo [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], le visiten i amonesten que confiesse i reciba los
sanctos sacramentos i haga testamento, i esto lo hagan las vezes que fuere
necessario en el discurso de su enfermedad, i estén con ellos al tiempo de su
fallecimiento, entretanto que tuvieren juizio, para ayudarlos a bien morir, en lo qual
aya particular cuidado.
[5] I, si por su culpa alguno muriere sin algún sacramento [al margen:
Cardenal don Fernando Niño], caiga en pena de mil maravedís por la primera vez i, la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 337

segunda, la pena doblada i diez días de cárcel, i la tercera, si tuviere beneficio de los
que, conforme al Breve de nuestro mui sancto Padre Gregorio XIII, de felice
recordación, se han anexado o anexaren a los curatos, sea condenado en la mitad de
los fructos de un año de beneficio, tercia parte para la fábrica, tercia para los pobres
i tercia para el denunciador; i, si no tuviere beneficio destos, sea luego despedido i
se nombre otro en su lugar i, si todavía creciere la contumazia, sea castigado con
mayor rigor hasta privación del tal beneficio. I a nuestros visitadores encargamos
tengan mucho cuidado en saber si esto se cumple, i avisarnos para que como cosa
de tanta importancia lo mandemos proveer.
[6] Quando administraren el sacramento del bautismo, Eucaristía i extrema
vnción [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] tengan a lo menos sobrepellizes,
i al de la confessión, administrándolo en sus iglesias, tengan sobrepellizes todas las
vezes que buenamente se pudiere hazer.
[7] No subdeleguen la administración de los sacramentos sino a quien tuviere
licencia nuestra in scriptis [al margen: Cardenales don Rodrigo de Castro i don Fernando
Niño] o de nuestro Provisor para administrarlos, i a los que tuvieren la dicha licencia
puedan subdelegar con legítimo impedimento i causa, so pena de diez ducados por
cada vez que no lo guardaren, la tercera parte para la fábrica, la tercera para los
pobres de la parroquia i la otra tercera para el que lo denunciare.
[8] Puedan exercitar sus officios los curas sede vacante i absolver de los casos
reservados al prelado, de que antes tenían facultad, sin que ayan para ello nueva
comissión [al margen: Idem].
[9] Aconsejen a sus feligreses que confiessen i comulguen las Pasquas i fiestas
principales del año, demás de la obligación que tienen de cumplir con el precepto de
la Iglesia, i los oigan de confessión, siendo requeridos, sin dilación alguna en
qualquier tiempo que fuere [al margen: Idem].
[10] Tengan mucho cuidado que los pobres mendicantes que en la Quaresma
se hallaren en sus parroquias confiessen i comulguen [al margen: Idem].
[11] I para que esto se cumpla mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a los dichos curas que acudan a los lugares, donde de noche se suelen alvergar,
para pedirles la cédula de cómo han confessado i comulgado, i apremiar a los que
no lo uvieren hecho a que lo hagan; i la misma diligencia hagan con los pícaros i
vagabundos.
[12] También mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no se
consienta pedir ningún pobre por las calles sin licencia del Provisor in scriptis; la qual
se les dará gratis, mostrándole primero el pobre (a quien la uviere de dar) cédula de
averse confessado siquiera una vez en aquel año, contándolo para este effecto de
Pasqua a Pasqua de Resurrección.
[13] No reconcilien a sus feligreses para comulgar [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] estando revestidos al altar dando la comunión, porque les
podrían confessar algo de que no puedan ser absueltos, i por esto es mejor que se
esperen para después; ni los confiessen fuera de la iglesia si no estuvieren
enfermos.
338 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[14] No confiessen a ninguno [al margen: Idem] (aunque sea sacerdote)


estando en pie arrimados al altar, sino estando de rodillas; i lo mismo hagan los
demás confessores.
[15] Amonesten a sus feligreses [al margen: Idem] todos los domingos i
fiestas de la Quaresma que se confiessen, para que comulguen en su propria
parroquia desde el Domingo de Ramos hasta el de Quasimodo inclusive, como son
obligados, avisándolos de las penas que incurren los que no lo cumplen.
[16] Iten hagan en cada un año [al margen: Cardenal don Fernando Niño] el
padrón de sus feligreses que están obligados a confessar i comulgar i de los que no;
i lo enviarán ante nos o nuestro Provisor para el día de Pasqua de Pentecostés, i
procederán contra los que no uvieren cumplido con el precepto de la Iglesia en la
forma i manera contenida en estas nuestras constituciones, en el título De Penitentiis
& remissionibus, capítulo dézimo.
[17] Empadronen i desempadronen [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] por sus personas i en ninguna manera cometan lo susodicho a otra persona
alguna, i a los que se uvieren mudado de otras parroquias les pidan cédula del cura
de donde se mudaron de cómo han cumplido con el precepto.
[18] Tengan siempre el Santíssimo Sacramento en la custodia [al margen:
Idem], con formas pequeñas consagradas para comulgar, con la decencia i limpieza
que conviene, i lo renueven de ocho a ocho días.
[19] An de tener cuidado [al margen: Idem] de labar los corporales que continuo
usan cada quinze días, los quales traten con toda limpieza los sacerdotes i hagan al
mayordomo que, a lo menos, mude cada mes los manteles de los altares i, quando
alguna casulla, alva, amicto, estola o dalmáticas o otros ornamentos estuvieren rotos,
descosidos o suzios, hagan luego al mayordomo que los dé a adereçar i a labar.
[20] Tengan un libro [al margen: Idem] en que se assienten los nombres de los
que bautizaren i otro de los que se confirmaren, i los nombres de sus padres i de los
padrinos i madrinas, assí de bautismo i confirmación como de catecismo i exorcismo,
quando no se hizieren juntamente con el bautismo, porque haziéndose juntamente no
se dará lugar a que los padrinos sean diversos. I assí mismo tengan otro libro en que
assienten los matrimonios, con los nombres de los que se casan i de sus padres i de los
testigos que se hallaron presentes al tiempo que se casaron por palabras de presente,
con día, mes i año; i assí mismo el día que los velaron, lo qual firmen de sus nombres,
i lo mismo hagan en lo que assentaren en los demás libros [que] en el dicho libro de
casados. I en otro aparte assienten los que fallecieren, i las missas i mandas pías que
dexaron, para que se tenga quenta con el cumplimiento dello.
[21] Instruyan a las parteras [al margen: Idem] para que sepan bautizar en
casos de necessidad i, si alguna hallaren de rudo entendimiento que les parezca no
acertará a bautizar, la manden no bautize i, no lo haziendo, avisen a nuestro juezes
para que sea castigada.
[22] Todos los domingos al tiempo del offertorio declaren al pueblo [al
margen: Idem] las fiestas que en aquella semana ai de guardar, i los ayunos que ai de
obligación i las indulgencias que se ganan en ella, quando las uviere.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 339

[23] Tengan especial cuidado [al margen: Idem] de que sus feligreses i sus hijos
i criados, particularmente pastores i labradores de cortijos, oyan missa entera los
domingos i fiestas de guardar en sus parroquias; i a los que no oyeren missa entera
corrijan i, si perseveraren en hazer faltas, los denuncien para que sean castigados.
[24] I, para que los dichos curas tengan quenta en esto i noticia de todos sus
feligreses i del estado i manera de vivir que cada uno tiene, han de tener un libro [al
margen: Idem] en que los escrivan, poniendo cada casa por sí i los que ai en cada una
de doze años arriba.
[25] Procuren que confiessen i comulguen [al margen: Idem] i se les administren
los demás sacramentos a los presos de las cárceles que uviere en sus parroquias.
[26] Visiten los hospitales [al margen: Cardenal don Fernando Niño], a donde se
recogen a dormir los pobres, i los mesones, bodegones i casas sospechosas,
acompañándose de alguna persona honrada i de autoridad, i no consientan que en
ellas aya personas de mal vivir, guardando cerca desto lo que está dispuesto en el
título De Penitentiis & remissionibus.
[27] Hagan [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los maestros de
las escuelas enseñen a sus dicípulos por libros honestos i que enseñen virtud, i
procuren evitar los que enseñan lo contrario; i que las maestras, que enseñan niñas
a labrar, las enseñen la doctrina christiana, i lo mismo hagan los dichos maestros que
enseñan a leer.
[28] Dennos noticia [al margen: Idem] (lo más secreto que se pueda) de los
peccados públicos i que ai en sus parroquias de quatro en quatro meses, i exortarán
a los señores que tengan quenta que sus esclavos i esclavas vivan bien, i no
consientan a las esclavas estar amancebadas ni offender a Dios por el provecho
temporal que esperan de sus partos i, si se hiziere lo contrario, nos darán aviso dello.
[29] No dexen predicar [al margen: Idem] a ningún clérigo secular ni regular
en sus iglesias, si no tuviere nuestra licencia.
[30] Declaren el Evangelio a sus feligreses i enséñenles la doctrina christiana
[al margen: Idem], según se contiene en el título Summa Trinitate & fide Catholica, i
hagan que los sacristanes la enseñen también, como allí se les manda.
[31] Inquieran con diligencia [al margen: Idem] la manera de vivir que
tienen los que de nuevo vienen a sus parroquias a residir i si en aquel año han
recebido los sacramentos; i, si son casados i si traen mugeres, pídanles certificación
i testimonio de cómo son casados i, si uviere alguna duda, den noticia dello a
nuestro Provisor.
[32] No consientan demandas [al margen: Idem] ni questas ni publicación
dellas sin licencia nuestra o de nuestro Provisor, i las demandas permitidas no las
dexen andar por las iglesias hasta después de aver consumido, so pena de un real
para la fábrica de la iglesia.
[33] No salgan entre las mugeres [al margen: Idem] a recebir la offrenda ni a
poner la ceniza el primer día de Quaresma, sino que se pongan en un lugar
conveniente, donde puedan venir a offrecer i a recebir la ceniza.
340 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[34] En los casamientos, assí de los estrangeros como de los demás, guarden
lo que se dispone en el título De Sponsalibus & Matrimoniis [al margen: Idem].
[35] An de tener mucho cuidado [al margen: Idem] de la limpieza i buena
composición de las iglesias, altares, ornamentos i cálizes i otras cosas tocantes al
culto divino.
[36] Tengan sus moradas dentro de las parroquias donde fueren curas o lo
más cerca de las iglesias que ser pudiere, para que desta manera puedan fácilmente
ocurrir a las necessidades de su officio.
[37] Tengan quenta de llevar los sanctos óleos i crisma para sus iglesias por la
orden que se les manda en el título De Sacra Vnctione.
[38] Iten, los dichos curas y los demás clérigos [al margen: Arçobispo don
Christoval de Rojas, Cardenal don Rodrigo de Castro] que administran sacramentos, el
sábado de cada semana, después de vísperas, se junten en sus iglesias, traten i
confieran en casos de conciencia con mucha moderación i honestidad de palabras,
escusando porfías i dando buen exemplo, como su hábito lo requiere i lo deven
hazer ministros de nuestro Señor. Esto se haga todas las semanas, excepto los meses
de iunio, iulio i agosto, por causa del calor, i desde la dominica in Passione hasta la
de Quasimodo, por las ocupasiones. I los casos que no se resolvieren nos los embíen
para que, comunicándolos con personas doctas, les advirtamos de lo que deven
hazer. I nuestros vicarios provean cómo esto se cumpla, i lo mismo nuestros
visitadores, quando vayan a visitar, dando aviso a nuestro Provisor si se cumple esta
nuestra constitución
[39] I, porque somos informados que esto no se guarda i es una de las cosas
más importantes para que en este nuestro arçobispado aya clérigos doctos i quales
convengan, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestros
visitadores que en las visitas que hizieren se informen desto i informen a nuestro
Provisor, para que los que no lo hizieren sean castigados con mucho rigor.
[40] I, para escusar algunos inconvenientes, que somos informados que han
sucedido, de dar los curas con alguna facilidad licencia a sus feligreses para que
comulguen fuera de sus parroquias la Pasqua de Resurreción, S.S.A., estatuimos i
mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante no puedan dar ni den la dicha
licencia a ninguna persona de qualquier estado i calidad que sea, so pena de un
ducado para la fábrica, i a los que usasen della [que] no cumplan con el precepto de
la Iglesia, que, a los que tuvieren alguna precissa i grande necessidad, nos o nuestro
Provisor se la daremos.
[41] Muchas son las quexas que algunos de los curas de nuestro arçobispado
nos han dado de que nuestro Provisor da mandamientos para que en sus
parroquias i lugares pidan limosna para algunas personas particulares i,
pareciéndonos justa su quexa porque con ello ocupan el tiempo que han menester
para cumplir con las obligaciones de sus officios, mandamos [al margen: Idem] que
de aquí adelante no se den mandamientos para que los susodichos pidan limosna
por sus personas, sino para que señalen dos personas honradas que la pidan por
el lugar o parroquia.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 341

[42] Por loable costumbre está introduzido en casi todos los lugares deste
arçobispado que todos los sábados en la tarde pidan los curas la limosna para
pobres envergonçantes de sus parroquias i, porque somos informados que en
muchas partes se ha resfriado esta caridad, exhortamos i (para que consigan mayor
mérito) mandamos [al margen: Idem] en virtud de sancta obediencia a todos los
curas que lo hagan de aquí adelante assí i que todo lo que allegaren (sin tomar
nada dello por su trabajo) lo den i repartan el domingo siguiente entre los pobres
i personas más necessitadas. I a los que lo hizieren assí les concedemos los cien
días de indulgencia que podemos dar.
[43] Ultimamente encargamos a los dichos curas [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] que, por reverencia de nuestro Señor Iesu Christo, satisfagan en
todo a la obligación de su officio, de manera que Dios se sirva i nuestra conciencia i
la suya quede descargada, i en especial guarden i cumplan lo que aquí se les manda;
i adviertan que del cumplimiento desto se les pedirá mui particular quenta,
mayormente quando visitáremos nos o nuestros visitadores.

Títvlo [X]. De Officio Vicarii Foranei

Capit. I. Que a los vicarios se les tome residencia cada tres años
Algunos inconvenientes se nos han representado de que los vicarios de
nuestro arçobispado lo sean mucho tiempo, para remedio de lo qual, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no lo puedan ser más
que por tres años i que los títulos que de aquí adelante les diéremos sean
solamente por este tiempo, de suerte que, passado, ipso facto espire su
jurisdición, i luego se les tome residencia i no puedan ser reeligidos hasta averla
dado.

Capit. II. Del lugar que han de tener los vicarios


Los vicarios que fueren Beneficiados o servidores de beneficios irán en las
processiones con sus sobrepellizes en la parte i lugar que uvieren de aver como tales
Beneficiados; i el mismo ternán en el coro, estando en las horas, i desde allí exercerán
sus officios de vicarios [al margen: Idem]. I los que no fueren beneficiados o servidores
de beneficios irán en las processiones detrás del preste, i en los coros de las iglesias
parroquiales se assentarán en el más preeminente lugar, lo qual sea i se entienda sin
perjuizio de los pleitos que sobre esto uviere pendientes entre los vicarios i beneficiados
i de los que estuvieren ya fenecidos, que en éstos mandamos se guarde la manutención.
Capit. III. Si los vicarios prendieren a algún clérigo, lo remitan al Provisor
dentro de tercero día
Permitido está a los vicarios que puedan prender a los clérigos que han
cometido algunos delitos, de quien se tiene sospecha que han de huir. I, porque esto
no sea ocasión de molestarlos i de tomar vengança de algunas passiones i
enquentros que tienen con ellos, mandamos [al margen: Idem] que con la mayor
342 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

brevedad que fuere possible (de suerte que a lo más largo no se passe de tercero día)
los remitan i embíen pressos i a buen recaudo a nuestro Provisor, lo qual cumplirán
so pena de dos ducados para el preso por cada día que se detuvieren de embiarlo.
Capit. IIII. Procedan contra las justicias seglares en casos de inmunidad, hasta
declararlos
Los vicarios podrán proceder [al margen: Idem] contra las justicias que
quebrantaren la inmunidad de la Iglesia sacando algún retraído della o prendiendo
alguna persona ecclesiástica, hasta declararlos por descomulgados i poner
entredichos en caso de necessidad i en los que uviere peligro en la tardança; i, hecho
esto, remitirán a nuestro juez de la Iglesia todo lo que uviere hecho, i aunque en este
caso ni en otro alguno no han de poder los vicarios alçar el entredicho que una vez
uvieren puesto. Pero, por escusar las molestias i gastos que, de venir a esta ciudad
por mandamientos para alçarlo, podrán suceder, permitimos que lo puedan alçar
quando a cessado la causa dél i los delinquentes se sujetaren llanamente a la
obediencia de la Iglesia i uvieren satisfecho i contentado a la parte; lo cual podrán
hazer solamente a reincidencia, por el tiempo que les pareciere, hasta dar quenta de
todo a nuestro juez de la Iglesia para que provea cerca dello lo que más convenga.
Capit. V. Tomen quenta i visiten cada año los patronazgos
Muchos patronazgos, dotaciones i memorias ai en algunos lugares deste
arçobispado, que los fieles han dexado por descargo de sus conciencias, que las
personas a quien las encomendaron no las han cumplido ni cumplen, con gran
offensa de Dios i cargo de las almas de las personas que las dexaron. Para remedio
de lo qual mandamos [al margen: Idem] que los vicarios, cada uno en su distrito,
tome cada año quenta i visite estos patronazgos i embíe relación a nuestros jueces
de lo que de las dichas quentas i visita resultare, para que se provea lo que más
convenga, i les manden tassar i pagar de los dichos patronazgos lo que por el trabajo
que han tenido en visitarlos merecieren, i nuestros visitadores se informen si los
vicarios cumplen esto i castiguen con mucho rigor al que no lo hiziere.

Tít[ulo XI]. De Officio Sacristae

Capit. I. Las calidades que han de tener los sacristanes i lo que han de hazer
[1] Porque las iglesias sean bien servidas i los legos no traten las cosas sagradas,
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los sacristanes que de aquí
adelante se nombraren (para las iglesias de nuestro arçobispado) no sean legos, sino
clérigos solteros de qualesquier Ordenes i, a falta dellos, clérigos conjugados no
bígamos, de buena vida i sufficientes para el dicho ministerio, i que traigan hábito i
tonsura clerical, excepto si no se hallan clérigos solteros ni conjugados, porque
entonces se podrán admitir legos solteros i, a falta dellos, casados.
[2] Iten los dichos sacristanes sean de edad de más de veinte años [al margen:
Idem], sepan bien leer i escrivir i cantar canto llano, den fianças bastantes al
mayordomo de la iglesia donde cada uno uviere de servir, enseñen la doctrina
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 343

christiana, según se les manda en el título De Summa Trinitate, enseñen a cantar i a


ayudar a missa a los niños de coro, tengan especial cuidado de asseo i limpieza de
las iglesias, imágines, retablos, altares, ornamentos i bestiduras dellas i de que los
retraídos estén con el recogimiento i decencia que conviene, i que ni ellos ni otras
personas en las dichas iglesias jueguen, juren o digan o hagan cosas indignas de la
religión de los tales lugares.
[3] Los que fueren clérigos sirvan en las iglesias con loba i sobrepelliz [al
margen: Idem] i, los que no lo fueren, con loba, sotana o otro hábito decente.
Quando fueren a las processiones lleven la cruz levantada i acompáñela a lo menos
un cura o servidor de Beneficio.
[4] Los sacristanes de las parroquias desta ciudad o de nuestro arçobispado
[al margen: Cardenal don Fernando Niño], quando llevaren las cruzes en las
processiones (si no fueren clérigos de Orden sacro), no vayan revestidos con alva i
dalmática, sino sólo con sobrepelliz sobre la ropa, so pena de ocho reales para la
fábrica por cada vez que lo contrario hiziere.
[5] Sean humildes i obedientes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] a
sus curas i beneficiados, residan continuamente en sus iglesias, no se ausentando ni
por un día dellas sin licencia del beneficiado más antiguo, ni de seis arriba sin
licencia del vicario o visitador o Provisor, i el vicario no la pueda dar por más de
quinze días. I quando se ausentare el sacristán dexe otro idóneo en su lugar a
satisfación de quien le diere la licencia para ausentarse, so pena de un ducado i de
que será multado pro rata, i no puedan poner substitutos estando presentes, si no es
por enfermedad.
[6] Si uviere dos sacristanes en una iglesia, assistan entrambos todas las
mañanas i no puedan servir a semanas, sino en las tardes, no aviendo vísperas dobles,
i en los sábados i domingos, porque entonces han de servir juntos[al margen: Idem].
[7] Duerman los dichos sacristanes en las iglesias con toda honestidad, i cierren
las puertas en anocheciendo i no salgan dellas de noche, so pena que por el mismo
caso sean presos i castigados a arbitrio de nuestros juezes [al margen: Idem].
[8] Tañan cada noche en sus iglesias por las Animas del Purgatorio, i los
vicarios i curas tendrán quenta que esto se haga assí [al margen: Idem].

Tít[ulo XII]. De feriis & observatione ieiuniorum

Capit. I. Las fiestas que se han de guardar i los días de ayuno


[1] En los días de fiesta (particularmente dedicados al culto i servicio de Dios
nuestro Señor i honor i gloria de los sanctos) estableció la sancta madre Iglesia se
cesse de las obras ilícitas i serviles, para que los fieles más de propósito se ocupassen
en santificarlos con el exercicio de los sacrificios i obras espirituales. I, para que
ninguna persona ignore las dichas fiestas que está obligado a guardar i santificar, las
mandamos poner en esta constitución, juntamente con los días de ayuno de
obligación, que son las siguientes.
344 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[2] Todos los domingos del año, la Navidad de nuestro Señor Iesu Christo, con
las fiestas de san Estevan i san Juan Evangelista; tiene la Navidad vigilia de ayuno, la
Pasqua de Resurrección con dos días siguientes, la Ascensión del Señor, la Pasqua de
Pentecostés con dos días siguientes; tiene vigilia de ayuno la fiesta del Corpus Christi.

HENERO 1. La Circuncisión del Señor.


6. La Epiphanía
20. San Sebastián.
FEBRERO 2 La Purificación de nuestra Señora.
24. San Mathías Apóstol, tiene vigilia de ayuno; el año que tiene
bisiesto cae a veinte i cinco.
MARZO 25. La Anunciación de nuestra Señora, no tiene vigilia de ayuno.
ABRIL 4. San Isidro.
I porque algunas vezes sucede que, por caer esta fiesta en la semana sancta,
se transfiere passado el Domingo de Quasimodo i, si acierta a caer en Viernes o
Sábado Sancto, por no aver estos días más de una missa ai muchos que se quedan
sin oírla con peligro de sus conciencias, S.S.A., declaramos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que se huelgue el día en que nuestra sancta Iglesia Metropolitana lo
celebrare, aunque sea passado el Domingo de Quasimodo i no a quatro de abril.
25. San Marcos Evangelista.
MAYO 1. San Felipe y Sanctiago.
3. La Invención de la Cruz.
IVNIO 11. San Bernabé Apóstol
24. San Iuan Bautista, tiene vigilia de ayuno.
29. San Pedro i san Pablo, tiene vigilia de ayuno.
IULIO
Grande es la devoción que en esta ciudad ai con el glorioso mártir S.
Laureano (Arçobispo que fue della) i la obligación que tenemos de honrar i venerar
su fiesta, pues por sus méritos e intercessión avemos visto que estos años passados
(en que Dios a castigado nuestros pecados con enfermedades i pestes) a sido servido
desde su día aplacar la furia dellas i dar milagrosamente salud i gran mejoría, como
en su leyenda se dize que sucedió el año que se truxo a esta ciudad su cabeça del
lugar donde fue martirizado, la qual tenemos oi entre las reliquias de nuestra sancta
iglesia, i la veneramos i estimamos como es razón i tan gran joya i tesoro merece. Por
lo qual, S.S.A., ordenamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
se guarde su día (que cae a quatro de iulio) en esta ciudad i sus arrabales.
4. San Laureano.
18. Sancta Iusta i Rufina. Guárdase solamente en esta ciudad de
Sevilla i sus arrabales.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 345

22. Sancta María Magdalena.


25. Santiago Apóstol, tiene vigilia de ayuno.
AGOSTO
Por parte de la religión del glorioso padre sancto Domingo nos fue presentado
un Breve de nuestro mui sancto padre Gregorio XIII, de felice recordación, en que
manda que en estos Reinos de España el día que se celebra la fiesta deste glorioso
sancto (que es a quatro de agosto) en todos los pueblos donde uviere convento de
su Orden se guarde i sea de fiesta, absteniéndose en él los fieles de trabajar i de las
demás obras serviles. I nos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], conociendo la
grande obligación que estos Reinos le tienen, por aver sido natural dellos i averlos
ilustrado tanto con su gran santidad, vida i milagros i los grandes servicios que su
sagrada religión a hecho i haze a la Iglesia christiana, i por la particular devoción i
obligación que a tan gran sancto tenemos, i desseando ser ayudados i favorecidos
con su intercessión, aviendo aceptado el dicho Breve i con particular mandamiento
nuestro mandándole guardar i poner en execución lo que Su Santidad manda, para
que dello conste, le mandamos poner entre los demás días de fiesta en esta Synodo,
mandando a los curas de los pueblos donde uviere convento de la dicha Orden la
notifiquen i avisen a sus feligreses, para que en el dicho día se abstengan de trabajar,
i guardar la dicha fiesta, so pena de pecado mortal.
4. Sancto Domingo.
6. La Transfiguración del Señor.
10. San Lorenço. Vigilia de ayuno.
15. La Assumpción de Nuestra Señora. Vigilia de ayuno.
24. San Bartolomé Apóstol. Vigilia de ayuno.
SEPTIEMBRE 8. La Natividad de Nuestra Señora.
21. San Matheo Apóstol. Vigilia de ayuno.
29. San Miguel.
OCTVBRE
Toda nuestra vida [al margen: Cardenal don Fernando Niño] avemos tenido
particular devoción con el glorioso padre san Francisco i, después que nuestro Señor fue
servido (aunque indignos) de ponernos en esta silla, la avemos tenido mucho mayor
por averle tomado por especial abogado i patrón, para que con su intecessión libre Dios
a esta ciudad i arçobispado de la peste i enfermedades con que los años passados la a
castigado i, assí, avemos doctado su fiesta i vamos con el cabildo de nuestra sancta
Iglesia en processión general a dezir la missa a su casa i monasterio. I, para que esto se
haga con más solemnidad, mandamos que en esta ciudad i sus arrabales se guarde su
día como las demás fiestas del año, i por esto lo mandamos aquí poner en ellas.
4. San Francisco,
18. San Lucas Evangelista.
28. San Simón i Iudas Apóstoles. Vigilia de ayuno.
346 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

NOVIEMBRE 1. La fiesta de Todos Sanctos. Vigilia de ayuno.


11. San Diego, en esta ciudad i sus arrabales.
30. San Andrés Apóstol. Vigilia de ayuno.
DIZIEMBRE 8. La Concepción de Nuestra Señora.
21. Sancto Thomás Apóstol. Vigilia de ayuno.
I demás de las dichas vigilias se han de ayunar la Quaresma i quatro témporas
del año.
Capit. II. Los manjares que se han de comer en los tres días de las Rogaciones
Desseando quietar las conciencias de los fieles i evitar la diversidad i
confussión que a avido hasta aora en nuestro arçobispado acerca de la abstinencia
de los tres días de las Rogaciones antes de la Ascensión del Señor, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante el lunes de las dichas
Rogaciones no se pueda comer ni coma carne, sino los manjares que son permitidos
en los días de sábado, i el martes se pueda comer carne, i el miércoles no se coma
sino los manjares que es lícito comer en los días de viernes, i no por esto se impide
la devoción de los que quisieren guardar mayor abstinencia, antes los exortamos a
ella en el Señor.
Capit. III. Los curas digan al pueblo después del Offertorio los días que se han
de guardar i de ayuno
Otrosí, porque el pueblo sepa los días que tiene obligación de guardar i de
ayuno, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], a los curas se los
notifiquen los domingos antes que caigan al tiempo del Offertorio; i, después de aver
dicho las fiestas que aquella semana ai que guardar, conforme al catálogo que está
referido, digan clara i distintamente, quando en la dicha semana cayere alguna de las
fiestas que por las constituciones antiguas se solían guardar, que, aunque tal día es
tal fiesta i antiguamente se guardava, aora no ai obligación de guardarla, ni
indulgencias ni perdones para quien la guardare, amonestándoles assí mismo
observen los ayunos y guarden las fiestas con toda devoción i se aparten
(particularmente en aquellos días) de offender a Dios, i se ocupen en oraciones i
obras virtuosas i vayan a sus parroquias a oír la missa mayor i los otros divinos
officios, poniendo en esto particular cuidado que las biudas i donzellas, so color de
honestidad i recogimiento, no dexen de oír missa los dichos días de fiesta i cumplir
con el precepto de la Iglesia; i assí mismo con los pastores i labradores de cortijos,
criados, esclavos i hijos familias, i que sus amos, señores i padres los embíen a oírla,
como se les manda en el título De officio Rectoris.
Capit. IIII. Que se castiguen con rigor los que no guardaren las fiestas
I conformándonos con el Motu proprio de nuestro mui sancto padre el Papa
Pío V, de felice recordación, i la disposición del Derecho, mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] que ninguna persona de qualquier estado o
condición que sea quebrante las fiestas de guardar, i nuestro Provisor i alguazil
mayor tengan quenta de la guarda i observancia della. I lo mismo harán fuera desta
ciudad los vicarios i los curas más antiguos, donde los uviere, i creciendo la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 347

contumacia de los que quebrantan las fiestas, se dé aviso a nuestro Provisor para que
los castigue conforme a derecho.
Cap. V. Que en cada lugar aya un alguazil para que pene a los que no las
guardaren, i no dé licencia ni disimule para que las quebranten, so las
penas aquí contenidas
I para que esto se haga como conviene i aya personas que lo executen,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que para este effecto en todos
los lugares de nuestro arçobispado se nombre un alguazil i executor que haga
guardar las fiestas. I, porque somos informados que nuestros alguaziles se conciertan
por un tanto con los que quebrantan las dichas fiestas i les permiten por esto que
trabajen i, aún lo que es peor, les dan licencia para ello, como si lo pudiessen hazer,
con gran peligro de las almas de los unos i de los otros i escándalo de todo el pueblo,
para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i mandamos que de aquí adelante no lo
hagan, so pena de privación de officio i excomunión mayor latae sententiae, sino que
tengan mucho cuidado de penar a los que las quebrantaren i avisar a nuestros
juezes, para que los contumazes con mayor rigor sean castigados. I encargamos i
mandamos a nuestros visitadores que en las visitas que hizieren se informen mui en
particular de lo que los alguaziles en esto hizieren i nos embíen relación dello para
que nos lo mandemos castigar.
Cap. VI. No trabajen los barberos en días de fiesta, i la pena de los que lo
hizieren
Grande es el excesso que en nuestro arçobispado (i particularmente en esta
ciudad) nos dizen que ai en trabajar los barberos los días de fiesta, cortando en ellos
el cabello i barba i usando otros ministerios de su officio sin necessidad, en lo qual
quebrantan las fiestas en grande offensa de nuestro Señor i evidente peligro de sus
almas. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que de aquí adelante se abstengan de semejantes obras serviles, so pena de
excomunión mayor i de quatro reales, la mitad para los pobres de la parroquia i la
otra mitad para el alguazil que lo denunciare, por cada vez que lo hizieren, si no
fuere que sea forçoso sangrar, echar algunas ventosas o hazer otro beneficio a algún
enfermo, lo qual podrán hazer con parecer del médico, i con el mismo parecer
podrán quitar el cabello a los enfermos i necessitados; i esto último encargamos la
conciencia a los médicos que no lo manden hazer los días de fiesta, sino en caso de
necessidad.
Cap. VII. No se tengan abiertas las tiendas en los días de fiesta, ni se vendan
más que las cosas de comer necesarias para el sustento humano
También somos informados que es grande el abuso i excesso que en nuestro
arçobispado (i particularmente en esta ciudad) ai en tener los días de fiesta abiertas
las tiendas i espuestas las mercadurías para quien las quisiere comprar, comprando
i vendiendo las cosas necessarias i aún las que no lo son, i contratando como los
demás días de entre semana, en que se offende mucho a nuestro Señor. Por tanto,
S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en estos días no
tengan los mercaderes ni officiales abiertas sus tiendas ni se manden por las puertas
dellas, si no fuere no teniendo otra puerta por donde poder salir de su casa i, en este
348 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

caso, tengan cerrada parte de las puertas i, la que tuvieren abierta para salir, la
tengan tapada con algún lienço o estera. I prohibimos que no vendan, si no fuere las
cosas de comer i las que fueren para ello necessarias, como carbón i leña, lo qual assí
hagan i cumplan, so pena de excomunión mayor i de quatro ducados por cada vez
que lo contrario hizieren, aplicados como en el capítulo passado.
Cap.VIII. No se coma carne sin necessidad i licencia de entrambos médicos en
días prohibidos, ni leche, queso ni huevos sin Bula
Por relación de muchos hallamos que en los días que la Iglesia veda comer
carne, huevos, queso, leche i otras cosas que dellas se hazen, muchos lo comen sin
tener necessidad para ello, ni aver causa justa, ni la licencia que en tal caso se
requiere. I desseando remediar un abuso tan peligroso, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que ninguna persona de qualquier estado i
condición que sea coma carne, sin licencia del médico espiritual i corporal, huevos,
queso ni leche, sin tener Bula, en los días que la Iglesia lo veda, so pena de un
ducado por cada vez que la comiere, la mitad para la fábrica de la iglesia donde fuere
parroquiano i la otra mitad para el alguazil que lo denunciare; i, si fuere persona
sujeta a otro, como hijo, criado o trabajador, que pague la dicha pena el padre o amo
que se lo diere o consintiere comer en su casa o labrança. I mandamos a los curas
que assí lo amonesten a sus parroquianos i que avisen a los visitadores i iuezes de
los transgressores desta constitución. I exortamos a los que comieren carne con
licencia i necessidad en los dichos días vedados, la coman con mucha moderación i
recato, sin dar nota ni mal exemplo, i encargamos la conciencia de los curas i
médicos examinen con mucho cuidado la necessidad de las personas a quien la
dieren, i no la den sin ella.
Cap. IX. No se coma carne i pescado juntamente en días prohibidos, so la pena
aquí contenida
Otrosí, porque somos assí mismo informados que algunos con poco temor de
Dios en los dichos días prohibidos comen carne i pescado juntamente, lo qual
(demás de ser dañoso a la salud corporal) redunda en menosprecio del precepto de
la Iglesia Católica i en escándalo i mal exemplo de los que lo ven i saben, por ende
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor,
que ninguna persona de ningún estado i condición que sea coma juntamente en una
comida (en los días vedados) carne i pescado, aunque tenga licencia para comer
carne, si no fuere la cantidad del pescado mui poca i comiéndola con algún hastío i
necessidad.
Cap. X. Los manjares de grossura que se pueden comer los sábados
Por certidumbre inmemorial está introduzido i mui assentado en estos Reinos
de la Corona de Castilla que los sábados que no fueren vigilias o días de ayuno se
pueda comer grossura, que es cabeças, pies i intestinos de los animales. I, porque
somos informados que, juntamente con esto, se come parte de la carne, casi de la
misma suerte i manera que en los demás días de la semana en que se puede comer,
en gran offensa de Dios i escándalo del pueblo, por ende, S.S.A., declaramos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que los días que los días de sábado (que no
fueren vigilias ni de ayuno) se puedan comer las cabeças de los animales, pies,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 349

manos, vientre i todos los intestinos, i de las aves los pescuezos, alones i pies con los
demás intestinos, conforme a la costumbre inmemorial; pero mandamos, so pena de
excomunión mayor, que no se coma parte ninguna del pescuezo, ni pestorejo,
braçuelo, cola, solomo, ni tozino gordo ni magro, porque estas cosas están
prohibidas i en ninguna manera se pueden comer. I declaramos que, aunque en los
dichos días no se puede comer el tozino gordo (como está dicho), pero que se puede
echar en la olla para guisarla i darle sabor, como la dicha costumbre lo tiene
introduzido, con que en el dicho día no se coma.
LIBRO SEGVNDO

Tít[ulo I]. De iudiciis & officio ordinarii

I. [Guarden los jueces el tenor de las provisiones]4


Nuestro Provisor i Iuez de la Iglesia guarden la división de causas que se les
a ordenado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], i ellos i los demás nuestros
juezes cumplan las cosas contenidas en las cartas de provissiones que se les dan.
II. Hagan el juramento aquí contenido
Hagan juramento en nuestras manos [al margen: Idem] de usar bien i
rectamente sus officios, procurando el servicio de Dios nuestro Señor i el bien común
de nuestro arçobispado i haziendo justicia a las partes, i defender la jurisdición
ecclesiástica i la inmunidad de la Iglesia i sus ministros; i antes que hagan este
juramento no sean en manera alguna admitidos al uso i exercicio de sus officios.
III. Procedan contra los clérigos que delinquieren, aunque sean exemptos, i
contra los religiosos que viven fuera de los monasterios
Porque al servicio de Dios nuestro Señor conviene que los clérigos i frailes
que viven fuera de sus monasterios no tengan exempción ni privilegio alguno, con
que puedan deffender sus delitos i excessos i evadirse de la justa punición i castigo
que por ellos merecieren [al margen: Trid. sess. 7, c. 14, De reformat.], por ende, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestro Provisor que, quando
algún clérigo deste nuestro arçobispado, de qualquier grado i condición que sea,
cometiere algún delito, proceda contra él i le corrija i castigue, sin embargo de que
el tal delinquente diga ser exempto por privilegio o costumbre o en otra qualquier
manera; porque, en caso que lo fuesse, contra los tales podemos proceder conforme
a lo dispuesto en el sancto Concilio Tridentino, como delegado de la sancta Sede
Apostólica. I lo mismo mandamos se haga contra los religiosos que delinquieren si
tuvieren su habitación fuera de los monasterios, sin embargo de qualquier privilegio
que su Orden tenga. I mandamos que nuestros visitadores hagan inquisición contra
las tales personas, i de lo que contra ellos (de las dichas visitas) resultare den quenta
i relación a nuestro Provisor.
IIII. En las causas graves examinen los juezes los testigos por sus personas
Ninguna cosa importa tanto para el buen despacho i expediente de los pleitos
como que las probanças de los negocios se hagan por personas de mucha confiança,
pues de lo que en ellas en el hecho se averiguare a de resultar lo que conforme a

4 Los títulos entre corchetes están tomados de la edición de 1862.


352 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Derecho nuestros juezes han de sentenciar, i por esta razón en las leyes destos Reinos
está estatuido que los testigos en las causas graves i criminales se examinen ante los
mismos juezes; i, conformándonos con ellas, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que nuestros juezes lo hagan assí, sin cometer en las causas más graves
el examen de los testigos (que estuvieren en esta ciudad) a los notarios ni receptores.
V. [No se tengan por ratificados los testigos en causas graves]
No ayan por ratificados los testigos [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] en las causas en que entendieren a de aver pena corporal, destierro o
penitencia pública, aunque las partes lo pidan i consientan.
VI. No lleven los officiales derechos de las escripturas i autos fiscales
Tengan cuidado que los notarios ni otros officiales de sus audiencias [al
margen: Idem] no lleven a los reos derechos algunos de las escripturas i autos fiscales
que se presentaren e hizieren por parte del fiscal, si no es aviendo condenación de
costas, i esto después de la sentencia i no antes, conforme a lo que se tassaren i, no
aviendo tal condenación, no los cobren, porque por razón de sus officios son
obligados a ello, so pena que el notario o official lo pague con otro tanto, i lo mismo
al juez, aviéndoselo pedido.
VII. No se lleven derechos a los pobres
No permitan que lleven derechos sus officiales [al margen: Idem] a los que
constare ser pobres, i tengan cuidado que el letrado i procurador de pobres sigan i
defiendan sus causas fiel i diligentemente; i lo mismo el letrado i procurador de
fábricas en los pleitos della. I, generalmente, que todos sus officiales hagan sus officios
como deven, auisándonos de cosas que tienen necessidad de nuestro remedio.
VIII. Cométense las informaciones de los pobres que fueren denunciados a los
vicarios
Quando los clérigos denunciados de algún delicto fueren pobres, cometerán
nuestros juezes [al margen: Cardenal don Fernando Niño] las informaciones que
contra ellos uvieren a los vicarios i, donde no los uviere, al cura más antiguo, por
escusar las costas que de ir de aquí receptor o otra persona se suelen recrecer.
IX. Acompáñense los receptores con los vicarios o curas para hazer las
informaciones de los clérigos
I porque de hazer los receptores las informaciones en las causas criminales de
los clérigos a solas suelen suceder algunos inconvenientes, mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante se acompañen con el vicario del
lugar donde se uvieren de hazer i, no le aviendo, con el cura más antiguo o con otro
clérigo que nuestro juez, que fuere de la causa, le señalare; i las informaciones que
de otra manera hizieren sean en sí ningunas i de ningún valor i effecto, i nuestros
juezes no las admitan ni juzguen por ellas.
X. Háganse las informaciones contra clérigos en las causas criminales por
receptor clérigo
I porque es cosa mui indecente que las informaciones de las causas
criminales de los clérigos (principalmente quando son por alguna flaqueza) passen
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 353

i se hagan por receptores i notarios legos, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante las dichas informaciones (siendo de clérigos
de Orden sacro) se hagan ante algunos de los receptores clérigos, que para este
effecto mandamos que aya en nuestros tribunales, qual el juez que conociere de la
causa escogiere.
XI. Háganse las informaciones contra clérigos con mucho recato i véalas el
Provisor a solas
También parece cosa mui importante a la autoridad i reputación del hábito i
estado ecclesiástico que, quando en algún clérigo (especialmente si fuere sacerdote)
uviere alguna flaqueza, se corrija i castigue con mucho recato i secreto, de suerte que
por un clérigo díscolo i ruin no pierda todo el Orden i estado sacerdotal. I por esta
causa, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
los processos que en la audiencia de nuestro Provisor se hizieren sobre algún delicto
grave (especialmente si es de flaqueza o incontinencia) se hagan con la menos
publicidad que fuere possible, procurando de averiguar la verdad sin nota i
escándalo; i, si uviere en el dicho tribunal notario clérigo (como procuramos que
para este effecto de aquí adelante le aya), mandamos que passen los tales processos
ante él i no ante otro notario alguno, i que los guarde con mucho recato, de suerte
que nadie los vea, si no fueren las personas que para substanciar los dichos
processos uvieren de tener noticia dellos. I quando nuestro Provisor los uviere de ver
para sentenciarlos, mandamos no consienta que le haga relación dellos otra persona
sino el notario ante quien passaren, i que los vea sin estar delante persona alguna,
si no fuere el fiscal o el letrado de la parte, en todo lo qual encargamos la conciencia
para que lo guarde i cumpla assí.
XII. El delator no se admita por testigo, si no fuere guardando lo aquí
contenido
I porque somos informados que algunas vezes a sucedido que algún delator
a dado i da algunas vezes a nuestros iuezes o fiscal algún memorial de capítulos
contra algún clérigo, i es cosa mui peligrosa que en una misma causa sea uno testigo
i delator, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante
el que lo fuere en ninguna manera se examine por testigo i, si se examinare, su dicho
no haga fe ni prueva en el dicho negocio, lo qual sea i se entienda quando las causas
fueren graves o quando nuestro Provisor le pareciere que el delator viene con alguna
passión o interés.
XIII. No se muestren las informaciones sumarias a los reos con los nombres de
los testigos
También es cosa mui peligrosa i de que han sucedido muchos i graves
inconvenientes que los acusados vean las informaciones sumarias con los nombres
de los testigos, para remedio de lo qual estatuimos i ordenamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que en las acusaciones de los delictos nuestro fiscal i los notarios
de nuestros tribunales i de las visitas no muestren a los tales acusados, por sí ni por
terceras personas, las dichas informaciones ni les digan los nombres de los testigos,
so pena de privación de officio i de quatro ducados por cada vez que lo contrario
hizieren, la mitad para los pobres de nuestra cárcel i la otra mitad para la obra della.
354 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

I, quando el tal acusado pidiere traslado de la información sumaria en las causas


criminales graves, se le dé sin los nombres de los testigos. I, para que en esto aya el
recato que conviene, mandamos que los notarios mayores guarden i tengan todas las
informaciones de delictos encerradas en sus escriptorios i no las den ni fíen de sus
officiales mayores ni escrivientes, so pena de un ducado por cada vez que lo
contrario hizieren, aplicado como dicho es. I encargamos la conciencia a nuestro
iuezes i visitadores que hagan guardar todo lo en este capítulo contenido, i a los que
tomaren residencia o los dichos officiales que inquieran si se guarda esto, i hagan
cargo dello al que no lo guardare.
XIIII. Quando se sentenciare algún clérigo por algún delicto, no sea suelto
hasta que se haga la diligencia aquí contenida
Necessaria cosa es que tengamos noticia de las personas que cometen
algunos delictos, siendo clérigos, para tener quenta con sus vidas i para
reprehenderles i corregirlos caritativamente i traerles a la memoria el exemplo que
están obligados a dar al pueblo. Por ende mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a nuestros juezes que, quando en las causas criminales uvieren
sentenciado a algún clérigo i le mandaren soltar, antes i primero lo manden
parecer ante nos (aviéndonos hecho ellos primero relación de la causa por que fue
preso i sentenciado) para que nos le amonestemos i corrijamos i digamos nuestro
parecer.
XV. No reciban los juezes dádivas ni presentes, so la pena aquí contenida
No reciban de los que litigan ante ellos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] ni de los que provablemente se espera que han de litigar, ni de los officiales de
sus Audiencias, por sí ni por interpósitas personas, dádivas ni presentes algunos,
aunque sean cosas de comer, ni dineros prestados ni otras cosas algunas, ni los den
por fiadores en sus contratos, ni se sirvan dellos sin les pagar su trabajo, so pena de
excomunión mayor latae sententiae, i que en conciencia sean obligados a restituir
todo lo que uvieren llevado contra en tenor i forma de lo contenido en esta
constitución.
XVI. Lo mismo guarden los demás officiales, so la pena aquí contenida
Otrosí [al margen: Cardenal don Fernando Niño], los demás officiales de
nuestras Audiencias no reciban dádivas, presentes ni cohechos, aunque sean cosas
de comer i dadas de voluntad de los pleiteantes, ni de los que se espera
provablemente que traerán pleitos, ni se sirvan dellos ni traten con ellos en comprar
i vender, so pena de excomunión mayor latae sententiae i de que sean obligados a
restituir todo lo que llevaren en conciencia contra el tenor i forma de lo contenido
en esta constitución.
XVII. No lleven los juezes assesorías
No lleven los dichos nuestros juezes [al margen: Arçobispo don Diego Deça]
assesorías, directe ni indirecte, por el ver de los processos ni por determinarlos, sino
que los determinen sin exacción alguna con la mayor brevedad que fuere possible,
so pena que, allende de las penas del Derecho, buelvan con el doblo a las partes lo
que les llevaren.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 355

XVIII. [No se forme proceso por causas civiles leves]


No permitan [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se escriva ni haga
processo en las causas civiles de dos ducados abaxo, sino que las determinen breve
i sumariamente, sabida la verdad sin otra orden de juizio.
XIX. [No se multipliquen los procesos]
No den comissiones generales [al margen: Idem] a los notarios i receptores,
ni permitan se haga más de un processo contra muchos reos de un mismo crimen,
en quanto cómodamente se puede hazer; i las costas del tal processo no se cobre de
qualquiera de los reos in solidum, sino de cada uno pro rota (sic).XX. Visiten los
juezes las cárceles los sábados de cada semana
[1] Visiten los dichos nuestro visitador i juez de la Iglesia [al margen: Idem] la
cárcel el sábado de cada semana, i a la visita assistan los notarios con los processos
de los presos i los procuradores dellos, i nuestro alguazil mayor i fiscal, i a cada uno
destos officiales que faltare los dichos Provisor i juez los penen en dos reales para los
presos de la cárcel; i, demás de la visita particular de cada preso, se informen
generalmente si los presos están con el recogimiento i honestidad que conviene i si
el alcaide de la cárcel los maltrata o los suelta o da licencia para salir sin mandado
de los dichos juezes; i, si alguno los quisiere informar en público o en secreto de su
negocio, lo oigan.
[2] I porque somos informados que nuestros juezes no han visitado la cárcel,
como en el capítulo precedente se manda, i importa mucho que lo hagan, les
encargamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante cumplan lo en él contenido, con apercibimiento que les hazemos que en la
residencia que se les tomare les mandaremos hazer cargo dello i castigar conforme
al descuido que uvieren tenido.
[3] Hagan audiencia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] los dichos
Provisor i juez cada día que no sea feriado, en invierno de diez a onze i, en verano,
de nueve a diez, i esta hora diputada para el dicho effecto la gasten en despachar
peticiones i expedientes.
XXI. [No se den sentencia sin estar llenos los autos]
No sentencien pleito alguno [al margen: Idem] sin que estén los autos llenos
i los poderes en el processo, i los notarios a quien faltaren paguen el daño que desto
se causare a las partes.
XXII. Las obras de las iglesias se den a hazer a cada official de su officio
No dé nuestro Provisor [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a hazer de
aquí adelante obra alguna de las iglesias sino a cada official de su officio, conviene
a saber: la cantería al cantero, la pintura al pintor, la talla al entallador, i assí de
todos los otros officios a cada uno lo que fuere del suyo, so pena que el contrato
que de otra suerte se hiziere sea en sí ninguno, i nos i la persona a quien lo
cometiéremos podamos dar las tales obras a otros officiales que sean de aquel
officio.
356 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

XXIII. Los officiales en quien se remataren, no las traspassen en otros


Ningún maestro ni official [al margen: Cardenal don Fernando Niño], en quien
se rematare alguna obra, la pueda dar ni traspassar toda ni parte della a otros
officiales, so pena que el traspasso sea en [sí] ninguno i de ningún valor i effecto, i
el que la traspassare sea avido (por el mismo hecho) por inhábil, para qualquiera
obra de las iglesias en este nuestro arçobispado.
XXIIII. No se dé obra a tassación
No se dé en manera alguna [al margen: Cardenal don Fernando Niño] obra a
tassación, por las fraudes i engaños que en esto suele aver, tassándose unos officiales a
otros a precios mui excessivos, sino anden en pregones i dense las traças, condiciones i
modelos que el maestro mayor de las obras de las dichas iglesias hiziere i remátense en
quien lo uviere de hazer mejor i más varato; i, si de otra suerte se hiziere, el contrato sea
en sí ninguno i tórnese a hazer conforme a lo en esta constitución contenido.
XXV. No se dé a hazer obra sin tener por lo menos la quarta parte del dinero
que a de costar junto
No dé nuestro Provisor [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a hazer obra
alguna ni se remate sin tener junto (por lo menos) la quarta parte de lo que a de
costar en dinero, i saber i estar cierto que con brevedad se juntará lo demás, porque
por averse rematado algunas obras para quando aya dineros han sido las dichas
fábricas mui damnificadas.
XXVI. No se hagan ornamentos bordados
No manden hazer [al margen: Cardenal don Fernando Niño] ornamentos
bordados sin expressa licencia nuestra in scriptis, ni adereços de oro ni de plata,
retablo ni órgano, so pena que el contrato que sin la dicha licencia (i sin ir inserta en
él) se hiziere sea en sí ninguno, i nos no la daremos hasta tanto que las iglesias estén
bien reparadas i sus edificios de todo punto acabado, de que ai grande necessidad.
XXVII. Aya un libro en que se assienten los sacrilegios
Nuestro iuez de la Iglesia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] tenga libro
donde se escrivan los sacrilegios que se cometieren en nuestro arçobispado, para que
se pueda hazer cargo i descargo por el receptor de penas de cámara; i en el dicho libro
se assienten todas las denunciaciones luego que el juez dé el primer mandamiento,
poniendo con día, mes i año el nombre i lugar del denunciado i notario ante quien
passa; i no se lleven los dichos sacrilegios sin que preceda sentencia del dicho nuestro
iuez i, si merecieren más pena los delinquentes, se les imponga.
XXVIII. Aya un libro en que se assienten las condenaciones de las causas fiscales
Tengan los dichos nuestros juezes [al margen: Idem] un libro (cada uno)
donde estén puestas por abecedario las condenaciones de los processos i causas
fiscales i les assienten en él; i assí mismo tengan cada uno dellos otro libro de
denunciaciones, i los fiscales les den quenta el sábado de cada semana de todas las
que uvieren hecho i del estado dellas, para que no quede ninguna por sentenciar, so
pena de un ducado al fiscal que no lo hiziere por cada vez, i lo mismo haga el fiscal
de testamentos, so la dicha pena.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 357

XXIX [No se tengan dos oficios]


Ningún official tenga ni use dos officios [al margen: Idem] en nuestros tribunales,
so pena de privación de entrambos officios i de que será castigado por todo rigor.
XXX. Los officiales no entren con armas en las audiencias
Ningún official [al margen: Idem] meta armas offensivas ni deffensivas en
nuestros tribunales, estando nuestros juezes haziendo audiencia, so pena de
perdimiento de las dichas armas, las quales se repartan en tres partes iguales alguazil,
pobres i denunciador.
XXXI. En los memoriales de los delictos que truxeren los receptores pongan los
testigos que podrán testificar
Quando los receptores de nuestras Audiencias truxeren memoriales de delictos
i pecados públicos, pongan también [al margen: Idem] en los dichos memoriales los
testigos que podrán testificar acerca de lo en ellos contenido, i los firmen i entreguen a
nuestros juezes, para que los vean i provean justicia; i, si no se provare lo contenido en
los dichos memoriales, paguen los dichos receptores las costas al que fuere a hazer la
dicha información; i los demás que vinieren a dar noticia de los tales delictos i pecados
consideren i miren los dichos juezes con prudencia la calidad de sus personas i otras
circunstancias de que se puede colegir el ánimo i zelo con que vienen, para que desta
manera ni los delictos queden sin castigo ni se dé lugar a calumnias; i los denunciadores
que pareciere aver denunciado calumniosamente sean punidos i castigados conforme
a Derecho. I por evitar las dichas calumnias se obliguen los que uvieren de denunciar
(ante todas cosas) de pagar las costas i calumnias si pareciere aver denunciado
maliciosamente, i de otra manera no sean admitidas sus denunciaciones.
XXXII. Que a los officiales que no los tuvieren se den títulos
I por quanto muchos notarios i otros officiales de nuestras Audiencias exercitan
sus officios en ellas sin tener título nuestro, mandamos [al margen: Idem] se den títulos
en forma a los dichos officiales que no los tuvieren; i los que aora son i fueren de aquí
adelante no sean admitidos al uso i exercicio de los dichos officios sin ellos, los quales
presenten ante el juez con quien los uvieren de usar i hazer sus officios.
XXXIII. Los officiales no juren en los tribunales
I por la particular obligación que ai de que en las dichas nuestras Audiencias
i tribunales se eviten los juramentos ilícitos, mandamos [al margen: Idem] que
qualquiera de los dichos nuestro officiales que en los dichos tribunales jurare el
nombre de Dios en vano pague de pena ocho maravedís para los pobres de la cárcel,
i señalen una persona que tenga quenta de juzgar i cobrar las dichas penas i que
tenga libro i memoria dellas.
XXXIIII. Escúsense las riñas i pendencias en los tribunales
Tengan assí mismo quenta nuestros juezes [al margen: Idem] de refrenar i
castigar con rigor las palabras injuriosas, riñas i pendencias que uviere entre sus
officiales, i que en sus tribunales se libren, hagan i despachen los negocios con rectitud,
fidelidad i diligencia, con quietud i silencio, que es parte de justicia, sin que aya muchas
bozes i ruido, castigando a los que esto erraren i excedieren.
358 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

XXXV. Cada tres años se nombren juezes de residencia


Para saber cómo se guarda i cumple lo contenido en estos párrafos i
nuestros juezes i visitadores i los demás officiales de nuestros tribunales hazen
sus officios i para satisfazer a las dema[nda]s i querellas (si algunas uviere contra
ellos), mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que cada tres años se
les tome residencia por la persona que por nos fuere señalada, por espacio de
treinta días; en los quales no usen sus officios i estén suspensos dellos porque, si
uviere algunos querellosos, con más libertad puedan alcançar justicia sus
agravios.

Tít[ulo II]. De officio delegati

Capit. I. Las personas que se nombraron por juezes synodales


Satisfaciendo a las obligaciones que tenemos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño], conforme al sacro Concilio Tridentino, de señalar personas en los
Concilios Provinciales i Synodales que tengan las calidades que el Derecho
requiere, a quien la sancta Sede Apostólica cometa las causas ecclesiásticas i
espirituales i que pertenecen al fuero ecclesiástico, que se uvieren de delegar en
estas partes, i confiando de la rectitud i prudencia de nuestros mui amados
hermanos don Diego de Córdova, deán, doctor Luciano de Negrón, arcediano,
don Antonio Pimentel, chantre, don Francisco Enríquez de Ribera, mestreescuela,
don Alonso Alvarez de Córdova, arcediano de Niebla, el doctor don Iuan de
Bahamonde, prior, el doctor Iuan Hurtado, canónigo, el licenciado Bernardino
Rodríguez, canónigo, el licenciado Pedro de Villagómez, canónigo de la Doctoral,
el doctor don Felipe de Guzmán, canónigo, el licenciado don Gonçalo del Campo,
canónigo, el licenciado don Luis Melgarejo, canónigo, el maestro don Manuel
Sarmiento, canónigo de la Magistral, el doctor Olalla de Rojas, canónigo, en esta
presente Synodo los señalamos a ellos i a cada uno dellos en nuestro arçobispado
para el dicho effecto, i mandamos se embíe testimonio dello a su iglesia i al
reverendíssimo señor Nuncio Apostólico, que reside en estos Reinos; i
removemos otros i qualesquier juezes que en otros Synodos antes desta se han
nombrado o después della señalado i subrogado.
Capit. II. De los derechos que los juezes synodales pueden llevar
I porque los juezes que para el dicho effecto se suelen nombrar en este
arçobispado llevan derechos demasiados de los autos que ante ellos passan de las
tales causas, permitimos que los dichos juezes puedan llevar quatro reales de la
primera presentación del Breve de su comissión, i en lo demás mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se conformen con el aranzel que para los
juezes de nuestras Audiencias se ha ordenado, haziendo assí mismo que los
procuradores, notarios i otros officiales de las dichas causas apostólicas no
excedan dél; i los unos ni los otros no lleven más derechos de los que por el dicho
aranzel se les señala, so las penas en él contenidas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 359

Capit. III. No admitan petición alguna, si no la truxere el procurador de la parte


No admitan los dichos juezes synodales peticiones ni escripturas que les
traiga el notario de la causa, aunque haga fe (el tal notario) de que la presentó ante
él el procurador de la parte, sino que el procurador venga i parezca personalmente a
presentarlas ante ellos i assistir a las audiencias, i pedir i defender con diligencia el
derecho de su parte.
Provean los dichos juezes las peticiones i ordenen los autos por sí o por sus
assesores, i en ninguna manera lo cometan a los notarios.

Tít[ulo III]. De Procuratore Fiscali

I. Las partes i calidades que han de tener los fiscales


Los que uvieren de ser fiscales de nuestras Audiencias [al margen: Cardenales
don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño] sean hombres de buena vida i fama,
letrados graduados en Cánones o en Leyes, expertos i pláticos en el estilo de las
Audiencias i ordenados en Orden sacro.
II. Iuren en manos del secretario que guardarán lo aquí contenido
Iuren quando fueren recebidos [al margen: Idem] en manos de nuestro
secretario que usarán su officio bien i fielmente, mirando el servicio de Dios nuestro
Señor i provecho de las almas, i nos guardarán fidelidad i deffenderán la libertad i
inmunidad de las iglesias i sus bienes i ministros, i nuestro secretario no les dé el
título hasta que ayan hecho este juramento, ni nuestros juezes los admitan al uso i
exercicio de sus officios hasta que les conste por testimonio escripto en las espaldas
del título como lo han hecho.
III. Las diligencias que han de hazer para averiguar los delictos
Anse de informar [al margen: Idem] de los curas de las parroquias i (por todas
las vías que pudieren, con prudencia i diligencia) de los que estuvieren en pecados
públicos, usureros, logreros, casados dos vezes, amancebados, apartados del
matrimonio sin el juizio de la Iglesia, jugadores, tablajeros, blasfemos, renegadores,
descomulgados, sacrílegos i otros delinquentes, delictos i negocios de que pueden
conocer nuestros juezes. I serán mui solícitos en denunciarlos i seguir sus causas, de
manera que no aya remisión alguna ni dilaciones maliciosas, i para esto darán quenta
el sábado de cada semana a los dichos nuestros juezes de todas las denunciaciones
que uvieren hecho aquella semana i del estado dellas, so pena de un ducado a cada
uno por cada vez que faltare, aplicados para gastos de justicia; i lo mismo haga el fiscal
de testamentos, como se les manda en el título De iudiciis & officio ordinarii.
IIII. Las diligencias que han de hazer para seguir las causas en grado de apelación
Tengan especial quenta [al margen: Idem] con denunciar i hazer instancia que
los que reinciden sean castigados; i, cuando se apelare de las sentencias en negocios
fiscales, procuren que se sigan i fenezcan, dándonos aviso de lo que para este effecto
sea necessario proveer, por que los delictos no queden sin castigo.
360 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

V. Assistan los fiscales a las Audiencias públicas


Assistan a todas las audiencias públicas [al margen: Idem], so pena de cien mil
maravedís a cada vno por la que faltare; i para ausentarse han de aver licencia de
nuestros juezes, i no dexen substitutos sin aprovación suya, pero en los negocios que
uvieren de hazer fuera desta ciudad podrán substituir otros en su lugar.
VI. Las denunciaciones de clérigos amancebados las hagan ante notario
clérigo, guardando la forma aquí contenida
Las denunciaciones de clérigos amancebados con mugeres casadas las hagan
ante notario clérigo, que para este effecto procuraremos que aya en los dichos
tribunales [al margen: Idem], i con mucho secreto, de manera que no venga a noticia
de los maridos, haziendo denunciación de sólo el adulterio, callando el nombre de
la adúltera; i en la información dé fe el notario que se declaró de palabra quien era,
si no fuere en caso que el marido lo sabe i consiente el delito, i entonces acusen a
todos i procuren con cuidado se castiguen.
VII [No se cobren derechos sin condenación]
No pidan ni reciban [al margen: Idem] en manera alguna derechos de los reos hasta
que aya avido condenación, según se les manda en el título De iudiciis & officio ordinarii.
VIII. Quando algún clérigo fuere condenado en suspensión, reclusión o
destierro, haga la diligencia aquí contenida
Quando algún clérigo fuere condenado en suspensión, reclusión o destierro,
tenga cuidado de avisar luego [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los vicarios
del districto, donde los tales clérigos fueren naturales o de donde han de salir
desterrados, de las sentencias que contra ellos se uvieren dado, embiándoles un
testimonio dellas, para que los dichos vicarios tengan quenta de saber cómo se
cumplen i de avisar quando no se hiziere, so pena de un ducado por cada vez que lo
dexare de hazer para obras pías.

Tít[ulo IV]. De Notariis

I. El número de officiales que el Notario mayor del Consistorio puede tener


Mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que cada uno de los
notarios mayores del Consistorio no tenga más que cinco officiales, con el del caxón
y un escribiente en su officio, i todos los demás sean expelidos i no se admitan otros
de nuevo sin nuestra licencia o de nuestro juez de la Iglesia, precediendo para ello
examen de la persona i sufficiencia; i, no haziendo bien su officio, den los dichos
nuestros notarios mayores noticia dello a nuestro juez de la Iglesia, para que provea
lo que más convenga.
II. Los officiales que a de aver en el Audiencia del Provisor
En el Audiencia de nuestro Provisor aya siempre dos notarios mayores i un
notario de fábricas, i no se acreciente el número destos officiales sin nuestra licencia
i mandado [al margen: Idem].
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 361

III. El número de receptores que a de aver en cada uno de los tribunales i las
calidades que han de tener
[1] Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en la Audiencia
de nuestro Provisor i Consistorio de nuestro juez de la Iglesia aya en cada uno de los
dichos tribunales ocho receptores, los quatro sean legos i los quatro clérigos in sacris,
ante quien se hagan las informaciones de los clérigos, conforme a lo que está
mandado en el título De iudiciis, i ante quien se notifiquen las excomuniones i
censuras que se discernieren contra las justicias seglares. I mandamos que en
ninguna manera no se acreciente este número sin expressa licencia nuestra, i que las
personas que uvieren de tener estos officios sean fieles i legales i de mucha
confiança, i de buena vida i fama i costumbres, hábiles i sufficientes para los dichos
officios i de edad de veinte i cinco años, de todo lo qual se hará información antes
que se les dé título nuestro. I antes de ser admitidos al uso i exercicio dellos jurarán
delante del juez (en cuyo tribunal uviere de assistir) que usarán bien i fielmente sus
officios i no llevarán más derechos de los contenidos en nuestro aranzel i guardarán
todas estas nuestras constituciones.
[2] I porque de presente ai más número de receptores del que aquí se señala,
mandamos que nuestros juezes (cada uno en su tribunal) den orden como los
officios, de los que les pareciere más inútiles, se consuman i reduzga el número
dellos a la dicha cantidad, particularmente los que fueren necessarios para proveer
desde luego los dichos clérigos, a lo menos en la Audiencia de nuestro Provisor.
IIII. Que los receptores no se concierten con las partes, so las penas aquí
contenidas
I porque somos informados que, quando van algunos receptores a hazer
algunas informaciones en causas criminales, se conciertan con los delinquentes i,
por alguna cosa que les dan, dexan de averiguar la verdad i dizen a los juezes que
les embiaron (quando tornan) que no han hallado testigos con que poderla provar,
i de que resulta que los delictos se quedan casi siempre sin punición i castigo, en
gran deservicio de nuestro Señor i escándalo de toda la república, para remedio de
lo qual mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los dichos
receptores, bajo pena de excomunión mayor latae sententiae i privación de sus
officios, no hagan semejantes colusiones, sino que con mucha diligencia i cuidado
procurarán de averiguar la verdad i dar la quenta que deven de todo lo que se les
encargare.
V. No despachen los juezes negocio alguno, sino con los notarios
No despachen nuestros juezes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
negocio alguno sino con los dichos notarios mayores o con sus officiales mayores
(estando ellos impedidos), porque assí conviene a la buena administración de la
justicia i buen govierno de nuestros tribunales.
VI. Que lo mismo hagan los receptores del número
I lo mismo hagan con los receptores, a quien mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] no se quite negocio ninguno para darlo a otro que no lo sea,
aunque se diga que el negocio es de tanta importancia que conviene vaya otra
362 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

persona a él, porque, aún en este caso, queremos que se cometa a alguno de los
receptores del número, de quien, estando aprovados en la forma susodicha,
confiamos que lo harán bien. I quando al juez todavía le pareciere que la calidad del
negocio pide otra cosa, primero que se quite el tal negocio a los receptores, lo
consultarán con nos. I mandamos a los notarios mayores no despachen comissión
para otra persona alguna sin nuestro mandato especial, so pena de quatro ducados
por cada vez que lo contrario hizieren, mitad para la obra de nuestra cárcel i mitad
para el denunciador.
VII. Los notarios mayores residan en sus officios, so la pena aquí contenida
[1] Nuestros juezes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] compelan
a los notarios mayores a que residan en sus officios i, no assistiendo el uno dellos,
el otro notario mayor firme i lleve los derechos i no se los pueda bolver, so pena
de excomunión mayor i de los pagar doblados, si no fuere estando enfermo o
ausente desta ciudad por nuestro mandado o con licencia; i, si las ausencias
fuesen tantas que hagan notable falta, los dichos juezes provean lo que
convenga.
[2] I porque somos informados que, por no cumplirse lo contenido en el
párrafo precedente, ni assistir los notarios mayores en los tribunales, sucede que los
receptores i otros notarios hinchen los autos que nuestros juezes proveen i ordenan
los mandamientos i llevan por esto derechos, estando obligados los notarios
mayores a hazer lo susodicho i llevando por esto derechos, aunque no lo hagan, de
que se sigue que las partes pagan dos vezes los dichos derechos, para remedio de lo
qual mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los notarios mayores
por sus personas o por las de sus officiales lo hagan i, quando no lo hizieren, no
puedan llevar derechos i los lleven los receptores o notarios que hizieren las dichas
escripturas, so pena de bolver con el quatro tanto lo que se provare que llevaron
contra el tenor i forma de lo contenido en este capítulo.
VIII. Tengan impressos los despachos ordinarios
Los notarios mayores [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] tengan los
despachos ordinarios impressos, es a saber, cartas generales, títulos de curas,
licencias para celebrar, predicar i confessar, mandamientos de citas, edictos e
interrogatorios para ordenantes, mandatos i edictos generales de la Quaresma; i si,
no los teniendo de molde, los dieren escriptos de mano, no lleven más derechos que
los que avían de llevar por los de molde.
IX. Assienten los derechos en el processo, conforme a lo aquí contenido
Los derechos que llevaren los notarios [al margen: Idem] (assí en las causas
civiles como criminales i matrimoniales) los assienten en el processo en tres partes:
la una quando se recibiere a prueva, la otra quando se hiziere publicación, la otra
quando se sentenciare el pleito en deffinitiva, so pena de que paguen los derechos
que de otra manera llevaren con el quatro tanto. I el juez, quando recibiere el pleito
a prueva i se hiziere publicación i quando diere sentencia, tasse los dichos derechos
a los notarios i ponga la tassación firmada de su nombre en el processo, para que las
partes sepan i entiendan lo que deven de los dichos derechos, so pena que el juez
por cada vez que dexare de hazer i cumplir lo susodicho incurra en pena de mil
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 363

maravedís para gastos de justicia, i a ellos i a los notarios se les haga cargo desto en
las residencias que se les tomaren.
X. No cobren las condenaciones de penas de cámara, i guarden lo aquí contenido
No cobren ni reciban los notarios [al margen: Idem] maravedís de
condenación alguna, sino que las partes o sus procuradores entreguen las
condenaciones al receptor de penas de cámara, i no sean despachados hasta que
conste aver pagado por carta de pago, firmada del dicho receptor.
XI. No dexen ojas blancas en los processos
No dexen ojas blancas en los processos [al margen: Idem] i, quando alguna
uviere, esté rayada con dos rayas i puesta en ella “en blanco”, porque de no hazerse
assí pueden resultar falsedades.
XII. No se hagan depósitos en los notarios
No hagan nuestros juezes [al margen: Idem] depósito en los notarios, ni permitan
que tomen ni se les dé poder para cobrar, aunque sea de las fábricas de las iglesias.
XIII. Pónganse los processos en los archivos i tenga la llave dellos el notario
más antiguo
Los archivos de los processos estén en buena custodia i guarda i debaxo de
llave [al margen: Idem], la qual en cada uno de nuestros tribunales tenga el notario
más antiguo, i no la fíe de nadie, si no fuere persona de mucha confiança, ni dexen
los notarios que tuvieren las dichas llaves llegar a los dichos archivos a procuradores,
solicitadores ni a partes; i, quando se offreciere necessidad de buscar papeles, lo
hagan los dichos notarios o sus officiales.
XIIII. Los receptores assistan a las Audiencias
Los receptores que están señalados (estando en esta ciudad) assistan a las
audiencias [al margen: Idem], i señálenles nuestros juezes banco donde se ayan de
sentar. I tengan particular cuidado de que se guarde lo susodicho, i que los
receptores hagan sus officios como deven, por ser esto mui importante i de que
pende la justicia i honor de las partes.
XV. El receptor que hiziere la sumaria, haga la plenaria
El receptor que hiziere la sumaria información haga la plenaria, tachas i
abonos por el fiscal i partes, si a nuestros juezes no les pareciere otra cosa más
conveniente [al margen: Idem].
XVI. Los notarios o receptores que recibieren denunciaciones las firmen en el
libro
Los notarios mayores o receptores, a quien se dieren las denunciaciones, las
firmen en el libro del repartimiento [al margen: Idem], i las informaciones que se
hizieren en esta ciudad i fuera della sean con repartimiento; i los dichos receptores
no entreguen las probanzas a los notarios mayores, sino que las lleven ellos mismos
a nuestros juezes, para que ellos las den al fiscal.
XVII. Quando el receptor fuere a muchos negocios, repártase el salario entre
todos
364 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Quando el receptor llevare comissión para hazer información contra muchas


personas, ora sean cómplices del mismo delicto, ora sean los negocios diversos,
tássenles nuestros juezes lo que a de aver pro rata de cada uno, repartido
respectivamente entre todos la ocupación de ida i buelta, de manera que no lo cobre
de cada uno por entero [al margen: Idem].
XVIII. No se den comissiones generales
No se den a los receptores i notarios [al margen: Idem] comissiones generales
o no expressos los nombres de aquellos contra quien se ha de inquirir, ni hagan
informaciones por su propia autoridad sin comissión de juez competente, so pena
que, haziendo lo contrario, serán castigados gravemente.
XIX. Las informaciones aquí contenidas se hagan ante los officiales mayores de
los notarios
Las informaciones de divorcios i de nulidades de matrimonios i de los
depósitos de mugeres se harán siempre ante los officiales mayores de los notarios
mayores, sin que receptor ni otra persona alguna se entremeta a hazerlas. I para que
esto se cumpla mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no se
repartan ni hagan por turno, como de poco tiempo a esta parte se han acostumbrado
a hazer, si no fuere en algún caso grave o particular, en que por la calidad del negocio
i personas que intervinieren en él, le parezca a nuestro juez que lo susodicho se haga
ante los notarios mayores.
XX. Los notarios no quiten cosa alguna de las aquí contenidas a sus officiales
Assí mismo mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los
notarios mayores no puedan quitar ni quiten cosas de las susodichas a sus officiales
mayores, ni otras algunas de las que pertenecen por turnos a ellos i a los receptores,
so pena de quatro ducados por cada vez que lo contrario hizieren, aplicados para los
pobres de la cárcel, obra della i denunciador por partes iguales, i de que serán en la
residencia castigados con más rigor.
XXI. No lleven parte de las probanzas i escripturas, so la pena aquí contenida
I porque somos informados que los dichos notarios mayores llevan algunas
vezes parte de las probanças i escripturas que hazen los receptores i sus officiales, de
que se siguen algunos inconvenientes, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que de aquí adelante no lo lleven, so pena de bolver lo que assí llevaren con el
quatro tanto, aplicado todo como está dicho en el párrafo passado.
XXII. Los notarios i officiales digan los derechos que, conforme al aranzel, se
les deven
Assí mismo mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando
alguna de las partes preguntare a los notarios mayores o a alguno de los demás
officiales qué derechos le deve, que le digan clara i abiertamente los que son i deven
conforme al aranzel, sin remitirse a su cortesía i a lo que les quisieren dar, so pena
de dos ducados por la primera vez, i por la segunda la pena doblada i por la tercera
sea privado de officio; lo qual mandamos se execute en la residencia
irremisiblemente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 365

XXIII. Ningún notario apostólico use, sin que primero se presente con su
notaría
Avemos sabido que ha venido a mucha confussión i desorden en nuestro
arçobispado de la muchedumbre de los que se dizen notarios apostólicos, assí por
ser muchos dellos personas inhábiles i no conocidos, i criados por quien no tuvo
facultad, como por las muchas fraudes i falsedades i autos clandestinos que se hazen
por los tales notarios en mucho deservicio de Dios i daño de la república. I porque a
nos pertenece proveer en semejantes cosas, mandamos [al margen: Arçobispo don
Diego Deça] que ningún notario (que se diga) apostólico use ni exerça el tal officio
sin que primeramente se presente ante nos o ante nuestro Provisor con la carta de
su notaría i el poder i facultad con que fue creado, porque, siendo hábil i
legítimamente proveído, lo mandaremos notificar a nuestros súbditos, para que sea
por ellos avido i reputado por tal notario apostólico, i en otra manera no tenga
ocassión de engañar al pueblo i de usar falsamente el dicho officio; i mandamos que,
si alguno contra esta ordenación usare de officio de notario, incurra en pena de cinco
mil maravedís i que sea por el mismo caso preso i no lo suelten sin nuestro especial
mandado.
XXIIII. No se dé licencia para usar de sus officios a los dichos notarios, sin que
primero sean examinados
I porque el cumplimento de lo contenido en el párrafo de arriba conviene
mucho para la execución de lo que se nos comete por el sacro Concilio Tridentino [al
margen: Trid., sess. 22, c. 10, De reformatione], acerca del examen de los notarios
apostólicos o creados por autoridad imperial o real, como delegado de la Sede
Apostólica, en este caso i como mejor de Derecho podemos mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] se guarde el dicho párrafo i constitución como en ella
se contiene. I assí mismo mandamos que no se dé licencia a los citados notarios para
usar los dichos sus officios sin ser primero examinados i aprovados por nos, i en las
licencias que les dieren se haga fe del dicho examen i aprovación, i las que en otra
manera se dieren sean ningunas.
XXV. No lleven más derechos que los que llevan los notarios de la Audiencia
Iten, por quanto los dichos notarios apostólicos llevan derechos demasiados
de las escripturas i autos que ante ellos passan en las causas apostólicas, mandamos
[al margen: Idem] que los tales notarios no lleven más derechos por las escripturas i
autos que ante ellos passaren de lo que llevan los notarios de nuestras Audiencias,
sino que los unos i los otros guarden nuestro aranzel, so las penas en él contenidas.
XXVI. Den fianzas de guardar los registros
Otrosí, porque muchos de los dichos notarios apostólicos no tienen domicilio
estable, antes suelen vagar de unas partes a otras, i se pierden i no pueden ser avidos
sin grande dificultad los registros i protocolos que ante ellos passan, mandamos [al
margen: Idem] que den fianças en nuestro arçobispado los dichos notarios de
guardar fielmente los dichos registros i protocolos, i de no sacarlos fuera de nuestra
diócesi. I, muerto qualquiera dellos, nuestro juez de la Iglesia recoja los dichos
protocolos i los ponga en el archivo del juzgado de la Iglesia.
366 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

XXVII. Quando se mandare llevar algún processo original, quede un traslado


corregido, citada la parte
Muchas veces sucede que los juezes apostólicos dan compulsorias para llevar
fuera desta ciudad los processos originales, de que sucede perderse en el camino i
con ellos la justicia de las partes. Para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando sucediere este
caso, no se dé el dicho processo original sin que primero, a costa de la parte que
pidió la dicha compulsoria, se saque un traslado que, corregido i concertado citada
la parte, quede en poder del notario propietario de la causa.
XXVIII. Que los notarios apostólicos se presenten para ser examinados
I porque [de] la muchedumbre que ai de notarios apostólicos en esta ciudad
i arçobispado se sigue gran daño, i particularmente de los que se han creado desde
la celebración del Synodo passado hasta aora, que muchos dellos son inhábiles i no
saben latín, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que todos se
presenten ante nos o ante nuestro Provisor, dentro de treinta días después de la
publicación desta Synodo, i muestren sus títulos i aprovación que tienen, para que
dellos escojamos los que fueren más hábiles i supieren latín, para que ante ellos (en
cumplimiento de lo que el sancto Concilio de Trento manda) passen las causas que
se trataren ante los juezes apostólicos.
XXIX. Guarden todos los officiales en el llevar de los derechos el aranzel, so las
penas aquí contenidas
I mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestros juezes, fiscales,
notarios mayores i a todos los demás officiales de nuestras Audiencias guarden en el
llevar de los derechos nuestro aranzel i no lleven más derechos de los en él contenidos
ni otra cosa alguna, aunque las partes espontáneamente se lo quieran dar, por
qualquier pretexto i color que sea, so pena de excomunión mayor latae sententiae i que
en conciencia sean obligados a restituirlo. I para que se sepa esto i vaya a noticia de
todos i no se escusen con ignorancia, mandamos que en los tribunales de nuestros
juezes se escriva en una tabla el dicho aranzel i al fin de este capítulo.

Tít[ulo V]. De Procuratoribus

I. Assistan a las Audiencias


Los procuradores (assí en nuestros tribunales ecclesiásticos como ante los
juezes synodales que se han nombrado i nombraren para las causas apostólicas)
assistan a las audiencias [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], pidiendo i
deffendiendo el derecho de sus partes con diligencia, evitando siempre
impertinencias i calumnias, a las quales no den lugar los juezes en manera
alguna.
II. Presenten por sus personas las escripturas i recaudos de las partes
Presenten ellos mismos [al margen: Idem] los escriptos i escripturas de las
partes ante los dichos juezes, i los notarios no les tomen ni reciban cosa alguna que
se uviere de presentar sin que ellos vengan i parezcan personalmente a presentarla
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 367

ante los juezes, ni los juezes admitan la dicha presentación no viniendo i pareciendo
los procuradores a hazerla.
III. Lo que presentare venga firmado por un letrado
No presenten [al margen: Idem] escripto alguno de demanda o respuesta o de
bien provado o interrogatorio sin que venga firmado de letrado, ni se le reciba de
otra manera.
IIII. Tengan libro en que assienten los pleitos
Tengan libro de memoria [al margen: Idem], donde assienten los pleitos de
que fueren procuradores i el estado en que estuviere qualquiera pleito, de manera
que, quando les fuere pedida razón de todo ello, la den incontinenti a sus partes.
V. [Lleven los derechos de arancel]
En las causas apostólicas no lleven más derechos que [los que] le son
permitidos por nuestro aranzel, so las penas en él contenidas [al margen: Idem].
VI. Antes que sean admitidos, juren lo aquí contenido
Antes que sean admitidos al uso i exercicio de sus officios jurarán ante
nuestro Provisor que los harán bien i fielmente i no llevarán más derechos de los
que, conforme al aranzel, les es permitido, i guardarán en todo estas nuestras
constituciones [al margen: Cardenal don Fernando Niño].

Tít[ulo VI]. De custodia reorum

I. El alcaide dé fianças de que dará buena quenta de lo aquí contenido


El que uviere de ser alcaide de nuestra cárcel [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] reciba las prissiones della por inventario ante uno de los notarios
mayores de la Audiencia de nuestro Provisor i, quando dexare el officio, las
entregue a nuestro alguazil mayor por nuestro inventario. I [jure] para esto i que
usará bien i diligentemente su officio i que, si algún daño o riesgo uviere en las
prissiones, cárcel o presos della por su dolo, culpa o negligencia o en alguna
cantidad fuere condenado por razón de su officio, lo pagará. Dé ante todas cosas
fianças llanas y abonadas que se obliguen con él a todo lo susodicho de
mancomún, a contento del dicho nuestro alguazil mayor, a cuyo cargo
principalmente está la cárcel, i jure assí mismo el dicho alcaide delante de nuestro
Provisor de bien i fielmente hazer su officio.
II. [Cuide de la honestidad y buen trato de los presos]
No sólo a de tener quenta el dicho alcaide con la guarda de los presos [al
margen: Idem], sino también con el recogimiento, honestidad i quietud i buen
tratamiento dellos, i con la limpieza de la dicha cárcel.
III. [Haya separación de sexos]
A las mugeres tengan apartadas de los hombres i encerradas, de modo que
no se comuniquen con ellos [al margen: Idem].
368 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

IIII. No dexe entrar hombres a visitar mugeres, ni mugeres a visitar hombres,


sino en el caso aquí contenido
No consientan [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que entren mugeres
a visitar hombres, ni hombres a visitar mugeres, sino que se hablen por la rexa, si no
fuere estando enfermos i, en este caso, se a de hazer con licencia del juez que los
tuviere presos i estando todo el tiempo que durare la visita el alcaide o otra persona
de confiança que él nombrare delante para que no se haga cosa indecente, so pena
de un ducado por cada vez que lo contrario hiziere.
V. No tengan los presos armas
No tengan los presos armas ofensivas ni defensivas [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro], i el que fuere hallado con ellas las pierda i se repartan entre los
pobres de la cárcel.
VI. Dígase missa a los presos
Tengan cuidado [al margen: Idem] que a los dichos presos se les diga missa cada
día o, a lo menos, los domingos i fiestas de guardar, a hora que todos la puedan oír; i
los llame i haga vayan a oírla, i que la capilla i lugar donde se dize la missa esté con la
limpieza, decencia i asseo que es razón, i los ornamentos estén limpios i a recaudo.
VII. No dexe dezir missa al clérigo que estuviere preso por incontinencia, si no
fuere en el caso aquí contenido
Al clérigo que estuviere preso por incontinencia u otro delicto grave no se dé
recaudo para dezir missa en la cárcel todo el tiempo que durare su prissión [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], si no fuere con licencia del juez que lo tuviere
preso, i ésta en ninguna manera dará sin estar primero cierto i informado que de los
tales delictos está mui arrepentido i emendado, sobre que encargamos la conciencia
a nuestros juezes.
VIII. Aya libro en que se assienten los presos
Tengan un libro [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] donde se
assienten los presos que entraren en la cárcel, con día, mes i año i por qué causa i a
cuyo pedimento i por cuyo mandado; i lo mismo quando se recomendare alguno
que estava ya preso, i cómo se encarga dello, so pena de quatro reales por cada vez
que faltare, para los pobres de la cárcel.
IX. [No se reciban gratificaciones]
No reciba dádivas [al margen: Idem] ni presentes de los presos, ni [de] otras
personas por ellos, ni les agrave las prissiones más de lo que deve, ni se las relaxe sin
mandado de nuestros juezes por interese alguno, so pena de bolver lo que assí
llevare con el doblo.
X. No suelte ni dexe salir a comer ni a dormir a ninguno sin licencia
No suelte [al margen: Cardenal don Fernando Niño] ni dexe salir a comer ni a
dormir fuera de la cárcel a ningún preso sin mandamiento in scriptis del juez que le
mandó prender, so pena de quatro ducados por la primera vez que lo quebrantare, i
por la segunda sea la pena doblada i por la tercera sea privado de officio, la qual
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 369

dicha pena pecuniaria se aplique la mitad para los pobres de la dicha cárcel i la otra
mitad para reparos della; lo qual encargamos a nuestros juezes executen sin
remissión.
XI. Lo que a de prevenir para la visita de los sábados
Para los días que nuestros juezes visitaren la cárcel tenga el alcaide [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] un lugar en lo más público i limpio della,
bien adereçado, con una silla i una mesa i bancos, i hecha una lista de los presos por
mandado del Provisor i otra de los presos por mandado del juez de la Iglesia, de cada
uno la suya, para que por ella sean llamados los dichos presos.
XII. No sean los presos detenidos por los derechos, si fueren pobres
Siendo despachados los presos i mandados soltar, no sean detenidos en la
cárcel, ni se les tomen prendas, ni les hagan obligar a dar fianças por los derechos i
costas de oficiales, constando a nuestros juezes ser pobres y que no tienen de qué
pagar [al margen: Idem].
XIII. Lo que se ha de hazer para que los pobres sean consolados i instruidos
Grande es la falta de doctrina que de ordinario en todas las cárceles suele aver
i, porque en alguna manera parece crueldad que, ya que por sus culpas i pecados
merezcan estar detenidos i encerrados, les falte cosa de las necessarias para su salud
i salvación de sus almas, principalmente a las personas ecclesiásticas que son las más
de los presos que en nuestra cárcel arçobispal suele aver, para remedio de lo qual
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestro Provisor tenga gran
cuidado con que cada sábado en la tarde algunos religiosos i otras personas vengan
a la dicha cárcel a hazer a los presos algunas pláticas espirituales i a consolarlos i a
procurar que se confiessen i reciban el santíssimo Sacramento, luego como los
echaran presos, que a los que lo hizieren assí les concedemos los cien días de
indulgencia que podemos conceder. I, para que esto mejor se cumpla i haga,
pedimos a la Congregación de los clérigos, que en esta ciudad se juntan en la Casa
Professa de la Compañía de Jesús, que se encargue uno dellos (el que por la dicha
Congregación fuere nombrado) de acudir a la dicha cárcel i tener quenta con tan
sancta obra como esta i de avisar a nos o a nuestro Provisor lo que les pareciere que
ay que remediar para que lo mandemos proveer.
XIIII. [Esté a la vista el arancel]
Esté puesto en nuestra cárcel en parte donde de todos sea visto i leído el
aranzel de los derechos que el alcaide a de llevar de los presos [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro].
LIBRO TERCERO

Tít[ulo I]. De vita & honestitate clericorum

[Capítulo] I. Que los clérigos de Orden sacro traigan la corona, sin copete i la
barba redonda
No ay cosa que edifique más al pueblo que la buena vida i exemplo de
aquellos que se dedicaron al ministerio divino [al margen: Trid. sess. 22, c. 1, De
reformat. & sess. 14, cap. 6], porque como los vean levantados de las cosas deste siglo
a lugar más alto, los demás ponen los ojos en ellos como en espejo, imitando lo que
les ven hazer. Por lo qual conviene mucho que los ecclesiásticos (llamados a la suerte
del Señor) concierten su vida i costumbres de tal manera que en el hábito, semblante,
compostura i trato i en todo lo demás no den señal de cosa que no sea grave,
modesta i llena de toda religión, i que se abstengan aún de culpas livianas (que en
ellos se juzgarán por graves), para que sus obras merezcan ser loadas. I, porque para
esto es de mucha importancia que los clérigos traigan siempre vestiduras decentes a
su Orden para que, por la decencia del hábito exterior, muestren la honestidad
interior de las costumbres i den indicio de limpio i religioso corazón, i por lo tanto
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño] a todas
las personas ecclesiáticas (aunque sean exemptas) que fueren de Orden sacro o
tuvieren beneficio ecclesiástico que de aquí adelante traigan la corona abierta, como
lo requiere su Orden, el cabello baxo, igual, no traigan copete en la cabeça, traigan la
barba redonda sin punta ni bigote alguno, so pena de un ducado i dos días de cárcel.
II. Traigan bonetes i no sombreros
Traigan bonetes i no sombreros [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], si
no fuere por causa de lluvia o sol, i los que entonces uvieren de traer sean redondos
de copa i medio palmo de falda i otro medio de alto, con cordones o toquillas llanas;
i no entren ni estén con ellos en la iglesia, so pena de perdimiento de los dichos
sombreros i de dos días de cárcel.
III. Traigan de rúa manteos i sotanas de paño negro, i de camino lleven hábito
decente
No traigan manteos i sotanas de otro color que el negro [al margen: Idem], i
las dichas sotanas no sean tan largas que arrastren notablemente, ni tan cortas que
se parezca el tobillo, i los manteos i sotanas i los demás vertidos que truxeren
quando anduvieren fuera de su casa no sean de seda; pero bien permitimos que en
verano, por los grandes calores desta tierra, puedan traer debaxo del manteo,
sotanas, lobas o ropas de tafetán o de otra seda semejante, i jubones llanos de lo
mismo, que no sean picados, i que en todo tiempo puedan traer trença o pestaña o
faja angosta de seda por de dentro en los vestidos
372 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

I mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que anden vestidos en
hábito decente, en la forma que dicho es, no solamente quando anduvieren en los
lugares de rúa sino también quando fueren de camino, i declaramos que para de
camino será hábito decente sotanilla i ferreruelo largo de color negro, pardo o
morado i no de otro ninguno.
IIII. No traigan medias calças de color ni las demás cosas aquí prohibidas
No traigan medias de color [al margen: Cardenal don Fernando Niño], si no fuere
pardo o morado, ni cuellos almidonados, ni arandelas ni lechuguilla o polainilla en
los cuellos ni en las mangas, sino cuellos llanos ajustados con los de la sotana, ni
cueras, ni jubones, ni balones o muslos de calças guarnecidos con oro, ni botas,
borceguíes, ni çapatos picados ni acuchillados, ni anillos, excepto las personas a
quien por grado o dignidad les es permitido traerlos. Assí mismo prohibimos que no
puedan traer guantes adobados, ni pañiçuelos de narizes labrados, ni en las mulas
guarniciones de seda, i el que contraviniere a lo susodicho tenga perdido lo que
traxere, aplicado la tercera parte al que denunciare, i la otra a obras pías i la otra a
gastos de justicia, con más quatro días de cárcel. I mandamos a nuestros fiscales
tengan mucha quenta con denunciar a los que excedieren dello, i a nuestro Provisor
en castigarlo con mucho rigor i assí, en quanto a lo arriba contenido (como a lo
demás que pertenece a la honestidad i decencia de sus vestidos i trajes), guarden lo
por nos estatuido i lo que por los Sacros Cánones está dispuesto, so pena que se
procederá contra ellos, según Derecho i disposición del Sacro Concilio Tridentino.
V. El hábito que han de traer los de primera tonsura i menores Ordenes
Otrosí [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], los clérigos de primera
tonsura i de menores Ordenes sean obligados a traer hábito clerical i conveniente a
su Orden, so pena que, no lo trayendo, no gozarán del privilegio del fuero, como el
dicho sancto Concilio dispone [al margen: Trid. sess. 23, c. 6].
VI. No anden rotos, suzios ni mal vestidos
I porque, assí como el excesso de los vestidos en los clérigos es digno de
castigo, assí también es cosa indecente que anden rotos ni mal vestidos. Por tanto
mandamos [al margen: Idem] a nuestros visitadores i vicarios que a los sacerdotes,
que anduvieren como dicho es, los hagan recoger i no los dexen salir hasta que de
los bienes de los dichos sacerdotes, teniéndolos, o de limosna, no los teniendo, se les
compren vestidos honestos.
VII. Lo que han de guardar los estudiantes, aunque no tengan Ordenes, cerca
del hábito
I porque en esta ciudad i en los demás lugares de nuestro arçobispado ai
muchos estudiantes i otras personas que sin ser clérigos andan en hábito
ecclesiástico con poca decencia i honestidad, de que resulta que, creyendo quien los
vee con aquel hábito que son clérigos, se escandalizan i redunda en grande oprobrio
i menosprecio del hábito clerical i estado ecclesiástico, para remedio de lo qual,
S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los dichos
estudiantes i las demás personas que truxeren el dicho hábito (aunque no sean
clérigos in sacris, ni estén ordenados de primera tonsura, ni tengan beneficio
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 373

ecclesiástico por donde sean de nuestro fuero i jurisdición) guarden en quanto al


hábito i modo de proceder en él lo proveído y mandado en estas nuestras
constituciones i, no las guardando, se executen en ellos las penas dellas o, dentro de
dos meses después de la publicación destas nuestras constituciones, dexen el hábito
ecclesiástico que indecentemente traen i nuestros juezes lo executen assí, invocando
(si necessario fuere) el auxilio de la justicia seglar.
VIII. No traigan los clérigos armas
Otrosí [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], ningún clérigo de Orden
sacro ni beneficiado traiga armas offensivas ni deffensivas, excepto quando fueren
[de] camino, so pena de tener perdidas las dichas armas i de seis días de cárcel.
IX. La pena del que anduviere de noche después de la queda
El que fuere hallado andar de noche después de la campana segunda de
queda sin justa causa (mayormente en hábito deshonesto) sea preso por nuestro
alguazil mayor i castigado por nuestros juezes [al margen: Idem] i, si llevare armas o
instrumentos de música, aunque sea a qualquiera hora de la noche, las pierda i los
dichos instrumentos, i incurra en pena de mil maravedís i de seis días de cárcel.
X. NO TRAIGAN LUTOS, SINO EN LOS CASOS AQUÍ PERMITIDOS
No puedan traer luto [al margen: Idem] sino por sus ascendientes o hermanos
o por señor con quien ayan vivido o alguno que los aya dexado por herederos, por
los quales los puedan traer por tiempo de seis meses i no más.
XI. No bailen, danzen ni canten en bodas
No bailen ni danzen [al margen: Idem] ni canten cantares deshonestos ni
profanos en bodas, missas nuevas, fiestas o otros ayuntamientos, ni en ellos tañan
vihuela ni otros instrumentos para que otros canten, bailen ni danzen, ni prediquen
cosas livianas, ni salgan enmascarados ni revoçados a pie ni a cavallo, ni hagan
representaciones profanas.
XII. [No jueguen en público]1
No jueguen en lugares públicos a pelota ni bolas ni otros juegos, que de otra
manera les fueran lícitos [al margen: Idem].
XIII. La pena del que tuviere tablaje en su casa, o fuere donde lo uviere
Ningún clérigo tenga en su casa [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
tablaje público ni entre a ver jugar donde los uviere, ni juegue juegos prohibidos por
Derecho i leyes destos Reinos, so pena de quatro ducados por la primera vez, i por
la segunda sea la pena doblada i por la tercera un año de suspensión i reclusión en
una iglesia.
XIIII. No anden con sobrepellizes fuera de las iglesias
Ningún clérigo traiga sobrepelliz fuera de su iglesia o cimenterio [al margen:
Cardenal don Fernando Niño], si no fuere recta vía desde su casa a la iglesia, so pena de
un ducado, la mitad fábrica i denunciador, i de aver perdido la sobrepelliz que llevare.

1 Título tomado de la edición de 1862.


374 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

XV. No soliciten pleitos agenos


No soliciten [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] ni traigan pleitos
agenos en los tribunales seglares ni ecclesiásticos, si no fuere en los casos que el
Derecho permite.
XVI. No sean arrendadores
No sean arrendadores [al margen: Idem] ni tengan tratos de mercadurías, so
pena de diez mil maravedís a cada uno i de que serán castigados con rigor.
XVII. No acompañen mugeres
No acompañen mugeres [al margen: Idem] ni las lleven de la mano ni a las
ancas, ni se arrodillen delante dellas ni de ningún señor seglar, ni sirvan de officios
ni ministerios baxos i viles, i el que excediere en lo susodicho incurra en pena de mil
maravedís i sea castigado conforme a Derecho.
XVIII. No tenga muger sospechosa en su casa
Ningún clérigo pueda tener muger ninguna dentro de su casa que sea
sospechosa, i sospech[os]a se llama en edad o costumbres aquélla de quien se sospecha
que le induzirá a deshonestidad [al margen: Cardenal don Fernando Niño]. I lo mismo se
entienda de qualquier parienta en qualquier grado que lo sea como sea sospechosa, so
pena que se procederá contra él, según Derecho i decretos del dicho sancto Concilio.
XIX. No tenga muger con quien en algún tiempo estuvo infamado
No tenga en su casa muger alguna [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
con quien en algún tiempo estuvieron infamados, de qualquier edad que sea,
aunque ayan passado muchos años después de la dicha infamia, porque con lo
susodicho no refresquen la memoria de hecho tan feo.
XX. Los vicarios informen muy en particular de la vida i costumbres de los
clérigos que uviere en sus districtos
Porque es mui conveniente a los prelados ser informados del estado de sus
súbditos, mayormente de las personas ecclesiásticas, i de su vida, i de los beneficios
i cargos que tienen en la Iglesia, por ende estatuimos i ordenamos [al margen:
Arçobispo don Diego Deça] que de aquí adelante todos los vicarios de nuestro
arçobispado sean obligados a informar de la vida i costumbres de todos los clérigos,
cada uno en su vicaría, i de saber i pesquisar della; i traigan ante nos o nuestro
Provisor en cada un año por el tiempo que se truxeren los padrones la memoria i
relación de los que hallaren aver cometido algunos delictos i excessos o tener vida
deshonesta, para que se provea lo que convenga a la salud de sus ánimas i la
reformación de sus costumbres i, si el excesso fuere de tal calidad que no sufra
dilación, lo notifique luego al prelado a costa del culpado. Lo qual mandamos que
cumplan i que en ello tengan mucha vigilancia i especial cuidado, so pena de dos mil
maravedís, aplicados a obras pías.
XXI. Lo que se ha de guardar quando algunos clérigos riñeren
Aunque es cosa natural, a que sin especial ayuda i auxilio de nuestro Señor no
podemos muchas vezes resistir, el tener unos con otros encuentros i diferencias, pero
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 375

por la obligación que los ecclesiásticos tenemos a dar buen exemplo al pueblo en
toda obra de virtud, mayormente en la paz y concordia que devemos tener unos con
otros i en remitir con facilidad las injurias recebidas, amonestamos i mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] a todos nuestros súbditos i feligreses, assí
clérigos como legos, vivan todos en paz i sin rencor alguno, confederándose i
remitiéndose unos a otros las injurias recebidas, acordándose que, a la medida que
hiziéremos nosotros esto con nuestros próximos, nos perdonará Dios nuestras
culpas i pecados. I, si acaso algunos clérigos estuvieren encontrados i diferentes i,
siendo de una iglesia, no se hablaren, mandamos no sean avidos por presentes en
los divinos officios hasta tanto que se comuniquen i traten, de tal manera que cesse
dellos toda sospecha i mala voluntad, i la parte de las obenciones que ellos avían de
aver se acrezca a los demás que sirvieren; i, si fueren de diferentes parroquias,
incurran en la misma pena, después que fueren requeridos i amonestados por
nuestro Provisor en esta ciudad i, en los demás lugares, por el vicario i, no le aviendo,
por el cura más antiguo. I, si esto no bastare, mandamos que se nos dé luego aviso
dello para que proveamos lo que más convenga i quitemos el escándalo que de los
susodicho suele suceder.

Tít[ulo II]. De clericis non residentibus

Cap[ítulo]. I. De la pena del cura que no residiere


Grande es la obligación que los curas tienen de residir en sus iglesias i,
aunque los sagrados cánones antiguos avían proveído i declarado esto con grande
estrecheza i rigor, el sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 23, c. 1, De refor.]
lo proveyó con mucho mayor rigor i, conformándonos con él, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que ningún cura de los que hasta aquí se an
proveído (conforme al Breve de Su Santidad de Gregorio XIII, de felice recordación,
i de los que adelante conforme a él se proveyeren) se ausente de su beneficio, so
pena que, demás del peccado mortal que por no residir cometerá, no haga los fructos
del tal beneficio suyos, sin otra declaración, de todo el tiempo que dexare de residir,
i esté obligado en el fuero de la conciencia a dexallos a la fábrica de la iglesia en que
dexó de residir o a los pobres del lugar o lugares donde fuere cura; i, no haziendo la
tal restitución, mandamos a nuestro Provisor la haga i aplique los fructos en la forma
que el tal cura los deviera aplicar. I, si citado i amonestado (aunque sea por edicto)
por nuestro Provisor para que venga a residir no lo hiziere, mandamos proceder
contra él por censuras ecclesiásticas i le secreste los fructos i le condene en ellos i
proceda hasta privación del tal beneficio curado. I, si tuviere alguna justa causa grave
i forçosa para ausentarse, pedirá licencia a nuestro Provisor, el qual, juzgando que lo
es, se la dará no más que por dos meses i ásele de dar en escripto i sin llevarle cosa
ninguna por ella, i dexando primero el tal cura en su lugar teniente o vicario idóneo
i suficiente, aprovado por nuestro Provisor, con el salario que juzgare que es
competente. I los demás curas, que no son proveídos conforme al dicho Breve i no
tienen beneficio más que el servicio i administración de los Sacramentos, mandamos
que no se ausenten sin licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, so pena que,
376 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

sin más les citar ni aguardar, proveeremos el dicho servicio i procederemos a


castigarles por el desacato que hizieron por no pedir la dicha licencia.
Cap[ítulo] II. La pena de los capellanes que no residieren
Los capellanes que, conforme a la institución de sus capellanías, tienen
obligación a residir i dezir las missas en algunas iglesias lo hagan i cumplan assí [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena que los visitadores no se las passen en
quenta i, si por estudiar o por otra legítima causa tuvieren licencia para estar
ausentes, los servidores que dexaren tengan la misma obligación en quanto al residir
i dezir las missas en la misma iglesia que el propietario, so la misma pena.
I assí como los demás beneficiados que estuvieren obligados a residir, assí por
Derecho i decretos del Concilio Tridentino como por costumbre, cumplan en todo
caso su residencia ellos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro].
Cap[ítulo] III. Que a lo menos un cura more en la collación
Iten por quanto somos informados que, por ausencia o tener lexos la morada
de la iglesia parroquial donde sirven los curas, los parroquianos padecen algunas
menguas i peligros de sus ánimas por no poder aver los Sacramentos en algunos
tiempos de necessidad, por ende, proveyendo, ordenamos i mandamos [al margen:
Cardenal don Diego Hurtado] que en la iglesia donde uviere más clérigo que uno
deputados a la cura, a lo menos uno more en la collación i, donde no uviere más de
uno, aquél more en ella, so pena de suspensión de officio. En el título De officio
rectoris se añade que vivan lo más cerca de las iglesias que pudieren.

Tít[ulo III]. De praebendis

Capít[ulo] I. Que no tenga uno dos servicios que sean incompatibles


Avemos hallado (assí en esta ciudad como en muchos lugares de nuestra
diócesi) que muchos clérigos, assí beneficiados como capellanes, se encargan de
muchos servicios, assí de beneficios i capellanías como de capellanías diversas, a los
quales no pueden satisfazer como, según el dicho de nuestro Señor, ninguno puede
bien servir a dos señores. Por ende nos, viendo assí el daño de la conciencia de los
tales como la confussión i mengua del culto divino, proveyendo, ordenamos i
mandamos [al margen: Idem] que ninguno que sirviere beneficio pueda servir
capellanía, siendo con él incompatible, i que ninguno que sirva capellanías en un
lugar pueda servir otra capellanía, siendo incompatibles. Pero queremos i
dispensamos que, si algún clérigo tiene en algún lugar cargo de alguna media o
tercio de capellanía, que pueda tener en otro o otros lugares otra media o otros dos
tercios.
Capít[ulo] II. Que no tenga uno dos capellanías que requieran personal
servicio
I assí mismo mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante no pueda tener uno dos o más capellanías que requieran personal servicio,
excediendo las missas de todas ellas juntas de treinta cada mes, i la colación que se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 377

hiziere contra lo aquí contenido sea ninguna. I encargamos la conciencia a nuestro


Provisor que, antes que haga la colación della, se informe mui en particular desto.
Cap[ítulo] III. Que quando se hiziere colación de alguna capellanía, que por
razón del superábit esté obligado a rezar, sea examinado i sepa algo de
latín
Házese muchas vezes colación de capellanías a muchachos o personas
inhábiles i idiotas i, como tienen obligación por razón de las dichas capellanías a
rezar las horas canónicas, faltan en lo que deven con gran peligro de sus conciencias.
Para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante los que uvieren de tener capellanías que
tuvieren superábit sean examinados, de manera que, demás de lo que an de saber
para ser ordenados de primera tonsura, sepan algo de latín para que puedan acertar
a rezar; i, no teniendo algún principio de gramática, no les hagan la dicha colación,
lo qual no se entienda con los que nominatin fueren llamados por los fundadores.
Cap[ítulo] IIII. Que quando uno dotare una capellanía en su propia persona
valga por lo menos treinta mil maravedís
I porque somos informados que muchos fundan capellanías en su propia
persona para tener título de ordenarse, sin ánimo de passar adelante en las Ordenes,
por eximirse solamente del fuero secular, i assí las fundan en pequeña cantidad sólo
con este intento, de que se siguen grandes inconvenientes, para remedio de los
quales estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante no se admitan las tales fundaciones, que las mismas partes hizieren para sí,
si no valiere por lo menos la renta de la tal capellanía treinta mil maravedís cada un
año, quedando en su fuerça i vigor (en las demás capellanías que otros fundaren) la
tassa que por estas constituciones está señalada, a que no es nuestra intención
perjudicar.
Cap[ítulo] V. Las diligencias que se an de hazer para saber si son ciertos los
bienes de las capellanías que se fundan
Muchas vezes acontece que se fundan capellanías sobre bienes agenos o
hypotecados a algunas deudas, o los bienes que se señalan son de mucho menos
quantidad de lo que se declara en la fundación, i esto sucede más de ordinario
quando se fundan para ordenarse algunos, de que resulta que, después de ordenados
a título destas capellanías, saliendo inciertos los dichos bienes, passan mucha
necessidad i aún mendigan en oprobrio del clericato. Para remedio de lo qual, S.S.A.,
estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando se
uviere de fundar alguna capellanía, nuestro Provisor mande poner edicto i hazer
información de cómo los bienes sobre que se quiere fundar son libres i no obligados
a ningún tributo, ni hypoteca ni tienen otra obligación, i que valen la cantidad que los
fundadores declaran i, si no se provare i verificare primero todo lo susodicho, no se
erija la tal capellanía i, si de hecho se hiziere la erectión, sea en sí ninguna; i, quando
pareciere que en esto a avido alguna culpa de parte de los que se uvieren ordenado a
título dellas, mandamos que sean castigados con todo rigor i suspendidos del
exercicio de las Ordenes que en virtud dellas uvieren recebido, hasta tanto que tengan
otra capellanía o beneficio con que cómodamente se puedan sustentar.
378 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] VI. Que las capellanías, que tuvieren obligación de dezirse las
missas por sus proprias personas, no se den sino a sacerdotes o a los que
dentro de un año se pudieren ordenar
También sucede que los fundadores de capellanías mandan dezir las missas a
sus capellanes por sus proprias personas i, por no estar ordenados, no se cumple su
voluntad, de que suceden algunos inconvenientes. Para remedio de los quales,
conformándonos con lo dispuesto en el sancto Concilio Tridentino, estatuimos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando sucediere este caso, nuestro
Provisor no haga colación de la dicha capellanía si no fuere a sacerdote o al que
dentro de un año se pudiere ordenar de presbítero, salvo si el testador nombrare
para servir la dicha capellanía a alguno que ni sea ordenado de missa ni tenga edad
para poderlo hazer dentro del año, que, en este caso, mandamos se guarde la
voluntad del testador i se haga colación de la dicha capellanía, con [tal de] que se
ordene en teniendo edad i cumpla por sí mismo la obligación que tiene de dezir las
dichas missas.
Cap[ítulo] VII. La limosna que se ha de dar a los servidores de capellanías
Quando el capellán propietario por alguna justa causa pusiere servidor en su
capellanía, déle la limosna por cada missa que en esta nuestra constitución estuviere
tassada [al margen: Cardenal don Fernando Niño], i por el servicio de la iglesia alguna
cosa más; i, quando por aver pleito no se pudiere hazer la colación tan presto,
nuestro Provisor nombre quien en el interim la sirva, i señálele por su trabajo lo que
le pareciere i fuere justo.
Capí[tulo] VIII. Los mayordomos de las fábricas no reciban en dinero las dotes
de las capellanías
También acontece muchas vezes que se fundan algunas capellanías i se da
dinero para comprar renta para ellas a los mayordomos de las fábricas, a quien se
encarga el cumplimiento dellas, i los dichos mayordomos emplean el dinero en
juros, censos o en otros bienes raízes, que o no se cobran o suelen salir inciertos, i
las fábricas, con quedar sin embargo obligadas al cumplimiento de las dichas
capellanías, son mui damnificadas. Para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante los
mayordomos no reciban dinero para comprar renta para la fundación de las dichas
capellanías i nuestro Provisor no haga la erección dellas, si no es haziéndose la
fundación sobre casas, heredades o censos ya impuestos i que sean ciertos i seguros,
de suerte que, faltando los tales bienes, no quede la fábrica obligada a las cargas de
las dichas capellanías, so pena que la erección que de otra suerte se hiziere sea en sí
ninguna i el mayordomo pague diez ducados para la fábrica.
Cap[ítulo] IX. Lo que se ha de dar a las fábricas por la administración de las
capellanías de que están encargadas, que no tienen superábit
I porque ay en este arçobispado muchas capellanías (de que están encargadas
las fábricas) que no tienen superábit i por esta razón no tienen aprovechamiento
alguno dellas, antes mucho trabajo i gasto, S.S.A., estatuimos i mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que, no aviendo superábit alguno que sea de
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 379

consideración, se dé a las dichas fábricas (por la administración de la hazienda) cinco


maravedís por ciento, i lo que esto montare se baxe del número de las missas que se
avían de dezir.
Cap[ítulo] X. Lo que se ha de guardar para gozar uno del patitur quando
estuviere enfermo
[1] Assí como es mui justa i santa cosa que los capellanes, que estuvieren real
i verdaderamente enfermos, el tiempo que les durare la enfermedad gozen para
sustentarse de la renta de sus capellanías, aunque no digan las missas que, conforme
a la fundación dellas, están obligados a dezir, según que lo disponen los sagrados
Cánones i se manda en la Bula del Papa Iulio III, de felice recordación, la qual
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se guarde en todo i por todo
como en ella se contiene i para ello se ponga en estas nuestras constituciones, assí
también lo es que los que no tuvieren el dicho impedimento i necessidad, con
colores i causas fingidas y affectadas, no dexen de cumplir con lo que deven. I para
excusar las fraudes que para gozar de patitur estamos informados que algunos hazen
en gran peligro de sus almas i detrimento de las de los difunctos, a quien defraudan
de los dichos sufragios, S.S.A., estatuimos i mandamos que de aquí adelante se
guarden (para gozar del verdadero patitur) las cosas siguientes:
[2] Primeramente, exortamos i por reverencia de Dios encargamos a los
dichos capellanes no se pongan en patitur sin necessidad, acordándose el que otra
cosa hiziere, demás de la offensa grande que hará a nuestro Señor, [que] estará
obligado a restituir todo lo que uviere llevado por esta razón i defraudado a las
ánimas del Purgatorio.
[3] Iten mandamos que todos los capellanes dentro de quatro meses de la
publicación destas Constituciones exhiban (los que estuvieren en esta ciudad ante
nuestro visitador i los que estuvieren fuera ante los vicarios, donde los uviere, i si no
ante el cura más antiguo) los títulos de sus capellanías, con relación de quántas son
las que tienen, lo que cada una dellas vale, las cargas i obligaciones con que las
tienen i las iglesias donde se han de servir i dezir las dichas missas, i la relación de
todo esto se assiente en un libro que para este effecto mandamos se haga i esté en
poder de nuestro Provisor, para que por él sepa las capellanías que ai en nuestro
arçobispado, quién las dotó, quién las posee, a quién pertenece la provisión o
presentación dellas; i, quando se instituyere alguna de nuevo, mandamos que, antes
que se haga colación della, se assiente i escriva en el dicho libro.
[4] No darán los colectores a dezir missa de pitancería ni colecturía a ningún
capellán hasta aver cumplido con sus obligaciones en la forma i so la pena que se
manda en el título De Celebratione Missarum, en la instrucción de colectores
número treinta y quatro.
[5] I para que sepan las missas que cada capellán tiene obligación de dezir,
mandamos que el colector en su libro i el apuntador en su quadrante tengan
memoria de las dichas capellanías i en qué iglesias las tienen.
[6] Quando algún capellán se pusiere en patitur, irá luego el apuntador a
visitarle i, siendo el patitur verdadero, le apuntará desde aquel día hasta que esté
380 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

de todo punto sano i para poder salir de casa a dezir missa; i encargamos mucho
la conciencia al dicho apuntador que con gran rectitud i cuidado haga esta
diligencia.
[7] La primera salida que a de hazer el que uviere estado en patitur a de ser a
la iglesia donde tuviere capellanía i, si tuviere más de una, cumpla con ir a una dellas,
so pena que, si fuere a otra parte primero que a la iglesia, pierda por cada vez todas
las missas que le uvieren contado en aquella enfermedad, con que no excedan de
doze; i el apuntador pondrá en el quadrante donde uviere apuntado las missas cómo
cumplió con esta diligencia, si no fuere saliendo con licencia de nuestro Provisor en
esta ciudad, i en los demás lugares con la del vicario o cura más antiguo (donde no
lo uviere), algún rato al campo para convalecer o a otra cosa necessaria.
[8] Que las capellanías que tienen determinado el número de missas que
cada mes se han de dezir, el tal número se divida en dos partes, i la una corresponda
a la primera mitad del mes i la otra a la segunda, de suerte que, si tiene la capellanía
veinte missas al mes, se señalen diez a cada quinze días i en ellos esté el capellán
obligado a dezirlas; i estando en patitur los quinze días primeros se le apunten solas
diez, i en los otros quinze diga las otras diez, i esta misma quenta se guarde para
computar si estuviere más o menos días enfermo, guardando siempre esta orden,
que ningún mes le apunten por patitur más que las veinte missas que en aquel mes
tiene obligación de dezir.
[9] I lo mismo se guarde en las capellanías que, según su fundación, tuvieren
divididas las missas por semanas.
[10] I en las capellanías que no tienen determinado el número de missas que
cada mes o semana se han de dezir, sino que mandan los fundadores se les digan
cada año tantas missas, mandamos que se haga la misma quenta, aplicando a cada
mes las que le caben.
[11] I si el tal capellán tuviere muchas capellanías en differentes iglesias, de
suerte que no exceda el número de treinta missas al mes, en todas se ponga en
patitur i, estando todo el mes enfermo, se le apunten todas i, estando parte del dicho
mes, se le apunten en la mesma proporción en cada capellanía, haziendo la quenta
en todas que está referida en una; i, si tiene más de treinta missas cada mes, no goze
del patitur más que para una cada día i en las demás sea alcançado i se cobren dél,
pues no pudiendo (si estuviere sano) dezir más de una cada día, no es justo estando
enfermo se le quiten más.
[12] I en las capellanías que tienen cláusula de los fundadores que no gozen
sus capellanes del patitur o que lo gozen por algún término limitado, quando
sucediere el caso nuestros juezes hará conforme a lo que hallaren por Derecho
justicia.
Cap[ítulo] XI. Que los vicarios dentro de ocho días avisen quando vacare algún
servicio
[1] Muchas vezes acaece vacar los beneficios i faltar los servicios de curas de
nuestras iglesias, y los que quedan, por distancia de los lugares o otras vezes por
codicia de ser más aprovechados i aver más parte de las obenciones, tienen descuido
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 381

de nos avisar para que proveamos, i por su negligencia han ocurrido a nos los
concejos i personas particulares de los pueblos, donde lo tal a acaecido, algunos
diziendo que han estado muchos días sin oír missa por falta de cura. I queriendo
poner remedio a esto, de manera que el servicio de la iglesia no se disminuya i en
ella aya bastantes ministros i que por falta dellos los parroquianos no carezcan de los
ecclesiásticos Sacramentos, mandamos [al margen: Cardenal don Christóval de Rojas]
a nuestros vicarios que, luego que acaezca vacar en las dichas iglesias de su vicaría o
alguna dellas los dichos beneficios o faltare algún servicio de cura por muerte o
ausencia o en otra manera, dentro de ocho días nos den noticia de la vacante o falta
del tal beneficio o servicio, para que proveamos otro en su lugar; lo qual assí hagan
i cumplan, so pena de cada [vez] diez ducados, aplicados para los pobres de la
parroquia donde se hiziere esta falta.
[2] Lo mismo mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que
hagan los curas más antiguos en las iglesias no sujetas a vicaría, so las dichas penas,
i que entre tanto (donde uviere falta de quien administre los Sacramentos) puedan
nombrar persona que lo haga, que sean de los que tienen nuestra licencia o de
nuestro Provisor.
Cap[ítulo] XII. Que los que pretendieren tener algún Patronazgo, hagan las
diligencias aquí contenidas
[1] Conformándonos con lo proveído por el sancto Concilio Tridentino [al
margen: Trid. sess. 25, c. 9, De refor.], que manda que los que pretendieren tener algún
derecho a algún patronazgo lo prueven en la forma en él contenida, i porque al
tiempo que vacaren las capellanías que en este nuestro arçobispado ay de
patronazgo no se difiera la provissión dellas en daño i perjuizio del servicio de las
iglesias, por los daños i pleitos que suele aver en averiguar el derecho de los
patronos, S.S.A., ordenamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que todas las personas, concejos, Vniversidades, que pretendieren tener
presentación de alguna capellanía o beneficio ecclesiástico o en algún hospital o
lugar pío, muestren ante nos o ante nuestro Provisor dentro de un año los derechos
que tuvieren, para que se vean i examinen i se aprueven los que fueren jurídicos.
[2] I assí mismo mandamos que, conforme al dicho sancto Concilio, se haga
un libro donde se pongan todos los beneficios o capellanías que son de derecho de
patronazgo i quién son los patronos dellos, para que quando vacaren se provean con
la brevedad devida; i, no mostrando los dichos recaudos dentro del dicho año
(contado desde el día de la publicación destas nuestras Constituciones), apercibimos
a los tales patronos que, vacando los dichos beneficios o capellanías, se proveerán
con la brevedad que se requiere sin les dar largos términos para el examen de sus
derechos.
Cap[ítulo] XIII. No se haga repartimiento ni división de la renta de las
capellanías, i guárdese lo aquí contenido
En algunas iglesias de nuestro arçobispado somos informados que tienen los
beneficiados renta de algunas possessiones con cargo de hazer algunas fiestas i
cumplir algunas memorias, la qual dicha renta la dividen entre sí para que cada uno
administre i cobre della su parte, encargándose de dezir las missas que pro rata (de
382 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

lo que se le adjudica) le cabe; i a sucedido que a muerto alguno sin dezir las dichas
missas i los demás beneficiados se escusan de dezirlas, pareciéndoles que no tienen
obligación a hazerlo por averse encargado dellas el beneficiado que murió, lo qual
redunda en gran daño de las almas de los difunctos que dexaron las dichas
memorias. Para remedio de lo qual, S.S.A., ordenamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante no se haga la dicha división ni adjudicación,
sino que la persona que señalaren administre i cobre la dicha renta i, pues todos
están en común obligados, todos cumplan con las dichas fiestas i dotaciones i, si
todavía les pareciere que por mejor administración de la dicha hazienda conviene
repartirse, permitimos que se pueda hazer con que, si el beneficiado (a quien se
encargare las dichas missas) muriere sin dezillas, los demás capellanes o
beneficiados las ayan [de] dezir sin escusa ni dilación alguna, a los quales quedará
su derecho a salvo para poder cobrar de la hazienda o herederos del difunto la
limosna de las dichas missas.

Títvl[o IV]. De rebus Ecclesiae, non alienandis

Cap[ítulo] I. Que en cada iglesia aya libro de possessiones


Aya en cada iglesia de nuestro arçobispado [al margen: Don Diego Deça.
Cardenal don Rodrigo de Castro] un libro auténtico, en que se assienten todas las
possessiones, heredades i tributos della, i de los beneficios, capellanías, aniversarios,
fiestas i memorias que en ella uviere, por la orden i de la manera que se contiene en
la Instrucción de visitadores; i assí mismo en nuestras casas arçobispales se hará un
libro donde se assienten las dichas possessiones, heredades i tributos de todas las
dichas iglesias i de los beneficios, capellanías, aniversarios, fiestas i memorias que en
ellas uviere i, aviendo aumento en los bienes de las dichas iglesias i beneficios, nos
irán embiando nuestros visitadores la razón dello para que sea puesta en el dicho
archivo, i terná las llaves i quenta dél nuestro mayordomo mayor de fábrica.
Cap[ítulo] II. Que no se enagenen las cosas de las iglesias
Aunque por los sacros Cánones [al margen: Extravagans ambiciosa de rebus
Ecclesiae non alien.] estrechamente está defendida la enagenación de las cosas i
bienes de las iglesias, salvo en ciertos casos i con ciertas solenidades en Derecho
expressadas, muchas personas, pospuesto el amor de Dios i las penas i censuras, en
que por Derecho i por la Extravagante de Paulo i nuevamente por el sacro Concilio
Tridentino [al margen: Trid. sess.22, c. 11, De reformatio.] incurren con atrevimiento
sacrílego, se an atrevido i atreven a vender i enagenar, empeñar i ocupar los vasos i
ornamentos sagrados, dedicados al culto divino, i otros bienes rayzes. I, para refrenar
el atrevimiento de los tales, innovamos [al margen: Arçobispo don Diego Deça.
Cardenal don Rodrigo de Castro] las penas de la dicha Constitución paulina i del santo
Concilio Tridentino.
Cap[ítulo] III. Que no se presten las cosas de las iglesias
No se presten [al margen: Don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de Castro] los
ornamentos, bestimentos, plata i joyas ni otras cosas de las iglesias, so pena de mil
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 383

maravedís para la obra de la fábrica de la tal iglesia al que lo contrario hiziere, i


nuestros juezes no den licencia para ello, salvo si fuere de una parroquia a otra i en
un mismo pueblo.
Cap[ítulo] IIII. Que en los arrendamientos no se aumenten vidas por aver
labrado
A los que uvieren labrado de nuevo en las casas de las fábricas de las iglesias
que tienen en arrendamiento, assí de por vida como en otra qualquier manera, no se
les acreciente vida por sola esta causa de aver labrado de nuevo en las dichas casas
[al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], mas puédaseles baxar del precio del
arrendamiento, aviendo labrado con licencia de nuestro Provisor i no se hallando
aver excedido de la orden que les uviere dado para labrar.
Cap[ítulo] V. Del depósito que se ha de hazer de los tributos de capellanías que
se redimieren
Los patronos ni los capellanes de las capellanías de nuestro arçobispado no
tomen ni reciban en su poder los maravedís de tributos que se uvieren de redemir
de las dichas capellanías [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], sino que las
personas que las uvieren de redimir acudan a nuestro Provisor para que nombre
depositario de los dichos maravedís i provea lo que convenga, so pena que los que
los dieren a los sobredichos no queden libres ni los tribuitos se ayan por redimidos.
I, no teniendo de qué pagar, tengan las dichas capellanías recurso contra qualquiera
que los uviere recebido i, demás desto, los unos i los otros sean castigados según
Derecho.
Cap[ítulo] VI. Que en cada iglesia se haga archivo para las escripturas, i no se
saque ninguna sino de la manera que aquí se manda
I porque somos informados que las escripturas i papeles tocantes a las
fábricas de las iglesias de nuestro arçobispado están a mui mal recaudo i se an
perdido algunas por no tener archivos en que guardarlas, con que se ha disminuido,
i si con brevedad no se remedia se perdería de todo punto su hazienda, para remedio
de lo qual, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que, dentro de quinze días como estas nuestras constituciones fueren publicadas, el
vicario, donde lo uviere i, si no, el beneficiado o cura más antiguo, juntamente con
el mayordomo, hagan inventario solemne de todas las escripturas i papeles de las
fábricas i, puestas por orden, las pongan en una alhazena, que para este efecto
mandamos se haga en cada una de las iglesias donde no la uviere en la parte i lugar
que a los susodichos les pareciere; la qual alhazena tenga dos llaves con guardas i
cerraduras diferentes, una de las quales tenga el vicario, donde le uviere i, donde no,
el beneficiado o cura más antiguo, i otra el mayordomo, al qual mandamos que no
saque escriptura alguna de la dicha alhazena, si no fuere para algún pleito, cobrança
o otra cosa útil o necessaria a las dichas fábricas i, si en este caso las sacare, sea
assentando primero en un libro (que para este efecto mandamos que aya en la dicha
alhazena) la escriptura que saca i para qué efecto la saca, i lo firme de su nombre él
i la persona que tuviere la otra llave; i, acabado el negocio para que la sacó,
mandamos que la torne a meter en la dicha alhazena i assienten i firmen en el libro
los mismos el día que la tornó, so pena de quatro ducados al mayordomo por cada
384 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

vez que dexare de cumplir alguna cosa de las dichas, en la qual dicha pena incurra
assí mismo la persona que tuviere la otra llave. I encargamos la conciencia a nuestros
visitadores que en las visitas que hizieren se informen si se haze i cumple todo esto,
i executen irremissiblemente en los que no lo cumplieren la pena, la qual aplicamos
la mitad para la fábrica i la otra mitad para los visitadores; i a los que hizieren los
dichos inventarios les mandaremos pagar de las rentas de las fábricas lo que fuere
justo, conforme a la ocupación i trabajo que uvieren tenido.

Tít[ulo V]. De officio aeconomi

Cap[ítulo] I. De la elección de los mayordomos de las fábricas


Los que uvieren de ser elegidos por mayordomos de las iglesias de nuestro
arçobispado sean buenos christianos, temerosos de Dios, bien entendidos, llanos i
abonados, que no devan deudas a las iglesias donde han de ser mayordomos, ni sean
fiadores ni parientes dentro de segundo grado del mayordomo del año próximo
passado o de otros mayordomos que tengan alcance por pagar [al margen:
Cardenales don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño]. I para que en ellos concurran
las partes i qualidades susodichas, quando nuestros visitadores los eligieren se
informarán primero del vicario, donde lo uviere, i de los beneficiados, curas i demás
clérigos que le pareciere si para el bien de las iglesias conviene que lo sean, para que
con su parecer se acierte más la dicha elección. Oblíguense por escriptura pública
executiva de pagar los alcances que les fueren hechos, den fianças bastantes i en
mayor quantidad de lo que valieren los bienes de las iglesias i no se reciba por fiador
el mayordomo del año próximo passado, ni otros que devan alcances; sean elegidos
para mayordomos clérigos (si los uviere) i, aviendo otros a propósito, no sean curas
ni beneficiados, quales convenga para el dicho officio i, en defecto dellos, legos.
Entréguense a los mayordomos los bienes muebles de las iglesias por inventario i
firmen cómo los recibieron, para que den quenta por él i paguen los que faltaren.
Cap[ítulo] II. Los mayordomos sean añales
Ninguno pueda ser mayordomo de iglesia [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] más de un año i, si el visitador viere que es provechoso para la dicha iglesia,
le pueda prorrogar otro año i, cumplidos los dichos dos años, en ninguna manera le
pueda ser prorrogado más tiempo sin nuestra licencia o de nuestro Provisor.
Capít[ulo] III. Cómo se han de tomar las quentas a los mayordomos
Tomen nuestros visitadores [al margen: Idem] quenta a los dichos
mayordomos todas las vezes que fueren a visitar, i para ello hagan juntar los clérigos
de la iglesia i otras personas principales del pueblo que les pareciere tener más
noticia i quenta de las cosas della, los quales assistan hasta fenecer las quentas, i el
mayordomo jure ante todas cosas que dará la quenta fielmente i los demás que
mirarán i procurarán el provecho de la iglesia. I, si otra alguna persona quiere hallarse
presente a las quentas, no se les deve prohibir, para que en todo más se aclare la
verdad. I no den los dichos mayordomos de comer ni otra cosa a costa de las iglesias
a los que assistieren, i las dichas quentas se tomen dentro de las iglesias, excepto si
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 385

por grave incomodidad no se pudiere hazer, las quales tomen los dichos visitadores
por sus personas i de ninguna manera las cometan al notario de la visita. I, quando
a nuestro Provisor le pareciere tomar quenta a los dichos mayordomos o cometer a
otro que se las tome, lo podrá hazer sin aguardar a que vaya el visitador a tomarla.
Cap[ítulo] IIII. Que no vendan el pan sin licencia
No vendan los mayordomos el pan [al margen: Idem] que estuviere a su cargo
sin nuestra expressa licencia por escripto o de nuestro Provisor, i que dé la razón
desto al notario ante quien se dio la licencia; i a las espaldas della pondrán lo dichos
mayordomos el cumplimiento de lo que se mandó vender, i sin esto no se le reciba
en quenta. I otrosí vayan siempre avisando i dando quenta a nuestro Provisor de los
precios a como valiere el pan, escriviendo con los mensajeros que se ofrecieren sin
hazer costas a las fábricas.
Cap[ítulo] V. Que los mayordomos i curas no compren el pan de las iglesias
No compren los mayordomos [al margen: Idem] ni los curas de las iglesias,
por sí ni por interpósita persona, directe ni indirecte, el pan de las dichas iglesias ni
de los hospitales i lugares píos que estuvieren a su cargo, aunque sea para el gasto
de su casa, si no fuere con licencia de nuestro Provisor; ni lo presten ni grangeen con
ello en manera alguna, so pena de pagar el daño i interese a la iglesia i que sean
inhábiles los dichos mayordomos para poder ser elegidos por mayordomos otra vez
i prorrogarles más el tiempo en sus mayordomías, demás de que los unos i los otros
serán castigados conforme a la culpa.
Cap[ítulo] VI. Que el pan de las fábricas se reparta con igualdad entre los
vicarios i curas i personas aquí contenidas
I porque somos informados que, sin embargo de lo proveído en el capítulo
precedente, los mayordomos venden el pan de las fábricas (quando vale caro) a
excessivos precios i en las quentas que dan no se hazen cargo más que del precio
conforme a la tassa, lo qual (aunque las fábricas no reciban dello daño, pues no lo han
de vender a más precio) no es justo que se haga ni consienta, por ende, S.S.A.,
estatuimos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante todo el pan
de las fábricas que sobrare, después de pagados los salarios a los ministros de las
iglesias i cumplido con las obligaciones i cargas, nuestro Provisor lo reparta con
mucha igualdad (sobre lo qual le encargamos la conciencia) entre los vicarios i curas
(que no fueren proveídos conforme al Breve), mayordomos, monasterios i pobres,
dando a cada uno lo que le pareciere, pagándolo al precio que fuere justo, con que no
exceda de la tassa i pragmática de su Magestad; i, porque algunas fábricas son pobres
i en su renta no tienen harto para pagar los salarios i otras cosas i a otras les sobre
mucho, mandamos que nuestro Provisor lo vea i tantee, primero que haga el
repartimiento, i provea que de la supercrescencia de las unas se remedie la necessidad
de las otras, pues es justo sean ellas preferidas a los demás pobres i monasterios.
Capít[ulo] VII. Que las possessiones i heredades de las fábricas se arrienden a
dinero i no a pan
Cosa mui importante a parecido para la buena administración de la hazienda
de las fábricas de las iglesias desta ciudad i nuestro arçobispado que sus tierras i
386 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

heredades se arrienden a dinero i no a pan, por escusar los pleitos que sobre las
esterilidades suele aver, i por esta razón mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que todos los arrendamientos que de aquí adelante se hizieren se
hagan assí, so pena de que el contrato que de otra suerte se hiziere sea ninguno i la
persona que lo hiziere quede obligada a pagar a las dichas fábricas todos los daños,
interesses i menoscabos que por averse hecho de otra suerte se les creciere. Pero no
es nuestra intención (por lo contenido en este capítulo) de quitar que, si algún año
a nuestro Provisor le pareciere que conviene más arrendar a pan, lo pueda hazer.
Cap[ítulo] VIII. Visiten cada año las possessiones de las fábricas
Vissiten las possessiones de las iglesias [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] una vez en cada un año, mirando si están bien tratadas, labradas i reparadas,
so pena de diez ducados i del interesse de la iglesia, i nuestros visitadores les pedirán
quenta desto.
Cap[ítulo] IX. Los vicarios i (donde no los uviere) los curas visiten cada tres
años las possessiones de las fábricas
Grandes son las querellas que se nos han dado i dan de que las haziendas de
las fábricas se pierden por el descuido i poca quenta que con ellas tienen los
mayordomos, dexándolas de visitar (como se manda en el capítulo precedente) i de
cultivarlas i repararlas como tienen obligación. I por ser este punto de mucha
importancia i entenderse claramente que, si no se remedia, las haziendas de las
fábricas se perderán con gran brevedad, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] a nuestros visitadores que, aunque se detengan algo
más en los lugares por esta razón, atiendan mucho al remedio desto, visitando por
su persona las heredades i possessiones que buenamente pudieren i dando aviso a
nos o a nuestro Provisor de lo que les pareciere es necessario proveer, sabiendo si los
mayordomos han cumplido con su obligación i executando en ellos las penas del
capítulo precedente irremissiblemente, que, para que lo hagan assí, aplicamos las
dos partes della a la fábrica i la otra parte a ellos. I demás de la visita (que como está
dicho) los mayordomos cada año están obligados a hazer, mandamos que el vicario
(donde le uviere) i, si no, el cura más antiguo visite cada tres años las possessiones i
heredades de fábricas, capellanías, hospitales i cofadrías i memorias, i apunte mui en
particular la necessidad que cada una dellas tuviere, el qual embiará los papeles que
de la dicha visita resultaren a nuestro Provisor, el qual señalará salario competente
al dicho vicario, conforme a la ocupación que uviere tenido i diligencia que uviere
hecho, repartiendo el dicho salario pro rata entre los interessados. I porque es
evidente el peligro que ai en la tardança, mandamos que nuestro Provisor con la
mayor brevedad que fuere possible dé orden cómo se haga luego la dicha visita i nos
informe de lo que della resultare, para que se provea lo que más convenga.
Cap[ítulo] X. Que no se hagan obras, si no es guardando lo en este capítulo
contenido
No hagan obras en las iglesias [al margen: Cardenal don Fernando Niño] sin
licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis (la qual no dará, si passare de
cincuenta ducados, sin consultarla con nos) o de nuestros visitadores en la cantidad
que en su instrucción se les permite, i los contratos que sin la dicha licencia se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 387

hizieren sean en sí ningunos i de ningún valor i efecto, si no fuere siendo necessario


reparar alguna cosa con brevedad, aviendo peligro si se aguardasse a pedir licencia
a nuestro Provisor, que en este caso para apuntalar o hazer otra cosa semejante
podrá gastar, mientras se le da aviso, con parecer del vicario, donde lo uviere (i, si no,
del cura más antiguo), lo que fuere menester. I todo lo que contra el tenor i forma de
lo contenido en este capítulo los mayordomos gastaren no se les passe en quenta.
Cap[ítulo] XI. Que no se compren materiales, si no pregonándolos por baxa i
con assistencia del vicario o cura más antiguo
La cal, ladrillo i teja i demás materiales que los mayordomos tuvieren de
comprar para la obra de sus iglesias los hagan pregonar [al margen: Cardenal don
Fernando Niño], i por baxas los compren de los que en más cómodo precio los dieren;
i no los concierten ni compren sin assistencia del vicario o cura más antiguo, so pena
de quatro ducados por cada vez que lo contrario hiziere, aplicados las dos partes para
la fábrica i la tercera para el visitador.
Cap[ítulo] XII. Que no reciban posturas sin assistencia del vicario
Assí mismo mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no
reciban posturas ni admitan pujas sin assistencia del vicario o cura más antiguo, so
pena de quatro ducados por cada vez que lo contrario hiziere, aplicados en la forma
susodicha; i lo que entrambos hizieren se traiga ante nuestro Provisor para que con
su autoridad se perfeccione el contrato.
Cap[ítulo] XIII. Hagan los reconocimientos de los tributos i bienes de la iglesia
que estuvieren por hazer
Si faltare por hazer algún reconocimiento de los tributos, memorias i bienes
de la iglesia, haránle luego hazer i pondránle con las demás escripturas i papeles en
la alhazena [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de quatro ducados,
aplicados como en el capítulo passado, i quando los vicarios visitaren (conforme está
dicho) se informarán si están estos reconocimientos hechos i, si no, los harán ellos
hazer i executarán la pena.
Cap[ítulo] XIIII. Para los pleitos de las fábricas acudan al letrado i officiales
que están salariados
Si las fábricas tuvieren algún pleito acudirán los mayordomos con él al
letrado, procurador i solicitador que están señalados i salariados para ello, i lo que
gastaren con otros no se les passe ni reciba en quenta [al margen: Cardenal don
Fernando Niño].
Cap[ítulo] XV. No prometan dotes a las huérfanas, hasta que aya de qué
pagárseles
En algunas iglesias de nuestro arçobispado ai renta señalada para casar
donzellas huérfanas, i los patronos i mayordomos de las iglesias donde están
fundadas estas memorias, por complazer a algunos i por librarse de las
importunidades que tienen o por otros fines i respectos particulares que a ello les
mueven, nombran muchas juntas sin aver dotes que les poder dar hasta de allí a
muchos años, de que a sucedido i sucede que, casándose alguna con esperança
388 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

destas dotes i no pudiéndolas sus maridos cobrar, las maltratan i dexan perdidas.
Para remedio de lo qual, Sancta Synodo approbante, mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante no se haga
i que las dotes que están ya prometidas se cumplan primero por su antigüedad,
como fuere cayendo el dinero, i no se nombren i señalen más hasta que realmente i
con effecto aya con qué pagarles sus dotes, so pena que la promessa que de otra
suerte se hiziere sea en sí ninguna i nuestros visitadores no la passen ni reciban en
quenta, en la que tomaren a los dichos patronos i mayordomos de las dichas
memorias; i lo mismo hagan nuestros juezes, no admitiendo de aquí adelante pleito
alguno de adjudicaciones hasta que real i verdaderamente aya dinero con que pagar
las dichas dotes.
Cap[ítulo] XVI. No compren cosas para las iglesias sin que lo vea el Provisor
El mayordomo mayor ni los mayordomos particulares de las fábricas no
compren cosa alguna para ornamentos, plata i otras cosas del servicio de las iglesias
sin que primero lo vea nuestro Provisor i se satisfaga del precio i bondad de los que
se compra [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro].
Cap[ítulo] XVII. Del maestro mayor de las fábricas
El maestro mayor de las fábricas no vaya a hazer la visita general de las obras
de las iglesias más de una vez en el año [al margen: Idem], i esto siendo necessario i
con licencia i mandamiento in scriptis de nuestro Provisor, el qual le tasse antes que
salga a la visita lo que a de aver de ocupación de cada día en los lugares que se
detuviere, i assí mismo la parte que a de dar cada fábrica del camino
respectivamente, considerando la possibilidad de cada una; i esto mesmo se
entienda i guarde quando fuera de la visita general el Provisor le embiare a visitar
algunas iglesias en que aya precisa e instante necessidad, i el mayordomo particular
de cada iglesia i el vicario i (donde no lo uviere) el cura más antiguo tengan quenta
con que el dicho maestro mayor no se detenga ni ocupe más de lo necessario, i assí
lo advierta el Provisor en los mandamientos que diere.
Cap[ítulo] XVIII. Del libro de pleitos que a de tener el mayordomo mayor de
las fábricas
El mayordomo de las fábricas tenga un libro donde assiente todos los pleitos de
las fábricas [al margen: Idem], poniendo el día en que se començó el pleito i con quién
se trata, i vaya assentando el estado en que está i las diligencias que van haziendo. I en
cada semana, el viernes en la tarde, el dicho mayordomo i el notario i procurador i
letrado de fábricas se junten con nuestro Provisor i le hagan relación del estado de las
causas, i él provea que se hagan las diligencias que convengan; i qualquiera de los
dichos officiales que faltare a hazer la dicha relación pague quatro reales para obras
pías por cada vez que faltare. Otrosí, el dicho mayordomo mayor responda a las cartas
de negocios que le escrivieren los mayordomos particulares de las dichas fábricas.
Cap[ítulo] XIX. Lo que el mayordomo mayor de fábricas a de hazer quando se
truxere algún dinero dellas a esta ciudad
Algunas vezes se traen a esta ciudad (por mandado de nuestro Provisor, a
poder de nuestro mayordomo mayor de fábricas) algunos maravedís de los alcances
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 389

que se han hecho por los visitadores a los mayordomos particulares dellas i, para que
dellas aya el recaudo que conviene i esté a punto i a la mano todas las vezes que
fueren menester, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que aya i se
ponga en el lugar que señalaremos una arca con dos llaves, la una de las quales
tenga el notario de las fábricas i la otra el mayordomo mayor, a quien mandamos, so
pena de descomunión mayor, no reciba él solo el dicho dinero sin assistencia del
notario de fábricas, los quales los metan luego en el arca i assienten en un libro (que
para este effecto a de aver en ella) la cantidad que se mete i de adonde se truxo i el
día que lo recibió i metió en la dicha; i no saque della maravedí ninguno sin librança
de nuestro Provisor, la qual dexará en la dicha arca, assentando en el dicho libro lo
que saca i para el effecto que se saca.
Cap[ítulo] XX. Cómo se ha de tomar en quenta a los mayordomos lo que
gastaren en venir a esta ciudad
Nuestros visitadores no passen en quenta a los mayordomos particulares de
las iglesias las idas i venidas a esta ciudad [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro], si no es constando primero aver sido necessaria su venida i las diligencias
que hizieren i que no se offreció entonces mensajero para esta ciudad. I, si
juntamente vinieren a negocios propios o de otros algunos, no se cargue a la fábrica
sino la parte que le cupiere.

Tít[ulo VI]. De testamentis

Cap[ítulo] I. Dentro de qué tiempo han de cumplir los testamentarios los


testamentos
Avemos sabido que muchos (en gran cargo de sus conciencias) han dexado i
dexan de cumplir los testamentos i mandas pías de largo tiempo acá, por negligencia
i por otros interesses i ocasiones, a cuya causa las ánimas de los testadores no son
socorridas con los sufragios i obras que dispusieron en sus últimas voluntades, antes
de la tal dilación son mucho defraudadas. I porque a nos pertenece proveer en ello,
Sancto Concilio approbante, establecemos i mandamos [al margen: Don Diego Deça.
Cardenal don Rodrigo de Castro] que todos los herederos i albaceas i executores de
testamentos i últimas voluntades, dentro de un año cumplido, que se a de contar
desde la muerte del testador, executen i cumplan los testamentos de los difunctos, lo
qual les requerimos i amonestamos i mandamos que cumplan i executen en el dicho
término i que, el dicho año passado, dende en treinta días muestren ante nuestro juez
de testamentos cómo han cumplido porque, no lo haziendo assí, nos o el dicho
nuestro juez los mandemos cumplir i executar, lo qual mandamos a todos los
susodichos que hagan i cumplan, so pena de excomunión i de dos mil maravedís.
Otrosí, mandamos a todos los curas que escrivan en cada un año todos los que
fallecieren en sus parroquias i las personas a quien dexaren por sus albaceas i
testamentarios i herederos, i los escrivanos ante quien hizieren sus testamentos i
últimas voluntades, i lo den por memoria cada año a nos o al dicho juez quando
traxeren o embiaren la matrícula de los confessados, porque mejor podamos proveer
390 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

sobre ello, lo qual mandamos que cumplan, so pena de dos ducados por cada vez que
no lo hizieren.
Capitvlo II. Que no se impida la libertad de los que testan
Muchas querellas se nos han dado que algunos confessores, escrivanos i
notarios i otras personas de nuestro arçobispado persuaden e importunan a los
testadores, quando hazen i ordenan sus testamentos, no los dexando testar
libremente, aunque sea para obras pías, e impiden i hazen violencia a su voluntad.
I, porque lo susodicho es gran offensa de Dios nuestro Señor i ninguna cosa ai que
más se deva a los hombres (después que ya no pueden querer otra cosa) que la
libertad de su última voluntad i arbitrio, que ya no buelve más, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante los dichos confessores,
escrivanos, notarios ni otra persona alguna no haga lo susodicho i dexen a los
testadores testar i disponer libremente, so pena de excomunión mayor al que lo
contrario hiziere.
Cap[ítulo] III. Lo que se ha de gastar por el alma del difuncto que muere
abintestato
Muchas vezes acaece que algunas personas mueren abintestato, i sus
herederos no quieren estenderse a gastar por ellos lo que es necessario para el dicho
descargo de sus ánimas. Por ende, S.S.A., ordenamos i mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que nuestros juezes de aquí adelante (considerada la
qualidad del difuncto que assí muriere abintestato i la cantidad de la hazienda que
dexare i la necessidad de los herederos que la han de aver i heredar) ordenen i
manden lo que se ha de gastar por el tal difuncto i en qué, con que todo lo que
mandare gastar no exceda del quinto de los bienes libres que dexó.
Cap[ítulo] IIII. Lo que a de hazer el juez de testamentos passado el año para
hazerlos cumplir
Al officio de nuestro juez de testamentos pertenece privativamente hazer
cumplir los dichos testamentos, quando los albaceas i testamentarios se han
descuidado en hazerlo dentro del año que el Derecho les da. I, por ser este officio de
tanta importancia, encargamos la conciencia al dicho juez le haga con mucha rectitud,
diligencia i cuidado [al margen: Cardenal don Fernando Niño], procediendo con el rigor
de Derecho que fuere necessario contra todas las personas de qualquier estado i
condición que sean que no los cumplieren, i de que lo harán i cumplirán assí harán
juramento (luego como fueren proveídos) en nuestras manos. I, aunque por escusar
las molestias i bexaciones, que los testamentarios suelen recibir en venir a esta ciudad
a dar quenta a nuestro juez de si han cumplido o no los dichos testamentos, avemos
mandado a nuestros visitadores que en las visitas que hizieren se informen de lo que
acerca desto uviere, conforme a la forma que se les a dado en el capítulo de su
instrucción, que cerca desto habla; pero, porque somos informados que con ocasión
della se entremeten a mandar cumplir los dichos testamentos i a declarar que,
haziendo tal o tal cosa, están cumplidos, con que quitan la jurisdición a nuestro juez
i, por no poderse detener mucho en los lugares, lo hazen con mayor priessa de lo que
conviene al buen expediente de los negocios, para remedio de lo qual mandamos que
los dichos visitadores inquieren generalmente si ai algún testamento por cumplir,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 391

para effecto solamente de avisar a nuestro juez de lo que en lo susodicho hallaren; i


los testamentos que sin pleito ni contradición alguna hallaren que están verdadera i
realmente cumplidos lo declaren assí, i los que no lo estuvieren o uviere alguna duda
si lo están, los remitan en el estado que los hallaren a nuestro juez. I mandamos que
los susodichos no tengan más conocimiento de causa que ésta, ni puedan declarar
otra cosa, so pena que todo lo que contra el tenor i forma de lo aquí contenido
hizieren sea en sí ninguno i nuestro juez (sin embargo dello) pueda proceder a
execución de los dichos testamentos como de Derecho hallare, a quien los dichos
visitadores, desde cada uno de los lugares que visitaren, embiarán mui particular
relación de lo que en todo lo susodicho hallaren, so pena de quatro ducados por cada
vez que en esto se descuidaren. I, porque (como dicho es) es nuestra intención de
escusar con esto molestias i bejaciones a los testamentarios, mandamos a nuestro
juez que en los testamentos que nuestros visitadores declararen por cumplidos no
hagan más diligencia, si no uviere pedimiento de parte que le obligue a hazerla.

Tít[ulo VII]. De sepulturis

Cap[ítulo] I. Cómo se ha de doblar por los difunctos


Por ningún difuncto de qualquier estado, calidad i condición que sea (si no
fuere por el Sumo Pontífice, persona real, prelado o prebendado de nuestra sancta
Iglesia, en que no es nuestra intención se haga novedad alguna, sino que se guarde
lo que hasta aquí) se doble más de una hora por la mañana i otra por la tarde i todo
el tiempo que durare el officio de enterramiento, que se entiende desde que sale la
cruz de la iglesia por el cuerpo hasta que lo uvieren enterrado [al margen: Cardenal
don Fernando Niño]; i lo mismo se guarde en el día de las honras i cabo de año, so
pena de ocho reales al sacristán por cada vez que lo quebrantare, la dos partes para
la fábrica i la otra para el alguazil que lo denunciare, i de dos días de cárcel.
Cap[ítulo] II. Los derechos que han de llevar los sacristanes por doblar a los
difunctos
Al sacristán se le pagará por cada hora que doblare dos reales, i otros dos por
el tiempo que durare el enterramiento; i a la fábrica se dará de limosna por todo lo
que durare el tañer otros dos. Otrosí, estatuimos que no aya dilación en enterrar los
difunctos, i que a ninguno tengan por enterrar más de veintiquatro horas, i los
vicarios i curas lo hagan assí cumplir.

Cap[ítulo] III. Los sacerdotes no lleven cuerpo de difuncto sobre sus hombros,
si no fuere sacerdote
Los sacerdotes no lleven sobre sus hombros cuerpo de difuncto que no sea
clérigo de Orden sacro [al margen: Arçobispo don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de
Castro], si no fuere en tiempo de necessidad que no se halle cómodamente quien lo
lleve a enterrar; ni ellos ni otro clérigo o sacristán alguno lleven con sobrepellizes
cuerpo de ningún difuncto.
392 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] IIII. Que no se hagan llantos demasiados por los difunctos


Queremos que sepáis, hermanos (dize el apóstol san Pablo), que no os devéis
de entristecer por los que desta vida passan, como aquellos que no tienen esperança
que sus muertos han de resucitar. I, según dize san Cipriano, los que lloran los
difunctos no sienten en el corazón lo que piden a Dios con la boca“hágase tu voluntad,
assí en la tierra como el cielo”, pues muestran no conformarse con ella; i assí con
mucha razón defendieron los sacros Cánones que no se hiziesen llantos por los
muertos, con penas contra los inobedientes. Por ende prohibimos [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro] que no se hagan los dichos llantos ni duelos demasiados por los
difunctos, i mandamos a los vicarios i curas de nuestro arçobispado no consientan que
se hagan, evitándolos particularmente en las iglesias mientras se entierran lo tales
difunctos i se hazen las obsequias i diziendo los divinos officios.
Capít[ulo] V. Del enterrar de los difuntos
[1] Quando se uviere de enterrar el cuerpo del difunto, el sacerdote, vestido
con su amicto, alba, cíngulo, estola i plubial de color negro, o sobrepelliz, estola i
plubial, salga de la iglesia con la cruz, lumbre i agua bendita, i la clerecía vaya en
orden de processión con sobrepelliz al lugar donde está el cuerpo, i no tomen capas
hasta entrar en la iglesia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro].
[2] I declaramos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que el llevar en el
enterramiento plubial o estola solamente a de quedar a voluntad i disposición de los
testamentarios i, quando quisieren que lleve plubial, han de dar de limosna al clérigo
que fuere revestido con él por el trabajo de llevarle (demás de los derechos que,
conforme a nuestro aranzel, uviere de aver) tres reales i otros tres a la fábrica, los
quales se darán a los mayordomos i los assentarán en el libro de su cargo para dar
quenta dellos. El officio del entierro i los demás sufragios se han de hazer mui
devotamente i no apriessa, sino con mucha atención i reverencia, i a los niños se
haga el officio conforme al Manual i no de otra manera. No tassen los sacristanes ni
otros algunos los derechos de los entierros, ni los destribuyan, sino que hagan esto
los curas por sus personas.
Cap[ítulo] VI. Que las sepulturas no se vendan
[1] Mandamos [al margen: Don Diego Deça] que no se vendan las sepulturas
ni enterramientos, ni se haga pacto ni convenencia sobre ello, sino que, enterrado el
cuerpo, se le dé a la iglesia la limosna conforme a la costumbre que en tales casos se
ha tenido i tiene; i que cerca desto nuestros juezes hagan guardar la costumbre que
en ello uviere, administrando justicia sin estrépito i figura de juizio. I, porque
ninguno (sin el prelado) puede dar derecho de sepultura perpetuo, ni conceder
capilla o lugar cierto en la iglesia, mandamos que esto no se haga sin nuestro
especial mandado o de nuestro Provisor.
[2] Otrosí, estatuimos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que no se
pongan rétulos ni letreros en las iglesias sobre las sepulturas ni otra parte alguna sin
que primero los aya visto nuestro Provisor i dado licencia para que se pongan, ni
pueda aver tumbas sobre las dichas sepulturas, como se manda en el título De
religiosis domibus i, si se pusieren losas o piedras, sean baxas i iguales con el suelo.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 393

[3] I en las dichas losas no se pongan ni pinten cruces ni imágines de Nuestra


Señora ni de ningún sancto, por la indecencia que ai quando se pisan [al margen:
Cardenal don Fernando Niño].
Cap[ítulo] VII. Que no se lleven a enterrar los cuerpos de los difunctos en varas
de litera ni en coches
Muchas querellas nos han dado de que en algunos lugares deste arçobispado
(i principalmente en esta ciudad) se llevan a enterrar los cuerpos de los difunctos a
algunos monasterios o iglesias en varas de litera o coche, sin llevar la cruz la
parroquia ni ir con ellos los clérigos della, de que se siguen i han seguido muchos i
grandes inconvenientes. Para remedio de los quales, S.S.A., mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante no se haga esto sin licencia
nuestra o de nuestro Provisor in scriptis en esta ciudad, i en los demás lugares del
arçobispado sin licencia del vicario i, no le aviendo, del cura más antiguo, la qual en
ninguna manera se dará para dentro del mismo lugar ni para fuera, si no es estando
mui lexos la parte donde se uviere de enterrar, i yendo con el cuerpo la cruz i clérigos
de la parroquia i aviendo satisfecho a los derechos parroquiales. Todo lo qual
mandamos que los testamentarios lo cumplan i guarden assí, so pena de
excomunión mayor.
Cap[ítulo] VIII. Que no se hagan enterramientos de noche
I porque son muchos los inconvenientes que se siguen de hazerse los
enterramientos de noche, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
de aquí adelante se hagan de día, i declaramos ser de noche para este effecto quando
no uvieren salido con el cuerpo de su casa quando tocaren al Ave María.
Cap[ítulo] IX. Que se hagan ossarios donde se echen los huessos que se sacan
de las sepulturas
Inhumanidad grande parece que es que los huessos de los difunctos (aunque
no tengan ya carne) no estén en parte i lugar decente i guardados, de suerte que los
sacristanes, limpiando la iglesia, no los echen con la demás basura en algún muladar
o los perros los saquen al campo, como somos informados que en algunos lugares a
sucedido. Para remedio de lo qual mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que en todas las iglesias de nuestro arçobispado se hagan luego dentro dellas
o en los cimenterios (o en la parte que al vicario, donde lo uviere o, donde no, al
beneficiado o cura que presidiere pareciere más cómoda) unos ossarios, donde se
echen juntos todos los huessos que se sacaren de las sepulturas, quando las
desembaraçan para que quepan otros cuerpos en ellas. I mandamos a los curas i
sacristanes tengan gran cuidado de que, quando este caso sucediere, se recojan i
echen todos allí, so pena de un ducado para dezir missas por las ánimas del
Purgatorio cada vez que fueren negligentes en ello; i mandamos a nuestros
visitadores que en las visitas se informen mui en particular cómo se cumple esto i
executen la pena irremissiblemente.
Cap[ítulo] X. Que no se lleven offrendas por los difunctos por fuerça
Assí es cosa mui sancta i sufragio mui acepto (con que reciben gran alivio las
almas de los difunctos) las offrendas de pan i vino, cera i otras cosas que el día de los
394 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

enterramientos, honras i cabo de año que por ellos espontáneamente se suelen dar;
assí es cosa mui indecente i indigna del hábito ecclesiástico que en la cobrança de lo
susodicho aya fuerça ni exacción alguna, como somos informados que en algunos
lugares de nuestro arçobispado la ai. Para quitar este abuso, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que al que no llevare ofrenda en los entierros,
honras i cabo de año no se la pidan ni hagan pagar, so pena de quatro ducados a la
persona que lo hiziere, la mitad para la fábrica i la otra mitad para hazer bien por las
ánimas de los dichos difunctos; i mandamos a nuestros visitadores se informen
desto i lo castiguen como dicho es.
Cap[ítulo] XI. Que a los pobres no se lleven derechos por enterrarlos
No se lleven [al margen: Cardenal don Fernando Niño] de aquí adelante
derechos por enterrar a los que verdaderamente fueren pobres, i aquellas personas
declaramos ser pobres para este effecto que se uvieren curado principalmente de
limosnas en las enfermedades de que murieren. I si se allegare alguna limosna para
enterrarle, mandamos se gaste en dezir missas i sacrificios por el tal pobre, sin que
della se paguen los dichos enterramientos.
Cap[ítulo] XII. Las biudas no acompañen los cuerpos de sus maridos quando
los lleven a enterrar
En algunos lugares de nuestro arçobispado somos informados que se usa ir
las biudas i las hijas de los difunctos a la iglesia a enterrar sus cuerpos, las quales,
con el gran dolor que de su pérdida i trabajo tienen, están dando vozes i llorando,
de manera que con difficultad se puede dezir la missa i celebrar los divinos officios,
i aún, por no tener (con el grave dolor) juizio, dizen algunas palabras mal sonantes.
Pare remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i ordenamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante las susodichas no vayan acompañando los
cuerpos, ni entren con ellos en las iglesias, ni los curas las consientan ir, invocando
(si necessario fuere) para ello el auxilio del braço seglar.
Cap[ítulo] XIII. Que las biudas dentro del año de su biudez hagan las cosas
aquí contenidas
I porque somos informados que las dichas biudas durante el año de su
biudez, aunque van a missa a la iglesia, al entrar en ella no toman agua bendita, ni
adoran la cruz, ni se levantan quando dizen el Evangelio, ni se hincan de rodillas
para adorar el Santíssimo Sacramento quando lo alçan i hazen otras cosas indignas
de un alma christiana i que tiene lumbre de fe, para remedio de las quales
exhortamos i por reverencia de Dios encargamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a las susodichas no hagan semejantes demonstraciones, de que tanto se
offende la Magestad de Dios; i, en virtud de sancta obediencia, mandamos a sus
confessores les encarguen la conciencia que no lo hagan. I assí mismo mandamos a
los curas que, aviéndoles exhortado i amonestado tres veces –la primera él solo, la
segunda delante de su confessor i la tercera delante del mismo confessor i de otro
clérigo honrado– que no lo hagan i, si no lo quisieren cumplir, no las consientan
entrar en la iglesia, declarándolas por excomulgadas, i den luego aviso dello a nos o
a nuestro Provisor para que se provea el remedio que convenga i se escuse un tan
grande abuso. Todo lo qual cumplan i guarden los dichos curas, so pena de quatro
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 395

ducados por cada vez que lo dexaren de hazer, aplicados para la fábrica de la iglesia
donde lo susodicho sucediere.

Tít[ulo VIII]. De decimis

Cap[ítulo] I. De la manera que se ha de proceder contra los que no pagan los


diezmos enteramente
[1] No es justo se disimule con aquellos que defraudan a las iglesias de los
diezmos que les pertenecen [al margen: Cardenal don Fernando Niño], pues que la
paga dellos se deve a Dios i los que no lo hazen son invasores de lo ageno. I,
desseando el Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 25, c.12, De reformatio.] poner
remedio en tan gran desorden, en el c. 12, de la sess. 25 hizo un decreto, cuyo tenor
de verbo ad verbum, fielmente traduzido, es el siguiente:
[2] No se deven sufrir los que con diversos ingenios procuran defraudar las
iglesias de las décimas que les pertenecen, ni los que usurpan los que otros han de
pagar i las convierten en hazienda suya propria, deviéndose los diezmos a Dios, e los
que no las quieren pagar o los que impiden a los que las pagan roban las cosas
agenas. Por tanto manda la sancta Synodo a todas i qualesquier personas de
qualquier grado i condición que sean, a quien pertenece pagar diezmo, que de aquí
adelante paguen enteramente los diezmos que de derecho están obligados a la
Iglesia Catedral i a otras qualesquier iglesias o personas a quien legítimamente son
devidas; i qualquiera que se substrajere de pagarlos o impidiere la paga dellas sea
descomulgado i no sea absuelto deste peccado si no fuere siguiéndose entera
restitución dellas. I amonesta de aquí adelante a todas i quelesquier personas por la
caridad christiana i por la obligación que tienen sus pastores, que no se les haga
pesado (de los bienes que reciben de la mano del Señor) socorrer liberalmente a los
obispos i curas, que residen en las menores iglesias, para la gloria de Dios i para
conservación de la dignidad de sus pastores que velan por ellos.
[3] I porque ai muchas personas tan ingratas a Dios que, posponiendo el amor
i temor que le deven, sin embargo de lo proveído en el dicho sancto Concilio, se
retienen en sí i mandan retener, substraer i encubrir todos o parte de los dichos
diezmos i primicias que están obligados a pagar, S.S.A., amonestamos, requerimos i
mandamos, so pena de excomunión mayor, a todas i qualesquier personas, de
qualquier estado i dignidad, grado i condición que sean, que den i paguen fiel i
enteramente i igualmente de lo que cogieren, i no de lo peor (guardando el tenor de
las Provisiones Reales que en estas Constituciones van insertas, sin descontar ni
quitar cosa alguna por razón de lo que uvieren sembrado ni por otros gastos que en
la sementera o cosecha uvieren hecho o hizieren, ni por otra cosa alguna), los
diezmos i primicias del pan, vino i ganados i de todas las otras ganancias i fructos
que Dios nuestro Señor les diere, que son o fueren obligados a dezmar, conforme a
Derecho e a la costumbre legítimamente prescripta; i no hagan en ella fraudes ni
colusión alguna, e los que lo contrario hizieren queremos que ipso facto incurran en
la dicha sentencia de excomunión i que no sean absueltos della hasta que con effecto
396 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ayan restituido lo que uvieren dexado de dezmar. I por esta nuestra constitución
mandamos a todos los clérigos i religiosos desta ciudad i nuestro arçobispado, de
qualquier dignidad, grado o condición que sean, so pena de excomunión mayor, que
no absuelvan las tales personas hasta que con effecto ayan hecho entera satisfación.
I assí mismo mandamos, en virtud de sancta obediencia, a los curas parroquiales
desta ciudad i de todo nuestro arçobispado que cada año publiquen dos vezes esta
nuestra constitución, la una el Domingo de Ramos, después de dicho el Offertorio
de la missa, i la otra el día de la Assumpción de Nuestra Señora, al mismo tiempo, i
so la misma pena les mandamos que publiquen los mesmos días la protestación
hecha en el capítulo siguiente.
Cap[ítulo] II. Protestación que se haze contra los que los que van prescriviendo
los diezmos
[1] I porque algunas personas se escusan de pagar los dichos diezmos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], diziendo que lo han dexado de hazer por tanto
tiempo que se ha causado legítima prescripción, por escusar este daño i que
semejante fraude no les aproveche, para interrumpir las prescripciones que
estuvieren començadas se hizo la protestación siguiente:
[2] En nombre desta sancta Synodo i de las iglesias deste arçobispado i de los
demás señores de los diezmos, protestamos de pedir i cobrar todos los que,
conforme a Derecho i loable costumbre, se devieren en este arçobispado i en
qualquiera parte dél por las personas o partes a quien se devieren de qualesquier
fructos, rentas i ganancias o otras cosas que se devan; i si algunas prescripciones
están començadas i no cumplidas, por esta protestación e interpelación las
interrumpimos i protestamos sean avidas por interrumpidas, i no nos paren
perjuizio alguno al derecho que, para cobrar los dichos diezmos, nos pertenezca i
pertenecer pueda. I de cómo assí lo protestamos i pedimos, a vos, el secretario desta
sancta Synodo, que presente estáis, nos lo deis por testimonio.
Cap[ítulo] III. Que nadie solicite a perroquiano (sic) ageno que se passe a su
parroquia
Los que tienen i de aquí adelante tuvieren qualesquier beneficios en nuestro
arçobispado, so pena de excomunión mayor, por sí ni por interpósitas personas,
directe ni indirecte, soliciten ni atraigan a los parroquianos de otras parroquias para
que se passen a las suyas [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], ni sobre ello
hagan pactos ni convenciones algunas con ellos, sino que libremente dexen a cada
uno para que pueda vivir i morar en la parroquia donde quisiere.

Cap[ítulo] IIII. Cartas i Cédulas Reales sobre la paga de los diezmos


[1] Los Reyes Católicos, de gloriosa memoria (a instancia de nuestros
predecessores i del Deán i Cabildo de nuestra sancta Iglesia), dieron sus Cartas i
Cédulas Reales sobre la paga de los diezmos deste nuestro arçobispado, las quales
dichas Cartas se han siempre cumplido i guardado i deven cumplir i guardar. I para
que nadie pueda pretender ignorancia de lo en ellas contenido las avemos mandado
[al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] aquí ingerir, i son del tenor siguiente:
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 397

[2]
on Carlos, por la divina clemencia Emperador semper augusto, Rey de

D Alemania, Doña Iuana, su madre, i el mismo don Carlos, por la gracia de


Dios Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Cecilias, de
Hierusalen, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de
Mallorcas, de Sevilla, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Iaén,, de los Algarves,
de Algezira, de las Indias, islas i tierra firme del Mar Océano, condes de Flandes i de
Tirol, &c. A todos los corregidores, assistentes, governadores, alcaldes mayores i
ordinarios i otras justicias qualesquier, assí del arçobispado de Sevilla como de las
otras ciudades, villas i lugares de los nuestros reinos i señoríos i a cada uno de vos
en vuestra jurisdición, a quien esta nuestra Carta fuere mostrada, salud i gracia.
Sepades que los reyes don Fernando i doña Isabel, nuestros señores padres i
abuelos, que sancta gloria ayan, mandaron dar i dieron una su Carta i Pragmática
Sanción, firmada de sus nombres, sellada con su sello, librada de los de su Consejo,
su tenor de la qual es el siguiente:
[3]
n Fernando i doña Isabel, por la gracia de Dios Rei i Reina de Castilla, de

D León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de


Galizia, de Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de
Iaén, de los Algarves, de Algezira, de Gibraltar , de las Islas de Canaria,
condes de Barcelona i señores de Vizcaya, de Molina, duques de Atenas i de
Neopatria, condes de Rosellón i de Cerdania, marqueses de Oristán i de Goziano. A
todos los concejos, justicias, regidores, cavalleros i escuderos, officiales i hombres
buenos de todas las ciudades, villas i lugares de los nuestros Reinos i señoríos, assí
realengos como abadengos i señoríos i solariegos i otras qualesquier personas, a
quien toca i atañe lo yuso en esta nuestra Carta contenido, i a cada uno de vos a
quien esta nuestra Carta fuere mostrada o su traslado, signado de escrivano público,
salud i gracia. Sepades que nos mandamos dar i dimos una nuestra Carta, firmada
de nuestros nombres i sellada con nuestro sello i librada de los del nuestro Consejo,
su tenor de la qual es el que se sigue:
[4]
on Fernando i doña Isabel, por la gracia de Dios Rei i Reina de Castilla,

D de León, de Aragón, de Sicilia, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de


Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Iaén, de los
Algarves, de Algezira, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, condes de
Barcelona, señores de Vizcaya i de Molina, duques de Atenas i de Neopatria,
condes de Rosellón i de Cerdania, marqueses de Oristán i de Goziano. A vos, el
concejo, assistentes, alcaldes, veintiquatros, cavalleros, regidores, officiales i
hombres buenos de la mui noble i mui leal ciudad de Sevilla i a todos los concejos,
justicias, regidores, cavalleros, officiales i hombres buenos de todas las ciudades,
villas i lugares del arçobispado de la ciudad de Sevilla, assí realengos como
abadengos i de señoríos i solariegos i a cada uno o qualesquier de vos a quien esta
nuestra Carta fuere mostrada o el traslado della, signado de escrivano público,
salud i gracia. Sepades que vimos una Carta del rey don Iuan, nuestro visabuelo
(que sancta gloria aya), escrita en papel i firmada de su nombre, por donde parece
398 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

que confirmó otra Carta, dada por el señor don Alonso, su visabuelo, su tenor de
la qual es esta que se sigue:
[5]
on Iuan, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Toledo, de

D Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén, del Algarve, de


Algezira, i señor de Vizcaya i de Molina. A los alcaldes, alguaziles,
veintiquatros, cavalleros i escuderos i a los concejos i officiales i hombres
buenos i otras personas singulares i qualesquier de la mui noble i mui leal ciudad de
Sevilla i de todas las otras ciudades, villas i lugares que son en las tierras i términos
del arçobispado de la dicha ciudad, assí realengos como señoríos i abadengos i
solariegos, salud i gracia. Sepades que el Patriarca de Constantinopla i el Arçobispo
de Sevilla i el Deán i cabildo i clerecía de la dicha ciudad i arçobispado me mostraron
una Carta del rey don Alonso, mi visabuelo, que Dios perdone, i dezía en esta
manera:
[6]
on Alonso, por la gracia de Dios rey de Castilla, de León, de Toledo, de

D Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén. A todos los concejos


de todas las ciudades, villas i lugares, i alcaldes de la mui noble i mui leal
ciudad de Sevilla, que son en su arçobispado, salud i gracia. Por que
nuestro señor Iesu Christo es Rey sobre todos los reyes, i los reyes por él reinan i dél
han nombre, i él quiso i mandó guardar los derechos de los reyes i, señaladamente,
quando le quisieron tentar los iudíos i le demandaron si pagarían a César su tributo
i su pecho, porque si él respondiesse que no se lo devían dar que le pudiessen
reprehender que tollía los derechos de los reyes, i él, [que] entendióles sus malos
pensamientos, respondió i dixo “Dad a César sus derechos que son de César”, i pues
que los reyes deste Señor i deste Rey avemos el nombre i dél tenemos el poder de
hazer justicia en la tierra, i todas las honras i todos los bienes dél descenden i dél
vienen, i él quiso i mandó guardar los derechos nuestros, sin [¿olvidar?] que él es
nuestro Señor sobre todos i puede fazer lo que él quisiere sobre todo por el amor que
nos mostró i muestra en guardar nuestro derechos, grande razón es i gran derecho
que nos le amemos i le temamos i que le guardemos la su honra i sus derechos,
mayormente el diezmo, que él señaladamente guardó i retuvo para sí, por mostrar
que es Señor de todo, i dél i por él vienen todos los bienes i, porque el diezmo es
deuda que devemos dar a nuestro Señor, ninguno se puede escusar de lo no dar. Ca
si los moros i iudíos i los gentiles, que son de otras leyes que no han conciencia de
la verdadera fe, dan los diezmos derechamente, según los mandamientos de sus
leyes, mucho más cumplidamente i sin engaño lo devemos nos dar, que somos hijos
verdaderos de la sancta Iglesia.
Estos diezmos quiso nuestro Señor para las iglesias, assí como para cruces i
cálices i para vestimentas i libros i campanas i para el sustentamiento de los obispos
de la Christiandad i, otrosí, para predicar la fe i para los otros clérigos por quien son
dados los Sacramentos, i para los pobres en tiempo de hambre, i para servicio de los
reyes i pro de sí i de su tierra, quando menester es; i, puesto esto, se parte i esparce
assí en tan buenas obras, en tantas guisas i tan a pro. I, [si] todos comúnmente han
parte, cada uno lo deve dar de su grado de buena voluntad, sin otra premia alguna,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 399

siquiera por el acrecentamiento temporal del bien, den de lo que les provine a
nuestro Señor cada uno cumplidamente su diezmo, que es su derecho. Assí que es
grande pro i grande salud de la ánimas de cada uno, i a cada uno abundancia de los
fructos i de los bienes del mundo, i esto provamos i vemos cada día, porque aquellos
que bien i derechamente pagan sus diezmos les acrecienta Dios sus bienes.I porque
nuestra voluntad es que en nuestros tiempos no se mengüen ni se pierdan los
derechos de Dios i de su sancta Iglesia por mengua de nuestra justicia, mas crezca
en servicio de Dios i honra de la sancta Iglesia, como devemos, por ende mandamos
i establecemos para siempre con todos los hombres del nuestro reino que den sus
diezmos derechamente i cumplidamente a nuestro Señor Dios de pan i de vino i de
ganados i de todas las otras cosas que se deven dar derechamente, según manda la
sancta Madre Iglesia. I esto mandamos también por nos como por los que reinaren
después de nos, como para los ricos hombres i para los cavalleros, como para los
otros pueblos, que demos cada uno el diezmo derechamente de los bienes que Dios
nos da, según la ley manda. I otrosí mandamos i tenemos por bien que todos los
obispos i la otra clerecía que den diezmo derechamente de todos sus heredamientos
i de todos los otros bienes que han que no son de sus iglesias.
I porque hallamos que en dar estos diezmos se hazen muchos engaños,
deffendemos firmemente que de aquí adelante no sea ninguno ossado de coger ni
medir sus montones de pan, que tuvieren limpio en la hera, sino de guisa que sea
primero tañida la campana tres vezes a que vengan los terceros de aquel que deve
recaudar los diezmos, i estos terceros o aquellos que lo devan recaudar deffendemos
que no sean amenazados de ninguno, ni heridos por demandar su derecho. I no los
coxan de noche ni a hurto, mas paladinamente a vista de todos, i qualquier que
contra estas cosas sobredichas fuere peche el diezmo doblado, la mitad del doblo
para el rey i la otra mitad para el obispo, salvas las sentencias de excomulgación que
dieren los obispos i perlados contra todos aquellos que no dieren el diezmo
derechamente o fueren en alguna cosa contra este establecimiento. I queremos que
las sentencias que sean bien guardadas por nos i por ellos, de guisa que el poder
temporal i espiritual, que viene todo de Dios, se guarden i acudan en uno; i las
sentencias que los perlados pusieren sobre estas cosas sean bien entendidas hasta
que la enmienda sea fecha i, quando la enmienda fuere fecha, luego la sentencia sea
tollida. I porque esta nuestra Carta sea firme [y] estable, mándola sellar con mi sello
de plomo. Fecha la Carta en Burgos, por mandado del rey, tres días andados del mes
de noviembre Era de mil i ducientos i noventa i tres años. Iuan Pérez de Cuenca la
escrivió el año que el Rey don Alonso reinó.
E aora los dichos patriarca, arçobispo i deán i cabildo i clerecía i el dicho mi
recaudador de las tercias de la dicha ciudad i arçobispado embíanseme a querellar, i
dizen que de algunos tiempos acá i de cada año los labradores i otras personas, que
deven de dar diezmos de pan i otras cosas que Dios les da, no quieren derechamente
dar los diezmos que son obligados a dar, según que Dios lo mandó i los Sanctos
Padres i los Reyes ordenaron i establecieron, buscando muchas maneras i diversas
para ello, especialmente dizen que, por quanto el año postrimero que agora passó yo
mandé i tuve por bien que todos los labradores del arçobispado de Sevilla que
diessen aprecio cierto, que les yo mandé pagar en dineros a cada uno dellos tanto
400 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

pan, quanto uviessen dezmado a la Iglesia, para los menesteres de la guerra que yo
e con los moros enemigos de la fe, e yo mandé al dicho patriarca i deán i cabildo i
clerecía que hiziessen dar los libros de las cosechas de los diezmos de la dicha ciudad
i arçobispado, por los quales se supiesse mejor quánto pan avían dado cada uno de
los labradores de la dicha ciudad i arçobispado, i los dichos patriarca, arçobispo, deán
i cabildo i clerecía, cumpliendo mi mandado, fizieron dar los dichos libros i por ellos
se supo quánto cada uno dellos avía dado de diezmos, i dizen que por esta razón
están quexosos los dichos labradores del dicho patriarca i arçobispo i clerecía,
diziendo que, por aver bien dezmado a la Iglesia, les avía venido aquel daño i por
otra vía no pudiera ser sabido el pan que ellos cogieren. I agora ellos dizen que
dezmarán tan poco que les no pueda venir daño, según el año que passó i por la
dicha razón les vino, lo qual dizen que sería gran perjuizio de la Iglesia i desservicio
i daño de los que han parte en los diezmos, i aún mui gran peligro de las almas de
los tales dezmeros si por esta manera se retrajeren de bien dezmar, i irían contra el
mandamiento de Dios i de los Sanctos Padres i contra las leyes i ordenamientos de
los reyes, de donde yo vengo, i pidiéronme por merced que sobre esta razón que les
proveyesse de remedio como a la mi merced plugiesse; i, porque su intención es
fundada en Derecho, túvelo por bien.
Por que vos mando a todos i cada uno de vos, los dichos labradores i otras
personas qualesquier, que veades esta Carta del dicho rey don Alonso, mi visabuelo,
i la cumplades i fagades en todo cumplir, ca mi merced i voluntad es que se cumpla
según que en ella se contiene, i que ninguno sea ossado de coger ni medir su
montón de pan hasta que la campana sea tres vezes tañida. I, por quanto agora
algunos de los lugares donde vos fazedes vuestras labranças son tan lexos de la
ciudad i de las otras ciudades, villas i lugares de su término que son en el dicho
arçobispado, que no podría ser oída por vos la dicha campana, por ende deffiendo i
mando que ninguno ni alguno de vos ni de las dichas ciudades, villas i lugares del
dicho arçobispado de Sevilla, que son en él, que no seades ni sean ossados de coger,
ni medir ni llevar de las heras sus montones de pan que tuvieren limpio, ni alguna
parte dello, fasta que primeramente en los dichos lugares donde uviere la dicha
campana requiera el labrador a la persona que uviere de dezmar, al arrendador de la
collación o limitación o donadíos con el pan que uviere de dezmar o al vicario del
lugar. E, si el dicho diezmo perteneciere a algunas de las collaciones o limitaciones
o donadíos de la dicha ciudad, que lo digan al vicario del dicho arçobispado, i que
este requerimiento que lo hagan a costa del dezmero o arrendador, ni lo coxan de
noche ni a hurto, sino paladinamente i a vista del dezmero; e, si el dicho dezmero o
arrendador fuere requerido por el dicho labrador o vicario i no fuere a ver medir el
dicho pan, que el dicho labrador mida su pan por delante de tales personas que sean
de creer i por juramento hagan verdad al dicho arrendador del pan que se midiere
de aquel montón, de que el dicho arrendador o dezmero fuere requerido que fuesse
a ver medir el dicho pan; i en los lugares donde se oyere la campana sea guardada
la dicha Carta del dicho rey don Alonso, que aquí va incorporada.
I los unos ni los otros no fagades ni fagan ende al, so pena de la mi merced i
de diez mil maravedís a cada uno de vos por quien fincare de lo assí fazer i cumplir;
i demás mando al hombre que vos esta mi Carta mostrare, que vos emplaze que
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 401

parezcades ante mí en la mi Corte, del día que vos emplazare hasta quinze días
primeros siguientes, a dezir por quál razón no cumplides mi mandado. I de cómo
esta mi Carta vos fuere mostrada i la cumplierdes mando, so la dicha pena, a
qualquier escrivano público, que presente fuere i para esto fuere llamado, que dé
ende al que vos la mostrare testimonio signado con su signo, por que yo sepa en
cómo se cumple mi mandado; i, la carta leída, dádsela. Dada en la mui noble ciudad
de Córdova, a cinco días del mes de iulio, año del nacimiento de nuestro salvador
Iesu Christo de mil i quatrocientos diez años. Yo, García Gonçález, la fize escribir
porque lo mandaron los de el Consejo de nuestro señor el Rey. Yo, el Rey. Petrus
Gudus, legum doctor, registrada.
I agora, por quanto el reverendíssimo Cardenal de España arçobispo, nuestro
mui caro i mui amado primo, nos suplicó e pidió por merced que la aprovássemos i
confirmássemos, nos tuvímoslo por bien, i por la presente aprovamos i confirmamos
la dicha Carta de suso incorporada i la merced en ella contenida, por que vos
mandamos a todos i cada uno de vos en vuestros lugares i jurisdiciones que veades
la dicha Carta suso incorporada i la guardedes i cumplades i fagades guardar i
cumplir en todo i por todo, según que en ella se contiene i, en guardándola i
cumpliéndola, recudades i fagades recudir con los dichos vuestros diezmos bien i
derechamente, assí de pan i de vino como de ganados i de todas las otras cosas de
que acostumbran i deven pagar derechamente el dicho diezmo, por quanto esto es
servicio de Dios i nuestro i bien i pro de las iglesias de los nuestros reinos i de los
perlados i pastores dellas, todo bien i cumplidamente, según i por la forma i manera
que en la dicha Carta suso incorporada se contiene. I deffendemos firmemente que
ninguna ni algunas personas no sean ossadas de ir ni passar contra esta nuestra
Carta i confirmación que nos fazemos de la dicha Carta suso incorporada, que
qualquier o qualesquier que lo hizieren avrán la nuestra ira i, demás, pecharnos han
en pena cada uno, por cada vez que contra ello fuere o passare, la pena contenida en
la dicha Carta suso incorporada, i a las personas ecclesiásticas, que han de aver los
dichos diezmos, todas las costas, daños, menoscabos que por ende recibieren i
recrecieren doblados, i entretanto les guardedes i cumplades i fagades guardar i
cumplir esta nuestra Carta i confirmación que assí fazemos i todo lo en ella
contenido; e no vayades ni passedes, ni consintáis ir ni passar en algún tiempo ni por
alguna manera, causa ni razón que sea o ser pueda, i que en ello ni en parte dello,
embargo ni contrario alguno les no pongades ni consintades poner. E los unos ni los
otros no fagades ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced i de las
penas en la dicha Carta suso incorporadas contenidas.
E demás mandamos al hombre que vos esta nuestra Carta mostrare o el dicho
su traslado signado, como dicho es, que vos emplaze que parezcades ante nos en la
nuestra Corte, doquier que nos seamos, del día que vos emplazara fasta quinze días
primeros siguientes, so la dicha pena; so la qual mandamos a qualquier escrivano
público, que para esto fuere llamado, que dende al que vos la mostrare testimonio
signado con su signo, por que nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado.
Dada en la noble villa de Medina del Campo, a veinte días del mes de septiembre,
año del nacimiento de nuestro señor Iesu Christo de mil i quatrocientos i ochenta
años.Yo, el Rei.Yo, la Reina.Yo, Fernando Alvarez de Toledo, secretario del Rei i de la
402 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Reina, nuestros señores, la fize escrivir por su mandado. Alfonsus, registrada. Alonso
del Mármol. Diego Vázquez, chanciller.
I porque nuestra merced i voluntad es que lo contenido en la dicha nuestra
Carta i en las Cartas en ella incorporadas se guarde i cumpla, assí en la dicha ciudad
de Sevilla i villas i lugares de su arçobispado como en todas las otras ciudades i villas
i lugares de nuestros reinos i señoríos, mandamos dar esta nuestra Carta en la dicha
razón, por la qual os mandamos a todos i cada uno de vos en vuestros lugares i
jurisdiciones, como dicho es, que veades la dicha nuestra Carta, que de suso va
incorporada, i las Cartas en ella contenidas i las guardéis i cumpláis i fagáis guardar
i cumplir en todo i por todo, según que en ella se contiene; i, si alguna o algunas
personas fueren o passaren contra lo en ellas contenido, vos, las dichas nuestras
justicias, executéis i fagáis executar en las tales personas las penas en las dichas
Cartas contenidas. I por que lo susodicho sea notorio i ninguno dellos pueda
pretender ignorancia, mandamos que esta nuestra Carta sea pregonada
públicamente por las plaças i mercados i otros lugares acostumbrados de essas
dichas ciudades, villas i lugares por pregonero i ante escribano público. I los unos i
los otros non fagáis ni fagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra
merced i de diez mil maravedís para la nuestra cámara. I, demás, mandamos al
hombre, que esta nuestra Carta vos mostrare, que os emplaze que parezcades ante
nos en nuestra Corte, doquier que seamos, del día que vos emplazare fasta quinze
días primeros siguientes, so la dicha pena, so la qual mandamos a qualquier
escrivano público, que para esto fuere llamado, que dende el que vos la mostrare
testimonio signado con su signo, por que nos sepamos en cómo se cumple nuestro
mandado. Dada en la mui nombrada i gran ciudad de Granada, a veinte i seys días
del mes de iulio del año del nacimiento de nuestro señor Iesu Christo de mil i
quinientos i un años.Yo, el Rei.Yo, la Reina.Yo, Gaspar de Gricio, secretario del Rei i
de la Reina, nuestros señores, la hize escrivir por su mandado. Ioannes, Episcopus
Ovetensis. Philippus, doctor. Ioannes, licentiatus. Licentiatus Çapata. Fernandus
Tello, licentiatus. Registrada, Alonso Pérez. Francisco Díaz, Chanciller.
E ahora Iuan Ortiz, en nombre del deán i cabildo de la sancta Iglesia de la
ciudad de Sevilla, nos hizo relación diziendo que, estando proveído i dado orden por
leyes i pregmáticas de nuestros reinos cerca de la manera de el dezmar del pan i aún
especialmente para lo que toca al arçobispado de Sevilla, diz que los dezmeros i
personas que son obligadas a dezmar i pagar el dicho diezmo no las quieren guardar
i van contra ellas, porque, sin pagar el dicho diezmo de lo que coxen, llevan el pan a
sus casas i lo venden i hazen dello lo que quieren i, quando el arrendador de los
dichos diezmos lo va a recebir, no le pagan lo que deven i lo que le dan es de lo
postrero que coxen i de las granças que hazen i, caso que por justicia les quieren
medir sus troxes para que paguen bien el diezmo, como lo tienen ya vendido i
comido, no lo pagan, de que reciben gran daño nuestras tercias i en lo que ha de aver
el prelado i sus partes i las fábricas. Por ende que nos suplicava i pedía por merced
en el dicho nombre, mandássemos que en la paga del dicho diezmo se guardasse i
cumpliesse lo que por las dichas pragmáticas estaba dispuesto i que aquellas se
executassen, o como la nuestra merced fuesse. Lo qual, visto por los del nuestro
Consejo, fue acordado que devíamos mandar dar esta nuestra Carta para vos en la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 403

dicha razón, e nos tuvímoslo por bien, por que vos mandamos a todos i a cada uno
de vos en los dichos vuestros lugares i jurisdiciones (según dicho es) que veáis la
dicha Carta i Pragmática Sanción, que de yuso va incorporada, i la guardéis i
cumpláis i executéis, i hagáis guardar, i cumplir i executar en todo i por todo, según
i como en ella se contiene, i contra el tenor i forma dello ni de lo en ella contenido
ni vais ni passéis, ni consintáis ir ni passar en tiempo alguno ni por alguna manera,
so las penas en la dicha Pragmática contenidas i más de la nuestra merced i de otros
diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiziere.. Dada
en la villa de Madrid, a diez i nueve días del mes de henero de mil i quinientos i
quarenta i siete años. F. Hispalen. Licentiatus Mercado de Peñalosa. El licenciado
Alderete. Licenciado Montalvo. El doctor Anaya. El licenciado Cortés. Registrada,
Martín Vergara. Por chanciller, Martín de Vergara. Y yo, Pedro del Mármol, escrivano
de cámara de Sus Cesáreas i Católicas Magestades, la fize escrivir por su mandado
con acuerdo de los de su Consejo.

Tít[ulo IX]. De regularibus

Cap[ítulo] I. Que ninguno que aya sido religioso pueda servir beneficio ni se
le dé licencia para dezir missa sin dimissoria de su prelado i del
ordinario donde uviere residido
[1] Avemos sabido que muchos religiosos, pospuesto el temor de Dios i la
obediencia de su Orden (con falsas relaciones i con diversas maneras de engaño)
han ganado i cada día ganan licencias i facultades para mudar los hábitos i,
diziendo que son trasladados a otras religiones i que traen licencia de sus
superiores, se vienen en hábitos de clérigos seculares a esta nuestra diócesi i
provincia i ocupan los servicios i sustentación de los clérigos naturales, andando
como andan fuera de Orden i sin hábito de religión. Por ende, conformándonos con
el Derecho i con una constitución del cardenal don Diego Hurtado de Mendoça,
nuestro predecesor de buena memoria, que dispone que ningún religioso tenga
servicio de beneficio ni capellanía, S. Concilio approbante, estatuimos i mandamos [al
margen: Arçobispo don Diego Deça] que la dicha constitución sea firmemente
guardada en nuestra diócesis i provincia i, si necessario es, por la presente la
confirmamos i inovamos, i prohibimos a nuestros provisores i oficiales que no den
las tales licencias ni las puedan dar, i anulamos todas las que hasta aquí son dadas
a los dichos religiosos.
[2] I assí mismo mandamos a los dichos provisores i officiales que de aquí
adelante a ningún religioso que ande en hábito seglar den licencia para que diga missa
ni celebre en esta diócesi, no trayendo dimissoria de su prelado regular i del ordinario,
en donde hasta entonces avía residido, i las unas sin las otras no le sean admitidas.
Cap[ítulo] II. De los escapularios i habitillos
Por el desorden que ai en traer las mugeres escapularios i habitillos, que por
la mayor parte se traen por gala i atavío corporal, siendo insignias de religión i
devoción, mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que ninguna
404 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

muger de qualquier estado i condición que sea de aquí adelante traiga encima de los
vestidos escapularios ni habitillos de seda, ni bordados ni con otra gala ninguna, so
pena de excomunión mayor i de tener perdidos los dichos escapularios i habitillos. I
porque somos informados que se han dado muchas licencias para traer los dichos
escapularios i habitillos i conviene mucho que lo aquí contenido se guarde, por tanto
renovamos esta constitución i mandamos que inviolablemente se guarde, i por ella
revocamos todas i qualesquier licencias que en derogación della se uvieren dado, i
mandamos que de aquí adelante no se den. Iten mandamos, so la dicha pena, que
no traigan las mugeres en los rosarios ni otras cosas que traxeren al cuello cosas
profanas con las de devoción.
Cap[ítulo] III. No traigan medidas de Nuestra Señora por listones en la cabeza,
so la pena aquí contenida
También somos informados que algunas mugeres traen cintas i listones i
medidas de Nuestra Señora de Guadalupe i Monserrate i de otras imágines de
devoción, escripto en los dichos listones (con letras de oro i de plata) el nombre de
las dichas imágines, i traen colgados dellos algunos brincos de oro o plata i jarrillos
de barro i otras cosas más profanas i aún, lo que peor es, usan dellos para tocarse i
apretarse los cabellos i copetes, en lo qual hazen gran agravio i irreverencia a las
imágines sanctíssimas a quien aquellos listones han tocado i cuyos nombres en ellos
están escriptos. Para remedio de lo qual mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante en ninguna
manera se haga, sino que la que por su devoción quisiere traer las dichas medidas
las traiga al cuello con muchos respecto i veneración, sin usar dellas para cosa
profana i deshonesta.
Cap[ítulo] IIII. Que ninguno dé cédula de confessión, si no fuere al mismo que
él uviere confessado
I porque somos informados que algunos religiosos o clérigos seculares
confiessan a algunas personas sin estar aprovados ni tener licencia nuestra i otros
que, aunque la tienen, es limitada para solos hombres, por no tener los quarenta
años que la constitución antigua requiere para poder confessar mugeres i porque, si
firmassen de sus nombres las cédulas de confessión a los penitentes, se echaría de
ver cómo no tienen licencia para confessar i serían castigados (i los curas no las
admitirían para aver a los penitentes por confessados), usan de una gran fraude, que
es hazer que otros confessores que están aprovados firmen las tales cédulas o
contrahazen i falsean ellos sus firmas, en que cometen grandes delictos i graves
offensas a Nuestro Señor, para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que el mismo que confessare el penitente le dé la cédula
firmada de su nombre, diziendo en ella cómo se confessó con él, sin que otro lo firme
por él ni contrahaga la firma agena, so pena de excomunión mayor latae sententiae,
en la qual assí mismo incurra el que la firmare por él.
Cap[ítulo] V. La orden que se ha dé guardar con los religiosos que estuvieren
en algún lugar fuera de sus monasterios
Grandes inconvenientes suceden de que los religiosos estén mucho tiempo
fuera de sus monasterios, aunque sea con licencia de sus superiores. Para remedio
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 405

de lo qual exhortamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los
dichos superiores no den las dichas licencias, si no fuere en caso de grave
necessidad i por tiempo mui limitado, i mandamos no puedan estar en ningún
lugar de nuestro arçobispado, si no fuere quinze días antes de Pasqua de
Resurrección para ayudar al cura a confessar, i en el tiempo de agosto i vendimia
otros veinte días cada vez; i al que estuviere más tiempo mandamos a los vicarios
i curas, so pena de quatro ducados por cada vez que lo permitieren (aplicados para
los pobres i fábricas de las iglesias de los tales lugares por mitad), no les den
recaudo para dezir missa ni los colectores les den pitança para ella, ni les
consientan confessar. Lo qual no se entienda con los que fueren a predicar la
Quaresma, que podrán estar desde el principio della hasta el Domingo de
Quasimodo, ni con los religiosos graves i conocidos que se fueren a entretener
algunos días a algún lugar, ni con los naturales de los dichos lugares que, con
licencia de sus superiores, van a ver sus deudos, que éstos podrán estar el tiempo
concedido en sus licencias, como sea breve.
Cap[ítulo] VI. No se dé licencia para dezir missa a ningún fraile que possare en
alguna casa particular fuera de sus monasterios, si no fuere de la
manera aquí contenida
Muchas vezes acontece que vienen a esta ciudad algunos religiosos de
differentes Ordenes a negocios o a otras cosas i, aunque en ella ai monasterios de
sus religiones, no se van a possar a ellos, sino están en algunos mesones o casas de
possadas o otras particulares de algunos deudos o amigos suyos i dellas salen solos,
a pie o a cavallo o en coches, a passearse o a negociar, dando nota i aún mal exemplo
de sus personas. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que no dé nuestro Provisor de aquí adelante licencia para dezir
missa en ninguna de las parroquias desta ciudad a ningún fraile de fuera della,
aunque traiga dimissorias de su prelado, si no fuere trayendo certificación del
superior del monasterio más principal que en esta ciudad uviere de su Orden de
cómo ha ido a presentarse con sus dimissorias ante él i le a dado licencia para que
esté i posse en la dicha casa. I mandamos a todos los curas i sacristanes de todas las
parroquias desta ciudad no den recaudo para dezir missa a ningún fraile forastero
que no llevare licencia de nuestro Provisor, so pena de quatro ducados para la fábrica
i pobres de la parroquia, por mitad; i a los superiores de las religiones encargamos
hagan lo mismo con mucho cuidado pues, siendo el daño i affrenta que se procura
reparar común a todos, es justo que todos acudan al remedio della.
Cap[ítulo] VII. La orden que han de guardar los frailes legos que piden para
sus monasterios
También somos informados que en nuestro arçobispado (i particularmente en
esta ciudad) andan muchos frailes (que llaman legos, por no tener Orden ninguno,
de casi todas las religiones) pidiendo limosna para sus monasterios, con insignias i
imágines en las vacinicas, los quales piden a la puerta de los corrales donde se
representan comedias, en las tiendas i bodegones i en otras partes más indecentes,
entran de noche a pedirla en las casas donde se juega i no se recogen por esta razón
en sus monasterios hasta mui tarde i, lo que peor es, ai algunos que se conciertan
con sus superiores de darles un tanto cada día, mes o semana, i con esto les dexan
406 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

lo más que con su buena diligencia allegan, de que resultan muchos i grandes
inconvenientes. Para remedio de los quales exortamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] i por reverencia de Dios pedimos a los superiores de los dichos
monasterios compongan esto de manera que, no dexando de pedir i allegar como es
razón (i su pobreza i necessidad lo a menester) la limosna que el pueblo por su
devoción les quisiere dar, no excedan en la forma i modo de pedirla, ni escandalizen
los demandadores con su vida i costumbres al pueblo, i para esto procuren que los
que lo uvieren de ser sean personas de edad, de buena vida i costumbres i mui
aprobados en religión i virtud, no se concierten en manera alguna con ellos, sino que
todo lo que allegaren, poco o mucho, fielmente lo entreguen a sus superiores; no les
consientan entrar de día a pedir dicha limosna en lugares sospechosos, ni estar
quando tocan a las Ave Marías fuera de sus monasterios, con apercibimiento que
hazemos a los dichos superiores que, no lo remediando, como de su christiandad i
gran religión lo esperamos, procederemos contra los dichos demandadores como
contra personas que delinquen i escandalizan al pueblo fuera de sus monasterios,
conforme a la facultad que el sancto Concilio de Trento nos da.

Tít[ulo X]. De religiosis domibus

Cap[ítulo] I. Que prohíbe las vigilias i otras cosas


Por quanto en esta nuestra sancta Iglesia la víspera de Nuestra Señora de
Agosto i su octavario i en otras iglesias, monasterios o hermitas i hospitales de
nuestro arçobispado las vigilias de aquélla i otras fiestas muchas personas, so color
de devoción, van a ellas a velar de noche, de lo qual se han seguido muchos
inconvenientes, por ende mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] no
se hagan las dichas vigilias en ninguna de las dichas iglesias, monasterios, hermitas,
hospitales ni junto a ellas, i que persona alguna, so pena de excomunión mayor, no
vaya a las tales vigilias i los clérigos i personas (a cuyo cargo es la guarda de las
dichas iglesias i monasterios) las cierren en anocheciendo i no las abran hasta aver
amanecido, ni consientan ni den lugar que en ellas se duerma, coma ni beba de
noche ni de día, ni se digan cantares deshonestos i profanos o se hagan otras cosas
indignas de la religión de los tales lugares, so pena de seyscientos maravedís para
obras pías a los clérigos i personas a cuyo cargo es la dicha guarda, por cada vez que
en lo susodicho fueren negligentes.
Cap[ítulo] II. De las representaciones que se prohíben en las iglesias
No se hagan en las iglesias representaciones de cosas profanas [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], pero puédanse representar historias de la sagrada
Escriptura i otras cosas conformes a religión i buenas costumbres, siendo primero
vistas i examinadas por nos o por nuestros juezes i con nuestra licencia o de los
dichos juezes, con que en éstas no representen mugeres i no se hagan las dichas
representaciones ni juegos ni danças mientras se dixeren los divinos officios ni otras
cosas que los impidan ni perturben, i los vicarios i curas las eviten i no consientan
que se hagan, so pena de ser castigados gravemente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 407

Cap[ítulo] III. Que prohibe los estrados, tarimas i tumbas en las iglesias i
entrar en ellas mugeres con sombreros
Indigna cosa es que a la divina Magestad no se tenga más respeto que se
tuviera a la temporal i, por tanto, prohibimos [al margen: Ídem] que muger alguna
no tenga ni se siente en la iglesia en estrados o tarimas de madera, so pena de
perdidos los dichos estrados. Otrosí prohibimos que ninguna persona tenga en las
iglesias tumbas sobre las sepulturas, porque las iglesias queden desembaraçadas
para el culto divino, pero no se prohíba a los que tuvieren capillas proprias que las
tengan en ellas si quisieren. I los vicarios i curas quiten los dichos estrados i tumbas
donde las uviere, i nuestros visitadores tengan cuidado de que esto se execute. Iten
mandamos que ninguna muger entre en la iglesia con el sombrero en la cabeça, i la
que fuere hallada llevarle en la cabeça, lo aya por perdido.
Cap[ítulo] IIII. De cómo se puedan pintar retratos en las iglesias, i que los
monumentos i imágines no se adornen con cosas que ayan servido en
usos profanos
No se debe permitir cosa en la casa del Señor que no pertenezca a religión i
sanctidad, i assí prohibimos [al margen: Idem] que no se puedan pintar ni pinten en
los retablos ni en los altares ni junto a ellos retratos de personas algunas, si no fuere
de los que los mandaren hazer, i éstos se pinten devotos i humildes i no con figura
i ornato lascivo. Otrosí mandamos que los monumentos que se hizieren en las
iglesias para el arca o custodia donde se encierra el Sanctíssimo Sacramento el
Iueves de la Cena del Señor no se adornen con camas ni vestidos que ayan servido
a usos profanos, ni tampoco se adornen con los dichos vestidos imágines algunas, i
los vicarios i curas no consientan que en esto se exceda contra nuestra prohibición,
so pena de quinientos maravedís para la lumbre del Sanctíssimo Sacramento.
Cap[ítulo] V. Cómo se han de vestir i aderezar las imágines de Nuestra Señora
o de otras sanctas
Otrosí mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que las imágines
de Nuestra Señora o de otras sanctas, que se uvieren de sacar en processiones o
tener en los altares de las iglesias, se aderecen con sus proprias vestiduras, echas
decentemente para aquel effecto i, quando no las tuvieren proprias, los sacristanes
las vistan con toda honestidad i en ningún caso las toquen con copetes ni rizos ni
arandelas ni con hábito indecente; lo qual mandamos se cumpla, so pena de quatro
ducados por cada vez que se quebrantare, la mitad para la fábrica i la otra mitad para
los pobres de la parroquia, i mandamos a nuestros visitadores lo executen.
Cap[ítulo] VI. Que estando descubierto el Sanctíssimo Sacramento, no se
cubra ni siente nadie
I para que se tenga el respeto i veneración que se deve al Sanctíssimo
Sacramento, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, si estuviere
descubierto en el altar, no se siente ni cubra ninguna persona de ningún estado,
condición i calidad que sea, aunque sea durante los divinos officios, si no fuere para oír
sermón, i entonces se podrán sentar pero no cubrir la cabeça. I lo mismo mandamos que
hagan los predicadores predicando, los clérigos sin bonete i los frailes quitada la capilla.
408 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] VII. Lo que se ha de guardar en las representaciones i danças que se


hizieren el día del Corpus Christi
Cosa mui assentada es por costumbre universal destos Reinos de la Corona
de Castilla que la fiesta propria del Sanctíssimo Sacramento (que por lo que en sí
contiene se llama del Corpus Christi) se celebre con gran solemnidad i regozijos
exteriores de representaciones, danças i otras cosas, las quales no es nuestra
intención quitar, solamente pretendemos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que de tal manera se hagan que no se offenda con ellos la Magestad de Dios, sino
que se conforme lo exterior con la intención de la Iglesia que las a permitido. I para
que esto se consiga mandamos que en semejantes fiestas ninguna representación ni
entremés se pueda hazer en público sin que primero sea examinado por nuestro
Provisor i, para que se pueda hazer con el espacio i consideración que conviene,
mandamos a los autores de las dichas representaciones i entremeses las presenten
ante nuestro Provisor por lo menos un mes antes que las ayan de representar en
público, so pena de que, si no lo hizieren assí, no se les dexen representar i pague
cada uno de los autores diez ducados para la cera del Sanctíssimo Sacramento de
alguna iglesia pobre a quien se aplicaren; i la misma diligencia mandamos que se
haga en las danças i bailes, porque en ellas no hagan algunos meneos o
movimientos deshonestos que induzgan a peccar, so la misma pena.
Cap[ítulo] VIII. Que el día del Corpus Christi ninguno ande a cavallo ni en
coche ni en litera por las calles donde uviere de andar la processión
Por la misma reverencia deste sanctíssimo día, ordenamos i mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que ninguna persona de qualquier estado i
calidad que sea, desde que saliere el Sanctíssimo Sacramento hasta que buelva,
pueda andar a cavallo ni en coche ni en litera, principalmente por las calles donde la
processión uviere de passar, so pena de que los clérigos que lo contravinieren serán
por nos gravemente castigados; i para los legos exhortamos i encargamos a las
justicias seglares hagan cumplir este nuestro mandamiento por la reverencia de tan
alto misterio. I lo contenido en estos capítulos passados mandamos que se guarde
en todas las ciudades, villas i lugares de nuestro arçobispado donde uviere este día
representaciones o danças, examinándolas el vicario, donde lo uviere i, donde no, el
cura más antiguo.
Cap[ítulo] IX. De la suerte i manera que se han de aderezar los templos para
las fiestas i las calles para las precessiones
Mui justo es que, para mayor solemnidad de las fiestas que se celebran, se
aderecen los templos i iglesias, i assí encargamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a los mayordomos i a las demás personas a cuyo cargo estuviere el
hazerlo que lo hagan con la decencia i autoridad que conviene a tan grande lugar;
i, si se uvieren de poner quadros de pintura, sean de sanctos o de cosas de
devoción, i prohibimos que en ninguna manera se pongan retratos de infieles ni
pinturas deshonestas. I lo mismo mandamos se guarde en el adereço de las calles
quando han de passar algunas processiones, principalmente el día del Corpus
Christi, so pena de un ducado para la fábrica por cada vez que lo contrario hizieren
i perdidas las pinturas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 409

Cap[ítulo] X. Que no se hagan corrillos a las puertas de las iglesias para


hablar a las mugeres, ni se pongan bancos en ellas ni en los
cementerios para parlar de noche
De muchas personas zelosas del servicio de Dios i bien público de las almas
avemos entendido el excesso grande que en esta ciudad i en otros lugares de nuestro
arçobispado ai en juntarse algunas personas en corrillos a las puertas de las iglesias
al tiempo que la gente (i particularmente las mugeres) entran a oír los divinos
officios i salen dellos, donde con murmuraciones, con palabras mui deshonestas i
otras cosas offenden mucho a la magestad de Dios. I porque a nos pertenece poner
remedio en cosa tan importante (Sancta Synodo Approbante) ordenamos i mandamos
[al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor, que
ninguna persona de qualquier estado i condición que sea pare ni esté en los dichos
corrillos ni puertas de las iglesias para el effecto de suso referido; i so la misma pena
mandamos que de día ni de noche no se pongan bancos a las puertas de las iglesias
ni en los cementerios para parlar en ellos, i que se quiten luego los poyos que de
piedra o ladrillo en ellos uviere, lo que harán executar luego nuestros visitadores.
Cap[ítulo] XI. No se abran ventanas ni miradores a las iglesias, i los que las
tuvieren muestren los títulos que tienen
En muchas iglesias desta ciudad i nuestro arçobispado ai ventanas i
miradores, de adonde los dueños de las casas que están junto a ellas oyen los divinos
officios desnudos i sin acabarse de vestir, cosa mui indecente i escandalosa. Para
remedio de lo qual (en execución del Proprio Motu del Papa Pío Quinto, de felice
recordación, Sancta Synodo Approbante) mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que ninguna persona, de qualquier estado i condición que sea, tenga
abierta ventana o mirador de su casa a la iglesia i, si alguna uviere, las cierren i hagan
cerrar dentro de quinze días que esta constitución se les notificare o leyere en la
iglesia donde estuvieren las dichas ventanas, so pena de excomunión mayor, en la
qual incurran passados los dichos quinze días; i el que pretendiere tener algún
derecho para poderla tener parezca ante nos o nuestro Provisor dentro de treinta
días para que, llamadas i oídas las partes, se haga justicia. I de aquí adelante ninguno
sea ossado de abril las dichas ventanas o miradores de su casa a la iglesia, so pena
de excomunión mayor latae sententiae, i de cincuenta mil maravedís para las galeras
de Su Magentad i subsidio de la guerra contra infieles.
Cap[ítulo] XII. No se tomen hermitas para hazer en ellas enfermerías sin
licencia, aunque sea en tiempo de peste
I porque avemos entendido que en algunos lugares de nuestro arçobispado
con ocasión de la peste (que por nuestros peccados en estos años passados en ellos
a avido) la justicia i regimiento han tomado i violentamente ocupado algunas
hermitas i lugares sagrados (en algunas de las quales avía imágines de mucha
devoción) para hazer en ellas enfermerías i curar los heridos i tocados del dicho mal
contagioso i, aviendo otras casas donde con tanta i más comodidad se podrían curar
los dichos enfermos, echaron con mucho rigor de las dichas hermitas los hernitaños
i personas que las tenían a su cargo, de que (demás del desacato que se hizo a
nuestro Señor i sus templos) se hizieron i siguieron muchos inconvenientes i daños
410 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

a las dichas hermitas porque, como en ellas avía avido gente apestada, no ossó la que
estava sana entrar en ellas en mucho tiempo, con que se resfrió la devoción i caridad
i cessó el concurso de la gente devota que a ellas solía acudir; dexáronlas polutas i
suzias, quebradas las cruzes i imágines i altares i de suerte que en muchos días no
se pudo entrar ni dezir missa en ellas; hiziéronse otras muchas deshonestidades i
indecencias, las quales, si aora se diesse lugar a que se pudiessen ocupar,
verisímilmente se puede temer que también se harían por el poco orden que en
semejantes tiempos suele aver. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor latae sententiae,
que ninguna persona de ningún estado, condición ni calidad que sea (aunque sea de
la justicia i regimiento de los dichos lugares, aunque sea en tiempo de tanta
necessidad como está dicho) se atreva por su propria autoridad a tomar ni ocupar las
dichas hermitas sin expressa licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, que
nos (a quien toca disponer destas hermitas i lugares sagrados), quando la necessidad
fuere tan grande i nos constare que no ai otra parte donde los enfermos con
comodidad se puedan curar, daremos con la presteza i brevedad que la necessidad
pidiere la dicha licencia o proveeremos lo que más convenga al servicio de nuestro
Señor, bien i beneficio público de los dichos lugares.
Cap[ítulo] XIII. Que se quiten las cruzes que están pintadas i no se pongan
de aquí adelante sin licencia
En muchas calles desta ciudad se han puesto i pintado cruzes, creyendo que
por la reverencia i veneración que se les deve estuvieran las dichas calles limpias i
nadie se atreviera a echar inmundicias en ellas; pero la experiencia nos enseña lo
contrario, que, aunque las ai, se echan i hazen otras irreverencias como si no las
uviesse, en oprobrio de las dichas sanctas cruzes. Para remedio de lo qual (Sancta
Synodo Approbante) mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de
todas las partes i lugares donde están aora pintadas en las paredes se quiten, i no se
pongan sin expressa licencia nuestra o de nuestro Provisor, si no fuere las que están
en las paredes de las iglesias, que en éstas (por estar con la decencia que es razón en
lugar sagrado) mandamos no se haga novedad. Assí mismo mandamos que las
cruzes de piedra o de madera que están puestas en las calles dentro desta ciudad se
visiten luego por nuestro visitador i, las que no estuvieren en lugar decente o con la
reverencia que es razón, las haga quitar luego, i de aquí adelante no se ponga
ninguna sin licencia nuestra o de nuestro Provisor.
Cap[ítulo] XIV. No se pongan sillas ni bancos, ni usurpen lugares señalados
en las iglesias, de suerte que se adquiera derecho de prohibir a otro
que se siente allí sin licencia
I porque en algunas iglesias de nuestro arçobispado (i particularmente en esta
ciudad) ai personas que sin licencia de nuestros predecessores ni nuestra i sin otro
título alguno clandestinamente han puesto sillas o bancos para oír los divinos
officios, i pretenden prohibir a otros que en presencia ni en ausencia suya no se
sienten donde ellos se suelen sentar, alegando que tienen adquirido derecho para
poderlo hazer, de que se han seguido algunos escándalos i inconvenientes; i porque
no es justo que en la iglesia de Dios nadie adquiera possessión ni derecho para
impedir a otros que oigan los divinos officios en la parte i lugar donde les pareciere,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 411

ni que sin licencia nuestra tenga assiento señalado, principalmente no siendo


patrón, dotador o fundador de las dichas iglesias, para remedio de lo qual, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor,
que de aquí adelante ninguno tome ni tenga assiento ni lugar señalado sin licencia
nuestra o de nuestro Provisor in scriptis. I, si alguno pretendiere tener título o
derecho para poderle tener, dentro de dos meses después de la publicación desta
nuestra constitución lo presente ante nuestro Provisor para que, visto, se provea de
justicia. I para que de aquí adelante se sepa lo que en esto ai mandamos en cada
iglesia aya un libro donde se assienten los títulos que cada uno tuviere i las licencias
que para tener lugar i assiento señalado se le dieren, so pena que las que de aquí
adelante no se assentaren en el dicho libro no les aprovechen, ni hagan fe ni prueva.
Cap[ítulo] XV. Del respecto con que se ha de entrar i estar en las iglesias, i las
cosas que se prohíben hazer en ellas
Porque la Iglesia (que es la casa del Señor) parezca y verdaderamente pueda
ser dicha casa de oración, en cumplimiento de lo estatuido por el sancto Concilio
Tridentino [al margen: Trid. sess. 22 , Decreto De observandis & evitandis in celebratione
miss.], Constituciones i Motus proprios de Sumos Pontífices, mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] que en las iglesias se entre i se esté i se haga oración
humilde i devotamente, adoren todos el Sanctíssimo Sacramento hincadas
entrambas rodillas en el suelo, inclinen la cabeça con reverencia al nombre de
nuestro Señor Iesu Christo, ninguno mueva sedición, lebante alboroto ni haga ruido,
cessen las conversaciones vanas i deshonestas i profanas, las risas inmoderadas i
otras cosas que pueden perturbar los divinos officios. No se hagan en las dichas
iglesias ni sus cementerios ferias, mercados, almonedas, ni concejos ni juntas sobre
cosas profanas, ninguno se passee en ellas, especialmente mientras se celebra la
missa o divinos officios o se predica la palabra de Dios, ni se siente bueltas las
espaldas al Sanctíssimo Sacramento, ni eche ni arrime sobre los altares; i los vicarios,
beneficiados, curas, clérigos, sacristanes, porteros, guardas i ministros de las iglesias
de nuestro arçobispado procuren evitar i eviten todo los susodicho, amonestando a
los que excedieren i denunciándolo, si fuere necessario, a nuestros juezes para que
lo eviten, corrijan i castiguen.
Cap[ítulo] XVI. Que los hombres no estén entre las mugeres en las iglesias,
processiones i estaciones
I por quanto el atrevimiento de muchos a llegado a profanar las iglesias,
processiones, iubileos i otras estaciones, hablando i haziendo señas i diziendo i
cometiendo muchas deshonestidades, de que Dios nuestro Señor se offende
gravemente, mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], so pena de
excomunión mayor, que en las iglesias no anden ni estén los hombres entre las
mugeres, ni estén hablando con ellas quando los divinos officios se dixeren i
celebraren, ni les hagan señas ni digan deshonestidades en las dichas iglesias,
processiones i estaciones. I nuestros juezes, i los vicarios, curas, clérigos i ministros
de las dichas iglesias tengan del cumplimiento desto mucho cuidado, echando dellas
i corrigiendo i castigando, i procurando sean echados, corregidos i castigados los que
en lo susodicho excedieren i delinquieren; i en especial en la noche de la Natividad
del Señor i en la Semana Sancta nuestro Iuez de la Iglesia visite nuestra sancta
412 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Iglesia Catedral i las demás iglesias desta ciudad que le pareciere, poniendo
alguaziles donde fuere menester i hachas encendidas donde estuviere escuro i uviere
mucha gente i le pareciere necessario i, quando fuere menester, se invoque el auxilio
del braço seglar, el qual están obligados a impartir (particularmente para el dicho
effecto) los juezes seglares, como se les manda por leyes destos Reinos.

Tít[ulo XI]. De celebratione missarum,


de divinis officiis & processionibus

Cap[ítulo] I. Del orden que se ha de guardar en el decir de las missas i horas,


i las penas a los transgressores
Porque en el dezir de las missas del día i vísperas hallamos aver gran deffecto i
negligencia, mandamos [al margen: Cardenal don Diego Hurtado] que en todas las
iglesias donde ai tres beneficios i dende arriba (los quales mandamos servir
continuamente a los beneficiados por sí o, con nuestra licencia, por sus capellanes
sufficientes) se diga todos los días feriales, que no son fiestas de guardar, generalmente
missa por la mañana, en manera que se acabe casi en saliendo el sol, porque los
trabajadores puedan oír missa rezada antes que vayan a sus labores o negociaciones; i
después, a hora de tercia, digan la missa del día cantada, según la regla desta diócesi i
provincia manda. I mandamos que la tal missa del día a hora de tercia no se pueda
suplir con ninguna otra missa privada de qualquier manera que sea, i que a esta dicha
missa estén todos los beneficiados o sus capellanes, que por ellos sirvieren, i el que no
viniere a la dicha missa antes de acabada la Epístola pierda todo el pie de altar i
obvenciones que aquel día vinieren a la dicha iglesia i, si no uviere pie de altar o
obvenciones hasta en quantía de medio real, que pague diez maravedís de pena. I para
las dichas dos missas de prima i tercia aya semaneros diputados por turno, i el que
faltare de dezir la missa de prima a su hora pague en pena diez maravedís para la
fábrica de la iglesia, i el que faltare de dezir la missa de tercia a su hora pague en pena
quinze maravedís para la misma fábrica. I mandamos que en las iglesias donde se
acostumbra a dezir la missa mayor con diácono i subdiácono i cantores se guarde la tal
costumbre i no se dexe en todas las fiestas acostumbradas. I deste ministerio servirán
[al margen: Cardenal don Fernando Niño] los que estuvieren ordenados de Epístola o
Evangelio i se uvieren de exercitar el año en sus ministerios, conforme al sancto
Concilio Tridentino i, no los aviendo, servirán los capellanes por su turno, a los quales
mandamos que lo hagan, so pena de perder las obvenciones que en aquella semana
uvieren de aver, las quales se den a los que sirvieren por ellos en el dicho ministerio; i
el que uviere de dezir el Evangelio o Epístola o el cantor que no viniere antes de
començar su missa o officio pague la dicha pena de quinze maravedís. Assí mismo
mandamos que sean todos presentes a las vísperas, i el que no viniere al Gloria Patri
del primer psalmo pierda la mitad del pie de altar i obvenciones del día siguiente. Iten
ordenamos i mandamos que en cada una de las dichas iglesias donde ai tres beneficios
o dende arriba se diga por lo menos todos los domingos i fiestas de guardar la tercia
cantada a su hora, i el que no viniere a las dichas horas pague de pena diez maravedís
para los que fueren interessentes, i esta misma regla se guarde en toda la Quaresma
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 413

en la prima, tercia i vísperas; pero, porque algunas necessidades pueden ocurrir, assí a
los beneficiados como a los capellanes, dispensamos que puedan gozar i gozen en
cada mes de ocho días de recre, en los quales (aunque no vengan a estar a las missas
i vísperas i a las otras horas) no incurran en la dicha pena, pero no ganen el pie de altar
i obvenciones en estos días de recre. I mandamos que el semanero no tome recre en
su semana, so pena de medio real para la fábrica de la iglesia, pero por esta
constitución no imponemos nuevas cargas de missas, mas señalamos tiempo i horas
congruas i oportunas para celebrar en las iglesias, a las quales incumbe la carga de
celebrar las dichas missas.
Cap[ítulo] II. Cómo deven estar los ecclesiásticos en los oficios divinos i la
orden que han de tener en ellos i en mulctar las faltas
Obligados son los clérigos a dezir los officios divinos con entera atención i
devoción i estar con silencio en la iglesia quando se celebran, i assí mismo a servir i
residir en las iglesias donde son beneficiados o tienen cargo de algún servicio, sobre
lo qual por nuestro predecessores, de buena memoria, fueron hechas i ordenadas
algunas constituciones, las quales mandamos [al margen: Don Diego Deça] que se
guarden en todo i por todo con las adiciones siguientes, conviene a saber: que al
tiempo que se dixeren las horas i divinos officios estén todos en el coro con
sobrepellizes al tal officio cantando, i que tengan silencio i estén honestos
ordenadamente, i que digan las horas distincta i apuntadamente i no apresuradas, i
que no hablen ni rezen mientras el officio se cantare, porque no se impidan
ocupándose en otras cosas los que han de cantar o den impedimento a los que
cantan. I por este nuestro estatuto damos autoridad al vicario, donde lo uviere, i en
su ausencia al cura más antiguo que en cada iglesia parroquial uviere para que assí
lo puedan mandar i hazer cumplir, so pena de un real en que pueda mulctar al que
fuere contra lo susodicho i, si todavía fuere desobediente i rebelde i no cumpliere lo
que le fuere amonestado, que le pueda el dicho vicario o cura mulctar en otro real,
los quales sean echados en el arca o cepo de la fábrica, para la qual los aplicamos.
Otrosí mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en las iglesias donde
está de costumbre dezirse todas las horas canónicas que se guarde la tal costumbre,
i que en las otras iglesias, donde ai dos beneficiados no más, que ellos sean
obligados por sí o por los capellanes que sirven por ellos a dezir missa de tercia i
vísperas cantadas los domingos i fiestas de guardar i dobles i semidobles, so las
penas en las dichas constituciones contenidas; i, donde uviere un beneficiado solo,
que a lo menos los domingos i fiestas de guardar i las dobles más principales diga
las vísperas i la missa cantada i los demás días cumpla con dezirla rezada, so pena
de un real por cada domingo o fiesta de las dichas que dexare de celebrar, la mitad
para la fábrica de la tal iglesia i la otra mitad para el sacristán. Iten, lo que assí
pierden los que hizieren las dichas faltas mandamos que no se lo puedan remitir los
interessentes que lo ganaron, salvo por vero patitur i, si se lo remitieren, queden
obligados in utroque foro aquellos a quien se remitieron a darlo a la fábrica de aquella
iglesia. Otrosí, las penas que por razón de las faltas se aplican a las fábricas tenga
cargo dellas el apuntador de cada iglesia, i notificarle a al mayordomo que las cobre,
i nuestro visitador, quando visitare, reciba la quenta de las dichas faltas i haga cargo
dellas a los mayordomos de las iglesias.
414 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] III. Que los que no se hallaren presentes a los entierros i otras
fiestas no lleven obvenciones ni en esto pueda aver remissión alguna
Los curas, beneficiados i servidores de beneficios, que no se hallaren
presentes i interessentes a los entierros, no lleven ni se les dé parte alguna de las
obvenciones i derechos que se lleven por los dichos entierros [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro], si no fuere estando enfermos o legítimamente impedidos en
el verdadero servicio de la iglesia en aquel mismo tiempo; i lo mismo se entienda con
los que no se hallaren presentes e interessentes en las memorias, vigilias,
remembranças i fiestas, en lo qual no puede aver pacto, convención ni remissión de
parte de los interessentes que lo ganaron i, si la uviere, queden obligados in utroque
foro los que lo recibieron a darlo a la fábrica de aquella iglesia, según se ha dicho en
el capítulo precedente, demás de que los unos i los otros serán castigados conforme
a la culpa; i para que los susodicho aya más cumplido effecto, el apuntador de la
iglesia tenga cuidado de apuntar a los que faltaren. I assí mismo mandamos que las
velas que se les repartieren a los que se hallaren en los tales entierros las lleven
encendidas, assí los dichos curas, beneficiados i servidores como los demás clérigos
combidados, los quales dichos clérigos combidados asistan como los demás a todo
el officio, conforme a lo estatuido por el señor arçobispo don Christóval de Rojas,
nuestro predecessor de buena memoria, i so las penas por él impuestas.
Cap[ítulo] IIII. Que los que sirven capellanías asistan las fiestas a los officios
divinos
Los capellanes que tienen i sirven capellanías en qualesquier iglesias de
nuestro arçobispado estén presentes con sus sobrepellizes a los officios en los
domingos i en las fiestas [al margen: Cardenal don Diego Hurtado. Cardenal don
Rodrigo de Castro], assí en las primeras vísperas como a tercia i a missa mayor, y a las
segundas vísperas i officios, i canten las dichas vísperas, tercia i missa juntamente
con los otros clérigos, so pena de un real por cada vez al que faltare, las tres partes
para la fábrica de la iglesia donde se hizo la falta i la quarta parte para el apuntador,
el qual al fin de cada mes dé noticia de las faltas al mayordomo, para que cobre las
penas, i el visitador se las cargue, como se ha mandado arriba.
Cap[ítulo] V. Que el que tuviere capellanías en diferentes iglesias sirva
respective las fiestas en cada una
El capellán que tuviere missas de capellanías en differentes iglesias en un
mismo pueblo a de servir en el altar i coro de cada una de las dichas iglesias,
respectivamente conforme al número de las missas que en ellas tuviere [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro]. I para que esto se cumpla como deve, el vicario
señale el tiempo que a de servir en cada iglesia, i sirva i no falte, so la pena contenida
en el capítulo próximo.
Cap[ítulo] VI. Que los capellanes assistan la Semana Sancta
Mandamos [al margen: Idem] que los dichos capellanes assistan Iueves i Viernes
i Sábado Sancto a todas las horas en el coro, i se dé a cada uno por la assistencia de
cada día un real a costa de la fábrica i, no assistiendo, no gane las obvenciones de la
semana siguiente; pero las missas de los dichos tres días que no dixeren no se les han
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 415

de apuntar, sino que queden obligados a dezirlas en otros días. Otrosí mandamos que
en cada una de las iglesias de nuestro arçobispado aya un apuntador, el qual apunte
las faltas que los capellanes hizieren en el servicio del altar i coro, i aya por su salario
la quarta parte de las dichas faltas i, hasta tanto que vaya el visitador, señale al dicho
apuntador el vicario i, donde no lo uviere, el cura más antiguo.
Cap[ítulo] VII. Del orden que se ha de guardar en el concurso de missas i
clérigos
[1] Por ningún impedimento de missas de cofradía o de otro negocio que
ocurriere se dexe de dezir la missa mayor a su hora en los días de fiesta del officio que
se celebrare i rezare aquel día [al margen: Don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de
Castro], aunque aya cuerpo presente para sepultar o novios para velar, i ninguno que
tiene cargo especial de capellanía accepte cargo de otras missas en los días que es
obligado a dezir missa en su capellanía. No se digan dos o más missas cantadas, ni
diversos officios cantados en una misma iglesia i en un mismo tiempo de manera que
se impidan i estorven los clérigos unos a otros. Otrosí, porque en las iglesias que ai
copia de sacerdotes se tenga orden en el dezir de las missas i no se den impedimento
los unos a los otros, mandamos que, mientras la missa mayor se dixere, no se diga otra
missa alguna, ni se vista clérigo alguno estando otro diziendo missa hasta aver alçado
el que primero començó la missa, so pena de un real en que sean mulctados el
sacerdote i el sacristán que le diere los ornamentos, lo qual se entienda salvo en las
iglesias catedrales donde se acostumbran dezir muchas missas i no avría tiempo para
dezirlas todas. I so la dicha pena mandamos que los sacerdotes no se vistan para dezir
missa ni se desnuden en los altares en presencia del pueblo, salvo en las sacristías i
lugares diputados, donde mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se
ponga un aguamanil con su sumidero i un paño de lienço, en que se laben i limpien
las manos antes que se vistan para dezir missa i después de averla dicho.
[2] Iten mandamos [al margen: Cardenal don Diego Hurtado] que, despues que
uvieren consumido, ellos mismos embuelvan i cubran los cálizes con sus patenas en
sus paños de lienço blanco limpio o tafetán, i los lleven a la sacristía quando uvieren
acabado la missa, i no los dexen embolver ni tocar desembueltos al monacillo ni al
sacristán ni a otra persona que no sea de Orden sacro. Otrosí, por evitar algunos
inconvenientes i el impedimento que se da al officio divino (Sancto Concilio
Approbante), estatuimos i mandamos que la paz no ande por la iglesia, sino que se
ponga en un lugar donde cómodamente los que tuvieren devoción la puedan ir a
tomar, i el que en otra manera la diere incurra en pena de un real por cada vez para la
fábrica de la iglesia.
Cap[ítulo] VIII. Que los divinos officios se digan a sus horas sin aguardar a nadie
Ningún sacerdote, después de dicha la confessión general, dexe de
proseguir la missa por causa de aguardar a alguna persona de qualquier dignidad
o preeminencia que sea [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], so pena de
excomunión mayor; i so la misma pena mandamos que la missa mayor i las
vísperas i los otros divinos officios se digan a sus horas, i el sermón (quando lo
uviere) se predique acabado el Evangelio i no se aguarde a nadie por ningún
respecto.
416 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] IX. Que el Credo, Gloria, Prefacio i Pater noster se cante todo a viva
voz
Por quanto en el segundo Symbolo de la Fe (que comúnmente llaman el
Credo), que se canta en la missa mayor los domingos i fiestas ordenadas por la
sancta madre Iglesia, especialmente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la Iglesia militante, assí como cada particular christiano es obligado a la
confessar, i en algunas iglesias de nuestro arçobispado lo dexan tañer a los órganos
i otros instrumentos i no lo cantan, mandamos [al margen: Cardenales don Diego
Hurtado i don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante se cante el dicho Symbolo todo
en viva voz i, qundo uviere sermón, aguarden a cantarlo después de acabado el
sermón i no antes. I la Gloria i el Prefacio i el Pater noster se canten también en viva
voz, como se ha dicho en el Credo.
Cap[ítulo] X. Que ningún pobre pueda pedir dentro en las iglesias mientras se
celebran los divinos officios
[1] Muy decente cosa es que en el celebrar, dezir i oír de los divinos officios
aya toda quietud i sosiego i no se perturben los que los celebran i dizen, ni se quite
la atención ni entibie la devoción de los que los oyen. Por tanto mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que durante el tiempo que en las iglesias i
templos se predicare o se dixeren missas cantadas o rezadas o se celebraren los otros
divinos officios ningún pobre dentro de las dichas iglesias pueda pedir ni pida
limosna, aunque traiga licencia para poderla pedir, i los porteros i sacristanes los
echen fuera, so pena de quatro reales para obras pías por cada vez que en esto fueren
hallados negligentes i, no bastando los dichos porteros i sacristanes para podellos
echar fuera, en esta ciudad nuestro Provisor i Iuez de la Iglesia i en otros lugares el
vicario, donde lo uviere, i a falta del vicario el cura más antiguo de cada iglesia
provean como lo susodicho se cumpla; i en los monasterios los superiores dellos lo
guarden assí mismo i hagan guardar i cumplir. Otrosí, en el pedir de las limosnas de
los dichos pobres nuestros juezes guarden i hagan guardar lo que por Derecho i
leyes destos Reinos sufficientemente está proveído, i las licencias que se dieren para
pedir las dichas limosnas no se den contra lo que por las dichas leyes i Derecho está
dispuesto.
[2] I por la misma razón mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que no se pidan dentro de las iglesias las demandas de conventos ni cofradías todo
el tiempo que durare el dezirse alguna missa. I, en quanto a las demás de Nuestra
Señora de Guadalupe, Monserrate i otras imágines de devoción i otras cosas que se
suelen pedir en las missas mayores, mandamos que no comiencen a pedir hasta
después de aver consumido, ni los curas les consientan que lo hagan, so pena de
quatro reales por cada vez que lo consintieren, mitad fábrica i mitad pobres de las
dichas iglesias.
Cap[ítulo] XI. Que legos no entren en el coro, excepto los aquí contenidos
En nuestra sancta Iglesia metropolitana avemos dado orden [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] acerca del entrar i sentarse los legos en el coro, i en
las demás iglesias de nuestro arçobispado mandamos que ningún lego (si no fuere
cantor o ministro de la iglesia) entre ni esté en el coro mientras se dizen los divinos
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officios, excepto los señores de título i los oidores de los Consejos i Audiencias
Reales de Su Magestad i los comendadores de las Ordenes Militares, so pena de
excomunión mayor. Otrosí, estén los hombres apartados de las mugeres en las
iglesias, i los legos no entren en las sacristías quando los sacerdotes se están
vistiendo, ni suban a la peaña del altar entretanto que los sacerdotes dizen missa, si
no fuere ministrándoles en la sacristía o altar, i los vicarios i curas i clérigos se lo
prohíban assí.
Cap[ítulo] XII. De lo que se ha de guardar en el sacrificio de la missa i evitarse
en él
Maldito llama Dios (por el profeta Hieremías) al que haze sus obras
engañosamente i, pues necessariamente confessamos no poder ser tratada de los
fieles obra tan sancta i divina como el altíssimo misterio de la missa, en la qual
aquella Hostia de vida, que nos reconcilió con el Padre eterno, se sacrifica cada día
por los sacerdotes en el altar [al margen: Trid. sess. 22 , c. De observ. & evitan. in celebra.
mis.], evidentemente se infiere aver de ser puesta en él toda nuestra industria para
que se celebre con la mayor pureza i limpieza interior del corazón i exterior
apariencia de devoción i religión que sea posible. Por lo qual [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro] deven los sacerdotes guardarse de celebrar a horas no devidas,
de añadir otros ritos o ceremonias i preces en las missas que aquellas que están
aprovadas por la Iglesia i recebidas por el continuo i loable uso dellas i se contienen
en el Missal Romano nuevo, evitar el limitado número de candelas i ciertas missas,
el qual la superstición falsa imitadora de la religión a inventado, enseñando a los
fieles la dignidad i fructo celestial deste preciosíssiomo sacrificio i desengañándolos
de los abusos i supersticiones que en esto tienen; i los que contra esto se hallare aver
delinquido serán castigados con rigor.
Cap[ítulo] XIII. De la suerte que a de estar compuesto el altar donde se a de
celebrar
[1] No se celebrarán en altar que no sea consagrado o tenga ara consagrada
[al margen: Cardenal don Fernando Niño], que no esté mui limpio i asseado i, en las
iglesias que tuvieren possibilidad para ello, con frontal i casulla de los colores que el
ceremonial romano manda. A de tener el altar tres cubiertas de manteles o lienço
encima i corporales de olanda o lienço mui delgado, mui limpios, lo qual todo
tendrán mui particular cuidado nuestros visitadores de que se guarde i cumpla,
mandando a los mayordomos lo hagan hazer luego en las iglesias donde faltare.
[2] I porque en el sancto sacrificio de la missa principalmente se refresca la
memoria de la passión de nuestro Redemptor i es justo que todo el tiempo que
durare el ofrecerle tengamos delante de los ojos el principal instrumento en que se
obró, que es la santíssima cruz, mandamos [al margen: Idem] que en todos los altares
de las iglesias de nuestro arçobispado se pongan para dezir missa cruzes i no se diga
de aquí adelante en altar alguno donde no la uviere; i para que esto se cumpla
mandamos a los mayordomos de las fábricas que, adonde no las uviere ni
possibilidad para poderlas tener de plata o de latón, hagan luego hazer para cada
altar una de palo con su pie, de suerte que assiente bien, dorada i atabiada, i las
entreguen a los sacristanes para que las pongan en los altares donde se uviere de
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dezir missa. Lo qual hagan i cumplan so pena de dos reales por cada vez que la
dexaren de poner i al mayordomo quatro ducados si no las hiziere luego, i nuestros
visitadores tengan cuidado de saber si se cumple esto i castigar a los que no lo
uvieren hecho.
Cap[ítulo] XIIII. De las missas de aguinaldo, i que no se predique antes del día
[1] Por obviar los abusos i inconvenientes que ai en el dezir de las missas (que
llaman de aguinaldo), que se dizen algunos días antes de Navidad, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante no se digan las dichas
missas antes que sea de día claro, ni se abran las puertas en aquellos días hasta
entonces, so pena de quinientos maravedís al que dixere missa i otros quinientos a
la persona a cuyo cargo está abrir i cerrar las dichas puertas por cada vez que
contravinieren, i lo mismo mandamos se guarde en todos los monasterios.
[2] I porque emos sabido que en muchas iglesias de nuestro arçobispado la
noche de Navidad, entretanto que se dizen los divinos officios, muchas personas se
juntan en ellas i cantan cantares profanos i hazen otras cosas de irreverencia,
prohibimos que de aquí adelante no se haga lo susodicho i mandamos a los curas
procuren evitarlo i avisen a los vicarios de los excessos que uviere para que los
corrijan i castiguen.
[3] Otrosí, mandamos que no se prediquen de noche ni antes que sea de día
sermones algunos, aunque sea de la Passión i Resurrección, so pena de excomunión
mayor al que lo predicare i a los vicarios i curas que lo consintieren, demás que los
unos i los otros serán castigados gravemente a arbitrio de nuestros juezes.
Cap[ítulo] XV. Que no se celebre en oratorios particulares, si no es
concurriendo lo que aquí se dize
¿Qué escusa tendremos (dize san Chrisóstomo), sabiendo cierto que Dios por
nuestra causa descindió de los cielos, si se nos haze pesada cosa desde nuestras
casas irle a ver a las iglesias? Edificó el rei Salomón casa para su muger, hija del rei
Faraón, no permitiendo que viviesse en la casa del rei David, porque estava
sanctificada por la entrada en ella del arca del Señor; de lo qual se infiere [al margen:
Idem] con quánta razón deve ser reprehendido el atrevimiento de aquellos que traen
a sus casas sin necessidad, no el arca del Señor, sino al mismo Dios, los quales, si
considerassen su baxeza i [la] grandeza i magestad de Dios, conociéndose por
indignos, dirían con el centurión: “Señor, no soi digno que vos entréis en mi casa”, i
con esta humildad i conocimiento de sí mismos le irían a adorar a su sancto templo.
I assí con mucha razón establecieron los sacros cánones i nuevamente el sacro
Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 22 , c. De observ. & evitan. in cele. miss.] que
los ordinarios no permitan que los sacerdotes seculares i regulares celebren en casas
particulares fuera de la iglesia, si no fuere en oratorios dedicados para el culto divino,
los quales ayan señalado i visitado ellos mismos i con que los que están presentes a
oír missa en ellos de tal manera estén compuestos que muestren que no sólo están
presentes corporalmente, sino con el ánima i con devoto affecto del coraçón. Por
ende, en execución de lo establecido por el dicho sancto Concilio, mandamos que
ningún sacerdote secular ni regular diga missa fuera de la iglesia en casas, oratorios
i capillas particulares, no le constando ser los dichos oratorios i capillas dedicados
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 419

solamente para el culto divino i señalados para el dicho effecto i visitados por nos o
con nuestra autoridad, i aver licencia nuestra para celebrarse en ellos. I qualquiera
sacerdote que lo contrario hiziere incurra ipso facto en suspensión a divinis de dos
meses por cada vez que lo hiziere.
Cap[ítulo] XVI. Lo que se ha de guardar en los oratorios particulares para
dezirse missa en ellos
I porque son muchos los que tienen licencia para dezir o oír missa en
oratorios particulares, los quales usan della con poca devoción i decencia, S.S.A.,
estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que ningún clérigo
secular ni regular diga missa en oratorios particulares en esta ciudad ni en ningún
lugar de nuestro arçobispado, aunque esté visitado i aprobado por nos o por alguno
de nuestros predecessores, si no fuere estando presente alguna de las personas a
cuya instancia se aprobó el dicho oratorio o su muger o alguno de sus hijos. Iten, que
no la digan si los susodichos i las demás personas que se hallaren presentes no
estuvieren con hábito decente, conviene a saber, las mugeres con mantos i los
hombres con capas, i no con ropas de levantar. Iten, que no se diga en ellos más de
una missa cada día; que no se diga los primeros días de Pasqua, porque no falten en
días tan solenes de sus parroquias; que no se administre en ellos el sacramento de
la Eucaristía, si no fuere en caso de necessidad i con expressa licencia nuestra. Todo
lo qual mandamos a los dichos sacerdotes lo guarden i cumplan assí, so pena de
excomunión mayor i de dos meses de suspensión al que no lo cumpliere.
Cap[ítulo] XVII. Que los clérigos exerciten los ministerios de sus órdenes i
celebren i comulguen como aquí se manda
Santa i justamente el sancto Concilio universal de Trento mandó [al margen:
Trid. sess. 22, c. 11, 12, 13, 14, 17, De refor.] a los obispos tuviessen cuidado que los
presbíteros celebren todos los domingos i fiestas solemnes, i los que tienen cura de
ánimas tan frecuentemente que satisfagan a su officio, i que los diáconos i
subdiáconos comulguen los dichos domingos i fiestas solemnes i los de menores
órdenes más a menudo que antes que las recibiessen, i assí mismo que cada uno
dellos exercite el ministerio de sus órdenes. Por tanto amonestamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] a los dichos clérigos que son i fueren de aquí
adelante lo guarden i cumplan, i mandamos a nuestros vicarios i, adonde no los
uviere, a los curas más antiguos tengan matrícula de los tales clérigos i nos embíen
relación para los que se uvieren de ordenar cómo lo han cumplido i si a exercitado
cada uno el ministerio de sus órdenes en sus parroquias, diziendo el diácono el
Evangelio i el subdiácono la Epístola i haziendo el ostiario, exorcista, acólito, lector i
psalmista sus officios. Otrosí mandamos que el Iueves de la Cena del Señor todos
los clérigos de primera tonsura, menores órdenes, subdiáconos i diáconos de cada
una iglesia de nuestro arçobispado i los sacerdotes que no celebraren aquel día
reciban la sancta comunión en la missa mayor de mano del preste que celebra, i el
que hiziere lo contrario pierda el pie de altar i obvenciones de aquella semana si
fuere beneficiado, cura o servidor i, no lo siendo, pague quatro reales para la fábrica
de aquella iglesia; i a los que por su devoción dexaren de dezir missa aquel día i
comulgaren en la missa mayor les concedemos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] cien días de perdón, i los que la quisieren dezir mandamos que la digan de
420 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mañana antes que se comiencen los divinos officios, para que puedan assistir a ellos
como están obligados, i a los que antes dellos no la dixeren mandamos no se les dé
recaudo para dezirla.
Cap[ítulo] XVIII. Que el que no fuere ordenado no cante Epístola en el altar
con dalmática i manípulo
Ninguno que no fuere ordenado de Orden sacro de subdiácono cante la
Epístola en el altar con dalmática ni manípulo [al margen: Idem], so pena de un ducado
para la fábrica, i en la misma pena incurra el vicario o cura que se lo consintiere.
Cap[ítulo] XIX. Que los sacristanes no vayan a los enterramientos en lugar de
beneficiados
Los sacristanes desta ciudad ni de ningún lugar de nuestro arçobispado no
vayan a los enterramientos combidados en lugar de beneficiados o capellanes [al
margen: Idem], si no fueren clérigos de missa o por lo menos in sacris, so pena de un
ducado, aplicado como dicho es.
Cap[ítulo] XX. De las offrendas de las missas nuevas
Los missacantanos en las missas nuevas que celebran puedan bolverse al
pueblo i recebir las offrendas que espontáneamente se les offreciere [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], pero no anden por la iglesia para el dicho effecto, i
el que lo contrario hiziere incurra en pena de dos mil maravedís para obras pías.
Capitulo XXI. [Del modo de rezar las Ave Marías]2
Desseando que no se pierda la loable costumbre de rezar hincadas las rodillas
en el suelo quando tañen el Ave María, concedemos [al margen: Idem] a los que assí
la rezaren quarenta días de perdón.
Cap[ítulo] XXII. Que todos los sábados en la tarde se cante la salve a Nuestra
Señora
Porque, según los beneficios i mercedes que cada día recebimos de nuestro
Señor por intercessión de la Virgen nuestra Señora (a quien la Iglesia católica llama
abogada nuestra), sería grande ingratitud no la servir i reconocer la obligación que
tenemos, frequentando siempre sus alabanças con la devoción que nuestra fragilidad
nos permite, i porque desseamos que todos se animen i empleen en esta devoción,
S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en
todas las iglesias de nuestro arçobispado todos los sábados i vísperas de nuestra
Señora por la tarde, poco antes que se ponga el sol, los curas i beneficiados i los
demás capellanes i clérigos hagan tañer las campanas para que el pueblo se junte i
con toda devoción, con sobrepellizes, hincados de rodillas, digan la Salve, saludando
con ella a la bienaventurada Virgen, suplicándola interceda por todos a su precioso
Hijo, salvador i redemptor nuestro. I para que con más devoción i frequencia se
haga, otorgamos cien días de perdón a todas las personas que presentes se hallaren;
i lo mimo mandamos que se haga todos los días de Quaresma que se dixeren las
vísperas, antes de comer, en los lugares donde no se ha acostumbrado a dezir.

2 Título tomado de la edición de 1864


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 421

Cap[ítulo] XXIII. Lo que se ha de guardar en las processiones de disciplinantes


[1] Aunque por la costumbre universal de la Iglesia católica sanctíssimamente
están introduzidas i permitidas las cofradías de disciplinantes que se hazen la
Semana Sancta, i con mui justa causa [de] muchas dellas están confirmadas i
aprobadas sus reglas i constituciones por la sancta Sede Apostólica i favorecidas con
especiales gracias i indulgencias, como cosa con que se nos trae a la memoria la
muerte i passión que por nuestra salvación padeció el Hijo de Dios, que en aquellos
días celebra la Iglesia católica, i con que se haze penitencia i procura de satisfazer
parte de la pena que por las culpas i peccados, que entre año contra la divina
Magestad se han cometido, dignamente se merece; mas por ser tanta la malicia de
los hombres i tan grande la fuerça con que nuestro común enemigo procura nuestra
perdición que, aún de las cosas tan sanctas como ésta (por torcer la intención i modo
con que se hazen), saca peccados i offensas de nuestro Señor, i por aver sido
informados que es grande el desorden que ai en este arçobispado i principalmente
en esta ciudad de Sevilla, assí en las imágines i insignias que en ellas se llevan como
en el hábito i poca devoción i profanidad con que los penitentes van, desseando
(como es razón) poner remedio en cosa tan importante (Sancta Synodo Approbante)
mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante se guarden en las dichas
processiones las cosas siguientes:
[2] Primeramente, exhortamos i por la sangre de Iesu Christo encargamos a
todos los fieles que en las processiones que se hizieren en nuestro arçobispado
salieren para hazer penitencia de sus peccados, que vayan en ellas con mucha
devoción, silencio i compostura, de suerte que en el hábito i progresso exterior se
eche de ver el dolor interior i arrepentimiento de sus peccados que han menester, i
no pierdan por alguna vanidad o demonstración exterior el premio eterno que por
ello se les dará.
[3] I porque por esperiencia se ha visto que, de salir estas cofradías i
processiones de noche, se han seguido i siguen muchos inconvenientes, peccados i
offensas de nuestro Señor, por ser con la obscuridad della el tiempo más aparejado
para con libertad executar nuestros apetitos i malas inclinaciones, mandamos a
nuestro Provisor que, juntando a los priostes i officiales de las dichas cofradías, dé
orden como todas ellas salgan de día, señalándoles la hora en que cada una a de salir
i, quando por ser tantas las que ai en esta ciudad, no uviere lugar de salir todas de
día, mandamos que a lo más largo a las nueve de la noche ayan acabado de andar
todas, si no fuere en esta ciudad la de la Sancta Veracruz, con quien no es nuestra
intención se haga novedad alguna, por tener por bulas i privilegios apostólicos
señalada la hora a que a de salir. I así mismo mandamos que nuestro Provisor, con
las personas que con él se suelen i acostumbran juntar para este effecto, en esta
ciudad i en los demás lugares de nuestro arçobispado donde uviere más que una
processión el vicario i, donde no lo uviere, el cura más antiguo les señale las calles
por donde cada una a de ir i la hora a que a de salir, i la orden que sobre esto les
dieren mandamos a los mayordomos i priostes i a los demás officiales que la
guarden i cumplan i no vayan ni passen contra ella en manera alguna, ni se
encuentren ni riñan sobre el passar antes la una que la otra, so pena que la que en
algo desto se hallare culpada la suspenderemos i, desde luego, por la presente la
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suspendemos por tres años la licencia que tiene para hazer la dicha processión,
demás de que procuraremos que sean castigados con mucho rigor, como personas
que en días tan sanctos escandalizan i alborotan la república.
[4] En algunos lugares de nuestro arçobispado estamos informados que
comiençan a salir estas processiones desde el Domingo de Ramos i se continúan todos
los días de la Semana Sancta hasta el Viernes en la tarde, de que, demás de las costas
que las fábricas de las iglesias hazen en cera que tantos días arden en lo altares,
mientras passan por ellas las dichas processiones, resulta grande inquietud i
desasossiego en días tan sanctos, en que solamente conviene que el pueblo se ocupe
en contemplar i celebrar con gran devoción los misterios de la passión de nuestro
Redemptor que en aquella semana representa la Iglesia. Para remedio de lo qual
mandamos que no pueda salir processión alguna sino desde el Miércoles Sancto
después de comer hasta que anochezca el Viernes i, si acaso alguna dellas tuviere por
voto o constitución jurada o por otra causa obligación de salir en otro día, nos por la
presente le absolvemos el tal juramento, i comutamos el dicho voto en que salgan los
días que aquí señalamos. I mandamos a nuestros juezes i vicarios executen esto i no
consientan que las dichas processiones se hagan en otro día, so pena de quatro
ducados para la fábrica de las iglesias, de adonde las dichas processiones salieren, por
cada vez que lo permitieren, i encargamos a nuestros visitadores lo executen con rigor.
[5] Iten, mandamos que nuestro Provisor en esta ciudad, i en los demás
lugares las personas que avemos dicho en el parrágrafo passado, visiten las imágines
i insignias que se sacan en las dichas processiones, i quiten i reformen las que les
pareciere que no tienen la devoción, auctoridad i gravedad que conviene para tan
sancta representación.
[6] Iten, mandamos que las túnicas que llevaren sean de lienço basto i sin
bruñir, sin botones por delante i atrás, sin guarnición de cadeneta ni de randas, que
no tenga brahones ni sean colchadas ni ajubonadas.
[7] Que los que se disciplinaren, ni rigieren la processión, ni los que llevaren
los pendones i insignias con túnicas no lleven lechuguillas en el cuello ni çapatos
blancos ni medias de color.
[8] Que no se disciplinen descubierto el rostro, si no fuere que por algún
desmayo o accidente que les dé sea fuerça descubrirse.
[9] Que no lleven tocas atadas a los braços, ni otra señal para ser conocidos.
[10] Que se quiten los muchachos que andan pidiendo en estas processiones, i
nuestros juezes no les consientan en manera alguna andar en ellas, pues no sirven más
que de inquietar i quitar la devoción i quedarse para jugar con la limosna que les dan.
[11] Que las mugeres no vayan con túnicas ni se disciplinen.
[12] Que las que fueren en su hábito con luzes vayan en su orden delante del
primer guión o estandarte de la processión, i no puedan en manera alguna ir entre
los que se van disciplinando ni a su lado.
[13] I porque somos informados que por tener algunas cofadrías pocos
cofadres que se disciplinen alquilan algunos que lo hagan, i es cosa mui indecente
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 423

que por dinero i precio temporal se haga cosa tan sancta, mandamos que de aquí
adelante no se haga, so pena de excomunión mayor, en que incurran los que reciban
el dinero i los mayordomos que se lo dieren.
[14] Iten, mandamos que en las dichas processiones, antes de salir ni después
de aver buelto a las iglesias i monasterios de donde salen, no se haga [en] la Semana
Santa ni en la mañana de la Resurrección representaciones, conviene a saber:
andando con la imagen de Nuestra Señora alrededor del claustro i de los pilares dél
buscando a su propio Hijo, que le dizen que a resucitado, ni baxando el Christo de
la cruz para enterrarle, ni usando en esto ni en la adoración de la cruz el Viernes
Sancto i en los demás officios de la Semana Sancta de más ceremonias que las que
nuestro mui sancto padre i señor Clemente octavo en el ceremonial nuevo a
mandado guardar, las quales mandamos que en todas las iglesias de nuestro
arçobispado uniformemente se guarden. I declaramos que en esta constitución no es
nuestra intención comprehender nuestra Iglesia Catedral i Metropolitana, en la qual
(con la assistencia de los diputados de nuestros mui amados hermanos deán i
cabildo della) avemos ordenado cerca desto lo que se deve por aora guardar.
Cap[ítulo] XXIIII. Que en las processiones del día del Corpus Christi vayan
todos los clérigos que en los lugares uviere
En las processiones que se hazen el día del Corpus Christi, por la solemnidad
dellas i para que vayan más acompañadas, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que todos los clérigos de Orden sacro vayan con sus sobrepellizes i
no las dexen hasta que buelvan el Sanctíssimo Sacramento a la iglesia i lo coloquen
en su lugar acostumbrado, so pena de un ducado a cada uno de los que no lo
cumplieren, la dos tercias partes para la cera del Sanctíssimo Sacramento i la otra
para el alguazil que lo denunciare, i de dos días de cárcel. Lo qual no se entienda en
la processión general que en nuestra sancta Iglesia Catedral i Metropolitana este día
se haze, por ser tanto el número de clérigos i frailes que en ella van que no es
necessario que vayan otros de nuevo.
Cap[ítulo] XXV. Que el día de la Purificación de Nuestra Señora no se den a costa
de las fábricas candelas más que a los sacerdotes i ministros de las iglesias
Grande es el escesso que en las parroquias desta ciudad i de nuestro
arçobispado nos dizen que ai en dar i repartir candelas para la processión del día de
la Purificación de Nuestra Señora, siendo tan pobres las fábricas que en ninguna
manera pueden sin empeñarse (i faltar lo necessario para otras cosas) hazerlo. Para
remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
a ninguna persona de ningún estado i calidad que sea se den las dichas candelas, si
no fuere a los sacerdotes i ministros de la tal iglesia que uvieren de ir en processión,
que se les darán; i lo que más desto se gastare mandamos a nuestros visitadores no
lo reciban en quenta a los mayordomos.
Cap[ítulo] XXVI. El lugar que han de llevar las cofradías en las processiones i
los religiosos
[1] Quando alguna cofradía uviere de ir a alguna processión o enterramiento,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que vayan los cofrades con sus
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luzes delante de la cruz de la parroquia, i en ninguna manera se les permitirá ir


detrás del cuerpo del difuncto o clerecía i, si concurrieren dos o más cofradías, vayan
por sus antigüedades en el dicho lugar i, si uviere alguna differencia, nuestro
Provisor la componga, ordenando a cada una el que a de tener; i guarden el orden
que se les diere, so pena de quatro ducados por cada vez que lo quebrantaren, mitad
para la fábrica i la otra mitad para los pobres de la parroquia adonde lo susudicho
sucediere.
[2] I quando en las dichas processiones o enterramientos fueren frailes de
algunas religiones, déseles el lugar que nuestro mui sancto padre i señor Clemente
octavo en su Motu Proprio a mandado, el qual mandamos se ponga en estas
nuestras constituciones i se guarde, cumpla i execute como en él se contiene.
Cap[ítulo] XXVII. Que los religiosos no salgan en procesión con cruz alta fuera
de sus monasterios sin licencia
[1] Los religiosos de ningún orden ni religión que sea no salgan en
processión con cruz alta fuera de sus conventos por las calles de las parroquias, si
no fuere con licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, la qual han de pedir
i se les a de dar cada vez que la uvieren de hazer, i las licencias que hasta aora se
han dado para este effecto perpetuas por nuestros predecessores o por nos desde
luego las revocamos i anulamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]; i, si
alguna religión tuviere facultad o Breve de Su Santidad para hazer fuera de su
convento las dichas processiones, mandamos que dentro de quinze días después
de la publicación deste Synodo lo presente ante nos para que, aviéndole visto,
ordenemos cómo, cumpliéndose lo que Su Santidad mandare, se haga lo que más
convenga.
[2] Otrosí, mandamos [al margen: Idem] que en las processiones que se
hizieren en algunos monasterios o parroquias no vaya más de la cruz del monasterio
o parroquia donde se hiziere, por ser privilegio particular de la cruz de la matriz que,
quando ella sale, le acompañen las demás; lo qual mandamos se guarde assí, so pena
de un ducado al sacristán que la quebrantare para la fábrica de la parroquia donde
fuere.
[Cap[ítulo] XXVIII]. Instrucción para el colector general
El señor arçobispo don Christóval de Rojas i Sandoval, nuestro predecessor,
de buena memoria, con loable zelo de que se cumpliessen las piadosas voluntades i
disposiciones de los difunctos i para que se dixessen todas las missas que se uviessen
dexado de dezir por los beneficiados i servidores de beneficios, capellanes, tenedores
de patronazgos i aniversarios i otras que fuessen a cargo de las fábricas, hospitales,
dotaciones i obras pías i que los fieles difunctos en qualquier manera uviessen
mandado dezir i en todo se satisfiziesse a tan necessaria i precissa obligación, ordenó
i mandó que en esta ciudad uviesse un colector general de las dichas missas, al qual
i a los colectores particulares de cada iglesia ordenó i dio cierta forma de lo [que]
avían de hazer; i, porque por la dicha orden no está proveído cumplidamente a cosas
que después acá se han offrecido i la experiencia a mostrado ser dignas de nueva
provisión i remedio, especialmente en lo que toca al officio del dicho colector
general, avemos ordenado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] una
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 425

instrucción para lo susodicho, la qual mandamos se guarde de aquí adelante i se


infiera en estas Constituciones, juntamente con los capítulos del dicho señor
arçobispo don Christóval tocantes a los colectores particulares i lo que a ellos por nos
se ha añadido, para que venga a noticia de todos.
1. El officio de colector general de missas deste arçobispado es de gran
confiança i en que nuestro Señor se sirve mucho, i assí encargamos al colector lo
haga con toda rectitud i cuidado, guardando inviolablemente lo que aquí se le
ordena i manda, avisándonos si entendiere que nuestros juezes o visitadores o otras
personas algunas exceden lo que aquí se les manda para que lo remediemos.
2. Para que aya más razón i quenta con las limosnas que se recogieren de
missas i en las cosas de la colecturía aya mejor expedición, mandamos que se haga
un arca de tres llaves, la qual se ponga i esté en el aposento de nuestro Provisor, para
que en ella se recoja i eche el dinero que se cobrare de la dicha colecturía, i de allí se
pague a quien lo uviere de aver por orden i librança del dicho Provisor i no de otra
manera; i para esto aya en la dicha arca dos libros, uno donde se assiente lo que se
recibiere i echare en ella i otro donde se assiente lo que se pagare i distribuyere; i las
llaves de la dicha arca tenga la una el colector general, la otra el fiscal de la Audiencia
de nuestro Provisor i la otra el notario mayor de la dicha Audiencia, cada uno de los
quales tenga su llave i no la mude, ni confíe, ni ponga en su lugar otra persona que
use della, si no fuere con urgente necessidad i licencia i mandado del dicho Provisor.
I el dicho colector no reciba por sí solo los dineros que se traxeren a la dicha
colecturía, so pena de excomunión mayor latae sententiae ipso facto incurrenda, sino
que todos los dichos tres llaveros juntos reciban i pongan en la dicha arca; i en todo
lo demás el dicho colector exercite i haga libremente su officio, haziendo diligencia
para la cobrança i siguiendo las causas de la dicha colecturía, que para ello i lo a ello
concerniente de damos poder cumplido.
3. Ante todas cosas el dicho colector i llaveros harán juramento en forma de
que, quanto en sí fuere, exercitarán bien i fielmente su officio i no irán ni vendrán en
manera alguna contra nuestras constituciones. Este juramento tomará nuestro
Provisor ante un notario i se assentará en el dicho libro del recibo, i firmarlo han el
dicho colector i llaveros.
4. La distribución de las missas a de ser hecha por nos o nuestro Provisor i no
por otra persona alguna. Por lo tanto mandamos a nuestro Iuez de la Iglesia, que es
o por tiempo fuere, i a los demás juezes i visitadores no se entremetan ni puedan
entremeter en dar ni repartir ni hazer dezir missa alguna en esta ciudad ni fuera
della, so pena de excomunión mayor.
5. Los visitadores hagan con mucho cuidado los alcances de todas las missas
que faltaren por dezir en cada iglesia de cada beneficio, capellanía, aniversario,
patronazgo o de qualquiera otra obra pía; i, acabada la visita de cada iglesia, embíen
a nuestro Provisor una memoria firmada de su nombre de todas las condenaciones
de missas que se han hecho en aquella visita, i el notario la firme también i dé fe que
aquéllas son las condenaciones que se han hecho en aquella iglesia i que no uvo
otras; i el dicho Provisor assiente las dichas condenaciones i alcances en un libro, que
para este effecto a de estar en la dicha arca, i dé los originales dellas al colector, el
426 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

qual firme en el dicho libro como las recibe, para que por él se haga cargo i se le tome
quenta.
6. Las condenaciones harán lo visitadores citada la parte interessada,
pudiendo ser avida, i dé fe en la condenación el notario de la dicha citación, porque
desta manera se escusan muchos pleitos.
7. Quando hallaren los dichos visitadores que los patronos, capellanes o otros
qualesquier tenedores de los bienes que están dotados o en qualquier manera
cargados de obligación de missas son dessipadores de los dichos bienes i hazienda i
se van cargando de mucho número de missas, procedan a hazer dello información,
citada la parte, i, si vieren que ai peligro i daño que pueda venir, procedan a
embargar los dichos bienes i embiarán la información al Provisor i, aviendo
embargo, el mismo embargo para que se haga justicia.
8. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, i los arrendatarios i personas que tiene sus poderes para
administrarla cobran la renta sin tener cuidado de hazer dezir las missas que están
obligados, i se hallan cargados de mucho número dellas i no se halla de dónde
cobrar. Sucediendo este caso, hagan información nuestros visitadores i procedan a
hazer embargos i secrestos conforme a Derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro Provisor, el qual haga justicia; i lo mismo harán los dichos
visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías i no residen ni dizen las missas i memorias donde son obligados. I
nuestro Provisor hará que los derechos de las dichas informaciones se paguen a los
notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos.
9. Nuestros juezes (excepto el dicho Provisor) ni nuestros visitadores, debaxo
de la pena arbitraria que nos pareciere, no se entremetan ni puedan entremeter en
remitir, componer ni concertar los alcances i condenaciones de missas, ni dar esperas
ni comutarlas, ni dar licencias para que los que son obligados a dezir las tales missas
las puedan decir, dándoles tiempo i término para ello o para que, diziéndolas en otra
parte o lugar que donde son obligados, cumplan su obligación.
10. No puedan tomar ni tomen (so pena de excomunión mayor) los dichos
visitadores las limosnas de las missas, so color que las quieren dezir por sus mismas
personas, ni puedan encargarse dellas en manera alguna, ni cobrar dinero de missas;
el Provisor tendrá quenta de repartirlas.
11. El colector no pague ni pueda pagar limosna de missas sin librança o
cédula firmada de nuestro nombre o de nuestro Provisor i sin carta de pago de la
persona a quien se libra la limosna de las missas, en la qual diga el número de las
missas y la limosna que se da por ellas; i sin la dicha librança en ninguna manera se
le passe partida alguna en quenta.
12. Permitimos que el dicho colector general pueda por bien de paz i
concordia, aviendo pleito sobre los alcances i para evitarlos, hazer concierto sobre los
dichos alcances i condenaciones de missas sin hazer quita ni baxa dellas, sino
solamente alargando los plazos de las condenaciones, con que no sea
demasiadamente, haziendo obligar a los condenados i allanarse, i, siendo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 427

necessario, tomando fianças, comunicándolo primero con nuestro Provisor i con


licencia i no de otra manera.
13. Los maravedís que el colector gastare en pleitos para cobrar los alcances
de las missas se passen en quenta con recaudos bastantes a arbitrio de nuestro
Provisor [al margen: Cardenal don Fernando Niño] i, no aviéndose hecho condenación
de costas contra los que uvieren litigado, se baxarán los gastos del recibo de las
missas, si se uvieren cobrado, i diránse tantas menos quanto fuere menester para
pagar las costas que en su cobrança se uvieren hecho, reduziendo cada missa a dos
reales, que es en lo que está tassada por estas nuestras constituciones la limosna
dellas.
14. El dicho colector general en ninguna manera pueda dar de limosna missas
de a tres reales ni de a dos i medio, sino sólo las que estuvieren condenadas de la
dicha cantidad, conforme a la redución hecha en la Synodo del señor arçobispo don
Christóval, de suerte que las missas que estuvieren condenadas de menor limosna
no las pueda comutar en mayor. I si por casualidad nos [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] o nuestro Provisor diéremos mandatos o libranças para que se den
limsonas de missas de a dos reales i medio o de tres, no las aviendo ni faltando de
dezir desta cantidad, no las pague, sino que nos avise a nos o a nuestro Provisor que
no las ai, porque de lo contrario reciben daño las ánimas de los fieles i se defrauda
su intención.
15. Quando nuestrro Provisor librare las missas en el colector, ante todas
cosas comunique con él las missas que quiere librar i mandar dezir, para que pueda
cumplir mejor lo que ordenare i se acuda a lo que fuere más necessario.
16. No dé en manera alguna el dicho Provisor limosnas de missas para que se
digan ni puedan dezir fuera del arçobispado, ni a persona que tenga su habitación i
morada fuera dél sin licencia nuestra in scriptis, so pena de excomunión mayor, i la
dicha licencia se pondrá originalmente en el arca. I mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que el colector no cumpla las libranças que contra el tenor i
forma de lo contenido en este párrafo se dieren, so pena que no se le passará en
quenta, i nos no daremos la dicha licencia si no fuere en caso mui forçoso, teniendo
por cosa mui justa i mui conforme a caridad que se remedien antes las necessidades
proprias i que están dentro de nuestro arçobispado, que no las agenas.
17. Hase de tener particular quenta que (pudiéndose hazer cómodamente) las
missas se digan i hagan dezir en los lugares donde era la obligación de dezirse i en
las mismas iglesias [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], i assí se ha de
informar el Provisor del número de los clérigos que ai en la iglesia i lugar donde se
han hecho las condenaciones de las missas i, según la copia de los clérigos que en la
tal iglesia uviere i las obligaciones i cargos que tuvieren de missas (mirándolo i
cotejándolo con prudencia), sean preferidos los clérigos del tal lugar i iglesia a los
demás. Lo mismo se entienda de los religiosos que tuvieren sus casas i conventos en
aquel lugar i parroquia, que assí mismo han de ser preferidos a los otros conventos,
i a todos se prefieran los curas, assí en el dar de las missas como en la cantidad de
las limosnas. I permitimos que nuestros visitadores puedan dexar de la colecturía en
cada iglesia las missas que se pudieren dezir en un mes.
428 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

18. Las libranças que se dieren a los clérigos no excedan de cinquenta a


sesenta missas de cada vez i, antes que el colector las pague, traigan fe del
apuntador, donde se les uviere mandado las digan, de cómo están dichas; i en las
dichas libranças se pongan los nombres de las personas por quien se han de dezir,
con deve i a de aver en cada partida.
19. No dé nuestro Provisor missas a dezir a ningún religioso particular, sino a
los conventos i prelados dellos, para que se digan conventualmente. Pueda empero
dar hasta en cantidad de cien missas en cada un año i no más a los religiosos,
precediendo licencia de sus superiores, para poder dezir missas por la persona e
intención de quien dio la limosna, i no por la de su prelado i convento, i traigan los
dichos religiosos certificación de su prelado o sacristán de su monasterio de como
las han dicho, para que se dé mandamiento para el colector general que les dé la
limosna de las missas que uvieren dicho por la dicha orden.
20. Puédanse dar a los conventos de una vez trecientas o quatrocientas
missas, más o menos, según el número de missas que uviere para hazerse dezir i el
número de frailes que uviere i su necessidad. I en el repartimiento que el Provisor
hiziere de las missas a los conventos o personas particulares declárese en particular
o, por lo menos, en general la intención por que se han de dezir [al margen: Cardenal
don Fernando Niño], porque estamos informados que algunos religiosos o sacerdotes
las dizen por quien después les diere la limosna, i otros por la intención del colector,
de que suceden muchos i grandes inconvenientes.
21. La limosna de las missas que vienen a poder del colector son mayores unas
que otras. Tenga el provisor quenta [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] de que
en las mayores limosnas sean preferidos los clérigos i, entre ellos, los más pobres, i a
todos han de ser preferidos los curas i, entre los conventos de religiosos, los más
necessitados, guardando en párrafo dézimo quarto desta instrucción, donde se
prohíbe que por las missas no se puedan dar mayores limosnas de como salieren.
22. La cobrança de los alcances se ha de hazer por quenta i riesgo del colector
general, i por esto mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que nombre
de aquí adelante las personas que la uvieren de hazer, tomando dellas fianças i
seguridad bastante. I en los mandamientos que para la dicha cobrança nuestro
Provisor diere se nombre la persona que va a cobrar, el qual dexe en cada lugar el
mandamiento que lleva en poder del que haze la paga con la carta de pago a tergo; i
assí mismo le tasse el Provisor al susodicho, antes que salga a cobrar, lo que a de aver
de ocupación de cada día en las partes donde se detuviere, lo que se ha de dar en
cada parte por camino, repartiendo respetivamente la ocupación de ida i buelta entre
todas las partes adonde va a cobrar, de manera que no lleve de cada una todo por
entero, como si fuera a sólo ella.
23. I para que las missas de la colecturía general se repartan con igualdad
mandamos que cada quatro meses se junte el Provisor, fiscal de su Audiencia i
notario mayor della con el colector general i hagan quenta de las missas que están
cobradas en el arca i de las que están alcançadas i, teniendo consideración a la
necessidad de los conventos desta ciudad i nuestro arçobispado, las reparta entre
ellos, consultándolo primero con nos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 429

24. En fin de cada año se ha de hazer quenta con el dicho colector de todas
las missas que uviere recebido i hecho dezir, conforme a lo arriba dicho [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], i assí mismo de los memoriales, condenaciones i
alcances que embían los visitadores i le uviere entregado nuestro Provisor, para que
no se oculte nada.
25. I porque somos informados que los superiores de los conventos, a quien
se reparten algunas missas i se dan recaudos para que ellos las cobren, por no
poderlas cobrar por entero se conciertan con las partes que las deven i cobran lo
que buenamente pueden en dinero, pan, vino, azeite i otras cosas que para el
sustento de sus casas han menester, i la parte que remiten i cobran menos o lo que
valen menos las dichas cosas que reciben en precio lo descuentan de las missas que
están obligados a dezir, en que las ánimas de los difunctos son mui defraudadas.
Para remedio de lo qual exhortamos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a los dichos superiores que en ninguna manera hagan los dichos
conciertos, sino que cobren por entero la limosna de las missas que se les
repartieren i, si lo hizieren, sea por su quenta i riesgo, sin que puedan reduzir el
número de las missas al precio que uvieren recibido. I para que lo cumplan assí,
mandamos que no se les dé repartimiento ni entreguen los recaudos para cobrar sin
que los dichos superiores, ellos mismos u otro religioso en su nombre i con su
poder especial, juren en manos de nuestro Provisor que dirán las missas
enteramente i sin redución alguna, aunque se ayan compuesto con las partes por el
precio dellas.
26. I porque es grande el número de missas que ay en la colecturía general que
no se han dicho, por no poderse cobrar la limosna dellas, aunque se han hecho de
officio por el colector general diligencias para cobrarlas i se han repartido entre
algunos monasterios i, aviendo hecho diligencias, tampoco las han podido cobrar
por ser muertos los que tenían obligación de dezirlas i no aver dexado bienes ni
hazienda de que cobrarlas o por estar perdidos o disminuidos los bienes sobre que
están cargadas las memorias i missas dellas i, de tornarse a hazer más diligencias
sobre su cobrança, no resulta provecho alguno, antes muchos daños i
inconvenientes de consideración. Para remedio de los quales mandamos que nuestro
Provisor con el fiscal de su Audiencia, colector general i notario mayor vean luego la
memoria de las missas que están por dezir i cobrar, i las diliencias que para cobrarlas
están hechas i, si a nuestro Provisor le pareciere necessario hazer más, las haga hazer
luego i, si le pareciere que son bastantes las hechas i que de tornarse a hazer no a de
resultar más que nuevas costas, las mande assentar en el libro que en la dicha arca
a de aver aparte, con mandamiento inserto en el dicho libro que no se repartan ni se
tornen a hazer más diligencias sobre la cobrança dellas; i solamente repartan en la
forma que está dada en el [párrafo] precedente (i) las que de nuevo se uvieren
alcançado i, de las antiguas, las que verisímilmente se entendiere que se han de
poder cobrar i no se uvieren hecho bastantes diligencias para ello. I esta misma
diligencia se haga de aquí delante de quatro en quatro años para señalar las inútiles
i las que no se uvieren podido cobrar, i a los visitadores se dará un traslado de las
que se declararen por inciertas, para que cada uno en su partido se informe si lo son
o si alguna dellas se podrán cobrar.
430 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

27. El colector general lleve por su trabajo i ocupación de cada una missa, que
nos o nuestro Provisor repartiéremos, assí en dinero las que estuvieren cobradas
como las que se dieren en librança para cobrar, un maravedí i no más.
28. I si, aviéndose dado librança de algunas missas i cobrado dellas los
derechos, le bolvieren la dicha librança por no poderlas cobrar, mandamos que
buelva los derechos que uviere cobrado i no los dexe de bolver por dezir que los
recibirá en quenta de los derechos de otras missas que le dará, sino que real i
verdaderamente se los buelva i assiente en la librança que se le tornare cómo se los
bolvió, i él i la parte que los recibió lo firmen de sus nombres, i la librança con estas
diligencias se ponga en el arca de las tres llaves, so pena de bolverlo con el doblo, la
qual dicha pena irremissiblemente se le lleve quando se le tomaren las quentas, la
qual aplicamos a los pobres de nuestra cárcel, fiscal i notario mayor por tercias
partes.
29. Que los derechos que cobrare i, como dicho es, a de bolver se assienten en
el libro que a de estar en la dicha arca, i lo uno i lo otro lo firmen el fiscal i el notario
mayor.
30. I para que el dicho colector pueda hazer su officio con más rectitud i
libertad mandamos, so pena de excomunión mayor latae sententiae, que no lleve
más derechos de los que por estas nuestras Constituciones le están tassados, ni
reciba de ningún monasterio ni persona particular, que tuvieren pretensión de que
les den missas o de quien verisímilmente se presumiere que la puede tener, cosa
alguna, aunque sea de comer ni beber i aunque sea prestada i para avérsela de
bolver, ni aunque diga que se la da por ser su amigo o por otro respeto particular, sin
consideración a que se le dé las dichas missas.
31. Ha de aver en cada iglesia un colector, al qual han de nombrar nuestros
visitadores, que sea clérigo de buena vida i fama i que tenga alguna hazienda, i dé
fianças de que dará quenta de lo que estuviere a su cargo [al margen: Don Christóval
de Rojas. Cardenal don Fernando Niño]. Tendrá el dicho colector un libro para que en
él en las primeras hojas assiente todas las missas de pitancería que a la iglesia
ocurrieren, poniendo en el recibo día, mes i año en que se reciben i el nombre de la
persona que las dio i quantas, i la cantidad de la limosna, i de quien i por quien se
han de dezir; luego haga tantas divisiones i casillas en la misma plana quantas son
las missas que assí recibió, para que, como se fueren diziendo, se ponga en cada
repartimiento el nombre del clérigo que dixo la missa i el día, mes i año en que la
dixo, i su firma, de manera que por las casillas que estuvieren en blanco, que no
estuvieren firmadas, conste las missas que están por dezir.
32. Las missas de pitancería se dirán todas las que buenamente se pudieren
dezir dentro de la misma iglesia [al margen: Cardenal don Fernando Niño], i los
colectores no las darán a dezir fuera a clérigo ni a fraile, so pena de que nuestros
visitadores no las reciban en quenta.
33. I porque somos informados que algunos capellanes dexan de dezir las
missas que tiene obligación de sus capellanías i dizen [las] de la colecturía,
teniendo por grangería dezirlas por la limosna de dos reales que por ellas les dan,
i dar a dezir las de sus capellanías por menos limosna; i, para escusar este trato
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 431

ilícito i refrenar la cudicia de los que lo hazen, mandamos a nuestros colectores


que a ningún clérigo que tuviere obligación a dezir missas por sus capellanías no
le den missa de colecturía ni pitancería, si no fuere de cuerpo presente, hasta que
conste a nuestro visitador (si estuviere el clérigo en esta ciudad) i, si no, al vicario
i, donde no lo uviere, al cura más antiguo que primero a cumplido con las de su
obligación, so pena que las missas que de otra suerte les dieren no se le reciban en
quenta; i, si le dieren algunas de colecturía, mandamos que no pueda el dar a dezir
las de su capellanía con menos limosna que de dos reales, so pena de excomunión
mayor.
34. También somos informados que algunos colectores reciben cantidad de
missas en sus colecturías con la limosna ordinaria de dos reales i luego las dan a
dezir a algunos clérigos o religiosos con menos limosna, i les hazen firmar que
reciben enteramente la limosna de los dos reales, en que cometen grave peccado i
offensa a nuestro Señor. Para remedio de lo qual mandamos a los dichos
colectores, so pena de excomunión mayor latae sententiae, que de aquí adelante
no lo hagan.
35. En el libro que, (como dicho es) cada colector a de tener, assentará los
nombres de las personas que se enterraren en la tal iglesia, poniendo su estado i
condición, día, mes i año [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]; i, si alguno
dellos uviere hecho testamento, ponga en el dicho libro el día, mes i año en que se
hizo el dicho testamento i ante qué escrivano se otorgó i quién fueron sus herederos
i albaceas. I para esto se manda a los curas de las dicha iglesia que procuren que se
les traiga por fe del dicho escrivano la cláusula del dicho testamento en que diga
todo lo arriba dicho i más todos los sufragios i obras pías que el tal difuncto mandó
hazer por su ánima; i, si acaso la dicha cláusula del dicho testamento no se pudiere
sacar en el día de su entierro por alguna justa causa, deposítese un ducado o prenda
que lo valga en poder del dicho colector para que, trayendo la dicha cláusula, se
buelva el ducho ducado o prenda; i, si dentro de tres días no se traxere, el colector (a
costa del dicho ducado) saque las dicha cláusula i buelva lo que sobrare; i, si al
cuerpo presente se le uvieren de dezir missas, se pongan en la forma i manera que
en capítulo arriba dicho de la pitancería se contiene, para que conste de las que se
dizen i de las que están por dezir, de modo que vaya cargo y descargo junto.
36. Iten, el dicho colector en otra parte del dicho libro assiente las fiestas i
memorias i otras qualesquier missas que son a cargo de dezir de cofradías o
hospitales, poniendo los nombres del tal hospital o cofradías i día, mes i año,
guardando en las dichas el proprio orden que está dicho de las casillas en el capítulo
de la pitancería [al margen: Don Christóval de Rojas].
37. Iten, el dicho colector assiente en otra parte del libro todas las fiestas i
memorias i missas cantadas i rezadas que la fábrica de la iglesia, donde es colector,
es obligada a hazer dezir, poniendo en cada uno la condición i gravamen que tiene
conforme a su institución; i en ellas se guarde el mismo orden que está dicho en el
capítulo de la pitancería.
38. Iten, a de aver en cada iglesia un apuntador, el qual tenga otro libro en que
assiente todas las capellanías que en la iglesia se sirven, poniendo cada una por sí,
432 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

hecho un quadrante con su abecedario, i allí ponga el nombre del instituidor de la


dicha capellanía i quántas missas ai obligación de dezir en ella cada mes i el nombre
del capellán que al presente la sirve.
39. Iten, el dicho colector de la pitancería i el apuntador de las capellanías se
juntarán el postrer día de cada mes i cotejarán los quadrantes de todas las missas, que
los dichos capellanes han dicho en el dicho mes; i, si hallaren algún encuentro de alguna
missa de colecturía i de capellanía que parezca averse dicho en el mismo día, (i) en tal
caso se teste la missa de la capellanía, por quanto estará firmada la de la colecturía, i el
capellán diga la missa de su capellanía el día que manda el fundador della.
40. Iten, el dicho colector no dé ninguna pitança fuera de la dicha iglesia a
ningún clérigo ni a otra persona alguna sin expresso mandato de su prelado, ni dé
la limosna de la missa hasta que la aya dicho.
41. Iten, el tal colector aya por su trabajo i lleve un maravedí por la limosna de
cada missa, i otro tanto el apuntador de las capellanías, i no lleve salario de las fábricas.
42. Por quanto se augmenta la limosna de las missas de las capellanías
perpetuas i algunos capellanes no las sirven por sus personas, a cuya causa son
alcançados en muchas missas i éstas las han de dezir otros clérigos por ellos,
mandamos [que] al clérigo que las tales missas dixere se le dé la propria cantidad de
limosna que el mismo capellán uviere de aver; i en estas missas sean preferidos los
beneficiados i curas, queriéndolas dezir.
43. Iten, el capellán perpetuo que no assistiere en el coro con sobrepelliz los
domingos i fiestas de guardar a primeras vísperas i tercia i missa mayor i segundas
vísperas no goze del aumento de la limosna que hemos mandado aumentar de cada
missa, sino que a este tal se le dé a real i medio la limosna de cada missa de aquella
semana, i lo demás a cumplimiento del aumento acrezca a los presentes que uvieren
assistido en el coro.
44. Iten, mandamos que los clérigos estravagantes que no quisieren assistir en
el coro o no se quisieren vestir de diácono i subdiácono los domingos i fiestas de
guardar por el orden que el vicario (i, donde no le uviere, el cura más antiguo) les
diere, dando a los que assí se vistieren la limosna acostumbrada; no se les dé missa
de colecturía a los que no guardaren i obedecieren lo que aquí mandamos. Pero todo
lo sobredicho se entienda salvas las voluntades de los testadores que dexaren
dineros para que se ayan de dezir missas, las quales queremos que se cumplan,
aunque ayan dispuesto en contrario de lo que arriba se contiene.

Tít[ulo XII]. De bautismo

Capitulo I. [Adminístrese según el Ritual Romano]3


Cerca de la administración del Sacramento del Baptismo, que es puerta i
principio de otros Sacramentos, i de la forma i manera que se ha de celebrar

3 Los títulos de este capítulo y del siguiente están tomados de la edición de 1864
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 433

mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que se guarde el Manual y
Ceremonial Romano.
Capitulo II. [Quítese el capillo a los bautizados]
Guárdese la constitución del cardenal don Diego Hurtado de Mendoza,
nuestro predecessor [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], la qual dispone que
los curas quiten el capillo a la criatura en acabando de baptizarla.
Cap[ítulo] III. Que aya en cada iglesia un libro donde se asienten los nombres
de los baptizados i de sus padres i padrinos
Tengan los curas un libro en que assienten su nombre i el del baptizado i de
sus padres i padrinos, con día, mes i año [al margen: Idem]; i, si el catecismo i
exorcismo no se hiziere juntamente con el baptismo, escrivan también los nombres
de los padrinos de los dichos exorcismos, como se les manda en el título De officio
rectoris, i por cada vez que faltaren de cumplir lo susodicho pague cada uno quatro
reales para la fábrica de aquella iglesia.
Cap[ítulo] IIII. Que en los baptismos no aya más de un padrino i a lo más una
madrina con quien se contraiga cognación espiritual
Estatuyó el sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 24, c. 2, De refor.]
(por evitar la multitud de impedimentos de los matrimonios) que en el baptismo no
se admitiesse más que un padrino i, a lo más largo, un padrino i una madrina, entre
los quales i el baptizado mesmo i su padre i madre, i assí mesmo entre el que baptizó
i el baptizado i el padre i la madre del baptizado solamente se contraiga cognación
espiritual. Iten, que el cura, antes que llegue a ministrar este Sacramento, sepa del
baptizado (si es adulto) i, si no, de sus padres qué padrino o padrinos escoge, i aquél
o aquéllos admita i no otros algunos, i los avise de la cognación que han contraído
con el baptizado i sus padres, por que no pueda pretender ignorancia. Otrosí que, si
otros (fuera de los señalados) tocaren al baptizado, no contraigan cognación
espiritual en manera alguna i que, si otra cosa se hiziere por culpa o negligencia del
cura, sea castigado a arbitrio del ordinario. Por ende mandamos a todos los clérigos
y curas de nuestro arçobispado guarden i cumplan lo susodicho, so pena que
excediendo en algo sean castigados como el dicho sancto Concilio dispone.
Cap[ítulo] V. Que los padrinos sean baptizados, i tengan quenta de avisar los
curas la obligación que tienen
[1] No sean admitidos por padrinos los que no están baptizados [al margen:
Cardenales don Rodrigo de Castro, i don Fernando Niño], ni puedan responder por el
baptizado i hazer lo demás que es acerca de los padrinos, ni los monges ni religiosos
professos, ni de los hijos de los moriscos ninguno que no sea christiano viejo, como
se manda en el título De summa Trinitate & fide catholica, en la instrucción de los
moriscos.
[2] Iten, [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] avisen los curas a los
padrinos que (como dize San Augustín) deven entender que han quedado por
fiadores acerca de Dios por aquellos que tuvieron al baptismo, i que siempre los han
de amonestar que guarden la castidad, amen la justicia i abracen la caridad, i les han
de enseñar la doctrina christiana o tener cuidado de que se la enseñen.
434 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] VI. Que los niños se lleven a bautizar dentro de ocho días después
de aver nacido
Los padres i madres de los niños o las personas a cuyo cargo estuvieren,
dentro de ocho días que los niños nacieren los lleven a la iglesia a baptizar [al
margen: Idem], no aviendo justo impedimento i, si uvieren sido baptizados en casa,
los lleven assí mismo a cathequizar dentro de ocho días.
Cap[ítulo] VII. Que las parteras no baptizen sin estar examinadas
Las parteras no baptizen sin estar examinadas i aprobadas por el vicario o
cura más antiguo de cada una iglesia donde no uviere vicario [al margen: Idem] ni,
aunque estén examinadas i aprobadas, baptizen donde se hallare clérigo u otro
hombre alguno que lo sepa hazer, ni fuera de casos de necessidad quando no ai
peligro en la dilación, so pena de que será castigada la que contraviniere. I nuestros
visitadores, quando fueren a visitar, examinen assí mismo las parteras de los pueblos
que visitaren para ver si están bien instructas en lo susodicho i si los vicarios i curas
han cumplido de su parte lo que sobre esto se les manda i, hallando que han sido
negligentes, traigan dello relación para que, entendida la calidad de la negligencia
de los susodichos i los inconvenientes que dello se han seguido, nuestros Provisores
los castiguen conforme a la culpa.
Cap[ítulo] VIII. La pena del que no tuviere cerrada la pila del baptismo
Las pilas del baptismo estén cerradas i con buena guarda [al margen: Idem], i
los curas tengan las llaves dellas; i el que no la tuviere cerrada pague un ducado de
pena para la fábrica.

Tít[ulo XIII]. De Custodia & Eucharistiae Chrismatis, &c.

Cap[ítulo] I. Que la custodia del Sanctíssimo Sacramento esté en medio del


altar mayor
De no estar la custodia del Santíssimo Sacramento en el altar mayor resultan
inconvenientes. Por tanto, mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
en todas las iglesias de nuestro arçobispado se haga una custodia en medio del
dicho altar mayor, adonde se passe el Sanctíssimo Sacramento, i en los sagrarios,
donde hasta aquí se solía guardar, se pongan los sanctos óleos, crisma i reliquias, si
las uviere, i el libro Manual de sacramentis i los demás libros pertenecientes al
ministerio de cura, el qual tenga las llaves de todo ello i no las dé ni cometa a otra
persona, salvo estando legítimamente impedido, i entonces no las fíe sino a
sacerdote.
Capitulo II. [Que haya formas mayores y menores y se renueve cada ocho
días]4
Tengan siempre los curas el Sanctíssimo Sacramento en la custodia dos o tres
hostias consagradas de forma mayor i otras de forma menor para comulgar [al

4 Ibídem.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 435

margen: Idem], i esté con la decencia i limpieza que conviene i lo renueven de ocho
a ocho días.
Capitulo III. Que los domingos y fiestas de guardar no lleven fuera la sancta
comunión, ni baptizen mientras se dize la missa, salvo con vera
necessidad
Por quanto muchas vezes los domingos i fiestas de guardar, estando el pueblo
ayuntado para oír la missa mayor i divinal officio, según es obligado, el cura saca el
cuerpo de nuestro Señor para llevar a algún enfermo i la gente, por lo acompañar,
dexan de oír la missa i algunas vezes se quedan sin ella, siendo obligados a oírla, por
ende, proveyendo, mandamos [al margen: Cardenal don Diego Hurtado] que,
mientras la missa mayor se dixere, no se lleve la sancta comunión a enfermo alguno,
salvo en caso de vera i cierta necessidad, sobre lo qual encargamos la conciencia de
los dichos curas. Ca en los otros casos queremos i mandamos que esta misma
disposición aya lugar i se guarde cerca del baptizar, que a la hora de la missa mayor
no se baptize, salvo en caso de vera i cierta necessidad, sobre lo qual encargamos la
conciencia del cura de la tal parroquia. Lo mismo se ha de guardar en los entierros,
que no se hagan mientras se dize la missa mayor.
Cap[ítulo] IIII. Cómo se ha de ministrar el Sanctíssimo Sacramento a los
enfermos
Quando el sacerdote uviere de llevar al enfermo el Sanctíssimo Sacramento
provea que el sacristán haga señal con la campana mayor i que el dicho sacristán o
otra persona salga por la parroquia llamando al pueblo con una campanilla para que
le acompañen, i hará que el aposento donde estuviere el enfermo se limpie i aderece
i que en él se ponga un altar o mesa cubierta con un lienço mui limpio, sobre la qual
se ha de poner la custodia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]. Lleve una
hostia de forma mayor, que a de mostrar al pueblo dentro del aposento donde el
enfermo estuviere, para que las personas que le fueren acompañando le adoren [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], i fuera del dicho aposento no lo descubrirá ni
sacará más hasta que buelva a la iglesia; i llevará assí mismo otras de forma menor,
conforme al número de los enfermos que han de comulgar.Vaya vestido el sacerdote
con su sobrepelliz o estola o manto de seda, donde lo uviere; llevará el Sanctíssiomo
Sacramento en su relicario, si lo tuviere la iglesia, o, si no, en un cáliz cubierto con
un paño de seda, delante del pecho, levantado, con toda reverencia, cantando o
rezando (juntamente con los sacerdotes o clérigos que le acompañaren) himnos del
Sanctíssimo Sacramento o psalmos i cánticos, i los que fueren acompañando vayan
assí mismo rezando con mucha reverencia i silencio; i lleven el palio sobre el cuerpo
del Señor (i el sacerdote) quatro o más sacerdotes o otros clérigos, conforme al
número de las varas, i, a falta dellos, parroquianos honrados. Irán delante hachas, o
candelas encendidas donde no uviere hachas, i linterna quando hiziere ayre, i agua
bendita; vaya una persona tañendo con una campanilla, para que el pueblo sepa que
va allí el cuerpo de nuestro Señor, i todos los que lo toparen se hinquen de rodillas
i, si vinieren a cavallo, se apeen hasta que aya passado. I a los que le acompañaren
(aunque el acompañamiento no sea desde la iglesia, sino desde adonde lo toparen)
les concedemos quarenta días de perdón, allende de otros muchos que les están
concedidos por los Sumos Pontífices. I quando uvieren llegado de buelta a la iglesia
436 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

les declare el sacerdote los perdones que ganaron i, aviéndole mostrado al pueblo
para que le adore i cantado el Tantum ergo Sacramentum, &c, le pondrá assí como está
en su relicario en su caxa i lugar.
Cap[ítulo] V. Que en caso de estrema necessidad i ausencia del cura, qualquier
sacerdote, aunque no sea aprobado ni tenga licencia para administrar
Sacramentos, administre el de la Eucaristía i reconcilie al enfermo para
recibirle
I porque sucede algunas vezes que, por estar el cura ausente o
legítimamente impedido i no aver sacerdote que tenga licencia nuestra para
administrar los Sacramentos, no ai quien dé el Sanctíssimo Sacramento ni
confiesse para recebillo, i podrá ser por esta causa morir el enfermo sin él, para
remedio de lo qual mandamos [al margen: Idem] que qualquier sacerdote secular
o regular (aunque no sea de los aprobados por nos ni tenga licencia nuestra para
administrar los Sacramentos) pueda en caso de estrema i urgente necessidad llevar
a los que estuvieren enfermos el Sanctíssimo Sacramento i confessarlos, si fuere
necessario, para recebirle, que nos por la presente en este caso de estrema i
urgente necessidad (a falta de cura) le avemos por aprobado i le damos facultad
para que pueda administrar los dichos Sacramentos como si real i verdaderamente
lo estuviera.
Capitulo VI [No coman antes los enfermos]5
No se dé el viático a los enfermos después de comer, si no fuere con urgente
necessidad [al margen: Cardenal don Fernando Niño].
Cap[ítulo] VII. Que no se dé el viático a un enfermo en una misma enfermedad
hasta passados doze o quinze días
I porque somos informados que en una misma enfermedad se da muchas
vezes el Sanctíssimo Sacramento al enfermo por modo de viático, de que resultan
algunos inconvenientes, para remedio de los quales mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que de aquí adelante no se dé, si no fuere passados doze o quinze
días después de la primera comunión, o antes si al confessor le pareciere necessario,
sobre que les encargamos mucho la conciencia.
Cap[ítulo] VIII. Que acompañen al Sanctíssimo Sacramento (quando salieren
para algún enfermo) todos los clérigos que uviere en la iglesia o le
toparen por las calles
Cosa mui sancta es i mui recebida por costumbre universal de la Iglesia
católica que, quando sale el Sanctíssimo Sacramento para algún enfermo, todos los
fieles vayan acompañándole, i por esta causa están concedidas por los Sumos
Pontífices muchos perdones i indulgencias a los que con devoción lo hizieren. I
porque somos informados que en algunos lugares de nuestro arçobispado los
clérigos son los que más se descuidan en esto, siendo los que por razón de su
ministerio i hábito tienen más obligación de hazerlo, para remedio de lo qual, S.S.A.,

5 Ibídem.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 437

mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando saliere el
Sanctíssimo Sacramento, todos los clérigos que uviere en la iglesia de donde saliere,
si no fuere los que estuvieren en el coro cantando missa o alguna de las horas
canónicas o confessando o otro legítimo impedimento semejante a los susodichos, i
a todos los demás clérigos que le toparen en la calle le acompañen, yendo i
bolviendo con él a la iglesia, hasta que esté encerrado en su custodia, so pena de
quatro reales para la cera del Sanctíssimo Sacramento por cada vez que lo contrario
hiziere; la qual pena mandamos a nuestros visitadores executen sin ninguna
remissión i se informen con mucha diligencia de cómo esta constitución se cumple
i nos den aviso dello.
Cap[ítulo] IX. Que no lleven el Sanctíssimo Sacramento al enfermo antes de
haberlo confessado
También somos informados que algunos curas, llamándolos a que confiessen
algún enfermo, por ahorrar tiempo i trabajo, antes de hazerlo llevan el Sanctíssimo
Sacramento i, después de llevado, estando presente la gente que lo va
acompañando, lo confiessan, con mucho escándalo de los que lo veen. Para remedio
de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante no se haga, ni lleven sin aver primero confessado al dicho enfermo, so pena
de dos ducados por cada vez que lo contrario hizieren, aplicados para la cera del
Sanctíssimo Sacramento, si no fuere el caso de extrema necessidad.
Cap[ítulo] X. Que no lleven el sacramento de la Extremaunción con el de la
Eucharistía
I por la misma razón mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que,
si no fuere en caso de mui urgente necessidad, no se lleve la Extremaunción con el
Sanctíssimo Sacramento de la Eucharistía, como somos informados que algunos
curas lo hazen, so la misma pena.
Cap[ítulo] XI. De lo que han de hazer los curas quando llevaren el Sanctíssimo
Sacramento a algún enferm o que estuviere en algún cortijo o alquería
También somos informados que algunos curas, quando llevan el Sanctíssimo
Sacramento de la Eucharistía a algunos enfermos que están en los cortijos o
alquerías, después de averle guardado en algún relicario en su pecho, que es donde
para semejantes ocasiones se suele llevar, se han buelto a su casa a comer o almorçar
o hazer otras cosas, i otros van por el camino caçando, parlando i divirtiéndose en
otras cosas profanas, sin acordarse de tan alto i soberano Señor como el que consigo
llevan. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a los dichos curas, so pena de excomunión mayor latae sententiae, [que] de aquí
adelante, en saliendo de la iglesia con el Sanctíssimo Sacramento para el effecto
susodicho, vayan vía recta al lugar donde está el enfermo, sin distraerse ni divertirse
a otra cosa de las que están dichas hasta averle comulgado, i no lleve más formas de
las que fueren menester, conforme al número de los enfermos que uviere de
comulgar, de manera que, quando buelva, no traiga sacramento. I mandamos que a
la ida vaya con mucha devoción i compostura, rezando algunos hymnos i psalmos i
encomendando a Dios a los enfermos que va a visitar.
438 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Cap[ítulo] XII. Que los seglares no comulguen sino de ocho a ocho días o,
aviendo una fiesta principal, una vez entre semana
También somos informados que algunas personas seglares a título de devoción
comulgan cada día o mui frequentemente i, aunque es cosa que algunos de los sanctos
no se han atrevido a aprobar ni reprobar, no dexa de tener algunos inconvenientes.
Para remedio de los quales, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que sin expresa licencia nuestra no pueda comulgar ninguna persona, si no fuere de
ocho a ocho días i las fiestas principales de Pasquas i de Nuestra Señora i Apóstoles i
otras semejantes que cayeren entre semana, con licencia de su confessor, la qual le
podrá dar como no sea más que para una fiesta entre semana.
Cap[ítulo] XIII. Que no esté el Sanctíssimo Sacramento descubierto en las
iglesias, si no fuere por las causas aquí contenidas
Assí como es justo que por necessidades comunes i universales de la Iglesia,
del Sumo Pontífice, de Su Magentad i otros casos semejantes se descubra el
Sanctíssimo Sacramento en el altar, para que el pueblo acuda a pedirle misericordia
en sus necessidades, assí es cosa indecente que esto se haga por ningún otro caso ni
necessidad particular. I por esto, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que, quando lo susodicho se uviere de hazer, se haga por las causas
que están referidas o otras semejantes tan graves, i por causa ninguna particular, por
grave que sea, no se haga sin nuestra licencia in scriptis, so pena de quatro ducados
para la cera del Sanctíssimo Sacramento al vicario o cura que lo consintiere. I
mandamos que, quando se uviere de hazer, se aderece i componga el altar con el
mayor atavío que fuere posible i se ponga en él mucha cera, i estén de ordinario
algunos clérigos de rodillas rezando i estorvando que no se haga en la iglesia alguna
cosa indecente i en offensa de nuestro Señor. I encerrarse a antes que se ponga el sol
por escusar algunos inconvenientes que de noche suelen suceder.
Cap[ítulo] XIIII. Que no esté descubierto toda la octava de la fiesta del Corpus
Christi
Cosa mui conveniente es i de que recibe el pueblo christiano grande
edificación que todos los días de la octava del Corpus Christi esté el Sanctíssimo
Sacramento descubierto en el altar, i assí loamos i aprobamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] mucho la costumbre que ai en nuestro sancta Iglesia Catedral i
Metropolitana de hazerse con tanta grandeza, devoción i solemnidad la dicha fiesta.
I porque por ser pobres las fábricas de las demás iglesias no tienen con qué hazerla
como conviene i no es justo que esté descubierto este sancto Sacramento con poca
cera, acompañamiento i guarda, mandamos que [en] ninguna iglesia ni monasterio
desta ciudad ni de las demás ciudades, villas i lugares de nuestrro arçobispado se
tenga descubierto, sin expresa licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, más
que el día que se celebrare su fiesta, hora sea en su proprio día, hora en alguno de la
octava o en otro después della, so pena de quatro ducados para la cera del
Sanctíssimo Sacramento al vicario i, donde no lo uviere, al cura más antiguo que lo
consintiere i no diere dello aviso luego a nuestro Provisor. I mandamos que el gasto
que en lo susodicho se hiziere en las iglesias parroquiales no le passen en quenta a
los mayordomos de las fábricas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 439

Cap[ítulo] XV. Que no tengan las monjas el Sanctíssimo Sacramento dentro de


su clausura
Assí mismo mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, en
quanto a los monasterios de monjas, se guarde lo dispuesto en el sancto Concilio
Tridentino [al margen: Trid. sess. 25 , c. 10, De reformatio.], donde se prohíbe que no
tengan el Sanctíssimo Sacramento dentro de su coro i clausura. I exhortamos i
mandamos a los superiores de las dichas monjas que, dentro de quinze días de la
publicación destas constituciones, en cumplimiento i execución de lo contenido en
este capítulo consuman el Sanctíssimo Sacramento, donde le uviere dentro del coro
i clausura, o muestren ante nos o ante nuestro Provisor privilegio o licencia de Su
Santidad para poderlo tener con derogación del Concilio, con apercibimiento que les
hazemos que nos, como executores dél, lo mandaremos hazer.
Cap[ítulo] XVI. Que a los condenados a muerte se les a de ministrar el
Sanctíssimo Sacramento
Aunque los delinquentes por sus culpas (i para que se satisfaga a la república,
a quien escandalizaron con ellas) devan padecer i ser castigados en el cuerpo en este
mundo, no por esto han de dexar de ser ayudados por todos los medios para que sus
ánimas no se pierdan. I assí nuestro mui amado sancto padre Pío Quinto, de felice
recordación, mandó que a los condenados a muerte, en quien se uviere de hazer la
execución de la justicia, se les administre el Sanctíssimo Sacramento de la
Eucharistía, no obstante qualquiera costumbre en contrario. Por ende mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se guarde lo que Su Santidad a mandado i
que a los dichos reos que uvieren confessado, pareciéndole al confessor no se le aver
de negar el Sanctíssimo Sacramento por otro respecto, no les sea denegado por estar
condenados, como dicho es; i las justicias seglares no vayan contra lo susodicho en
cosa alguna, como también les está mandado por leyes i pragmáticas destos Reinos.

Tít[ulo XIV]. De immunitate ecclesiarum

Cap[ítulo] I. Cómo han de estar los retraídos en las iglesias i qué tiempo
[1] Somos informados que muchas personas que cometen delictos, porque
temen ser punidos por la justicia seglar se acogen a las iglesias i, queriendo gozar de
su inmunidad, están en ellas tan deshonestamente que nuestro Señor es mui
deservido i sus templos profanados i las personas ecclesiásticas reciben turbación en
los officios divinos. Por ende, desseando obviar los dichos inconvenientes (Sancto
Concilio Approbante), estatuimos i ordenamos [al margen: Don Diego Deça] que de
aquí adelante los que se acogieren a las iglesias estén en ellas honesta i
recogidamente i no jueguen juego alguno, ni tengan conversaciones con sus
mugeres ni con otras dentro de la iglesia, ni se pongan a las puertas de las iglesias
ni en los cimenterios a burlar i tañer vihuelas, ni usar de otras conversaciones
ociosas, pero que estén recogidamente i como personas que han errado i con toda
humildad i honestidad. Otrosí, mandamos que, si alguno de los dichos retraídos
saliere de la iglesia a hazer algunos desconciertos o a injuriar a sus enemigos o
440 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

cometer delicto alguno en la iglesia o saliere della en qualquier manera, por el


mismo caso sea echado luego de la tal iglesia; i mandamos a los curas i clérigos i
sacristanes i a todas las otras personas que tienen cargo en las tales iglesias o
hospitales, so pena de excomunión, que lo notifiquen luego a nuestros Provisores o
juezes, para que sean echados sin peligro fuera de la dicha iglesia como violadores
de la honestidad della, i no los acojan en ella ni en otra.
[2] I porque muchos están tanto tiempo que parece más tenerlas por moradas
que por refugio de sus personas, mandamos que ninguno pueda estar en la iglesia
ni sea acogido en ella por más tiempo de ocho días sin licencia del Provisor o Iuez
ecclesiástico. I mandamos a los clérigos que, haziénose algún excesso de los
susodichos, lo notifiquen a los dichos Provisores, so pena de dos ducados por cada
vez que no lo hizieren, aplicados en la manera susodicha.
Cap[ítulo] II. De lo que se ha de hazer quando alguno se retragere a la iglesia
I para que mejor se guarde la constitución passada, mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] al beneficiado más antiguo que presidiere en la iglesia
donde el tal retraído se recogiere, luego que en ella entrare, se informe de la causa
por la que se ha venido a retraer i venga a dar quenta a nuestro Iuez de la Iglesia i,
passados ocho días de la constitución passada, buelva a dar aviso al dicho nuestro
Iuez de la manera que el dicho retraído a procedido aquellos ocho días, para que, si
a causado algún escándalo con su ruin modo i término de vivir, le mande echar della
o dé licencia para poder estar más, la qual mandamos a nuestro Iuez dé por término
breve i limitado; i el dicho beneficiado vaya cada ocho días haziendo relación de
cómo el susodicho vive, para que se ponga el remedio que convenga. Todo lo qual
assí lo guarde i cumpla el dicho beneficiado más antiguo, so pena de quatro ducados
para la fábrica de la iglesia donde el dicho retraído estuviere por cada vez que lo
dexare de hazer; i lo mismo mandamos hagan los demás beneficiados de las demás
ciudades, villas i lugares de nuestro arçobispado, escriviéndolo (como dicho es) a
nuestro Iuez.
Cap[ítulo] III. Que las iglesias no sean encastilladas
La iglesia de Dios es especialmente diputada para su alabança. Por ende
establecemos i mandamos [al margen: Don Diego Deça] que ninguna persona de
qualquier estado o preeminencia que sea, ecclesiástica o seglar, ni comunidad o
concejo, sea ossado de encastillar iglesias ni cercarlas, ni hazer en ellas fortalezas ni
en sus cementerios, ni fatiguen ni echen prisiones ni cadenas a los que a ellas se
huyeren, ni les impidan el comer ni las otras cosas necessarias, ni les afflixan en
qualquier manera que sean, i los saquen de las dichas iglesias contra su voluntad;
de otra manera, las personas singulares que lo contrario hizieren ipso facto incurran
en sentencia de excomunión i, si fuere comunidad o concejo, yendo contra lo
susodicho o mandándolo hazer sea sujeto a ecclesiástico entredicho, allende de las
penas del sacrilegio i de las otras en Derecho establecidas.
Cap[ítulo] IIII. Contra los que quebrantan la inmunidad ecclesiástica
Porque algunos (postpuesto el temor de Dios) se atreven a prender las personas
ecclesiásticas i ocupar i destruir los diezmos o los otros bienes, lugares i heredamientos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 441

de la Iglesia, por ende (Sancto Concilio approbante) estatuimos [al margen: Idem] que
qualquiera persona de qualquier estado o condición que sea que prendiere o
encarcelare alguna persona ecclesiástica o ocupare o tomare los diezmos i rentas
ecclesiásticas, o destruyere o ocupare o en qualquier manera damnificare los lugares i
heredamientos de las iglesias o monasterios, o impidiere o embargare la saca de sus
diezmos i rentas para llevarlos a sus casas o en qualquier manera que quebrantare sus
derechos o diere para ello consejo, ayuda o favor, allende de las penas en Derecho
estatuidas, sea privado del ingresso de la iglesia i, si muriere antes de la satisfación, que
carezca de la ecclesiástica sepultura; i las ciudades, villas i lugares en que los dichos
malhechores principales fueren o declinaren o las personas ecclesiásticas fueren presas
o los dichos bienes receptados estuvieren, sean sujetas a ecclesiático entredicho por
todo el tiempo que assí estuvieren, hasta que hagan entera satisfación.
Cap[ítulo] V. Que no se hagan estatutos ni ordenanzas contra la libertad de la
Iglesia
Algunas personas seglares i comunidades contra la prohibición de los sanctos
cánones, no teniendo el acatamiento i veneración que deven a las iglesias ni
ministros dellas, hazen estatutos i ponen edictos i prohibiciones contra la libertad
ecclesiástica i por esquisitas maneras compelen a las iglesias i personas ecclesiásticas
a contribuir i pechar con ellas. Por ende (Sancto Concilio approbante) estatuimos [al
margen: Idem] que de aquí adelante ningún señor temporal ni otra persona de
qualquier estado i condición que sea, ni comunidad, villa o lugar de toda nuestra
diócesi i provincia haga estatutos i ordenanças ni ponga edictos ni vedamientos
contra la libertad i inmunidad ecclesiástica, directe o indirecte, ni hagan contribuir o
pechar en sus pechos i contribuciones a las iglesias o monasterios o personas
ecclesiásticas; i que cerca desto no hagan ni consientan hazer fraude alguna, para
que indirectamente sean compelidos a pechar en otra manera. Las personas
particulares que fueren culpantes en algo de lo susodicho queremos i estatuimos que
ipso facto incurran en sentencia de excomunión, i la ciudad, villa o lugar que
culpante fuere o donde los susudichos o alguno dellos estuviere o declinare ipso
facto sea sujeta a ecclesiástico entredicho, las quales sentencias queremos que no
sean relaxadas sin que primeramente satisfagan con effecto la injuria i daño que las
iglesias i sus ministros en ello recibieren.
Cap[ítulo] VI. Que dentro de las iglesias, cementerios ni claustros no se trate ni
contrate
I para que se guarde el respecto i veneración que se deve a las iglesias (i
templos, imitando lo que Christo nuestro Redemptor hizo en el de Hierusalem)
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que dentro de las iglesias ni en
sus claustros ni cementerios no se trate ni contrate, so pena de excomunión mayor,
ni en ellos ni por de fuera en las paredes se ponga tienda de mercero, ni buhonero
ni de otro ningún official, so pena de quatro reales por cada vez que alguno lo
contraviniere, aplicados para la fábrica de la dicha iglesia.
Cap[ítulo] VII. Aranzel de los derechos que se han de llevar por sacrilegios
[1] Primeramente, se ha de pedir sacrilegio al que pone manos airadas i con
saña en clérigo de Ordenes [al margen: Don Diego Deça], el qual dicho sacrilegio es
442 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

mil i ochenta maravedís, demás de la pena que el juez le pareciere que deve de aver,
según el delicto que cometió.
[2] Iten, se deve llevar el dicho sacrilegio al que pone manos en clérigo de
corona.
[3] Iten, al que pone manos airadas en alguna persona dentro de la iglesia.
[4] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio de mil i ochenta maravedís al que
entrare en la iglesia a sacar a alguno que está retraído, o lo saca o quiere sacar por
fuerça contra su voluntad, esto demás de la pena que al juez pareciere, según la pena
del delicto.
[5] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio a los que cercan la iglesia, estando
en ella persona o personas que ayan cometido maleficio, i la tienen cercada con
armas i evitan que no se digan los divinos officios.
[6] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio a los que acuchillan o hieren en la
iglesia o en otro lugar sagrado, el qual han de pagar demás de la pena que
incurrieren por el tal delicto.
[7] Iten, mandamos que se lleve el dicho sacrilegio a los que hizieren
resistencia a los mandamientos de nuestros juezes i officiales i a nuestro alguazil
mayor i alguaziles, i a los mandamientos que por los dichos juezes les fuere
mandado executar.
[8] Iten, mandamos que el que notoriamente fuere pobre, que se hallare que
no tienen de qué pagar el dicho sacrilegio, no se le lleve, salvo que el juez execute en
él la pena que mereciere por el delicto que uviere cometido.
[9] Otrosí, mandamos que no se puedan cobrar ni cobren los dichos
sacrilegios, ni hazerse avenencias ni igualas con los sacrilegios, hasta que por
sentencia de nuestros juezes i officiales sea determinado que las tales personas, a
quien se llevan, los deven pagar.
LIBRO QUARTO

TIT[ULO UNICO]. De Sponsalibus & Matrimoniis

CAP. I. Cómo se ha de contraher el sacramento del matrimonio


El sacramento del matrimonio (conforme a lo estatuido por el sancto
Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 24, c. 1, De reformatio.]) se ha de
contraher presente el proprio cura, o otro sacerdote de licencia del dicho cura o
del ordinario, i presentes assí mismo dos o tres testigos; i el matrimonio que de
otra manera se atentare contraher es irrito i ninguno. I porque el párroco o otro
sacerdote con menor número de testigos, i los testigos que sin el párroco o
sacerdote se hallaren presentes al dicho contrato, i assí mismo los dichos
contrayentes (conforme al dicho Concilio) deven ser castigados gravemente a
arbitrio del ordinario, ponemos i promulgamos [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] en los dichos contrayentes i en las demás personas que se hallaren
presentes, según dicho es, sentencia de excomunión mayor en la qual incurran
ipso facto, demás de que serán punidos con otras penas que, conforme al caso que
sucediere, nos parecerán.
CAP. II. Que el cura no remita las moniciones, aunque aya causa
Mandamos [al margen: Idem] a los curas de nuestro arçobispado no remitan
una ni ninguna de las tres moniciones que suelen preceder al matrimonio, aunque
aya provable sospecha de que se puede impedir maliciosamente, aguardándose a
que precedan las dichas moniciones, sino que, quando sucediere el caso de provable
sospecha de malicioso impedimento, avisen a nos o a nuestro Iuez de la Iglesia para
que, hecha información de la dicha sospecha i que no ai impedimento alguno,
provea justicia.
CAP. III. Que el Iuez de la Iglesia no dispense en todas las tres moniciones
I porque de dispensar nuestro Iuez de la Iglesia en todas las tres moniciones
resultan algunos inconvenientes, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que no lo hagan sin especial licencia nuestra. Pero bien permitimos que con
justa causa (aviendo provable sospecha que se puede maliciosamente impedir el
matrimonio) pueda dispensar (hecha la primera monición) con las dos últimas, las
quales se han de hazer en tres días de fiesta i en la missa mayor, estando el pueblo
junto. I después de hecha la primera monición, mandamos que passen por lo menos
doze horas antes que se celebre el matrimonio i, hasta que sean passadas, no assista
el cura, so pena de seis ducados para la fábrica i pobres de la parroquia i denunciador
por partes iguales, ni nuestro Iuez de la Iglesia dé mandamiento para que los
despose.
444 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

CAP. IIII. Que, quando los curas amonestaren algunos para casarse o quando
los desposaren, no digan el señor ni mi señor
Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los curas desta ciudad
i nuestro arçobispado que, quando amonestaren algunos, no digan mis señores ni
los señores, aunque sean Grandes, señores de título o caballeros mui principales,
sino usen del término del manual, i lo mesmo se guarde en los desposorios.
CAP. V. Que los desposados se belen dentro de seis meses
Con mucha razón persuade el dicho sancto Concilio a los desposados no
cohabiten en una mesma casa antes de recibidas las bendiciones nupciales, pues los
sanctos Padres amonestaron aún a los que las avían recebido que, por reverencia de
las dichas bendiciones, dos o tres días guardassen castidad i se diessen a la oración,
i por tanto amonestamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] en el Señor i
rogamos encarecidamente a los tales desposados que, no olvidando las
amonestaciones del Concilio Tridentino i de los sanctos Padres, no cohabiten antes
de la nupcial bendición.
CAP. VI. Dentro de qué tiempo se han de recibir las bendiciones nupciales
I porque somos informados que ai muchos en esta ciudad i en las demás
ciudades, villas i lugares de nuestro arçobispado que, en desposándose por palabra
de presente, cohabitan i están por muchos años sin recibir las bendiciones nupciales,
menospreciando i teniendo en poco una ceremonia tan sancta como ésta, con algún
escándalo del pueblo, que ignorantemente juzga que los susodichos están en mal
estado. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a todas las personas de qualquier estado i condición que sean deste
nuestro arçobispado que dentro de seis meses, después que uvieren contrahído
matrimonio por palabras de presente, vayan a la iglesia a recibir las bendiciones
nupciales, so pena de ocho reales a cada uno que no lo cumpliere i, por cada mes
que se detuvieren en hazerlo, dos reales, aplicado todo por tercias partes para la
fábrica, pobres de la parroquia i denunciador. I, si la rebeldía passare mui adelante,
se procederá contra ellos con censuras i todo rigor de Derecho. I mandamos a
nuestros visitadores i a los vicarios i curas den aviso a nuestro Iuez de la Iglesia de
los que no se quisieren belar.
CAP. VII. Donde i a qué hora se han de hazer las belaciones
No se hagan belaciones de los novios [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] antes de ser de día claro, porque de lo contrario resultan inconvenientes, i el
clérigo que contraviniere pague dos mil maravedís para obras pías i, ultra de esso,
sea castigado conforme a Derecho.
Iten, no se hagan las dichas belaciones [al margen: Idem] sino por el proprio
párroco o otro de su licencia, ni se haga fuera de la parroquia de los contrayentes,
salvo en los casos que a nos o a nuestro Iuez de la Iglesia pareciere se deve dispensar
acerca desta prohibición, lo qual será sin perjuicio del derecho parroquial i con que
no se celebren las dichas bendiciones en los monasterios, hermitas o otros lugares o
iglesias que no sean parroquiales, ni en oratorios particulares, aunque estén
aprobados por nos. En lo qual no dispensaremos [al margen: Cardenal don Fernando
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 445

Niño] con persona alguna de qualquier estado, condición i calidad que sea, i el
clérigo que contraviniere a lo susodicho pague por cada vez quatro ducados, la
tercera parte para el denunciador i las otras dos para gastos de justicia i, demás de la
dicha pena, sea castigado conforme a Derecho.
CAP. VIII. La pena de los que cohabitaren en concertándose, antes de
desposarse
También somos informados que en algunos lugares de nuestro arçobispado ai
un abuso abominable que, en concertándose uno de desposar, lleva a la que a de ser
su esposa a su casa o él se queda en la suya, i cohabita i haze vida maridable con ella,
como si uviera ya contrahído el matrimonio. I porque a nos pertenece remediar una
cosa tan fea i escandalosa i de que se siguen tantos peccados i offensas de Dios,
S.S.A., mandamos [al margen: Idem], so pena de excomunión mayor latae sententiae,
que de aquí adelante no se haga, i a los curas i vicarios que den luego aviso a nuestro
Iuez de la Iglesia, para que se proceda contra ellos por todo rigor de Derecho como
contra públicos concubinarios.
CAP. IX. De qué manera se ha de dar licencia a los estrangeros para contraher
matrimonio
Nuestro Iuez de la Iglesia no dé a persona ninguna estrangero o de fuera de
nuestro arçobispado licencia para contraher matrimonio sin hazerse las moniciones
en la naturaleza de los contrayentes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro],
embiando requisitoria para ello i para que se haga información de que es libre i no
tiene otro impedimento para casarse, excepto si bastantemente provare aver venido
al tal lugar i residido en él de edad que no pudo ser casado en otra parte i que no ai
otro impedimentos alguno. I, si se offreciere caso que por justas causas pareciere se
deve dar licencia, no la dé el dicho nuestro Iuez sin consultarlo con nos, estando
presente en esta ciudad i arçobispado. Lo qual mandamos se guarde [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] también en los matrimonios de los negros i moriscos,
en las informaciones de los quales mandamos que, en quanto fuere possible, se
escusen de recebir testigos que sean negros i moriscos, por el peligro grande que la
experiencia nos enseña que han de perjurarse, prestándose los unos a los otros sus
dichos.
CAP. X. Que no se dé licencia para contraher matrimonio a los que no supieren
la Doctrina Christiana
No dé nuestro Iuez licencia [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a
ninguna persona que no supiere la doctrina christiana o no traxere cédula de su
confessor de cómo la sabe, a lo menos la oración del Pater noster, Ave María, el Credo
i los Artículos de la Fe, los diez mandamientos de la Ley de Dios i los cinco de la
Iglesia i los Sacramentos; i encargamos la conciencia que guarde i execute esto con
mucho rigor, diffiriendo el dar las dichas licencias a los que no supieren lo susodicho
hasta que lo sepan mui bien, si no fuere en caso que tema que maliciosamente se
puede impedir el dicho matrimonio, que en este caso permitimos que pueda
dispensar, amonestando a los que lo ignoraren que lo deprendan i dando noticia a
su cura para que él se lo enseñe i procure que lo sepan. I, aunque es muy justo se
guarde esto con todo género de personas de qualquier estado i condición que sean,
446 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

por ser la obligación que de saberlo ai igual a todos, pero por ser esta falta más
ordinariamente en gente plebeya i en moriscos i negros, mandamos que con ellos se
execute con más rigor. I, por que el pueblo esté prevenido i sepa que de aquí
adelante se ha de cumplir i executar esto i nadie se sienta i piense que con él se haze
novedad, mandamos que los curas i predicadores, quando declaren la doctrina
christiana, en cumplimiento de lo que en estas constituciones se manda lo digan i
publiquen.
CAP. XI. Cómo se han de recebir las informaciones de los que se quisieren
desposar
No admita el dicho nuestro Iuez de la Iglesia [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] informaciones de las personas que quisieren contraher matrimonio no
pareciendo personalmente ante él, salvo con las personas que fueren notoriamente
conocidas i quando por justas causas le pareciere otra cosa.
Otrosí, el dicho nuestro Iuez [al margen: Don Diego Deça] no cometa las
causas matrimoniales, especialmente la recepción i examen de los testigos, a otra
persona alguna, si no se offreciere caso de urgente necessidad.
CAP. XII. Contra los que se casan en grados prohibidos
Porque muchos (postpuesto el temor de Dios i peligro de sus ánimas) a
sabiendas se casan o se desposan por palabras de presente en grados de
consanguinidad i affinidad prohibidos o, siendo de Orden sacro o religiosos
professos, el Derecho impuso contra los tales sentencia de excomunión mayor, en la
que incurren ipso facto, ultra de lo qual mandamos [al margen: Don Diego Deça i
Cardenal don Rodrigo de Castro] a nuestros iuezes procedan contra ellos i los
castiguen gravemente, conforme a la calidad de la culpa.
LIBRO QUINTO

TIT[ULO I]. De Simonía

CAP. I. Que no se haga pacto ni convención por las missas i divinos officios ni
se tomen prendas
Prohibido está en Derecho todo pacto o convención de cosa temporal por
los Sacramentos o cosas espirituales o cosas a ellas anexas. Por ende (Sancto
Concilio approbante) estatuimos i ordenamos [al margen: Don Diego Deça] que los
sacerdottes i ministros de la Iglesia no hagan pacto ni convención por las missas,
obsequias ni officios divinos; mas queremos que, para sustentación de los clérigos
que hazen los tales officios, se guarde la loable costumbre, introduzida por los
fieles, acerca de la limosna que se les suele dar. La qual costumbre mandamos que
nuestros officiales i juezes hagan guardar, administrando justicia sin estrépito i
figura de juizio. I porque avemos sabido que algunos clérigos (con poco temor de
Dios) toman prendas por algunos officios, lo qual es especie de simonía i cosa de
mal exemplo, prohibimos a nuestros súbditos que antes ni después de hecho el
officio no tomen las tales prendas, so pena de mil maravedís al que lo contrario
hiziere.
CAP. II. Que, si el que resignare llevare fructo del beneficio resignado, sean
avidos por sospechosos de simonía, assí él como la persona en quien se
resignó
Si alguno, después de aver resignado su beneficio, recibe alguna parte de los
fructos sin autoridad de la Sancta Sede Apostólica, aunque le sean dados
voluntariamente, por el mismo caso assí el que resignó como aquel en cuyo favor
hizo la resignación sean avidos por sospechosos de simonía; i por el consiguiente
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se proceda contra ellos como
contra tales sospechosos a la punición del dicho delicto, conforme a lo estatuido por
Derecho i Motus Proprios de Sumos Pontífices.
CAP. III. Que los arrendadores no puedan nombrar servidores ni substitutos
en los beneficios i capellanías
[1] Por los inconvenientes que se siguen de que los beneficiados i
capellanes cometen a los arrendadores de sus beneficios i capellanías el nombrar
servidores, capellanes i substitutos en ellos, prohibimos [al margen: Idem] que de
aquí adelante los dichos beneficiados i capellanes no cometan ni den poder a los
arrendadores para lo susodicho, ni hagan pactos ni conciertos de nombrar ni
nombren los que los dichos arrendadores quisieren i escogieren, i los poderes,
pactos i convenciones i nombramientos que contra esto se hizieren sean
448 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

ningunos, sin otra sentencia ni declaración alguna. I el beneficiado, capellán i


arrendador que en lo susodicho delinquiere incurra en pena de diez ducados,
aplicados para la fábrica de la iglesia donde fuere el beneficio o capellanía i para
los pobres de aquella parroquia i para el acusador por partes iguales.
[2] Assí mismo prohibimos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los
servidores de los beneficios o capellanías no puedan ser arrendadores dellas, i el
contrato, que contra el tenor i forma de lo contenido en esta constitución se
hiziere, sea en sí ninguno i más incurran el arrendador i el que se lo arrendare en
cada [uno] quatro ducados de pena, aplicados por tercias partes, fábrica, pobres
de la parroquia i denunciador, i el arrendador por el mesmo hecho quede incapaz
deste servicio i de otro qualquier beneficio o capellanía.
CAP. IIII. Que los beneficiados i capellanes no hagan pactos con sus
substitutos de llevar parte de lo que les pertenece
Los beneficiados i capellanes perpetuos de nuestro arçobispado [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] i los que dellos tuvieren poder para
nombrar servidores i substitutos en sus beneficios i capellanías no hagan con los
assí nombrados pacto ni concierto alguno de llevarles parte de lo que les
pertenece por razón del dicho servicio, so pena de excomunión mayor latae
sententiae.
CAP. V. La pena de los patrones que llevaren algo por presentar
I porque somos informados que algunos patrones por presentar algunos
clérigos en alguna capellanía, que es de su patronazgo, reciben algunas dádivas o
promessas en gran offensa de Dios nuestro Señor, para extirpar (como es razón)
este tan abominable vicio de simonía, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que qualquier patrón que recibiere dádiva o
promessa de algún clérigo o de otra persona por él, por que le presente a alguna
capellanía, por el mesmo hecho sea ipso facto excomulgado i privado por aquella
vez del derecho de presentar; i el que diere las tales dádivas o promessas por sí o
por interpósita persona incurra en la misma pena de excomunión i más sea
inhábil para tener en este nuestro arçobispado beneficio ni capellanía.
CAP. VI. Que los patrones no den letras de provisión, ni hagan promessa
della hasta que las capellanías estén vacas
Prohibida está en Derecho con grandes penas la provisión de los beneficios
vacanturos, teniéndose por el contrario ilícito qualquier pacto o convenencia que
sobre esto se haze. Por ende estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que ninguno de los patronos de capellanías dé letras de
presentación ni haga promessas dellas antes que vaquen i, si lo hizieren, sea todo
en sí ninguno i de ningún valor i effecto; i los que tales letras o promessas de
presentación aceptaren por sí o por interpósitas personas con su ciencia i
sabiduría sean por este mismo hecho inhábiles para conseguir las tales
capellanías en la primera vacación.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 449

TITULO [II]. De Usuris

CAPITULO I. De la pena de los logreros i usurarios


Algunos clérigos, movidos con cudicia desordenada, hazen contratos
usurarios i ilícitos i emprestan dineros a tratantes, para conseguir dello algún interés
reprovado, encubriendo i paliando lo que real i verdaderamente es logro i usura con
algunos nombres de contratos i convenciones, que a su parecer son lícitos i
permitidos, no siéndolo, en gran peligro i daño de sus almas i offensa de nuestro
Señor. Para remedio de lo qual (Sancto Synodo approbante) exhortamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] i por reverencia de Dios encargamos a todos los clérigos
in sacris o beneficiados de qualquier estado i condición que sean se abstengan de
tratar i contratar, pues no ai cosa más prohibida por los sagrados cánones ni más
contraria al hábito i estado ecclesiástico que qualquiera pública contratación; i
particularmente mandamos se abstengan de hazer algún contrato pública ni
secretamente que sea sospechoso de usura, ni sean terceros ni medianeros en él, so
pena de excomunión mayor i que el tal contrato sea en sí ninguno i de ningún valor
i effecto i pierda el derecho i acción de cobrar cosa alguna dél, aunque sea el
principal que dio; lo qual nuestro Provisor haga cobrar i sea para la fábrica de la
parroquia i pobres della i denunciador por iguales partes i, demás desto, sean
punidos i castigados, según el excesso, fraude o simulación que en ello uviere, con
todo rigor, en lo qual encargamos la conciencia a nuestros juezes i visitadores. I en
la misma pena mandamos [al margen: Idem] que incurran quando los que hizieren
tales contratos usurarios o en alguna manera sospechosos de usura fueren legos.

TIT[ULO III]. De Magistris

CAP. I. Que ninguno ponga estudios de Gramática ni escuela para enseñar a


leer, sin que preceda examen i licencia del ordinario, por la orden que se
sigue
[1] En los dicípulos se duele imprimir el hábito de las virtudes i vicios,
conforme a la diciplina i enseñança de los maestros. I por que debaxo de especie de
bondad no se haga cosa que no lo sea, conformándonos con lo estatuido por
Derecho i nuevamente dispuesto por el sacro Concilio Tridentino [al margen: Trid.
sess. 5, c. 1, De reformato.], mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que
ninguno ponga estudio de Gramática en nuestro arçobispado sin que primero sea
examinado por nos o nuestro Provisor o por la persona a quien se cometiere acerca
de su vida i costumbres i doctrina, i tenga nuestra licencia o la suya, so pena de
quatro mil maravedís para obras pías i que sea privado de poner el dicho estudio por
el tiempo que nos pareciere: i en la misma pena incurran los maestros de los niños
que pusieren escuela sin la dicha licencia i examen de vida i en la doctrina christiana.
[2] I lo mismo, en quanto a la licencia, aprobación i examen de vida i
costumbres, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se guarde en
quanto a los ayos de algunos hijos de cavalleros o personas particulares desta ciudad
450 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

i de los demás lugares de nuestro arçobispado, los quales somos informados que son
muchos i los más dellos forasteros, algunos clérigos i otros que se ponen el hábito
ecclesiástico para parecer que lo son, i muchos dellos han salido de sus tierras
huyendo por delictos que han cometido i se vienen a ésta a entretener con este
ministerio, a todos los quales mandamos que, dentro de quinze días después de la
publicación destas nuestras Constituciones, se presenten ante nuestro Provisor para
que sepa quién son, de dónde vinieron i por qué causa salieron de su tierra i el
tiempo que a que están en esta ciudad, de qué suerte han vivido, la fama i opinión
que han tenido; i, a los que le pareciere que son personas de quien se puede fiar
semejante ministerio, les dé licencia in scriptis para que lo usen i, a los que no, les
notifique con alguna grave pena que no lo hagan, i los unos i los otros cumplan todo
lo contenido en esta nuestra constitución, so pena de seis días de cárcel i de quatro
ducados, aplicados por tercias partes fábrica, pobres de nuestra cárcel i denunciador.
I exhortamos i mandamos [al margen: Idem] a los dichos maestros de los niños i a
las mugeres que enseñan a labrar a las niñas que cada día por sí o por otra persona
les enseñen la doctrina christiana. I otrosí, los dichos maestros, los unos ni los otros,
no consientan que sus dicípulos lean en libros lascivos i profanos, sino en libros
devotos i que enseñan a religión i buenas costumbres, i procuren que oigan missa de
ordinario i sermón quando le uviere, i confiessen i comulguen a menudo, a lo menos
las fiestas principales, i en todo tengan mucha quenta con su honestidad i
recogimiento. I los vicarios i curas assí mismo le tengan de que todo se haga assí, i
nuestros visitadores (quando fueren a visitar) vean las dichas licencias i se informen
de cómo se cumple esta nuestra constitución i la hagan guardar i cumplir.
CAP. II. Que los estudiantes no hagan obispillo el día de S. Nicolás
También somos informados que los estudiantes, que en esta ciudad estudian
en el Colegio (que vulgarmente se llama de Maesse Rodrigo), el día de S. Nicolás
hazen uno que llaman obispillo i le sacan por las calles i al campo, haziendo con él
muchas travesuras, de que se han seguido algunos escándalos i inconvenientes,
demás de que con esto se divierten de sus estudios. Para remedio de lo qual
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante no se
hagan, so pena de diez días de cárcel cada uno que lo hiziere, i el que aceptare el
dicho cargo tenga la pena doblada.

TIT[ULO IV]. De sortilegiis

CAP. I. Contra los adivinos i hechizeros i los que van a ellos


Porque somos informados que en nuestro arçobispado i provincia ai muchas
personas, assí varones como mugeres, que, olvidando el temos de Dios i la fe i
confiança que deven tener de la divina providencia, usan de adivinanças i
hechizerías, sortilegios i encantamientos, i van o embían a tomar consejo con los que
hazen los tales maleficios, que son siervos del demonio, i como quiera que las tales
personas incurren en grandes penas por Derecho establecidas, todavía se dexan
incurrir en ellas i no cessan de usar deste grave peccado, por ende nos (desseando
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 451

remediar tan grande offensa de Dios) establecemos i mandamos [al margen: Don
Diego Deça] que de aquí adelante todas las personas que usaren de los dichos
hechizos, sortilegios, encantaciones i adivinanças o de otros maleficios, o con ellos
se aconsejaren o fueren a ellos o participaren en su delicto en qualquier manera,
(demás de las otras penas en tal caso estatuidas) los unos i los otros incurran en
sentencia de excomunión ipso facto. I los Provisores i visitadores de nuestro
arçobispado i provincia tengan mucha vigilancia i especial cuidado de inquirir contra
las tales personas que erraren en este peccado i de lo castigar gravemente i extirparlo
de los coraçones de los fieles nuestros súbditos, i en las cartas generales que se
dieren cada año se pongan los dichos delinquentes i los que dellos supieren.
CAP. II. Contra los que usan de supersticiones, i que no se traigan nóminas ni
se cure con ensalmos ni bendiciones sin examen i licencia del ordinario
Por quanto algunas personas traen consigo nóminas o rezan oraciones i
prometen por ello algunos bienes o escusar algunos males, como que no morirán en
agua, fuego o dentro de cierto tiempo o que vencerán a sus enemigos o sabrán de
los ausentes, o con quién se han de casar, o si alguna persona está en el purgatorio
o infierno, o que alcançarán de Dios lo que pidieren, o que sabrán la hora de su
muerte o que verán en aquella hora a nuestro Señor o a nuestra Señora o a otros
sanctos, o cosas desta manera vanas i sin fundamento de verdad, diziendo estas
oraciones con cierto número de candelas o en días i horas señaladas i con otros
diversos ritos i ceremonias supersticiosas, todo lo qual es grande offensa a nuestro
señor Dios i perjuicio de las almas. Por tanto ordenamos i mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante
ninguna persona reze las tales oraciones o semejantes, i todos los que las tienen las
rompan i quemen dentro de un mes de la publicación destas nuestras
constitruciones. Otrosí, prohibimos que ninguna persona no traiga nóminas sin que
primero sean examinadas por nos o nuestro Provisor o quien para ello tuviere
nuestra comissión, ni cure con ensalmos ni bendiciones sin que primero sea
examinado de las palabras que dize i de la forma que guarda en ello. I encargamos
mucho a los curas i confessores de nuestro arçobispado tengan particular cuidado i
vigilancia de saber si esto se cumple assí, i a los que no lo cumplieren no los
absuelvan, i assí mismo de dissuadir i extirpar otras qualesquier supersticiones
donde las uviere, dando a entender a los fieles quánto se offende con ellas la divina
Magestad.

TIT[ULO V]. De maledicis

CAP. I. Que pone penas contra los blasfemos


Conformándonos con lo estatuido por el Concilio Lateranense i últimamente
por el Motu Proprio de nuestro mui sancto padre el papa Pío V, de felice recordación,
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que qualquiera clérigo que
espressamente blasfemare a Dios i Iesu Christo señor nuestro o a la gloriosa Virgen
su madre, por la primera vez sea privado de los fructos de un año [y] de todos i
452 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

qualesquier beneficios que tuviere i, por la segunda, sea privado de los mesmos
beneficios que tuviere i, por la tercera, privado también de todas sus dignidades, sea
depuesto i desterrado. Empero, si el clérigo no tuviere beneficio alguno, sea
castigado en pena pecuniaria i corporal por la primera vez, por la segunda en pena
de cárcel i por la tercera verbalmente degradado i desterrado a galeras; i, si
blasfemare a los demás sanctos, conforme a la calidad de la blasfemia i de la persona
a de ser castigado a arbitrio de nuestros juezes, los quales executarán assí mismo
contra los legos que blasfemaren las penas que el dicho Concilio i Motu Proprio i
otros derechos disponen.

TIT[ULO VI]. De poenitentiis & remissionibus

CAP. I. Que los médicos ante todas cosas amonesten a los enfermos que curen
sus almas i que, passado el tercero día después de amonestados, no los
visiten
Por remedio de muchos inconvenientes estableció Inocencio III en el Concilio
Lateranense i después lo innovó nuestro mui sancto padre el papa Pío V, de felice
recordación, por su Motu Proprio, que los médicos, quando fueren llamados por los
enfermos, antes de tomarles el pulso les amonesten que llamen a los médicos de sus
almas para que, después que se aya proveído a su salud espiritual, se procure el
remedio de la corporal i que, no se aviendo los dichos enfermos confessado el
primero i segundo día i no les constando esto a los dichos médicos, no los visiten
passado el tercero día, si los dichos confessores no les han prorrogado más tiempo
por alguna justa causa, sobre lo qual se les encarga la conciencia. Por tanto
mandamos [al margen: Don Diego Deça i Cardenal don Rodrigo de Castro] a todos los
médicos de nuestro arçobispado guarden i cumplan lo susodicho, so las penas de los
dichos derechos i más so pena de excomunión mayor i de dozientos maravedís para
la fábrica de la iglesia donde fueren parroquianos por cada vez que lo quebrantaren,
la qual dicha pena queremos que también obligue en el fuero de la conciencia.
CAP. II. La pena de los médicos que no cumplieren lo contenido en el capítulo
passado
I porque somos informados que los médicos no cumplen lo contenido en esta
constitución, siendo una de las cosas más importantes que ai para la salvación de las
almas, les encargamos por reverencia de Dios que lo guarden i cumplan, pues
entendiendo los enfermos que lo hazen por cumplir con su obligación i no incurrir
en las censuras desta constitución, no se alterarán ni les harán daño a su salud
quando se lo dixeren. I para que los dichos médicos cumplan lo susodicho i sepan lo
mucho que offenden a Dios i las penas en que incurren en no hazerlo, exhortamos
i en virtud de sancta obediencia mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
a todos los confessores seculares i regulares que confessaren a algún médico que en
las preguntas generales que les hizieren (antes de oírle sus peccados) le pregunten
si ha guardado esta constitución i, al que no lo uviere hecho, le adviertan la
obligación que tiene de hazerlo i, al que no tuviere firme propósito de cumplirla, no
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 453

le absuelvan o dilaten la absolución, como entendieren que más cumple al bien i


beneficio de su alma.
CAP. III. Que los clérigos de orden sacro i beneficiados puedan elegir
confessor, con que sea de los aprobados
[1] Por Constituciones provinciales de nuestra diócesi i provincia [al margen:
Don Diego Deça] se concede a todos los clérigos de orden sacro o beneficiados que
puedan elegir confessores que los oyan de penitencia, i los puedan absolver de todos
los peccados que nos podríamos absoverlos, excepto al que se ordenare por salto o
sin licencia de su prelado i el que violare iglesia en qualquiera manera, i el que
hiziere hechizos o encantamentos i los perjuros en daño del próximo, i del excesso
que se causa poniendo manos violentas en clérigo, en qualquiera manera que sea, o
en lego, dándole bofetadas o palos o sacándole sangre.
[2] I porque por el sacro Concilio Tridentino está ordenado [al margen: Trid.
sess. 23, c. 15, De reformatio.] que ningún sacerdote secular ni regular pueda confessar
sin ser aprobado i examinado por el ordinario i con su licencia, i algunos se podrían
engañar viendo la0constitución precedente, que dispone generalmente, permitiendo
[que] los susodichos se puedan confessar con qualquier confessor secular o regular,
declaramos [al margen: Don Christóval de Rojas] que las dichas constituciones se
entiendan sólo con los que estuvieren por nos aprobados i tuvieren nuestra licencia
i no con otro ninguno.
CAP. IIII. Que aya confessionarios abiertos i se pongan en lugares públicos
El sacramento de la penitencia se debe administrar con la decencia i quietud
que para tan alto misterio se requiere; i para que esto mejor se haga mandamos [al
margen: Don Christóval de Rojas] a todos los mayordomos de las fábricas de nuestras
iglesias parroquiales que luego hagan hazer para cada una dellas los confessionarios
abiertos que fueren menester, que se puedan ver el sacerdote i el penitente, estando
una tabla sola en medio de los dos, de tal manera que el sacerdote i el penitente
estén descubiertos al pueblo; esto se haga con intervención de los vicarios i, donde
no los uviere, de los curas más antiguos, i sean los confessionarios de manera que se
puedan mudar de una parte a otra i, hechos, los pongan en las dichas iglesias en
lugares públicos, donde los penitentes ocurran a se confessar i se pueda ver el
confessor i el penitente; i mandamos que se quiten los confessionarios cerrados que
uviere i no usen más dellos. I los maravedís que en esto los dichos mayordomos
gastaren los passen nuestros visitadores en quenta, i los dichos mayordomos nos
embíen relación de cómo lo han cumplido dentro de sesenta días, so pena de cada
diez ducados, aplicados para hazer los dichos confessionarios. I esto mismo
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se guarde en los monasterios
de qualesquier Ordenes.
CAP. V. Que a ningún sacerdote que no aya cumplido cuarenta años se dé
licencia para confessar mugeres
En los ministros del sacramento de la penitencia conviene que la gravedad de
los años adorne la autoridad de su officio. Por tanto mandamos [al margen: Idem]
que ningún sacerdote secular ni regular (excepto los curas), antes de aver cumplido
454 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

edad de quarenta años, oiga confessiones de mugeres, i el que hiziere lo contrario


sea suspenso ipso facto del officio de oír confessiones por tiempo que nos pareciere.
Dispensaremos, empero, acerca desta prohibición con los sacerdotes de cuya loable
vida i costumbres tuviéremos sufficiente testimonio; i los superiores de las religiones
en las exposiciones que dieren a sus religiosos declaren su edad, i de otra manera no
sean admitidos ni a los dichos religiosos se dé aprobación i licencia.
CAP. VI. Con quién se ha de hazer la confessión para cumplir con el precepto
de la Iglesia
Mucho conviene que los que tienen cura de almas conozcan sus ovejas, para
tener quenta i poder darla dellas. Por ende mandamos [al margen: Idem] a todos los
confessores de nuestro arçobispado, que de nos o de nuestro Provisor tienen i de
aquí adelante obtuvieren licencia general para poder oír de penitencia i absolver de
sus peccados a las personas que con ellos quisieren i tuvieren devoción de
confessarse, que en virtud de la dicha licencia general no oigan de confessión a las
personas que quisieren confessarse, para cumplir con el precepto de la Iglesia de
confessar una vez al año por la Quarema, si no tuvieren particular licencia nuestra o
de nuestro Provisor o del cura de la parroquia, cuyo parroquiano es el que viene a
confessar, o bula o iubileo u otro privilegio para ello; i entendemos tener particular
licencia nuestra los que están expuestos en el catálogo para aquella parroquia donde
están expuestos.
CAP.VII. Que los confessores no pidan ni reciban dinero ni otra cosa alguna en
el acto de la confessión, ni antes ni después
[1] Considerando lo mucho que importa que el sancto sacramento de la
penitencia se administre bien i como se deve, assí para que los penitentes alcancen
remissión de sus peccados como para la enmienda i reformación de sus vidas i
costumbres, conviene que los que lo administran lo hagan con toda limpieza i
rectitud, atendiendo al examen de las conciencias de los penitentes, como son
obligados, sin tener atención ni respecto a otros interesses humanos. I porque somos
informados que muchos de los dichos confessores deste dicho nuestro arçobispado,
con poco temor de Dios i de sus conciencias i al respecto que se deve a tan alto
sacramento, llevan dineros i otras cosas por administrarlo i no oyen la confessión a
los dichos penitentes ni los examinan con el reposo i sossiego que se requiere, antes,
por tener más tiempo de confessar a otros i llevar el interesse temporal que dellos
esperan, procuran despacharlos con brevedad, de modo que ni los dichos penitentes
tienen tiempo ni lugar de acusarse de sus culpas ni los confessores de oírlos i
examinarlos; i assí mismo les suelen imponer penitencias de hazer dezir missas sólo
para effecto de encargarse ellos de dezirlas i les piden el dinero de la limosna dellas
i, allende desto, si el penitente tiene necessidad de dispensarse en algún caso,
reciben los dichos confessores el dinero para la expedición, encargándose del
despacho dellas. Por ende, por obviar a los dichos inconvenientes, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], en virtud de sancta obediencia i so pena de
excomunión, a todos los dichos confessores i a cada uno dellos que de aquí adelante
no pidan ni reciban de los dichos penitentes dineros ni otra cosa alguna, aunque
voluntaria i espontáneamente se lo den, lo qual se entiende en el mesmo acto de la
confessión, antes i después.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 455

[2] I so la misma pena mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que no tengan mientras confessaren lugar señalado, caxa, cepo ni otra cosa donde
los penitentes que confessaren echen algún dinero o otra cosa, para que el tal
confessor lo tome después de allí.
[3] I assí mismo mandamos [al margen: Idem] que no comuten votos ni den
penitencias en provecho suyo proprio i, si algún voto uvieren de comutar por
virtud de la Bula de la Cruzada, apliquen (como están obligados i la dicha Bula
manda) la tal comutación para el subsidio de la guerra que Su Magestad trae
contra infieles, echándolo en las caxuelas o cepos que para este effecto ai en las
iglesias.
[4] También mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que la
limosna de las missas, que se uvieren de hazer dezir, acudan (a) los dicho
cofessores con ella a los colectores de las parroquias adonde confessaren para que
se digan por colecturía, conforme a lo que está ordenado; i no se encarguen de
traer las tales dispensaciones, sino que las remitan a otras personas, que suelen
tener plática de semejantes despachos, excepto en los casos que conviene se
obtengan con secreto. I porque las restituciones que los penitentes están
obligados a hazer conviene se executen de manera que ellos entiendan que
quedan descargados desta obligación, exhortamos i encargamos a los dichos
confessores que, quando alguno de los dichos penitentes les dieren i encargaren
lo que assí están obligados a restituir, hagan la diligencia de manera que al
penitente le conste averse hecho la dicha restitución con effecto, trayéndole
cédula o otros recaudos bastantes para ello. Lo qual todo mandamos que assí se
guarde i cumpla, según i como de suso se contiene, con apercibimiento que lo
contrario haziendo (fuera de que serán suspendidos los dichos confessores del
officio) serán castigados con rigor.
CAP. VIII. Que se pongan en estas Constituciones los casos reservados a Su
Santidad i que los confessores tengan copia dellos
Por la gravedad de algunos delictos (en que el Derecho tiene puesta pena de
excomunión) tienen los Sumos Pontífices reservada para sí la absolución dellos,
queriendo con esto refrenar a los fieles christianos que no cometan semejantes
peccados, muchas de las quales excomuniones están insertas en el cuerpo del
Derecho i otras se suelen cada año con gran solemnidad publicar el día de la Cena
del Señor, como lo hizo este passado nuestro mui sancto padre i señor Clemente
VIII, mandando a los prelados los publiquen por su diócesi i hagan tener copia dellos
a los confessores, para que sepan de qué casos no pueden absolver sin bula, indulto
o especial privilegio de Su Santidad. I desseando (como estamos obligados) cumplir
con nuestra obligación, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se
pongan aquí en suma todos los casos que, assí por la bula In Coena Domini como por
Derecho común, están reservados a Su Santidad i a los confessores que los tengan;
i, para que lo puedan hazer con más facilidad, daremos orden que se impriman
aparte, juntamente con los que a nos están reservados por estas nuestras
constituciones, todos los quales mandamos que se pongan en una tabla en las
sacristías de las iglesias i monasterios de nuestro arçobispado.
456 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Casos cuya absolución está reservada por la Bula In Coena Domini a Su


Santidad1
1. La absolución de todos los hereges de qualquier nombre o secta que sean,
i sus creyentes, receptadores, fautores i de qualquiera manera deffensores, i de los
que, sin licencia del Sumo Pontífice , a sabiendas leen o retienen o imprimen o en
qualquiera manera deffienden por qualquiera causa i so qualquier color los libros de
hereges, que contienen heregía o tratan de religión, i la de los cismáticos i de los que
pertinazmente se apartan de la obediencia del Pontífice Romano.
2. La de qualquier persona de qualquier estado i condición que sea que
apelare al futuro Concilio de las ordenaciones i mandatos de los Pontífices Romanos
que por tiempo fueren, i la de aquéllos con cuya ayuda i favor fuere apelado.
3. La de todos los piratas, corsarios [y] ladrones de mar que andan por las
mares de Su Santidad, i principalmente desde el monte Argentario hasta Tarrazina,
y la de todos sus fautores, receptadores i deffensores.
4. La de los que de las naves que han dado al través o se han perdido o
padecido naufragio en qualquier mar hurtan algunos bienes de qualquier género, o
en las mismas naos o los que dellas han caído a la mar o los que se hallan en las
riberas, no obstante qualquier privilegio, costumbre i possessión, aunque sea
inmemorial.
5. La de todos aquellos que, sin licencia del Pontífice Romano o sin la
permissión de Derecho, imponen o aumentan en sus tierras pedagios o gabellas o
compelen a pagar los que están prohibidos imponerse o aumentarse.
6. La de los falsarios de las Letras apostólicas de gracia o de justicia, que
tienen la signatura de Su Santidad o del vicecancellario de la Sancta Iglesia de Roma
o de los que tienen sus vezes o que fuere puesta por mandado de Romano Pontífice;
i la de los que fabrican falsamente Letras apostólicas o ponen falsa signatura en las
súplicas debaxo del nombre del Romano Pontífice o del vicecancelario o de los que
tienen las vezes de los sobredichos.
7. La de los que a los mahometanos, turcos i otros enemigos del nombre
christiano o a los hereges declarados expressamente i por su nombre por sentencias
del Romano Pontífice llevan o embían cavallos, armas, hierro, hilo de hierro, estaño,
azero i todos los otros géneros de metales i instrumentos de guerra, madera,
cáñamo, cuerdas de cáñamo o de otra qualquiera materia i la misma materia i las
otras cosas deste género con que hazen guerra a los christianos i católicos; i la de los
que a los turcos i enemigos del nombre christiano por sí o por otros dan aviso del
estado de la República christiana en daño i perjuizio de los christianos, o a los
hereges en daño de la religión católica; i la de los que le favorecen i ayudan para esto
o se lo aconsejan.
8. La de los que impiden o acometen a los que llevan vituallas o otras cosas
necessarias para la Corte romana, i la de los que prohiben i impiden o perturban

1 La relación de estos veinte casos está suprimida en la edición de 1864.


CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 457

para que no se embíen o lleven, o por sí o por otros deffienden a los que hazen estas
cosas, de qualquier dignidad real o pontifical o otra que sean.
9. La de los que por sí o por medio de otros matan, cortan miembro, despojan,
prenden i detienen a los que van a la Sede Apostólica o buelven della; i la de los que
sin tener jurisdición ordinaria ni delegada del Sumo Pontífice ni de sus juezes,
tomándosela para sí temerariamente, se atreven a cometer semejantes cosas contra
los que moran en la misma Corte romana.
10. La de los que matan, cortan miembro, hieren, maltratan, prenden,
encarcelan, detienen o, como enemigos, persiguen a los cardenales de la Sancta
Iglesia de Roma, i a los patriarcas, arçobispos, obispos o nuncios de la Sede
Apostólica o los echan de sus diócesis, tierras i señoríos; i la de los que mandan estas
cosas o las ratifican o dan para ello su ayuda, consejo o favor.
11. La de los que matan, cortan miembro, hieren, detienen, prenden, roban a
los romeros i peregrinos que van por causa de devoción a Roma o moran en ella o
se parten della, i la de los que para estas cosas les dan ayuda, consejo o favor.
12. La de los que a las personas ecclesiásticas o seglares qualesquiera que
acuden a la Corte romana a sus negocios i en ella los persiguen o procuran, i a los
hazedores de negocios, abogados, procuradores i agentes i a los auditores o iuezes
diputados para los negocios por sí o por otras matan o en qualquiera manera hieren
o despojan de bienes por ocasión de las dichas causas o negocios; i la de los que por
sí o por otros directa o indirectamente se atreven a com[et]er, executar o procurar
estos delictos o dar para ellos su consejo, ayuda o favor, de qualquiera preeminencia
o dignidad que sea.
13. La de los ecclesiásticos i seglares de qualquiera dignidad que, so color de
cierta frívola apelación con que apelan de los agravios i execución de las Letras
apostólicas de gracia o de justicia o de las citaciones, inhibiciones, secrestos,
moniciones, processos executoriales i de otros decretos que han procedido de la Sede
Apostólica i de sus legados, nuncios, presidentes, auditores de la Cámara Apostólica,
comissarios i otros juezes delegados apostólicos o que por tiempo procedieren o de
otra manera, acuden a las cortes i potestades seglares i hazen que en ellas (aunque sea
a instancia del procurador o abogado fiscal) se admitan estas apelaciones i que se
tomen i retengan las Letras, inhibiciones, secrestos, moniciones i demás cosas dichas.
I la de los que simplemente o sin su beneplácito o consentimiento o examen impiden
o prohiben que no se executen las cosas dichas o que los escrivanos o notarios no
hagan en la execución de las dichas Letras o processos sus autos i instrumentos; que
no den a la parte a quien importan los que están hechos i deven dar; o prenden,
maltratan, hieren, encarcelan, detienen, destierran de los reinos i ciudades, despojan,
amedrentan, apremian, amenazan por sí o por otros pública o ocultamente a las partes
o a sus agentes, o a los notarios executores o subexecutores de las Letras, moniciones
i las demás cosas dichas. I la de los que presumen prohibir directa o indirectamente, o
establecer o mandar o qualesquiera persona en general o en especial que no vayan a
la Corte romana a seguir sus negocios ni a impetrar Letras o gracias o que no usen de
las impetradas. I la de los que presumen retener en sí o en los escrivanos o notarios o
en otra qualquier manera las dichas Letras o gracias.
458 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

14. La de los que por otros, por sí o por su propria autoridad i de hecho avocan
a sí, so color de qualquier exempción, gracias o Letras apostólicas, las causas
beneficiales i decimales i las otras espirituales o a ellas anexas de los auditores i
comissarios apostólicos i de los otros juezes ecclesiásticos, [e] impiden su curso i
audiencia i a las personas i comunidades que las quieren seguir i conocer dellas
como juezes. I la de los que compelen a las partes que revoquen i hagan revocar las
citaciones o inhibiciones o otras Letras, o que consientan que sean absueltos de las
censuras i penas que incurren aquellos contra quien se dieron las dichas
inhibiciones, o impiden en qualquiera manera la execución de las dichas Letras
apostólicas o processos o decretos, o dan para esso su favor, consejo o
consentimiento, aunque sea so color de prohibir la violencia o de otras pretensiones
o (como ellos dizen) para suplicar a Su Santidad i informarlo, si con effecto
legítimamente no prosiguen delante de la Sede Apostólica la dicha suplicación,
aunque los que cometen estas cosas sean officiales de qualquier chancillería o
parlamento o consejo de qualquier príncipe, emperador [o] rei, aunque sean
arçobispos, obispos, abades, comendadores o vicarios.
15. La de los que, por pretender que esto pertenece a su officio de officio o a
instancia de parte o de otras qualesquiera, traen ante sí a su tribunal, fuera de lo que
permite el Derecho Canónico, a las personas o comunidades ecclesiásticas, o las
hazen o procuran traer directa o indirectamente con qualquier color; i la de los que
por qualquiera causa i con qualquier color, aunque sea de qualquier costumbre o
privilegio, ordenaren, hizieren i publicaren estatutos, ordenaciones, constituciones,
pragmáticas o otros qualesquiera decretos en general o en especial, o usaren de los
ya hechos i ordenados, con que la libertad ecclesiástica se quita o en algo recibe daño
o se desautoriza o de otra qualquiera manera se estrecha, o directa o indirectamente,
tácita o expressamente, en qualquiera manera se prejudica a los derechos del
Pontífice Romano i de la Sede Apostólica i de qualesquiera iglesias.
16. La de los que de qualquiera manera impiden que los arçobispos i demás
prelados i qualesquiera otros juezes ordinarios ecclesiásticos no usen de su
jurisdición ecclesiástica contra qualesquiera, según los cánones i sagradas
constituciones ecclesiásticas i decretos de los concilios generales, especialmente del
Tridentino; i los que, huyendo, [para] que no tengan effecto las sentencias i decretos
de los ordinarios i de sus delegados, el juizio del fuero ecclesiástico, acuden a las
chancillerías i cortes seglares i procuran que en ellas se den decretos, executen
inhibiciones i mandatos, aunque sean personales, contra los dichos juezes ordinarios
i delegados; i la de los que decretan i executan las dichas cosas o para ellas dan su
ayuda, consejo, patrocinio i favor.
17. La de los que indevidamente usurpan las jurisdiciones o fructos o rentas
o aprovechamientos, que pertenecen a la Sede Apostólica o qualesquier personas
ecclesiásticas por razón de las iglesias, monasterios i otros beneficios ecclesiásticos
o, sin expressa licencia del Pontífice Romano o de los que tienen legítima facultad
para ello, secrestan las cosas dichas, aunque sea por qualquiera ocasión o causa.
18. La de los que ponen contribuciones, encabeçamientos o otras cargas a los
clérigos, prelados i otras personas ecclesiásticas, o a sus bienes i fructos, rentas i
aprovechamientos, o de las iglesias, monasterios i de otros beneficios ecclesiásticos, sin
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 459

especial i expressa licencia del Sumo Pontífice, o por esquisitos modos los compelen
pagar o los assí impuestos reciben de los que los quieren dar i conceder, aunque sea de
su propria voluntad; i la de los que no temen por sí o por otros, directa o indirectamente,
hazer las cosas dichas o executarlas o procurarlas o dar para ellas su ayuda, consejo o
favor, de qualquier preeminencia, orden o dignidad que sean, aunque sean emperador,
rei o otro qualquier príncipe o potentado, o qualquiera governador o official de
qualquiera nombre que se llame, de qualquiera reino, provincia, ciudad o tierra.
19. La de qualesquiera magistrados iuezes, notarios, escrivanos, executores,
subexecutores que en qualquera manera se entremeten en las causas capitales o
criminales de las personas ecclesiásticas, haziendo processos, dando pregones,
pronunciando o executando sentencia contra ellos o prendiéndoles sin especial,
específica i expressa licencia de la Sede Apostólica, aunque los que éstos cometen sean
consejeros, senadores, presidentes, chancilleres o de qualquier officio que tengan.
20. La de los que por sí o por otros, directa o indirectamente, debaxo de
qualquier título, presumen acometer en todo o en parte, destruir, ocupar o detener a
la ciudad de Roma i demás tierras mediata o inmediatamente pertenecientes al
dominio del Pontífice Romano o a sus derechos, o de hecho usurpar o perturbar,
retener i molestar por varias maneras la suprema jurisdición que en ellos pertenece
al Romano Pontífice i a la Iglesia romana; i la de sus allegados, fautores i deffensores
o que les dan en qualquiera manera ayuda, consejo i favor.
Casos cuya absolución está reservada al Sumo Pontífice por Derecho común
o constituciones particulares, fuera de la Bula de la Cena del Señor
[21] La absolución del que pone manos violentas en un clérigo o religiosos [al
margen: c. si quis. 17. q. 4].
[22] La de los que dan auctoridad o mandan que otros la pongan [al margen:
c. Mulieres de sen. exco.].
[23] La de los que consienten i dan su favor para ello, i los que retifican lo
hecho en su nombre [al margen: c. Cum quis eod. tit. in. 6].
[24] I adviértese que, para que se incurra [en] esta excomunión reservada a Su
Santidad, se requiere que la herida o mal tratamiento de manos sea inorme porque,
si es pequeña o ligera, está reservada solamente a los obispos [al margen: c. Pervenit
de sen. exco.]
[25] La del descomulgado por el delegado del Papa, passadp el año que dura
su jurisdición después que uviere dado la sentencia diffinitiva [al margen: c. Quaeresti
de offic. delega. c. sane. et 2. eod. tit. c. studu. isti de offic. legati.]
[26] La del que fuere descomulgado por el obispo, porque tiene Letras falsas
del Sumo Pontífice i no las rompe o resigna dentro de veinte días que supiere que
las tiene [al margen: c. Dura. de cri. falsi.]
[27] La que incurren ipso facto los clérigos que a sabiendas i de su propria
voluntad comunican con los descomulgados nominatim por el Sumo Pontífice,
estando denunciados por tales, admitiéndolos a los divinos officios [al margen: c.
Significa. de sent. exco.].
460 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[28] De la que ponen los prelados contra los incendiarios después de


denunciados [al margen: c. Tua de senten. exco.].
[29] La de los que quebrantan violentamente i despojan las iglesias, después
de ser denunciados nominatim [al margen: c. Conquesti de sen. exco.].
[30] La del que diere licencia a alguno para que mate, prenda o agravie en sus
personas o en sus bienes o de los suyos a aquellos que pronunciaron sentencia de
excomunión, suspensión o entredicho contra reyes, príncipes, varones o otros
qualesquiera ministros suyos, o para agraviar en las maneras dichas a aquellos por
cuya ocasión se pronunciaron las dichas sentencias; o a los que las guardan o que no
quieren comunicar con los assí excomulgados si, antes que por virtud de la dicha
licencia se haga algo, no la revocare i, si por ocasión de la dicha licencia se uviere ya
procedido, si no fueren dentro de ocho días restituidos los bienes tomados o hecha
satisfación por ellos, si alguno de los que la incurrieren durare en ella dos meses [al
margen: c. Quincumq; de sen. exco.].
[31] La de los Inquisidores que no son obispos i los demás que los dichos
inquisidores i obispos ponen en su lugar para el officio de la sancta Inquisición, si
por odio, gracia o amor, ganancia o comodo temporal, haziendo contra justicia i
contra lo que les dicta su conciencia dexaren de proceder en las causas de heregía
contra alguno contra quien se devía proceder [al margen: Clem. I, § verum de haereti.].
[32] La de los religiosos o clérigos seglares que temerariamente quebrantan la
constitución que les prohibe que no induzgan a ninguno a que haga voto o
juramento o de otra manera prometa de enterrarse en sus iglesias o que no dexarán
la sepultura que tienen ya señalada en ella [al margen: Clem. Gravi. § ne igitur de sen.
exco.].
[33] La de los nobles o señores temporales que presumen compeler a alguno
que celebre los divinos officios en los lugares en que ai entredicho, o hazen llamar
con campanas o con pregón a que vengan a oír en los lugares entredichos algunas
personas prohibidas, especialmente que están descomulgadas o entredichas, o
prohibir que los descomulgados públicamente o entredichos, siendo amonestados
de los que celebran, no se salgan de las iglesias al tiempo que en ellas se celebran los
divinos officios [al margen: Ead. Clem.].
[34] La de los públicos descomulgados i entredichos que presumieren
quedarse en las iglesias al tiempo que en ellas se celebran los divinos officios, siendo
por su nombre amonestados a que se salgan por los que celebran los divinos officios
[al margen: Ead. Clem.].
[35] La de los que de qualquier condición, orden, estado o grado que fueren
(aunque tengan dignidad pontifical) procuraren desentrañar los cuerpos de los
difunctos i los despedaçaren i cozieren para apartar la carne de los huessos, a fin de
llevarlos a enterrar a otra parte, o hazen que otros executen algunas de las cosas
dichas [al margen: Extravag. I, De regul.].
[36] La de los religiosos mendicantes que se passan a qualquiera orden de las
no mendicantes o monacales, si no es a la Cartuxa, i los que los reciben [al margen:
Extravag. I, De regul.].
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 461

[37] La de los que temerariamente presumieren affirmar predicando o de otra


manera que son hereges o [que] peccan mortalmente los que deffienden que la
Virgen sanctíssima, nuestra Señora, fue concebida sin peccado original, o los que
celebran el officio de la limpia Concepción, o los que oyen el sermón de los que lo
affirman; i la de los que tienen los libros en que se affirma ser heregía o peccar
mortalmente los que deffienden la dicha limpia Concepción, o leen los dichos libros
como verdaderos después que supieren esta prohibición; i la de los que, al contrario,
dixeren ser hereges o peccar mortalmente los que deffienden que nuestra Señora fue
concebida con peccado original, mientras la Iglesia no lo determinare [al margen:
Extravag. Grave. De relig. & vene sessorum.].
[38] La de los que presumen dar o recebir algo por la entrada de la religión
con pacto [al margen: Extravag. I, de Simo.].
[39] La de qualquier ecclesiástico o seglar que cometiere simonía en las
órdenes i beneficios, dando o recibiendo algo por ellos, i la de los medianeros que
procuran algo de lo dicho [al margen: Extravag. 2, de Simo.].
[40] La de los que, siendo absueltos de excomunión reservada al Papa,
reinciden en ella [al margen: c. Eos qui de sent. exco. in 6].
[41] La de los clérigos o legos de qualquier dignidad que sean, aunque sean
emperadores o reyes, que por sí o por otros, por fuerça o por miedo de otros clérigos
o legos o con otra qualquier arte o so color, presumen convertir en sus proprios usos
o usurpar o impedir que no cobren las personas a quien de derecho pertenecen los
bienes de alguna iglesia o de algún beneficio seglar o regular, o de los Montes de
Piedad o de los otros lugares píos o sus jurisdiciones, censos, derechos, aunque sean
feudales o enfitécticos, o sus fructos, provechos o qualesquiera obvenciones que se
devan gastar en las necessidades de los ministros pobres [al margen: Trid. sess. 22,
De refor. c. 11].
[42] La de todos i cada uno de los que no son obispos que, siendo por el Sumo
Pontífice proveídos de beneficios curados o vicarios perpetuos que tienen cargo de
almas, que ayan vacado por muerte de alguno, aviendo precedido examen i
mediante la fe que en su favor dieron los diocesanos testigos i, aviendo jurado i
abligádose que servirán por su persona los dichos beneficios, los resignan o
permutan o dexan después sin aver cumplido con el dicho juramento i promessa. I
la de aquellos en quien se transfieren, i los que para ello directa o indirectamente a
sabiendas dieren su ayuda, consejo o favor [al margen: Pío 4. Motu proprio inter
multiplices, tº 1. Bular. nº 87].
[43] La de los que cometieren simonía confidencial, recibiendo o reteniendo
iglesias, monasterios, beneficios, pensiones, fructos o otras cosas debaxo de pacto de
confiança, como de que lo dará después al mismo que lo dexa o a otras maneras [al
margen: Pío 5. Intolerabiles, tº 1. Bullarum, núm. 87].
[44] La de los que están suspensos por aver colado, elegido, presentado,
confirmado o instituido en beneficios resignados en los casos no permitidos, se
atreven todavía a colar, elegir, presentar, instituir o confirmar, ora sean ecclesiásticos
i obispos, ora seglares [al margen: Pío 5. Quanta Ecclesiae, tº 1, nº 58].
462 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[45] La de los varones, aunque sean duques, marqueses o condes i de


qualquier estado i condición que, con color de las licencias que tuvieren de la
sanctidad de Gregorio XIII, de felice recordación, o de sus predecessores, entraren
en los monasterios de monjas. I la de las mugeres, aunque sean de las dignidades
dichas de qualquier estado i condición, que entraren en los dichos monasterios de
monjas o de varones religiosos; i la de las abadessas, abades i otros superiores
regulares que hazen o permiten que entren en sus monasterios, casas o lugares las
personas arriba prohibidas. I la de todas i qualesquier personas regulares i seglares
que entran por su gusto i sin necessidad en los monasterios de monjas, aunque sea
con licencia de los obispos o de los otros superiores que la pueden dar en los casos
necessarios. I la de las monjas que presumen admitir a las dichas personas en el
caso próximamente dicho [al margen: Pío 5, tom. 1, num. 22. Greg. 13, ubi gratia, tº 1,
núm. 36].
[46] La de qualquier persona, aunque sea duque o marqués o más ilustre, que
a qualquiera inquisidor, abogado, procurador, notario o a otro official o ministro del
Sancto Officio de la Inquisición o al acusador, denunciador o testigo en causa de la
fe, que a dicho su testimonio o es llamado para ello, matare, açotare, derrocare o
amedrentare o impugnare, acometiere, quemare, o saqueare las iglesias, casas o las
otras públicas o particulares del dicho Officio o de sus ministros, o quemare o
arrebatare o con engaño hurtare los libros, Letras, autoridades, exemplares, registros,
protocolos, exemplos, escripturas o otros instrumentos públicos o particulares,
donde quiera que estén, o los llevare de algún incendio o por aver sido robados o de
otra qualquiera manera, o por otras, que allí se especifican, delinquiere en casos
contra el Sancto Officio, especialmente quebrantando la cárcel pública o particular,
o sacando o soltando preso o prohibiendo que no se prenda, o ocultando al que,
después de preso, se escapó o haziendo que se huya o en otra manera diere ayuda a
sabiendas con consejo o favor, pública o ocultamente, en algo de lo dicho, aunque
ninguno sea muerto, ni ninguno se aya librado, ni nada se aya hurtado o tomado ni
hecho otro daño con effecto [al margen: Pío 5. Motu proprio Si de protegendis, tº 1,
núm. 83].
[47] La de todas las monjas (aunque sea de linaje real) que salieren de sus
monasterios, aunque sea para curarse o para ir a otros monasterios aún sujetos a los
suyos, ni por otra ocasión o color, si no es por causa de grande incendio o de lepra
o de peste i, para la dicha enfermedad, se requiera no sólo la licencia del superior del
monasterio, do está la monja, pero también la del ordinario en escrito i conocida la
causa, aunque no le esté sujeto el dicho monasterio. I la de las que, saliendo con la
dicha legítima licencia, están más tiempo fuera del que es necessario; i la de los que
dan las licencias si no es en el modo dicho, i la de las personas ecclesiásticas o
seglares que las acompañan o reciben en sus casas [al margen: Pío 5, nº 100, tom. 1.
Bulla.].
[48] La de todos de qualquier grado, estudio o preeminencia que se atreven a
impugnar directa o indirectamente, a contradezir con qualquiera color de disputar o
hallar el instituto de la religión de la Compañía de Iesus o sus constituciones o algún
artículo de los que allí se especifican o algo que a ellos toque [al margen: Grego. 13,
ascendente, tº 1, núm. 102].
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 463

[49] I la de los canónigos, governadores i otros officiales que, al tiempo de


admitir a sus iglesias o officios de república a algunos, les compelen a que juren cosas
ilícitas, imposibles o dañosas a la libertad de la Iglesia o contrarias a los decretos del
Concilio Tridentino [al margen: Grego. 13, Inter apostolico, 1. Bull. Núm. 103].
[50] La de los que ordenan o son ordenados por simonía, por dinero, precio
o premio, i estos tales no pueden ser absueltos por otros que el Romano Pontífice
inmediatamente, i no por la penitencia, aunque sea el delicto oculto, ni por ningún
confessor seglar o regular ni prelado, ni por qualesquier iubileos, aunque sea del Año
Sancto, ni por la Bula de la Sancta Cruzada, ni por el Maremagnum u otro qualquiera
concedido a regulares, ni por los obispos por virtud del Concilio Tridentino, como lo
mandó Sixto V en la constitución Contra male promotos el año de 1588, la qual,
aunque Su Sanctidad el año de 1595 reduxo a los términos del Derecho común i del
Concilio Tridentino i de la Extravagante de Pío II en las demás cosas, pero en esta de
órdenes dados i recebidos por la simonía la dexó en toda su fuerça i vigor.
[51] La de todos i qualesquiera que públicamente o en particular, clara o
ocultamente en qualesquiera lugares, modos i formas i casos, contenidos en la Bula
de Pío IIII o de Gregorio XIII i del Concilio Tridentino, vinieren a desafío de
propósito, aunque sea particular; i la de los que persuaden esta maldad o a ella
provocan o para ella den ayuda, consejo o favor, o cavallos, armas o lo necessario
para el camino, o los acompañan al desafío; i la de los compañeros deste delicto, i la
de los que miran de propósito, i la de los padrinos, fautores i deffensores, de
qualquier dignidad que sean ecclesiástica o seglar [al margen: Clemen. 8, Motu prop.
Illius vicet. ann. 1592].
[52] Algunas otras excomuniones ai que, por no ser usadas ni guardadas en
estos reinos i averse hecho para otras provincias, no quadran acá, i assí se dexan de
poner aquí.
CAP.VIII [continuación]. Que contiene los casos reservados en este arçobispado
[53] Los casos que por costumbre i por constituciones antiguas de nuestro
arçobispado son reservados a nos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], para
que ningún confessor pueda absolver dellos sin nuestra especial licencia o
comissión, son los siguientes: Excomunión mayor a jure vel ab homine, iuramento
hecho en daño de próximo, homicidio voluntario, sacrilegio, sortilegio, matrimonio
clandestino, usuras i renuevos [y] diezmos retenidos.
CAP. IX. Que no se administre el sacramento de la penitencia fuera de la iglesia
Los confessores no oyan de confessión a persona alguna fuera de las iglesias
[al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], excepto en casos de necessidad, ni
confiessen a las mugeres de noche después de la oración, si no fuere en los dichos
casos de necessidad o por iubileo general o otra cosa semejante, ni reconcilien a sus
feligreses para comulgar estando revestidos en el altar dando la comunión; ni
consientan que el penitente, estando confessando, esté cubierta la cabeça ni en pie
ni assentado, sino hincadas ambas rodillas en el suelo con devoción i
arrepentimiento. Lo qual hagan los dichos confessores, so pena de un ducado por
cada vez al que cometiere en algo contra lo susodicho.
464 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

CAP. X. Contra los que no confessaren en cada un año por la Quaresma


[1] Aunque es precepto de la sancta Madre Iglesia que todos los fieles
christianos, en llegando a los años de discreción, son obligados a confessar una vez
en el año por la Quaresma i a recebir el sanctíssimo sacramento de la Eucharistía por
la Pasqua de Resurrección, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de
Quasimodo inclusive, con todo esto muchas personas, menospreciando la salud
espiritual, no cumplen con el dicho precepto, i assí es necessario añadir penas a su
atrevimiento. Por ende mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] a
todos los fieles christianos, hombres i mugeres de nuestro arçobispado que uvieren
llegado a los años de discreción, confiessen en cada un año en la Quaresma i
comulguen desde el Domingo de Ramos hasta el de Quasimodo inclusive, como
dicho es, dónde i como son obligados, so pena de excomunión mayor i de un ducado
a cada uno que no lo cumpliere para la lumbre del sanctíssimo Sacramento de la
iglesia donde fuere parroquiano.
[2] I mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a todos los curas de
nuestro arçobispado que desde el principio de la Quaresma comiencen a hazer el
catálogo de las personas que en sus parroquias tienen obligación de confessarse i les
vayan amonestando cada día, principalmente los domingos i fiestas de guardar que
avrá más concurso de gente, que no diffieran el confessarse hasta la postrera
semana, pues, haziéndolo entonces con priessa, no lo podrán hazer como deven.
Enseñen assí mesmo al pueblo la obligación que tienen de prepararse con la
confessión para recebir el sanctíssimo sacramento de la Eucharistía i que los que no
lo uvieren recebido el Domingo de Quasimodo, si por alguna justa causa no lo
uvieren dilatado con consentimiento de su confessor, han quebrantado ya el
precepto de la Iglesia i peccado mortalmente en ello; i estas mismas amonestaciones
en el mismo tiempo harán todos los predicadores en los sermones que hizieren en
el dicho tiempo de Quaresma. I contra los que, passado el Domingo de Quasimodo,
se hallaren que no han cumplido con el precepto de la Iglesia, mandamos se proceda
desta manera: que, declarando los curas en la missa cómo fulano i fulano no han
cumplido, se les amoneste caritativamente tres vezes que lo hagan, la primera
monición se haga en la segunda dominica, la segunda en la tercera, la tercera en la
quarta después de Pasqua i, si llegada la quinta no uvieren obedecido, les declare en
el mismo día por descomulgados i los assienten en la tablilla, haziéndolos publicar
cada día de fiesta hasta que real i verdaderamente cumplan con su obligación. I los
curas, que sin respeto ni acepción de persona alguna no executaren lo contenido en
esta constitución, sean penados por cada vez en quatro ducados para la cera del
sanctíssimo Sacramento, pobres de la parroquia i denunciador por iguales partes; i
mandamos a nuestros visitadores inquieran con mucha diligencia i cuidado cómo se
guarda i cumple esto i nos embíen particular relación dello, para que, aviendo
descuido, lo mandemos executar i castigar con más rigor.
CAP. XI. La pena de los mesoneros que tienen en su casa mugeres expuestas
para offender a Dios
I porque somos informados que algunos mesoneros i dueños de casas de
posadas tienen en ellas i se sirven de algunas moças de mal vivir, los quales las
tienen para que los que vinieren a posar a su casa offendan con ellas a Dios,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 465

creyendo que con esta ocasión acudirá más gente a ellas, de que resultan muchos
peccados i offensas a nuestro Señor, que desseándolos (como estamos obligados)
remediar, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los dichos
mesoneros i dueños de las tales casas de posadas que en ninguna manera tengan
las dichas mugeres expuestas para tan mal fin, so pena de excomunión mayor latae
sententiae; i en la mesma pena incurran los que, queriéndose las dichas mugeres salir
de su casa i apartarse deste peccado, por fuerça o con promessas i esperança de
algún premio las detienen para el dicho effecto. I exhortamos i mandamos a los
dichos confessores seculares i regulares que en las confessiones afeen i reprehendan
mucho este peccado, dexando de absolver o suspendiendo la absolución a los que
incurren en él, advirtiéndoles las censuras [en] que por ello han incurrido; i a
nuestro visitadores que en las visitas que hizieren se informen mui en particular
desto i den aviso dello a nuestro Provisor para que se castigue con mucho rigor,
invocando para ello (si necessario fuere) el auxilio de la justicia seglar, a quien por
la sangre de Iesu Christo pedimos nos ayuden a extirpar, punir i castigar un peccado
tan grande como éste, acordándose del premio eterno que Dios les dará si lo
hizieren i, por el contrario, la quenta tan estrecha que les pedirá si fueren
negligentes en ello.
CAP. XII. La de los amos que tienen negras i las consienten que estén
amancebadas o vivan mal por grangería
También somos informados que algunos, con poco temor de Dios, tienen en
sus casas negras o esclavas i, con codicia de que sean esclavos los niños que parieren,
las consienten salir de noche de casa i que estén amancebadas, con gran escándalo
de la república i offensa de nuestro Señor. Para remedio de lo qual, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor
latae sententiae, a los susodichos no consientan esto ni tengan las dichas esclavas
para tan feo i abominable trato i grangería. I mandamos i encargamos a todos los
curas, confessores i visitadores hagan lo que en el capítulo precedente se les ordena
i manda.
CAP. XIII. Que los edictos generales se publiquen dos vezes en el año
[1] Mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los edictos
generales contra los que no confiessan i comulgan (como dicho es) i los que están
en peccados públicos se den i publiquen dos vezes en el año, la una el primero
domingo de Quaresma i la otra el primer domingo de octubre. I los dichos edictos
se darán en la forma siguiente:
EDICTO GENERAL
[2] El licenciado don Felipe de Haro, canónigo de la sancta Iglesia de Sevilla,
Provisor general en ella i su arçobispado por el ilustríssimo señor don Fernando
Niño de Guevara, por la divina miseración Presbítero Cardenal de la Sancta Iglesia
de Roma del título de San Martín in Montibus, arçobispo de Sevilla, del Consejo de
Estado de Su Magestad, &c. A vos, los venerables vicarios, beneficiados, curas,
clérigos i capellanes desta ciudad de Sevilla i de todo este arçobispado i vicaría de
Lepe, salud en nuestro señor Iesu Christo. Por quanto, según Derecho i
mandamiento de la sancta Madre Iglesia, todo fiel christiano, assí hombre como
466 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

muger, después que llega a los años de discreción es obligado a lo menos una vez en
el año de se confessar de todos sus peccados a su proprio cura i recebir el sanctíssimo
sacramento de la Comunión la Pasqua de Resurrección, o ocho días antes o ocho
después, i los que assí no lo hazen no deven ser recebidos a la comunión i
participación de los fieles christianos ni a los otros sacramentos ecclesiásticos i,
muriendo, deven carecer de ecclesiástica sepultura.
[3] I porque soi informado que, no obstante las censuras promulgadas contra
los fieles súbditos deste arçobispado que no se confiessan i comulgan en cada año
en los tiempos sobredichos i están en peccados públicos, ai muchos que, con poco
temor de Dios i gran peligro de sus ánimas, se dexan estar gran tiempo
descomulgados, assí por no se confessar i comulgar (según dicho es) como por otras
causas.
[4] I otros que, olvidando el temor de Dios i fe i confiança que deven tener de
la providencia divina, en menosprecio del mandamiento i doctrina de nuestro
maestro i redemptor Iesu Christo, que dixo “Amarás a tu señor Dios de todo tu
coraçón i voluntad”, usan de adivinanças i hechizerías, sortilegios i encantamentos,
i van o embían a tomar consejo con los que hazen los tales maleficios, que son
siervos del demonio, a el qual (por los pecados de las gentes) permite Dios muchas
vezes que cumpla las cosas que las tales personas dessean saber i procuran aver,
dándole poderío en toda tribu i lengua i gente, i como quiera que las tales personas,
[aunque] por razón de lo susodicho incurren en grandes penas i censuras, no dexan
de usar deste tan gran peccado.
[5] I otros que, olvidando la restitución que han de hazer de lo mal llevado i
adquirido, para que Dios le perdone el peccado, acostumbran dar i tomar a logro
pública i secretamente, trayéndolo por público officio, lo qual es especie de heregía
i prohibido en nuestra religión cristiana.
[6] I otros que con poco temor de Dios nuestro señor tienen tableros públicos
de juegos i, por costumbre, de blasfemar de su sancto nombre i de su bendita madre
i de sus gloriosos sanctos.
[7] I otros que, siendo prohibido por los sacros cánones i constitución deste
arçobispado que los matrimonios no se hagan clandestinamente i a los tales
matrimonios no sea presente ningún sacerdote ni otra persona alguna, van contra la
dicha prohibición; i otros que, postpuesto el temor de Dios i peligro de sus ánimas,
a sabiendas se casan en grados prohibidos en Derecho, sin dispensación.
[8] I otros que, siendo casados legítimamente i durante el primer matrimonio
i siendo vivo el primer marido o la primera muger, se casan segunda vez,
pervirtiendo la orden deste sancto sacramento; i otros que hazen vida con sus
mancebas, diziendo que son casados, no siendo verdad.
[9] I otros que, siendo desposados por palabras de presente, hazen vida en
uno i consuman matrimonio por cópula carnal, sin recebir las bendiciones nupciales;
i otros que, aviendo concertado de contraer matrimonio por palabras de presente,
antes que lo contrayan llevan a las con quien están concertados de casar a sus casas
i hazen vida maridable con ellas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 467

[10] I otros que de mucho tiempo a esta parte están públicamente


amancebados i algunos dellos dexan de hazer vida maridable con sus mugeres
legítimas i la hazen con sus mancebas, de que Dios nuestro señor es desservido; i los
señores de esclavos que los dexan estar amancebados públicamente, sabiéndolo
ellos i consintiéndolo.
[11] I otros que, aviendo quedado por testamentarios i albaceas de los
difunctos, no cumplen las voluntades i testamentos dellos, de que sus almas podrían
recebir detrimento; i otros que sabéis que están en los dichos peccados públicos i no
lo manifestáis.
[12] I otros que, contra los mandamientos de la sancta Madre Iglesia, comen
carne la Quaresma i días prohibidos sin tener licencia para ello; i otros que,
teniéndola por alguna justa causa para comer carne en días prohibidos, comen
juntamente con ella pescado.
[13] I porque a mí incumbe con gran diligencia i estudio velar sobre las almas
que Dios nuestro señor por su miseración tiene encargadas al Cardenal, mi señor,
para apartarlas del camino de perdición i guiarlas al de salvación, conforme a la
confiança que Su Señoría ilustríssima a hecho de mí, mandé dar i di la presente, por
la qual vos mando, en virtud de sancta obediencia i so pena de excomunión i
suspensión i de un ducado para quien lo denunciare, que cada uno de vos en
vuestras iglesias públicamente todos los domingos i fiestas de guardar, desde el
domingo de la Septuagésima en adelante, al tiempo de la missa mayor, quando la
mayor parte del pueblo estuviere ayuntada, amonestéis (que yo por la presente
amonesto) a vuestros parroquianos en virtud de sancta obediencia que hagan
penitencia en esta Quaresma i se aparten de los dichos peccados públicos, conviene
a saber:
[14] Que se confiessen i comulguen en el dicho tiempo desta Quaresma hasta
el Domingo de Quasimodo inclusive, avisándolos de la excomunión i penas con que
serán castigados los rebeldes, no haziéndolo en el tiempo en las Constituciones
synodales contenido. I porque comúnmente todos se esperan a confessar la Semana
Sancta, lo qual es causa de que no se confiessen como conviene, mando a los dichos
curas dividan la parroquia por calles i casas, repartiendo tantas casas para una
semana de la Quaresma, previniéndoles i dando orden cómo se confiessen en cada
una semana los que assí se señalaren, i esto comiencen a hazer i repartir desde la
segunda semana de Quaresma.
[15] I los hechizeros i adivinos i concubinarios públicos, i usureros, logreros i
casados dos vezes i en grados prohibidos sin dispensación, dentro de nueve días
primeros siguientes, después que esta nuestra carta fuere leída i publicada, que les
doi por tres canónicas moniciones, se aparte de los peccados i procuren aver
absolución de la dicha excomunión en que por ello han incurrido.
[16] I los que han hecho i contraído matrimonios clandestinos o han estado
presentes a ellos procuren aver absolución de la excomunión i, pasado el dicho
término de los dichos nueve días después de la publicación desta nuestra carta,
ninguno sea ni en dicho ni en fecho ni consejo de hazer los tales matrimonios,
apercibiéndoles que, demás de ser (como son) en sí ningunos, serán castigados
468 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

conforme a Derecho i a las Constituciones deste arçobispado, i les apercebid i


amonestad que los hagan en esta forma: que preceda la publicación dellas,
haziéndose tres amonestaciones por el cura en su parroquia en tres días de fiesta
continuos i, después de hechas las amonestaciones, el mismo cura o otro sacerdote
nombrado por él o por el ordinario los despose en presencia de dos o más testigos;
i, si algún matrimonio se hiziere en que al desposorio no se hallare el cura de la
collación o otro en su nombre, nombrado por él, u otro sacerdote nombrado por el
prelado i con él dos testigos que vean hazer el tal desposorio, i si faltare el cura o el
señalado por él o por el prelado, aunque aya testigos presentes, o estando solamente
el cura sin dos testigos, no es matrimonio, i el cura o clérigo, contrayentes i testigos,
respectivamente, que de otra manera se hallaren en algún matrimonio serán
castigados conforme a la determinación del sancto Concilio.
[17] Otrosí, amonestad a los médicos de vuestras parroquias que no visiten,
passada tercera vez, ningún enfermo si no les constare aver confessado i ordenado
su alma, so pena de excomunión i de dozientos maravedís, aplicados como la
constitución los aplica, i queremos que assí mismo les obligue en el fuero de la
conciencia.
[18] Otrosí, avisaréis a vuestros parroquianos que a los baptismos no
intervenga más de un padrino, i a lo más con el padrino una madrina, i que
solamente se contrae la cognación espiritual entre los padrinos con el ahijado i sus
padres, i assí mismo por el cura con el baptizado i sus padres, i que el cura los avise
assí al tiempo que hiziere el baptismo.
[19] Iten, que assí mismo en las Confirmaciones no intervenga más de un
padrino i la cognación espiritual se contraya solamente por el padrino con el ahijado
i sus padres; i los que no han cumplido los testamentos, los cumplan i executen en
el término que el Derecho i Constitución deste arçobispado les obliga; i los que están
desposados i han consumado matrimonio sin se velar, que se velen dentro del
tiempo que manda la Constitución, so las penas della, i no cohabiten hasta entonces,
i a los que con ocasión de estar concertados antes de desposarse cohabitan, les
amonestaréis que no lo hagan i que procuren absolverse de la excomunión que por
ello han incurrido.
[20] I los que tienen hijos o hijas de edad que lo puedan aprender i esclavos
o esclavas, les enseñen el Pater noster, el Ave María i el Credo i la Salve Regina i los
Artículos de la Fe i Mandamientos de la Sancta Madre Iglesia i Sacramentos della, i
los lleven o hagan ir a las iglesias los domingos i fiestas de guardar a oír missa i la
doctrina christiana, i vos, los dichos curas, al tiempo del offertorio enseñad la
doctrina christiana como está mandado.
[21] I que ninguno del dicho tiempo en adelante, sin expressa licencia o
extrema necessidad de enfermedad o sin consejo de médico espiritual i corporal, no
coman carne los días de Quaresma ni viernes i los otros días prohibidos por la Iglesia,
apercibiéndoles i declarándoles a los dichos vuestro parroquianos las penas en que
caen e incurren por razón de lo susodicho, i los que, teniendo licencia para comer
carne en días prohibidos comieren juntamente pescado, les amonestaréis no lo hagan
i declararles eis la excomunión i penas que conforme a las Constituciones incurren.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 469

[22] I si por ventura (lo que Dios no quiera) los dichos vuestros parroquianos
estuvieren en su dureza i pertinacia i, dentro de los dichos términos, no se apartaren
de los tales delictos i peccados públicos, les apercibimos que procederemos contra
ellos con todo rigor. I mando a todas i qualesquier personas que saben o tienen
noticia i han oído quién son las tales personas que han cometido i cometen los tales
delictos i peccados públicos de suso referidos que, so pena de excomunión mayor,
lo vengan a dezir i manifestar dentro del dicho término, en esta ciudad de Sevilla
ante mí i en las demás ciudades, villas i lugares ante los vicarios i, donde no los
uviere, al cura más antiguo; i los dichos vicarios i curas recibiréis por escrito las
declaraciones de las tales personas que vinieren a manifestar i declarar que saben o
han visto o oído quién son los que cometen los dichos vicios i peccados públicos i
hazen las tales cosas prohibidas, i sobre ello les hagáis las preguntas i repreguntas
al caso pertenecientes, para que declaren la verdad i den razón sufficiente de lo que
dixeren, i las dichas declaraciones con la más información que sobre ello hiziéredes,
secretamente cerrado i sellado, lo embiad ante mí para que lo vea i provea lo que
convenga; i en las personas que supieren o uvieren visto o oído quién son las
personas que hazen i cometen los dichos peccados públicos i no lo denunciaren i
declararen en el dicho término, pongo i promulgo la dicha sentencia de
excomunión mayor.
[23] I por que lo susodicho aya effecto i los peccados sean castigados mando,
en virtud de sancta obediencia i so pena de excomunión i suspensión, a vos, los
dichos curas i beneficiados i clérigos, que desde el domingo de Septuagésima
comencéis a hazer empadronar i empadronéis todas las personas, hombres i
mugeres, de las dichas vuestras parroquias, collaciones i lugares con mucha
diligencia e inquiráis las personas que estuvieren en los dichos peccados públicos, i
los pongáis en relación en el dicho padrón cada género por sí, nombrando por sus
nombres las personas i en el peccado en que están; assí mismo los que son
testamentarios de difunctos i no cumplen lo que son obligados; i la memoria de los
que están en los dichos peccados la embíen ante mí, i por amor ni temor, parentesco,
amistad, dádiva ni promessa, ni por otra razón alguna dexéis de hazer los dichos
padrones fielmente, sin dexar dissimulado alguno.
[24] I [en] quanto a las confessiones, os mando, so la dicha pena, que no ayáis
a ninguno por confessado si no lo mostrare firmado por cédula de confessor
conocido i que se conozca la firma, con que los tales confessores tengan licencia de
confessar, firmada de Su Señoría ilustríssima o de mí en su nombre, i no de otra
manera i, si fuere fraile, venga señalado de la firma del prior o guardián del tal
monasterio o de persona religiosa diputada para esto, la qual i su firma sea conocida
por los curas. Los quales dichos padrones de los que no han confessado vos mando
traigáis o embiéis ante mí en el término contenido en la Constitución synodal, que
dispone la orden que se a de guardar contra los que no se confiessan i comulgan, i
a lo que cerca dello os está mandado.
[25] I, passados los términos en esta carta contenidos, denunciéis i hagáis
denunciar públicamente, nombrando por sus nombres todas las personas que por
los padrones halláredes por confessar i comulgar en vuestra parroquia, collaciones i
lugares i, denunciados, los embiéis ante mí en los términos i so las penas contenidas
470 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

en la dicha Constitución i nuestro mandamiento para que, visto, se haga lo que sea
justo. en las quales dichas penas desde aora para entonces os e por condenados lo
contrario haziendo, i os apercibo que os castigaré según que vuestra negligencia
mereciere. En testimonio de lo qual di la presente, firmada de mi nombre i del
notario infra escripto. Dada en Sevilla.

TIT[ULO VII]. De sententia excomunicationis

CAP. I. De la discreción con que se ha de usar de las censuras ecclesiásticas


Las censuras ecclesiásticas son armas de la Iglesia i assí se han de exercitar
con mucha discreción i prudencia para que sean temidas i no menospreciadas. Por
tanto, conformándonos con la disposición del sancto Concilio Tridentino [al margen:
Trid. sess. 25, c. 3, De refor.], mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] a
nuestros juezes que no den cartas de excomunión generales por cosas livianas i de
poca cantidad, i en las causas judiciales civiles i criminales, quando pudieren usar de
execución real i personal i de mulctas pecuniarias, privación de beneficios i otros
remedios del Derecho, se abstengan i no usen de las dichas censuras. Otrosí,
mandamos que se guarde la Constitución del señor arçobispo don Christóval de
Rojas, nuestro predecessor de buena memoria, que manda a los vicarios foráneos no
den ni fulminen las dichas cartas de excomunión generales i las remitan ante nos o
nuestro Provisor i Iuez de la Iglesia para que veamos la causa por qué se piden i si
por lo tal se deven fulminar.
CAP. II. Que en cada iglesia aya tablilla en que se assienten los descomulgados
[1] Por quanto la oveja enferma en su compañía inficiona a las otras si
dellas no se aparta, assí los descomulgados traen daño a los otros christianos si,
por negligencia, de su conversación no son apartados i, assí mismo, si no conocen
su enfermedad ni procuran la medicina para sanar della. Por ende nos, queriendo
sobre todo proveer, ordenamos i mandamos [al margen: Cardenales Diego Hurtado
i don Rodrigo] que, assí en la capilla de San Clemente desta nuestra sancta iglesia
como en todas las otras iglesias parroquiales desta ciudad i de todo nuestro
arçobispado, se ponga una tabla en lugar público, donde todos lo puedan ver i
leer, en la qual se escrivan todos los nombres de los parroquianos que en la tal
parroquia estuvieren denunciados por descomulgados, i a cuya instancia i por
cuyo mandado. I mandamos al que fuere semanero, so pena de excomunión i de
quatro reales para obras pías, que todos los domingos i fiestas de guardar a la
missa mayor, al tiempo del offertorio, los denuncie por la dicha tabla por
descomulgados a voz alta e inteligible, por que el pueblo los conozca por tales i
se aparte i evite su conversación, i ellos con mayor diligencia busquen el remedio
de la absolución. I por quanto algunos descomulgados, quando se ven
denunciados, se van a la missa i officios a otras partes, mandamos a los curas que
notifiquen unos a otros i a los priores de los monasterios, donde cómodamente se
pudiere hazer, los que assí están excomulgados, por que sean evitados en todo
lugar.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 471

[2] Iten, cerca deste caso ordenamos i mandamos [al margen: Cardenal don
Diego Hurtado] que, quando alguno fuere absuelto con reincidencia, escriva en la
dicha tabla hasta qué día es la tal reincidencia, i assí mismo lo notifiquen al pueblo
por que puedan libremente participar con el tal absuelto durante la reincidencia i, si
bolviese a reincidir, que lo buelvan a denunciar como de primero, hasta que del todo
aya el dicho beneficio de la absolución.
CAP. III. Que los curas puedan absolver a los descomulgados que les constare
aver satisfecho
Porque algunos excomulgados, aviendo pagado i satisfecho a las partes, por
no venir a las absoluciones se quedan por absolver en gran peligro de sus ánimas,
permitimos i damos licencia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] a sus curas
que los puedan absolver aún en quanto al fuero exterior, constándoles ante todas
cosas por escripturas o testigos estar satisfecha la parte, como dicho es, i haziendo la
absolución de los que fueren excomulgados secretos ante un escrivano o notario o
dos testigos.
CAP. IIII. Que contra los que se dexan estar descomulgados se proceda en la
forma aquí contenida
De grave castigo son dignos los que se dexan estar mucho tiempo a sabiendas
en sentencia de excomunión, excluidos de la participación de los sacramentos i
comunión de los fieles, i assí por leyes destos Reinos [al margen: Cap. 1 & 2, tit. 5, lib.
8, Nov. Recopi.] está justamente ordenado que qualquiera lego, que estuviere
declarado i denunciado i publicado por excomulgado por espacio de treinta días i no
aviendo apelado o, si uviere apelado, no aviendo seguido la apelación, pague en
pena seiscientos maravedís; i, si estuviere endurecido en la dicha excomunión seis
meses cumplidos, pague en pena seis mil maravedís i, passados los dichos seis
meses, si persistiere en la dicha sentencia de excomunión, pague cien maravedís por
cada día i sea desterrado del lugar donde viviere i, si en él bolviere a entrar, pierda la
mitad de sus bienes. I porque desseamos reduzir a los tales a buen estado i camino
de salvación, estatuimos [al margen: Don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de Castro]
que en los legos se guarde i execute la dicha pena, aplicada la tercia parte para el
denunciador i las otras dos para gastos de justicia i obras pías, i los clérigos la paguen
doblada, demás que assí contra los clérigos como contra los legos, que con ánimo
endurecido, metidos en el lazo de las censuras, ensordecieren en ellas por un año, se
pueda proceder como contra sospechosos de heregía, conforme a Derecho i a lo
decretado por el sancto Concilio Tridentino.
CAP.V. Que las excomuniones no liguen hasta que las cartas se notifiquen a las
partes contra quien van
Todas las cartas de excomunión, suspensión o monición que dieren nuestros
juezes ecclesiásticos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] no liguen hasta que se
publiquen i lean a la parte contra quien van i sean avidas las tales cartas por
condicionales, conviene a saber, si se notificaren para que desde entonces liguen i no
desde el tiempo que las diere el juez. I assí mismo mandamos que ninguno sea
publicado ni denunciado por descomulgado ni puesto en la tablilla por tal sin que
primero se aya notificado la denunciatoria i vaya la notificación puesta i assentada a
472 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

las espaldas della; i la notificación se haga en su persona i, no pudiendo ser avido,


se cumpla con notificársela en su casa a su muger, hijos o alguno de sus criados o
vezinos, o con dexarla fixada en su puerta, de suerte que provablemente se crea a de
venir a su noticia. I esto no se entienda con las justicias seglares, en caso de
inmunidad, quando pueda aver algún peligro en la tardança.
CAP. VI. Que no están excomulgados los que comen leche i huevos en días
prohibidos
Porque tenemos noticia que en nuestro arçobispado tenían entendido
algunas personas que estavan excomulgados los que comían queso, leche i huevos
en tiempo prohibido, declaramos [al margen: Don Christóval de Rojas] que no ai tal
excomunión, i assí los confessores los pueden absolver del peccado que han
cometido en comerlo sin particular licencia nuestra; i advertimos a nuestros vicarios
i curas que, para lo comer, no puedan dar licencia.
CAP. VII. Lo que se ha de guardar cerca de celebrar los divinos officios i
administrar los sacramentos en tiempo de entredicho
[1] Porque es cosa mui peligrosa a qualquier ministro de la Iglesia celebrar i
administrar qualquiera de los sacramentos en tiempo de entredicho fuera de lo
estatuido i permitido por los sacros cánones, por ende, queriendo en esta parte
avisar i instruir a nuestros súbditos, mandamos [al margen: Don Diego Deça.
Cardenal don Rodrigo de Castro] que en los lugares generalmente entredichos, que
es lo más ordinario, cerca de la celebración del divino officio se guarde la Decretal
del papa Bonifacio Octavo, conviene a saber, que se celebren las missas i los divinos
officios en voz baxa, no tocando las campanas, cerrando las puertas, i los entredichos
i excomulgados exclusos, i solamente los clérigos no casados admitidos, excepto el
día de la Natividad de nuestro señor Iesu Christo i de su Resurrección i del Espíritu
Sancto i el día de la Assumpción de Nuestra Señora i assí mismo el día del Corpus
Christi con su octavario, según se contiene en las Bulas de Eugenio i Martino, en las
quales fiestas se pueden celebrar los divinos officios en voz alta, tocando las
campanas, abiertas las puertas, excluidos los excomulgados i admitidos los
entredichos por quien no se puso el entredicho. I celebren estas dichas festividades,
començando desde las primeras vísperas i continuando las horas hasta las segundas
vísperas i completas inclusive, i esto se guarde sin embargo de la constitución
antigua que dispone lo contrario. En los mismos días se puede bendezir pública i
solemnemente el agua, los panes, los fructos, las vírgenes, los cálices i los
ornamentos i hazerse todas las demás cosas que pertenecen al officio divino i su
celebración.
[2] Pero, lo que toca a los sacramentos, sólo se permite la administración de
aquellos que se permiten en los otros días no privilegiados, conviene a saber: el
sacramento del baptismo i el de la confirmación, assí a los pequeños como a los
adultos; el sacramento de la penitencia, no solamente a los enfermos sino también
a los sanos que no estuvieren descomulgados ni se puso el entredicho por su culpa,
dolo o fraude, ni dieron consejo, favor o ayuda al delicto por el qual se puso; iten, se
administra el sacramento de la Eucaristía a los que están en peligro de muerte, i
puédese llevar con lumbre i campanilla, i lo puede el sacerdote mostrar al pueblo a
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 473

la buelta, como es de costumbre, i publicar las indulgencias que ganan los que lo
acompañan; permítese assí mismo el sacramento del matrimonio, pero no las
solemnes bendiciones nupciales sino [en] las fiestas del Corpus Christi i de la
Assumpción de Nuestra Señora: iten, no se permite en tiempo de entredicho el
sacramento de la Orden ni el de la extremaunción a los enfermos clérigos ni legos,
ni se da ecclesiástica sepultura sino a los clérigos no casados que guardaron el
entredicho.
[3] Permítese en el dicho tiempo de entredicho rezar públicamente quando se
tañe el Ave María, i predicar la palabra de Dios i tocar las campanas para lo
susodicho i para otras cosas que no son officios divinos. Los que tuvieren bula o otro
privilegio para ello (no aviendo sido causa del entredicho, puesto por su causa, dolo
o fraude) pueden oír los divinos officios, administrándoles los ecclesiásticos
sacramentos i dárseles ecclesiástica sepultura. Otrosí, porque en tiempo de
entredicho podrá aver en nuestro arçobispado falta de ministros clérigos que ayuden
a missa i a los divinos officios, permitimos i concedemos a las personas que
estuvieren diputadas para el servicio del altar i ayudar a los divinos officios que lo
puedan hazer en el dicho tiempo de entredicho, aunque no sean clérigos de corona
ni otros órdenes ni tengan otro privilegio.
CAP. VIII. Que todo lo susodicho se guarde en tiempo de cessación a divinis
Todo lo que en el capítulo precedente se ha dicho que se ha de guardar en
tiempo de entredicho, se ha de guardar también en tiempo de cessación a divinis,
aunque para ponerse no aya precedido entredicho como de ordinario precede. Otras
cosas fuera de las aquí contenidas se han también, conforme a Derecho, de guardar,
que por aver en ellas algunas opiniones provables encontradas no se ponen aquí,
dexándolas para que, quando ocurriere el caso, nuestro juez determine lo que se
deva hazer, i a quien les tocare lo consulten con personas graves i doctas.
[Apéndice A]

Instrucción de visitadores

1. Obligados son los prelados (conforme a Derecho i a lo dispuesto por el


sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 24, c. 3, De refor.]) a visitar cada año su
diócesi por sí mismos o, estando legítimamente impedidos, por sus vicarios generales
o visitadores, i assí las personas que por nuestra comissión fueren a visitar atiendan a
que llevan nuestro cargo i cuidado pastoral i procuren el fin a que se endereçan todas
las visitas, que es plantar i enseñar sana i católica doctrina, quitar i desarraigar la que
no lo fuere, amparar i deffender las virtudes, corregir los vicios, inclinar i persuadir al
pueblo a religión, paz i sanctidad, i ordenar i disponer todas las demás cosas al
provecho de las ánimas con mucha prudencia, conforme al lugar, tiempo i ocasión. I,
aunque en negocio tan general no se puede dar regla que comprehenda todos los
casos que pueden suceder, emos ordenado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
una instrucción para los que son más ordinarios, la qual guardaremos nos, quando por
nuestra persona visitáremos, i mandamos a nuestros visitadores la guarden como en
ella se contiene, remitiéndonos en lo demás a su prudencia i rectitud.
2. Aviendo llegado nuestros visitadores al lugar i parroquia que uvieren de
visitar, vayan a la iglesia, donde estará toda la gente prevenida esperándoles i, hecha
oración, propondrán al pueblo la palabra de Dios, haziéndoles (conforme a la
capacidad i necessidad de los oyentes) una provechosa i breve plática del fin de la
visita, que es de desarraigar los vicios i plantar las virtudes i, lo que para esto
importa, quitar los escándalos i mal exemplo; i harán leer la carta de peccados
públicos i persuadiránles [de] la obligación que tienen de denunciarlos.
3. Hecho esto, visite el sanctíssimo Sacramento en la forma acostumbrada,
mirando si está en la custodia i decencia que conviene, si ai hostias consagradas de
forma mayor i forma menor, conforme a la constitución deste arçobispado, si se
renuevan de ocho a ocho días, si la custodia es de plata, si tiene el cura la llave del
tabernáculo i cuidado en la guarda dél.
4. I luego visitarán la pila bautismal i verán si está limpia i sana, en lugar claro
i decente, con cubierta de madera i cerrada con llave.
5. Iten, visitarán los sanctos olios i crisma, informándose si, passado el Jueves
Sancto, se usa del óleo o crisma del año antes contra la constitución.Verán las olieras
i crismeras si están limpias i sanas i si son de plata, si están limpios i con decencia
los sagrarios i lugares adonde han de estar los dichos sanctos óleos i si se cierran con
llave i el cura la tiene i guarda.
6. Iten, sabrán si ai libros de baptizados, confirmados i casados i los demás que
mandan las Constituciones deste arçobispado, los quales verán si están con buena
476 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

orden i si en ellos se guarda lo que (en) las dichas Constituciones disponen. I dirán
[al margen: Cardenal don Fernando Niño] los responsos por las ánimas del Purgatorio
i guardarán en todo las demás ceremonias que manda el Ceremonial Romano.
7.Verán assí mismo si los altares están compuestos con la limpieza i decencia
que conviene i si las aras están sanas o quebradas, de manera que pueda caber en
ellas la hostia i el cáliz, i si las palabras i corporales están limpios i los lavan cada
quinze días i los purificadores de ocho a ocho días, si se mudan los manteles de los
altares a lo menos cada mes, i mandarán al sacristán que tenga quenta quando algún
clérigo manchare los corporales, para que se compren otros a su costa. I en todo lo
demás tocante al culto divino mirarán si ai algunos deffectos para que se corrijan i
castiguen los culpados.
8. Visiten la sacristía, ornamentos, plata i las demás cosas de la iglesia,
mirándolo por el inventario, i si todo está limpio i bien tratado i si tiene cuidado de
tenerse siempre assí; i lo que faltare del dicho inventario lo harán pagar a las
personas a cuyo cargo estava, [a] los quales assí mismo reprehendan i castiguen las
faltas que en la limpieza i asseo de todo ello ayan hecho.
9. Visitarán el cuerpo de la iglesia, capillas i retablos i, hallando algunas
imágines mui antiguas i deformes, provean lo que más convenga, quitándolas de allí
lo más secreto i con menos escándalo que ser pueda i dando aviso al Provisor para
que se pongan otras convenientes.
10. Si no hallaren hecho inventario de la plata, ornamentos i las demás cosas
i bienes muebles de la iglesia o el que hallaren fuere antiguo, lo hagan nuevo,
poniendo en él mui específicamente todas las dichas cosas i bienes muebles, cada
uno por sí aparte con señas mui particulares i en qué estado están, si son nuevas o
viejas, el qual dicho inventario firmarán el visitador i [el] notario i se porná en el
archivo con las otras escripturas de la iglesia, i en el libro de la visita dé fe el notario
cómo se hizo; i, quando se hiziere el dicho inventario o se renovare el antiguo,
provean se hallen presentes los clérigos de la iglesia i los legos que tuvieren noticia
de las cosas della, para que no se pueda encubrir.
11. Han los visitadores de procurar la libertad de su officio, para que los
seglares no digan que por particular respecto dexan de corregir [a] los clérigos i, por
tanto, mandamos que no se acompañen de los clérigos que uvieren visitado, si no
fuere yendo i viniendo a la iglesia, ni posen en casa de clérigos algunos ni de sus
deudos, criados ni allegados i de mayordomos de las fábricas de las iglesias, ni
coman a su costa ni de las dichas fábricas, ni permitan que sus notarios de visita o
sus criados lo hagan, sino que requieran a las justicias i regidores les señalen possada
conveniente i, siendo en esto rebeldes, procederán contra ellos, so pena que en la
residencia que se les tomare serán castigados con mucho rigor.
12. No lleven ellos ni sus notarios más derechos de los que están señalados
por el aranzel i Constituciones de nuestro arçobispado, i en el libro de la visita al fin
della assienten lo que llevaren de cada iglesia, poniendo los derechos suyos i del
notario i quántos días se detuvieron i lo que quentan por cada día, i al pie lo firme el
visitador i el notario, so pena de bolver con el doblo lo que más llevaren para la cera
del Sanctíssimo Sacramento, fábrica i denunciador por iguales partes.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 477

13. No reciban oro, ni plata ni otra cosa alguna, aunque sea de comer i bever,
de los clérigos ni [de] personas que uvieren de ser visitadas, ni de sus deudos,
criados ni allegados, so pena de tornarlo con el doblo, aplicados en la forma del
capítulo precedente, i que en la residencia les mandaremos castigar con mucho rigor
[al margen: Cardenal don Fernando Niño].
14. No visiten en un día más de una iglesia parroquial i, si más visitaren, no
puedan llevar ni lleven más de una procuración; i en cada lugar se detengan lo
necessario, ni más ni menos.
15. Hagan la visita ante los notarios que para ello por nos fueren nombrados,
i no ante otros, los quales juren al tiempo que fueren recibidos que usarán bien su
officio i guardarán secreto de las cosas de la visita i, especialmente, [de] las
informaciones sobre delictos, por lo menos hasta que se deduzgan en juizio o por el
tiempo que el visitador se lo encargare; el qual dicho juramento hagan los dichos
notarios ante nuestro Provisor i quede assentado i firmado. I los dichos visitadores
no puedan llevar ni lleven parte de los derechos a los dichos notarios, porque
castigaremos este excesso con mucho rigor.
16. Cada uno de los dichos visitadores a de tener un libro de memoria aparte
para las resultas i cosas de que nos a de avisar; éste a de guardar[lo] con mucho
recato i sin fiarlo de nadie, en él trairá las cosas substanciales de su visita: el día, mes
i año que entrare en el lugar i quándo comiença la visita de cada iglesia i quándo la
acaba, los días que se detuvo i los derechos que llevó él i su notario.
17. Iten, assentará la disposición del pueblo, los vezinos de cada lugar o
parroquia i de qué calidad son, la disposición i arquitectura de la iglesia, si es de tapia
de tierra o de cantería i las naves, capillas i retablos que tiene i otras particularidades
de que le pareciere devemos ser avisados.
18. Iten, assentará en el dicho libro los beneficios pontificales, prestameras,
préstamos, capellanías, memorias i patronazgos que ai en cada iglesia, quánto vale
cada uno en común estimación, quién los possee i con qué título, si ai algunos con
obligación de residencia personal, especialmente capellanías, si residen los que son
obligados, quánto tiempo han faltado, si les han secrestado los fructos por las
ausencias, los que pueden servir por otros beneficios i capellanías, quién sirve por
ellos, quánto tiempo a faltado el servicio, si los beneficiados, servidores i capellanes
en el celebrar de los divinos officios i assistir a ellos guardan nuestras Constituciones
i los que suelen hazer falta; las dichas capellanías si son colativas i las que son de
patronazgo de legos i quién son los patronos i, si están bien dotadas, quién las dotó
i con qué cargo, i si se cumple la voluntad de los fundadores i cómo se ha proveído
de remedio adonde avía falta.
I porque no es justo que los visitadores visiten las dichas capellanías de valde,
como tampoco lo será que lo hagan a costa de las fábricas, mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que por cada una de las capellanías que visitaren lleven
dos reales de derechos i el notario quatrocientos maravedís cada día de los que en
esto se detuvieren, los quales cobren pro rata de las capellanías que se visitaren, todo
lo qual sea a quenta del superávit en las capellanías que lo uviere i, quando no lo
uviere, se baxe del número de las missas.
478 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

19. Iten, assentarán las rentas que tienen las fábricas de todas las iglesias,
hospitales, hermitas i lugares píos que visitaren i en qué consisten i quánto valen a
justa i común estimación, qué alcance se hizo contra cada uno de los mayordomos;
assienten las mandas i legados i donaciones que se uvieren hecho a las iglesias, los
encargos de las fábricas, las obras que tuvieren començadas, la qualidad dellas, si se
prosiguen o no, [y], dexándose de proseguir, si es por falta de los mayordomos o por
no tener hazienda la iglesia o por falta de los maestros a cuyo cargo está, trayéndonos
particular relación de los que en esto hazen falta. Assienten los empréstidos que se
hizieren unas iglesias a otras i con qué autoridad i la razón que uvo para ello.
20. Iten, assentarán en el dicho libro los monasterios, haspitales i cofradías
que uviere en cada parroquia, i las hermitas i otros lugares píos, qué número de
religiosos i qué renta tienen los dichos monasterios, si los dichos religiosos viven
bien i exemplarmente conforme a su estado regular, i lo mismo las religiosas; la
hospitalidad que se haze en los hospitales; los demás lugares píos, cómo se gastan
sus rentas, si se cumplen las voluntades i disposiciones de los que los fundaron i
encargos que en ellos dexaron; si ai beaterios de beatas, las beatas que tienen, si ante
quién i cómo han professado, qué regla i manera de vivir tienen, si guardan clausura,
si viven de limosna.
21. Trairán assí mismo por memoria en el dicho libro los clérigos que ai en
cada lugar i parroquia, el nombre i edad de cada uno, por quién fue ordenado, qué
renta possee, la calidad de su persona, si es graduado i en qué facultad, qué
suficiencia tiene, sus costumbres i fama según relación que hallare, si es continente,
si da buen exemplo, si a avido contra él acusaciones o denunciaciones con la calidad
del delicto i si a reincidido; otrosí, particularmente assentar los curas de cada iglesia
i que administran los sacramentos, con qué licencia los administran, si satisfazen a
las obligaciones de su officio i guardan nuestras Constituciones, i en todo lo
susodicho i en las demás cosas en que uviere necessidad de remedio provean los
dichos visitadores como más convenga. I últimamente assienten en el dicho libro lo
que assí proveyeren i los mandatos que dexaren en cada iglesia i lugar pío i todas las
demás cosas de que les parezca devemos ser avisados.
22. Iten, los dichos visitadores juntarán los clérigos de cada lugar o parroquia i
a solas (sin admitir a nadie) les harán una plática de la obligación que tienen particular
de vivir bien i honestamente i dar buen exemplo al pueblo, reprehendiéndolos en
común i, si algo resultare en particular, con la prudencia i zelo que deven.
23. Iten, han de inquerir con diligencia la sufficiencia de los clérigos de cada
lugar i en particular si celebran missa i guardan las ceremonias según el Missal
Romano nuevo; i a los que estuvieren faltos en ella los corrijan, señalándoles tiempo
dentro del qual se instruyan, usando para esto de los remedios convenientes i,
quando hallaren en alguno notable falta, nos avisen dello, suspendiéndole, si fuere
necessario, hasta que parezca ante nos.
24. Visitarán assí mismo los títulos de órdenes i las licencias que tuvieren los
clérigos para dezir missa, confessar i administrar sacramentos i, no embargante que
para obtener las dichas licencias ayan sido examinados i aprovados, si entendiendo
que no son sufficientes o que ha hecho después alguna cosa por donde convenga se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 479

suspendan las dichas licencias, lo harán i mandarán que no usen dellas,


señalándoles tiempo para que se presenten ante nos o ante nuestro Provisor para
que, vista su relación, se provea lo que más convenga.
25. Informarse han con mucha diligencia i cuidado de los vicarios,
beneficiados i curas i de otras personas honradas qué ordenantes ai en aquel lugar,
si se han ordenado i van ordenando a título fingido o verdadero de patrimonio,
capellanía o beneficio, si son de buena fama i costumbres, si ai necessidad de
clérigos; i de lo que averiguaren nos informarán con mucho secreto, embiando con
su parecer la diligencia que uvieren hecho, dirigida a nuestra propria persona en
manos de nuestro secretario de cámara, para que determinemos las personas que se
han de poder ordenar i con las que avemos de poder dispensar en los intersticios,
conforme al sancto Concilio de Trento.
26. Iten, inquieran si ai en alguno de los dichos lugares religiosos que vivan
fuera de su religión o monasterios en su hábito o en el de clérigos seculares i qué
tiempo, i si tienen algún beneficio o capellanía i con qué licencia, i si la tienen de sus
prelados para estar fuera de sus conventos, i de qué vida i fama i costumbres son, i
nos embíen la averiguación que dello hizieren para que se provea lo que más
convenga.
27. Sabrán si se han cumplido i executado los testamentos, a cuyo cargo está
el cumplimiento, qué tiempo a que murieron los difunctos i si dexaron dotada
alguna capellanía, aniversario o obra pía; embiarán mui particular relación de todo a
nuestro iuez de testamentos, para que él (como a quien pertenece el hazerlos
cumplir) provea lo que convenga, i los visitadores guardarán en esto lo proveído en
el título De testamentis.
28. Inquieran si en los dichos lugares ai algunas impetras o questores sin
nuestra licencia, contra lo proveído en el sancto Concilio de Trento, i si los curas o
otras personas ecclesiásticas o seglares han hecho pactos o conciertos con los dichos
questores, llevándoles algún cohecho o interés por les dexar publicar las dichas
impetras sin nuestra licencia o de nuestro Provisor, o si exceden de la instrucción que
llevan los que han tenido licencia; i los culpados que hallaren los remitan, con la
información que hizieren, a nuestro Provisor.
29. Informarse han i sabrán mui en particular qué personas, necessidades i
pobres envergonçantes ai en los lugares que visitaren, i traernos han memoria i
relación dellas con las informaciones que sobre ello hizieren, en lo qual les
encargamos la conciencia que las hagan con mucha rectitud para que nos, conforme
a nuestra possibilidad, les demos licencia i procuremos remediar (como estamos
obligados) sus necessidades.
30. En los que vinieren a denunciar los delictos i peccados públicos
consideren i miren nuestros visitadores con mucha prudencia la calidad de sus
personas i otras circunstancias de que se pueda colegir el ánimo i zelo con que
vienen, para que desta manera ni se dé lugar a calumnias ni los tales delictos i
peccados queden sin corrección ni castigo; i assí mismo han de procurar que los
delictos i peccados sean corregidos i castigados [y] assí han de evitar que sin culpa
nadie quede disfamado o [que] lo que es oculto se haga público. I en todo
480 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

procurarán se guarde el secreto, llamando con el mesmo i preguntando a los


testigos i, quando tuvieren necessidad de informarse de alguna muger o tomarle su
dicho, sea en la iglesia i no en otra parte, lo más oculto i con menos escándalo que
se pueda.
31. Demás de las denunciaciones particulares que se hizieren, se informará el
visitador de las personas, que le pareciere son de buen zelo, cerca de los peccados
públicos, assí de clérigos como de legos, preguntando en común sin particularizar ni
nombrar a nadie: De los clérigos si son recogidos, honestos, de buen exemplo i fama,
o lo contrario, si las iglesias se sirven como conviene o ai alguna falta en esto i, si le
pareciere [que] la justicia sea bien intencionada, della se podrá informar si ai clérigos
distraídos, si andan de noche, si son escandalosos o en ellos ai alguna falta digna de
remedio; de los legos pregunte si ai algunos que estén en peccados públicos, como
se contiene en las cartas generales que cada año se publican.
32. En los delictos i peccados públicos de que resultare infamia contra el
delinquente, hecha información de officio, remitan los processos a nuestro Provisor,
conforme a las comissiones que les mandamos dar, i se les embíen dentro de quinze
días después de acabada la información. En estos casos a de procurar el visitador que
los testigos se examinen en su presencia i haga escrevir al notario enteramente lo
que dize el testigo, assí lo que carga al reo como lo que es descargo suyo, procurando
averiguar la verdad por todas las vías que pudiere; y en los otros delictos, de que no
uviere infamia i en que no se deva proceder por tela de justicia contra el culpado, le
amoneste, reprehenda i corrija con mucha prudencia i secreto, lo qual assiente en su
libro de memoria i haga que el tal amonestado i corregido lo firme para que, no se
enmendando, sea castigado conforme a su culpa.
33. Assienten en el dicho libro de memoria todas las informaciones que han
hecho en la visita, así de clérigos como de legos, i nos embíen otra antes que se
vengan, para que nos informemos cómo se han castigado los delictos i los processos
no se puedan ocultar.
34. Sepan si los clérigos guardan decencia i honestidad en su hábito i los curas
si hazen conferencias, i los de mayores i menores órdenes i tonsura se confiessan i
comulgan i exercitan sus órdenes, como se dispone en nuestras Constituciones, i si
guardan las dichas Constituciones en todo lo demás, i corrijan i castiguen a los
culpados. Iten, qué clérigos tienen beneficios o capellanías incompatibles i lo
assienten en su libro de memoria.
35. En los libros de visita de nuestro arçobispado emos visto gran desorden,
por estender mucho los notarios la escriptura, de donde resulta confusión en las
visitas i mucho gasto en las fábricas. Para el remedio desto se guardará lo siguiente:
Que los notarios de las visitas no hagan protocolo ni registro de las quentas ni otras
cosas del libro de visita, ni guarden más de lo que en el dicho libro quedare, ni lleven
derecho de otra escriptura más de la que en él se haze, so pena de diez ducados i
suspensión de officio al visitador que lo consintiere i al notario que lo hiziere.
36. Las planas de las visitas tengan cuidado los visitadores de hazer que lleven
los renglones que las leyes reales disponen, que son treinta, i los renglones las
partes, que son diez.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 481

37. El escusar escriptura larga en los dichos libros de visita queda a la buena
orden que los visitadores tendrán en ello, porque no se pueden dar instruciones para
todo, pero en particular se observe la orden que se sigue.
38. Las cabeças i principios de visita, las sentencias i condenaciones i alcance
dellas, [que] tienen palabras multiplicadas i superfluas, podránse abreviar desta
manera: Cabeça de visita: “En el lugar de tal, a tantos de tal mes i de tal año. Fulano,
visitador por N., visitó la iglesia de tal invocación por ante mí, N., notario de la visita,
en la forma siguiente: Visitó el sanctíssimo Sacramento de la Eucharistía, pila
bautismal, sanctos óleos i los altares, aras [y] retablos de la dicha iglesia, i hallólo todo
con la decencia, limpieza i custodia necessaria. Otrosí, visitó los libros de baptizados,
confirmados, casados, difunctos, &c.”. I esta orden guardará en todo lo demás i,
quando uviere falta, dezir que se pondrá remedio en la prosecución de la visita en tal
i tal cosa que se ha hallado con tal descuido, i lo que fuere se castigará i remediará.
39. En las partidas de las quentas, assí de cargo como de descargo, se ponen
muchas palabras impertinentes, [y] pues en la cabeça de la quenta se dize a quién se
toma, no se ha de poner en cada partida “Iten, se descarga al dicho fulano,
mayordomo del dicho año,...”, i otras palabras escusadas, sino lo necessario. Hemos
visto plana i media i más en sola una partida de subsidio, aviendo de dezir “de
subsidio o escusado, o de subsidio i escusado, de dos pagas de este año tantos mil
maravedís, por carta de pago de fulano, fecha en tantos”; i la misma forma se tenga
en las demás partidas donde fuera necessaria carta de pago i, donde no, no se diga
más, sino “de tal cosa, tanto”.
40. En el cargar de los censos i rentas menudas se guarda mala orden i se
multiplican muchas partidas i con ellas muchas hojas, pudiéndose escusar, supuesto
que cada iglesia tiene su libro de inventario de hazienda, donde está escrito cada
censo por sí, quién lo paga, sobre qué posessión o casa, en qué parroquia, qué límites
tiene, i donde faltare se ha de hazer según se manda por nuestras Constituciones.
Sumarse ha en el dicho libro la hazienda, lo que montan todos los censos i rentas
juntos, i aquella suma se ha de passar al libro del cargo de la visita diziendo: “Tantas
mil maravedís, que montan tantos censos que la fábrica de tal iglesia tiene en cada
un año; las personas que los pagan, los plazos i sobre qué possessiones están
impuestos se hallarán en libro de la hazienda i inventario de la dicha iglesia”; con
esto se escusan muchas hojas del cargo. Lo mesmo se entienda desta hazienda,
casas i heredades.
41. Todas las partidas del gasto por menudo de una cosa se han de reduzir a
una partida, como “De cera que se gastó por todo el año, tanto; de azeite, tanto”, i
assí de lo demás. Los cargos i descargos de la visita se sumen todos en cada plana
por sí, por que se puedan resumir, si uviere yerro.
42. En los remates de las quentas se guardará esta forma. Puestas todas las
partidas del gasto, se diga:“Por manera que suma todo el gasto tantas mil maravedís,
que sacados del gasto (sic, por cargo) resta deviendo i es alcançado el dicho N en
tantas mil maravedís, en las quales el dicho nuestro visitador le condenó en su
presencia a que dentro de tantos días primeros siguientes las dé i pague a N,
mayordomo” –si uviere otro mayordomo o se nombrare–,“el qual dixo que lo oía i
482 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

consentía i consintió la dicha sentencia i alcance de quentas, las quales juró en forma
ser buenas i ciertas, i las partidas las mesmas que avía gastado i que, si engaño uviera
avido contra la iglesia, lo manifestará. Testigos, N i N, i firmáronlo de sus nombres.
43. En las visitas que se hazen de las capellanías se gastan muchas hojas,
porque en cada vista se ponen todas las dotaciones, quién las dotó, sobre qué están
fundadas con otras impertinencias; es necessario se guarde el orden siguiente: En
cada iglesia a de aver una tabla grande, donde estén escritas todas las missas dotadas
de capellanías i aniversarios, poniendo primero las que tienen missa cada día,
diziendo el cargo que tiene, qué renta, quién es obligado al servicio i dezir de las
missas. Al visitar destas memorias i capellanías, por el juramento del apuntador, o de
la persona que tiene a cargo de mirar cómo se sirven, verán las missas o encargos
que faltan o las que están cumplidas, i dezirse a solamente “La capellanía de N
cumplida” o “faltaron tantas missas” i cómo se provee de lo necessario para que se
digan, i la averiguación de la falta se haga presente la parte o citada para ello, de lo
qual dé fe el notario en la condenación.
44. Otrosí, porque atento [a que con] esta reformación que mandamos hazer
en el modo de escrevir los notarios de visita, los derechos conforme a ella no serían
bastantes a sustentarlos, estatuimos que ganen salario los dichos notarios los días
que actualmente se detuvieren en la visita de las iglesias, en cada un día
quatrocientos maravedís, los quales se les paguen de las fábricas de las iglesias en
que se ocuparen, demás de los derechos de las escripturas.
45. Visiten i vean los dichos visitadores los archivos de las iglesias, i si están
en ellos todas las escripturas de sus bienes; si falta alguna, averigüen en cuyo poder
está i den orden se buelva i ponga en el archivo. Otrosí, hagan se pongan en ellos
las escripturas de todos los beneficios, capellanías i memorias que uviere en las
iglesias, mandando a los posseedores i personas que las tuvieren las traigan, para
que dellas se saquen traslados a costa de sus rentas para el dicho effecto, secrestando
los fructos a los rebeldes.
46. En los libros del inventario de los bienes de las iglesias (según de suso se
dixo, si no está ya hecho assí) proveerán se assienten todas las possessiones,
heredades, casas i tributos de las dichas iglesias i de los beneficios, préstamos,
pontificales, capellanías, memorias i aniversarios dellas, con breve relación de quién
los fundó i con qué cargos i si se cumplen, i si son colativas i quién son los patronos;
i, quando uviere escriptura, se ha de dezir que la ai i ante qué escrivano passó, con
día, mes i año. Assentarse a en él cada cosa por sí, los bienes de la fábrica a una parte,
beneficios a otra parte &c., dexando espacio entre cada partida para mudar el
nombre del posseedor i lo demás que fuere necessario, i al cabo de todas quedará
también espacio para los bienes que se aumentaren, los quales tendrán quenta que
se pongan i añadan en el dicho inventario i, quando uviere el dicho aumento, irán
avisando a nuestro Provisor para que se ponga la razón dello en el archivo general
que emos mandado hazer. Provean que el archivo de cada iglesia esté cerrado con
llaves i que las personas que las han de tener, conforme a los dispuesto en estas
nuestras Constituciones, las tengan i guarden a recaudo. Ha de aver un libro blanco
en cada archivo para que, si se diere alguna escriptura a alguna persona, firme cómo
la llevó i se obligue a bolverla dentro de un breve término.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 483

47. El visitador visite personalmente las propriedades i possessiones de la


iglesia que estuvieren cerca i pudieren cómodamente visitarlas; de las demás se
informe de personas que tuvieren noticia dellas, i si los mayordomos las visitan cada
año, conforme a nuestra constitución, i manden se repare lo necessario con pena al
mayordomo, la qual execute en la primera visita, no lo aviendo cumplido.
48. I assí mismo visitará las propriedades i possessiones de las capellanías que
uviere en cada iglesia, informándose, en quanto a las que no pudiere visitar por su
persona, i mandando repararlas a las personas que a ello fueren obligados,
proveyendo en todo lo necessario, como se dixo en el capítulo precedente.
49. Suelen recebir daño las iglesias en los bienes raízes por la variedad de los
tenedores e inquilinos i por la diversidad de los mayordomos que los administran.
Deven los visitadores ver los inventarios i apeos de los dichos bienes, donde
estuvieren hechos i, si están antiguos o mudados los límites, mandarán se hagan i
pongan conforme a Derecho, i lo mismo harán donde no los uviere; i los censos que
se uvieren mudado de los que los solían pagar se haga luego reconocimiento dellos.
50. Si algunos bienes inmuebles estuvieren enagenados sin licencia nuestra o
de nuestro Provisor i sin las demás solemnidades que el Derecho requiere i, assí
mismo, se hallare la iglesia lessa en algún contrato, den aviso al dicho Provisor i lo
assienten en su libro de memoria.
51. Infórmense si ai algunos bienes a que las iglesias tengan derecho i, si no
estuvieren pedidos o sobre ellos uviere ya pleito començado, traerán la razón de
todo en el dicho libro de memoria i avisarán al Provisor.
52. Los mayordomos de las iglesias han de ser elegidos que tengan las
calidades que se contiene en el título De officio aeconomi en nuestras Constituciones,
i el cura no conviene que sea mayordomo, porque él a de ser el superintendente
suyo. I assí prohibimos a los visitadores lo elijan.
53. Ninguno pueda ser mayordomo de iglesia más de un año i, si el visitador
viere que conviene, le pueda prorrogar otro año i, cumplidos los dichos dos años, en
ninguna manera le pueda ser prorrogado más tiempo sin nuestra especial licencia o
de nuestro Provisor.
54. Tomen los dichos visitadores quenta a los dichos mayordomos todas las
vezes que fueren a visitar, i para ello hagan juntar a los clérigos de la iglesia i otras
personas principales del pueblo, que les pareciere ternán más noticia i quenta de las
cosas della; i el mayordomo jure ante todas cosas que dará la quenta fielmente, i los
demás que mirarán i procurarán el provecho de la iglesia; i, si otra persona alguna
quisiere hallarse presente a las quentas, no se le deve prohibir por que en todo se
aclare la verdad; i no den los dichos mayordomos de comer ni otra cosa a costa de
las iglesias a los que assí assistieren; i las dichas quentas se tomen dentro de las
dichas iglesias, excepto si por grande incomodidad no se pudiere hazer, las quales
tomen los visitadores por sus personas i de ninguna manera las cometan al notario
de la visita.
55. Informarse ha el visitador si en las quentas passadas uvo algún yerro, i si
fue engañada o recibió algún daño la iglesia i revéanse las quentas; i los alcances del
484 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

un mayordomo siempre se carguen al sucessor, i el vicario dé orden [de] cómo en


effecto se paguen.
56. No se passen en quenta a los mayordomos particulares de las iglesias las
idas i venidas a esta ciudad, no constando primero aver sido necessaria su venida i
las diligencias que hizieren i que no se ofreció entonces mensajero para esta ciudad;
i, si juntamente vinieron a negocios proprios o de otros algunos, no se le cargue a la
fábrica sino la parte que le cupiere.
57. Avisen los visitadores si el mayordomo mayor, letrado i procurador de
fábricas son negligentes i descuidados o han excedido algo en sus officios i en qué
negocios, para que proveamos el remedio necessario.
58. Del reparo de las iglesias han de tener nuestros visitadores mucha quenta,
i assí mirarán si ai alguna pared o otra cosa con peligro de caerse o digna de que se
repare, llamados para ello, si fuere menester, peritos en el arte, i si ai falta de plata,
ornamentos, &c. I, considerada la calidad del lugar e iglesia i la renta que tiene la
fábrica, i comunicado con el mayordomo particular i con el vicario i las demás
personas que les pareciere, i conferido con ellos de qué manera a de ser la obra i los
maravedís que a de costar i lo más que sea necessario, den de todo ello aviso a
nuestro Provisor para que provea lo que convenga; i sin licencia nuestra o del dicho
Provisor no se hagan obras en las iglesias, i el darlas a hazer i los contratos se le
remitan. I assí mismo traigan en su libro de memoria las obras que proveyeron se
hiziessen i las que ai començadas en las iglesias de sus partidos, qué officiales las
tienen, qué tiempo a que está hecho el contrato, qué dinero han recebido, si se a
passado o no el tiempo dentro del qual están obligados a cumplir i acabarlas, para
que visto todo se provea lo que más convenga.
59. Aviendo obras començadas, no provean se hagan otras hasta que las
començadas se ayan acabado i pagado, pero por esso no dexen de proveer lo
necessario para el culto divino i limpieza, particularmente en lo que toca a
corporales, alvas, palias, sávanas de altar.
60. I porque en las obras de cantería pueden recebir mucho detrimento las
iglesias, emos señalado maestro con salario de las dichas iglesias, para que vea las
dichas obras i se eviten los inconvenientes i gastos inútiles que por su falta solía aver.
I assí encargamos a los dichos visitadores tengan mucha quenta con mirar las tales
obras, informándose si se hazen conforme a las traças que están dadas i si van firmes
i seguras i como conviene i, quando les pareciere ser menester, avisen a nuestro
Provisor para que embíe al dicho maestro a visitarlas; i lo mismo harán los dichos
visitadores en quanto a las obras de albañilería i carpintería.
61. Otrosí, las capillas de particulares que tuvieren necessidad de reparo
compelan los visitadores a las personas, a cuyo cargo está el repararlas, que las reparen.
62. Conforme a la instrucción i forma de colecturía que avemos ordenado, las
distribuciones de las missas se han de hazer por nos o por nuestro Provisor i no por
otra persona alguna. Por tanto, ningún otro nuestro juez ni visitador se pueda
intrometer en dar ni repartir missas algunas en esta ciudad ni fuera della, so pena de
excomunión mayor.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 485

63. Hagan los visitadores con mucho cuidado los alcances de todas las
missas que faltaren por dezir de cada beneficio, capellanía, patronazgo, &c. i,
acabada la visita de cada iglesia, embíen a nuestro Provisor una memoria firmada
de su nombre de todas las condenaciones de missas que se han hecho en aquella
visita, i el notario la firme también i dé fe que aquellas son las condenaciones que
se han hecho en aquella iglesia i que no uvo más. I permitimos que los visitadores
puedan dexar en la colecturía de cada iglesia las missas que se pudieren dezir en
ella en un mes.
64. Los dichos visitadores no se intrometan ni puedan intrometer, so pena de
excomunión mayor, en remitir, componer i concertar los alcances i condenaciones de
missas algunas que faltaren de dezir, ni comutarlas, ni dar esperas ni licencia para
que los que son obligados a dezirlas las puedan dezir dándoles tiempo i término
para ello, ni para que, diziéndolas en otra parte i lugar que donde son obligados,
cumplan con su obligación.
65. No puedan tomar ni tomen, so pena de excomunión mayor, los dichos
visitadores las limosnas de las missas, so color que las quieren dezir por sí mismos, ni
puedan encargarse en manera alguna ni cobrar dinero alguno dellas, pero permitimos
que puedan tomar la limosna de las que dixeren, estando actualmente visitando una
iglesia, i no llevarlas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra.
66. Las faltas que hizieren los beneficiados, capellanes o los que tuvieren
aniversarios, o los que por los sobredichos sirven, no se les dé término para que los
tales las cumplan, sino que los visitadores hagan luego depositar los dineros
necessarios para las dichas faltas i, siendo rebeldes, los castiguen según las que
uvieren hecho, aplicando las penas a la lumbre del Sanctíssimo Sacramento o otras
obras pías i haziendo que se deposite la limosna que corresponde a cada missa,
según la renta de la capellanía o beneficio o como más les pareciere convenir.
67. Quando hallaren [que] los patronos, capellanes o otros qualesquier
tenedores de los bienes, que están dotados o en qualquier manera cargados de
obligación de missas, son dissipadores de los dichos bienes i se van cargando de
mucho número dellas, procedan a hazer dello información, citada la parte; i, si vieren
que ai peligro en la tardança haziendo información deste peligro i daño que pueda
venir, procedan a embargar los dichos bienes i embiarán la información al Provisor
i, aviendo embargo, el mismo embargo para que se haga justicia.
68. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, i los arrendatarios i personas que tienen sus poderes para
administrarlas cobran las rentas sin tener cuidado de hazer dezir las missas que
están obligados i vienen a cargarse de mucho número dellas i no se halla de dónde
cobrar. Sucediendo este caso, hagan nuestros visitadores información i procedan a
hazer embargos i secrestos conforme a Derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro Provisor, el qual haga justicia; i lo mesmo harán nuestros
visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías i no residen, ni dizen las missas i memorias donde son obligados, i
nuestro Provisor hará que los derechos de las dichas informaciones se paguen a los
notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos.
486 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

69. I, porque después que se hizo la redución de las capellanías, tassando i


señalando la limosna de cada missa a tres reales, han vacado i vacarán los
arrendamientos de por vida de las possessiones de las dichas capellanías, i se avrán
arrendado i arrendarán en más precio, i avrá crecido i crecerá la renta dellas, i es
justo que, pues se reduxeron las missas a menos número del que señaló el
fundador, que creciendo los dichos arrendamientos i aviendo augmento, se digan
las missas que cupieren en él, contando la limosna de cada una a tres reales, los
visitadores tendrán cuidado de ver los dichos arrendamientos de crecimiento de
rentas i aumentos i, conforme a ellos, señalar las missas que los capellanes han de
dezir demás de las que están señaladas en las reduciones que dellas se hizieron, con
que no exceda el número de las missas que han de dezir al que señalaron los
fundadores de las dichas capellanías, aunque crezca la renta para más.
70. Visiten los hospitales, cofradías i lugares píos, vean las quentas e
inquieran si se haze la hospitalidad como se deve hazer, i miren las reglas i
hordenanças que tienen, si son justas i pías i conforme a Derecho i a nuestras
Constituciones, i quiten las que no hallaren aprobadas por nos o por nuestro
Provisor, procediendo con censuras contra los rebeldes i dando aviso de los tales, si
fuere menester.
I por cada una de las visitas que se hiziere de qualquier hospital o lugar pío
llevará el visitador dos reales i el notario quatrocientos maravedís por cada día,
repartidos pro rata en todo [al margen: Cardenal don Fernando Niño].
71. Iten, visiten las hermitas de su partido, sepan quién las fundó, qué rentas
i possessiones tienen i en qué se gastan i, si tienen limosnas, qué orden i quenta se
tiene en cobrarlas; sepan si ai escriptura de las rentas i possessiones de las dichas
hermitas e inventario dellas i, si no lo uviere, lo hagan por la orden que se ha dicho
arriba i se ponga en el archivo de la parroquia adonde cae la dicha hermita, lo qual
también se guarde en los otros lugares píos. También [tomen] las quentas de los
bienes i limosnas de las dichas hermitas a los mayordomos i personas que los
tienen a cargo; si uviere ermitaño, sepan con qué autoridad está allí, quánto tiempo
a i qué manera de vivir tiene. Provean que las dichas hermitas tengan ornamentos
i las cosas necessarias, que estén limpias i con decencia i cerradas con llave, que en
ellas no se hagan velas o vigilias de noche, ni se coma ni beba ni canten cantares
deshonestos o profanos, ni se hagan otras cosas prohibidas.
72. Tengan quenta los visitadores de informarse si en los pueblos ai falta de
sermones, principalmente en Adviento i Quaresma, i den aviso al Provisor para que
se provea de remedio conveniente, según la necessidad que uviere, mandando a los
curas no admitan predicadores sin expressa licencia nuestra o de nuestro Provisor,
i informándose si se ha hecho lo contrario i corrigiendo i castigando lo que en esto
uvieren excedido.
73. Iten, se han de informar si la Doctrina christiana se enseña i si los curas
i sacristanes cumplen en este particular lo que se les manda por nuestras
Constituciones, examinando lo que enseñan i cómo lo enseñan; i hagan que el
pueblo diga la doctrina, porque assí se verá el cuidado que se tiene. I examinen a
los maestros de escuela si saben la dicha Doctrina christiana i cómo la enseñan, i
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 487

provean que a los niños no se les enseñe a leer sino por libros honestos, e
infórmense del cuidado que dello tienen los vicarios i los curas.
74. Inquieran si se guardan las fiestas i cómo hazen sus officios los alguaziles
que para el dicho effecto están diputados; i provean que en los tales días vaya el
pueblo a oír la missa mayor i no se estén en las plaças i calles parlando i jugando.
75. Examinen a las parteras cómo baptizan i háganles dezir las palabras de la
forma i que las digan en romance; i sepan si guardan las demás cosas que se les
mandan en el título De Baptismo, i si los curas las instruyen como allí se les dize.
76. Infórmense del tiempo que a que no se ha administrado el sacramento de
la Confirmación, qué personas faltan de recebislo [y], quando fuere necessario, nos
avisarán dello para que se remedie.
77. Acerca del sacramento del matrimonio, se informen del orden que tienen
los curas en las moniciones, i en la administración dél proveerán en ello lo que
convenga. Prohibirán que no cohabiten los casados sin aver recebido las bendiciones
nupciales i, aunque no cohabiten, que no estén sin recebirlas más tiempo del que
dispone nuestra constitución del título De Sponsalibus.
78. Iten, en lo que toca al Santíssimo Sacramento de la Eucharistía i
Extremaunción, si se lleva a los enfermos con la decencia que conviene, proveyendo
en donde fuere necessario con mucho cuidado, corrigiendo i castigando las faltas
que uviere avido en administrarlos a sus tiempos.
79. Provean que se siga el missal i rezado nuevo, i que los libros de canto i
ornamentos son conformes a él.
80. Conviene también se informen de cómo sirven los sacristanes la iglesia,
cómo tratan los ornamentos, si es gente viciosa i distraída, si duermen en las iglesias
i cierran las puertas dellas en anocheciendo, i guardan lo demás que se les manda
por nuestras Constituciones.
81. Nombren en cada iglesia el colector para las missas i apuntadores que
nuestras Constituciones disponen.
82. Quiten los estrados de assiento i tarimas que uviere en las iglesias i las
tumbas, no las permitiendo sino a los que tuvieren capillas particulares, los quales
las puedan tener dentro dellas.
83. Dexen mandado a los curas (so las penas que les pareciere) que, quando
algunos clérigos murieren, se dé aviso a nos o a nuestro Provisor, i lo mismo hagan
de los beneficiados i curas que murieren, para que sean luego proveídas las iglesias
de ministros.
84. Vean cómo se han cumplido los mandatos de las visitas passadas,
executando las penas contra los negligentes, i procuren no se multipliquen muchos
mandatos, sólo dexen los necessarios, escusando en ellos todas las razones i palabras
superfluas.
85. I, demás de todo lo susodicho, sepan i inquieran con mucha diligencia i
cuidado todas las cosas que en los capítulos particulares destas Constituciones se les
encargan i mandamos que exerciten.
488 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

86. No saquen los notarios los libros de visita de los lugares donde se hizo,
sino que en el mismo lugar, donde se hiziere la visita i se tomare quenta, se acabe el
libro i se entregue luego al mayordomo.
87. La persona, a quien se entregare el libro de la visita después de fenecida,
dé cédula al visitador o notario de cómo recibe el tal libro i quántas hojas tiene
escritas, obligándose de dar buena quenta dél. Todas estas cédulas se traigan en una
hoja de papel juntas i consecutivas unas después de otras, por que aya más quenta
de los libros.
88. Ultimamente, los dichos visitadores dexarán mandamiento en el libro de
visita para que el domingo primero o fiesta, después de hecha la dicha visita, se lean
públicamente al tiempo de offertorio los mandamientos que dexaren, i se assiente la
lectura de manera que se haga fe.

[Apéndice B]

Lo que se ha de llevar de limosna


por las missas, officios divinos i suffragios.

[0] Grande es el excesso que estamos informados que ai en el llevar de los


derechos ecclesiásticos los curas i clérigos deste nuestro arçobispado, por no
guardar el aranzel que el señor don Christóval de Rojas, nuestro predecessor de
buena memoria, hizo en la Synodo que en esta sancta iglesia celebró el año de
quinientos i setenta i dos, el qual (aunque por entonces pareció que era
justificado), por aver crecido el valor de los mantenimientos i de todas las demás
cosas desde entonces acá tanto, no parece que lo pueda ya ser ni justamente
guardar. Atento a lo qual, S.S.A., estatuimos i mandamos que de aquí adelante en
el llevar de la limosna de las missas, officios divinos i los demás suffragios, que en
todas las iglesias de nuestro arçobispado se dixeren i cantaren, se guarde la tassa i
aranzel siguiente:
[1] Primeramente, si alguna persona falleciere i se enterrare en la iglesia de su
parroquia i se le dixere la letanía i su vigilia, que es un nocturno de difunctos del día
en que se hiziere el enterramiento (conforme a la regla del Breviario Romano) i
missa cantada, i lo enterraren i dixeren sus gracias, como es uso i costumbre, llevarán
los clérigos parroquiales de sus derechos quinientos maravedís; i el sacristán por sus
derechos llevará dos reales, i será obligado a officiar los dichos officios i llevar la cruz,
i echar un incensario i hazer señal con las campanas; i, si combidare capellanes para
acompañar el dicho cuerpo del dicho difuncto o sacristanes para llevarlo, llevará el
dicho sacristán por cada uno que assí combidó seis maravedís i, si llegaren a ocho,
llevará tanto como llevare el capellán que acompañe i, de aí adelante, por cada uno
de los dichos seis maravedís. El capellán que el tal difuncto acompañare llevará real
i medio, con tal que esté a todo el officio.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 489

[2] Iten, si el tal difuncto se enterrare fuera de su collación en otra iglesia


parroquial, los primeros officios i entierro por entero son de los clérigos
parroquiales de la iglesia donde era parroquiano, i llevarán de sus derechos
seiscientos maravedís. I cada capellán que acompañe al tal difuncto llevará dos
reales. I el sacristán que acompañare al tal difuncto llevará dos reales i medio de
derechos.
[3] I el sacristán de la iglesia adonde el tal difuncto se enterrare llevará la
mitad de los derechos que el otro sacristán llevó i, si llevare capellanes que
acompañen al tal difuncto, la mitad será de una iglesia i la mitad de la otra, i la
offrenda será repartida entre los dichos parroquiales de la una iglesia i de la otra i, si
uviere sacristanes que llevaren el cuerpo del tal difuncto, la mitad será de la una
iglesia i la mitad de la otra. I, si otro día uviere tumba i cruz en ambos entierros, lleve
el sacristán de la iglesia real i medio de sus derechos.
[4] Iten, si el tal [difunto] se enterrare en algún monasterio intramuros desta
ciudad, harán los clérigos parroquiales de la iglesia donde fue parroquiano los
officios enteros i llevarán de sus derechos setecientos maravedís. El sacristán llevará
de sus derechos cien maravedís, i cada capellán que el tal entierro acompañare
llevará ochenta i cinco maravedís.
[5] Iten, si el tal difuncto se enterrare en monasterio extramuros, conviene a
saber, en el monasterio de San Augustín o en el de la Sanctíssima Trinidad o en San
Benito, o dentro en San Bernardo, llevarán los dichos parroquiales de sus derechos
ochocientos maravedís. I el sacristán llevará de sus derechos ciento i veinte
maravedís. I cada capellán que acompañe al tal difuncto llevará ciento i dos
maravedís.
[6] Iten, si el tal difuncto se enterrare en el monasterio de la Victoria o de
Portacoeli, llevarán los clérigos parroquiales novecientos maravedís. I el sacristán
llevará de sus derechos ciento i treinta i seis maravedís. I el capellán que acompañare
al tal difuncto llevará ciento i veinte maravedís.
[7] Iten, si el tal difuncto se enterrare en el monasterio de San Hierónimo o
de las Cuevas, llevarán los clérigos de sus derechos mil i trecientos maravedís. I el
sacristán llevará de sus derechos dozientos i quatro maravedís. I el capellán que
acompañare al dicho difuncto, ciento i setenta maravedís.
[8] Iten, si el tal difuncto se enterrare en el monasterio de San Isidro del
Campo, llevarán los clérigos parroquiales dos mil maravedís. I el sacristán llevará por
sus derechos dozientos i ochenta maravedís. I el capellán que acompañare al tal
difuncto, dozientos i treinta i ocho maravedís.
[9] Iten, si por el difuncto se uvieren de hazer honras o cabo de año en
qualquiera de las dichas iglesias, llevarán los clérigos parroquiales i sacristanes i
capellanes los mesmos derechos que llevaron en el entierro del tal difuncto.
[10] Iten, si por el tal difuncto se uviere de hazer algún novenario i uviere
missa cantada de difunctos, llevarán los clérigos parroquiales por cada uno
dozientos i quatro maravedís de sus derechos. I el sacristán que lo officiare llevará
cinquenta i un maravedís.
490 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

[11] Iten, si en los dichos entierros en la vigilia i missa cantada uviere de aver
capas o vestuario o capellanes que acompañaren la missa cantada de otro día, llevará
cada uno que tomare la capa o se vistiere a la dicha missa o acompañare cinquenta
i un maravedís. I lo mismo llevará en qualquiera officio de niño donde uviere las
dichas capas o vestuario o acompañamiento.
[12] Iten, si algún niño o esclavo se enterrare en la iglesia do es parroquiano
i se le hiziere el officio entero de difunctos, llevarán los dichos clérigos parroquiales
de sus derechos en el niño dozientos i quatro i en el esclavo dozientos i setenta i
dos maravedís. I el sacristán llevará por sus derechos cinquenta i un maravedís en
el niño i en el del esclavo sesenta i ocho. I, si fuere cruz baxa, llevarán ciento i
treinta i seis maravedís. I el sacristán llevará de sus derechos treinta i quatro
maravedís.
[13] Iten, si se hizieren unos Todos Sanctos, que se entiende una vigilia i missa
cantada, llevarán los dichos clérigos parroquiales dozientos i setenta i dos maravedís.
I el sacristán por officiarla, con su responso, doble e incensario, llevará dos reales. I,
si uviere tumba i cruz tarde i mañana, llevará otros dos reales.
[14] Iten, si se dixere algún aniversario de vigilia i missa cantada de difunctos,
llevarán los dichos clérigos parroquiales de sus derechos dozientos i setenta i dos
maravedís. I el sacristán llevará real i medio.
[15] Iten, si dixeren alguna missa solemne votiva, que se entiende vísperas
tarde i missa cantada a la mañana, llevarán los dichos clérigos parroquiales por
derechos dozientos setenta i dos maravedís, i los dos ministros tarde i mañana cada
uno llevará dos reales. I el sacristán por officiarla i responso i doble i incensario, dos
reales. I el tañedor por tañer a vísperas i missa, dos reales.
[16] Iten, por una missa cantada de qualquier vocación, sin ministro i tañedor,
llevarán los clérigos parroquiales dozientos i quatro maravedís. I los sacristanes
llevarán por officiarla cincuenta i un maravedís.
[17] Iten, por qualquier velación de novios (hecha en hora competente)
llevarán los dichos clérigos parroquiales de sus derechos ocho reales sin las arras i,
si se velaren con oro, llevarán por ellas treze reales, i si con plata ocho reales i si con
menudos, todos. I el sacristán llevará dos reales i medio.
[18] Iten, si encomendaran el cuerpo del difuncto de noche, llevarán los
dichos clérigos parroquiales de sus derechos dozientos i quatro maravedís. I el
sacristán llevará de sus derechos real i medio i, si capellanes fueren, llevará cada uno
treinta i quatro maravedís.
[19] Iten, si en qualquier entierro uviere dobles i pasaren a dezir responsos
(que en esta diócesi llaman posas) en el camino, llevarán los clérigos parroquiales
por cada una quatro reales. I el sacristán llevará por cada una un real. I cada capellán
que acompañare, veinte maravedís.
[20] Iten, si uviere algún treintanario (que llaman cerrado), llevará el clérigo
que en él estuviere ciento i veinte reales, haziendo lo que es obligado. I el sacristán
llevará por los responsos cantados doze reales.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 491

[21] Por hazer las moniciones para casarse i dar fe dellas, dos reales.
[22] Iten, las missas rezadas votivas o de testamentos, que se dizen por
penitenciaría, podrán llevar de limosna dellas dos reales de cada una.
[23] I, si los que uvieren de enterrarse o casarse fueren pobres, los entierren
de gracia i los compela a ello el Provisor o vicario o cura más antiguo, si no uviere
vicario, en sus lugares. I mandamos que se guarde este aranzel en todo nuestro
arçobispado i que ninguna persona de qualquier estado i calidad que sea se atreva a
llevar más derechos de los contenidos en él, so pena de excomunión mayor i que
nuestros visitadores les hagan bolver lo que llevaren con el doblo para dezir missas
por las ánimas del Purgatorio. I, para que se sepan los derechos que se han de llevar,
mandamos se escriva en una tabla i se ponga en la sacristía de cada una de las
iglesias, en parte donde se pueda leer.

[Apéndice C]

Examinadores synodales.

El Sancto Concilio Tridentino (alumbrado por el Espíritu Sancto) manda que


los prelados nombren i propongan en los Synodos que hizieren examinadores, que
satisfagan a la dicha Synodo, para la provisión de los beneficios curados, que sean
maestros, doctores o licenciados en sancta Teología o en Derecho Canónico o otros
regulares, aunque sean de las Ordenes Mendicantes. I, cumpliendo lo que el
sancto Concilio manda, confiando en la rectitud, christiandad i letras de las
personas infra escritas, nombramos i proponemos a la sancta Synodo las
siguientes:
Don Diego de Córdova, Deán de nuestra sancta Iglesia.
El doctor Luciano de Negrón, arcediano della.
El doctor don Iuan García de Bahamonde, prior.
El doctor Iuan Hurtado, canónigo.
El licenciado Hernando de Maseda, canónigo.
El licenciado Bernardino Rodríguez, canónigo.
El licenciado Pedro de Villagómez, canónigo de la doctoral.
El doctor don Félix de Guzmán, canónigo.
El licenciado don Gonçalo de Campo, canónigo.
El licenciado don Luis Melgarejo, canónigo.
El doctor don Manuel Sarmiento, canónigo de la magistral.
El licenciado Iuan López de Barrasa, canónigo.
El doctor Francisco Balza, canónigo de la penitenciaria.
492 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

El doctor Barahona, racionero.


El licenciado Serafino, racionero.
El licenciado Aguiar, racionero.
El doctor Antonio Laínez Clavijo, racionero.
El doctor Iuan de Salinas, nuestro visitador de Sevilla.
El doctor Iofre de Loaisa, administrador del hospital del Amor de Dios.
El padre maestro Céspedes, prior de San Pablo.
El padre maestro Quintanilla.
El padre maestro Coello.
El padre presentado frai Iuan Baptista, prior de Portacoeli.
El padre frai Luis de Robelledo, provincial de San Francisco.
El padre frai Bernardino Méndez, guardián de San Francisco.
El padre frai Iuan de la Cava, diffinidor.
El padre frai Pedro de Torres, lector.
El padre maestro frai Hierónimo de Añasco, prior de San Augustín.
El padre maestro frai Diego Salzedo.
El padre maestro Farfán.
El padre maestro Valderrama.
El padre maestro frai Hernando Suárez, provincial del Carmen.
El padre maestro Ríos.
El padre maestro Avila, provincial de la Sanctíssima Trinidad.
El padre maestro Bastida, ministro.
El padre frai Plácido Pacheco de Ribera, abad de San Benito.
El P. Fr. Martín Granados, corrector de la Victoria, de Triana.
El padre frai Rodrigo Ximénez, corrector del Colegio de San Francisco de Paula.
El padre maestro Prado, comendador de la Merced.
El padre maestro Aguilar, de la mesma Orden.
El padre frai Iuan de la Concepción, rector del Colegio del Angel de la Guarda, de
los carmelitas descalços.
El padre Ignacio Yáñez, prepósito de la Casa professa de la Compañía de Iesús.
El padre Melchior de Gadea.
El padre Iuan de Pineda.
El padre Diego Alvarez.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 493

[Apéndice D]

Diputación de testigos synodales.

Conformándonos con la disposición de los sacros cánones, emos nombrado i


diputado para testigos synodales a los infra escriptos, a los cuales mandamos que
simpliciter & plano, sin ninguna jurisdición, inquieran con cuidado las cosas que
fueren dignas de corrección i reformación i nos den aviso dellas, i vengan a la
primera Synodo que se celebrare a dar quenta de cómo han usado su officio, para
que con madura deliberación se provea a la necessidad i utilidad del pueblo
christiano, i dentro de un mes, que se contará desde que se acabe esta Synodo,
jurarán por sí o por sus procuradores en nuestras manos o de nuestro Provisor de
hazer su officio bien i fielmente.
Los nombres de los testigos synodales son los siguientes:
En la ciudad de Sevilla, don Antonio Pimentel, chantre de nuestra sancta
Iglesia Metropolitana, don Fernando Gallinato, tesorero, César Raimundo, arcediano
de Reina, don Mateo Vázquez de Lecca, arcediano de Carmona, don Iñigo de
Villalobos, canónigo, Pedro de Santander, canónigo, Gaspar Vélez de Alburquerque,
canónigo, Iuan Pichardo, racionero, Diego de Morales, racionero.
El licenciado Rodrigo Fragoso, beneficiado de San Marcos.
Francisco Velasco, beneficiado de San Bartolomé.
En la collación de San Salvador, Bartolomé de Ludeña, canónigo.
En Triana, el licenciado Salazar.
En la vicaría de Ecija, a Iuan Loçano de Ostos.
En la vicaría de Xerez, don Tomás de Ortega, canónigo de la Colegial.
En la vicaría de Arcos, Diego de Illanes.
En la vicaría de Marchena, el licenciado Luis de Molina.
En la de Morón, el doctor Pedro Machado.
En la de Sanlúcar de Barrameda, el licenciado Luis de León Garavito.
En la del Puerto de Sancta María, el bachiller Pedro Moreno.
En la de Utrera, el bachiller Iuan Estevan Alaraz.
En la de Ossuna, el licenciado don Iuan de Luna, chantre de la Colegial.
En la de Carmona, el licenciado Iuan Baptista de Aldrete.
En la de Caçalla, Antonio Pérez Calvo.
En la de Cantillana, Antonio de Sancta Ana.
En la de Aracena, el bachiller Alvaro Gonçález.
En la de Gibraleón, Martín Sánchez.
En la de Niebla, Iuan Suárez de Vejel.
494 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

En la de Trigueros, el bachiller Chistóval Delgado.


En la de la Puebla de Guzmán, Gaspar Ponce.
En la de Costantina, Miguel García de Anna.
En la de Lepe, Antonio Méndez de Morales.
En la de Moguer, Alonso Muñoz Beltrán.
En la de Zalamea, Iuan Cornejo.
En la del Pedroso, Pedro Yáñez Pacheco.
En la de Alanís, Melchior Rodríguez Bonifacio,
En la de Huelva, Diego de Niebla.
En la de La Palma, Iuan Ramos.
En la del Arahal, el licenciado Melchior de Agreda.
En la de Teva, Hierónimo de Espinosa.
En la de Cañete la Real, el bachiller Gonçalo Hernández.
En la de Zahara, Francisco de Siles.
En la de Villamartín, el bachiller Iuan Ximénez.
En la de Bornos, el bachiler Alonso de Medina.
En la Rota, Bartolomé de Puñana.
En la de Lebrija, el bachiller Antonio Sánchez del Ojo.
En la de Sanúcar la Mayor, el bachiller Iuan de Feria.
En la de Aznalcáçar, Melchior de Salas.
En la de Tejada, en Escazena, Bernabé de Valderrama.
En la de Alcalá de Guadaíra, Pedro Montáñez de Angulo.
En la de Almonaster, el bachiller Diego de Acosta.
En la de Cumbres, el bachiller Rodrigo Leaño.
En la de Castillo de las Guardas, Sebastián López Clemente.
En la de Çufre, el bachiller Salguero.
En la de Sancta Olalla, Francisco Gómez.
En la de Cala, Iuan Casillas.
Las quales dichas Constituciones mandamos se guarden i cumplan como en ellas se
contiene i que sean publicadas en cada una de las iglesias parroquiales deste arçobispado,
i que los mayordomos dellas dentro de un mes (después que fueren impressas) las compren
i tengan para que a todos sean manifiestas.Fueron leídas i publicadas estas Constituciones
en la Synodo que el ilustríssimo i reverendíssimo señor don Fernando Niño de Guevara,
cardenal de la sancta Iglesia de Roma del título de San Martín in Montibus, arçobispo de
Sevilla, del Consejo de Su Magestad, &c., mi señor, celebró en esta sancta Iglesia
Metropolitana de Sevilla en la sacristía mayor della, martes, iuves i viernes que se contaron
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 495

siete i nueve i diez días del mes de diziembre del año del Señor de mil i seiscientos i quatro
años, estando presentes los diputados del deán i cabildo desta sancta iglesia i los
nombr[ado]s por los abades i priores de las iglesias colegiales con poderes de las dichas
iglesias i las demás personas deste arçobispado que de Derecho i costumbre deven venir i
assistir a las Synodos, cada uno con poder de su vicaría; los quales todos aprovaron i
consintieron (per verbum “Placet”) todas las dichas constituciones, como consta de los
autos synodales a que me refiero, estando presentes por testigos el doctor don Iuan de la Sal,
obispo de Bona, el doctor Iuan de Salinas, visitador de Sevilla, el licenciado Hierónimo de
Mendoça, el licenciado Miguel Aquerreta de Aponte i el licenciado Hierónimo de Herrera,
visitadores deste arçobispado, i otras muchas personas ecclesiásticas i seglares, que se
hallaron presentes a la publicación dellas. I yo, el doctor Francisco Balza, canónigo de la
dicha sancta iglesia de Sevilla i secretario de Su Señoría ilustríssima i nombrado por la
dicha Synodo, fui presente a la celebración de la dicha Synodo i publicación de las dichas
constituciones, en fe de lo qual lo firmé de mi nombre en la dicha ciudad de Sevilla, en treze
días del dicho mes de diziembre del año susodicho de mil i seiscientos i quatro. Doctor
Francisco Balza, secretario.
496 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN

Induce del contenido que aparece al final de las Constituciones


del cardenal Niño de Guevara
Este archivo se terminó de editar
en el año 2007,
en los talleres gráficos
de Imprenta Sand, S.L.
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